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DIPLOMADO EN PSICOLOGÍA APLICADA

A LA ACTIVIDAD FISICA Y EL DEPORTE


DIPLOMADO EN PSICOLOGÍA APLICADA
A LA ACTIVIDAD FISICA Y EL DEPORTE

EL DEPORTISTA Y LAS EXIGENCIAS PSICOLÓGICAS DEL DEPORTE

Variables psicológicas relevantes en el rendimiento deportivo:

Entre éstas variables cabe mencionar:

 Aprendizaje y control motor


 Personalidad
 Procesos perceptivos
 Motivación
 Activación (activación y estrés)
 Atención y concentración
 Toma de decisiones
 Estrés
 Pensamientos, autodiálogos y autoinstrucciones.
 Autoconfianza
 Comunicación, cohesión y cooperación en el equipo
 Liderazgo
 Afrontamiento de las influencias del contexto
 Salud, hábitos saludables y bienestar

A continuación se desarrollarán las que se consideran más importantes para el


entrenamiento de destrezas psicológicas:
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Personalidad

La personalidad es un área de investigación muy importante para la psicología


deportiva (al principio), que trata de comprender y predecir la conducta de los
deportistas:

 Estudio de las diferencias individuales.


 Hipótesis: Las diferencias en el comportamiento y rendimiento se deben a
características de personalidad que permiten afrontar con eficacia las
demandas de entrenamientos y competiciones.

La personalidad es un conjunto de características que diferencian a las personas,


las hacen únicas, determinando sus estilos cognitivos, emocionales, motivacionales
y conductuales, y que dan estabilidad a su comportamiento en diferentes
situaciones.

Estudio de la personalidad

 Modelos disposicionales: Rasgos estables y consistentes que predisponen


a comportarse de una determinada manera
 Modelos situacionales: El comportamiento es resultado de distintos
procesos de aprendizaje e influencias ambientales.
 Modelos interaccionistas: Tanto las características de la persona como de
la situación son co-determinantes de la conducta.

Una determinada característica psicológica puede predisponer a un deportista a una


conducta concreta, pero ésta no necesariamente aparecerá en todas las situaciones
sino que su ejecución dependerá de las condiciones y demandas contextuales.
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La diferencia entre deportistas de más o menos éxito radica en sus aprendizajes y


experiencias: HABILIDADES PSICOLOGICAS.

Las Habilidades psicológicas explican y predicen con mayor eficacia el compromiso,


la ejecución, el rendimiento, el éxito y el bienestar.

Motivación

La psicología de la motivación trata de averiguar cómo afecta la motivación en la


realización del deporte: motivación óptima, por qué elegimos un deporte u otro, por
qué a algunas personas no les gusta el deporte, en definitiva, esta rama de la
Psicología del Deporte trata de ofrecer respuesta a dos preguntas básicas: por qué
y para qué unos sujetos se interesan en unas tareas u otras.

Tan importante resulta ser la motivación para la consecución de ejercicios


deportivos que se puede llegar a pensar que cuando un sujeto no rinde lo que
esperamos de él pudiera ser a causas motivacionales en vez de capacidades o
limitaciones del propio sujeto.

 Motivación extrínseca-intrínseca:

Cualquier tipo de conducta o comportamiento puede estar motivado, bien de forma


intrínseca bien de forma extrínseca. Las conductas motivadas de forma intrínseca
son aquéllas que realiza una persona con el fin de divertirse, de pasarlo bien, para
sentirse bien consigo mismo. En cambio, las extrínsecas son aquellas conductas
que realiza un sujeto si recibe recompensas desde el exterior, sobre todo cuando
estos comportamientos resultan ser exitosos y gratificantes.

Una gran diferencia entre ambas, en cuanto a la duración se refiere, es que la


motivación de tipo intrínseca es más duradera que la extrínseca, debido a lo
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siguiente: mientras que la motivación intrínseca está regulada por las auto-
recompensas, en la extrínseca las recompensas deben ir variando cuando se van
cumpliendo los objetivos. Además, si un deportista de élite no consigue los objetivos
propuestos abandona con más rapidez la práctica del deporte de competición que
otra persona que realice ejercicio para sentirse bien y llevar una vida saludable y
sana.

No obstante, y a pesar de ello, estos dos tipos de motivación deben


complementarse, junto a una aplicación correcta de las recompensas para que los
deportistas no dejen la actividad de forma repentina. Así, se deben ir introduciendo
las recompensas de forma paulatina, haciendo de ellas un medio de disfrute de
propios logros personales y satisfactorios, no un fin en sí mismas.

Motivación y Rendimiento

Si este aspecto de la motivación en la práctica del deporte es muy importante, más


aún es saber en qué grado se debe intensificar a cada individuo para que logre los
objetivos planteados de inicio, es decir, averiguar cuál es el nivel óptimo
motivacional a partir del cual se produce un descenso del nivel en la práctica
deportiva.

Fueron Yerkes y Dodson, en la teoría activación-rendimiento (1908), los que


expusieron que este nivel se alcanzaba en función del tipo de actividad a realizar.
Así, estos dos autores expusieron que en tareas de difícil ejecución este nivel óptimo
se alcanzaría antes que en tareas sencillas. Este aspecto está íntimamente
relacionado con el nivel de activación del sujeto, de tal forma que un nivel de
activación medio es el más adecuado para lograr una mayor motivación y, por
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consiguiente, una disminución en la dificultad de la tarea. Si un deportista posee un


nivel de activación bajo, o muy alto, no realizará la práctica en las mejores
condiciones de rendimiento.

Sin embargo, no sólo la motivación es el factor clave del éxito o fracaso de los
deportistas, sino que intervienen también otras variables que atribuyen los
resultados tanto positivos como negativos a otros factores, como son la dificultad de
la tarea, la suerte (ambas de control externo), la habilidad y el esfuerzo (ambos de
control interno).

De este modo, las dos primeras son más difíciles de controlar y sujetas a una mayor
variación y menor control, y los dos segundos más estables y controlables por el
sujeto. Pero, incluso las cuestiones internas que se controlan mejor aún poseen
ciertos rasgos que varían.

Motivación y autoeficacia:

La autoeficacia está muy relacionada con la confianza que posee uno en sí mismo
para lograr superar una actividad física, basándose en sus propias cualidades y
habilidades.

La teoría de Bandura (1977) asegura que unos altos niveles de autoeficacia


muestran un mayor empeño en lograr una actividad exitosa. Es importante que para
que ocurra esto, los fracasos del deportista se atribuyan a un esfuerzo deficiente, y
no a una falta de habilidad.
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Autoconfianza

Según Nicolás (2009), la autoconfianza es la convicción que una persona tiene, en


que puede llevar a cabo unas habilidades necesarias, para ejecutar con éxito la
conducta requerida y producir un determinado resultado. Esta misma autora,
extrapola el concepto al ámbito deportivo, y expresa que la autoconfianza se utiliza
con frecuencia para referirse a la percepción que tiene la persona sobre su
capacidad para enfrentarse a una determinada tarea.

Este constructo, en el deporte es definido por Dosil (2004) como el grado de certeza,
de acuerdo con las experiencias pasadas, que tiene el deportista respecto a su
habilidad para alcanzar el éxito en una determinada tarea, es decir, la creencia de
que puedes hacer realidad un comportamiento deseado.

Los términos autoconfianza y autoeficacia son utilizados por algunos autores,


indistintamente, es decir, como si fueran sinónimos.

En relación al término autoeficacia, una de las principales teorías que se encuentran


en la literatura científica es la Teoría de la Autoeficacia de Bandura (1977), la cual
propone tres dimensiones: 1) El nivel, que es el logro de ejecución esperado del
individuo o el número de tareas que puede realizar para el logro del objetivo; 2) La
fuerza, que determina la certeza que tiene el sujeto de lograr con éxito las tareas a
alcanzar, y; 3) La generalidad, considerada como el número de dominios en los
cuales los individuos se consideran eficaces. Posteriormente, Bandura (1986)
matiza su teoría señalando que la autoeficacia percibida es “un concepto que
engloba los juicios de cada individuo sobre sus capacidades, en base a los cuales
organizará y ejecutará sus actos de modo que le permitan alcanzar el rendimiento
deseado”.
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Carrascosa (2003) expone que en los entrenamientos deportivos hay que


programar objetivos exigentes reforzando el desarrollo de la autoconfianza y que
varios errores o fracasos consecutivos afectan la propia percepción de
autoconfianza, provocando un descenso en el rendimiento. En la misma línea,
Telletxea (2007) indica que después de algunos fiascos, pueden aparecer
rápidamente dudas sobre sí mismo, aclarando que algunas personas recobran su
sentido de eficacia, mientras que otras pierden la fe que tenían en sus capacidades.

La mayoría de los estudios confirman que la autoconfianza es predictora del


rendimiento deportivo, pues los deportistas que poseen mayores niveles de esta
habilidad desarrollan un nivel deportivo más alto. No obstante, hay que tener en
cuenta que no por tener unas expectativas muy altas obtendremos un mejor
rendimiento. Al igual que ocurre con el nivel de arousal o activación de una persona,
si nuestra autoconfianza es demasiada elevada nos perjudicará en vez de
ayudarnos

Por su parte, la mayoría de las investigaciones coinciden también en que se puede


predecir el riesgo de vulnerabilidad a la lesión si la persona registra altos niveles de
ansiedad, o lo que es lo mismo, puntuaciones bajas en control del estrés.

Muchos estudios constatan que la autoconfianza correlaciona inversamente con la


ansiedad, es decir a mayor nivel de autonconfianza, menor nivel de ansiedad,
observando en el jugador un mayor control del estrés.

Pero no sólo poseer una autoconfianza óptima hace mejorar el nivel de rendimiento
del deportista, sino lo que es aún más importante (si cabe) es que previene lesiones,
ansiedad, estrés,… La autoconfianza es, por tanto, la convicción que posee una
persona para superar una prueba basándose en sus habilidades (físicas y
mentales).
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En el terreno deportivo el deportista ha de querer conseguir y creer que tiene


capacidad para conseguir un buen rendimiento. Por eso la autoconfianza es uno de
los factores psicológicos más frecuentemente citados por su influencia sobre el
rendimiento deportivo.

En este sentido, dos deportistas que hayan tenido los mismos resultados deportivos
no tendrán necesariamente el mismo nivel de confianza en su deporte sino que éste
dependerá de la interpretación que hayan realizado de los mismos.

Con lo cual, la conclusión a la que se llega es que lo importante y lo que cuenta, no


es el descenso de la autoconfianza en un momento determinado, que puede ser
considerado como algo normal, sino la capacidad de recuperación de la autoeficacia
o autoconfianza.

Al hablar de la capacidad de recuperación de un deportista en cuanto a procesos


psicológicos, añadimos el concepto Resiliencia. “Resilire”, procede del latín y
quiere decir “saltar hacia arriba”. Curiosamente es un concepto que en español y en
francés (résilience) se emplea en metalurgia e ingeniería civil para describir la
capacidad de algunos materiales de recobrar su forma original después de ser
sometidos a una presión deformadora.

 Relación autoconfianza-rendimiento:

ORIENTACIONES PARA ENTRENAR LA AUTOCONFIANZA:

Variables a considerar en el entrenamiento de la autoconfianza:

 Establecer metas realistas.


 Evitar cuantificar el éxito atendiendo a metas de resultados (ganar o perder)
y aprender a establecerlo en relación con la ejecución.
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 Tener autodisciplina en el entrenamiento físico y psicológico.


 Actitud positiva: tú mismo puedes ser tu aliado; si tu cuerpo responde como
ganador tu por dentro te puedes ver como tal, si tu cuerpo va arrastrándose
tu imagen es negativa y facilita que la actitud lo sea también.
 Pensar con confianza: mantener una actitud mental positiva y controlar los
pensamientos a través de la “autocharla”.
 Estar en buena fuerza física: sentir que se está bien preparado físicamente.
 Tener un plan de juego: trazar una estrategia general de cómo jugarle al
contrario/s. Establecer Tácticas para actuar en consecuencia.
 Establecer una rutina anterior a la competencia.
 Luchar hasta el final aunque el oponente/es estén jugando muy bien.

Estrés y ansiedad

Desde la teoría clásica de la activación la ansiedad es considerada como un punto


en el continuo de la activación.

Este tipo de definición sólo se fija en una parte de la ansiedad, pero la ansiedad
implica además del componente de activación, un componente cognitivo.

Todas las conductas emocionales se caracterizan por ir acompañadas de una


elevación en la activación general del sistema nervioso; el factor fisiológico no es el
único que caracteriza a las emociones, estas comprenden tres aspectos bien
diferenciados:

 La experiencia subjetiva de la misma, la conducta motora que la caracteriza


y la neurofisiología de la misma.
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 La experiencia, la conducta y la fisiología no guardan una consistencia


mutua.
 Pueden resultarnos difícil diferenciar entre la experiencia subjetiva de un
estado emocional de miedo y uno de ansiedad, y entre las respuestas
fisiológicas de dichas emociones.

En el deporte son muchas las situaciones que pueden ser percibidas como
amenazantes para el deportista, aunque no necesariamente lo sean, por lo que las
fuentes de ansiedad y estrés son diversas, y varían de acuerdo al deportista.

Los conceptos de ansiedad, estrés y activación suelen confundirse. Landers y Arent


(2001, Dosil, J, 2008) diferencian estos conceptos de acuerdo a la dirección de la
conducta, de acuerdo con ellos la ansiedad está relacionada con aspectos
negativos, el estrés puede ser positivo o negativo y la activación no tiene dirección.

El estrés es una respuesta del organismo de carácter adaptativo a determinadas


situaciones. El estrés está condicionado por tres variables: el medio externo (la
situación), las preocupaciones o percepción personal de la situación y las
respuestas que se dan a ellas (Dosil, J, 2008).

El estrés se produce cuando se da un desequilibrio de lo que el deportista percibe


de sus capacidades y de las demandas del ambiente. Entonces el estrés surge
cuando hay duda sobre la disponibilidad de recursos para hacer frente a las
exigencias del entorno. Es decir, que tiene un gran componente subjetivo. Cuanto
mayor sea la distancia entre los recursos o habilidades disponibles y la exigencia,
mayor será el estrés.

Se pueden encontrar así dos categorías de estrés de acuerdo a Dosil (2002), el


positivo (eustress) y el negativo (distress). El eustress se produce cuando la
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activación sirve al deportista como estímulo para responder de forma adaptada y


correcta a la situación. El distress es la respuesta de forma descontrolada,
inadaptada y negativa con un exceso de activación.

Entendemos por ansiedad a la adaptación inadecuada a una situación, lo que


provoca un incremento en el nivel de activación, lo que conlleva alteraciones en el
funcionamiento emocional y nervioso.

La ansiedad tiene así un componente cognoscitivo (preocupaciones, problemas de


atención, pensamientos negativos) y un componente somático, que constituye el
grado de activación física que se percibirá.

Por su parte, Spielberger (1966, 1985) fue el investigador que partiendo de los
trabajos de Cattell (1966) distinguió entre la ansiedad rasgo, caracterizada por
aspectos disposicionales y relativamente estables en el sujeto, la cual indica una
propensión de éste hacia la ansiedad, y la ansiedad estado, considerada transitoria
y caracterizada por una reacción emocional puntual suscitada por un contexto
amenazante o una situación estresante con una duración limitada.

En la práctica deportiva, se demuestra que niveles bajos de ansiedad son fuente


facilitadora de afrontamiento a la competición.

En la actualidad, la evaluación de la ansiedad competitiva se aborda desde un punto


de vista multidimensional que abarca ineludiblemente un triple enfoque: cognitivo,
fisiológico y conductual.
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Activación

La activación o arousal se puede definir como una función energizante que es


responsable de que se aprovechen los recursos del cuerpo cuando se deben llevar
a cabo actividades intensas (Sage, 1984, en Williams, J, 1991). Se da una variación
continua del rasgo que va desde el sueño profundo en uno de los extremos, hasta
el mayor grado de excitación en el otro. Este constructo refiere sólo al aspecto de
intensidad y es el producto de la interacción de las condiciones ambientales e
internas del organismo. El nivel de activación influye en el rendimiento, afectando el
funcionamiento psicológico (toma de decisiones y procesamiento de información) y
el físico (coordinación, nivel de tensión muscular, etc.). El nivel de activación óptimo
es específico y diferente en cada deportista, varia también de acuerdo a la tarea
que va a realizar y al deporte que se practique. Cuando nivel de activación es
excesivamente alto, se experimentaran reacciones emocionales negativas (estrés,
ansiedad) asociadas con el sistema nervioso autónomo que influenciaran en el
rendimiento del deportista.

Autoestima

La autoestima es la percepción que posee cada persona acerca de las propias


habilidades y cualidades; en el caso de los deportistas se interpreta como la
capacidad de identificar las propias limitantes o dificultades en la práctica deportiva,
para tratar de superarlas o equilibrarlas además han de tener la habilidad de separar
la vida personal y deportiva para tener éxito en una disciplina deportiva.

La persona que reconoce la propia valía y defectos se adapta más fácilmente a las
exigencias en el deporte pues advierte que es necesario el cambio ven en ellas una
oportunidad de éxito; en las derrotas competitivas el nivel de ansiedad, estrés o
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temor de cada atleta aumenta al sentirse presionado por obtener el éxito, un


deportista con alta autoestima sabe equilibrar las situaciones para verlas desde otro
punto de vista en una justa medida, sin engrandecer las victorias o la derrotas así
la autovalía o percepción como persona no se ve afectada por los resultados
deportivos.

Generalmente, la autoestima se considera como el componente de evaluación del


autoconcepto.

El autoconcepto es un concepto más amplio que la autoestima, y está compuesto


por los componentes cognitivos y conductuales, así como los afectivos y físicos.

En una investigación reciente, Slutzky y Simpkins (2009) encontraron que la


participación deportiva en adolescentes se asocia positivamente con la autoestima.
Específicamente, los resultados indicaron que los jóvenes que pasan más tiempo
practicando deportes colectivos tienen un mayor autoconcepto, asociado a la
autoestima. Estos resultados no mostraron diferencias por género, habilidad
deportiva, creencias sobre la importancia del deporte o aceptación de los pares.

Por su parte, Bowker (2006) encontró que la participación deportiva se relaciona


con la autoestima, de forma específica hallaron dos factores distintos de la
autoestima física, pero entre los que existe cierta relación entre sí, como es el caso
de los componentes de la apariencia y la competencia deportiva.

Estudios realizados en Canadá y Estados Unidos ofrecen datos importantes sobre


las personas que manejan una buena autoestima; entre adultos jóvenes son
aquellos que participan en deportes y los niveles más bajos estaban relacionados
en aquellos individuos en que no practicaban en ninguna actividad al ser más
susceptibles a la frustración, (Bowker, 2006, Pyszczynski, Greeberg, Solomon,
Arndt y Shimel, 2004).
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Caso parecido ocurre En Nueva Zelanda y Estados Unidos donde se realizaron dos
investigaciones (Donnellan, Trzesnievwski,Robins, Moffitt y Caspi, 2005),
(Trzesniewski, Donnemalln, Moffitt, Robins, Poulton y Caspi, 2006). Señalan que
tras los estudios hechos a 6,000 hombres entre los 5 y 26 años durante once años,
arrojaron los siguientes resultados: las personas con baja autoestima presentaban
trastornos de ansiedad, depresión, deserción escolar, problemas legales,
problemas económicos y familiares; ambos estudios demostraron las diferencias
entre la actividad física o recreativa su infancia en la autoestima.

Albaladejo. (2008), cita que existen tres características básicas que hacen a una
persona con buena autoestima.

 La aceptación de sí mismo: esta elemental primera característica que se


menciona en todos los libros pero en la realidad las personas no logran
concebir la idea, es que para aceptarse a uno mismo hay que aceptar: las
limitaciones, defectos, buenas y malas virtudes, objetivos y metas
alcanzables, fracasos, sin sentirse culpable o avergonzado de ello.
 El respeto por uno mismo: Aceptar que hay cosas que se pueden y no
cambiar; estar conscientes de la vulnerabilidad del cambio, perdonarse y
perdonar.
 El amor por uno mismo: Es aceptar la apariencia física, gustos, intereses,
que son parte absoluta del ser y no hay forma de modificarlos.

La personas con buena autoestima gozan de estabilidad emocional son asertivas,


viven de acuerdo a su propios principios, existe consistencia en lo que piensan y
dicen, las críticas hacia los demás son positivas como constructivas, son modelos
a seguir en el deporte, estudios y relaciones sociales, buscan el ganar con las
propias capacidades, aceptan a los demás propician el dialogo si algo no les parece,
son auténticas les motiva más el ser que el tener, reconocen que pueden fallar y
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están dispuestos a enmendar.

PSICOLOGÍA DEL DEPORTE APLICADA AL ROL DEL/LA ENTRENADOR(A)

Entre un 30 a un 70%, de las solicitudes de la ayuda de un(a) Psicólogo(a) del


deporte es reclamada por los entrenadores. Comprender la naturaleza y
características del rol de los entrenadores permite facilitar una interacción más
adecuada en las tareas que se llevan a cabo gracias a una visión clara de su labor,
las potencialidades, limitaciones y riesgos en su actividad.

La mediación de los entrenadores es trascendental en la incorporación, formación


y desarrollo de los deportistas para incrementar sus rendimientos y hasta en efectos
contraproducentes al deporte, como es el abandono por los participantes.

Feltz (1992), señala que un 80% de los niños que se inician en el deporte lo
abandonan. Entre las causas más significativas está la actuación del entrenador.
De ese 80%, de niños y adolescentes que se alejan del deporte, un 60% lo hacen
debido a los malos tratos, la conducta punitiva, los entrenamientos excesivos, el
campeonismo, la falta de refuerzos positivos, los prejuicios y otras acciones
negativas de los entrenadores.

El rol está constituido por un conjunto de comportamientos que se llevan a cabo en


las condiciones de un sistema social. Para Pichón Riviere, (1972) el rol “es un
modelo organizado de conducta, relativo a una cierta posición del individuo en una
red de interacciones ligado a expectativas propias y de los otros”.

En el caso de los entrenadores, se refieren a aquellos comportamientos que


responden a su posición social dentro de la actividad deportiva. Abarca la dirección,
orientación y control de la actividad de los deportistas.
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En una perspectiva histórica, dentro de los primeros estudios que exploran el rol del
entrenador, se encuentra el realizado por Ogilvie y Tutko (1966), quienes analizaron
alguna de sus cualidades del rol sobre la óptica de las características de
personalidad de los entrenadores. Para ello evaluaron los rasgos de personalidad
observados en la conducta cotidiana y manifiesta de los entrenadores,
descubriendo que la muestra estudiada de prestigiosos entrenadores
norteamericanos era inteligente pero inflexible, altamente organizada, estable,
sociable y dominante, pero que tenía poco interés en las necesidades de otros de
depender de alguien. Ellos averiguaron, igualmente que los entrenadores de
deportistas universitarios aventajaban a la población ordinaria en cuanto a las
características de su grado de rendimiento pero que se quedan por detrás en cuanto
a la sensibilidad y relaciones interpersonales.

En estudios posteriores, desde Hendry (1974) hasta LeUnes y Nation (1993) y Noce
(2003), describieron las características de personalidad, el estilo de dirección y la
capacidad de comunicación.

Parte de estos investigadores plantean un modelo ideal de entrenador (el que


incluye cualidades como: motivador, maestro, disciplinario, planificador de metas,
conocedor de las diferencias individuales; además de saber escuchar y predicar con
el ejemplo).

Pérez Ramírez (2002) realizó un estudio cualitativo con entrenadores en España en


tres contextos diferentes acerca de la trayectoria profesional, identidad y
conocimiento, y encontró que las características principales de esos entrenadores
eran:

 Pragmatismo
 Tenacidad y constancia
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 Capacidad de convencer
 Apasionamiento y apertura a la creatividad
 Dialéctica y defensa del deporte espectáculo
 Realismo y honestidad
 Convencimiento y disciplinado
 Flexibilidad y capacidad de adaptación
 Afición y vocación
 Profesionalidad, crítica e innovación
 Profesionalidad, motivación e ilusión

Liderazgo del/la entrenador(a)

Uno de los componentes del rol del entrenador consiste en su condición de líder.

Sobre liderazgo existe un cúmulo inmenso de información científica en el momento


actual.

El liderazgo se puede considerar como: “El comportamiento de un individuo cuando


está dirigiendo actividades de un grupo hacia un objetivo en común”; esta definición
que es bien amplia abarca dimensiones del liderazgo en el deporte como proceso
de toma de decisión, técnicas de motivación, intervenciones de feedback,
habilidades de comunicación, dirección, orientación y control de las acciones de los
miembros.

El liderazgo se ha estudiado desde diferentes enfoques:

 Enfoque de los Rasgos


 Enfoque del Comportamiento
 Enfoque Interaccional.
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 Enfoque Multidimensional.

El Modelo Multidimensional:

- Este modelo defiende que las características de personalidad del líder y de


los componentes del grupo deportivo interactúan con otros aspectos como el
tipo de tarea y el entorno. Está dentro del modelo interaccional pero
contempla un mayor número de aspectos y factores, y fue creado
específicamente para situaciones deportivas.
- El principio que subyace a este modelo mantiene que las conductas del
liderazgo varían en función de las situaciones, de las características de los
deportistas y del entrenador, y de los cambios en su entorno.

Dicho enfoque llama la atención en relación con lo que hoy se denomina liderazgo
situacional y que nos habla de la capacidad del líder para acomodar su estilo a la
situación en que se encuentra.

En un estudio de 10 entrenadores cuyos equipos o deportistas habían alcanzado


resultados olímpicos, como tendencia mostraban un estilo de liderazgo autoritario y
sabían flexibilizar su estilo en función de las situaciones que enfrentaban en
entrenamiento y competencias.

Una variable de influencia para la interacción óptima deportista - entrenador está


dada por el conocimiento especializado del entrenador, es decir, la competencia
específica especializada como pudieron demostrar Hanke y Woermann (1993).

La dirección efectiva presupone un conocimiento, lo más exacta posible, de las


formas de reacción y comportamiento psíquicos específicos de los deportistas, en
especial, después del éxito o el fracaso en la competencia; exige del entrenador
conocimientos sobre los procedimientos de preparación mental empleadas y
dominadas por los deportistas, da por sentado una concordancia de las medidas de
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asesoramiento entre el entrenador de base y el entrenador que asiste a la


competencia y exige niveles de responsabilidad claramente definidos en el equipo
a donde es confinado.

Un estudio realizado por Frester (1995), con 120 deportistas de alto rendimiento
procedentes de 8 deportes de alto rendimiento, sobre el grupo de problemas que
pueden tener consecuencias en el proceso de comunicación, permitió reconocer
diferentes dificultades en las habilidades de los entrenadores como comunicadores.

Más del 80% de los deportistas cuestionados plantearon que el flujo de información
era unilateral. Aproximadamente el 82% de las informaciones (indicaciones
correctivas, reglamentaciones, reglas sobre el comportamiento, explicaciones sobre
la ejecución de los movimientos, exigencias sobre el comportamiento de acuerdo
con las normas) son comunicadas frecuentemente al deportista por el entrenador a
partir de un comportamiento autoritario.

La investigación destaca que solo el 18% de lo planteado por los deportistas a los
entrenadores sobre situaciones de actualidad, preocupaciones, miedos, causas de
errores sufridos, deseos de lograr un comportamiento determinado y otras más, es
escuchado por ellos.

Estas deficiencias en atención a los deportistas se experimenta con insatisfacción,


son causas de conflicto y determinan estados emocionales negativos.

En resumen los problemas por orden de frecuencia fueron:

a) Flujo unilateral de informaciones

b) Inventario diferenciado de señales

c) Concepciones incongruentes

d) Demasiado instructivo
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e) Poco comprensivo

f) Transformación insuficiente de la información.

Se calcula que un 70% de los conflictos que aparecen entre entrenadores y


deportistas se relacionan con las incorrecciones y carencias de la comunicación.

1. Incapacidad para comprender a los deportistas

2. Establecer preferencias por unos u otros deportistas

3. Rechazo encubierto de algunas o más características particulares, rechazo que


aflora en situaciones de gran estrés o de gran carga emocional

4. Establecen generalidades, que tienen su base en estereotipos formados con


anterioridad

5. Incapacidad para brindar apoyo emocional, aun cuando no sea recomendable


involucrarse en ellos

6. Emitir juicios obre los deportistas guiados solo por su experiencia anterior, sin
profundizar en las posibles causas

7. Subvaloran el papel del lenguaje corporal usándolo indiscriminadamente sin


preocuparse de la influencia que puedan tener sus gestos, mímicas, posturas
sonidos, tonos de voz en los deportistas

8. Tendencia a ser recios a lo nuevo, a ser inflexibles

Los resultados de las investigaciones y estudios sobre el entrenador tienen un


carácter parcial y fraccionado cuando no se toman en cuenta los aspectos sociales
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representados por las organizaciones deportivas o las entidades que están


involucradas al deporte.

Los estudios de personalidad de entrenadores y deportistas pueden aparecer en un


modelo, pero es claro que el medio social determina en gran medida a cuáles
características personales se les “permite” surgir.

Podemos encontrar aspectos negativos en los entrenadores pero resulta de interés


despersonalizar los mismos, ya que mucho depende no del individuo en sí, si no de
aquellos que le permiten asumir el rol de entrenador aun cuando no poseen las
habilidades adecuadas, dando lugar a situaciones negativas dentro de esta
profesión.

Estrés en los/las entrenadores(as)

La apreciación por medio de la simple observación, los contactos y entrevistas


demostraban que un conjunto de factores se relacionaban con la percepción de
estrés en los entrenadores, de las que se destacan:

 Grado elevado de compromiso con el éxito.


 Edad más avanzada que los deportistas y mayor tiempo en el deporte.
 No realizan ejercicios físicos de forma sistemática.
 Complejidad de su tarea.
 Tienen que permanecer de forma pasiva en las competencias.
 Dificultades con su familia.
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La respuesta a las percepciones de amenaza, puede dar lugar a estados


psicológicos negativos al entrenador. Entre éstas es imprescindible señalar:

 La excitabilidad elevada, nerviosismo, tensión psíquica.


 El estado de ánimo inestable, irritable y susceptible.
 La sensación de intranquilidad, preocupación, alarma, etc.
 La pasividad e indiferencia en las relaciones con los que le rodean.
 El abatimiento provocado por la insatisfacción de una necesidad personal
importante.
 La sensación de incertidumbre, inseguridad y desdoblamiento de la
personalidad.
 El cansancio y la desolación como resultado de un agotamiento psicológico
y físico.
 El miedo y preocupación por traumas condicionados y enfermedades, etc.

Todo esto deteriora la capacidad organizativa del entrenador y como consecuencia,


da lugar a:

 Una forma irreflexiva de la organización y conducción de los entrenamientos.


 La falta de criterios exactos para la valoración de las acciones de los
deportistas por parte del entrenador.
 La falta de elaboración de las formas de los estímulos morales y materiales
y de los castigos.
 La ausencia de perspectivas para el crecimiento de los deportistas.
 Aceleración de las cargas de entrenamiento, todo lo cual conduce a una
sobrecarga física y psíquica.
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A LA ACTIVIDAD FISICA Y EL DEPORTE

 La ausencia de objetivos exactos, tareas y concordancia para su


estructuración, etc.

Ocasionando conflictos entre los entrenadores y los deportistas con motivo de:

a) Ausencia de dominio de sí, incapacidad de esperar con paciencia el


resultado final y la realización de las acciones en entrenamientos y
competencias.

b) Incapacidad para realizar un análisis preciso de las acciones de los


jugadores.

c) Indisciplina.

d) Ausencia de aspiraciones y perseverancia en la adquisición de los


objetivos planeados.

La influencia de estas cualidades negativas sobre una situación de conflicto se


acelera o debilita en dependencia del estilo de dirección del entrenador.

Estrategias de afrontamiento

Los primeros en introducir el termino de afrontamiento o coping en inglés fueron


Lazarus y Cohen (1977), pero no fue hasta más tarde que el concepto terminó por
consolidarse por Lazarus y Folkman (1984, p. 141), entendiéndose como «los
esfuerzos conductuales constantemente cambiantes para manejar las demandas
específicas externas e internas que exceden los recursos de la persona», definición
que prevalece en la actualidad.
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Los estudios de afrontamiento han llevado a conceptualizar y diferenciar entre dos


constructos: estilos y estrategias de afrontamiento. Los estilos de afrontamiento
son aquellas predisposiciones personales que influyen en la elección de las
estrategias de afrontamiento para hacer frente al estrés; y las estrategias de
afrontamiento son los procesos concretos que se utilizan en cada contexto y que
pueden ser cambiantes en dependencia de las condiciones desencadenantes (Solís
y Vidal, 2006; Taylor, 2007). En este sentido, cada vez son más los autores que
insisten en declarar que todas las estrategias de afrontamiento pueden ser
adaptativas dependiendo de la fuente de estrés.

El manejo adecuado del estrés a través del desarrollo de estrategias de


afrontamiento repercutirá en la salud social, fisiológica y psicológica del entrenador
deportivo, mejorando su calidad de vida y el desempeño de sus funciones, evitando
con ello el desarrollo de padecimientos asociados al estrés crónico. Además, un
afrontamiento adecuado conduce a una mejor adaptación a los estresores y
contribuye a un incremento del bienestar, el funcionamiento social y a la salud
somática, favoreciendo una disminución del estado ansioso.

En este sentido, la interpretación de la situación estresante juega un papel


determinante. Si la valoración indica que se puede resolver, las estrategias de
afrontamiento se dirigen a modificar el problema, si se percibe que nada se puede
hacer, se enfocan al afrontamiento de la emoción. Esta manera de conceptualizar
el afrontamiento ha gozado de gran aceptación entre los investigadores (Estévez,
Oliva y Parra, 2012).

Asimismo, un afrontamiento centrado en el problema está asociado a un


funcionamiento más eficaz, mientras que las centradas en la emoción y las de
evitación se asocian a mayores problemas emocionales y comportamentales.
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Gil-Monte y Peiró (1997), señalan que el empleo de un afrontamiento centrado en


el problema previene el desarrollo de padecimientos asociados al estrés y
estrategias de evitación-escape, centradas en la emoción, facilitan su aparición. El
objetivo de un afrontamiento efectivo del estrés es minimizar ciertos tipos de
cogniciones y reducir la cantidad de auto-reflexiones, al menos en situaciones que
requieran una rápida respuesta física.

Por ello, el uso de respuestas psicológicas adaptativas, como el afrontamiento,


puede ser un mecanismo por el cual las personas altas en resistencia se protegen
de los efectos negativos de situaciones estresantes. Las personas altas en
resistencia tienden a lidiar y controlar mejor el estrés porque las estrategias que
utilizan son eficaces (Sagüés, 2015). En el contexto deportivo la idea de éxito está
muy ligado a la capacidad de poner en marcha estrategias de afrontamiento que
ayuden a manejar la situación competitiva de forma positiva.

Resultados de diversos estudios nos señalan que, con respecto al estilo de


afrontamiento más utilizado por entrenadores, es el de afrontamiento centrado en el
problema, lo que supondría, como indican diversas investigaciones, una menor o
nula prevalencia de diferentes padecimientos asociados al estrés (Acton, 2003;
Compas, 1987; Halama y Bakosová, 2009; Morales y Trianes, 2010). Diversas
investigaciones que estudian la relación del afrontamiento con el género,
encontraron diferencias significativas en algunas escalas, para el caso de los
hombres se inclinan a en ignorar el problema; reservarlo para sí y con distracción
física, mientras que las mujeres se inclinan a buscar apoyo social; concentrarse en
resolver el problema; invertir en amigos; buscar pertenencia; preocuparse; hacerse
ilusiones; falta de afrontamiento; reducir la tensión y autoculparse; pero utilizan otro
instrumento y otra población, como son los adolescentes.

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