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RESEÑA
El sacrificio
de ISAAC Y EL
HOLOCAUSTO
Las
matriarcas
SARA Y AGAR
ABRAHÁN
ABRAHÁN ABRAHÁN ABRAHÁN
EN EL JUDAÍSMO EN EL ISLAM EN EL CRISTIANISMO
Nº101 | RESEÑA BÍBLICA 1
Sumario
EDITORIAL 05
ACTUALIDAD 06
DOSSIER 10
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Reseña Bíblica. Revista trimestral
de la Asociación Bíblica Española Abrahán en el judaísmo Por Luis Vega Montaner . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Lecturas del
después de la Shoá
El sentido sacrificial ha sido la interpretación habitual del
capítulo 22 del libro del Génesis. La cuestión principal
que nos planteamos es averiguar si es posible realizar
otro tipo de lecturas del relato del sacrificio de Isaac
teniendo en cuenta, además, la perspectiva concreta
del Holocausto.
Culturamente
coincidimos en
elogiar la figura
de Abrahán
y su actitud
F. Javier Herrero
creyente, hasta el
punto de llegar
Hernández
Profesor en el depar-
tamento de Historia a constituirlo
del Derecho y Filosofía
Jurídica, Moral y Polí- “caballero de
tica de la Facultad de la fe” y modelo
ejemplar de
Educación de la Uni-
versidad de Salamanca
obediencia
INTRODUCCIÓN
Cualquiera que sea el camino cul-
tural que elijamos –filosofía, arte,
historia...– llegará el momento
de cruzarnos irremediablemente
con el relato de ese hijo ofreci-
do por su padre en sacrificio –se
dice– por expreso deseo de Dios.
Las interpretaciones más frecuen-
tes coinciden a la hora de elogiar
la figura de Abrahán y su actitud
creyente, hasta el punto de llegar sico (el midrás es un método de neraciones enteras han estado que utilizamos para referirnos al originales o la posibilidad, incluso, nazis y en sus hornos crematorios.
a constituirlo “caballero de la fe” análisis de un texto bíblico que comprendiendo la narración de genocidio nazi). No faltan, en pri- de su refundación. Esta interpretación no hace sino
y modelo ejemplar de obediencia. se usa para hacer más compren- la Aqedá (“ligadura“, “atadura” mer lugar, las posiciones que ven continuar la lectura judía, conven-
Por su parte, los comentaristas sible una enseñanza), tratando con la que Abrahán “ata” a su en ambos sucesos un paralelismo LECTURAS TIPOLÓGICAS cionalmente moralizante, de aquel
bajo influencia cristiana estable- de actualizar e ilustrar el signi- hijo Isaac) con esta connotación que haría algo más que converger. DE LA AQEDÁ Y LA SHOÁ primer acto supremo de sacrificio
cerán igualmente todo tipo de ficado profundo del relato que se sacrificial, resulta muy difícil in- Cabe realizar también un segundo Desde la perspectiva continuis- y de lealtad al pacto de Dios. Este
paralelismos y comparaciones ti- usa como tipo o figura ejemplar. troducir una lectura que modifique tipo de pronunciamientos mos- ta, el pueblo judío habría sido sentido se transfiere sin más al
pológicas entre las figuras de Isaac Pero esta pauta de explicaciones mínimamente el sentido tradicio- trando la incompatibilidad del inmolado en un sacrificio seme- martirio más reciente de un ju-
y Jesús. Pondrán el acento, sobre tipológicas termina acarreando, nal adquirido en el transcurso de genocidio nazi con cualquier evo- jante al de Isaac, aunque con una daísmo que se tiene a sí mismo
todo, en la iniciativa novedosa que en multitud de ocasiones, una lec- la historia. cación de carácter sacrificial. Y notable diferencia, pues, en el como judaísmo universal y perma-
toma Jesús al sacrificar su propia tura acomodaticia de los textos, En los siguientes apartados están, por último, las comprensio- caso de la Shoá, no hubo ningún nentemente perseguido.
vida, tal como Dios mismo parece que da por supuesta la continui- presentaremos tres posibles lec- nes realizadas desde el interior del mensajero enviado por Dios para Aunque nos salgamos de los
haberle pedido. dad entre los mismos y excede, turas del sacrificio de Isaac desde judaísmo, pretendiendo que aquel detener ni el sufrimiento ni el ex- cauces narrativos habituales para
Podríamos hablar aquí, por por tanto, la simple traslación de la perspectiva de la Shoá (término espantoso suceso provoque, de al- terminio padecidos en el horror este tipo de enfoques, podemos
tanto, de un cierto estilo midrá- sentido o significado. Cuando ge- hebreo que significa “catástrofe” y gún modo, el retorno a sus fuentes de los campos de concentración encontrar un ejemplo de esta casi
"El sacrificio de Isaac", Nuevo Testamento, y es también en la lógica del sacrificio. Pero, a de unir a todos los antagonistas
de Marc Chagall (1966)
el que ha influido en la mayoría de diferencia de Kierkegaard y del contra un solo individuo o grupo.
los filósofos que han opinado so- resto de pensadores antes mencio- El paso siguiente en esta dinámica
bre este tema; desde Kant a Hegel, nados, el sacrificio no sería para él de la violencia sería la resolución
va interna del relato al proponer incluso Heidegger, y sobre todo el algo absurdo ni un acontecimiento sacrificial con los linchamien-
el cumplimiento efectivo del sacri- gran Kierkegaard, a quien debemos paradójico que escape a la razón, tos ritualizados y dedicados a
ficio. Como si lo acontecido en la su obra Temor y temblor (1843), aunque deba ser, por supuesto, alguna divinidad. Las comuni-
Shoá hubiera llevado a su plenitud consagrada enteramente a la com- convenientemente explicado. dades reproducirían los ritos
lo incoado y no culminado en el no prensión del sacrificio de Isaac. sacrificiales de manera deliberada,
sacrificio de Isaac. A pesar de sus evidentes dife- tratando de protegerse de su pro-
Según René
En realidad, esta posición no rencias, las dos comprensiones pia violencia. El modo de hacerlo
difiere mucho de la comprensión coinciden a la hora de establecer consistiría en dirigir tal violencia
que de nuestro relato se ha hecho la continuidad de la Aqedá, ya sea Girard, todas sobre determinadas víctimas sa-
con mucha frecuencia desde la óp- con la Shoá (perspectiva judía) o las culturas se crificables (criaturas humanas o
tica cristiana. La diferencia más con la figura única y ejemplar de asientan en animales), precisamente aquellas
notable está en que no es el pueblo Jesús (perspectiva cristiana). Más cuyas muertes nadie se preocu-
judío, sino el propio Jesús, quien que de continuidad tendríamos
la lógica del paría de vengar, impidiendo así el
habría ocupado el lugar reserva- que hablar aquí de culminación, sacrificio. Pero, rebrote de la misma.
do a Isaac, convirtiéndose así en porque lo que los dos últimos a diferencia de En el origen de nuestras ci-
la auténtica víctima que carga con acontecimientos habrían introdu- Kierkegaard y vilizaciones, la figura del chivo
los pecados del mundo. cido sería la realización efectiva expiatorio explicaría, por tanto,
del resto de los
pensadores antes
Este estilo midrásico ha sido en la historia del no sacrificio de los lazos que definen nuestras
adoptado en muchos textos del Isaac. La Shoá y Jesús supon- relaciones sociales tal y como
drían, de diferente manera y con mencionados, las entendemos hasta el día de
distintas pretensiones, un salto el sacrificio no hoy. Los mitos no serían sino el
identificación de ambos aconteci- relevancia para nuestro tema. El cualitativo en comparación con sería para él algo desarrollo posterior de esta ex-
mientos en el famoso cuadro de primero es la introducción en el la Aqedá, pues en ambos casos el plicación del cosmos desde el
Marc Chagall (1887-1985) expues- fondo del óleo de la figura de Cristo La pintura sacrificio sí se habría consumado
absurdo ni un carácter sacrificial, entendido ya
to en el museo de Niza junto a las cargando con la cruz. Para Cha- de Chagall finalmente. Pero ¿es esta la úni- acontecimiento como sustitución. Pero lo impor-
otras diecisiete obras de su “Men- gall, el martirio de Jesús simboliza parece terminar ca lectura posible de la Aqedá? paradójico que tante para nuestro asunto es que
saje bíblico”, que el artista donó al siempre el universal sufrimiento
quebrando la ¿Es posible incluso proponer una escape a la razón, Girard encuentra en la mentali-
Estado francés.
El sacrificio de Isaac es la obra
padecido por todas las víctimas
inocentes judías, sacrificadas en el expectativa
comprensión diferente del con-
cepto de sacrificio?
aunque deba ser, dad judeocristiana una diferencia
crucial con la anterior compren-
realizada por este pintor judío en- altar de la historia. interna del relato por supuesto, sión del sacrificio. En lugar de
tre los años 1960 y 1966. El autor Pero hay en este cuadro un se- al proponer el LECTURAS NO convenientemente elaborar mitos, la Biblia y los evan-
supo captar en ella, con intenso gundo aspecto, aún más evidente:
cumplimiento SACRIFICIALES DE LA explicado gelios dicen la verdad al atribuir la
el de la conexión del sacrificio de AQEDÁ Y LA SHOÁ
efectivo del
dramatismo, el momento en el responsabilidad de aquellas vio-
que el ángel, con los ojos aparen- Isaac con la Shoá en la exagerada En realidad, las lecturas tipo- lencias a sus autores verdaderos,
temente cerrados, se dirige a la presencia del color rojo, el co- sacrificio. Como lógicas a las que acabamos de los perseguidores de la víctima
figura central de Abrahán, que se lor del Holocausto, con el que el si lo acontecido referirnos dependen intrínseca- La lógica universal del sacri- única. En el martirio de Jesús se
autor ha cubierto la figura expre- ficio tiene su centro en lo que el produciría, finalmente, la inver-
representa, a su vez, sosteniendo
en la Shoá mente, en un grado u otro, de una
hubiera llevado
en su brazo el cuchillo del sacrifi- sivamente desproporcionada de determinada comprensión del con- propio Girard denomina “deseo sión máxima de la expiación al
cio con el que apunta hacia lo alto. Abrahán. El rojo de la sangre baña cepto de “sacrificio”, en la que se mimético”, es decir, la disposi- convertir su acción en el ejemplo
Dejando a un lado otros elemen- también parte del cuerpo de Isaac, a su plenitud lo pone de manifiesto, como dijo ya ción presente en todos los seres máximo de sacrificio y, por tanto,
tos alegóricos del cuadro–como que yace, significativamente, con incoado y no René Girard (1923-2015), la vincu- humanos a imitarse de manera en su radical abolición. La verdad
el de la maternidad, evocando la la cabeza inclinada y sin signos culminado en lación paradójica entre lo sagrado recíproca en su calidad de rivales. del sacrificio como sustitución se
desgracia de los descendientes del
padre de las naciones–, nos dete-
aparentes de vida.
La pintura de Chagall parece
el no sacrificio y la violencia. El núcleo de la teo-
ría de este pensador francés es
La escalada en el deseo y la lucha
violenta para conseguir los mis-
lograría de manera definitiva en el
martirio de Jesús, donde él mismo
nemos en dos detalles de especial terminar quebrando la expectati- de Isaac que todas las culturas se asientan mos objetos llega hasta el punto se ofrece, de manera voluntaria,
na ofrenda ritual ígnea elevándose en el cumplimiento del deber. Y es que las fuentes del sentido re-
hasta al cielo, sino la enorme “ca- mayor aún fue el escándalo que ligioso deben convertirse en un
tástrofe“ (shoá) que sufrió una provocaron sus comentarios so- verdadero antídoto contra la bar-
etnia muy concreta, la judía, en bre la insuficiente resistencia de barie de la “Catástrofe”.
pleno siglo XX. las víctimas –sin excluir, incluso, Dos de sus voces más relevan-
Tal vez haya sido la filósofa Han- la colaboración de los cuadros di- tes son, en mi opinión, las de los
nah Arendt (1906-1975) quien más rigentes–, la mayoría de las cuales pensadores Emmanuel Lévinas y
claramente ha comprendido que murieron como corderos llevados Emil Fackenheim. La conveniencia
la Shoá introdujo una violencia sin al matadero. Esta es, sin duda, de introducirlos aquí se justifica
analogía, una forma absolutamen- una cuestión muy delicada, pero porque ambos han considerado
te desconocida de dominación del el dato es que aquella especie de la Shoá como su principal campo
ser humano y de mal radical impo- rendición humana no supuso en la de reflexión. Junto a ellos habría
sible de captar sin una categoría mayoría de los casos ningún reco- que añadir, en honor a la verdad,
político-filosófica nueva. “Totali- nocimiento, ni explícito ni callado, el nombre de una larga lista de
tarismo” fue la noción que ella del misterio de Dios. figuras que consideraron posible,
utilizó para describir aquella ideo- incluso necesario, realizar la na-
logía sanguinaria, inédita en la LECTURAS JUDÍAS DE rración o el relato de la memoria
historia, cuyo único objetivo fue el LA AQEDÁ Y LA SHOÁ de aquella catástrofe a modo de
La Crucifixión Blanca es una pintura
de Marc Chagall que representa exterminio y la aniquilación racial. De todo lo que venimos dicien- advertencia contra sus peligros.
la Crucifixión de Jesús (1938) La pensadora alemana, sin embar- do hasta ahora podemos extraer Elie Wiesel o Primo Levi consti-
Jesús acepta su go, va mucho más lejos detectando un primer resultado: únicamente tuyen, por ejemplo, la reacción
en su fino análisis, para horror y se puede respetar la trascenden- contra aquella primera postura,
muerte como la
única forma de
escándalo de todos, que aquel mal cia de la Shoá adoptando el punto absolutamente comprensible, que
como la víctima inocente de toda víctimas fueron a la muerte desde radical tuvo como correlato subje- de vista de las víctimas. Tal vez imponía guardar silencio después
la violencia. una actitud fundamentalmente desenmascarar tivo lo que ella misma denominó sea esta la razón de fondo por la de Auschwitz, porque la palabra o
En esta lectura no sacrificial de religiosa. La barbarie nazi ilustra la mentira de como “el mal banal”. Es decir, la que la filosofía judía haya sido la el verbo habrían quedado sepulta-
René Girard, Jesús no es quien se con nitidez la elevación del mal a
los sacrificios espantosa comprobación de que que más y mejor ha pensado el dos para siempre en aquel lugar
sangrientos,
sacrifica para obedecer a su Padre, categoría ontológica en el intento aquella atrocidad, aunque no en sentido de la historia. La medita- digno del mayor olvido.
porque ni este es un Dios sádi- de restituir, en plena modernidad, su ideación, se había encarnado ción principal que introducen la A Emmanuel Lévinas (1906-
co, sediento de sangre, ni aquel el papel de víctimas propiciatorias rompiendo así el en personajes con vidas tan grises mayoría de estas lecturas judías 1996) le cabe el mérito de ser uno
tiene intención de satisfacer pasi- bajo la apariencia de un rostro co- mecanismo del y absolutamente comunes como
vamente ninguna deuda colectiva. lectivo. Al mismo tiempo, constata chivo expiatorio, la de Adolf Eichmann, el coronel
que sacralizaba la
Lo que sucede es, en realidad, todo la imposibilidad ya de sacralizar nazi que actuó con la “normali-
lo contrario. Es Jesús quien se tal tipo de acciones y de aspirar, dad” de un funcionario ejemplar
niega activamente a matar, a sa- en consecuencia, a la conciliación violencia
crificar al otro, incluso a riesgo de duradera que aportaban los viejos
perder su vida. Acepta su muerte sacrificios. En vez de aquellos vie-
como la única forma de desenmas- jos mitos que restauraban la paz, La gran amenaza de la
carar la mentira de los sacrificios tendríamos lo que Girard llama cisamente, en las connotaciones Shoá fue la posibilidad
sangrientos, rompiendo así el me- “textos de persecución”. sacrificiales de este vocablo. Como de que Hitler no solo
lograse exterminar a un
canismo del chivo expiatorio, que Que la Shoá sea incompatible es sabido, el término “holocausto“
sacralizaba la violencia. con cualquier tipo de evocación sa- es la traducción al griego que in-
Se entiende entonces que lo su- crificial lo prueba, además, el dato troduce la Septuaginta –la versión tercio de la población
cedido en la Shoá tampoco pueda de que el término usado entre los griega de la Biblia– de la palabra judía, sino el hecho más
ser interpretado, bajo ningún con- judíos para este acontecimiento hebrea utilizada para el tipo de grave aún de llegar a
cepto, como sacrificio, entre otras
razones porque ni los verdugos
específico y único no haya sido, al
menos desde la segunda mitad del
sacrificio en el que la ofrenda era
consumida completamente por el
poner en riesgo real la
nazis tuvieron nunca la intención pasado siglo, el de “holocausto“. Y fuego. Pero lo perpetrado en aquel supervivencia de la fe
de ofrecerlos en holocausto ni las el motivo fundamental está, pre- horrible exterminio no fue ningu- judía misma
de los primeros en haber barrun- del credo judío, aquel que testifi-
tado, en el umbral mismo de la Elie Wiesel o Primo Levi ca a favor de un Dios que se revela
subida de Hitler al poder, que lo y se hace presente en la historia.
constituyen la reacción contra
aquella postura que imponía
que en verdad se cuestionaba en Parecería entonces que la única
aquella siniestra cultura del en- opción posible sería dar la razón
cadenamiento a lo biológico, al guardar silencio después de a los que anunciaron la muerte de
cuerpo y a las misteriosas voces Auschwitz, porque la palabra Dios y asumir, en consecuencia,
de la sangre, de la heredad y del o el verbo habrían quedado un judaísmo secularizado que se