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AI{DRE PAT]L

El estallido de un dogma
André Paul

Qumrán
y los esenios
El estallido de un dogma

Prólogo de monseñor Joseph Doré,


arzobispo emérito de Estrasburgo

Tiaducción:
Pedro Barrado Fernández y María Pilar Salas
It,8{

Editoriat V€rbo Divino


Avenida de Pamplona, 4l
31200 Estella (Narrarra), España
Teléfono: 948 55 65 05
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Título original: Qaattx a la Esénicns. LTchtcmcat d'ua dognc

Traducción: Pedro Barrado Fernández y María Pilar Salas


Diseño de cuhie¡¡a: Fra¡cesc §ala

@ André Paul . O L€§ Édirions du Cerf, 2008 . @ Editor¡al Verbo üvino, 2009
Fotocomposición: NomText, Murihr¿ B4ia (Na rra)
lmpresión: Graphyc,ems, Villatuerta (Narzrra)
Impreso en España , hifttd in SáE;il.
Depósito legal: NA 2.157-2009
ISBN: 978{4{t69-951-7

Cualquier forma de reproducción, disrribución, cohunicacióo pública o tr¿nsformación de esta


gbra_solo puede realizada con la aurorización de su¡ titularci, ralvo cxcepción prcvisra por la
-s€r (C,enro
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loaoplar o esaaneaf algún Ii.agmenrc d€ esta obr¡,
Indice

Prólogo de monseñor Joseph Doré

Introducción 15

l. De-scubrimiento y recuperación de los manuscritos 19


l. [a primera ole¿da de descubrimientos y sus vicisitudes .... l9
2. La movida recopilación de un maná de manuscritos anri-
Eüos'..".'..."'.'.... 25

2. Reconstrucción, publicación y conservación de los textos .......'.. 35


1. Inventario y balance material de los descubrimientos lite-
rarios .,.,.........,.. 35
2. La, gran eventum de la publicación de los manuscritos ..-.. 41

3. El catálogo razonado de la biblioteca encontrada 5l


1. Elementos paia una aproximación a la Biblia antes de la
BibIia ................ ,r
2. Un conservatorio literario del iudaísmo precristiano ......... t8

4. Qumrán y los esenios anre los arqueólogos '.'.'.........'.'.. o/


l. El lugar de Qumrán y los arqueólogos de la nueva ola '.... 67
2. [.os esenios y las dudas sobre su presencia en Qumrán ....' 76

5. Iluminaciones sobre el fundador del cristianismo 85


L Jaloncs para una apmximación a hs fucntcs judias del cris-
tianismo original ........,,.. 85
2, Escritos de Qumrán y antecodentes formales del cristianis-
mo de Jesucristo
Índice

Prólogo de monseñor Joseph Doré

Inrroducción l,
L, Descubrimiento y recuperación de los m¿nuscrims r9
l. la primera oleada de descubrimientos y sus vicisitudes .... l9
2. La movida recopilación de un maná de manuscritos anti-
6uos,..................

2. Reconstrucción, publicación y conservación de los textos ......-... 3'


l. Inventario y balance material de los descubrimientos lite-
rarios ........,..,.... 35
2. La, gran aventura de la publicación de los manuscritos ...'. 4t

l. El catálogo razonado de la biblioteca encontrada 5l


1 . Elementos para una aproximación a la Biblia antes de la

Biblia ................ 5r
2. Un conservatorio literario del ludalsmo precristiano ..'...... t8

4. Qumrán y los esenios ante los arqueólogos .....'...'......... 67


l. El lugar de Qumrán y los anqueólogos de la nueva ola .".. 67
2. los esenios y las dudas sobre su presencia en Qumrán ..... 76

5. Iluminaciones sobre el fundador del cristianismo 85


L Jaloncs pare una aproximación a lirs fucntcs judias dcl cris-
tianismo original ............ 85
2. Escritos de Qumrán y anteccdentes formales del cristianis-
mo de Jesucristo 92
Qunrán y los aentos

6. Fuentes judias del teórico Pablo & Ti¡¡so ................................... I0l


l. l-a salvación y la justi0cación por las obras o pot la fe ...... 101
2. l-a comunidad santa como vc¡dadero Templo de Dios ..... 109
3- [-os anrecedentes sapienciales de la antltesis ncarae y espí-
ritu» .....................-... .......,............. 114

7. Iuenrcs insospecladx del judaismo nbínico ]19


l. Los indicios patentes de un sistema judio en gestación ..... 120
2. Jalones prccursores de una litereture rabínica popular ..,.. 126

8. De la biblioteca de Qumrán a la colección gnóstica de Nag


Hammadi ................. 1r1
l.Naruraleza, forma y testigos de una gnosis con rostros di-
ver§os .....,..........,..,... t3l
2. Une veta gnóstica atestiguada por los textos procedentes
de I¿s cuerzr 144

9. l-os esenios como valedores de los terapeutas r53


l. Los rerapeucas y la búsqueda ritual de la existe¡cia ideal .. r54
2, Ios terapeutas y el modclo utrSpico de la existencia hume¡ra r58

Conclusión: .Desenclavar, los rertos procedentes de las cuevas ...... 163

Bibliografia básica sobre Qumrán en español ......,....-.....-................ 169

Bibliografía general en francés t69

lnstrurnentos de trabaio (en ingles) 170


Prólogo

La fu¡ción de un prólogo evidenteme¡¡e no es la de dispensar


de la lectura de la obra que trata de presenta¡ sino la de int¡oducir
e¡ e a motivándola. He decidido ¡o llev¿r a cabo aquí una tarea co-
mo esta má que explicando al leclor las razones por las que acepré
cumplirla para la presente obra de André Paul. Y, puesto que la peti-
ción me la hicieron a la vez el autor y el editor, se me Permitirá, a¡-
res de cudquier otra cosa, darles las gracias a ambos por la confianza
que de esa manera me maoifestaron.
Mi primera razón para redacrar un prólogo para este lib¡o es de
orden personal; incluso podría decir que de orden biográfico en sen-
rido amplio. En efecto, encuenrro [a ocasión para honrar expresa-
mente, más allá incluso de mi amistad con el auro¡ mi estima por el
desarrollo de sus t¡abajos, remontándose el origen primero de ambos
a hace casi cuarenta años.
A través de cuatro décadas, junto a un trabajo editorial que ya
le ha valido un notable reconocimiento, André Paul ha abierto y
guiado, en el umur¡do de la Biblia,, una obra científica que ha sa-
bido apoyar en una investigación personal especializada y hacerla
desemboca¡ en una hermosa serie de publicaciones de alto nivel.
Cie¡tamente no es el momento para entrar en detalles, pero desde
L'Éuangih de I'nfance ¡ehn saint Manhiez, que rccogía la enseñan-
za ofrecida hacia mediados de los años 1960, a La Bible et I'Occi
dent, aparecida er 2007 [ed. española: I-a Biblia y Occideate, Yerbo
Divino, Esrclla 2008), el aucor ha dcsplegado una serie de esrudios
dedicados al blblico" considcrado en toda su amplitud.
"hecho
(Significativamente, Le fait biblig*c {.El hecho bíblico,l es el títu-
lo de una ob¡a de A¡dré Paul publiczda cn 1979, por tanto a mi-
t0 Q nún I h! e'aior

tad de c¿mino de los dos extremos cronológicos que acabamos de


menCionar.)
Esta importanre serie de publicaciones aheroa, articulándolos
en su p¡opio campo de investígación, dos ripos de acercamienro.
Por uira parre desar¡olla una investigación bistótica de envergadu-
¡a sobre el proceso progresivo de constirución de lo quc llam'amos
"l¡ Biblia.r por orra, en el plano reJltxiuo esta vez, ofrece un ¿njli_
ris de la "recepcirin. y la .l¡6¡¡¡¿,, de la Biblia, donde en(recruT¿rrr
pertinenremenre repensadas y por ranro a la vez rradicionales y re_
novadas, l¿r nociones de.inspiración, y de .canonicidari,, las
complejas y esenciales cuestiones de la distinció¡ y la a¡riculación
de los dos Tesramentos. y la evidenremenrc decisiva del
"n¿ci-
mienro del crisrianismo» (subtítulo de un sugestivo ensayo publi-
cado en 2001).
He ido descubrie¡do ei conrenido de la presente obra a medida
que la mayor de los capítulos que Ia componeo iba apareciend.o en [a
revisra Esprit et Vie. Me parece quelriene a coronar a la vsz todo
lo
que ya nos ha aporrado André Paul y. al menos en cierro senrido, ¡
relanzarlo para nuevas rare¿( en la misma linea. Mi primera moriva.
ción para escribir esre prólogo ha sido expresar ese senrimienao mío
de lecror fiel durante más de cua¡erira años, y tanto más inte¡esado a
parrir de ahora.
Una segunda morivación riene que ver directamenre con el con-
tenido del propio libro y más párricul¿rmenre con su aporraci<in re-
Iariva a lo que se ha convenido en llama¡ los textos (o lls manuscri-
tos o los toltos)
"de Qumrán".
Viniendo después de La Bibb auant k Bible. La grandt réaéktion
.
d¡s manu¡rri¡¡ de la mer Mone led. espa;ola: La Bibiia an¡¿s dz lz
Bi
blia. La gran ruelación de los mdnu.rito, d¿l mar Mwtto, Desclée de
Brouwer, Bilbao 2007], aunque sin repeti rla,la presenre
etmrán y bt
¿,¿zia¡ hace el b¿lancc. de fo¡ma maginrd y destinado a un público
mi: amplio, sobre el es¡ado acrual de los descubrimienros. aunque
también ofrece reajustes e íncluso revisiones que se imponen en;a-
tcria de nqum¡anologla,.
ll
And¡é Paul, recordémoslo, viene olreciendo desde hace treinta y
seis años un importante Bulbtia d.u jtdtkme ancien en la ¡evisra R¿-
cbncbes dz Sciencc Religie*e (a la que llevo en el corazén por muchas
razones). C*mienza po¡ hace¡ un ¡eco¡¡ido hiscórico por el descubri-
mienco y la"movida» rccopilación de m¿nuscriros; después presenta
t¡n ninventario y balance materialo de los resultados, que ofrece un es-
rado preciso de la uaventura de la publicación,. El autor desemboca
así, con el capítulo 3, en un catálogo razonado de la.biblioteca e¡-
contrada": proPone enlenderla, ni más ni menos. como un'conser-
vatorio literario dei iudaísmo precrisdano». A partir de ahí tenemos
en nuestras manos rodo el rabajo; sabemos cómo nos ha llegado en
realidad y cómo se nos presenra hoy.
Enronces podemos pasar al cxamen de la recopilación reunida
y a la propuesta de lectura que ¡t¡estro aurot considera Pertinenle
hacer de ella. Honrando asi el título dado a su obra, se enrrega a
situar nQumrán, con relación a los nesenios,. Con ello somos in-
vitados a un c¿mbio de perspectiva motivado nada menos que Por
lo que André Paul puede designar como el .estallido de un dog-
ma,, fórmula que se emplea como subtítulo. Con equilibrio y dis-
cernimiento, apoyándose en los resukados formalmente adquiridos
por los narqueólogos de la "nueva ola",, y no sin tener buen cuida-
do en subrayar que hay mucho márgen para 1o desconocido, y por
ranro que la investigacién debe proseguir, nuestro guía nos mues-
rra que le tesis del uesenismo de Qumrán' en realidad merece ser
cue§tionada.
l,a forma en la que se argume¡ra esta postura me ha parecido ran
vigorosa que he encontrado en ella un segundo o¡den de motivación
para invirar a la lectura de este libro. En efecto, no debemos enga-
ña¡nos: la ¡evisión a la que somos invitados es imporunte. El movi-
miento esenio, ciertamente bien atestiguado eí otras partes, no de-
beria ser conside¡ado ya, como lo ha sido ampliamente has¡a ahora
por un gtan númeto de especialistas de "Qumrán,, como cl "proto-
ripo o el modelo del crisrianismo,.
Esta contrapropuesta, ya en sí de un considerable interés, parecc
recomendable además en un doble se¡tido. En primer lugar porque
t2 Qt].nún, b! .!enio'

se apoya en una eminenre base doq.rmental. Como subraya el autor,


mienrras que los más antiguos rna¡uscritos de tex¡os bíblicos has¡a
enronces conocidos eran mediev"Jes, oeumrán, nos ha ofrecido ntes-
tigos materiales" que no solo se remontan a nlos dos o incluso los tres
p me¡os siglos antes de nuesrra e¡a,, sino que riencn que ver con nla
roralidad de los Iibros hebreos de la Biblia,. Un segundo interá de
una renuncia a Ia uhipótesis esenia, viene del hccho de que el con_
junto de la investigación llevada a cabo en torno a los llamados tex-
tos de Qumrán conduce a una comprensión distinta de la evolución
del devenir histórico dei judafsmo, y en consecuencia a una inrerpre-
¡ación diferente del posicionamienro respecrivo a todo el judalimo
rablnico posterior a la desrrucción del Tempio y del lacienie cristia-
nismo, así como a sus Elaciones mun¡a§,
Mi últim¿ motivación responde a.l tercer interá coo que me
acerco a esre nuevo libro de A¡dré Paul: la imporancia de las conse-
cuencias que resulta¡ de il para Ia inteligencia, por una parte, de la
figura de Jesús. .fr¡ndador del crisrianismo" lcapirulo 5), y. po, oro.
de la decisiva contribució¡ del ureérico pablo di Táno, a ia Lnsdr,r-
ción del c¡isrianismo, a la vez radicalmente marcado por el judalsmo
y consriturivamente referido a é1.
fusukaría casi inconvenienre decir algo más en este prólogo.
Prefiero conte¡tarme con ¡ecomendar particularmente Ia Iectira
atenta de los capítulos 5 y 6, que acabo de menciona¡. En ellos se
constarará rodo el inte¡és ¡esulmnre de la aportación de roda la in-
vestigación relativa a oQumrán, tal como aqul la pone de relieve Ao-
dré Paul: l) el judaísmo rablnico que..gui.á.1" desr¡ucción del
Tlmplo esraba ya en gesración anres dcl Z0; 2) romar eo cucnra csrc
importanre.daro proporciona u¡a clave esencial para la interpreta-
ción.del judaísmo, el crirrianismo y sus relaciones. De uo
"judafsmo
en el cual [apatece] un Dios hecio rexro, se va a distinguir y des-
marca¡ por y en Jesris, el cristianismo del nDios hecho c¿rne,,
¿Podremos exrañarnos entonces de que el cristólogo impe-
nirente que soy haya encontrado fiqalmenre aquí la -principal
morivación escribir el prólogo a esra obrai Responderé ii-
_para
ciendo que las perspectivas que abien esras páginas sobie el
iudaís-
Próloto L]

ño prerrablnico y prec¡isriano me ha parecido que oftecen un


grandísimo interés para u¡a correcta inteligencia primero de la fi-
gura del fundador del c¡istianismo y, después, F en consecuenc;a,
deI propio.cristianismo-
JOSEPH DoRÉ,
armbiqo emérito
dz &trasburgo
Introducción

E] descub¡imien¡o de los manusc¡itos del mar Muerto permane,


cerá en la- memoria como el mayor aconrecimienro arqueoiógico del
siglo.rr. La publicación dc Jos rexros no acabó h¿sra 2b02. ó..pu..
de sesenta años de u¡a his¡oria ¡an rica como tormentosa, diga'mo.
que ahora comien¿¿n los verdaderor descubrimienros. proriesiur-
mente, el inrerés por los rextos enconrrados se mosrró ampl"io y dr-
verso. A partir de ahora, ei esrudio de los rollos debe ser a la vez
glo-
bal y transversal. Renueva ranto en exrensión como en profundiiad
el conocimienro y la comprensión de la sociedad iudia, precri.¡i¿na v
prerrabinica. Hace ya sesenra años. en 194g. ,n..p".i"li,r" sun"ril
un¿ relación entre los texros descubiertos y los eseniás. Dos anos"más
nrde, en 1950, orro añadía al dosier las iuinas de
eumrán: veía en
ellas un monaste¡io de esrudiosos que habrían ocupido los es.nios,
presunros autores de los ¡extos exhumados. y esa fue la tesis
esenia
del origen de-los manuscriros. Un puñado de rollos, cerca de nove-
crenlos en el {uturo. hab{a bast¿do para que se impusiera como into_
cable, como si de una ve¡dad ¡evelada ie trataá Incluso parecería
que, desde entonces, un magisrerio no confesado reinara ent¡e los es-
pecialistas. Hoy disponemos de rodos los texros, y estos exigen que
se
consideren las cosas de otra manera. Al menos en teo.ía, la'distarrcia,
la visibilidad y el disce¡nimiento soo maesrros. Además, desde hace
una dCcada in¡ervienen los arqueólogos de una
"nueva ola". porr¿do-
res de propuesras molesras para el consenso adquirido,
orras cosas por el "desenclavamienro" y i¿ desacralización"bojan.nrr.
dellugar de
Qumrán. Y el dogma "esenio" se rompe en pedazos. Balance
je seis
décadas de trabajos y de estudios, en la encrucijada de varias discipli_
nas, el presente libro tiene como obieto mostrar el cómo.
16 Qtnrán ) l"' .smios

De 1947 a 1956, los resros a veces sus¡ancieles de aproximada-


mente novecientos rollos se ¡etiraron de once cuevas más o menos
próximas al lugar atqueotógico de Qumrán, al oeste del m¿¡ Muerto
y hacia el norte. 5e exhumaron orros lugares situados más al esre o
más al sur: Mu¡abah¡, Nahal Hever y Masada sob¡e todo. Desde el
príncipio hubo apasionamiento por estos hechos. Han pasado seis
áécadis; el tema sigue vendiendo- Podríamos ext¡añarnos de ello. A
finales del siglo xx, en la guenizl o nescondriio, de una sinagoga del
\4ejo El Cairo se descubrió un conjunto bien provisco de escritos en
hebreo, arameo y árabe. Los textos más antiguos daran del siglo xl.
Enrre ellos, preciosos tesri6os de la ransrnisióa m¿nuscrit¿ de las Es-
critu¡as hebreas, por ejemplo el original del libro de Ben Sirá o Ecle-
siástico. Otros muchos hacen que reviva la implicación de los iudíos,
entonces arabófonos, en la cultura y el comercio mediterráneos. To-
do esro jamás sdió de los círcr¡los de los especialistas y para muchos
sigue siendo inédito. ¿Cómo explica-r entonces el gran enrusiasmo
por estos manuscritos, llamados de un¡ forma hoy discutible otextos
de Qumráno? Hay rres razones.
1) Los descubrimientos sac¿ron a la luz los testigos mareriale§ de
la totalidad de los libros heb¡eos de la Biblia, documentos damdos
dos o inclrrso rres siglos antes de ¡uest¡a era- l,os más anrigrros ma_
nuscritos que se poseían hasta entonces no se temontaban más que a
la Edad Media. Se creyó eo el milagro. El interés del descubrimie¡to
era t¿nro mayor cuanto que la nrenovación bíblica, y la difusión de
Biblias conocían entooces un sorptendente éxito.
2) El período de los dcscubrimientos se correspondía con el de-
sarrollo de los medios de info¡mació¡ en las décadas que siguieron a
la segunda guerra mundiall prensa escria, radio y más aún televisión.
A loi periodisras anglosaiones les gustó exploar hasta el exceso lo
anecdótico y lo sensacionalista, la polémica y el misterio; incluso lle-
garon a imaginar complots. Sus homólogos europeos les siguieron
enca[tadosi pero en un contexao menos favo¡able, al rnenos en F¡a¡_
cia, marcada por la laicidad. la seriedad y la verdad no siempre rriun-
fa¡on,
3) Los propios investigadores instituyeron la dimensión mis¡e-
riosa de los roüos descubiertos, y el misterio es algo que atrae. De en-
trada, atribuyeron los escritos hallados a la nsecta, de los esenios.
Ahora bien, a lo largo de los siglos y hasta ho¡ estos ao han deiado
de inspirac de fascinac incluso a grupos que mezclan el esorerismo
co¡ la ascesis. l,os propios especialisus fueror¡ atrapados en la tram-
pa de Ia lascinación eseoia, y eso permanece. En la época de la Ilus-
rración, los f¡ancmasones se decían los hercderos de los esenios, y su-
ponían que Jesris habla sido uoo de ellos. Ent¡e los pioneros de la
investigación, algunos reavivaron ideas vigentes en los siglos xvIII y
xlk vieron en los manuscritos del mar Mucno la prueba de que el
movimieno esenio ela cl prototipo o el modelo del crisr¡'anismo ori-
ginal. Hubo debates y más cosas. l¿ respuesta de los especialisras cris-
rianos fue sobre todo doctrinal; no obsrante se mosu'ará fecunda.

La presente obra prerende ser una sintesis iluminadora dirigida


a los no especialistas. Si vuelve a esbozar en primer lugar la historia
de los descubrimie¡tos y de la publicación de los manusctitos, es
con vistas a extner lecciones údles para los propios textos. Si ofre-
ce a conrinuación el carálogo razonado de los rollos y los fragmen-
ros, es para arrojar luz sobre su rica diversidad literaria y doctrinal.
Penetraremos en los complejos engranajes de la sociedad judía en
vísperas de sus grandes mutaciooes y sus irreversibles rupturas. Des-
cubriremos un vasto labo¡atorio en el que las ideas y las formas es-
tán muy tra¡adas, según prccedimientos múltiplcs. EI cristianismo
de Jesucrisro y el de Pablo de Tarso se perciben allí en gestación; lo
mismo el judaísmo de los rabinos, a los que debemos el estableci-
miento de un sistema religioso sin Templo construido sob¡e Ia To-
¡á. La co¡riente mís¡ica que llevará a la Cábala se manifiesta allí cla-
ramenre. Más aún, una gnosis verdadera, gnosis judfa, evoluciona
alli entre otras bajo el ropaje de un dualismo cósmico y una sabi-
du¡ía eliris¡a. E¡ u¡ cuad¡o como este, Ia parte de los esenios, du-
ranae mucho dempo mayoritaria, si no exclusiva, entre los especia-
lisras, parece reducirse a nada; y, por consiguieate, Ia llamada.tesis
t8 Qú,oráz I la' ¿rajo'

esenia, del origen de los manuscritos aparece allí rota. Pero cuántas
riquezas insospechadas acuden a nosotros del ámbl¡o de las rnvesrl_
gaiiones liberado de ese modo. Las páginas que siguen deberían
convencernos de ello'
1
Descubrimiento y recuperación
de los manuscritos

La exhumación y salvamento de los llamados mznu¡crito¡ d¿


Qumrán parecería gue correspondiera más al cuento o la leyenda que
a la histotia- Una aventura por episodios, muy rica en sorp.eses y
quiebros. Una cascada de actos insólitos, a veces esponúneos y a ve-
ces calculados. Un larvado flirteo con la ilegalidad. Inrervienen tres
actores, unas veces aliados y otras rivaies: l) un grupo de bedui¡os
oportunisras y avispados que se mueven en el desierto de Judá, mrís
bien hacia el mar Muerto; 2) la comunidad de arqueélogos y otros
especialistas cuyo punto de unión era Jerusalén; 3) algunos hábiles
come¡ciantes de Belén con sus compinches, árabes cristianos de la
capital.
Esta historia sigue muy de cerca a su vez el destino politico de la
Palestina contempoúnea. En muchos aspectos estuvo marcada, cuan-
do no determinada, por la nueva coyuntura y los conflictos co¡¡es-
pondientes que rodea¡on el país tras la retirada de la administración
y las tropas británicas cl 14 dc mayo de 1948.

1. [,a primera oleada de des€ubrimientos y sus ücisitudes

En ma¡zo áe 1947, dgunos bcdúnos procedentes de los alrede-


do¡es traraban de dar salida a ¡ollos de cuero entre los comerciaotes
de Belén. Decían h¿berlos sac¿do de u¡a cueva cercana al mar Muer-
¡o. La ciudad era enronces piadosa y mercantrl, poblada sobre todo
por árabes cristianos y religiosos de múltiples obediencias. Florecía
r¡¡ mercado má o menos clandestino de antigüedades a la sombra
de talleres y tendereres. Estos pastores autóctonos, desde hacía mu-
Qunrán 1 bs e*n;os

:-ro tiernpo guías o ayudantes ocasionales de arqueólogos occidenta-


es. apenas imaginaban el valor mercantil de su descub¡imiento. Na-
:e sabe ni sabrá jamás la fecha exacta de su primer descubrimiento.
- riene alguna certeza sobre el lugar, pero las circunstancias del he-
:io siguen siendo vagas. Una historia mezclada con leyenda vio la
-:-: una oveja o una cabta perdida en u¡a excavación habría arras-
a su pastor a una misteriosa reserva de manuscritos, algunos de
=¿do
ios envueltos en lino y dispuesros en jarras. En Parte estamos ante
-r lugar narrarivo común. Pensemos en la famosa parábola de la
.oveja perdida, de los evangelios. Otros relatos de descubrimientos
;eneiantes a este etan conocidos por los especialisras. El eminente
:rstoriador Eusebio, obispo de Cesarea (265-340), refiere que el gran
rblisra y pensador Orígenes (185-254) habría encontrado una ver-
:.on de los Salmos, desconocida hasta eotonce¡, nenJericó, en u¡a ja-
::z. en tiempos de A¡¡onino (Caracalla),. Este descubrimiento ha-
::.a renido lugar en el 215, durante el primer viaje que hizo Orígenes
Je -tJeiandría a Pales¡ina. Este último señala a su vez el hecho. Así
tr<'s. a comienzos d€l si8lo III se conocía la existencia de escondriios
.-,. .rnrr..ritos a solo una decena de kilómetros de las famosas cue-
-:s llamadas de Qumrán. En el siglo tx se tuvo conocimiento de des-
:¡brimientos más sorprendentes aún' la información procede de
:..¿ c:rÍa en siríaco que el patriarca nesroriano de Bagdad, Timo-
-:c I. dirigió, hacia el año 800, a Sergio, el metropolia de Elam. Es-
:: es el pa.saje:

lHabla Timoteo] Nos hemos enterado por judios dignos de cré-


diro, que incluso han sido instruidos como catecúmenos en el c¡isria-
nismo, que hace unos die¿ eños se encontraron algunos libros en una
.ueva de los alrededores de Jericé. Dicen que un perro árabe que es-
..aba cazando entró pemiglriendo a una Presa eo un agujero v no vol-
rió. Su dueño entró tras él y encontró una pequeáa casa en e[ interior
de la roca y muchos libros denuo de ella. El cazador fue a Jerusalén e
informó de ello a los judíos. Acudieron, pues, muchos y encontraron
Ics libros del Antiguo Thstamento y otros libros escriros en lreb¡eo. Y
.omo cl que me hablaba ere un conocedor de la Escrirura v un hom_
bre docto, le pregunté por varios pasajes que, en el Nuevo'Ibstamen-
ro. se ofrecen como tomados óel Antiguo, pero que no se encucntrarl
Dcrútimimto 7 recuymcih ¿2 k, mai,Lte tos 2t

en ninguna otra partc en el Antiguo, ni entre nosorros los cristianos


ni entre los judlos. Me dijo: .Existen, y esrán en los libros encont¡a_
dos allí,.

No hay ninguna rezón para cuesriona¡ el cstimonio de este i¡-


signe prelado, ni rampoco los de Eusebio u Orígenes. Volveremos so-
b¡e es¡os hechos cuendo rraremos sobre el origá de ios manusc¡iros.

Cuando aparecían los primeros rollos, el mandato bri¡ánico so-


bre Palestina vivia sus úlrimos momenros, en medio de una violencia
ext¡ema. Acabará d I 4 de mayo de 1948, la vispera de la declaración
del E¡rado de Israel por parte de Ben Gurión. Dos comerciantes de
Belé¡ fueron los primeros compradores, en realidad encubridores si
se tiene en cuenra la legislación vigente a propósito del mercado de
anrigüedades- Ambiguo e interesado, su papel fue no obsranre deter-
minante para Ia salv¿ción de los documentos. Uno de ellos, Khalil
Iskander Shanin. llamado Kandt, sigue siendo en cierra m¿nera el
héroe de es¡os relaros iniciales. Miembro de la lglesia ortodoxa siria.
era uD artesano zepetero, apasionado de las antigücdades y hábil co_
merci¿n(e. [.os rollos vendidos por los beduinos se presenrab:rn en
dos lores. uno de cuarro piezas y otro de rres. Duranrc el verano de
I947, el ¡¡¡s^.¡...¿. Kando vendió el primero al merropolira de su
Iglesia, MarAtanasio, con el cual se habá puesto en relacün. Esre úl-
timo residá en el conven¡o de S¿n Marcos de Jerusalén. Compro-
merió con esa compra la rotalidad de su economía. A su vez, éi fue
una figura clave en la primera fase de la hisroria de los manuscriros.
De en¡¡ada ¡econoció que se raraba de rexros en hebreo y no en si-
ríaco, como se creía en el enrorno de Kando; pero no se percató de
su antigüedad. En aquella epoca, los Lonocedores cualificados no Ile
naban l¿s calles. lncluso en Jerusalén faltaba la mareria comparariva
para guiar el pericaie.
En noviemb¡e del mismo año, orro agenre de Belén of¡eció el se-
gundo lote al profeso¡ Sukenik, de la Universidad Hebrea de
Jerusa-
lén. Teniendo en cuenra el clima de hosrilidad enrre judlos y irabes,
.: Qtn n/"' ¿'rnio'
.odo sucedió furtivañeñteJ en algunos minutos, en ambas Partes de
i¡ alambrada de una barrera militar. F-sre eminente especialista era el
':nico hombre del país que conocla bien la paleografía hebrea. Había
las inscripciones que §guran en los epitafios y osarios de Je-
=rudiado
r-rv.lén de la época de Cristo e incluso anre¡iores. Esrableció la rele-
::ón y rápidamente se co¡rvencié de que se trataba de escritos con-
:.mpo¡áneos, y por tanto auténdcos. El 29 de noviemb¡e de 1947,
::ovisro de un salvoconducto, se dirigió en autobús a Belén. Adqui-
::ó dos rollos; se los mostraron iunto con las jarras que los habrían
:onrenido. Regresó a Jerusalén en el mismo momento en que la
O\U anunciaba el lüturo reparco de Pdestina y la creación del Fr-
-do de Is¡ael. En esta coincidencia vio una señal del cielo. En di-
:embre, desafiando de nuevo el peligro, regresó a Belén para adqui-
::¡ el rercer rollo del segundo lore. Así poseía: un ma¡uscrito
::ompleto del libro de Isaiat (l); una rccopllación de Himtos dr ac-
:-on dz graias diferentes de los salmos bíblicos (2) y una obra de la
irrasmagórica corriente que recordaba las luchas apocalípticas: la Rz-
¡; dz lz gteta de bs hijos de la hz y los hijos dt ltu tiniebLu (3)'
Durante dos meses, Sukenik examinó su tesoro. A princiPios d€
*;5:e¡o de 1948, contestando a una proPuesta de Mar S¿muel, se di-
al conven¡o de San Marcos. Allí tuvo el placer de leer y releer
=ió
!..\ manusffitos que se hablan enconrrado. Al menos rcs de ellos,
rrsue u¡o de ellos, muy dañado, no será dese¡rollado hasta más
:::ie. Sin dificultad coñstató su semeianza con los de su propia co-
c.-ión. Tuvo la intención de adquirirlos y se puso a buscar los fon-
11¡ necesa¡ios pata ello, pero choco con el rechazo de sus anfiúione§.
\o olvidemos el clima de violencia que reinaba entonces entre iudíos
,.;:ab<s. Estos rollos eren: otro manusc¡ito casi completo del libro de
-;¡:¡.- (4); una especie de regla de vida monática llamada Regl4 dr 14
-;aunidzd ptimero Manu4l dr ditcilhn4, rnodo de los catecismos
(5): u¡ comentario seguido del^],profeu Habacuc de tn
=€:odisras
!=:.ro hasm eritonces desconocido (6); a esto hay que añadir un tex-
1 :: muy mai estado y que se editará con el nombre de Apócrirt del
l¿-:¡il co¡ una serie de relatos legendários sobre los Patriarcas: es¡á
otros seis están en hebreo (7). Así pues, estos
= r'?¡leo, cua¡do losprocedentes
r< ios sierc escritos de Belén por dos caminos diferen-
Dznúnnicatolrecttpcrudbtul n¿n'"it¿s 23

disrinros.de Jeru'alin'
res. 5e cnconlrabJn reunidos en dos lugare'
no lsraell'
uno ¿rabe-cristiano el otro judio' aunque aún
de-los rollo'' en el
Cuando se tuvo conocimienlo del coniunro
nrimcr trimestre de 1948. el profesor Sukenik conlirmó e| car¿cter
de nur\tra,era'
In,inuo ¿.1o. ¿o.u-entos: los d¿tó en el s¡8lo I antes
¿J¿n'a ¿kl 0n-
A.rriruradam"o,. ft¡e entonces el inici¿dor de la l?or¡a
'
;:;;;';;;;;;;;";,,,od",i",iu",,unq,e hov naruralmenre modu-
l¿ relación enrre esos prt-
irJ". in.lut" a veces discutida Esrableció(seüa»
de los esenios' esos
;;;"t ;;; descubiertos y el grupo o
;;;""." "l Jt*" i"l'-"' Mueno describió Plinio el
"...;;'**
üi4o l-u'""o aut"nte la erupción del Vesubio en el 79)'
Es¡e es el texto de este testigo, tomado de
st Histoid ndturdl'
del 77:

latín] se apartan
Al oesre [del mar Muerto], los esenios [erazi en
no les resulren no<Ñas Es
de l¡. orilt¡s ¡ una cierta disrrncia parr que
v ¿dmrrebl( en el munoo
Lrna penle fg¿r\ cn lrrínl única en ru génrro
ellos.mulere\' h¿-
enteio más-allá de rodo' lo: demá' No hry entre
el uro dei dlnero no
biendo renunci¿do entetamenre rl amor' Ignoran
renuev¡n 4e d.ra cn
teniendo mÁ que l¿ <ompañia & lx pelmeras Se
dr¿ qracias a l" m,¡chtdumbrt de los
que llegan nuevo\' hn ele{lo'
,fluien en sr¿n numero aquellos a lot que latlgados por
lo5 c¿mDros

,1. I" f",,r;r, Ia vida Ileva a adopr'rr sln Losrumbret


tui d¡rranre mr'
e5 rterno v en, el
;: ;; "i*1.;: ."', increíble. sub"is¡e un pueblo quecon5¡sre
curl, sin'emhergo no nace n¿die lr f¿cllndidrd
eo(rc etroJ
.l-.i á""*rr¿o"ro, la vida que experimenran los demás Balo
ellos

l,nli, ta lrrn larinl e'trbr Ia <iudad de Engadi '

documentos a la
Al mismo tiempo, Mar Atanasio inlormó de sus
¡-J*. 6.i."i "iorie¡tal Research o ASOR ('F¡cuel¡ Ame¡icana
esPeci¿ltsu l' Tre'
d.'i;,;,i;".¿" Orienui"t de Jeru-salén Ll-ioven
r... ran bilen conocedor del hebreo como lotográlo cte lalenro',o(_
rin dilicultad uno de ello'' lenia e¡ la mano una reproouc-
'enrolló
#" d"l ;;;ñiro Nash, un botón de muestra del rexto bíblico
ili;;;i-b' c 'n
i ; ,1 "i. los tlie¿ m¿nd¿mientos confrontó.este
;;;; ;?';iJi. ;,,igo ..on m¿ná hebreo que le fue dado edmi-
"l
'-+ Q nhh I lo' es.nio'

:z:. El ¡esultado era exafierado. Trever copió una parte del rollo abier-
: ; lo identific¡5 como el capítulo 65 del libro de Isaías. Inmediata-
tomó foros del conjunto de los manuscritos, a excepción de
=enre
-:o de ellos, tan defectuoso que no se atrevió a abrirlo. Entonces es-
-:.:ió al mayor experto en arqueología bíblica y en epigrafía semítica
- -os Estados Unidos, §7. F. Albright; en su co¡reo adjuotó los cli-
La respuesta de este excepcional lcáaár Iüe entusiasta y sin am-
=es.
::r-es. Aibright autentificó los manusctitos, todavía considerados co-
:L- lalsos por algunos. Los da¡ó en ro¡no al 100 a. C.; a excePción de
aturas opiniones esporádicas y aisladas, jamás se volverá sob¡e sus
irnacio¡es. En abril de 1948 escribió en el 8zl/¿¡¡z de la ASOR: "Es
i-il prever que ei nuero descubrimiento ¡erolucionaú los estudios
::inestamentarios, y que pronto volverá caducos todos los ma¡uales
sobre el ambiente del Nuevo tstamento y sobre la critica
--alesy la interpretación del Antiguo Tésramento,. Sesenta año§ des-
-:.ul
:!i5 constatamos que la profecía se ha cumplido en todos sus extre-
justa de los descub¡i¡nie¡¡os ya se había ucado, Ob'
=ts. I,a )ecdón
que Alb¡ight no hace ninguna mención de los esenios. Si se
=:-'emos
-.: de una omisión, hoy se muestra cada vez más profética,
!¿ declar¿ción del Estado de Is¡ael en las condiciones que sabe-
con los árabes.
=:;- el 15 de mayo de 1948, desencadenó la guerra
-{SOR fue ce¡rada y sus maesrros o resldentes repatr.iados, no §n
-¡-.:¡¡ a Mar Atanasio a poner los rollos en lugar seguro saándolos
pais, cosa que hizo este último, primero a Beirut a finales de ma¡-
=
::- .ll enterarse de la noticia, Sukenik escribió en su diario: .EI pue-
r.- ludio ha pe¡dido una preciosa herencia,. La ¡evancha ¡endrá lu-
E'- ¿unque este especialista murió en 1953 y no verá sus frutos.
r-:-¡rrado por el patriarca de su Iglesia, Mar Atanasio partió hacia los
:---¿dos Unidos en elaio 1949. Hasta l95l recorrió el inmenso país
vistas a tecolectar fondos. l-os expuso du-
=*, ,os cuatro rollos con
=::e un liempo en la Biblioteca del Congreso. Urgió
a apoyar a los
i.:grados palestinos de la Iglesia ortodoxa siria y a reparar la iglesia
.E .onvenro de Sa¡ Marcos, daiada por disparos de artillería. Pero
;,: eubo compradores. Y el I de junio de 1954, el metropolita deci-
r: que apareciera un anuncio en el lVall Street Joarndl, en el apana-
¡ .Se vende». Empleando intermcdiarios y medios encubiertos, los
D¿.úbrin;aro, tt.t ?.nción d¿ h, rn¿.naoit¿, 25

israelíes los hicieron comprar por 250.000


dólares y los lleva¡on a le_
rusalen (Mer Aranesio iuvo que pagar una buena
at hsco americano). Hay que saber gue el general
iane de l, facuira
y arqueólogo y ya_
din, hiio de Sukenik, hizo enronc"r.n" gI," d. JonfJr.^.#;;;
i;.
Esrados Unidos: frre el origen de la mani-obra. E"
t b..;;.'i;;;;
Ios cuarro rollos se junrarían con los otros tres
legados por Sukenik.
Los siere se.reunirár y expondrán en el famoso ninruaii.
(shnfi¿ oJ rbc BooH, consrruido en el mismo
+l i;i.",,
rccinro del Museo de Ie_
ms¿lén..Floron de la arquitecrura moderna, el *o""..;; ;;;;-
gurará el 20 de abrilde l9ó5. por prudencia. ningin
bia sido comprador de los rollos. por derecho perñnecían "r;;;;;;
al reino de
Jordania. terrirorio en el que sc habían enconádo. por el .orn.na,
únrcamenre e¡ Reino Unido y pakisrán lo reconocieron.
Podemos imaginar los destrozos que ocasionaron
los múltiples
rratamienros a los que los rollos fueron sometidos. l_a.
Ua¿.¡."J-l'",
naD¡an sacaclo de un enrorno convertido casi en
natural, con la rem_
peratura. la higromerría yorras condiciones qu. t.ririi"r,
permirido ar¡avesar los siglos. A ello hay que-n.or,..
añatlir el á..g*,";;;i
do ¿ las sucesivá5 manipuJaciones,

2. [a moüda rccopilación de un marr.í de manusclitos a¡tiguos

Tias el a¡mis¡icio de 1949 ent¡e.los á¡abes e ls¡ael,


), hasta 1956,
se exploro la región no¡te de la orilla occide.rtal
re rerrirorio perrenecla enronces a
d"l -"í¡r¿uerto. ir-
Jordania esoba conrrolado por l¿
y
l,egión árabe. De esros lugares provenian los documenros,
dl una
crefa únic¿. Bajo la jurisdicción del Departamenro
:r.y".:u..:.
Antigüedades de Jordania, los especialistas romaron enronces
de
la ini_
cralv¿. Descubrieron el lugar a finales de enero de I949:
una cueva
de nueve me¡ros de largo. dos de ancho y tres de alro.
Kando y los
beduinos no h¿bian esperedo para volvrr a los lugares: lo.
,rqrráron
en perte.sln exPlorarlos verdaderafiente. Dos arqueólogos
frreron los
Icfes de fila de las investigaciones: el brirá¡ico G,'[¿ncalr.. Ha.dins,
Iete det de Anrigüedades de Jordania y di.ecror dái
_IJeparuamenro
Museo Arqueológico de Palestina (palesrine Árchaeological
Museum
]6 Qrnrár 7.hs atcaia

-,_- I
_ ll _. rCr¡ca I :.,

-.1
', I G¡sr¡ I
. lcllér¡¡r ' ,

-- C¡¡ms
\Ki¡rb.t ollfI'¡¡n
Gfrr6. \ r
\ -l \.¡
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J
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cuá.¡r 7-e
csrnnterio

-a c¡¡cr-¡ ls
: ,,
cue¡ 4 ..
.,:

' NIAR ¡ttoEeto

*an¡ & Qtnrán


La ¡td d¿ l¿s ott¡c
(fomrdo d€ VÁ7QUEZ AuxcuE"'Iü¡rc [coor¿l, Para amptendn
b na*ctia¡ d¡l nar Mu¿tp,'*¡Ditirc. Estelta 2004, p, I 9.)
Daaúrimicnn 1rcr2cncüa dt h¡ nanuoito¡ 27

o PAM), y el dominico Íiancés R, de Vaux, dirccto¡ de la Escuela Bí-


blica y Arqueológica Francesa dc Jerusalén (EBAF). Baio su direc-
ción, la cueva fr¡e somedda a una excaució¡ sistemárica desde el l5
de feb¡ero al 5 de marm. Se sac¿ron decenas de fragmentos de ma-
nuscritos, algunos procedentes de rollos ya descif¡ados. Era la cueva
en la que los beduinos habían encontrado su tesoro. Btaba a doce
kilómetros aproximadamente al sur de Jericó y en ro¡no a un kiló-
mer¡o de las orillas del mar Muerto. Asl se recuperó todo un material
arqueológico constituido por alfarería, madera y teiidos, que conffr-
maba ia anrigüedad del depósiro de los manus{riros.
A un poco más de un kiló¡ner¡o, di¡ecamenre a-l sur y a la misma
distancia del mar Mueno se encontraba Khirbet Qumrán. EI lugar era
conocido por viajeros orienelistas. Los úl¡imos de estos, en 1940 y
1946, lo databan en el período bizantino o árabe. Se emprendió una
nuwa exploracién de los lugares; siguió siendo soperficial, Nadie esta,
blecié la ¡elación cntre el escondrijo de los rollos y las ruinas visiadas.
R de Vaux csc¡ibió incluso en la Rnnc Bibliqxc ü oc:rubrc de 1949:
nHemos ¿p¡ovechado nuestra estancia en la cueva para examinar de
nuevo el lugar [...]. Ningún indicio arqueológico pone en relación es-
ta instelación arqueológica con la cueva en la que se enconrraron los
manuscritos,. Dos años más tarde cambiaba de opinión, radicalmente
y sin apelación. Eo noviembre y diciembre de I 95 I se llevó a c¡bo ba-
jo su dirección una primera misión arqueológica a gran escala. las mo-
nedas y la cerámica enco¡tradas contaron mucho en el esrablecimien-
to de la relación entre el contenido de Ia famosa cuwa y las ruioas de
Qumrán. Y de que la tesis esenia fuera retomada, ampliada y reforza-
da. De Vaux añadió un terce¡ dato a.l de Sukenik. Se buscó enrooces
un máximo de correspondencias enrre (l) los testimonios de aurores
anriguos sobre los esenios, (2) los texros descubiertos en la cueva con
rnanusctitos y (3) bs ruinas de Qumrin- Estas fueron corsiderad.a¡ co-
mo los vestigios de un establecimienro comunirario, u¡ monasterio
a¡ticipado. Después, cor¡side¡ando sobre todo las prescripciones de la
Rcgla dz k Conunida{ R. de Vaux y otros con él se esforza¡o¡ en mos-
trar que el establecimiento de Qumrán albergaba una ncomunidad, de
a$etas que se enffegaban a baios ¡ituales liecuentes, a la oración y a
las comidas en común, al estudio continuo de los lib¡os santos v a Ia
:t Qu,nrán J.k' $¿n;os

Como buen religioso, incluso idenrlficó w scriptorixm (co-


=.rirura.
r que forma parrc del equipamienro monáslico medieval). Se explo-
---a ).se describía el lugar de Qumrán en lunción de las i¡formacio-
=s conte¡idas en los textos descubiecos. Este esquema triangular se
-rpuso rápidamente en la mayoria de los investigadores y fue amplia-
:<nre divulgado.
Sin tardar, otro especialista se enrregó a dar aJ mencionado eque-
:u el asiento más amplio. Se impondrá como su Pode¡oso, si rio celo-
i:- promotor- Se tÉta de A Dupont-Sommer (mtrerto en 1983), emi-
:drre especialista en semític¿§, profesor en el Colegio de Fnocia y
::stinguida personalidad académica. Al breve testimonio de Plinio, es-
s¡udito añadió las sustanciales noticias sobre los esenios de Filón de
=r.riardría
y]osefo, a su ve¿ conocidas desde hacia siglos. Muy rápida-
-.nre, el «panesenismo» se convertirá en la docr¡ina cientific¿ casi
:c'rgada. Todo lo que se descubrió y lo que se descubrirá despues seú
i¿¡nado .esenio, con naturalidad. Ias voces discrepantes siguieron
scndo ¡ninorirarias o marginales. Se hablará sin discer¡imiento de "la
¡-bJoteca esenia,, de los alrededo¡es del mar Mue¡to, de .la biblioteca
-¡- i¿ secta de los esenios, o incluso, sin má, de *ia bibliotec¿ sectaria,.
Dupont-sommer empalmaba con Ia opinión de uno de sus glorio-
*s predecesores, E. Renan. A mit¿d del siglo xx, este ütimo escribía:
.a c¡istia¡ismo es u¡ ese¡ismo que logró triunfar ampliamenre,' En
;- \idz dz Jmh, en l8ó3, precisani: "El esenismo [...] ofrecía como un
bosquejo de la gran disciplina que Pronto se iba a constituir pa-
--'ner
educación del género humano». Evocaba asi al cristianismo Y no
=; lracía eco de la opinión más radical de grandes persona-
=- matices se
i^!a del siglo xurr. En efec¡o, en el siglo de las Luces se veía en el
de los esenios el prototipo o modelo del ideal c¡isri¿no. En 1770,
^Jcal
:ev de P¡usia, Federico II, el amigo de los filósofos, escribía a d'A-
=
aben: *Jesus era propiamente esenio". En el artículo nEsenios" de su
)-'tionaio floúfro (1764), Voltaire escribe lo siguiente:

Algunos sabios han crefdo que Jesucristo, que se dignó aParecer


durante algún tiempo en el territorio de C-afarnaún, cn Nazarcr, v en
algunas otras aldeas de Palestina, era uno de csos esenios que huían del
rumulto dc los negocios, y que cultivaban en paz Ia vi¡tud. Pero ni en
Dsaáriniaa J ruttyucíón ¿r lo, n¿n"lc?itos 29

los cuatro evangelios recibidos, ni en los apócrifos, ni en los Hechos


de los Apósroles, ni en sus certas leemos el flombre de ¿J¿r¿
Aunque el nombre no s,e ericuenüe allí, l¡ s€mejanza se halla en
varios extremos; confraternidad, bienes en comúo, vida a{rsiera, tra-
bajo manual, separación de las riquez:s y de los honores, y sobre to-
do horror por la guerra. Bte alejamiento es tan g!ánde que Jesucristo
pide poner Ia otra mejilia cuando te den una bofetada y dar la túnica
cuando te arrebaten al manto. Sobre este principio es como los cris-
tianos se rigieron durante ce¡ca d€ dos siglos, sin a[ares, sin templos,
sir¡ magistrarure, rodos eierciendo oficios, todos lleva¡do u¡a vida
oculta y apacible.

L,os primeros rollos enconrrados en los alrededores de Qumrán


permitieron a A. Duponr-Sommer reavivar esras anriguas perspecri-
vas. En 1950, eo su primer lib¡o sobre la materic Apergus prélimi-
iailer ttr le¡ minajcitJ dz la uer Morte f"Bosquejos preliminares so-
bre los manuscri¡os del ma¡ Mue¡to,], escribía:

El Maestro galileo {...] apareció, en muchos aspectos, como una


extraña ¡ee¡carnació¡ del Maestro de Justicia. Igual que este, predicó
Ia penitencia, la pobreza, la humildad, al amot al prójimo, la castidad.
Como é1, prescribió obserrar la l,ey de Moisés, toda la Ley, pero la ley
acabada, perfecta, gracias a sus propias rcvelaciones. Como é1, fue el
Elegido y el Mesías de Dios, el mesías redentor del mundo. Como é1,
fue el bla¡co de la hostilidad de los sacerdores I...1. Como é1, ñ¡e con-
denado y ejecutado. Como é1, ejerció el iuicio sobreJerusalén, la cual,
por haberlo matado, fue conquistada y destruida por los ¡oma¡os.
Como é1, fundó r¡na lglcsia, cuyos fieles espe¡aban fe¡vorosamente su
retorno glorioso (p. 2l).

Cienamente, incluso convertidos a la tesis esenia, los especialis,


tas, cris[iaoos convencidos ea su gran mayoría, apenas se adhirieron
¡ esta postu(a radical. Ahore bien, como gran erudito y no menos
gran señor que era, A. Dupont-Sommer se mos¡¡a¡á mucho más co-
medido en Ia obra capital que publicó en 1959, reeditada hasta los
aios 1980: L¿¡ ]jcit¡ esséaieu découaerx prés /e la met Mone [nIas es-
critos esenios descubiertos cerca del mar Muerror. Cirémosloi
:t: Qtnrh I h¡ esmío¡

El histo¡iador de los orígenes cristianos ve cómo a Partir de áho_


.a despunra la solución a muchos problemas, v es un perlodo absolu-
urnente nuevo el que se abre €n esre terreno de la ciencia: Jesús v la
nacienre Iglesia crisda¡a s€ encontrarán más sólidamente arraigados
er¡la hisroria (p. 24).

.{ partir de aquí, cada cual Podía fiacer sl¡yas estas Palabr¿s. Ha-
:rj un afltes y un después de los descubrimie¡tos del mer Mueno.
1 ¡¡ontecimie¡to inauguraba una auténtica revolución cientíhca en
z :proximación al judaísmo antiguo. Pero Dupont-Sommer, y mu-
orros con él y después de é1, Iimitaba el objeto y los efectos de
=o,.
:s: aproximación al origer del cristianismo. A la larga, muchos oros
stb¡imientos e investigaciones, no sin dificultad Por otra Parte,
i-¿¡ a conrribuir a poner fin, desplazar y después incluso a zapar es-
apresurada como univoca. Es Io que tratar€mo§
= trmblemática tan
r =rostrar
ampliamente. lá tesis esenia se hable elaborado sobre la
:a.< de un puñado de manuscriros. Si los textos descifrados hubieran
sÁ. otros entre los novecientos futuros, no hay ninguna duda de que
<¡ríamos en un camino diferente.

\uevas sorpresas -iban a surgir a comienms de 1952. Po¡ una vez,


cs:iqueólogos se adelantaron a los beduinos, los cuales, como bue-
.onocedores de los lugares, saltaban fácilmente escarpadas coli-
-.f
:=- Ln febrero de 1952 descubrieron t reinta y rres fragmenror en una
situada en las proximidades de la cueva de los sie¡e rollos.
=:¿vación
'--: ñguraban entre otros los capírulos I a 6 de Ben Sirá en el
origi-
rr. irebreo. Aquí tenemos, pol tanto, una segunda cueva con manus_
se dio la voz de alerta se podían encont¡ar más ul-a excitacién
=:s'
:r t brisqueda [de maouscritoa] ttansformó a venerebles sabios ca-
¡:Eos en una nueva raza de cabras arqueólogas,, escribió maliciosa-
re'i.e uno de ellos (F. Cross). En rflar¿o se insPeccionaron más de
¡:r-ientas cavidades. R. de Vaux y W. Ree, director de la ASOR (hoy
.i:rtht l¡stitute), dirigieron una exploración de las colinas y acanti-
z:.5 sob¡e una disrancia de ocho kilómetros hacia el sur y el norte
t).!.tbñn i.,tto, tcts?aneü" ¿¿ to, l¡tdilt cito, 3l
del lugar de Qumrán. En una de las cuevas visiadas se encor¡rraron
resl05 de nueve m¿nuscritos: fragmenros de escriros bíbl¡cos o
de ¿pó_
crilos deJ Antiguo Gsramenrot como el Libro de lot
Jubileot, brizaas
de obms desconocidas o el famoso Rolla dz cobre, qtte hrrá que corra
tanra ainta. Se esÉba en presencia de una rercera cueva con manus-
critos. Y la emulación se redobló enrre arqueólogos y beduinos: esa
era Ia carrera. Los beduinos tuyie¡on Ia idea de eicavar las cavidades
que rufan la llanura margosa donde se extienden las ruinas de
eum-
rán. A lo largo del mes de agoslo, a un cenrenar de metros de las cins-
trucciones, cayeton sobre una cuarta cueva que contenía manusc¡itos.
Habían descubierto la reserua más rica con diferencia. Excavada por
hombres y no fl¿tural, como las tres preccdeoces, esta cxcalzción era
doble, compuesta po¡ dos cavidades contiguas: una renía ocho mer¡os
de largo, r res veinticinco de ancho y rres di ako; Ia otra. dos metro. de
largo, dos y medio de ancho y dos de;Jro. De la¡ dos se sac¡¡án mjs
de quince mil fiagmenros que ¡epresentan de quinientos a seiscienros
¡ollos, o sea, ¿, meDos los cinco octavos de los_desc¡.¡brimientos tora_
les. 1o ágiles beduinos pasaron el tórido período del esrío excavan_
do esra cueva, de la que recogieron el 80 por cienro de su contenido
literario. Mezclaron irreversiblemenre los fragmentos de las dos cavi-
dades y a panir de entonces se hablará de uia vez para siempre sim_
plemenre de la cueva núme¡o 4. De regreso de sui ca¡as d. iacacio-
nes. los arqueólogos. siempre dirigidos po¡ R. de Vaux, hicieron una
exploración sisremárica de los Iugares del 20 al 22 de sepriembre: no
les quedaba más que el .10 por ciinro del marerial m¡nuscriro.
La recuperación de los rollos en estado fragm€nario a veces en
I
migajas no fue sencilla. Los beduinos .ons..*b"n la mavorí¿ de los
miles de.perriculas. EJ gobierno jordano se las ingenió paá resarcirlos
¡ ranro alzado. Se deshicieron poco a poco de su borín en beneficio del
Museo fuqueológico de Palestina, en Jensalén oriental, Kando era
siempre el inrermediario privilegiado. Agente y socio elegido por los
arqueólogos, a5í sc enconrraba Iibre de cu¿lquier infracción de la legis_
Iacirin robre el merc.ado de anrigüedad.s. A]ro.a bien. el mencionáo
Museo ruvo que apelar a instirLrciones ex(ranjeras para ayudar a su fi-
nanciación. l¿ Librería Vatica¡ra, enr¡e otras, hizo su conrribucién;
también lo haú igualmenre en cuanro a conseios para la conservación
'1 Qanrán1bs aarios

3 los ma¡uscritos. El descubrimiento de la cuarra e importanre cue-


.: IJevó a los arqueólogos a otra adyacente, la quinta. Despues los be-
:iinos dieron con L¡na más al esrc, la sex¡a, narural, como las tres pri
Más t¿tde, del 2 aI 6 de ¿b¡il de 1955, se dcscub¡ie¡o¡ las
=er¿s.
:revas número 7 a l0 (clasific¿das como las oúas por el orden de su
en la lla¡u¡a margosa y más cerca del mar Mueno,
=cubrimiento)
-¡s resultados e¡an modesos. Se conside¡an las cuevas 5 a 10 como
:<nores en ¡az<in de su esc¿lso coritenido. Se las llama las .cuevas pe-
:-eñas,. Quedaba t¡na última sotpresar tambiéo fue para los beduinos,
s;ub¡idores en toml de seis cueras de once. Aproximadamenre a dos
c-rSmetros a.l no¡te de Qumrán, cayemn sotrre uoa undécima cavidad
l:. contenía manuscritos. El núme¡o de los rollos que figuraba¡ en
:i sigue siendo un misterio. Sabemos no obstante que allí se encon-

--¡¡¡ obras ta¡ bien conserv¿das como en la primera cueva. Asi, una
*:rsión aramea del libro de Job, un rollo de los Salmos y, segrin se pien-
el famoso Rollo del Tcnpb. Este manrscrito lo co¡servará oculto
=
!i::do en su oficina hasta que los militares israelíes lo requisen, des-
r-s de la guera de los Seis Dias (junio de 1967). Es el más largo de
:..ios. Hoy se e¡cuenua en el Santuario del Libro en Jerusalén.
De 1952 a 1958, rollos o más bien fragmentos afluyeron por mi-
,= hacia el Museo Aqueológico de Palesdna. En julio de 1958, los
:-:¡'ros textos ñ¡eron cornptados a Kando. Siempre se estaba en Ia ll-
:¡z de la te¡is esenia. los textos recuperados, antes incluso de que se
a tudiera leet eran presentados como procedentes de á biblioteca
<¡enia, o "sectaria,. Se consideraba que esta estaba constituida por
:,.=:s redacradas en el lugar por residenres ler¡ados. Se habían en-
los resros del Lióro * Henoc y del Libro dz losJubileot obrx
=c=ado
.,,::as ampliamente precristianas conocidas desde hacía mucho tiem-
:i: .:r una ve6ión etiópica, Diez eiemplares del primero, en arameo,
. cuince del segundo, en hebreo, se encont.aron sobre todo en la
-:-ñi J. Se les adjudicó a su vez a los esenios.
De nuevo se deben calibrar los daños de las incesanres manipu-
-¿-::¡es sobre la salud de los fragmentos de manuscritos. Tambié¡
¡¡.r.ue slrbrayar los riesgos de pérdida o de desaparición de algunos
¡ dios. Pucde que forme parte de su neturaleza: entre los comer-
Da*bnnicnto 1 rcotpaatión ¿r b¡ nanxloitos
33
ciantes de antigüedades, clandesrinos o
oo, entre los coleccionisa¡
prirados o ricos particulares.

I-os res¡os de ce¡c¡ de ¡ovecien


i,dí, f;.;;; ;;;;.:' ;i;'J;".::Iilff'J'j
¡r rug¿r de (¿umráh. En Ia cueva L alejrda
j:Í:: i:;:,sj
aproximadamenre un ki-
¡ome¡ro. y probablemeore en orras, los
rollos estaban envusl¡q5 a,
una ¡ela de linor en el caso de dos o tres,
se lo.
rras.circula¡es a las que se llama -iarras -lo«; d"rrro J. ¡r_
da de.q'e allí h,biera originalmenre orros
de manuscriro.". ñ;il,fi
.".i.;;;;;;. ;l; ;;_
go oer uempo. ¡rn buen núme¡o de ellos debieron
de desrruirse oor
simples circ¡.¡nsran(ias físicas: orros prdi.r."
nas. Los descubrimien(os relarados p;r
."J; ;;;; ;;;;_
rran stn ambrges. Variar cuevas disrintas
Orig."., yTi.;,;;1 ;;;;_
di laa onaa f"aor"a aon,a-
nían vestigios de iarras y de rejidos, lo que
deja pensar qu..;.lia;:;
habrían deposirado rolts.
A pesar de los danos y las pérdidas, esra recopilación
, det sielo >u
es oe un valor Inesnmabie, tanro
por el número como por la iidad.
Lerce de cren rexros.esrá¡ copiados en papiro,
la mayária de los de-
ma5 en perg¡mlno. Aproximadamente
un I i por cienro se Dresenran
en arameo. la lengua corrienre del país
desde la ocup*¡á" lrar_. f_
gran rñáyoit¿ esiá en hebteo, la lengua lireraria y
docrrinal Oue se de-
c¡a.sania". ts Ia opiniót dcl Libro de lot
Jubihu en el sislo ll a. C. v
or.un cscr¡ro casi conremporáneo hallado en la rueua'q
tt,ok sobr¿. bt p1r.r1n o 4e<64), AJgunos fragmentos lqoE*oi-
o biizlas
estan en gnego. el idioma de la diáspora
helinica. AJgunos de los tex.
tos nebreos renen una es<titura encriptad:.
codificada, po&mos de-
crr hn un centenar de ellos se observa un ,erdadero
sisrem¡ de oala_
o formulas que hizo que se clasificaran ;;;;;.1;.f"".:;
lras
qecrmo df ma¡uscri¡os podria consrituir un coipus especlfico. ner.,
con fronreras a veces discutidar. Esre mismo
corpls qu., derd. ti<g,
la mryoria de lor especiaiis¡as considera c omo j¿ctarto
o cselio. ye¡e_
mos Io que se puede decir hov de ello
)
a
Reconstrucción, publicación
y conservación de los textos

L¿ oubli.ación de los rollos deJ mar Muerto fire emprendida cuan-


¡: .: recolección de fiagmentos no había acabado Más aún. r u¿ndo las
:r¡= cuevas cotr nvrnuscrkos no eran todas conocidas. l¡ ta¡ea eta iné-
ia r apasionante, compleja y peligrosa. En parre, el Factor humano pe-
Los escritos recogidos habí¿n suliido los darios
= i¡bre cualquier otro.
¡i iempo. Támbien sufrieron manipufaciones de'ast¿doras t ras su des-
publicar un documento exigirla que se resriru-
=-'in¡i.nro. En reoria.
<-. en primer lugat en su estado original. Cosa frecuentemente impo-
i+ daL el número y la imponancia de los daños y las lagunas' Al
r-rrpio no había ni mérodo ni regla. Y. sin embargo, los diez prime'
cs.rnos contemplaron resuLados ñrlguranres. Con poca gentey medios
¡:..,r más escasos. Pem el estado de gracia llegó a su frn. Vino un largo
de ao¿renre est¿ncamiento. en verdad mucho menos impro_
--üo
¡u.-j'o de lo que algr¡nos han dicho. Correspondió a la época de-una
a¡,lu¡ación latent. áe los datos y los problemas. De ello se beneficia-
ra los actores que llegaron despues, m:ís nrúnerosos, diversos y ague-
Esta es una hisória de li que resula útil e iluminador recordar
=ios.
destacados. En gran medida se encontró condicionada por
=s hechos
r¿¡ieciones Pollticas que af.craron a los terriro¡ios concernidos'
=
l lnventario y balanct mate¡ial de los descubrimientos litera¡ios

Sabemos que once cuevas ofrecieron los restos más o menos bien
:o.,**ados dÉ ce¡ca de novecientos rollos o maouscritos '' Cinco de

tln rsoeri¿lirra evaluó el coniun¡o en novecier¡los tre¡nla y un rollo" co_


=pon¿.n,es
¡ cu¡trocient¿r cuarenra y cinco obra' difercnre' debid" a que
¡-rhas de ellas se encontraron en varios eiemplares, incluso en muchos'
)6 Qmrán y lu csniot

ellas son aaturales, de ellas cuatro alejadas del complejo de Qumrán:


las número I y 2, 3 y 11, siruadas incluso a dos kilómetros del lugar,
hacia el norte; la cueva 6 está mucho más próxima a las ruinas, aI
oeste. lás otras seis, núme¡os 4, 5 y 7 a 1O, próximas o muy ptóxi-
mas,al lugar, fueron excavadas por el hombre en el relieve margoso.
La cueva 4 dobla con dife¡encia la más amplia, y ha resisrido bien al
tiempo. No es el caso de las demás, algunas parcialmente o incluso
¡o¡almenre derrumbadas.
Enue los escdtos rccuperados figuran en primer lugar auténticos
rollos, algunos en buen estado. Se cuentan nueve. Siete salicron de la
cueva l: los dos manuscritos del libro de Isarías,la Regla de h Comu-
nidad,la Regb de h guetra & lot hijw fu k luz 1 bs hijot de lzs tinie-
bl¿s, los Himno¡ d¿ dcción dz gracia, el Comenario dc Habacu y el
Apócifo dtl Génc¡il lrrs otros dos proceden de Ia cueva I I, la más
alejada: el excelente Ra llo dcl Tenplo (t tQT'o I IQt9)', el más lar-
go de todos, y un preciosisismo Rolh d¿ los S¿lnos(l lQSal' o llQ5)-
Esre conjunto representa má de un te¡cio del corpus exhumado.
Añadamos el famoso Rolb de cobre, recogsdo en la cueva 3. Lo ¡es-
tante de los textos rro está compu€sto má que por fragmentos, muy
nuírerosos, de los que algunos de ellos conserya¡ varias columnas y
otros solamente algunas letras, Más de quince mil solo en la cueva 4.
¿A qul puede deberse esta dualidad o disparidad? A lo siguiente. En
la cueva 1, muchos ¡ollos estaban envueltos err una pieza de lino; se
les había puesto en jarras alras y cilíndricas, provistas de una tapa en
forma de escudilla inve¡tida. A¡í es como se preservaron de la inrem-
perie. En cuanto a la cueva 11, la enrada estaba, según parece, obs-
truida. Sucede de forma dife¡ente en las otres excavaciones: la mávor

I Cada texto llamado de


Qumrán se designa con el n,t*... d.lr.-.*;.-
de tue encontrado (segrin el orden cronológico de los descubrimienros: lQ, 2Q,
etc., hasta t lQ), seguido pot la sigla homologada (T para Templo, Sal para Sal
mo, etc.) o por el ritulo propuesto por los primeros edirores (xí I IQRolto del
nn?b). Saivo los ttandes rollos de la cueva I (la R.gla d, h Conuidz{ erc.),los
manuscritos son numeredos igualmcnte dc una forma seguida, por cueva respec,
dva; cjcmplos: 2Ql, 2Q2, ác.; 3Ql, 3Q3, erc. Asi pu€s, se emplea una doble ci-
ta. Algunas pirras no pueden ser vinculadas a ¡¡¡a cue'¡a precisa: entonces se dice
XQ (asi, XQ5a, fragmenro de un ejemplar de los/ráitrar).
R.con'tñt«ión, pabka.ián J coru.tuicián ¿r ks tertos 37

:E.te son arrificiales, sometidas a los vientos y ot¡os daños; la cueva


¡ :¿r que Lualquier otr¿. l,o) rollos ertaban iep.rsirados en ella sin
:r¡¡ección ni acondicionamien¡o. Sufrieron los daños debidos a las
---¿ciones climáticas, ¡ las filtraciones de agua y a Ios efectos quími-
de dive¡sa naturalez¿; a los hundimienros de las techumbres y pa-
=s
--:es; a los estragos de i¡sectos y otros a¡imales, a los parásitos vege-
1é como los hongos, etc. No es de extraña¡ que solo se hayan
r:ogidos fragmentos. También hemos de saber que los beduinos,
:-¿ndo se [e-s pagó a tanto alzado por pirza, no dudaron en troceat
¡súos documenros para mulriplicar sus ganancias.
.{demás de los nueve o diez rollos y de decenas de miles de fra¡¡-
se e¡contraroo breves fragmentos del Éxodo y del Deutero-
=<:.os
:,::rio dentro de filacterias o tefllim, pegueios estuches que se lle-
---- en la frenle y en el brazo izquierdo; así como en r»rz¡zot, modelo
de t$llim que se fijaba en las puertas. Señalemos, además,
=:t:cllar
i¡: Cocumento constiuido por una antigr¡a hoja de pergamino
+¡]1"5), coniunto concenado de citas breves del Deuteronomio, de
r= \úme¡os y de Josué centrados en el Meslas: sus editores lo lia-
r;or Téstimonia.Y, por último, una especie de ficha eo arameo qr.re
una lista de falsos profetas (4Q339), todos coriocidos por la
=¡¡ene
li-!a excepto el último.
Gracias principalmente a lá paleografía, con la a¡rda del Carbo-
¡: lr (radioactivo), hoy muy eficiente, los ¡extos se daa¡ desde el
l*.- a. C. hasta mediados del siglo I de nuestra eta. Pero subrayemos
¡,;.. en muchos casos, se rram de copias y no de testigos de la primera
rj-e;ción; y puede haber duda en ciertos casos. Por o¡ra Parte, un
:::.nar de manuscritos son papiros, material menos sensible que Ia
:,< ¿ las ci¡cunstancias climáticas; los ochocientos restantes aProx!
r.¡:i;rneote, pergamino. I¡ esc¡itura es esencialmente el heb¡eo cua-
r¡:o. los verd¿deros q¡racteres arameos. En unos quince escritos se
r:.rrió a una escritura arcaica que los especialistas llamao npaleohe-
la misma que se udliza para el re(a8¡ama divioo rnwa (te'
=1a..:
r:s€nrado a veces Por cuatro puntos). Algunos textos arameos se en-
parte de las cueYas. Los fragmentos en griego
=rr¿ron en la mayor
r.J r€ recotieron en las cueves 4 y 7. Por Io dem'is, en esu última
38 Qrnrnn 1 bs *niot

solo había griego, aJ menos s¡ iuzgamos por las bri¿nas que se encon-
rraron en el¡r-
Poseemos indicios de una preocupáción
.los rollos. Son
por señalar o cl¿sificar
sobre rodo los tirulos. Se rari de *bscriptiones, Íór-
mulai exterio¡es al rexto, como los rítulos de nuesrros lit¡os. Una o
varias palabras escritas en el recro de la primera o la segunda hoia; a
veces en una hoia aparre, pegada al rollo y que servía pira agarrarlo.
Asi. la forma bcreshit, "al prlncipio", pubiiád, separada t+88 ) del
manuscriro del Céntsis, de la que sin duda er" solidarir. En generel,
Ia ercri¡ura del rírulo resal¡aba sobre la del rexro. presenrán?ose el
enunciado perpendicularmenre al eje de la escritura. parece que la
cosumbre era en¡ollar el manuscrirá a panir del final, de form'a que
el principio se encont¡a¡a hacia el exteriór. Lo cual hacía que este lire_
ra.vulnerable y aquel esruviera protegido. pero no es raro el procedi-
m¡enio inverso. Cuando el ultimo pasaje leído se enconrraba después
de la mi¡ad del escriro, era má¡ fácil conrinuar enmllando lo que se_
gula, dejando enronces la parre final en el €xreíor. Se han pÁerva-
do el comienzo o el fin¿lde ochenra rollos. y contamos con más fiae_
menro-s iniciales que con fragmentos finales: cincuenta y uno á
to¡al. l-o cual, repitámoslo, se explica por el uso. Sea como fuere, los
tírulos,.cuando los habia, servían para disringuir o señalar una obra
pártlcular enrrc orras que la ¡odeaban. Como si se esruy;era en r¡r¡
biblioreca.

masa de fragmenros se presentaba diseminada y en desorden.


.[-r
añadiéndose a la confusión la¡ inici¿rivas de los beduinos. Incluso
constaramos las c¿rencias. que se explicarian por la venra de parrícu-
les ¿ (ursras; es(o en los primeros riempos de los descubrimientos.

situació¡ era cuando menos compleia. Era preciso clasilicar, agrupar
y ordenar ¿Cómo reconst¡uir el puzJe? pará hacerlo. no lalrab"an in_
dicios, Enrre orros: la apariencia general dei cuero y su coion el espe-
sor y la preparación de la pielr las dimensiones de los manuscri(os, la
configuración de lx columnas. Ios márgenes y las lineasr la rinr¿. l¿ c¡_
lidad y las caracrcrisrica¡ de la escriruá, cuiiada o no; la orrogrefia.
ktorsneción, pxblíucíón l consi,a.ión d¿ lor tcxtot i9

: <ngua, el contenido y el género literario. Sin embargo, la tarea no


sencilla. Porque la mayor pa¡te de estos lasgos Pueden variar en el
=-.
<o de un mismo manuscrito. Así sucede que el espesor y el color de
z piel cambian de una hoja a otra; asimismo las dimensiones de las
::.,umnas y'de las líneas. Má aún, un único manuscrito Puede ser la
:oñ de dos manos o iocluso más. Y la misma persona puede habe¡
la integridad de un texto en va¡ios rollos distintos, 1,o que
=crado
c:ere decir que algunos fragmentos adjudicados a un único rollo po-
¡rt¿:l pertenecer en reaLidad ¡ escritos dife(entes. La dificul¡ad se
seaienta tanto más cuanto que estamos en Preseocia de una obra
rñ1a entonces desconocida en la que nada coincide csn el menor ele_
E'r!o pa¡alelo.
lsí limpiar y desc¡trar
pues se ruvo que limpier descifrar los relzcionar y
Ios lesao§, relac¡onat v
sués volvet a juntat los fragmentos; ftecuentrlrente rtcori§truir el
Eo. porque su estado era deficiente. Hacía falta genio, y lo hubo.
\.-- Jisponía de herramientas apropiada.s. Solamente-los ojos, el ce-
ú
¡¡a. r. Sl había necesidad. la lupa: la memoria, el olfaco o l¿ inrui'
r'. si
:rc- Muy úpidamente se hicieron excele¡tes fotos, con rayos infra-
:c.,x v ultrivioletas. Todo estaba almacenado en una vasta sala del
!ú:seo- Arqueológico de Palestina llamada scmllzry (del irrglés woll,
<r¡rio'), en una sucesión de mesas de caballete. Se habían fijado los
Ac::1e¡!os, pequeños y grandes, con Ia a¡rda de cinre adhesiva, de
ernre invencióo. Un grave errorl los elementos reunidos se Pusie_
re :etre dos placas de cristal, Lrna sobre Ie otra: habia más de un mi-
Er re ignoÁa que semeiante confinamiento favorecía la acumtlla-
.-o de humedad y de calor. lo cual contribuyó deterio¡ar los
.rrr , rnentos.

Hov todo es diferente. Todos los textos están editados, incluido


a ;oporte electrónico. Incumbe t los investigadotes anali?ar e[ fru-
r ,t decisiones anteriores y, si es necesario, reconsiderarlas. Dispo-
& concordancias, imágenes digitales y ordenadores, que permi-
-E obtener un meior co¡tr¡§te entre la dnta y el cuero. Han
igualmente a una tecnologla recie¡te: e¡tre o!¡as cosas, mi-
-=ido
sopios perfeccionados y el escáner Para la reconstrucción de le-
-¡ m¡cial o totalmente bor¡adas. I¡ pluridisciplinariedad es la re-
38 Qunrá" t lot .'rnio!

soio habia gtiego. al menos sijuzgarnos por las briznas que se encon_
rraron en ella-
Poseemos indicios de una preocupación
.los rollos. Son
por serialar o cl¿sific¿r
sobre rodo los rirrlos. Se ratá de subscriptioncs, lór-
mula! exteriores a] rexto, como los títulos de nuest¡os lil¡os. Una o
varias palabras escriras en el recro de la primera o la segunda hoja;
a
ve(es en una hoja aparre. pegada al rollo y que servla pira agarrarlo.
Así. la forma be,c¡hi¡ "al p¡l¡cipio", puUiiáaa sepanda
14Qs ) del
m¿nuscrito del Génesis. de la que sin duda era solidari¿. En general,
l¿ escrirura del ¡irulo resalraba sobre la del rexro, presenrán?ose el
enunciado perpendicularmenre al eje de la escrirura. parece que la
costumbre era enrollar el manuscriro a panir def final, d. forma qu.
el principio se encont¡ara hacia el exte¡io¡. lo cual hacía que este lile-
ra.vulnerable y aquel esruviera prc,regido. Pem no es raáel procedi-
mienro invrrso. Cuando el ulrimo pasaje leldo sc enconrraba después
de la mirad del escriro. era mis fácil conrinuar enrollando lo que .e_
gura. deiando en¡onces la parre 6nal en el exrerior. Se han pre.e-".
do el comienzo o el final de ochenra rollos. y conramos con mis ftas_
mentos iniciales que con fragmenros finales; cincuenu y uno á
toral. [o cua], repitámoslo, se explica por el uso. Se¿ como fuere, los
rírulos,.cuando los había, servían pari disringuir o señalar una obra
parricular enrre otras que la ¡odeaban. Como si se esruvie¡a en u¡a
biblioteca.

a masa de fragmentos se presentaba diseminada y en desorden,


.T
añadiéndose a la confusión las iniciativas de los beduinos. Incluso
constatamos las carencias, que se explicarian por la venra de partícu-
tas e lurLs(asi esro en los primeros tiempos de los descubrimientos.

situación e¡a cuando menos compleja. Era preciso clasifica_r, agrupar
y ordenar. ¿Cómo reconrrruir el puzle? pari haccrlo, no faltabl'¡n-
dicios. Enrre orros: fa apariencia generai del cuero y su color ei espe_
sor y la pteparacién de la piel; las dimensiones de ios ma.,uscritos, la
configuración de las columnas. Ios m.ígenes y las Iíneas; Ie rinra. Ia c¡_
lidad y las caracrerísric¿s de la escriruÁ. cuiáada o no: la onografía.
Recontil/.ción, ?"blidción ] ¿o¡t ruatión ¿r la¡ t¿xtot 39

: rngua, el contenido y el género liceratio. Sin embargo, la mrea no


sencilla. Porque la mayor parre de esros rasgos pueden variar en el
=:
Eo de un mismo manusc¡ito. Así sucede que el espesor y el color de
.a piel cambiañ de una hoia a otra; asimismo las dimensiones de las
y.de las líneas. Más aúo, un único manuscriro puede ser la
=iumnas
:c¡a de dos manos o incluso más. Y la misma persona puede haber
=cado la integridad de un ¡exro en va¡ios rollos disrintos. l,o que
r-,ere decir que algunos fragmentos adjudicados a un único rollo po-
t-::1 pertenecrer en realidad ¡ escritos diferentes. La diñcul¡ad se
¿:erienta ta¡to más cuanto que estamos eD preseocia de una obra
a¡a entonces desconocida en la que nada coincide con el menor ele-
r::ro paralelo.
-lsí pues se tuvo que limpiar y descifrar los res[os, relacio¡ar y
s:ués volver a juntar los fragmentos; frecuenteme¡te ¡cconst¡ui¡ el
r:ro. porque su estado e¡a deficienre. Hacía falta genio, y lo hubo.
§ ;e disponía de herramieotas apropiada.s. Solamente los ojos, el ce-
¡L,v, si había necesidad, la lupa; la memoria, el olfato o la i¡tui
:cc, Muy rápidamente se hicieron excelentes foros, co¡ rayos infra-
r.:i v ultravioletas. Todo estaba almacenado en una vasta sala del
l6:s.-o fuqueológico de Palestina llamada wollcry (del inglés scroll,
<':io'), en una sucesión de mesas de caballete. Se habían fijado los
i¡g:rentos, pequeños y grandes, con la ayuda de cinta ¿dhesiva, de
:aie invenció¡. Un grave error: los elementos reunidos se pusie-
rr :ltre dos placas de cristal, una sobre la otra: había más de un mi
l- Se ignoraba que semejante conñnamiento favorecía Ia acumula-
¡o de humedad y de calor, lo cual conrribuyó a deteriora¡ los
¡r, tle¡tos,
Hov todo es diferente. Todos los texaos están editados, incluido
a sporte ele«rónico. Incumbe a los investigadotes analizar e[ fru-
¡ a decisio[es anteriores y, si es necese¡io, reconsiderarlas. Dispo-
<ie concordancias, imágenes diginles y ordenado¡es, que permi-
-c obrener un meior conta¿¡ste entre Ia rinta y el cuero, Hao
igualmcnre a una recnologÍa recien(e: enrre o(rai (olas. mi-
--:-do
*stopios perfeccionados y el escáner para la reconsrruccióo de le-
: r¡cial o totalmenre borradas. La pluridisciplinariedad es Ia re-
40 Qunrán 1b aoios

gla. Las ciencias de la nacuraleza prcstan a su vs¿ su concu6o. l,a ayu-


da procede, por ejemplo, del Centro de Esrudios de Enfermedades
lnfecciosas y Topicales y del L,aborarorio de Bioantropología y ADN
anriguo de la Facúh¡d de medicina dental de la Univc¡sidad Hebrea
de Jerusalén; del l¡bo¡atorio de Fibras y Polímeros de la policía na-
cional de Israel, etc. Se ¡ecur¡e a la función del ADN para la identi-
ficación de los animales cuya piel sirvió para Ia fabricación de los per-
gaminos. Se tram de establecer la ¡elación con la sociedad antigua,
por tanfo con la historia. Los resulados invitan a veces a revisar las
conclusiones consideradas como adquiridas. O incluso se emplea el
examen químico de huellas microscópies que han permanecido en
los ¡ollos desde la Aotigriedad. Esra operación ofrece info¡macio¡es
i¡éditas sob¡e los lugares, las poblaciones y los rebaños de los que
proceden las pieles. De esta manera esramos sumergidos en la hisro-
ria social. Fin¿lmente, se uaran las jarras enconradas en las cuevas
con manusc¡itos mediante el lreutron aúiudtio?, auh¡i¡ (NAA);
es(o con el fin de iluminar problemas que permaneca, an ,*p.n.o
sobre el origen y las parricula¡idades de los especlmenes de alfarería.
Hay que añadir el imporrante número de especialistas compro-
metidos, todos cualificados para esudiar los texros. Las mujeres son
caü vez más numerosas. Cada uno de ellos trabaja sobre un objero
definido ¡ con mérodo, sin co¡mr los rnedios finalcieros y hasra de
mecenazgo de los que disfruen uno u otro. Dos publicaciones espe-
cializadas acogen sus estudios: la R¿vae d¿ Qanúx, funázda. por J.
Carmignac en 1958, y Deal Sea Discoreria. A Jormal ofCrrrent Re-
¡earcb on tbe Soolb and R¿ht¿d Lito¿ttce, cuyo primer fascículo apa-
reció en abril de 1994. Especialistas jóvenes y cunidos se encuentran
regularmeote en congresos o coloquios. Tanto en los Estados U¡idos
como en Europa, algunos dirigen colecciones de obras reservadas a
este campo de iovestigación y de estudio. En el marco del mecenaz-
go conviene celebrar la magnífica contribución del labonto¡io EDF-
Valectra en la resrauracién y la conservación del Rolb d¿ cobre, e¡tre
ot¡as cos¿rs con Ia rcalizacién de un facsímii galvánico (tiradas en me-
tal). El procedimiento fue llevado a cabo paralelamente a los trabajos
de los expertos que ¡ecurria¡ a tecnologlas punra que se urilizan pa-
ra el ma¡tenimiento de cenr¡ales nucleares. Gracias al facslmil galva-
4o Qunrán 1 Lx taios

gla. Las ciencias de Ia naturals¿a prsran


a su vez su concurso. La eyr_
oa.procede. por ejemplo, del Cenrro de
Esrudios de Enfe.medá..
l n¡ecclos¡¡s y t ropicales y
del Laboratorio de Bioanrropoloei" , AD ñ
anriguo de la Faculad de medicina dental
de h
de Jerusalén; del L¿borarorio de Fibras y polímcros
ú;;;;;tdil ii;.;
"1"
dl oof"," ,l]
cional de.lsrael, erc. §e recurre a la n
ncacton de tos animales cuya piel sirvió"á¿,
J.inriñl*íü'il;_
para Ia fabricación de Io. n..-
tamrnos. 5e trera de esrablece¡ la relación con la sociedad antiiua.
por tan(o con Ia hisrori¿. L¡s resulrados i"ri"" r...r;;;;.;:;;
conclusiones consideradas como adquiridas. " .;;L';
O in.luro-.;
examen químico de huellas microscópicas
los rol/os desde la Anrigüedad. Esra operación
p.r^"n.;iJ;;
que han

rneolÉs sobre.los lugares, Ias poblaciones


ofu; informac;o;
y los rebaños de los oue
proceoen tas pte¡es. De esra m¿nera esramos
sumergidos en le histo_
ri¿ social. Finalmenre, se rraran I* j"rr*
con maruscriros medianre el neriro¡ aaiaation
.r.;;;;?;-;; I*
;;;
,*brj, ñ-¡¡1,
.r:" .".n fin de iluminar probJemes que permanecen
e
soore et orrgen y las palicularidades
en susDenso
de los especlmenes de alfa¡eria.
que añadir el imponanre número de especialisms
.Hay comnr6_
mefldos, todos cualificados para esrudiar los
¡exros. [¿s mui"aar..._
caoe vez mas numeros¿rs. Cada uno
de ellos rrabala sobre
ortnrdo ),, con mé¡odo, sin con¡ar los medios fina¡ci..o. un obi.r.,
y ha"r, d.
mecenazgo de los que dislru¡an uno
u orro. Dos publicaciánes ...r._
cralr¿adas acogen sus esrudios: la R¡uu¿
d¿ e".i¿r, f""¿^¿^
ei I9:s. y Dad Sea Dkar.,eri".llrr,*iriéili,'i: ""il
:iTiqna:
t.drco ott ¡h. J.rolk ¿nd R¡lzt¿d Liro¿tur¿, c¡¡,no primer Ascicul., ,.,,_
teció en ¿bril de t994. &pecialisras
regu¡armenrr en congresos o coloquios.
iór.r". ; .J;;;; ;;;;;";fi
Tenro en los EsLados Unidos
como en turopa, algunos dirigen colecciones
de ob.as .ese.radas a
este campo cLe y de esrudio.
.(nves(igación En el marco del me¡_enaz-
So,convrene cetebrar Ia magnífica contribución del labontorio
EDF.
v¡r€crra en la resrauración y la conservación
del Rolla dz robre, ent¡e
oras cos¿ls con Ia realizacirin de un ácsímil
galvánico (riradas en me_
ral)- El procedimie¡¡o ñre llevado a
cabo p"á1"U..",.a¡.,,*i"ii
de los experros que recurrían
",".rotogríp;n,;';;;r;;;ll#H:
ra el ma¡cenimiento de .enr.ales nucleaL.
h;;; il;ttll:_
R.co$tur.ión,
?ubtnacün t con,¿,aación ¿¿ /o, t o, 4t
r iz¿do,.
epigrafisras comperenres (É. puechl
propusieron una le(ru¡a
rcnovada del re*ro de esia piez,
,i,
; .," ra io pffi ::i H,nl fl;::,jl:l ;#:l
i,e,," rl
;l: j l.
L: .qumranologia,,.
podcmos decir. se encüenrr¿
¡enror .n a.a. *".r_
_estabhcida
como disciplina .i"",iñ;; ;;;';;i..ifi
#.on
que nunca, como diremos (capirulo
::.,.on,"1,más
;Jeologos de una nl¡eva ola, la mr,
4¡,..;i;r";;-
.,,.pii;, pr;,iá;;.;;;#;;1
ioi Pasos. "rJ::Tj:"t l::: fi:.f; r*::
I la gran aventura de la publicación
de Ios manusc¡itos

, ,Los.siere grandes manuscriros procedentes de la cr¡eva I Fue¡on


-blicados muy rápid"m"n,., d. u.r',
-i:.{ü{.iii."#:*T},,.,.ffi }**:ri*{H:ll
d. t" American School of o,i.,,l n**,J inión]"r,i..."
.:::jrmporÉnres
r:J ácrores. En l()i0 ofrecier"",l
gr"i^ i;k i;;;;"r':
-_ t oncn,tarlo.de Hlb1ar (vol.
I ): aJ año sig
a.tdad o Manual dt disciplina (vol. "ir,i". ir'i;;;i;';,Z)
r). D:
,¡ ¡ dese¡¡ojlar ej cua¡ro iojlo del f"r. ¿. V, ;;;;;;;";f:i;:_
z'- Glne¡i¡, debido A,rrrl;":ri i;;;fU
a su mal esrado ri,
z*n .n r¿, condicio;;;;.:;#S^':llervación, T,as su. rec_upe-

.r,-.-li;;üj,;,;::llñl# l",lilli"l]llil"t.lÍ;].
r¡¡ n,,u.ui
= ..na edic i<in. bilingüe, heb¡eo
í";;:.;';;r., ;::
e inglés. Entre
:1:Lj-c::
¡E2
s*."ir, h,..;;;ú.,; j:
había ¿dquirido_,u p,á*,
posruma. Se rrara del segundo rollo
c ¡cúrcron
Je,la recopilación de Hinnot y
de fr"l*, ¡r.j,nrül
t dí la R"gl,
¿ lu¿) l»s bijos dc Lu iniebl*. Obserne-mos
ei;";;';;;r,,i;,
l" p;;;;;.;;;;i:
,- j;:llHx;:::;x j,:,::1,Í,:::x j'[."H1.ilil.;[i§
L? Ro!.|¿aL d¿ . iw ¿. la
úonc ) ¿¿ a,

,:r¡r B;,";¡ü
I rok.. Brill. Leiden 2006. ' ii.:áífi .'#í,,?:f:: i,t;X
ror p:
=,:,s,.¿p?
42 Qwn ¡in j to'.'nio!

por consiguiente los ludíos, se encontraron excluidos de la ta¡ea ofi-


cial de la publicáción de los textos de Qumrán. Todo sucederá en Je-
rusalén oriental, entonces Jordania.
A parrir de 1952, los fragmentos procedenrcs de la cueva 4 fue-
ron llegando al Mr-rseo Arqueológico de Palesrina Es preciso contar
iqualm-ente con el descubrimienro de nuevas cuevas: las "Pequeñ¿s¡
.Lrra-ente, pero sobre rodo. en 1956. la Lrndécima y úl¡ima de Ia se-
rie. En 1913, como sabemos, Ios jordanos habían apelado a universi-
dades o institr¡ciones extranieras para financiar la recuperación de
fragmentos de h cucva 4. y se buscaban compradores: la Universidad
M;(:ill ,1. Montreal. la Libreria Vaticana, las Unirersidades de Man'
cheste¡ Oxford y Heidelberg, el Seminario Ttológico McCormick de
Chicago y la All Souls Church de Nueva York. Repitieron con la cue-
va I l. Los principales compradore. fueron Ia ASOR, sobre rodo con
el gran Rollo dz los Saltuos (1 1QSul" o I lQ5); y Ia Academia Real de
los"Países Bajos, que recuPeró entre otros los fragmentos arameos del
libro de Job. RecondemoJ que el exepcional Rolb &l Temph será rc'
quisado a Kando en Belén después de la guerra de los Seis Días por
los militares que habí¡ enviado Yadin.

l,a histo¡ia de la publicación de los manuscritos distintos a los


siete de la cueva I puede ser dividida en fases, Se t¡ataba esta vez de
una empresa oficial, confiada a un grupo de especialisras competen-
res y diiigid, por,.n nredactor iefe,, ¡ su vez director de la publica-
cióo. Ia gran casa editorial de Oxford, Cla-rendon Press, se compro-
metió de una forma ir¡eve¡sible en la operación. Los tres períodos
pueden designarse o califica¡se así: lJ de 1953 a 1960: el entusiasmo
y el dinamismo; 2) de 1960 a 1085: el ahogo y la ralentizaciónr J) de
l98s 2002, .l dcsperrar y la conclusión. El primer redacror iefe fr.re
"
el dominico Roland de Vaux, director de la Escuela Blblica y Arqueo-
lógica Francesa (EBAI) de Jerusalénr desde 1953 hasta su mue¡te en
5u sucesor en I a d]¡ección de la aencionada Escuela, Pierre Be-
I 97 I .
noit, lo relevó hasta 1984. Entonces fue nombrado John Strugoell,
procedente de Oxford y dtular de una cáred¡a en Harvard. En 1990
R..on'iucció", ?Lbliaxión j ean'e?ndón b las ,rxtot 43

será reemplazado po¡ Emanuel


-ayudado Tot
profesor en la Universidad He-
brea de Jerusalén, por el eclisiástico francés Émile Puech y
por el investigador americano Eugene Ul¡ich. Las obras proyectadas
i qrr. ap r...rán en Oxford llevarán por tírulo Discoterits i» tbe J*
daear Desert (DJD)-

Dc 195J a t960: elurwiasmo l el dinamismo

Obligatoriamente hebá que improvisar- E[ pragmatismo se im-


ronía como regla. Jóvenes y brillantes investigadores fueron virtuo-
an Les debemos mucho. l-a mayor parte de ellos eran re-
'o, "r. ".,a.
sidentes o becados por escuelas o i¡stitutos de enseñanza e
investigación (ASOR, EBAF y orros) que cada r¡no de los grandes
raíses occiden¡ales mantenían en Palestina, en -ferusalén oriental más
pr..i."-"nt.. Entre 1957 y 1960, algunos ióvenes investigadores se
sucedieron para llevar a cabo Ia concordancia de todos los textos pro-
..d.ntes d. las cu.r,r" 2 a 70, principalmenee de la cueva 4. El pri-
nero fue el jesuita americano Joseph Fitzmyer, cuya admirable obra
,obre el Nuevo tstamento conocemos Su compatriota, el sulpicia-
ro Raymond Brown, que hará a su vez una b¡illantísima carrera, to-
:nó el relevo. Hubo otros despues. Estos ardientes trabajadores trata-
:on más de dos tercios de los escritos encontrados. Por desgracia, sus
:lumerosas y tan preciosas ñchas serán ignoradas e incluso olvidadas
d.urante ¡¡einta años. Nadie se inreresó por ellas. Fue la ptimera y sin
iuda [a más erave de una seric dt omisiones lamcntables Sea como
ruere, en 196"0. apenas trece años despuds de la apari.ión de los pri
:neros rollos, se hibía conseguido limpiar y reunir, identificar y nom-
ir¿r la casi totalidad de las piezas: un inmenso puzle por resolver
\luchas decisio¡es siguieron siendo provisionales. Le corresponderá
: las generaciones siguientes meiorar las cosas.
En el aÁo académico 1953-1914 se constituyó un nequiPo inter-
nacional, compuesto poi ¡ePresentantes cualificados de diversas es-
--uelas arqueológicas y otr¡s misiones esablecidas en Jerusalén
oriental'
.{J principio. e.re.qrripo conteba con ocho miembros, encabez¿dot
¡o, Rol""d de Vaux. ta situa,-ión potftica y otras razones toncomi-
44 Qumrán y ks tmios

tantes excluyero¡ de el a los judíos. Ahora bien, el grupo era muy po-
co numeroso; trabajaba sin organización y sin recursos suficientes. Y
sobre todo sus responsables no calibraron la amplitud y ta compteiidad
de la urea. Su proyecto era demasiado ambicioso para los medios dis-
ponibles. Al principio se anunciaron cinco o seis volúmenes de textos,
además presentados y comenrados; al fi¡al habní cuarenta, de eJlos
solo veinticuaro de la cueva 4. No obsante, nunca se di¡á basrane de
¡
lo que debemos al ardor en algún caso, al genio de estos admirables
pioneros. Dos personalidades excepcionales merecen ser ciadas: el po-
laco J. T Miiik (muerro en Parfs en 2006) y el británico J. Strugnell,
¡ed¡ado en los Esados Unidos. El primer volumen de ia se¡ie oficial,
Discouriet in tbc ldaean Desert, apareció en Oxford e¡ 1955. Fue Ia
ob¡a del dominico de Friburgo (Suiza) D. Banhélemy y del superdo,
tado ].I Milik. Contiene todos los rcxtos de le cueva I disdnros a los
del lote de los siere ¡ollos de Belén.
A lo largo de esos mismos años, ra¡ios miemb¡os del equipo in,
ternacional llegaron incluso a redacur y publicar obras destinadas a
info¡ma¡ e ilumina¡ a un público amplio. Thmbién hay que celebrar-
lo. Encontramos a].T. Milik, con Dix an¡ d¿ ücortme¡ daflr l¿ Dé-
«rt dz Juda (París, 1957), libro que aún se puede consultar El paleó-
grafo de Harvard E M. Cross es nomble por el excclente Tlte Ancimt
Library ofQrmran atd Mod¿m Biblical Sndi¡¡ (Iondres, 1958), varias
veces reeditado y recientemenre puesto al día. [¿ obra de M. Bqr¡ows,
cminente rqrresentante de la ASOR, Tbe Dead. Sea Soolb, aparecií en
Nueva York en 1955. Estas publicaciones entonces irreprochables ha-
bían sido precedidas por las intervenciones naturalmente especiosas
del b¡illante A Dupont-Sommer: ,4par¡z.r pÉliminaim sur h manus-
oit¡ d¿ l¿ met Motte (París, 1950) y después Nouaeaux aperpts *r bs
manuscits d¿ l¿ m¿t Morre (París, 1953). futlculos y libros comenza-
ban a abunda¡. Y dos bibliograflas acababan de aparecer tras sus hue-
llas: Bibliogmpbie za d¡¡ Ha schnf*n wm Totet Meer, de Ch. Bur-
chard (Berlín, 1957); y Bióliograply oftlte Dead Sea Scrolb, de W. S.
laSor (Pasadena, cA, 1958). La coronación de esta dinámica fase fue
sin duda alguna la concordancia de los textos de Qunrán (Konho anz
zu dzn Qtmuntartzn) que publicó el especülisra alem:ín K G. Kuhn
(Goringa, 1960).
R.con'ttutcrón, ?,blicación j.o/tt ttóción & l,t tcxtoJ 45

La guerra del Sinaí, en 1956, penu¡bó el curso de los aco¡teci-


mie¡tos: los manuscriros se ¡rasladaron a Ammán; una vez pasado el
peligro, fueron llevados al Museo A-rqueológico de Jerusalén, no sin
daÁos. l-os miembros del equipo internacional se dispersaron. En
1960, la mt¡er¡e de Rockefeller supuso el freno para la mayor parte
de la 6nanciación. Un golpe duro. Desde el principio de la aventura,
esta personalidad, la segunda de la dinastía, finenció generosamente
al Museo Arqueológico de Palestina. Timbién se produjeron desgas-
res personales, la retirada de algunos investigadores a sus países y la
c¡ida de otros en el elitismo. la hora de gracia de los comienzos ha-
bía llegado a su final.

De 1960 a 1985: el abogo 1 la raltntiztción

Fue el tiempo de las polémicas, atgunas iniustas o fantasiosas,


orras jusdficadas. Al principio se cometió un grave eúor que no será
corregido hasra mucho más ta¡de, por la presión de instancias exre-
riores. EI primer equipo de editores negó a orros invesrigadores ei ac-
ceso a los fragmenlos inéditos, Se instituyó una especie de celoso mo-
nopolio. Lo cual, naturalmente, despertó sospechas. Es como si la
arribución de un fragmento con vistas a su edicíón princep signiFrca-
ra su propiedad. Ese era una especie de derecho, adquirido desde ha-
cía mucho tiempo. Nadie, por cualificado que esruviera, podia inter-
venir para suplir las deficiencias. Una t¡adición con valor de ley regía
enronces el mundo de la erudición. Cualquier especialista encargado
de la edición de un tex¡o á¡tiguo se veía autorizado a conrolar el ac-
ceso a él hasta su publicación. Y esta persona disponía de todo el
riempo para lJevar a cabo su earea- No habia ni ve¡cimientos ni san-
ciones. Podía eiercer igualmente una especie de neporismo científico.
El carácter moral y sobre rodo jurídico de esms si(uaciones constiuía
un problema al menos l¡tente. Este saldrá a l¿ luz tardiamente, en los
años novenra. Será prcciso un ploceso, con los riesgos de que su final
siente jurisprudencia, para que se llene por fin ese vacío jurídico. En
mar¿o de 1993 se intentará una acción legal por parte del especialis-
ra israelí Elisha Qimron alte el Tiibund de insrancia de Jerusaléo.
46 Qrnria l bs csedos

Serán arrastrados al iuicio los america¡os Hershel Shanlis junto con


su Biblical A¡chaeological Sociery Robert Eisenman y James Robin-
son. El demandante is¡aelf reivindica¡á los de¡echos de autor sob¡e la
publicación de un texto hebreo de le cueva 4 que había contdbuido
i ¡eco¡st¡uir: una curiosa cdta, conocid¿ solamente desde 1984, ri-
rulada por sus editores como prácticas de la [ry, (en he-
"Algunas
breo: Misqat Ma'aseb h¿-Tor¿h, d.e ahf Ia sigla 4QMMT¡'. l-a patrc
incriminaáa apelará una pesada condena ante la Corte §uPrema de I§-
¡ael. La decisión de este tribunal llegaá el 20 de agosto de 2000: con-
hrmará el prirner veredicto, financieramente severo. Seá el primero
en la materia,
En 1966, el Gobierno iordano nacionalizó el Museo Arqueoló-
gico de Palesrina. que albergaba la casi toralidad de los fragmenros Y
ál año siguiente. el tercer dta de la guerra de los Seis Dtas' todo cayó
en manos is¡aelíes. Curios¿mente no hubo entonces un nuevo im-
pulso. Los equipos fueron mantenidos en el lugar y continuó el en-
iorpecimiento. Desde hacla mucho, Ios especialistas vivían entre los
árabes, en Jerusalén orienml principalmenrc. Muchos hablaban su
lengua. Vivieron la situación como una uocupación» que les recorda-
ba la guerra, lo cual motivaba su ¡eserva cuando no su actitud defen-
siva. Señalemos también los efectos de la actiaud de esPe¡a que e¡-
tonces preconizab¡rn las diplomacias europeas, de las que dependían
las escuelas o institutos oacionales en Palestina. l,os ¡ollos habían si-
do descubiertos e¡ tie¡¡as del reino de Jordania: iurfdicamenre eran
por eso propiedad suya. Y se encont¡aban «cautivos de guerla» e¡
maoos israelíes. Nadie sabla hasa cuándo. Du¡a¡te los acue¡dos de
Oslo, los palestinos quisieron ¡e¿bri¡ el tema. Reivindica¡on la pro-
piedad de los rollos, habida cuenta de que las cuevas, descubiertas en
Pdesti.ra antes de la proclamación del Estado de Is¡ael, es¡aban si-
ruadas en Cisjordania. Dada la situación que habia, el argumento que
designaba a los manuscritos del mar Mueno como parte irrenuncia-
ble Jel parimonio judío solo podía triunfu. Con excepción del fa-
moso Rolh & cobte y de algunos fragmentos que se encuentran en

' Sobre esta obra. cl rwjs adelante. p. 6t.


R.totst¡trián, púlicrt íót I cons.ruación d¿ kt Ér-to, 47

Ammán, el Estado de Israel sigue siendo el depositario de la mayor


parte de los escriros.
Al final de Ios años setenta, los investigadores se impacienraron.
Ante el embargo o el blqh oat de hecho, un gran profesor de Oxford
(C. Vermet) gritó *escindalo,- A mirad de los años ochenta quedaba
por putrlicar más de la mitad de los documenros de la cueva 4. Se los
divulgaba con cuentagotas, eo congresos de especialistas o en revisras
especializadas. No obstante, los años sesenra y setenta no fueron los del
vacío. El número y la calidad de los estudios publicados lo muestran.
Jóvenes investigadores, la mayor parre de ellos biblistas, hicieron tesis
sobre los manuscritos del mar Muerto5. Paralelamente a Ia lenta pu-
blicación de los romos de Ia serie o6cial, Ditcoaeria in tbe Jrdazan De-
r¿¡r, hay que celebrar dos hechos editoriales. En 1976, J. T Milik pu-
blicó e¡ C)xford esta importante obra: Thc Book¡ of Enoch. Aramaic
Fragmenx ofQumran C¿ue 4, Fsrudiaba, con traducción y erudito co-
menrario, los preciosos fragmentos aramms del lib¡o de Henoc halla-
dos en la cuers 4. El libro hizo época. Al año siguiente, \i Yadin pu-
blicó una edición en hebreo, en rres hermosos volúmenes, del famoso
Rolb del Tenplo (rye atribuÉ a los esenios). Orro aconrecimiento en
la historia de los textos de Qumrán.

De 1985 a 2002: el despertar I la conclusión

A partir de 1985 se llevó a cabo una dura campaña para *liberer


Ios manuscritos, po¡ parte de una publicación americana de gran ti-
rada,la Biblical Archaeology Retieu. Dio sus frutos. Será el comie¡zo
de la tercera fase de la edició¡ de Ios textos. Se aligeró la tarea de las
personas de la primera hora comprometiendo a nuevos investigado-
res, la mayor parre de ellos jóvenes. Fue a i¡iciativa de ]. Strugnell,
entonces redactor jefe. En 1987, el restringido equipo encargado de
la publicación ab¡ió eFectivamente sus puertas. Y enrraron muchos

Es el c¿.so del auror de t¿ presenre obra, con su tesis. defendid¿ en P¿rn en


mavo de I!6ó: Fmr dt Qrmün et rrta juiua aux prcrtitn situbs dt I nbn qu-
blieda en 1969).
48 Qunrán 7 hs aniu

iudios. la mayor parte israelíes: excel€ntes esPccial¡rras que represen-


taban rarias disciplinas' enrre ellos los distinguidos EIisha Qimron'
Devorü Dimanti Emanucl Tbv' Otra generación de qumranélogos
iba a afi¡marse. Eí gtupo se ampliará hasta alcanzar bastante rápida-
men¡e los cincuená Ái.-b.o., y no dejaú de feminiz¿rse' Aho¡a
que rodo esrá acábado. se Pueden contar en total novenra y ocho in-
,estigador.s que han conrribuido a la ratta editorial en un momento
u otro o.
Los acontecimientos se sucedieron. En 1988, después de treinta
años de congelación. J. Srrugnell hizo imprimir la-concordantia
ela-

borada t¡es áé.rd". sálo una'rreinrena de eiemplares l'o cual


"n,.r, Uni-
basró oara provocar un¿ 'sacudidan sorprendente en los E'srados
dos, u¡ oÁouu, cour. podriamos decir Dos especialisras americanos'
el maestro i tu ¡or.n áis.ípulo prendado de la informltica' desafia-
,on la cróoic", óor,.ibi".o., un ptograma que permitió trata¡ los da-
tos de la conco¡dancia Y ¡econsiruii los documentos que hablan
ser-
vido de base para la redizacirin de esra' que los presentaba dc una
manera dispersa, caü palabra se enconlr''¡ba referenciada y citada
en

el se¡o de la proposición en la que aparecía Los resulrados fueron pu-


bl¡."do, .n i99i. .on gon ..o"n li prensa inrernacional' 1¡ "libera-

Esrcs son sus nombres, por orden alfabético: M G Abege' P


6 Alexa¡der' 'J'
M- Aliesro. H. V/. An ridse, M. Bailler. H \U. B¡ker'D Banhélem¡l'M Baum'
,,.,.^.i. s.r Dov, t Báojr. M. Bern«ein M' Brad¡ C' J BrooLe' M' Rro-
l.
it', I ú cr'*Ies,nonh. E. Chazon, M Cohen J J Colhnr' H M {-otton L
C'"*f"*, n V. C-*' C. Crowfoor. j. Drüla' D Dimrnt ] A Duncan' T Elg-
J",i.r,,",.E e+t¿, U. f"¡¿, Z. trlk.J A Firzmver' ll \{l Hiot R- I f'rller'
F. C,a*a Manl¡er U. Glessmer' j. C. Creenfield X
Crohmann' D M CToPP'
D. Hlrinson. t. D. Herberr' Ñ. Jasrnm M' Kisrer' R A Krafr A L-lng€' E'
ü L^""l¡"r. n- I*r,.¡nn. x- Leiih A. Lcm¡ift T' H l'imM'ehv' S Maro J r Mi-
rii. ¡.. ii¡'.". ü. ui"-ann-Richen M. Morgensrern M' l Nareh C'
Á. N.**,i, X. N¡.." , B. Nirzan. S. M. Olvan l larrv' S J Ptun D M I'i'
ke. f. tue.h, E Qrmrun. F. P S¿nden ¡ E' Sanderson L H SchiHman L'
M M' <o[o-
i.'r.Ji*' n sJ- F. A. 5cs¡1. '$í Il sleh¡n. J Sk;nner, srn;rh'
Lfr, s,¡,1". H. S;qeñan..-A. Sreudel. M. E Srone. l Srrugnell'.1' T S¡uc'
'r.^uiJ,
I.
v i,"rn,",i x. 5nnk. 5. T¿lmon. s fa.nzer'E J C ligchelar' L' Iov'
I r¡cbolle B¿¡rera. L. Uhnh' I M VanderK¿m. R de Vaux C Verme' M
'r:u"¡"fi.I¿|. S. Whrtc Cra*{ord, R S. va¡ der \Uoudc' A Yardeni v B' Zisu'
R.coÁtñlctió't ?Lblna'ión I con¿rua'iói d' los te$ot 4')

ción rle los manuscritos» se hacía realidad' Otros acontecimienros


rban ¡ seguir. En )980, una generosa ameri(an¿
temió las desgracia'
rePro-
¿. un nr?uo."nf1¡.,o en el ñrcjximo Oriente Mandó reah¿rr
¿"á"., ¿. la totatid¿d de los fragmentos en microfrlms' Estosdel se

Sr* rec¿udo en Californi¿' con copias en olras Pane§


"r."-, En " 1991, el nuevo director de la biblioreca de ['os Angeles
-,,r,do.
,rr".ro q* p*i" Ia toralidad de lor films a disposición.de cualquier
llben¿o oe
,nresrisaJor o estudianre interes¡do' en nombre de la '!n_
la ciencia- Como rituló el N¿u York Time' cl 22 de
; '-r.iJ" a.-,4'l
"
*r,r..¡r.'¿" t. ese fue el "final del monopolio sobre los rollos
israelies renunci¿-
;á';;; ü"."." Hubo debare' pero las instancias lot del me¡
,", ,lr"rt"r¿"t . ualq,ri.. p'oáo Fin¿lmenre textos
ü.*,.'.i* "**iUf.,'" ,odot, tn un ptir.'er momento al menos adé- las

;;;;;;;;t de leerlos en su lengua original Hará faha una


2001'
L,l" o"r" qr. l" publicación como ral sea acabada' a finales de 2002
ir,[ár.l¡¿, elr inglés y en orras lentuas euroPeri§ En el año
llédÁ 11 hñra del final de los descubrimientos Hubo una ceremonra
,oi.i pr.''id.n,. d.l E¡rado de Israel' Habia llegadoel momento en
oue de verdad todo empezabe' Obl«ivamente
y habrda cuen(a oel
q,e
ltado.n qu. fit.ton haliados lot documentor' hay que teconocer cin-
en
*
.iar. f.-ry" llegado a editar semeiante volumen de escriros
.;i;:;,;;;i.*.. q" t""t"
,",o,
""elebrado
see lo que tue'

,. ¿" f", mh", y i"" p.r-*' hay que hacerles iusticia Jamás una
emp.esa ,emeiant.. y ion la condición de
haber visto su tinal' 5e ha
il.v¿do a cabo con anta ditigencia'
Arqueológico de
Los manuscriros no se han movido del Museo
Prlev"in¿, rebauriz¿do como Museo Rockefeller
pol los israel,íe¡, I
en el Sanruerro del LI-
ellos h¿v q.le a¡adirulgunos rollos expuestos
balo l¡ resPon-
bro. Dásd. hace unos quince añor, todo está Puesto
de Antigüe-
*üifá"¿ ¿. L" r,.*f Antiquities Author§ GAutoridai
¿rJ.r J. Irt".r,l.Esta alta insancia hace todo lo posible por asegurar
manuscriros' y
li br; .onái.io.,., para la conservación de losentre otro'' Aün
;, i; meiores experrot. del Mtlseo Británico
"
il.. f"l,r,i".r. para'que los desperlectos de la cinra adhesiva y lx
;;;;;;;,,i ,i.n ,.p"'"do'' v también orros' 5e ha recurrido a
I,rJ., .",.tido ¿. aconditioo"miento y a sisremas de almacenaie
50 @üá¡ | h' c'.n;o!

diferenres. Se mantiene una clim¡tización de 20 grados y una hume-


dad del 50 por ciento. l¿ finalidad es reconstruir lo mejor posible Ia
remp€&rture y la higrometrla del interior de las cuevas ¡ al hacerlo
¿s(, ralentizar al máximo el ineluctable proceso de deterio¡o de los do-
cur¡ento§-
En la actualidad se dispone de Ia tomlidad de los manusc¡itos en
sus lenguas origioales, el hebreo' el arameo y el griego, así como nu-
me.os"i traduc-ciones. Se riene la posibilidad de una visión global y
de una aproximación transversal e inclt¡so sistem:ítica' de est¿ io¡neo_
sa y compleja biblioteca.
El catálogo razonado
de la biblioteca encontrada

La clasificació¡ de los ¡ovecientos rollos depositados en las cue-


vas no resulta evidente, Pero se muestra instructiva. No obsrante, es
relativamente fácil porrer aParte' en uo primer momento, los qtre se
co¡.ide¡an como obíblicos,, dicho de otra manera, los que esrán prc-
senres formalmente en nr¡est¡as Biblias: entre el 23 y el 25 por cien-
ro del conjunro. En relación más o menos direc¡a con estos textos y
de u.ra ,.á a t eces cercana se Pueden encontrar de seiscientos a sete-
cientos escritos, en hebreo y en arameo' Atesriguan una importante
fuena <le proliferación lite¡atia en relación, según patece, con laky
,los ProÉas, arrnque también con o¡ros libros como los Salmos y-los
3apicnciales. Q,rajr.l resto. muy minorilario. pero que refleia for-
más rariadas, Úna cosa e" común al <onjunto de escritos: con alguna
excepción (el famoso Rollo fu cobre priocipalmente, y quizi ni eso)'
constituyen un conseryatorio que se califica de "lire¡ario' También
,t h¡bl¿ de -biblioteca,. En efecto, no se trara de ¿rchivos, con f¿c-
ruras, conrrátos, cárlas u otras piezas designadas como "docu*en_
ros". Este aspecro disringue et coniunro escriro procedente de las on-
.. d. l" -"yoria de las piezas enco¡tradas e¡ otros lugares de
los"u.u",
alrededores o.cid.ntale. del mar Muerto, Murabbiat y Nüal
Hever entros otros.

l. Elementos para une aploximación a la Biblia antes de la Biblia

En el e¡reno de los estudios biblicos, puede ser uDa autér¡tica ¡e-


rolución a lo que lleven los descub¡imientos del mar Muerto De los
.e¡ca de rrovecientos rollos cuyos res¡os se han recogido, en torno a
52 Q"nri" ! b' éenio!

doscienros son catalogados como "bíblicos,. l-¿ mayor parte están re'
presentados por varios, iocluso por numerosos elemplares. Así, vein-
te del Génesis, diecisiete del Exodo, catorce del l¡vítico, una treinte-
na del Deuteronomio y más aún de los Salmos, ocho de Daniel, etc.
EI más anriguo de estos inestimables testigos, un eiemplar de Samuel
(4QSamuelo o 4Q5), está darado a mediados del siglo ltl a. C. Aña-
damos un zo man's hnd literario en el que evolucionan un cente¡a¡
de escri¡os más o menos ce¡canos a los libros santos, algunos de ellos
rraÉdos en pie de igualdad con esos últimos. Sin omitit los [rag-
mentos del Éxodo y del Deuteronomio encontrados en veinticu¿tro
filacte¡ias o t$llim y ocho m*uzot.
En ninguno de los textos descubienos figura ninguna lista de es-
criros considerados como «sr!n!os», es deci¡ disdnguidos y alabados
como poseedores de una autoridad superior a la de los demás (mr.r-
cho más rarde, en ambiente cristiano, se les llamará "canónicos»). En
esa época no había más que apelaciones genéricas. Por una parte, nla
tey, o .Libro de Moisés,, o incluso ul-ey de Mois$,; por otra, ulos
libros de los Profetas, o ulos Profetas,. Lo que da en total: "[,a Ley y
los Profetas,. Esras férmulas son conocidas por los evangelios. Se leen
en v¿rias ocasio¡es en los ¡ollos del mar Muerto. Puede suceder que
nlos Profetas" se hayan unido con .David,, lo que implica los Salmos
(como en Lc 24,24) y orros poemas o cmcos. Se han encontrado los
restos de ueinta y siete rollos que se llaman .de Salmos,. Compren-
den, a veces muchos, sdmos biblicos acompañados de textos poéti-
cos dive¡sos; uno de ellos se encuentra basunte bien conservado
(llQSalmos'o llQ5). No es seguro que, de momento, digamos en
la época de Jesús, esremos en presencia de salterios e¡ el se¡rido ad-
quirido del término.
Se plantea un primer problema. Ent¡e los centenares de escritos
hallados e¡ las cuevas, ¿cómo identificar los lib¡os considerados nsan-
ros,? l,os cinco indicios siguientes pueden aJrrdar a ello.
t) EI número de ejemplares de un libro. Pero esro no basta, por-
que sucede lo mismo con muchas ot¡a¡ obras: lib¡os de Henoc (ur,a
decenal y de los Jubibos (una quincena), la .Reg& dc b Comanida,l(al
menos diez), la Regh fu la gafia (casi otros tantos), etc.
El carálogo raunado dt h bibtiotec¿ mtunftd¿i 53

2) l,as ciras idenrificables. Se presentan a me[udo con la fó¡-


mula nestá esc¡ito, o «como está escrito», con mención de una firma
(Moisés, Isaías, David, .)eremías, Daniel, etc.).
3) l-os comenrarios o citas comentadas de un pasaje de un libro
o incluso de un libro enrero, según métodos p¡opios, enrre orros el
p.ofetas o Salmos (el primero
¡dsáer o ninrerpretación»: para ¿lg¡so.
conocido, en 1947, es el famoso Péthcr fu Habacuc).
4) La existencia de escritos derivados, de u¡elecruras, o .pará-
f¡asis,: se les llama equivocadamenre .apócrifos de..., (por ejemplo:
Apóctifo fuJosué1 o *psetdo-, (xí, Pseado-&e4zlaf . Observemos que
esre tipo de composición no esraba esrricramenre reservado a los li-
bros.bíblicos,. Se han enconrrado resdgos de dos o quizá tres eiem-
plares de una obra tiulada por Ios especialisras 4QPseudo-Jubileos
\4{1221,226 y 227\.
5) l¿ t¡aducción, al a¡ameo o aJ griego. Disponemos de frag-
mentos eri g¡iego de la mayor parrc de los libms de Moises; de Lrna
versión aramea de Job, de la atestación bilingüe de Tobir (que no fue
conservado en el corpus hebreo de los judíos) en hebreo y en arameo.
El ¡úmero mínimo y vfido de las condiciones o crite¡ios de
«santidad» no debería ser inferior a dos. No llega a todos los libros
ubíblicos, e¡con¡¡ados en ]as cuevas. Po¡ el contrario, lo es para otros,
ausentes de nuesras Biblias. Lo cual significa dos cosas: 1) algunos li-
b¡os obíblicos,, conocidos y reproducidos e¡ esa época, no eran en-
tonces distinguidos y alabados como «sanros»; 2) contrariamente,
otros, ausenres de nuestras Biblias, e¡an considerados como tales. Si
dejamos aparte a Ester (quiá desaparecido) y Nehemias (sin duda
agrupado con Esdra§), todos los libros de la Biblia hebrea o judía es-
tán ¡extualme¡te documentados en una o varias de las once cuevas.
Pero esto no debería ser, recordémoslo, ni la medida ni la razón de la
penenencia al coniunto de libros sanros. Ciertamente, los cinco li,
bros de Moisés, el Pentateuco de los c¡istianos, están bien atesrigua-
dos. Incluso se observan algunos signos de su agrupación. En primer
lugar. la probable copir en un único pergamino de dos libros que se
suceden en nuestras Bibli¿s: Génesis con É.xodo. Éxodo con Levirico.
l¡vítico con Números. En orra cueva, en Mumbaár, más al sur, se
54 Qtnrnn 7 lot eseniu

del Cénejs y de,lo'


enconlró un manuscrito del Exodo con Pesaiel
de unr L-ev
Núrneroq. Pero hay más. Poseemos los teslos sus(anclales
rei' eiemPl¿
i. ü",'.,...ti"i". "rnqu. "tot'd' reproducida en
res al meno. 1+Q158' 4Q364-J68):
las coPias est¿$ daiad¿s en el sr-
al8u'lo(.lugares all_
slo Ir t) I r. C. Ft rex¡o esrá reacondicionado' en
Í.i,i. " ir..r.n"renle anotado tos primeros edirores lo llamaron d¡remos:
T",,orfrlrd frrtrrrurh " Penlareuco reefaborado" Nosotros
'i';;';;,;r'*d". ;l de los cinco lib¡os de Moisis en el
^srupamiento
adquirirlo 5ea lo que fuere de los acondi-
.'á"^",.¿i.Jri ori.cá un e¡emPlar ¿uten(lco
aionrrnianl'oa. en aquella época se rr¿raba de
i. i, i"" J" n¡.ltai Es in¿decuado habl¿r de escriro deriv¿do'
Es muy proba-
Sin embargo, la cifra cinco no parece limitativa'
entre l¡ Lev de Moisét; en_
ble que otro" escriro.i \e Lontaran enlonces
i*Ji-r, rí liU- ¿" t"t fubikos tq.". 'e eocuenrr¿ en l¿ Biblia etiópi-
:;,; i;.'"
;i Rolla il T.npto,
"nade'sp'cie
de Deureronomio bis o
nr"'u, -r"grnd" Ley". ¿Y qui decir los Proftus? AJgunos proletas
l,Ul¡-t o"." no.o,'.o, Il,'*,n* "no li¡era¡ios"' Eias y Eliseo de
por
;";;];.;;;; .o,no figu'"t lirerarias' ritulares o signatarias
['ze-
;;;;I;.;;i"' a;.""nto a És Profet¿s lirerarios comoJeremiar'
ó"""r. no es un tibro sino varios' respectivamenle seis' seis,v
"riií,
ochn,'lo. que ller¿n su nombre Ciertamenre s€
dtsllngue uno oL'
más con
aú", -rn. al verd¡dero por la razón de qrre se corresPonde
el oue leemor en nuesrrr\ Bibli¿sl los otros
son llamado( "lPocrlro\-
; .:;;;... tui, Apóoifo¡ tl¿ Je'entd¡ (cinco e iemplaresl Arrlo- Lr

o cinco eiemplares)' ft¿udo'l)dntel ltte\


',rittrdo-tz¡ar¡rl f.uatio en esror
.á-oir*tl. Lna disrinción como esla aPen¡s es perrinente llrma unlca po'
,i.rnpo" rn,iguo.. En aquella época según parece 'j
nue\tra era'.<r
.ible obra plural. Por orra parte a finales del stgJo I 'le
Lzequtel nos h?
hi.rori¿rloi iudio Flavio Josefo escrihía: "EI Pro{et¿
rilnguno tte el1o5 r
deiado doc libros-l no mosrraba prelerencia Por
y delÓ lon leroos
tle D¿niel dic< esro: "Todos los libros que ' ompuso
rarde se lllara y norma
entre no\otros todavía hoy-. Solamente má¡
b¿se de un
i,rr.i.t .orpr, d. tior.os 'anrot progresi'amente' sob¡e Ia{qLle
principio di.tinro. a saber: a firm¡ únic¿' obr¡ únrc¿ Pueo(
l"¡ía's' o el de Moi_
xerLrD¿r varlo\ e(rlto\' asl el 'Lloro de "Libro
,:.;:¿.;;t,, regla se construyó el "canon de l¿s Lsc¡ituras" [n es-
Ef catálogo talin¿,lo d. h bibliotee¿ ¿nun¡ad¿ 55

!e caso no se homologará más que un solo libro de Ezequiel y uno so-


lo de Daniel.
Hay que tener en cuenu ot¡o hecho; no resulta menos signiñcati-
,n. Varios iibro, qre figuran en la5 Biblias criscian¿s, al menos católicas
, or,odo*r,,.rtá-r, de Ia recopilación hebrea de los iudlos' a la
"*Jntes
Lue esros últimos llaman no Bibli¿, sino &N¿'((acrónimo construido
án las ini,.iales de tres (érm¡nos: Tori o "l¡y"' Nebiim o 'Profetas" y
Kenbim o ^Escritos,) o Mikrá ("Esctiwa'). l¡s cristianos los recibie-
ron por el c¡¡al de I¿s E-scrituras grieg,as que denominaban globalmen-
re "detenra.. Para tos c¿rólicos. estos escriros son canónicos: desde
el si-

elo nr (Sixto de Sien¿) tos distinguen como "deuterocanónicos";


los
á,ro.. los,ru. .orr.rponden a la recopilación hebrea. :on llamados "pro-
¡ocanónicás". t Bibli¡ hebrea o judia no conocía estos libros "deute-
roc¿nónicos,,. La Biblá reformad¿ se alinea generalmente con e[[a: bien
los omite, bien los ptesenta aparte bajo el nomb¡e de Apócrifos.(si-
guiendoa san Jerónimo, gren leórico de le ueritas hebraird Aho¡abi<n'
i.,. ,1. .rto, lilros. v no leno.es. fueron encontrado' en la¡ cue'as de
la de Ben Sirá (Si-
Q.,m.án, en su lerrgrra original. Se trata de Sabiduría
úlcida o Eclesi:isticó) y el libro de Tobi¡. Veímoslo más de cerca'

- F,l Sirácifu. Ngtaos fiagme¡tos susta¡ciales del original he-


pe-
breo fileron encontrados en las cuevas de Qumrán y en el famoso
Ia
ñóo de Masada (se añaden a los importantes restos procedentes de
peniui de El Cairo a finales del siglo xrx). Poseemos lor dos tercios
fet libro en hebreo. Ademá' varios indicios mucstr¿n que' en el iu-
,Jaísmo ptecristiano, este libro e¡a considerado como 'santo" 'bíbli-
co, dirfamos. Cosa quc ,a no ocurre entre los judíos ni entre los pro-
:estarrtes. Y en¡.e loicatólicos, es la versión griega Ia que es canónica'

- Lib¡o de ?7ái¡. encontraron en Qumrán fragmentos de un


Se
lexto hebreo y de un¿ vetsión eramea, que Jerónimo conocía Parece
que el libro fue redactado en a¡ameo. Y, lo mismo que el de Ben
Sirá'
Éay indicios de su reconocimie¡to como lib¡o santo en esa antigúe
J¿á orecristian¿, lo que ya no ocurre entre los iudios ni enrre los pro-
rest;tes. Y enrre los c¡tllico, es la,ersión griega la que es canónica'
Por tan¡o, este es el corpus.blblico' que ate§tiguar¡ los rollos
descu-
hiertos en las cuevas.
56 Qunúa1ks azniu

Cada vez hay mayor tendenci¿ a esmr de ao¡erdo en un punto.


Ese antiguo fondo literario de contornos mal definidos que llamamos
.bíblico, constituía en aquella época un bien cultu¡al común de la
sociedad iudía en su coniunto, confundides todas sus tendencias. Por
el cont¡ario, la interpretación de los rcxtos sagrados, y por consi-
guiente su uso, varió más o mcnos conforme a los sistemas y los idea-
Ies, Ios movimien¡os y las corrientes. En parte, los manusc¡i¡os IIa-
mados nde Qum¡án» atestiguan la amplirud y la medida de estas
variaciones. El segundo campo de esrudios bíblicos cuyo horizonte
vienen a revolucionar los descubrimientos del mar Muerto es, por
tanto, el de las raíces judlas de la interpretación de las E¡crituras;
y tanto en el primer crisrianismo como en el judalsmo recomp[esto
tras la derrota del 70.
El tercer campo afectado por la mencionada revolución no es
otro que el del texto de los libros santos. El texto y no ya los libros.
Hasta entonces, la enseñanza bíblica presentaba el texto hebreo de
Ias Esc¡iruras, el texco masorético de los judíos, como el tesrigo
privilegiado, cuando no exclusivo, del o¡iginal: su forma actual, en
la Biblia bebraica, solo data del siglo x de nuestra era. l¡ versión
griega de los Serenta e¡a conside¡ada como un testito textual se-
cundario: sus numerosas desviaciones, ranto cuantitativás como
cualimrivas, se explicaban por las co¡diciones o los az¿¡es del acto
del traductor, agente de una época y de una cultura diferentes. Pa-
ra la Ley de Moisés, y solamente desde el siglo xvn, se disponía
rambién del Pen¡ateuco sam¿ritano. con variantes propias y a su
vez secundarias. Cuando se hizo el inventario exhaustivo de los
manuscritos blblicos descubiertos, los especialistas constataron
que Ia familia textual representada por el ¡exto masorético era am-
pliamente mayoritaria. (Los textos encontrados en Muraba'at y
Nahal Hever, más tardlos, ya que son de finales del siglo I clistia-
no o comienzos del II, se muestrao de la misma veta.) Pero úpida'
mente se observó que algunos fragmentos de manuscritos o de pa-
sajes de libros se separaban dc esta tradición. En muchos casos es
en la versión heb¡ea procedente de las cuevas de Qumrán donde se
observa la matriz del texto de los Setenta, inctuso el modelo del
Penareuco samaritano.
El catnlogo raunab tu h biblioteca ¿nnntad¿ 57

Si en est¿ époc: basrante próxima a la composición


de las obras'
el olural reni¿ sr.ts derechos para los libroq sucedia
lo mismu en cu¿n-
el si'
;;';i;;;;". Mu.ho, .;".pio, resultan sorprendentes .Ve¡mos. que.la5 va'
suiente. Anres de los descubrimienros de Qumrán se !¿bia
hebreo
iianre. d.l rcxto griego de leremia¡ con relación al "original"
;i;r; i-pJnaíto d. l" Biblia, al menos cuantitativamente Se
resumen. de dos ediciones diferenres L"* edición griega
er
diroon,r.
;:;;;;;;; "n "..,rvo.
Mr.¡chos términor' frases v e inclu''o párraf"s
enreror no fisuran misqueen el ¡exto m¿sorético Ademis el
ordcn
de un¿
i.'i"r-tir,"flt v lo. u.,ri.ulo' a ueces difiere sensiblemente
,..ri#, ott", Él I.*to marorético 'e distingue también por títulos o
rnrroduiciones ¡ las pro[e.ía-s y por Ia repeticicin de s<'cio¡cs rnteras'
[¡s v¿riantes mrnor;s (on ¿ñadido de de¡¿ller destin¿dos r clarlllcar
,Ur.¿* en él igualmente' Y el antiguo problema de la
"*".i"¿",
,n,.r¡ridr,l d" un terto u oiro' el hebreo o el griego' se enconlró re-
(LoPiado qLriá en el 'rBio
¿vivado oor Ia public¿ción de +QJeremix
lt a. (-.) v 4QJ;remias'. l-o quc queda de los do: manus'ri¡os ha b¿¡-
versión grie-
;;; ;;,i or.-r. percib, en iltos 'l modelo hcbreo de laliterarios' por
*li.'1.r..ir.. Esro, por la ordcnación de los elemento: textual he-
i* irllá".,0., t"l .r,"nti"" Era cvidenre que laenrama
lr"r ri*.i*"í¿" *u" rodo por 4QJeremíx estaba la b¿se de otr¿
u"Ji.ian ñ.Ut.r. p"ralela a ia que homologará el texto masorético'
Se podrían o[recer otros muchos eiemplos Su examen exigiria que
lx rel¡clones enlre l¿ "crítica lireraria- y la "criric¡ rexrual' tu:ol t:"-
valuadas y lar reglas de esu revisadas en gran parre'
hl estudro de,los
(ollsecuenc¡as t'n mucnos
menuscritos biblicos de Qumrán riene orrar
,.r..,-. iá" .."*"f israsie la Bibli¿ sc encuentran inst¿dos a reconsi
;;";; *;';;. Entre otros. en ta apmximación clásic¡ ¿ l¡
relacio-
fi¡-t ¿el Antiguo y dei Nuevo Tésta¡nenro A panir dc
".rlrt.l..
J"*'* pt
i.U.J. a ,od.o ti *")t"'to de los testigos antiguos' li-
¿e los liLros implicados Y esto si¡ omirir los
escri-
lrr... ñi.¡*'
l. A' P^t t ' La B'bb aua tk Bibüc. La g'a.ndt 'e
cu¿l .rucd¡ etDllcito e n
,¿,""1ii),"',,¡l L b n¿¡ Monc'Ce¡t'r¿v?hnón P¿ls 2005 Pp 225 228 red e'pa'
iol¿ L¡t Rúlia an¡' de h Biblia La gnn d¡ b¡ nanttt¡a: ¿ct na'
M¿¿r¡¿. Desc]ée de Brouwer, Bilbao 200fl'
58 Qunninl los aenios

tos que los especialisms preseritan con demasiada naturalidad como


nPseudo, o ,,Apócrifo». ,Así, por ejemplo, cualquier investigación so-
bre el uso del libro de Ezequiel en el Apocalipsis de.|uan exige que se
plantee e*a cuestión previa: ¿de qué (o cuáles) E"lquiel(es) s€ trat¿?

2. Un consenatorio lirerario deljudaísmo pr€cristiano

Abramos de par en pxr las fron¡elas del corpus "blblico" al con-


junto literario en cuyo seno evolucionaron durante mucho tiempo sus
diversas piezas, sin apenas distinción ni literaria ni doct:inal. Jamás se
trazaron lás Íionreras entre Io que pertenecería a las Escrituras y el res-
ro. Más aún, Ios paralelos son múltiples; incluso hay una ósmosis en-
tre lo que se coosidera y se rram como dos categorías de escritos. Una
parte amplia de la segunde, llamada nno bíblica, y que totaliza más
del 75 por ciento, se p¡esenta más o menos como ¡elecrures o reescri-
turas, prolongaciones o comentarios, ¡efecciones o sistemacizaciones
de rradiciones y formas realmente nbíblicas,, De ahí la idea de su cla-
sificación según el mismo orden de los libros santos en la recopilación
hebrea o Thx¿h, con sus ues parres: Torá (l*y), Nebiin (Profetx) y
Kenbim (ovos Escritos)'. ]uzguémoslo por la organización selecriva
que sigue. Pero lejos de ¡osotros la iotenció¡ de ¡econs¡¡ui¡ así la si-
tuación original; eso sería con[adicrorio con nues¡ro propósito. Es-
bocemos solamente una especie de modelo o rejilla descriptiva, capaz
de poner en claro las lineas esenciales de una lógica latente.

En el unfuer¡o lireruio dt b Ley (Tord)

En torno al lib¡o del Génesis observamos, enrrc orros y en he-


breo, la lengua de la Ley: ln Comentario con cuatro ejemplares

't-o cual no quierr decir quc se rr;nsidere quc la tripanición formal y mcnos
aún marerial de la recopil¡ción de libros sa¡tos fuera entonces algo adquirido Habní
que esperar a finales dcl sig¡o rv, con Jerónimo, para que las tres serriones estén ver-
daderoresre a«stiguadx. tnclsso en el qmbio de en se hahlaba genériqmente de
la try y los l'rofetas, con eventuales proloneaciones Ilamadas .lhvid, o .Saimos,.
. El citátogo ,ttzrru¿a ¿r h bibúotetn d.o"na¿a 5L)

(4Q252, 253, 254 y 254"), vr.a Me¿itdriót sobrc la crcación co¡ tres
ejemplares (4Q303,304,305) y un texto Sobre el diluoio (4Q37O).
En arameo, Ia lengua popular, se observan numerosos desaüollos so-
bre los héroes bíblicos, empleando génetos diversos: desde Io nove-
lesco, co¡ la. Hi¡toia dr tos Patriatcas (luoo de los primeros rollos co-
nocidos, publicado en 1916 con el títdo de Apócifo del Génesis), a
Ios viajes y visiones celesrialcs e incluso la asrronomía) con el famoso
Libto dz Hexoc (conservado en la Biblia etiópica); y al «tesramento»,
con ludá, Jacob y más aún Leví. En heb¡eo, Noé, Judá, Neíialí y Jo-
sé son a su vez objeto de traramienros literarios.

Sobre el libro del Éxodo se pueden señalar: en hebreo. un Dr'r-


curto robft el [xod4 \4qJ74l: y en arameo. escriros evocadores de
Amram' (4QVisiones de Amram, con cinco ejemplares: 4Q543-
547), de Hur' y de Mirtanl (4Q549). Sorprenden por Ia importan-
cia obras que recogen conce¡radaÍrente y en hebreo los libros del Gé-
oesis y el Éxodo: rn Corrrentaio de anbos (4Q422); y sob¡e todo el
gran Libro dz los Jubibos, cule quincena de ejemplarcs se reparre en
cinco cuevas (1,2, 3, 4 y ll): se trata de una cita original, en heb¡eo,
de los relatos de los dos primeros libros de Ia Biblia.
En ¡elación con el libro del l*vitico hay que subayar rexros quc
antienen RegLu de puteza (4Ql/4 y 276) y de purificación (4Q284,
414, 512), en hebreo, como debe ser. A ello hay que añadi¡ rexros
con calendarios (en la literatura específic¿ llamada durante mucho
riempo «€senia» se prescribe seguir el año sola¡ de rescienros sesen-
ta y cuatro días). Para el libro de los Números señalemos 4QReglas
de Pueza (4Q277 y 278).
Las obras que suponen adquirido el conjunto de Ja To¡á, in-
cluido el Deuteronomio, son rrumerosas e importanres. Todas en
heb¡eo. La notable Le1 enriquecida ya ha sido mencionada, homo-
logada como ley a carta cabal. El Midrá.s \Comentrrio) al Libru de
Moiús (4Q249\ dene aquí su lugar, y más atSn el Rollo dcl Templo

' Padre de Moisés y de Aarón.


' Compañero de Moisés y de Aarón.
I Hermana de Moisés y de Aarón.
r:o Qunth 1 los daios

(l I Ql9), el más largo de todos los manuscritos. Se trata de un pro-


sranu de .eform¿ o de renovación de Israel. Israel como r¿]. El rex-
io ,l.p.nd". a veces ¡¡teralmenre, de pasaies enreros del Éxodo, del
Levitico y sobre todo del Deuteronomio. En su totalidad, se consi-
dera que sus mensaies Proceden direc¡amente del monte Sinaí. La
¡evelación divina es t¡atada allí como directa, y el escrito se presen-
¡a a sí mismo como una ul-ey,. A-{gunos de los preceptos recogen
ffos¡o modo lo" del texro bíblicol algunos los modific¿n sensible-
í"n,. u .r,.o.. nraarosos, em¿nan del redac¡or o de t¡adiciones co-
nocidai por é1. La parte central de la obra trata del Templo: de las
s..enta y siete col.rmnas, cuarenta y cinco están dedicadas a la de-
callada áescripcién de su edificación, con la prescripción de ritos sa-
oificiales (di ahí el título ProPueslo Por sus primeros editores)'
Hay que desracat la sección que legisla sobreel rey. Estamos en pre-
."nii" d" ,tn magistral libro de utopía, con la insistente invitación
a cambiar profundamente la estruc¡u¡a del Templo, las práctic-as sa-
crificiales y hasta los esquemas administrativos y militares del Esta-
do. el de los primeros asmoneos. Por tanto. estamos anre un escri_
to capital, teitigo de la considerable maduración del pensamiento
religioso en la socied¿d judia en torno a dos siglos antes de Cristo
Fn 7l no hav nad¡ de "secrario, ¡¡ ds "(5s¡i6", como afirma¡on sut
primeros ejirores (Yadin).
Varios fragmentos de rollos se refieren a Moisés. Así la serie
d,e los Apócrifo, d¿ Moisi¡ (2Q21,4Q3-J'3'77) y P:eudo'Moiis
(4QJ85': 38i'. J88-, J89 390). Y dos obres cepiteles pueden con'
cluii este primer corpus en torno a la Torá. Se traa de cosas nuevas
.u"n,o, la ideología y a la fo¡ma. Una era conocida desde fina-
"n
Ies del siglo xtx: el Dicum¿nt, o Regh de Damasco, procedente de ia
gu¿xiz/i Áe El Cairo. 5e recogieron los restos de ocho eiemplares en
L .r.u.t 4 f4QDamasco o 4Q266-27J); se enconrrab¿ igualmente
en las cuevas 5 y 6. Aquí, la reglamentación de la vida de Israel em-
pieza a adquirii acentás particulares, más rigoristas:.a1gunos los de-
iignan como casi os.cta¡ios,. I¡s PrescriPcio¡es bíblicas-están ¡eco-
giáas aquí en su quintaesencia, como fermento de reglas inéditas
ánunci"irr.t gr"n número. Pero todo esta¡á mucho más afinado y
determinado en la Regla dz la Comunid,td., uno de los primeros ro-
El.iúlogo /aron¿do lc h bibliotec¿ cncon¡ada 61

llos sacados de Ia cueva I que circuló e¡ 1947. Orros diez ciempla-


res proceden de la cueva 4 «q255-256). Es de ¡ota¡ que algtroos
p¿sajes de entre los más significativos, la fa.mosa lx¡trucción ¡obr lo¡
dot etpíit* (de fuz y de tinieblas) y la noúcia sobrc los dts Me¡/a¡
(de Israel o.real y de Aarón o sacerdotal), están ausentes de uno Ll
or¡o de los ejemplares. Algunos ven en ello el indicio de una evolu-
ción del pensamiento doct¡inal. Pero podría cratarse de simples va-
riaciones de ideas y representaciones en un mismo momen¡o de la
historia. Esta es la obra más conocida de ¡odos los rollos descubier-
tos. Sus primeros lectores la ¡ecibie¡on como una regla monástica,
de nsectarios, esenios. Lo que se lros presenta es la codificación es-
tricta y motivada de una vida comuoitaria reglada, con l.as fases de
probación y de iniciación, los ritos de purificación con baños ritua-
les, la lectura asidua y cualificada de la Le¡ los momenaos de ora-
ción y de comidas colectivas, etc. Todo centrado en una visión del
mundo y del hombre regida por un determinismo cósmico teñido
de dualismo, y por una dialéctica elitista del amor y el odio- E¡ es-
te rexto aparece una palabra desconocida hesta ertonces que en-
contramos en algunos otros escritos llemados de Qumrán: el hebreo
ybad, que sigoiñca a la vez ncomunidad,, "unidad, y "comunión,
(el equivalente al griego hoinoni.a, un querido por Filón de Alejan-
dría y Pablo deTárso). En su origen, el ejemplar de la cueva I (lQS)
iba acompañado de dos anexos, publicados posteriormente: la Rrg/a
dc lz Congregacih (lQS'), con instrucciones para Ia asamblea de los
.últimos dias", el banguete con los dos Mesiasl y la Regla de lns Ben-
dieioncs lTQSol.
En el universo de la lry se situaria finalmen¡e uo documento
único, una especie de carta desconocida ¿ntes de 1984 y publicada
con el tirulo d.e Alguxat prácticas dz la Lq ( QMMT, de I hebreo MÁ-
qat Md'¿reh ba- ruh). Se recogieron seis ejemplares en la cueva 4. Lo
ese¡cial se extiende sobre cuestiones de pureza ritual, of¡endas de
sacerdotes y transgresiones sexuales. El acento está puesto en el ca-
lendario solar y en los vencimientos fes¡ivos que ordena. Se esrigma-
rizan las posruras legales de la mayoria judía, que no ha opmdo por
estos piecep(os, los de los oseparados,, en nomb¡e de los cuales se ex-
Dresa el autor.
6) QLn/¿n r b' 'se'tior
(Neb:in\
En el uniur¡o literaio dz
los Profcus

encontraron fragm",t
bT":i:,:i'T:t"i$,*
Se
libros .bíblico¡" llamados Polranrz'.Ptut";:il;;:i r'exro de l, Es
;"i::':ll::l
Algunos pa-"íip¿?i.,
preraci<ino o 'exposición" .f ...r,¡¿. ,.r¿"-
irirura fras. por fraset
:h"ttn '
*Í'j.rro
desrina¡ario. A veces te
dero", señalando v
1qu.í. ,"hoo "- Í;.,"u;,;;
,r*tro de Jusricia.
nombra al agente eleg{' 9:
*" '*1i;:;;.;i
t""d¡dor. c.¡ando
k':l r:5i\l:n};l:ü:t"Ti:"#: J.rir fl rlt ;::
;::r''J:Í:J,ri,f ai!i{}'i*i*r:,tr*;."r,*y:,.
wes
ouiu. HaY que ¿ñadir, Peshartm.d
Ii.li ..,il,i;. ¿" §:lf ii*::ll" 2i';;:";'ff
ra i n

(l lQSalmos) atribuye a Llavt'


mensa'
resriso
;;?ü;;;;;"'':tri':T;":'lll."t;:u;'i;"';lJ::ffi ::[
de atl'¿'1'
que unJsección f'..1':',;;;1;;;* anroloslas de
.ornpl"rrm.n,e distinu', lamoten .'iil;. ;;;i;;0"'¡¡¡66 "profé-
p",h)i-.,on o sin la palabra "t::i;;;;f:;;r;l,o .l Ñ,*,,
'rica, de tas kcrituras a.la¡¡aner'"tl#fir;;;; "n
en rin .l nombr.-.
Tesumeno' en Pablo de Terso P:
"'-* de Ezequiet aparecen texros
de ,na factura muy
,",,"
' '*.o
:;:x enft:'lltiii¡i*f
cinco cuevas
,,,=,rci {$*;t','ffi
dlterente
olares Lontrene
I lQl8). lo cual altamenre significrtivo
I3;4:,';a;;. es

llií*.,¡.-'o"a.r"-t''*11,":i'01'i;".i0*ili[i|,i::ffi
o el relevo
.

ros. Aoui se ve el testigo


su acabanrenro
tcaps. 40-48)' encuenrra
'¿l'rilt.t" t.,t t^qiiet c'f;''#
IJi,'i.'.,,p'*^ la dJ le'T
'alt" :l,iL",f,:X !:*";
ll'-í];,|fi:l;,1$!,i',1,il,i;,;;;;Tiemprareshansobreuiui'
'V.rios miles de Pre¿rs c""'1di de Kor By10,4-17rnAPALr.¿¿
-
Cf. b demosrrxión a proPdsr@ '."^.0.a
B¡bb auan¡ l¿ BibLe'o c 'pp
loo I/r'
El catálogo ruztnzdt tu h bibliotcca znront¡ad¿ 63

do (4Q4o04o7,llQl7 y uno en Masada). Se trata de trece cantos


o himnos que describen la liturgia de los ángeles en el Templo celes-
tid. Este es un te,rto capital para la aproximación a la mísrica en el
(converrido
iudaismo altiguo. La famosa visión del sono divino
aquí en «car-ro celesrial,, en hebreo mohabfi, tar. quetiü para F'zc'
quiel (caps. 1 y l0), es cenral en é1. Se han encont¡ado muchos otros
rextos que, al menos en parte, se hacen eco de esta recopilación de
páginas místicas. La hermosa y gran rama que llevará rnás o meno§
ái.".,r-ente , l" Cábala ya existía. Estamos le)os de los ese¡ios o de
cualquier ouo movimiento secta¡io.
En el universo del lib¡o de Daniel, entonces nproÍtdco, (lo que
ya no ocurre en la Bíbliajudía, donde figura entre los Escriros), se
puede mencionar otro escrito importante conocido desde los prime_
,or.orn.n,or: la Rtgla dt la guera de lot hijos de la luz los hijo' dz l
las tinieblds. Adenis del ejemplar de la cueva l, los restos de otros seis
se recogieron en la cueva 4 (4Q49t-496).['a guerra es aqul la del fi-
nd de ts ciempos. Es un cr¿edo simbólico del combace fi¡al contra
las ñ¡erzas del mal. l¡
impronta del Deuteronomio es igualmente
percepdble en é1. la representación de Dios luchando por su pueblo
así como la pureza más estricta requerida de los guefferos so¡¡ teñas
blblicos. la preparación para partir hacia el combate es la misma que
para enrra¡ e¡ el tmplo. Pe¡o la acció¡ se lleverá a cabo e¡ los cje-
los. Estamos aquí en el géncro del apocalipsis.

En eL wtiuerso Liwarh dz lts (otros) *Estitos, (Ketubim)

Sabemos que algunos Roll¡s & k¡


S¿lmo¡ figuran en gran núme-
ro ent¡e los ,nin,,r"iiro, recogidos. Con ellos se mezclan y a ellos se
aiaden muchas otras piezas poéticas, sámicas o no, todas en heb¡eo:
algunas ya eran conocidas por versiones cristianas, siríacas en parte.
Parece que los Salmos, nbíblicoso o no, todos auibuidos a David, e¡an
consideiados como nproféticos, por la sociedad productora de los
texros encontrados. Pero los rabi¡os a los que les debemos la recopi-
lación hcbrea de los libros santos los clasiiicarán entre los Kenbim o
Escrítos.
64 Qunú/t] lo'.' ios

G¡acias a los ma¡uscritos del ma¡ Mue¡to disponemos igual-


me¡te de una información de primera mano, amplia y diversa, so-
bre las oraciones judlas del iudaísmo anriguo. Hasta enronces había
que coni€niars€ coo la documentación s¿cada de los Pseudoepígra-
fos o, en.términos católicos, Apócrifos del Antiguo Testamento. En
el primer puÁado de ¡ollos descubiertos se hallaba el Rollo d¿ b¡
bimno¡ procedente de la cueva l. Incluso aunque Ia inspiración y Ia
fo¡ma de este siguea siendo ubitrlicas,, no deja de disrirguirse por
su vocabulario y su doctrina o ideología. Se trata de una recopila-
ción de himnos de acció¡ de gracias (en hebreo bodayt). Rápida-
mente se atribuyó al grupo «sectario» o «esenio» al que se adiudica-
ba la Regla d.e k Comanidad. De esra recopilación se descubrie¡on
después más de cien fragmentos provenientes de seis ma¡usc¡ilos o
ejemplares diferentes (4QHodayor"b'd'r o 4Q427-432). Esto no es
todo. Un importante corpus de oraciones judlas de los siglos ll o I
a. C. fuc sacado a la luz y publicado, cs vcrdad que bastanre tardía-
mente. Ademá de lib¡os blblicos, co¡lrarnos er¡ rotal co¡ cerca de
doscientos salmos, himnos y orias piezas litúrgicas eo la biblioteca
de Qumrán-
Hace unos quince años se hizo un descub¡imiento entre los des-
cubrimientos: un corpus de escritos sapicnciales. Anreriormente, los
especialistas apenas se habían parado a observar rasgos sapienciales
en los ¡ollos publicados. La situación cambió. Se empezaron a edi-
tar y estudiar nuevas obras que se situaban como conrapunro de li-
bros bibficos sapienciales, Job y Proverbios, Qohéler y Ben Sirá o Si,
rácida (el F,clesiástico). Con la diferencia de que en esros rexros
inéditos se añadía una dime¡sién apocalíptica, cuando no mísrica.
Entonces se hizo una lectura retroacriva de escritos ya conocidos. Y
se reconocieron en ellos a posteriori los elementos sapienciales que
manifiestamente poseían. Mencionemos entre otros.. l^as aryucias de
la majer impla {o La majer dzmonítcal (4Q184), Ia exboltaciórl pa-
ra balcar 14 Sabiduna éQ185\ y 4QBienaventuranzas (4Q525),
con Formulas que recuerdan las bienaventuranzas de los evangelios.
Se publicaron entonces dos obras sapienciales de un interés capital,
que todavía moyilizan a los investigadores. Una dene como tltulo
lnsn'ucció¡ para el hombre qae comprcndc, poseemos nucve ejem-
El caailogo nzomdo tu la bibtioter'I ¿¡'onri¿¡ 65

pl¿res. uno de la cueva I (lQ2b) y los o¡ro' o<ho de I¿ cuev¿ 4


llotts-418, 418". 423). Se habla a este ¡esPecto de '¿usencia de
."l"iión" en la hisroria de las tradiciones sapienciales entre Prover'
ii.rs v Ben Sirá (Eclesiásrico). Laotr¿obra de laque se hallaron cua-
,r., Ji.-olrr"r, fue tirulada Libto de h¡ ñitt¿rior 11Q27 4Q299' '
raordinari¿ mentc selecrivo de los llam¡dos
-lOf i. E'i" carálogo e*r
.r.ria, "rp,.".i"t!. se podrla ampliar ¡ otro§ de fos que no ''e han
,..""i¿" Ár, o". ..r,oi li*i,"do,. a veces muy limir¿dos L'sr¡s dos
"i*i .ro¡ol*l iunto con ot¡as de gineros dilerentes pueden 'er
.on.¡¿..ld"t .o-" represenrati'as de la fibra gnósrica del iudaísmo
otra par-
orecristiano (volveremos sob¡e ello)' fibra que aresrigua por
*.
L un" ,,igo.oo rama judeogriega
A los centenares de escritos situados en el r¡nive¡so literario del
sor-
corous de los libros sanros hay que añadir algunos documenros
(algunos horós-
,rr.'n.I.n,"r. lieados a la asrrologia y a la adivinación
Ioro, oior, los efectoidel trueno e incluso a la fisiognomo-
"n,.. " astro¡ógica del deltino de una persona conforme
nij I ¿.,""r,¡rr.¡¿,
a los detalles de su ffsico. Mencionemos finalmente
el fascinante
'R¿-
llo d¿ cobre único en todos Ios planos, conriene una lista' ciertamen-
,. ,i-loti.", a. pi"r"" de un inmenso tesoro oculas en r¡na se¡ie de
Iugates catalogados.

sabemos' so«
Todos [os tlamados manuscritos de Qumrán, como
hov accesibler, tanto en sus lenguas originales como en
mur-ha.s.tra'

drccion.s. Durante su publioción, progresivamente se descr¡bno


y de doctrinas re-
oLri abanico de qdneros y de mattrias de fl<irmulas
Jr.r.nt"b".rt" ion¡unto de rollos Esla consta¡ación se h¿ enconcra-
lo confirmada por ios trabaio" de esros últ¡mos quince arios' Hoy re-
na-or ."n.i.nii" ¿a estar en presencia de un consenatorio literario
ideales de la
lr.'t.pt t t," air".as corrien¡es de pensamiento y de

'Cl má adelante, PP. 153-162.


'Cf más adelante, P. I 12.
66 Qrnún 1 lcs acnios

sociedad iudía orecrisriana. Mcdi¡nte el €xamen concenado de


resto§

,."", ,u.t-.i"lo ,.nemos la pocibil¡dad dc un esrudio global y me-


"i,;¿¡- a. U que consritula, hace dos mile¡ios y más' una rica bi-
para la
blioteca. Algunas nuevas pistas se abrcn e los invcstigdores
aproximación y Ie inrerpretación de los texros'
Qumlín y los esenios
ante los arqueólogos

A partir solamente de algunos escriros se elaboraron apresuradas


reorías sobre el origen de los rollos. Hoy, su frmdamentación eige ser
ve¡ificada. Aún ::aclada en el espíritr-r y la tnyectoÁa de u'oa mayoia
de especialistas, la resis esenia es la p¡imera dc ellas. Hasta finales del
pasado siglo, la palabra difundida fue esencialmente la de los especia-
listas en textos. Constituyó el consenso general. Para la gran mayoria
de personas informadas, la relació¡ e¡tre los mllos descubienos y el Iu-
gar de Qumrán es evidenrc. No obstanre, se concede que solamenre
una parte de los textos es la ob¡a di¡ecta de los ruidenres locales, con-
siderados como osecu¡ios, o esenios en buena parte. Ahora bien, en un
pasado reciente, los arqueólogos inrervinieron y se hicieron escuchar.
E¡ 2002, durante un simposio en una universid¿d americana', con-
fronmron sus excavaciones e inte¡cambia¡on ideas'. Era la primera vez.
I¿ tesis esenia pareció resquebrajarse. Muchos de los que inrervenían
decla¡aron incluso el divo¡cio ent¡e los esenios y el lugar de Qumún.
Conviene conocer estos cambios, calibrando Los desafíos que implican
e¡ la ¡elación de estas f¿mos¿s ruin¿s con el origen de los manuscritos.

L EI lugr de Qumrán ylos arqueólogos de la nueva ola

Desde hace veinte años, la publicación de los rollos y fragmen-


tos procedentes de las once cuevas se desbloqueó. Muy ápidameore

' Browr Universit¡ Providcnce, Rhode Island.


' Una buena pane de las inrervencioncs oti publicada en una imponente obra,
a partir de aiora ineiudible K G{oR, J.-8. HUMB¡RryJ. ZANcTNBERc (€&.), 7r¿.
Sitc ofthe Dead S<a Soaü. AÍcl,a.alngical. Iit rt¡.ttztian' dn¿ D¿blk'. t+o.e¿iry ofa
Co¡fcrnce heU at Brou U¡iwrsity Nowtba 1749, 2NZ kiden 2006.
68 Q,nún r h' .'enio'

se aceleró. Enc.rgados de las bibliorecas especializadas y especialistas


encargados de recensiones la siguieroo con dificultad. Los propios ar-
queólogos se sintieron solicimdos. Se movilizaron, cosa que ape¡as
habian hecho desde la guerra de los Seis Días. l,a actitud de espera
preconizada por las cancillerías occidentales había durado dos déca,
das. Hasta entonces, su disciplina evolucionaba con naruralidad a la
sombra del tratamiento de los documentos escritos por especialistas
no arqueólogos. La *arqueología bíblica, reinaba en la Palestina de
entonces. Sea como fue¡an de serios, su objeto y su método seguían
estando determinados por perspectivas apologéticas. Ella intervenía
más o menos religiosamente en cuanto sierva de los rcxtos canónicos
y (le su esrudio.
ydesu )e tr¿taba
estuq¡o. Se tÉtaoa deoe ldentttlcl¡
idenrifica¡ e iluminar
llumlnar sobre eI terlc¡o
soole ei
los daros topográñcos de los libros santos. Pero las cosas se movie¡on,
Algunos arqueólogos de una nueve ola se manifestaron, con orígenes
diversos: de Europa, de América del Norte y Australia, y sobre todo
de Is¡¿el. Desde hace una década o incluso más, a.lgunos dc ellos im-
pusieron, e imponen más que Dunce en su inves¡igació¡, el objero,
los procedimienros y las her¡amienes de una disciplina adulta y au-
tónoma. Algunos hacen incluso que reviente la resis esenia, siempre
viva entre los especialistas en te¡tos a pesár de los matices y modula-
ciones adquiddos a partir de ahora.
Estos arqueólogos han excavado el lugar de Qumrán con rigor y
esfr¡erzos nuevos. Pero en relación con otras investigaciones, en Jeru-
salén y en Jericó, y en ot¡os muchos lugares de las orillas del ma¡
Muerto, principalmente hacia el sur y el este de é1. Más aún, han he-
cho revivir Ia economía regional de estas inmediaciones marítimas.
Lo cual tuvo como resultado ndesenclavar, el esablecimie¡to, nece-
sariamente aislado, puesto que estaba entregado a la santificación en
el retiro comunitario. Así se encontraron los ejes y las vías de conu-
nicacién, las redes de fo¡tihcaciooes militares y los espacios de cuhi-
vo o explotacio¡es agrícolas, de t¡ansfo¡mación y circulacién de pro-
ductos, de producción de alfare¡ía y orros objeros destinados al
comercio, próximo o inciuso lejano. Los airededores del mar Muer¡o
en el cambio de era no eran lo que son hoy. A partir de ese momen-
to, las construcciones de Qum¡án se e¡cuenlran más o menos liga-
das a un conjunto contemporáneo de insralacio¡es exploradas. Ias
Qunrán 1 bs csmiot a* bs ¿ft1".ól o' 69

.l.ticÁ

oJcrusatén Rufmel-Bahr

a
Hirca¡ion
Herodio?
Zarq¿ Main

a[4aquerontc
*flcbrén Callirrhoé)

Ain Umm &


(Boqeq)

0l+ l0 20 30 Krn

(Zuhr¿)

Lugarcs atqucológbos ca h¡ ahdtbta d¿l ¡a¡ M*¡o


fiomado J.-8. HuMBFRT y A. CH^\I¡W.\.Fouilht ¿¿ Kbirbct Qunrán,
de
1e94, v[I/lJ
70 Qu,nlán r los .!enio'

reservas de agua no se corresponden mdas ni for¿osamente con baños


de pudficación. Las «jarras para manuscritos» no son d€ oficio la ex-
clusividad del lugar, y su ttso se muestra diverso. En otros lugares del
mar Muerto, hacia el sur y eo las inmediaciones de la orilla oriental
csta vez y hasta Je¡usalén, apa¡ece un modo de sepultura semeiante al
dc Qumrán. El ndesenclavamiento, supone [a desacralización de los
lugares, parcial en algunos y total en otros, y sobre todo Ia descomu-
nitarizació¡.
Fieles ¿ Ios maesros pioneros, principalmente R, de Vaux, un
grupo mioorirario de arqueólogos resistió y resiste hasta ahora, entre
ellos algunos israelfest. l¿s notas manuscritas del informe arqueoló-
gico final de R. de Vaux, irapresionantes por su volumen, quedaron
en las estan¡ería¡. Al fin se tuvo acceso a ellas. §e constituyó un equi.
po para explotarlas y publicarlas. (Algunos estuvieron tentados de
sospechar que el eminente dominico había omitido voluntariamente
la parte de su fondo arqueológico que no iba cn el senddo de la tesis
esenia, de la que dutante mucho riempo fue su rnencrado promotor.)
Hacia ñn¿les de los años ochenta del siglo pasado, en la Bcuela Bí-
blica y Arqueológica Francesa de Jerusalén, el arqueólogo J.-B. Hun-
ben dirigió las operaciones. A día de hoy, junto con algunos colabo-
radorcs, ha publicado cn tmn parte la herenci¿ arqueológica de su
prestigioso predecesor n, lo cual no ca¡eaó de i¡cidencias e¡ su forma
de concebir la historia y la función del sirio de Qumrán. Propuso
secularizarlo el su primer perlodo, asmoneo y militar (sobre todo ba-
io Juan Hircano y Alejandro Janeo, del 134 al 76 a. C.); y reconoció
su sac¡dización para la época paci0cada llamz.da haodiant (z panir

'Una de las persona mris implicadas es la argueologa americ:rna J. Mac;


N!rs, enrre orros con su lib¡o: Thc Arrhacohg of Qawnn ad the D¿ad Sea
Saol/r, Grand Rapids, vr, 2002. Los israelies M. Broshiy H. Eshel Ia siguen. l-a
influencia deY Yadin, primer .dirot del Rolb ¿¿ i?zpá y asuelto seguidor de la
tesis de R. de Vaux, peso durante mucho riempo en los investigadores israelles.
" J. B. HUM¡€BT y A. CHAMBoN (eds.), Foti 4 fu Khi¡bd
qmún et Aíh
L'ablba. I. Albun dc phocogapliic'. R+cnoft ¿u frná pboagrapbiqu. .91ntAi* dzs
not¿, ¿u Pi¡¿ Roknd l¿ Vazx, Friburgo-Cotingr 1994r J.-8. HuMsERr y I. CLN.
¡.r wr L red!.). Khirba Qrnrán a A¡n F¿shhha ll. Enh dbntb,opohgn, * ply-
siqw et & ehimie, Filxtgo-Gotinea 2003.
Qunrán y los esniot anre los n¡qu.¿logos 7l

de mediados del siglo t a. C.), con Árnciones cultuales precisas y qui-


zá una ocupación eseni¡5. Olros erqueólogos, basta¡te numerosos
por lo demás y en parte israelíeso, no han dudado en declarar la rup-
iura con Ia tesis clásica. Un proceso está en camino, en varias di¡ec-
ciones susceptibles de iluminarse unas a otras. Ia situación sigue es-
mndo abierta. No sin complejidad, porque salimos de la comodidad
de la tesis úoica. Podemos iuzgarlo medianre una selección diversifi-
cada de info¡maciones arqueológicas.

Los arqueólogos de lá tueve olá si!úan o ¡esi¡úa¿ las ins¡alacio-


nes de Qumrán en el co¡texto estratégico y ecoflómico de la Anti-
güedad judía del siglo Il a. C. al I de nuesúa era. Estamos en una en-
iruciiada de caminás, militares y comerciales, que llevan de ]erusalén
o de Jericó a Engadí, hacia el sur, en la¡ orillas del mar Muerto. fas
vías terresues, titubeantes y tormentosas de hecho por el relieve, se
prolongaban en vias marítimas. Khirbet Mazen. en la orilla occiden-
ral y ha.i" el norte, albergaba los barcos que (ransPortab¿ri I.§ mer-
cancias hacia la o¡¡a o¡illa, con des¡ino a Callinhoé y después a Ma-
queron[e. Un Poco mfu a] su¡ los oasis de ]{in Ghuweir y Ain Tirraba
estaban vigilados por un fuert€' Bajo los asmoneos (desde el 134
apro,,im.dámente , con Juan Hircano, hasra el 63 a. C.), Qumrán ha-
bría sido una plaza fonificada de la que queda la torre. Todavia es la
construccióo centtd, consttuida en las última§ décade! del siglo (t a.
C. sobre el emplazamiento de instalaciones que se remontan a la edad
del hierro (sigts !'III-\41). Se extierde sob.e 1.400 mr, lo que habría
permitido alájar a una.reintena de personas (de t5 a 25 por Lm'),

'-l Ap¿ce src,é á Qumrá-n: propositions pour Iaruhcologie". en Raar 8i-


bl'a,. t}t.tU (tqq4). pp lol 2l4i "Some ¡emarl<s on rhe Ar.haenlogv of
OJ-',.". en t he S rc o[ rtu tuad *a S, nll, o. c.. pp l 9-40. M¡' re. ienten'en
,., J..8. H, verr'' y L.'VItl LNIL\a, LAffaift Qun n- I a d¿cowcttt' dt b n¿'
Ma¡¡¿ Décor.rverte Gallimard, Parh 2006.
" F-ntre orros, Y HrRscHFLLo. Qrmlan h Conkxt- Rea*tting thz Athdeob
gial tue¿nt, Yc¿bo¿y, M^,2tO4.
12 Quntán t l¡r 6.na'

-5n¡ d.lñ",,'
*:mp¡¿. i,i,. -p.""..
i,'*-"7 fli"l:.,-.,

,rJ¡,k¿. d. .
h§nñi..Dr.lirrib¡ción/
d¿.liñ.nr6

li¡,i¿n ¿cl 2!.nsmr¡f .


Snr¿u d. on,lucción d. ¿g@.
- Posi$s ¿¿sm.ro¡1ñicd6 osdos
por.l r.¡Emoro d.lzñd ll i.C.

Phno de las ruinar dz Qamrán


(Tomado de VÁzt¡urz Alucul:, Jaime {coord .], Pam compre*dzt
los m¿ntscrito¡ del mar M*rn, Ye¡bo Divi¡o E-stella 2004, p- 20.)
Qtnún 1 tos acniot atte los atry'óbgo' 71

de agua: una
militares en su mayor Parte. Se observan allí dos reservas
." ¡"n. doble (emphzimientos nn 56 y 58) y otra a-15 mmdeal
...,."" ¿. i" edificació¡,'circular, coo 5'2 m(nde diámetro y 6'3 de.los
con un volumen de l3o m¡ l l0)' El análisis
"r"ÁJi¿"¿,
il.t..""*¡¿* revela que se traraba de conslrucciones fortifica-
¿*. ÁJ"-¿r, f*..-e)aná arquitectónicas son claras con respecto al
oJ".io a. lurn Hircano en feric¿ L" prolongadas guerras.de.este
I ,, iiiá Aleiandro Jaoeo contra los n¿bateos habrian exigido
a"
compleio
la

lr,*.**'t "ieáa. y e[.quiptmitttto apropiado de este


estratégico.
(del 37 al 4 a' C'
La situació¡ cambió bajo Herodes el Grande
El reino de loudi conoció e¡to¡ces un largo pe-
"pro*i.rd"-"n,.).
,LJo á. *,"bilid"d y por consiguienre de prosperidad economiua'
y de otros IuBa
De lo cual se beneficiaron los ocupantes de Qumrán
ii..rna"n,... y.. amplié el siúo en casi todas las direcciones: pri-
-r.,

rn.- h".i" .l o.r,. y después hacia et sur y el none l-as dimensiones


metros de longt'
de la insralación acabada son precisas: cerca de 80
de ancho en el se¡-
tud en el senddo este-oeste; en rcrno a 60 metros
,,ll-"**-*" f. q". da una superlLcie de 4'800 rn-' Un centen¿r de
o.,.on". podl"n ,or.r.. po, alií llos seguidores de la tesis comuni-
',rri" o.rani" preconizan do,cientos o doscienros cincuenta' aunque
un" tl ¡¿."cia nocrurna en las cuevas ci¡cundaltes' incluso
"¿-i,an
i"io,i.nd"rl. Qurntán ya no habria sido entonces un Iugar estratigi-
Io'.o, to.,ifi."i¡on"r, .ino rn."p"tio ttonómico con ac¡ividades di-
i.
ft"a*aia" o dc transformación' para el uso local y para la
".r*,
exportación.
Sesún Ios mismos afqueólogos' la realización
del sistema de rrai-
¿, ¿.1'*. puede se. darado en- tt'" 'eg"ndo período' el.de la am-
rcn
oti¡ciónl ta iesmilit¿rización y e[ equipamiento' Quince baños
(nn l JE'
li ibl.r .n .l luea¡. desde el ala noroesre al extremo sureste
i;iili.,i0:I17. I18. er. t6' s8/re, 50. a8 v 4e' 68' 6e' 7r)'
U* á.a.1" ." .rr.u.nran unidos uno a orro por un canal que reco-
o" u .n.r,rr. l* de lluvia invernales a partir del §fadi Qumrán'
"A ," "*u*aguas de recuperación procedentes del interior
állo
l.ii.g"" "¡.d.n'i""
a. las techümbres o ttrr"""' Se Podla almacena¡ hasta
74 Qunrán r to' ¿ut;o!

1.200 mr de agua. I¡ eual no tiene nada de excepcional si lo compa-


ramos con o(r;s lupares circundantes de la misma época fortifitados
o no. El Hircanion'disponia de tres baños ique podian ser rituales)'
Masada al menos quince, el comp§o palaciego de Jeticó «einta'
Ln
Nada permite poner
Qumrán. por rantá. se está denrro de l¿ norma
.rirr.,. .r," instalación en razón de que estuviera sobreequipeda en
b'ai',os de purific"ción tirual. como pretenden los seguidores
de la re-
sis nmo¡Árica, o esenia' lo que sorprende igudmelte
eo estas cons'
indus-
rrucciones de la época de Hirodes son las instalaciones casi
iri"i", .n.o.t*"d". en el lugar E¡ el ala occidental se observan dos
srand.s hornos bien conre*ados (nn. 105 y I 25) Y más al oesre rrer
Ea¿or d. I¿s mism¡s dimensiones pegados uno a otro
(n' l2l): son
Doco Droñ.rndos v rervian sin duda para el remoio de productos
en

.,r.roi. o,.rr,"iión Los productos recogidos. que habla que tratar


v r.ondi.ionrr. provenían probablemente del terreno de hin
Feshk'
'ha,
¿ tre, kilómir¡os haci¿ el sur: un muro dc clausura cuyos testt's
\on en D.lrre visihles lo IiEaba a Qumrán. De esros datos arqueológi-
co se d;duc¡ri¡ que Ia esr-rrrcrura y los equipamientos del lugr no se
compadecen d. ningri" modo con la existencia ascética de una co-
rnrrn'idad reti.ada al iesierto, esenia o no, con Ia singular finalidad de
llevar allí una vida sa¡rificada. Estarlamos muy lejos de la indigencia
oue carJcteriz¿ a los religiosos del desierto. Pensemos en Juan Bautir-
rl según lo. evangelio. ! en la descripción de la vida esenia qr-re de-
bemás a Piinio el-Vieio. Aún estamos más lejos de una superficie sa-
qrada en la que la oración y los actos riru¡lts de purifrcación"le
ilabanza v de oblación son predominantes'
Vryamos m,í, allá Por este car¡ino con Ios mismos arqueólogos'
k actiíidad decisiva de estos es muy reciente: se sitúa entre 1996 y
2004. Volvamos a los baños que los especialis¡¿s consideran habirual
men(e como reservados pra los baños ritua]es' mi4¡'ol en hebreo
(plrrral de miqwé1. Los seguidores de la tesis esenia, incluso matizada
.i mo,lul"da, quJ.., su mayoría, cuando no en su toelidad'
"fi.-"r,
los depósiros de Qumún estaban destinado§ a este uso estricu¡nente
religioso. Ahora bien, si fucra así, ¿qué quedaría para lar otra§ necesi-
dad"es de agrla, mucho más exigenies que los riros? A saber: el
contu-
-o ir.,
de los humrnos y los inimdes. Lu abluciones profanas de los
Qsn ik) lot ¿s.tío' ¡1nt¿ b!
"tqueóWü
75

hombres y las cosas, la cocina; y más aún Ia Sran cantidad de agua ne-
.esaria pa.a Ia industria de la alfareria, bien implanoda en el lugar
Hay que tener en cuenta rambién la dimensión de los baños Ios que
conocemos fuera de Qumrán, los rziglror de Jerusalén entre otros, son
de un¿ cap¿cidad relatiramenre reducida. algo menos de un metro cú-
bi.o d. ..dir. La mayor parte dc los bairos de Qumrán son mucho
mfu srandeli algunos son inmensos. Hemos mencionado los li0 m'
?l) su-
I d.l d?oóri,o ci¡fular ;Y qué decir de algunos otrosi: uno (n
I pe.a los 300 m' t I 5 m de largo por 4 de ancho y 5 de profundidad)'
I Mu.ho, de estos depriitos esrán Provisros de escaleras: baian
I ¡r.," el fondo v *rp- iod" Ia anchut¿. L: tesis comuniraria' que
I .rcrrli¡¡ el luá, .oniid.r" qu".l esenio o el ascela baiaba impuro y
I "rbía puro. U"n ¿c¡o "imbólico de ripo bautismal ['r profundidad del
Lnru inuir" a ir en conrra de esra idea. Habrf¿ bastado un met¡o Se
I hi ofr..ido ,n" explicación que parece plausible' [-¿s escaleras debía¡
I de estabilizar la estructura de diversos baños e impedir que los muros
I lareol., s. der.umbarán; porque el suelo margoso no es seguro Y aJ-
I nrno, de ellos habrían ,"nido otr" ñrnción: permitir Ia deca¡¡ación
! á. l, "r.ill" que llevaban las aguas desde los ¿cantilados margosos La
I ¡rcilla se recosia v después se utili¿aba en los talleres de alfarería' muy
I "c,iror.n.l irqí'. Aig,rno, pi"nsan que era la principal producción
I dd lurrr, iunto"con.l petfume balsámico (exporrado) la miel de(para dá-
I ril r'eia enconrrado un millar de huesos de dáril) y el índigo
I h r¡nturu d. lo. vesridos). Se han rerirado de los depósitos explorados
L...,.rn.ladas de arcilla, principalmente del baño circular' l-a alf¿rc-
I .f" ...rí, oar¡ la conservación' el dmacen¿miento y el acondiciona-
I -;.r,,n dJ oroducto", alsunos de ellos enviados a otros lugares o in-
| .lu,o.*poi r,tor. Algrni i"..". "r"n polivalenres lncluso las que los
I seeuidores de la resis chsica llamen "jarras Par¿ manuscrrtos': ,¿rrás
I .iiirrdricas.on r¿Da en forma de escudilla invertida en las que los be-
I d,linos habrían descubieno roltos (en las cuevas I y 3 esprcialmente)
I
I a, n. 91 es rpu.Jmente dc eran crpa, idad.
I ,r,-, -¿. *;o, cf. .t t¿rso; deci\i,o esrudio de lo' israelles Y M,r''rr v Y
I p'
',,. .Ba.k Lo Oumran: Iei Years of F.x<¡wrions ¡¡d Resc¡rch l9ej-2004 '
I ¡¡ lh¿Sirof thc-Dtad sza tmlk o.t.,pp.55'tl6'
I
II
I
76 Qunúnlbccaiot,
se han descubierto en el lugar de Qumrán y en otras Partes, en Jeri-
có entre otras. De los análiiis y estudios recientes de un dererminado
aroueóloso, se deduce que esras iarras. quiá desrinadas en su origen
ib.rgri .. vieron afectadas por usos variados la especi{i-
".¡¿¿ ¿! las "r.hi"or. suPuestamente las de Qumrán
"¡arras par:¡ manuscritol'.
dura¡re muciro tiempo, pcrderla así su fu¡damento'
judíos e is-
Esto no es todo. Algunos arqueélogos de la misma ola,
se encuen-
r¿elíes, acaban de demostrar qúe muehos h¿ios de Qumrln
tran descalific,rdos por las prexripciones legales para servir como bañor
rinr¡les. Poroue hav condiciones para la cualificación [a primera y la
.á. irnporr*,. o que el agua qui llegue al bano ha de ser agua de llu-
,i, o de fuente. Cualquiei fa«o. inrermedio. cualquier inrervención
hrrm¿na. cualouier empleo de un recipienrc o de un instrumen¡o' re_
sul¡rn desc¿lifiLdores. El agua "saceda' no es apu para el baáo ritual'
en
Es preciso que se¿ «agua que cáe» o regu¿ que corre»: esrá prescrito
.sto. rér-inos.n la L.y, m¡s Precisamenk en Ia Misná' ciermmenlc
má ra¡dla, pero elaboáde sobre la base biblica del Lrvítico Ahora
bien, muchoi depósiros esrán precedidos por baños de decanración' pa'
ra sanear o eclari el agua y recoger la ¿rcilla Ese es un inrermediario
dcsc¿lificador. So..de io mi.-o á el caso en que el agua llegue al
ba-

ño media¡¡e un acueducto construido por cl hombre' Esto se verifica


en la maroría de los baños del lugar de Qumtán- En consecuencia' el
,rú-..o á".sto. ot"nques cualifiádos para los baños rituales queda-re-
ducido, Solo quedarla il pequeño número de una quincena en toml'

2. los csenios y las dudas sobre su prercncia en Quffán

los argumentos de la mayotía de los arqueélogos son. co¡aies'


los
Constituye-n una dura ofensiva contra la tesis del origen esenio.de
relación con el lugar
-rrr*critor, ,l -"nos por lo que se refiere a su lo§ eseoios' tan bien
de Qumrán. ¿Qué es lo qu. o.,r... .ntotttes con
,ra.Jnu"do. poi lor ru,or., anriguosi Para Ia mayor parte de los in
,.r,in"rdoro iuvo, Lrabaios acabamos de mencionar' no podia haber-
lo' eí Qu.r¿n. Plinio es el único en arestiguar su implantación en
las inmeldiaciones del mar Muerto Josefo los menciona en Jerusalén'
, Qunrán1hs anias ¿nt¿ b, al,lrcólop5 77

en un barrio aeservado, y dice que se encuentran en otras muchas ciu-


dades y en otras partes. Filón los señala .en las ciudades y las aldeas,,
diciendo ¡ambién que viven aparre de las aglomeraciones urbanas.,.
Convie¡e evaluar los discursos y los relatos de Filón y de Josefo en
fi¡nció¡ de las fo¡mas, las estraregias y las finalidades <¡ue pretenden
eñ sus ob¡as. En esras, las informaciones se hallan sisrematizadas, em-
bellecidas y nacuralmente transformadas con vistas a magnificar la ex-
celencia de la nación judía. En Joselb al menos, es claro que se hacen
eco de ciertos textos encont¡ados en las cuevas, principalmente las
RegLu. Pero ninguno de esros au¡ores, subrayémoslo, piese.rra a los
es€¡ios como marginales, me¡os aún como disidentes. AI contrario,
parecen consriruir el modelo perfecto del ideal nacional. Plinio sigue
siendo el más directo y más sobrio de )os tesdgos anriguos. Atesrigua
que los esenios habrían vivido por encima de Engadí, a bastanre áis-
rancia de las aguár m¿lsanas del mar Muerro para evitar sus perjui-
cios. Ahora bien, ce¡ca de esae oasis, próspero en aquellos riempos lo
mismo que toda la o¡illa occidenml del ma¡ Mue¡ro, un arqueólogo
israelí'o ha pretendido enconrra. ce¡ca de veintiocho celdas indivi-
duales, cada una de ellas dorada de un¿ entrada separada:
¡no podrían
ser Ias celdas de los esenios conocidos por Plinio o sus informado¡es?
Yendo de Engadí hacia el norre, siguiendo el liro¡al a distancia del
ma( pudo idendficar oros dieciséis lugares del período romano, a su
vez con grupos de celdas. A ¡azón de seis de media por lugat esras se
parecen mucho a las de los alrededores de Engadí. Los ocupantes, su-
puc\ramenre erenios. habría asegurado su subsisrencia rrubajanrlo en
los rerrenos agrícolas vecinos. Eran absolu¡amen¡e extraños ¿ Ia ins-
talació¡ de Qumrán, demasiado bien construida y equipada para su
tipo de vida. Son auténticos asceras cuyat rigurosas costumbres de
hombres entregados al celibato (fosefo menciona una segunda care-
goría de esenios, que se casan) soo descrites por los á.urores antiguos
a su manera. Ya no rendrían nada que ver con los ma¡uscritos eo-

' Se enconrnrá u¡ detallado esrudio de la presenración de los esenios por


Jorfo, en A. P¡ut, l¿¡ Mant¡crits
Ios aurores anriguos, priocipalmente d¿ la ner
Mork, Paris t997 y 2000, pp. 119-125.
i! Ci Y HrRscHFEr-D, o. c.
78 Qtntán y Lx csa;os ,

contrados más al ¡rorte, en las cuevas de los alrededo¡es, más o me-


nos próximas d lugar de Qumrán. Esta es una hipóresis: no tiene va-
lor más que a Ia luz de importantes y preciosos ttabajos llevados a ca-
bo por los arqueólogos desde hace una déc¿da'
Poitanto, seimpone¡ dos tesis. Una, la tesis esenia' ¿ísla, sacra-
liza y por consiguiente comunitariza Qumrán; Ia otra, sin unidad por
ahora, .desencliva', seculariza y a panir de ¿hí descomunitariza el lu-
gar. Preconizamos no elegir entre las dos, ya que tanto una como otra
áeian preguntas sin responder. Con respecto a la primem se plantea
un agudo problema por lo que se refiere a la relación enrre el conjunto
a fiÑe cuentas diversificado de los manuscritos hallados y las ruinas
de Qumrín. No se ha recogido ningún escrito en el recinto del lugar'
Cie¡tamenre, más de un tercio de los textos se enconttaron m᧠o
menos en las cercanlas, en seis cuevas, de eflas cinco artificiales, pare-
cería que anejos. Pero las ot¡as cuevas, cuatro €n rotal, es!án demasia-
do alejadas, y son narurales. Hay que añadir orras, en los alrededores
de Jericó, localidad a menos de dos horas de camino de Qumrán: fue-
ron señaladas, como sabemos, por Orlgenes y después por Timoteo,
el patriarca nestoriano de Bagdad.
En cuanro a la segunda tesis, presenta dificultades por lo que res-
pecta al origen de los ma¡uscritos. Sus promotores, al menos aque-
llos que valoran la cuesdón, s¡len de ellas, aunqúe con imaginación.
Entri el 68 y el 70, con la proximidad de las rroPas romanas, los ha-
bitantes de -ferusalén y de Jericó habrían depositado en las cuevas de
los alrededores de Qumrán una buena Parte de su patrimonio escri-
to, quiá Ia biblioteca del Templo: pretendían Protege¡ esos P.eciosos
bienes de los riesgos de los inmine¡tes estragos. Ciertamente se Po-
dría concebi¡ la estratégica eleccién de esco[d¡iios sultcienrcmente
alejados de las superficies const¡uidas, además natu¡ales, lo cual se li-
mita a cuatro cuevas narurales: l, 2, 3 y I 1. Estas se encuentran muy
al norte de las ruinas de Qumrál, a uno o dos kilómetros; y nos acer-
can a Ios centros urbanos de Jerusaléo y Jericó. Pero hay dificulrades
para imaginar gra realidad en cu¿nto a las excavaciones ¡rtificiales
ibierras y dispue.ras no lejos de las edificaciones, con los dos rercios
del conjunco de los textos. ¿No era desplazar el lugar del peligro?
' Qun n l tot esn;ot ante lot arquábgos 79

Qumrán fue conquistado y saqueado, y nadie habría podido esperar


lo contrario.

Esta nos parecería convenienle'


¿Qué actitud adoptar entonces?
po, iupu".,o ¿ titulo de hipóresis. Acepramos que prosiga con la
"e
.r.rlr.ión . inclu"o la tr¿nsftrrmación de la llamada,reoría esenia",
con el riesgo de ver cómo un dia se vuelve caduca. Esto gracias a la
exploración global y transversal de los ¡exros, hoy ¡odos disponibles;
y más aún gracias a la ampliación concertada de las invesrigaciones
arqueológiá. Dejemos a las dos disciplinas que avancen asi cada
una eD su proPio te¡re¡o, de ur¡á ¡rr2nera libre y aurónoma. Que una
esté ¿ la escucha de las lecciones de la otra, y viceversa. Lo queramos
o no, sobre la base del .desenclavamiento,, la secularización y la des-
comu¡ita¡izacién, al menos parciales, de Qumrán se encuentran an-
cladas en bases sólidas; es un hecho i¡reversible. Cuando se traa de
los rextos, convie¡e ser circu[spectos en el empleo de la palabra
oQumrán,, objeto familia¡ de metonimias demasiado poco controla-
das. Se emplea muchas veces equivocadamente y a rravés de la fór-
mula "de Qumrán, o del adjerivo nqumtánico". Por tanto, se imPo-
ne discernimiento y reserr¿. Y además, a título de opción metódica,
seria inreligente suspendcr el empleo del vocablo nesenio', sustanrivo
o adjerivo, a propósito de los manuscritos rlescubiertos. Po¡ tanto.
eviremos arribuir nominalmente a los esenios la parte singular de los
manuscritos que se llaman corrientemente «sec@rios» o pudorosa-
mente «comunitarios', dos adjetivos que solo conviene utilizár con
rcservas. A fin de cuentas, la palabra .secta, no es colYeniente' Es
una uaducción anacrónica y por consiguiente errdnea del griego a/-
reris, empleado por Josefo a propósito de grupos o movimientos que
disringuia y nombraba en la sociedad iudia. que era la suyar a.aber:
los s¿Juceos, los lariseos, Ios esenios y los zeloas
En cua¡to al lugar de Qumrán, con sus alrededores ampliados,
parece que se debe considera¡ como un esPacio socioeconómico pro-
-babLme¡te
con lugares circunscritos de actividades cultuales y por
consiguiente culruraies. l-eios del Templo de Jerusalén, la lectura co-
80 Qtnrán l los anior

menmda de la Ley y los Profetas y la oración de alabanza podian en-


contrar lugat en un si¡io o en o¡ro. No hay sinagop en esos lugares.
Progresivamente, algunos representantes de una élite judia con fuer-
tes teñdeñcias ascéticas habrían reunido, copiado y quiá compuesto,
solamen¡e en una pequeña parte, Ios famosos rollos. Se tratería de
geme animada por el ideal del desieno, pero quc vive en medio de otros,
con motivaciones diferentes, cuando no simplemen(e seculeres. No
se excluye que ellos mismos u otros, con la cercanía de las tropas ro-
manas de Ti¡o, hubie¡an rrasladado hacia el norte, a cuevas naturales.
una selección de su fondo literario. ¿Había esenios entre ellos? Nada
lo atestigua, nada lo niega.
Añadamos una última cuesrión. I,os escritos específicos, a los
que algunos llaman todavía nsectarioso e incluso oeseniosr, ¿remiten
verdaderame[rc a uüa comunidad real y a uo.a eraperiencir. concreta?
Vayamos a ello. En ciena forma, estos textos representan los avatares
tardíos de la Ley de Moisés, espejo magnificador del pueblo de Israel
y no legislación de una vida real ". La Ley y otros escritos conside¡a-
dos como santos construy€n de algún modo, con su forma lireraria,
la comunidad ideal que tiene por nombre lsrael: le proporcionan a la
vez una hisroria y un cuerpo. ¿No sucede así con las Regtrae y otros tex-
tos normativos encontrados en las cuevas o igualmente con textos po-
éricos de alabanza? Una dimensién de uropía visionaria es congéniu
a la Ley del pueblo nsa¡¡ro,. ¿No conviene percibirla, y más aún, en
esos modelos posteriores hallados en las cuevas? El ideal reglado de
una comunidad designada (llamada eo heb reo ybad *co-
"unidad" o
munión») se encuentra allí codificado en frrnción de contextos poli-
ricos e ideológicos nuevos. Los ma¡usc¡itos del ma¡ Mue¡¡o contie-
nen varios de estos ecos circunstanciales: el Ro llo dtl Templo, el Escrito
dt Damaco y la Regla d? la Comutidad sob¡e todo. Desde su descu-
trrimiento, a partir de 1947 o 1948, los cspecialistas han relacionado
estos esc¡ilos percibidos como normativos con comunidades cula
realidad no despierta ninguna duda; Ias designaron primero como

" Este ertremo se explicita mplianrnte en A P^,JL, Et I'hoñrñc e¡¿d h B;-


bb. D'Hémda¿ n Flatits Josiph Pais 20oo, pp. 163-183.
' Qrnún 1 lot cscdiot ant los arquailogot al

eteria!, después también como y'r¿¿J¿nidr, ?Lt@sefli¿¿s y de o$e§ rfr^-


¡€ras. No se puede verificar nada. Si hubo comunidad, no hay exis-
tencia objetiva, sino lircraria. ¿No se situarían estos escritos tras las
huellas restrictivas o selectivas de los libtos atribuidos a Moisés (o a
otros)l l¡ dimensión de utopía visionaria de estos es má que ningu-
na otra la suya. ¿Verdaderamente hay una diferencia de registro entre
la knrasmagórica Regh dc la gaeta de tts hijos dt la lazl los hijos d.e
lts itieblas y la Regla ¿¿ la Comunid¿d, considerada como aplicable,
cuando no aplicada? Probablemente no Estos documentos y otros
emparenrados con ellos que se reciben como propios de un grupo
concreto podrían €manar de ideólogos nacionales, teó¡icos o anun-
ciadores de una sociedad purificada, descriu a veces co¡forme ¿l mo-
delo angélico'r, a sus oios el modelo perfecto del ve¡dadero ls¡ael. Se
puede ditectar una misma dinámica de ¡r¿ rytelling'r (*má1uina de fa-
Lricar historias y dar forma a las mentes,) como arma ideológica de
comunicación hechizadora en la I-€y y los Profetas. ¿Acaso no se per-
sigue en esos escriros que algunos llaman 'sst¡je5" y orros ncomuni_
tarios,? Con su respectivo ulento, Filón y Josefo romaron el relevo't.
Sea como fuere, sin duda hubo frate¡¡idades del desieno en las in-
mediaciones occiden¡ales del mar Muerto, igual que en orros lugares.
Pero su existencia permanecía lejos del co¡pus de pteceptos surgidos de
la volu¡rad teórica de pensadores con inclinaciones rigorisres, que qui-
á vivian en Ios grandes centros urbanos. E¡ resumen, el sistema bas-
tante homogéneo de títulos o fi¡nciones, de leyes o rdas de vida, de
ritos u oraciones que algunos de los textos de Qumrán formulan no
llevaría formsamente a la realidad de un grupo idemificable Sucederá
lo mismo, y más aún, con la poderosa utopía cultual que será ia Mis-
ná, la base establecida de la reorganización dcl judaísmo como rabíni
co hacia el año 200, A través de estos fe¡ómenos recutrentes col) acen-
ios singularc¡ se afllña una ir¡esistible continuidad con la propia
esencia de la Iry. Por otra parte, la dimensión de utopía visionaria de

' Cf. más arrá5, p. 63.


. Titüo del libro de Ch. SAU'¡oN, Pals 2007.
'' Lr que es flagrante en Filón a pmgícito de los terapeutx: cl má adelan-
rc, pp. 153-162.
82 Qlñrnn J to' r'm;os '

esra se presenmrá como üascendida eh la grandiosa intuición del Rei


no de Óios propia de Jesús de Nazaret. Esre tendrá la voluntad y el ca-
risma de hacer que sus oyentes, seguidores y mensajeros compartan las
,epcrcusiones. Trascendida de esta manera, la continuidad se encon-
trará desplazada, aunque reavivada, en una interpretación inédita de la
ky mediante el influjo de un valor nuevo llamado uevangelio,.

Detengámonos en la palabra uesenio,. Aparece en primer lugar


en personJidades relativamente tardíar, Filón de Aleiandría, Plinio el
Viejo y Flavio Josefo, del siglo I de nuestra era. Lstos at¡tores setán se-
guidos por otros muchos, sob¡e todo Padres dt la Iglesia, que recoge-
iá., o ,ec,rpe.arán, orqueslarán y a veces modificarán sus palabras. Así,
de u¡a foima na¡r¡¡al, Josefo preseota la creencia de los esenios en el
más allá a la manera )udeogriega: creian en la inmonalidad del alma,
afirma, igual que los suicidas del peñón de Masada. Dos siglos y me-
dio m;is iarde, no menos naturalme¡te, el tomano Hipólito les adju-
dicará Ia creencia cristian¿ e¡ la resurrección del cuerpo' que no es l<r
mismo. Cada uno es deudor de su propio contexto, dei sistema de
pensamiento que llamá su atención, cuando no Ie atrapa. No hay lu_
gar para elegir l,a realidad y por consiguiente Ia verdad de los esenios
ion l"s que ias tradiciones sucesivas, a veces cont¡adictorias, han cons-
truido. El estudio completo de los rollos del mar Muefio invita a rom-
per esa cádena y a liberarse de su obligación. Si nos ptoporeiona Ia
oportunidad de conocer Ia Bibli¿ antes de "la Bibtia,, también nos
abre el espacio de los esenios ¿¡¡65 ds nlos esenios,. Josefo co¡fiesa
que, de joven, estuvo una temporada ent¡e ellos, a los que describc
ampliamente como la quintaesencia idealizada de su nación- ¿No era
natu¡al que se presenara como su antiguo discípulo, como hace?
No hay nada seguro sobre los esenios en les inscripcione§ con_
r€mporáneai. Como tampoco en ninguno de los nume¡osos rollos del
maiMuerto. Nada en el Nuevo Testamento ni en la inmensa literaru-
ra llamada r¿ú/nica. l\re silencio es sorprende¡te Ciertamenre, ei ape-
Laúvo e¡enio era us¿do en el siglo r de Ia e¡a común:Filón, Plinio y
Josefo lo arestiguan sin ambages. La propia palabra es griega. ¿Qué
' Qunlán t to, $¿tio5 a,,e lo, alqrcóbgo, A3

quiere decir? Iá respuesta es tanto más delicada cuanto que hay dos va-
ria¡te¡ essaioi e¡ Filón (y en Eusebio de Cesarea, que le cita), asazai
en Josefo. No faltan las hipótesis, sobre todo desde los famosos descu-
brimientos del siglo xx. Tbdas esrán basadas en etir$ologías discuribles.
Filón había. dado el ejemplo al relaciona¡ e¡¡aioi con bosioté¡, nse¡ti-
dad,. El misterio perdura. [,a sabiduría nos exige quedarnos ahí; el
problema es irresoluble. En verdad, ¿no sería el vocablo .esenio, la de-
nomioación globalizadora y tardia de diversas Éate¡nidades de ascetas
que se sucedieron o se cruza(on en las inmediacio¡es occidentales del
mar Muerto, con antenas establecidas e irradiando por rodas partes?
Un apodo de alguna manera que los interesados jamás emp¡earon en
sus lugares'j. Algunos obsenadores excernos: irfo nadores de los au-
¡ores ciados, lo habrían dado tardíamenre, inclrlso a posteriori, a gru-
pos o movimienros que no esraban florzosamente unificados. y, du-
¡ante casi dos milenios, el voc¿blo oesenio, será el vecror produoivo de
una realidad misteriosa, má o menos travestida, cuando no en pafte
6cticia, de la que nacerá lo que podemos Jlama¡ el omiro ese¡ion, En
efecto, el mito esenio existe. Ha hecho car¡era en la hisroria. la del eso-
terismo en primer lugar. Y aún está vivo, inch¡so y sobre rodo entre la
gente lomlmenre ignorante de los descubrimientos del úldmo siglo.
Algunos grupos que dicen profesar la docrrina esenia y p.rp.tu"ila"
costumbres de los esenios viven en los Esrados Unidos y en Mé.jico.
Son guiados por gunis entregados gustosamente a lo paramédico. Exis-
te ircluso una E*u Churcb (nlglesia esenia,). Todos esros «esenios,
son vegetarianos, preconiz.n e incluso prescriben el consumo único de
alimentos c¡udos. Se ¡eúnen en asambleas en las que intervienen sana,
dores de cariz carismático. Incluso llegan a rratar mediante la o¡ina.
Sea lo que fuere de los esenios, recordemos que hoy disponemos
de un co¡servatorio literario de casi novecie¡ros rollos. Cienamente
había muchos má. L¡s manuscritos del mar Muerro nos inviran a
lrans|o¡mar ¡uesrra visión y nuestra comprensión de la sociedad ju-
dia de los últimos siglos precristianos, matriz a la vez del cristianismo
original y del judaismo ¡abinico.

'' Sucederá lo mismo con los .gnósticos,: cl más adelmre, p. 134.


)
Iluminaciones sobre el fundador
del cristianismo

Hoy má que nun,¡, el dosier científico sob¡e el n¿cimiento del


cri¡tianismo seencuenrra alimentado por los rabajos que llevan a cabo
los especialistas en la sociedad judía contemporánea de Jesris, más am-
pliamenre del njudaismo antiguoo. los esrudios significativos sobre la so-
ciedad grecorromaoa necesa¡iamente ha¡ de ser tenidos en cuenta. Más
aún, los mam¡scritos del ma¡ Mueno renuer¡¿¡ considerablemente la vi
sióo del ambien¡e direcro que vio cómo se manifanba Jaris de |,lazaret
y sus compañeros, y después los primeros compiladores, intérpretes y
t«iricos de los mensajes de esros, Esas ir»ignes figuas tuvieron lugar to.
d¿s en la historia de los judlos, y simplemente en la hisorü, antes de que
kx ¡oma¡os a¡¡asa¡an Judea, Jenrsalén y (digamos) Qumrin, del 68 al
70 '. Traor de los orígenes del cristianismo en es¡e renovado con¡o<to
orige la apertura razonada al conjunto concerado de estos amplios da-
tos. Sob¡e esta necesa¡ia base seú posible ofrecrr elementos de ¡elación
y, al hacerlo, señalar las dife¡encias, cu¿ndo ¡o las rupturas, entre la nue-
va religión y su hermana mayor, En un primer momenro conside¡a¡e-
mos la fase de la fundación, esencialmente con Jesús de Nazarct; en un
r.
segundo momento la de los reóricos, especialmente con Pablo de Tarso

l. Jalones para una aproximación a las fuentes iudlas


del cristianismo original

En primer lugar hay que considerar una cosa. Tlnto Jesris de Na-
z¿¡et, el anunciador cuando ro el funüdor del eristianismo, eomo

' Y hai.¿ el 7l o 74, si añadimos Masada.


' Esto corstituirá el obleto del capítulo 6 de este libro
86 QLñrán r b' 6dtio¡

Pablo de Tlrso, el primer y brillante teórico, pertenecían a la socie-


dad judía mfu represenrátiva; más aún el segundo, por ser cultu¡al-
mente bi.lingúe. [¡ debí¡n su cultura y su saber, y hasta un cierro
punto las iluminadas determinaciones de su conciencia. Junto con
sus cotrpatriotas compartían une misma y a¡cestral herencia: uri pa
trimonio escriro y tradiciones, reprcsenraciones y cree¡cias, doct¡ina!
y cosrumbres, leyes y ritos. La imagen del .judaísmo,r que brota en-
tre otros de los texros enconr¡ados era de alguna forma la suya; y es-
ro has¡a e¡ los escriros en que la sistematización e incluso el exceso se
afirman sin reservas. Así ocurre en todas las sociedades y todas las re-
ligiones, con la condición de que la regulación no sea en ellas desp¿j-
ti.á. Pero, en aquel momento, sociedad y religión no se distinguían.
Esros primeros iniciadorcs, anunciadores y teóricos del cristianis'
mo vivie¡on a su ve¿ en una encrucrada de caminos, naturalmenre
móvil, de opiniones y doctrinas. No penenecían forzosamerire, ni si
quiera apenas, a una u ora de Ia¡ co¡¡ien¡€s que a veces se opron.ían.
aunque sir¡ embargo sin ruptura. Es esu encruci.iada l¿ que atestigua.
a su man€ra y por su panc, la sorprendente biblioteca diseminada en
los alrededores del mar Muerto. Esta represcnta un muestrario signifi-
cativo, amplio para la época, de la producción literaria de élites judía-.
a lo largo de los dos o induso los tres rftimos siglos precristianos. En
él se perciben igualmcnrc los patcntes signos de evoluciones rcales. Pa'
ra los contemporáneos de Jesris de Nazaret y Pablo de trso, y para es-
ros mismos, podía refleiar una gran parte dcl pauimonio litcrario oa'
cio¡al, a.l menos tal como algunas persondidades o grupos locales con
indinaciones bibliófilas lo habían podido constitui¡, ¡o sabemos t ien
ni cuá¡do ni cómo. Insistimos aquí en el tiempo: implica el espacio.
el del origen diversifi cado y quizAlejano de una mayoría de piezas.
Todo esro deia suponer r¡adiciones y maestros. eiercicios eru.
ditos y relevos populares, cambios y debates, avances y retrocesos.
excesos y conflicros; pero, repitámoslo, por el momento sin rupru-
ras. Esto que ya se llamaba, es verdad que furtivamenteo, njudais

'Término empleado por Pablo cn Gl I,13 y 14.


¡ En 2 Macabeos, hacie el 100 a. C.
lkninaeioaa obrc clfinlalor dcl c¡i¡tia¡i¡mo a7

mo», no esraba ni fijado ni era dogmático; Por €l momento no ha-


bía nada u¡iforme ni por eonsiguicnte absoluto. Divergencias y di-
fetencias tenran en él sus derechos y acondicionaban sus espacio§.
Ba)o el dominio directo de Roma, con los procuradores, estarán los
zelotas y otros grupos asimilados. Pe¡o se trata de elementos arme-
dos cuya causa fanárica, la guerra incondicional cont¡a Roma, era
ante todo polírica. A esra gente le faltaba implantación real en los
cons(itutivos vitales de la sociedad nacional: no desempeñarán nin-
grln papel en la recomposición del iudalsmo tra§ los repetidos d€-
sasr¡es del 70 (incendio del Templo por las tropas deTito) y del 135
(Jerusalén transform aü e¡ colonia pagana por ádriano). Hacia fi-
nales del siglo I cristiano, con rettaso, Flavio,fosefo los presentará
como formando un nmovimiento,, un.partido" o une.escuele"
(en griego airesii), a eiernplo de los fariseos, los saduceos y los ese-
nios. S.bemos que t¡et¿ba de presentar su propia nacién conforme
al modelo de la sociedad grecorrom¿na. con sus Erupos o asoci¿-
ciones propias y sus escuelas filosóficas. Se trao de una image¡ es-
tratégica, dependiente de lo que en la primera página de las Anti-
güedadet de los jadios nuest¡o historiado¡ llama et gtiego apohgia,
ndefens¿,. Fuerza claramertrc los rasgos. Y tr3ducir alr¿Jr'J por «sec-
ta», como se hace a menudo, vuelve a fo¿¿rlirs aún más. Este exce-
so al ct¡ad¡¿do no ha deiado de determina¡ l¿ interpretación dc los
rer<tos de Qumtán, a los que muchos, sin duda equivocadamente,
aún llaman usectariosr-
En este marco se imponen unánimemenre dos pilares capitales co-
mo necesarios para la existencia y la identidad iudlas, unificados am-
bos: el TEmplo ,v la Torá. Nadie, donde quiera y quien quiera que fue-
se, habría podido cuestio¡ar ni su realidad ni su lcgitimidad. Por tanto
es e¡róneo hablar de .iudaísmos,, en plural, como hacen algunost.

henó
'Algunos han lleg:do har¡a cl rcfinamienro de invcruar un 'judaísmo
q,ico", I¿ bá¡e di rradciones rcprerenrala. crrrre orros por el Übn d¿ Hc-
'.b.e
,i¿r. S- .o'n" tu.re. de'dc ha"e Jgunor añor esramos rnre un efi.az v movihzr-
dor motor para el estudio de los rextos de Qumrán y orra§ materiar coflex,r. l,
muesrra esra imponenre obra: G. Bocc ccrNl (€d,J' Enoch axd Qumun Or;giu'
Nat Light ona Forgo*n Coin¿ction, Cr" ¿ \^Pt¿s, rtt,2005.
88 Qun¡nn t bs e¡c¡io¡

Únie¡ncnre variaban más o ¡nenos, de un lugar a otro o de un grupo


a oüo, la concepción que se ¡enía de él y la interpretación que sele ja-
ba. Y lrs variaciones podían llegar muy lejos, sobre rodo en las repre-
sentaciones del Témplo, que se consideraba de oficio como nveida-
dero,. Se llegaba incluso a la sublimación, lo cual daba: el Templo
ideaiizado o Templo celesdaj; el Templo del fin de Jos dernpos, restiu-
rado o transfigurado; e incluso hasta la suplencia: una comunidad dc
«santos» €n la tierra, a ejemplo de la de los ángeles en los cielos. pe¡o
Templo había siempre, conrra vienro y ma¡ea. E.se era el espacio sim-
bólico e incluso ideológico de una doble preparación: la del remplo
meteforico de los crisrianos y la de la religión sin Témplo del sistema
rab(nico.
Se esraba de acuerdo por orra par¡e en un corpus aún mal deli-
mitado de libros santos, digamos Ia l-ey y los P¡ofetas. Ias divergel-
cias procedían únicamenre de Ia interpretación. Los manuscritos del
mar Muerro, como sabemos, sort tesrigos de ello. le doctri¡a cristia-
na se afirmará precisameoe sobre la base de una interpretación radi-
calmente diferenre, y mediante ella se expresará la ruprura. Pablo de
T!¡so si¡uará al Evangelio en el centro del sisrema judio delTempJo y
la To¡á. lo establecerá cl,mo cbalbnger de 1a Ley: más exa«am;nre,
como el caralizador catártico de esta. En él estaba en juego, no la va,
Iidez de les Escrituras, sino su comprensión, su nintelige¡cia,. Yen su
obra se empleó a fondo en asurnir, enunciar y jusrificar las conse-
cuencias docr¡inales de es(e elección .orelizanre. Los escritos de refe,
rencia o Escrituras s ulan siendo las mismas en el ámbiro judío y en
el ámbito c¡istiano. Otras tanras cosas y hechos que conrribuyeron a
la consd¡ución de la cu¡a culurd del primer discurso cristiano- l,a
separación docr¡irul que ma¡caba de en¡¡ada esre ¡o alreró en nada la
naru¡aleza de sus fuentes- Pol tanto, es ¡ormal que se encuentren mu-
chos elementos semeianres, cuando no idénricos, en las enselanzas
respecrivas del iudaísmo precristiano y del cristianismo original, am-
bos alimenndos con los producos de una misma cultura. los ejem-
plos son numercsos, como veremos. [.o que sabemos hoy de los ro-
llos del mar Muerto nos permire situar perfecmmenre y más aún
comprendet la primera expresién cristiana. Y esto no en fuoción dc
un grupo o de una cor¡ienr€ panicular de la sociedad judía, sino co-
¡lrnin¿.io ?' bt et flnl¿dnt'¿¿! eri'tia,ilm 89

mo u¡a ruPtura al meoos esbozada con el conjunto del sistema social


y docrrinal que era y seguía siendo el judaísmo. De una forma so¡-
prendentemente precoz, la ruptura doctrinal estuvo a su vez ayudada,
cuando no condicionada, por otras fuentcs, en estc caso iudeogriegas.
Y por este camino se afirmó igualmente como culrural. Io que ates-
dgua clarameite la ob¡a de Pablo de Tarso, cultu¡almente bilir¡güe,
(¡mo hemos dicho.
No imaginemos al crisiianirmo como une sec(a que sus(iruye ¿
otm secta, en esfe caso con éxito. No pertenece ni a la excepciófr ni
e Ia marginalidad. Si tuvo éxito inmedia¡o, y después duradero y
perenne, es porque se elaboró y afirmó rápidamente, muy rápida-
mente, un sistema nuevo, diferenciá¡dose fundamen¡almente de
otro al que, rambién muy rápidamentc, se dcclaró uantigr¡o".. Re-
cordemos que, po¡ una parte, eslaba el Evangeliol por orra, la Torá.
Eo efecto, en Pablo de Tarso el cristia¡ismo se estableció como u¡
sistema doori¡al sólido, A-hora bien, su lengua y ea cierta medide
basra sus conceptos apenas procedlan de su fundador, Jesús de Na-
zarer. F.rnanaba¡ de fuentes auténtic¿mente judías en el fondo, aun-
que griegas en Ia fo¡ma: dc la ve¡sión griega de las Escrituras, cier-
t¿meore, pero también de pensadores y escritores de la diápora
helénica, sobre todo en Egipto. Enrre esros úkimos aparece en pri-
mer lugar el gran Fi)ón de Alejandria, comenta¡isra alegirico de la
ky (griega) y contemporáneo de Jesús. Hay otros. Esos judíos ba-
óados en el hele¡ismo menrenían un diálogo sostenido y profundo
con la filosofia de los griegos y más ampliamente co¡ su cr¡ltura- Les
dcbemos una herencia escrita de la mayor importancia: los c¡istia-
nos la acogieron desde el primer momento y la salvaron; el judals-
mo rabinico Ia ignoró y se elaboró sin ella. Para el cristianismo pen-
tanre. esr¡ herencia consrituyó una cuhuia a prioi. La doctrina
Lerdinal y fund¿cion¿l de la encarnación. la del Hiio de Dios para
l¡nos, la del Logos divino para o[ros, tuvo Iugar p¡ecozmente como
fruto determinaote de una confluencia cultural. A saber: la unión
cl judaísmo de la época de una coriente o rama hebrea y de una

' Bajo la forma de Alianza, seeún 2 Cor 3,16-17.


90 Qunrán t lu e¡¿nio¡

corriente o rama helénica. Gracias a la tradición cristiana para esta


(helénica) y a los descubrimientos del último siglo para aquella (he
brea), ambas son hoy accesibles

Hay que subrayar un hecho de imponancia capital. Con Jesús de


Nazarer y Juan Bauriste, así como con Pablo de Társo, la tradicióo ju-
día se encontré libe¡ada de los pudores del anonimato. Generalizado
e incluso sistematizado, este ebarca o condiciona la totalidad diversi-
fic¿da de los rollos exhumados no leios del mar Muerto. Concierne a
todo un panel, en gran pane ficticio, de personas y figuras, de títulos
y funciones: Maestro de Justicia, Intérprete (de la'Ibrá), Vigilante.
in.rrrctor, Mesías, Sacerdote, etc. Los iniciadores y promotores dcl
con)unto de ideas ¡uevas ¡enía¡ un nombre (Jesús en primer lu-gar).
incluso, para a.lgunos, uo rítulo (Cristo, Baurista) y hasta una firma
(Pablo y los evangelisus). Estas ideas nuevas se exP¡esaron en un cor-
pus de relatos, d. mensajes y pronto de doctrinas llamado globalmcn-
ie .Evangelio,- Bajo este nombre es como se iba eri contra de la Torá
Este es si-n ninguna duda uno de los factore¡ determinantes eo la aper-
tura i¡¡eversible de la brecha que desde el anuncio del Reino de Dios
Ilevará a la verdadera ruPtura. Ya no estalnos en lo teórico, sino en lo
real. Se rrata de personas concr€ta-s que además tienen nombres.
Una personalidad se destaca de entrada entre las otras hasta cl
pnnto de impone.se como tundacional. Tiene un nombrc de esqdo
¿ivll J¿rtir d" NazaTet. Pasará a la posteridad con el útulo (griego) de
Cbri¡tó¡, "Crisroo. De ahí Jesucrisn, ¡ealidad histórica, mlstica y mi-
rice ¿ Ia vez. Desde el punto de visra de la hisco¡ia se distinguen en
ella cinco rasgos o dimensiones capirales. Coordinadas en la más po-
derosa de las cohere¡cias, contribuirán a crear el éxi¡o.
I . un galileo, lo que equivale a decir expuesto a influios
Jesús es
culturales que emigraban desde el Mediterráteo hacia el Orienrt, o
al ¡eves. Gelilea e¡a una rierra de paso, abierta a mrltiples influencias.
cuhurales y religiosas. Alli se manifestaban entre otros una esPecie de
chamanes a los que se les llamaba nhombres divinos,.
Itunhae;otd okc d fadadot d¿l ¿ri'tiaín'no 9t

2. Jesús es un homb¡e de tradición, un


ma€srro apto Para co'
mentar ias Escrituras de una forma origind y personal, pero según los
procedimientos que udlizaban los cxcgetas del momcnto.
3. Jesús es alguien que reúne a hombres y los gula, por el poder
irresistible de su palabra y de sus acros, has[a los más desconcenante§
e increíbles de los gestos, como el exorcismo del Templo'
4. Jesús esun mlstico además de visionario: el reino de Dios es
.n él el obiero d. una grandiosa intuición, del que tiene Ia volunrad,
si no los medios, de hacer que §us oyentes, compañeros y mensaieros
compartan sus consecuencias.
5. Jesús es un profeta pedagogo. Resumi¡emos asi el obieto y el
mé¡odode sr¡s intervencionis: nUna pedagogía dramática de [a vida''
Con esta particularidad latente de que al final y en algunos contextos
se pudieri expresar estit ütima con o sin Dios. Pareceria que en su
prápia esen.i, rr.rri.ra la capacidad de sobrevivir y perdurar. en cl pos-
c.isiianismo por ejemplo. en tos ¡errenos emarcipados de la étie y
m:is ampliamente de L cul¡t¡ra. Una cosa es cierta: l¿ aventura c¡is-
riana triunfó. Sea como sea antes de cualquier penenencia o no per-
tcncncia, de cualquier scntimicnto o no sentimienro con rcspecto el
cris¡ianismo, cada cual es hoy el testigo obietivo de este hecho in-
controve¡tible. En el límite, incluso, en la medida en que la cultura
(Ré-
66¡5is¡¿ 6¡ «lo que queda de un culto cuando 1z no se practica'
gis Debray).
En resumen, Jesús de Nazarct vivió y se mwió en contacto con
divers¿s corrientes de ideas, doctrinas y prácrices quc coexistlan en la
sociedad judía de su época. Subrayemos que rro fue el adepto exclu-
sivo de ninguna de ellas. abierto ¿ todas las fuentes de inspiración y
dc formulaáón de su in¡uición ccntr¡I. la del Reino de Dios Por r¿n-
to es natural que podamos reconocer tanto en §u§ discursos como e¡
los de .us discípuios o sucesores, prioritariamenre en Pablo de Ta¡so'
muchos .l.merrros que se observan en los llamados «texrcs del mar
Mueno». En c¡anro a saber si Jesús fue esenio o si permaneció en el
complelo de Qumriln, es ul Élso problema. Ia cuestióo jamás ten-
d.á .",pu.rt". Óo," que vale por lotemás para Juan Bautista e inclu-
so, si es preciso, para Pablo de Tarso.
9Z Qunr,in y b amos

2. F*critos de Qumrán y antccederites fo¡males del cristia¡ismo


de Jesucristo

El tropismo ful dzsicrto

Existe un parentesco de ideal ce¡cano ent¡c algunas corrientes es-


pecíficas atestiguadas por los rollos del mar Muerto (nesenios, o osec-
tarios,, dicen todavía a.lgunos) y la experiencia de Juan Bautista, que,
regúr¡ se conside¡a, comPartió un riempo Lon el ioven Jesús de Na-
,ar.r. Sob.e esre extiemo. la Regla dz la Comunidad le¡con¡ada e¡
diez ejemplares) y los cuatro evangelios de nuestras Biblias se ha-
cen claramente eco. Tanto en una pa¡te como en la ot¡a se autenrifi-
ca formalmente el desierto como lugar de purificación de vida gracias
al farnoso texto del libro de [saías: nUna voz grita: En e[ desierto pte-
parad el camino de YaIvé [o del Seño¡]..." (40,3).
Dos textos de la Reglz d¡ l¿ Com'v¡id¿d res¡ltan aquí elocuentes.
Este es uno de ellos:

[L,os novicios] seperedos como santos eo medio del conse-


stún
jo de los hombres y de la comunidad. Y todo asunto oculto e Israel,
pcro que ha sido hallado por el [nrérprete, que no se los oculte por
miedo de u¡ cspíritu dc apostasía. Y cuando estos exisran como cc'
munidad en Israel, según esras disposiciones, se separaún de en mc_
dio de la residencia de los hombres de iniquidad para marchar al de-
sierto para abrir alll el c¿mino de Aqtrel, como está es(rito: uEn cl
desieno, preparad el camino de '*** [rtvu], enderezad en la estepa
una celzada para nuestro Dios, [s 40,3]. Este es el estudio de la Lq
lñi¿út ha-Toftí1, que ordenó por mano de Moisés, para obrar de
acue¡do con todo lo revelado de edad en e&d, y que revelaron los pro-
fetas por su santo espiritu... (\4ll,l2-16).

El personaje histórico de Juan ha de ser tomado muy en serio. Se


rreta de un hombre con notoria irradiacién, ¡evestido con un sobre-
nombre ñrncional que pasó muy pronto a la histori¿: uel Baudsta, (en
grrego, ho baptixés). Esra fórmula es un deriwdo del verbo griego bap-
tizein, nsl¡merglro, "hundir,, empleado raramenle Pa.a un baño com-
Ihninacionts atu clfuruladtt dtl cr$tinniÍno 93

pleto, de personas o cosas. El historiador judío Flavio Josefo apoya el


restimonio evangélico. Refiere que, en su iuventud, buscando su ca-
mino, permaneció entre los ese[ios; y después junto a un tal Banos,
asceta áel desierto cuyas costumbres recuetdan bastante las del Bau_
tista. Esas dos i¡formaciones he¡ de ser tomadas con Prudencia Po¡
lo que se reliete a los proPios hechosr. Cualquiera que sea su grado de
veáad, no dejan de evoca¡ el contexto diversificado de las Éaternida-
dcs ascé¡icas del desieno: no ¿z¿ comunidad, sino varias cor¡ientes,
grupos o movimientos que compartlan un mismo ideal de vida. Esto
es lo que Josefo escribe sobre Juan:

Algunos judíos crefa¡ que el eiército de Herodcs [Antipas] fuc


destruiáo por Dios; realmente, en iu5to castigo de Dios paq vengar lo
que él habia hecho a Jr,ran, llamado 'el Bautista, [úaprúlr]. Porque
Éerodes lo mató, aunque Uuan] era un bue¡ hombre y [simplemen-
tel inviraba a los judios e Pá¡ticiPar del bauti§mo, coa tal de que es-
uviesen culuvando la virrud y practicando la iusticia entre ellos y la
piedad con respecto a Dios. Pues [solo] así, en opinión de Juan, el
Lautismo [que él administraba] serfa realmente aceptable {para Dios],
es decir, si lo empleaban para obrcocr, no pcrdrín por dgtrnos pcca_
dos, sino má bien la puri6cación de sus cucrPos, dedo que [se daba
por supuesto quel sus almas ya habían sido purificadas por la iusticia.
Y cuando Jos orros [esro es, los iudíos cortienres] se reunieroa [en ror-
no a Juan], como su excitación llegaba al punto de la fiebre al escu-
char fsusl palabras... (Anngüedadts de los jttl,í¿r XVI ll,l 16- 1 I 8).

Con Juan Bautista, hombre del desierto según los ewangelios, se


pcrcibe el origen del b¿utismo cristiano como rito de iniciació¡. Los
arqu«ílogrr, iomo ,rbemos, ¡¡atan de desa c¡aliza¡ cada vet más el lu-
gai de Qumrán, reladvizando así la imPonancia y el Papel de los ba-
ios de purificación. Eviremos, por tanto, cua-tquier relación, al menos
formal, con la práctica ritual de Juan. Este aparece como el reputado
promotor de un bautismo original y específico, el Prototipo del bau-
iismo cristiano. ¿Por qué no podria ser él mismo su iniciador?

-
Cf. má atás, p. 82.
94 Qu» » y lu aniot

El atnplimienu dz los Escitara

De este tema capital, Jesús de Nazaret hizo su argumento privi-


legrado para el anuncio del Reino de los cielos, el obieto de su gran-
diosa y sublime visión de un mundo de hombres transfigurado. Mu
chos de sus compañercs y sucesores hicie¡on lo mismo. Con su
retórica propia, los evangelios y Ios Hechos de los Apóstoles Io ares-
riguan con brillanrez. Pablo de Tirso los precedeú, en referencia ¿l
advenimiento de la nueva era por la resurrección de Cristo, que ha
renido lugar *según las Escrituras, (l Cor 1l,l-4). En resumen, es el
Evangelio de Jesucristo el que ha cumplido las F¡crituras. El verbo
griego para decir ncumplir, es plrrot rr, *llenao,: *Llacía falta quc ,r
currrpliere todo lt qte está escito de mí en la Ley de Moisés, los Pro
fetas y los Salmos, (Lc 24,44). A sv manera, esra forma particr-rlar de
actualiza¡ los textos sagrados es ampliamente precristiana. Los escri-
ros del mar Muerto son excelentes testigos de ello. En hebreo se di-
ce: *l.o que esrá esc¡i ¡o ll?ga...», o ilaclúso "co¡ro está escrito, Wi-..".
Táles fórmulas y otras semejantes se descubren entte otros lugáres en
los comentarios de un género pa¡ticular llamado plsher ui¡terpreta-
cióno o uexposición, (de los sueiros o los signos insolitos segrln Da-
niel). El género yel mérodo d.el péshcr están bien atesriguados por los
r€xtos específicos hallados en QrméLn, los pesharin '. Una figura de
insigne carisma tiene la capacidad de señalar el sentido acrual y írlti-
mo de un texto profético que pe¡manece oculto hasn ese momento.
Es el Maestro de Justicia, personaje sin duda ficticio presentado co'
mo el jefe supremo, cuando no el fr¡ndado¡, de la comunidad idcal:
riene como misión hacer que.llegue,, dicho de otra manera, que se
cumpla la palabra del profeta, Habacuc por eiemplo, Recordemos
que el procedimiento lierario del pésber ro era. ext¡año a Pablo de
trso, quien sin embargo no da tesrimonio de la palabra. lo cual pa
rece indicar que esrc método específrco de exposición última y ac-
tualizada de los esc¡itos proféricos no esmba limitado a utiliz¿ciones
locales o a una cualificación especí0ca. Es sorp.cndenae, además, que
un uso «todo profético, de las Bcrituras se desprenda m¡to de mu-

' Cf más arás, p. 62.


Ilaninaciotcr sotu d fl adot ¿¿l c,n,¡antno 95

chos textos de Qumri[ como del conjunto de escritos ¡eotestamen-


ra¡ios. Y esto juotamente con el uso del «odo Toá' que canalizará
por su parre el judaísmo ¡abínico.

El Mesíw

El conocimiento del Mesías se ha encontrado comPletamente


renovado gracias a los rollos del mar Mue¡to. Anrcs de los descu-
brimientoi de Qumrán no se sabia nada o casi nada de un Mesías
orecristiano. En sentido esrricto o ticnico del rérmino. en l¿ Biblia no
irrv Mesi¿s, al menos en el Arriguo Testamcnto. Hasta mcdi¿dos dcl
p¿sado, las Iuen¡es dirponibles eran principalmente los esc¡itor
"iioÑueuo Tesumento. sob¡e todo los evangelios.
dá Muy úpidamenre'
esra siruación unívoca y parcial geneó caricaruras tan tenaces como
equivocadas. [.os cristianás -se decia- habian reconocido y acogido al
lr,iesias. Los iudíos lo habían rechaz:do. Esre esquema simplisra y pe-
lieroso dcbe ser elimin¿do de nuestros discursos y desterrado dr nues-
r r"¡s conciencias. [-os ¡ollos descubienos en el siglo
>« nos invilan ¡n-
sisrentemente a ello. Conseñan, ¡ecordémoslo, testigos escritos de las
Geencias y represemaciones judlas de los dos úhimos siglos ptecris-
tianos. El'Mesías, con ma¡lscula, encucntra alli su lugar, un buen lu-
gar. Divetsas cortientes de ideas de las que emanan estos _textos coD_
iribuyeron a elaborar y a promover el ¡ítulo. Debemos teferirnos a la
dpoca en que reinaban los a¡moneos. en la segunda milad del siglo tt
a. C. Estos gobe.nanres surgidos de las armas y de Ia insur¡ección no
tenian nada-que ver con la descendenci¿ de David, distinguida y cua-
lificada comá la únic¿ legítima de Israel. Su pollrica, sus métodos de
gobierno y sus maneras dc vivir no se distingtrían c¡ nada. de los
áe los mona¡c¿s de la época. Las reacciones de sospecha e incluso de
oposición se multiplicaron en¡onces en la sociedad iudía. ligura
-Un1
o varias de Meslas aparecie¡on como un efecto de réplica. Se desarro-
llaron y se afirmaron al modo de u¡ antído¡o ideal. Canalizaron y
exprese¡on las esperanz:s populares, recurriendo para hacerlo a a¡rti-
grros oráculos reinterpretados a tal fin. la palabra mahiah,.nmesl?6."
(literalmente nungido,) se impuso en ese mome¡to, llo s¡n slnó¡lmos
96 Qanrány los cse os

ni supe¡lativos. Designaba a la persona esperada del rey de los riem-


pos nuevos. Victorioso' reufliría a todo su pueblo de lsrael en una es'
pecie de felicidad compardda. Ya no era el adietivo el que se traducie
por *ungido', aplicado a distintos agentes con tareas diversas, sino ei
irstarrtiio, que no se traducia: «Mesía§,. En esre senddo, volvámoskr
a decir. no existe Mesías en la Biblia.
De los documentos procedenes de las cuevas se desPrenden trea
figuras mesiánicas.
1. El Mesías de lsrael, figun regia y guerrera llamada también
nRenuevo de David,: nHiio de David,, se dirá mfu ta¡de en los ter-
¡os cristianos del tr.-uwo Testamento y en los escritos rabínicos a par-
tir del Talmud (aunque no en la Misná).
2. El Sacerdote o Pontífice ideal, al que se da el titulo de Mesia'
de Aarón.
3. Un personaje con rasgos y firnciones celestiales, pero sin de
signación mesiánica formd: u¡ Mesíai sin el tírulo. pero con vrrio'
rosrros. Es quiá cl Hijo de Dios o cl misterioso Melquisedec. Esrc ül
rimo no es más que un hé¡oe furrivo en el Antiguo Testamenro. Pe'
ro en el tex¡o del ñarMucrro (t lQ13) aparece muy ventaiosamcn-
te con los ras3os de una figura celesre; más aúrl, como el eiecutor de
los juicios divinos ¡por consiguiente, como el primero de los serer
divinos después de Dios.
Estas son las tres figuras mesiá¡¡icas. La primera es de lejos la mÁ
at€stiguada. la segunda, a la que está subordinada, la acompaña dt
forma natu¡al. I¿ tercera es má rara. En la sociedad judfa en los um-
brales de la en cristiana se había fotmedo una conciencix mesiánicá-
Pero se expresaba bajo una forma no unificada, inacabada podemoi
decir. Es entonces cuaado aparecen Jesús de N.zaret y sl¡s comP¿ñe-
ros. Es cierro que como Mesias descendiente de David o Mesías real.
incluso guerrero, es como aclamarán a Jesús en vida. El Mesías estab¿
ahí, pensaban. Fste tltulo, Mesías, será precozmente constitutivo dtl
propio nombre del fundador de Ia nueva religiónt Jesrts Cd¡to, o sim'
plemerte Cisto. El griego cbtistós, lireralmente ountado, con un Pro
ducto grasiento, equivale oJ hebreo m¿¡bíab, primero nungido, comc
lo eran los sacerdotes, los profetas, los reyes y los jefes guerreros, der-
th»i¡ec;ona ¡ob,r cl Íiñ¿adol d¿l ñltianirño 97

pués Mesías en el se¡údo único y espccífico. De ahí el vocablo chri¡-


tioós, ncris¡ia¡o,, sobrenombre dado por la gente de Antioquía a los
.discípulos' de Cristo, segúo los Hechos dc los Apostoles ( I I ,26) r y
cbistiaúsmós, oc¡is¡ianismo,, que el obispo de Antioquía, Ignecio,
¿testiguará el primero entre el 100 y el I l0: lo oponía a iotd¿i¡mós,
njudalsmo,. Esto significaba una t¡a¡sfereocia de la forma y del sen-
tido de la pdabra uMesías, y de sus derirados en el momen¡o de es-
ublece¡los en el idioma helénico, la lengua literaria y doct¡inal de los
c¡is¡ianos de los orlgenes, Del mesianismo regio ya no quedaba más
que el nombre, e incluso travestido bajo una forma griega. Y con ra-
zón: la imagen del Mesías sace¡dotal sc impuso rápidamcntc como
predominante, sin cl tJtulo Mesias e 6¡ de cue¡tas- l: persona de
C¡isto sumo sacerdote es centra.l, incluso esencial, en los textos ñ¡n-
dacionales de la doct¡ina cristiana. Un libro del Nuq.o Testamento, le
c¡rta a los Hebreos, está coñstruido cn buena parte sobre el tema de
Cristo sumo sacerdote celestial y perfecto: tema ya presente en la obra
de Pablo de Tano. Ahora bien, en este mismo esc¡i[o se encuentra la
t¡adición del Melquisedec celestial que un testigo de la llamada lire-
ratura de Qumrán orquesta ¡an bien. Esta rradicién hace pie a su vez,
pot canales que ignoramol en el campo doctrioal cristiano. la cart¡
a los Heb¡eos es un brillante y generoso testigo de ello, Melquisedec
es aquí Ia imagen o el símbolo, el prototipo idealizado de una ¡eali-
dad mística designada que tiene como nombrc Cáru¡o¡ Crisro.
Sea lo que firere de la filologh, del sentido original de las palabras,
Cristo ya no es el Meslas, Chrisai¡ ¡o es Ma¡bíab, e[ cristianismo ya no
es el mesianismo. Ya no estamos en el judaísmo, porque la ruprura se
ha pmducido. Observemos que, en la hisroria del cristia¡ismo, las ideo-
logías y las iniciariws, sobrc rodo políticas y a veces üolentas por gue-
r¡c!a§, llegarán a perycnir la murale?á mc¡afórica o más bieo mísrica
del reino cristiano significado por la cr¡alific¿ció¡ .de Dios,, segú¡ la
fórmula tan querida por Jesús de Nazarer. "lsrael de Dios, (Cál 6,16),
di¡á de una manera equivalente Fablo dc Tl¡so- Y asisti¡cmos a resur-
gencias intempestivas y dañinas del mesianismo rqgio expulsado, indu-
so oculto en el inconsciente coleccivo, a pesar de la omisión fundacio-
nal establecida en los orígenes. ¿No es el cristianismo re¿lmente una
religión desmesianizada? ¿No es un error remesianiza¡l¿, si fuera nece-
98 Q*nrán 1 ks ewiot

sario (on
las ermasl A panir de ahí,
¿no sigue siendo eljudaísmo Ia úni-
cay verdadera religión mesiánica? Cien¿¡nen¡e. los judíos creirn en el
Mesías y no en Cristo, ¡rro en el Mesias que vendrá.

La conidz fcstiua dcl fnal dc bs ticmpu

Algunos de los rexros de Qumrán que llamamos especlficos,


uesenios, o nsectarios» para algunos, exactameate las ¡R¿g¿zr, aescriben
un¡ (omid{ «)munitaria en estos drmint¡s:

Cuando dig¿ hombres que perrenezca¡ a la Cornunidad se en,


cuenrren reunidos [...], una vez preparaáa la mesa para Ia comida y ei
vino.nuevo dispuesto para ser bebido, será ei sacerdoce et que extien_
da ei primero la mano para bendecir las primicias del pan o el vino
nuevo (Regla de h Comrnidad).

Esta es la comida festiva, ideal, si ¡o ficticia. No deja de hacerse


eco de escenas o representaciones con una impronta en el .imagina-
rio, judío. En un escriro ce¡canoe, el esqu.mi de Ia mencionadá co,
mida se encuenr¡a prolcctado ,rn, araan, rirual del final de lor
riempos. Este es el pasaje: "r,

Y cuando se ¡eúnan a la mesa de la comu¡idad o para beber el


vino nuevo, y Ia mcsa de la comunidad esté preparada y el vino lue_
vo mezclado pan rr bebido, que nadie exriendaia m¡no sobrc lar pr,.
micias del pan y del vino nuevo delanre del S¿cerdo¡e l<, se¡: el Me¡r-
* de Aaónl. lorque él es el único que bendice las primicias del oan
y del vino nuevo y quien exriende l¿ mano sobre il p*
-,..ilo*.
Despr-rés, el Mesías dc Israel fvencedor del combate finalj extenderá
lr
mano sobre el pan; después bendeciú ¡ toda la congregación de la co-
munidad, a cada uno según su dignidad.

. EI Mesias en persona esrá invitado aJ banquete: el Mesfas de Is_


rael, regio y guerrero. Pero es el Sacerdote (o Mesías de Aarón) el que

" Rcgh de h Coagrcgae;ót, ct más arcis, p. 6t.


Ihn inacioni roh ¿ rt.¡didor ¿¿l.rniaú'no 99

bendice la mesa y extiende el primero la mano hacia el pan. Somos


[evados espontáneamente a establecer una relación con el relato c¡is-
tiano de Ia Cena, cuyo modelo precursor tendríamos aquí. Cierta-
mente hay semejanzas entre ambas trediciones: sin duda las dos ¡e-
cogeri un mismo esquema de representaciones adquiridas. Pero,
subrayémosl<i, la última cena de Cristo en los evangelios es una co-
mida sacrificial: nEsra es mi sangre...,, dice el héroe que preside la
mesa. Ahí es¡á la diferencia, y es esencial. Recordemos que la base y
el motor primero del sisrema c¡istiano, en sus orígeoes, consisría en
un coniunto aún joven de doctrinas sembradas por los fi.rndadores,
Jesús de Nazaret y sus compañeros. A ello se añaden dos ritos. El pri-
mero es ei baño rirud con ralor de iniciacitin individual (el bautis-
mo); el segundo, uqa comida colectiva con función sacrifieial, que
asegura a la comunidad cristiana una cohesión mística, la unidad ce-
lebrada del cuerpo social (la eucarisría).

El reino ocrro del Hijo dt Dios

Existe un parentesco verdaderamente litetal entte un fragmenro


arameo de un manuscrito del ma¡ Muerto (Q246) y el rela¡o del
anuncio a María, cuya redacción se atribuye al evangelism Lucas. Este
es el texto de Qumránr

Entonces se levanta¡á ut rey y *rá grzndz sob¡c la iena.'lodos


los pueblos harán la paz con é1. Tirdos le seliráo porqre seú lbmado
el sat¡t áel Gran Dios.Y seú llamado por su nombre.

Hijo dc Dios soá lhmad.o e Hijo dcl Abbino lo llamará¡, Como


ios meteoritos de tu visión, a¡í será su ¡einedo. Porque reinarán sobre
el pais algunos años y pisorearán todo. Un pueblo pisoreará a orro, y
una provincia pisoreará a otra, hasta que se levante el pueblo de Dios
y cada cual descanse de la espada. Su reino será un reino eterno, y to-
dos sus caminos serán vcrdad. Juzgará a la tierra con verdad, y rodos
harán la paz. La espada desaparecerá de la tiera y todas las provincias
le pagarán uiburo. El Gra¡ Dios es su fuerra. Combatiá para é1, so-
meties¿o e los pueblos e su poder, y arroiará a todos ante él- §r rei-
100 Qrnún 1 lot crniot

nado setuí *n rcinado ctcmo, y ninguno de los abismos de la tier¡a


triunfará sobre é1.

Tres elementos de este pasaie se encueñtran literalmente en la


primera página del evantelio de Lucas: l) .Será grande,; 2)
"Hijo del
Altísimo lo llamarán,, y 3) «su reinado será un reinado eterno,. Juz-
guémoslo por Ia lectura del propio texto:

EI ángel [(iabriel] le dijo [a Maria]:


"[...] Concebirás en tu seno
y darás a luz un hijo, y le pondrá por nombreJesús. Seá grande, se-
rá llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el rrono de Da'
vid, su padre; reinará cn la casa de Jacob por los siglos f su reinado no
tendrá fin, (Lc I,30-33).

Las semejanzas son sorprendentes. En el ¡elato c.isdano, cuya


forma es místico-mí¡ica, sabemos de qlrién se habla, en quÁsentido y
con qué finalidad. Nadie duda de que se han rccogido expresiones o
frases que circulaban desde hacía décadas en las comunidades judías.
E¡r¡e esras habla ot¡os titulares: dependían si¡ duda del mundo ima-
ginario de las ficciones sobre el fu¡uro s¿lvador.

Sería posible of¡ecer or¡os muchos eiemplos de eso que hemos


llamado los nantecedentes formalcs del cristianismo deJesucristo". l-a
contiouidad culural del iudaísmo en e[ cristianismo ganarra con ello
uD plus de evidencia y de relieve; al hacerlo asl, el discurso del maes-
tro de Naza¡et aparccería como más asentado en la realidad judía. Es
en este contexto donde se produjo la ruptura. Mucho antes de ser ex-
presada, esta consistió en un proceso de fondo, con efectos radicales.
Tenía como fundamento u¡a interpreráción totalmen[e nueva de las
docuinas y rradiciones adquirides. Asimismo, el estudio de los rollos
procedentes de las cuevas nos confirma en la idea de que el cristia-
nismo nació de golpe. qre no vino ni a pot!¿lio¡i ni con rerraso.
Fuentes judías
del teórico Pablo de Tarso

judfas de
Hasta los descub¡imientos del mar Muerto' las fuentes
Pablo de Ta¡so se explic¡ban con narur¿lidad a partir
del fariselsmo'
,¡.*" * * j;*""á anre el sancdrln no proclarna el-{pósrol: "Her-
i"no,, ro.oy tariseo, hijo de fariseos' (Hch 23'6)i lodevia sedelcon- 70
;t;;;;;i*á;ir;. ,..o,np,o,o ¡ras las carástrofes nacionales
(El estudio pro-
i"i il i",n r" ,r"ra exiansión del sisrema hriseo
'A-ao ¿a lot ¡.*ro, p,or.nian,at de las cuevas invita a matiz¡r esta
..-¡" .l Pár tan¡o es en la lirer¿tura rabínica donde se bus-
"li"á,
Jur'á ¡lr.¡r*i¿" ¡etroactiva del ' judaísmo' paulino A deciruer-
i"J, .nron,., se ignoraba una br¡ena parre de.escriros.y por,consl-
y dti\¡ndto antes
euiente de doctrinas que la sotiedad iudía Produlo
i. ü-.t, .tir,i-r. Hoy. los rollo" descubiertos permiren llena¡ ven-
rajosamenre esa carencia Y podemos caprar,de
primera mano tas
los,grandes.el-
fuentes de rradiciones y enseñanzas atesriguadas Por
cri(os del lemoso ciud¿dano de Tar¡o I-¡ monumental
seParaclon
se en-
oue estas atestiqu¡n con relación al iudaismo contemporáneo
il;;; il,.,riin"d". L¡ verificaremos a pro¡ísiro de tres ma¡erias
de una importancia caPial.

1. Ia salvación y la iu§dficación Por las obras o por [a fe

los
[-a.iustiGc¡ción" \dihaios'yne o dihaiosien griego\ es uno de
Ia c¿ru a Ios Ro-
nran,lo ,'.Á d" h obra de PaÚlo. principalmente de
ír-o, y lr.rr," a los Gálatas Es central en la slntesis doctnnal que
7 de este libro' cl p 12l'
'Cosa que haremos en el capftulo
r02 Qa.n,án ) k! *mr»

esras obras of¡ecen. Lute¡o lo enrcndió de ura forma que le es pro-


pia. Sacó de ahí un punro de doctrina cardinal sobre el que descante
in gr"n pr.,. la Reforma de la que fue auror. Ahora bien. lo' te¡lo'
de Qumrán, los m'ás específicos por descriptivos de la .comuoidad"
ideal, ¡esültan aqul luminosos precursores.
La Regla fu la Comrniddd con¡iene un pasaie que proclama la
justificación como efcto de Ia misericordia o gracia divinas. Se trata
de un himno del que lo esencial es lo siguiente:

En cuanro a mí, si tropiezo,


las mise¡ico¡dias de Dios serán mi salvación para siempre;
si caigo en el pecado de la carne,
e" la -¡ruatz de Dios, que Permenece eterruunente, estará mi juicio [.. ].
Me acercará por sus misericordias,
v por sus grecias inttoducirá mi iuicio.
Me jrzgaá et la justieia de ¡a tadad,
v en la ebundancie de su bonded
expiarí por sicmprr rodos mis pecados;
en su jarrrrü me purificará
de Ia impurrza del ser humano,
v del pecado de los hiios dc hombre lo .de los hombtes'],
para que alabe a Dios por su jasticia
y al Ahísimo por su maje«ad Q(l,1l-15).

Por ta¡to, el hombre debe su salvación a la intervención de la


misericordia o gracia divinas. El mensaje bíblico se encuenrra reco¡¡i-
do con un plul de precisión, de otganización y de rigor. En efecrc-
pJra el. todos los seres humanos son *Pecadores" y el pueblo elegido
iabe por revelación divina que no debe rrensgredir le Leyr Dios e'
njusto,, lo cua.l quiere decir que depende de él absolutamente, y que
exclusivamente de él procede la irreprochable dis¡ribución de la 'mi-
sericordia, (o «gracia,) con respecto al hombre pecador-
Los pensadores judíos, más parricularmente los teóricos de la co-
munidad ideal que se expresan en el texto citado, van más allá y más
profundamenre en el c¿mino así t¡az¿do. Elabo¡a¡ una doct¡ina ver-
áadera de Ia relación o nalianza, enoe cada miembro de la comuni-
Frat6 ju¿í¿. d¿l tainco Pablt & T¿»o 103

dad santa y su Dios. Igual que todo hombre, el suje¡o de la mencio-


nada comunidad es pecado¡; má aún, ¡ierie s¡¡ pa¡te cn la culpabili-
dad universal. Pero su desdno depende completamente de Dios, que
es misericordia. De ahí la dimensión de gratuidad que fundamenta la
justificación del horob¡e, es deci¡, su confirmación i¡revocable como
¡
njusto, ante Dios por tanto, njusto, gracias a Dios: porque por na-
tureleza no lo es, y no podría serlo. La revelación última y perfecta de
la gtacia justificadora es adquirida a partir de üora por el estudio ilu-
minado de la Ley: sus efectos gratuiros lo son por la práctica guiada
de esta. En el texto citado, las nociones de pecado y de salvación, de
misericordia y de iusticia, se articulan en un eie único' El hombre es
presenodo como forzosamcnre pecadof Dios como infiniamente
misericordioso. Nos enconuamos cerca d€ la doctrina del pecado ge-
neralizado que la doctrina cristiana calificará már tarde como norigi-
nal,; doct¡ina cuyas p¡imicias enunciará vigorosa¡nente Pablo de Tar-
so, sobre todo en la earta a los Romanos (5,12.t5'17-18).
En el l-ibm d¿ /t¡ mit¿rio¡, una hermosa ob¡a sapiencid apoca'
líptica (buen testigo de la gnosis judía precristianar) encont¡ada el
las cuevas de Qumrán, leemos Io siguiente:

Y no conocen el misterio d¿l cuno 1¡ hs cozr len hebreo: raz nilrych\,


ni comprenden las cosas antiguas.
Y no saben qué les va a suceder;
y no salvarán sus almas del mi¡terio d¿l carso fu bs usa¡.
y este s€rá pa¡a vosotros el sigoo de que esto sucedeú;
cuando los engendradores de la iniquidad sean ence¡rados'
la impiedad se desvanecerá delante de la justicia
como se desvalecen la-s rinieblas delante de la luz.
Como desaparecc el humo. y no exisre más.
así desaparecttá la impiedad para siempre.
Y la justicia será revelada
como un sol que reglarnenta el mund<¡.
Y rodos los que se adhieren a los mistcrios del Pecado no existi¡án más
Y el conocimienro llenaú el orbe,
y allí no habrá jamás locura (1Q27 I,1,3-7).

'Cl más adehnte, pp. 145-150.


104 Qlñnin I h' Miot

El mensaje es claro. Se proclama la relación ent¡e la revelación dc


la jusricia que libera del pecado y del mal, por una parte, y por otra
el triunfo de la luz sobre las tinieblas. Resulg más claro aún en los es-
critos derubiertos. Asi. esta frase tomada de los Himnos d¿ acciót d¡
r
grac (anocidos áesde 1947):

Y si comete un crimen, asiserá i...1 para la €ternidad, y una se'


ñal para gcneraciones 1...]. Sohmentc es por tu bondad como un
hombre soá j*tifcada v por ru inmensa misericordia 1...]. l,e pro-
veerís de tu esplendor [...] de abundancia de delicias mn la paz
eterna v un gran número de días (Xlll,l6-17).

Sorprende el adverbio nsolamente, en la frase: oSol¿mente es por


tu bondad como un hombre sanijutifcada. Pa¡ecería como si ese tér-
mino hubiera inspirado a Lutero en su tr¿ducción de la carta e los Ro-
manos de 1522, En la famosa f¡ase de Pablo: .El hombre es jusrifica-
do por la fe, (Rom 3,28), Lute¡o i¡troduce el adverbio alemá¡ nur
usolamente,. Cienamente, Lurero no conocía ninguno de los textos de
Qumrán. Por el contrario, las tradiciones que atestigual los pasajes ci-
tados, y otras semejantes, pudieron inspirar a Pablo de Társo en la rc-
dección de su robusro y brillante trarado de teologia cristiana que es la
carta a los Roma¡os. I¡ diferencia del mensaje, digamos sus pluses co-
rrecrivos, se perciben dlí Fácilmene aa relación a sus fuentes .judías
más o menos directas. Aquí se imponen a la lecura cuatro pasajesr

l.
Fs en el Erangelio donde se revela la justicia [dikaioslne] dc
Dios, si¡ orra condición que la fe, como está escrito: Por la fe [eh píi
msl el justo c,itirl lHab 2,41 (1,17).
2. Nuestra tesis es que el hombre está jrstifcado por h ji, inde
pendientemenre de las obras de h Lq [erga nonouJ Q,22-28).
3. Porque tenemos fe en aquel que ha resucitado de entre lo¡
muertos a Jesús, nuestro Señor, entrepdo por nuestros pecados y re-
sucitado para nuestra 7zr tfttación [dibaiotis] 14,24-25).
4. Así pues, igual que el pecado de uno solo supuso para rodoi
los hombres una condena, así también la obra de iusticia de uno solo
pr<,cva la justilicación {dihaio¡isl qe da la vide (5,18).
tucnrs jdías drt úico Pabb ¿! rn¡so tli,
Las palebras griegu dikaioqne y dikaiosit, niusdficación,, tienen
aqui la función o el valor de un auténtico concepto, de una abstrac-
ción descriptiva. Como t¿i, no tienen equivalentes ni en la Escritura
ni entte los teóricos o ideólogos cuya voz se deja sentit en algunos de
los escritos de Qumún. Por el contrario, s€ elcuentran documenta-
dos en la literatura griega clásica, entre los filósofos y en orras partes.
Educado primeramente en los ambientes helenizados de los iudíos de
trso, Pablo lo mmó de aquí, pero para verter en él lo esencial de los
mensajes bfblicos y má ampliamente judíos de los que es hcredero.
Mensajes que se emplea a fondo en modificar prolongándolos a su
manera.
En la ca¡ta a los Romanos, la njusrificaciónn es PrcscnÉda como
un efecto de la inrcrvención eficiente de Cristo, del Cristo rcsucita-
do. Lo cual es radicdmente ouevo. Además, en el ac¡o o Proceso de
la justificación, la fe es planteada como dgo ncces¿¡io. Pa¡a Pablo, de
voz y dinamismo a la creencia individualmc¡re aiumida (frceta sub-
jeriva) y colectiramente proclamada (faceta objctin) cn l¡ saltación
aporrada al hombre por las consecuencias sin fin de la resurrección de
Cristo. Sorprende po¡ los modos diversos de comprender la frase del
profeta Habacuc de donde está tomada la proposición "el justo vivi-
rá por la fe,, a saber: "He aqul que sucumbirá [a los invasorcs] aquel
cuya alma no sea tecta, pero eljusto uiuirá por safdclidad' (Hab 2,4).
El ftmoso Comenario o ?¿¡her d¿ Habacuc hallado én la cueva I co-
menra esras palabras (hebreas) en estos términos: ula intcrprctación
fpésber] cotcierne a todos aquellos que hacen [observan] la l*y [osé
ha-Tóú'l ert lacasadeJodá, a los que Dios salvará de la cas¿ del jui-
cio gracias a su esfuerzo y a su fidelidad al Maes¡ro de Justicia,
(\'III,1-3). Por tanto, estamos después del mensaje bíblico. Ias pala-
bras del profeta se cntienden en términos de una relacién cualiñcada
con una persona etcepcional, e[ guía supremo de l¡ "comunidad, o
Maestro de Justicia (figura probablemente ficricia). Asl se prepara la
aplicación del mismo texm a otta figura, rnás excepcional aún por ser

' Agunos derivan el sobrenomb¡e .esenio, de esra expresión, rcsumiéndola


a su primira paLrbra b¡l los esenios srrlan los .hecedores lde la ld'. Una sim'
ple hipóresh.
106 Q"n ánr to¡ ?,niot

histórica y mística a la vez, la de Cristo. El modelo esrá construido.


Ciertamente, Pablo u¡iliza el texto griego de Habacuc, en el que lec:
uPero el jusro vivirá por ui
fe [ck pisteos moa/,, dicho de otra mane-
ra, npor la fe en mí, el Señor". Peto lo remodela en esros dos pasaies,
el primero de ellos yr citado;

1. Es en el Evangelio dondc se revela b j*ticia [dihaioEneJ de


l)ios, sin ot¡a condición que la fe, como está es<rlot Por la leh pi-
/i
teosl el justo uíuirá lHab 2,41 11,17).
2. En efecto, todos los que apelan a lar aáran dz la Le1 [crga no-
mouJ incurrer en maldición [...]. Que además la l.ey no puede jusri-
ficar a oadie anre Dios es evidente, prcsco gr;.e ct j*to tiuirá por la fc
fHab 2,41 (Gál 3,10-11).

El pronombre nraz («de mi, o .que tiene en mi,) que determina


a pnú $fe»\ ha desparecido de las dos citas de Habacuc. l¿ razón es
que Pablo de Tarso entiende pistis a el sentido c¡istiano de nfe, en
Cristo resucitado; cosa que enurlcia clararnente en orros lugares4. Y
para é1,
"vivir' no remite solo a la jusa liberación de la opresión de
los invasores, como eo el rcxto blblico original; ni a la liberación de la
casa del juicio, segin la interpretación del Comenatio ptocedente de
ia cueva l. El verbo significa: uvivir en Cristo Jesús», rener parre €n la
vida renovada de Cristo ¡esucitado, como está dicho eo orros pasejes
de la carta a los Romanoss. Se capra perfectamenre la amplitud y pro-
fundidarl del arraigo del pensamiento religioso de Pabto en e[ humus
doctrinal de la sociedad iudía contemporánea, incluso en ese que ates-
tiguan o represenran las reglas y enseñanzas de la comu¡idad ideal,
ilamada equivocadamente de Qumrán. Las dos enseñanzas están de
acuerdo en el pecado generalizado (aún no cor»iderado como heredi-
rario), así como en la necesidad de la misericordia graruita de Dios pa-
ra la jusrificación del hombre, individual en ambos lados. Pe¡o ei
acento crisria¡o se pone exclusivamente en el papel no menos nece-
sa¡io de.la fe. l,o cual lleva a P¿blo a rclativizat, cuendo no a rccbazat,

' Así en Rom 10.9-10.


' Rom 6,4 entre otros-
Funet judía dzl túnco Pablo d¿ Taño t07

al menos en apariencia, las nobras de la Le)¡, (etga nomou). Estu obtas


son planteadas como primeras y esenciales para la salvación por aque-
llos que conciben la comunidad ideal. La exprcsión ulas obras de la
lry- (eo hebreo: mt asi ha To¡it se encuenrra en va¡ias ocasiones eD
los escritos de Qumcín. Pablo no la ha inve¡mdo. Sin embargo, los
dos textos que siguen, uno de la carra a los Gálatas, el or¡o de la car-
ra a los Romanos, müestran con yigor la distancia que toma con res-
pecto a los pensadores judíos:

Nosotros somos judíos de nacimiento y no de esos pecadores


paganos; y sin embargo, sabiendo que el hombre no queda iustifi'
cado por las obras de la Ley [tga nomou] , sino solo por [a fe en Je-
sucristo, también nosot¡os hemos crefdo e¡ Crisrc Jesús, a 6n de
ol:tener la j*tifceción por h fc co Cisto y no por las obras & h La
{*ga nomoul , pr*co qr:c por las obras de h § nadie tcrd jutif-
ado fSal 1432.1 (Gál 2,15-16).

Ahora bien, sabemos que todo 1o que dice ia l,ey lo dice por
aqucllos que están bajo Ia l-e,v, para que roda boca se cierre y el
mundo e¡tero se reconozca cul¡iable ante Dios, puesto quc zalú
sná jutifcado ante él [Sal 143,2] por tas obrat dz la Le1 [crga no-
mo*l: lalry solo irce que conozc:rmos el pecado (Rom J,l9-20).

Una gra-rr coherencia, polémjca en cie¡ra medida, se desprende de


estas palabras. Nues¡ro teórico o teologo, digámoslo otra vez, recoge
la doctrina de la justiQcacién que atestiguan fror su parte algunos tex-
tos enconüados eo las cuevas. Y la prolonga con los elemeotos cris-
tianos que sabemos. AI hacer esto, marca une rupture @n Io que lla-
ma niudaísmo, (G 1,13 y I4). Este es en su opinión un sisrema
doctrinal y cultural en el centro del cual se halia la'Iorá (,Ley,). Aho-
ra bien, como sabemos, en el lugar de esta --o más bien como su fer-
menro cará¡ricc sitúa el .Evangelio,. &ta sustitución tiene lugar en
él en fu¡cién de un objetivo que parece companir con la comunidad
idealr la justilicación (la salvación) por la misericotdia o la gracia de
Dios. Sin embargo, hay algo que difiere radicalmente la condición
necesariá. Por pane judía co¡¡siste en la concepción, el estudio y la
\08 Qtmún t lú .s¿,;o!
prácrica de la Ley; por parte crisriana, en la fe en
Jesucrisro resucira-
do. Pablo de Tirso no niega sin embargo la necesidad de la buena
conducta y de las buenas *ob¡as,. Cosa que precisa en la segunda car-
ta a los Corimios (2 Cor 5,10); o incluso en la carta a lo,s-Romanos
(Rom 2,6-7). Está convencido de habe¡ eocontrado el medio de co-
rregir y perfeccionar el equema judío de la justificación o la salva-
ciórr, en su opinión falseado. Su visión es venical. El acento priori-
tario que pone vigorosamenre en la fe, en el senddo cristiano dcl
término, hace que resuelva un difícil y delicado problema: cómo con-
ciliar la ,,justicia, de Dios y la liberad del hombre. Una concepción
limitada o selectiva de la elección, de la promesa y de la alianza podia
dañar una y otra. Pablo otorga la prioridad a la fe en Jesucristo resu-
citado; relega al segundo plano el mlor declarado salvífico de las ob¡as
llevadas a c¿bo como sarisfacción de la Ley. Así es como frrndamen¡e
y Baranliza la imparcialidad de Dios. Las áb¡as son en su opinión un
medio, no una condición; la condición es la fe. El lib¡e acceio a la co-
munidad creyente queda enronces abie¡to a.l ho¡izo¡re infi¡iro de la
masa de los hombres. Cuando Pablo llama iunros a iudíos y eriesos
iicho de orro modo. no iudíoF, no dice que los ¡,rálos d.Lá c5n-
veriirse en griegos ni los griegos hacerse judíos. A unos y a orros les
ofrece un camino común, dando por supuesto que tod;s son peca-
dores y que todos están en espera de redención, de ujustificación,. No
descalifica la ky, sino que se pone en su lugar en un sistema disrinto
(c[ Rom J.27-31 ). Sorprende ranro por las semejanzas como por las
diferenci¡s entre el mensaie de algunos rexros de eu.mrán y elie pa-
blo de Tá¡so_. Cienamenre, po¡ ambas panes se esrá r¡as las producri-
vas huellas del mensa.je bíblico sob¡e la salvación y la gracia. Una ins,
piración comú¡ parcce detcrmína¡ {a furmulación en pane vecina de
una docuina de la jusrificación. Una misma corrienteludía alimenta
muy probablemente la enseñanza dc los diseñado¡es o teóricos de la
comunidad ideal y la primera reflexión cristiana, de la que pablo de
Tarso fue por su pare el artífice. Pe¡o el Evangelio, con ü fe en
Jesu-
cristo, es,su principio y su referencia esenci al, gae coostiruye la dife-
rencia. EI Evangelio y la fc son la condició¡ necesa¡ia; y ¡á hs obras
de la Le¡ como en el pensamienro iudío. pablo. digámáslo de nuevo.
no las elimina: las pone en su luga¡, exclusivame¡ñ como medio.
henta julíat del taótico Pabb dz Tam 1o9

2. l¿ comunid¡d s¿nta como vetd¿dero Templo de Dios

Frte es un pasaje particulatmente interesante de Ia segunda cat-


ta a los Codntios:

No os mezcléis con los infieles. ¿Qué tiene que ver la justicia con
fa impiedad? ¿Qné relación hay entre la /zz y las iniebhi? ¿.Qué. acue*-
d" eiu. Catil nd;or [Satanás]i ¿Qué asociacan emte el fel [pistós]
y el infel [apnis]? ¿Acas: hay comparibilidad enreel templo dc Dios
y lo. /2161 Potq,r. nosotros somos el templo de Dios vivo; es el mis-
mo Dios el que lo dice:
Habitar¿ cn m¿lio d¡ ¿llts 1 caminai cot dlos lLv 26'll-12l'
Yo scri sx Diot, y dlot sctdt ni pacbb ÍBz 37,271'

Salid, pres, & m medio dz ellot 1 sepamos, dicr cl Smot Lls 52'I1l'
No toEt¿it i,da irnParo, Y y os acogtté llr 51,541'
Yo stré para rosotas un padre 1 wsotros seriit para mi hijot e bijat
dice eL Señor todnpoderoso f2 Sam 7 ,14; )¡ 31,9: ls 43,6)'
Enriquecidos con tales P¡ome§¡s, queádos míos, plrifiquémo_
nos de cualquier mancha del cuerpo y del espiritu' y santifiquémooos
hasta la perfección en el temor de Dios (2 Co,6'14-7,1)'

irrumpen de forma abrupta en la carta de -Pablo'


Esras líneas
Desde hacía mucho tiempo, algunos pensaron en una ioterpolaciól:
la pieza habría venido d. ot." pa.te. Desde los descubrimientos del
*á¡ Mue.to se ha observado un-conjunto bien disPuesto con ¡asgo§
oropios y con la fraseología y las docrrinas de la comunidad ideai Un
l-;"."á ¡iUt¡o {el P Benoit, director de la Escuela Bíblica y Ar-
queolds,ica Francesa de ]erusalén) habló de un "meteorito caÍdo del
.i.lo diqr-tán.n l¿ carra de Pablo". ¿Qué hay de iusto en ello? O'
al menos, ¿qué se puede decir? las semeianzas están ahí; Podemo§ se-
áala. cu"tio. ¿Qué lecciones podemos sac¿¡ de ellol
l. Observemos en primer lugar la combinación co[ce¡tada de
siete citas breves de la. Ésc¡ituras, lo que abarca la mitad del texto'
Ahí renemos, por asi decir, un cuadro literario, una especie de lámi-
na o separata ;ue do§ glupos de proposiciones ardculada§' Este Pro-
tr} Qtnñ, , los rr¿,;oi
cedimiento se encuentra en oúo luger en la obra de Pablo, en la car-
ra a los Romanos po¡ ciemplo, con una agruPación de seis citas in-
troducidas por la fórmula; nComo está escrito, (3,10-18). Florilegios
co͡o estos se tomeban de comenteristas letrados a los que debemos
algunos cscritos procedenes de las cuevas. Señalemos sobre todo el
teito edirado con el títio de Tistimonia (4Q175) o. Desde hace mu-
cho tiempo se propuso Ilamar asf, «testimonios» o natestaciones', a
colecciones de fragmentos del Antiguo Testamento que h¿b¡ían uti-
lizado las primeras generaciones crisrianas. Aho¡a sabemos que el
modelo existía en la sociedad judía anterior a Cristo. Pablo lo adop-
ta y lo emplea a su mane¡a, como infalible apoyo de la doctrina cris-
tiana que formula y promueve.
2. Al final, los destinararios del texto soo instados a npurificarse
de cualquier mancha del cuerpo y del espíritu,- Pensatíamos espon-
rá[eammte en los ritos de purificación prescritos por la Regla de b
Comunidad I¡ tesis aún mayoritaria eseblece la ¡elación e¡tre los
manuscritos de Qumrán y el lugar del mismo nombre: los beños con
escaleras que se encuentran en las ¡uinas habrían servido para los ba-
ños rituales prescritos ¡ror la Rqgá. Sabemos que hoy algunos mati-
zan e incluso discuten esta idea. Sea cual sea la opinión a la que nos
arengamos, la purificación que designa Pablo no es otra que Ia del
bauismo c¡isria¡o. Se consideraba que mediante este rito la persona
se osumergía, en la muerte y la resurreccióo de C¡isto7. Para la c¿¡ta
a los Heb.eos, contada a veces entre las ca¡tas de Pablo, la ablución
con agua pura es ¡ambién aspersión con la sangrc de Cristo- (Heb
12,24i. Eicontenido docrrinal es nuevo en relació¡ con las fuentes
judías que tales escritos del mar Muerro parecen haber c.aptado para
enuncia¡los de nuevo a su manere.
3- A primera vista, en esta página de Pablo se recoge con clari-
dad u¡a visión dualista del mundo. ¿Qué es Io que hay de verdad en
ello, precisamente en el fondoi Tbdo lo que implica la existencia hu-
ma¡a desde la venida de Cristo, por tanto Ia existencia crisriana, es
presentado como un espacio donde se companen y se oponen la jus-

" Ct
mris atrís, p. 37.
' Rom 6.3-4: C-ol 2,12.
Fknte! ju¿rn' d¿l tó¡iro Pabb ¿. Tano tlt

ticia y la impiedad, la luz y las cinieblas, Cixo y Beliar, el fiel (pistót)


y el infiel (apitós). Beliar (o Satanás) es el jefe de todas las fuerzas del
mal; en las Escrituras y en los esc¡itos provenientes de las cuevas sc
dice sobte todo Belial. (E¡te tex¡o de Pablo es el único de todo cl
Nuevo Testamcnto donde aparece esra figura.) El dúo antagonisra
nCristo y Belian, parece la forma cristianizada de esta otra, perfecta-
mente atestiguadi en los escritos de Qumrán: .Dios y Belial,. Sabe-
mos el papel capital que tiene el adversario Belial err las ¡epres€Dta-
.ior.s q.i ,t.rtiguan los manuscritos descubiertos. Y conocemos la
concepción dualiita del mundo que se relaciona con ellos. Coostitu-
y. el ,,úcleo ideológico de la docr¡ina más avanzada, incluso la más
ertrema de los teórás de Ia comu¡idad ideal: sus acentos soo clar¿-
mente gnósticos. !n su prims¡¡ pá,gina,la Rcgla d¿ h Comt¿nid¿d
anuncia las cosas sin ambages. Juzguémoslo

Que los santos flos micmbros de l¡ co munidaÁ iácal] amm ro'


a.

dos los hijos de la luz, cada uno segrin su lotc' en el conseio de Dios,
y gre odien a todos los hijos de las tinieblas, cada uno según su falta,
en Ia venganza de Dios (1,9).

Ya no se trata de separación entre los v€rdáderos uhijos de lsrael"


y los otros, sino de una ruPtura lotal enrre los hijos de la luz y loshi-
jos de las tinieblas. En una parte el amot en l¿ oua el odio (palabra
que pertenece aI vocabula¡io de la comunidad ideal). Este aotagonis-
mo radical es u8a cons¡anle eo,la Regh de h C,omt¿nidad,la eeoúa
esrá propuesta l" fr-or" instrucción ds |q5 .Dos esplritus', pre-
,.nr" ,oL-errt. "i, ,lgunos de los ejemplares de aquella' Estos son al-
"n
f.agmeritos si8nifi cativos:
gunos

Dios creo al hombre como señor del mundo; y dispuso en él dos


esplritus para que caminara con eilos hasta el mome¡to de su Visita
(ltl,17).
U"iciolt so" 1"" e.pí'irus de verdad y de engaño {...1
En la mano del Príncipe de las luces está el poder sobre ¡odos los
hiios de l¡ iusticia: caminan por los caminos de luz: y en la mano del
Angel de las rini, blas está lodo el imperio sobre los hilos del engaño:
y caminan por los caminos de las tinieblas [...i
112 (¿a¡nrnL
I Lx a'.n¡o'

En esros dos espíritus va la historia de todos los hombres. [...] Y


caminan por sus dos carninos; y ¡oda la retribución de sus obras se ha-
ce conforme a sus dos clases, segtin el lote original de cada cual, según
que tenga mucho o poco [..,].
Porque Dios dispuso esos dos espiritus a parres iguales hasra eJ
término último; y puso un odio ere¡no entre sus clases: abominación
por la vcrdad son los actos de la perversidad, y abominación por Ia
pervcrsidad son rodos los cerninos de Ie ve¡dad, l-es opone un violen-
to (onfli(ro ¡clarivo a sus decreror. puesto que no c¿minrn juñtos
(rvr5-r8).

I¡ un sisrema como esre, la concierrcir, la volunred /la decisión


del hombre parecerían no conrar paia ¡ada (er aparienci¿, porque el
equilibrio doctrinal se esrablece no obsrante e¡ Ia integración global
de los diversos mensajes de la obra). Et mundo con todo lo que le
constiruye y el pueblo están hechos así desde su c¡eación. Lo mismo
sucede para cada hombre, predestinado a uno u ot¡o de los dos c¿-
minos. Se queda anres o al margen de la eleccióo de Israel. El horós-
copo de cada ser humano sigoificaba uo determinismo semejanre a
los ptincipios cósmicos. Se han recogido varios es¡recímenes en las
cuevas, entre ellos el del Meslas. Hay mucho má: la nfisiognornonía,
astral, que combina la astrología y la .ciencia de las formas y de la
apariencia del hombre,, Ilamada en la Antigüedad plryliognomonia
(de physit, «gue .onoce,). Esramos aquí ante
"nanrraleze», gnomon,
y
el arte adivinatorio, con una forma de captar el destino de un ser hu,
mano segrin los rasgos de su apariencia física. Hcr¡¿mientas como es-
ta, que se consideraban de cor¡ocimiento, figuran enue los manus,
criros de Qumrán. Orft¡s ta¡¡r¿ls pieas a su vez con resabios gnósricos.
Parece que, culturalmenre, el p€nsamienro de Pablo se encont¡a-
ra impregnado del esquema dualista (gnósrico) que algunos reóricos
o ideólogos habían orquesrado hasta el exceso. Pero lo emplea sim-
plemente como un deco¡¿do, un horizonte de pensamiento que sir-
ve de rnarco pedagrígico paÉ la refl€xiófl y su expresión, crisrianas
ambas. Y e¡ eso, el dualismo en senrido estricto o profundo no tiene
lugar en absoluto. la justificación por [a fc erl Crislo ¡esucirado cons-
tituye siempre la primera p¡oposición. Esta enseña¡za, como sabc-
tu ntr¡ jdí¿! ¿¿ t ó¡,co Pablo d? Tano tt3

mos, salvagtnrda la justicia de Dios y la libenad del hombre. En re-


sumen, únicamente la distinción abrupta e¡tre el «fiel» o «creyente»
(pistfu en griego\ y el
"infiel,, o
oincreyelte, (apistót) reptesetta el ver-
dadero desafío. Ya no estamos en el dualismo ni en e[ determinismo,
sino en la lógica salv¿dora de la fe.
4-Ia identificación de la comunidad cristiana con el «templo del
Dios vivo, lemite a su vez a la doctrina de la comunidad ideal, lra-
mos este fragmento de la Regb dz ln Comuniútá,

Cuando sea así en Israel, el consejo de la comunidad ideal len


hebta Tahadl se cncontrará establecido eo la verdad para ser como
ine ?hnt¡ición .t.rna, ún Templo para Israel y un misterio 1rol/ del
Santo de los santos para Aarón; los miembros seún verdaderos tes-
tigos para la jusricia, clegidos por Ia voluntad divina con vistas a ex-
pier pot la tierra e imponer a Ios impios el castigo que merecen. Es-
ta es la muralla probada, la prcciosa piedra angthr [Is 28,16] cuyos
firndamentos inquebrantabl€s no se moverán de su lugar Esre será
ei Sanco de los san¡os por cxclencia para Aar6n; se tendri cl co-
nocimiento eterno de la Alianza de iusticia, haciendo ofrendas de
agradable aroma, Y esra seá la Casa de perfccción y de vendad en
lsrael, estableciendo una Alianza de acucrdo con sus ldc Dios] de-
cretos eter¡os (Vll1,5-l 0).

Sin ninguna reserva, la menqionada comunidad se percibe y se


designa, aqui y ahora, como el le¡reno «eterao» en el que se erige el
Edificio sagrado de [a ucreación, ¡ueva- allí se practicá un culto sin
fin, a modo de sacrificios perfectos. Conjuntamente, la suma de las
condiciones electivas que coristituyen la existencia de Israel se en-
cueDtra a §u vez comprcm€dda. Es lo que expresa sin ambages el
himno lrnal de la misma Regla (ñ,5-9\. Allí, la exis¡encia de los
miemb¡os de la comunidad se identifica con la de los agentes de la li-
turgia celestid, los santos a/iar los ángeles. Se podrían citar otros tex-
ros, entre otros de plega.iasr nos mosu-¿rían que la liturgia, aunque
tea¡ena, si¡ve pera gene¡a¡ una ósmosis con el ce¡emonial celeste. Lo
cual elimina ¡odas las disrancias entre Io humaao y lo divino. Sin du-
da lí¡ico o li¡era¡io, este éxtasis de un momento se afirma como algo
114 Qanún ) lns .'.,tio'

colectivo. Confiere todo su sentido a la existeocia de los nelegidos':


se presenta¡ como «santos,, a eiemplo de los ciudadanos del cielo.
Los escritos de Qumrán atestiguan los efectos literarios de una
mística ya madura y bien establecida e¡ la sociedad iudia. EI esrudio
amplio y profundo de una obra capital hallada en nueve ejemplares.
los Cantos del uoificio sabático",lo dem¡est.¡ de forma convincen-
te. A partir de ese momefl(o, la investigación sobre el iudaísmo an-
tiguo, y de rebote los orígenes del cristianismo, se encuenlra dotada
di una dimensión al menos inédita. Entonces podemos cr.restionar
la tesis clásica del gran G. Scholem', para quien la mística judía so-
lo dataría del siglo Il de nuestra e¡e, siendo su primera manifestación
conremporánea fa de los primeros pasos declarados del judaísmo r:r-
bínico. Ño hay ninguna duda de que, Por su parte, el propio Pablo
se inspira en esquemas o rePresentaciones ostentadas por la mencio'
nada mís¡ica. Pero estas cosas las pone al servicio de una docrrin¿ dr_
ferente en la que Cristo es el centro. Es en torno a esta figura, his-
tórica y mistica a la vez, digámoslo una vez más, sobre Ia que se
construye en su opinión la comunidad ideal: é1 Ia llama el 'lsrael de
Dios, (Gál 6,16).

3. los antecedentes sapie¡ciales de la antltesis *carne y e.spíritu,

Al menos cua¡ea¡a años deslués de la aparición de los prirneros


manusctitos, et 1947,llegó la hora tardía' como sabemos, de un
descubrimiento en¡re los descubrimientos: el de un corpus de rextos
sapienciales. Y el apasionado estudio de estos se impuso sin tardan-
,r. H, d"do buenos f¡utos. F,l movimiento continúa. Antes de los
descubrimientos de Qumrán, Ios resdgos de la concibución de pen-
sadores o maestros hebreos a la sabiduría del Préximo Oriente anri-
guo eran poco numerosos. Había que contentarse con los libros bi-
blico. de j"b, Proverbios y Qohélet (Eclesiástés), obras diflciles dc

'Cf.la prerntacrdn en pp. 62-63


orror lugates en I ar gmnla md¿nci¿t dz la
'' Enrre ntrttu ¡u¿ia \Ír¿.,.
Mad¡id 1993.
F1/dkrj"¿ia' dr¡ tailio Pablo d¿ Ta¡¡o tt5

darar; estaba igualmente la Sabiduría de Ben Sirá (Eclesiásrico), de


comienzos del siglo II a. C. Se podía¡ añadir las Sentencias del Pseu-
do-Focílides: doscientos treinta haxámet¡os en griego, de un con-
temporáneo y probablemente compattiota de Fi[ón de Aleiandría, A
lo largo de las r¡es décadas que siguieron a los primeros descubri-
mienros, ningún investigador exploró la rama sapiencial, por lo de-
más suficientemente presente en los rcxtos desciFrados. Conside¡a-
dos como esenios la mayor parte del tiempo, se consideraba que
reflejaban otros ideales, sectarios según se decía. Ahora bien, las pie-
zas sapienciales halladas e¡ las cuevas son numerosas y originales.
Algunas, de una imporrancia capital, no son verdaderarnente cono-
cidas más que desde finales del siglo pasado. Se distinguen dos obras,
recordémoslas: el Libro d¿ l.¡¡s m*tcriot y más aÚ.n la lastmccióa para
el bombrc qre comprendz'o,
Esta literatu¡a sapiencial viene a arrojar una luz nueve sobre las
fuentes de la famosa antítesis de la carne y el esplritu ran querida pa-
¡a Pablo de Tarso- Desde la primera mirad dd siglo xx (la eruela de
Tübinga con su fundador Chrisrian Baur y sr¡s alumnos) has¡a finales
del t«, se explicó la antropología subyacente a Ia oposición entre la
carne y el espiritu por el impacto de la culrura helenistica. Pablo era
un judío de rradición, pero educado primeramente en una ciudad de
la diáspora griega. El uso dualisa dela carne y el espíriru como dos
Íirerzas opuesras parecia entonces una panicularidad grecopaulina.
Al menos en algunas cattas, la palabra griega Jz¡r., «cdne», se ha-
lla asociada a la noción de mal e iniquidad, cuando no de pecado: r1e-
signa una esfera de poder opuesra a Dios, de cuyo lado se encuentra
el espíritu. Juzguémoslo por los siguientes textos.

[,os que viven segrin la carne [san] desetn lo gue es de la carnei


los quc viven según el egíritu [pneuma],lo que es del esplritu. Porque
el deseo de la carne es la muerte, mientras que el deseo del espíritu es
la vida y la pn, puesto que el deseo de la ca¡nc es enemistad contra
Dios i...1. Vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, puesro que
e1 Espíritrr de Dios habita en vosoros (Rom 8,5-9)-

'' Cl más arrás, pp. 64-65.


rt6 Qlrn,án y lo' 6.nio'

Ia ,:¡ne
coóciosa co
es *n
el espftiru, y el apti* cot¡ala camq
entre ellos hay antagonismo, por eso ao hacéis lo que deseíis (Crf 5,17).

Estas palabos antitéticas expresan claramente la realidad. Pero en


la Biblia hebrea, Ia pane judla del An¡iguo TEstamenro cristiano, su-
cede de otra manera. Corrientemente, la pdabrahebrea baat ncar¡e"'
designa aIIí simplemen.e Ia criatura humana débif y monal. l.o que
expresa maravillosament€ bien, entre otros muchos, un texto poético
de Isaías (40,5-8).
Ahora bien, diversos texros relativos a la co muúdad ideal (Regh
dz l¡ Comanid¿d, Regh dc la guna dz b hijos dz k luzy bs hijos fu
4a tiniebl¿u, Himxos dt acción de grac n/ sorprenden por el despiaza-
miento de senddo con relación a la enseñanza bfblica. El vocablo he-
breo ba¡at, «carne», aparece allí ligado a la idea de pecado y de ini-
quidad: evoca un poder cósmico nega[ivo, cuimdo no destructor Lo
cual no le impide revestir en otros lugares el senrido blblico de cria'
twa débil y mo«d. He aqul dos elocuentes texcos.

¿Qué vale la camt lbanr/ el lado de tus poderosa-r obras?


¿Qué criaturr de barro pucdc hacer milagros)
F,l homl.re esá en ptcado desdc el seno materno,
1en la iniquidad culpable hasra sus úlrimos dias ".

Si, pertenezco a la humanidad malvada, a la asamtrlea de la r¿r-


¡t ¿ i¡frel;
mis er¡o¡es, mis iniquidades, mis pecados 1...] con las deprava-
ciones de mi corazón
pertenecen a la ammblea de ios gusanos y de aquellos que cami-
nan en tinieblas [...].
En cuanto a mí, si t¡oPiezo,
las miserico¡dia¡ de Dios serán mi salvación para siempre,
y si cúgo en el pccado qu resuha dz la carne,
I:.
en la itadcia de Dios, qL¡e permal¡ece eteroanente, estaní mi juicio

" Hinnos dz acción dc graciae o HuhyotXlL


" tufu de k Conn;dadxl.
tu¿na'jdi4! ¿rlEóico Pdblo tu Tano tr7

Pecado e iniquidad se Prescntao aquí como el conjunro de la vi-


da humana, del piimer dia al último. Todo hombre se encuentra su-
mergido en ,rn m,r.do de pecedo. Asi es como genera el mrl Esto
e, lo" que l. .ara.terizá como {carne}. De la carne resulta el pecado'
y.n eil, resid. el poder que induce a las obras del mal' Es¡emos ex-
trañamente préximo, a li manera en que Pablo entiende y presenta
l"."rn..omo opu.rta aJ espíritu, a las fuerzas del bien y porconsi-
suiente a Dios. l-o cual no quiere decir, leios de eso' que Pablo de
iarro, form¡do también por maestros (¿[ariseos?) de Jerusalén' hu-
biera tenido contaclos di;ecros con cualquier comtrnidad ludía de
las inmediaciones del mar Muerto, ni siquiera con suietos depen-
dienres tle la jurisdicción de esta. fuí pues. ¿dónde enconr'¿r las tr-
laciones? Aquí es donde pueden interveoir las dos grandcs-obras sa-
oienci¿les. l'¿ ltmtcció¡ 1ara ¿l hombtc qu comprtnh y el Libro dt
'lo, mutoior. Ellas ay'udan a comprendei cl trasfondo del uso y del
senrido de la palabra hebrea bait, "ca¡¡e", e¡ dgunos rcxtos relari-
uo" a la comrridad ide.li. fuí pues el senlido ncgarivo de ta'':¡' "'2r-
ne,, en Pablo de Tarso tendría sus reices no tanto cn los desarrollos
doctrinalcs de la diáspora cuanto en las tradiciones sapieaciales di-
fundidas desde bastante tiempo atrás en la tierra nacional de tos 1u-
díos. En efecto, en §tas dos grándes obras' «carne' está asociada
a
Allf se encuenr¡a la fórmula "es-
"o"cado", ,r.b.l¡¿r, e "impr.¡iez¡".
i¡i, ¿. .rtr.,,, igualmenü aresrigua da en los Himnot (de la vcta de
t comunidad idei;. En t,no de lás pasa;es parece tratarse de Ia hu-
manidad en esedo de Pecado.
Entonces resulta claro que el uso negativo de ba¿t' "czt¡e , Pa'
ra designrr Ia naturaleza corrompida del hombre tiene su oriSen en
los circr-ulos sapienciales de la sociedad iudía de finales del siglo tlt o
comienzos dei tl a. C, Ciertamente. no deió dc influir después en los
teéricos o ideólogos, eo alguoos casos PoeÉs, a los que debemos
los textos relarivos-a I coú;nida,d idrel, Rrglat e Himnos sobre toáo'
^
Pero, a ejemplo de Ben Sirá y de rradiciones recogidas en otros libros,
conocidos o desconocidos, estas ideas o concepciones se ProPataron
Dor orr¿s partes en la mencionada sociedad, a través de obras ense-
ñrn-" y i.brt.., y eso hasta Jerusalén y enrre los clrculos cn los que
.e ib" ailabora¡ entre ot¡as la doctrina fa¡isea. fules como un día pu-
ItB Qtaún 7la atitio

die¡on lleg¡r hasra Pablo de Thrso' Pero este las expresará y difundiní
en ericso; le lengua doctrind del primer cristianismo. De ahí los
aceñ¡oiindisc¡riÚes de culrura hclénica que riene en él' ¡l menos en
la forma, la antltesis del crerpo y cl csplritu. Hemoe visto que lo mis-
mo sucedíi con Ia .iu¡icÁ" o dikaiorou.
Fuentes insospechadas
del judaismo rabínico

A lo largo de las tres o incluso cua¡ro décadas que siguieron a los


orimeros deicubrimientos, la rel¡ción enrre los escritos encontrados y
Ll Nu*oT.r,"-.n,o ocupó ampliamente el primer plano Para algu-
nos incluso, con el cristianismo, una secta deriva¡ía de oua' la de los
esenios. Así se señalaba la continuidad del vag-abundeo con relación a
la corriente considenda mayoriraria que lleva al iudalsmo rabínico, el
de la doble Torá que aún perviver. Cienamcnte, «iudaísmo' no se lee
en ning,-rno de loi numerosos lertos recogidos. En muchos de ellos se
habla áe.lsrael,, como en los escritos biblicos. los textos má espe-
cíficos. considcr¡dos por algunos como "seciarios'. "presecrarios" o
,oa¡esec¿c¡ios", evoc¡n unJ.comunidad" o un¿ "áJ,mblee". con [ór-
mula¡ rrp..l¿tiu¿s como "los pobre." 'los buenos". 'los hiios de
A¡rón'. ..los hijos de Sadoc", "los hiios de la luz" {oPuestos a 'los
hiios de las riniebl¡s',) ',los hiios de la ,erdad" (Por oPosición a "ios hi
ios de l¿ mentira"). "los hijos del dba'. "los hiios de la iusricia", "los
jusros.. "los ¡rrfectos,. "lo, pefe«os del camino', "los sanrosn. "los sán-
ii irno,, o *io, n.,^.rosos». A primera visra, estas fórmulas suponen
una doctrina elidsta con cualificaciones especlficas. Varias de ellas
(nlos santos, y nlos nume¡osos,) sc encuentran en loo textos c¡istia_
nos, otros (entre ellos nlos pe¡fectos,) entre los maniqueos y más tar-
de los cátaros. Pensamos que conviene entenderlas como otros tan¡os
signos de una búsqueda utópica de la comunidad ideal, aquella en la
qJe nlsrael,, podríi o debería convertirse con las condiciones enun-
ci.d".. Po. oi.a pa.te, se codean con mr¡chas expresiones de un orden

' Sc encontrará una presen¡ación en A.


P¡w, Á I'lco"tc dt la Tor¿h lntro-
tuction iu jdaiine, Cer( París 2004.
170 Qtnrán 1 b' ¿'¿nio'

distinto, propias a su vez de la sociedad judía de entonces. ¿Significaa


una oposición de hecho a la preparación lejana del judaísmo rabíni-
coi Hov, que conocemos la toralidad de los textos, es flícil mosrre¡
que no. Al menos en pafte, estos últimos atestiguan incluso lo co¡-
tra¡io. Podemos descubrir en ellos los signos evidentes de corrie¡res
prerrabínicas (tanto como precristianas).

l. Los indicios patentes de un sistema judío en gestacién

Eo 1984 tuvo conocimiento de una obra sorptendente inctu-


se
so en su hebreo':, en seis ejemplares procedcntes de la cueva 4. Se I¡
publicó con el título I lguna prácticat dz la Lq7r. Con la forma de una
ca¡ta, contiene esencialmen¡e ureglas de vi da, (en hebreo balakot, plu-
ral de baLaü, de la raíz balak, «caminar,). Tras su lecrura, los espe-
cialistas se vieron obligados a abrir un campo nuevo de invesrigación.
A partir de ese momento tuvieron que interesarse por las relacione-.
entre los escritos enconrrados en las cuevas y la h4hhá, base ética dei
sistema judío privado para siempre de TLmplo. Se ruvo que llevar a
cabo asimismo ¡¡n redireccionamiento anlogo al que aigunos aÁos
más tarde se tendrá que hacer con el descubrinieto a posteriori de la
lireratura sapiencial'. El proceso está Iejos de estar acabado. Se debe
investigar en el conjunto literario disponible los rasgos o elemenros
realmente prerrabinicos que coexistea o incluso se funden con ot¡os.
incluidos los de la comunidad ideal.
En Ia base del iudaísmo rabínico (o cl&ico) está la Ley o Torá.
que es doble: por una parte, la Torá escrita, esercialmente con la Es
criura (Miqrá) ea su texto hebreo; por otra, la Torá oral, su necesa-
rio complemento, concretado por la Misná y los comentarios a esta
recopilados en el Talmud. I¡ Misná es una recopilación de h¿hhot,
.reglas de vida,. Se inspira profundamente en la Ley de Moisés, prin-

I Alguros de cuyos rasgos anuncian la lengua de la Misná. t¡ cual es más


cviáe¡te aún e¡ el Roll¿ lt cobre.
'Cf más atrá, p. 61.
'Cf má atrá, p. ll.
F".ntd ínso'?.chada' d.l jd¿kno tnbí"no 121

c¡palmente el Levirico. De esta apenas conserva 5u quinmesen.ia.


Cán nuevos esñrer«rs, ella esrá puesta asimismo en perspectiva en lo
que tiene de más íntimo y más verdadero. La 0delidad de la Misná a
li Torá del Sinaí sigue sieqdo no obstan¡e total. Au§qi¡e no €stá ase-
gurada masque d precio de la creatividad, la aerualización y la nove-
áad.n la produccián de ha!¿hot En es¡e sentido, los manuscriro: del
¡'¡¿¡ ¡41¡srtq ,ac,nsriruyen u¡ Precedente desconocido durante mucho
\
(iempo. (on ra¿ón se les atribui¿ a un SruPo seclario cuya existrn-
cia y doctrinas se consider¿b¡ que se aparuban de las grandes co-
,rient.. que preparaban el iudaismo sin templo. llan¿do rubi.nico'
Sorprend. además por el ecuerdo constat¡do enrre la prácrica de lar
fii¿ir.rirs o rfillim atesriguada en lat inmedi¿ciones del lugar de
Qumrán y la reglamentación rabínica
Confundidas todas las tendencias' la Ley de Mois6 ocupaba uo
lugar esenciál en los textos de Qumráo: la mencionan frecuenremeo-
r.i l, <ir¿n. la comenran y al hacerlo la prolongan. ¿No podemos ver
en ello el anuncio má o menos patenrc del cr¡lto a la To¡á sob¡e el
oue se consrruirá. e in(tu\o ya se (onrtruia el iudaismo rabinicol Un
J.qu.ño oero intriqanre [r.rimento provcnienre de la cueva 4 inclu-
y" .*."p.ion"lln"ni. un tlulo, Mdri' rfcr M¿r¿ 'lnte¡Pret¡ción del
libro de Moi,'és-. De momenro. tmplo y Torá se unían en una tdeu-
logia global. Aiora bien. los modelos de la comunidad ideJ pre''en-
rrio'".n lo, rextos suponen une existencia alejada del San¡uario cen-
rr¡1. Algunos escritos elaboran la reoria del alejamiento. incluso de la
,r.t"¡do de e:tablecet st¡cedáneos sublimados De ahi en-
^',..r'r.á.
tre oúas! la importancia particular que se atribuye a la Ley-, cuya lec-
rura y esrudio continuos prescribe la fugh & lÁ Comunidad- Sin sa-.
berlo se preparaba la hora en la que ya no habria 1-emplo' I¿ hora del
régimen-qui .¡osotros llamamos de *todo Torá'. Ya se adivinan sus
h,iellas. Po. t"nto, nos encontramos instados a matiza¡ e incluso co-
rregir ia idea clásica según la cual el judaísmo rablnico seria la rcco-
sid"a v el despliegue de las docrrinas lariseas En ninguna parte de
íi,,g,-in.r.ri,o pÁ,'.den¡e de las.ucws se rr¿(a de los F¿risros, uonro
Empoco de los esenios.

'Ci A. l'AU!, La Bibb aoant k Bibl¿'o. c.' pp.48 49'


122 Q"nñ¡) los c'eniü

En una pa rte significat iv¿, recordémoslo' , el Rollo dd 7?npb de'


jel I e-
p.nd.. r recl, lit.rímente, de pasaies legislari,os del Éxodo,
uítico y sobre todo del Deutero¡omio. Es una especie de Deutero-
nomio bis. Moisés figura en él co¡ las funciones coljugadas de
primer. test igo y primer destinata(io. La vastr y derlu mbrante imagen
i. un T..plo gi"ndiow ocupa el lugar del Sinaí como espa.io infi-
nito de la reve6ción divina. Aho¡a bie¡, la descripción de este ediñ-
cio ideal implica el soporte de una Ley a su vez ideal, diferenre aun-
que complementaria de la que se disporía hasta entonces Una
auténtica Ley verdadera: la misma que contiene ese libro. Por tanto,
sería deseable reemplazar el titulo de los primeros edircres, Rollo d¿l
Timtla, oo¡ Nurua To¡á,lo mismo que en el cristianismo exisrirá el
Nu*o iraarrro. No se trata de un comentario a Ia Ley, sino de un
documento original de virtudes únicas: abre el espacio establecido
por la Lry de Moisés al advenimiento de un¿ lry "nueva". Ia que él
la primera Lr¡
-ir-o ,.pr.r"n," y propone. Leios de volver caducadesignándola
la do¡a de urla di¡¡ensión inédiu que la recalifia, tá-
citamente como nantigua,. Este es el fruto de la noble y productiva
relación entre ambas §el Un camino hasta entonces desconocido
se halla trazado insinuadamente. El c¿mino del desarrollo doctrinal
y lirerario que llevará de la Antigua Alianza a la Nueva, segün el es-
quema cristiano acuriado por P¡blo de larso 12 f6¡ f.§-17). Pero
rambién el que, en el iuüísmo rabinico de Ia doble To¡á, llevará a Ia
Escritura o Ley escrita a unirse a la ky oral (la Misná y el Talmud)
Dara (onstiluir dt r¡na vez por rodas la Torá. tl advenimienr'o del
cristianismo por una parte y la afirmación del judaísmo rabínico por
orra determi; án el desdoblamiento de una i¡¡esistiblc y poderosa
di¡ámica.
Nadie en aquella época considetaba el Rolh dzl limplo o cual'
quier obra próúma como derivada ni por <onsiguiente secund¿ri¿
ctn rclación a otras conside¡adas Lomo Primeras, incluida la lry de
Moisés. El hecho observado s{¡pone una ftrerza irresistible de pro-
ducción, u¡a dinámica de escriru¡a en el sentido primero y auténti-
co del té¡mino. Algunos productos que se dicen equivocadamente

" Cl má atrás, pp. 59-60.


tua* iuospcchad* &l jdzi'mo tubiñi.o 12j

oderivados, ci¡culaba¡ con natu.alidad en el universo de la Le¡ F,n


realidad, se inregraban en su esfera literaria y do«rinal. Tenian la fLrn-
ción de un complemento y un vector: proyecraban la ky hacia otras
partes y hacia adelante; la presentaban el un formaro inédito, bajo
una nueva'iluminacién. Ofrecía¡ otra faz del rosro de la l,ey. 1-a Lry
tenía a su vez ese halo trazado aún de forma di6¡sa e incierta. Esto
durará tanto que no será algo declarado po¡ la voz au¡orizada de una
i¡stitución, en este c¡¡o la instancia rablnice, a la que debemos enrre
otras cosas la Misná.

las leyes panicula-res reclamaban a su vez su er(rcnsión. Frtaba en


su naturaleza ser un día explícitas, centuplicadas y reforzadas, con ne-
cesidad de ouas leJ,es que rendrán a su vez valor de Iry. lo cual llega-
rá a realiza¡se. Pero exclusivamente en hebreo, la lcngua de la Ley. la
Ley generó por taato leyes que tendrán va.lor de Ley, la t-ey de Moi
sés. Estas nuevas leyes no figuraban sin embargo en la recopilación de
Iibros que se cita, se comcnta o de los <¡ue se designa como auroridad;
a sabe¡, los libros santos- Allí habrían figurado si hubieran esudo en
forma emb¡ionaria o de germen. Si hemos de creet a los textos proce-
denres de las cuevas, dos siglos antes de Cristo ya s€ enseñaba que en
la Ley hay capx o niveles, o más bien un orden de sentido que nece-
sira de una «invesrigación», una "búsqLreda, o una nindagación, que
nrevele, su conrenido noculto,. Esra investigación, esta búsqueda o in-
dagación, en hebreo es el midr,is (,l,el verbo dar,*, "buscar,),I-a pala-
bra esú atestiguada ocho veces en los textos provenientes de las cue-
vas. Hará una buena carrera, a[estiguada ampliamente en la literarura
rabí¡ica- Nos hemos eñcor¡rado con el titulo Mid¡á: b¿-Torá, uln¡e¡-
pretación de la f"y,, .n un texo llamado de Qumún. En esta anti-
güedad, precristiana y prerrabínica a la vez, existia por tanto midrás,la
palabra y la realidad. El midrás co¡sixe e¡ Ia actividad del nbuscadoo
o intérprete que establece la relación viva y actual entre el texto sagra-
do y la comunidad santa de ls¡ael. La palabra se aplica igualmente a
los frt¡tos de la investigación del senrido, a las lecciones y proposicio-
nes nacidas de ella. Exisrirá la tendeocia a agruparlas en un documen-
124 Q"nrh I h,' ,'.nio'

ro llamado a su ve¿ n¡¡id¡is,. En la época rabínica se trata¡á de u¡ li-


bro, el Mi/rás de... (el Génesis, el Éxodo, etc.), en plural Midra:him o
Comentario¡.
En su con]unto, los rextos del mar Muerto suPonen un buen la-
borato¡io de Ia Ley: ingares, momentos y hechos relxivos al midrás,
uinvestigación' intensiva sobre su texto. En uno de los documentos se
me¡ciontla bet midnk,la ucasa de la investigación [sobre la ky],'. En
esre marco, la [,ey no es ve¡daderame¡re Ley más que en la medida en
que responde a las siuraciones concretes, aquí y ahora. Ias leyes surgi
das de este c¡isol se imponen coíro ot¡os tantos principios, métodos y
reglas de vida cuya existencia cotidia¡a solici¡a su apoyo. En hebreo,
con una palabra que soio aParece¡á má ra¡de entre los rabino§, esto se
llama, volvámoslo ded¡, bdhhá, La. halzhá es de ne¡uralez¿ a la vez
juridica y práctica. ^En la existencia establece la relación e¡re la Torá,
realid¿d revelada, divina o si se quiere mítica, y la existencia concreca,
religiosa o no. Alguien ha dicho que es una sabidu¡la de lo posible.
Ahora bien, también desde el pun to de vixa de la bal¿hi, la activiüd
de los .sabios, a los que debemos la Misná se habla emprendido mu-
cho an¡es de la ¡uina del Tcmplo. lo que se llamad .Ley o¡al, estaba
por tanto en gestación o haciéndose, sin que se diiera ni siqüera se str-
piera. De todo esto los textos de Qumrán son tesrigos direcos. Este es
solo un eiemplo. Se trata de fragmentos de dos columnas de una obra
próxima a liu Reglz.r de Qumún, el E¡crin o Docume¡tto d¿ Ddmwco
En ellos se trara de la legislación sobre el sábado.

Sobte el sábado, para obse¡verlo conforme a lo que está Prescri_


to. Nadie trabaiará el sexto día a panir del momento en qr.re el disco
solar esté distante de la puerta de su propio diámetro,
porque está dichor
Gwrd¿nl¡ el día d¿l ¡ábado para mantcnertt nnro IDt 5,12]
Y el día del sábado nadie dirá una palabra vana o estúpida.
Nadie prestará nada a su compañero ni emPrenderá un proced!
mien«r en m¿reria de dinero o bencficio.

Bmro fu Dama¡coXX.
F'.nt¿t in'o'?echada' drl iu¿abno rabí¡iro tZ5

llevar
Nadie mcncionará los ¡reSocios qu€ üatar o las ureás que
a cabo al día siguiente.
Na<lie se f'aseará por el campo el dia del sábado
para holgar alli
con sus activid;des pr;feridas, ni se aleiará más de mil codos'
i...1
a un
Nedie awdaÉ a un animal a parir el día del sábado Y si cae
oozo o a un'ae¡ie¡q no se le sacari de alli cl sábado'
judiosl'
Nrdie paiará el sábrdo cerca de 3a7iz llos no
y aprovcchan-
Nadie profanará el dla del sábado enriqueciéndose
do el sábado.
o ¡ un esran_
Y a cualquer hombre que cayerá e un lugar con agua
oue. nadie lo l¿cr¡á de dli con una escalera una cr¡crd¡
o un utens¡ho'
' Nrdi. o[r...rá n"d¡ sobre el alrar el sábado' excepto el holocaus_
to del sábado,
Doroue aJi eslá escrilo:
'A
),g,ión tu wtst'a, of'c'das &teibad¿lLv 23'38]rff''la-YJ'!&)'

que
En esra lista de prohibiciones relarivas al sábado no hay más
d"r ;;ii;;; .";sriruidas por breves elementos blblicos: uno ha-
lJ"i "¡".iri. (del Der¡te¡onomio, exactamente del Decálogo) y el
.". "i
i"J't¿.i r.rítico). Esro basra para introducir en !n9 Sdtn'
nivel del sentt-
de hahko¡la naturáleza, las virrudes y la garantia del
¡ermr
do verdaderamente ,revel¿do- en la l'ey de Moisés En ot¡os
la l'ry' con-
no!, se establece ¿ modo de fermento la quintarsencie-dr
que
fo¡me a un método de extracción y de exposición del sentido
conservati' mate-
anuncia el d. la Misná. Esta, recordémoslo' apenas
,i"i o fo.a"l*.n,", má que la quintaesencia de la ky
Ot¡os mu-
.r,". .i.rnrf"t mostrarían ie qué-forma estos prescriPtores de-los si'
;i;;';;;;. C. anticipaban la Lbra de los rabinos a los que debemos
ll .;.,.-" d. la dobti To¡á. Sin rener aún las palabras Para exPres¿r-
lo, enunciaban la balahá,la,bY otal'
de
Podríamos ofiece¡ otros casos de la proliferación prertabínica
lt hal¿ká. Nos óete¡dremos en dos'
l) Etr el &oito dt Da¡¡,¿,.,, lo mismo qt¡e en el Rtllo &l Tcnplo'
de.la vida
inclum en otros lugares. encontrarnos una reglamentación
-..ri*."i.1, + f"Lxualidad con¡trgal y de Ia monogamia (simulta-
126 C¿rn n r lot d¿nios

nead¡. cuándo no sucesiva) a Par(ir del trvftico


t¡ cu¿l rendri pro-
i""J.i"..t ,""..t h Tor¿ áral de los rabinos como en los escrito'
ilitÑ"*. i"t,"-.",o v quizá, antes aún en las palabras de Jesústam- 'o
(Estas informaciones contribuyen
ir. -".ti^oni" indiáluble'
ii¿r"i .".sriát"t f" *tación de los rollos descubiertos con
los esenios'

iry. "
..fiU"i. los tesrigos aotiguos' Plinio en P¡ime¡ lugar)
"""lgran e innov¿do
2) EI mismo Rollo dd Timpb contiene un¡ hermosa
* .r,."tlit- J. t, S,*itirn" legisleción real del Deuteronomio
ltam'd¡'
iiz.ia-)ói s. ""," a" t y medü 't-ey del
"'o 'oiu*""
rev- (litV-LlX) Aqui encontramos tas reglas
relatrvas a y¿
'|1.c:1e
lr. ,r.,sesiones reales, cl mé¡odo que se ha de segulr Para dlrlglr una

;;.;';;i;;,;;.i Dio, de rsáel con el puebro v su rev Mucho


c¿na magna comPlerá oe la
áespués del Deuteronomio se ofrece una
vistas a una era nueva con re\Prc¡o a un or-
-on^rquia de lsrael con que nunca el respero a la Lev l-il
H';;'i;i..-;uJ;;u. '*ig' ''i'
cuko ¿ la Torá §e Pone. Pues, en Pr¿cflca'

popular
2. Jaloncs precursorcs dc una litcratura ¡ablnica
encontrado mu-
En la llamada biblioteca de Qumtán se han
y amplían una o va'
chos escriros que a su vez recogen' prolongan
;i"r".;..i"t., ;" la Leyr pero isrán b¿sadas en relatos y no ya
en

i.;J";;;; y
"i fi '"
heb¡eo De
"'":"-ll,l-':^'].-0.:l
'*secuenclas narr¿l¡ _

Génelis e" el único enteramcnte comPuesto Por


l¿ fuenle pllv'le_
ras. No sorprende enlooce§ que apare¿ca como
" relectur¿s'
e
;;¡; ;".-1"'o;. i"t especiat isras lliman " Paráfrasis"'popular.en roF
in.luso "comentarios'. Se rr¿ta de una Producclón
leqendarios del rela¡o bíblico: Henoc' Noé'
Abr¿-
"" ,1.. ft¿-*
;;" ;;,;".. Un, "p,odu..ión mediador¿ entre el texto seleccion¡-
narración ¡l
d];'.i;;;";;;,i;ario del men'a¡' "r"elado' una se afirmaba
:;#;f;. :;"-.;;;.i" d" "*'o con ilusrraciones Asl Templo' Ia rcr'
,r.li -""* J., li*los antes de la desaparición delaggadá'
í;drd ou" má tarde se llamará en hebreo "relato" '
^u.ho
,.Ii"Ji¡.g.ra-.1 de exhortación' o nProclamacióo medi¿nte re
Futttta iaosptbada: *l jdaísnn rd nio 127

laro,'. Este será hasta hoy el vocabulario de los maestros de la tra-


dición rabínica. Esta palabra expresa la naturaleza narrativa v edi-
ficante de una exégesis o de una enseianza que sirve de ayuda pa-
ra Ia exposición y [a aplicación de [a Ley, la aggalá es un elemento
esencial en la,predicación. Aunque el término estaba aún por veni¡
la realidad estaba allí en torno a dos siglos antes de la ela cristiana.
He aqui dos lextos que ilustran lo que decimos. Están tomados de
u¡ escrilo en a¡ameo h¿llado e¡ la cueva I y publicado con el titu-
lo de Apócrifo del Géne¡is. Nosotros lo tirularemos Histoia¡ d¡ los
Patriaria¡. Se trat¿ de una recopilación de cuentos bíblicos com-
puesta de un encadenamienro de escenas ¡el¿tivas a la vida de He-
,oc, Lámec, Noé ¡ Abrahán. Este es el primer fragrnenlo conse¡-
vado. Tiene que ver con el sorprenden[e nacimiento de Noé.

[Habla lámec] He aqui que entonces pensé en mi corazón que


la concepción de Noé era la obra de los Vigilantes [ángeles caídos], y
la preñez de los Santos, y que se debía a los neiliq y mi corazón se
arasrornó en mi interior a c¿usa de este nifio.
Entonces yo, [ámec, acudí a mi mujer Biaetós y le diie: .Júrame
por el Altísimo, por el Cran SeÁo¡ por el Rey del universo [...] que
me hables con sinceridad 1...1".
Entonces Binetós, mi mujcr, se dirigió a mí en un tono severo
[...] y dijo: .¡Oh, mi hermano y señor! Acuérdare de mi placer [...] en
ei calo¡ de Ia unión v eljadeo de mi alienro en mi pecho.lb diré to-
do [...],. Y reprimió su cólera, dirigiéndose a mi en estos términos:
n¡Oh, mi señor y hermano! Acuérdate de mi placer Te juro por el
Cran Santo, por el Rey de los cielos I...1 que esia semille es tup, que
es a ti a quiea se debe esta Preítez, que eres tú quien h.: planrado este
fruto [...] y no r¡n extraño, uno de los Vigilantes o de los hijos del cie'
Io, (tI,1,1- 16).

F-sra escenano tiene base en el libro del Génesis. P¡obablemente


recoge una tradición conocida: la excepciona.l apariencia de Noé en su

' m:yor p.lne de lor dos primeros crpitulos del evangrlio de Mrtco. IL'
t:
máJo' . r\¿ngeli; dc le infancir.. deprndc del gé nero o le la forna de la agadi.
128 Qtnrán J b' c'¿nios

necimienro y la emoción paterna que se sigue de ello. l¿ intervencié¡:


de factores genita-les sobrehumanos cra a2raríevidente. Se sabía quiér:
era la madre, la esposa de Lámec, peto había dudas sobre el padre. \'
había que buscarlo. No pod(a estat más que entrc los seres que erapar
a la condición humana. Yse echó ma¡o del relato biblico de la u¡iór:
de los *hijos de Dios, o wfüm,llmrdosYigilantes et el Libm de Hc-
zory en otros lugares, con Ias mujeres o ohijas de los hombres, (Gn 6 .
Asl se enconrraba la solución al problema planteado. De ahí las rres se-
cuencias que se suceden: la acusación, la explicación y la disculpa. Se:
lo que fuere del drama y sus fuenrcs, estamos el el marco ampliado d<
la interpretación del texto del Génesis. De ello resulta un relato popu-
lar, en a¡ameo, Ia lengua cotidiana de las conversaciones corriefltes. I-¿
finalidad es la comunicación, directa y viva, por el medio privilegiado
de la escena y el relao. Se abre el terco bíblico, en este caso el relato
del nacimie¡to de Noé, a su doble edifica¡te, incluso ent¡etenido.
Igud que para otros héroes antiguos, incluido Jesucristo, presentado
como nacldo de una ürgen por inrervención del Espíritu divino, eJ
destino excepcional del patriarca Noé, tal como está atestiguado en
el libro del Cénesis, implica un nacimiento no menos excepcional. Pe-
ro el texto oficial y la historia csoblecida conserv¿n sus derechos. Y ei
papel de los dos progenirores narurales permanece a salvo.
Esre es el segundo texto (de la misma ob¡a), la sernblanza de Sa-
ra, la mujer de Abrahán:

¡Qué resplandecienre y hermosa es l¿ fo¡ma de su fde Saral ros-


tro, y qué adorable y dulce el cabello de su cabeza! ¡Qué preciosos son
sus ojos, y qué agradable su oatiz y el movimiento de su rostro! ;Que
gracioso es su pecho y qué radiante toda su blancural ¡Qué hermosor
son sus brazos! Y sus manos, ¡qué perfectas! ¡Qué scductor es el al_
pe«o de sss manosl ¡Qué hetmosas son las palmas de sus manos, t
qué largos y sutiles los dedos de sus menos! Sus pies, ¡qué adorablesl
¡Qué perfectas son sus picrnas! ;Ningune virgen ni muier que enrre en
la címar: nupcial es an hermosa,:omo cllal Más quc rcdas Ias muje-
res, ella irradia hermosura. Su encanto es superio¡ al de todas las mu-
jeres. Y por encima de toda esta belleza hay en ella una gran sabidu-
rla. Y todo lo que hace con sus manos es pcrfecto ()Ct,l,2-7).
Fwna inwpctbadas ltl judakno rubí¡tco 12')

fute es el cuadro de Sara que pinu al faraón uno de sus conseje-


ros. El texto bíblico dice solamente: nlos oficiales del faraón Ia vie-
ron y se Ia ponderaron a.l faraón, (Gn 12,15\.la novela patriarcal
imagina su discurso. Informado hasta en los detalles, el fataón man-
da llamar a Sara y se casa coo ella. Pero, durante los dos años que es-
ta pasa junto a il, el egipcio no puede consumat el mar¡imonio. Dios
lo había herido, a él y a los miembros de su case, cori un mal vené-
reo implacable que le hacía impotente. Fue necesaria la interve¡ción
de Abrahán, con eficaces vi«udes de tauma¡urgo, para que e¡contra-
ra curación. lo cud le valió al patriarca Para encontrarse coo su €s-
posa. EI relato de la curación no carece de semejanzas con algunos te-
laros de exorcismos de Jesús referidos en los elangelios.
Estos diversos arreglos, cuyos ejemplos se podrlan multiplicar' no
carecen ni de originalidad ¡i de riqueza. Se inspiran en buena pa-rre
en leyendas o t¡adiciones conocidas. No dejan de preserrar la ense-
áanz¿ má¡ auténrica del texto de referencia, al que meioran a su mo-
do. Son str interpretacióo. Más arde, a partir del siglo nt, el Talmud
y los comentarios a la Fsci¡.¡a (midrashim) se emplearán a fondo pa-
ra valorar y promove¡ esta vera de producción cuya exploración se
muestra hoy antigua. En resumen, todos estos esctitos de .relectlrra,
preparaban de lejos I a agalti rabioica, a, ejemplo de la Ley con la lra-
hbá- Pe¡o esro corrribuye a me'zclar más las cartas. Una vez más nos
encontramos invitados a modifica¡ la forma bastante radical en Ia que
un grupo erpccífico de rextos, ftrcuentemenre designados como "sec-
tarios,. es puesto apane. En efecto, entre ellos es posible observar
también elementos verdaderamente prerrabínicos. A partir de ahí, re-
pitámoslo, ¿se puede continua¡ presentando a/ grupo o movimien¡o
fariseo, con sus doctrinas y prácticas propias, como r/ precursor del
judalsmo sin Templo? Nada me¡los cierto. Porque la situación es mu-
cho más compleja y mucho menos uaívoca que Io que se dice. Clara-
menre perceptible en muchos esc¡itos Procedentes de l¿ cuevas' el "to-
doTorá,, sob¡e el cual descansará el sistema rabínico, ¿no desbarata la
comodidad de las f¡o¡te¡as ¡¡azedasi Incluso aquí conviene situar ei
propósiro por encima de las sistemaciz¿ciones csrratégicas dc Flavio
Josefo y las polémicas clasificaciones del Nuevo TesÉñento.
De la biblioteca de Qumrrín
a la colección gnóstica
de Nag Nammadi

Dos acon¡ecimientos arqueológicos capitales se sucedie¡o¡ con


dos años de inrervalo a mediados del siglo rc En 1945 se descubrió
en el valte egipcio del Nilo t¡na cincuentene de traudos gnésticos, la
mayor parte de ellos bien conservados. A panir óe 1947, no lejos de
la orilla occidental del mar Muerto se recupe¡arán los restos de en to¡-
no a novecienros rollos de origen judio. l,a coincidcncia cronológica
es sorprendente. Alora que los documeatos están todos publicados en
su idioma original, accesibles además e¡ dive¡sas lenguas modernas,
debemos ir m:ís a.llá y más profundamente. Un conocimie¡to concer-
tado de los estudios emprendidos desde hace medio siglo sobre r-rn
corpus u otro revela la irnportancia de amb<-x conjugados para )a apr*
ximación a la gnosis antigua. Se percibe que los esc¡itos llamados ude
Qumrán» atestiguan a su vez una euténtica rama gnóstica. f¿ existen_
cia de un gnosricismo judío precristiano cstaba 1a admitida. Se obser-
vaba sobre todo en la literatura judeogriega o en las obras apocalíp
ticas. A partir de ahora, el hecho puede ser confirmado, precisado y
aclarado gracias a algunos textos provenientes de las cue\ás, anr¡ncia-
dores de la comunidad ideal o testigos dc la veta litera¡ia llamada ¡a'
piacial. Peto pt\mcro conviene hace¡ el balancc sobre la propia gno-
sis a la luz de los descubrimientos y estudios recicntes.

1. Natu¡aleza, forma y t€stigos de una gnosis con rostros diversos

Aprorimacióa y d$nición dz un fex,iueao reli§ou coapbjo

El uso de las palabras gaosis, gnosti.cismo y gnó*i.co se amplió y ge-


¡eralizó a lo largo deJ dempo. Istos tc¡minos vinieron a designar
t32 Qunrán I b' Brnio'

¡ealidades que los contemporáneos llamaban de otra manera. El vo-


cablo gzori es nn cal co del griego gnosit, "conocimiento». En el Nue-
vo Tes¡amento lo enco¡tramos en e[ evangelio de Lucas, en varias
cartas de Pablo y en las dos cartas dc Pedro. El gran exegeta y {ilóso-
fo judeogriego Filón de Ale)andría, en la primcra miad del siglo t
crisriano, recu¡rió muy poco a él; pteñere epistcme' uciencia'. Y sin
embargo es en é1, como también entre los fascinantes testigos de la
tradición joánica, donde se obse¡van sin dificultad elementos verda-
deramenti gnósticos. En esta Antigüeded del cambio de era, iüía y
después cristiana,la gnosis como tal, aunque todaüa si¡ su nomb¡e'
encontraba un lugar destacado en varios sistemas religiosos' e inclu-
so en la filosofia griega. Muchos rollos de la biblioteca de Qumrán
atestiguan claramántJ el hecho por lo que respecra al judaísmo. Solo
más tarde, en los siglos Il y 1ll, una realidad a la vez densa y produc-
riva, compleja y dive¡sificada, se manifestaá como unpeligro masivo
p¿ra las lilosoflas o religiones ascendentes. en primer lugar el cristia-
ni.-o. e, .l que no obstanre ella sabrl moverse. con brío y origioa
[id¿d. Y entonces seú la gnosis Rétores <tisrianos. como Por otra
parrc filósofos paganos (en el siglo tll en Roma, el neoplatónico Plo-
iino ' seguido por su discípulo Po¡firio) se emplearán a fondo para
des..,miscarr.la, combatirla e incluso excluirla; lo cual tuvo como
efecto la desaparición o la dcsr¡ucción de una gran parte de Ia in-
mensa obra liiera¡ia de estos uhereies, con inclinaciones "biblioma-
níacas,:. Si¡r embargo, algunos autores, y no menores, Clemente de
Alejandría y Otígenesr entre oúos, culrivatc,n en su reflexión y en su
obra plantas gnósticas, beneficiosas para el pneumatihú o nespirirtal"
perfecto: Ias oponían a las de la gnosis como tal, que suponían o de-
claraban ufalsa,. Es sorprendente que lreneo (hacia el 180), uno de
nuestros principales i¡formadores sobre los gnósricos del siglo tt, ha-
I
ya puest; com; útulo Denuncia tefutatión de la gnosír d¿ nombre
mentiloto a. s| gran obra a la que se acostumbra I llama¡ Aura la¡
herjías.l n cra,l dejt entender que se admitía otra gnosis, en este ca-

' Autor de una importanre obra contra los gnósricos.


' La fórmulacs del espccialista M. Tardieu.
' También natural de Alejandrla, dondc se formó y cnseñó.
Dc la bibliotcca dc Qrnrán a I¿ .otccrió" 4nénicá ¿¿ Nds Nanna¿i 133

so honrada y verdadera. Pero hubo fugas, en las citas a veces gencro-


sas de los det¡acrores o adversarios, o bajo la forma de manuscritos
Brdíamente descLrbierf os.
En e[ siglo tt cristiano, la palabra gzoris se encontró sobrecalifl<a-
da y como tal especificada. Significaba un .conocimiento, único y ab-
soluto reservado a una élite: gentes elegidas como por naruraleza, po-
dríamos decir Este conocimienro o gnosis es una forma de acceder a
los misterios de la existencia, unos relarivos a su origen y otro§ a su fi-
nal. Más aún, es el medio ir¡esistible de acceder al propio Dios, prin-
cipio y fuente de roda gnosis, realidad de suyo salvífica sin llegar a las
ob.as (cont.ariame.tte al iudaísmo) y sin llegar a la fe (por oposición al
cristianismo)- Este acceso parecería Ilevarse ¿ cabo Íirera de la histo¡ia
y frrera del tiempo, mediante la acción de una niluminación' o nreve-
iación, interior y directa. Revelación que es ñ¡nción del conocirniento
de si y del conocimiento de Dios. Como al, la gnosis encuenrra su
asienro en va¡ias corrientes filosoflc¿¡ o religiosas: tanto en el helenis-
mo como en ei iudaísmo, en espera del cristianismo. El mito, con raí-
ces orientales y antiguas, se alla de forma natural en ella con el discur-
so racional de origen helénico. I-a ascesis desempeña en ella un gran
papel. el de un medio ptivilegiadol el esoterismo sr ensan(ha cn ella
ig,ralm.rte, irrcluso le sobrevivirá. hasta hoy dia, como un ¿vat¿r cx-
rraviado cuyas fervienres aliadas son la asrologia y la magia.
Alqunos detecran en la gnosir los elemenros de una tendcncia
uni,r..sial con iásgos recurre¡tes: has¡a en la Cábel¡ o enrre lo5 (áta_
ros por eiemPlo; en Pe¡sonalidades como el teólogo utópico Joaquín
d. F;o..; (ti3z-tzo2) y muchos otros. Mencionemos por ejemplo
al teósofo alemán Jalob Bdhme (1575-1624), cuya influencia será
qrande cn l¿ filo.ofia germánica posterior; aJ pinror v poeta británi-
Io Villiam Bleke (17i7-1827). visionario romántico de gran talen-

Iorouín de Fiorc disLlngue tres edade. ru.esiv¡s en l¿ hisroria de i¡ nden-


.ionodcl¡s¿lv¿ci¡n: l)trrd,ddel P¡.lrr: precristiana. roincide ton elAnriguo
Gs¡amenro¡ la humaoidad vivia segin la came. 2) La edad dcl Hijo, quc comen-
zó con lá en.arnación del Ve.bo, con una comprensión incomPlera del Ei?ng€lio.
3) La e<tad det L-rpíritu, aún Por venir, que com.nz¡¡á desPu¿s de unaviolentacri
sis mrrcada por la llegada del Anticristo.
134 Qxnr,in ! 16 e'alios

ro, etc. Mencior¡emos incluso la Fhutd migicd de Mozan.(1791 ''


Esra obra concentra en §u púesta en escena los episodios del
mito
la llus-
enusrico lamiliar a diue.ro. ii.¡emas rnasónicos de la época de
i.rción. Sin embargo. cualquiera que fuesen Jos anrecedente' y con
secuenc;a§. en lo, siglos 11 y ll¡ vivió ¡¡d gnosis con manifestacionc:
, efectos ramificadoi unosis multiforme. Por tento' que Eeneró mo'
íirni"ntor,l. p.r,."-iento y de escritura, de doctrinas y ritos que se
llamarán globalmenre gnosticismo. Con relación al cristianismo' al-
sunas de ;) corrienles eran exrra¡i¿s' otras integradas e incluso cóm_
ílice.. Retroactivamente se llema hoy gnii'tico a cualquier seBUidor
á" la eno"ir, sean cl¡ales \ean sus v¿ri¿ntes El empleo de este térmi-
no.ri-"b, mr.ho más resrringido y particularizado en la gran épo.r
de esta.
:Hav una alurión polémic¿ ¿ ideas o manifestaciones gnósticas en
Pabli de Tarso crando opone -el sáber o Íz'J¡t que hincha" a "la c¡¡¡
más claro en
d.rd o agapr que edifica" I I C-or 8. 1 )? No lo salxmos Es
."tr. úlii*aslí.r."s de la primera cana a Timo¡eo: "Timoteo' conse¡-
va la tradición recibida, evita la¡ 'rtnas palabrerlas de los impíos
y lr'
co¡tradicciones de la falr* ciencia [gnotis]" (1 Tim 6,20) la clara op+
sición entre la tradición que se considera recibida de los apóstole§' la
única declarada "verdadet,, y el saber llamado erróneo proPagado
nor lor snósticos \erá un¿ constante en los Padres de la lglesL devlc
.t ,inlo i ,l l\. Ln primer lugar. estos panirán de un taio lo que con-
.id.irb¿n como ,agabundeos docrrin¿lc'. en nombre de la "Regla dc
la verdad, (finales áel siglo rt y comienzos del ttt, con Ireneo de
Lyon'
Teruliano de Canago y Clemente de Aleiandría); desPués aco¡¡elarán
y enumerarán lo qui .¡o, ¡o¡"[x¡ *herejías' (Hipólito de Roma' en
el siglo nl y Epifanio de Salaminao en el Iv). Así es como durante
mu-
.hoii.-po y .quiro..damente se consideró a Ia gnosis como t-rna he-

toda' b' b'rcjtas o El¿ncho¡' inn¡.ets


' 0 llamado asi. F.s en la Rqqtación d¿
de dis¿ libros 'om
obr¿ rcJ¿cr¡d¡ en gricgo a comnnzo' det "iglo trr' S' rrata
ouevos por .:ralogos Je t"lsas Jo'trina. gnótttca
' 'E; una ,mpon<nre ob.r en gnego rirulaü Panano¡' o LaJa ¿k ftnedta'
frag-
,londe se consideri la hereiía como utr ven€no Encontramos en ella amplios
me¡¡os de la C¿rta a Flo¡a.
ü h bibliotzca dz Qunrán n ln .ohcci¡j¿ gó'ri.a b Na{ Nann"¿i '13,

rejía crisriana. Y más precisa¡nente como una helenizacióo exagerada


del cristianismo. En 1886, Rena¡ daba una definición de la gnosis cu-
ya influencia fue grande hasta mediados del siglo xx, si no má allá;
escribe:
"l¿s concepciones Bnósiices representan una secularizació¡
llevada has¡a su más alta cota, una helenización radical y prematura
del c¡is¡ia¡ismo con el rechazo del Antiguo Testamento,'. El gran his-
toriado¡ de los dogmas Harnack se hará eco de ello algunas décadas
más tarde, vieodo en la gnosis *la helenización agudizada del c¡istia-
nismo,.
Sea como fuerc, en el plano cultural, el luego de barrera de los
Padres de la lglesia tuvo los efectos de una censu¡a ht¿I. Una Inqui-
sición anticipada. l¿s fue¡¡es inspiradoras del a¡te se encon¡laion
duramente reguladas por las disposiciones de la Gran Iglesia, Se le-
vartaron dos barreras estancas: la "Regla de la verdad», con uD con-
junto engastado de docrrines en el siglo n; y el ncanon de las fucritu-
ras», con un corpus definido de libros en el Iv. Objetivamente, el arte
será a partir de esos momentos canónico, ¿Terror ctrlrural? Sí, si se
quiere. pero solo desde un cierto punto de visra. ¿Cómo hubieran si-
do la. ohras de Dante. de Miguel Ángel o de Milton si los frutos de
la inmensa producción goéstica hubieran habi¡ado el patrimonio
cultu¡al? Sea como fr¡ere, estas grandes figuras eclesiástic¿s de la A¡-
tigüedad siguen siendo los tesrigos preciosos de los movimientos y es-
critos gnósticos de la gran época. Lrs debemos numerosas, ¡icas y e
veces largas citas de autorcs gnósticos, todas en grieSo, la lengua ori-
gind; les acompaían análisis polémicos. Otras rantx atestaciones,
comentades y a veces aendenciosas, docrri¡as, producciones y com-
ponamientos gnósticos. Resultan exrrao¡dinariamente prcciose§ por-
que provienen de resdgos conremporáneos cuyos nombres y fechas,
lugares y en parte obras conocemos. Hasta el siglo x\rll esa e¡á la úni-
ca documentación, indireca se dice, sobre la produccién escrita y
doctrinal de la gnosis.
Estos autores eclesiásticos atacaror¡ a los gnósricos con u¡a ex-
uaña dt¡reza- Primeramente estigrnatizá¡on el inmenso desprecio por

'En su ma¡ual de Hittotia dt bs dognat


t36 Qtn fl | los ¿'¿"io'

la <re¡ción qrre manifestaban §tos Para los seguidores de


la gnosir'
el hombre esrá cautiro de la creación, Esto es enunciado en los
si-
guientes términos en esle rrxto de Nag Hammadi': 'l-as criattr¡as
por
tueron hechas prisionera", c¿d¿ una de ella¡ segrin la suene fiiada'
.l s¡rn progen¡to. fui pues. fireron áPrisionadas en los modelado'
se de-
hr-i'," i,n.i d" lot ,iempos,. Más aún. la mencionada creación
beria a un dios r..r-,nd"iio, tn dtmiur¿os
"1 ("arLevno") o Demir-rr8o '
hiio de Sofa o Sabidr¡ria (El exe'
frecuenremenre presenlado como
sera iudeosrieeo Filón de Aleiandrí¿ adelanraba a su vez un dattero:
ii"r, o *.ánio diot", alque identifica e¡tre otros con el LogosoP*
labr¿. En í si"rema, Logoiy 5ofa tienen na¡uralmente
funciones in'
la c¡eación ts a¡i-
rercambiables '".) A panir de ahi. el dios gnósrico de
milado a un dios del mal quc quirre la perdida del hombrer.¿
menuJo se Ir idenl ifica con el dios del Anl iSuo Testamento' dicho.dc
de lo'
orra maner¿. el dios de los iudios. De ahi se deriva el recha¿o
libro. ll"-"áo. d. l" Aarigúa Alianza. Y, desde ese momento' la gno-
,ü descansa en Lrn d,ralismo redical que implica la oposición siste'
mjtica entre el bien y el mal, el conocimiento y h ignorancia' la'ri-
sin omitir
da y la muert., el .sfritu y el cuerpo, la luz y las tinieblas-
..,áo o.in.ipio la oireia antaqonisia q,-re constiruyen el dios del bien
, .l ,li'.rs del'm¡I. iCon la excepción de la dualidad divina' esta' pa-
íei¿. ¿ntogonist"" r. encuentran profu.amente en los Ilamados texrot
¿J Or..l, ret¿tivos ¿ la.o.unid"d ideal ) Para el gnóstico'.la sal-
*.ió'n .onrirt. del lcino de l¿ mareria y por tanto del mal
"n "rr¿nLar
¡.,¡¿ alcanz¡¡ el sa¡tuario del espiriru. con el conocimienro del Djo¡
Lr.no v r.rdadero. Se esc.apa así del determinitmo de la Fa¡alid¿d
inoculado por el Agente creador'
De aIí la vehemente reacción de las persona-lidades o autorida-
des de Ia Gran lglesia. Estas interveñlan en nombre de una doctrina

" Frpmenro dcl quinro rtrudo del Codrce Il lleg¡do ha¡t¿ nosorros rin n
,,,r" *- ii,-d. r'*;e¡¡ene¡te r'a¡ait nb'¿ b orisna dtt n*ndo'
' r-. f,lrbm g, i.g, ,ignifica "erresano': de áaiot tderi"ado de dao" "puc
- - ''.romún" o "públi(o". y ¿'8¿,"rr¿balo"'
blo.r.
t h rupnru' L'ni *r |origi
i-- *,¿ ¿.1,*ollado'eni l'rur. /,rc f'br
n¿ fu rhi¡tia¡im¿, Patis 2000, pp. 85-97
De la bíbüotcca dc Qrnrán ¿ la úbccíón gn¡i'tica d¿ Nag N¿n 137
"d¿i
cristiana basada eo la idea firme del cumplimiento de las Escrituras.
Para ellas, las llamadas Escritu¡as antiguas (o judías) eran recibidas
como necesarias en un corpus de Escrituras llamadas nuevas. Desde
esta posición, Ireneo de Lyon propondtá la teoría sobre la base de
una teología de las dos Alianzas, de la que sigue siendo el campeón
insigne. (Veti Te¡t¿mentum ;r, Noh) t¿cePtum, esta es una de la§
grandes divisas cristianas.) En realidad, los gnósticos habían recurri-
do ra¡to a la filosofla griega como a las especulaciones orieotales,
iranias y orras, para basar una investigación existencial profunda.
Sus numerosas, complejas y sutiles lecturas de los relaros del Céne-
sis les ayudaron a ello "; y el problema del mal les atraía en primer
lugar La replica a sus inerpretaciones oo careció de efectos sobre el
enfoque de los principios y procedimientos exegéticos de los Padres
de Ia lglesia. Lo cual produjo que la Gran Iglesia reforzara el arma-
zón y la coherencia de su sistema doctrinal. Ese fue uno de los be-
neficios de su h¡cha.
Desde el puno de vista docvi¡al, una ¿e las graves cocsccüen-
cias del descrédito radical de Ia creación, dicho de ot¡a manera, del
cosmos, de la ma¡eria y cieatámente del cucrpo, consiste er¡ una con-
cepción de Ia enc¿roación llamada doccta (del verbo griego dahein,
uaparecer,): no fue más que apariencia. Así sucede ambién con la pa-
sión de Cristo. En algunos textos que emanan de Ia gnosis próxima
al c¡istianismo, la pasión no habria sido má que una trágica esceni-
hcación para engañar a los «arconles», que rigen el mundo. En el
Apocalipsfu dz Pedro, por eiemplo, Crisro en la cruz se rle de [a super-
chería ''. Se entiende que los teólogos y altos responsables eclesiásti
cos no dejaran de reacrionar como sabemos. Su argumentación ganó
con ello en profundidad y en vigor.

' En le .otección de Nas H¡mm¿di e"rán cenrr¡do¿ sobre todo en la inrer


pretación del Céneus: Eltib"í&ksw,ttor*J"az(ll.lr llt.l: Ml y Códice de
Aedint.l^a hioo¡ati' & k' affonk!lll,4),el &Íito ¡in ¡í*loo traudo ¡obt lo¡ on-
tna
- d¡l núlo tll.5 y )d,ll.l.
' Nag Hammadi \411,3: "Cuando diio esrx cosas, vi cómo ellos lo agana
brn de aquel modo. Y le dile '¿Que veo. oh mi S<ñor? ¿Erer tú a quien agarrn
y e.es ru il que re aferrs a mi? O ¿quien er esc (que) sonríe alegre el arbol
'obre
lde Ia cruzll Y ¿hay orrc a quien golpe¡n en pics manoi"'
y (81.4- l4).
138 Qrnrh y h cst¡ío¡

Añadamos otra Parlicularidad de la gnosis: el profetismo y por


consisuienre la inspir¿ción. Par¿ el iudaísmo. esros privilegios h¿bí¿n
llegad"o a su fin con la muer¡e del úllimo de los profetasl para el cri''
ria-nismo. con la desaparición del ulimo de los aPosroles. l-os gnósri'
cos, sin embargo, reivindicaban las virtudes de los profetas
"uténticas podía adrnitir y conde-
inspirados. Lo que la lglesia de los Padres no
nó igualmente con vehemencia. Obserremos que muchos texro§ Pro_
cedátes de las .uevas llamadas de Qumrán proclaman el profetismo
y la inspiración de los miemb¡os de Ia comuñidád ideal, ante todo de
iu guía.upremo, el Maestro de Justicia. Otro rasgo que hayque aña-
dir al dosie¡ de [a gnosis precristiana.

Lot tc*igot direcns: cobcción de Nry Hammadi 1 otrot estitot

Dece¡as de documentos directos están hoy presentes en diversos


museos o bibliotecas. Represenan muy Poco con resPecto a la in-
mensa producción gnéstica de los siglos tt y Ifi, en Parte egiPcia e ini-
cialmente en griego. ta inmersa mayoría se Presenta e¡l verslonr
coptas, realizaáas in Egipro en el siglo tv po. comunidades cristianas
dei valle del Nilo. (I-a palabra eo?to deriva del giiego aigptós, "eg¡p'
cio,, pasando por [a traducción al árabe y al latín. J.a lengua asi de-
el copro. corre\ponde a la úlrima etapa del egipcio antiguo
'ignaáa.
Dide el .iglorr, como ¡o atesriSuan los documenros, y en una do.e'
na de diale¿ros. A diferencia de Ia lengua, la escritura copta no riene
nada de egipcio. Consisle en un alfábeto griego de veinricuarro letrr'
combin¿iai con siete signos procedenre' de los ieroglfficos )
Las bibliotecas occidentales no acogieron los manuscritos coPtos
más que a parrir del siglo nrtt. Este es el inventario de los testimo'
nios directos de los que se disponía antes de 1945'
l. E] Códice deLor¡lr¿¡ conservado en el Museo Británto' dc
origen egipcio. en pergamino y en copto Se adquirió en 1750 por el
doi or Ák.* (que le dio su nombre). mdico apasionado por las en-
tigüedades. En él errconttamos un largo tratado que se ha titulado
Pistis Sofa, con los diálogos secreros enrre Jesús y Ma¡la Magdalena.
De k bibliot cd d¿ Q"nña a lt abcoón gnóúa dz Nng Ndlina¿¡ t39

2. El ma¡u¡oito de Oxford" en papiro, o Códie Bruce, por el


nombre del escocés que lo adquirió en 1773 cerca de Tebas, en el Al-
to Egipto. En él se encuentran dos tratados que transmiten enseñan-
zas secretas de Jesús: El libn dzL gran traudo iúeiático o Los dos libra
dzl juego y lt topografa cebse.
3. El Códne de Berlin, hallado hacia 1900 en el Alto Egipto.
Con cuatro trarados en rraduccién copra del siglo v (redacción grie-
ga def tt): el Euargclio seg)a Martt el Libro d¿ lo¡ secr¿tos & Juan, La
sabiduría de Jestk y el Hecbo dz Pedto lo Híja & Pedml.
Po¡ ¡anto, de 1945 es de cuando dara el sorprendente hallazgo
de Nag Hammadi. Uno de los gtandes descubrimientos arqueoló-
gicos del siglo >o<, apenas dos años antes de que apareciesen los pri-
me¡os rollos del mar Muerto. Unos campesinos de una aldea vecina
descubderon una iar¡a sellada escondida en una cueva en Nag Ham-
madi, a ciento treinta kilómetros al none de Luxor. Ce¡ca de l¡ anti-
gua aldea de Khenoboskion (en el Nilo) y de las minas de la anrigua
basílica de sa¡ Pacomio. De la jarra se ext¡aio una importanrc colec-
ción de manuscriros coptos. DesPues de alSuna.s aventuras' enlre los
anticuarios y otros, el Gobierno egipcio recuperó los textos. Se depo-
sitaroo e¡ el Museo copto del Viejo El Cairo, donde aún se e¡cuen-
tran. El lote esqba compue§lo por ttece códices, numerados conven-
cionalmente desde el I al XIII. Observemos que ya no se trata de
rollos, como exclusivamente en la biblioreca de Qumrán. El uso del
cuaderno con páginas estaba entonces generalizado. Nadie duda de
que los gnósticos siguieron así a los cristianos en la adopción y el
desarrollo de esta forma nueva de libro.
A decir verdad, el décimotercer códice ñre reconsrruido a partir
de ocho hojas recogidas en la cubierra del sexto: constitr¡/en y p¡e-
servan un t¡atado completo, tiulado Pensamienn primero con tripl.e
forua". El primet cidice conocido por el público fue sin duda el ¡ú-
me¡o l, Ilamado Cód.ice Jurg'\. En 1952, tras muchas peregrinacio-

" O llotmnoia timorfa. El rlrulo se conserva en griego al fina1 del


texro:
hot.nnoia t imorfo'.
'" lJno de sis escritos, El a,aaglio ,1¡ l¿ u¿rd¡4 fir cüraáo .n Zúrich en 1956.
t40 Qanúr 1hs c*niot

nes, habia acabado en cáse del famoso psiquiatra suizo Carl Gusra.
Jung (1875- l96l ). ComPañero de Freud durante un tiemPo. del que
,e aábó .eparando, se inreresó mucho por la gnosis. En la base de los
[enómcnos gnósticos derubrió arquetipos P€rmanentes que emanan
del inconscii¡te. Para é1, la gnosis es algo universal' incluso eterno.
cuyas ralces están cn el hombre. Algunos investigadores Ia concibcn
como un fénómeno ProPio de cualquier sistema religroso, en alguna
medida en Ia encrucijada de las creencias' ¿No habrá mmbié¡ una
gnosis islámica?
de Nag Hammadi está toda cn pergamino. Al me-
Ie colección
nos once códices habían conservado su encuademación original, dt
cue¡oJ en ocasiones con símbolos deco¡ativos sobre ella. [a colección
cuenra con cincuenra y dos escritos con un total de mil ciento cin-
cuenta y seis páginas escritas. Cinco se encuen[an duPlic¿doJ, inclu-
so triplicados, for lo que son cuáre¡ta y seis el número de obras dis-
tinras. La mayor parte de los manuscritos esoba en un buen estado
de conseneción; sin embargo algunos son dificiles de reconscruir'
Cada códice contiene enre tles y siet€ tratados. Todo e§tá en coPto.
la lengua de la Iglesia egiPcia auróctona. El dialecto sahídico domina
e., e ás, ¡o sin lnflu.rii" d. ,lg,in ot-. Se t¡ata de una rraducción
de un original griego realizada entre mediados del siglo Ill y comien-
,os del lv. V"¡iás es.¡ibes o ¡¡aducto¡es dejaron dll su huella- Si da-
mos crédito a los indicios que se encueotran en las encuadernaciones,
la copia de los manusctitos tuvo lugar en la segunda mitad del siglo
lv. S¿ habrian oculfado algunas décadas más tarde. El original griego
detié de ser compLresto en Egipto entre el siglo II y el IIl. Nos resul-
ra parcialmente cánocido por los resros de cuarro textos'5; igualmen-
re por los f."g.nenros griegos de algunos otros. en papiro ''. Es muv
poiible q,r..lgunos elementos del corpus hay'an escapado ¡ los bus-
cadores y pot consiguiente al Museo copto. Desde 20O6 se conoce el

" Frat¡¡t¿zo * "La


Rc?úblnz, * Pbtóa (C¿Aice W), Fla*ñét tu ¿¿ *Dn'
ptrfecto, dc Hem* Tiinc§w
carco a Asclcpios (Yl). Scl,tn i$ ¿r S¿.'-ro (Xlt) \'
Oación de zccióx b gwiat (\4)
" tuangdk srgún Ióztás ql\,|^ Sabdútrá ¿¿ k'uoilto (Ill) v la' tuac;¿a dz
acción & sacias (vt).
Dc k übliotzca & Qtnrán a l¿ cob.c;ón gnósica ¿! Nig Nann¿!¿i t4t

Códice Tchacos'7, entre orros con el famoso Evargelio dz Judas, qw


en un pasado leciente'8 ha hecho corrcr ríos de rinra. F-s casi seguro
que no formaba parte del lote de Nag Hammadi.
Parece que los temas y doctrinas gnósticos consriruyen el ele-
mento unificador de la colección. Coleccién más que biblioteca, da-
do ei núme¡o limitado de las piezas. Ahora bicn, no todo es gnóstico
en el senrido doc¡rinal o ideológico del término. Exis¡en muchos es-
tudios, ediciones y raducciones. En 1956, ta publicació¡ d,el Euan-
gelio de lt uerdad (Códice l) comenzó a sensibilizar al público no es-
pecializado. En 1959 , el Euatgelio segin Toná, compuesto por ciento
cztorcr kginto, apareció en dos versiones francesas diferenres. F¡ta
obra llamó Ia atencién y despertó el interés de los especialisras dc los
evangelios. Una presentación comentada, también en francés, siguió
en I 96 1 '0. En \972 aparecié ur.a edición fotográfica de todos los ma-
nuscritos, y el ritmo de las publicaciones se acelero. Ties obras con la
edición completa de los textos y traducción se han llevado a cabo e¡
inglés, alemdn y francés ''. A finalcs de 2007, la de Ia
"Bibliothéque
Pléiade, se enriqueció con una ob¡a imponente y norable de mil

'' Descubicrro sin duda cn Etipto en 1978, su exisrencia fue reveleda por la
National Geognphic Socie+ Contiene entre otros toa vetsiin d,e la üru d¿ Pe-
áro a Fclipe (Cidice vltl dc NaS HammadD y del l\ino a¡ocalipsis le Santiago
(Códi.e \t. Se encuenff¿ a su vez en cl Museo copto del Vieio EI Cairo.
'¡ r,a obra era conocida por lrenco. Fue publicada por primera vez en 2006.
Presente una interpretacióa origioal de la rraición de Judas con rclación a Ia de los
evrngelios canónicos. *Trl los superarás a rodos, porgue sacri6carás al hombre que
me sirue de envokura carnal", sc dice a Judas en un discu¡so doccta.
'" Plural de /ofaz (diminutivo de á32r, .p:labre"), que los exegerx del Nue-
vo )cstamcnto emplean para desisñar l¿' "p¿l:br¿'" aislables deJaús.
' R.\<ls5ER, LEuangil? '¿on Thonat. Nannon ¡t conmatzn thiologquc.
París 1961. [En cspaÁol se puede consukar, por ejemplo: "Traducción completr del
llrangelio scgún Tomá», en R- KUNTZMA¡JN y J--D. Dt:Bots (.¿s.). N4 Harnm¿-
di. tuangclio sqh l-ontu, Verbo Divino, Btell¡ '2008, pp. 4G57; y.[vangelio de
Tomás", en A. DE SANros OIErc (ed.) , Los eoangclior afinifu, la ldkorid C-até
lica, Mrdrid 61988, pp. 678-705.1
" la Bibüothlque coptc dt Nag Hanñ.a¿i, cn la Univcnidad taval de Que-
bec. [En español existe A PIñERo, J. MoNl.saRR^T ToRRENT5 y F. G^Rcf^ BA-
z.l,tt (eds.), Ttxat gnóticos. Bibliotcca dt Nag Hannadi,3 vols., Trotta, Madrid
t997 -2000.)
142 Qanñn;y b cscaiot

ochocie¡t¿r treinta y dos páginas: Écrits gnostQaa. La bibliothlqae di


Nag Hammadi". ^foda la colección se encuenÍa traducida alll, con
amplias e iluminadoras ¡nrroducciooes.
Sin duda se trau de una parte de Ia bibtioreca de una comuni-
dad gnóstica o que acogía a los gnósticos que vivían a las orillas dei
Nilo. Un conjunto precioso de escrituras sagradas que represen(an
vaios géneros literarios, siendo los principales:
Evangelios: Erangelio egin Tomás (C6dice ll,2'!), Euangclit,
segh Felipe (lll,1) y E'vangelio fu los c§pcit» (III,2 y IY2).
- Hechosr Hecbot dz 1 dz ks doce apótob §1,1).
Ped.ro

- Ce¡ras; Cuu ú Peim a Fdipe (W1,2).


- Apocalipsis: Apocalipsis d¿ Pablo (Y,2), Primet apocalipsi:
d.c Santi,tgo (Y,3), Seguxdo apocaüptis de Santiago (Y,4\, Apocaliptis dt
Aün (Y,5) y Apocahpsis d¡ Pedn (Yll,3l.
- Tiarados: Ti¿tado ¡obre h re*nccción (1,4) y Ttawdo ttipdr-
tito (1,5).
- Libros: Libro d¿ los ¡eoao¡ d¿ Jun (ll,l) y Libm de 7bmás e.
Atbta (11,7\.
- Oraciones: Oracióa dzl apóstol Pabb (l,l) y An¡ión de acrió,;
dz gracias (W,7).
Esras ob¡as son en ¡ealidad anónimas. Su ar¡ibución a hé¡oes de
los primeros tiempos cristianos, 0guras apostélicas en gran parte, no
es más que ficticia. La pseudooimia era un procedimienao coffiente
en aquel tiempo, incluido para los libros del Nuevo TEstamento. Se
aplica al evangelio segrin Mateo, que es canónico, ta¡to como ¡l
Euangelio rgln Tomrit, gue no lo es. (La canonicidad no es ni consti-
ruriva ni garante de un hecho histórico.) El valor y la autoridad reli-
giosos de un terto se e¡cuentran ga¡antizados por su aüibución a un
persona)e fundador o cofundado¡. lor otra parte, al menos en sus co-
micnzos, la produccióo gnrisrica no fue ajena al proceso que llevó aJ
canon de los lib¡os santos. Es probable que induso desempeñara en

" Con el hanslio sqh M¿,tay á Hccbo dr Pcdn, dd Mxruscriro de Berlin.


" O sea, el exm número 2 del Códice IL
De la biblíowa lz Qxntán a llt coLcc¡tu gnó'rrd d¿ Nag Namna¿i l4j
él un papel, antes de que l¡ onodoxia hubiera üazádo las fronteras de
los esc¡iros canónicos; lo cuel hiz¡ en función de una ¡eflexión teoló-
gica sobre la t¡ansmisión de los mensaies apostólicos. l.es lngu del
Evangelio dz Tbmásltan llamado la atención de los inveseigadores pot
lo que respecm a la hisro¡ia de las t¡adiciones que llevan a la redaccién
de los evangelios biblicos. la gran rama joánica sería e su vez un cam-
po de investigación preferente. Algunas obras gnóstices de inspiración
cercana podrían interfe¡ir con él de una forme iluminadora. Asi, el
ü^rado Pe td.miefito prirkero con triple fomu o Protennia trimorfa
(Xlll,1) presenra, entre otros, los principales materiales de la especu-
lación sapiencial puesta en práctica en el prólogo de Juan; aunque es
cierro que lo hace como una cira polémica de esce. Otros escritos del
corpus gnóstico podríao ser explotados en un sentido idénrico.
Se pueden establecer disdnciones en el corpus de Nag Hamma-
di según el grado de gnosticismo de los tratados, según su Pertenen-
cia o no al cristianismo, induso al judaísmo; sin omitir que algunos
rexros, moy minorit¿rios, no son en ve¡dad ri cristianos ni iudíos, ni
siquiera cieftamente gnósdcos. En efecto, algunos sufrieron alguna
co¡taminación c¡istiana, mientras que ot¡os presentan rasgos real-
menre cristianos. Otros, superficialmente gnóslicos, 5e Presentan co_
mo texlos cristianos más o menos con¡aminados por la gnosis. Escri_
.os como ef Eudngdio de Fel$e y el Euangelio de Tomris podriar. ser
anteriores a la gnosis clásica y estar relacionados con los evangelios
canó[icos. Hay que mencionat aquí el Códice VI. Es uno de los me-
nos gnósticos de la colección. Conriene escri¡osllemados berméticos'
atribr¡idos al legendario Hermes Tiismegistor', ta.les como el Frag-
menta dzl oDisctto pofectoo d¿ Hetme¡ Trirrnegisto (W,8) y Lz Og-
dtlada y la Enéada (Y1,6). A ellos hay que añadir, entre otros, el Frag-
mento d¿ "14 RePública' d¿ Phtón'5 (V1,5), los Hccbot dt Pedro 7 fu
los doce apóstolzs (Vl,l),b Ea*ñanza de autotidzd (Y7,1) y la Oución
dt acción dt gracins (W,7\.

" Giro griego quc significa .-Iies veces m¡estro,


" Re?úbnc;V,58sh-589b. El traducto¡ ha camuflado, por asl decir, el rcx-
ro dc Pl¿ión, hasta cl punto de que estuvo .desaparecido, du¡a¡te casi veinre
años, hasra que un esp«:idisra lo idenrificó.
r44 Qanrán 1 lt» an;os

2. Una vea gnóstica atestiguada Por los texto§ procedetrte§


de las cue¡"as

En Ia presentación razonada de la biblioteca de Qumrán hem<-'s


puesto apat(e dos obras de un interés caPital' identificadas por los es-
pecialisr¿s como escriros sapienciales. Se rrara del libm dt b¡ mitte'
'iot
\1Q27.4Q299-301) ¡sobre rodo la Instrtctih pata el hombre
que omprcnde'". Este xgundo texro está en camino de imponerse co'
-o u.ro d" tos libto" e*"rg.ntes del .norme conitrnrc proctdente dey
las cuevas, a imitación, por ejemplo, de la kgh dz la Comunidad
del Rollo d¿l Templo. El n(tmerc de eiemplares cuyos restos a veces
sustanciales han sido recogidos muestra que estaba ampliamente di-
fundido en la Antigüedad jridía. (No decimos, como se hace corrien-
remenle: utilizado; leído en la comunidad de Qumrán.) Estos últi-
mos aios, tesis, libros y artículos se han multiplicado con r¡n ritmo
sorDrendente. El impulso no se deriene. Los especialistas üaman a es'
'Muar
¡. r'e*ro, .r, hebr.o, h-Mtb|n, "instruccián para el homhre qur
comprende,. Nosotros diremos simplemete Ins*ucciótt.

Testigot atípicot dt aru acu judía fu sab hría littmria

Lo quc gueda de los och o eiemplares de la lawccúia proeeden'


tes de Ia iueva 4 fue edi¡ado rardíamente, en 1999". Recordemos que
los dos breves fragmenos de la cueva I (1Q26), publicados desde mu-
cho riempo acrás, pasaron inadvercidos durante mucho tiempo. A pro-
pósito de esta obra, también [o hemos dicho, se habla de una "ause¡-
iia de relación, en la historia de las t¡adiciones sapienciales propias de
la sociedad judía entre el libro de los Proverbios y el dc Ben Siú o Si-
rácida (el Eclesiástico). Se propone como fecha de composición frndes
del siglo ttt o comienzos del n a. C No estamos leioe del -Sirácida, cu-
ya reJacción se sitúa hacia el 180 o 190. Algunos especialistx, fieles a

'n !¡lirado con el rirulo


inglés: A Sapieatial lVo* A (1Q26' 4Q4t5¡18'
4Q418a-c, 4Q423).
- En la sirie de O¡for¿ D;'comi¿' ir¡ ¡h¿ J"dltedn Dec¡t' 34.
''
Dc la bibliotcca dc Qunrh a h cobcción gnúnu tu Nag Nañna¿i t45

la tesis clisica del origen de los ma¡uscritos, hablan con naturalidad de


literatura o üadiciones «pre€seriias». Cien¿mente no les seguimos.
Sorprende por el nrimero de ejemplares consei dos. Y surge la pre-
gunta: ¿tendría este escrito su lugar entre los libros c¡nsiderados <omo
«sanros» iüDto a la Ley y los Profetas, en el universo de los «ot¡os li-
bros, de los que habla en su prólogo el traductor griego del Sirácida, a
imitación, por ejemplo, óel Libm dz los Jrbibw y del Rolto dzl T-enpb
en el marco de la l¡y? Es muy posible. En esa época, repitámoslo, aún
no existía ninguna lisa de lib¡os santos.
La ¡clación e¡tre los textos sapienciales encontrados en las cue-
vas y la literatura blblica ha sido ¡ecientemente objeto de importan-
tes estudios. la ta¡ea no es fácil. I-a mayor parte de Ios libros bíbli-
cos que llamamos sapienciitzr se encventran siruados bajo el insigne
patronazgo de Sdomón, su egrínimo litera.rio. Lo que no ocurre con
el corpus sapiencia-l conserr¿do ce¡ca dei mar Muerto (a diferencia
de Moisés püa le l-ey, de David para los Salmos y orros poemas y
cantos, y de los ProGta§, cuyos nombres se ofrecen). Cada uoa de las
piezas no tiene ni título ni ¡eferenre nominal. Qucdémonos, no obs-
tanre, con el hecho lingüfstico como elemenro perrineore para asen-
tar la comparación. En su gran mayoría, los escritos provenientes de
las cuevas catalogados como sapicnciales esán en hcbreo, como los
libros bíblicos de Job, Proverbios, Qohélet (Eclesiastés) y Sirácida
(cierramentc el texto original, hoy conocido en sus dos tercios). Las
excepciones arameas exis¡en. Tienen que ver con rradiciones vincu-
ladas a los Pat¡iarcas, l,eví entre otros; y más aún con composiciones
que se muerren en la zona fionrerize entre el género sapiencial y el
apocalíptico: en el Libm dt Hcaoa por ejemplo, o en algunas seccio-
nes del lib¡o de Daniel. Obscrvemos que la literatura blblica sapien-
cial y su homóloga p¡oc¡dente de las cuevas son prácticamente con-
tempoláneas. Evitemos entonces opar de eftrad¿ por e[ carácter
de¡ivado de esta y por consiguiente por Ia anterioridad de aquella.
Estos textos en su aoniu¡to pertenecen d mismo mundo liter¿rio.
Si¡uemos a los recién llegados en un amplio campo dive¡sificado de
ramas sapienciales. fos escritos que mucho mfu tarde se conserva¡án
en los catdogos de lib¡os santos se movfan en él en medio de ot¡os
muchos.
146 Qt,rltá" t b' es.nio'
Volvamos a le In¡m¿cció¡t. En algunas Pafies, este te:<to Par€ce
u¡a va¡iante del libro de los P¡overbios. En él se agrupan auténticas
sartas de sentencias a propósito de una serie de temas relativos a la
conducta de cada día, ranto en la familia como en los negocios. EI si-
guiente pasaje es una ilusuación de ello.

No te rebajes ante alguien que no sea tu igual, entonces serás pa-


ra él como [...] un padre.
No gotpees a alguien que no tenga tu 6.rerza, no sea que desfa-
llezcas y te cncuentres lleno de vergüenza.
No vendas tu alma pot dinero.
Es mejor para ti ser un esclavo en espíritu y que siruas a rus se-
ñores sin coacció¡.
lcf- Eclo 10,25: "El esclavo s¿l¡io tiene a los hombrcs lib¡es como
siervos».]
No vendas tu honor por dinero. Y no hipotcqucs tü heteocia, no
sca que no te quede má quc tu cuerpo para legar
No te atiborrcs de alimento cuando c¡reces de vestido.
No bebas vino cuando no teng¡s Pan
No busques el lujo cuando carezcas de pan.
No te glories de tu indigencia cuando seas pobrc, despreciarías [a
vidar*-

Recordemos qr.re la 1zs traccióa es casi con¡emporinea del Sit:ici-


da, el testigo más completo de la literatura sapiencial en el iudaísmo
precrsriano. El estudio comparado de ambos escri¡os es rico en en'
ieñanz¿s. En primer lugar por la forma liter¿ria. En lo. dos se enca-
denan consejás o direcrrices; el sabio, ciertamente el mayo¡ se dirige
a algr.rien más ioven ofreciendo reglas de sabiduría: en el Sirácida lo
apostrofa llamándolo .hijo mío,; pero en la lrntnt$ión le dice "tú
que comprendes,. En segundo lugar, por las rradiciones tratadas, que
.or, ao-urro, tienen que ve, €on mate¡ias familia¡es como el dine¡o
y el préstano, el marrimonio, los padres y los hijos, las mujeres, etc.

" 4Q416 2 rt 15'21


De h ¿. Qunún a l4 nhc.ió" 9n&.¡c. ¿¿ Nag Nanná¿i t 4i
'íbliotccr
En tercer lu2pt en relación con la visión del mundo. f¿ referencia a
la creación como base para lecciones sapieociales se pone de relieve
en los dos casos. Pero, mient¡as que el Sirácida se esfuerza Por des-
cribir y glori§car la creación, la lwtt¿cción se ded\ca más a sus con-
secuencias morales, y mucho más a las implicaciones de la elección
divina. Finalmen¡e, en cuanto al desdnatario (colecrivo) de los men-
sajes enunciados. En la lrctrucción,la persoda que se educa no es ni
un asceta ni un místico aislado: se le imagina inmerso en la sociedad,
comprometido en los negocios, abierto a toda clase de gente. Perma-
necemos. por tañro, cerca dcl Sirácida.
La luarcción oatpa un lugai en la historia sociai y religiosa de
Ia sociedad iudía en el paso de los siglos tIl y Il a. C. Refleia un cruce
cultural capital. Igual que el Süácida, conjuga los menqjes relativos a
la sabidurá y La ideologfa de la Torá; excepto que eo el libro bíblico
ambos están fi¡sionados. No obstante se percibe una gran diferencia
entre los dos escritos. EI Sirácida se queda al margen de la co¡riente
apocalíptic.a, que incluso rcchaza- La lwtmcción mezcla deliberada-
mente iabiduría y apocallptica; pone un acento muy Íirerte en los te-
mas de revelació¡ y de elección. Est¡ es una mareria 1a bien estudiada
en estos últimos diez años. Pero no es(amos má que en la§ Primeras
etapas de la investigación y el trabajo debe proseguir. Algunos han re-
.o[ido, pa.a rdo.atlo nuevarnente, el famoso rema de la "escarologi-
o.ión á. h sabiduría, ", anticipado aquí en décadas. Perciben las
fuentes de la apocalíptica cn la sabiduría más que en la profecía: la sa-
bidurla ganada por la escatologia, en resumidas cuentas. Por este me'
dio. peni.-os,lot sabios ir-rdios habrian reaccionado a l¿ 'crisis de le
sabiiuría,, cuyos testigos eran. Una crisis de reodicea en cie¡ta forma'
perceprible en los libros de Job y de Qohélet. En efecto, ¿qut signifi-
can la .justicia, y la uboodad, de Dios, y Dios mismo, arte el mal que
p,angrena el mundoi ¿Qué decir de ellol Estando la tradición sapien'
ii"l bord. de la quiebra se h¿brían des¿rrollado formas nuevas de
"l
pensamienro sapieniial. La lrunttcción represemarla una de esas [or-
mas inéditas de sabiduría convocadas por la crisis

'" la Bcbatologiiewg tur ll'¿iá¿rr dc Gerh¡rd von Rad.


118 Qanrán 7 bs acn;ot

Aqul más que en olra§ Partes convieoe oo si§tematiza¡ demasia_


do .l ii.to. G'uardémonos'de PresuPo¡rer que habrían elsti.do I
.rientes áislables de tradiciones, una sapiencial y otra apocalíptica' F'n
realidad, las me¡cionadas corrientes siguen sieodo silvestres' siempre
mezcladas, cienamente con Ia predomi¡a¡cia no confes¿da
de una u
otra. Una visién nueva del mundo se construye en el crisol de fuentes
elaborad¿s. La sintesis y el obierivo constiruyen la oo'edad'
Asi' Ia 1ru-
que re
nucción se hab¡ía alimenudo de la veta sapiencial tradicional
cncuentr¿ en Proverbios y Ben Siú; pero también del fluio.de tradi-
cioaes llamadas apocalíprrrar, de un tipo obse¡vtble et el übto
d¿ He-

z¿r. Se ha habl¿do de ü "ausencia de relación' que habría


llenado er-
ra obr¿. A de<ir wrdad, esra parece represen¡ar una
línea diferente rle
desarrollo sapiencial que la-que arexiguan Proverbios y Ben
Sirá'
mu-
Constatemoique la literatura judla sapiencial estaba en esa época
cho m¿. dl,re.lifi.ada de lo que se puede deducir solo del Sirácida'
orácricamente contemporáneó. A decir verdad' una forma con vario'
lrr.,ror. E, cuan o ala lrs¡rr¿¡riiz d Libn *
los nisu¡io¡ e incluso a
orms esctitos recogidos en las cuevas, se distínguen del cooiunto'

[)n coro dt tvces gúttica n ut ctctiturd tlPie'tciol

La implantacióo de la apocalipúca en la tradición sapierrcid ca-


,"cr.¡ira hasta el e*tre mo la'lumtcciótt, y otros rextos con ella Esta-
mos de alguna forma en la gnosis. Una gnosis iudla aoterio¡
al c¡is'
"Se
tianismo. juzgará por la importancia de los motivos dc revelación
v de elección qui esrós es.ritoi ponen de relieve' Mfu aún'
por el he-
.h., d. oue el .mis¡e.io, (en hebreo raz) está allí igualmente muy Pre-
G.url supone realidades oculus cuyo conocimienro' Por re-
".lr,.. riene el único elegido ('el hombre quc comprende')' Esro
velación,
recuerda al Libro fu Hetocy aDaniel, donde t¿mbién §e entiectuzan
sabiduría y apocalíptica: hay gnosis tanto en uno como en ot¡o' l-a

ce de forma dive¡sa: uei miste¡io futuro' o nel misterio de la existen-

" ra form¡ ¡árá es el pr¡ticipio nifel de ú1b, "seo'


De la bibliokci dt Qunún /t h .obcción gnó'¡ica ¿t Nag Nanna¿i 149

cia, enúe otras. Nosorros proponemos «misterio del ser [o del curso]
de Ias cosa¡,, como en los dos pasajes siguíentes, uno dela lttrutcién
y o$o del Libtu dr los miskrio'.

Tri hombre que compretde [mbyt] l---l,considera los ma¡avillosos


mktetios [*1m] del Dlos de temor Presra etenoón a los comienzos [...].
Co¡rsidera el nisterio del scr [o dzl otno] fu ln cotat {n
yhl y los he-
chos de los úempos antiguos, lo que fue y lo que viene al ser y lo que se-
ú, y todos los misterios eternos coo los secreros pam siempre [...]. En-
tonces verás lo que fue y lo que viene al ser con lo que sera, en todos los
períodos de la eternidad [...]. Considera hecho trrshecho; rudia [ryh]
día y noche sobre el mixerio d¿l s¿r lo d¿l curo] fu las mns fn nblb], y
buca ldnJ't siempre. Asl conrrerás la veráad y Ia injusticia, la sabiduria
y f...1 en todos sus c¿minos, coo sus arr';,r 1p4rly' a lo la¡go de las eras
{de la historia] del mnndo, y la uisita ctnu ['ahn pqtd]tl. Y entonces
discernirás enr¡e el bien y el mal en sus acciones, porqre el D;ot l¡
co-
nociminn [bl d'at] es el fu¡damento de la verdad, y pot el ,kbterio del
:a[o dzl curso] de la cosas fn nlryb] cxprso [pn]1'1 su ñ¡nd¿mento !.
Pero no es conocido el mbte¡io d¿l ¡er Ío d¡l anol
dz b¡ co¡zs hz
nbyhl, y no han cnmprcndido las cosas pasadas. No supieron lo que les
iba a sr¡ceder Así, no s¿lvaron sus vidas del mitnio dzt scrfo del curso]
dz las coas [rz nllh| Ésta es para vosorros la s€áal de que sucederá así:
cuendo los progenitores del mal sean encerrados, la iniquidad dcsapa-
recerá ante lajusricia como las riniebles ante la luz. Entonces, igual que
el humo se disipa y ya no exisrc, así el mal desaparecerá para siempre.
Y la jwtrcia será mtckda {jghJ como to sol qre rige el universo. Y to-
dos los que se adhieren a los mistetios del pecado ya no existirín, Pero
el conocimiento llenará el mundo, y 1a no habrá locura r.

Subrayemos la fuerza significante que la alianza de las nociones


de misrerio, conocimienro y revelación conitituyr o representa en es-

r Dr¡ «buscar,, que ha dado nlrÁ. Hay un desplazamiento del objcto de


labúsqueda, ¿e laTorá al taz nilry.b.
" P¡¡ .expone¡, el senrido ea«o de [a."forá, d pmish. El mismo desplaza-
"4Q4172tt-8.
\ tcflT 1 | 3-7.
r50 Qtntán 1 lu csmíu

ros textos. En ellos se adivioa sin dificulud una est¡uctun gnósticá'


Precisemos que le ?altbra r¿z *miste¡ioo, e§ de origen PtY' +.tl-
.on,..-or.r, h.bÉo solo en teros que damn a lo más tardar del si-
elo II a. C. Su ate¡tación más antigua se encutntr¡ en el Siráciü"
"Re.ulo
b¿¡tan¡e cla- que "€l mis(erio del scr [o del cursol de las co-
s¿s, lraz nihych) e¡globa el plan divino en su coniunto, pasado'
pre'
..n,. u furuio, desd". lr.¡erción del mundo hasta el juicio final' que
fin á..,r.nr". o"upa un buen lugar en la lwtrucción'
"
Doct¡inalmente estamos aleiados det Sirácida' Para cste, cual-
orrie¡a oue escrure la Lev v obs€rve con arención la creación puede
,'...der'" lo, *r..reto, d. bior,. Ahoo bien, el *mistcrio del ser [o
del curso] de las cosaso no es la Toá. la fórmula remite a la creación'
, Ia conducu que hay que seguir en el prerenre y durante el iuicio fi'
nal. [nrerviene de una manera globalizadora y visionaria. con algo de
inaprensible e indefinible. Al modo. si se quiere, del Reino de Dios
en los evanqelios. Este .mis¡erioo aPona una {¡evel¡c¡ón» a los que lo
estudian. Águnos daros cosmológicos. escarológicos y éricos acom-
pañan alll a ios enunciados sapieniides. Indican que el dmisterio del
ser [o del curso] de las cosas, ha sido revelado por Dios directamcn-
te omedianrc ángeles al sabio elegido o *instructor» (en hebreo u?¿r-
É14. Todo esto co-nrrasta con la do¿Eina o c[ método del Sirácida,
que
seca lecciones de sabiduría principalmente de la experiencia concreta
de los hombres, de Ia creaiión, áe la tcy y del destino de Israel' E!
Dios de la lwttttccióz está m᧠ectivamente implicado en la creación
y en los ásuntos humános que el de Bert Sirá. Lo que orenta es la elec-
ción con la q,re la divinidad ha ma¡cado la creación, con las conse-
cuencias moáes que se derivan de ello para el hombre Estamos an-
res de cualquier .liamada, a un pucblo, aunque sea lsrael' Por tanto'
los acentos qnósticos resuenan' pero con una constrllcción de escri'
ror" y .on.Jp,o, .-parentáda con las obres de sabiduría' A parrir dc
ahí, ii hay gnosis, y la ha¡ sigue siendo auténticamente judia de ins-
piración y áe formar se inserta a la perfección en el sistema religioso
del judaísmo precristiaao.

" 8,18 y 12,1, €videntemente en el original hebrco.


tu lz bibliotcu dt Q*nrán a h alzaión gntutiru dr Nag Nan"'a¿i 1rl

[.a interpretación de la Instrucción despiena una cuestióo g¡ave.


La c¡eencia en la resurrección, ¿está verdaderamente supuesta en esra
obra? Importantes especialistas, aunque no todos, afirman que no. Y
nosoúos les seguimos. Este es el texto que es objeto de debate.

Los que buscan la verdad se dtsper*tán fi'urwl para jtzgarte.


Entonces todos los corazones insensatos serán destruidos, y los hijos
del mal ya no existián, y todos los que son cómplices del mal se lle-
narán de vergüenza. [Yentonces] con vuestro juicio los pilares del fir-
nramento volarán en pedazos y todo [...].
Pero vosotros, los elegidos de la verdad, los buscadores de ijus-
ticia...], que permanccéis en el puesto de odo conocimieto fdl],
¿cémo podéis decir: *Nos esforzamos para la comprensión [b¡yxah]y
estamos atentos para buscar el conocimiento [...] en todo [...] y sin
desc¿nso dura¡re todos los años de la eternidad 1'zrlrzf ¿Acaso no se
deleitará para siempre la verdad y el conocimientoi 1.,.1. Y los hijos
de los cielos cuya herencie es la vide eterna, ¿no dirán: nNos hemos
fatigado por las obras de la verdad, y oos hemos extenu¡do duranre
las edades,? ¿No camilarán cn la luz eterna [...], la gloria y un in-
meoso honor?r

En Le In¡ttucción,la concepción del más allá es semejante a la que


encontramos en la última columna de la ,&agá dz la Comuniltd y ett
orros tei(tos ProcedenreJ de las cuevás- l-os malvados son arrojados a
las tinieblas de los in6emos, los justos destinados a la vida eterna. Ia
retribución de los ,ustos es una vida angelomo¡fa; dicho de otra ma-
nera, con los ángeles y como los ángeles, sin duda en los cielos: no se
habla de la resureccióo de los cuerpos, realidad no angélica. Sigue
siendo cierro que, e¡ un plano más general,la latratciiny otros tex-
tos sapienciales camo el Libp d¿ los misterios parecerían preparaq
muy ¡ comienzos del siglo tt a. C., algunos escriros que atesdguan la
ideología que reflefan los texos espec(ficos de Qumrán, más panicu-
larmente las Regtrlr. Un cierto número de ideas, términos o fórmulas
se encuentran de r¡na p¿rte a otra. Comenzando con nel misterio del

\ 4Q4t8 69 7-14.
r52 Qurnrán I b ¿t.,tht

ser [o del curso] de las cosas, (mz nil¡!¿b) el himno final de la R¿-
et¡,

gh ú tt Conuxidad'7. l-a cita que sigue es bast¿nte elocuente.

... Potque de la fuente desr conocimiata {dtl l«t btillat [pt$]'*


su Iu¿ y mii ojos han observado sus prodigios, y la Iuz dc mi corazón
el mi¡tcrio &l ¡c¡ {o dzl atr¡o) fu ta¡ cosa¡ [n nbh].lo cual es siempre el
apol"o de mi mano derechal el sendero de mis pasos pasa por la roca fir_
me, no riembla ¿nre nada- Porque la verdad de Dias es la ¡oca de ois
pa.ros, y su poder el apoyo de mi mano derecha De su fuente de justi-
ci, ui.n. -ij,ri.io y d. sus ma¡¿villosos miPrio¡ lrEonllzhz de mica'
rzzón (lQS Xl,3-5).

Así pues, [a impronta gnóstica se percibe en textos de géneros


muy di'rri.sos. Ya lo ñ¿bíamos observ¿do cla¡amente en los escriros de
teror dualist¿, asrolégcos y otros cercanos,- No se puede nepr que
los rollos procedentes de las cuevas constituyen excelentes tcstigos de
la gnosis judía precrisdana. Y que ofrecen luces directas para una lec-
tuá rcnovada de la producción judeogriega de Alejandría.

" En un pasaje que falra en un ejemplar de la cua'a 4' 4QS€.


" 1"4 lit. .abrir,, C"c darí pdhá, napenvz,' enlos nidra¡hin
rabl¡ttcas len
elMid¡ás G¿n¡sis R¡bbá'«¡bre todo). Nuer¿me"te un desplazamicnto desde Ia To-
rá hacia el nz nilrych. l'or tanto, aquí hay algo de prerrabfnico' aunque traspues-
to en cuanto al obieto.
' Cf más atrás, p. I12.
[¡sesenios
como valedores de los teraPeutas

Filó¡ un filósofo y exegeta iudfo contemporáneo de Jesús de


es
Nazarer y parcialmente de Pablo de Tarso. Vivió en Alejandrla, arrí-
hct de un¡ s,ilida síntesis de lo que es culorralmenre griego e ideoló-
gicamenre judio. Sigue siendo ,, m".,,,o insigne en el arte dtl dis-
iu..o Lolual demuestr¿ en su Senerolo -comencario a.la
"l"góri.o.
t.u- k dibemos una obra inmensa. en griego Muchos inteiecruafes
y
c.i'srianos de los primeros siglos Io estimaron, se inspiraron en él lo
salva¡on. (Filón es elevado al rango de obispo en algunos manuscri-
tos de la Edad Media') En dlos se encuentra un trat¿do relativamen-
te breve que nos ha llegado con el rír$lo D¿ f ita cont¿t'tphtitta o La
,idz coztcmolaiua El Lcrito es único, enreramen¡e dedicado z l¿
e*is,.nci" de un grupo de contemplarivos de Egipro, "filósofos- lu-
dios oue el ,u,or, ñn de cuent¡s su único testigo' II¿ma "leraPer-r'
"
ta¡". Ño.. dice nade sobre el origen y la historia de esta gente Mvi-
da como fuera del tiempo' su vida se presenl¿ como una incesante y
prandiosa li¡ureia. D. d;I.-a ¿Evo"a Filón u¡e comunidad
"hi "l
ieal de su rie-io, cienamente idealizada en una construcción retóri-
.a cuvo secreto posee, o propone un modelo ficticio de su programa
érico, a s¿ber, ,n" i."gin urópica de la exisrencia humanal En este
c-aso. los teraDeutas seri"an su creación oponiendo su hermandad
por
.i.molo a l¿s e"cuelas filosófic¡s de los griegos' La respuesra a esra
pregunm permitirá comprender meior el papel de los esenios en la es-
'tr",l"gi, ."tó.ic" d. este eminenre pe,,sador. Estos aparecen en él co-

F< l¿ ooinion de Renan ("una Salente idcal' la pintura de u' Paruiso d'sri
("floran en
¡ edificai v hethiz¡r")e inchxo. en alguna mcdida, de tagrange
"-h
tre el cieio y laiierra,).
154 Qunün y h,' .'nio'

mo a la sombra de los terapeutes, constituyendo a su vez el arqueri-


po de los gnósdcos.

l. los rcrapeutas y la brisqueda ritual de la qistencia ideal

Tcruprutds es d calco del giego t.hcrape*ui, p)wal de tbeupetti.,.


La palabra designa una función precisa: uservi¡, a un dios o darle cul-
to, i¡cluso simplemente ncuida¡, o "cuar, (tberapeuein). Cosa que
atesrigua Platón, uno de los grandes inspirado¡es de Filón. En el G¿¡-
gr.a.r, obra de los comienzos del filósofo, el cocinero (o el tejedor) es
el .hombre que cuida de su cuerpo, (tb¿¡¿peutés somató¡). E¡ l¡s L¿'
¡,a¡ escrito de vejez, el término reviste una nota de piedad: el hijo er
presentado como el «seryidor [tberupeutesJ de la familia y de la ciu-
dad,; en otns partes se trara del thetuP¿rtés o oministro" de "las co-
s¿¡s santas y las cosas sagradasr, Progresivamenie, por talto, el verbo
therapeaeit rcviste ta se¡tido crsi litú¡gico, de modo que acabó sig-
nificando uhon¡ao o nservi¡, a la divinided. En la Biblia griega de lo:
Setenra, tberapext* no aparece ¡unc:r. Pero tberapeia sí, para signifi-
car «reunión cultual,, o.solemnidad religiosa, (Jl 1,14; 2,15). Moi-
sés (Jos 1,2) y]ob (42,8) son llamados "mi [de Dios] sie*o [tbeu-
ponJ,'- Filón emplea ciertamente tb?ñp.tutet a ejemplo de su.
contemporáneos, prro Én el marco eleborado de su propia rrayecrr>
¡ia; de ahí estas elocuentes explicaciones que ofrecei

la opción de esros filósofos queda señalada inmediatamente pot


el nombre que llevan: terapeutas o rerapéutridas es su verdadero nom-
bre, en primer lugar porque la rerapéutica de Ia que hacen profesion
es superior a la habirual en nuesrras ciudades, esta oo cuida más qu
los cuerpos, pero aquella cuida tarnbién las almas que caen presx dt
esas enfermedades penosas y difíciles de curar que son los placeres. lor
deseos, las penas [...] y la multitud infinita de otras pasiones v mi-
serias que sc abaten sobre ellas. [Si se llarnan terapeutas] es tarnbica
porque ha;r ¡ecibido r¡¡a educecié¡ co¡fo¡me a la natu¡aleza ¡ t l-
sanras leyes, al culto del Ser [thempcuein to on] 9\e es mejor quc d
bien, miis puro que el uno, m:ís primordial que la mó¡tda lDc rirr
cont€mplariüa Z).
Lo¡ c¡clio¡ cono u¿hdorc¡ dt lo' taqexu tS5

Los terapeutas están entregados a la tbeorla o "vid¡ co¡¡empla¡i-


va,. De entrada, Filón los compam con los esenios, de los que dice ha-
ber tratado en orra parte. Estos últimos, precisa, .han dedicado a la vi-
da activa su celo y sus esfuer¡osr. No sabemos a qué escrito se refiere.
Se extie¡d¿ sobre los esenios en dos de sus obras', pero en medio de
otros muchos desarrollos o consideraciones. Sorprende por la distin-
ción que establece entre las dos experiencias. En su opinión, se consi-
dera que los esenios viven eo comunidad, la autarquía económica y
la auto¡omía cultu¡al, según su regla. Doblemente a«ivos, aseguran Ia
subsisrencia de todos y cumplen con los ritos de la vida común.
En otro lugarr, Filón distingue tres «vidas». Primero (l ) la vida
contemplativa, Ia mejor: la del sabio que busca la ncalma, (eremía),la
«tranquilidad» (apragmogn) y la (scboll) cor vrstas
'disponibilidad,
a accede¡ a las visiones y conocimientos divir,os enla upaz, (hesycbía),
En el lado opuesto (3), la vida disoluta del hombre que opta por nla
ciudad, el tumulto de la muchedumbre [..J y la agitación de los
hombres y los negocios,. Entre l¿s dos (2), la vida púcrica: la del
hombre que progresa hacia Ia paz (beycbla) *sin por ello abandonar
compleramenre las actividades de la vida civil [politeia]".l,a existe¡-
cia de los rerapeutas representa el modelo ideal de la primera vida, la
del sabio. la experiencia de los esenios el de Ia segr-rnda, con ncl hom-
bre que progresa,: cor¡esponde a una siruación intermedia; es un me-
dio para evadirse de las condiciones terte¡as y elevarse hacia las esfe-
ras sublimes. Tanto los terapeutas como los esenios remiteo aquí a
dos tipos o modelos de la existencia humana. Su evocación depende
ante ¡odo de l¿ sistematización ilusrrada de la doctrina ética de l'ilón.
No se trata en primer lugar ni forzosamente de una realidad descrita.
Parece, recordémoslo, que fuera lo mismo que con los escritos halla-
dos en las cuevas: d menos los relativos a la vida reglada o ritualiza-
da de [a .comunidad, idal er.hehr<"o yahado. Con est¡ difereocia eo
este último caso, el lsrael selectivo y sandficado ocupa el lugar de la
exisrencia huma¡a en la construcción filonia¡¿.

' Quod onni: p,obat libtr:ir e Hlgotktiu.


' Qtac'tione! ;,1 G¿nesin 1Y,47.
' Cl más arrás, pp. 81-83.
156 Qt nrán t b!,smio'

Filón afirma que los terapeutas vivian un poco por todas panes
en la diáspora, sobie todo en Egipto. Pero reserva Ia palabra para tn
erupo que sitú¡ no lejos de Aleiandría, ¿ orillas del lago Mareotis Se
iía i" élite. c,ryo tipo de vida describe. Según sus afirmaciones, habia
hombres y mujeres, lo que no ocurre con los esenios, exclusivarnente
mascr¡linás. Todos los rerapeutas era¡ célitres Por eleccióo, la mayor
parre de las muieres llamadar ^virgenes de edad". La virginidad no sig
nificaba el ¡echazo, rino el despricio del matrimon¡o, como entre lo\
esenios (según Plinio); era [a consecuencia di¡ecta del retiro toral de
la ciudad. Así se establecla la igualdad comPleu entle los se¡os' Los
rerapeutas tenunciaban igualmente a cualquier propiedad: distribuían
la roralidad de sus bieneientre sus allegados o amigos antes de enlr¿r
en la vida contemplativ¿; umbién cont¡ariamente a los esenios, pare-
ce que no habla entre ellos ningún período de iniciación o de proba-
ción Geg,ún josefo). Vivían ebsrraidos de cu:Jquiet contingencia ma
rerial, en el plano de los bienes y de los equipamienrosl no eiercian
ninguna actividad ffsica. Io que les dislingue de nuevo de los esenios'
Igui que eremitas. se aislaban seis días de c¿da siete en una cá$ in'
d-i rid,rd. Esta comprendía entre otras t¡ru n piezt sagrada, o semneion-
llamada incluso minasterion o nermlta'. Ahí es donde se aidaban pa
ra "cumplir los misrer¡os de l¿ vida rel¡giosa"i no s€ llewban- ni bebi
d¿ ni ¡limento. ni nad¿ de lo que el cuerpo tut'iera necesidad. sola-
mente uleyes, oráculos recogidos de labios de los profetas, himnos r
todo lo que permite a la ciencia y a la piedad crecer y alcarzar su ple-
nitud,'.-La patabra griegt ¡rrorla¡telio (,ermita,) es un neologismo.
No ,uelue a iparecer en ninguna otra Pa(e anrcs del siglo III, esta l'ez
en Ios ¡extos c¡istia¡os sob¡e el monacáto En estos lugares de aisJa-
miento, los terapeutas ayunaban, algunos tres días y otros hasta seis'

'Pareceria que Filón atatiguara una primer¡ ortanización del corpus de ['
Esc¡nuras conforme a las tres Parres trad¡cional€s' la lry, los pmferas v los (otros
escritos. Su restimonio es p«;ximo al del erangelio dc Lucas: "Moises, los prott-
tas y los Saimos, (24,44) No deberíamos pensar Por áho¡e cn irn¡ auré¡ticx !r:-
p¡ni.ióo (cf. más arrás, p. 58).
Lot 6mios .o,no lab¿loÉ dc lot ttaptuta t5-

Se abstenían de carne y de vino y no comían m:ás que una sola vez al


día, cuando el sol seocultaba: .Consideran la filosofía digna de la luz
y las necesidades corporales dignas de las tinieblas,, precisa Filón. Te-
nian un hábito para el invierno y otro para el verano. Al alba, rezaban
y se volvían hacia el sol de lerznte. Por el día estudiaban las Escritu-
ras, buscaban el sentido oculto mediante la inrerpretación alegrírica.
Gmbién utilizaban .ob¡as de auto¡es antiguos, iniciadores de su her-
mandz.d [aira*J,. Componían igualmente ncantos e himnos para la
alabanza a Dios,. Pero domina Ia contemplación, osi bien en sus sue-
ños no ven otra cosa que la belleza de las vinudes y los poderes divi-
nos,; llegaban nincluso a proclamar dura¡te su sueño las doctrinas
{dtgmaaJ, digaas de alabanzz, de la filosofia sagrada,: lo cual evoca
el "discurso sag¡ado, de los piragóricos.
Los terapeuras no eran s¿cerdotes. No se reunían más que para la
celebración del sábado: el servicio era dirigido por .el miembro má
anciano [presbltaaitJ y el más versado en la doct¡ina,. Cada siete se-
manas, cada dia ci¡cuenta, ún4 gran fiesta los ¡eu¡ía en un «santua-
rio común, (koircr monasterion), bajo la autoridad de un npresiden-
te, (proed.ros). Todos vestían un hábito bla¡co. Hombres y mujeres
estaban separados; se escuchaban, pero no podian verse. El presiden-
te comentaba uo pasaje de las Fscrituras. Después se levantaba y can-
taba un himno compuesro por él mismo o por un poeta más antiguo;
los demás hacía¡ lo mismo después que é1. Llegada la noche, era la
hota del gtmposion o ubanquete". Se comia pan con levadura, acom-
pañado de sal y de hisopo. I-a fiesta ptoseguia hasta el alba, coo can-
tos alternados, unas veccs femeninos y otras masculinos; aI final no
había más que un solo coro. Y ¡ambién se bailaba. Entonces se imita-
ban los cantos fesdvos de Israel uas el paso del mar Rojo, primero los
de Moises y despues los de Miryam. Al levantarse el sol, todos se po-
nían de pie vueltos hacia el estei re¿aban con los b¡azos extendidos an-
tes de que ncada cual se reti¡e a su santuario privado fscmteionJ para
pracricar y cultivar de nuwo Ia filosofía que les es familia¡,, l,os tera-
peutas, subrala Filón, soo *ciudad¿nos de los cielos y del cosmos,,
médicos de las almas que curan las pasiones y la ceguera; porque "han
crecido y madurado en la filosofia contemplati'a [he theoretihós fluo-
79a/, la más hermosa y la más divina,. Estos son los héroes de I¿ ¿il¿
158 Q"n n 1 l"' ¿sm,o'

coítempl4tioa; ¡ro exiscel en ninguna otra P¿fte. El cu4dro que Filó¡


noi ofrece -es (¿n ideal que en un Primer momento 5e p¡recen m'15 a
habitantes de alguna Arlántida que a filósofos de carne y hueso', se ha
escriton, ¿Qué decir entonce¡ de su realidadl

2. l,os terapeutas y el modelo utópico de la existencia humana

Los investigadotes del siglo x<. se han empleado a fondo en ¡e-


habilitar la pareinidad filo¡iana del De aha coatemplztiu, discuida
desde hacla mucho. Abogaron igualmente por la validez palcial o sus-
tancial del tes.imonio dil gran a,rto. de AJejandtía. Algunos quisie-
ron verificar la fiabilidad Je las afirmaciones de Filón en cr¡anto al
emolaz:mienro en que habrian vivido s¡.¡s terlPeuras En Ia colina de
."ái"n" ,l,rr" qu. .ae sobre el lago Mareotis hacia el oes¡e de Ale
jandría, la tempéraru¡a es clemente, con un frescor que procede a Ia
vez del ma. y del lago. Por ranto' se podían rerirar allí y virir d«ra-
d.."-..,t. en ..1.r,". Pero esto no podría constiruir una prueba, ni si_
qr¡icr¿ un indicio de la exislenr-ia de los terapeutas' Buen conoccdor
áe los lrgares, Filón hizo de ellos el decorado para sus cuadros'
Los intelectuales de la época, judlos o no, descubrlan en Platón
los fund¿menros de ]¿ ciuded Qoli id«l, pero su locdización cau
.ab¿ dcbare. Al lee. y entende, a Fitón se ¡iene el senrimienro de que
los filósofos judíos de Alejandria eran los ú¡icos en identifrcar el lu-
gar. Ciertamente. con un ralenlo retórico sin igual' el autor de 1a li-
-r1o
,orrr-pkiro rupo hace¡se eco del ¡cma filosófico de la <iudad
n.rL.rr. \i .rs "ro.rcioncs concretas no dejal de rener un valor gco
gráfico innegable. Observemos además quc, en,el mundo grecorro-
ir.no .onteÁpotá.reo, una corrie¡te ética de in{luencia estoica i¡r'i'
taba a la soledad y a la medi¡ación. Tales experiencias no eran nueta'
en Egipto. Ligadas a la enseñanza de los sabios, se remontan incluso
a finá.s del iegLrndo milenio a. C Estos maestros dedicaban d si'

n
F. D^uM s, en I» tin con?n y'la¡itú. Thd.¡(rión de P MIQUEI', l¿s
Oeut rs
de t'hilon dAle<andrie 29, París 1%-3, p. 35.
Lot ¿!.nio, cono tute¿ofts ¿b b, tera?. ,t1¡ 1j9

lencio un cul¡o ve¡dadero e inculcaban a sus adepros el gusto por el


retiro. Filón nos muesrra que e su manera absolutamenre judia, los
rerapeutas habrían sido los primeros en vivir en plenitud el ideal de
soledad de esos viejos pensadores de Egipto. Por orta pafie, el mona-
cato cristiano naceú y se desarrollará, primeramente en los siglos tIt
y Iv, en la misma región en que se conside¡ába que esies tradi;iones
habían adquirido un cuerpo social. ¿Fueron los terapeutas de came y
hueso el relevo verdadero, o bien las costumbres v ts riros descrito.s
constitui.ian la tradición ascética y mística en lalue Filón, su crea-
do¡ los insertó, insertándolos a ellos a su vez? La segunda opción pa-
rece preferible.
Hace mucho tiempo que se esableció Ia relación en(re los rera-
peutas y el monacato crisriano. El obispo de Cesarea Eusebio (265-
340) ideotificaba incluso a esros nfilósofos, judíos con [a primera co-
munidad cristiana de Alejandrla. EI erudiro y brillanre Jerónimo
1337-42OJ tecoge esra tesis, afirmando que los monjes de su época
perpetuaban el modo de vida de los primeros cristianos. Poco des-
pués, el historiador Casiano (360-435) veía un origen aposrólico en
la insdtución monástica iniciada por los rerapeuras (a los que él lla-
ma nesenios,). Las seme.¡anzas son cie¡tamente sorprendenrcs entre la
exisrencia de los terapeutas y la de los monies del Bajo Egipto de si-
glos posreriores. Pcro no sabcmos nada del desrino real de los tera-
peutas después de Filón. Si hubieran vivido, nadie puede decir que
sobrevivieran.
El famoso r¡atado de Filón fue leído y copiado por los cristianos.
En el contexto egipcio que conocemos, su influencia fue grande. Así,
en la elaboración del ¡ema 6¡ndacional de la xathei¿ o *conóici1o de
extranjero», noción esencial de la ascesis monásrica. Este término de-
signa la rrayectoria por la cual el mo¡dtho¡ o nmonie, se evade del
conjunro de su ambiente narutal para ir a vivir a otra parte y de orro
modo, como «exrranjero» (xcaos). El primer senrido de mo¡¿cbo¡ es
.célibe, o ucontinenre,. EI vocablo se aplica al hombre que renuncia
al matrimonio, fuente de divisiones y causa de separacióo. El nmon-
je, puede y debe ser enreramente de Dios. Ahora bien, nada de eso
se encuentra er¡ Filón. De ahí la necesidad de limita¡ l¿ influencie di.
160 Qun n, h' a.nios

recla de este autor sobre la formación del ideal monástico' Este ideal
orolonsa Dor una perte las ¡endencias de la filosofía helenistica de la
]r.o"."".ián del mundo' (anachórc¡is) y de la "paz" (hcryrbíd' rcn'
dencies de [rLs que ntxstro exegeta fitósofo sigue siendo no obsante
,,n ao¡eciado restieo. Hav que remontar§e más alH h¡su los sabios
del dgipto arriguoly más ampliamenre hacia la herencia crisria¡a del
iudaíslno helenizado. Pero objerivamente. si hay relevo ñloniano' si-
gue siendo exclusivamente li¡erario.
E) De oiu contemplaüaa presenta una visión ienrquizade de la exi+
rencia. tos rres gradoipropuestos cotcsponden ¿ ües- e§tadios Progresi-
uos que llevan ila.sábiduria" o "conocimiento' Perfecto. Ios rerapeu-
* .on lo, únrcos en alcanzar ese obierivo. Son verdaderos gnósricos'
ADarecen <omo ¿sceras. místicos y sabios al modo iudeogriego de Fgip-
to. ;Los inuentó Filón como rales] Esramos tenndos de responder que
sí. Recosió el nombre , rbcupetttá, dellexia griego o iudeogiego Y se
los adiuáicó a los miembros de la 'cir¡dad" ideal' clyas cosrumbres des-
cribe v curas docrrinas p¡od¿m¿. t¿ obser*ación e incluso la cxperien-
cia diítá de las cotrientes de brisqueda p rcpiw de los pnnmatikoi o
Se consideraba
"esoiriru¡Ies, probablemente rn4r«tron su proprSsiro'
oui esras brioqu.das estaban determinedrs po¡ el nesPfritu", el mis-
i
mo qr. guia intérprete alegórico de la l-ey, a su vc¿ "insPir¿do" ¿
.ie-pto d1 Moiro. primer autor En efe«o, pan Filón, el intérprere
"l
.n pJr*n" ,i"n. un lupr legírimo en el campo ruervado al profera ins
piádo. lo ,ni.-o qr're -tes qr. él el auror y el tradu«or- Pero con-la
Lndición de que Áté niniciado,. fuí es como llega a expresar cualquier
senrido distino del .literal, con resPecto a los destinaorios escogidos, a
su ve¿ "iniciadoso. Es¡e ot¡o sentido es la «alegoría» u «otr¿ manera de
decin. l¡s Padres de la Iglesia dinín nsentido espiritual' o "del espíritu'
Filón supo da¡ ba¡es rimales a la interpretación de la Ley E indLrso uri-
lizó un modelo griego. con el voc¿bulario cultuel de los rilos de Eleu
sis. No duda enlden,6ot ¡¡om§re .inspirado', incluido el intérpre-
te, con la figura del ohiero6nte,, el sacerdote de los misterios Entonces

' Todo esto se encuenrra desarollado en A. P¡uL Et I'hotxn¿ ola la Bibl¿'


D'Héndot t Flzriu Jotiphc, Patls 2000, pp. 2r02t3.
Lo¡ e¡aíos cono uabdom de b' tddltuts 161

resulta coherenle o n¿aural que el acrc de inrcrprerar y el senrido naci-


do de la interpretación sigan siendo el lote de u¡ pequeño número de
.iniciados,, El inrérprete Filón se present¿l como el sumo sacerdote de
estos últimos. Veamos a este r€specto tres de sus elocuentes palabras:

Yo esraba invitado a los grandes misterios de Moisés, el amigo de


Dios. Y sin embargo, cuando vi dcspucs al profeta Jeremlas y supc que
había sido iniciado, e incluso digno hierofante, no dudé en ser su dis-
cipulo. Es él quien, frecuentemenre poseído por D;os, pronunció en
nombrc del ptopio Dios un oráculo que se dirigía a la virrud miis pa-
ciñca lDe cbcrubim 49\.

Pero también percibi anr¿ño, un senrido más profr¡ndo, el escu-


cha¡ la voz de mi alma, que a menudo esií iospirada por Dios v adi-
vina, al modo de un oráculo, los extremos en que ella es ignorante. Es-
te senlido, si puedo, voy a recoÁárnelo (Ibid.,37).

Fstas cosas, los que estáis iniciados en los misterios y tenéis los oí-
dos purificados, acogedlas en vuestra¡ almas como misterios realmente
santos. No charléis de ellos con nadie de los no iniciadosl sed sus in-
tendentes y conserved un tcsoro en vosouos, donde dcsca¡sa el cono-
cimiento [cp*umt] de aquel que es la causa de la vir¡ud (lbid., 48).

lllon
Filón es aqul el
el relevo,
relevo, sl -aI menos en parte- el autor y el
sl Ilo -al
p¡omo¡or de una gnosis judeogriega de raíz cgipcia; y esto cuando
arin no se habla afi¡mado el c¡istianismo. Tlrapeural y eseíios cons-
¡ituyen en él los dos pilares de un sistema que supoñe tres, funda-
mentos de una teoda de la exisrencia y de Ia vida. Esta teoría proyec-
ra las realidades o situaciones humanas en un esquema que les arr¿nca
de cualquier matco histórico o corrc¡elo, y al hace¡lo las sublima en
una visión donde la abst¡acción se funde en la imagen. Consecue¡'
cias o efec¡os del método alegórico, Aquí, [a palabra gnods, nconoci-
miento,, no adquirió siempre el significado cualificado e incluso ab-
soluro que rendú en los siglos Il y tll crisúanos. Filón emplea el
té¡mino más filosófico de epitteme", ncieocia, o nsabe¡,. En éi, los te-

' Esrá, por otra garre, Ia nráné, el "atte".


162 Qu,nún I h,' r'r ios

E¡peutas son pare el ideal iudío inrcrprctado como modelo utóPico


dei ideal humano lo q.re los esenios son para el ideal nacional puro y
simple en el pensamiento de Josefo. Este relaciona a los esenio'' con
los oitasóriá '. Elegante forma de valoer su existencta haciéndolos
"d.1
dig,lo. mundo fultural grecorrom¿rno. Y. por su medio, forma
irrefueble de hacer que se reconozca y valore su propia nación- a pe-
sar de sus paniculariáades de creencias y de costumbres. Recordemos
que al principio de su obra capiral, las Antigiiedadzs fu los jdíot' Jo-
s.fo ll"-" ." recotrtdo apobgía, odefensa'. En el Dc aita contem'
"
olziua de Filón,los esen ioJrienen una función de valedores' Los ver-
iaderos héroes de la existencia, los campeono ¿. ¡"" ,qqs¡as de la vida
son los cerapeuus, gnésricos sin el nombrc. Esc¿ consr¿tación co¡¡tri-
buve a ¡ela¡ivizar el alcance histórico de los testimonios de estos gran-
dei autores antiguos; y de restituirles su senddo ve¡dadero' ético en
Filón, político en Josefo.

" An¡igtti¿da¿rs d¿ br
j"dío'Xy37l.
Conclusión
nDesenclava¡, los textos
procedentes de las cuevas

1. tas páginas que preceden constituyen un alegato por el ndc-


senclavamiento, literario y docrrinal de los escritos encontrados en las
cuevas. Parecerá que al fi¡¿l debemos evitat considera¡ los restos de es-
ta biblioteca antigua como una colección de escritos apane de los de-
más. l,a sociedad judía se constn¡ye y se expresa allí; a.lll se magnifica
y a veces se corrige como en orras obras ¡z conocidas, que son: la lry y
los Profetas junto con otros Escritos, lo que se conver¡irá más tarde en
la Biblia; los libros que los cetólicos llaman "Apócrifos del Antiguo
TLs¡a¡nenro,, o más ampliamente el conjunto lirerario que muchos
denominan oliteratu¡a i¡terresta¡nentariar. M¿terialmente al menos,
rodos estos textos estaban ento¡ces mezclados, en su lengua original,
sobre rcdo el hebreo, pero también el arameo y en un grado menor el
griego. Ha-sta la inven ciót del cod* o "cuaderno con páginas,, en el si-
glo I de nuesrra era, y su ápida difrrsión por parte de los cristianos, se
contenuban con apelativos generales de agrupaciones de libros. Con
la probable excepción de la .Iry de Moises, o .libros de la ky,, nin-
guna de estas denominaciones correspondía verdaderanente a una
realidad lire¡aria material o visualmente adquirida.
2. No obsta¡te se impone una clasificación de textos. Seria ade-
cuado definir sus reglas. Procederíamos sobre la base de una integra-
ción complera de escritos disponibles con la ¡econstrucción exhaus¡i-
va de su situación primera. Un ensayo que sigue siendo parcial se ha
propuesto en esre libro'. las expresiones ntextos o escritos de Qum-
rán", "Ap&rifos del Antiguo Tesornento" y otcas ser(an entonces ca-
ducas. Deberíamos trarar simplemente de la producción literaria de

Cap. 4, pp. 58-66.


r(A Q"n¡á, t b! .s.,t;o'

la sociedad judía. Esta generaba, mezclándolos, elementos precristia-


nos y prerrabínicos, pero rambién pregnósticos y premísticos Desig-
,r".iáÁo, *í una literatura d menos áiuersificada, a la cual' globd-
mente, convendría darle un nombre. l-os apelativos contemporáneos
se conservaiían solo para significar subconjuntos: así' 'la
Iry de Moi-
sés,, olos Profetas,, "la l-ey y los Profetas' y quiá 'los Salmos''
Para
Io demás, levantemo, ,.o á" un" .ont,"a"ción histórica con efectos
penurbadores: en eses ipocas antiguas no había ni listas esublecidas
l,i corou. con.rit,¡idos. Li¡er¿riamenre y hasta cieno punto docrri-
nrl..nte. lo qu. traramos como blblico se conÍi¡ndia cn buena par-
,..on lo oue consideramos como que no lo es Ninguna onodoxia
ni siquiera regulación en elscntido esrablecido del érmino' En ¡r-¿li-
dad, ia nocióá de fuente se encuen!¡a a §u vez relativizada en
prove-
cho de una risión plural de un paisaie lirerario en el que todas Ias di-
ferencias y hasta las dewiaciones se intcgran'
3. En el cambio de era, lo que pocos testigos' llamaban en grie-
en
eo io nkitrnór, ^iut¿aís*o" ', se presenr¿ como un mundo compleio'
iri,ir, no obr,*t. en movimiinto. Dos pilares' el Templo y la Torá
{lrv). oermiria¡ que esra realidad se identificara y se reconocier¡' en
ur" u,i¡d"d suficiente, pero con faceras divenas' Equivocadamente'
según hemos dicho, se habla de en plural' A través de los
"judaísmoso,
e.?iros desc,rbienos y los que ya conocíamos, se expresa una sociedad'
a la búsoued¿ de su modelo ideal. En es¡e. ella se invenra más que se
*iol v .*cl,rye en teoria rodo lo que se aparta de los caminos que rra-
,r. Este -oáelo es imagtnado y descrito en el universo de la lry de
Moisés o de la Ley y los-Profetas; a estos últimos pueden añadirse los
Salmos. En ..te recá¡rido, los daos necesarios que son elTemplo
y la
Toá se encue¡tr¿n necesariarnente presentes, reconstruidos o incluso
rlesoleeados seeún modalidades que rian De momenro. su inter-
oáoíón no .it"ba ni *mo.dorda ni censurada: sus fru¡os se difc'
lencirban con naruralidad según al¡rént¡cas corrientes de ideas o de
doctrinas. El caáoe¡ radical de algunos escritos, llamados nespecífi-
cos, y que algunos aún califican deiectarios, no reste oada a la verdad

' 2 Macabeos v ca¡ta a los Gála¡as.


' la. palat:rahebrea lahadat no aparecerá hasn Ia Edrd Media'
C,¿¡cl*iá¡.
^Da¡¡chv¿¡, bs texat pneeúata fu lar ataat 16J

fundamenral de lo que enseñan. EI exceso y hasta cierro punro la des-


viación pueden no ser más quc los vectores obiedvos de mensaies co-
munes, en el fondo cor¡sensuales. Diversas teorias de la descentraliz¿-
ción del Témplo y de la Lcy coexistíao entonces. Una doctrina del
ntodo To¡á, se imbricaba en la de o¡odo P¡ofess,. Y hab¡á dec¿nra-
ción, y más aún, esallido. Tias las huellas de los anuncios de Jesús de
Nazaret, el cristianismo de{ Nuevo Ibstame¡to heú del «todo Profe-
t¿s, su regla de base. Después de la catástrofe nacional del 70 y de la
extincióa funcional del 'ltmplo, el judaísmo de los rabinos establece-
ú la exclusiüdad del ntodo Toní,.
Los rollos provenientes de las cuevas nos han enseñado que la
¡ealidad mística estaba igualmentc adquirida en esra misma sociedad.
A su vez conoceú desacuerdos productivos. Uno de sts componen-
tes se desarrollará en las cartas de Pablo, el wangelio de Lucas y más
aún en el Apocalipsis de Juan. Otro llevará a la Shekin,ín rabínica;
otro má evolucionaú progresivamente hacia la Cábala. También se
prcparaban orras co¡rienres. Observemos entle oúos los elemenros
gnósticos diseminados en muchos rollos (los encontramos rambién
en la obra judeogriega de Filón de Áleiandrh). Se caacterizan por la
marc¡da valoración de los sccretos o los misterios divinos, por el dua-
lismo cósmico, que se consideraba que regía el mundo y explicaba sus
leyes; por una forma de conocimiento ¡eservada a Lrn grupo de ini-
ciados, privilegiados de la revelación (otro punto desarrollado por Fi-
lón); en fin, po¡ un vocabul¡rio elitista de la .perfección,,
En resumen, Ios documentos que se llaman coffientemer¡te «tex-
tos de Qumráno constituyen una parte significadva del patrimonio
cultural del judaísmo anterior ta¡lo al Nuevo tsamento como a los
escri¡os rabínicos. l,as representaciones y las visiones que refie¡en, las
doctrinas que expresan, preparan y aouocian dos acontecimientos
que determinarian para siempre el destino de Ia humanidad: Ia rup-
tura de la que nacerá el cristianismo y la recomposición del judaísmo

' Sbekká es una pelaba hebrea que significa .habiración, o .presencia, de


Dios, en elTemplo o en los cielos. Sirve cnre otras cosas para evirar los antropo-
mo¡ñsmos. Una ve¡dadera doctrina de la Shekini se elabora¡á en la lirer¡tura ¡a-
binica, Talmud y nitmebin.
166 Qtnrán 7 los cnios

sio ltmplo sobre la base de la (doble) Toni. Sin embargo, no debe-


mos om;rir las pasarelas congénitas entre los do§ sistemas, y las di-
versas co¡curre;cias, si no avatarc§, mlsdcas y griósticás, tanto de uno
como de otro,
4. Hay más aún. Las figuras o ñrnciones más específicas de los
llamados textos de Qumrán, ProPios de la comunidad ideal, se en-
t
con¡rerán en los escrios de los qaraitas a Parti! del siglo vIIl o x k-
ra gente eran judíos disidentes, panidarios del retorno a la oEscritura
sola". A veces se les presenta como los prole$an(es del judaísmo.
Cuestionaron la concepción rabínicá de la Torá: no conservaron de
ella más que la parte llamada escttta, Miqrá o uEscritu¡a'; rechaza¡on
la autoridad de la parte llamada oral, Ia Misná y el Tdmt¡d. Ahora
bien, la expresión ovolver a la Ley de Moiséso, tan querida entre otros
al Escin d¿ Dama¡co, se encuentra de forma natuml en sus e§critos.
Se trata de la .Ley perfect¿», otro giro común en los textos qaraltas y
en los manuscritos descubiertos cerca del mal Mueno' Es¡as otras
fórmulas típ.icas llegan de las dos parres: nbuscador de la Le¡"' o nin-
térprete», «mae$ro¡e sabiduría [en hebreo ñatÉi4" o «instructor fde
nouicios],; o incluso: ncamino de verdad, o overdadero caminoo' y
más aún los dos Mesias, de lsrael o real, y de Aaró¡ o sacerdotal. Sin
omirit antes que otra cosa, el *Maesrro deJusticia,. Esta figura cue¡-
a incluso con los honores del Libm de oruciona garúta.
Esta resurgencia medieval de nsgos propios de los escritos espe-
cíficos provenientes de las cuevas se observa en primer lugar y sobre
todo en las comunidadcs qaraltas de lraq, de Palestina y de Egipto'
entre el siglo x y el x. El estudio suficieotemente iluminado del fe-
nómeno constitui¡ía una valiosa aportació¡ al dosier de los rollos del
mar Muerto. Hasra ahora no ha sido más que esbozado. ¿Habría una
relación con el descubrimiento de manuscritos hebreos §eñalado ha'
cia el año 800 por e[ pattiatca nestorieno de Bagded? Uo gran eutor
qaralta persa del siglo x, informado por una tradición má anligua, se
.itiende de trna fo.ma curiosa sobre misteriosas .gentes de la cueva,.

' En hebreo qoáim, de qetá,


"leer,,
que ha áado
-l'ambién
Miq, "Facri.üa'. Qer,linl
se podria traducir por .biblistas,. se dice bmé Miqr,l' *hiios dela E:<rr'
Conchuíón. .Dcscnekua¡" b xxtos proeetuntet ú lzs moas 167

No se puede evitar relacionar ambos hechosn. Y hay que pteguntarse


si todos los documentos recogidos en las once cuevas fue¡on real-
menre depositados eo ellas durante le guerra co¡tra Roma, del 68 al
70, Ciertamente, según Ia paleografía, ninguno de los textos hallados
habría sióo copiado después de mediados del siglo t de nuestra era.
Pero nada impide que se hubieran udlizado ), si fuera necesario disi-
mulado algunos rollos posteriorm€nre. Pensemos en la guerra de Bar
Kokbá cont¡a Adriano, entre el 132 y el 135. ¿No habría que intere-
sarse más por conside¡a¡ la distinción ent¡e las exca.vaciones próximas
a los lugares, abiertas por manos humana§, y las cavernas alejadas,
que son naturalesi Además, nada atesrigua que los romanos tuvie¡an
la volunad de desrrui¡ el patrimonio lirerario dc los iudíos. Ocras
tarrras pregunras que pelmanecen abiertas y r¡ue quiá iamás tengan
respuesla.
5. I¿ relación e¡tre el lugar de Qumrán y el oúgen de los rollos
se convierte a partir de ahora en problemática. El conocimiento am-
plio y profundo del conjunto de los escritos invjta a discuti¡ Ia fun-
damentación de la tesis esenia, nsectaria, o ncomuni¡aria,, del origen
de los m¿nuscri¡os, Por su pane y recicntemene, los erqueólogos de
la nnuela ola, ha¡ intervenido a su vrz para ndesenclavarr, descomu-
nitarizar y desacraliz-ar el famoso lugar. En definitiva, no sabemos de-
masiado de dónde proceden los manuscrito$ quién los escribió o d
menos recopiló, la mencionada tesis se afirmé desde el ptimer mo.
mento. Generaciones de investigadores la transmitieron y volvieron a
transmitirla, religiosamente y como a imitación de un dato revelado.
Duran¡e cuat¡o décadas o incluso cinco, en los ambientes francófo-
nos más que en otr¡s par[es, reinó con natu¡alidad una eponimia'
cienrlfica con vinudes hechizantes. Aún son muchos los especialista§
que no se han liberado del imperio casi sagrado de los padres funda-
dores, R. de Vaux y A. Dupont-Sommer sobre todo, con sus epigo-

A, P^uL, Ectit' d. Qqnún .t


" Cf. júa?' aLa prcmic¡t ¡i¿clcs d¡ li¡l¿n.
*r lbrigirc tu Qarut\, ¿, Petk'..t¿s
Recherchet 1969, pP. 90-96.
'I-a eponimia es el hecho de da¡ un nombre a una posteridad: del griego
oxona, o¡ombren. y epi, Designamos así cualquier forma analógio o
"nbre'.
simbólica de parernidad.
t68 Q/ñ/án I ln' ¿!¿nio'

nor o Drimeros relevos. Durante mucho (iemPo, la ¡ransmisión del


."b", y d. las.o.p.tencias, las responsabilidades e inclLrso el poder
,uuo ,n crrá.t., qr. podria calificarse de endogámico; seguia siendo
tribu¡aria de un siitema no con{esado de padrinazgos que más de una
ve¿ hicie¡bn ca¡¡e¡a. Nadie se extraia¡á entonces de que las servi-
dumbres de una revere¡te fidelidad determi¡aran el conservadurismo
de Iar opiniones. Pareceria que el docto y disringuido ambienre de los
qu-r"rólogo, .on.,ituyeriuna ecchsia que se mueve baio la mirada
p,o,..,o., á" rn discreto pero poderoso magisterio'
ta ideología de los invesrigadotes desempeña igualmenre un pa-
oel. lnterfiere de fo¡ma casi natural en las Pertenencias' naclonales'
ielieiosas o confesionales. con el impaclo de las convicciones v las
posiur". de cada cual con relación ¿ eitas. Aquí habria mucho que de
.i¡. P"receria que frecuentemenre desearan que ñrese nsecta'; y.que
entonces rriniesen los esenios, muy oPor(unamente' a ¡esPonder a
una necesidad absoluramente no confes¿da. Ia tesis csenia considera
a esros «secta¡ios» co¡no los ¿uao¡es o ¡ecopiladores, bien de la rouli-
dad, bien de una parte de los manuscritos. I¡s identifica con los re-
srdenres en el lugar de Qumrán. desde finales del siglo Il a.C haslr
la derrora del 70. [¡s once.reras es¡arian necesariamen¡e ligadas al
establecimiento nesenio,. Esta es, recordémoslo, la tesis inicial que se
imouso de enrr¿da como c¿nónica. Alor¿ bien. el estudio exhausri-
uoL crrrrdo d. los textos dercubiertos y las revelaciones cada vez más
convincentes de Ios ar<¡ueólogos, sin omitir Ia aproximacién -libera-
da a su vez- a los rextos dc Filón y de Josefo, invitan a tomar en el
h¡turo serias distancias con lesPecto a esras opioiones esablecidas
desde hace mucho. Ha llegado la hora del disranciamiento y de la
apertura. El espacio de la interdisciplinariedad exige más que nunca
la presencia de los invesrigadores.
Bibliografia

Bibliografia básica sobre Qumrán en español

GARCfA M,ARTfNEZ, F. (tr. y ed.), 'lixtot dt Qtnrán,\otta, Madrid '2000.


.Textos de Qumrán,, en G. A¡anda Pére¿, F. García Maníncz y M. Pé-
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ScHIFFMAN, L. H.
L* Mamtsc¡is & h mo Mo¡tc et lz judaisme, Fide*.
Montreal 2003.
t7o Q/,n¡á t ln e't,i!,s

En 2008 eparece¡á en las Editions du Grfcl prime¡o de Ios nueve vo'


Iúmenes de.[¿ Biblioth\ue de Qumán,. Edición completa de todos los
textos, documentos originales (en hebrco, arameo y griego) con traducción
franccsa, introducciones y ñotas. A. Paul ha concebido la publicación y la
ejecución. lapodirigejunto con K. Berrhelot yTh. kgtand. C,olabora un
equipo interr¡acional de investigadores ñancófonos.

lnstrumentos de trabaio (en inglé$

- !'he Dead Sca Scrolb R¿ade¡ 6 vols., Rrill, kidc¡ 2OO4-2005 (ediio ní
z¿¡de todos los textos no bíblicos con t¡aducción inglesa, sin inrroduc-
ciones ni noras; muy manejable y útil, a falta de los cuarenta gruesos vo-
lírme¡es de la edi¡io maior o pineeps pulclicada e¡ Oxford, Di:cou¿i¿s ix
the Judtcan Desert\ .
* Th¿ Dead &¿ Sooll¡ Eleeroni Libmry lncorporaitg the Dead Sea Scrolls
R¿ad¡¡ ed. de E. Tov, Brill, triden 2006.
- Th¿ Dcal 9a Stoll¡ A¡cordanc¿.1- Tbc No¡-Biblic¿l Ti*ts f-- Q".-
ran, parts l-2, Btill,laidcn 2003 (al6béticame¡te, todos los términos en
b¡uro de los tex¡os de las cuevas I a 1l pttblicados en Diroo,cric¡ ia tbe
Judacan Desca incluso en otras panes).
- Anpaaion n tlx Qumran S¡¡olk, T. 2x'1. Cla¡k [¡ternational, l,ondres
(scrie de monografias espccializadas, aunque didácricas, en curso de apa-
rición, bien remáricas -textos de pureza, rextos misticos-, bien dedic¿das
a nna agrupación de escrios -peshatit* o a una obra particular: el Er'
rito dc Dam*cq el Rollo dzl limplo,los Rollot fu h gucrta).
ANDRE PAUL

l/llllll^- -'- J-J---u-


El estallido de un dogma

F-n 1947 tt¡os beduínos sacaban ¡ H-luz lo" primeros


fiasnrcnrus de los manuscriros udel fill
\di¡erto,. Hoy ha llega do
l¡ hor,r dc h¿ccr balance de las investigaciones e hipótcsis.
André Prul r¡aza la his¡oria de los descubrinliclltt¡s
y dr la puhlicación de los manuscritos, ofrece el catálogo..raz-onado
de los rollos v fragmentos, v hace que el Iecror petletre
en los conrplcjos engraraies cle la sociedad iudía de la cjpoca.
Sc percibc cl cristianistno cn gcstación, eliudaísmo de los r¡binos
v llgunls nr,rnifestaciones de la corrientc místicn
t¡uc llevará a la Cábalal lnás aún, una ve¡dadera gnosis
sc mucvc allí hajo ropaies iudírx.
Iln es¡r cu:rdro apenas aPtrecen los esenios. La tesis csenia
del origen de los m¿nuscri¡os, elaborada apresuraclanrettte.
§e encucntra ech¿da a pelder, incluso reducida ¿ la tr¿tt'ltr'
[-]l ¿utor cctlc tembién la ¡ralabrt ir los arqueólogos de un,r unt¡eva
1¡l¿,. r¡ue, con sus proPtlrs¡as, contribuyen a hacer Iol,rr
( r ltsdr1os cl Jogma "eseniu".

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