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FACTORES BIOLÓGICOS QUE CAUSAN LAS

ENFERMEDADES PSIQUIÁTRICAS Y/O


PSICOLOGICAS

Si bien el término enfermedad mental se usa a menudo cuando se hace referencia


a trastornos como la depresión o la ansiedad, ¿estos trastornos son realmente
enfermedades en la forma en que la diabetes es una enfermedad eso es un mal
funcionamiento puramente biológico? ¿O los trastornos psicológicos son
producto de algo más intangible que un desequilibrio neuroquímico o un mal
funcionamiento de la amígdala, algo como una respuesta condicionada al estrés
aprendida en la infancia? La respuesta es ambas.  a la hora de diagnosticar
trastornos psicológicos, actualmente no hay radiografía para depresión ni análisis
de sangre para la ansiedad. El diagnóstico de trastornos psicológicos es un
proceso más subjetivo, basado en los síntomas actuales que experimenta un
individuo.
Existe una amplia variedad de trastornos mentales, algunos de los cuales solapan
síntomas y rutas biológicas implicadas. Algunas de ellas son las siguientes:

 Depresión
 Trastornos de ansiedad
 Esquizofrenia
 Trastorno bipolar
 Trastorno de estrés postraumático
 Trastornos del comportamiento alimentario
 Trastornos del neurodesarrollo como el autismo
.

Biología de los Trastornos mentales

ESTRUCTURAS DEL CEREBRO

Las investigaciones han demostrado que algunos trastornos mentales parecen


involucrar estructuras específicas dentro del cerebro. Por ejemplo, la
hiperactividad en un área del cerebro conocida como Área Brodmann 25 (BA25,
a menudo está presente en individuos con depresión clínica (también conocida
como Trastorno Depresivo Mayor) BA25 actúa como una “caja de conexiones”
que interactúa, a través del uso de neurotransmisores como la dopamina, con otras
áreas del cerebro involucradas en el estado de ánimo, la emoción y el
pensamiento. Cuando la región BA25 es hiperactiva, una persona puede
experimentar un mayor afecto negativo (por ejemplo, tristeza, ansiedad) y
disminución del afecto positivo (por ejemplo, felicidad, alegría)

BIOQUÍMICA DEL CEREBRO

Además de las estructuras individuales del cerebro, los investigadores también


están interesados en qué papel juegan nuestros sistemas de comunicación química
—hormonas y neurotransmisores— en el desarrollo de trastornos

La comunicación primaria en el cerebro ocurre entre neuronas (neurotransmisión)


utilizando sustancias químicas conocidas como neurotransmisores. Cuando los
niveles de estos neurotransmisores están desequilibrados, la comunicación entre
las neuronas puede alterarse o alterarse, dando como resultado una exhibición de
síntomas asociados a diversos trastornos psicológicos.

Por ejemplo, los investigadores creen que las interrupciones en los


neurotransmisores, particularmente la dopamina, juegan un papel importante en la
esquizofrenia. Este vínculo entre la dopamina y la esquizofrenia surgió de
observaciones de que los individuos adictos a la cocaína en ocasiones mostraban
síntomas muy similares a los observados en los casos de esquizofrenia. La
cocaína actúa reduciendo la cantidad de neurotransmisores monoamínicos
(dopamina, norepinefrina, epinefrina y serotonina) que se retoman a la neurona
presináptica (
Cómo la cocaína aumenta la cantidad de dopamina en la sinapsis al reducir
la actividad del transportador de recaptación de dopamina.

Además de los neurotransmisores, el cerebro también se comunica a través de


hormonas, las cuales son liberadas por el sistema endocrino, y activan
comportamientos como el estado de alerta o somnolencia, la concentración y las
reacciones al estrés. Los niveles elevados o agotados de ciertas hormonas pueden
ser responsables de algunos de los síntomas observados en los trastornos
psicológicos. Por ejemplo, los niveles elevados de cortisol, una hormona del
estrés, interfieren con el aprendizaje y la memoria además de aumentar el riesgo
de depresión. Se ha demostrado que los altos niveles de cortisol alteran la función
de los receptores de serotonina en el cerebro, lo que lleva a síntomas de depresión
(Qin et al., 2018).

GENÉTICA Y EPIGENÉTICA

La probabilidad de que una persona tenga un trastorno mental específico es


mayor si otros miembros de la familia tienen el mismo trastorno mental. Aunque
un trastorno mental puede ser hereditario en una familia, puede haber diferencias
considerables en la gravedad de los síntomas entre los miembros de tal familia.
Esto significa que una persona de la familia puede tener un caso leve y otra un
caso más grave del trastorno mental. Los trastornos mentales, sin embargo, no
siguen los patrones típicos de herencia.

Los investigadores han reconocido desde hace mucho tiempo que muchos
trastornos mentales tienden a ser familiares, lo que sugiere un potencial factor
genético. En estudios familiares y gemelos, la esquizofrenia es significativamente
más probable que esté presente en un gemelo idéntico que en un gemelo fraterno
y en individuos con un pariente de primer grado (por ejemplo, madre o padre)
con esquizofrenia.
Los factores genéticos que contribuyen al desarrollo de trastornos mentales son,
entre otros:
 Regulación epigenética: la epigenética afecta la forma en que una persona
reacciona a los factores ambientales y puede afectar la probabilidad de que
esa persona desarrolle un trastorno mental como consecuencia de ello. La
epigenética no es constante a lo largo del tiempo. Esto significa que un gen
no está siempre activo o inactivo. Debe existir la combinación adecuada de
factores ambientales y regulación epigenética para que se desarrolle un
trastorno mental.
 Polimorfismos genéticos: estos cambios en nuestro ADN nos hacen
únicos como individuos. Un polimorfismo por sí solo no provocará el
desarrollo de un trastorno mental. Sin embargo, la combinación de uno o
más polimorfismos específicos y determinados factores ambientales
pueden provocar el desarrollo de un trastorno mental. 
 Cambios de un solo gen: son poco comunes.

Los investigadores también han vinculado varias variaciones genéticas, o


mutaciones, incluyendo variaciones en dos genes que codifican la maquinaria
celular que ayuda a regular el flujo de calcio hacia las neuronas. Se sabe que uno
de estos genes del canal de calcio, afecta los circuitos cerebrales involucrados en
la emoción, el pensamiento, la atención y la memoria. Las variaciones en este gen
se han relacionado con trastornos como el trastorno bipolar, la esquizofrenia y la
depresión mayor.

Aunque los genes individuales, como el CACNA1C, se han relacionado con


trastornos mentales, se cree que la mayoría de los trastornos son poligénicos; eso
está ligado a anomalías en muchos genes, en lugar de solo uno. Es la compleja
interacción entre múltiples genes lo que puede desencadenar un trastorno
psicológico.

Además, aunque actualmente los


investigadores creen que los factores
genéticos están implicados en todos los
trastornos mentales, no se cree que sean la
única causa. Existen importantes
interacciones gene-ambiente, también
conocidas como factores epigenéticos, únicas
para cada individuo (incluso gemelos
idénticos) que pueden explicar por qué
algunos individuos con una predisposición
genética hacia cierto trastorno desarrollan ese
trastorno mientras que otros no (por ejemplo,
por qué se desarrolla un gemelo idéntico
esquizofrenia, pero el otro no).
 Para explicar la interacción de factores genéticos y ambientales en algunas
de las enfermedades psiquiátricas es muy útil la analogía de una jarra de
enfermedad mental.

“Modelo de la jarra” utilizado en asesoramiento en enfermedades psiquiátricas.


La analogía de la jarra de enfermedad mental considera que cada persona tiene
una jarra de enfermedad mental, que si se llena, deriva en un episodio de
enfermedad mental. Hay dos factores de vulnerabilidad generales con los que se
puede llenar la jarra. En la figura los factores genéticos, que se muestran como
bolas naranjas, son constantes (el ADN de una persona es el que recibe de sus
progenitores, no cambia) y únicos para cada persona. Lo que sí puede cambiar en
el tiempo es cuántos factores ambientales o experiencias (representados por
triángulos azules) tiene cada persona en su jarra. Con el tiempo los factores
ambientales o experiencias vitales pueden acumularse y si, se acumulan los
suficientes, la jarra se llena y se producea el primer episodio de enfermedad
mental.
El modelo también contempla la posibilidad de prevenir la enfermedad mental.
Hay factores protectores como dormir bien, nutrición, apoyo social…, que actúan
como anillas que aumentan el volumen de la jarra.

ESQUIZOFRENIA

La esquizofrenia, que afecta a alrededor


de una de cada 100 personas se
caracteriza por la pérdida de contacto
con la realidad (psicosis), percepciones
falsas (alucinaciones), creencias falsas
(ideas delirantes) y otros síntomas que
llevan a una disfunción social y laboral.

La esquizofrenia es uno de los


trastornos psiquiátricos donde los
factores genéticos tienen mayor peso.
No obstante, mantiene el problema de
identificar todos los genes y variantes
que aumentan el riesgo a desarrollarla.

Los últimos estudios apuntan, como en


otros trastornos psiquiátricos, a que en el desarrollo de la esquizofrenia
intervienen tanto variantes frecuentes y comunes en la población como variantes
raras. Recientemente se han identificado variantes en 10 genes que confieren un
riesgo importante expresión y hasta otros 32 genes potencialmente implicados.
Estos genes, que se expresan principalmente en neuronas, tienen funciones
variadas relacionadas con el correcto funcionamiento nervioso.

El puzle genético de la esquizofrenia se va completando poco a poco y existen


múltiples iniciativas para capturar la variación genética asociada a esta condición
a través de valores de riesgo poligénico. No obstante, todavía no existen
biomarcadores biológicos o genéticos que puedan predecir la enfermedad, cuyo
diagnóstico está basado en los síntomas clínicos.

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