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Esp.

Sergio Gigli

Cerebro y Depresión: una relación estrecha

Introducción. Características y estudios sobre el origen de la depresión

Todos en algún momento nos hemos sentido tristes o hemos vivido


situaciones tristes y dolorosas, pero tras un tiempo, esa tristeza va
desapareciendo paulatinamente y poco a poco volvemos a nuestro nivel de
actividad. Sin embargo, hay personas cuyo estado de ánimo no mejora y
empiezan a desarrollar otros síntomas como alteraciones del sueño o del apetito,
disminución de la capacidad de sentir placer en todas las actividades, fatiga,
dificultad para concentrarse, sentimientos de inutilidad o incluso pensamientos
recurrentes sobre la muerte. A todo este conjunto de síntomas, el DSM-V lo
engloba bajo el nombre de Trastorno Depresivo Mayor, comúnmente conocida
como depresión (entre un conjunto de cuadros, según intensidad de síntomas y
persistencia en el tiempo). En este trastorno no sólo se involucran nuestras
vivencias, vulnerabilidades y estrategias de afrontamiento, sino también un
correlato neurobiológico (enfoque de los Campos unificados: Cs biomédicas y
Psicología Cognitiva).

Etiología (enfoque cognitivo)

Aporte de la Psicología Cognitiva al procesamiento Diátesis/estrés


(campos unificados). Aaron Beck.

Beck, propone: “Los esquemas cognitivos son representaciones internas


(almacenadas) de estímulos, ideas o experiencias, que controlan a los sistemas
de procesamiento de información”. Si un esquema es activado, el significado que
se deriva de la creencia contenida en él, interactúa con los sistemas cognitivo,
afectivo, motivacional y conductual. Los esquemas negativos, o aquellos que se
considera producto de sesgos son los que aumentan la posibilidad de que un
sujeto padezca depresión. La formación de esquemas negativos resulta de la
interacción de “factores genéticos, focalización selectiva de recursos
atencionales, y almacenamiento en la memoria asociado a acontecimientos
vitales adversos. (Beck, 1967): “los sujetos deprimidos se caracterizan por la
esencia de una serie de esquemas depresógenos que condicionan la
construcción de la realidad del sujeto deprimido, de forma que, al momento de
su activación, las personas con dicha patología manifiestan una pauta de errores
cognitivos negativos a todos los niveles de procesamiento.”

Estudio de los Temperamentos Akiskal, Hagop

Los temperamentos afectivos se entienden como rasgos


comportamentales, estables a lo largo del curso vital, que reflejan estilos de
reactividad afectiva (Akiskal, 1996. 2006). Los temperamentos afectivos se
encuentran íntimamente vinculados a los distintos procesos biológicos que
conforman la personalidad, como los ritmos del estado de ánimo y los patrones
de funcionamiento cognitivo (Romero et al., 2016; Vázquez, 2014). El modelo de
Akiskal & Akiskal, 1992, 2005, 2007) incluye los cuatro temperamentos afectivos
clásicos (distímico, hipertímico, ciclotímico, irritable y ansioso). El autor
citado plantea que los temperamentos nos permiten comprender los vínculos
entre rasgos normales de personalidad y el desarrollo de trastornos del ánimo.
Sus aportes al estudio de los trastornos bipolares han permitido correlacionar los
temperamentos con la vulnerabilidad hacia la aparición del cuadro. Es oportuno
aclarar que en sí mismo no representan una patología, son rasgos normales de
la personalidad que caracterizan a las personas.

Cerebro y depresión

Aunque el Trastorno Depresivo Mayor es un trastorno del estado de


ánimo, se hallan déficits en áreas cerebrales que no están relacionadas
directamente con el procesamiento emocional, dando lugar a déficits también a
nivel cognitivo, psicomotor y neurovegetativo. Así pues, a diferencia de otras
patologías con sustrato neuroanatómico identificado como la Enfermedad de
Parkinson o la Corea de Huntington, en la depresión se cree que están
involucradas multitud de áreas que se interrelacionan entre sí, por ejemplo, las
áreas dorsolaterales de la corteza prefrontal y el área dorsal del cíngulo anterior
que están relacionadas con el lenguaje, la atención, la memoria, la función
visuoespacial y funciones que presentan algún déficit en la depresión. La
disfunción de la corteza prefrontal se pone de manifiesto a partir de la
disminución en el flujo sanguíneo y en el metabolismo de la glucosa en esta área.
También se ha hallado una disminución del volumen de la corteza orbitofrontal.
Asimismo, en estas zonas hay un exceso de neurotransmisores circulantes que
aumentan la vulnerabilidad de las neuronas y glías hipocampales y disminuyen
los factores neurotróficos y la neurogénesis. Se han registrado disfunciones en
los ganglios basales, el lóbulo temporal y estructuras límbicas. El hipotálamo está
implicado en los síntomas neurovegetativos, como el sueño, el apetito, y la
energía.

Cambios morfológicos en el cerebro relacionados con la depresión.

Las técnicas de neuroimagen han mostrado cambios morfológicos,


especialmente en áreas del sistema límbico (estructuras moduladoras de las
emociones). La pérdida de volumen en el hipocampo es el cambio más
característico, lo que podría explicar el déficit cognitivo asociado a la depresión,
así como la pérdida de células gliales en el sistema límbico. Con estas técnicas
se ha señalado también al córtex cingulado anterior del córtex prefrontal como
modulador de la respuesta emocional, siendo una de las áreas cerebrales
probablemente alteradas en la depresión, además de la amígdala, el núcleo
estriado y el tálamo. Todas estas estructuras presentan alteraciones vinculadas
al cuadro depresivo, entendiéndose como correlato anatómico a los cuadros
depresivos.

Alteraciones genéticas, moleculares y bioquímicas

Por otra parte, existe una serie de alteraciones genéticas, moleculares y


bioquímicas que podrían utilizarse como marcadores biológicos (posibles
precursores) de la depresión. Los hallazgos más significativos al respecto son:

• Niveles reducidos del factor neurotrófico (Las neurotrofinas, también


llamadas factores neurotróficos, son una familia de proteínas que
favorecen la supervivencia de las neuronas del cerebro BDNF)

• Aumento general de la actividad del eje hipotálamo-hipofisiario-


corticoadrenal. Las influencias genéticas y ambientales causan
alteraciones del humor cuando actúan principalmente sobre el eje HPA.
Las alteraciones endocrinas se caracterizan por una hiperactividad de
este eje, como ocurre en el estrés crónico. La presencia de niveles
elevados de cortisol de manera permanente a consecuencia de una
respuesta de estrés sostenida por mucho tiempo.

• Niveles bajos de cortisol, por otra parte, se han asociado con suicidios y
trastorno del estado de ánimo.

• Según la hipótesis química de la depresión, se postula que ésta se origina


por una deficiencia en los sistemas serotoninérgico y noradrenérgico. Sin
embargo, la idea de que en la depresión solo subyace un único sistema
neurotransmisor alterado se cuestiona. Así como se aceptan las
evidencias fisiológicas, el impacto de los estímulos del ambiente son
determinantes en este cuadro, integrándose a los factores endócrinos

• En cuanto a la búsqueda de genes o polimorfismos, se ha indicado los


polimorfismos del gen transportador de la serotonina.

• Una dieta pobre de ácido fólico podría suponer un factor de riesgo en el


desarrollo de una depresión grave ya que se han relacionado con una
pobre respuesta al tratamiento.

Estudios sobre la Vulnerabilidad genética

En los estudios genéticos se destacan aquellos vinculados a la


vulnerabilidad génica de las personas respecto a distintos cuadros patológicos.
En el caso de la depresión existe abundante bibliografía que especifica
determinados genes, sus variantes de expresión y su vínculo con la mayor o
menor aparición de cuadros patológicos. Como lo hemos expresado en
anteriores oportunidades, el campo de la epigenética estudia la interacción
genes – ambiente, cómo se implican, la forma y los determinantes que hacen a
la expresión de los genes. El concepto de “reactividad ambiental” cobra interés
en los estudios epigenéticos.

Tipos de depresión: Mayor y especificadores (DSM V)

Los síntomas provocados por la depresión mayor pueden variar según la


persona. Para determinar el tipo de depresión, el profesional puede sumar uno
o más especificadores. Un especificador supone que tienes depresión con
características particulares, como:

• Depresión ansiosa: depresión a la que se le suma la inquietud o la


preocupación inusual por posibles eventos o pérdida de control

• Características combinadas: depresión y manía en simultáneo, que


comprende autoestima elevada, hablar demasiado y aumento de energía

• Características melancólicas: depresión grave con falta de respuesta


ante cuestiones que solían proporcionar placer y que está asociada a
despertarse temprano en la mañana, a que el estado de ánimo empeore
durante la mañana, a cambios importantes en el apetito y a
sentimientos de culpa, agitación o pereza

• Características atípicas: depresión que comprende la capacidad de


alegrarse momentáneamente ante acontecimientos felices, mayor apetito,
necesidad excesiva de dormir, sensibilidad al rechazo y sensación de
pesadez en los brazos o en las piernas

• Rasgos psicóticos: depresión acompañada de delirios o alucinaciones,


lo que puede implicar limitaciones para cumplir con tus tareas u otras
cuestiones negativas

• Catatonía: depresión que comprende actividades motoras relacionadas


con movimientos descontrolados y sin sentido, o con una postura fija y
rígida

• Comienzo en el periparto: depresión que se manifiesta durante el


embarazo o en las semanas o los meses posteriores al parto (posparto)

• Patrón estacional: depresión relacionada con los cambios de las


estaciones y con una menor exposición a la luz solar

Otros trastornos que causan síntomas de depresión

Hay otros trastornos, como los indicados a continuación, cuyos síntomas


comprenden la depresión.
• Trastornos bipolares I y II. Estos trastornos del estado de ánimo
comprenden cambios de humor caracterizados por altibajos emocionales
(manía y depresión). En ocasiones es complejo distinguir entre el
trastorno bipolar y la depresión.

• Trastorno ciclotímico. El trastorno ciclotímico implica altibajos


emocionales que son más leves que los que se manifiestan en el trastorno
bipolar.

• Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo. En los


niños, este trastorno del estado de ánimo comprende irritabilidad y enojo
crónicos y graves con berrinches desmesurados y frecuentes. Por lo
general, este trastorno se transforma en trastorno depresivo o de
ansiedad durante la adolescencia o la adultez.

• Trastorno depresivo persistente. Este trastorno, también conocido


como «distimia», es una forma de depresión menos grave, pero más
crónica. Si bien no suele ser incapacitante, el trastorno depresivo
persistente puede impedir que te desenvuelvas normalmente en tu rutina
diaria y afectar tu capacidad de tener una vida plena.

• Trastorno disfórico premenstrual. Implica síntomas de depresión


asociados a los cambios hormonales que comienzan una semana antes
del inicio de tu período menstrual y que mejoran unos pocos días después,
y que son mínimos o desaparecen después de que finaliza tu período.

• Otros trastornos de depresión. Estos comprenden depresión causada


por el consumo de drogas recreativas, por algunos medicamentos
recetados o por otras afecciones.

Ampliamos la Sintomatología.

Como ya planteamos, la depresión es un trastorno que causa un


sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes
actividades. También denominada «trastorno depresivo mayor» o «depresión
clínica», afecta los sentimientos, los pensamientos y el comportamiento de una
persona, y puede causar una variedad de problemas físicos y emocionales. Es
constante observar dificultades para realizar las actividades cotidianas y que, a
veces, se presenten ideas como que no vale la pena vivir. Más que solo una
tristeza pasajera, la depresión no es una debilidad y uno no puede recuperarse
de la noche a la mañana de manera sencilla. La depresión puede requerir
tratamiento a largo plazo. La mayoría de las personas con depresión se sienten
mejor con medicamentos, con psicoterapia o con ambos. Si bien la depresión
puede producirse solamente una vez en la vida; por lo general, las personas
tienen varios episodios de depresión (vulnerabilidad). Durante estos episodios,
los síntomas se producen durante gran parte del día, casi todos los días y pueden
consistir en:

• Sentimientos de tristeza, ganas de llorar, vacío o desesperanza

• Arrebatos de enojo, irritabilidad o frustración, incluso por asuntos de poca


importancia

• Pérdida de interés o placer por la mayoría de las actividades habituales o


todas, como las relaciones sexuales, los pasatiempos o los deportes

• Alteraciones del sueño, como insomnio o dormir demasiado

• Cansancio y falta de energía, por lo que incluso las tareas pequeñas


requieren un esfuerzo mayor

• Falta de apetito y adelgazamiento, o más antojos de comida y aumento


de peso

• Ansiedad, agitación o inquietud

• Lentitud para razonar, hablar y hacer movimientos corporales

• Sentimientos de inutilidad o culpa, fijación en fracasos del pasado o


autorreproches

• Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas

• Pensamientos frecuentes o recurrentes sobre la muerte, pensamientos


suicidas, intentos suicidas o suicidio

• Problemas físicos inexplicables, como dolor de espalda o de cabeza


Para muchas personas con depresión, los síntomas suelen ser lo
suficientemente graves para causar problemas evidentes en las actividades
cotidianas, como el trabajo, la escuela, las actividades sociales o las relaciones
con otras personas. Algunas personas pueden sentirse infelices o tristes en
general sin saber realmente porqué.

Síntomas de depresión en adultos mayores

La depresión no es una parte normal del envejecimiento, y nunca debe


tomarse a la ligera. Lamentablemente, la depresión a menudo no se diagnostica
ni se trata en adultos mayores, quienes pueden sentir reticencia a buscar ayuda.
Los síntomas de la depresión pueden ser diferentes o menos evidentes en los
adultos mayores, entre ellos:

• Problemas de memoria o cambios en la personalidad

• Dolores físicos

• Fatiga, pérdida del apetito, problemas del sueño o pérdida del interés en
el sexo, que no son resultado de una enfermedad ni de un medicamento

• Querer quedarse en casa con frecuencia, en lugar de salir a socializar o


hacer cosas nuevas

• Pensamientos o sentimientos suicidas, en especial en los hombres


mayores

Conclusiones

Sería de gran ayuda poder identificar marcadores biológicos que permitan


tomar decisiones acerca de anticipar posibles cuadros, ya que, según la OMS,
la depresión será la primera causa de discapacidad en el año 2030, además de
contar con un número amplio de consecuencias asociadas como el aislamiento
social, pérdida de productividad laboral y de calidad de vida de las personas que
la padecen
Referencias bibliográficas

1. American Psychiatric Association (2013). Los trastornos depresivos. En


Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (5ª edición),
Arlington, VA, American Psychiatric Publishing.

2. Caruncho, H., Rivera-Baltanás, T. (2010). Biomarcadores de la depresión.


Revista de Neurología. Vol 50 (8), 470-476.

3. Sandios, M., Ferrín, M., Cuesta, M.J (2002). Neurobiología de la


depresión. Anales Sis San Navarra. Vol 25 (suplemento 3), 43-62.

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