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RESUMEN DE CONTRATOS
Gassan Maluf
Contratos
Félix G. MALUF
En la actualidad, el significado de las tres figuras conocidas en el Derecho Romano, no coincide con el
que le acuerda la doctrina. Convención y Pacto en el D. Romano, eran conceptos equivalentes:
significaban el acuerdo de dos o más personas sobre un objeto determinado.
El contrato no trataba del acuerdo sobre la base del querer, sino el intercambio justo, equilibrado. El
simple acuerdo o convención no bastaba para engendrar obligaciones, solo se reconocía efecto creador
de obligaciones a las convenciones acompañadas de ciertas formalidades.
La doctrina moderna distingue entre contrato, convención y pacto:
La Convención es el género aplicable a toda especie de acto o negocio jurídico bilateral que las partes
tengan en mira, como enseña Vélez en la nota del Art. 1137:
“Convención es el acuerdo de dos o más personas sobre un objeto de interés público”.
El contrato en nuestro Derecho, actúa exclusivamente en el campo de las relaciones jurídicas creditorias
u obligacionales.
El pacto alude a las “cláusulas accesorias” que modifican los efectos normales o naturales de los
contratos típicos.
Panorama general de las modificaciones a la materia en los Proyectos de reformas al código civil
El Anteproyecto de Código Civil de Bibiloni introduce sensibles mejoras en el método de nuestro
Código. En una Parte general se ocupa de las personas, cosas, hechos y ejercicio de los derechos (Libro
I). En el Libro II se agrupan y deslindan las fuentes de las obligaciones en una parte primera o general, y
luego, bajo el rubro “De las diversas relaciones obligatorias en particular”, reglamenta los contratos en
particular, incluyendo, tal como lo hace el Código Civil alemán, una seria de figuras que no pueden
clasificarse en la categoría de las contractuales: gestión de negocios, reconocimiento de deuda,
promesa, reconocimiento de deuda, promesa de recompensa y obligación de exhibir.
El proyecto de 1936 contiene modificaciones que importan un mayor avance sobre la
arquitectura del Código; consta de cinco libros, un título preliminar y uno complementario. Se estructura
un Parte general, en el Libro I, conteniendo: personas, bienes, hechos y actos jurídicos, ejercicio y
prueba de los derechos y prescripción. Las obligaciones y contratos están tratados en el Libro III, al que
se divide en siete secciones: las cinco primeras dedicadas a las obligaciones en general; la sexta a las
fuentes: contratos, enriquecimiento sin causa y actos ilícitos, y la séptima a algunas relaciones
obligatorias en particular. Dentro de esta Sección VII se agrupan a veintiún títulos, además de los
contratos especiales que continúan siendo el medio fundamental de obligarse y de adquirir, algunos
medios unilaterales, como las obligaciones abstractas, las promesas de pública recompensa y la
exhibición de cosas. Cabe anotar la incorporación de normas sobre la transacción, la aparcería, el
contrato de trabajo, el de obra y el corretaje.
El proyecto de 1954, obra de Llambías, se compone de un título preliminar y cinco libros. En el
Libro I contiene la Parte general: personas, bienes, hechos y actos jurídicos y tutela de los derechos. El
Libro IV, denominado de las obligaciones, está dividido en cuatro secciones: obligaciones en general,
extinción, fuentes de las obligaciones y contratos en particular.
El proyecto de 1987, luego ley vetada, sigue el método del Código e incorpora en la materia de
los contratos en general algunas innovaciones interesantes: regula los contratos atípicos y los
celebrados con “cláusulas predispuestas”, sujeta el acuerdo a las bases negociales, subjetiva y objetiva,
y alude a la “frustración del fin”, sin perjuicio de otras modificaciones menores.
El proyecto del Legislativo de 1993 no tiene mayores innovaciones, pudiendo sostenerse que
sigue el de 1987.
En cuanto al proyecto del Ejecutivo del año 1992, corrige la numeración del Código reduciendo
sus artículos. El contrato se estudia en el Libro II, Sección II, a partir del Art. 850, y entre ss
modificaciones cabe destacar: la consideración particularizada de la causa, la regulación por separado,
la regulación de los efectos en general y en particular, en los bilaterales y en los onerosos.
Punto 2: Ubicación del contrato en la realidad social: Análisis económico de los problemas
contractuales. La negociación contractual.
Dimensión Sociológica.
Desde esta visión se extraen los datos relevantes de la realidad social a la hora de conformar un
contrato.
Ahora bien, ¿Qué es el contrato en la realidad social?
a) Es un instrumento para el desarrollo de las relaciones económicas:
De este modo la relación entre el derecho y la economía (en los contratos) se torna relevante. En
este aspecto, el contrato constituye instrumento de la economía capitalista.
En economía es muy importante el concepto de propiedad, que actúa o se proyecta a través del
contrato.
El contrato tiene una notable relación con los sistemas económicos en los cuales se inserta; en los
últimos han existido dos sistemas económicos: el capitalismo y el colectivismo.
El Capitalismo es una manera de estructurar las relaciones económicas limitando el poder del
Estado. Se trata del Estado “gendarme”: al Estado sólo se le daba el control de la economía; se
ocupaba exclusivamente de la justicia y la educación.
Este sistema económico fue criticado tanto por el Marxismo que consideraba que el capitalismo
producía una acumulación de capital en desmedros de las clases trabajadoras, como por la Iglesia
Católica en la Encíclica Rerum Novarum de León XIII.
Estas dos corrientes que criticaron al capitalismo llevaron a que durante la primera mitad del siglo XX
el Estado asumiera un rol activo en las relaciones económicas (intervensionismo-keynesianismo).
En la década de 1980 (gobiernos de Tatcher en Inglaterra y de Reagan en EE.UU.) se retorna al
capitalismo clásico del Estado “gendarme” (caída del Muro de Berlín).
Hoy en día, ya no existe el problema del Capitalismo vs. Colectivismo. Hay Capitalismo vs.
Capitalismo, es decir, hay dos vertientes de este sistema:
- Capitalismo Anglosajón: es el capitalismo clásico del Estado “gendarme”; todos los bienes
patrimoniales son susceptibles de comercializarse.
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- Capitalismo Renano (alemán) o Economía Social de Mercado: el Estado toma un papel de
equilibrador en las relaciones económicas.
Con todo este desarrollo resulta obvio que no se puede estudiar al contrato sin una proyección
económica.
Las tres primeras modalidades están vinculadas al fenómeno de estandarización contractual: los
grandes protagonistas de las operaciones económicas son las empresas, quienes producen en masas
(masificación de la producción). Esto requiere una aceleración de la comercialización y una de las
maneras es estandarizando, unificando las condiciones contractuales.
Estas tres figuras si bien están estrechamente vinculadas entre sí deben diferenciarse
necesariamente, ya que responden a diferentes supuestos:
1) Contratos Predispuestos
Son aquellas modalidades contractuales por las cuales una de las partes (predisponente) pre-
redacta el contrato, quedando al disponente sólo la posibilidad de aceptar o rechazar la propuesta.
El predisponente tiene mayor poder negocial que consiste en la pre-redacción del contrato (nota
característica de estos tipos de contrato).
El disponente ve afectada su libertad contractual que comprende la libertad para establecer los
contenidos del contrato.
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La nota característica es la situación monopólica del predisponente. En el contrato predispuesto,
si el disponente decide rechazar la propuesta puede dirigirse a otro oferente, mientras que en el contrato
por adhesión la negativa de contratación implica la no prestación del servicio, por lo que el adherente
encuentra más restringidas sus libertades, ya que se afecta tanto la libertad contractual como la de
contratar, comprensiva esta última de la libertad de elegir con quien contratar y si contratar o no.
4) Contratos Normativos.
En estos tipos de contratos, las partes, en previsión de una pluralidad de relaciones contractuales a
constituirse entre ellas en el futuro, determinan anticipadamente el esquema genérico de regulación de
esos contratos para el supuesto de que los mismos se celebren.
Las partes de antemano negocian el contenido de los futuros contratos, aunque en la hipótesis de
que decidan celebrarlo pueden ampliarlo o modificarlo en virtud del principio de autonomía de la
voluntad. Se trata de una especie de contrato marco: se sientan las bases, las directivas o pautas
generales.
Cabe aclarar que las partes no quedan obligadas a celebrar el futuro contrato, pero en caso que
decidan celebrarlo, lo pactado en este tipo de contratos, obliga a ambas partes.
5) Contratos tipo.
La mayoría de la doctrina considera que entre los contratos normativos y este tipo de contratos
existe una relación de género a especie. Es decir que el contrato tipo es una especie de los contratos
normativos.
En este tipo de contratos, las partes, en previsión de una pluralidad de relaciones contractuales a
realizarse entre ellas, deciden establecer anticipadamente el esquema concreto del contenido de esas
futuras relaciones contractuales.
Contiene el clausulado definitivo de esos futuros contratos, por lo que para contratar les va a
bastar manifestar su voluntad de realizarlo.
6) Contratos preliminares
Suele ocurrir a veces que las partes no quieren o no pueden concluir inmediatamente un
contrato, y entonces convienen en estipularlo cuando llegue la oportunidad.
El contrato preliminar es aquel mediante el cual una de las partes o bien ambas se obligan a
celebrar en un momento ulterior otro contrato que, por contraste, suele llamarse definitivo y cuyo
contenido ha quedado determinado por aquel preliminar. La nota que los diferencia de los contratos
preparatorios (normativos y tipos) es que en éstos hay obligación de contratar en el futuro.
Atendiendo a su eficacia obligatoria, cabe distinguir dentro de la categoría, dos especies:
- la de los contratos preliminares unilaterales: cuando una sola de las partes ha quedado precisada a
celebrar un contrato en el futuro cuando el cocontratante decida hacerlo. Se trata de un contrato de
opción, porque genera a favor del contratante que no ha quedado obligado, la opción de contratar o
no. Por ej., el contrato de retroventa, en el cual el comprador está obligado a vender la cosa si el
vendedor decide recomprarla.
- la de los contratos preliminares bilaterales: cuando ambas partes quedan obligadas a celebrar en un
momento ulterior un contrato serio y definitivo (nada impide que se celebren contratos preliminares
plurilaterales).
El ámbito de aplicación de los contratos preliminares bilaterales sólo alcanza a algunas clases de
contratos.
No son aplicables:
- a los contratos reales: por que exigen para su perfeccionamiento la entrega de la cosa (por ej., en el
comodato, admitir este tipo de contratos contradice la esencia de los contratos reales),
- a los contratos formales solemnes: por que se exige la solemnidad para la validez y existencia del
contrato. No se pueden admitir los contratos preliminares bilaterales porque habría contradicción con lo
que dice el legislador respecto del cumplimiento de la solemnidad.
De este modo, el ámbito de aplicación se restringe a los Contratos Consensuales No Formales.
Dado que la naturaleza jurídica de la obligación de contratar se plantea la cuestión acerca de
que es lo que pasa cuando la obligación no se cumple.
Se puede exigir el cumplimiento y pedir indemnización por la mora. Pero en caso de que no se
cumpla se podrá pedir la resolución del contrato e indemnización por daños y perjuicios. Esto será
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posible siempre y cuando se pueda exigir el cumplimiento de la obligación sin ejercer violencia sobre la
persona del obligado.
1) El Autocontrato.
Este tipo de contrato se perfecciona con el consentimiento de una sola parte que responde a
centros de intereses distintos.
Este tipo de contratos va de la mano de la Representación (manifestar la voluntad a nombre y
por cuenta de otra persona); tiene que haber una manifestación de voluntad mediando representación.
Esa representación puede darse de dos formas:
a) Autocontratación con Doble Representación: el que autocontrata lo hace actuando a nombre y por
cuenta de dos centros de interés a los cuales representa (de dos sujetos a los que representa). El
que celebra el contrato No Es Parte, sino que enlaza a las dos partes a las cuales representa. Por
ej., intermediación inmobiliaria: se representa a quien quiere vender y a quien quiere comprar.
Esta modalidad tiene utilidad por ej., cuando las personas que quieren contratar viven lejos y no
pueden encontrarse.
Esta forma de Autocontratación es siempre válida, aunque puede presentarse el problema de que el
doble representante haga prevalecer el interés de una de las partes en desmedro de la otra; en este
caso la parte perjudicada puede exigirle a su representante la indemnización de daños y perjuicios.
b) Autocontratación con simple representación: el que autocontrata lo hace a nombre y por cuenta
propia y a nombre y por cuenta de otro sujeto a quien representa, habiendo por lo tanto dos centros
de interés, que son el representante y el representado, por lo que el representante también Es Parte
del contrato.
Puede presentarse el problema de que el que autocontrata utilice su facultad de representar para
beneficiarse o en desmedro del representado. Por esto el contrato en principio es pasible de
anulabilidad salvo que:
- Medie autorización expresa del representado pudiendo darse tanto anticipadamente como
posteriormente (una vez concretado el Autocontrato se lo ratifique).
- Medie autorización de índole legal, es decir, que el legislador autorice el Autocontrato, que en
nuestro Código Civil sólo se admite en la hipótesis del Art. 1919: mandato para tomar dinero
prestado o prestar dinero. En el primer caso, el representante le puede prestar dinero al
representado pero al interés corriente con lo cual no habría conflicto de intereses (esto se puede
utilizar analógicamente para otros casos, siempre que no haya conflicto de intereses). Pero en el
segundo caso, el representante no puede tomarlo prestado para sí y pagar un interés corriente sin la
aprobación del mandante. En este ultimo caso se busca garantizar al representado que podría
prestarle dinero a otro y obtener un mayor interés en el mercado.
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Algunos proyectos de reformas nacionales establecen plazos de entre 5 y 10 días; el plazo es
corto para que queden definidas las partes.
El Cod. Italiano de 1942 establece un plazo de 3 días.
2) Buena fe.
En el Derecho Romano existieron ciertos contratos que engendraban obligaciones precisas y
determinadas, taxativamente establecidas en la ley de modo tal que los contratantes quedaban obligados
a cumplirlas fiel y puntualmente como resultaba de la fórmula empleada al celebrarlos, aunque ese
cumplimiento pudiera resultar a veces contrario a las normas de la equidad. Dichos contratos eran
conocidos como de derecho estricto, pudiendo mencionarse la stipulatio como un ejemplo de esa
especie.
Pero junto a ellos existió otra categoría de contratos, calificados como de buena fe, tales como la
compraventa, la permuta, el mutuo, etc., que obligaban no solamente a lo expresamente pactado sino a
lo que resultase exigible entre personas justas y leales de acuerdo con las circunstancias de cada caso.
En el derecho moderno esta distinción ha desaparecido en materia contractual y cabe considerar
que todos los contratos son de buena fe.
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Diversos códigos modernos sientan expresamente el principio de la buena fe. En nuestro
derecho faltaba un precepto expreso; pero tanto la doctrina como la jurisprudencia han considerado que
el principio debía estimarse implícito, como un deber inherente a las relaciones entre los hombres e
incluido en los extremos que constituyen el acto jurídico.
Con la reforma introducida por la ley 17.711, el Art. 1198 ha quedado, en lo pertinente, redactado
así: “los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que
verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión”.
El texto del precepto es amplio y comprende todo el “iter contractual” tanto la celebración, como
la interpretación y la ejecución del contrato. La expresión “buena fe” no resulta fácilmente explicable.
En cuanto a la noción de buena fe, con referencia al momento de celebración, la actitud que aquí
se requiere se podría calificar como lealtad al tratar, como hábito de hablar claro, que impone el hacer
patente a la contraparte la situación real de las cosas, desengañándola de eventuales errores que sean
reconocibles, y, sobre todo, absteniéndose de toda forma de reticencia fraudulenta y de toda forma de
dolo pasivo que pueda inducir a una falsa determinación del querer de la parte contraria.
En lo atinente a la fase de la interpretación, la buena fe funciona como criterio rector bajo cuya
pauta debe ser interpretado el contrato. Y dado que la interpretación del contrato resulta necesaria para
su correcta ejecución, las pautas aplicables a aquélla han de ser igualmente utilizables para ésta.
Desde un punto de vista subjetivo, podría decirse que la buena fe en el cumplimiento de las
obligaciones, impone al deudor hacer no solamente lo que ha prometido, sino todo lo necesario para
hacer llegar a la contraparte el pleno resultado útil de la prestación debida.
Desde un punto de vista objetivo de la ejecución del contrato, la buena fe somete a contralor el
comportamiento integro de las partes; no solamente de una de ellas sino también de la otra en sus
relaciones reciprocas, en cuanto también la otra debe satisfacer de todos modos una expectativa.
La buena fe podría caracterizarse como un criterio de conducta que se asienta sobre la fidelidad
al vínculo contractual y sobre el empeño de cumplir la legítima expectativa de la contraparte; empeño en
satisfacer íntegramente el interés de la parte acreedora de la prestación. Considerada con relación al
acreedor, la buena fe le impone el no exigir más de lo necesario para obtener la satisfacción de su
interés en la medida prometida por el deudor. Y, en el supuesto de incumplimiento de éste, el
abstenerse de comportarse de manera que aumente indebidamente la onerosidad o el perjuicio que el
incumplimiento ya produce por sí en las esfera de intereses del deudor. Expresión de la buena fe es,
también, el correcto equilibrio entre los intereses opuestos de los sujetos de la obligación. El limite de la
Buena Fe es la Razonabilidad
La responsabilidad precontractual.
Como se ha visto, el Art. 1198 reformado por la ley 17.711 dispone que “los contratos deben
celebrarse…de buena fe”. La reforma ha venido a resolver un debatidísimo problema planteado durante
la vigencia del código civil anterior a ella, consistente en saber si en nuestro ordenamiento era o no
admisible la responsabilidad emergente para las eventuales partes por actos que determinaran la ruptura
injustificada de las negociaciones previas y, por consiguiente, el fracaso de la concertación del negocio.
Ha quedado explicado en que consiste la buena fe con referencia al momento de la celebración
del contrato, caracterizándosela como lealtad en el trato, sinceridad en la exposición de las
circunstancias que puedan determinar la voluntad de la contraparte. Desde luego, esa lealtad y
sinceridad en la conducta deben ser no solamente simultaneas al instante de la concertación del contrato
sino anteriores a dicho momento, ya que, de ordinario las partes llevan al acto de la formalización del
negocio después de un proceso mas o menos largo de conversaciones, deliberaciones y explicaciones
previas, durante las cuales deben informarse recíprocamente acerca de los pormenores que consideren
relevantes para determinar su consentimiento. Pero la ley no determina el momento exacto en que,
dentro de ese proceso de conversaciones previas, nace el deber de buena fe. En línea general, la simple
declaración de querer entrar en negociaciones ha de considerarse irrelevante, ya que la persona a quien
va dirigida puede no adherir a ella. Es menester que a tal declaración siga la confianza de la otra parte
en la seriedad de la invitación; confianza que verdaderamente representa la circunstancia determinante
que da empuje a las negociaciones y, por lo tanto, representa el ulterior presupuesto que, juntamente
con la oferta, integra el hecho constitutivo del deber de buena fe. Así pues, el deber de buena fe nace en
el instante en que alguien dirige a otro una oferta revestida de caracteres de seriedad idóneos y
suficientes para hacer nacer en el destinatario la confianza en que las negociaciones que se inician
habrán de ser llevadas a buen término.
En cuanto al contenido del deber de buena fe, y para poder formarnos una idea adecuada del
mismo, debemos partir del análisis del proceso de formación de la voluntad contractual.
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Si atendemos al supuesto de formación instantánea de dicha voluntad, advertiremos que quien
formula una oferta ha estimado previamente la aptitud del contrato para satisfacer sus intereses; por su
parte, el destinatario de la propuesta, antes de aceptarla, necesita y quiere informarse de las
circunstancias que le permiten valorar la conveniencia de llevar a cabo el negocio.
Si al contrato han de llegar las eventuales partes a través de un proceso de deliberaciones
previas, resulta aun más evidente que los futuros contratantes quieren informarse adecuadamente
acerca de la conveniencia o inconveniencia que, para cada uno de ellos, puede significarles la
concertación del negocio.
Ocurre asimismo que, además de necesitar las partes una información adecuada acerca de las
circunstancias que habrá de decidirlas a celebrar el negocio, se ven precisadas a mantener en reserva
entre ellas ciertas noticias o informes adquiridos durante el curso de las conversaciones, para evitar que
terceros puedan valerse de los mismos en perjuicio de los eventuales contratantes.
La consideración de estos aspectos ha llevado a la doctrina moderna a determinar el contenido
del deber de buena fe precontractual sobre la base de tres subtipos de deberes: a) de información; b) de
secreto; c) de custodia.
a) Las mayores dificultades se presentan con referencia a la delimitación del deber de información. A la
exigencia de solidaridad, de la cual es expresión el deber de buena fe, se contrapone la necesidad
de dejar cierta libertad de maniobras a los intereses en lucha, libertad de procurarse y de mantener
posiciones de ventaja. La autonomía es, a la vez, campo de colaboración y de competición; la
primera es garantía de orden, en tanto que la segunda alimenta el impulso del sistema. Dar
prevalencia a la exigencia de solidaridad sobre la libertad de competición o a esta sobre aquella
depende de la naturaleza y de las circunstancias del contrato, de la existencia o inexistencia de
relaciones entre las partes, del grado de vinculación y de confianza entre ellas, de las practicas
comerciales imperantes, de las concepciones ético – económico – sociales vigentes.
b) En cuanto al deber de secreto, consiste en abstenerse de divulgar noticias o informes que hayan
llegado a conocimiento de alguna de las partes a causa (y no simplemente, en ocasión) de los tratos
previos, y cuya difusión pudiera originar un perjuicio para la otra parte.
c) En lo atinente al deber de custodia, basta señalar que quien haya recibido alguna cosa para
promover o facilitar la concertación de un contrato, debe cuidarla y restituirla en caso de no llegar a
formalizar el negocio.
Cabe agregar que hoy en día se habla de una responsabilidad postcontractual, es decir, la
responsabilidad que puede surgir una vez que el contrato ya fue ejecutado, como ser violar el deber de
secreto.
3) Abuso de Derecho.
Fue introducido en el Art. 1071 reformado por la reforma del ’68. Este principio era extraño para
Velez, por su concepción absoluta de los derechos.
La doctrina y la jurisprudencia fueron generando una noción de abuso de derecho y ya el
Proyecto de Bibiloni comenzó a reconocer lo que ya reconocían aquellas.
¿Cuándo un acto es abusivo? Hay dos teorías al respecto:
Teoría Objetiva: se subdivide en dos corrientes
- Una considera que lo abusivo es lo contrario a la moral, las buenas costumbres o la buena fe.
- Otra sostiene que hay abuso cuando se contraría el fin que tuvo la ley al reconocer los derechos o
los particulares al celebrar el contrato (Teoría de Josserand).
Teoría Subjetiva: esta teoría, recurriendo a las fuentes de la responsabilidad subjetiva, considera que
hay abuso cuando hay dolo o culpa.
Nuestro legislador tomó la teoría objetiva en sus dos corrientes, ya que se considera que hay
ejercicio abusivo de los derechos cuando se contraríe los fines que la ley tuvo en miras al reconocerlos o
al que exceda los limites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
4) Razonabilidad.
Este principio ya existía en el Derecho Público desde hacia mucho tiempo. En el Derecho Civil
comienza a aplicarse en la década del ’70, por lo que es un principio nuevo, pero no es propio de este
derecho, sino que sus fuentes se encuentran en el Derecho Constitucional. En el Proyecto de Alterini, en
el Art. 967 aplica este principio.
Este principio permite al juez realizar un cotejo productivo resolver con un sentido humano de
valoración. Lo razonable es lo jurídicamente aceptable, lo cual denota una valoración humanista.
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Se critica este concepto porque es muy amplio. Los dogmáticos sostienen que esto permite al
legislador moverse en un campo muy abierto, por lo cual lo jurídicamente aceptable varía de acuerdo al
operador.
Por último, vale decir que este principio se va gestando y limita al Derecho Contractual, a la
autonomía de la voluntad.
• En una clasificación más moderna de López de Zavalía, seguida por Alterini divide los elementos en:
I. Presupuestos: son todos los requisitos extrínsecos al contrato existen antes de que nazca el
contrato y los deben tener los futuros contratantes (por ej.: la capacidad, la voluntad jurídica de
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contratar, la aptitud del objeto). Estos presupuestos existen independientemente de que el
contrato se celebre o no.
II. Elementos: Son los requisitos intrínsecos y son constitutivos del contrato. Son las cláusulas que
constituyen el contrato, las cuales se dividen en:
- Esenciales: sujeto, objeto, causa y forma (en aquellos contratos en que se exige).
- Naturales: son aquellas que se encuentran ordinariamente en los contratos, como las referidas
a la garantía de evicción, y que si las partes nada dicen la ley actúa supletoriamente.
- Accidentales: aparecen únicamente cuando las partes deciden incorporarlas al contrato
(modalidades).
III. Circunstancias: son aquellos elementos extrínsecos y tienen relevancia durante la formación y la
ejecución del contrato. Estas están referidas al tiempo, modo y al lugar, por ej.: situación
económica. De estos surge la Teoría de la Imprevisión.
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Recepticias: este tipo de manifestación para ser eficaces (es decir, para producir los efectos jurídicos
propios de ellas) deben ser necesariamente dirigidas a uno o varios destinatarios y no producen
efectos si no llegan a conocimiento (jurídico) de estos.
No recepticias: estas no necesitan ser dirigidas a nadie. Producen sus efectos jurídicos propios tan
pronto como son producidas, con prescindencia del conocimiento que otros sujetos puedan llegar a
tener de ellas.
Variantes de la Manifestación.
Directa Mediante Comportamiento Declarativo: la oferta para realizar un contrato.
Directa Mediante Comportamiento No Declarativo: el cumplimiento de las prestaciones sin decir
nada, es decir, cuando el que iba a contratar, directamente ejecuta el contrato.
Indirecta Mediante Comportamiento Declarativo: la venta del inmueble que previamente se había
ofrecido en locación (es indirecta porque se había ofrecido alquilar el inmueble, pero como se lo
vende se infiere que ya no se quiere alquilar).
Indirecta Mediante Comportamiento No Declarativo: la destrucción de un testamento (se infiere
indirecta mediante la conducta de romper el testamento, la intención de revocarlo).
Ignorancia y error.
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La ignorancia y el error expresan dos estados intelectuales diferentes; la ignorancia significa la
ausencia completa de nociones sobre un punto cualquiera; el error supone falsas nociones sobre él. La
doctrina moderna prescinde del estudio de la ignorancia y se limita a considerar el error.
El error jurídico comporta una falla de conocimiento, una discordancia entre un dato determinado
de la realidad y la representación mental que de ese dato tenia el sujeto al realizar un acto que el
derecho valora. Según su intensidad el error puede suprimir totalmente la voluntad o puede viciarla sin
suprimirla; el código ha asimilado ambos supuestos.
El error descripto es el error vicio o error motivo, que se distingue del error obstativo, aunque
esté asimilado en su relevancia y consecuencias, cuya característica finca en la manifestación de una
intención diferente de la efectiva o real. Una desarmonía objetiva entre la declaración de la voluntad y la
voluntad misma.
El error vicio puede ser de hecho o de derecho. Es de hecho cuando el falso conocimiento recae
sobre un dato fáctico o de hecho, contenido o presupuesto del negocio. Es de derecho cuando se refiere
“al derecho aplicable a un caso dado”, a la disciplina jurídica del negocio, a la ley.
El art. 923 se ocupa del error de derecho disponiendo que el mismo no excusa. En ningún caso
impedirá, dice, “los efectos legales de los actos lícitos, ni excusara la responsabilidad por los actos
ilícitos”. Salvo que, de acuerdo con el art. 20 la excepción esté expresamente establecida.
Distingue el Código el error esencial del error accidental (arts. 924 y ss.); el primero es causa de
nulidad del acto (anulabilidad), el segundo, no ejerce influencia alguna sobre su validez. La doctrina
clásica seguida por Velez establece categorías típicas de errores esenciales de acuerdo con el elemento
sobre el que recae: sobre la naturaleza del contrato o in negocio (art. 924), sobre la persona (art. 925),
sobre la causa fin(art. 926 primera parte), sobre las cualidades substanciales de la cosa (estas son las
tenidas en vista por los contratantes)(art. 926 segunda parte), o sobre el objeto (art. 927). En la doctrina
moderna priva un concepto distinto: si aquellos sobre lo cual se erró era fundamental en ese contrato
determinado el error es esencial.
Pero además de ser esencial el error requiere, para ser relevante, es decir para actuar como
causa de anulabilidad del contrato, ser excusable. El art. 929 alude a este requisito en los siguientes
términos: “ el error de hecho no perjudica cuando ha habido razón para errar, pero no podrá alegarse
cuando la ignorancia del verdadero estado de las cosas proviene de una negligencia culpable”. La culpa
de quien yerra, teniendo en cuenta las circunstancias del caso particular, le veda la invocación de su
error.
En la doctrina moderna el requisito de la excusabilidad es sustituido por el de la reconocibilidad
del error. El error es reconocible, por la otra parte contratante, cuanto atendidos el contenido o las
circunstancias del negocio o la calidad de las partes, una persona de normal diligencia lo hubiese podido
advertir, aunque de hecho no lo haya advertido.
La reconocibilidad del error tiene en cuenta, a diferencia de la excusabilidad, el principio
fundamental en los contratos de la tutela de la confianza en la declaración exteriorizada.
Pero es indudable que en la reconocibilidad, va, en cierto modo, implícita la excusabilidad ya que
normalmente es reconocible el error excusable; lo cual no obsta para señalar en opinión de Mosset, la
conveniencia de sustituir un criterio por otro en defensa del aludido principio de confianza.
Dolo.
El dolo como vicio para “... conseguir la ejecución de un acto, es toda aserción de lo que es falso
o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee con ese fin” (art.
931). Cabe tener presente que cuando hay dolo siempre hay ilicitud; el engaño es, en todos los casos,
contrario a la ley. Las falsedades leves, no son dolo.
El dolo vicia la voluntad negocial actuando sobre la inteligencia mediante el engaño y, por lo
tanto, induciendo a error al autor del negocio, es decir, que cuando el error es producto de un engaño se
habla de dolo.
La reticencia dolosa (art. 933), a diferencia de la acción dolosa, es un dolo por omisión; se
configura cuando el contratante no desengaña a la parte contraria sobre un error reconocible en que
incurre, o no le suministra aclaraciones que un deber de buena fe imponía. “La ley tutela la buena fe pero
no la credulidad”.
Tanto la acción como la omisión dolosa violan la buena fe con que deben celebrarse los
contratos (art. 1198).
El dolo, para actuar como vicio de la voluntad y conducir a la anulabilidad del negocio jurídico,
debe ser determinante del querer, también denominado esencial o principal (art. 932 inc. 2do.). Si el
contrato hubiese sido igualmente concluido en las mismas u otras condiciones, nos encontramos frente a
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un dolo incidental, que no quita validez al acto pero obliga a reparar los daños y perjuicios causados (art.
934). La doctrina señala un paralelismo entre error esencial y dolo determinante. Si existió el dolo en
cualquiera de sus formas, de simulación o disimulación, y si el perjuicio se produjo, no interesa la
intención. El dolo no requiere una intención específica de perjudicar al otorgante, aunque esa es la
consecuencia. La intención puede estar dirigida a perjudicar solo por malignidad, pero también puede
estar dirigida a obtener un beneficio indebido para si o para terceros, por afán de lucro, simpatía o lo que
fuere. Una acción u omisión puede engañar a uno sí y a otro no, según sus condiciones intelectuales o
biológicas, y el juzgador debe tenerlas en cuenta para establecer si la voluntad fue determinada o no por
el dolo.
Pero además el dolo debe ser grave (art. 932 inc. 1), susceptible de engañar a un hombre de
mediana prudencia. Un engaño no grave puede llegar a no ser engaño. Se traza un nuevo paralelo: esta
vez entre el dolo grave y el error excusable. Así como quien incurrió en un error por descuido no lo
puede alegar, también le esta impedido impugnar el acto a quien por negligencia se dejo engañar.
Finalmente, el art. 932 inc. 3, menciona un requisito más: que haya ocasionado un daño
importante. Según Mosset, el calificativo “importante” permite dejar de lado, exclusivamente, aquellas
acciones u omisiones dolosas que acarrean daños insignificantes.
El art. 932 inc 4, prohíbe alegar el dolo de la parte contraria cuando a su vez se ha actuado
engañosamente (dolo reciproco).
Velez equiparó el dolo de la parte al dolo producido por un tercero (art. 935). No se ocupó para
nada del porque de la actuación del tercero, o sea, en distinguir el tercero que actúa en conveniencia con
la parte de aquel que se mueve por su exclusiva cuenta, al margen del conocimiento del contratante que
obtendrá el beneficio. Nuestros tribunales dijeron: “cuando el dolo da causa al acto, no se hace diferencia
si es causado por una de las partes o por un tercero, y es así dentro de la letra misma de la ley, sea
culpable o inocente; la diferencia estriba en que si es inocente, debe soportar la nulidad del acto jurídico,
pero si es culpable también responderá solidariamente por los daños y perjuicios”.
Violencia.
Bajo el rótulo de los hechos producidos por la fuerza y el temor se ocupa el codificador, en los
arts. 936 y ss., de la violencia como vicio de la voluntad, comprensiva de la violencia material o física (vis
absoluta) y de la violencia mental, moral o psíquica (vis compulsiva). En esta última la violencia actúa
sobre la determinación psicológica.
Habrá violencia moral o intimidación “... cuando se inspire a uno de los agentes por injustas
amenazas, un temor fundado en sufrir un mal inminente y grave en su persona, libertad, honra o bienes,
o de su cónyuge, descendientes o ascendientes, legítimos o ilegítimos”, art. 937, completado por el art.
938 “la intimidación no afectara la validez de los actos, sino cuando por la condición de la persona, su
carácter, habitudes o sexo, pueda juzgarse que ha debido racionalmente hacerle una fuerte impresión”.
Interesa, en consecuencia, comprobar la idoneidad de la amenaza para producir una fuerte
impresión en una persona sensata sin dejar de tener en cuenta las condiciones de la víctima. La
violencia debe ser determinante del acto. La intimidación tiene que ser anterior o concomitante con el
acto. La amenaza es notable si el temor es de tal naturaleza que impresione a una persona normal, es
decir, que no se trate de un héroe ni de un pusilánime.
La amenaza del ejercicio de un derecho no es, en principio, injusta y de allí que no configure
intimidación (art. 939); sin embargo puede constituir violencia moral cuando se amenace con el ejercicio
anormal o irregular de un derecho propio, o con el objeto de obtener beneficios ilícitos.
La fuerza o intimidación pueden provenir de una parte o de un tercero (art. 941). No es
indiferente que la parte beneficiada conozca o no la actitud del tercero agresor. El conocimiento coloca a
ambos (tercero y parte) en calidad de deudores solidarios de los daños y perjuicios; la ignorancia del
beneficiado hace al tercero único responsable. En ambos casos el negocio es anulable.
Temor reverencial.
Cuando el temor no depende de una amenaza ajena sino de hechos objetivos o de impresiones
subjetivas de la víctima, sin que en ello coopere la voluntad o la acción de la persona temida, no hay
violencia ni, por ende, motivo de anulación; estamos frente al temor reverencial.
El art. 940 dice: “el temor reverencial, o el de los descendientes para con los ascendientes, el de
la mujer para con el marido, o el de los subordinados para con su superior, no es causa suficiente para
anular los actos”.
Barbero explica el temor reverencial “en el impulso espontáneo a realizar una acción,
proveniente en el temor a desagradar si no se la hace, a mostrarse desagradecido (o hasta a recibir un
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Contratos
Félix G. MALUF
reproche o la desaprobación) a una persona hacia la cual se tiene sentimientos de reverencia, de
veneración, de reconocimiento, sujeción, etc.”
Estado de necesidad.
Debemos limitar el análisis del tema al campo del derecho civil y, en particular, considerar el
estado de necesidad como vicio de la voluntad contractual.
El estado de necesidad coloca a la víctima en la disyuntiva entre dos males graves e inminentes.
En materia contractual podemos ejemplificar con la penuria extrema que lleva a contratar en condiciones
inicuas o a no lograr satisfacer una necesidad pungente.
Para que esas presiones exteriores impersonales conduzcan a la anulabilidad del acto jurídico es
menester que esas circunstancias exteriores sean tan duras y apremiantes que importen la privación de
la libertad del agente.
En las III Jornadas de Derecho Civil (Tucumán 1967) se trato el estado de necesidad pero
preferentemente como causal de justificación de la conducta de quien causa un daño a otro. La ponencia
de Mosset lo consideraba, además, en el cumplimiento de las obligaciones e integrando la figura de la
lesión subjetiva-objetiva.
La lesión subjetiva-objetiva.
La doctrina discrepa acerca de si la lesión constituye un vicio de la voluntad (por falta de
voluntad) –opinión a la adhiere Mosset– o bien un vicio en el objeto o en la causa del negocio jurídico.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia argentinas fueron acogiendo la Teoría de la Lesión,
preparando el terreno para la reforma de la ley 17.711 que, en su modificación del art. 954, consagra
explícitamente la teoría en la modalidad subjetiva-objetiva.
La tendencia subjetiva predominante en la moderna concepción de la lesión, se inicia con el Cod.
Civil alemán en la 2da. parte de texto del art. 138. Éste junto con el art. 1448 del Cod. Civil italiano
constituyen la fuente del actual art. 954.
El art. 954, en su nueva redacción, comienza diciendo en su segundo Párr.: “también podrá
demandarse la nulidad o la modificación de los actos jurídicos...”, de donde resulta que del vicio de lesión
nacen para la parte perjudicada dos acciones alternativas:
a) Demandar la nulidad del acto, con la consiguiente devolución de las prestaciones;
b) Demandar un reajuste en las prestaciones, dirigido a volver equitativo el contrato.
Pero peticionada la nulidad el demandado puede, al contestar, ofrecer el reajuste.
El elemento objetivo se configura con “una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada
y sin justificación”, o bien con una “notable desproporción de las prestaciones”; en ambos casos, que
difieren exclusivamente en el margen de desequilibrio, se requiere, además, la presencia del elemento
subjetivo, dado por la explotación de “la necesidad, ligereza o inexperiencia de la otra” parte.
El aprovechamiento debe ser demostrado por quien lo alega cuando el desequilibrio sea
meramente “evidente” y, por el contrario, se presume salvo prueba en contrario, cuando fuere “notable”.
Hay en la última hipótesis, una inversión de la carga de la prueba, plenamente justificada si se piensa
que es lógico inferir la explotación ante una notable desproporción. Por lo demás la demostración del
aspecto subjetivo será, en la mayoría de los supuestos, muy difícil. Buena parte de los autores critican el
3er. párr. que declara la presunción legal de la explotación sobre la base de la “notable desproporción de
las prestaciones”, por entender que favorece abusos del demandante y, lo que es peor, excluye la buena
fe de los terceros y perjudica innecesariamente los títulos.
Con respecto al elemento subjetivo, en las Jornadas de Rosario de 1971 se entendió por:
♦ Necesidad: está dada por la falta o escasez de las cosas que son necesarias para la vida y
comprende tanto la penuria material como la moral; que sin duda, disminuye la libertad contractual.
En cuanto a la importancia de la “necesidad”, ésta es mayúscula en los contratos de consumo, en la
medida en que el denominado “consumidor” padece la falta de bienes o servicios, que juzga
indispensables, como un mal extremo.
♦ Ligereza: alude al proceder en extremo irreflexivo o descuidado; debe vincularse con la situación
patológica de debilidad mental (propia de los pródigos, débiles mentales, etc.). El hombre de hoy,
sea por fatiga, el estrés, la vida acelerada, los requerimientos del consumismo, la droga u otras
razones, sufre limitaciones que en muchos casos lo llevan casi sin darse cuenta a contratar en
desproporción.
♦ Inexperiencia: se define como la falta de los conocimientos que se adquieren con el uso y la practica;
propia de la denominada gente “paisana”, la inexperiencia linda con la ignorancia y el error. Se
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Contratos
Félix G. MALUF
vincula con la desinformación, con la no-profesionalidad, con el encuentro, a la hora de contratar,
entre profesionales y “aficionados”.
El art. 954, en el 4to párrafo, establece: “los cálculos deberán hacerse según valores al tiempo
del acto...”. O sea que el juez deberá remontarse al tiempo de celebración del contrato y observar si
entonces, de acuerdo con los valores vigentes, existió o no la desproporción. Del desequilibrio surgido a
posteriori se ocupa la “excesiva onerosidad sobreviniente” o Teoría de la Imprevisión, consagrada en el
art. 1198.
Pero además es preciso que la desproporción subsista “al momento de la demanda”, de donde si
la lesión objetiva, aunque existente en el momento del perfeccionamiento del contrato, hubiera cesado
luego por factores extraños a las partes, no podría ser alegada.
La acción no es transmisible por actos entre vivos, pero si por sucesión mortis causa: “...solo el
lesionado o sus herederos podrán ejercer la acción...”.
La “prescripción se operará a los 5 años de otorgado el acto”. Dicho plazo ha sido juzgado
unánimemente como muy extenso.
Cabe aclarar, que aún cuando no se explicitara, la renuncia a la acción por lesión, en el mismo
momento en que celebra el acto lesivo, no es válida.
Por último, en las Cuartas Jornadas de Derecho Civil celebradas en San Rafael en 1976,
recomendaron:
I. La figura de la lesión se integra con tres elementos:
a) Desproporción;
b) Situación de inferioridad de la víctima, y
c) Explotación por parte del beneficiario.
II. El art. 954 es aplicable a los actos de comercio:
a) Si la presunta víctima es un comerciante, ordinariamente no podrá invocar la inexperiencia o
ligereza;
b) La necesidad deberá interpretarse como falta de elementos indispensables para la continuidad de la
empresa;
c) Al determinar el valor de las prestaciones deberá tenerse en cuenta entre otras circunstancias, si el
comerciante cumplió no su función de intermediación.
III. En el campo del Derecho Administrativo:
a) El administrado puede invocar la lesión frente al Estado;
b) El Estado puede encontrarse también en situación de inferioridad y ser víctima de un acto lesivo.
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Contratos
Félix G. MALUF
de voluntad. Por ejemplo, en el caso de utilización de un ómnibus, en que el pasajero, a veces sin
pronunciar una sola palabra, paga el boleto al guarda, que tampoco declara nada, quedando sin
embargo perfeccionada la relación jurídica que liga al transportador y al pasajero, con todo su contenido
de derechos, de obligaciones y de responsabilidades. Otro ejemplo, es el de la adquisición de cosas
(puede ser cigarrillos, gaseosas, etc.) mediante la inserción de una moneda en un aparato automático.
Parte de la doctrina se resiste a ver en el origen de tales relaciones contractuales una verdadera
declaración de voluntad y prefiere hablar de obligaciones derivadas de una conducta social típica o bien
de relaciones contractuales de hecho, como ocurre también, entre otros muchos casos, cuando un
individuo utiliza el servicio de correos, el de obras sanitarias, etc.
En fin estas relaciones contractuales de hecho nacen por un acto no meditado, no contractual,
pero que sin embargo se les aplica la regulación de los contratos.
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Contratos
Félix G. MALUF
En las limitaciones impuestas a la capacidad de obrar no esta de por medio el orden publico; por
consiguiente, las mismas son establecidas para la protección de un interés particular.
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Contratos
Félix G. MALUF
El Código suprime el régimen de incapacidad relativa general y reduce la incapacidad del
religioso profeso al ámbito contractual, sin perjuicio de permitirle comprar bienes muebles a dinero de
contado o a contratar por sus conventos (art. 1160).
Para algunos autores, la incapacidad consagrada es jurídica o de derecho e implica una
limitación en la idoneidad de ser titular de derechos mediante contrato.
Spota entiende que el art. 1160 es inconstitucional, porque pone al sacerdote en desigualdad
con las demás personas.
También se critica que esté dentro del C.C. ya que debería únicamente estar en el canónico,
porque como su nombre lo dice, el Código Civil sólo debe regular la vida civil.
Comerciantes fallidos.
La enumeración del art. 1160 concluye con los comerciantes fallidos (a los cuales podemos
equiparar “los concursados civiles”) que no pueden contratar sobre bienes que correspondan a la masa
del concurso.
Por comerciantes fallidos entendemos a aquellos que en virtud del auto declarativo de la quiebra
han sido desapoderados de sus bienes. “El fallido queda desapoderado de pleno derecho de sus bienes
existentes a la fecha de la declaración de la quiebra y de los que adquiera hasta su rehabilitación. El
desapoderamiento impide que ejercite los derechos de disposición y de administración”.
El fallido no pierde su capacidad jurídica ni su capacidad de obrar. Ocurre que no puede
perjudicar a sus acreedores lesionando los efectos del desapropio de que es objeto.
Ese desapoderamiento de los bienes, transmitidos a la masa de manera fiduciaria, es el que
impide a los comerciantes fallidos contratar sobre esos mismo bienes.
Según la Cátedra hay que distinguir a los quebrados de los concursados, ya que los segundos
pueden establecer acuerdos con sus acreedores, en cambio los primeros no.
Los concursados, no son incapaces sino que les falta legitimación para actuar, el fundamento de
esta falta de legitimación es que el patrimonio del concursado constituye la prenda común de sus
acreedores.
Los penados.
El art. 12 del C.P. dispone que: “La reclusión y prisión por más de 3 años llevan como inherente
la inhabilitación absoluta, por el tiempo de la condena...”; esas condenas “importan además la privación,
mientras dure la pena, de la patria potestad, de la administración de los bienes y del derecho de disponer
de ellos por actos entre vivos”. Finalmente determina el artículo que “el penado quedará sujeto a la
curatela establecida por el C.C. para los incapaces”.
Varias son las sanciones que siguen para el penado a reclusión o prisión por más de 3 años
afectando distintos ámbitos, pero las que nos interesan, son las referidas a los derechos patrimoniales.
El penado no puede celebrar contratos de administración ni de disposición sobre sus bienes. Se
vuelve incapaz relativo de hecho y se lo somete a la curatela.
Estas prohibiciones se establecen para la protección del penado, pero lo que se critica hoy día
es que más que una protección, estas prohibiciones se convierten en una carga para él, ya que un
tercero dispone de sus bienes.
Inhabilitados.
El art. 152 bis establece limitaciones a los inhabilitados, estos son:
- los pródigos, que son quienes malgastan sus bienes y tienen ascendientes, descendientes o cónyuges;
- los ebrios consuetudinarios y toxicómanos, son los que dependen del alcohol y las drogas
respectivamente;
- los disminuidos en sus facultades, el artículo no menciona de que facultades se trata, pero como se
remite al art. 141 algunos entienden que se refiere a las facultades mentales únicamente. Rivera, en
cambio, entiende que se refiere a ambas facultades, mentales o físicas, por ej., sordos, cuadripléjicos,
etc. La doctrina mayoritaria entiende que entran ambas facultades pero las físicas sólo cuando resulte
un problema para disponer de sus bienes.
Los inhabilitados son capaces para disponer de sus bienes pero requieren para ello de una
voluntad compleja. En los supuestos de incapacidad absoluta, la voluntad del incapaz es suplida por la
voluntad del representante; a diferencia de la inhabilitación en la cual se requieren ambas voluntades
(inhabilitado + curador-asistente).
Los inhabilitados, en principio no pueden disponer de sus bienes, pero si el juez considera que
tampoco pueden administrarlos, lo debe especificar en la sentencia.
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Contratos
Félix G. MALUF
Nulidad de los contratos por razón de la incapacidad de las partes: interpretación de los arts.
1164 a 1166 del Código Civil. Quienes pueden alegar la nulidad y efectos de la misma.
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Contratos
Félix G. MALUF
Son consecuencias derivadas de la distinción entre contratos nulos y anulables la falta de
eficacia desde un mismo origen, en los primeros, y la ineficacia a partir de la sentencia, en los segundos
(arts. 1038, 1046 y concs.).
Otros autores estiman, en consideración al efecto retroactivo de la sentencia de nulidad (art.
1050), que la diferencia es inútil.
En cuanto a la situación de los terceros adquirente de buena fe y a titulo oneroso (art. 1051), la
ley 17.711 ha venido a desbaratar el distingo que buena parte de la doctrina efectuaba, declarando
consolidados los derechos transmitidos, provengan de un negocio nulo o anulable.
Pasando a la otra categoría, la de los contratos de nulidad absoluta y de nulidad relativa,
encontramos que el criterio de distinción finca en el interés vulnerado. La nulidad es absoluta cuando se
transgrede el orden publico: un interés cuya guarda esta confiada a la ley, por una razón de seguridad
jurídica o de bien común (1047); la nulidad es relativa cuando está por medio un interés particular (art.
1048).
De esta diferencia capital se distingue que mientras la nulidad relativa es subsanable mediante la
confirmación del acto (art. 1058) y prescriptible la acción que de ella emerge (art. 4023 segunda parte), la
nulidad absoluta no es confirmable (art. 1047 ultima parte) ni susceptible de prescripción.
Los contratos celebrados por los incapaces de obrar, sean absolutos o relativos, revisten una
nulidad meramente relativa.
Los efectuados en violación de la prohibición legal en los supuestos de incapacidad de derecho
serán de nulidad absoluta en razón del fundamento de la incapacidad y del interés tutelado, sin perjuicio
de encontrar hipótesis de nulidad meramente relativa.
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Contratos
Félix G. MALUF
Forma. Concepto.
Como vimos, la forma no es un elemento del contrato, sino que junto con la capacidad,
constituyen los dos presupuestos de validez del consentimiento.
Se puede hablar de forma en un sentido amplio y restringido.
- Sentido Amplio: se entiende como la manifestación de la voluntad que siempre necesariamente se
exterioriza de alguna forma. En este sentido no hay actos no formales.
- Concepto Legal o Restringido: surge del art. 973: “La forma es el conjunto de las prescripciones de la
ley, respecto de las solemnidades que deben observarse al tiempo de la formación del acto jurídico...”.
Es ya clásica la crítica que se hace a esta parte del artículo, sosteniendo que no puede ser que un
conjunto de normas (prescripciones legales) constituya la forma del acto jurídico sino que debe
entenderse que como conjunto de solemnidades prescritas por la ley o las partes; y no se debe
interpretar exegéticamente la oración que dice que deben cumplirse al momento de la formación del acto
jurídico, porque la ley admite las excepciones sobre todo en materia de actos formales no solemnes en
los que se permite la conversión del negocio jurídico.
Funciones.
En la acepción amplia la forma cumple tres funciones que también son aplicables al campo
jurídico:
• Determinante: define lo ilimitado y amorfo que sería la exteriorización de voluntad por cualquier
medio, adoptando uno en concreto.
• Unificante: porque ordena la multiplicidad de posibles formas de manifestación de la voluntad, las
sintetiza, y les da una jerarquía a cada una de ellas.
• Esquematizante: porque da consistencia universal e intemporal a una manifestación de voluntad.
Comprendiendo las funciones nos damos cuenta porqué el legislador le exige formalidades a
unos actos y a otros no y porque a veces es más estricto con la sanción que otorga a las faltas de
solemnidades y otras veces no. El legislador es más exigente cuanto más determinación y fuerza
universal desea dar a una manifestación de voluntad.
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Contratos
Félix G. MALUF
No son frecuentes porque sería una carga excesiva y contraria a la tendencia moderna plasmada en el
principio de libertad de formas. (ej.: la donación de un inmueble se debe hacer por escritura pública; si no
se respeta esta formalidad el contrato es nulo).
A.2) Formales No Solemnes: Son aquellos en los que la forma es exigida con una intensidad menor de
forma tal que si no se cumple con la misma, el acto es ineficaz es decir que el acto no produce sus
efectos propios, sino otros, por lo que hay una conversión del negocio jurídico (art. 1185)
B) No Formales: son aquellos en los que rige el Principio de la Libertad de Formas (art. 974).
A su vez estos contratos pueden ser:
B.1) No Formales Con Forma Exigida para la Prueba: son aquellos actos que producen todos sus
efectos propios aunque no tengan la forma prescripta, pero si son negados en juicio, sólo pueden ser
probadas por la forma determinada. Por ej., el art. 2006 respecto al contrato de fianza establece que si la
misma es negada en juicio debe ser probada por escrito.
B.2) No Formales Sin Forma Exigida para la Prueba: son aquellos en los que rige plenamente el
principio de libertad de formas. Por ej., depósito, mutuo, mandato.
Contratos que deben celebrarse en escritura pública: análisis del art. 1184 del C.C.
El Art. 1184 establece cuales son los contratos que deben celebrarse bajo escritura publica:
“Deben ser hechos en escritura pública, con excepción de los que fuesen celebrados en subasta
pública:
1. Los contratos que tuvieren por objeto la transmisión de bienes inmuebles, en propiedad o
usufructo, o alguna obligación o gravamen sobre los mismos, o traspaso de derechos reales sobre
inmuebles de otro;
2. Las particiones extrajudiciales de herencias, salvo que mediare convenio por instrumento
privado presentado al juez de la sucesión;
3. Los contratos de sociedad civil, sus prórrogas y modificaciones;
4. Las convenciones matrimoniales y la constitución de dote;
5. Toda constitución de renta vitalicia;
6. La cesión, repudiación o renuncia de derechos hereditarios;
7. Los poderes generales o especiales que deban presentarse en juicio, y los poderes para
administrar bienes, y cualquier otro que tengan por objeto un acto redactado o que deba redactarse en
escritura pública;
8. Las transacciones sobre bienes inmuebles;
9. La cesión de acciones o derechos procedentes de actos consignados en escritura
pública;
10. Todos los actos que sean accesorios de contratos redactados en escritura pública;
11. Los pagos de obligaciones consignadas en escritura pública, con excepción de los pagos
parciales, de intereses, canon o alquileres”.
La Conversión del Contrato: Interpretación de los artículos 1185, 1187 y 1188 del C.C. La acción
de daños y perjuicios por incumplimiento de la obligación de escriturar.
Si las partes no cumplen con la escritura publica, el art. 1185 establece la Conversión del
Negocio Jurídico:
“Los contratos que debiendo ser hechos en escritura pública, fuesen hechos por instrumento
particular, firmado por las partes, o que fuesen hechos por instrumento particular en que las partes se
obligasen a reducirlo a escritura pública, no quedan concluidos como tales, mientras la escritura pública
no se halle firmada; pero quedarán concluidos como contratos en que las partes se han obligado a
hacer escritura pública”. Por ej., si las partes compran un inmueble con un boleto de compraventa,
quedan obligadas a hacer la escritura.
Si una de ellas no lo quiere hacer se verá obligada a escriturar en virtud de lo que dispone el Art.
1187: “La obligación de que habla el artículo 1185 será juzgada como una obligación de hacer, y la parte
que resistiere hacerlo, podrá ser demandada por la otra para que otorgue la escritura pública, bajo pena
de resolverse la obligación en el pago de pérdidas e intereses”. (Se impone el cumplimiento forzoso). A
su vez el Art. 1188 agrega que: “Los contratos que debiendo ser hechos por instrumento público o
particular, fuesen hechos verbalmente, también quedarán concluidos para el efecto designado en el
artículo anterior”.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia han establecido que la obligación de escriturar no es
una obligación de hacer intuito personae, por lo que el juez puede escriturar en nombre de la parte que
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Contratos
Félix G. MALUF
no lo quiera hacer. En cuanto a las costas del juicio, por lo general, las debe pagar el que adquirió ya
que el mismo obtiene un beneficio.
b) Objeto: concepto. Diversas teorías: análisis y valoración crítica. El objeto de los contratos
según el código civil. Caracteres.
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Contratos
Félix G. MALUF
La operación jurídica que las partes quieren celebrar pueden ser licitas o ilícitas, conforme al
ordenamiento jurídico o contraria a él.
El contrato ilícito por razón del objeto comprende tres especies diferentes: el contrato ilegal o
contrario a normas imperativas; el contrato prohibido o contrario al orden público y el contrato inmoral o
contrario a las buenas costumbres.
a) El contrato ilegal: hay una prohibición expresa de las normas. Por ej., la “herencia futura” no puede
ser objeto de una operación jurídica contractual, por estar vedado por la ley, sobre la base de
normas imperativas (arts. 1175 y 1176 y concs.). El art. 1175 dice: “No puede ser objeto de un
contrato la herencia futura, aunque se celebre con el consentimiento de la persona de cuya sucesión
se trate; ni los derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares”. Y el 1176: “Los contratos
hechos simultáneamente sobre bienes presentes, y sobre bienes que dependen de una sucesión
aun no diferida, son nulos en el todo, cuando han sido concluidos por un solo y mismo precio, a
menos que aquel en cuyo provecho se ha hecho el contrato consienta en que la totalidad del precio
sea solo por los bienes presentes”.
b) El contrato prohibido: la violación del orden publico no se haya subordinada a la infracción de un
texto legal en particular. La operación jurídica tenida en vista por las partes puede contradecir “los
principios fundamentales e intereses generales sobre los cuales descansa el ordenamiento jurídico”
y en tal caso es nula por ilicitud (arts. 21 y concs.). El concepto de orden público es relativo, mutable
de país a país y de época a época. Hoy en día alcanza no solo lo político sino también a lo social y
económico. Las leyes aclaran cuando son de orden público.
c) El contrato inmoral: las buenas costumbres, cuya trasgresión vuelve inmoral el contrato, se identifica
con la moral. Así se desprende del uso que de ambas expresiones efectúa el codificador. Al igual
que en el concepto de orden publico campea aquí la relatividad. Las buenas costumbres es un
estándar medio de lo que la comunidad considera un comportamiento correcto.
A las buenas costumbres se refieren los arts. 21 y 953, fundamentalmente. La moralización del
contrato (como el imperio del orden publico) se logra, mas que con reglas destinadas a señalar uno a
uno los objetos que contraríen aquella finalidad, con preceptos que, como nuestro art. 953, se limitan
a contener un estándar o prototipo de conducta.
Para dar un ejemplo, un fallo determinó que era inmoral el contrato celebrado entre dos profesores (o
entre dos alumnos o entre alumno y profesor, etc.) mediante el cual uno de ellos se comprometió,
por una suma de dinero, a redactar un trabajo intelectual destinado a un concurso en que participaría
el otro con el objeto de obtener una beca para viajar al exterior, engañando así a la entidad que lo
otorgaba y perjudicando a los otros concursantes que se valen por sí.
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Contratos
Félix G. MALUF
La posibilidad se desprende del art. 953: “el objeto de los actos jurídicos deben ser cosas que
estén en el comercio, o que por un motivo especial no se hubiese prohibido que sean objeto de algún
acto jurídico, o hechos que no sean imposibles...”, y vuelven al tema los arts. 1172, 1173, 1174, 1177,
1178, 1179.
Parte de la doctrina contempla la imposibilidad en un sentido puramente material, por entender
que la imposibilidad de orden jurídico lleva al terreno de la ilicitud.
Otra corriente insiste en el distingo entre imposibilidad legal e imposibilidad material. Las cosas
inexistentes constituyen un objeto imposible.
El art. 1172 dice: “Son nulos los contratos que tuviesen por objeto la entrega de cosas como
existentes, cuando estas aun no existan, o hubiesen dejado de existir; y el que hubiese prometido tales
cosas indemnizará el daño que causare a la otra parte”.
Distinta es la situación de aquellas “cosas” que aun no existen pero pueden llegar a existir,
dependiendo de un hecho de la naturaleza o de un hecho mixto, denominadas cosas futuras. Pueden, en
principio, ser objeto de los contratos (art. 1173); el negocio se hará aleatorio si el acreedor se hace cargo
del riesgo de que la cosa no exista, y conmutativo, cuando se condiciona la validez del contrato a la
existencia parcial o total del objeto.
Las cosas fuera del comercio han sido definidas en el art. 2337, por su inenajenabilidad absoluta
o relativa. El criterio puede ser ampliado a los bienes que no pueden ser, en general, objeto de contratos,
por ejemplo los derechos de la personalidad.
Más interesante, es lo relativo a la idoneidad de la cosa o la conducta para ser objeto de un tipo
de negocio, o sea con relación a cada negocio singular en concreto.
Las cosas ajenas, si bien pueden ser objeto de los contratos (art. 1177), darse en locación (art.
1583) deposito, etc., son inidóneas para ser vendidas (art. 1329)
Las cosas futuras que pueden ser objeto de los contratos (art. 1173) no pueden donarse, según
el art. 1800.
Las cosas muebles no pueden ser hipotecadas (art. 3108) ni los inmuebles pueden ser objeto de
un contrato de prenda (art. 3204).
Tanto la locación de cosas como el depósito regular, comodato, etc., no pueden efectuarse sobre
bienes fungibles o consumibles; a la inversa ocurre con el mutuo (art. 2241).
Las cosas que están fuera del comercio pueden ser dadas en arrendamiento (art. 1501) salvo
que estuvieran fuera del comercio por nocivas al bien publico, u ofensivas a la moral y buenas
costumbres.
Sobre las cosas litigiosas (sometidas a debate judicial) dadas en garantía real (prenda, hipoteca
o anticresis) y embargadas se ocupan los arts. 1174 y 1179. Por el primero se las admite como objeto de
los contratos, en general, “salvo el deber de satisfacer el perjuicio que del contrato resultare a terceros”.
Por el segundo, se califica como delito de estelionato la contratación sobre tales bienes “como si
estuviesen libres” y frente a terceros de buena fe.
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Contratos
Félix G. MALUF
exterioriza; la exteriorización diferencia y juridíza el motivo que sirve de causa. El motivo es irrelevante
en tanto la causa es trascendente.
Diversas Teorías.
Causalismo. Concepción Clásica.
Se denomina clásica a la concepción que de la causa expuso Domat, en el siglo XVII.
Domat expuso una concepción unitaria, referida más a la causa de las obligaciones que a la de
los contratos, distinguiendo entre los contratos onerosos, los reales y los gratuitos.
1) en los onerosos, la causa es el comportamiento u obligación que asumen las partes, a la
prestación se contrapone la contraprestación, la causa es la interdependencia y reciprocidad de las
obligaciones a cargo de una y otra parte.
2) en los reales, la causa está en la entrega de la cosa y en la obligación de la otra parte de
pagar lo debido por la cosa.
3) en las donaciones y demás contratos gratuitos, la causa está en el ánimo de realizar una
liberalidad
La causa en esta teoría es abstracta e idéntica en el mismo género de contratos.
Anticausalismo.
Contra la noción clásica de causa sistematizada por Domat y cultivada por los exegetas
franceses se levantó la denominada Tesis Anticausalista, expuesta por primera vez por Ernst, en el año
1826.
Decía Ernst: “si la causa, en los contratos a título oneroso, es lo que cada una de las partes debe
respectivamente a la otra, se confunde con el objeto de la convención y por lo tanto de nada sirve hacer
de una sola y misma cosa dos elementos distintos, y exigir 4 condiciones: voluntad, objeto, capacidad y
causa, cuando en realidad sólo existen tres. Si en los contratos a título gratuito la causa reside en la
liberalidad del benefactor, tampoco es cierto que ésta sea por sí misma una condición exterior de la
existencia de tales contratos. No puede separarse el sentimiento que anima al donante de la voluntad
que expresa, para hacer de él un elemento del contrato”.
Los anticausalistas coinciden en afirmar que la idea de la causa es artificial, que no constituye un
elemento distinto del consentimiento o del objeto, “de la que sería preferible librar a la ciencia”.
En síntesis, la noción de causa se identifica con el objeto y por lo tanto es inútil, artificial, sería
mejor dejarla de lado.
Neocausalismo
Siendo varias las posturas neocausalistas conviene precisar los comunes denominadores que
presentan:
a) Superación de la teoría clásica de Domat;
b) Afirmación de la causa como elemento estructural del acto o negocio jurídico, entendida como
finalidad
c) Esfuerzo por distinguir la causa de los demás elementos.
El gran renovador de los estudios sobre la causa y precursor de las corrientes fue Capitant, para
quien la causa del contrato reside, en rigor, en la causa de las obligaciones. La define como “la
consideración del fin” a cumplir con el negocio.
La Tesis Dualista
La tercera corriente neocausalista se orienta hacia una concepción dualista que contiene, a la
vez, aspectos subjetivos y objetivos.
Videla Escalada la define así: “la causa es la finalidad o razón de ser del negocio jurídico,
entendida en el doble sentido de la causa categórica de la figura en cuestión y de los motivos
psicológicos relevantes, admisibles para el Derecho, que en la hipótesis concreta hayan impulsado a las
partes a concluir el acto”.
De esta manera se define una noción más completa e integral que tiene, al mismo tiempo, la
ventaja de mantener la solidez objetiva del primer aspecto, el uniforme, y la profundidad subjetiva que
permite introducirse en la voluntad de las partes para poder juzgar sobre la aptitud de las finalidades
buscadas por los sujetos del acto.
Causalistas
Juristas como Segovia y Llenera, dan a la causa mencionada en el art. 499 el significado de la
causa eficiente, elemento generador de la obligación, sin distinguir este concepto de otros que pudieran
desprenderse del los arts. 500, 501 y 502.
Machado y Colmo formulan el distingo entre causa fuente (art. 499) y causa fin (arts. 500 y ss.),
incluyéndose dentro del causalismo clásico de Domat, entre otros. Dice el primero de los juristas citados:
“la causa es el móvil que impulsa al agente a contraer la obligación”, pero ese móvil “no es el móvil
interior que permanece oculto sino aquel que se traduce ordinariamente al exterior en una forma material
y tangible”; (por ej. la causa de la obligación de pagar el precio en la compraventa se encuentra en la
obligación de la otra parte de entregar la cosa y viceversa).
Anticausalistas
La nomina de éstos comienza con Salvat, quien al estudiar las obligaciones en general se
muestra anticausalista: “la teoría de la causa así comprendida –dice- presenta oscuridad y confusión;
reputados tratadistas le reprochan ser falsa e inútil y piensan que ella podría ser suprimida del código
civil”.
Para Risolía el concepto de causa - fin estaría involucrado, conforme a lo que sostienen los
anticausalistas, en el objeto o en el consentimiento.
Similar criterio expresa Llambías cuando afirma: “la elaboración de una teoría del acto jurídico
que se sustente en el discernimiento, la intención y la libertad del agente hace innecesario recurrir a la
teoría de la causa final”.
También Spota afirma la inutilidad del concepto de causa – fin. Para él, todo lo que se predica de
la causa – fin “cabe perfectamente en la noción del objeto del acto jurídico y, por lo tanto, de la
obligación; sea el objeto fin individual, sea el objeto fin social”.
De la posición anticausalista de Spota, Llambías, Barcia López y otros destacados civilistas no
debe concluirse que rechazan la concepción finalista del Derecho. Ocurre que discrepan con la técnica
de la concepción Causalista y a ese finalismo, que ellos también pregonan, lo involucran en otros
elementos de la teoría de los hechos y actos jurídicos. Barcía López expresa este punto de vista
diciendo: “Mas allá de la causa, pero siempre por el fin”.
Neocausalismo Subjetivista
Esta corriente encontró su máximo exponente en Lafaille. Para este “no seria posible equiparar
el contenido de un acto (objeto) con la causa del mismo, o sea el propósito que se tuvo en mira,
particularmente dentro de la tesis finalista”. Es perfectamente posible – agrega – “que el primero sea
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lícito en si y que la inmoralidad o violación de la ley se revele por el animo del agente”. Según él, la
causa debe considerarse en el ámbito más general de los actos jurídicos, y “las doctrinas neocausalistas
cooperan en primera línea dentro del movimiento que tiende a espiritualizar la ciencia jurídica...”.
Busso define la causa diciendo: “es el conjunto de razones determinantes, particulares a cada
contratante y hechas comunes en el acto, sea por declaración expresa o por aceptación tácita”.
Para López Olaciregui “la causa constituye un elemento de la voluntad real de los otorgantes que
debe ser investigado en cada caso”.
Neocausalismo Objetivista
Esta corriente encuentra cultores en la doctrina argentina. Entre los más destacados podemos
nombrar a Neppi, Muñoz, Fontanarrosa y otros.
Fontanarrosa dice que: “por causa del contrato ha de entenderse la finalidad económico – social
que éste, considerado objetivamente, cumple y que es reconocida por el ordenamiento jurídico”.
Neocausalismo dualista
Esta es sostenida por grandes juristas como Borda que afirma adherirse al concepto subjetivo de
causa, pero dice: “nos guardamos bien de caer en subjetivismos excesivos y estériles que no hacen sino
desprestigiar esta teoría”. Y dando su concepción, dice: “entendemos que la causa esta integrada por
todo lo que ha sido determinante de la voluntad del sujeto, siempre que esa finalidad esté incorporada
expresa o implícitamente al acto mismo. Por consiguiente comprende:
a) la contraprestación o sea el objeto del acto, que en los contratos bilaterales queda
comprendido dentro de la idea de causa, como que es el fin primero e inmediato por el cual
se contrata, y
b) los fines o motivos mediatos o personales y, por lo tanto, eminentemente subjetivos, con tal
de que esos motivos integren expresa o implícitamente la declaración de voluntad o sean
conocidos por la otra parte y, atento a las circunstancias, deban ser tenidos como
fundamento de la volición”.
Falsa causa.
El art. 501 establece que: “La obligación (acto jurídico o contrato) será válida aunque la causa
expresada en ella sea falsa, si se funda en otra causa verdadera”.
La cuestión que plantea una causa no verdadera que oculta otra (existente, real y lícita) se
vincula con el tema de la simulación (arts. 955 y ss. CC).
Interesa la causa real y no la aparente (simulación relativa) pero: “los que hubieren simulado un
acto (el motivo determinante) con el fin de violar las leyes o de perjudicar a un tercero, no pueden ejercer
acción alguna el uno contra el otro, sobre la simulación, salvo que la acción tenga por objeto dejar sin
efecto al acto y las partes no puedan obtener ningún beneficio de la anulación” (art. 959). Buena parte de
la doctrina confunde la falta de causa con la falsa causa.
Causa ilícita.
“La obligación fundada en una causa ilícita, es de ningún efecto. La causa es ilícita, cuando es
contraria a las leyes o al orden publico” (art. 502 CC).
El motivo determinante puede ser ilícito por contrariar la ley en su letra o espíritu (ilegalidad), por
estar prohibido como atentatorio contra el orden público o, finalmente, por transgredir las buenas
costumbres (inmoralidad). El requisito de la ilicitud en la causa es esencial. Su obligatoriedad permite
“ejercer, a los tribunales, un control eficaz sobre la moralidad de los contratantes”. La causa es ilícita,
como fin ilícito, cuando tiende a “defraudar la ley”.
Estando de por medio un interés publico la nulidad acarreada por la causa ilícita no es
susceptible de confirmación, es absoluta. La necesidad de descubrir el fin perseguido permite calificar al
contrato de anulable. La prueba de la ilicitud debe suministrarla quien invoca la ilicitud. Lo mismo ocurre
cuando se invoca el error sobre la existencia de la causa o su falsedad; todos los medios son
conducentes a este objeto.
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Formación y Conclusión del Contrato
Punto 1: La formación del Contrato. Sus diversas formas: instantánea o progresiva. Las tratativas
previas. Importancia de este periodo. Los deberes precontractuales. Teoría de la “punktation”:
noción, su aplicación en nuestro derecho.
Tratativas previas.
Dentro del primer período de la ideación o elaboración del consentimiento, que comienza según
vimos con el contacto inicial de los futuros contratantes, debe mencionarse algunas figuras, a saber:
a) La invitación a ofertar: es la solicitud que se efectúa por medio de una manifestación unilateral de
voluntad emanada de una futura parte, que no vincula ni engendra responsabilidad, dirigida a un
número de personas indeterminadas o al público en general por medio de circulares, catálogos o
listas de precios. Se invita a entrar en tratativas o, más concretamente, a formular una verdadera y
propia oferta, o sea, una manifestación que sumada a la aceptación posea aptitud para originar el
consentimiento. Se diferencia de la oferta porque la invitación a ofertar, como dijimos, se dirige a
personas indeterminadas, mientras que aquella por el principio general establecido en el art. 1148
C.C. requiere dirigirse a personas determinadas.
b) La minuta: ha sido definida de diversos modos atendiendo al contenido que la misma puede tener y,
por ende, a los efectos que produce entre los tratantes.
Se mencionan en primer lugar, las minutas que constituyen una simple prememoria o mero proyecto,
redactado basándose en las tratativas efectuadas hasta entonces; luego, aquellas que tienden a fijar
por escrito el resultado aun parcial de las negociaciones y a predisponer el esquema del futuro
contrato (borrador), y, por último, las minutas denominadas perfectas que contienen explícitamente el
propósito de obligarse, pero a las cuales les falta algún elemento para ser el contrato buscado.
La importancia de la minuta es indudable a los fines de la eventual responsabilidad precontractual
para demostrar la existencia de las tratativas y el estado de las mismas.
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Contratos
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c) La carta de intención: pertenece al género de las cartas misivas (art. 1036 CC: “las cartas misivas
dirigidas a terceros, aunque en ellas se mencione alguna obligación, no serán admitidas para su
reconocimiento”.), pero la voluntad en ella exteriorizada se halla dirigida a producir un efecto
provisorio que se agota en la preparación del contrato. No constituye el instrumento de un acuerdo ni
obliga a quien la emite. Se diferencia de la minuta, por que ésta última surge de ambas futuras
partes, mientras que la carta de intención es emitida por una sola de ellas.
Importancia de este período. Los deberes precontractuales.
Es de suma importancia el período de las tratativas debido a que, si bien como dijimos antes no
originan vínculo alguno y por ende, no se limita la facultad de apartarse, en caso que esa facultad de
poner fin a las tratativas sea ejercida sin un motivo justo o atendible o de manera abrupta o intempestiva
(dolosa), generaría la responsabilidad precontractual.
La oferta.
El C.C. argentino ignora la etapa de las meras tratativas, el período de la ideación o elaboración
del consentimiento. Coloca en la génesis del consentimiento a la oferta, que se ubica en el segundo
periodo, en el de la concreción del acuerdo, lo cual no significa, de modo alguno, que la etapa de las
tratativas no cuente o sea indiferente para nuestro ordenamiento jurídico. “El consentimiento (dice el
art. 1144) debe manifestarse por ofertas o propuestas de una de las partes, y aceptarse por la otra”.
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Contratos
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Concepto.
La oferta es la manifestación unilateral y recepticia dirigida a invitar a la otra parte a celebrar un
contrato.
Requisitos.
El art. 1148 dice que “Para que haya promesa, ésta debe ser a persona o personas
determinadas, sobre un contrato especial, con todos los antecedentes constitutivos de los contratos”.
Del artículo se deduce que para que haya oferta deben darse los siguientes requisitos:
a) Debe ser RECEPTICIA, en cuanto que debe ser dirigida a persona/s determinada/s o
determinable/s. No constituye oferta el envío de tarifas, listas de precios y otros prospectos o avisos
análogos, ya que tales declaraciones, dirigidas al público en general o a grupos de personas,
constituyen invitaciones a ofertar.
b) Debe ser SERIA, VINCULANTE, es decir, formulada con la intención de quedar obligado.
c) Debe ser REFERIDA A UN CONTRATO EN PARTICULAR, típico o atípico y contener los elementos
estructurales del mismo.
d) Debe ser AUTOSUFICUENTE O COMPLETA, es decir, debe poseer todos los elementos del
contrato; sólo así se explica que la mera aceptación baste para formar el consentimiento.
Cuando falte alguno de estos cuatro requisitos, estaremos ante una invitación a ofertar, una
tratativa previa.
Oferta al público.
La doctrina moderna, no obstante advertir las dificultades del tema se inclina por admitir la
validez de las ofertas hechas a personas indeterminadas, al público en general o a grupos de personas,
cuando ellas reúnen los restantes requisitos de la oferta y como un modo de proteger la buena fe del
público.
El art. 7 de la Ley 24.240 de Protección al Consumidor, expresa: “Oferta. La oferta dirigida a
consumidores potenciales indeterminados obliga a quien la emite durante el tiempo en que se realice,
debiendo contener la fecha precisa de comienzo y de finalización, así como también sus modalidades,
condiciones o limitaciones.
La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por medios
similares empleados para hacerla conocer”.
Modalidades.
El art. 1153 legisla sobre dos modalidades de ofertas:
1) las alternativas –que tienen por objeto uno entre varios contratos independientes y distintos (art. 635)
– o “cosas que pueden separarse” dentro de un único contrato
– Vender esto o aquello -, en cuyo caso la aceptación de uno de los términos de la oferta basta para
perfeccionar el consentimiento;
2) y la oferta conjunta, o “cosas que no pueden separarse”, de modo tal que la aceptación de sólo una de
ellas, importaría un nuevo contrato (contra oferta).
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Contratos
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donación: “si el donante muere antes que el donatario haya aceptado la donación, puede éste, sin
embargo, aceptarla, y los herederos del donante están obligados a entregar la cosa dada”.
Respecto de la indemnización de daños y perjuicios, ésta sólo procederá cuando el aceptante
hubiere realizado gastos relacionados con el contrato que hubiese quedado concluido de no haber
mediado los hechos que dieron lugar a la caducidad de la oferta.
Aceptación. Concepto.
La aceptación es la manifestación unilateral y recepticia destinada a perfeccionar el contrato.
Al comentar la Teoría de la “Punktation” señalamos que la aceptación debe coincidir sobre todos
y cada uno de los puntos o elementos de la oferta, para que se entienda formado el acuerdo de
voluntades; que cualquier modificación importa la propuesta de un nuevo contrato (art. 1152).
Requisitos.
Si bien el Código no establece expresamente los requisitos con que debe contar la oferta para
que sea válida, estos se pueden inferir de diversos artículos. Así, la aceptación debe ser:
a) RECEPTICIA, en cuanto debe ser destinada al oferente (art. 1144).
b) PURA Y SIMPLE, por que según el art. 1152 cualquier modificación a la oferta importa una contra
oferta y no aceptación; no así la oferta, la cual debe ser compleja, es decir, contener todos los
elementos del contrato.
c) EN TIEMPO OPORTUNO. El tiempo oportuno depende se di la oferta tiene plazo o si carece del
mismo. En el primer caso, el tiempo oportuno es el señalado en la misma oferta; en el segundo, va a
ser aquél antes de la retractación de la oferta, es decir, puede ser aceptada la oferta mientras que el
oferente no la retracte.
Modalidades.
La aceptación, como manifestación de voluntad que es, puede consistir en una exteriorización
directa o indirecta, mediante comportamientos declarativos o de hecho; conviene precisar que esa
libertad de formas puede ser limitada por el oferente que puede, con la finalidad de asegurar la
existencia del acuerdo, imponer a la aceptación determinadas modalidades: que se haga por escrito,
carta certificada, etc. Así como puede imponer un plazo de aceptación.
Discrepa la doctrina acerca de cuando se entiende aceptada una oferta que a pedido del
proponente, o por la naturaleza del negocio, o según los usos, no requiera una declaración de voluntad.
Se propone, por una parte, que se juzgará concluido el contrato “desde que fue recibida la propuesta,
siempre que el rechazo de ella no se produjere dentro de un término prudencial”.
Autonomía; caducidad.
La muerte o incapacidad del aceptante, ocurridas con posterioridad al envío de la aceptación
(Art. 1154), no extinguen dicha manifestación de voluntad. Una vez que se envió la aceptación, ésta no
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se independiza del sujeto que la envió, es decir, que la aceptación no caduca ni por muerte ni por
incapacidad del aceptante, ya que la misma es autónoma.
Punto 4: La conclusión del contrato. El momento de la formación del contrato entre presentes y
ausentes: consecuencias. Contrato por teléfono, por telex, por red telemática, por mensajero.
Contrato por correspondencia: diversas teorías; emisión de un juicio crítico en relación a las
mismas. Régimen del Código Civil.
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Contratos
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En los arts. 1138 a 1143 el C.C. hace una clasificación técnica jurídica de los contratos. La
clasificación, ¿tiene carácter normativo? Tener carácter normativo implica tener imperio, es decir, cuando
se ordena algo. En este sentido, la clasificación no tiene carácter normativo. Las clasificaciones y las
definiciones deben quedar en manos de la doctrina, ya que esa labor no es propia del código. Pero es
dable aclarar que la única clasificación que tiene carácter normativo en el Código es las de los arts. 1140
y 1141 sobre contratos consensuales y reales.
Plurilaterales:
Algunos dicen que se trata de una subespecie de los contratos bilaterales, mientras que otros lo
consideran como una tercera categoría, al lado de los unilaterales y bilaterales.
Se considera contrato plurilateral al que tiene, originaria o potencialmente, mas de dos centros
de intereses diferenciados (partes), sin que exista reciprocidad o interdependencia entre todas las
prestaciones nacidas del contrato.
La nota distintiva del contrato plurilateral está dada por la manifestación negocial proveniente de
más de dos partes. Esa pluralidad de partes es puramente eventual, dado que el mismo contrato puede
subsistir con dos partes, o sea como bilateral. Las obligaciones que de ellos emergen son múltiples en
sentido cuantitativo (según el número de contratantes) pero cualitativamente son idénticas y comunes.
De allí que ubiquemos a los contratos plurilaterales como una especie de los bilaterales, pero
ello no nos impide valorar las notas distintivas.
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Contratos
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B) Formales y no formales.
a) Contratos formales: son aquellos cuya solemnidad es taxativamente prefijada por la ley (como
ejemplos de solemnidades el Código cita: “la escritura del acto, la presencia de testigos, que el acto
sea hecho por escribano público, o por un oficial público, o con el concurso del juez del lugar”).
b) No formales: son aquellos cuya exteriorización es libre y que pueden, por lo tanto, realizarse en
cualquiera “de las que el uso social considera instrumento de manifestación admisible e inequívoca”
El concepto de forma que nos da el art. 973 del C.C es el “...conjunto de las prescripciones de la
ley, respecto de las solemnidades que deben observarse al tiempo de la formación del acto jurídico”.
(Forma no es conjunto de prescripciones legales sino de solemnidades prescriptas por la ley.)
Cuando no se designa forma para algún acto jurídico estamos frente a un acto no formal.
Susceptible de ser realizado de la manera que los interesados juzgaren conveniente (art. 974).
C) Onerosos y gratuitos (art. 1139). Conmutativos y aleatorios. Diferencias con los contratos que
contienen obligaciones condicionales. Diversos casos.
Onerosos y Gratuitos.
a) Contratos onerosos: se dan cuando la contraprestación sigue a la prestación, por la ventaja que
deviene del sacrificio, sin que sea preciso una relación de equilibrio (matemático) o equivalencia
entre las prestaciones.
Así como la lesión (art. 954) vela por el equilibrio originario de las prestaciones (sancionando al
desequilibrio fruto del aprovechamiento); la excesiva onerosidad cuando es sobreviniente, encuentra
en la ley adecuado remedio (art. 1198, Teoría de la Imprevisión).
b) Contratos gratuitos: son aquellos en los que hay una liberalidad o un beneficio; se da algo por nada,
sin contrapartida. Ejemplo: depósito, donación.
Existe una política legislativa en disfavor respecto a esta categoría de contratos ya que quien realiza
negocios gratuitos, siguiendo un ideal de solidaridad, caridad, beneficencia, etc., disminuye su
patrimonio, puesto que salen de él bienes sin compensación alguna, y esta merma puede llegar a
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Contratos
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atacar la legítima de los herederos forzosos, perjudicar a los acreedores y aun conducir a la
indigencia al propio autor de tales negocios, transformándolo en una carga para el Estado; de allí el
disfavor con que el legislador ve tales contratos, actitud que se traduce en preceptos que imponen
formalidades.
c) Contratos incoloros: se trata de una categoría intermedia en cuanto que no se puede decir de ellos
que sean exclusivamente onerosos o exclusivamente gratuitos. Según como se los enfoque, estos
contratos podrán ser onerosos o gratuitos. Así, por ejemplo, el contrato de fianza asume carácter
gratuito si es prestado por un amigo; en cambio, sería un contrato oneroso si el fiador fuese un
banco.
Conmutativos y aleatorios.
Nuestro CC no incluye entre los preceptos que dedica a clasificar los contratos uno destinado a
distinguir la categoría de los conmutativos de la de los aleatorios; sin embargo esa distinción surge de
otros artículos tales como el 1173, 1405, 2051.
a) Contratos Conmutativos: son aquellos en que las obligaciones que asumen las partes o una de ellas
son ciertas y apreciables en su significación económica al momento de celebrarse el contrato. Las
partes conocen las ventajas y desventajas que el contrato comportará.
b) Contratos aleatorios: son aquellos en que las ventajas o perdidas para una o ambas partes
dependen de un acontecimiento futuro e incierto.
No hay que confundir el contrato aleatorio con el contrato condicional, ya que la condición es un
elemento extrínseco al contrato que se agrega al mismo, mientras que el alea es un elemento estructural
del contrato. La condición supedita la existencia del contrato condicional, en cambio, el contrato aleatorio
existe, produce efectos, pero algunas de las ventajas están supeditadas al alea.
Clasificación de los contratos aleatorios.
1) Contratos aleatorios por su naturaleza:
a) contrato de juego (art. 2052)
b) contrato de rifa (art. 2069)
c) contrato de apuesta (art. 2053)
d) renta vitalicia (art. 2070)
e) contrato de lotería (2069)
La suerte no es sino el azar que existe en mayor o menor medida en el juego y la apuesta (art. 2054)
o un medio para dividir cosas comunes o terminar cuestiones (art. 2068)
2) Por voluntad de las partes: son aquellos contratos que en principio no son aleatorios, pero que las
partes pueden hacerlos aleatorios.
a) Contrato de compra-venta de esperanza (art. 1173): son aquellos cuyo objeto son cosas
futuras, y el contrato está supeditado a que llegase a existir la cosa, “salvo que sea
aleatorio”, en cuyo caso estaremos frente a una compra-venta de la esperanza, en la cual se
debe el precio independientemente de que exista o no el objeto.
b) Contrato de compra-venta a todo riesgo, con renuncia a la garantía de evicción o por vicios
redhibitorios (arts. 2098 y ss.): son aquellos en que se compra una cosa que se sabe que
está sujeta a un riesgo y el comprador la asume.
En los arts. 1404 a 1407 figuran diferentes tipos de asunción de riesgos. Se puede asumir de forma
absoluta (comprar el producido de un campo, y en caso de que no se llegue a producir nada, igualmente
se debe el precio), o relativa (comprar el producido de un campo siempre exista un porcentaje de
producido).
a) Contratos típicos: son aquellos contratos que tienen una “regulación legal”, es decir que la ley los ha
reglamentado fijándoles su contenido, efectos, exigencias, etc., ya sea en el CC o en una ley
especial. Ej., contrato de locaciones urbanas.
b) Contratos atípicos: son aquellos que si bien no tienen una regulación legal surgen de la vida social
en razón de la libertad contractual (art. 1197). O sea, que si bien estos contratos carecen de
“tipicidad legal”, existirá en muchos una “tipicidad social”, es decir que la sociedad (“en situaciones
no regladas legalmente”, conf. art. 17 CC) por los usos y costumbres los ira reglamentando.
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Contratos
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La variedad de estos contratos es infinita, como las necesidades a que pueden dar satisfacción.
Mas allá de que no valga la pena enumerarlos, resulta valioso mencionar algunas de las especies de
mayor vulgarización:
a) Contrato de garaje: es el celebrado entre el garajista y el propietario de un vehículo o quien tiene
derecho a usarlo, a los fines de la guarda o custodia del mismo, contra el pago de un precio en
dinero.
b) Contrato de publicidad: es el celebrado por un anunciador, que es quien encarga la publicidad o
propaganda, con una agencia de publicidad.
c) Contrato de espectáculo: celebrado entre el espectador, que es quien paga un precio para gozar de
un resultado, y el promotor o empresario del espectáculo, que se compromete a brindarlo de
conformidad con los anuncios, carteleras, avisos, etc.
d) Contrato de exposición: es el contrato por el que mediante una suma de dinero se tiene el derecho a
colocar de manifiesto al público determinadas cosas muebles, dentro de un espacio exclusivo.
a) Contrato de Cambio: son aquellos en los que se produce una circulación de bienes a través de su
enajenación o disposición (compraventa, permuta, cesión onerosa de derechos, etc.), o en virtud de
esa circulación pero recurriendo a la concesión del uso temporario de esos bienes (locación urbana,
arrendamiento rural, etc.).
b) Contrato de Crédito: son aquellos en los que se concretan mediante préstamos de consumo, mutuo
oneroso y gratuito, o de uso gratuito, comodato, o entrega en guarda con derecho a usar, deposito
irregular; otro tanto ocurre con el contrato oneroso de renta vitalicia.
c) Contrato de Garantía: son aquellos contratos accesorios que brindan seguridad respecto del
cumplimiento de otro contrato (contrato principal); por ejemplo, el contrato de fianza, si el deudor no
cumple, las obligaciones las cumple el fiador o garante.
d) Contrato de Custodia: son aquellos que tienen finalidad de guarda o conservación, como ocurre en el
contrato de deposito regular, voluntario o necesario (por el cual el depositante entrega al depositario
una cosa para que la guarde y la entregue cuando le sea requerida) generalmente gratuito en el
ámbito civil y oneroso en el comercial; lo mismo ocurre en los contratos atípicos de garaje y de
guarda en cajas de seguridad.
e) Contrato de Cooperación: son aquellos contratos en los cuales medie una función de cooperación
para alcanzar un fin determinado. Por ejemplo, el contrato de locación de obras y de servicios; el
contrato de mandato, por el cual el mandatario contribuye con el mandante para alcanzar un fin
determinado.
f) Contratos de Previsión: son aquellos contratos destinados a la prevención de riesgos; por ejemplo, la
renta vitalicia, en el derecho civil y el seguro, en el comercial, cumplen con dicha finalidad.
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Contratos
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g) Contrato de Recreación: son aquellos contratos que aun cuando no cumplen una función económica
tienen una misión de entretenimiento o recreación de la personas. Por ejemplo, el contrato de juego
y apuesta, y el contrato atípico de espectáculo publico.
Sistemas de prueba.
Hay dos sistemas extremos y uno intermedio:
• Sistema de la prueba legal: es aquel en el cual la ley dispone cuando se encuentra acreditado un
hecho o acto jurídico. Este es un sistema extremo en el que la actividad del juez se encuentra muy
limitada.
• Sistema de la libre convicción: este sistema es el otro extremo y consiste en dejar al libre arbitrio del
juez la determinación de cuando se tiene acreditado algún hecho sin dar ninguna explicación.
• Sistema de la sana crítica o intermedio: este sistema combina los dos anteriores: el juez determina
cuando un hecho se encuentra probado pero debe dar explicaciones del porqué de su decisión y que
fue lo que tuvo en cuenta. Este sistema es el adoptado por el CPCC de Santa Fe.
Medios probatorios
La actividad probatoria se cumple en el proceso y está dirigida a convencer al juez de la verdad
de lo afirmado.
El interés en probar se refleja en el tema “carga de la prueba”, o sea en lo referente a saber cual
de las partes en el proceso tiene la obligación de realizar la prueba.
En cuanto a la carga probatoria, en principio (Teoría Clásica), quien alega un hecho debe
probarlo. Pero excepcionalmente, en virtud de la “teoría de la carga probatoria dinámica”, debe probar la
parte que se encuentre en mejores condiciones de hacerlo. Esta teoría es aplicable con frecuencia en la
responsabilidad médica, así por ej. , respecto a la mala praxis, la alega el paciente, pero la clínica deberá
ofrecer la prueba por estar en mejores condiciones para hacerlo.
Los medios probatorios son los instrumentos aptos para lograr la demostración, en los que el
juez encontrará los motivos de su convicción y que se encuentran en la legislación de fondo. Hay que
distinguirlos de los modos probatorios que son cómo esos medios se insertan en el proceso y que es
materia de los Códigos Procesales.
El Art.1190 CC contiene una enumeración de medios probatorios por los cuales se demuestra la
existencia de los contratos en general. Para cada contrato en particular existen artículos específicos.
“Los contratos se prueban por el modo que dispongan los Códigos de procedimientos de las
Provincias federadas:
a) Por instrumentos públicos;
b) Por instrumentos particulares firmados o no firmados;
c) Por confesión de partes, judicial o extrajudicial;
d) Por juramento judicial;
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Contratos
Félix G. MALUF
e) Por presunciones legales o judiciales;
f) Por testigos”.
Según Mosset, esta enumeración no es taxativa y por ende no excluye la posibilidad de que los
contratos sean probados por otros medios dispuestos por los Códigos de procedimientos o no incluidos
en ellos.
a) Instrumentos Públicos
En los arts. 979 a 996 se ocupa el Código de los instrumentos públicos en general y, luego, de las
escrituras públicas en particular (arts.997 a 1011). Los instrumentos públicos hacen plena prueba y se
presumen auténticos por de la presencia del funcionario público y de la sujeción a las reglas prescriptas
por la ley para su confección. Si el funcionario público se encontraba inhabilitado o en una situación
similar, eso no le quita valor al instrumento pero se convierte en un instrumento privado.
El valor probatorio puede ser destruido por una acción civil o penal de falsedad, hasta tanto hace
plena fe de los hechos cumplidos por el oficial público o pasados en su presencia, entre partes y frente a
terceros, no así de los hechos que las partes manifiesten.
b) Instrumentos privados
Estos se denominan así por no requerir la presencia del oficial público, condicionan su eficacia
probatoria al reconocimiento de la firma y además, frente a terceros, al logro de una fecha cierta. El Art.
1190 habla de “instrumentos particulares firmados o no firmados”. El código se ocupa de tales
documentos en los arts. 1012 a 1036.
El Art.1026 establece que “el instrumento privado reconocido judicialmente por la parte a quien
se opone, o declarado debidamente reconocido, tiene el mismo valor que el instrumento público entre los
que lo han suscripto y sus sucesores”. Pero “...no prueban contra terceros o contra sucesores a título
singular, la verdad de la fecha expresada en ellos” (Art.1034), si no se les confiere “fecha cierta” sobre la
base de alguno de los modos previstos en el artículo1035.
No obstante que el Art.1012 define al instrumento privado y preceptúa que “la firma de las partes
es una condición esencial para la existencia de todo acto bajo forma privada”; pero hay instrumentos que
aunque no estén firmados tienen valor probatorio como por ej., los libros de comercio. Llambías
analizando el Art. 1012 considera que los instrumento privados en un sentido amplio engloban tanto los
documento firmados como los no firmados, mientras que en un sentido estricto solo documentos
firmados.
Los instrumentos privados para tener eficacia probatoria requieren:
- el reconocimiento por las partes;
- la firma, que es la forma habitual con la cual alguien se identifica
- doble ejemplar o tantos ejemplares como partes existan (Art. 1021)
- fecha cierta (Art. 1035) para ser oponible a terceros.
55
Contratos
Félix G. MALUF
en ellas se mencione alguna obligación, no serán admitidas para su reconocimiento”. Se protege la
confianza existente entre los corresponsales.
c) Confesión de partes.
La confesión “es la declaración que una parte hace de la verdad de hechos desfavorables a ella
y favorables a la otra parte”. Es la prueba por excelencia, a tal punto que desplaza a las demás. Tiene
eficacia práctica, puesto que elimina la controversia, pero ello no quiere decir que lo confesado tenga
“valor probatorio” en cuanto puede muy bien no ser verdad. La confesión debe emanar voluntariamente
de la contraparte, con plena conciencia de que con ella está favoreciendo a la otra parte y
perjudicándose (es el ánimus que se exige para la confesión)
La confesión judicial es la que se presta dentro del proceso, del modo que disponen los códigos
procesales, sea ella espontánea o provocada. Puede ser, asimismo, expresa o tácita, esta última
confesión se tendrá en caso de incomparecencia, de rehusar responder o de hacerlo en forma evasiva.
La confesión extrajudicial es la hecha fuera de juicio, “por escrito o verbalmente, frente a la parte
contraria o a quien la represente”. Hace plena prueba siempre que sea acreditada por los medios
establecidos por la ley.
d) Juramento judicial
Consiste en someter la decisión del juicio a la palabra de una de las partes, presuponiendo la
honradez de lo que dice. Es muy poco usado.
e) Presunciones
Las presunciones dan por asumida la realidad de los hechos antes de cualquier demostración;
son consecuencias extraídas de ciertas circunstancias que tienen por finalidad excluir la carga probatoria
o bien desplazarla.
- Presunciones legales: pueden ser presunciones iuris et de iure (que no admiten prueba en contrario)
o iuris tantum (que admiten prueba en contrario).
- Presunciones judiciales u hominis: son aquellas en las que se basan los jueces ante la ausencia de
una prueba directa.
f) Los testigos
Son las declaraciones en juicio que realiza una persona sobre lo que sabe o presenció. Debe
tratarse de un tercero imparcial, ya que de no ser así se lo puede tachar.
La idoneidad de los testigos será apreciada por el juez, al dictar sentencia definitiva teniendo en
cuenta las circunstancias y motivos que corroboren o disminuyan la fuerza de las declaraciones. La
apreciación de este medio de prueba debe hacerse con suma cautela, valorando el juez el carácter de
los testimonios, la credibilidad de los testigos, etc.
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Contratos
Félix G. MALUF
Cuando la forma es requerida para la validez del contrato, la omisión acarrea su nulidad. Al no
juzgarse realizados se sigue como consecuencia que no se podrán juzgar probados, no revistiendo la
forma exigida por la ley.
Podría ocurrir, sin embargo, que celebrados con la solemnidad requerida ocurra luego la
destrucción o extravío del documento; en tal hipótesis, probada la “documentación”, se tendrá por
demostrado el contrato, no obstante la “imposibilidad de presentar” el documento.
Cuando la forma es exigida para la prueba, como ocurre en el supuesto previsto por el Art. 1193
(el contrato cuyo objeto supera los diez mil pesos “debe hacerse por escrito”), la omisión de la
solemnidad obsta a su demostración sobre la base de otros medios probatorios.
La regla del Art.1193 reconoce las excepciones que el propio Art.1191, aclarado por el siguiente
1192, señala y que harán admisibles los restantes “medios de prueba designados” en el caso de existir:
1) Imposibilidad de obtener la prueba exigida por ley;
2) principio de prueba por escrito, y
3) Principio de ejecución.
Las excepciones son las mismas que las de la admisibilidad de la prueba testimonial y de
presunciones, en aquellos contratos cuyo objeto supere los diez mil pesos. La prueba testimonial no es
admisible cuando con ella se intenta alterar lo dicho en un instrumento público o privado.
Se incluye indebidamente el caso en que “la cuestión versare sobre los vicios de error, dolo,
violencia, fraude, simulación o falsedad de los instrumentos de donde constare” el contrato, por cuanto
en tales cosas se trata de probar meros hechos y no de la prueba del contrato, pudiendo recurrirse con
entera libertad a cualquier medio probatorio.
1) La imposibilidad de obtener la prueba designada por la ley, primera hipótesis de excepción, nos lleva
a distinguir entre la imposibilidad de presentar la prueba, no obstante haberse formalizado el
contrato, y la imposibilidad de celebrar el contrato de acuerdo con la forma requerida para la prueba.
La ley parece referirse a este segundo supuesto cuando interpreta que “se juzgará que hay
imposibilidad de obtener o de presentar prueba escrita del contrato, en los casos de depósito
necesario o cuando la obligación hubiese sido contraída por incidentes imprevistos en que hubiese
sido imposible formarla por escrito” (Art. 1192, primera parte) como por ej., en el caso de que un
médico atienda a una persona el la calle, no le va a exigir que firme un contrato de locación de
servicios.
En los contratos solemnes, probada la documentación (es decir la formalización conforme a la
solemnidad exigida) se entiende probado el contrato, aunque falte el documento por pérdida o
extravío. En los contratos con forma para la prueba no será necesario probar la documentación, pues
ésta no hace a la validez sino a la demostración del negocio, bastando con justificar la “imposibilidad”
de formalizar. El depósito necesario es el ocasionado por “incendio, ruina, saqueo, naufragio,
incursión de enemigos o por otros acontecimiento de fuerza mayor” (Art. 2277); son ellos los
“incidentes imprevistos” a que alude el texto del Art. 1192.
2) El principio de prueba por escrito en los contratos que pueden hacerse por instrumento privados”, es
la segunda hipótesis de excepción. El Código, en el Art. 1192, segunda parte, da la noción de
“principio de prueba por escrito” al decir que es cualquier documento público o privado que emane
del adversario, de su causante o de parte interesada en el asunto, o que tendría interés si viviera y
que haga verosímil el hecho litigioso.
3) El principio de ejecución se encuentra contemplado en el Art. 1191 como excepción a la regla sobre
la prueba de los contratos formales, el hecho de que “...una de las partes hubiese recibido alguna
prestación y se negase a cumplir el contrato”; este “principio de ejecución”, de una o más
prestaciones, puede provenir de cualquiera de las partes. La negativa de la contraparte respecto del
cumplimiento de la prestación a su cargo, sobre la base de la omisión de la formalidad, origina el
planteo judicial acerca de la prueba del negocio.
La aplicación de esta excepción es frecuente en los contratos de locación de cosa, de obra o de
servicio, para cuya validez no se exige una formalidad, pero cuya prueba, cuando el objeto supera
los diez mil pesos, debe prestase por documento privado (Art. 1193). Negada la existencia del
contrato por una de las partes y habiendo principio de ejecución (entrega de la cosa al locatario,
prestación del servicio por el locador o ejecución en alguna medida de la obra por el empresario), se
abra la posibilidad de probar el negocio por los restantes medios enumerados en el Art. 1191.
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Contratos
Félix G. MALUF
Conflictos de pruebas: instrumento público e instrumento privado
No todos los medios de prueba son igualmente eficaces y, a la vez, esa jerarquía de eficacia no
excluye la posibilidad de conflictos entre las resultancias de distintos medios.
En el Art.996 admitió Vélez que “el contenido de un instrumento público puede ser modificado o
quedar sin efecto alguno por un contrainstrumento público o privado que los interesados otorguen”, al
menos para los efectos entre partes, pues frente a terceros, tales como los sucesores a título singular, “el
contradocumento privado no tendrá ningún efecto”.
Esa solución, validez de los efectos frente a las partes y sucesores universales y no validez de
los efectos de la modificación frente a terceros, es ratificada ahora por el Art.1194: “el instrumento
privado que alterase lo que se hubiere convenido en un instrumento público, no producirá efecto contra
tercero”.
El sentido de ambos textos es de protección a los terceros, que confían en el instrumento de
mayor jerarquía, tendiendo a darles seguridad, de allí que nada obste para que esos terceros, sucesores
a título singular o no, invoquen a su favor los documentos privados que modifiquen lo convenido en el
instrumento público.
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Contratos
Félix G. MALUF
los múltiples supuestos de derecho aparente. En la materia de los contratos el Derecho ampara la buena
fe tanto en uno como en otro significado.
La buena fe objetiva recibe amparo cuando se la considera tanto en su aspecto compromisorio
(reclamando del deudor el fiel cumplimiento de la obligación) como en la eximente o absolutorio, cuando
concurre en auxilio del deudor frente a un acreedor usurario, a un acreedor que pretende desconocer el
cambio de las circunstancias tenidas en vista al contratar, a un acreedor que pretende ignorar el estado
de necesidad que aflige a su deudor, a un acreedor, en fin, que intenta ejercitar su derecho de manera
abusiva, sea con intención de dañar a su deudor.
La buena fe subjetiva logra amparo cuando se protege a los adquirentes que obran sobre la base
de la confianza que suscita un derecho aparente, cuando se protege a quien no puede advertir un error
no reconocible, cuando para la formación del consentimiento y la interpretación del contrato se atiende a
los términos que se desprenden de la declaración y no a los que permanecen guardados en la
conciencia de los celebrantes. En su aspecto subjetivo alude a un estado de conciencia que consiste en
ignorar que se está perjudicando un interés ajeno tutelado por el Derecho; es también la creencia en la
apariencia de una relación cualificante que legitima a la contraparte (es decir a aquel con quien se entra
en relación contractual (a disponer del derecho de que se trata en el acto o negocio. A veces la buena fe
amplía las obligaciones contractuales ya existentes y las integra con obligaciones primarias y
secundarias de conservación y respeto del derecho ajeno; otras veces, alivia o atempera las
obligaciones asumidas en el contrato.
Según Mosset, con ese alcance debe interpretarse la segunda parte del párrafo inicial del Art.
1198: “...y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando
con cuidado y previsión”. Las partes sólo entendieron (o pudieron entender) lo que conocieron (o
pudieron conocer); es decir, básicamente, lo declarado o exteriorizado. Como excepción tendrá
relevancia la voluntad real que no se desprenda de la declaración, cuando se pruebe que el destinatario
conocía la intención oculta.
d) Interpretación fáctica:
El Art. 218 inc. 4 dice que “Los hechos de los contrayentes, subsiguientes al contrato, que tengan
relación con lo que se discute, serán la mejor explicación de la intención de las partes al tiempo de
celebrar el contrato”.
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Contratos
Félix G. MALUF
Sólo se ha de recurrir a estos elementos extrínsecos, que arrojan luz sobre la intención, habiendo
ambigüedad en las palabras.
En la aplicación práctica que los contratantes han realizado de las estipulaciones del contrato,
aplicación anterior a las desavenencias, se encuentra el genuino sentido de las mismas. Esta
interpretación se llama fáctica o auténtica, por provenir de los hechos de los propios contratantes.
e) Interpretación conservadora:
El Art. 218 inc. 3, dispone: “Las cláusulas susceptibles de dos sentidos, del uno de los cuales
resaltaría la validez, y del otro la nulidad del acto, deben entenderse en el primero.
Si ambos dieran igualmente validez al acto, deben tomarse en el sentido que más convenga a la
naturaleza de los contratos, y a las reglas de la equidad”.
La primera parte del inciso consagra el principio de la conservación del contrato: en caso de
ambigüedad debe estarse por la producción de efectos jurídicos no siendo dable interpretar que las
partes han hecho algo inútil o ilusorio. Lo mismo ocurre cuando la cláusula es equívoca acerca de la
extinción o no del negocio: debe estarse por el mantenimiento de los efectos.
La conservación del contrato, a su vez, permitirá a las partes lograr el efecto económico perseguido.
Deben tomarse en consideración los fines económicos que las partes persiguieron al contratar a
efectos de realizar una correcta interpretación de los contratos.
La segunda parte del inc. 3 apunta a una interpretación acorde con la naturaleza del contrato y las
reglas de la equidad. Por medio de la calificación del contrato se determinará la naturaleza de la
relación jurídica y se la clasificará, tanto desde el punto de vista jurídico como del económico, entre
las categorías jurídicas existentes. La interpretación debe tomar en cuenta la índole del contrato: si
oneroso o gratuito, bilateral o unilateral, etc., o bien si tiende al cambio de prestaciones o a unión de
esfuerzos, a la previsión, etc.
El juez verá en cada caso, según su prudente arbitrio, cuál es la interpretación que más se acomoda
con la naturaleza del contrato y las reglas de la equidad, y que conforme a una interpretación finalista
permita a las partes alcanzar los fines perseguido, debiendo el juez colmar los vacíos y remediar los
defectos de sus declaraciones.
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Contratos
Félix G. MALUF
Las cláusulas incorporadas son aquellas que habiendo sido objeto de negociación, son anexadas
(generalmente escritas a mano). Estas deben prevalecer por sobre las pre-impresas ya que reflejan
mejor el querer de las partes contratantes.
Integración del contrato: concepto. Emisión de juicio crítico. Calificación. Quién califica el
contrato.
Ineficacia Originaria.
Nulidad. Anulabilidad.
La nulidad es una sanción legal que priva al acto de sus efectos propios en virtud de un vicio
existente al momento de la celebración. Se trata de defectos inherentes a la estructura del contrato que
producen “un estado originario de muerte”, en el caso de la nulidad, o bien “un estado de enfermedad”
que puede conducir a la muerte, en el caso de la anulabilidad.
Algunos autores, generalmente la doctrina francesa, solían distinguir entre nulidad o invalidez e
inexistencia:
- Nulidad o invalidez: cuando el acto posee todos los elementos estructurales, pero uno de los mismos
se encuentra viciado. Por ej., el acto celebrado por un incapaz.
- Inexistencia: cuando el acto carece de uno de los elementos estructurales. Por ej., un contrato sin
objeto.
Esta distinción en la actualidad carece de trascendencia. La nulidad puede provenir tanto de la
falta de un elemento estructural como de un vicio en alguno de los elementos estructurales y la nota al
Art. 1038 establece que ambas (invalidez e inexistencia) se regulan de la misma manera.
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Contratos
Félix G. MALUF
Ahora bien, ¿quién determina la nulidad de un contrato? ¿De donde surge que un acto pueda ser
pasible de nulidad?
El Art. 1037 establece que “Los jueces no pueden declarar otras nulidades de los actos jurídicos
que las que en el Código se establecen”. De la lectura de este artículo se plantea la cuestión de saber si
existen sólo nulidades expresas o si también puede hablarse de nulidades virtuales o implícitas.
Este artículo esta transcripto del Esbozo de Freitas, pero Vélez le hizo una modificación. Freitas
tenía agregado en este artículo “las que expresamente se establecen”. Como se ve, Vélez no incluyó la
palabra “expresamente”, por lo cual, esto nos da la pauta de que el Art. 1037 permite la nulidad virtual,
es decir, una nulidad que surja implícitamente de la ley, que no se encuentra explícitamente expresada
en la norma.
Esto encuentra sustento en el Art. 18 del C.C. que establece que “los actos prohibidos por las
leyes son de ningún valor, si la ley no designa otro efecto para el caso de contravención”. O sea que la
sanción de cualquier acto ilícito es la nulidad aunque la ley no diga expresamente “bajo pena de nulidad”.
Efectos de la nulidad.
El principio general está consagrado por los Art. 1050 y 1052. El Art. 1050 establece que “La
nulidad pronunciada por los jueces vuelve las cosas al mismo o igual estado en que se hallaban antes
del acto anulado”, y el Art. 1052 dice que “La anulación del acto obliga a las partes a restituirse
mutuamente lo que han recibido o percibido en virtud o por consecuencia del acto anulado”. Se
desprende de ambos textos que la nulidad tiene efecto retroactivo o ex tunc al momento de celebración
del acto.
La excepción a este principio general se encuentra en el Art. 1165 según el cual en el caso de un
contrato celebrado por un incapaz, establece que “Declarada la nulidad de los contratos, la parte capaz
para contratar no tendrá derecho a exigir para exigir la restitución de lo que hubiere dado, o el reembolso
de lo que hubiere pagado, o gastado...”, pero el artículo establece una excepción a dicha excepción al
decir “...salvo si probase que existe lo que dio (en el patrimonio del incapaz), o que redundara en
provecho manifiesto de la parte incapaz”.
Rescisión.
Es un acuerdo entre las partes para poner fin al contrato. También se llama “distracto”. Esta
prevista en el Art.1200 C.C. que establece que “Las partes pueden por mutuo consentimiento extinguir
las obligaciones creadas por los contratos, y retirar los derechos reales que se hubiesen transferido...”
Se trata de la posibilidad de extinguir relaciones jurídicas creditorias y reales por un nuevo
contrato. Por mutuo acuerdo, por un nuevo contrato se rescinden las relaciones jurídicas para el futuro,
sin alterar los efectos ya producidos, opera ex nunc, salvo que las partes quisieran otorgarle otro efecto
diferente. La rescisión sólo se concibe en contratos no agotados por cumplimiento, es decir, en contratos
en vías de cumplimiento, ejecución continuada o tracto sucesivo o en aquellos cuyos efectos no han
empezado aún a producirse.
Para la cátedra la rescisión es siempre contractual, ya que va a estar en la voluntad de las partes
el ponerle fin a un contrato.
Alterini, por su parte, considera que la rescisión puede tener fuente contractual o legal, surgir de
ambas partes o de una de ellas, y da como ejemplo el supuesto contemplado por el Art. 1638 que
permite al dueño de una obra desistir de la ejecución de ella por su sola voluntad, indemnizando al
locador.
Revocación.
El Art.1200, segunda parte, dice “...y pueden también (las partes) por mutuo consentimiento
revocar los contratos, por las causas que la ley autoriza”
63
Contratos
Félix G. MALUF
No obstante el texto, la doctrina está de acuerdo en sostener que no es el mutuo consentimiento
el que se necesita para revocar un contrato, pues lo característico de la revocación es la extinción por
voluntad de una sola de las partes.
Quien revoca retrae su voluntad originaria, que concurrió a dar nacimiento al negocio, y ocasiona
la cesación de los efectos desde ese momento para el futuro, ex nunc. Las consecuencias ya producidas
quedan firmes entre partes y frente a terceros. Los únicos contratos que admiten la revocación son la
donación y el mandato, ya sea oneroso o gratuito.
Las causas de revocación son exclusivamente legales, o sea que las partes no pueden pactar
causales de revocación.
Hay algunos autores que dividen las causas legales en:
- Discrecionales: la ley autoriza a revocar un contrato por propia voluntad sin necesidad de invocar
causa alguna. Por ej., el mandato, el cual se puede dejar sin efecto por la sola voluntad del
mandante.
- Causadas: solo se puede revocar el contrato si se acredita la causa contemplada en la ley. Por ej.,
ingratitud del donatario.
Resolución.
Tiene lugar cuando una de las partes la solicita en virtud de una cláusula resolutoria prevista en
el contrato o de una disposición legal.
La resolución actúa opera ex tunc, retroactivamente, salvo los efectos ya cumplidos, en los
contratos de ejecución continuada o tracto sucesivo de prestaciones equivalentes y divisibles, “que
quedarán firmes” (Art.1204, primera parte), como por ej., en un contrato de locación, se dispone el uso y
goce de la cosa y cada mes se debe pagar $500. Las prestaciones son equivalentes porque usar la
cosas equivale a $500, y también es divisible porque el contrato de locación es de 24 meses y cada
cuota equivale a $500; en este caso si hay incumplimiento, lo pagado queda firme.
Entre las causales de resolución contenidas en la ley podemos citar:
El pacto comisorio implícito que autoriza a la parte cumplidora (por voluntad de la ley), ante el hecho
futuro e incierto (que la prestación no sea ejecutada por el deudor) a la resolución del contrato por
alguno de estos procedimientos. (Art. 1204)
La imposibilidad de cumplimiento de la prestación a cargo de uno de los contratantes, que resulta de
un hecho posterior al contrato y no imputable a las partes, produce la resolución del contrato. “La
obligación se extingue (dice el Art.888 C.C.) cuando la prestación que forma la materia de ella, viene
a ser física o legalmente imposible sin culpa del deudor”. La pérdida de la cosa debida (según el
Art.891) se produce en tres situaciones:
1) cuando la cosa ha sido destruida completamente;
2) cuando la cosa ha sido puesta fuera del comercio, y
3) cuando se la ha hecho desaparecer y no se sabe donde se encuentra.
La excesiva onerosidad sobreviniente es también causa de resolución del contrato, según lo
establece el Art.1198; la particularidad consiste en la posibilidad, acordada al demandado
“beneficiado”, de impedir la resolución “ofreciendo mejorar equitativamente los efectos del contrato”.
Entre las causales pactadas por las partes podemos citar:
El pacto comisorio expreso que autoriza a la parte cumplidora, ante el hecho futuro e incierto de “que
alguna obligación no sea cumplida con las modalidades convenidas”, a optar por la resolución del
contrato, declarando su voluntad en tal sentido y comunicándola a la incumplidora según lo
expresado en el Art. 1204 tercer párrafo. Pero además la parte cumplidora puede optar “...por exigir
a la incumplidora la ejecución de sus obligaciones con daños y perjuicios” (Art.1204, párrafo cuarto).
Teoría de la Imprevisión
Art. 1198 - (Texto s/ley 17711 - BO: 26/4/1968) Los contratos deben celebrarse, interpretarse y
ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron
entender, obrando con cuidado y previsión.
En los contratos bilaterales conmutativos y en los unilaterales onerosos y conmutativos de ejecución
diferida o continuada, si la prestación a cargo de una de las partes se tornara excesivamente onerosa,
por acontecimientos extraordinarios e imprevisibles, la parte perjudicada podrá demandar la resolución
del contrato. El mismo principio se aplicará a los contratos aleatorios cuando la excesiva onerosidad se
produzca por causas extrañas al riesgo propio del contrato.
En los contratos de ejecución continuada la resolución no alcanzará a los efectos ya cumplidos.
No procederá la resolución, si el perjudicado hubiese obrado con culpa o estuviese en mora.
La otra parte podrá impedir la resolución ofreciendo mejorar equitativamente los efectos del contrato.
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Contratos
Félix G. MALUF
respectivas voluntades que de él deriva, y surge además la confianza suscitada por cada contratante en
el otro con la promesa que le ha hecho.
Los pilares de la fuerza vinculatoria del contrato son la “buena fe lealtad” y la “buena fe creencia”.
La regla jurídica que impone la obligatoriedad de los contratos surge del Art. 1197: “las
convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse como
a la ley misma” y tiene su fundamento en la regla moral que hace al hombre sirviente de su propia
palabra, pero concurren a dar fuerza a ese vinculo la libre aceptación de las cláusulas limitativas de la
voluntad individual y la confianza que mutuamente se suscitan los contratantes, así como la satisfacción
que por vía se logra de los intereses colectivos y del bien común. Esta regla refleja también el principio
de la autonomía de la voluntad. Incluso algunos dicen que se trata de las dos caras de una misma
moneda.
Este principio hoy se encuentra en crisis, ya que si bien la regla es que “los contratos deben
cumplirse”, en la actualidad el principio de la autonomía de la voluntad con su correlativa fuerza
vinculante, va siendo sustituido por el de la sujeción de la actividad humana a los imperativos de la
solidaridad social, creados por la división del trabajo y la comunidad de necesidades. Hoy día se está en
busca de la “justicia contractual”.
- Principio de Eficacia Relativa: (arts. 1195 y 1199)
Significa que el contrato solo produce efectos entre las “partes” (Art. 503). El Art. 1199 sienta la
regla de que “los contratos no pueden oponerse a terceros, ni invocarse por ellos. La eficacia no alcanza
a todos los sujetos, sino sólo a las partes, por eso hablamos de eficacia relativa.
Este principio que se encuentra consagrado en todos los códigos del siglo XIX, hoy está en
crisis, y ya no tiene un alcance tan riguroso como en aquella época. Hoy se entiende que los contratos
son oponibles a terceros: los contratos son oponibles erga omnes; esto implica que los terceros deben
respetar el contrato y no pueden inmiscuirse en la relación contractual para perjudicar a las partes. Esto
nos lleva a hablar de una eficacia absoluta y no relativa del contrato.
Diez Picazo considera que los efectos del contrato pueden ser:
- Inmediatos o directos: son los efectos que surgen del contrato y que gravan directamente a las
partes.
- Mediatos o Indirectos: son los efectos que gravan a todos, ya que obligan a los terceros a respetar
las obligaciones y derechos que surgen del contrato.
Parte.
Parte en un contrato es el titular del “centro de interés” y puede estar compuesta por una o varias
personas.
Generalmente es parte el otorgante del contrato, cuando él lo celebra a nombre y por cuenta
propia. Pero no siempre el que celebra o interviene en la formalización del contrato es parte: puede
mediar un desdoblamiento, y el que contrata puede estar actuando en nombre de otro, es decir, media
representación, la parte es el representado, ya que es el centro de interés.
Excepciones al principio
Los sucesores universales en principio son tratados como parte en los contratos de los cuales el
causante era parte. Pero el Art. 1195 marca tres excepciones:
Cuando el contrato cree derechos u obligaciones inherentes a la persona del causante: esto se
relaciona con el Art. 498 que establece que no son transmisibles a los herederos, pero no dice qué
se entiende por “inherente a la persona”. No hay claridad en la doctrina respecto a cuando se
considera que un derecho es inherente a la persona. Llambías, tal vez el mas acertado, entiende que
“un derecho es inherente a la persona, cuando ya por su naturaleza, ya por una disposición de la ley,
es inconcebible su ejercicio independientemente del individuo humano a favor de quien está
instituido”. El ejemplo más gráfico es el contrato de locación de obra, si se contrata a un pintor
famoso para que pinte un cuadro, ese contrato está pensado para ser hecho por ese pintor y sólo por
él (obligación intuito personae), no puede ser pintado entonces por sus herederos.
Cuando resulte de una disposición expresa de la ley: es decir, que el propio legislador hubiese
previsto la intrasmisibilidad, por considerar inconveniente dicha transmisión. Un ejemplo es la figura
del pacto de preferencia que es el que se introduce en una compraventa a favor del vendedor, que
implica que si el comprador quiere volver a vender, debe preferir como comprador al vendedor
originario. Se prevé la extinción de ese contrato con la muerte del vendedor originario.
Cuando las partes, en uso de la libertad contractual, hayan estipulado que la muerte de una de ellas
causaba la extinción del contrato: esto es excepcional en el C.C., pero ocurre habitualmente en la
realidad. Se trata de una cláusula de estilo. En los hechos se invierte la regla del C.C.; esto se suele
dar en los contratos de larga duración, como por ej., en la locación.
Terceros.
En principio, son todos aquellos que no son parte del contrato. Pero este concepto es ambiguo
porque hay distintas especies de terceros: interesados y desinteresados.
Son terceros interesados los que tienen un interés legitimo que los vincula al contrato, sea
reconociéndoles derechos o imponiéndoles responsabilidades. Estos terceros al tener un interés, o bien,
cuentan con una acción o pueden ser accionados.
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Contratos
Félix G. MALUF
obligaciones reales finca en que se transmiten al sucesor particular sin que sea necesario para ello
convenio especial de transmisión de la obligación o una asunción por parte del sucesor particular.
Acción subrogatoria.
Luego de establecer el Art. 1195 el denominado efecto relativo de los contratos, el Art. 1196
dispone: “Sin embargo los acreedores pueden ejercer todos los derechos y acciones de su deudor, con
excepción de los que sean inherentes a su persona”.
Se trata del ejercicio de la acción subrogatoria, indirecta u oblicua, en la que se reemplaza al
acreedor inactivo (subrogar es sustituir o colocarse en lugar de otro). Lo determinante es que el deudor,
acreedor de un tercero, no ejerza la acción que le compete contra éste y, así, prive a sus propios
acreedores de ver incorporado ese crédito a su patrimonio.
En estos casos la ley permite al acreedor subrogarse en los derechos del deudor y cobrar los
créditos de los deudores de su deudor.
Para que proceda esta acción, el subrogante debe ser acreedor; debe haber inacción por parte
del deudor; y el acreedor debe acreditar su interés legítimo para ejercer esta facultad, que la ley le
concede como paliativo del desinterés del deudor.
En cuanto a los efectos que la misma produce vale decir que:
- la acción se ejerce a nombre del deudor quien sigue siendo el verdadero titular del derecho.
- la sentencia alcanza a la totalidad del crédito del deudor subrogado y no solamente al monto de la
deuda pendiente con el acreedor subrogante;
- el crédito ingresa al patrimonio del deudor por lo que se ven beneficiados todos los acreedores del
deudor subrogado.
Acción directa.
La acción directa es la que compete al acreedor para percibir de un tercero lo que éste le adeuda
a su deudor: “A”, acreedor de “D”, tiene derecho a percibir de “T” lo que éste le debe a “D”.
68
Contratos
Félix G. MALUF
El fundamento o la razón de ser de esta facultad del acreedor se encuentra en el principio que
veda el enriquecimiento sin causa. Esto se ve con particular claridad en materia de subcontratos: el
locador (A) puede accionar directamente contra el subinquilino (T) por lo que le adeuda, en concepto de
alquileres, el inquilino (D); de esa manera se impide que el inquilino (D) se enriquezca sin causa usando
y gozando de la cosa, sin pagar el alquiler, y no obstante ello perciba los subarriendos del subinquilino
(T)
Cabe tener en cuenta que los efectos que produce esta acción marcar la diferencia con la acción
subrogatoria:
- el acreedor no puede reclamar más que su crédito, ni más de lo que debe el tercero al deudor de
aquél.
- El acreedor obtiene para sí el bien debido, de manera que la acción directa resulta ejercida en su
provecho.
Otras acciones.
Acción de simulación.
Busca desenmascarar un negocio que es meramente aparente, simulado, y que perjudica al
acreedor. Su fin es atacar al contrato simulado. Para nuestro Código la simulación aparece tratada como
generadora de una acción de nulidad o anulación (arts. 1044 y 1045 CC).
C) Cesión del contrato: cesión con liberación del cedente y sin liberación del cedente. Reglas
aplicables.
Cesión con liberación del cedente y sin liberación del cedente. Reglas aplicables.
Hay dos especies de cesión:
- Cesión con liberación del cedente o cesión perfecta, que libera al cedente para lo cual es necesario
que la parte cedida tome conocimiento y haya prestado conformidad.
- Cesión sin liberación del cedente o imperfecta, esta se da cuando el cedido no presta conformidad, y
como consecuencia de esta falta de conformidad el cedente sigue respondiendo ante la parte cedida.
Cuando la aceptación de la cesión se produce, el cedente es liberado de las obligaciones
nacidas del contrato y pierde, a la vez los derechos engendrados a su favor. Si el cedido no acepta la
cesión no se verifica la cesión del cedente; pero como el negocio ha tenido efecto entre las partes,
ambos (cedente y cesionario), quedan obligados frente al cedido.
Por ejemplo: en materia de locación de cosas, el articulo 1584 del CC, dice que “la cesión
consistirá únicamente en la transmisión de los derechos y obligaciones del locatario, y a ella son
aplicables las leyes sobre la cesión de derechos”, y el articulo 1596 agrega: “el locatario que […] cede el
arrendamiento, no puede por cláusula alguna, librarse de sus obligaciones respecto al locador, sin el
consentimiento de este”; finalmente, el articulo 1599, segunda parte, prescribe que “pasaran también al
cesionario todas las obligaciones del locatario para con el locador, o solamente la parte correspondiente
69
Contratos
Félix G. MALUF
a la cesión, sin que el cedente quede exonerado de sus obligaciones”, cuando, por falta de aceptación,
claro esta, no se opera la liberación.
Producida la cesión con eficacia frente al contratante cedido, tercero en el negocio de cesión,
asumen recíprocamente el cesionario y el cedido, el carácter de partes, y por ende los derechos y
obligaciones emergentes del contrato pudiendo oponer éste todas las excepciones que derivan del
contrato.
El cedente está obligado a responder, frente al cesionario, “de la existencia y legitimidad” del
contrato cedido, no así de la solvencia del cedido, “a no ser que la insolvencia sea anterior y pública”
(Art. 1476 CC).
Si bien nuestro CC, no legisla sobre la cesión del contrato, acoge diversas figuras típicas de
cesión de la posición contractual. Por ej., además de la ya mencionada, la cesión (sustitución) de su
posición por el mandatario (arts. 1924 y ss. CC); la cesión de la calidad de socio, en parte o en el todo,
con y sin el consentimiento de otros socios (arts. 1671 y ss. CC.).
70
Contratos
Félix G. MALUF
Crítica: el tercero con la aceptación del beneficio no perfecciona el contrato porque éste
ya está perfecto entre las partes y el tercero no es parte. Esto ha llevado a que esta
teoría sea hoy abandonada totalmente.
2) Teoría de la Gestión de Negocios Ajenos o de la representación: sostiene que el
estipulante es un gestor de los negocios del tercero, actúa en representación de éste,
siendo el tercero beneficiario el dueño del negocio. En consecuencia, el tercero al
aceptar ratifica la gestión y adquiere una acción contra el promitente.
Crítica: en la estipulación a favor de terceros, no media representación ya que cuando el
estipulante celebra el contrato lo hace a nombre propio, y además, no sólo para
satisfacer el interés del tercero, sino también para satisfacer su interés propio.
3) Teoría del Beneficio Directo: se funda en la autonomía de la voluntad de las partes.
Estas por su propia su voluntad y en el ejercicio libre de reglar y pautar el contenido del
contrato dan lugar al nacimiento del beneficio para el tercero. Esta es la teoría aceptada
en la actualidad.
Efectos.
Se comprueba un doble juego de efectos emanados del contrato: una primera relación une al
estipulante con el promitente y una segunda relación al promitente con el tercero beneficiario. El contrato
tiene dos partes: en un primer momento, estipulante y promitente, estipulan un beneficio a favor de un
tercero. Y en segundo lugar, el tercero tiene que aceptar el beneficio para que este quede en su cabeza,
pero su aceptación no hace al perfeccionamiento del contrato.
Hay que aclarar que el estipulante contrata a nombre propio y para sí mismo, actuando en su
nombre y con interés personal (no es un simple representante).
La estipulación, nacida de la voluntad del estipulante se inserta en un contrato de carácter
oneroso (seguro de vida) o gratuito (donación con cargo) que le sirve de base; la prestación a cargo del
promitente puede deberse exclusivamente al tercero indicado o bien distribuirse entre el tercero y el
estipulante; la prestación a cargo del promitente reconoce como acreedor al estipulante. Si la prestación
a cargo del promitente se debe exclusivamente al tercero, debe existir un interés moral digno de tutela
que justifique la intervención del estipulante. Si la estipulación se inserta en un contrato gratuito funciona
como un cargo a favor del tercero.
El beneficiario es un tercero, ajeno al contrato entre el estipulante y el promitente, a quien se
busca favorecer, al margen de toda intervención suya en el negocio base. El tercero no debe ser
heredero de las partes, porque si es un heredero no hay estipulación a favor de un tercero. Puede ser
una persona física o jurídica, e incluso una persona futura, cuando se hiciere con el fin de fundarla y
requerir después la competente autorización (Art. 1806 CC). Determinada o determinable al día en que el
contrato debe surtir efecto en su favor. Revestir la calidad de acreedor del estipulante y el cumplimiento
de la prestación por el promitente constituir entonces un pago, en cuyo caso se beneficiará con una
liberalidad.
71
Contratos
Félix G. MALUF
Luego el Art. 1162 expresa que “La ratificación hecha por el tercero a cuyo nombre, o en cuyo
interés se hubiese contratado, tiene el mismo efecto que la autorización previa, y le da derecho para
exigir el cumplimiento del contrato.
Las relaciones de derecho del que ha contratado por él, serán las del gestor de negocios”.
Si no se tiene legitimación para actuar a favor de un tercero, el contrato no obliga ni siquiera a
quien lo hizo, pero hay dos supuestos en que el CC acepta el contrato:
a) Autorización post facto: convalidación del negocio hecho por el sujeto que no tenía legitimación para
actuar.
b) Ejecutar actos derivados de ese contrato (principios de legitimación): si contratamos a los fines de
comprar una cosa en nombre de un tercero y éste realiza el pago, de esta manera está autorizando
el negocio.
F) Promesa del hecho ajeno: concepto. Responsabilidad del promitente. Diversos casos.
Otra de las posibilidades es prometer dentro de la actividad del tercero “la ratificación del
contrato por parte del tercero”. Pero no es lo mismo asegurar (prometer) la ratificación de la promesa que
asegurar su cumplimiento por un tercero. Éste es un segundo distingo que no surge del Art. 1163, que
habla “del hecho del tercero”, ni del Art. 1177, referido a la promesa de entregar cosas ajenas; es muy
importante diferenciar una y otra situación, ya que:
- La falta de ratificación por el tercero, cuando ella ha sido garantizada, obliga a quien prometió ese
hecho a pagar los daños e intereses negativos;
- en cambio, de la falta de cumplimiento por el tercero de las prestaciones prometidas y garantizadas
se sigue para el estipulante la obligación de abonar los daños y perjuicios positivos o de ejecución.
En caso de duda entre una y otra promesa se entenderá que solo ha asegurado la “ratificación”,
o sea que se estará por la obligación menos gravosa.
Si no ha habido garantía, la promesa de prestación a cargo de un tercero no produce para el
estipulante otra obligación que la de emplear los medios necesarios para que el tercero cumpla. Es una
72
Contratos
Félix G. MALUF
pura obligación de diligencia o de medios, a diferencia de la obligación asumida cuando se dan
garantías, que es “de resultado o fines”.
La ratificación por el tercero fija las relaciones entre él y el acreedor de la promesa, “como si el
contrato se hubiera ajustado directamente entre ellos. Al acreedor de la promesa se lo denomina a veces
“estipulante” y, en ese caso se llama “promitente o prometiente” a quien promete el hecho ajeno.
El solo hecho de prometer la prestación de un tercero, sin constituirse en garante, no obliga al
promitente. De allí que se halla dicho que el “contrato a cargo de un tercero” es un contrato de garantía y
que cuando deja de serlo no crea obligaciones. Ofrecer meramente el hecho de un tercero no es dar
garantías.
73
Contratos
Félix G. MALUF
Ambos textos coinciden con el Art. 1418 que, en el contrato de compraventa autoriza al vendedor
a no entregar la cosa vendida “si el comprador no le hubiere pagado el precio”.
Se da un supuesto en el cual se paralizan los efectos del contrato, por no cumplirlo una parte
porque la otra no ha cumplido.
Las fuentes de este instituto son el Esbozo de Freitas y Código Chileno
Los códigos más modernos lo formulan en forma diferente a nuestro Código y establecen bien
claro que es una facultad de no cumplir.
Fundamento.
Para la mayoría de la doctrina se funda en la reciprocidad de las prestaciones, lo que se
denomina el “sinalagma contractual”. Es una idea fundacional de la excepción de incumplimiento. En la
base del contrato se establecía que las partes cumplirían simultáneamente, por lo tanto es lógico que
una parte se niegue a cumplir si la otra no cumple.
También se funda la excepción de incumplimiento en la buena fe, que tiene una fuerza
expansiva significativa, que implica una exigencia de obrar bien por parte de los contratantes. Es de mala
fe, desleal, exigirle a una parte que cumpla sino se cumplió la contraprestación respectiva, ya que sería
falto de ética. Según la cátedra este es el fundamento ético-jurídico más adecuado y de mayor
raigambre.
Naturaleza jurídica.
La excepción figura en el repertorio de las medidas de autodefensa privada, con cierto carácter
coercitivo, tendientes a salvaguardar el equilibrio contractual.
Existió en la doctrina una gran debate acerca del tema, pero que hoy en día esta esclarecido.
Machado y otros, entre los primeros comentaristas del C.C. sostuvieron criterios distintos de los
que hoy se sostienen. Actualmente los autores reflejan dos distintas maneras de concebir a la
excepción.
I) Para una primera postura la excepción es vista como un requisito necesario de la acción, juega como
un recaudo para demandar. No se puede demandar el cumplimiento sin antes haber cumplido (tesis que
encuentra apoyo en la interpretación literal del Art. 1201 CC). La demanda supone la puesta en marcha
del aparato jurisdiccional para articular una pretensión. De este modo la excepción sería un requisito de
la demanda: para poder exigir el cumplimiento de la otra parte se debe probar previamente que se
cumplió con las obligaciones propias. El Art. 130 CPCC establece los requisitos formales de la
demanda, los autores sostienen que la excepción es un requisito sustancial.
En síntesis, se puede decir que esta teoría deja de ver a la excepción como una excepción y la
ve solo como un requisito de la demanda.
II) La Segunda Postura, la ve como una verdadera excepción o defensa, que debe ser puesta por el
accionado (demandado por cumplimiento). La excepción de incumplimiento es una verdadera excepción.
La excepción es una verdadera y auténtica defensa que el demandado podrá articular al
momento de contestar la demanda. Esta defensa tiene dos características:
1) Es sustancial, ya que resulta del derecho de fondo (del C.C.) por ello se la diferencia de las
excepciones procésales, que están el CPCC ej. Excepción de Incompetencia.
2) Es dilatoria, paraliza al contrato, suspende los efectos del mismo, a consecuencia de lo cual el
demandado podrá alegar que no cumple porque el actor no cumplió. Este carácter dilatorio no incide
sobre el proceso, no lo suspende, porque no es una excepción procesal dilatoria, sino que es
sustancia, por lo cual sólo incide sobre la ejecución de las prestaciones.
La doctrina y jurisprudencia nacional admiten que pueda ser opuesta por vía de reconvención,
motivando una contrademanda destinada a que el actor haga efectiva su prestación incumplida.
75
Contratos
Félix G. MALUF
El efecto es que continua paralizado el contrato, al demandado no se le puede exigir cumplir si el
actor no cumple. La sentencia no extingue el contrato, tampoco la excepción. El contrato esta vigente
pero las partes no pueden exigir el cumplimiento.
Esta alternativa supone una doble instancia, porque si se rechaza la demanda, el actor realiza una
nueva demanda. Por esta razón el Código Alemán plantea que cuando el juez considere procedente a la
excepción, en vez de rechazar la demanda, obligue a ambas partes a cumplir las prestaciones a cargo
del actor y demandado. Se discutió si era posible aplicar o no la solución del Código Alemán. La doctrina
y jurisprudencia considera que es posible su aplicación según el principio de economía procesal. El
problema procesal que se presenta es acerca de quien paga en este caso las costas ya que en abstracto
ninguna de las dos partes están vencidas, pero parece que el excepcionante es quien gana porque logra
defenderse. Es un tema harto dudoso.
B) Señal o arras: concepto. Clases. Diferencia de la seña y la cláusula penal. La seña en el Código
Civil y en el Código de Comercio. Las cláusulas "como seña y a cuenta de precio" y "como seña,
a cuenta de precio y principio de ejecución": interpretación.
Caracteres de la Seña
a) Es real, no consensual: exige la entrega de la cosa dada en seña.
b) Es unilateral: hay obligaciones para una sola de las partes.
76
Contratos
Félix G. MALUF
c) Es oneroso: implica un beneficio para una de las partes y una perdida para la otra.
d) Es accesorio: siempre esta conectado a un contrato principal.
77
Contratos
Félix G. MALUF
Las partes podrán, sin embargo, acordar a la “seña” una función diferente, sobre la base de un
acuerdo expreso o tácito destinado a ese fin. El arrepentimiento (a diferencia de la condición resolutoria)
es opcional, pudiendo las partes: cumplir el contrato, incumplir o bien arrepentirse. No es lo mismo
“incumplir” que “arrepentirse”.
La seña equivale a una indemnización convencional, fijada anticipadamente por las partes,
tendiente a resarcir los daños sufridos por la contraria en caso de mediar arrepentimiento.
Los daños quedan delimitados por el valor de la seña, si se arrepiente quien la entregó, o por el
doble de ella si el arrepentido es quien la recibió; no siendo admisible pretender:
a) que no existiendo menoscabo o detrimento alguno la seña no debe perderse o devolverse doblada, y
b) que siendo los daños superiores al valor de la seña (o al doble) debe abonarse la diferencia a fin de
que la indemnización sea integral.
La cláusula penal también delimita la indemnización, no teniendo el acreedor “derecho a otra
indemnización, aunque pruebe que la pena no es indemnización suficiente” (Art. 655); e igualmente no
obliga al acreedor “a probar que ha sufrido perjuicios”, ni permite al deudor “eximirse de satisfacerla
probando que el acreedor no ha sufrido perjuicio alguno” (Art. 656).
Si no media arrepentimiento sino incumplimiento de la obligación, la indemnización se rige por
los principios generales, sin limitarse al importe de la seña.
Las cláusulas "como seña y a cuenta de precio" y "como seña, a cuenta de precio y principio de
ejecución": interpretación.
1) La cláusula “como seña y a cuenta de precio”.
Esta modalidad de la seña (en que la misma se entrega “a cuenta de precio”) generó debate en
la doctrina y en la jurisprudencia. Parecería que “la seña y a cuenta de precio” fuera una seña
confirmatoria, pero en realidad se resolvió que la seña tiene una doble función sucesiva: en principio la
seña va a actuar como seña penitencial (pudiendo ejercerse la facultad de arrepentimiento); pero cuando
la facultad de arrepentimiento no se ejerza o haya transcurrido el plazo, se va a imputar al pago del
precio, y va a dejar de ser seña. O sea que si no hay principio de ejecución es una seña penitencial.
78
Contratos
Félix G. MALUF
En síntesis, la cláusula “a título de seña, a cuenta de precio y comienzo de ejecución” no ha
merecido que se le acuerde la “doble función sucesiva” antes mencionada; la referencia al cumplimiento
del contrato se ha juzgado decisiva para impedir el arrepentimiento y calificarla como seña confirmatoria.
C) Facultad comisoria: concepto. Régimen y valoración del Código Civil antes de la reforma.
Resolución por autoridad del acreedor: mecanismo resolutorio, problemas, efectos. Pacto
comisorio expreso: mecanismo resolutorio, efectos. El "ius variandi".
A la sanción del Código, Vélez ubica la problemática del incumplimiento, dentro de los contratos
con prestaciones recíprocas.
Ante este problema, vemos que no se puede aplicar la rescisión, ya que la misma surge del
contrato. La revocación sólo se aplica a la donación y al mandato.
Únicamente la resolución puede resolver el problema frente al incumplimiento, la cual puede
surgir del contrato (puede ser pedida por una parte o por ambas), y de la ley. Es por ello que en la
facultad o pacto comisorio se aplica la resolución.
El contrato nace sin ningún vicio, pero no se extingue de modo normal, por que media
incumplimiento.
Vélez tenía una concepción absoluta del contrato, para él el contrato no se podía extinguir sin su
cumplimiento. Sólo se podía extinguir si las partes lo habían pactado (Art. 1203).
Con la reforma 17.711, Borda establece la posibilidad legal de extinguir el contrato por
incumplimiento, es decir, que si esta posibilidad no fue expresamente pactada por las partes, se aplica
de todos modos en forma subsidiaria, porque así lo prevé la ley en el Art. 1204.
El derogado Art. 1204 establecía que: “Si no hubiere pacto expreso que autorice a una de las
partes a disolver el contrato si la otra no lo cumpliere, el contrato no podrá disolverse, y sólo podrá
pedirse su cumplimiento”. Pero el nuevo artículo ha variado completamente la situación, regulando la
facultad comisoria y el pacto comisorio, denominados por algunos autores facultad implícita y pacto
expreso.
La facultad es un elemento natural del contrato, mientras que el pacto es un elemento accidental.
Si hay pacto el mismo es expreso, previsto por las partes, y debemos remitirnos al Art. 1203. En cambio
en el Art. 1204 no hay pacto sino facultad, la cual se aplica a los contratos con prestaciones recíprocas.
Pacto Comisorio.
El Art. 1203, da la noción del mismo en los términos siguientes: “Si en el contrato se hubiere
hecho un pacto comisorio por el cual cada una de las partes se reservase la facultad de no cumplir el
contrato por su parte, si la otra no lo cumpliere, el contrato sólo podrá resolverse por la parte no culpada
y no por la otra que dejó de cumplirlo”. El nuevo Art. 1204 en su primera parte, es más claro al referirse a
“... la facultad de resolver las obligaciones emergentes de ellos (contratos con prestaciones recíprocas)
en caso de que uno de los contratantes no cumpliera su compromiso...”.
El Art. 1374, por último, nos dice que “Si la venta fuese con pacto comisorio, se reputará hecha
bajo una condición resolutoria. Es prohibido ese pacto en la venta de cosas muebles.”
Debemos recordar las diferencias hechas por Vélez en la nota del Art. 555 sobre el pacto y la
facultad comisoria. En el pacto la parte cumplidora tiene siempre la opción para demandar por
cumplimiento o requerir la resolución.
El pacto comisorio autoriza a quien ejecutó o estuvo dispuesto a cumplir las obligaciones a su
cargo, a tornar ineficaz el vínculo nacido del contrato (resolución), a desvincularse de él, ante la
inejecución del deudor. La resolución al tornar ineficaz el vínculo nacido del contrato y, por ende, el
contrato mismo, libera a la parte cumpliente (y también al renitente) con la doble posibilidad de reclamar
daños y perjuicios y, por otros medios, obtener”de un tercero” una prestación idéntica o equivalente.
Fundamento.
Es innegable que los contratos se hacen para ser cumplidos, de donde lo natural frente al
incumplimiento de una de las partes es demandar el respeto a la palabra empeñada, la prestación
específicamente prometida, pero muchas veces la acción por cumplimiento no brindará al acreedor la
satisfacción de su derecho subjetivo, sea por la insolvencia del deudor, sea por los inconvenientes de
una ejecución tardía, sea por lo que fuere: de allí que el derecho conceda la posibilidad de optar, a su
criterio, por una u otra vía - cumplimiento o resolución - atendiendo a su exclusiva conveniencia y
siempre con la posibilidad de adicionar los daños y perjuicios emergentes del incumplimiento. Es lo que
ahora prescribe (luego de la modificación de la ley 17.711) el Art. 1204 CC.
79
Contratos
Félix G. MALUF
Para Vélez la presencia de un pacto comisorio en los contratos bilaterales, era excepcional. “Las
condiciones resolutorias tácitas (dice en la nota del Art. 1432) no nacen de los contratos”; es decir que
“si el pacto comisorio no fue expreso”, no puede ejercerse, “no hay en este caso una ley especial del
contrato que en el hecho de faltar a ella una de las partes, lo deje sin efecto. Solo hay, pues, lugar a la
acción de daños y perjuicios que debe satisfacer el que no lo cumpliese”. Esta nota ratifica, en términos
muy claros el viejo Art.1204: “Si no hubiese pacto expreso que autorice a una de las partes a disolver el
contrato si la otra no lo cumpliere, el contrato no podrá disolverse, y sólo podrá pedirse su cumplimiento”.
Naturaleza Jurídica.
El pacto comisorio acarrea la ineficacia de la relación contractual, es una medida de
autodefensa, dirigida a tutelar la condición de la respectiva paridad entre las partes, salvaguardando el
equilibrio contractual.
No se trata de una sanción, ante la conducta antijurídica del deudor (incumplimiento), puesto que
no requiere la imputabilidad moral o subjetiva y procede incluso ante un incumplimiento no culposo.
Tanto en materia civil como comercial la inejecución de la obligación por caso fortuito o fuerza mayor, es
decir sin culpa del deudor, resuelven el contrato, operando a la manera de pacto comisorio. La resolución
se produce de pleno derecho (ya que no existe para el acreedor posibilidad de optar) y sin dar pie al
reclamo por daños y perjuicios (Art. 578, 888 y concs. C.C: y el 216 del Cód. de Com.)
El Art. 1024 después de la reforma introducida por la ley 17.711, contempla dos especies de
pacto comisorio:
1) el expreso o convencional: “las partes podrán pactar expresamente que la resolución se produzca en
caso que alguna obligación no sea cumplida con las modalidades convenidas”, y
2) el implícito, tácito o legal, que juega cuando las partes nada hubieren previsto: “En los contratos con
prestaciones reciprocas se entiende implícita la facultad de resolver...”.
La cláusula resolutoria no requiere palabras sacramentales ni formas determinadas, debe
traducir esa intención o manifestarla. Las partes pueden sujetarla a las más variadas modalidades: que
funcionará sin necesidad de interpelación judicial o extrajudicial, por el mero vencimiento del término, de
pleno derecho, previa constitución en mora, etc. La importancia del pacto comisorio expreso es mínima
por encontrarse implícito en todos los contratos con “prestaciones reciprocas”. Pero según Mosset tiene
importancia en los unilaterales onerosos: mutuo y renta vitalicia.
Cabe recordar que de no darse ninguno de lo supuestos de la mora automática, el
funcionamiento del pacto comisorio requiere la previa constitución en mora, o sea el incumplimiento
jurídicamente relevante.
Las modalidades dispuestas en los contratos no pueden facultar el ejercicio abusivo de la
cláusula resolutoria, su juego ante un incumplimiento mínimo o un cumplimiento en algo distinto, pues
ello importaría exceder “los limites de la buena fe, la moral y las buenas costumbres” (Art. 1071).
El acreedor que opta por la resolución (posibilitada por el pacto comisorio expreso) tiene derecho
al resarcimiento de los daños y perjuicios originados en el incumplimiento. No lo dice expresamente el
Art. 1204, pero se encuentra sobreentendido.
La voluntad de resolver el vínculo contractual debe ser declarada por el acreedor y comunicada a
la incumplidora en forma fehaciente. Opera de pleno derecho desde el momento de la notificación sin
necesidad de demanda judicial. Hasta ser notificado el deudor puede purgar la mora ofreciendo cumplir,
con más los daños y perjuicios por el retraso: luego de la notificación la relación se ha extinguido y por
ende cesado su derecho de pagar.
Asimismo, cesa el derecho de pagar, pendiente la mora, si el plazo fuere esencial, por hallarse
expresa o tácitamente pactado por depender de la misma naturaleza de la prestación. La prestación,
vencido el plazo, carece de interés para el acreedor, se vuelve inútil.
80
Contratos
Félix G. MALUF
La cláusula resolutoria implícita conduce a la extinción del vínculo contractual por un doble
camino:
• por autoridad del acreedor, sobre la base del procedimiento que la misma norma prevé (Art. 1204, 2º
párr.) y,
• por sentencia judicial.
La resolución por autoridad del acreedor está condicionada:
1) a la intimación al deudor para que cumpla, “requerir al incumplidor el cumplimiento de su obligación”,
y
2) al otorgamiento de un plazo, a esos fines, “no inferior a 15 días, salvo que los usos y costumbres o
un pacto expreso establecieran uno menor”.
El otorgamiento de un plazo para que el deudor renitente cumpla debe ser idóneo para la
ejecución de la prestación insatisfecha.
Mosset opina que frente a deudores inescrupulosos, proclives a dilaciones y maniobras, se
muestra más ventajosa la resolución por sentencia judicial.
La extensión del plazo la fija el acreedor no pudiendo ser inferior a 15 días (es un plazo mínimo
para el acreedor, que no puede dar uno menor, y máximo para el deudor que no puede prorrogarlo),
salvo que las partes hubiesen pactado un plazo más breve que el mínimo o que se desprenda de los
usos y costumbres.
Si el deudor entiende que el plazo es insuficiente, podrá impugnarlo. Si la sentencia estimara que
el plazo estimado fue insuficiente tendría por no resuelto el contrato, permitiendo al deudor un
cumplimiento demorado a lo mejor en años. El plazo se computa desde que el deudor recibe la
notificación.
Transcurrido el plazo sin que la prestación haya sido cumplida, se resuelve “sin más el vínculo
contractual” (Art. 1204 2º párr.). No es necesaria una declaración de voluntad por parte del acreedor ni
una convalidación judicial. La extinción del negocio no impide reclamar el resarcimiento de daños y
perjuicios que el acreedor hubiere sufrido.
La resolución por sentencia judicial constituye el otro camino a disposición del acreedor no
culpable del incumplimiento, esto otorga mayor seguridad jurídica, puesto que permite ventilar la
situación de una y otra parte, la culpa en el incumplimiento e incluso los daños y perjuicios.
Es verdad que requiere un litigio, pero éste no siempre se evita con la resolución por “autoridad
del acreedor”. La demanda por resolución debe expresar con claridad la voluntad de concluir la relación
pudiendo promoverse por vía de acción o reconvención.
El “Jus Variandi”.
El acreedor no culpable puede optar por demandar el cumplimiento o por la resolución del
vinculo: “La parte que haya cumplido podrá optar por exigir a la incumplidora la ejecución de sus
obligaciones con daños y perjuicios” (nuevo Art. 1204, última parte)
Demandado el cumplimiento del contrato el acreedor puede variar su decisión y reclamar
posteriormente la resolución: “La resolución podrá pedirse aunque se hubiese demandado el
cumplimiento del contrato”. Éste derecho puede ejercerse, para un sector de la doctrina, mientras no
haya recaído sentencia firme en la causa por cumplimiento; para otros, aun cuando exista sentencia
firme (o pasada en autoridad de cosa juzgada) hasta tanto no se ejecute. Distinta es la solución que da el
Art. 1375, inciso 3º: “Puede el vendedor a su arbitrio demandar la resolución de la venta, o exigir el pago
del precio. Si prefiriese este último expediente, no podrá en adelante demandar la resolución del
contrato”. No ejecutada la sentencia que condena a pagar perdura el incumplimiento y de ahí que sea
admisible el ejercicio del Jus Variandi.
Pero no podrá solicitarse el cumplimiento cuando se hubiese demandado por resolución (Art.
1204, in fine).
La solución se justifica, no obstante que es la sentencia y no la demanda la que extingue la relación,
porque el deudor “no puede quedar sometido a las variaciones del interés del acreedor, quien al decidir
su voluntad por la resolución debe ponderar todas las consecuencias” (Halperín).--------------------------------
81
La responsabilidad Civil en el derecho contractual
Concepto:
Es la consecuencia de una conducta antijurídica de un sujeto que ocasiona un daño a otro, y que
en mérito de la atribución que de tal resultado hace el ordenamiento jurídico al imputado, éste tiene la
obligación de resarcir.
Mora Nace del incumplimiento contractual. Nace del incumplimiento del deber
Su régimen depende del tipo de genérico de no dañar.
plazo: La mora es automática, desde que el
- Plazo cierto: la mora es perjuicio se manifiesta (caso Gomes
automática. c/ Empresa Nac. de Transp. 1958)
- Plazo incierto: se requiere
interpelación.
- Plazo tácito: se requiere
interpelación (salvo el caso
de que el plazo sea esencial).
- Plazo indeterminado: primero
el plazo lo fija el juez y luego
la mora es automática
Prueba de la culpa Depende del tipo de obligación de Quien alegue un hecho ilícito deberá
que se trate: probarlo
- Oblig. de medio: hay que
probar la culpa. La parte no
obligada es quien debe
probar.
- Oblig. de resultado: la culpa
se presume. La parte
obligada es quien debe
probar.
Factor de Subjetivo Objetivo y subjetivo
atribución
Dolo En el incumplimiento contractual el Aquí se requiere la intención
dolo implica el incumplimiento especifica de causar un daño
deliberado (asimilado a malicia)
Extensión del En caso de culpa: consecuencias Consecuencias inmediatas, mediatas
resarcimiento inmediatas y necesarias. previsibles y las causales previstas
En caso de dolo: consecuencias
inmediatas y mediatas (nunca las
casuales)
Daño moral Según el Art. 522 es facultativo del Siempre se indemniza (1078)
juez, pero según la doctrina siempre
debe ser indemnizado
Análisis del Art. 1107 del Cod. Civ. El problema de la opción y el cúmulo.
El Art. 1107, al adoptar el criterio distintivo, traza una frontera entre la responsabilidad
contractual y la responsabilidad extracontractual. Pero también suministra un pasaporte para cruzar esa
frontera, permitiendo que en caso de incumplimiento contractual, el damnificado pueda ejercer acciones
de responsabilidad extracontractual en los casos en que tal incumplimiento contractual “degenere en
delitos del Derecho Criminal”. (Ej., caso en el cual el comprador a quien le ha sido vendida una cosa
gravada, pues el vendedor no solo no cumplió el contrato de compraventa, sino que también ha cometido
el delito penal de defraudación).
El problema de la opción y el cúmulo se plantea con siguiente interrogante: frente al
incumplimiento del contrato, que a la vez constituya un hecho ilícito, ¿podemos optar por aplicar uno u
otro régimen, o bien, seleccionar las normas más favorables de cada órbita?
A ese interrogante le siguen diferentes teorías:
1) Teoría de la Incompatibilidad: los regimenes son incompatibles, por lo que si hay un incumplimiento
contractual, se deben aplicar siempre las normas de la responsabilidad contractual, aun cuando dicho
incumplimiento sea a la vez un hecho ilícito.
2) Teoría de la Compatibilidad: cuando el incumplimiento contractual constituya también un hecho ilícito,
se pueden aplicar normas de la responsabilidad extracontractual. Esta teoría presenta dos variantes:
- Variante del cúmulo: se puede optar por las normas que resulten mas favorable de una y las
que resultan mas favorables de la otra (prescripción contractual; extensión del resarcimiento
extracontractual)
- Variante de la opción: se puede optar por la aplicación en bloque de un régimen o del otro.
Otro problema que se plantea es el siguiente: ¿es necesario el pronunciamiento en sede penal
acerca de la calidad del delito criminal?
- Según algunos: SI, por que el juez penal es el único que puede una conducta como delictual.
Solo en caso de extinción de la acción penal, el juez civil puede calificar un hecho como
delictual.
- Según otros (la mayoría): NO es necesario la sentencia penal (que puede tardar años) sino que
el juez civil lo precalificará en la sentencia.
84
Contratos
Félix G. MALUF
Punto 2:
RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL.
Se plantea la cuestión de si la Responsabilidad Precontractual:
- constituye un régimen autónomo;
- se ubica dentro de la Responsabilidad Contractual,
- se ubica dentro de la Responsabilidad Extracontractual.
Teorías Contractualistas.
1) Teoría de Ihering.
En 1861 Ihering publicó su trabajo “Culpa in contrayendo” en el que planteó la hipótesis de quien
quiere comprar cien libras de un artículo, pero en el contrato escribe cien quintales, caso en el cual el
contrato es nulo, pero no obstante se han realizado gastos de embalaje y de transporte. Considero en tal
caso, que quien por su culpa había dado lugar a la nulidad del contrato debía indemnizar a la otra parte.
Fundamento: cuando una de las partes actúa culposamente al celebrar un contrato, incurre en
culpa in contrahendo (que seria una culpa contractual en una dirección particular), y por lo tanto debe
indemnizar a la otra parte.
Extensión del periodo de operatividad: para Ihering la responsabilidad precontractual existe
desde el momento en que se ha emitido una oferta.
Extensión del resarcimiento: Q quien incurre en culpa in contrayendo debe indemnizar por el
daño al interés negativo o de confianza, comprendiendo el daño emergente. Lo que nadie sabe es si
Ihering consideraba abarcado también el lucro cesante.
2) Teoría de Fajilla.
Fundamento: considero que si bien las partes son libres de retirarse de las tratativas tendientes a
celebrar el contrato, tienen el deber de indemnizar a la otra parte cuando el apartamento fuese
intempestivo ya que las partes se han autorizado recíprocamente, de manera expresa o tacita, a realizar
tareas preparatorias.
Extensión del periodo de operatividad: amplió el periodo precontractual admitiendo dos periodos
diferentes:
- desde las tratativas previas hasta la emisión de la oferta
- desde la emisión de la oferta hasta el desacuerdo total.
A medida que se avanza, el vínculo es más fuerte y la responsabilidad es mayor.
Extensión del resarcimiento: considera que debe indemnizarse el interés negativo pero solo por
el daño emergente (se indemniza solo lo gastado).
3) Teoría de Saleilles.
Fundamento: coincide con Fagella en que el apartamiento intempestivo genera responsabilidad
por que implica la violación del deber de obrar conforme a la equidad comercial y a la buena fe.
Extensión del periodo de operatividad: coincide con Fagella en que es a partir del comienzo de
las tratativas previas.
Extensión del resarcimiento: considera que se debe indemnizar el interés positivo cuando se
hubiere revocado la oferta antes del plazo por el cual el oferente se comprometió a mantenerla.
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Contratos
Félix G. MALUF
Punto 3:
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
A) Respecto de las obligación que tienen por objeto dar sumas de dinero.
Aclaración: respecto al valor del dinero hay dos doctrinas:
- Nominalista: el dinero tiene un valor nominal, que es el que esta impreso o acuñado en el billete
o moneda. (si me obligo por $10, al momento del cumplimiento pago $10)
- Valorista: el dinero tiene un valor de cambio o real que varió conforme a su poder adquisitivo. (si
me obligo por $10, al momento del cumplimiento debo pagar la cantidad que me permita adquirir
lo mismo que hubiese podido adquirir por $10 al momento de contraer la obligación: momento de
oblig.: 10 leches = $10; momento cumplimiento: 10 leches = $20; debo pagar $20).
Cuando tenemos que cancelar una deuda pecuniaria: ¿Cómo lo hacemos si el valor de
cambio vario desde que se contrajo la obligación hasta que hay que cumplirla?.
El viejo articulo 619 establecía que “si la obligación del deudor fuese de entregar una suma de
determinada especie o calidad de moneda corriente nacional, cumple la obligación dando la especie
designada, u otra especie de moneda nacional al cambio que corre en el lugar el día del vencimiento de
la obligación”. Se observa que Vélez adopto el sistema valorista.
La ley de convertibilidad derogo el Art. 619 y dispuso: “si la obligación del deudor fuese a
entregar una suma de determinada especie o calidad de moneda, cumple la obligación dando la especie
designada, el día de su vencimiento”. Esta es una clara adopción del sistema nominalista.
La misma ley prohíbe la indexación aun para las deudas en mora.
Según el artículo 622, el deudor moroso debe los intereses que estuviesen convenidos en la
obligación desde el vencimiento de ella. Si no hay intereses convenidos, debe los intereses legales que
las leyes especiales hubiesen determinado. Si no se hubiere fijado el interés legal, los jueces
determinaran el interés que se debe abonar.
La ley asigna al interés el carácter de consecuencia inmediata y necesaria del incumplimiento de
la obligación de dar dinero, mediante una presunción legal de causalidad que comprende tanto a la
existencia como a la cuantía del daño resarcible: esto es, presume la responsabilidad hasta el alcance
de los intereses, por que el acreedor no tiene que probar que el daño de que se queja ha sido causado
por el demandado y mas aun, tiene derecho a percibirlos a pesar de que no hay sufrido ningún perjuicio
efectivo por la falta de entrega del capital.
Ahora bien, ¿y si el incumplimiento causa un daño mayor que el que se cubre con los
intereses moratorios? ¿Tiene el acreedor derecho a obtener indemnización del daño no cubierto
por el pago de intereses?
- Derecho Francés: el código de napoleón disponía que con el pago de los intereses moratorios se
indemniza la totalidad de los perjuicios. En el año 1900 se reforma el código y se agrega una
excepción: en caso de que el incumplimiento del deudor sea de mala fe, es procedente la
indemnización del daño mayor.
- Derecho alemán, suizo e italiano: adoptan la teoría del daño mayor según la cual en caso de que
los intereses moratorios no cubran el daño ocasionado al acreedor, este puede exigir que se lo
indemnice por todos los daños y perjuicios generados.
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Contratos
Félix G. MALUF
El problema se plantea cuando las partes no hubiesen convenido nada acerca de la
indemnización por el daño mayor y la ley tampoco lo previera.
- Para algunos (Bibiloni) nunca debe indemnizarse más allá del daño cubierto por los intereses
moratorios.
- Para otros, el daño mayor debe ser indemnizado. Dentro de esta posición encontramos:
+ Tesis amplia (solo Borda) que considera que debe indemnizarse tanto en caso de
incumplimiento doloso como culposo.
+ Tesis restringida (Alterini), considera que solo debe indemnizarse en caso de dolo,
porque si se tomara la posición de Borda, se estaría dispensando el dolo (prohibido por
el Art. 507) por que seria lo mismo el incumplimiento doloso que el culposo. Además,
considera que ese daño mayor no es la privación propia del interés que le daría al
acreedor tener su dinero en su poder sino que deriva de que el acreedor no podría darle
un destino adecuado a su dinero (Por ejemplo, el acreedor incurre en quiebra por no
poder pagar con ese dinero a sus acreedores [consecuencia mediata, Art. 521, por
incumplimiento malicioso]).
B) Respecto de las obligaciones que no tienen por objeto una suma de dinero.
Respecto de las obligaciones que no tienen por objeto una suma de dinero la extensión del
resarcimiento varia según que el incumplimiento sea culposo o doloso.
- Incumplimiento culposo: se responde por consecuencias inmediatas y necesarias. (Articulo 520
dispone que “en el resarcimiento de los daños e intereses solo se comprenderán los que fueren
consecuencia inmediata y necesaria de la falta de cumplimiento de la obligación”). Son
consecuencias inmediatas, las consecuencias de un hecho que acostumbra a suceder, según el
curso natural y ordinario de las cosas (Art. 901).
- Incumplimiento doloso: se responde por las consecuencias inmediatas y también por las mediata
(Art. 521: “ Si la inejecución de la obligación fuese maliciosa los daños e intereses comprenderán
también las consecuencias mediatas). Son consecuencias mediatas las que resultan de la
conexión de un hecho con un acontecimiento distinto (Art. 901).
Punto 4:
RESPONSABILIDAD POSTCONTRACTUAL.
B) OBLIGACIÓN DE SANEAMIENTO.
La garantía u obligación de saneamiento, según el diccionario de la lengua española, abarca las
garantías de evicción y los vicios redhibitorios. Es genérica ya que el enajenante deberá garantizar la
existencia y legitimidad del derecho (evicción) y tratándose de cosas, la posesión útil de aquélla.
El vendría ser el género; la evicción y los vicios redhibitorios sus dos especies.
Tanto la evicción como los vicios redhibitorios se fundan en una causa (vicio) anterior o
contemporánea (arts. 2091 y 2164).
Se trata de una responsabilidad objetiva no derivada necesariamente de la culpa o el dolo del
enajenante las que tendrían como consecuencia agravar su responsabilidad en cuanto a los daños
resarcibles como sanción por haber conocido al tiempo de la enajenación el peligro y no haberlo
comunicado al adquirente.
Más comúnmente se denomina saneamiento a la citación o llamado que el demandado en juicio
(adquirente) está obligado a formular al enajenante en el tiempo señalado por la ley de procedimientos
(Art. 2110).
EVICCIÓN.
Concepto:
Etimológicamente, evicción proviene del latín evictus que significa vencido en juicio. Plantea la
responsabilidad del transmitente de un derecho (garante), cuando el adquirente (evicto; vencido) fue
privado del mismo por un tercero (eviccente; vencedor).
Una noción más moderna denomina evicción a cualquier turbación o privación que sufra el
adquirente en el derecho que le fue transmitido.
Naturaleza Jurídica.
Se trata de un efecto natural de los contratos onerosos, estando las partes autorizadas a que en
ejercicio de la autonomía de la voluntad regulen el contenido de esta responsabilidad, ya que la misma
no esta sujeta al orden publico.
Modificación convencional de la responsabilidad: cláusulas que aumenta, disminuyen o
excluyen la responsabilidad del enajenante. Alcance de la cláusula de la exclusión concebida en
términos generales.
Conforme a lo dicho en el párrafo precedente, las partes pueden aumentar, disminuir e incluso suprimir
la obligación que nace de la evicción. (2098)
En el caso de la supresiones articulo 2099 establece que es nula la cláusula que suprima la
responsabilidad del enajenante cuando hubiere mala fe de parte suya.
En cuanto a la exclusión de cualquier responsabilidad en términos generales, no exime de la
responsabilidad por la evicción (Art. 2100) y el vencido tendrá derecho a repetir el precio que pago al
enajenante pero no los daños e intereses, con excepción de los casos siguientes (Art. 2101):
- Si el enajenante expresamente excluyo su responsabilidad de restituir el precio;
- Si el adquirente renuncio expresamente al derecho de repetir el precio;
- Si la enajenación fue a riesgo del adquirente;
- Si el adquirente sabia o debía saber al momento de la adquisición, el peligro de que sucediese la
evicción y sin embargo, renuncio a la responsabilidad del enajenante, o consintió en que ella se
excluyese.
Metodología.
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Contratos
Félix G. MALUF
El CC trata con acierto la evicción apartándose de la legislación de la época que la trataba solo
en el marco de la compraventa. Lo que si se le critica a Vélez es que la haya incluido en la parte especial
de los contratos siendo un tema de la teoría general del contrato.
Requisitos.
1) Turbación o privación en el derecho transmitido: el Art. 2091 dice al respecto: “ habrá evicción si
el adquirente por título oneroso fue privado en todo o en parte del derecho que adquirió, o
sufriese una turbación de derecho en la propiedad, goce o posesión de la cosa”. La ley utiliza
ambos términos como sinónimos vinculados de género a especie.
- Turbación: cuando un tercero reclama judicial o extrajudicialmente al adquirente, invocando la
existencia de un mejor derecho en su favor.
- Privación: es una turbación gravosa. El adquirente resulta desposeído de su derecho por parte
del tercero. La misma puede ser:
+ Total: cuando hay un cambio en la posición jurídica (El que figuraba como titular es
suplantado por otro).
+ Parcial: puede darse bajo dos aspectos:
• Cuantitativo: no hay una afectación sustancial del derecho, sino una limitación a la
extensión del mismo (ej., se transmiten 100 hectáreas pero un tercero reclama 20
hectáreas)
• Cualitativo: cuando afecta al derecho en sus sustancia (ej., se transmite un campo sobre
el cual el tercero está ejerciendo una servidumbre de paso)
Tanto la turbación como la privación deben ser de derecho. El tercero debe apoyar su pretensión en
una norma. Si es de hecho no juega la evicción. Tampoco juega en turbaciones o privaciones de derecho
procedentes de la ley o las formadas en virtud de un derecho real o personal de goce de existencia
conocida al tiempo de la enajenación.
Requisitos.
a) Vicio oculto: acerca de cuando el vicio es oculto se presentan tres teorías:
- cuando el vicio no es evidente, es decir, que no puede ser detectado por un hombre medio (por
que si fuera detectable por un hombre medio el vicio seria aparente, y por tal no debe
responderse)
- hay que ver cada caso en concreto, porque para algunos el vicio puede ser oculto y para otros
ser aparente (ej., el mecánico)
- cuando un adquirente medio hubiese puesto toda las diligencias que debe poner (art. 1198) e
igualmente no pudiese descubrirlo.
b) Vicio grave: es aquel que hace que la cosa sea impropia para su destino o que de haberlo
conocido el adquirente no lo hubiera comprado o hubiera pagado menos.
c) Vicio existente al momento de la adquisición: no se responde por vicios posteriores a la
adquisición. El adquirente carga con la prueba de que el vicio existía al momento de adquirir la
cosa.
Efectos:
A) En la compraventa y en la locución de cosas (1525): en caso de vicios redhibitorios proceden
tanto la acción redhibitoria (restitución de las cosas que se dieron las partes con motivo del
contrato) como la acción quanti minoris (disminución del precio); pero si opto por una luego no
podrá optar por la otra, ya que se trata de acciones alternativas.
B) En otros contratos: solo procede la acción redhibitoria.
En cualquiera de los dos casos se puede exigir la indemnización por daños y perjuicios cuando el
enajenante obro de mala fe o debió conocer el vicio de acuerdo a su profesión.
Si el adquirente conocía los vicios o debía conocerlos por su profesión u oficio, no puede
reclamar vicios redhibitorios (art. 2170). Esto último no rige en el derecho del consumidor (art. 18, ley
24240).
Prescripción.
El artículo 4041 establece que tanto la acción redhibitoria como la quanti minoris prescriben a los
3 meses desde que el vicio se manifestó o desde que se conoció.
El articulo 4023 establece la prescripción de 10 años para toda acción personal por deuda
exigible, con lo cual si el vicio existió en el momento de la adquisición y lo descubro a los 9 y 11 meses,
solo tengo un mes para ejercer la acción redhibitoria o bien la quanti minoris.
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Contratos
Félix G. MALUF
Algunos autores consideraron que sin estos artículos (considerados sustanciales) la ley no tenia
sentido. No obstante ello, tanto doctrina como jurisprudencia optaron por aplicarla con todos sus
alcances.
Con la reforma constitucional del ’94 la temática relativo al derecho del consumo adquiere rango
constitucional al incorporarse el art. 42: “Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen
derecho, en la relación de consumo a:
- la protección de la salud;
- seguridad e intereses económicos;
- a una información adecuada y veraz;
- a la libertad de elección;
- y a condiciones de trato equitativo y digno.
Integración de la LDC.
La LDC se integra con “las normas generales y especiales aplicables…” a las relaciones jurídicas
entre consumidores-usuarios y proveedores, “en particular con las de Defensa de la Competencia y de
Lealtad Comercial”. (Art. 3) También debe ser integrada con la Ley de Tarjetas de Crédito.
Interpretación.
El art. 3 establece que “en caso de duda, se estará siempre a la interpretación más favorable
para el consumidor”. Se trata de una derivación del principio favor debitoris, hoy día reformulado por el
de favor debilis, por no ser siempre el deudor la parte más débil de una relación jurídica.
1) Consumidores y usuarios:
El art. 1 dice “La presente ley tiene por objeto la defensa de los consumidores y usuarios. Se
consideran consumidores o usuarios, las personas físicas o jurídicas que contratan a título oneroso
para su consumo final o beneficio propio o de su grupo familiar (los que cohabitan con el consumidor) o
social (cualquier grupo de relación al que pertenece el consumidor: club, trabajo)”.
El consumidor es quien adquiere el bien o servicio para su consumo final o beneficio propio. El
usuario es quien se beneficia con el bien o el servicio (grupo familiar o social) pero no es el que lo
contrata.
El decreto reglamentario 1798/94 dispuso: “Serán considerados asimismo consumidores o
usuarios, quienes, en función de una eventual contratación a título oneroso, reciban a título
gratuito cosas o servicios (por ejemplo: muestras gratis).” El fundamento de esto es que lo que se da
93
Contratos
Félix G. MALUF
gratuitamente es para seducir al consumidor para que luego compre la cosa o contrate el servicio, y no
con el ánimo de hacer una liberalidad.
A su vez, el 2º párr. del art. 2 dispone que: “No tendrán el carácter de consumidores o usuarios,
quienes adquieran, almacenen, utilicen o consuman bienes o servicios para integrarlos en procesos de
producción, transformación comercialización o prestación a terceros”. (Es decir, que el bien o
servicio no es para el consumo final)
Por su parte el decreto reglamentario 1798/94 dijo que: “Se entiende que los bienes o
servicios son integrados en procesos de producción, transformación, comercialización o
prestación a terceros cuando se relacionan con dichos procesos, sea de manera genérica o
específica”. Con esta especificación acerca de cuando un producto se inserta en el ciclo productivo, se
está excluyendo a las personas jurídicas con carácter lucrativo del ámbito de aplicación de esta ley,
porque se considera que toda compra que haga o servicio que contrate una persona jurídica con fines de
lucro se incorpora al proceso de producción de manera genérica. Ej. Si una persona jurídica con fines de
lucro contrata un servicio de catering para sus empleados no quedará protegida por la LDC, porque
dicha contratación se incorpora de manera genérica al proceso de producción. De este modo, solo
quedan amparadas por la LDC las personas jurídicas sin fines de lucro: asociaciones y fundaciones.
Los profesionales liberales: el art. 2 in fine dice: “No están comprendidos en esta ley los
servicios profesionales liberales que requieran para su ejercicio titulo universitario y matrícula
otorgada por colegios profesionales”
Pero sí están comprendidos por la publicidad que hagan de los servicios que prestan.
Ámbito objetivo:
El art. 1 en sus tres incisos fija el marco de actuación objetivo de la ley, es decir, de cual podría
ser el objeto de una relación jurídica de consumo.
a) La adquisición o locación de cosas muebles: debe tratarse de cosas nuevas porque las cosas
usadas no son comprendidas por la ley. El término adquisición no debe limitarse al contrato de
compraventa; es mucho más amplio: permuta, leasing.
b) La prestación de servicios: Ej., servicios turísticos, bancarios. Están excluidos los profesionales
liberales.
c) La adquisición de inmuebles nuevos destinados a vivienda, e incluso los lotes de terreno adquiridos
con el mismo fin, cuando la oferta sea pública y dirigida a personas indeterminadas: Se entiende por
inmuebles nuevos los inmuebles a construirse, en construcción, o que ya contraídos nunca hayan
sido ocupados (inmueble a estrenar) (dec. reglam. 1798/94)
Información y publicidad.
En el CC no hay una norma que establezca en forma directa el deber de información, pero se
deriva del principio general de la Buena Fe.
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Contratos
Félix G. MALUF
La LDC, en cambio, trae específicamente este deber como un deber autónomo, en el art. 4 que
establece: “Quienes produzcan, importen, distribuyan o comercialicen cosas o presten servicios, deben
suministrar a los consumidores o usuarios, en forma cierta y objetiva, información veraz, detallada,
eficaz y suficiente sobre las características esenciales de los mismo”.
La información no necesariamente coincide con la publicidad. Tienen objetivos distintos. La
información apunta a dar detalles sobre el bien o el servicio que e ofrece, tipo, calidad, composición,
intervinientes, etc.,; la publicidad, en cambio, se dirige a captar o atraer adquirentes, consumidores,
mostrando los aspectos positivos del bien o del servicio.
La publicidad, conforme al art. 8 obliga al oferente y se tiene por incluida en el contrato con el
consumidor; de tal modo, si el contrato regula algo distinto a lo publicado, siempre se va a estar en
beneficio del consumidor.
Oferta.
El CC establece como uno de los caracteres de la oferta el de ser recepticia, es decir, que sea
dirigida a persona determinada.
La LDC, en el art. 7 por su parte dispone: “La oferta dirigida a consumidores potenciales
indeterminados, obliga a quien la emite durante el tiempo en que se realice, debiendo contener la fecha
precisa de comienzo y de finalización, así como también sus modalidades, condiciones y limitaciones.
La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por medios
similares a los empleados para hacerla conocer”.
Por su parte el decreto reglamentario 1798/94 dispuso:
a) En la oferta de bienes y servicios realizada en el lugar donde los mismo se comercializan se podrán
omitir las fechas de comienzo y de finalización, en cuyo caso obliga a quien la emite durante el
tiempo en que se realice. La oferta realizada fuera del lugar de comercialización deberá contener
siempre el plazo de su vigencia.
Cuando el proveedor limite cuantitativamente su oferta de productos y servicios, deberá informar la
cantidad con que cuenta para cubrirla.
b) si el proveedor de cosas o servicios no cumple la oferta o el contrato el consumidor podrá, en su
caso, alternativamente y a su elección:
I. Exigir el cumplimiento forzado de la obligación, siempre que el incumplimiento no obedezca
a caso fortuito o fuerza mayor no imputable al proveedor;
II. Aceptar otro producto o prestación de servicio equivalente;
III. Rescindir el contrato con derecho a la restitución de lo pagado y al resarcimiento por daños y
perjuicios.
Garantías en la LDC.
Encontramos cinco tipos de garantías:
1) Garantía legal;
2) Garantía convencional;
3) Garantía de post-venta;
95
Contratos
Félix G. MALUF
4) Garantía por la prestación de los servicios;
5) Garantía por los vicios redhibitorios.
1) Garantía legal:
El art. 11 establece las garantías para cosas muebles no consumibles y dispone: “Cuando se
comercialicen cosas muebles no consumibles, el consumidor y los sucesivos adquirentes gozarán de
garantía legal por los defectos o vicios de cualquier índole (abarca vicios ocultos y aparentes), aunque
hayan sido ostensibles o manifiestos al tiempo del contrato, cuando afecten la identidad entre lo ofrecido
y lo entregado y su correcto funcionamiento.
La garantía legal tendrá vigencia por tres meses (antes seis meses) a partir de la entrega,
pudiendo las partes convenir un plazo mayor.
En caso de que la cosa deba trasladarse a fábrica o taller habilitado, el transporte será realizado
por el responsable de la garantía y serán a su cargo los gastos de flete y seguros y cualquier otro que
deba realizarse para la ejecución del mismo”
Por su parte, el decreto reglamentario 1798/94 dispuso al respecto: “Si la cosa debiera
trasladarse a fábrica o taller para efectivizar la garantía, el consumidor deberá notificar al responsable de
la misma para que en el plazo de 48 hs. de recibida la comunicación realice el transporte.
Cuando se realice dentro de ese lapso, el consumidor podrá disponer el traslado sin
comunicación previa al responsable de la garantía, pero en tales casos éste no quedará obligado sino
hasta los importes de flete y seguro corrientes en plaza. El traslado deberá hacerse al centro de
reparación mas próximo al lugar donde la cosa se encuentre, si no indicare otro el responsable de la
garantía.
El art. 16 [Prolongación del plazo de garantía] dispone: “El tiempo durante el cual el consumidor
está privado del uso de la cosa en garantía, por cualquier causa relacionada con su reparación. Debe
computarse como prolongación del plazo de la garantía legal”.
El decreto reglamentario 1798/94 dispuso que: “b) se entiende que el consumidor está privado
del uso de la cosa desde que la misma fue entregada al responsable de la garantía a efectos de su
reparación, y hasta que éste la entregue a aquél.”
2) Garantía convencional:
No puede bajo ningún aspecto restringir la garantía legal. Si puede ampliarla.
El art. 23 [deficiencias en la prestación del servicio] dispone que: “salvo previsión expresa y por
escrito en contrario, si dentro de los 30 días siguientes a la fecha en que concluyo el servicio se
evidenciaren deficiencias o defectos en el trabajo realizado, el prestador del servicio estará obligado a
corregir todas las deficiencias o defectos o a reformar o a reemplazar los materiales y productos
utilizados sin costo adicional de ningún tipo para el consumidor”.
El decreto reglamentario 1798/94 dispuso que: “se considera que el plazo (de 30 días)
comienza a correr desde que concluyo la prestación del servicio”.
El art. 24 [Garantía] dispone que: “la garantí a sobre un contrato de prestación de servicios
deberá documentarse por escrito haciendo constar:
a) la correcta individualización del trabajo realizado;
b) el tiempo de vigencia de la garantía, la fecha de iniciación de dicho periodo y las condiciones
de validez de la misma;
c) la correcta individualización a la persona, empresa o entidad que la hará efectiva.
El 2176, es de aplicación siempre a vicios ocultos, en cuanto el proveedor debe, por su oficio,
conocer el estado de las cosas que comercializa y no puede pretender ampararse en su
desconocimiento o ignorancia. O sea que el consumidor puede siempre reclamar por daños y perjuicios,
sin importar si el enajenante fue de buena fe o mala fe.
El art. 2170, que libera al vendedor ante el conocimiento del vicio por el comprador por razón de
su profesión u oficio, es inaplicable a las relaciones de consumo. Por lo tanto, si el comprador es
consumidor, aun cuando por su profesión u oficio conoce el vicio, puede reclamar por los vicios
redhibitorios. (ej., mecánico que compra un auto para su consumo final).
Venta domiciliaria:
El art. 32 dispone que la venta domiciliaria “es aquella propuesta de venta de una cosa o
prestación de un servicio efectuada al consumidor en el lugar donde reside, en forma permanente o
transitoria o en su lugar de trabajo. En ella el contrato debe ser celebrado por escrito y con las
precisiones del artículo 10.
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Contratos
Félix G. MALUF
Lo dispuesto precedentemente no es aplicable a la compraventa de bienes perecederos
recibidos por el consumidor y abonados al contado”.
El decreto reglamentario 1798/94 dispone que: “a) se entenderá que están comprendidas
dentro de la venta domiciliaria o directa, sin perjuicio de otros, los sistemas en que la oferta del
consumidor se efectúe en el domicilio particular del oferente o en el del consumidor, en su lugar de
trabajo o en el domicilio de un tercero”.
El art. 10 al que hace referencia el art. 32 dispone [Contenido del documento de venta] “En el
documento que se extienda por la venta de cosas muebles deberá constar:
a) la descripción y especificación de la cosa;
b) El nombre y domicilio del vendedor
c) VETADO
d) La mención de las características de la garantía conforme a lo establecido en esta ley;
e) Los plazos y condiciones de entrega;
f) El precio y las condiciones de pago.
La redacción debe ser hecha en idioma nacional, ser completa, clara y fácilmente legible, sin
reenvío a textos o documentos que no se entreguen previa o simultáneamente. Un ejemplar
debe ser entregado al consumidor. Cuando se incluyan cláusulas adicionales a las aquí
indicadas o exigibles en virtud de lo previsto en esta ley, aquellas deberán ser escritas en letras
destacada y suscripta por ambas partes”.
En rigor, se trata de una compraventa “fuera del local comercial”, en domicilios particulares o
lugares de trabajo. Venta, por tanto, inhabitual, de alguna manera sorpresiva, con la presencia de
personas que el comprador-consumidor no hubiera llevado, por lo normal, a un local de comercio con
animo no negocial sino doméstico.
En los contratos celebrados fuera del establecimiento comercial, el consumidor casi siempre se
encuentra en posición particularmente desfavorable, no teniendo posibilidades de conocer
anticipadamente el producto, de verificar la existencia de las cualidades prometidas o bien de compararlo
con productos similares ofrecidos por otras empresas. La libertad del consumidor se reduce
sensiblemente, se elimina el período de reflexión que media entre el momento de la decisión y aquél en
que la compra efectivamente se realiza. Representa, además de ello, el encuentro entre dos
personalidades diferentes: de un lado, el vendedor profesional, especialmente entrenado y motivado pro
las comisiones especiales por los negocios realizados, y por el otro, el consumidor desinformado, cuya
fragilidad puede verse agravada por la ocurrencia de circunstancia tales como la edad avanzada o el
bajo nivel educacional.
La denominada “venta por correspondencia” constituye otra modalidad que, si bien parece a
primera vista conveniente, posibilita los abusos que la ley quiere evitar. A diferencia de la hipótesis del
art. Anterior, el medio usado permite la reflexión.
No obstante ello, fuerza a decidir sobre la base de fotografías o bien descripciones imprecisas,
de donde el riesgo de recibir productos que no se correspondan con los que se esperaban. Además por
lo normal, se trata de un negocio a distancia, entre ausentes.
La vulgarización de las ofertas por TV, con la aceptación por teléfono, es otra variante del mismo
tema. Aparece aquí la cuestión tan relevante de la publicidad engañosa, particularmente peligrosa en
aspectos relacionados con la salud, métodos o sistemas para adelgazar.
98
Contratos
Félix G. MALUF
El vendedor debe informar por escrito al consumidor de esta facultad de revocación en todo
documento que, con motivo de la venta le sea presentado al consumidor.
Tal información debe ser incluida en forma clara y notoria. El consumidor debe poner la cosa a
disposición del vendedor y los gastos de devolución son por cuenta de este ultimo”.
El decreto reglamentario 1798/94 dispuso: “Para ejercer el derecho de revocación el
consumidor deberá poner la cosa a disposición del vendedor sin haberlo usado y manteniéndola en el
mismo estado en que la recibió, debiendo restituir el proveedor al consumidor todos los importes
recibidos”.
Interpretación.
Articulo 37 in fine: “la interpretación del contrato se hará en el sentido mas favorable al consumidor.
Cuando existan dudas sobre los alcances de su obligación, se estará a la que sea menos gravosa. En
caso de que el oferente viole el deber de buena fe en la etapa previa a la conclusión del contrato o en su
celebración o transgreda el deber de información o la legislación de defensa de la competencia o de la
lealtad comercial, el consumidor tendrá derecho a demandar nulidad del contrato o la de una o más
cláusulas. Cuando el juez declare la nulidad parcial, simultáneamente integrara el contrato, si ello fuere
necesario”.
El control esta a cargo del juez.
Contrato de adhesión. Contratos en formularios. (art. 38).
99
Contratos
Félix G. MALUF
En realidad debería haber dicho contratos “por” adhesión, ya que “contratos de…” son tipos
contractuales, y “contratos por…”, son modalidades contractuales; pudiendo un tipo asumir una
modalidad.
El art. 38 dispone un contralor administrativo (autoridad de aplicación) sobre estos contratos, que
importa vigilar que los contratos por adhesión o similares (predispuestos) no contengan cláusulas
abusivas.
Este articulo había sido vetado por el poder ejecutivo (decreto 2089/90) y fue incorporado en el
año 1998 por la ley 24.999.
Las líneas vertebrales de la norma son las siguientes:
a) Ubica la responsabilidad en el ámbito contractual; caso Rayan Tuccilio c/ Cencosud S.A.
(vulgarmente conocido como caso coca-cola). La razón de ser de la responsabilidad contractual
es el fenómeno de la conexidad contractual. No obstante, algunos consideran que solo hay
responsabilidad contractual entre el que entrego la cosa o el que presto el servicio al consumidor
(el ultimo de la cadena de comercialización) y el consumidor, mientras que respecto de los otros
la responsabilidad es extracontractual.
b) Extiende la responsabilidad a todos los integrantes de la cadena productiva o de
comercialización.
c) Consagra una imputación o atribución objetiva basada en la creación de riesgo o peligro.
d) En consecuencia, prescinde de la prueba de la culpabilidad y para exonerarse se requiere la
prueba de la interrupción del nexo causal (responsabilidad de un tercero, caso fortuito o fuerza
mayor).
e) Consagra la solidaridad entre todos los intervinientes.
100
Contratos
Félix G. MALUF
Contratos de cambio
Compraventa
Finalidad típica
Lograr la transmisión del dominio de la cosa. La compraventa por sí misma no produce la
transmisión del dominio, tiene un efecto declarativo (sin necesidad de modo), no produce efecto real. El
contrato de compraventa es el título, para que surta efecto traslativo ay que sumarle el modo, que se da
con la tradición.
• Título: causa por la cual se entregó la cosa, justifica y explica el modo.
• Modo: es la forma utilizada p/ la transmisión del dominio.
Caracteres de la compraventa
• Típico y nominado
• Consensual: se perfecciona sólo consentimiento.
• Bilateral: genera obligaciones para ambas partes.
• Oneroso.
• Conmutativo: en principio, podría llegar a ser aleatorio (por ej., venta a riesgo).
• No formal: excepto en la transmisión de inmuebles.
1. Con la permuta:
En la compraventa se entrega una cosa por un precio, en la permuta e la entrega por
otra cosa. Según el art. 1356: si el precio consiste parte en dinero y parte en otra cosa, el contrato
será de permuta si es mayor el valor de la cosa, y de compraventa en el caso contrario.
101
Contratos
Félix G. MALUF
Si ésta se realiza gratuitamente, la diferencia radica en la falta de precio; si ésta se
realiza por un precio, la diferencia radica en que se transmiten derechos reales o personales (en la
compra se transmite el dominio de la cosa). Es una distinción más teórica que práctica.
Capacidad.
Como principio general se exige capacidad para disponer, aunque a veces basta con capacidad
para administrar (por ej. empresa dedicada a la compraventa de inmuebles).
Incapacidades de hecho.
El contrato de compraventa no puede ser celebrado por incapaces de hecho, aunque pueden
hacerlo a través de sus representantes legales (arts. 54 a 57 CC).
Después se rige por las disposiciones del 128 CC: el menor con 18 años que realice actividad
laboral y el que ejerza actividad profesional puede administrar y disponer libremente de los bienes que
adquiere con el producto de su trabajo.
Respecto de los menores emancipados (Art. 135) estos pueden administrar y disponer
libremente de los bienes recibidos a título oneroso, pero de los bienes adquiridos a título gratuito sólo
poseen capacidad de administración; para disponer de ellos requieren autorización judicial, salvo que
mediare acuerdo de ambos cónyuges y uno de estos fuere mayor de edad. Tampoco pueden los
emancipados vender, sin autorización judicial, los bienes raíces suyos, ni los de sus mujeres o hijos (Art.
1360).
Incapacidades de derecho.
Son prohibiciones cuyo fundamento moral es no permitir que existan intereses contradictorios
entre quienes la ley supone que debe haber unidad. “no debe haber litigios entre padres e hijos, entre
abogados y representantes…pues se trata de relaciones de confianza en las que hay un único centro de
interés.
El defecto que produce el vicio de falta de capacidad o legitimación es la nulidad” (Lorenzetti).
Son prohibidas:
• La compraventa entre cónyuges, Art. 1358: no es aplicable a cónyuges futuros ni
a los separados por divorcio vincular. Se discute si se aplica cuando hay una separación
personal aunque hubiese división de bienes.
• Art. 1359: los tutores, curadores y padres no pueden, bajo ninguna forma, vender
bienes suyos a los que estén bajo su guardia o patria potestad se trata de los representantes
legales de los incapaces. Tampoco pueden comprar los bienes de sus hijos o representados, ni
aún en remate público, por sí o por persona interpuesta (Art. 1361 incs. 1 y 2).
• Art. 1361 inc. 4: prohíbe la compra a los mandatarios, aunque sea en remate
publico, por sí o por persona interpuesta, de los bienes que estén encargados de vender por
cuenta de sus comitentes se trata de supuestos de representación voluntaria, nulidad
relativa, susceptible de confirmación por el mandante.
• Art. 1361 inc 3: los albaceas no pueden comprar los bienes de los testamentarias
que estén a su cargo, disposición que se extiende a los bienes que administra (Art. 3852) la
nulidad es relativa, susceptible de confirmación por el menor llegado a la mayoría de edad.
103
Contratos
Félix G. MALUF
• Art. 1361 inc 5, 6 y 7: prohíbe la compra de ciertos bienes a los empleados
públicos, magistrados, auxiliares de justicia y ministros de gobierno en este caso la nulidad
es absoluta; el fundamento es que los sujetos no influyan en los litigios en que participan,
garantizar la independencia de los funcionarios públicos, etc.
El Art. 1362 establece que las nulidades de las compras y ventas establecidas
anteriormente no pueden ser deducidas ni alegadas por las personas a las cuales comprenda
la prohibición.
Forma.
La regla general es la forma libre, aunque existen exigencias para ciertas compraventas:
Prueba.
Como regla general el contrato de compraventa puede ser acreditado por cualquier medio. Se
rige por la prueba de los contratos en general, salvo algunas cuestiones particulares:
• si supera los 10000$ o es negado en juicio debe probarse por escrito y
no por testigos (Art. 1193). Según Lorenzetti el Art. 1193 se aplica cuando se trata de la prueba
del contrato como acto jurídico bilateral, pero no a los hechos que pueden referirse a
circunstancias relativas a su celebración o cumplimiento (pero la entrega de mercadería puede
ser probada por cualquier medio).
104
Contratos
Félix G. MALUF
• Venta condicional: los efectos del contrato se subordinan a la existencia futura de
la cosa. Si no se produce se tiene como si nunca se hubiese celebrado. Condición resolutoria.
• Venta de esperanza o pactada de modo aleatorio: el comprador toma sobre si el
riesgo respecto a la existencia de la cosa. El contrato produce los mismos efectos si la cosa
existe o no.
Existen diferentes grados en como el comprador puede asumir el riesgo:
Art. 1404: es el más exigente; el comprador asume la totalidad del riesgo, deberá
pagar todo el precio aunque la cosa no llegue a existir – siempre que no exista culpa del
vendedor -.
Art. 1405: el riesgo es más acotado; el riesgo que asume el comprador es que la
cosa exista en menor medida en cuyo caso deberá pagar todo el precio, si la cosa no llegase a
existir o deberá nada.
Precio.
El precio debe ser…
• Serio: significa que el precio no puede ser vil (relativamente desproporcionado, la
compraventa puede ser anulada por vía de lesión), irrisorio (totalmente desproporcionado, se
considera que no hay precio), ni ficticio o simulado.
105
Contratos
Félix G. MALUF
• Cierto, Art. 1349: que sea determinado (aquel individualizado en la génesis del
contrato) o determinable (cuando se fijan pautas para su determinación).
Es determinable cuando:
1. Determinación del precio por el valor del mercado: el CC lo admite solo respecto
de los bienes muebles (art. 1353), lo cual es criticado, porque actualmente también los
inmuebles tienen valor de mercado fijado por tasaciones que realizan las inmobiliarias y
corredores. Por ello, la doctrina admite que los inmuebles puedan ser vendidos remitiéndose al
precio de otros inmuebles similares de características determinadas. También pueden ser
vendidos ajustándose a tasaciones de corredores.
A tal punto es admitido respecto de los bienes muebles, que el art. 1354 dispone que: “Si
la cosa se hubiere entregado al comprador sin determinación del precio, o hubiere duda sobre el
precio determinado, se presume que las partes se ajustaron al precio corriente del día, en el
lugar de la entrega de la cosa”. En esta hipótesis, solo valida para bienes muebles, la ley
presume que lo que las partes en realidad quisieron es sujetarse al precio corriente.
2. Se deja su determinación al arbitrio de una persona determinada: la relación que
media entre las partes y los árbitros es contractual. El acto jurídico que se le encarga al tercero
es la fijación del precio.
Puede ser que el tercero designado no acepte el cargo o aceptado no lo cumpla. En
estos dos casos la compraventa queda sin efecto (Art. 1350) esta solución de Vélez no
coincide con la regla general en materia de objeto de los contratos (1171), para cualquier
contrato si el tercero no fija el precio, el juez lo fija. Además esta solución contradice el principio
de conservación del contrato.
¿Qué pasa si el precio fijado por el tercero es absolutamente desproporcionado? El
Art. 1351 establece que el precio fijado es irrevocable y no hay recurso alguno para variarlo;
para la doctrina esto es insostenible, si hay error, dolo o violencia habrá nulidad. Otro sector de
la doctrina opina que el juez está obligado a fijar el precio por el principio de conservación del
contrato.
3. Se determina con referencia a otra cosa cierta: las partes pueden referir el precio
al que tiene otra cosa cierta en al mercado, utilizando de este modo el procedimiento de la
analogía (art. 1349).
Es ilícita la determinación del precio por una sola de las partes
• En dinero: en moneda corriente nacional o extranjera (Art. 617 y ley 23298). Es
un elemento esencial y tipificante de la compraventa.
Anteriormente si se pagaba en moneda extranjera (por Ej. dólares) según el Art. 617 la
obligación era considerada de dar cantidad de cosas, por lo que sólo era considerado dinero la
moneda de curso legal.
Con la ley de convertibilidad la entrega de moneda extranjera es considerada obligación
de dar suma de dinero, pero se debe entregar en la misma moneda pactada en el contrato (por
ej. si se pactó en yens se pagaba en yens), a no ser que se hubiera previsto la posibilidad de
pagar con moneda de curso legal (por ej. 10 dólares o pesos equivalentes).
106
Contratos
Félix G. MALUF
Obligaciones del comprador. (arts. 1424 a 1433)
• Pagar el precio de la cosa en el lugar y tiempo determinado en el contrato. Si no estuviesen
determinados, con la entrega de la cosa. Si la venta ha sido a crédito, el precio debe abonarse en el
domicilio del comprador.
• Puede suspender el pago del precio en caso de ser molestado por reivindicación u otra acción
real, salvo que el vendedor le afiance la restitución de la cosa.
• Puede rehusar el pago del precio en caso de que el vendedor:
1. No le entregase exacta/ la cosa establecida en el c’, cantidad o calidad diversa de la
contratada.
2. Quisiese entregar la cosa sin sus accesorios o dependencias.
3. Quisiese entregar la cosa por partes y no por junto (si se contrató con esa modalidad).
• Recibir la cosa.
• Si no pagase el precio de la cosa mueble comprada a crédito el vendedor tendrá derecho a exigir
el pago del precio mas los intereses, pero no tendrá derecho a la resolución del contrato.
• Si se negase a recibir la cosa, después de constituido en mora, el vendedor tendrá derecho a
cobrarle los costos de la conservación mas las pérdidas e intereses o a hacerse autorizar por el juez
para depositar judicialmente la cosa y demandar el pago del precio o la resolución de la venta.
• Si fuese cosa inmueble, y el vendedor hubiese recibido todo o parte del precio, o si la venta se
hubiese hecho a crédito y no estuviese vencido el plazo para el pago, y el comprador se negase a
recibirla, el vendedor tiene derecho a pedirla los costos de la conservación mas los daños y a poner la
cosa en depósito judicial por cuenta y riesgo del comprador.
• Si no pagase el precio del inmueble comprado a crédito, el vendedor tendrá derecho a cobrar los
intereses de la demora, pero no a pedir la resolución del contrato, salvo que en el mismo se hubiese
establecido un pacto comisorio.
• No puede negarse a pagar el precio del inmueble comprado por estar hipotecado, si la hipoteca
puede ser inmediatamente redimida por él o por el vendedor.
Pactos en la compraventa.
Los pactos son…y pueden incorporar condiciones o modificar los efectos naturales del contratos.
108
Contratos
Félix G. MALUF
Es la estipulación de quedar desecha la venta si se presentase otro comprador que ofreciese
mejor precio, dentro del plazo convenido.
Puede ser pactado como condición suspensiva (la compraventa originaria se considerará
inexistente) o resolutoria (la compraventa originaria se extingue).
El Art. 1398 expresamente establece que se presume pactado bajo condición resolutoria pero
nada impide a las partes pactarlo como condición suspensiva.
Sólo aplicable en las compraventas inmobiliarias; no puede exceder el plazo de 3 meses (Art.
1400).
Es obligación del vendedor hacer saber al comprador que existe un tercero que ofrece comprar
en mejores condiciones e indicar cuales son esas condiciones. El comprador tendrá preferencia sobre el
tercero si al menos iguala esas condiciones.
El pacto de mejor comprador es transmisible.
El boleto de compraventa.
Es habitual que la compraventa inmobiliaria se realice a través del boleto de compraventa
inmobiliaria, que es el instrumento privado en el que las partes establecen el contenido esencial del
contrato de compraventa, esto es, manifestar su consentimiento en torno a la cosa y el precio.
Respecto a su naturaleza jurídica hay dos tesis:
1. Teoría formalista: El boleto de compraventa inmobiliaria es un contrato
preliminar, una promesa de venta por la cual ambas partes se han obligan a celebrar el
contrato de compraventa serio y definitivo. Sería la primera fase y tendría como contenido la
obligación de celebrar el contrato de compraventa propiamente dicho.
Esta tesis encuentra sustento normativo en la consideración del contrato de compraventa
inmobiliaria como contrato formal no solemne (Art. 1184 inc 1), al exigir la compraventa
inmobiliaria la escritura pública el boleto de compraventa sería el contrato preliminar. Si bien
esta tesis es cuestionada por gran parte de la doctrina, es tomada por el proyecto de reforma.
2. Teoría no formalista: El boleto de compraventa es el contrato de compraventa
serio y definitivo. Cuando se firma el boleto se está comprando y vendiendo.
Encuentra sus fundamentos en las siguientes normas:
• Art. 1323, definición de compraventa: esto condice con lo que sucede en la
realidad social. Esta concepción evita el desdoblamiento del consentimiento que sostiene la
tesis anterior (consentimiento para el boleto, consentimiento para el contrato definitivo). En la
realidad el desdoblamiento del consentimiento no se da.
• Art. 1184 inc 1: para esta tesis la compraventa inmobiliaria es un contrato no
formal. Ese inciso no alude al contrato de compraventa sino al negocio de transferencia de
dominio. Es lógico que ese articulo juegue para la transferencia dominial.
• Art. 1187: la tesis del contrato preliminar lleva a que si se incumple ese contrato
el mismo se resuelve con el pago de daños y perjuicios. Desde 1950 la jurisprudencia sostiene
que los jueces pueden escriturar en caso de resistimiento por parte del incumplidor, ya que este
al firmar el boleto ya prestó su consentimiento.
109
Contratos
Félix G. MALUF
Consecuencias jurídicas entre partes: se impone al propietario que decide fraccionar ese
lote mayor que antes de enajenarlos afecte ese inmueble en el Registro de la Propiedad al régimen de la
ley 14005 (Art. 2). Esta obligación se relaciona con la de inscribir el boleto de compraventa (Art. 4) no
se puede cumplir esta obligación si anteriormente no se cumplió con la afectación.
En caso de que el vendedor venda y no haya cumplido el trámite de afectación, en este caso los
mismos compradores, a costa del propietario (quien deberá soportar los gastos de la gestión), podrán
tramitar la afectación.
Se reconoce al comprador el derecho a pedir la escrituración habiendo pagado el 25% del precio
(Art. 7).
El vendedor puede pedir sobre el inmueble una garantía hipotecaria por el saldo del precio. El
plazo de escrituración es de 30 días desde que se intimó al vendedor.
También el comprador tiene derecho a pagar anticipadamente el precio, a resistir la resolución
del contrato intentada por el vendedor (no puede pedir el vendedor la resolución, aún cuando exista un
pacto, si el comprador pagó el 25% o introdujo mejoras equivalentes al 50% del precio) (Art. 8).
110
Contratos
Félix G. MALUF
Permuta.
Concepto.
Es aquel contrato mediante el cual uno de los contratantes se obliga a transferir a otro la
propiedad de una cosa, y éste se obliga a darle a cambio la propiedad de otra cosa (Art. 1485).
La analogía con la compraventa justifica la remisión que se hace a sus normas (Art. 1492) y la
escasez de textos propios para este contrato.
La permuta es históricamente anterior a la compraventa; la parición del dinero la desplazó por la
compraventa. Actualmente la permuta es utilizada en los contratos internacionales en los que el dinero
no es atractivo por las oscilaciones monetarias o por la multiplicidad de monedas. También es empleada
en los contratos de larga duración entre empresas que se aprovisionan mutuamente, intercambiando
cosas que luego se compensan.
Caracteres:
Es un contrato consensual, obligacional (es el título que justifica la tradición como modo de
transferir la propiedad), bilateral, conmutativo, oneroso, formal o no depende de las cosas conmutadas
(pe inmuebles formal).
111
Contratos
Félix G. MALUF
Diferencias de la permuta con otros contratos:
1. Con la compraventa: el intercambio es de cosa por cosa y no cosa
por precio. Si el precio es mitad en dinero y mitad en un bien, si el bien tiene mayor valor que la
parte dineraria es permuta, si es igual para Lorenzetti es compraventa y para Borda permuta.
2. Con la cesión de créditos: se intercambian créditos y no cosas.
3. Con la dación en pago: si bien se entrega una cosa en pago por otra recibida
anteriormente, la obligación era originariamente de entregar dinero y muta al momento del
cumplimiento.
Objeto de la permuta.
Es el intercambio de cosas. Las cosas que son objeto de permuta son las mismas que las que
pueden ser objeto de compraventa (Art. 1491).
Obligaciones:
Los contratantes ocupan recíprocamente los lugares de comprador y vendedor,
por lo que asumen ambas partes las obligaciones de un vendedor: los gasto de la entrega y
recibo de la cosa deben ser soportados por partes iguales, salvo pacto en contrario, siendo
inaplicable la norma del Art. 1424 CC (obligación del comprador).
Si una de las partes aún no entregó la cosa y recibe una cosa de la otra parte y
tiene “justos motivos” (juicio de previsibilidad sustentable en la existencia de datos objetivos
que provoquen el temor del contratante) para creer que el que se la dio no es el dueño, no está
obligado a la entrega (de la cosa que debía) y puede pedir la nulidad del contrato (Art. 1486)
se trata de dos derechos distintos: el primero es el de retención de la cosa que se debe
entregar y suspensión del cumplimiento, el segundo es de resolución y no de nulidad como
dice el código ya que en realidad hay un incumplimiento y no un vicio (Lorenzetti).
Puede ocurrir que una de las partes haya recibido una cosa de la otra y la hay
transferido a un tercero. Si en ese supuesto se da el temor de que el primer contratante no sea
el dueño, el copermutante que hubiese enajenado la cosa que se le dio en cambio, sabiendo
que ella no pertenecía a la parte de quien la recibió, no podrá anular el contrato, mientras que
el poseedor a quien hubiese pasado la cosa, no demandase contra él la nulidad de su contrato
de adquisición (Art. 1488).
Rige para ambas partes la garantía de evicción y las facultades que de ella
resultan.
Cesión de derechos.
Concepto
Es el contrato por el cual se traspasa la titularidad de un derecho patrimonial transferible que no
tenga por ley otro procedimiento establecido para ello.
En el CC está tratado dentro de la cesión de créditos, lo que es erróneo porque la cesión de
créditos es una especie dentro del género de cesión de derechos. A la cesión de derechos se le aplica
las normas relativas a la cesión de crédito que no se opongan.
Cesión de créditos.
112
Contratos
Félix G. MALUF
Concepto.
Es el contrato mediante el cual el cedente cede al cesionario un crédito que tiene sobre su
deudor.
Esta definido por el CC en el Art. 1434: habrá cesión de crédito cuando una de las partes se
obligue a transferir a la otra el derecho que le compete contra su deudor, entregándole el título de crédito
si existiere definición inexacta ya que con la celebración del contrato ya se transfiere el crédito – no es
que se obligue a transmitir posteriormente- y la entrega del título no es requisito para el
perfeccionamiento.
No es una figura triangular, las partes son cedente (quien poseía el crédito originario) y cedido (a
quien se le ha transferido el crédito), el deudor cedido no es parte sino un tercero interesado.
Caracteres:
Consensual, gratuito u oneroso, conmutativo, formal se exige bajo pena de nulidad la
celebración por escrito (Art. 1454), son una excepción a este principio los títulos al portador (se traspasa
el título, se traspasa el crédito). Según la jurisprudencia la forma escrita sólo es exigida para la prueba.
Puede ser aleatorio, es el caso de la cesión de créditos dudosos o litigiosos
Cesión de venta.
Es una subespecie de la cesión de crédito en la cual se paga un precio por el mismo; se aplican
en la medida de lo posible las normas de la compraventa pero se diferencia con la misma en que el
objeto es un crédito en vez de una cosa.
Existe en la cesión de venta una garantía de evicción entre cedente y cesionario referida a la
existencia (se refiere a que el crédito exista dentro del patrimonio del cedente) y legitimidad (que no se
encuentre el crédito atacado por alguna acción de nulidad) del crédito, pero nunca a la solvencia del
deudor (salvo que esta haya sido anterior a la cesión y pública). La garantía de evicción como efecto
natural puede ser limitada por las partes (Art. 1476).
Notificación.
113
Contratos
Félix G. MALUF
Es un acto jurídico unilateral y receptillo, idóneo para volver oponible el traspaso del crédito. La
forma de notificar al deudor cedido es libre. No hay plazo de caducidad para hacer la notificación, pero
tiene como ventaja consolidar el crédito en el patrimonio del cesionario.
Si hay dos cesionarios del mismo crédito y uno de ellos notificó, prevalece el que notificó. Si dos
cesionarios notifican en el mismo día, se prorratea el crédito. Lo usual es que la notificación se haga en
forma inmediata a la celebración.
Caracteres.
Consensual, formal no solemne (exige escritura pública), traslativo (produce los efectos desde la
celebración), aleatorio de la cesión debe saberse existencia (si el que cede es o no heredero),
cantidad (si cede todo o parte alícuota) y consistencia (aspecto aleatorio, es saber que bienes componen
esa universalidad, no se garantiza –por ej. podrían ser puras deudas-)
Forma.
Debe hacerse mediante instrumento público. Aquí no hay notificación, lo que hay es la
presentación de esa cesión en el juicio sucesorio del causante. Puede hacerse mediante escritura
pública o por acta judicial.
Para la publicidad ante terceros es necesario, además de la escritura, la tradición e inscripción
registral en su caso.
Puede haber diversas modalidades de celebración:
1. sin hacer ninguna referencia al contenido
2. aclarando que es dudosa o litigiosa la existencia o legitimidad (atenúa la
evicción)
3. la parte cedente puede garantizar la existencia de la herencia, su calidad de
heredero y una determinada cantidad de bienes es una cesión de una universalidad pero con
garantía de evicción de un grupo de bienes.
Las dos primeras son las formas típicas de esta cesión, se crea una incertidumbre que permite
calificar al contrato de aleatorio (Lorenzetti). Pueden aparecer bienes o deudas desconocidas, sin que
ello de lugar a la rescisión del acto ni al reajuste del precio, salvo que el cedente aclare que un bien
determinado estaba incluido dentro de la herencia.
Respecto a la responsabilidad por evicción el cedente responde si pierde la calidad de heredero,
no por los bienes de la herencia (Art. 2160).
*según algunos autores nada obsta a que se apliquen las reglas de la lesión en los aspectos
extraños al alea.
114
Contratos
Félix G. MALUF
Locación de cosas.
Debido a la incidencia de este contrato en el ámbito social, existe una rigurosa legislación del
mismo. El decreto 1580/ 43 dispuso la intervención del Estado en la prórroga de los plazos. La ley
21.342 marca la vuelta a la autonomía de la voluntad del CC. En 1984 se sanciona la ley 23.091, llamada
ley de locaciones urbanas, cuyas normas están encaminadas a la defensa del locatario es una ley de
orden público económico de protección. Recorta la autonomía de la voluntad en resguardo del locatario
(parte débil de la relación).
Concepto.
Es aquel contrato mediante el cual una parte denominada locador se obliga a conceder el uso y
goce de una cosa a otra parte denominada locatario quien se obliga a cambio a pagar un precio cierto en
dinero llamado canon.
Caracteres.
Bilateral, oneroso, típico (regulado en diversas normas), conmutativo, de tracto sucesivo, de
cambio (la finalidad es cambiar el uso y goce por un precio).
Respecto a si es formal o no: para el CC es un contrato no formal, pero la ley 23.091 impone que
las locaciones urbanas deben hacerse por escrito por instrumento privado. Se impone una formalidad
como manera de proteger al locatario, para que consten en un instrumento los derechos que le
corresponden.
La ley no establece con qué carácter se exige esa formalidad, por lo que hay distintas opiniones:
para algunos es un contrato formal no solemne (Mosset), para otro sector doctrinario es un contrato no
formal con forma exigida para la prueba (López de Zavallía).
La ley en caso de incumplimiento de la formalidad le da cierta eficacia al contrato si media
principio de ejecución, lo que constituye una excepción al principio de ineficacia esos efectos son: el
plazo no va a ser el fijado por el contrato sino el mínimo y el precio va a ser determinado por el juez.
Elementos tipificantes.
Son uso y goce, temporalidad y precio.
115
Contratos
Félix G. MALUF
Se niega la locación de derechos (restricción normativa). En principio pueden ser objeto de
locación las cosas muebles no fungibles y los inmuebles.
El CC permite la posibilidad de que sean objeto de locación cosas que se hallan fuera del
comercio (por ej. playas, Art. 1501), salvo que esa locación sea de una cosa que afecta el orden publico,
la moral y buenas costumbres.
Respecto a la locación de cosa futura, se entenderá como realizada sujeta a condición
suspensiva de que la cosa exista. También se permite la locación de cosa ajena (por ej. sublocación).
Temporalidad.
Se fija esa concesión en un marco temporal, es un contrato de duración. El CC y la ley 23.091 se
ocupan del tiempo de la locación (el cual fue tratado distinto de acuerdo al momento histórico que
transcurría).
Precio.
116
Contratos
Félix G. MALUF
No hay locación sin precio. Por aplicación de las normas relativas a la compraventa el mismo
debe ser determinado, serio, en dinero, fijado por períodos que las partes acuerden, puede ser previsto
que se pague en forma anticipada o a mes vencido.
La ley 23.091 contiene restricciones relativas a la fijación del precio de inmuebles destinados a
vivienda: debe ser fijado en períodos mensuales, no se pueden exigir pagos anticipados superiores a un
canon, no se pueden pedir depósitos en concepto de garantía por más de 1 mes, el locador no puede
pedir el pago del valor llave si se violan estas disposiciones el locatario puede exigir inmediatamente el
reintegro, aún por vía judicial (en cuyo caso el locador cargará con las costas).
117
Contratos
Félix G. MALUF
Obligaciones del locatario.
1. Darle a la cosa el destino convenido. El mismo puede determinarse objetivamente (por la
naturaleza de la cosa) o subjetivamente (por las partes). El uso debe limitarse a lo pactado o al que
regularmente se le da.
2. Pagar el precio de acuerdo a lo convenido. Si nada se dice se paga a mes vencido.
3. Mantener la cosa en buen estado.
118
Contratos
Félix G. MALUF
1. Cuando se contrata por tiempo determinado, finaliza cuando finaliza el tiempo (Art. 1622),
excepto que el locatario, vencido el plazo, continúe con el uso y goce de la cosa (Art. 1622) en cuyo caso
el locador puede pedir la devolución de la cosa en cualquier tiempo.
En algunas legislaciones europeas existe el instituto de la tácita reconducción; se entiende la
renovación del contrato en los mismos términos y bajo las mismas condiciones.
En nuestro CC no se da, sino que se da la continuación de la locación el locador puede pedir la
devolución o el locatario abandonar la cosa ambos sin indemnización. La continuación debe ser en los
mismos términos del contrato principal, si se altera el precio (elemento esencial) habrá nuevo contrato.
2. Cuando se contrata por tiempo indeterminado la locación se extingue luego de los plazos
mínimos (2 años vivienda, 3 años comercio).
3. Cuando se pierde la cosa arrendada.
4. Cuando hay imposibilidad de darle a la cosa el destino especial para el que fue locada.
5. Por vicios redhibitorios existentes o sobrevinientes, salvo que fuesen aparentes, el locatario los
haya conocido o haya tenido razón de saberlo (por ej. la casa que se torna oscura porque se construye
al lado).
6. Por caso fortuito que hubiera imposibilitado iniciar o continuar los efectos del contrato.
7. Cuando existe culpa de una de las partes (incumplimiento de las o’ que les correspondían) el
Art. 1579 establece que cuando el locatario no hubiere pagado 2 períodos consecutivos de alquiler el
locador podrá pedir la resolución e indemnización de pérdidas e intereses; la ley 23.091 exige al respecto
que debe intimarse por plazo no inferior a 10 días al locatario para que cumpla, recién después se va a
poder resolver o demandar cumplimiento (Art. 5).
Contrato de ahorro.
Concepto.
Es aquel contrato en el cual una parte denominada suscriptor, entrega una cantidad de dinero en
cuotas anticipadas, contra la entrega de un bien inmueble, mueble, un servicio o una suma de dinero, la
que tendrá lugar en el futuro, una vez que cumpla con las condiciones de adjudicación pactadas de
sorteo o licitación.
El sistema nació como una mutualidad, financiación recíproca de los integrantes. Está regulado
por el decreto 1.422/77 y, por aplicación analógica, por las disposiciones relativas a los contratos de
crédito y entidades financieras.
Naturaleza jurídica.
Es una red contractual; une a un grupo de contratos de cambio, individuales pero conexos, a
través de una finalidad negocial supracontractual.
Sujetos.
1. Empresa organizadora: determina el numero de adherentes necesarios (lo cual asienta en el
contrato), por eso es responsable de la organización, de la administración de suscriptores, del
funcionamiento eficaz y del cumplimiento de la finalidad perseguida.
2. Grupo de ahorristas: se discute si forman o no una persona jurídica.
Sólo pueden ser empresas organizadoras las SA, bancos oficiales y entes públicos con autorización
de la inspección de justicia de la nación.
Caracteres.
Contrato celebrado por adhesión, de consumo, de larga duración o tracto sucesivo, bilateral,
oneroso, formal (por escrito), de cambio, no puede ser superior a 30 años.
119
Contratos
Félix G. MALUF
Entregar el bien en las condiciones pactadas una vez que el suscriptor las reúne mediante
licitación o sorteo.
Si no hay plazo pactado, la entrega debe hacerse en forma inmediata a la aceptación de la
adjudicación y pago de los derechos.
No puede invocar como eximente de la obligación de entregar la cosa las demoras en que
incurra el fabricante o concesionario de la misma frente al incumplimiento de la obligación de entregar
la cosa el suscriptor tiene a su disposición la acción por cumplimiento (demandar la entrega del bien mas
los daños) o la devolución del dinero mas los intereses (compensatorios y moratorios).
Riesgos.
Los mismos están a cargo de la empresa que organiza, si lo traslada por cláusulas predispuestas
al suscriptor las mismas serán nulas por ser abusivas. El organizador también carga con el riesgo de no
lograr la cantidad de suscriptores necesaria.
Contratos de colaboración
Elementos.
1. Prestación de un servicio por parte del locador.
2. Pago de un precio en dinero por parte del locatario el precio del servicio debe consistir
en una suma de dinero, pero las partes pueden accesoriamente estipular a favor del locador otras
prestaciones (por ej. el alojamiento que se le da al portero).
Partes.
Locador (quien presta el servicio) y locatario (quien paga el precio).
Caracteres.
Bilateral, consensual, a título oneroso (las ventajas que recibe cada una de las partes tiene como
contrapartida un sacrificio, si el servicio fuera prestado gratuitamente, el contrato sería innominado),
conmutativo, no formal.
Evolución histórica.
En el derecho romano no había locación de servicios ya que sólo existía trabajo servil (de los
siervos).
En la edad media el trabajo industrial estaba sujeto a las reglas de cada oficio, sólo el servicio
doméstico se consideraba sujeto a principios jurídicos.
A fines del XIX debido al aumento de obreros y empleados el Estado empieza a intervenir en
vigilancia del trabajo.
120
Contratos
Félix G. MALUF
5. En cuanto al precio a pagarse en caso de rescisión: en la locación de obra el locador
debe percibir toda la utilidad que hubiera percibido si el contrato se hubiera cumplido. En la locación de
servicio el locador sólo cobra por los servicios efectivamente prestados.
6. En cuanto a la responsabilidad: en la locación de obra el locador asume la
responsabilidad. En la locación de servicio el locatario responde por los daños causados a terceros por el
locador del servicio.
Forma y prueba.
La locución de servicio es un contrato no formal y no solemne. Es frecuente que se realice
verbalmente. La prueba puede hacerse por cualquier medio y le incumbe su carga a la parte que lo
invoca.
La prueba puede versar sobre: la existencia misma del contrato, la extensión o importancia de
los servicios prestados, el precio, el pago de los servicios.
En caso de la prueba del precio, por tratarse no de un hecho sino de una estipulación del
contrato, la prueba testimonial o la de presunciones es inadmisible, salvo que medie principio de prueba
por escrito (por ej. tabla de precios de los diferentes servicios) si no es probado, será fijado
judicialmente.
Capacidad.
El CC no trae reglas especiales respeto a la capacidad para celebrar este tipo de contratos,
además la doctrina aclara que tanto el locatario de los servicios como el locador ejecutan un acto de
administración, por lo tanto pueden realizarlo aquellos que tengan capacidad de administrar sus bienes.
Si el locador o el locatario fuere incapaz, pese a ser ese contrato nulo por falta de un elemento
esencial (capacidad), si el servicio fue prestado es ineludible la obligación de pagar el precio
(Rezzónico), por aplicación de los arts. 1164/6 y del principio prohibitivo del enriquecimiento sin causa.
Respecto los menores cabe destacar:
1. Servicios prestados a terceros, Art. 275: entre los 14 y 18 años no pueden ejercer oficio,
profesión o industria sin autorización de sus padres.
2. Servicios prestados a los padres, Art. 297: los padres pueden exigir que los hijos que
estén bajo su autoridad y cuidado les presten colaboración propia de su edad, sin que con ello tengan
derecho a reclamar pago o recompensa.
3. Servicios de los criados a sus criadores y de los pupilos a sus tutores, Art. 1625: hasta
los 15 años no tienen derecho a sueldo.
Locación de obra.
No está específicamente tratada como tal en el CC. El Art. 1493 define todas las locaciones y el
Art. 1623 define la locación de servicio. La locación de obra está regulada junto con la locación de
servicio.
Según López de Zavallía siguiendo el esbozo de Freitas, en realidad cuando Vélez tituló este Art.
como locación de servicio, debería haberlo llamado locación de actividad (para comprender a ambas).
Concepto.
123
Contratos
Félix G. MALUF
Habrá locación de obra cuando dos partes se obliguen recíprocamente, la una a ejecutar una
obra, y la otra a pagar por esta obra un precio determinado en dinero.
Caracteres.
Consensual, bilateral, oneroso, no formal, conmutativo.
¿De ejecución instantánea o tracto sucesivo? López de Zavallía considera que la obra se define
en un único momento, que es el de la entrega y recepción; los avances parciales no hacen al objeto del
contrato, no hay prestaciones fluyentes, por lo tanto es de ejecución instantánea. Para la mayoría de la
doctrina no sólo importa la obra, sino también el camino hacia la misma; son prestaciones fluyentes, por
lo que es de tracto sucesivo.
Partes.
El locatario o contratante (quien paga el precio) y el locador o empresario (quien realiza la obra).
Sistemas de contratación.
1. Sistema por economía: emprendimiento personal que acude a contratos distintos a la
locación de obra para lograr una obra (compraventa, locación de servicios, etc.). No se puede
autoabastecer.
2. Sistema por administración: emprendimiento personal, pero recurro para esos contratos
a un mandatario para que contrate a nombre y cuenta mío.
3. Con precio predeterminado global o ajuste alzado: el precio predeterminado puede ser
absoluto (no hay variación posible) o relativo (puede haber pequeñas variaciones pero fijadas de
antemano por contrato, entre un máximo y un mínimo) no aconsejable en épocas de inflación.
4. Con precio predeterminado por unidades técnicas: se divide en unidad simple (no se dice
cual es el numero total de unidades, pero sí cuanto cuesta cada una; puede haber resolución de tipo
124
Contratos
Félix G. MALUF
parcial del contrato quedando en pie lo hecho) y unidad de medida (hay un numero total de unidades y
precio por unidad).
5. Sin precio predeterminado: el costo es la suma del coste (gastos de construcción, por ej.
materiales y mano de obra) y las costas (utilidades del locador). Las costas se pueden pactar de dos
maneras, como un porcentaje del coste o con una suma fija. Utilizado en épocas inflacionarias.
Los sistemas 1 y 2 se no se valen de la locación de obra; los sistemas 3, 4 y 5 se valen de la
locación de obra.
Consecuencias de la recepción.
1. Plazo: si hubo demoras implica la concesión tácita del plazo. Renuncia a cualquier tipo
de acción.
2. Trabajos adicionales: se presumen hechos con autorización del locatario, que está
obligación a pagarlos.
3. Vicios: no podrá reclamar los aparentes excepto ruina, los aparentes no advertibles y los
redhibitorios puedo reclamarlos hasta 60 días después que los descubro.
Recepción provisoria.
Se recibe la obra, pero se guarda un porcentaje del precio para solventar, en garantía, vicios
aparentes, no advertibles y redhibitorios. Tiene que ser fundada. Se usa más por vicios aparentes no
advertibles (pe sistema de calefacción).
Después de entregada la obra: responsabilidad por ruina aplicable en todas las obras
inmuebles destinadas a larga duración (Art. 1646). Responsabilidad in solidum (proyectista, constructor,
director de obra). Cada uno responde por causas diferentes (por eso no responden solidariamente, sin
perjuicio de las acciones de repetición). La ruina puede ser total o parcial.
Ruina no es sinónimo de destrucción, basta con un deterioro importante en la obra. La ruina
deberá producirse dentro de los 10 años de recibida la obra y provenir de: vicios de construcción, vicios
del suelo, mala calidad de los materiales. La acción p/ reclamar por ruinas prescribe al año de producirse
estas.
126
Contratos
Félix G. MALUF
Representación.
Está vinculada con el mandato representativo. Hay representación cuando una persona
(representante) está facultado para emitir declaración o manifestación de voluntad por cuenta y nombre
de otra persona (representado), incidiendo las consecuencias jurídicas de tal manifestación directa e
inmediatamente en la esfera de los intereses jurídicos del representado como si este hubiera celebrado
personalmente el acto.
Clases de representación.
1. Legal: derivada de la ley, por ej. curadores.
2. Voluntaria: proviene de la voluntad de las partes.
3. Orgánico (Lorenzetti): referente a la representación de sociedades.
La representación es más amplia que el mandato. Si hay representación necesariamente debe
haber un poder, entendido genéricamente como facultad y técnicamente como instrumento en el que
consta el otorgamiento de la representación.
El poder como acto jurídico es unilateral, porque emana de la voluntad del otorgante. Es formal
no solemne (Art. 1184 inc 7). Cumple como función externa la de acreditar a tercero la representación
que un sujeto enviste, y como función interna la de determinar el negocio bilateral que subyace detrás
del poder.
Clasificación.
1. Según las facultades conferidas:
Mandato concebido en términos generales, Art. 1880: comprende sólo los actos de
administración, aunque el mandante declare que no se reserva ningún poder y que el mandatario puede
hacer todo lo que juzgare conveniente o aunque el mandato contenga la cláusula de general y libre
administración.
Mandato con facultades expresas, Art. 1881: detalla una serie de contratos o de actos
jurídicos para los cuales se requieren facultades expresas (poderes especiales), detalla que actos puede
realizar el mandatario.
2. Por la extensión del encargo (cuantos bienes se incluyen en el encargo): el Art. 1879
utiliza la palabra negocios, cuando debió mencionar bienes.
Mandato general: comprende todos los bienes del mandante.
Mandato especial: comprende uno o más bienes determinados.
Extinción.
Modos normales (1960)
1. Cumplimiento del negocio
2. Expiración o conclusión del tiempo (determinado o indeterminado) por el cual fue
otorgado.
Modos anormales (1963)
1. Revocación que haga el mandante: el mandante puede revocar el mandato siempre que
quiera y obligar al mandatario a la devolución del instrumento donde conste el mandato (1970) el
mandato es esencialmente revocable; excepto (1977) que haya sido otorgado para negocios especiales,
limitado en tiempo y en razón de un interés legítimo de los contratantes o de un tercero para revocar
este tipo de mandato es necesario invocar justa causa.
Naturaleza jurídica:
1. Teoría del mandato: surgida del derecho romano; la convención entre médico y paciente
encuadraba dentro de la figura del mandato. No obstante ser este un contrato gratuito el profesional
tenía derecho a la percepción de honorarios fijados según los usos y costumbres de la zona. Además se
argumentó que al igual que en el mandato, el elemento confianza es decisivo. Crítica: en el contrato de
prestación profesional no hay representación; el facultativo no sólo ejecuta actos jurídicos sino también
actos materiales.
2. Teoría de la locución de servicios (Salvat): los servicios prestados por una persona que
ejerce una profesión liberal quedan regidos por las reglas generales de la locución de servicios. Crítica:
Lorenzetti insuficiencia de la teoría, principalmente en las prestaciones de salud; la mayoría de la
doctrina considera que la calificación del vínculo contractual que se produce entre el profesional y el
paciente es una locución de servicios, sin embargo llegado a este punto las pocas normas del CC
relativas a este contrato son de poca utilidad a la hora de resolver conflictos.
3. Teoría de la locución de obra (Mesineo): lo esencial no estaría configurado por un objeto
material sino por la prestación de trabajo subordinado, aplicado a la obtención de un resultado no
económico a favor de otro. Crítica: el médico tiene obligación de medio, impropias de la locución de obra.
El contrato de servicio de salud es libremente rescindible, la locución de obra no.
4. Teoría del contrato atípico (Borda): la singularidad de la relación profesional impide
encuadrarla dentro de alguna de las figuras típicas. Resulta aplicable la normativa referente a varios
contratos. Hay tipicidad social.
5. Teoría del contrato multiforme (Mosset, Bueres): dada la heterogeneidad de las
relaciones que emergen de la prestación de salud, no puede pensarse en una sola figura jurídica que
sea omnicomprensiva. Debe estarse a la situación concreta. Crítica: Lorenzetti no es operacional, no
soluciona problemas.
6. Teoría del contrato profesional: proyecto elaborado por la comisión del PE, decreto
468/92. Se tipifica legalmente un nuevo contrato.
Caracteres.
Consensual, conmutativo (aunque en los contratos médicos puede plantear dudas), se presume
oneroso, no formal (no obstante existe una tendencia hacia el ritualismo), hay un elemento fiduciario
(algo de confianza), no es un contrato de consumo (la ley 24.240 excluye a los profesionales liberales).
Sujetos.
Según Lorenzetti las definiciones sobre el profesional son variadas, y se ha sugerido que la
ambigüedad sólo puede ser superada mediante una definición legal.
En sentido amplio profesional es todo aquel que practica su actividad de modo habitual,
adquiriendo el carácter de experto.
En sentido restrictivo sólo quien tiene título habilitante (los profesionales autónomos).
129
Contratos
Félix G. MALUF
Una postura intermedia distingue al profesional por 5 notas: habitualidad, reglamentación,
presunción de onerosidad, autonomía técnica, habilitación.
Aranceles profesionales
Lorenzetti cita el proyecto del 98 que dice que el precio se determina en principio “por el contrato,
por la ley, por los usos o en su defecto por decisión judicial.” Borda por su parte trata brevemente las
remuneraciones de cada profesional:
Servicios médicos: honorarios fijados por contrato, no existen aranceles, si no se ha
convenido lo determina el juez.
Abogados y procuradores: está sujeto a una escala legal.
Fideicomiso.
Hasta 1994 fue un contrato legalmente atípico; fue regulado por la ley 24.441 que distingue dos
especies:
Fideicomiso general u ordinario.
1. Fideicomiso financiero (propio del derecho bancario).
El fideicomiso general u ordinario puede constituirse a través de un testamento (se lo estudia en
el derecho sucesorio) o de un contrato.
130
Contratos
Félix G. MALUF
El fideicomiso es el contrato mediante el cual una de las partes, llamada fiduciante, le entrega a
la otra, llamada fiduciario, la titularidad dominial de los bienes fideicomitidos.
Este contrato da lugar al llamado dominio fiduciario.
El dominio es el derecho real más amplio, el que concede más facultades y puede ser:
1. Pleno o perfecto: reúne 3 características
Absoluto (2513): concede amplias facultades a su titular; servirse, usar, gozar, poseerla y
disponer de la cosa.
Exclusivo (2508): dos personas no pueden tener por el todo el dominio de una cosa.
Perpetuo (2510): no se pierde por su no ejercicio.
2. Imperfecto: cuando no reúne alguno de los 3 caracteres, a su vez puede ser
Revocable: cuando el dominio está sujeto a una condición o plazo que lo extingue.
Desmembrado: cuando el dóminus se reserva el usufructo de la cosa y sólo enajena su
dominio útil. Pe donación con reserva de usufructo.
Fiduciario (2626): es el que adquiere en virtud de fideicomiso, por contrato o por
testamento y que está destinado a durar hasta la extinción del fideicomiso. No tiene el carácter de
perpetuo, que sí tiene el dominio pleno. Se extingue por el acaecimiento de una condición o el
vencimiento de un plazo.
Caracteres.
Se discute si son dos negocios o un negocio con dos efectos, uno personal (obligaciones) y otro
real (dominio fiduciario). Es un contrato consensual, gratuito u oneroso (si se pacta una retribución para
el fiduciario por la gestión que realiza), formal (por escrito, si se trata de inmuebles además es solemne
escritura pública).
Plazo.
El fideicomiso cesa cumplida la condición o a los 30 años de constituirse si no se cumple la
condición o se estableció otro plazo menor.
Precio.
Puede existir como contraprestación por los servicios de gestión que presta el fiduciario.
Sujetos.
1. Fiduciante: es una de las partes del contrato, puede ser cualquier persona física o
jurídica. No hay ningún tipo de restricción. Debe poseer capacidad para disponer de bienes. Es quien
hace entrega de los bienes e instruye al fiduciario acerca del encargo que debe cumplir. Sus derechos
pueden transmitirse por un acto inter vivos o mortis causa.
2. Fiduciario: es una de las partes del contrato, tiene a su cargo la gestión del patrimonio
fideicomitido para la consecución de los fines perseguidos y la transmisión del mismo al cesar el
fideicomiso. Puede ser cualquier persona física o jurídica con capacidad de disponer (salvo que se trate
de fideicomiso financiero, en cuyo caso sólo podrán serlo entidades financieras autorizadas por la
Comisión Nacional de Valores). Sus derechos son disponibles sólo en la forma pactada en el contrato.
3. Beneficiario: es un tercero interesado, puede ser una persona física o jurídica que puede
o no existir al tiempo del otorgamiento del contrato pero se confía en su existencia futura (si no existe
deberán darse los datos que permitan su individualización futura, por ej. el hijo de tal persona). Puede
ser único o plural; el beneficiario plural puede ser conjunto (los beneficiarios actuarían todos como tales
al mismo tiempo) o alternativos o sucesivos (si el primero no acepta o no existe el beneficio pasa al
segundo y así sucesivamente).
El beneficiario no necesariamente es un sujeto capaz (podría ser por ej. un menor). Si hay un
único beneficiario y éste no acepta el beneficio, actúa subsidiariamente como beneficiario el
fideicomisario y si no existiera este el fiduciante (nunca el fiduciario). Sus derechos son transmisibles
inter vivos o mortis causa.
131
Contratos
Félix G. MALUF
4. Fideicomisario: es un tercero interesado y es aquel a quien se le van a entregar los
bienes fideicomitidos cuando el fideicomiso se extinga. Puede ser una persona física o jurídica, no
necesariamente capaz. Puede coincidir con la persona del beneficiario o del fiduciante (nunca el
fiduciario). Sus derechos son transmisible inter vivos o mortis causa.
Patrimonio fideicomitido.
Es un patrimonio especial (afectado a un fin determinado), diferenciado de los patrimonios
generales del fiduciante, del fiduciario y del beneficiario. Sobre él se ejerce un dominio imperfecto. Puede
estar compuesto de todos los bienes que se encuentren en el comercio, cosas muebles o inmuebles,
registrables o no y todo tipo de derechos (vehículos, propiedades, derechos personales, créditos,
acciones, bonos, fondos de comercio, etc.) deben ser determinados o determinables (por ej. “el
vehículo con dominio ABC 123” o “todos los vehículos a nombre de Juan Pérez”). Los bienes ingresan al
patrimonio fideicomitido en forma:
Originaria: son todos los bienes que transmite el fiduciante al fiduciario.
Derivada por subrogación legal: aquellos que se adquieren con los frutos producidos por
el patrimonio fideicomitido o que se adquieren con lo producido de la enajenación de los bienes que
integran el patrimonio fideicomitido.
Si bien estos bienes se encuentran en el patrimonio del fiduciario, no pueden ser agredidos por
los acreedores personales de éste.
Responsabilidad del fiduciario por el riesgo o vicio de las cosas fideicomitidas (Art. 14).
Por el daño que causan las cosas fideicomitidas que derivan de un riesgo o vicio, el fiduciario
responde hasta el valor de la cosa fideicomitida.
Se plantea la cuestión acerca de si se trata del valor de la cosa al momento de celebrarse el
contrato o al momento de producirse el daño (puede haber variado).
Esa responsabilidad limitada (hasta el valor de la cosa) cesa si el fiduciario pudo razonablemente
asegurarse y no lo hizo.
Efectos de la cesación.
1. Será reemplazado por el sustituto designado en el contrato o de acuerdo al
procedimiento establecido en el mismo. Si no lo hubiere o no aceptare, el juez designará como fiduciario
a una de las entidades autorizadas.
2. Los bienes fideicomitidos serán transmitidos al nuevo fiduciario.
Objeto: hacer operaciones relativas al mercado de capitales y quien dicta las normas
reglamentarias es la C.N.V. (Comisión nacional de valores)
→ El contenido del contrato es el mismo que para el fideicomiso común además de las
condiciones para emitir los certificados de participación o títulos representativos de deudas.
Concepto.
Habrá donación cuando una persona por una acto entre vivos transfiera de su libre voluntad
gratuitamente a otra, la propiedad de una cosa.
Es un contrato con una gratuidad:
Objetiva: desprendimiento del patrimonio del donante hacia el patrimonio del donatario
ausencia de reciprocidad.
Subjetiva: animus donandi excluye el enriquecimiento sin causa.
La liberalidad responde al interés de beneficiar a otro.
Elementos.
1. Acto entre vivos.
2. Obligación de transferir una cosa. No trae como exigencia para su perfeccionamiento la
tradición de la cosa.
3. Transferencia a título gratuito. Hay un desprendimiento del patrimonio del donante que
beneficia al donatario. Presupone una liberalidad. Si no hay desprendimiento no hay donación.
Hay donaciones con cargo sobre la cabeza del donatario pero éstas no inciden sobre el carácter
gratuito de la donación sino que son accesorias.
134
Contratos
Félix G. MALUF
Liberalidades que no son donación (1791).
1. Renuncia de la hipoteca.
2. Renuncia de la fianza.
3. Dejar cumplir una condición que signifique la pérdida de un derecho.
4. Dejar de interrumpir la prescripción a favor del deudor.
5. Actos en donde no existe el ánimo de transferir la propiedad de una cosa.
6. El servicio personal gratuito.
Cuestión.
Si la donación es un contrato porque hay quienes dicen que se asemeja más a un testamento.
Para algunos autores es un acto unilateral. Para otros (doctrina clásica) es un contrato que se
perfecciona con el acuerdo de partes. Para los autores contemporáneos la base sociológica de la
donación es distinta al concepto tradicional del contrato. En la donación lo más importante es la voluntad
del donante de realizar una liberalidad (es lo que lo asemeja al testamento), el donatario sólo se limita a
aceptar. Además la donación después de perfeccionada puede ser revocada, sujeta a reducción (por ser
inoficiosa), sujeta a colación (porque afecta la legítima de los herederos).
Caracteres.
Gratuito (los cargos no afectan a la gratuidad por ser obligaciones accesorias), unilateral, formal
y en algunos casos solemne, irrevocable una vez aceptada (salvo ingratitud, reducción o colación),
consensual.
Elementos:
1. Consentimiento: no surte ningún efecto si no es aceptada por parte del donatario. La
aceptación puede ser formal o tácita. ¿Qué pasa en caso de muerte del donante o del donatario antes de
producida la aceptación? La muerte del donatario deja sin efecto al donación porque sus sucesores no
pueden aceptarla; la muerte del donante no impide manifestar aceptación (deroga la regla Gral. del Art.
1149).
En caso de realizarse la oferta a varios donatarios: si se la realiza separadamente la donación
surtirá efecto hacia quienes hayan aceptado; si se la realiza solidariamente la aceptación de uno o
algunos de los donatario se aplica a la donación entera ver.
2. Capacidad: respecto a la capacidad de hecho los menores pueden donar los bienes
que hayan obtenido con el fruto de su trabajo (Art. 128); los menores bajo patria potestad son incapaces
de donar y sus padres podrán hacerlo sólo con autorización judicial. Respecto a al capacidad de
derecho no pueden donarse los esposos entre sí; no pueden los padres, tutores o curadores aceptar
donaciones de sus hijos o de las personas a su cargo.
Objeto de la donación.
Fundamentalmente las cosas corporales. Las cosas que pueden ser vendidas pueden ser objeto
de donación.
Cuando el objeto es incorporal puede haber una cesión donación.
Está prohibido donar bienes futuros (Art. 1800) son bienes que al tiempo del contrato no
existen en el patrimonio del donante, aunque existieren materialmente. Si la donación es sobre bienes
presentes y futuros la nulidad será parcial.
Una persona puede donar todos sus bienes presentes siempre y cuando se reserve el usufructo
o una porción conveniente de los mismos para solventar sus necesidades.
135
Contratos
Félix G. MALUF
Acciones que tiene el donatario.
1. Acción reivindicatoria: va a funcionar en supuestos de bienes inmuebles a pesar de no
haber obtenido el dominio. No en los muebles por el Art. 2412.
2. Garantía de evicción y vicios redhibitorios: en principio el donante no responde por ellos
por ser un acto gratuito, salvo:
Cuando el donante se obligó expresamente a responder por ellos.
Cuando la donación fue hecha de mala fe (por ej. sabiendo que la cosa era ajena).
Cuando la donación fue hecha con cargo (garantía será proporcional al importe del
cargo) o remuneratoria (la garantía será proporcional al valor que el donante tomará sobre sí en el acto
de la donación).
Cuando la evicción tiene origen en la inejecución de alguna obligación a cargo del
donante.
Donaciones inoficiosas.
Son los que afectan la legítima (20% del patrimonio del causante) que corresponde a los
herederos forzosos. Al Art. 1830 las define como aquellas cuyo valor excede la parte de que el donatario
podía disponer.
Donación remuneratoria.
Es aquella que se da en los supuestos en los cuales el donante ha recibido un servicio por parte
del donatario el donatario tenía derecho a exigir una remuneración y no lo hizo. El carácter de
remuneratoria debe surgir del título.
Esta donación no es pago y tiene como requisitos: que el donatario haya prestado un servicio,
que haya podido exigir el cobro, que el donante la haya realizado teniendo en cuenta el servicio
prestado, hay que instrumentarla (para que no se cuestione su naturaleza).
Revocación de la condición.
Como principio general la donación aceptada es irrevocable, salvo…
136
Contratos
Félix G. MALUF
1. Cuando medió un incumplimiento del cargo por parte del donatario y fue constituido en
mora. El derecho de revocar corresponde al donante y sus herederos.
2. Cuando el donatario incurrió en ingratitud.
3. Cuando después de la donación el donante tuvo hijos supernacencia de hijos. En este
caso podrá ser revocada si se ha pactado expresamente.
4. Cuando el adoptante hizo una donación a favor del adoptado y luego éste pide la
revocación de la adopción.
Supuestos de ingratitud.
El Art. 1858 trae una enumeración taxativa…
1. Cuando el donatario atentó contra la vida del donante.
2. Cuando le rehusó alimentos.
3. Cuando ha inferido injurias graves sobre la persona o el honor del donante.
Donaciones mutuas.
Se da cuando dos o más personas se hacen donaciones en un mismo acto. No interesa la
equivalencia entre lo donado y lo recibido es una liberalidad. Si una de las donaciones se anula, esa
nulidad alcanza a la otra (hay conexidad entre ambas). Si ocurre alguna vicisitud ésta no se proyecta a la
otra.
Comodato.
Este contrato ha sido concebido como una prestación de cortesía mediante la cual una persona
entrega a otra una cosa mueble o inmueble en forma gratuita para su uso.
En la actualidad se presenta como vínculo conexo con otros contratos en la distribución de
bebidas se dan los envases en comodato gratuito, en la venta de equipos informáticos se entrega el
software en comodato, en la venta de teléfonos se entrega el aparato en comodato…
El comodato es un medio para abaratar costos y favorecer la accesibilidad, hay un ánimo de
lucro comercial. De todas maneras la finalidad típica del contrato es la transferencia del uso y goce
(Lorenzetti).
Elementos:
1. La entrega de una cosa no fungible, mueble o inmueble, que se da en tenencia.
2. La gratuidad (diferencia clave con la locación).
3. El uso que se concede al comodatario el comodatario no recibe el derecho de goce de
la cosa, porque no puede extraer de ella sus frutos o aumentos (2265).
Caracteres.
Real (se perfecciona con la entrega de la cosa), gratuito (sino sería locación, la jurisprudencia ha
dicho que el pago de montos de dinero muy bajos por parte del comodatario, no lo transforma en
oneroso), unilateral (Salvat, Lorenzetti, no hay contraprestaciones recíprocas) o bilateral (Borda, hay
obligaciones para ambas partes), intuitae personae (se tiene en cuenta la persona del comodatario), no
formal, conexo (con otros contrato).
Sujetos.
Comodante es quien otorga el préstamo de uso es el comodante, no es necesario que sea el
titular del dominio de la cosa; y comodatario es quien recibe la cosa y debe restituirla es el comodatario.
Capacidad (2262).
Prohíbe a los tutores prestar bienes de sus pupilos, y a los curadores bienes de la curatela; y en
general, a todos los administradores de bienes ajenos, públicos o particulares, que estén confiados a su
administración, a menos que fuesen autorizados a hacerlo con poderes especiales quienes tienen
legitimación para obrar sobre patrimonio ajeno no pueden gravarlo gratuitamente, porque esto causaría
un perjuicio.
En cuanto a los titulares de la acción de nulidad el CC trae como reglas:
1. La pauta fundamental de validez del contrato es la capacidad del comodante, por lo que
este tiene acción de nulidad, sin que importe la capacidad del comodatario (Art. 2257).
2. El comodante capaz no puede pedir la nulidad si se funda en la incapacidad del
comodatario, salvo dolo (Art. 2258).
3. El comodatario no puede interponer la acción de nulidad fundada en la incapacidad del
comodante.
138
Contratos
Félix G. MALUF
4. Si el comodatario es el incapaz, le podrá oponer la nulidad al comodante, pero deberá
proceder a la restitución de la cosa en el estado en que se halle (Art. 2253).
Objeto.
Pueden ser muebles o inmuebles, como regla general deben ser no fungibles, porque es
necesario que se restituya la misma cosa. Tampoco pueden ser consumibles, pues desaparecerían en el
primer uso y estaríamos frente a un contrato de mutuo. Excepcionalmente pueden ser cosas
consumibles (Art. 2260) cuando fuesen prestadas como cosas no fungibles, es decir para ser restituidas
idénticamente.
Las cosa ajenas pueden ser objeto de este contrato. No las cosas cuyo uso está prohibido por
ser contrario a la moral y orden publico.
Causas.
Se aplican las reglas generales del CC.
Prueba.
Forma libre, no se aplica el límite de 10000$ sería el valor de la cosa prestada (Art. 2263).
Extinción.
El comodato puede contener un plazo expreso o tácito o bien fijar un destino para el uso. Si no
hay pacto al respecto el comodato recibe el nombre de comodato precario pudiendo requerir el
comodante la restitución de la cosa en cualquier momento (Art. 2285).
Son causas de extinción:
139
Contratos
Félix G. MALUF
1. Agotamiento del plazo expreso (Art. 2271).
2. Cumplimiento de la finalidad para la cual fue prestada la cosa (Art. 2271).
3. Rescisión ante tempus: el Art. 2284 establece que si antes de llegado el plazo concedido
para usar la cosa prestada, sobreviene al comodante alguna imprevista y urgente necesidad de la misma
cosa, podrá pedir la restitución de ella al comodatario existe un plazo no vencido y una circunstancia
urgente e imprevista que deberá ser consignada por el juez.
4. Resolución: el comodante puede resolver el contrato por causa imputable al
comodatario. El supuesto más frecuente es al uso contrario al pactado, o el dañoso p/ la cosa (Art.
2268).
5. Muerte del comodatario: cuando el préstamo se ha realizado en consideración a la
persona (Art. 2283).
Efectos de la extinción.
El comodatario debe restituir la cosa prestada con todos sus frutos y accesorios (Art. 2271) en el
lugar acordado en el contrato o subsidiariamente en el lugar donde se encontraba la cosa al momento de
contraerse la obligación (Art. 747). El incumplimiento de esta obligación da derecho al comodante a
reclamar la entrega mas los daños moratorios. Si el comodatario no la devolviese por haberla perdido por
su culpa o la de sus dependientes, deberá al comodante el valor de la cosa (Art. 2274).
Contratos de garantía
Introducción.
El vocablo garantía tiene diversos significados jurídicos:
Derecho constitucional: un modo específico de protección de los derechos
fundamentales.
Derecho de daños: es un factor de atribución de responsabilidad.
Derecho de contratos: un reforzamiento del crédito del acreedor, agregándose un
obligado al deudor originario.
Este reforzamiento se verifica en relación a los siguientes riesgos:
1. Riesgo de incumplimiento
2. Riesgo de insolvencia: función tradicional de la garantía, es permitir contar con un
patrimonio sustitutivo del que normalmente está afectado al cumplimiento.
El contrato de fianza se concentra en la prevención del riesgo de la insolvencia. La fianza como
garantía es concebida como un poder de agresión sobre los bienes del fiador, pero no previene el
incumplimiento.
Actualmente el campo de las garantías se ha ampliado, no sólo a las obligaciones de dar sino
también a las de hacer.
3. Riesgo de la ejecución de la garantía: las garantías autoliquidables que prescinden del
proceso judicial tienen este objetivo.
4. Segmentación de riesgos: la garantía puede utilizarse para cubrir ciertos riesgos (por ej.
transporte) de un negocio global (por ej. compraventa).
Fianza:
La fianza se ubica en el campo de las garantías desde el punto de vista económico y jurídico; su
fin es brindar seguridad.
Las garantías pueden ser:
Personales: son aquellas en las cuales el garante compromete todo su patrimonio en el
cumplimiento de una determinada obligación cuyo cumplimiento garantiza (por ej. la fianza).
Reales: en ellas se afecta un bien determinado del patrimonio al cumplimiento de una
obligación (por ej. prenda).
Concepto (Art.1986)
Habrá contrato de fianza cuando una de las partes se hubiere obligado accesoriamente por un
tercero y el acreedor de ese tercero aceptase su obligación accesoria.
Proyecto de reforma cuando una persona se obliga accesoriamente por otra para satisfacer
una prestación en el caso de incumplimiento.
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Contratos
Félix G. MALUF
Hay una relación triangular; una relación originaria entre acreedor y deudor y una relación
accesoria entre acreedor y fiador, pero sólo este último es el vínculo de fianza no es un contrato
plurilateral, el deudor es en esta relación un tercero interesado, son dos contratos distintos.
De lo mencionado se desprende:
Es un contrato celebrado entre fiador y acreedor
Que causa una obligación de garantía respecto de la obligación que tiene el deudor en
otro contrato, en virtud de la cual el fiador se obliga a satisfacer una prestación ante el incumplimiento del
mencionado deudor.
Lo cual causa una relación de accesoriedad entre el contrato principal y el de fianza;
dicha accesoriedad es jurídica (porque la obligación principal afianzada es la razón de ser de la garantía)
no temporal (ya que la garantía puede constituirse antes, durante, después del nacimiento de la
obligación principal).
Caracteres.
Se presume gratuito (pero puede ser oneroso), es unilateral (el único que se obliga es el fiador,
si es oneroso es bilateral), consensual, conmutativo, no formal (con forma requerida para la prueba),
típico (regulación civil y comercial), accesorio (presupone la existencia de una obligación principal),
subsidiario (primero se debe ir contra el deudor), de duración (las prestaciones son fluyentes, se
proyecta en el tiempo).
Diferencia entre la fianza convencional y la fianza legal (impuesta por ley) o judicial
(impuesta por el juez):
En la fianza convencional hay consentimiento entre el fiador y el acreedor (es un contrato); en
cambio la fianza legal y la judicial no son contrato, no hay consentimiento entre acreedor y fiador, no
requiere aceptación del acreedor sino cumplir con unos requisitos.
141
Contratos
Félix G. MALUF
Diferencias con el aval:
El aval es una garantía regulada en el derecho cambiario, la jurisprudencia ha señalado que
tiene un campo más restringido que la fianza. Es una garantía abstracta, autónoma, formal y que puede
ejecutarse sin excusión o interpelación al deudor principal. La fianza es una garantía causal, accesoria,
no formal y requiere excusión.
Forma y prueba.
Puede realizarse por cualquier forma (verbal, escrita, instrumento publico o privado), excepto en
los casos del Art. 1184 inc 10: todos los actos que sean accesorios de contrato redactados en escritura
publica deben ser hechos en escritura publica (por ej. fianza de una compraventa inmobiliaria).
Respecto a la prueba, si fuese negada en juicio sólo podrá ser probada por escrito (2006).
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Contratos
Félix G. MALUF
Clases de fianzas.
Fianza convencional:
Consagrada en el Art. 1986, nace con el consentimiento entre acreedor y fiador. Puede ser civil o
comercial de acuerdo a la naturaleza de la obligación afianzada. A su vez cada una de ellas admite 3
variantes:
1. Fianza simple: muerta en la realidad, excepcionalísima, se da cuando el fiador tiene dos
derechos: beneficio de excusión (se da siempre) y beneficio de división (no se da siempre). La fianza
simple es la regla y se presume siempre
El beneficio de excusión es el derecho con el que cuanta el fiador de no pagar la fianza si
el deudor tiene bienes suficientes para ello; el fiador no podrá ser compelido a pagar al acreedor sin
previa excusión de todos los derechos del deudor (2012), si los bienes excutidos fuesen suficientes para
el pago parcial de la deuda el acreedor está obligado a aceptarlo y podrá ir contra el fiador sólo por la
parte impaga (2017) excluye los principios generales del pago porque va contra la integridad del pago.
Beneficio de división: si hubiere dos o más fiadores de una misma deuda (no siempre los
hay), que no se hayan obligado solidariamente al pago, se entenderá dividida la deuda entre ellos por
partes iguales, y no podrá el acreedor exigirles sino la cuota parte que les corresponde (Art. 2024).
2. Fianza solidaria: aquí el fiador no puede invocar los beneficios de excusión y división, por
lo demás se rige por las normas de la fianza simple. La doctrina considera que si bien no hay beneficio
de excusión, por lo menos se debe intimar al deudor al pago (por el principio de buena fe) antes de ir
contra los fiadores. Son supuestos en los que hay fianza solidaria: cuando lo dice el contrato, cuando el
fiador renuncie al beneficio, o cuando el acreedor fue el estado nacional o provincial. La fianza solidaria
es la regla en el derecho comercial.
3. Fiador principal pagador: es la más común, figura ampliamente complicada. Art. 2005:
“cuando alguien se obligare como principal pagador, aunque sea con la calificación de fiador, será
deudor solidario y se le aplicarán las disposiciones sobre los codeudores solidarios.” Este articulo
plantea un problema respecto a la naturaleza jurídica, y existen dos tesis mayoritarias al respecto:
a) Interpretación literal del Art. 2005: el fiador principal pagador no es un fiador, en el fondo
es un coobligado solidario, se aplican las normas relativas a obligaciones solidarias cátedra en contra.
b) Interpretación histórica, sistemática y lógica del Art. 2005: no será codeudor solidario
porque la solidaridad requiere identidad de causa (acá no la hay) e identidad de objeto (acá el fiador se
obliga siempre por una suma de dinero, no hay identidad de objeto). Además la nota al Art. 2004
establece que “la fianza no es sino una obligación accesoria, y debe guardar siempre este carácter
esencial” y que “el articulo no tiene otro objeto que colocar respecto al derecho del acreedor, al fiador
solidario, y rehusarle la facultad de prevalerse del beneficio de excusión de que goza el simple fiador”.
De todo esto resulta que será una variante de la fianza solidaria pero se diferencia de ésta en que se
puede ir directamente contra el fiador principal pagador. cátedra a favor.
Extinción de la fianza.
Hay dos grupos…
Por vía de consecuencia: cuando se ha extinguido la obligación principal y
consecuentemente se extingue la fianza. Las causales de extinción de la obligación son causales de
extinción de la fianza (por ej. pago, novación, transacción, etc.)
Respecto del pago: en materia de fianza el CC trata la dación en pago en el Art. 2050:
“cuando el deudor paga con una prestación distinta de la debida, se extingue la obligación. El fiador no
responde luego por evicción”. la dación en pago extingue definitivamente la fianza.
Respecto de la novación: más allá de las manifestaciones entre acreedor y deudor, la
novación siempre va a extinguir la fianza, aún cuando el acreedor la haga con reserva de conservar
derechos contra el fiador, salvo acuerdo del fiador en contrario (Art. 2047).
Por vía principal o directa: cuando se extingue la fianza, pero subsiste la obligación
principal afianzada.
Causales:
1. Imposibilidad de que el fiador se subrogue en los derechos que correspondían al
acreedor como consecuencia de una conducta negligente de éste último o por un hecho positivo (Art.
2043).
2. Prorroga del plazo de cumplimiento de la obligación principal esa prórroga es
inoponible al fiador porque éste se obliga por un plazo determinado, por lo que la fianza se extingue
(salvo acuerdo del fiador) (Art. 2046).
3. Cuando el acreedor es negligente en la excusión de los bienes del deudor (Art. 2018)
esta causal no es invocable por el fiador principal pagador.
4. Cuando hay negligencia por parte del acreedor cuando vence la deuda, el fiador puede
intimar al acreedor para que se accione contra el deudor; si el acreedor no acciona y el deudor se torna
insolvente, la fianza se verá extinguida.
En el caso del fiador pagador principal, si se admite la naturaleza de codeudor solidario no podrá
invocar estas causales de extinción.
Contrato de leasing.
145
Contratos
Félix G. MALUF
Fue regulado recién en 1995 a través de la ley 24.441 (ómnibus), pero ya tenía tipicidad social.
Posteriormente a ley 25.248 deroga lo referido a leasing de la ley 24.441 y cambia ciertos aspectos del
contrato.
Su utilidad radica en el hecho de que no es necesario invertir mucho capital para acceder a un
bien de capital.
Nace en EEUU en el sector alimentario con las empresas que proveían de alimentos a las
tropas. Además posee ventajas impositivas (menor grado de imposición).
Concepto.
Hay contrato de leasing cuando una parte (dador) cede el uso y goce de un bien a otra (tomador)
quien luego del pago del canon previsto podrá ejercer una acción de compra por el valor residual.
Partes.
Son dador y tomador, pueden ser personas físicas o jurídicas (con la ley 24.441 sólo jurídicas).
La ley menciona que el dador “entrega la tenencia” no es correcto, cede el uso y goce de un bien.
• Bien: el mismo puede ser un mueble, inmueble, derechos, marcas, patentes, modelos
industriales, software (introducido por la ley 25.248).
• Canon: es determinado por las partes e incluye el uso y goce, gastos administrativos (si
hubiere), intereses de la operación económica, amortización y una pequeña parte del precio. Es un
elemento esencial del contrato, por lo que si no hay canon no hay leasing.
• Opción de compra: para adquirir la cosa se debe pagar el valor residual de la misma, el
cual debe estar determinado al momento de celebrar el contrato o con posterioridad (se aplican
disposiciones referidas a la compraventa). La opción de compra puede ser ejercida cuando las partes la
hubieran previsto en el contrato o una vez pagado el 75% del canon.
Caracteres.
Consensual, típico, bilateral, conmutativo, oneroso, de tracto sucesivo, formal.
Tipos de leasing
1. Leasing operativo: se caracteriza porque la función es de cambio (colocar un bien en el
mercado). El dador es el fabricante, el constructor, importador, etc. Por ejemplo: fotocopiadoras su
finalidad no es obtener los intereses del contrato sino colocar el bien en el mercado.
2. Leasing financiero: necesariamente interviene una persona o entidad financiera. Busca
financiar al tomador
3. Leasing de retro o leace back: incorporado por la ley 25.248, se da cuando el dador
adquiere el bien del tomador y luego se lo da a este en leasing. Es un refuerzo de la garantía (lo utilizan
los bancos); discutida desde el aspecto ético moral.
Modalidades.
Existen tres modalidades básicas que puede asumir este contrato
1. Contrato paritario: contrato entre iguales.
2. Contrato de consumo: si una de las partes es consumidora; quedaría incluido dentro de
la ley del consumidor.
3. Contrato predispuesto.
La importancia de distinguir de qué modalidad se trata radica en los diferentes grados de
responsabilidad.
Régimen de responsabilidad.
Se lo critica por ser demasiado flexible con el dador.
Hay que analizar tres aspectos:
1. Leasing operativo: prohíbe la exoneración de la garantía por vicios redhibitorios y
evicción.
2. Leasing financiero y leace back: si nada dice, en principio el dador no responde, salvo
pacto en contrario. No todo pacto de exoneración resulta valido, será ineficaz la cláusula de exoneración
cuando la demora o falta de entrega sea imputable al dador por su dolo o culpa grave, también si cae
bajo la ley 24.240. Si es un contrato paritario la cláusula de exoneración es válida. No en contratos de la
ley 24.240.
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Contratos
Félix G. MALUF
3. La responsabilidad del Art. 1113 (daño causado por el riesgo o vicio de la cosa): recae
exclusivamente sobre el tomador o guardián del bien dado en leasing.
Forma.
Es un contrato formal no solemne, rigen los arts. 1785 y 178. .
Si el bien es inmueble, buque o aeronave, el contrato se debe realizar por escritura publica, su
duración no podrá exceder los 20 años. Para otro tipo de bienes el contrato se realiza por instrumento
publico o privado, plazo máximo de 10 años.
Inscripción.
La misma se realiza en el registro propio del bien de que se trate (por ej. inmuebles) y si este no
tiene un registro propio (por ej. bienes no registrables, software) en el registro de créditos prendarios del
lugar donde se entregue el bien (se aplica en forma supletoria la ley de prenda).
Respecto al plazo para inscribirlo existen dos: el primero es para que produzca efectos de la
registración y es el plazo registral (el establecido en el registro) el cual es de 45 inmuebles, 10 autos, 24
hs muebles no registrables; si no se inscribe en ese plazo se aplica el plazo establecido en la ley 22.441
que es de 5 días hábiles criticado porque los plazos en el derecho civil son corridos.
Importancia de la inscripción.
Oponibilidad plena del contrato escrito: ningún acreedor del dador puede ejercer sus derechos
sobre el bien cedido; en realidad los embargos se hacen pero se inscriben condicionalmente (no surtirán
efectos si se ejerce la opción de compra) podrían llegar a embargar el canon o el precio residual.
La opción de compra se da cuando al dador, en lo que respecta al tomador, pueden subrogarse
en los derechos de este sus acreedores y ejercer la opción de compra.
En caso de inmuebles:
a) Si el incumplimiento se produce antes de haber abonado el 25% de los cánones pactados; no se
requiere la intimación, la mora es automática, y el dador puede demandar judicialmente el
desalojo.
b) Si el incumplimiento se produce habiendo pagado mas del 25% pero menos del 75% de los
cánones pactados, se requiere intimación por un plazo no mayor a 60 días para que pague. Si
en este plazo no se paga puede demandarse judicialmente el desalojo.
c) Si el incumplimiento se produce habiéndose abonado el 75% (o más) de los cánones pactados,
se requiere intimación por un plazo no mayor a 90 días. Si el tomador no paga, puede
demandarse el desalojo.
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Contratos
Félix G. MALUF
Los daños y perjuicios resultantes del deterioro anormal de la cosa por dolo o culpa del tomador
puede reclamarse por la vía procesal pertinente.
En caso de muebles.
Ante la mora del tomador del pago del canon el dador puede:
1) Obtener el secuestro del bien: para ello bastara la presentacion del contrato inscripto, y demostrar
haber interpelado al tomador por 5 días para la regularización.
Producido el secuestro queda resuelto el contrato.
El dador puede proceder por vía ejecutiva para el cobro de los cánones devengados mas los
intereses.
2) Accionar por vía ejecutiva para el cobro del canon no pagado, (incluyendo la totalidad del canon
pertinente, si así se hubiera convenido, con la sola presentacion del contrato inscripto).
En este caso, solo procede el secuestro cuando ha vencido el plazo ordinario del leasing sin
haberse pagado el canon integro y el precio de la opción de compra, o cuando se demuestre
sumariamente el peligro en la conservación del bien, debiendo el dador otorgar caución suficiente.
“Habrá mutuo o empréstito de consumo, cuando una parte entregue a la otra una cantidad de
cosas que esta ultima esta autorizada a consumir, devolviéndole en el tiempo convenido, igual cantidad
de cosas de la misma especie y calidad.”
Objeto.
Una cosa mueble consumible o fungible aunque no sea consumible (Art. 2241)
Según Borda la esencia del mutuo es un préstamo (uso), pero al ser cosas consumibles su uso
implica su perecimiento, por lo que el prestatario no puede restituir sino otra cosa de igual especie y
calidad.
Partes.
Son dos, el mutuante que es quien entrega la cosa y el mutuario que es quien la recibe.
Caracteres.
Unilateral (Salvat sostiene esto ya que después de la entrega la cosa al celebrar el acto solo
quedan obligaciones pendientes para el mutuario); según Borda es bilateral (porque supone la
obligación de entregar la cosa y obligación de restituirla con el eventual pago de intereses); real (Art.
2242, solo se perfecciona con la entrega de la cosa, el mutuo comercial es consensual); típico; no formal
(no obstante que la prueba depende de su fecha cierta, Art. 2246); conmutativo; oneroso o gratuito (se
presume gratuito y el mutuante solo podrá exigir los intereses moratorios o daños y perjuicios derivados
de la mora. Salvo que se convenga oneroso, Art. 2248. En materia comercial se presume oneroso).
Con el comodato:
148
Contratos
Félix G. MALUF
En el mutuo hay transferencia de la propiedad; en el comodato no. En el mutuo los riesgos de la
cosa caen en quien recibió el mutuo (mutuario); en el comodato los riesgos caen quien lo hizo
(comodante). El mutuo puede ser gratuito u oneroso; el comodato es siempre gratuito. En el mutuo el
plazo tiene reglas más rigurosas; en el comodato el prestamista puede pedir la restitución aun antes del
plazo si sobreviene una necesidad imprevista y urgente.
Promesa de mutuo gratuito: es una liberalidad. No obliga al que promete, sin embargo queda la
acción de abuso de derecho en la regla moral.
Promesa de mutuo oneroso: no cumplida da derecho por tres meses desde que debió ser
ejecutada para demandar la indemnización de pérdidas e intereses (Art. 2244).
Forma y prueba.
Si es celebrado por escrito no requiere doble ejemplar porque una de las partes llena sus
obligaciones al celebrar el contrato.
Se puede probar (Art. 2246) tanto por instrumento publico o privado con fecha cierta si el
empréstito supera el valor de $ 10.000, excluye la testimonial y las presunciones.
Capacidad.
Como transfiere la propiedad el mutuante debe ser propietario (por ser cosa mueble la posesión
vale titulo, Art. 2412).
Pago de los intereses. En principio el mutuo es gratuito. Se deben los intereses moratorios o las
perdidas ocasionadas por la mora (Art. 2248). Si fuera oneroso también los intereses compensatorios
pagados en los plazos pactados (si no hubiera plazo cada un año).
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Contratos
Félix G. MALUF
Entregados los objetos queda el respeto al mutuario (no reclamar antes del plazo)
Responde por mala calidad o vicios ocultos, siempre si fue oneroso, si fue gratuito solo si los
conocía, mala fe (Art. 2247).
Contratos de custodia
Depósito.
Elementos.
1. Entrega material de una cosa.
2. Finalidad esencial de la guarda.
3. Una obligación de restitución a cargo del depositario.
4. Objeto mueble o inmueble.
5. La gratuidad (deposito civil); la onerosidad (deposito comercial).
Caracteres.
Real (se consuma con la tradición de la cosa, Art. 2190), unilateral (en el depósito civil nace una
sola obligación que es la de restituir) o bilateral (en el deposito comercial), gratuito u oneroso, no formal
con forma exigida para la prueba, de confianza (es un acto de confianza del depositario en el
depositante), de duración, profesional (en numerosos casos el depositario es elegido por su condición de
experto). En principio no es contrato de consumo. Respecto a la gratuidad la misma puede ser pura, pero
se admite también la remuneración ofrecida espontáneamente sin que afecte este carácter (si se pacta
un precio como contraprestación en el ámbito civil, el contrato es atípico).
Promesa de depósito.
Es válida y lícita. El depósito importa un contrato red y de confianza; si quien lo prometió perdió
la confianza en el futuro depositario, no puede ser obligado a entregar la cosa. No da acción alguna para
perseguir el cumplimiento. El incumplimiento de la promesa sólo da lugar a una acción por daños y
perjuicios.
Forma.
El depósito no requiere solemnidades absolutas o relativas para su celebración; Art. 2200: la
validez del contrato no esta sujeta a ninguna forma en particular. En el depósito necesario dado las
circunstancias en que se celebra la informalidad se acentúa.
Prueba.
Se aplican las reglas generales para los contratos y el Art. 2201, de la interpretación armónica de
este plexo de normas puede llegarse a las siguientes conclusiones (Lorenzetti).
1. Prueba del depósito voluntario gratuito: cuando el depósito es de un valor superior a los
$10.000, se debe probar por escrito. Se aplican las excepciones previstas en el Art. 1191 supuestos
donde se admite toda prueba: imposibilidad de obtener la prueba designada por la ley, o que hubiese
habido un principio de prueba por escrito en los contratos que pueden hacerse por instrumentos
privados, o que la cuestión versare sobre los vicios de error, dolo, violencia, fraude, simulación, o
falsedad de los instrumentos de donde constare, o cuando una de las partes hubiese recibido alguna
prestación y se negase a cumplir el contrato.
2. Prueba del depósito necesario: es admisible todo tipo de prueba (2238).
3. Prueba en el depósito comercial: mismo régimen que en el depósito civil.
Especies de depósitos.
1. Según el grado de libertad que tiene el depositante en la elección del depositario:
Deposito voluntario: el depositante elige al depositario sin ningún condicionamiento,
mediante el pleno ejercicio de su voluntad.
Deposito necesario: la libertad esta restringida por una circunstancia externa, Art. 2227:
“Será depósito necesario, el que fuese ocasionado, por incendio, ruina, saqueo, naufragio, incursión de
enemigos, o por otros acontecimientos de fuerza mayor, que sometan a las personas a una imperiosa
necesidad; y el de los efectos introducidos en las posadas por los viajeros.”
Depositante incapaz.
Cuando una de las partes de un contrato es incapaz falta uno de los supuestos de validez del
consentimiento, lo que permite invocar la nulidad del mismo. En este supuesto el depositante, a través
de sus representantes, puede reclamar al depositario la observancia de los deberes de un gestor, y éste
puede pretender la restitución de los gastos que le demandó la gestión (Art. 2193, 2196).
Depositario incapaz.
En este caso tampoco hay contrato por la incapacidad del depositario. Las acciones que las
partes pueden invocar se fundan en el enriquecimiento sin causa; por esta razón el depositante está
facultado para reivindicar la cosa, que es de su propiedad, y tiene derecho a cobrar al depositario todo lo
que se hubiese enriquecido con el depósito (2194). Como contrapartida, el depositario incapaz no queda
obligado como depositario, ni es posible imputarle responsabilidad por incumplimiento obligacional, sin
que oponga la nulidad del contrato por incapacidad (Art. 2195).
** En el caso del depósito necesario cuando existe “ocasión de peligro o de fuerza mayor, puede
hacerse en personas adultas aunque incapaces por derecho, y éstas responden del depósito, aunque no
estén autorizadas por sus representantes para recibirlos” (Art. 2228).
Extinción.
153
Contratos
Félix G. MALUF
El depósito concluye por…
1. Si fue pactado por tiempo determinado, al concluir el tiempo.
2. Si fue sin tiempo determinado, cuando cualquiera de las partes lo quisiere.
3. Por la pérdida de la cosa depositada (sólo depósito regular).
4. Por la enajenación que hiciese el depositante de la cosa depositada la doctrina ha
justificado esta norma sólo para el caso en que hubiera pluralidad de depositantes y no hay voluntad
unánime de extinción, con lo cual se provocaría la extinción no por la voluntad directa, sino por efecto
derivado de la venta realizada.
5. Distracto: por mutuo acuerdo de partes antes del vencimiento del plazo.
6. Por consignación de la cosa robada (2215).
** no extingue el depósito la muerte de alguna de las partes, sino que los derechos y
obligaciones pasan a los sucesores.
Deposito necesario
Cuando fuese ocasionado por incendio, ruina, saqueo, naufragio, o cualquier otro acontecimiento
de fuerza mayor que someta a las personas a una imperiosa necesidad.
También lo será el de los efectos introducidos por los viajeros en las posadas.
No basta inconveniencia o dificultad.
Tiene el mismo régimen que el deposito voluntario salvo…
• Es valido el deposito hecho en personas adultas aunque incapaces por derecho (refiere a incapaces
de hecho). O sea, se toma en cuenta el discernimiento. Dementes y menores púberes, no;
sordomudos, si. El incapaz es responsables por las consecuencias del deposito.
• Se admite cualquier medio de prueba, incluso testigos por que las circunstancias del deposito
permiten al depositante la instrumentación.
Cláusulas eximientes.
Son nulas estas estipulaciones ya que este depósito se considera necesario y que el viajero no
puede discutir libremente sus cláusulas. Nada se opone a que asuma mayor responsabilidad.
Prueba.
La prueba de la perdida, cantidad, calidad y valor de los objetos se puede realizar por cualquier
medio.
154
Contratos
Félix G. MALUF
Derecho de retención.
En principio el posadero tenía derecho de retención sobre todos los efectos introducidos en el
hotel hasta que sea pagado el crédito.
Luego se limito a dinero, alhajas, ropa suntuaria, dejando de lado la ropa y muebles comunes o
necesarios para la profesión del viajero.
Contratos de previsión
Renta vitalicia
Caracteres.
Unilateral (Spota, sólo hay una obligación a cargo del deudor), bilateral (Borda, una parte entrega
el capital y la otra la renta), oneroso (por más que el beneficiario sea un tercero), real (se concluye con la
entrega de la suma o el bien que constituye el capital), formal (por escritura publica; para Salvat es
solemne, para Lorenzetti y Borda no solemne), aleatorio (el alea es la duración del contrato), típico, de
tracto sucesivo (las obligaciones de pagar la renta se devengan periódicamente).
• --------su exhibición, excepción: se puede probar por otros medios en el caso de que
hubiera principio de ejecución y una de las partes hubiese recibido alguna prestación.
Capacidad.
Hay que distinguir cual es la cosa entregada. Si es una suma de dinero en concepto de capital
hay una remisión a las normas del mutuo, por ende se aplican las normas generales sobre capacidad
para contratar. Si se entrega una cosa se aplican las reglas sobre la capacidad para comprar y vender.
Sujetos.
1. El constituyente: es quien entrega el capital, es parte.
2. Deudor de la renta o vitaliciante: es quien se obliga a pagar la renta, es parte.
3. Beneficiario de la renta: es quien tiene un derecho subjetivo al pago de la renta. Puede
ser el constituyente u otra persona (en este caso estaríamos en presencia de un contrato constituido a
favor de un tercero). Puede ser una persona física o jurídica, nacida o por nacer. La renta puede ser
acordada a favor de una persona o de muchas personas debe aclararse en que orden y en que
proporción concurre cada uno de los beneficiarios, si nada se hubiere dispuesto tienen derecho a
percibirla conjuntamente y en partes iguales. También debe establecerse el orden en caso de que cada
uno de ellos fallezca con anterioridad al cabeza de renta si se acordó ser percibida conjuntamente y
con derecho a acrecer a favor del sobreviviente, éste percibirá el total de la renta; si se lo dispone
155
Contratos
Félix G. MALUF
156
Contratos
Félix G. MALUF
El seguro de salud es un contrato típico, regulado por la ley 17.418 mas supervisión de la
superintendencia de la Nación. El contrato de medicina prepaga es atípico, se le aplican las reglas del
seguro porque hay un riesgo asegurable y el pago de una prima e intereses. La actividad no es
controlada por los organismos de aplicación prescriptos por la ley 17.418, ni se aplican sus normas
legales y reglamentarias en forma directa, sino en tanto se verifique la existencia de supuestos de hecho
análogos.
Exclusión de cobertura.
Son las enfermedades o tratamientos no incluidos; éstas exclusiones son válidas con dos
condiciones: que se las informe correctamente y que se otorguen otros planes que las cubran.
Período de carencia.
Es el período durante el cual el consumidor debe pagar el precio sin recibir contraprestación.
Jurídicamente la carencia es una modalidad de la obligación, dado que la obligatoriedad de asistir de la
empresa está sometida a un plazo suspensivo.
Las enfermedades.
Al ser un contrato aleatorio sólo cubre eventos futuros, no en curso o pasados. Pero no importa
si lo anterior es sólo el origen de la enfermedad: pude existir antes pero manifestarse luego (por ej.
cigarrillo, cáncer). Si se dijera que el origen de la enfermedad tampoco puede ser anterior a la
celebración del contrato, se excluirían muchísimas enfermedades.
La protección no comprende enfermedades preexistentes, que son aquellas donde ya hubo
manifestación (por ej. ya hay síntomas). En este caso al asegurado le corresponde la carga informativa
omitir esa declaración (reticencia) o falsearla (falsa declaración) vicia la voluntad del asegurador. Ese
deber de informar se extiende a toda circunstancia conocida (o que se debiera conocer) y relevante
(susceptible de alterar el equilibrio contractual). La reticencia autoriza al asegurador a solicitar al juez la
anulación del contrato y se prueba mediante la declaración jurada y el examen médico de ingreso.
157
Contratos
Félix G. MALUF
Obligaciones.
1. Servicios mínimos: por ley 24.754 los sistemas de medicina prepaga deberán cubrir
como mínimo, los servicios obligatorios dispuestos por las obras sociales conforme a las leyes 23.660,
23.668, 24.455, etc.
2. Nuevas obligaciones: algunas de las mismas son las de dar tratamiento a las personas
con HIV y desintoxicación para drogadependientes, esta extensión es muy discutida y la ley 24.754 ha
sido cuestionada en su constitucionalidad, con fundamento en que constituye una regulación publica en
un contrato privado, acordado libremente entre la empresa, los médicos y los afiliados (Lorenzetti no
comparte éste argumento).
3. La cobertura de lo normal presume la de lo urgente: si se ofrece un tratamiento de una
enfermedad se debe incluir lo necesario para las alternativas que esa terapia esencialmente presenta.
Sería incongruente que estén incluidos gastos de maternidad pero no situaciones de urgencia en el parto
(jurisprudencia).
4. La promesa de una calidad especial: elijo un plan porque creo que posee una calidad
especial, superior, mejor. Contrato en razón de ello, por lo que el incumplimiento de esa calidad especial
afecta la causa del negocio. Según un sector doctrinario existe en estos casos el derecho a
indemnización por afectación de la calidad y que el monto debe estar relacionado con un porcentaje de
la inversión de la empresa en publicidad.
Modalidades.
1. Modalidad temporal: según Lorenzetti no es en principio ilícita, pero ha traído algunos
inconvenientes relativos a los estados de necesidad y la ambigüedad de las cláusulas.
Respecto al primer asunto, puede darse el caso de un paciente en tratamiento que lo necesite
por más tiempo del previsto en el contrato aquí colisionan el derecho a la salud y a la vida con el
derecho patrimonial. Solución: primero acreditar el peligro a la vida, luego buscar alternativas (por ej.
salud publica) y si no hay alternativa prevalece el derecho a la salud (jurisprudencia).
Respecto a la 2º cuestión (ambigüedad de las cláusulas) si se presenta se interpretará a favor
del usuario (la empresa debe informar con claridad al consumidor, concordante con la ley 24.240).
2. Modalidad que limite la cantidad de prestaciones: por ej. sesiones de kinesiología, son
lícitos si cumplen con la claridad y la razonabilidad para determinar si es o no razonable se deberán
acudir a los usos y costumbres, por ej. si el promedio de sesiones es de 10 y se fijan 2 no hay
razonabilidad y la cláusula será nula por desnaturalizar la obligación (Art. 37, ley 24.240).
Publicidad.
Necesariamente se le aplicará la ley 24.240 y hay fallos que dispusieron que todo aquello que
se ofrezca (promesa publicitaria) será incorporado a la etapa formativa previa a la celebración del
contrato particular.
Sistemas.
Los mismos pueden ser cerrado, abierto o intermedio. Puede incluso haber variantes dentro de
ellos pero hay que destacar que la apertura es inversamente proporcional al contrato que puede ejercer y
por ello a la responsabilidad.
Sistema cerrado: Es el mas barato por que esos médicos se comprometen a cobrar menos.
Sistema abierto: El paciente puede elegir los profesionales pero implica un aumento en el precio.
Deberes colaterales.
158
Contratos
Félix G. MALUF
1. Ofrecer alternativas suficientes: Implica dar mayor libertad y cumplir lo exigido por el 42
CN (libertad de elección)
2. Deber de cooperación: se lo ha relacionado con prácticas abusivas que desarrolla el
empresario, por ejemplo, exigir estudios previos perturbadores de la intimidad o riesgosos. Aquí la
empresa debe cooperar a fin de no obstaculizar o hacer mas difícil ese cumplimiento. La empresa carga
sobre si lo que la doctrina ha denominado “carga de diligencia”.
3. Deber de seguridad: Por hechos de sus dependientes, auxiliares o sustitutos y siempre
que la seguridad del paciente dependa de la pauta médica.
4. Deber de atender las urgencias: Según Lorenzetti el interés público autoriza a los jueces
para agudizar el análisis del cumplimiento de los deberes que asume la empresa, por ejemplo,
impidiendo que cuestiones burocráticas (por ejemplo no tener la cuota al día) desplacen valores
superiores (vida).
Contratos de Recreación
Juego y apuesta
Conceptos: Existe discusión doctrinaria sobre las diferencias entre juego y apuestas:
1. Para algunos autores el juego supone la participación personal en los ejercicios de
destreza física o mental, sobre cuyo resultado se arriesga una postura; la apuesta en cambio recae
sobre hechos o circunstancias extrañas a los contratantes. Éste es el criterio seguido por Vélez en el
artículo 2052 y 2053 CC.
Art. 2052. El contrato de juego tendrá lugar cuando dos o más personas entregándose al juego
se obliguen a pagar a la que ganare un suma de dinero, u otro objeto determinado.
Art. 2053. La apuesta sucederá, cuando dos personas que son de una opinión contraria sobre
cualquier materia, conviniesen que aquella cuya opinión resulte fundada, recibirá de la otra una suma de
dinero, o cualquier otro objeto determinado.
2. Para otros la distinción está en el motivo que inspira a las partes: el juego tiene por
objeto una ganancia y la apuesta tiende a robustecer una afirmación.
Todo esto es una discusión estéril por que tanto el juego como la apuesta están sometidos a un
régimen común.
Concepto.
159
Contratos
Félix G. MALUF
Hay apuesta o juego cuando cada una de las partes promete a la otra una prestación si las
circunstancias aleatorias que intervienen no le son favorables.
Clases de juegos.
1. Tutelados: Son aquellos que el estado autoriza expresamente y genera obligaciones
civiles. El vencedor puede exigir jurídicamente el pago de la apuesta con dos requisitos (Art. 2055 CC):
que el juego o apuesta provenga de ejercicio de fuerza, destreza de armas, corridas, y de otros juegos o
apuestas semejantes, y que no haya habido contravención a alguna ley o reglamento de policía.
2. Tolerados o no prohibidos: Son aquellos que no fueron autorizados expresamente pero
tampoco se encuentran prohibidos, aparejan obligaciones naturales. No confieren acción al vencedor
pero pagada la apuesta no se puede reclamar su devolución. Art. 2056: “Los jueces podrán moderar las
deudas que provengan de los juegos permitidos por el artículo anterior, cuando ellas sean
extraordinarias respecto a la fortuna de los deudores”. El principio de que el pago de las deudas de
juegos tolerados no concede a quien lo realizó derecho de repetición cede en tres casos: pago
involuntario, paga hecho por incapaces, dolo o fraude del ganador (certeza del resultado, artificio para
conseguirlo).
3. Prohibidos: Fueron expresamente prohibidos. El deudor no podría repetir lo pagado por
causa ilícita. El dolo o fraude del ganador que recibió el pago no autoriza al perdedor a repetir, pues para
ello tendría que invocar la comisión de un delito. En ningún caso podría admitirse la acción por
restitución de la apuesta depositada en manos de otro jugador o de un tercero. El que ha otorgado el
mandato para jugar no puede demandar por entrega de lo ganado al mandatario. En caso de realizarse
un préstamo a los jugadores, si el prestamista es un 3ro la obligación es exigible judicialmente, pero si el
prestamista es uno de los propios jugadores, no tendrá acción para reclamar el cobro (Art. 2060).
Loterías y rifas.
La reglamentación de las mismas ha sido delegadas a las leyes locales. La rifa requiere
autorización del Estado y destino social de los fondos.
La suerte.
Puede ser entendida de 2 maneras:
1. Como juego de apuesta, “Art. 2054: la suerte se juzgará por las disposiciones de este
título si a ellos se recurre como apuesta o como juego.”
2. Como medio de partición y transacción: la suerte es un recurso para división de cosas
comunes (partición legítima) y en cuestiones litigiosas o dudosas (transacción) en ambos casos los
resultados obligan.
160
Contratos
Félix G. MALUF
Es el contrato mediante el cual una parte (empresario) se obliga a hacer una obra intelectual,
que consiste en un espectáculo en las condiciones ofrecidas a la otra parte (espectador) que se obliga a
pagar un precio por ello.
Caracteres.
Atípico, por adhesión, de consumo, consensual (se instrumenta mediante la entrada o ticket),
oneroso, conmutativo, no formal, bilateral.
Deber de seguridad en los establecimientos educativos de recreación, clubes deportivos: ídem deber de
seguridad en general.
INDICE GENERAL
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Contratos
Félix G. MALUF
Contrato, Convención Y Pacto O Convención Jurídica 007
Metodología del código civil: análisis crítico 007
Panorama general de las modificaciones a la materia en los Proyectos de reformas al código civil 008
Concepto de contrato: análisis de la definición legal y valoración crítica 008
Parte contractual. (Fontanarrosa) 009
Comparación del contrato con otros actos 009
Con los actos unilaterales plurisubjetivos o plúrimos 010
Con los actos plurilaterales de naturaleza asociativa 010
Ubicación del contrato en la realidad social, La negociación contractual 010
Nuevas modalidades que agilizan la contratación 011
El problema de las cláusulas abusivas 012
Contratos Normativos, Contratos tipo, Contratos preliminares 013
Modalidades que tienden a favorecer la intermediación en el ámbito contractual 014
El Autocontrato, Contrato por persona a designar 014
Modalidades que tienen como propósito facilitar el cumplimiento del obligado 015
Principios Generales del Derecho en las Relaciones Contractuales Dimensión
Axiológica o Valorativa 015
La Autonomía de la Voluntad: Libertad de Contratar, Libertad Contractual, Buena fe 016
La responsabilidad precontractual 017
Abuso de Derecho, Razonabilidad 018
Modelos jurídicos contemporáneos en materia contractual 019
Elementos del Contrato Clasificación: Elementos estructurales, naturales y accidentales 021
Consentimiento: elementos. Manifestación y declaración de voluntad. Los vicios de la voluntad, Voluntad
expresa y tácita. El silencio. Las relaciones contractuales de hecho 022
Clasificación de la Manifestación de Voluntad. Variantes de la Manifestación. Voluntad expresa y tácita. 022
Elementos de la Voluntad que hacen a la Validez del Consentimiento. Los vicios del consentimiento o d
la voluntad contractual. Ignorancia y error 023
Dolo 024
Violencia., Temor reverencial, Estado de necesidad. La lesión subjetiva-objetiva 025
El silencio como manifestación de la voluntad. Las relaciones contractuales de hecho 027
Presupuestos del consentimiento: capacidad para contratar. Principios generales. Incapacidades enumeradas en
el artículo 1160 del Código Civil 027
Capacidad de Derecho: Absoluta y Relativa. Capacidad de Hecho: Absoluta y Relativa 028
Incapaces absolutos de hecho (art. 54): Incapaces relativos de hecho. Los religiosos profesos 030
Comerciantes fallidos. Los penados. Inhabilitados 030
Legitimación para contratar. Nulidad por incapacidad 031
A quien corresponde la acción de nulidad por incapacidad 032
Efectos de la nulidad por incapacidad 033
Forma: Concepto. Formas solemnes y no solemnes. Contratos bilaterales 034
El principio de libertad formas. Clasificación de los actos jurídicos según la forma 035
Contratos que deben celebrarse en escritura pública: análisis del art. 1184 del C.C. La Conversión del Contrato 035
El objeto del contrato. 037
Ilicitud del objeto. 037
Posibilidad y determinación del objeto. 038
Patrimonialidad del objeto. 039
La causa del contrato. Concepto. 039
Causa del acto jurídico y de la obligación.
Causa del acto jurídico y de la obligación. Diferencias con los restantes elementos del contrato. 040
Diversas Teorías. Causalismo. Concepción Clásica. 040
Anticausalismo. 040
Anticausalismo. Neocausalismo, La Tesis Subjetiva: el motivo determinante La Tesis Objetiva: finalidad
económica social. La Tesis Dualista, Regulación de la Causa en el Código Civil. (Doctrina Nacional). 041
Presunción de la existencia de causa. Falsa causa. Causa ilícita. 043
La formación del contrato. Sus diversas formas: instantánea o progresiva. 043
Tratativas previas. 044
Importancia de este período. Los deberes precontractuales. 044
Teoría de la “Punktation” o “Puntualización”: noción, su aplicación en nuestro derecho. 044
La oferta. Concepto. Requisitos. Oferta al público. 045
162
Contratos
Félix G. MALUF
Modalidades. Obligatoriedad: revocación, casos en que no procede. 046
Autonomía: caducidad, casos en que procede la indemnización de daños y perjuicios. 047
Aceptación. Concepto. Requisitos. 047
Obligatoriedad. Retractación de la aceptación, casos en que procede. Autonomía; caducidad. 048
La conclusión del contrato. El momento de la formación del contrato entre presentes y ausentes Contrato por
teléfono. 048
Consentimiento entre ausentes. Por agente, nuncio o mensajero, Por correspondencia epistolar. Teorías. 049
Sistema adoptado por el C.C. 050
Clasificación de los contratos desde el punto de vista jurídico, Contratos unilaterales y bilaterales 050
Plurilaterales: Diferencias entre contratos bilaterales y plurilaterales: 051
Formales y no formales Onerosos y gratuitos Conmutativos y aleatorios 052
Contratos consensuales y Reales Cuestionamientos doctrinarios a la categoría de los contratos reales. 053
Cont. Típicos y atípicos. Distintas especies de contratos atípicos, Practicidad de la distinción en típicos y
atípicos. 054
Contratos de ejecución inmediata y ejecución diferida. De ejecución instantánea y de tracto sucesivo.
Contratos directos, indirectos y fiduciarios. 055
Clasificación de los contratos pos su función económico-social 056
La prueba del contrato. Concepto, Sistemas de prueba. 056
Medios probatorios Instrumentos Públicos, instrumento privado 057
Cartas misivas, Confesión de partes, Juramento judicial 058
Presunciones, Los testigos 059
La prueba de los contratos formales 059
Conflictos de pruebas: instrumento público e instrumento privado 060
La interpretación del contrato. 060
Criterio del Código Civil. Las reglas del Código de Comercio 061
Las reglas de interpretación de los contratos predispuestos o bajo condiciones generales de contratación. 063
Integración del contrato: concepto. Emisión de juicio crítico. Calificación. Quién califica el contrato. 063
Vicisitudes o ineficacia de los contratos. Ineficacia absoluta (originaria y sobreviniente) y relativa. 064
Ineficacia Originaria. Nulidad. Anulabilidad. 064
Clasificación de las nulidades. Las nulidades en el Código Civil, Efectos de la nulidad, Ineficacias
sobrevinientes o funcionales 065
Rescisión, Revocación, Resolución 066
La frustración del fin del contrato 067
Teoría de la Imprevisión 067
Ineficacia relativa: Inoponibilidad 067
Efectos de los contratos, Eficacia vinculante: su fundamento. Partes, sucesores y terceros. Los verdaderos
terceros. La problemática de la conexidad contractual. Diversas manifestaciones. Emisión de juicio de valor 068
acerca de su significación.
Efectos con relación a las personas. Parte. Sucesores universales o mortis causa. Principio de continuidad de
la persona del causante. 069
Excepciones al principio 069
Los sucesores particulares o a titulo singular. Acreedores de las partes. Verdaderos terceros o terceros
desinteresados: penitus extranei. 070
Acción subrogatoria, Acción directa, Acción de simulación, Acción de fraude, pauliana o revocatoria
Cesión del contrato. 071
Cesión con liberación del cedente y sin liberación del cedente. Reglas aplicables. 072
Estipulación a favor de terceros 072
Relación entre las partes y el tercero (relación triangular) 073
Naturaleza jurídica del beneficio. Efectos. 073
Aceptación del tercero. 074
Estipulación a nombre de tercero sin su autorización: efectos. Ratificación del tercero. 074
Promesa del hecho ajeno: concepto. Responsabilidad del promitente. Diversos casos. 074
Efectos propios de los contratos con prestaciones recíprocas 075
Excepción de incumplimiento contractual. Fundamento. Naturaleza jurídica 076
Requisitos para su procedencia 077
Efectos que derivan de la excepción. Excepción de cumplimento parcial o defectuoso. Exceptio Non Rite
Adimpleti Contractus. 078
163
Contratos
Félix G. MALUF
Señal o arras: concepto.Caracteres de la Seña, Clases: confirmatorias y penitenciales. La seña en el Código de
Comercio. Las arras confirmatorias en el Código de Comercio. Diferencia de la seña y la cláusula penal. 079
La seña en el C. Civil. Las arras penitenciales en el Código Civil. El arrepentimiento en las arras penitenciales. 080
Las cláusulas "como seña y a cuenta de precio" y "como seña, a cuenta de precio y principio de ejecución":
interpretación. 081
Pacto Comisorio. 081
Fundamento. Naturaleza Jurídica. Requisitos para su ejercicio. 082
Especies de pactos comisorios: expresos e implícitos. 082
El “Jus Variandi”. 083
Responsabilidad Civil, Concepto, Requisitos o presupuestos, Distintos regímenes: Criterios. 085
Análisis del Art. 1107 del Cod. Civ. El problema de la opción y el cúmulo. 086
Responsabilidad Precontractual, Teorías Contractualistas ,Teorías extracontractualistas 087
Responsabilidad precontractual como régimen autónomo (Brebbia). 088
Extensión del resarcimiento. Daño al interés positivo y daño al interés negativo. 088
Casos de responsabilidad precontractual en el Código de Vélez. 088
Responsabilidad Contractual, Respecto de las obligación que tienen por objeto dar sumas de dinero 089
Respecto de las obligaciones que no tienen por objeto una suma de dinero 090
Obligaciones de medio y de resultado: 090
El daño moral contractual. 090
La responsabilidad postcontractual 090
Obligación de saneamiento 091
Evicción. Concepto: Naturaleza Jurídica. 091
Modificación convencional de la responsabilidad: cláusulas que aumenta, disminuyen o excluyen la
responsabilidad del enajenante. Alcance de la cláusula de la exclusión concebida en términos generales. 091
Entre quienes existe la responsabilidad por evicción. Efectos. Cesación de la responsabilidad: diversas causas. 093
Vicios redhibitorios. Defectos ocultos. Concepto. Requisitos. Efectos, Prescripción. 093
Ley de Defensa del Consumidor Nº 24.240 (LDC). Evolución. 094
Ámbito subjetivo y objetivo de aplicación de la Ley de Defensa del Consumidor. 095
Problemática de la Ley de Defensa del Consumidor - modificaciones en el derecho de los contratos. 096
Perfeccionamiento del contrato mediante el silencio. Prohibición. 097
Garantías en la Ley de Defensa del Consumidor. 097
Venta domiciliaria, por correspondencia y otras. 099
Cláusulas abusivas, Estándares para la determinación de cláusulas abusivas: 101
Responsabilidad por daños 102
Compraventa, Concepto, Requisitos esenciales, Finalidad típica , Caracteres 103
Comparación de la compraventa con otras figuras 103
La cosa vendida. Requisitos, Venta de cosa ajena. Efectos. 104
Consecuencias de la nulidad, Capacidad. Incapacidades de hecho. Incapacidades de derecho. 105
Forma. Prueba. Venta de cosas futuras. 106
Venta de cosa sometida a riesgo. Venta de cosa sobre calidad conocida. Venta según muestra. Venta por junto,
o por cuenta, peso o medida. Precio. 107
Obligaciones el vendedor 108
Obligaciones del comprador 109
Pactos en la compraventa. 109
Compra venta inmobiliaria. El boleto de compraventa. Normas protectoras 111
Conflictos no tratados por la ley 17711, Leyes especiales sobre el boleto de compraventa inmobiliaria. 112
Permuta. Concepto. Caracteres 113
Diferencias de la permuta con otros contratos, Objeto de la permuta. Obligaciones 114
Cesión de derechos. Concepto, Objeto de la cesión de derechos. 114
Cesión de créditos. Concepto. Caracteres, Diferencia con la novación. Cesión de venta. 115
Cesión de derechos hereditarios. Caracteres. Forma. 116
Contrato de enajenación de derechos intelectuales. 117
Locación de cosas. Concepto. Caracteres. Elementos tipificantes. Cesión del uso y goce sobre una cosa. 117
Obligaciones del locador. 120
Obligaciones del locatario. Régimen jurídico de las mejoras. 121
Régimen de la cesión y la sublocación. Extinción del contrato de locación. 120
164
Contratos
Félix G. MALUF
Contrato de ahorro. Concepto. Naturaleza jurídica. Sujetos. Caracteres. Obligaciones del suscriptor.
Obligaciones del organizador. Riesgos. 121
Locación de servicios, Elementos. Partes, Caracteres, Evolución histórica, Diferencias entre la locación de
servicio y la de obra. 122
Criterios para diferenciar ambos contratos. Diferencias entre la locación de servicio y el mandato oneroso. 123
Diferencias entre la locución de servicio y la sociedad. Diferencias entre la locución de servicio y el depósito 123
Objeto del contrato de locución de servicio, Forma y prueba. Capacidad. Obligaciones del locador.
Obligaciones del locatario. 124
Pago de los servicios. Determinación del valor de los servicios. Conclusión del contrato. 125
Locación de obra. Concepto. Caracteres. Partes. Comparación con la locación de servicios. 125
Diferencias con el mandato. Diferencias con la compraventa de cosa futura. Sistemas de contratación. 126
Obligaciones del locador – empresario. Obligaciones del locatario – dueño de la obra. Consecuencias de la
recepción. Recepción con reservas. Recepción provisoria. Responsabilidad del empresario frente al dueño. 127
Finalización del contrato. Subcontratación 128
Ley 22250, régimen del trabajo de la construcción. 128
Mandato 129
Representación. Clases de representación. Caracteres del contrato de mandato. Clasificación. Efectos del
mandato con relación a terceros. Obligaciones del mandante. 129
Responsabilidad del mandante frente al mandatario, Obligaciones del mandatario. Responsabilidad del
mandatario frente al mandante. Sustitución del mandato, Extinción. Renuncia del mandatario 130
Fallecimiento del mandante o del mandatario, Incapacidad sobreviniente del mandante o del mandatario 131
Contrato de prestación profesional, Naturaleza jurídica, Caracteres. Sujetos. 131
Derechos y obligaciones del profesional, Obligaciones del locatario, Aranceles profesionales, Pacto de cuota
litis, admisibilidad y regulación legal, Impugnación del pacto. Forma del pacto. 132
Fideicomiso. Concepto, Caracteres. Plazo. Precio. Sujetos. 132
Patrimonio fideicomitido, Clases de fideicomiso ordinario, Responsabilidad del fiduciario por el riesgo o vicio
de las cosas fideicomitidas, Obligaciones del fiduciario, Derechos del fiduciario. 134
Obligaciones del fiduciante. Derechos, Efectos del contrato frente a terceros, Cesación del fiduciario, Efectos
de la cesación., Extinción del contrato de fideicomiso. Efectos de la extinción del contrato. 135
Donación, Concepto, Elementos. Liberalidades que no son donación, Cuestión. Caracteres. Elementos 136
Objeto de la donación. Obligaciones del donante. Acciones que tiene el donatario. Obligaciones del donatario.
Donaciones inoficiosas. 137
Donación remuneratoria, Reversión de las donaciones. Revocación de la condición. Supuestos de ingratitud.
Acciones de los herederos forzosos cuando el donante excede la legítima. Forma de las donaciones. 138
Donación remuneratoria, Reversión de las donaciones. Revocación de la condición. Supuestos de ingratitud.
Acciones de los herederos forzosos cuando el donante excede la legítima. Forma de las donaciones. 139
Comodato. Concepto, Elementos, La promesa del comodato.- 139
Caracteres. Sujetos. Capacidad, Objeto. Causas. Prueba. Obligaciones del comodante.
Obligaciones del comodatario. Riesgos del contrato. Extinción. Efectos de la extinción. 141
Contratos de garantía, Introducción. 141
Fianza, Concepto, Caracteres. Comparación con otras figuras, Forma y prueba. Capacidad 142
Obligaciones que pueden afianzarse, Obligaciones de dar y de hacer, Nulidad o inexistencia de la obligación
principal, Clases de fianzas 144
Efectos de la fianza entre el fiador y el acreedor. Casos en que el fiador carece del beneficio de excusión. 145
Efectos de la fianza entre los cofiadores. Efectos entre el fiador y el deudor. Extinción de la fianza. 146
Fianza en las obligaciones de locación de cosas 147
Contrato de crédito y financiamiento, Contrato de leasing. Concepto. Partes. Caracteres. Tipos de leasing 147
Modalidades. Régimen de responsabilidad. Forma. Inscripción. Importancia de la inscripción. Oponibilidad
del contrato frente al concurso o quiebra. 148
Incumplimiento del tomador de pagar los cánones. En caso de inmuebles, En caso de muebles. 149
Contrato de mutuo o préstamo de consumo. Concepto, Objeto. 149
Partes. Caracteres. Comparación con otros contratos. Promesa de mutuo. Efectos. Forma y prueba. Capacidad. 150
Obligación del mutuante. Obligaciones del mutuario. 151
Depósito. Concepto, Elementos. Caracteres. Promesa de depósito. Comparación con otros contratos. 151
Cosas que pueden ser objeto de las prestaciones del contrato. Forma. Prueba. Especies de depósitos. 152
Personas que pueden efectuar el depósito. Depositante incapaz., Depositario incapaz. Depósito voluntario;
consentimiento, la influencia del error sobre la validez. Obligaciones del depositario en el depósito regular. 153
165
Contratos
Félix G. MALUF
Obligaciones del depositario en el depósito irregular. 154
Obligaciones del depositante, Extinción, Deposito necesario, Deposito en hoteles o posadas. Posadero u
hotelero. Concepto. Objetos por los que responde. Personas por las que responde. 155
Cláusulas eximientes. Prueba. Derecho de retención. 156
Contratos de previsión, Renta vitalicia, Concepto, Caracteres. Capacidad. Diferencias con otros contratos. 156
Renta constituida en cabeza de varias personas. Sujetos. Extinción de la renta vitalicia. 157
Medicina prepaga, elementos y concepto. Caracteres. Seguro de salud, diferencias con la medicina prepaga,
Régimen aplicable. Calificación del vínculo empresa- paciente. Exclusión de cobertura. Período de carencia. 157
Las enfermedades. Obligaciones. Modalidades. Publicidad. Sistemas. 159
Deberes colaterales. Extinción del contrato. 160
Contratos de Recreación, Juego y apuesta, Conceptos, Concepto. Clases de juegos. Características de las
deudas de juego. Loterías y rifas. 160
Contrato de espectáculo público. Caracteres. Obligaciones del espectador. Obligaciones del empresario. Deber
de seguridad en los espectáculos deportivos, evolución. Deber de seguridad en los juegos. 162
166