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En el derecho romano hay que distinguir dos figuras contractuales: el “pacto” y los
“contratos” propiamente dichos (cuestión que no sucede en las legislaciones modernas)
El “pacto” está definido en el “Digesto” por el jurisconsulto Ulpiano (fuente del derecho
que compone el Corpus Iuris Civile) como “el acuerdo y el consentimiento de dos o más
personas respecto a un mismo asunto, en que no surgen efectos jurídicos porque no
cumplen los requisitos de forma previstos en la ley para los contratos”. En otras
palabras no hay sanción legal en caso de incumplimiento.
Para que el contrato constituya un vínculo jurídico obligacional, este debe cumplir
ciertos requisitos formales, es así que se distinguen entre los requisitos o elementos
“esenciales” y los “accidentales”.
Son aquellos que no deben faltar para que el contrato exista, es decir para que tenga
efectos jurídicos, ellos son: capacidad, objeto, consentimiento y causa.
CAPACIDAD
Quien tiene capacidad para contratar en el derecho romano (es decir la posibilidad de
ser acreedor o deudor) es quien goza de capacidad plena (es aquella persona que tiene
capacidad de goce y de ejercicio) y era aquel que tenía los tres status: “libertatis”,
“civitatis” y “familiae”.
En el derecho romano también existen incapacidades para contratar que pueden ser de
“derecho” o de “hecho”.
La “incapacidad de derecho” las tenían los esclavos que eran incapaces para contratar,
pero contrataban a nombre de su amo y los “peregrinos sin comercium” (extranjeros sin
comercio), pero recordar que sí podían hacer contratos del derecho de “gentes”, es decir
en la aplicación de la fuente de derecho del “ius gentium”.
La “incapacidad de hecho” las tenían los “locos” y los “Infants”, es decir los infantes
menores de siete años que podían tener según el caso capacidad de goce pero no de
ejercicio.
Mención aparte son las personas sometidas a “tutela o “curatela”, se pueden obligar
como acreedores en una obligación y sólo pueden ser deudores en una obligación si
tienen autorización del tutor o curador. Esto sucedía con los “pródigos” (personas que
despilfarran su riqueza) declarados como tales por el juez y la “mujer sui iuris”; en la
época del Imperio va a desaparecer la incapacidad de la mujer.
OBJETO
Debe ser posible: si se promete dar una cosa inexistente o que no pueda existir en el
futuro, el contrato es nulo.
CONSENTIMIENTO
Significa la manifestación de voluntad de las partes del contrato, que lleva a constituir
una voluntad única.
Esta manifestación de voluntad para que sea válida no debe estar viciada.
El “error”: es una creencia contraria a la verdad. Además debe ser un error excusable,
es decir no debe ser un error grosero.
El “error” se puede dar en: el “negocio”, por ejemplo se cree que se está haciendo un
contrato de compra-venta cuando es de permuta. También se puede dar el “error” en la
“persona”, es decir que existe un error con la persona que se contrata y por último “in
corpore” es decir en la “cosa”, es un error sobre una cualidad esencial del objeto del
contrato, en otras palabras sobre la sustancia.
El “dolo”: son maniobras fraudulentas que realiza cualquiera de las partes y que
llevaron a realizar el consentimiento en el contrato.
LA CAUSA
La “causa final”: es el motivo abstracto que lleva a contratar, es común a todo tipo de
contratos, es decir que por ser abstracto no difiere para cada contrato.
Son aquellos elementos que pueden o no figurar en el contrato, pero si aparecen generan
obligaciones y efectos jurídicos.
El “plazo”
Además el plazo debe contener los siguientes requisitos: debe ser “posible”, “lícito” y
en interés de una o ambas partes.
La “condición”
Además la condición debe contener también los siguientes requisitos: debe ser
“posible”, “lícita”, sino es nula.
Utilizado al principio para arrendar cosas muebles a los efectos de trabajar la tierra por
la familia en una sociedad primitiva típicamente agrícola. Luego fue utilizado para
arrendar tierras rurales por los “colonos”. Posteriormente con la expansión del Imperio
fue muy usado para el arrendamiento de casas. Primero se sancionó con el
“enriquecimiento sin causa” y luego con el tiempo se otorgaron acciones, la “actio
locati” al locador (arrendador) y la “actio conducti” al conductor (arrendatario)
Hay “locatio operis” es decir arrendamiento de obra cuando quien suministra su trabajo
recibe del dueño una cosa determinada sobre la cual precisamente su trabajo debe
ejecutarse.
Hay “locatio operarum” es decir arrendamiento de servicio cuando una persona aporta
trabajo de servicios a cambio de una remuneración. Ejemplo un patrón que arrendaba
los servicios de un doméstico. En caso de incumplimiento de las obligaciones se
aplicaron las mismas acciones que para la “locatio operis”, con excepción del
enriquecimiento sin causa.
En estos primeros siglos de Roma, era una sociedad agrícola, con producción familiar,
donde el trabajo lo realizaba los integrantes de la familia.
Es así con el aumento en la demanda de bienes y servicios por una sociedad Romana
cada vez más urbana, aparecen a ser utilizados con más frecuencia los contratos de
arrendamiento de servicios “locatio operarum” y de obra “locatio operis” y que luego de
la caída del Imperio Romano de occidente reaparecerán en la edad media baja primero
en las villas-ciudades y luego con las ciudades a través de los talleres, artesanos
especializados, corporaciones y gremios de trabajo.
Bibliografía
Arangio-Ruiz, Vincenzo.
Huvelin, Paul