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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Corte Suprema de Justicia


Relatoría Sala de Casación Penal
Indice Primer Trimestre de 2003

HOMICIDIO AGRAVADO-Haberse perpetrado el delito por las creencias u


opiniones políticas/ INDAGATORIA-Interrogatorio/ FALSO RACIOCINIO/
CASACION-Apreciación probatoria/ FALSO JUICIO DE EXISTENCIA/ PRUEBA-
Omisión

1. El numeral 8° del artículo 30 de la ley 40 de 1993 prevé como circunstancia de


agravación punitiva para el homicidio, el hecho de haberse perpetrado el delito por las
"creencias u opiniones políticas" de la víctima, circunstancia que en este caso niega el
demandante que concurra en la conducta punible imputada a (...).

Es indudable la vinculación y el protagonismo de (...) en la comunidad revolucionaria,


como que estuvo vinculado con el M - 19 y las FARC, debiéndose subrayar entre sus
actividades la condición de segundo comandante del "Frente Ricardo Franco" y el
proceso penal adelantado en su contra, con orden de captura, por la masacre de
"Tacueyó".

La víctima dedicó su vida a la lucha revolucionaria. Y, si bien es cierto que


históricamente su ideología política la expresó militarmente hasta 1987, también lo es,
que en los años posteriores se mantuvo firme a ella, no claudicó ni dejó de actuar
conforme a sus convicciones, simplemente modificó los métodos de lucha contra el
régimen constitucional y la institucionalidad colombiana, acudió a la literatura para
condensar su pensamiento en diversos escritos que elaboró hasta la fecha de su
muerte, haciendo énfasis en el pasado y el presente del país y la sociedad,
diagnosticando en más de una oportunidad el futuro de la patria. Censuró la falta de
inversión social, la dirigencia política, el bipartidismo, la necesidad de cambiar los
procedimientos políticos y de trasformar las conductas individuales y sociales, la
concentración de los privilegios, como por ejemplo el caso de la "Gran Familia
Cafetera". Entre tales documentos, se pueden citar: "Tacueyó el B - 2 al desnudo",
"Presidencialato o la Política", "Un año, un mes y un entremés", "Los Señores y Los
Grupos Financieros", "El poder del Poder", "El informe de la evaluación de la prueba
censal del censo cafetero de 1991", entre otros.

Las exclamaciones hechas en el lugar donde fue acribillado cuando era llevado a la
fuerza hacia el automotor, hacen evidente que el homicidio se cometió por su credo
político.
...

Las ejecutorias y la expresión del pensamiento, cualquiera sea el medio empleado,


como por ejemplo el escrito, en relación con el Estado, el Gobierno, la sociedad, las
autoridades, las instituciones, el capital, la empresa, los dirigentes y los partidos
políticos, aspectos que integran el concepto de opinión política, fueron las razones por
las cuales los funcionarios judiciales al momento de resolver situación jurídica, calificar
el sumario y proferir fallos de condena en primera y segunda instancia, imputaron a
(...) la agravante del numeral 8° del artículo 30 de la ley 40 de 1993 por la muerte de
(...).

2. Conforme a las disposiciones del procedimiento penal que regían antes de la ley 600
de 2000, bajo las cuales se cumplió la recepción de la indagatoria y se cumplieron las
demás etapas del proceso adelantado en contra de (...) hasta proferirse sentencia de
segunda instancia, la diligencia de indagatoria permitía conocer y explicar los hechos
imputados, independientemente de su calificación jurídica (la que se exige en la
codificación vigente), la cual se reservaba para los momentos de la resolución de la
situación jurídica, la acusación y las sentencias de instancia y posteriormente en el
fallo de casación. Así lo sostenía la Corte y es preciso reiterarlo hoy ante la situación
que refleja el proceso en el cual se ha dictado la sentencia recurrida.
...

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

La negativa del sindicado demarcó la pauta del interrogatorio para el investigador y es


evidente que a pesar de su reticencia, éste le hizo saber que estaba acusado de ser
el autor material de la muerte de (...), en hechos ocurridos el 26 de febrero de 1995 en
la calle 157 con carrera 20 de Bogotá, sitio a donde llegó luciendo un vestido de paño
color azul, camisa a rayas y corbata, transportándose con cuatro personas más en un
Toyota color blanco, de placas JAJ 904, procediendo a sacar a la víctima de una
residencia y luego a dispararle, habiendo regresado posteriormente al sitio a recoger
algunas evidencias.

De las preguntas y respuestas surge con absoluta claridad que el funcionario impuso
los cargos conforme a la conducta procesal asumida por el indagado al momento de la
diligencia y durante el proceso, pudiéndose afirmar que la injurada se recibió conforme
al artículo 360 del C. de P. P.

En efecto, se le permitió al sindicado conocer los hechos que determinaron su


vinculación al proceso, otorgándole las debidas garantías para pudiera explicar su
conducta. El interrogatorio fue pertinente y suficiente en relación con los hechos que
constituían el objeto principal de la investigación, sin limitar las respuestas ni poner
cortapisa a sus respuestas elusivas.

La negativa del sindicado demarcó la pauta del interrogatorio para el investigador y es


evidente que a pesar de su reticencia, éste le hizo saber que estaba acusado de ser
el autor material de la muerte de (...), en hechos ocurridos el 26 de febrero de 1995 en
la calle 157 con carrera 20 de Bogotá, sitio a donde llegó luciendo un vestido de paño
color azul, camisa a rayas y corbata, transportándose con cuatro personas más en un
Toyota color blanco, de placas JAJ 904, procediendo a sacar a la víctima de una
residencia y luego a dispararle, habiendo regresado posteriormente al sitio a recoger
algunas evidencias.

De las preguntas y respuestas surge con absoluta claridad que el funcionario impuso
los cargos conforme a la conducta procesal asumida por el indagado al momento de la
diligencia y durante el proceso, pudiéndose afirmar que la injurada se recibió conforme
al artículo 360 del C. de P. P.

En efecto, se le permitió al sindicado conocer los hechos que determinaron su


vinculación al proceso, otorgándole las debidas garantías para pudiera explicar su
conducta. El interrogatorio fue pertinente y suficiente en relación con los hechos que
constituían el objeto principal de la investigación, sin limitar las respuestas ni poner
cortapisa a sus respuestas elusivas.

3. Resulta esencial, dentro de la metodología de la alegación apoyada en un supuesto


error de raciocinio, la demostración de la regla de ciencia, experiencia o lógica
desconocida por el juzgador en la valoración de la prueba.

4. En la demanda, las reflexiones del censor no cumplieron el cometido indicado,


aquellas revelan su inconformidad, fincada en una visión distinta acerca del alcance de
las pruebas, lo que es intrascendente, pues si el fallador se aparta del criterio de los
sujetos procesales, como en este caso ocurrió, ello no constituye un error reclamable
en casación por distorsión, tergiversación, omisión o suposición de la prueba, ni por
desconocimiento de las reglas de la sana crítica. Ese enfrentamiento de criterios se
resuelve a través de la presunción de acierto y legalidad con que la ley ampara al fallo
de segunda instancia y la facultad otorgada al funcionario judicial de valorar las
pruebas, como en este caso se ha hecho, acogiendo los postulados de la persuasión
racional.

Como ya se ha dicho, técnicamente es inadmisible en casación sustentar el recurso


extraordinario enfrentando el criterio del juzgador con los argumentos del censor, sin
demostrar los errores que le atribuye.

5. El falso juicio de existencia tiene cabida en aquellos eventos en que los falladores
suponen o consideran como prueba un medio inexistente dentro del plenario, o cuando
omiten la consideración de pruebas debida y oportunamente allegadas, relevantes
para el sentido de la decisión.

No debe entenderse que las pruebas han dejado de ser consideras cuando en el texto
de la providencia no se encuentran referidas por su denominación los medios echados

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de menos en el cargo. Lo sustancial es que el juzgador aborde objetiva y


explícitamente su contenido en lo que corresponde al tema examinado, como lo hizo el
juez colegiado, según se verá seguidamente.

6. Uno de los supuestos indispensables para que la Sala case la sentencia impugnada
por no haberse practicado determinadas pruebas, es decir, por su omisión, consiste en
que los medios con los cuales se vincula el error sean relevantes para el sentido de la
decisión.

El impugnante no solo debió identificar las pruebas y hacer referencia a su contenido,


sino que además le corresponde, para que se dicte el fallo de sustitución, suministrar
la verdad procesal establecida con la eficacia de las pruebas omitidas o supuestas y la
ineficiencia de las que determinaron la orientación de la sentencia impugnada.

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 13/01/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : SASTOQUE ALFONSO, GUSTAVO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 14938
PUBLICADA : Si

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JUEZ DE EJECUCION DE PENAS-Competencia: Aprobación reconocimiento


beneficios administrativos/ REDENCION DE PENA POR ESTUDIO Y
ENSEÑANZA/ BENEFICIO ADMINISTRATIVO-Requisitos

1. Como quiera que los condenados patentes gozan de fuero, toda vez que los hechos
objeto de sentencia fueron cometidos cuando entonces fungían como magistrados de
Tribunal, compete a la Corte, por virtud del artículo 79 del Código de Procedimiento
Penal, numeral 8º, inciso 2º, conocer de la fase de ejecución de la sanción penal y por
lo mismo le concierne, de conformidad con los numerales 4º y 5º del señalado
precepto, decidir sobre la redención punitiva y el beneficio administrativo solicitados,
máxime que éste supone, en efecto, una modificación en las condiciones de
cumplimiento de la condena.

2. El artículo 98 de la Ley 65 de 1.993, prevé la posibilidad de que los condenados


rediman pena por enseñanza, de modo que el recluso que acredite haber actuado
como instructor de otros, en cursos de alfabetización o de educación primaria,
secundaria, artesanal, técnica o superior tendrá derecho a que cada cuatro horas de
enseñanza se le computen como un día de estudio, siempre y cuando haya acreditado
las calidades necesarias de instructor o de educador, redención que, de todas
maneras, se condiciona, en términos del artículo 101 ídem, a la evaluación que se
haga de aquella, así como a la conducta del interno.

3. En cuanto hace al beneficio administrativo que se depreca, tampoco se accederá a


su aprobación por cuanto no se reúnen los presupuestos legales que lo hacen viable
toda vez que, dadas las previsiones del artículo 147 de la Ley 65, es claro que los
condenados petentes no se hallan en la fase de mediana seguridad, no han
descontado una tercera parte de la pena impuesta, ni han acreditado, por lo ya
considerado, el desarrollo de una actividad de enseñanza conforme al régimen
penitenciario.

En efecto, entendiéndose, de acuerdo con el artículo 5º del Decreto 1542 de 1.997,


"que un interno se encuentra en la fase de mediana seguridad, cuando ha superado la
tercera parte de la pena impuesta y ha observado buena conducta de conformidad con
el concepto que al respecto rinda el Consejo de Evaluación"

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MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto Unica Instancia


FECHA : 16/01/2003
DECISION : No reconoce redención de pena, no concede
beneficios
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : REDONDO BRUGUES, JAIME ALFONSO- MAG.
TRIBUNAL
CONDENADO : NUÑEZ PEÑA, ALFREDO- MAG. TRIBUNAL
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 16519
PUBLICADA : Si

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ACUMULACION JURIDICA DE PENAS-Penas ya ejecutadas/ ACUMULACION


JURIDICA DE PENAS-Delitos conexos

1. El artículo 470 del Código de Procedimiento Penal impide la acumulación jurídica de


penas ya ejecutadas y en el presente caso una de ellas, la de 42 meses de prisión que
se le impuso a RUIZ MEDINA en el proceso 8.664, se cumplió antes de que se dictara la
sentencia condenatoria por los cargos de peculado por apropiación en el proceso
7.026.

2. El sentenciado por conductas conexas en varios procesos tiene derecho en cualquier


tiempo a que las penas impuestas por razón de las mismas le sean acumuladas y en
ningún momento, como lo da a entender la defensora, que no esté permitida la
acumulación punitiva frente a condenas relacionadas con delitos no conexos. En estos
casos es clara la ley en señalar como exigencia para la aplicación de la figura que las
sentencias condenatorias se encuentren vigentes, lo cual no ocurre en el caso
examinado pues la pena impuesta en uno de los procesos ya se ejecutó.

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Unica Instancia


FECHA : 16/01/2003
DECISION : No repone auto que negó acumulación de penas
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : RUIZ MEDINA, JAIRO
PROCESO : 7026
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto DRA. MARINA PULIDO DE BARON

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SUJETO PROCESAL-Su intervención en el proceso penal/ APELACION-


Sustentación

1. Recientemente lo señaló la Sala :

"Si bien el derecho fundamental al debido proceso de que trata el artículo 29 de la


Carta se concibe como un conjunto de reglas y principios a los que debe someterse la
acción del Estado, de modo que ésta no resulte arbitraria, no menos cierto es que la
intervención y actividad de los sujetos procesales y de terceros tampoco queda a la

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discrecionalidad de los mismos, pues es claro que varios de los elementos que hacen
parte de dicha garantía, dada su estructura lógica, admiten limitaciones o
condicionamientos que no tienen finalidad distinta que la de garantizar su vigencia y
asegurar el equilibrio de los diversos intereses que se confrontan en el ámbito del
proceso.

Así, siendo que el proceso penal, según lo señaló la Sala en decisión del 15 de marzo
de 1.999 con ponencia del Magistrado Dr. Carlos Eduardo Mejía, es, en esencia, un
escenario de controversia, a través del cual el Estado ejercita su derecho de investigar,
juzgar y penar las conductas prohibidas por el ordenamiento jurídico, no obstante lo
cual, esa actividad, en virtud del principio de legalidad, no puede desarrollarse de
manera arbitraria, es a la vez incuestionable que su adelantamiento se encuentra
sometido a un conjunto de reglas determinadas por el legislador a las que también
deben someter su actividad los sujetos procesales y los funcionarios judiciales".
(rad.18619, segunda instancia. 19 de noviembre de 2002. M. P. Dr. Carlos Augusto
Gálvez Argote).

2. Remitirse a lo expresado con antelación a la providencia que se recurre, no puede


considerarse como sustentación, teniendo el recurrente el deber de indicarle a la Sala,
si estimaba que tales sujetos procesales tenían razón, los motivos concretos y precisos
por los cuales han debido ser compartidos y, por lo tanto, por qué el Tribunal se
equivocó.

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Segunda Instancia


FECHA : 16/01/2003
DECISION : Declara desierto recurso de apelación
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Popayán
NO RECURRENTE : VIDAL, CELIA PIEDAD
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 18665
PUBLICADA : Si

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DELITOS CONEXOS/ CONEXIDAD/ UNIDAD PROCESAL-Ruptura/ FUERO

Como la imputación hecha al abogado Álvaro Enrique López Rivera se concreta en que
fue quien ofreció y entregó el dinero a la funcionaria, es evidente que su situación se
encuentra vinculada, de manera indivisible, con la de aquella, según se acepta en el
proceso y no se discute en la decisión recurrida ni en la apelación. Esta circunstancia
obligaba a que la conducta de los dos se investigara y resolviera de manera conjunta.
De no ser así, el delito de cohecho de que se sindica al profesional correspondería al
juez penal del circuito. La conexidad existente exigía un solo fallo, como ordenaba el
artículo 89 procesal (de 1991), modificado por el artículo 13 de la Ley 81 de 1993, y el
conocimiento era atribuido al juez de mayor jerarquía, que lo era el Tribunal Superior.

La ruptura de la unidad establecida en el numeral 1° del artículo 90 del estatuto


procesal (14 de la Ley 81 de 1993), se hallaba prevista para "Cuando en la comisión
del hecho punible intervenga una persona para cuyo juzgamiento exista un fuero
constitucional que implique cambio de competencia". El mandato, es claro, hacía
referencia a que el privilegio del juez especial derivara de la Carta Política, no de la ley,
y la Constitución no establece reglas para el juzgamiento de fiscales y jueces del
circuito.

Así, como la exención del fallador común la ordenaba el artículo 70 procesal, la


situación no estructuraba la causal de separación, en tanto era simplemente legal.

Alusiones tangenciales respecto de que la partición de la investigación garantizaba el


derecho de defensa del abogado investigado, además de la posibilidad de acceder a la

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casación, no tienen asidero alguno. Es claro que el Tribunal en primera instancia, y la


Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, en segunda, están obligados a
respetar las garantías constitucionales. Por otra parte, dentro de válidos criterios de
política criminal, el legislador puede establecer que el recurso extraordinario proceda,
no para todos, sino para determinados eventos, además de que su conocimiento
compete a la misma Corporación que en este evento fungiría como superior funcional,
con lo cual se garantizaba que ésta revisara el asunto.

Eso sucedía en vigencia del Decreto 2.700 de 1991, lo que tornaba imperativo que la
situación de la instructora y del abogado investigados por hechos conexos, se
resolviera en un solo proceso. Este supuesto implicaría la revocación de la decisión
impugnada, en cuanto había dispuesto la separación.

Acontece, no obstante, que desde el 25 de julio de 2001 rige la Ley 600 de 2000,
nuevo Código de Procedimiento Penal, que, respecto del asunto debatido, varió el
trámite. El artículo 76-2 reprodujo el mandato de que la competencia para conocer
delitos imputados a fiscales y jueces del circuito corresponde a los Tribunales
Superiores.

Pero el artículo 92 dispone que "no se conservará la unidad procesal…1. Cuando en la


comisión de la conducta punible intervenga una persona para cuyo juzgamiento exista
fuero constitucional o legal que implique cambio de competencia", esto es, adicionó la
norma derogada al introducir dentro de la regla de rompimiento la hipótesis que surge
cuando el privilegio de juez especial proviene de la ley, y no sólo de la Carta, como
ocurría en el anterior estatuto.

Como las normas de procedimiento son de orden público y, por tanto, de cumplimiento
inmediato, se tiene que si en el momento en que se debe adoptar esta decisión, existe
un mandato legal que permite el trámite que ordenó el A quo, se impone su
confirmación.

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Segunda Instancia


FECHA : 21/01/2003
DECISION : Confirma providencia
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Barranquilla
PROCESADO : LOPEZ RIVERA, ALVARO ENRIQUE
PROCESADO : REALES ALARCON, MAGALY- FISCAL SECCIONAL
DELITOS : Concusión, Cohecho impropio
PROCESO : 18896
PUBLICADA : Si

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CALIFICACION DEL MERITO DEL SUMARIO-Formas de calificar/ PRUEBA-


Valoración probatoria/ CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA/ NON
BIS IN IDEM

1. El artículo 439 del Código de Procedimiento Penal de 1991 disponía que la


calificación del mérito sumarial sólo podía hacerse mediante resolución acusatoria o
preclusión de la instrucción, y señalaba en los artículos 441 y 36 los requisitos que se
debían cumplir para proveer en alguno de los dos sentidos.

Así, en el artículo 441 estableció que la acusación se formularía "cuando esté


demostrada la ocurrencia del hecho y existan confesión, testimonio que ofrezca serios
motivos de credibilidad, indicios graves, documento, peritación o cualquier otro medio
probatorio que comprometa la responsabilidad del imputado", mientras que el 36
previó que la preclusión operaría cuando apareciera "plenamente comprobado que el
hecho no ha existido, o que el sindicado no lo ha cometido, o que la conducta es

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atípica, o que está plenamente demostrada una causal excluyente de antijuridicidad o


de culpabilidad, o que la actuación no podía iniciarse o no puede proseguirse".

2. Las resoluciones del 12 de marzo y del 14 de mayo de 1998 -revocatoria, la primera,


de la medida de aseguramiento, y calificatoria, la segunda, del mérito sumarial- no
revelan falta de entendimiento, confusión o mala comprensión de la prueba, sino la
valoración sesgada del plexo probatorio, que elude mencionar al menos los medios de
convicción que apuntaban a la responsabilidad de los procesados y centra la atención
en los que supuestamente les favorecían, los que tampoco confronta sino que acepta
sin cuestionamiento alguno.

No se trata, desde luego, de imponer una particular visión del material recaudado,
como lo sugiere la defensa. Por el contrario, con absoluto respeto por la independencia
y autonomía de la labor judicial, constitucionalmente garantizada en los artículos 228 y
230 de la Carta, debe reivindicarse la libertad del juez para valorar la prueba dentro de
las reglas de la sana crítica y para decir el derecho, como es su función, sin desbordar
los límites trazados por el ordenamiento jurídico.

3. Se confirmará la sentencia impugnada sin que prospere tampoco el reparo que le


hace el recurrente a la dosificación punitiva por no ser de recibo, según dice, las
circunstancias genéricas de agravación que dedujo el Tribunal, pues ciertamente la
negligente actividad investigativa facilitó la posterior decisión, y la posición distinguida
del juez en la sociedad no implica transgresión del principio non bis in ídem, tema este
último sobre el que ha dicho la Sala:

"Es claro que el juez ejerce un papel nuclear y sustentador en el Estado de Derecho,
por cuanto a él se confía finalmente la solución imparcial de los conflictos sociales,
razón por la cual si él aprovecha su investidura o función para delinquir obviamente
irroga un mayor daño social porque, amén de agredir bienes jurídicos, rompe la
independencia y la jurisdiccionalidad que son dos preciados valores institucionalmente
dispuestos para enfrentar el choque social. Por ello, la Corte ha entendido que no
existe violación del principio de ne bis in idem cuando en relación con los jueces, como
especial clasificación de los servidores públicos, por la misión protagónica que el
Estado les encomienda, se pone a funcionar doblemente la calidad, primero como
presupuesto de la pena y después como justificación de un incremento de la misma."*
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* Sentencia del 2 de junio de 1999, radicado 14.123, M.P. Jorge Aníbal Gómez Gallego.

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON,


DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 21/01/2003
DECISION : Confirma sentencia condenatoria
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Barranquilla
PROCESADO : MOSCARELLA BONETT, EDUARDO ALBERTO-
FISCAL
DELEGADO
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 18183
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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RECUSACION-Causal primera/ IMPEDIMENTO-Interés en el proceso/


PREVARICATO POR OMISION-Impedimento/ FISCAL GENERAL DE LA
NACION-Facultad de comisionar/ GRABACIONES MAGNETOFONICAS/
DERECHO A LA INTIMIDAD-Grabaciones magnetofónicas/ INDEMNIZACION

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DE PERJUICIOS/ PERJUICIOS MORALES-Personas jurídicas/ PERSONA


JURIDICA/ CONDENA EN COSTAS

1. Con el ánimo de garantizar la total imparcialidad de los funcionarios judiciales en su


labor de administrar justicia y propugnar por la confianza de la comunidad en sus
decisiones, garantías propias de un Estado Social y Democrático de Derecho
cimentado en la dignidad del ser humano, el legislador en el artículo 150 del Código de
Procedimiento Civil, erigió en causales de recusación una serie de circunstancias cuya
comprobación impone al funcionario separarse del conocimiento del proceso en que se
presente, por iniciativa propia o a instancia de parte.

En el caso a estudio la recusación se fundó en la causal 1ª, que dice:

"Tener el juez, su cónyuge o alguno de sus parientes dentro del cuarto grado de
consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil, interés directo o indirecto en el
proceso.".

Sobre el entendimiento del precepto, ha existido consenso entre la jurisprudencia y la


doctrina penal y civil acerca de su contenido y alcance, pregonando de antaño que su
configuración depende de la existencia de interés directo o indirecto en el proceso no
sólo de carácter patrimonial sino además de orden intelectual o moral, a condición que
sea actual, cierto y concreto.

En efecto, en providencia del 11 de julio de 1.995 expedida en el radicado No. 4971, la


Sala Civil de esta Corporación con ponencia del Mg. Ponente Dr. JAVIER TAMAYO
JARAMILLO, expuso:

"..En el presente caso se ha manifestado como causal de impedimento la prevista en el


numeral primero del citado precepto por el interés indirecto que se tiene por el
desenvolvimiento y resultado del procesado, concretamente porque la acción de
responsabilidad personal por error inexcusable, implica un análisis jurídico en torno a
la conducta de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, en ejercicio de las
funciones que le son encomendadas como Magistrados de la Sala de Casación Civil,
funciones que igualmente ejerce el Magistrado que se declara impedido como miembro
titular de la Sala de Casación Civil.

"La ley no califica la clase de interés que debe presentarse; exige si que el que
confluya (material, intelectual o moral) afecte directa o mediátamente el resultado del
proceso, entendiendo también que ese interés debe ser actual y cierto y en relación
con el caso concreto, de donde se desprende que cualquier circunstancia abstracta e
hipotética que se presente al margen del caso cuestionado, no puede tener eficacia
para que a un funcionario judicial se le separe del conocimiento de determinado
asunto.".

Y la Sala de Casación Penal en el radicado No. 14.104, el 17 de junio de 1.998, con


ponencia del Magistrado Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL, manifestó en relación con
dicha causal prevista en el numeral 1º. del artículo 103 del derogado Código de
Procedimiento Penal que sustancialmente es idéntica a la prevista en el Código de
Procedimiento Civil, lo siguiente:

"Tal como la Sala tiene establecido, el "interés en el proceso", erigido como causal de
impedimento en la norma transcrita, es aquella expectativa manifiesta por la posible
utilidad o menoscabo, no sólo de índole patrimonial sino también intelectual o moral,
que la solución del asunto en una forma determinada acarrearía al funcionario judicial
o a sus parientes cercanos, y que, por aparecer respaldada en serios elementos de
juicio, compromete la ponderación e imparcialidad del juzgador, tornando imperiosa su
separación del conocimiento del proceso.

Para que la manifestación de impedimento por parte del juzgador, o la recusación que
le formulen quienes intervienen en el proceso, alcancen el fin propuesto - la separación
del conocimiento de un determinado asunto -, las taxativas causales que se aludan
deben cimentarse en circunstancias que exhiban como particular interés - no general -,
y que por afectarle directa o indirectamente puedan alterar su objetividad en la
ponderación de juicio."

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Ya la Sala había tenido oportunidad de pronunciarse en ese sentido el 27 de octubre de


1.987, en el radicado 2360, con ponencia del Mg. Dr. RODOLFO MANTILLA JACOME; el
22 de junio de 1.988, en el radicado No. 2962, con ponencia del Mg. Dr. DIDIMO PAEZ
VELANDIA; el 28 de agosto de 1.990 en el radicado No. 4741, con ponencia del Mg. Dr.
GUSTAVO GOMEZ VELASQUEZ, y el 3 de noviembre de 1.993, en el radicado No. 8880,
con ponencia del Mg. Dr. EDGAR SAAVEDRA ROJAS.

2. Con la entrada en vigor de la nueva Ley Penal Sustantiva, el artículo 414 regula y
sanciona el tipo delictivo de prevaricato por omisión, siendo evidente que le reporta
mayores ventajas a la procesada, por tanto de aplicación obligatoria. Efectivamente,
no empece a que el supuesto de hecho es idéntico en ambos estatutos "el servidor
público que omita, retarde, rehuse o deniegue un acto propio de sus funciones", las
consecuencias jurídicas difieren dado que de 3 a 8 años de prisión pasó a un lapso de 2
a 5 años, la multa de 50 a 100 salarios mínimos legales mensuales mudó a los
extremos de 10 y 50 salarios mínimos legales mensuales vigentes, y la interdicción de
derechos y funciones públicas hasta por el mismo tiempo de la pena impuesta, cambió
a una de 5 años.

En los casos en donde los funcionarios judiciales no se han declarado impedidos


oportunamente, la Sala ha dejado sentado que para la configuración del delito además
de la omisión es indispensable que ésta haya alterado la imparcialidad del juez
llevándolo a no separarse del proceso con el fin de realizar actos contrarios a la ley, en
detrimento de la rectitud y probidad de la administración de justicia. En consecuencia,
si con la omisión no se lesiona la buena marcha de la administración, ni la rectitud e
imparcialidad de las decisiones judiciales debido a que el funcionario actuó con
independencia e integridad, la conducta carece de antijuridicidad.

En ese sentido se pronunció la Sala el 1º de diciembre de 1.997 con ponencia del


Magistrado Dr. JORGE CARREÑO LUENGAS, en el radicado No. 2242.
...

De los verbos alternativos que configuran el núcleo de la conducta la Dra. (....)


actualizó el de "omitir", por cuanto incumplió el deber legal de declararse impedida de
conocer el proceso impuesto por el artículo 149 del Código Procesal Civil, pues
conociendo el interés de su consorte en el ejecutivo deliberadamente intervino en la
decisión del recurso de apelación, menoscabando la garantía de la imparcialidad,
rectitud y probidad que debe acompañar las decisiones judiciales en un Estado de
Derecho como el nuestro.
...

No es cierto, que en este caso la recusación fue utilizada para desplazar al juez natural
y conformar una nueva Sala, fundamentada en hechos y afirmaciones mentirosas,
porque adversamente a lo pregonado por el defensor de la incriminada, la
investigación puso al descubierto la real existencia de la causal primera del artículo
150 del Código de Procedimiento Civil, correspondiéndole a la procesada por
mandamiento legal declararse impedida para participar en la decisión del recurso de
apelación, lo cual no hizo.

De otro lado, la conducta típica también es antijurídica porque además de ser contraria
a derecho, lesionó efectivamente el bien jurídico de la administración pública protegido
por el prevaricato por omisión, sin que exista causa legal que la justifique.

En efecto, al omitir el deber legal la enjuiciada causó daño a la administración de


justicia en lo que concierne a sus atributos de legalidad, eficacia y rectitud , ya que
desconoció la garantía de la imparcialidad que debe acompañar todas las decisiones
judiciales, por cuanto en presencia de una causal de impedimento, conoció del proceso
e integró la Sala que confirmó el mandamiento de pago en el que tenía interés su
esposo.

Además, siendo Magistrada tenía pleno conocimiento de la antijuridicidad de la


conducta, pues sabía del deber ineludible e impostergable de declararse impedida, en
virtud a la configuración de la causal 1ª del artículo 150 del Código de Procedimiento
Civil.

Así entonces, es claro que a la procesada le era exigible separarse por su propia
iniciativa del conocimiento del proceso, empero como consciente y voluntariamente no

10
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

lo hizo, deviene legítimo el reproche de su comportamiento, con mayor razón si no


obró bajo ninguna causal de inculpabilidad.

3. No encuentra la Sala ninguna irregularidad en el proceder del Fiscal General de la


Nación, al recibir a los funcionarios de la aseguradora que instauraron la denuncia que
dio origen a esta investigación; designar una Fiscal Delegada de la Unidad ante esta
Corporación para que adelantara la investigación previa, y que el Director Nacional de
Fiscalías solicitara a esa Unidad informar sobre la evolución y estado del trámite
seguido en contra de la Doctora (...); habida cuenta que tales actividades fueron
realizadas al amparo de las atribuciones deferidas por los artículos 250 y 251 de la
Carta Política al Fiscal General de la Nación de investigar, calificar y acusar a los altos
funcionarios que gocen de fuero constitucional y desarrolladas en los artículos 74, 84,
112 y 115 del Código de Procedimiento Penal, para lo cual puede delegar o comisionar
a cualquier Fiscal.

4. Ahora, no es exacto que las grabaciones magnetofónicas aportadas sean ilegales,


dado que la Sala viene reiterando que no es necesaria autorización judicial para grabar
y permitir conocer las propias conversaciones, proceder que puede observar
cualquiera de los interlocutores aun sin contar con la autorización del otro, con mayor
razón si su objetivo es descubrir la comisión de un delito. Esta interpretación
indudablemente es coherente con la regulación del derecho a la intimidad prevista en
el artículo 15 Superior, precepto que prohibe es las grabaciones hechas por personas
extrañas a la comunicación. En otras palabras, si quien graba no hace parte de la
conversación la prueba es ilícita, pero si es uno de los interlocutores la prueba es lícita
y puede ser valorada junto con las demás; con mayor razón si como en este caso el
interlocutor al notar que era grabado no se opuso a ello.

En las siguientes decisiones la Sala se ha pronunciado en este sentido: Radicado No.


1634, del 16 de marzo de 1.988, con ponencia del Mg. Dr. LISANDRO MARTINEZ
ZUÑIGA; radicado No. 7926, del 18 de mayo de 1.994, con ponencia del Mg. Dr. EDGAR
SAAVEDRA ROJAS; radicado No. 9579, del 22 de octubre de 1.996, con ponencia del
Mg. Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL; radicado No. 10.656, del 22 de marzo de 2.000,
con ponencia del Mg. Dr. JORGE CORDOBA POVEDA; radicado No. 13.255, del 23 de
noviembre de 2.000, con ponencia del Mg. Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO;
radicado No. 15.623, del 17 de mayo de 2.001, con ponencia del Mg. Dr. CARLOS
AUGUSTO GALVEZ ARGOTE; y radicado No. 15.119, del 15 de agosto de 2.001, con
ponencia del Mg. Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL.

Estos argumentos son los que han llevado a la Sala a disentir del criterio de la Corte
Constitucional expuesto en la sentencia de tutela T-03 del 21 de enero de 1.997, en
donde declaró nula de pleno derecho una grabación magnetofónica hecha por uno de
los interlocutores sin el consentimiento del otro, con el argumento que el derecho
fundamental de la intimidad impide que las conversaciones íntimas puedan ser
grabadas subrepticiamente, a espaldas de todos o algunos de los partícipes,
especialmente si lo que se pretende es divulgarlas o convertirlas en prueba judiciales.
Por ser esta una decisión que tiene fuerza vinculante interpartes no obliga a la Sala.

5. A la luz de las estipulaciones del artículo 56 del Código de Procedimiento Penal, en


todo proceso en que se haya probado la existencia de perjuicios con fuente en la
conducta punible, el juez procederá a liquidarlos con arreglo a lo demostrado en el
proceso y en el fallo condenará al responsable a indemnizar los daños causados con el
injusto penal. Adicionalmente, se pronunciará sobre las expensas, las costas judiciales
y las agencias en derecho si a ello hubiera lugar.

El artículo 94 del Código Penal dispone que la conducta punible genera la obligación de
reparar los daños materiales y morales causados con ocasión de ella, y el artículo 97
demanda para ordenar la indemnización la comprobación de los daños materiales.

Los daños materiales están integrados por el daño emergente reflejado en las
erogaciones económicas efectuadas por el perjudicado para atender las consecuencias
del delito y el lucro cesante consistente en las ganancias o lo que deja de percibir el
perjudicado a causa de la comisión del injusto penal.

6. Respecto de los perjuicios morales reclamados por la parte civil en la demanda


consistentes en el supuesto pánico que se produjo en los accionistas porque se iba a
embargar la unidad comercial de la aseguradora, como constitutiva de perjuicio moral

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

objetivado, se habrían originado en el proceso ejecutivo y es allí donde debe ser


perseguido su reconocimiento.

Ahora, con la comisión del delito la procesada, en general, no causó perjuicios morales
objetivados habida cuenta que no tiene la potencialidad de mermar considerablemente
la capacidad productiva o laboral de la afirma aseguradora y menos de poner en riesgo
su existencia, ni subjetivos porque las personas jurídicas no sienten dolor físico ni
moral. Vale la pena aclarar que unos son los perjuicios que se hayan podido causar en
el proceso ejecutivo y otros con la ejecución del delito aquí juzgado.

7. Como se verificó que la aseguradora pagó el traslado de sus funcionarios de


Medellín a Bogotá para declarar, se condenará en costas a la procesada cuya
liquidación la efectuará la Secretaría de la Sala inmediatamente ejecutoriada la
sentencia, para lo cual atenderá las reglas previstas en el artículo 393 del Código de
Procedimiento Civil (modificado por el decreto 2282/89, octubre 7, mod. 199),
incluyendo por supuesto las agencias en derecho.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON,


DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Unica Instancia


FECHA : 21/01/2003
DECISION : Condena, sustituye medida, tiene como parte de
la
pena, no condena en perjuicios
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : DEL RIO MANTILLA, NOHORA ELISA- MAG.
TRIBUNAL
DELITOS : Prevaricato por omisión
PROCESO : 15100
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL


Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON
Salvamento Parcial de Voto DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA-Facultad para resolver colisiones de


competencia/ NULIDAD-La decreta el funcionario en quien radique la
competencia/ COMPETENCIA FUNCIONAL/ HURTO-Petróleo y sus derivados/
HURTO DE COMBUSTIBLE/ HURTO AGRAVADO/ COMPETENCIA A
PREVENCION

1. La Sala es competente para dirimir el conflicto de competencia suscitado entre el


Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Bogotá y el Juzgado Segundo
Penal del Circuito Especializado de Cundinamarca, despachos con competencia en
diferentes distritos judiciales, aunque con sede en esta capital, en virtud de lo
dispuesto por el inciso 2° del artículo 16 de la Ley Estatutaria de la Administración de
Justicia al establecer que: "Las Salas de Casación Civil y Agraria, Laboral, y Penal
actuarán según su especialidad como tribunal de casación. También, conocerán de los
conflictos de competencia, que en el ámbito de sus especialidades, se susciten entre
las Salas de un mismo Tribunal, o entre Tribunales, o entre éstos y juzgados de
otro distrito, o entre juzgados de diferentes distritos.", facultad reiterada por el
numeral 4° del artículo 75 del Código de Procedimiento Penal.

2. De manera previa a su definición es preciso reiterar lo que de tiempo atrás viene


siendo expresado por la Sala, sobre la posibilidad de declarar nulidades derivadas de la
falta de competencia, decisión que de suyo implica que el funcionario judicial que tome
una determinación de tal naturaleza debe tener competencia, es decir, la facultad para
decidir un determinado asunto que solo la otorga la ley.

Es por ello que cuando el funcionario aduce la falta de competencia, no puede


pronunciarse en torno a la legalidad del trámite surtido, así lo dispone de manera
expresa el artículo 97 del Código de Procedimiento Penal al señalar entre los efectos
de la colisión de competencia que "las nulidades a que hubiere lugar sólo podrán ser
decretadas por el funcionario judicial en quien quede radicada la competencia.", ya
que está reconociendo que carece de un presupuesto necesario para asumir su
estudio.

Luego, resulta un contrasentido que el Tribunal Superior de Cundinamarca se haya


abstenido de resolver el recurso de apelación de la providencia que negó la libertad
provisional y la nulidad reclamada por falta de competencia del Juez Penal del Circuito
Especializado de Bogotá aduciendo la falta de competencia objetiva, pero, a la vez
haya invocado la competencia funcional para declarar la nulidad del trámite surtido por
el Juzgado de primera instancia, obviando de esta manera, el pronunciamiento sobre
el recurso que motivó que el asunto llegara a su conocimiento, y asumiendo la
definición del problema de competencia objetiva, aspecto para el cual la ley no lo

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

facultaba por pertenecer el Juzgado al que le atribuyó la competencia a otro distrito


judicial.

3. Reitera la Sala lo expresado en caso similar* en cuanto a que, en virtud de la


naturaleza del asunto, el conocimiento del delito de hurto de combustible corresponde
a los Jueces Penales del Circuito Especializados.

En efecto, de conformidad con el artículo 96 de la Ley 418 de 1997 el delito de hurto


de combustible estaba asignado a los jueces regionales, cuando quiera que la
sustracción se efectuaba de un oleoducto o gasoducto o de sus fuentes inmediatas de
abastecimiento, cuando la cuantía superaba los 10 salarios mínimos legales mensuales
vigentes a la fecha de comisión del ilícito.

Posteriormente, los Juzgados Regionales pasaron a ser los actuales Juzgados Penales
del Circuito Especializados, atendiendo lo dispuesto por el artículo 205 de la Ley
Estatutaria de la Administración de Justicia, al disponer que la justicia regional dejaría
de regir a mas tardar el 30 de junio de 1999, al ser expedida la ley 504 de 1999 que
creó los Juzgados Penales del Circuito Especializados a los cuales asignó en su artículo
5° -13 el conocimiento del delito de hurto de combustibles, en tanto, que atribuyó al
Consejo Superior de la Judicatura la definición de la competencia territorial.

A su vez, la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura mediante


Acuerdo No. 527 del 28 de junio de 1999 creó y organizó en todo el territorio nacional
los circuitos penales especializados. Dispuso en el artículo 1° - 10 la creación del
circuito penal especializado de Cundinamarca con competencia en los municipios que
conforman el Distrito Judicial de Cundinamarca, y en el numeral 24 la del Circuito
Penal Especializado de Bogotá con competencia en los municipios que conforman el
Distrito Judicial de Bogotá, ambos con cabecera en esta ciudad capital.

Por su parte, el Fiscal General de la Nación mediante Resolución No. 1069 del 30 de
junio de 1999 creó las fiscalías delegadas ante los juzgados penales del circuito
especializados, señalando que éstas corresponderían a cada uno de los circuitos
penales especializados establecidos en el Acuerdo 527 del 28 de junio de 1999 por el
Consejo Superior de la Judicatura, precisó, además, que las Unidades de Fiscalías
Delegadas ante los Jueces Penales del Circuito Especializados se organizarían de
acuerdo con las necesidades del servicio.
...

El artículo 5°-13 transitorio del actual Código de Procedimiento Penal les atribuye el
conocimiento de los delitos de hurto agravado, cuando el apoderamiento se cometa
sobre petróleo o sus derivados, cuando se sustraigan de oleoducto, gasoducto,
poliducto o sus fuentes inmediatas de abastecimiento competencia que fue reiterada
por el Gobierno Nacional mediante la expedición del Decreto 2001 de 2002 que define
la competencia los Juzgados Penales del Circuito Especializados, a los que atribuye el
numeral 12 del artículo 1° el conocimiento de los delitos de hurto agravado según el
numeral 14 del artículo 241 del Código Penal, es decir, el hurto "sobre petróleo o sus
derivados cuando se sustraigan de un oleoducto, gasoducto, poliducto o fuentes
inmediatas de abastecimiento." sin cuantía alguna.

Ahora, en cuanto tiene que ver con la asignación de la competencia para conocer de
la etapa del juicio en el presente asunto, debe señalarse que los dos despachos
trabados en conflicto tienen razón en cuanto a que no está determinado el sitio en el
que se efectuó el apoderamiento de los 3.200 galones de gasolina, que al parecer
fueron sustraídos del oleoducto de Ecopetrol en el Magdalena Medio.

El factor territorial es uno de los criterios que permiten determinar la competencia de


los funcionarios judiciales cuando el lugar de comisión del ilícito está claramente
definido, situación que no se presenta en este evento. Luego, debe acudirse a los
criterios de la competencia a prevención para definir su conocimiento, de acuerdo con
las reglas establecidas por el artículo 83 del Código de Procedimiento Penal que prevé:

"Cuando la conducta punible se haya realizado en varios sitios, en lugar incierto o en el


extranjero, conocerá el funcionario judicial competente por la naturaleza del asunto,
del territorio en el cual se haya formulado primero la denuncia o donde primero se
hubiere avocado la investigación. Si se hubiere iniciado simultáneamente en varios
sitios, será competente el funcionario judicial del lugar en el cual fuere aprehendido el

14
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

imputado y si fueren varios los capturados, el del lugar en el que se llevó a cabo la
primera aprehensión."

De acuerdo con las pautas establecidas en la norma transcrita y lo señalado


precedentemente sobre el curso de la investigación, se concluye que el caso
examinado corresponde al evento en que la conducta se realizó en lugar incierto.
Debiendo, entonces, acudirse a cada una de las soluciones previstas en la ley para
determinar a cual de ellas corresponde el caso examinado.

En el asunto que se examina no hubo denuncia, sino un conocimiento oficioso de los


hechos atendiendo el llamado telefónico anónimo realizado a la Policía Judicial Grupo
de Antipiratería Terrestre, por lo que no resulta viable este criterio. Si se opta por
definir la competencia atendiendo al lugar donde primero se avocó la investigación,
esta regla genera dificultades, ya que, según se verificó, el funcionario que ordenó la
apertura de la investigación, el

Fiscal Delegado ante los Juzgados Penales del Circuito Especializados de Bogotá y
Cundinamarca con sede en la DIJIN, tenía competencia en los dos distritos judiciales,
al igual que los fiscales que investigaron y formularon cargos a los procesados.

Resta, entonces, por considerar que el vínculo de la Fiscalía Delegada ante los
Juzgados Penales del Circuito Especializados de Bogotá y Cundinamarca con el Distrito
Judicial de Bogotá obedece estrictamente a razones de carácter administrativo, es
decir, por la distribución que hizo la Fiscalía General de la Nación de las Unidades de
Fiscalía Delegada, motivo por el cual no puede tenerse como fundamento para
asignarle competencia sobre este asunto.

Sin embargo, la Sala advierte que un hecho que si tuvo incidencia en la determinación
del Fiscal que debía asumir el conocimiento de las diligencias fue la circunstancia de
que la captura de los sindicados se produjo en el municipio de Nimaima que
corresponde al Distrito Judicial de Cundinamarca.
-------------------------
* Radic. 18904, providencia del 9 de noviembre de 2001

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 21/01/2003
DECISION : Asigna cto. al juzgado 2 P.C.E. de Cundinamarca
PROCEDENCIA : Juzgado 2 P.C.E.
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : PINZON RODRIGUEZ, MIGUEL AUGUSTO
DELITOS : Hurto calificado y agravado
PROCESO : 20316
PUBLICADA : Si

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SANA CRITICA-Regla de experiencia/ CONTRATO DE ARRENDAMIENTO-


Prueba/ ENRIQUECIMIENTO ILICITO

1. Que la totalidad o la mayor parte de los dineros obtenidos por una persona en el
ejercicio de la actividad productiva de renta sea destinada a los gastos de vivienda,
alimentación, vestido, salud, recreación y educación, es una conclusión que se obtiene
de la simple observación del diario discurrir de la mayoría de la población nacional, lo
que la convierte en una regla de la experiencia aplicable a la generalidad de los casos,
pero que obviamente puede ser desvirtuada en la medida en que alguien acredite que
su particular situación no se ubica dentro de esos parámetros generales.

2. Que los contratos de arrendamiento supuestamente celebrados por (...) y (...), el


uno, y (...) y (...), el otro, deben ser aceptados pues su prueba se puede obtener por
cualquiera de los medios legales, de manera que no es necesario que exista un

15
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

documento autenticado ni suscrito por testigos, como lo exigió el Tribunal, constituye


en sí mismo un argumento admisible porque ciertamente se trata de un contrato
consensual que, por lo mismo, no requiere siquiera un escrito que lo recoja.

Sin embargo, resulta francamente increíble que dos abogados, con experiencia judicial
y en el ejercicio de la profesión, no exijan la autenticación de las firmas de los
arrendatarios para precaver futuras dificultades en caso de tener que aducir el
contrato en algún proceso relacionado con la tenencia del bien.

3. Como la determinación del enriquecimiento, que por no provenir de fuentes lícitas


se torna delictivo, se hizo como quedó visto mediante la confrontación del patrimonio
con los ingresos demostrados de la pareja, su sola existencia permite concluir,
contrario a lo afirmado por el defensor, que los bienes no fueron conseguidos "con el
fruto de su trabajo y esfuerzo", sino aprovechando la función pública que el Estado le
había discernido al doctor (...), quien no acrecentó sus caudales a espaldas de su
esposa sino, más bien, de consuno con ella, como que los inmuebles fueron adquiridos
conjuntamente y, en general, el manejo del haber conyugal revela el concurso de los
dos abogados en su consolidación e incremento.

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 21/01/2003
DECISION : Confirma sentencia condenatoria modificando el
valor
de la multa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Buga
PROCESADO : GAMBOA VELASQUEZ, HAROLD-JUEZ LABORAL
PROCESADO : ARANGO DE GAMBOA, LUZ MARINA-
SUSTANCIADORA
DELITOS : Enriquecimiento ilícito
PROCESO : 19489
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION DE NACIONALES/ EXTRADICION-Equivalencia de la acusación/


EXTRADICION-Doble incriminación: Cotejo de reciprocidad legislativa a la fecha del
concepto/ EXTRADICION-Ejecutivo: Eventualmente puede subordinar la concesión de
ésta

1. Como de modo reiterado ha sostenido la Corte que su competencia, dentro del


trámite de extradición, se concentra en la emisión de un concepto sobre la
procedencia de entregar o no a la persona solicitada por un país extranjero, después
de examinar los aspectos a que se refiere el artículo 520 del Código de Procedimiento
Penal, debe precisarse, además, que el artículo 35 de la Constitución Política en su
inciso 2, autoriza la extradición de colombianos por nacimiento cuando son reclamados
por delitos cometidos en el exterior y que las conductas que los originan tengan esa
misma connotación en el ordenamiento jurídico interno.
...

El solicitado no se encuentra cobijado por el motivo constitucional impidiente de la


extradición, pues aparece con suma nitidez que la conducta que se le imputa a (...), en
sus planos ontológico y jurídico, está relacionada con una organización dedicada al
tráfico internacional de estupefacientes, sobrepasando el ámbito territorial patrio para
tener clara incidencia en el del país reclamante.

El núcleo de soberanía judicial que se desprende del artículo 35 constitucional, está


afincado en que la conducta se desarrolle en todas sus fases y efectos en territorio
colombiano, caso en el cual son las autoridades nacionales las llamadas a investigar y
juzgar a su autor.

16
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

De otra parte, débese advertir que no existe en el ordenamiento jurídico disposición


alguna que prohiba la extradición cuando por el hecho que la motiva el reclamado es
investigado o ha sido juzgado en Colombia, puesto que la norma que la consagraba,
artículo 527 de la Ley 600 de 2000, fue declarada inexequible por la Corte
Constitucional mediante sentencia C-760 de 2001.

2. A pesar de la diferencia de los sistemas procesales de los países involucrados en el


presente trámite de extradición, la acusación proferida por las autoridades judiciales
de los Estados Unidos resulta equivalente a la resolución de acusación prevista en
nuestras normas procesales, pues contiene una narración sucinta de la conducta
investigada, con especificación de las circunstancias de tiempo, modo y lugar; tiene
como fundamento las pruebas practicadas en la investigación; califica jurídicamente la
conducta con la invocación de las disposiciones penales aplicables, y, tal cual sucede
con el proferimiento de la resolución de acusación en nuestro ordenamiento interno,
marca el comienzo del juicio, en el cual el acusado tiene la oportunidad de controvertir
las pruebas y los cargos dictados en su contra.

3. Para establecer si la conducta que se le imputa al requerido en el país solicitante es


considerada como delito en Colombia, debe hacerse una comparación entre las
normas que allí sustentan la sindicación, con las de orden interno para establecer si
éstas también recogen los comportamientos contenidos en los cargos.

Adicionalmente, también ha dejado sentado la Sala de Casación Penal que esa


confrontación se hace con la normatividad que está en vigor al momento de rendir el
concepto, puesto que lo emite dentro de un mecanismo de cooperación internacional,
razón por la cual la aplicación del principio de favorabilidad que podría argüirse como
producto natural de la sucesión de leyes no entraría en juego, por cuanto las
domésticas no son las que operan en el extranjero. Lo que a este propósito determina
el concepto es que, sin importar la denominación jurídica, el acto desarrollado por el
ciudadano cuya extradición se demanda sea igualmente considerado como delictuoso
en el territorio patrio.

3. Habida cuenta que de acuerdo con las normas punitivas de los Estados Unidos
aplicables al delito por el que solicitó la extradición prevén como sanción hasta cadena
perpetua, la cual está prohibida en Colombia (artículo 34 de la Constitución Política), le
corresponde al Gobierno Nacional, en caso de que conceda la entrega requerida,
condicionar la extradición a la conmutación de la misma, así como imponer las
exigencias que considere oportunas para que se observe ese precepto constitucional, y
a fin de que (...) no vaya a ser juzgado por un hecho anterior al que motiva la
extradición (artículo 512 del Código de Procedimiento Penal), ni sometido a tratos
crueles, inhumanos o degradantes.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Concepto Extradición
FECHA : 21/01/2003
DECISION : Conceptúa favorablemente
PAIS REQUIRENTE : Estados Unidos de América
REQUERIDO : QUINTERO MORALES, ALFONSO
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf., Concierto
para
delinquir-narcotráfico
PROCESO : 18574
PUBLICADA : Si

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PROCESO PENAL-Principio de progresividad-Etapas procesales/


JUZGAMIENTO-Oportunidad para que el juez discuta su competencia/
SISTEMA ACUSATORIO/ VARIACION DE LA CALIFICACION JURIDICA
PROVISIONAL DE LA CONDUCTA PUNIBLE/ COLISION DE COMPETENCIA-
Error en la calificación jurídica provisional/ RESOLUCION DE ACUSACION
17
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

1. El proceso penal colombiano diseñado desde la reforma constitucional de 1991 se


estructura - con la excepción de los procesos de única instancia en la Corte Suprema
de Justicia - sobre las fases de instrucción y juzgamiento, claramente definidas y con
controles de la una sobre otra. La instrucción está asignada exclusivamente a la
Fiscalía General de la Nación y su control, anticipado o en fase de juzgamiento, le
corresponde a los Jueces de la República.

Ha querido el legislador que una y otra etapa avance de manera independiente y bajo
competencias diferentes, ordenación que convierte al Fiscal General o a su delegado
en sujeto procesal durante la etapa del juicio, con exactamente los mismos derechos
que los demás, aunque con mayores deberes por su condición de Servidor Público en
ejercicio de una función reglada.

La sola ejecutoria de la resolución de acusación da inicio a la etapa del juicio y otorga


competencia a los Jueces encargados del Juzgamiento, tal como lo define el artículo
400 del Código de Procedimiento Penal. De allí, surge la pregunta: ¿Cuáles son los
Jueces encargados del juzgamiento?. La respuesta, aunque obvia, no deja de ser
compleja: Los competentes.

Pero la redacción del artículo 400 del Código de Procedimiento Penal y la subsecuente
obviedad de la respuesta que puede darse al interrogante que implícitamente se
plantea allí, surge de un estado ideal de cosas que permita avanzar progresivamente
en el debido proceso del juzgamiento penal, hasta obtener la culminación definitiva del
mismo con una sentencia ejecutoriada, formal y materialmente.

Ee estado ideal de cosas es uno donde la resolución de acusación que ha obtenido


ejecutoria se haya formulado ante un Juez que sea competente, tanto por la naturaleza
de los hechos, como por su lugar de ocurrencia, así como por la calidad del autor y por
la corrección de la calificación jurídica provisional de la conducta.

La ley presume tal escenario, pues ordena (inciso 2° del artículo 400 del Código de
Procedimiento Penal) que:

"al día siguiente de recibido el proceso por secretaría se pasaran las copias del
expediente al despacho y el original quedará a disposición común de los sujetos
procesales por el término de quince (15) días hábiles, para preparar las audiencias
preparatoria y pública, solicitar las nulidades originadas en la etapa de la investigación
y las pruebas que sean procedentes".

El automatismo de ese traslado y su obligación en cabeza de la Secretaría y no del


Funcionario Judicial, tienen adosado necesariamente el principio implícito de la
corrección aparente de la Resolución de Acusación.

La redacción de la norma siguiente (artículo 401) dispone que para efectos de la


realización de la audiencia preparatoria todos los Jueces de la misma jerarquía son
competentes. Ello por cuanto la norma ordena que "finalizado el término del traslado
y una vez se haya constatado que la competencia no corresponde a una autoridad
judicial de mayor jerarquía, el juez citará a los sujetos procesales para la realización de
una audiencia dentro de los cinco (5) días siguientes (...)".

Sin embargo tal entendimiento solo sería posible dentro del escenario ideal a que se ha
hecho mención atrás. Esto es: una resolución de acusación cuya perfección sea tal
que fáctica y jurídicamente se corresponda objetivamente.

Pero dada la naturaleza del derecho - ciencia inexacta - y la actividad que marca la
resolución de acusación - juzgamiento de una persona -, la mayor de las veces se
generan posiciones divergentes de los sujetos procesales o del Juez, que son menester
dilucidar para que el juicio pueda partir sobre un principio de acuerdo acerca de la
corrección de la pieza procesal que determina su iniciación.

Como la competencia plena - naturaleza del asunto y factor territorial - del Juez que va
a realizar el juzgamiento del sujeto o sujetos de la resolución de acusación es uno de
los presupuestos de la legalidad de tal actividad procesal, debe entonces existir una
oportunidad procesal para que él discuta ese tema mediante la demostración de
errores contenidos en la resolución de acusación. Esa fase es la que contempla el

18
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

artículo 402 del Código de Procedimiento Penal y justamente para ello es que
simultáneamente a la iniciación del traslado para las partes, se pasan las copias del
expediente a su Despacho, para que como director de la actuación procesal la asuma
sin objeción alguna, pero que si las tiene y ellas afectan su competencia, las haga
explícitas al inicio del juicio.

Como el tema puede ser polémico, se consagró allí mismo un incidente de colisión de
competencia, que resuelto, las únicas discusiones aceptables sobre ese tema, serán
las que surjan de prueba sobreviniente, siempre y cuando no pueda habilitarse la
competencia en la forma y términos del artículo 405 del Código de Procedimiento
Penal. De esa manera se impide que al final del juzgamiento el Juez pueda sorprender
a las partes con una declaratoria de incompetencia, afectando de manera grave la
garantía constitucional de un proceso público sin dilaciones injustificadas.
...

Como se trata de una resolución de acusación ejecutoriada, los hechos que tal pieza
procesal contiene y la calificación jurídica de los mismos, constituyen el objeto
procesal sobre el cual debe, en principio, versar el Juzgamiento. Unicamente alrededor
del contenido de correspondencia objetiva de la calificación jurídica provisional de los
hechos reconstruidos o de su valoración jurídica puede proponerse el incidente de
colisión de competencias.

Al efecto, en reciente pronunciamiento la Corte señaló:

"4. Es necesario puntualizar que los errores en la calificación jurídica provisional


efectuada en la resolución de acusación, pueden corregirse, en la etapa de
juzgamiento, a través de dos mecanismos:

"Variando la calificación, en la forma antes expuesta; o a través del incidente de


colisión de competencias, como se analiza a continuación.

"Si el juez, antes de celebrar la audiencia preparatoria, al constatar su competencia,


encuentra que ha habido error en la calificación jurídica de la conducta y ello afecta su
competencia, la que corresponde a un funcionario judicial de igual jerarquía (por
ejemplo, juez penal del circuito común frente al juez penal del circuito especializado) o
de mayor jerarquía (por ejemplo, juez penal municipal frente al juez penal del circuito)
no es procedente modificar la calificación, sino que se debe plantear colisión de
competencia, en la forma prevista en los artículos 401 y 402 del C. de P. Penal.

"Por ejemplo, el hecho se imputa como estafa en cuantía que no pasa de 50 salarios
mínimos legales mensuales que, al tenor del artículo 78.1 del C. de P. P., corresponderá
al juez penal municipal, pero que, en la etapa de juzgamiento, se considera que debe
imputarse como peculado por apropiación de competencia del circuito"**.

Dentro del esquema procesal que actualmente rige en el país la resolución de


acusación hace parte del acto jurídico complejo de la acusación, caracterización que,
entre otras cosas, implica su mutabilidad dentro de la fase de juzgamiento. Tal
naturaleza es necesaria dentro de un sistema procesal diseñado como acusatorio y que
intenta priorizar la fase oral de juzgamiento otorgando al Juez plenos poderes de
control sobre la acusación en aras de obtener la realización del principio constitucional
de prevalencia del derecho sustancial como única manera de que un Estado definido
como social de derecho garantice la convivencia pacífica y la vigencia de un orden
justo.

Pero la naturaleza compleja del acto jurídico de acusación, que es la que da cabida a
su mutabilidad, no puede pasar por alto dos aspectos esenciales del sistema: que la
función de investigar y acusar es exclusiva de la Fiscalía General de la Nación; y, que
es necesaria una oportunidad en que la acusación sea definitiva.

Esta última característica tiene a su vez dos extremos: el inicio de la acusación,


marcado por la resolución de tal categoría expedida por la Fiscalía General; y, la
consolidación del acto jurídico complejo de la acusación, determinado por la variación
que haya tenido conforme lo dispone la ley. Esa fijeza, inicial y final, es absolutamente
necesaria para que la fase de juzgamiento transite purgada de vicios y pueda
adoptarse un fallo que merezca las presunciones de legalidad y acierto de que se le
dota.

19
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

En este orden de ideas, no debe perderse de vista que lo único variable de la


acusación es la calificación jurídica provisional de la conducta, de manera que la
manifestación de incompetencia que el Juez realice antes de la tramitación del juicio
con fundamento en las potestades del artículo 402 del Código de Procedimiento Penal,
no puede hacerla desde otra perspectiva diferente que de la reconstrucción fáctica
contenida en la resolución de acusación.

Esa es la única interpretación que deja a salvo el sistema del proceso penal
colombiano e impide que por la vía de los presuntos errores en la calificación jurídica
provisional, termine el Juez asumiendo tareas ajenas a su función e impediente de su
carácter de juzgador independiente.

-------------------------
* CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Auto de colisión de competencias del 14 de febrero de
2002. Radicación No. 18.457. M.P: Jorge E. Córdoba Poveda.

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 21/01/2003
DECISION : Declara competente al juzgado 1 P.C.E. de
Cundinamarca
PROCEDENCIA : Juzgado 2 P.C.
CIUDAD : Soacha- Cundinamarca
PROCESADO : IQUIRA COLLAZOS, MARIA DE LOS ANGELES
PROCESADO : BENAVIDES RIVERA, OCTAVIANO
PROCESADO : GONZALEZ MARTINEZ, GIL ROBERTO
PROCESADO : HENAO ORREGO, JOHN FREDY
PROCESADO : CARDENAS, ALVARO
PROCESADO : GUERRERO, EDGAR
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
agravado, Concierto para delinquir
PROCESO : 20161
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Resolución de acusación/ PORTE ILEGAL DE


ARMAS-Verbos rectores: Conservar y almacenar

1. La Sala ha sostenido que la definición de un conflicto debe adoptarse teniendo como


punto de referencia el pliego de cargos, porque es allí donde aparecen delimitados los
factores que determinan la competencia del juez, básicamente, la situación fáctica y la
calificación jurídica provisional.*

2. Para dirimir el asunto, la Sala se apoyará en la realidad fáctica y jurídica del pliego
de cargos y en la precisión del significado y alcance de los verbos rectores "conservar"
y "almacenar" ya efectuada en pronunciamiento anterior, cuando se explicó:

"En efecto, partiendo de la base gramatical, se tiene que de conformidad con el


Diccionario de la real Academia de la lengua, conservar significa en la acepción
apropiada para los efectos que ahora nos ocupan, "mantener una cosa o cuidar de su
permanencia, mantener vivo y sin daño a alguien, guardar con cuidado una cosa"
mientras que por almacenar se entiende "poner o guardar en almacén, reunir o
guardar muchas cosas" y por Almacén, "casa o edificio donde se venden o guardan
cualesquiera géneros", siendo evidente que desde la primaria exégesis ya se
evidencian importantes diferenciaciones entre una y otra dicción, pues, mientras en la
conservación el fin de quien realiza la conducta es el de buscar la inmutabilidad de
determinado objeto, en el almacenamiento necesariamente se exige una pluralidad de
objetos que se van aumentando o por lo menos, ese es fin inmediato que determina
una tal acción, pero no para perseguir su inmutabilidad, sino por el contrario, "su
venta", en la acepción gramatical, o lo que llevado a la contextualización y dinámica de
20
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

los objetos de que trata la norma en análisis, esto es las armas y municiones, bien su
ilegal comercio o su uso, claro está, también ilegal.

"Son, entonces, dos los aspectos que se impone precisar en estas acciones para
establecer sus elementos diferenciadores; de una parte, el objeto en cuanto a que la
conservación exige la ausencia de actividad de lo conservado, entretanto, que el
almacenamiento impone una imprescindible dinámica del objeto, pues no es el cuidado
para su permanencia lo que la caracteriza; y de otra, que es la que determina la
precedente, concretada en la acción y más específicamente en el contenido de esta, o
sea, la voluntad que implica el fin perseguido por el actor, toda vez, que es el fin
propuesto y evidenciado probatoriamente en sus resultados, es lo que hace se pueda
diferenciar cuando un objeto solo se quería conservar y no almacenar o al contrario.

"No obstante, esta dinámica propia de la conducta no puede conducir a considerarla en


abstracto, o dicho en otra forma, que no esté dirigida y concretada en un objeto, en el
caso de ya que hacia él está teleológicamente encausada y por tanto, el medio
utilizado debe ser idóneo para su exteriorización, Así, no se podría admitir la voluntad
de almacenar un objeto independientemente, mas sí es posible almacenar cumpliendo
al mismo tiempo con la conservación del mismo y no es que en estos casos concurran
típicamente las dos conductas, sino que el "fin último" por así decirlo, es el de
almacenar, para la cual se estima como necesario cuidar los objetos; pero obsérvese
que este objetivo no es el último y va perdiendo relevancia típica por pasar a ser un
acto medio en la dinámica progresiva del propósito del fin a obtener y obtenido."(Auto
Marzo 13/96. Rad. 11.297. M.P. Carlos Augusto Gálvez Argote).

Bajo ese deslinde conceptual, queda claro que "conservar" es un vocablo que traduce
una actitud de pasividad frente a un objeto, hasta el punto que bien podría describir la
simple tenencia, desprovista de una finalidad específica. Por el contrario, "almacenar"
denota un despliegue de actos frente a una variedad de objetos cuyo propósito va más
allá de la simple acumulación, acercando la noción a un movimiento de naturaleza
comercial.

------------------------------
* Auto, feb. 5/02. Rad. 19.128. M.P. Jorge Aníbal Gómez Gallego . Auto, julio 2/02. Rad.
19.362. M.P. Jorge Córdoba Poveda. Auto, dic. 18/01. Rad. 19.014. M.P. Álvaro Orlando
Pérez Pinzón.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 21/01/2003
DECISION : Asigna cto. al Juzgado P.C. de Chiriguaná
PROCEDENCIA : Juzgado P.C.E.
CIUDAD : Valledupar
PROCESADO : SANTIAGO CARRASCAL, FREDY ELI
DELITOS : Fabricación, trafic. y port. de armas de F.M.
PROCESO : 20376
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD CONDICIONAL-Requisitos/ LIBERTAD CONDICIONAL-Resolución


favorable del consejo de disciplina/ TRATAMIENTO PENITENCIARIO

1. De conformidad con las previsiones hechas por el artículo 64 del Código Penal, el
condenado se hará acreedor a la libertad condicional una vez haya cumplido las tres
quintas partes de la condena, siempre que de su buena conducta en el establecimiento
carcelario el Juez pueda deducir motivadamente que no necesita la ejecución total de
la pena; prohibiendo su negación afianzada en las circunstancias antecedentes
tenidas en cuenta para dosificación de la pena.

21
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

A su vez, el artículo 480 del Código de Procedimiento Penal dispone que las solicitudes
de libertad condicional deben ir acompañadas de la resolución favorable del consejo de
disciplina o en su defecto del director del establecimiento carcelario, la cartilla
biográfica y los demás documentos que evidencien los presupuestos exigidos por el
Código Penal.

2. Encuentra la Corte que los requisitos del artículo 480 del Código de Procedimiento
Penal no se reúnen plenamente, pues la resolución a que alude el citado artículo fue
expedida desfavorablemente para los intereses del condenado.

Siendo que las autoridades penitenciarias legalmente son las encargadas de controlar
directamente la conducta de los condenados en prisión y de realizar con ellos el
tratamiento penitenciario progresivo, evaluando sus resultados, y debiendo los
funcionarios judiciales fundamentar el reconocimiento de la libertad condicional en el
pronóstico de no necesidad de cumplimiento total de la pena, atendiendo a su buen
comportamiento carcelario; es racional que el legislador exija como presupuesto que la
solicitud vaya acompañada con la resolución favorable del consejo de disciplina de la
penitenciaria o centro de reclusión correspondiente.

So pretexto de materializar las garantías fundamentales del reo, la Corte no puede


valorar el acierto de los fundamentos de la resolución, y como quiera que se trata de
un acto administrativo precedido de la presunción de legalidad los reparos que se
hagan sobre este aspecto, deben ser decididos por la administración y/o el contencioso
administrativo; de proceder a ello la Sala lesionaría los principios superiores de
legalidad, del juez natural y del debido proceso.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Unica Instancia


FECHA : 22/01/2003
DECISION : Niega la libertad condicional
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : VASQUEZ VELASQUEZ, ORLANDO ENRIQUE
PROCESO : 17703
PUBLICADA : Si

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NOTIFICACION PERSONAL/ CIERRE DE INVESTIGACION-Notificación/


RESOLUCION DE ACUSACION-Notificación/ NULIDAD-Omisión lectura del
calificatorio en la audiencia pública

1. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 188 del Decreto 2.700 de 1.991,


vigente para el época, - y en términos similares lo regula actualmente el artículo 179
de la Ley 600 de 2.000-, la notificación personal era obligatoria para el procesado, sólo
cuando se encontraba privado de la libertad.

2. Ahora bien, en lo que concierne a la notificación del defensor, es cierto que el


telegrama se envió a una dirección que, por lo menos, no corresponde a la anotada en
el expediente, esto es, que se hizo a la carrera 2 No. 5 A-72, Barrio Alameda en Cali y
no a la carrera 22 No. 5 A-72, también de Cali. Sin embargo, hay que considerar que
tampoco era obligatorio enterar personalmente al defensor, pues lo que manda la ley
respecto del cierre del ciclo instructivo es que se notifique, y eso, finalmente aquí
ocurrió, pues se surtió para los sujetos procesales que no lo hicieron directamente,
mediante anotación en Estado.

Lo anterior no significa que la Secretaría de la Fiscalía no estuviera obligada a intentar


correctamente la notificación personal del proveído del cierre instructivo, para este
caso con el defensor, lo que pasa es que se trata de un error que no alcanza a
constituirse en irregularidad con la potencialidad de hacer retrotraer lo actuado,
22
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

máxime que en este asunto el sindicado se encontraba asistido de un defensor


contractual, que en principio, tenía la obligación de estar atento del devenir procesal.
Por eso es, que en eventos como el presente, la propia ley no obliga a que se haga
forzosamente la notificación personal como si ocurre con la acusación.

3. Al defensor, en esta oportunidad si se envió el telegrama a la dirección correcta, es


decir, a la carrera 22 No. 5 A-72, barrio Alameda de Cali, lo que pasa es que no
compareció, viéndose precisado el instructor a darle aplicación a lo ordenado en el
artículo 440 del Decreto 2.700 de 2.000, sin que tal proceder se pueda calificar de
apresurado, ya que este proveído tiene regulado un trámite especial para ello por ser
de obligatorio enteramiento personal al procesado privado de la libertad y al defensor
cuando no lo está. En este sentido, la norma en cita, prescribía que si transcurridos 8
días desde la fecha de la comunicación al sindicado sin que compareciere, "la
notificación se hará personalmente al defensor y con éste continuará el proceso; pero
en caso de excusa válida o renuencia a comparecer, se reemplazará por un defensor
de oficio".

4. La lectura de la resolución acusatoria hace parte del rito, pero no constituye un


requisito de validez del mismo, pues encontrándose presente en ella, como condición
para su legalidad, el defensor, el Fiscal y el procesado (...), entonces privado de nuevo
de la libertad, la referida omisión bien puede constituir una irregularidad no
generadora de nulidad, pues el acto oral cumplió con la finalidad para la que estaba
destinado, ejercer el contradictorio en toda su extensión y además, el silencio de las
partes al respecto terminó por convalidarlo y mucho menos representó un atentado al
derecho de defensa.

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 23/01/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
PROCESADO : HERNANDEZ VERNAZA, ANGEL
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 12931
PUBLICADA : Si

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CASACION-Prevalencia del derecho sustancial frente a lo formal/ PRINCIPIO


DE LEGALIDAD/ FAVORABILIDAD-Su alegación en casación procede por la
causal primera/ PECULADO POR APROPIACION-Favorabilidad/ NO
RECURRENTE-Efectos del fallo de casación/ REFORMATIO IN PEJUS

1. Aunque la Corte admite, de otra parte, que el censor no tiene claridad sobre ciertas
nociones, como las de falso juicio de legalidad, falsa motivación y falso raciocinio, que
incorpora en el contenido del cargo de manera indebida, el ataque se entiende y no
merece ser desestimado.

2. El planteamiento, referido al principio de legalidad -del cual hace parte el de


favorabilidad según el artículo 6º del Código Penal-, es un reproche claro a la
dosificación punitiva, desde la perspectiva de un conflicto de leyes en el tiempo que el
Tribunal enfrentó y resolvió con desconocimiento de la garantía constitucional
señalada, resultando en tales circunstancias viable proceder a su examen.

Antes de entrar en materia, sin embargo, debe anotarse que el recurrente acertó en la
escogencia de la causal de casación, pues es claro que el principio de favorabilidad es
una garantía fundamental de naturaleza sustancial, cuya transgresión, como de
antiguo lo ha venido sosteniendo la Sala, debe alegarse con fundamento en el primer
motivo de casación y no en el tercero, en consideración a que los errores que respecto

23
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

del mismo puede cometer el juzgador son in iudicando o de juicio y no de actividad o in


procedendo.

Así las cosas, no tiene razón el Procurador al señalar que la vía por la cual debe
proponerse y resolverse en casación una posible violación de la favorabilidad es la de
la nulidad procesal. Y si la idea que subyace a esa conclusión es la de pensar que sólo
así no incurre como Ministerio Público en una intromisión arbitraria en el ámbito del
sujeto procesal demandante, al solicitarle a la Sala que case oficiosamente la
sentencia, olvida que el artículo 216 del Código de Procedimiento Penal -al igual que lo
hacía el 228 del anterior- le impone a la Corte, sin sujeción al principio de limitación,
declarar de oficio no solamente la procedencia de la causal 3ª de casación, sino
igualmente "casar la sentencia cuando sea ostensible que la misma atenta contra las
garantías fundamentales", lo cual sucede, como quedó visto, cuando se lesiona un
derecho fundamental sustancial, sin importar que el motivo de casación para discutir el
punto sea el primero del artículo 207 ibídem.

3. El reclamo del censor es que el decreto 100 de 1980, con la modificación introducida
por la ley 43 de 1982, es más favorable al procesado que la ley 599 de 2000 y le asiste
la razón. Para cuando sucedieron los hechos en 1993 la cuantía del peculado por
apropiación que se le imputó a (...) estaba muy lejos de alcanzar el valor de 87,71
salarios mínimos legales mensuales, que representaban en 1981, cuando empezó a
regir el Código Penal de 1980, la suma de $500.000.oo que se estableció como cuantía
a partir de la cual el peculado por apropiación descrito en el artículo 133 se
consideraba agravado, en concordancia con la interpretación que hizo la Sala en la
sentencia del 12 de junio de 2000*, coincidente con la doctrina expuesta por la Corte
Constitucional en los fallos C-070 y C-118 de 1996. La pena de prisión prevista para
esa conducta punible en la legislación de 1980, entonces, estaba establecida entre 2 y
10 años.

Sin embargo, como acertadamente lo concluyó el Agente del Ministerio Público, la


pena privativa de la libertad es aún más benigna en la ley 190 de 1995. En efecto, si
lo apropiado no superó el equivalente a 50 salarios mínimos la pena de 6 a 15 años de
prisión prevista en el artículo 19 de ese Estatuto "se disminuirá de la mitad (½) a las
tres cuartas (¾) partes", lo cual traduce que los nuevos extremos punitivos son 18
meses y 7½ años, si se tiene en cuenta que la porción máxima se aplica al mínimo y
la mínima al máximo, tal como lo determina el artículo 60-5 del Código Penal.

Significa lo precedente, en todo caso, que el conflicto de leyes en el tiempo que


enfrentó el Tribunal al dosificarle la pena al procesado (...) por el delito de peculado por
apropiación (el más grave del concurso delictivo por el cual se le condenó), lo resolvió
con prescindencia del principio de favorabilidad. Simplemente porque de las leyes
posibles a aplicar seleccionó la que le resultaba menos benéfica, es decir, el último
inciso del artículo 377 del Código Penal de 2000 (4 a 10 años de prisión), por encima
del artículo 133 del decreto 100 de 1980 (2 a 10 años) y del artículo 19 de la ley 190
de 1995 (1½ a 7½ años).
...

En cuanto a las demás penas, para cuya deducción aplicará la Sala el principio de
favorabilidad en la forma como lo definió en la sentencia de septiembre 3 de 2001**,
cuyos términos se ratifican en esta oportunidad, se tiene que le resulta más benigno al
procesado la aplicación del Código Penal de 1980, el cual las establece para el
peculado por apropiación multa de 1.000 a 1.000.000 de pesos e interdicción de
derechos y funciones públicas de 1 a 5 años; y para el peculado por aplicación oficial
diferente multa de 1.000 a 50.000 e interdicción de derechos y funciones públicas de 1
a 3 años.

4. En desarrollo de la función de garante de los derechos fundamentales que cumple la


Corte y atendiendo el planteamiento que en ese sentido realizó el Procurador
Delegado, la casación del fallo impugnado se hará extensiva a los procesados no
recurrentes, a quienes oficiosamente se les restablecerá el principio de favorabilidad,
que también resultó transgredido por las instancias en la imposición de las penas.

5. La primera instancia, aunque aplicando también una norma que no era la más
benéfica al procesado, le había impuesto la mínima prevista, disminuida en la mitad
con fundamento en el artículo 24 del Código Penal de 1980, debido a la forma de
participación, sin deducirle ninguna circunstancia genérica de agravación punitiva. El

24
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Tribunal, entonces, transgredió en este caso la prohibición constitucional de reforma en


peor de la sanción pues resulta claro que dedujo como agravante la coparticipación
criminal. Al hacerlo y dosificar la pena apoyado en el sistema de la ley 599 de 2000 se
movió a los cuartos medios y no redujo en la mitad la cantidad de la pena en virtud de
la complicidad.

-------------------------
* M.P., Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL. Única instancia 9.976.
** M.P., Dr. JORGE ANÍBAL GÓMEZ GALLEGO. Única instancia 16.837.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Casación
FECHA : 23/01/2003
DECISION : Casa parcialmente reaustando las penas
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Valledupar
PROCESADO : CORDOBA MIELES, OSCAR
NO RECURRENTE : MARTINEZ SUAREZ, LUIS MIGUEL
NO RECURRENTE : SILVA RESTREPO, VICTOR MANUEL
DELITOS : Peculado por apropiación, Peculado por aplicación
diferente
PROCESO : 19218
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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JUEZ DE EJECUCION DE PENAS-Competencia/ CONDENA DE EJECUCION


CONDICIONAL-Cumplimiento del periodo de prueba/ REHABILITACION-
Clases/ INHABILITACION PARA EL EJERCICIO DE DERECHOS Y
FUNCIONES PUBLICAS-Finalidad

1. De conformidad con lo dispuesto por el artículo 79 del Código de procedimiento


penal, compete a los jueces de ejecución de penas y medidas de seguridad, conocer,
entre otros aspectos, de las actuaciones relacionadas con la sustitución, suspensión o
extinción de la sanción penal, aclarando que cuando se trate de condenados que
gocen de fuero constitucional, como aquí acontece, dicha competencia "permanecerá
en la autoridad judicial de conocimiento".

2. Dicho período de prueba ya venció y no aparece constancia de la que se pueda


inferir que el condenado incumplió las obligaciones contraídas en el acta
compromisoria, o que haya cometido nuevo delito, por lo que resulta procedente dar
aplicación a lo dispuesto por el artículo 75 de la Ley 599 de 2000, y declarar, en
consecuencia, extinguida la condena, ordenar la devolución de la caución (art. 370 del
C. de p. p.), y comunicar esta decisión a las mismas autoridades a quienes debió
remitirse copia de la sentencia (art. 485 C. de P. P.).

3. De conformidad con lo dispuesto por el inciso segundo del artículo 98 de la Carta


Política, quienes hayan sido suspendidos en el ejercicio de la ciudadanía, podrán
solicitar su rehabilitación.

Los desarrollos legales en torno a los instrumentos para la efectividad del derecho,
permiten concluir la existencia de dos clases de rehabilitación: La que opera de pleno
derecho, porque la pena impuesta ha tenido cumplimiento o se ha extinguido, siendo
suficiente para su reconocimiento lo dispuesto por el artículo 71 del Código Electoral;
y la rehabilitación propiamente dicha, que supone la vigencia de la pena, y, en
consecuencia, la correspondiente decisión judicial en la que se le reconozca, previo
trámite y cumplimiento de los requisitos establecidos al efecto.

El artículo 92 del Decreto 100 de 1980 por el que se rigió el caso y se dictó la
sentencia, establecía:

"Rehabilitación. Excepto la expulsión del territorio nacional para el extranjero, las


demás penas señaladas en el artículo 42 podrán cesar por rehabilitación (se destaca).

"Si tales penas fueren concurrentes con una privativa de la libertad, no podrá pedirse
la rehabilitación sino cuando el condenado hubiere observado buena conducta y
después de transcurridos 2 años a partir del día en que haya cumplido la pena.

"Si no concurrieren con pena privativa de la libertad, la rehabilitación no podrá

26
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

pedirse sino dos (2) años después de ejecutoriada la sentencia en que ellas fueron
impuestas".

Interpretando dicha disposición, indicó la Corte:

"Es claro, entonces, que la rehabilitación que consagra el artículo 92 del estatuto penal
sólo se aplica cuando no ha transcurrido el término de la pena impuesta, de manera
que por esa razón está consagrada dentro de las causales de extinción de la pena, y
sometida a los condicionamientos fijados por la norma en cita. Cuando el tiempo fijado
como sanción se ha cumplido, opera la rehabilitación "ipso jure" que prevé el artículo
71 del Código electoral, sin que para ello sea necesario la intervención de la autoridad
judicial, pues basta que el interesado formule la solicitud pertinente acompañada de
los respectivos documentos ante el Registrador Municipal de su domicilio" (Cfr. auto
única instancia de junio 3/97. Rad. 4083. M. P. Calvete Rangel).

Este entendimiento no resulta modificado con la puesta en vigencia de la ley 599 de


2000.

En efecto, el artículo 92 del Nuevo Código Penal, establece:

"La rehabilitación. La rehabilitación de derechos afectados por una pena privativa de


los mismos, cuando se imponga como accesoria, operará conforme a las siguientes
reglas:

"1.- Una vez transcurrido el término impuesto en la sentencia, la rehabilitación operará


de derecho. Para ello bastará que el interesado formule la solicitud pertinente,
acompañada de los respectivos documentos ante la autoridad correspondiente (se
destaca).

"2.- Antes del vencimiento del término previsto en la sentencia podrá solicitarse la
rehabilitación cuando la persona haya observado intachable conducta personal,
familiar, social y no haya evadido la ejecución de la pena; allegando copia de la cartilla
biográfica, dos declaraciones, por lo menos, de personas de reconocida honorabilidad
que den cuenta de la conducta observada después de la condena, certificado de la
entidad bajo cuya vigilancia hubiere estado el peticionario en el período de prueba de
la libertad condicional o vigilada y comprobación del pago de los perjuicios civiles (se
destaca).

"En este evento, si la pena privativa de derechos no concurriere con una privativa de la
libertad, la rehabilitación podrá pedirse dos (2) años después de la ejecutoria de la
sentencia que la impuso, si hubiere transcurrido la mitad del término impuesto (se
destaca).

"Si la pena privativa de derechos concurriere con una privativa de la libertad, sólo
podrá pedirse la rehabilitación después de dos (2) años contados a partir del día en
que el condenado haya cumplido la pena privativa de la libertad, si hubiere
transcurrido la mitad del término impuesto.

"3.- Cuando en la sentencia se otorgue la suspensión condicional de la ejecución de la


pena privativa de la libertad, y no se exceptúa de ella la pena accesoria, ésta se
extinguirá con el cumplimiento del período de prueba fijado en el respectivo fallo.

"Cuando, por el contrario, concedido el beneficio en mención, se exceptúa de éste la


pena accesoria, su rehabilitación sólo podrá solicitarse dos (2) años después de
ejecutoriada la sentencia en que fue impuesta, si hubiere transcurrido la mitad del
término impuesto" (se destaca).

"No procede la rehabilitación en el evento contemplado en el inciso 5º del artículo 122


de la Constitución Política" (Se destaca).

Se tiene entonces, que ni en vigencia del Decreto 100 de 1980, ni bajo el imperio del
actual estatuto punitivo, procede la rehabilitación cuando el término de interdicción de
los derechos afectados impuesto en la sentencia se ha cumplido, por lo que tampoco
resulta aplicable el principio de favorabilidad por efecto de la sucesión de leyes, pues
resulta claro que en uno y otro estatuto la hipótesis invocada por el condenado se
aplica a la rehabilitación sólo cuando no haya transcurrido el término de la sanción.

27
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

4. Resta aclarar, no obstante, que esta rehabilitación no cobija la inhabilidad


permanente que con carácter absoluto establece el inciso 5º del artículo 122 de la
Carta Política, pues si bien no fue impuesta como sanción en el fallo, su ámbito es
mucho más amplio que el de represión y castigo o la falta por el incumplimiento de los
deberes en el ejercicio del cargo, como así ha sido entendido por esta Corporación en
sentencia de única instancia dictada el 24 de septiembre de 2002 dentro del proceso
de radicado 17392 con ponencia de quien aquí cumple igual cometido, al precisar que
su finalidad es la de evitar el ingreso a cargos oficiales para quienes en cualquier
época hubiesen sido condenados por ilícitos contra el erario, pues, "en tanto la moral
social constituye filosofía dominante que inspiró la promulgación de la Carta Política, y
en la medida que la corrupción administrativa ha adquirido dimensiones
verdaderamente alarmantes, entonces, el constituyente creyó necesario que la
defraudación al erario constituya precedente en orden a impedir que el servidor
público que sea o haya sido condenado por delitos contra el patrimonio del Estado
asuma de nuevo el manejo de la cosa pública".

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Unica Instancia


FECHA : 28/01/2003
DECISION : Declara extinguida la condena, comunica, no
accede a
solicitud de rehabilitación
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : URIBE BADILLO, ALFONSO- REPRESENTANTE
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 9976
PUBLICADA : Si

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RECURSO DE QUEJA-Sustentación/ TRANSITO DE LEGISLACION-


Procedimiento aplicable para la interposición de la casación/ RECURSO DE
CASACION-Diferencias entre denegarlo y declararlo desierto/ RECURSO DE
QUEJA

1. Ante la ausencia de argumentos que sustenten realmente el recurso de queja


interpuesto, la decisión sería la de desecharlo en términos del artículo 197 del Código
de Procedimiento Penal pues, dada su naturaleza y entendiendo que su finalidad, de
acuerdo con el artículo 195 ídem, se restringe a determinar si la apelación o la
casación fue bien denegada o no, resulta descontextualizada y por ende no apreciable,
cualquier consideración o petición que se haga fuera de aquella.

2. Habiendo precisado la Sala en providencia de marzo 6 de 2.002, siendo ponente el


Magistrado Dr. Jorge Córdoba Poveda que, ante la declaratoria de inexequibilidad de
algunas normas de la Ley 553 de 2.000 y de aquellas que por unidad de materia se
contenían en la Ley 600 del mismo año, recobraba vigencia, entre otros, el inciso final
del artículo 224 del Decreto 2.700 de 1.991 en cuanto disponía la declaratoria de
deserción del recurso extraordinario cuando quien lo interponía no lo sustentaba, si
bien la formulación oportuna de la demanda de casación se constituye en presupuesto
que posibilita el arribo del asunto a la Corte y así en elemento que concurre a hacer
efectiva la interposición de dicho medio defensivo, no menos cierto es que el propio
ordenamiento ha venido estableciendo distinciones entre esos momentos al punto que
uno supone al otro.

3. Así, correspondiendo al ad quem decidir si concede o no la extraordinaria vía de


impugnación, es, obviamente, en el momento de su interposición y no en otro, donde,
como respuesta, le concierne determinar su admisión o denegación a través de
proveído, contra el cual procede, según la jurisprudencia de la Sala, el recurso de
reposición si la negativa tiene por fundamento la extemporaneidad en su interposición

28
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

o el mismo medio defensivo y el de queja si la denegación tiene por fundamento


motivos diferentes.

Si la impugnación extraordinaria se admite, señala el artículo 224 del Decreto 2.700 de


1.991, la etapa subsiguiente, en aras de que el proceso llegue a sede casacional,
obliga a que en un término de 30 días se presente la correspondiente demanda por
abogado titulado y autorizado legalmente para ejercer la profesión, según prescribe el
artículo 209 de la Ley 600; mas, si formulada la casación, ésta no se sustenta con el
libelo respectivo, que ciertamente puede ser presentado por los sujetos procesales en
tanto reúnan las condiciones ya reseñadas y previstas en el precepto antes citado, la
decisión no ha de ser otra que la de declarar la deserción o abandono del recurso por
auto en cuyo respecto no cabe, como ya ha tenido la Sala oportunidad de precisarlo en
proveído de febrero 18 de 2.000 con ponencia de quien igual cometido cumple en este
asunto, medio de impugnación alguno, toda vez que, si se adopta como de
sustanciación, es de cumplimiento inmediato y por ende repele cualquier recurso o, si
se asume en forma interlocutoria, su ejecutoria se produce el día en que sea suscrito
por el funcionario correspondiente de segunda instancia.

"Importa en consecuencia, se afirmó en el precitado antecedente jurisprudencial,


relevar esos dos momentos del recurso extraordinario: el primero, el de su admisión o
denegación y el segundo el de su abandono o persistencia en el mismo a través de la
formulación oportuna de la demanda, para denotar que si bien éste tiene por supuesto
a aquél son evidentemente diferentes, de ahí que la propia ley establezca expresa
distinción entre la providencia que declara desierto un recurso y la que lo deniega,
teniendo la deserción como base precisamente la concesión del medio defensivo.

"Así las cosas, el recurso de hecho (hoy de queja), se incrusta en aquella primera
etapa, vale decir en la de admisión o denegación de la casación, … no así en la de
abandono o persistencia en la impugnación ya que en ella no existe posibilidad alguna
de recurrir habida cuenta que, como ya quedó dicho, la providencia de deserción, si es
de sustanciación no es notificable, y si se acogiere por interlocutorio, es de ejecutoria
inmediata".

Es que, como ya ha tenido oportunidad de sostenerlo la Sala (Auto de septiembre 14


de 1.999, M.P. Dr. Edgar Lombana Trujillo), no es lo mismo denegar un recurso que
declararlo desierto, lo primero se define como el ""no conceder lo que se pide o
solicita", sentido natural y obvio de aquella palabra según su uso general, al que se
debe acudir, puesto que el vocablo no ha sido definido expresamente por el legislador.
La declaratoria de desierto…, en cambio es una expresión con claros matices jurídicos,
pues de acuerdo con el artículo 196 B del Código de Procedimiento Penal "cuando no
se sustente el recurso se declarará desierto". Lo mismo ocurre frente al recurso
extraordinario de casación, en las voces del artículo 224 ibídem: "si ninguno lo
sustenta, el magistrado de segunda instancia declarará desierto el recurso", pues esta
decisión, además de que no se incluye dentro de aquellas de sustanciación que se
notifican (artículo 186 ídem), su ejecutoria se produce, según lo expresa el artículo 197
ibídem, el día en que la suscriba el funcionario correspondiente.

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Recurso de Queja
FECHA : 28/01/2003
DECISION : Se abstiene de decidir
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : GARCIA MALDONADO, EDGAR EXPEDITO
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf.
PROCESO : 20388
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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

EXTRADICION-Concepto de la Corte Suprema de Justicia/ EXTRADICION-


Responsabilidad de la persona solicitada

Como la defensa sustenta su descontento con el proceder de la Sala en el hecho de


que no se investigara ni aportara pruebas sobre la eventual responsabilidad penal que
se le atribuye en el extranjero, no está de más recordar que al pronunciarse la Corte
Constitucional sobre las disposiciones contenidas en el Decreto 2.700 de 1.991, en
criterio que permanece vigente frente a la Ley 600 de 2.000, pues las disposiciones a
la extradición se reprodujeron en términos prácticamente idénticos, sobre la labor de
la Corte Suprema de Justicia en esta clase de trámites, sostuvo que:

"… Por otra parte, para el demandante, el concepto que emite la Sala de Casación
Penal de la Corte Suprema de Justicia, debe ser entendido como una providencia
judicial que pone fin al proceso y, por lo tanto, debe incluir un examen material y no
limitarse a realizar un examen formal sobre la documentación aportada, por cuanto,
ante todo, las actuaciones estatales deben propender por el respeto al debido proceso
y la prevalencia del derecho sustancial sobre las formas. Siendo ello así, el concepto
que emite la Corte Suprema de Justicia debe tener los mismos contenidos, exigencias y
recursos de toda providencia judicial.

Para esta Corporación no son de recibo los argumentos esgrimidos por el demandante,
porque la Corte Suprema de Justicia en este caso no actúa como juez, en cuanto no
realiza un acto jurisdiccional, como quiera que no le corresponde a ella en ejercicio de
esta función establecer la cuestión fáctica sobre la ocurrencia o no de los hechos que
se le imputan a la persona cuya extradición se solicita, ni las circunstancias de modo,
tiempo y lugar en que pudieron ocurrir, ni tampoco la adecuación típica de esa
conducta a la norma jurídico-penal que la define como delito, pues si la función de la
Corte fuera esa, sería ella y no el juez extranjero quien estaría realizando la labor de
juzgamiento.

Por esto -y no por otra razón-, es que la intervención de la Corte Suprema de Justicia
en estos casos, se circunscribe a emitir un concepto en relación con el cumplimiento
del Estado requirente de unos requisitos mínimos que ha de contener la solicitud, los
cuales se señalan en el Código de Procedimiento Penal.

Así, resulta claro entonces, que ese concepto de la Corte Suprema de Justicia puede
ser acogido o no por el Jefe del Estado, si es favorable, lo que significa que en últimas,
es el Presidente de la República como supremo director de las relaciones
internacionales del país, quien resuelve si extradita o se abstiene de hacerlo" (C-1106
del 24 de agosto de 2.000, M.P., Dr. Alfredo Beltrán Sierra).

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Concepto Extradición
FECHA : 28/01/2003
DECISION : Conceptúa favorablemente
PAIS REQUIRENTE : Estados Unidos de América
REQUERIDO : OSPINA SALAMANCA, CARLOS
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf., Concierto
para
delinquir-narcotráfico
PROCESO : 19583
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EXTRADICION-Concepto de la Corte Suprema de Justicia/ EXTRADICION-


Prueba/ EXTRADICION-Estados Unidos: Inexistencia de convenio aplicable/
EXTRADICION-Prueba-Legalidad del trámite del proceso en el país requirente

A la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, le corresponde emitir concepto


sobre la viabilidad de su otorgamiento, el cual, por mandato del artículo 520 debe
30
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

fundamentarse en los siguientes aspectos: a) La validez formal de la documentación


enviada por el ejecutivo; b) La plena demostración de la identidad del solicitado y su
correspondencia con la persona capturada con tal finalidad; c) Cumplimiento del
principio de la doble incriminación según el cual el hecho que motiva la petición debe
también estar previsto como delito en Colombia, y estar reprimido con pena privativa
de la libertad cuyo mínimo no sea inferir a cuatro años y d) equivalencia de la
providencia proferida en el extranjero con la resolución acusatoria regulada en el
derecho procesal interno.

Desde luego que no resulta imperioso referir a tratados público alguno en este aso, por
cuanto ya el Ministerio de Relaciones Exteriores conceptuó sobre la inexistencia de
alguno que regulara el presente asunto.

Lo dicho en precedencia conduce a precisar que el decreto y práctica de pruebas


dentro del trámite previo al concepto de extradición a cargo de la Sala de Casación
Penal de la Corte Suprema de Justicia, queda condicionado a la conducencia que
guarden las solicitadas con las precisas exigencias que se deben cotejar para
determinar la viabilidad o no de la entrega solicitada por el Estado extranjero, de
conformidad con las previsiones de los artículos 511 y 520 del estatuto procesal penal,
en concordancia con el 235 ibídem.
...

En un trámite de extradición que se hace en ausencia de Tratado, según el concepto


del Ministerio de Relaciones Exteriores, la fuente de la actuación es la ley interna,
luego resulta improcedente la petición de la defensora en el sentido de que la
Cancillería certifique sobre la vigencia de tratados de extradición suscritos con el
Estado requirente, por cuanto, como tantas veces se ha expresado, ante la inexistencia
de una ley aprobatoria de convenio entre los Estados Unidos de América y Colombia en
materia de extradición, es aplicable la normatividad prevista en el Código de
Procedimiento Penal.
...

Tiene establecido la Corte que cuando examina los elementos de juicio aportados en
cumplimiento del deber de emitir concepto sobre la extradición solicitada, lo hace en
un plano jurídico-formal, limitado al lleno de las condiciones previstas en el respectivo
tratado o, en su defecto, a la regulación que sobre el tema establece el Código de
Procedimiento Penal, entre las cuales no se encuentra una evaluación crítica sobre el
mérito de las pruebas que sirvieron al Estado requirente para dictar resolución de
acusación o sentencia condenatoria contra la persona cuya extradición se reclama, o
su equivalente, toda vez que tales evaluaciones materiales son potestativas de la
autoridad que profiere la decisión en ejercicio de su soberanía jurisdiccional (cfr.
concepto de fecha 10 de marzo de 1999, rad.14.324, M. P. Carlos E. Mejía Escobar,
entre otros).

Dentro de los objetivos del instrumento de extradición no se incluye la necesidad de


establecer si los hechos que la fundamentan en realidad tuvieron ocurrencia en el
territorio del país que hace la solicitud o en otro distinto, lo acertado o no del juicio de
adecuación típica, menos sobre el establecimiento de la responsabilidad de la persona
requerida, o la legalidad de las pruebas aducidas en el Estado requirente, o el grado de
convicción que aquellas puedan tener, sino verificar el cumplimiento de los requisitos
establecidos por el Código de Procedimiento Penal.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Auto Extradición
FECHA : 28/01/2003
DECISION : Niega las pruebas solicitadas, corre traslado por 5
días
PAIS REQUIRENTE : Estados Unidos de América
REQUERIDO : ESPINOSA RAMIREZ, MAURICIO
PROCESO : 20181
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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

EXTRADICION-Prueba/ EXTRADICION-Proceso en Colombia/ EXTRADICION-


Delito político/ SECUESTRO

1. Debe insistirse en que los medios de convicción que pretendan recaudarse en el


segmento del trámite de extradición que está a cargo de la Corte Suprema de Justicia
deben tener relación directa con el papel que ésta cumple dentro del mismo, que se
reduce, como bien se sabe, a la emisión de un concepto cuyo contenido está
claramente previsto por el artículo 520 del Código de Procedimiento Penal.

2. Si negar o diferir la entrega de la persona requerida en virtud de la existencia en su


contra de procesos en el país por los mismos o diferentes hechos por los que es
solicitada no le compete a la Corte sino al Ejecutivo y la ley no prevé que sobre el
punto la Sala exprese opinión alguna, es evidente que cualquier petición probatoria
tendiente a acreditar ese hecho resulta improcedente.

3. Dos fueron las razones expresadas en el auto impugnado para negar las pruebas
relacionadas con la supuesta comisión de delitos políticos: Primera, que "ninguno de
los intervinientes en este trámite ha reivindicado la naturaleza política de los hechos
por los que al señor (...) se le requiere en extradición"; y, segunda, que de todas
formas el artículo 13 de la Ley 733 de 2002 prohíbe que se considere el secuestro
extorsivo como delito conexo con el político, lo que además, se agregó, ya había sido
dicho, antes de la ley, por la Corte Constitucional en la sentencia C-456 de 1997.

Si fuera necesario -porque la Corte Suprema debe aplicar la normatividad que rija al
momento de tomar sus decisiones dentro del trámite de extradición-, convendría
entonces
recordar las palabras de la Corte Constitucional sobre esto último, que se leen en la
sentencia mencionada:

"Los argumentos que acaban de exponerse, encuentran respaldo en la jurisprudencia


de esta Corporación. Pueden citarse, entre otras, las Sentencias C-127 de 1993 (M.P.
Alejandro Martínez), C-214 de 1993 (Ms. Ps. José Gregorio Hernández y Hernando
Herrera) y C-069 de 1994 (M.P. Vladimiro Naranjo Mesa)".

"En la citada en primer término se deslinda claramente el delito político del terrorismo,
y en todas ellas se ratifica la justificación de que se subsuman en él hechos punibles
que se presentan como consecuencia del combate y que se excluyan los hechos
atroces, reveladores de ferocidad o barbarie, señalándose entre ellos, uno, por
desventura demasiado frecuente entre nosotros, cometido a menudo por
organizaciones delictivas que dicen perseguir fines políticos, con el objeto de financiar
su actividad ilegal: el secuestro".

"Finalmente, en la sentencia C-069-94 expresó":

"El delito de secuestro puede considerarse como uno de los más graves que lesionan a
la sociedad, así, en principio, sus víctimas directas sean uno o varios individuos en
particular. El Estado de indefensión en que se coloca a la víctima y el efecto de
inestabilidad social que genera, sumados a la amplia gama de derechos fundamentales
que se ven violados por la comisión de este delito, ameritan que se lo califique, con
razón, como un delito atroz y un crimen de lesa humanidad... Siendo pues un delito
atroz nada justifica que se lo pueda considerar como delito político, ni que sea
excusado por motivación alguna, pues contra el hombre como sujeto de derecho
universal no puede haber actos legitimizados".

De manera que, si bien la Ley 733 no se encontraba vigente para la fecha en que se
solicitó la extradición del señor (...), la calidad de atroz que le atribuye al delito de
secuestro y que le impide participar de la naturaleza de delito político o conexo, no se
deriva precisa ni exclusivamente de ella.

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Extradición
FECHA : 28/01/2003
DECISION : No repone auto que negó unas pruebas

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

PAIS REQUIRENTE : Estados Unidos de América


REQUERIDO : HERRERA ILES, GERARDO
PROCESO : 18702
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

DEBIDO PROCESO/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY/ CASACION-


Finalidades/ IRA E INTENSO DOLOR-Técnica

1. La invocación genérica del artículo 29 de la Carta Política tampoco da luces sobre el


particular, porque contiene una serie de garantías que son susceptibles de
quebrantarse por errores de juicio o in iudicando, como las referidas al principio de
legalidad o al de favorabilidad, cuyo reparo debe intentarse por la vía de la causal
primera de casación -violación directa o indirecta de la ley sustancial-, o las que hacen
relación con el derecho a la defensa, el de contradicción, el de investigación integral o
el debido proceso, las cuales pueden ser afectadas por vicios de actividad o errores in
procedendo, que dan lugar, entonces, al motivo tercero de ataque extraordinario, es
decir, el de la nulidad.

2. La infracción indirecta de la ley sustancial, está dada en la contemplación material


de los elementos de convicción, momento en el que se producen los errores en su
apreciación, mal puede operar el daño mediato de las disposiciones citadas por el
libelista, ya que éstas se conculcan de manera inmediata y directa porque son las que
regulan las pruebas en su formación, aducción al proceso, control y valoración. Por eso
se dice que el quebranto de tal clase de preceptos -de carácter instrumental-
constituye el medio que lleva a la vulneración de las leyes sustanciales.

3. De acuerdo con los fines de la casación, cuales son la de hacer efectivos el derecho
material y las garantías debidas a quienes intervienen en la actuación, la unificación de
la jurisprudencia nacional y la reparación de los agravios inferidos a las partes con la
sentencia demandada, lo que se enjuicia en tal ámbito extraordinario es la legalidad de
ésta mas no se realiza una confrontación de criterios sobre el grado de convicción que
a los funcionarios o a los recurrentes les merece las pruebas, pues las primeras
prevalecen en virtud de la citada presunción, habida cuenta de que esa tensión
precluyó con las instancias.

4. Si aspiraba a que se aplicara las consecuencias paliativas que consagraba el artículo


60 del Código Penal de 1980, debía demostrar que a causa de un error de hecho o de
derecho en el análisis de los medios de convicción, los juzgadores no se percataron de
que se satisfacían los elementos de la diminuente en cuestión, la ira.
...

El casacionista debía probar que el fallador encontró que el procesado fue víctima de
un comportamiento ajeno grave e injusto, desencadenante de una reacción que rompió
sus frenos inhibitorios, y que aún así no aplicó la consecuente rebaja punitiva.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 30/01/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Barranquilla
PROCESADO : GOMEZ HERRERA, JOSE MANUEL
PROCESADO : SABOGAL CHALA, BLADIMIR
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 17117
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

DEMANDA DE CASACION-Causal tercera/ NULIDAD-Principios/ NULIDAD-


Debido proceso, derecho de defensa/ NOTIFICACION-Decisiones judiciales/
PRINCIPIO DE PUBLICIDAD/ DEFENSOR DE OFICIO-Designación: El
contractual se niega a participar en el proceso/ DEFENSOR-Goza de total
iniciativa/ AUDIENCIA ESPECIAL-Procedencia/ AUDIENCIA ESPECIAL-
Discrecionalidad del fiscal/ TERMINACION ANTICIPADA DEL PROCESO

1. Cuando se invoca la causal tercera de casación, es carga para el demandante


concretar la clase de nulidad, señalar sus fundamentos, las normas que se estimen
infringidas y, precisar de qué manera la irregularidad repercutió definitivamente
afectando el trámite que culminó con la emisión de la sentencia impugnada, pues el
recurso extraordinario, en cuanto a esta causal se refiere, no ha sido establecido para
poner en evidencia cualquier clase de irritualidad sin trascendencia alguna dentro del
proceso, sino sólo aquellas que inexorablemente conducen a su invalidación.

2. En materia de nulidades, por tratarse de un remedio extremo, no basta simplemente


con invocarlas sino que su postulación debe someterse a los principios que rigen su
declaratoria, de manera que sólo resulta posible alegar aquellas expresamente
previstas en la ley (taxatividad); no puede invocarlas el sujeto procesal que con su
conducta haya dado lugar a la configuración del motivo invalidatorio, salvo el caso de
ausencia de defensa técnica (protección); aunque se configure la irregularidad, ella
puede convalidarse con el consentimiento expreso o tácito del sujeto perjudicado, a
condición de ser observadas las garantías fundamentales (convalidación); quien alegue
la nulidad está en la obligación de acreditar que la irregularidad sustancial afecta las
garantías constitucionales de los sujetos procesales o desconoce las bases
fundamentales de la instrucción y/o el juzgamiento (trascendencia); y, además, que no
existe otro remedio procesal, distinto de la nulidad, para subsanar el yerro que se
advierte (residualidad).

3. Cuando se aduce violación del debido proceso, se debe comprobar la existencia de


irregularidad sustancial que afecte la estructura del sistema que lo inspira. Por
ejemplo; falta de apertura de investigación, no vinculación del procesado, no definición
de la situación jurídica cuando ella sea obligatoria, o ausencia de la decisión de cierre
de la investigación; desconocimiento de la etapa de investigación y/o de juzgamiento;
dentro del juicio: de la fase probatoria y/o de debate oral; de formulación de cargos o
sentencia, o la posibilidad de recurrir en segunda instancia.

En cuanto hace a la violación del derecho de defensa, ha sido dicho asimismo, que es
de cargo de quien la alegue determinar la actuación que estima lesiva de esta garantía
fundamental, indicar las normas que fueron violadas, y dejar establecido cómo el vicio
repercute negativamente en la validez del rito llevado a cabo y por qué el reo fue
privado de oportunidades que le permitieran sacar avante posturas favorables a su
situación.

En todo caso, acorde con la técnica que rige este medio extraordinario de
impugnación, cada uno de los cargos debe contener una petición acorde con la
naturaleza de la nulidad invocada, indicando la prelación con que su estudio debe ser
abordado por la Corte, el momento a partir del cual la invalidación debe decretarse, y
el señalamiento del funcionario al cual se habrá de remitir el proceso.

4. Si bien es cierto que en acatamiento de los principios de publicidad,


instrumentalidad de las formas y lealtad que rigen la actuación procesal, en los casos
en que la ley no ha previsto como obligatoria la notificación de las decisiones
judiciales, resulta aconsejable que los funcionarios adopten mecanismos que tiendan a
garantizar el conocimiento por los sujetos intervinientes en el trámite, de las fechas,
horas y lugares en que habrán de practicarse pruebas o llevarse a cabo diligencias
para que puedan tener la posibilidad de intervenir en ellas, pues el carácter público y
contradictorio del proceso en un Estado social y democrático de derecho así lo exige,
no lo es menos que ello sólo resulta predicable en términos de razonabilidad y
posibilidad, no cuando las partes omiten el cumplimiento de las cargas que de acuerdo
con la ley les compete asumir, ni en los eventos en que una tal actuación resulte
materialmente imposible.

Esto último fue lo que ocurrió en la actuación a que hace referencia el demandante,
pues la actuación evidencia que a pesar de no haber establecido la normatividad la
obligación de notificar formalmente la decisión de fijar día y hora en que tendría lugar

35
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

la diligencia de formulación de cargos para sentencia anticipada, pues ella no aparecía


consignada en los artículos 37 y 186 del estatuto procesal aplicable al caso, el
funcionario de instrucción agotó todos los mecanismos a su alcance que consideró
idóneos para enterar de ella al defensor público del procesado.

5. Si bien en un Estado de derecho del tipo del que en nuestro medio se encuentra en
proceso de construcción, se debe preferir el defensor de confianza al de oficio a fin de
garantizar adecuadamente el ejercicio del derecho fundamental de la defensa técnica,
también es cierto que si el abogado nombrado por el procesado se rehusa a
comparecer a alguna diligencia en que su presencia resulta inexorable a pesar de
haber sido citado, ello no constituye obstáculo alguno para que la actuación
correspondiente se lleve a cabo con la asistencia de un defensor designado de oficio,
pues el proceso penal no es escenario constitucionalmente establecido para prohijar
maniobras dilatorias de las partes, ni para avalar comportamientos que no sólo afectan
el derecho del acusado a que se le juzgue en los términos establecidos por el
ordenamiento, sino el de las víctimas y el conglomerado a que pronta y
cumplidamente se solucione el conflicto social generado por la realización de
conductas delictivas.

6. El defensor, sea público, de oficio, o de confianza, en ejercicio de la función de


asistencia profesional, goza de total iniciativa pudiendo aconsejar a su asistido en
relación con las actitudes procesales que considere favorables a sus intereses,
presentar las solicitudes que estime acordes con la gestión encomendada, o interponer
los recursos pertinentes, o incluso, a pesar de tener una actitud vigilante del desarrollo
de la actuación asumir una pasiva por calificar que esa puede ser la mejor alternativa
de defensa, y no por estar en desacuerdo con la estrategia defensiva asumida, o haber
sido adversos los resultados del juicio, hay lugar a sostener que el derecho de defensa
ha sido violado por ausencia de defensor idóneo, pues la ley no le impone al abogado
derroteros en torno a la estrategia, contenido, forma o alcance de sus propuestas, ni la
aptitud de estas gestiones se establece por los resultados del debate (Cfr. sent. cas.
oct. 10 de 2002, rad. 13048. M. P. Arboleda Ripoll).

7. En relación con la afirmación del libelista en el sentido de que el Fiscal estaba


obligado a tramitar la diligencia de audiencia especial de que trataba el artículo 37 A
del Decreto 2700 de 199, no sólo por haber advertido al sindicado sobre dicha
posibilidad, sino porque así lo demandó el defensor oportunamente antes de que
cobrara ejecutoria la decisión de clausurar el ciclo instructivo, es de resaltarse que
tampoco por dicho aspecto se evidencia irregularidad trascendente con capacidad de
invalidar lo actuado.

Esto por cuanto no obstante que la jurisprudencia se ha orientado por entender que la
expresión "hasta antes de que se cierre la investigación" contenida en el mencionado
artículo 37 A debe asumirse en el sentido de que dicha decisión no se halle
ejecutoriada y no como erradamente se interpretó por el Fiscal instructor para calificar
extemporánea la solicitud por haberse proferido la resolución de clausura del ciclo
instructivo, ello no fue el único argumento expuesto por el funcionario para denegar su
trámite ya que, con total apego a la realidad procesal, consideró reunidos los
presupuestos establecidos por el ordenamiento para proceder a calificar el mérito
probatorio del sumario sin que le resultara obligatorio acudir a la celebración de una
audiencia para discutir aspectos sobre los cuales la actuación no ponía en evidencia la
existencia de incertidumbre alguna.

A este respecto pertinente resulta traer a colación lo establecido por la jurisprudencia


en pronunciamiento al cual acertadamente hace mención la Delegada.

"En efecto, dentro de la dinámica que le es propia al mecanismo procesal de la


audiencia especial, ésta puede ser convocada a iniciativa del Fiscal o del procesado;
pero, como se trata precisamente de un instrumento transaccional "sobre la
adecuación típica, el grado de participación, la forma de culpabilidad, las
circunstancias del delito, la pena y la condena de ejecución condicional, la preclusión
por otros comportamientos sancionados con pena menor, siempre y cuando exista
duda probatoria sobre su existencia" el mismo ordenamiento (Art. 37 A parágrafo 2°,
inciso 2° del C. de P.P.) dispone que, "el fiscal no estará obligado a concurrir a la
audiencia cuando advierta que existe prueba suficiente en relación con los aspectos
sobre los cuales puede versar el acuerdo", lo cual significa que no es imperativo del
Fiscal convocar o asistir a la audiencia.

36
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

"Tratándose entonces de audiencia especial queda a la discrecionalidad del Fiscal, y


sólo de él, porque no hay posibilidad alguna de realizarla en el juicio, convocarla o no,
concurrir a ella o dejar de hacerlo; pero esa potestad de no asistir a dicho acto se
sujeta a la consideración de que la transacción no tendría ningún objeto por existir
prueba suficiente sobre los aspectos referidos en el artículo 37 A como materia de
acuerdo.

"Si el fiscal, en el supuesto ya mencionado, no está obligado a concurrir a la audiencia,


es apenas obvio que bajo esa misma consideración de existencia de "prueba suficiente
en relación con los aspectos sobre los cuales puede versar el acuerdo" tampoco está
obligado a convocarla cuando el procesado se la solicita, siendo tal la situación que se
concretó en este asunto" (Cfr. Auto sda. inst. agosto 25/98. Rad. 13808 M.P. Gálvez
Argote).

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 30/01/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cundinamarca
PROCESADO : VILLAMIL MUÑOZ, LUIS ERNESTO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 13644
PUBLICADA : Si

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INVESTIGACION INTEGRAL-Técnica para alegar su vulneración/ DERECHO


DE CONTRADICCION-No se limita al sólo contrainterrogatorio/ NORMA
SUSTANCIAL-Trasgresión a través de la prueba

1. Canto se propone en casación la trasgresión de la garantía constitucional de


investigación integral, el demandante debe precisar qué pruebas se dejaron de traer al
proceso y demostrar su pertinencia, conducencia y utilidad, así como la trascendencia
de la omisión, "predicable ésta no de la prueba en sí misma considerada sino de su
confrontación lógica con los medios de convicción que han servido de sustento a la
sentencia, de modo que aparezca evidente que si el juzgador hubiera contado con los
que se omitieron, el sentido del fallo habría sido diferente"*.

2. El vicio que aquí se plantea, entonces, no tiene que ver con una hipótesis de
omisión sino de controversia probatoria y lo concreta el demandante señalando que la
defensa no tuvo la posibilidad de contrainterrogar al testigo, que no es la única
actividad a través de la cual se cumple el derecho de contradicción, como tantas veces
lo ha expresado la Sala. En decisión reciente, en efecto, dijo sobre el particular:

"El derecho a la controversia probatoria, entendido como la facultad que los sujetos
procesales tienen de controvertir la prueba incorporada al proceso en condiciones de
igualdad, puede manifestarse no solo a través del mecanismo del contrainterrogatorio,
sino de otras muchas maneras, como la aducción de nuevas pruebas, el
cuestionamiento de su veracidad o legalidad, y en general, de actuaciones análogas
orientadas a enervar o minimizar su aptitud demostrativa.

"Invocar, por tanto, violación del derecho de contradicción probatoria por el solo hecho
de haber sido privada la parte de la posibilidad de participar en el interrogatorio de un
determinado declarante, es planteamiento que ab initio resulta precario en términos
de demostración, por tratarse de solo una de las diversas formas a través de las cuales
puede llegar a materializarse su ejercicio, siendo necesario, en consecuencia, para la
validez del aserto, acreditar también que se la privó de la posibilidad de ejercerlo a
través de las demás alternativas susceptibles de ser procesalmente utilizadas, y que
esta violación tuvo incidencia directa en la decisión que se impugna".**

37
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

...

De todas formas, con independencia de lo precedente, el casacionista no demostró,


como le correspondía, la incidencia de la supuesta irregularidad en la decisión
recurrida y tampoco que se le haya impedido la contradicción del medio de prueba a
través de los demás mecanismos dispuestos para ello.

3. Es sabido que la ley sustancial puede resultar transgredida a través de la prueba,


por errores de hecho o de derecho en su apreciación. Los primeros tienen lugar cuando
el juzgador supone u omite pruebas (falso juicio de existencia), cuando distorsiona o
falsea su contenido material (falso juicio de identidad), o cuando realiza la apreciación
probatoria con desbordamiento de la sana crítica (falso raciocinio). Los segundos se
configuran cuando el Juez aprecia pruebas inválidas o cuando tiene como tales pruebas
válidas (falso juicio de legalidad), o cuando le asigna al medio de convicción un valor
distinto al que le fija la ley (falso juicio de convicción).

Plantear cualquiera de dichas equivocaciones en casación, también se sabe, le impone


al sujeto procesal el deber de precisarla y la de demostrar su trascendencia, es decir
que otra hubiera sido la decisión de no haberse incurrido en el error.

-----------------------------------------------
* . CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Prov. Casación-13.915, oct. 25 de 2001, M.P., Dr. ALVARO
ORLANDO PÉREZ PINZÓN.
** CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sent. Casación-15.408, abr. 11 de 2002, M.P., Dr. FERNANDO
ARBOLEDA RIPOLL.

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Casación
FECHA : 30/01/2003
DECISION : Declara una prescripción, no casa, reajusta pena
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : LONDOÑO ATEHORTUA, FRANCISCO JAVIER
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 11240
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

****************************

INDEMNIZACION DE PERJUICIOS/ REPARACION DEL DAÑO/ REDENCION


DE PENA/ DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO ECONOMICO-Indemnización
de perjuicios

1. Si bien es cierto para la época de emisión del concepto del Ministerio Público, la
situación planteada conducía inevitablemente a la desestimación del cargo, como así
ahora lo propone La Procuraduría Delegada, en la actualidad la jurisprudencia de la
Sala ha recogido la interpretación que sobre la naturaleza y alcance del entonces
artículo 374 del Código Penal (artículo 269 Ley 599 de 2000)*, en el sentido de que el
reconocimiento punitivo establecido en el articulo mencionado era potestativo del
funcionario y que su operancia partía del cumplimiento de las condiciones allí
expuestas, es decir, que se advirtiera el arrepentimiento sincero del procesado al
restituir el objeto material del delito o su valor, o indemnizare los perjuicios
ocasionados al ofendido o perjudicado.
...

En el caso que es objeto de estudio se tiene que el objeto material fue recuperado
merced a la oportuna intervención de las autoridades de policía, lo que significa que la
rebaja opera si el responsable, indemniza los perjuicios causados con el hecho punible;
según consta en la actuación el procesado consignó la suma de trescientos mil pesos a
título de reparación de perjuicios, teniendo en cuenta la estimación que de ellos hizo el
ofendido bajo juramento (fl. 24 v.).

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

2. En cuanto a los perjuicios morales ningún reclamo presentó el ofendido, razón por la
que debe entenderse, que los consideró inexistentes, no le corresponde entonces al
funcionario judicial entrar a cuestionar su pretensión indemnizatoria, pues de acuerdo
con el artículo 295 del Código de Procedimiento Penal, vigente para la fecha de los
hechos, la determinación de la competencia de los hechos punibles contra el
patrimonio económico, la cuantía y el monto de la indemnización, podía ser la que
fijara el perjudicado bajo la gravedad del juramento, siempre y cuando no hubiera sido
impugnada durante la investigación por cualquiera de los sujetos procesales, caso en
el cual el funcionario tendría que decretar la prueba pericial para establecerla.
--------------------------
* CONSULTAR ENTRE OTRAS, C.S. de J M.P. Dr. ARBOLEDA RIPOLL, Fernando. 23 de noviembre de
1998 y 7 de marzo de 2002; M.P. Dr. MEJÍA ESCOBAR, Carlos Eduardo 28 septiembre 2001

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 30/01/2003
DECISION : Si casa, reajusta pena
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : URIBE AGUIRRE, JULIAN DE JESUS
NO RECURRENTE : RESTREPO MUÑOZ, DIEGO ALBERTO
NO RECURRENTE : SALAZAR ALZATE, JAIR OVIDIO
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Secuestro simple
PROCESO : 14780
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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TERMINOS LEGALES/ FISCAL-Sujeto procesal/ SUJETO PROCESAL/


CASACION-Desestimación: Si posteriormente se advierte una irregularidad/
FALSO JUICIO DE IDENTIDAD-Exigencias técnicas/ TARIFA LEGAL/ PRUEBA-
Persuasión racional/ INFORME DE POLICIA JUDICIAL-Valor probatorio/
FALSO JUICIO DE CONVICCION/ RECONOCIMIENTO FOTOGRAFICO

1. La jurisprudencia ha sido persistente en sostener que los demandantes en casación


tienen la obligación de someterse al cumplimiento estricto de los términos establecidos
en el ordenamiento para el ejercicio de los recursos, que como es de todos sabido,
integran el concepto de debido proceso, debiendo por tanto, estar atentos a los plazos
o períodos respectivos, llevando personalmente las cuentas de acuerdo con lo
establecido por la normatividad, pues la ley es la única guía que deben seguir para sus
intervenciones procesales. "Por tanto, yerros cometidos por los funcionarios judiciales
respecto al inicio, duración o vencimiento de los términos, no son materia de excusa
para una actuación extemporánea de las partes"( Cfr. auto de 15 de febrero de 1993,
M.P. Valencia Martínez).

2. De conformidad con el Libro I, Título III, Capítulo I del Decreto 2700 de 1991, Código
de procedimiento penal por el que se rigió el asunto (arts. 112 y siguientes de la ley
600 de 2000), la Fiscalía general de la nación es un solo sujeto procesal
independientemente del número de sus delegados que hubieren adelantado la
investigación, o contribuido a formular acusación.

En razón de ello, establecía el ordenamiento (art. 451) que en la audiencia pública el


juez debía conceder el uso de la palabra por una sola vez "en el siguiente orden: fiscal,
representante del Ministerio Público, apoderado de la parte civil, sindicado y defensor"
sin que pudiera actuar un número mayor de apoderados de la parte civil, como igual
regulación se encuentra en el estatuto procesal actualmente vigente (art. 407).

Asimismo, el artículo 222 del decreto 2700 de 1991, modificado por el artículo 36 de la
ley 81 de 1993, establecía que "El recurso de casación podrá ser interpuesto por el
procesado, su defensor, el apoderado de la parte civil, el fiscal, el Ministerio Público y el

39
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

tercero civilmente responsable", de donde se establece que independientemente del


número de intervinientes (principales o suplentes), la legitimación para recurrir está
determinada por el concepto de sujeto procesal o de parte que condiciona no sólo la
interposición del recurso sino la presentación de la demanda, de manera que ésta sólo
podrá presentarse por "el defensor" no "los defensores" del procesado cuando sean
varios, "el fiscal" no "los fiscales" que hayan intervenido en la instrucción o el juicio, y
"el Ministerio Público", no los representantes de esta parte que hubieren intervenido en
el trámite.

Este mismo criterio era el que se hallaba consignado en el artículo 224 ejusdem al
establecer que "vencido el término para recurrir e interpuesto oportunamente el
recurso por quien tenga derecho a ello, quien haya proferido la sentencia decidirá
dentro de los tres días siguientes si lo concede, mediante auto de sustanciación. Si
fuese admitido, ordenará el traslado al recurrente o recurrentes por treinta días a cada
uno, para que dentro de ese término presenten la demanda de casación. Vencido el
término anterior, se ordenará correr traslado por quince días comunes a los demás
sujetos procesales para alegar", sin que resulte plausible entender, como lo hizo el
Tribunal, que si en pro de los intereses del procesado actúan varios defensores
(principal y suplente), o varios apoderados de la parte civil (principal y suplente), o si
en la actuación han intervenido varios fiscales, cada uno de ellos constituye una parte
y por ende, cada una, legitimada para recurrir. Una comprensión en este sentido, sin
duda, viola el principio de igualdad, el cual debe ser restablecido por el juez como
director del proceso.

De ahí que tanto el ordenamiento procesal anterior (art. 22), como el vigente en la
actualidad (art. 5 del Nuevo Código), hayan previsto como principio rector obligatorio y
prevalente, a ser utilizado como fundamento de interpretación, el deber para el
funcionario judicial de hacer efectiva la igualdad de los sujetos procesales en desarrollo
de la actuación.

3. Esta extemporaneidad en la presentación de la demanda de casación por parte de


uno de los recurrentes, no detectada sin embargo en el acto de calificación de la
idoneidad formal y sustancial, impide a la Corte proveer una respuesta de fondo para
decidir las pretensiones del impugnante, pues para ello resulta indispensable que se
hubieren cumplido las exigencias procesales previstas en el ordenamiento como
supuestos, lo que, como viene de verse, en este caso no sucede.

No obstante, si admitida la demanda el vicio no fue detectado por la Corte, lo que


procede no es la declaratoria de nulidad como se solicita por la Delegada, sino su
desestimación oficiosa, pues en tratándose la nulidad de remedio extremo cuando no
haya otra forma procesal de subsanar la irregularidad (art. 310-5 del C. de p. p.), el
yerro puede verse corregido al momento de adoptar la decisión de fondo, de manera
que lo que antes era causa de deserción por el Tribunal y posteriormente de rechazo o
inadmisión por la Sala, continúa produciendo efectos, al punto de convertirse en
motivo de desestimación que impide proveer de fondo al estudiar los reparos hechos a
la sentencia del Tribunal, como en tal sentido ha sido interpretado por la Sala (Cfr. cas.
20 de abril de 1999. Rad. 10391. M.P. Gálvez Argote).

4. Supone que en la apreciación material de los medios y su traslado al fallo, el


juzgador distorsiona, adiciona o cercena su expresión fáctica para hacerles producir
efectos que objetivamente no se establecen de su contexto, en cuya demostración
corresponde al demandante concretar qué específicamente dicen los medios a que se
refiere, qué estableció de ellos el juzgador, por qué los puso a decir algo que
objetivamente no expresan, cómo habría de corregirse el yerro, y cómo un nuevo
análisis del arsenal probatorio en conjunto con las demás pruebas sobre las que no
concurre ningún tipo de error, daría lugar al desquiciamiento del fallo por presentar
una realidad fáctica diversa de la observada en éste, determinante de aplicación
indebida o falta de aplicación de disposiciones de derecho sustancial, y, de contera,
proferir una decisión en sentido sustancialmente distinto y opuesto a la declaración de
justicia contenida en la parte resolutiva.
...

En la enunciación del reproche ninguna incorrección se advierte, si se toma en cuenta


que para la época de presentación de esta demanda los errores de sana crítica eran
considerados por la jurisprudencia falsos juicios de identidad, cuando en realidad se
trata de desaciertos distintos respecto de su naturaleza y momento de producción en

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

el proceso de apreciación de la prueba, pues una cosa es tergiversar, cercenar o


adicionar el medio en el acto de contemplación en su expresión fáctica, y otra diversa
es que pese apreciarlo en su exacta dimensión, en la fijación de su mérito o fuerza
persuasiva, resulten transgrediéndose las reglas de la sana crítica y por dicha vía se
llegue a conclusiones equivocadas (falso raciocinio).

5. En el sistema de tarifa legal, como es de todos sabido, la ley asigna a las pruebas un
valor que el juez no puede modificar a su criterio, pudiendo tan sólo limitarse a
declarar probado o no un hecho a partir del valor que la ley asigne al medio que lo
establece.

En el método de persuasión racional, por el contrario, el juzgador goza de libertad


relativa para apreciar los medios y asignarles su mérito persuasivo, actividad que
encuentra límite en los postulados de la lógica, las leyes de la ciencia y las reglas de
experiencia en que se funda la sana crítica, debiendo en todo caso expresar el valor
que atribuye a los medios de manera individual y en conjunto, y las razones que lo
llevan a una tal conclusión.

En el medio colombiano, el Código de procedimiento penal anterior (Decreto 2700 de


1991, art. 254) y el actual (ley 600 de 2000, art. 238), como criterio general descartan
el sistema de valoración probatoria denominado de tarifa legal y expresamente acogen
el de persuasión racional otorgándole al juez la facultad de apreciar las pruebas en
conjunto siguiendo las reglas de la sana crítica.

De modo excepcional, el ordenamiento procesal anterior tenía previsto algunos casos


de aplicación de tarifa legal, como así acontecía, por ejemplo, en el inciso final del
artículo 247 al establecer que "en los procesos de que conocen los jueces regionales
no se podrá dictar sentencia condenatoria que tenga como único fundamento, uno o
varios testimonios de personas cuya identidad se hubiere reservado", o la adición al
artículo 313 incluida por el artículo 50 de la ley 504 de 1999, según la cual "en ningún
caso los informes de policía judicial y las versiones suministradas por informantes
tendrán valor probatorio en el proceso".

6. El nuevo estatuto, a su turno, aunque más que un asunto de tarifa legal sería de
eficacia demostrativa, en el aparte final del artículo 314 determinó que las
exposiciones rendidas ante funcionarios de policía judicial en cumplimiento de las
labores previas de verificación de los hechos, "no tendrán valor de testimonio ni de
indicios y sólo podrán servir como criterios orientadores de la investigación", de suerte
que carecen de capacidad probatoria suficiente para establecer la realización de una
conducta punible o la responsabilidad del imputado.

Precisamente por tratarse de excepciones al sistema general de apreciación


probatoria, no puede llegar a colegirse que el error de derecho por falso juicio de
convicción tenga operancia respecto de la generalidad de los medios, como tal parece
es el criterio del impugnante, pues está visto que es la sana crítica la que impera en
nuestro medio.

7. En tratándose del principio de in dubio pro reo, si bien en algún momento llegó a
sostenerse que cuando el juez reconoce la existencia de duda razonable originada en
el haz probatorio y deja de aplicar la consecuencia jurídica correspondiente, el
demandante "debe invocar violación indirecta por error de derecho" (auto cas. de nov.
30/99, rad. 14535), es lo cierto que ello no corresponde a los desarrollos actuales de la
jurisprudencia, pues en tal hipótesis lo que en realidad se presenta es violación directa
de disposiciones de derecho sustancial en cuanto no se discuten los hechos ni el
mérito asignado a la prueba, sino las consecuencias jurídicas de una tal declaración,
que determinan la falta de aplicación del precepto sustancial que establece dicho
principio (art. 445 del decreto 2700 de 1991, hoy erigido como norma rectora en la ley
600 de 2000, art. 7º) y aplicación indebida de la norma de derecho sustancial que
define la conducta delictiva y prevé consecuencias punitivas por su realización.

Acorde con los ulteriores pronunciamientos de la Corte, resulta claro, entonces, que a
la aplicación indebida o la falta de aplicación del principio in dubio pro reo (artículo
445 del Código de Procedimiento Penal de 1991, hoy en día art. 7 de la ley 600 de
2000) puede llegarse tanto por la vía directa como por la indirecta, de manera que en
cada eventualidad el desarrollo y demostración del cargo debe corresponder al camino
escogido para su denuncia: si se acude a la vía directa, debe demostrarse que el

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

sentenciador a pesar de afirmar duda acerca de la existencia del hecho o la


responsabilidad del procesado, decidió proferir fallo de condena debiendo haber
absuelto (falta de aplicación) o, en otro sentido, no empece observar certeza en estos
dos extremos decide absolver debiendo haber proferido fallo de condena (aplicación
indebida).

Y si lo invocado es la violación indirecta de dicho precepto, por haberse incurrido en


errores de hecho o de derecho en la apreciación probatoria, además del señalamiento
concreto de la especie de error probatorio, el casacionista debe demostrar que el
fallador llegó a la errada conclusión de que las pruebas no conducen a la certeza del
hecho o la responsabilidad del procesado (aplicación indebida), o erradamente
concluye que los medios dan la certeza requerida y condena, cuando en verdad de
ellos surge incertidumbre que debió ser resuelta a favor del procesado (falta de
aplicación) (Cfr. Auto Casación. Sept. 7 /2000. M.P. Arboleda Ripoll).

8. El error de derecho por falso juicio de convicción presupone necesariamente la


existencia de tarifa legal, es decir, de normas jurídicas que preestablezcan el valor de
la prueba, o su eficacia probatoria, y que "en materia penal este error es de
excepcional configuración, porque la valoración de la prueba se rige por el sistema de
persuasión racional, y la demostración de los hechos por el principio de libertad
probatoria (artículos 253 y 254 del estatuto procesal anterior, y 237 y 238 del actual).
Esto significa que el mérito demostrativo del medio se deja al razonable criterio del
juzgador, fundado en la sana crítica; y que los elementos del delito y la responsabilidad
del procesado pueden ser establecidos a través de cualquier elemento de prueba" (Cfr.
cas. nov. 14/02. Rad. 15459. M.P. Arboleda Ripoll).

9. Si bien es cierto los reconocimientos fotográficos o en fila de personas, entendidos


como actos por medio de los cuales se pretende establecer la identidad de una
persona que ha participado en la comisión de un delito, a través de otra que afirma
haberla visto y que es puesta en contacto visual con ella o con su fotografía, no tiene
en nuestra legislación la categoría de prueba autónoma, como sí sucede con la
inspección, la pericia, los documentos, el testimonio, la confesión y los indicios, y por
ello que en su condición de pruebas derivadas del testimonio han sido consideradas
complemento de éste, ello no significa que inexorablemente tenga que valorárselas
acorde con las reglas del testimonio como se pretende por el demandante, pues
precisamente por tener entidad jurídica propia, en su práctica están sometidas al
cumplimiento de inexcusables requisitos de validez, como la forma como debía estar
integrada la fila de personas o el número de fotografías, y la presencia del defensor.

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 30/01/2003
DECISION : Desestima la demanda, no casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Valledupar
PROCESADO : CAMPO DURAN, VICTOR
DELITOS : Hurto calificado y agravado
PROCESO : 13518
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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ACCION DE REVISION-Principios/ ACCION DE REVISION-Asunto de única


instancia

1. La acción de revisión es un trámite que se cumple en forma independiente del


proceso cuya revisión se solicita, ya que se encuentra regulado expresamente por las
normas procesales, y por ende, sujeto a principios como el debido proceso y la
preclusión de las instancias, que son de estricta observancia en su desarrollo.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

2. La acción de revisión se promovió contra una sentencia emitida por un Tribunal, por
lo que el asunto es de única instancia en la Corte, en cuyo caso contra la decisión de la
Sala adoptada el 28 de mayo de 2002, que inadmitió la demanda de revisión, de
acuerdo con lo previsto por el artículo 187 del Código de Procedimiento Penal solo era
factible ejercer el recurso de reposición en el término de su ejecutoria, oportunidad en
la que guardaron silencio las partes interesadas, quedando en firme. Luego, la
determinación es inmodificable y de manera tardía no puede pretender la actora
subsanar los defectos anunciados, pues con tal decisión concluyó el procedimiento
originado con la demanda de revisión.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Acción de Revisión
FECHA : 03/02/2003
DECISION : Rechaza petición, devuelve documentos, archiva
definitivamente
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
CONDENADO : MUÑOZ DE DODRIGUEZ, AMPARO
DELITOS : Peculado, Falsedad material empl. of. en doc.
publico,
Abuso de función pública
PROCESO : 18277
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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INTERPRETACION ERRONEA DE LA LEY/ ACCESO CARNAL ABUSIVO CON


MENOR DE 14 AÑOS-Presunción de incapacidad del menor/ INDICIO-
Concepto/ INDICIO-Errores en que puede incurrir el juzgador

1. La esencia de la interpretación errónea como especie de la violación directa de una


norma de derecho sustancial, parte del supuesto de la correcta invocación del
precepto legal aplicado por ser el que gobierna el asunto, pero el quebranto se
produce porque el juzgador le asigna un significado jurídico que no tiene o le atribuye
efectos que no causa.

2. En torno a la interpretación de una sentencia de constitucionalidad, la que se ocupó


de la conformidad con la Carta Política de los artículos 303 y 305 del Decreto 100 de
1980 (C-146 de 1994), en la cual se dijo que no constituían accesos carnales abusivos,
ni actos de corrupción, sólo los que se tenían con mujer mayor de doce años y menos
de catorce, con quien se hubiese previamente contraído matrimonio o establecido una
unión marital de hecho, eventos que la Corte Constitucional asimiló a causal de
justificación.

Sin embargo, fuera de esos casos, resulta pertinente recordar lo que a propósito de
conducta sexual abusiva tiene sentado la Corte, en los siguientes términos:

"En esta nueva clasificación, el acceso carnal consentido con menor de 14 años, que
en el Código Penal de 1936, como ya se dijo, hacía parte del título de la violencia
carnal, fue reubicado en el de los actos sexuales abusivos, pues se estimó, con razón,
que ontológica ni jurídicamente podía sostenerse que el acto fuese violento, y que en
la realización de esta conducta lo que realmente se presenta es un aprovechamiento
abusivo por parte del sujeto agente de la condición de inmadurez de la víctima,
derivada de su minoridad.

No es, entonces, que en esta clase de hechos la ley presuma violencia, como
equivocadamente lo sostiene el Tribunal en el fallo impugnado. Lo que en ellas se
presume, es la incapacidad del menor de 14 años para determinarse y actuar
libremente en el ejercicio de la sexualidad, pues ha sido valorado que las personas
menores de esa edad no se encuentran en condiciones de asumir sin consecuencias
para el desarrollo de su personalidad el acto sexual, debido al estadio de madurez que
presentan sus esferas intelectiva, volitiva y afectiva.

Esta presunción, contrario a lo expuesto por el ad quem, es de carácter absoluto: iuris


et de iure, y no admite, por tanto, prueba en contrario. La ley ha determinado que
hasta esa edad el menor debe estar libre de interferencias en materia sexual, y por eso
prohibe las relaciones de esa índole con ellos, dentro de una política de Estado
encaminada a preservarle en el desarrollo de su sexualidad, que en términos
normativos se traduce en el imperativo del deber absoluto de abstención que el
casacionista plantea con apoyo en un autor Italiano, y la indemnidad e intangibilidad

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

sexual del menor, en los cuales se sustenta el estado de las relaciones entre las
generaciones en la sociedad contemporánea.

Significa esto, que al juzgador no le es dado entrar a discutir la presunción de


incapacidad para decidir y actuar libremente en materia sexual, que la ley establece
en pro de los menores de 14 años con el propósito de protegerlos en su sexualidad,
pretextando idoneidad del sujeto para hacerlo, en razón a sus conocimientos o
experiencias anteriores en materia sexual, ni apuntalar la ausencia de antijuridicidad
de la conducta típica, al hecho de haber el menor prestado su consentimiento.

Mucho menos le es permitido desconocer la presunción que la norma establece, a


partir de consideraciones de contenido supuestamente político criminal, como se hace
en el presente caso con el fin de sostener que la edad que sirve de referente al
legislador colombiano para suponer la inmadurez del menor, no se ajusta a lo que
revelan la verdad social y cultural del país, y que la ley presume algo que la misma
realidad contradice.

Este tipo de argumentaciones escapan del ejercicio de la función judicial de


declaración del derecho. El juzgador no puede dejar de aplicar la norma, pretextando
que las razones que llevaron al legislador a incriminar penalmente la conducta son
equivocadas, y que no las comparte. Su obligación, por mandato constitucional, es
someterse al imperio de la ley, y darle aplicación cuando corresponde hacerlo, no
entrar en consideraciones de lege ferenda para justificar el apartamiento de ella, en
cuanto entraña la subversión del sistema por vía de dar cabida a la derogatoria judicial
de la ley.

Dígase, finalmente, que toda conducta, para que sea punible, debe ser típica,
antijurídica y culpable, y que las argumentaciones que el Tribunal de Montería
adicionalmente introduce para inaplicar el artículo 303 del Código Penal, consistentes
en que la tesis del carácter absoluto de la presunción de incapacidad del menor de 14
años para decidir libremente sobre su sexualidad, es groseramente consagratoria de
una responsabilidad objetiva, resulta igualmente desafortunado.

Nada tiene que ver la presunción de incapacidad que la norma contiene, con la
culpabilidad del sujeto agente. La ley presume la inmadurez del sujeto pasivo para
decidir en materia sexual, en modo alguno el conocimiento de la tipicidad y
antijuridicidad de la conducta por parte del sujeto activo, ni la voluntad de su
realización. Estos aspectos, propios de la culpabilidad, deben ser objeto de prueba en
el proceso, al igual que las otras categorías del delito." (Sentencia del 26 de
septiembre de 2000, radicación N° 13.466, Magistrado Ponente Dr. Fernando Arboleda
Ripoll).

3. El indicio es producto del intelecto, porque parte su elaboración de un hecho


conocido, el indicante, el cual debe estar demostrado por cualquiera de los medios de
prueba admitidos por la ley, que permite hacer un descubrimiento más o menos
aproximado de un hecho desconocido, el indicado, mediante inferencias o deducciones
apoyadas en los dictados de la lógica, los parámetros de la experiencia y en las reglas
y avances de la ciencia.

4. Es posible, como también se ha repetido en numerosas ocasiones, que al integrar


esos elementos para darle cuerpo al indicio, el juzgador caiga en errores. Puede darse
que yerre en el hecho indicador por alterar el contenido de la prueba que lo soporta, o
por suponerla o excluirla, o por someterla a un raciocinio equivocado (especies del
error de hecho); también, porque aprecie un elemento de convicción allegado con
abierto desconocimiento de las pautas legales que regulan su aducción (error de
derecho por falso juicio de legalidad); igualmente, puede equivocarse en el momento
de realizar la inferencia lógica por desconocer las pautas de la sana crítica.

Como lo advirtió el Procurador, en rigurosa técnica, si el casacionista afirma que se


supuso el hecho indicador que permitió la inferencia del conocimiento del procesado
sobre la edad de la víctima, debió señalar cuál fue la prueba ideada que condujo a los
juzgadores dar por demostrado ese hecho indicante.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 04/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Antioquia
PROCESADO : DELGADO MORENO, PEDRO ALEJANDRO
DELITOS : Acceso carnal abusivo con menor de 14 años
PROCESO : 17168
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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CAMBIO DE RADICACION-Procedencia/ CAMBIO DE RADICACION-


Requisitos/ CAMBIO DE RADICACION-Domicilio de la familia del detenido

1. Para decidir sobre la procedencia del cambio de radicación, como medida


excepcional a los postulados que rigen la cláusula general de competencia definida por
el factor territorial, es necesario que esté comprobado que en el lugar en el que se
adelanta el proceso se configure alguno o varios de los motivos previstos por el
artículo 83 del anterior Código de Procedimiento Penal, hoy artículo 85, es decir, la
existencia de circunstancias que puedan afectar: el orden público, la imparcialidad o
independencia de la administración de justicia, las garantías procesales, la publicidad
del juzgamiento, la seguridad del sindicado o su integridad personal, circunstancia ésta
que la ley hizo extensiva a los sujetos procesales y a los funcionarios judiciales.

2. La solicitud debe tener como fundamento una de estas causales, expresar las
razones por las cuales se considera que se encuentra dada, aportar las pruebas
tendientes a su demostración y de las cuales se desprenda que la rectitud y la eficacia
de la administración de justicia, en el caso particular, se verían seriamente afectadas
por una circunstancia determinada, de una manera tal que no podrían realizarse sus
fines de no autorizarse el cambio de radicación solicitado.

La Sala ha señalado sobre el particular que siendo tales los fines que intrínsecamente
se pretenden con la figura del cambio de radicación, el análisis de los motivos que se
invoquen no podrá sustentarse en apreciaciones o valoraciones meramente subjetivas
o en juicios hipotéticos o en probabilidades, sino que debe corresponder al análisis de
circunstancias específicas, de las que emane la convicción cierta y razonada de la
necesidad de autorizar el cambio de radicación, ya que, ésta se constituye en una
medida extrema, aplicable cuando se han agotado los mecanismos normales
tendientes a conjurar o superar la amenaza que se cierne sobre la transparencia de la
administración de justicia y no existan otros medios legales para afrontar la situación
desestabilizadora.

3. En cuanto, se relaciona con la circunstancia de que en esa región se encuentre


localizada la mayor parte de su familia no está prevista por la ley como un motivo que
pueda dar lugar a la medida que se reclama, ya que este aspecto no afecta la
administración de justicia, y si algunas restricciones a los derechos de la familia se
presentan con ocasión de la privación de la libertad del procesado, las limitaciones
tienen una causa legal derivada de la conducta del sindicado, que tampoco dan lugar
al cambio solicitado.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Cambio de Radicación
FECHA : 04/02/2003
DECISION : No accede al cambio solicitado
PROCEDENCIA : Juzgado 6 P.C.
CIUDAD : Barrancabermeja
PROCESADO : TORRES MADARRIAGA, PETTER ALEXIS
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 20390
PUBLICADA : Si

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CASACION-Principio de limitación/ FALSO JUICIO DE IDENTIDAD-Exigencias


técnicas/ INDICIO-Técnica para atacarlo en casación/ ERROR DE HECHO-Falso
juicio de existencia, falso juicio de identidad/ EMBRIAGUEZ-Prueba

1. La casación es un recurso rogado. En virtud de ello, como principio, la Corte se limita


a revisar las pretensiones de la demanda. Por tanto, no es correcto solicitar -como lo
hace el actor- que "se case de manera oficiosa la sentencia", si se encuentra "error en
la técnica casacionista". La Sala no puede dar gusto al censor pues su tarea en
casación no consiste en suplir, enmendar o complementar escritos que supuestamente
sustentan el recurso y que son elaborados por profesionales del derecho.

2. No precisó los medios probatorios que fueron objeto de valoración errada, ni


estableció cuáles sectores o apartes de los mismos fueron tergiversados o
distorsionados, por ejemplo por adición o por supresión. Y, a pesar de que aludió a
equivocada "valoración" de la prueba, no fijó las reglas lógicas, las máximas de la
experiencia o los aportes científicos que, como componentes de la sana crítica, habían
sido desconocidos por el juzgador. Tampoco las reglas, las máximas o los aportes de la
ciencia que debían ser utilizados en el caso concreto.

3. Dijo que las "pruebas indiciarias" habían sido erróneamente valoradas. Pero no
concretó, frente a cada una de ellas, si los equívocos habían recaído sobre los medios
constitutivos del hecho indicador, sobre la inferencia lógica, o sobre la apreciación
individual o conjunta de las mismas.

4. En forma simultánea no es posible predicar de la misma prueba esas dos formas de


error, pues el primero implica que el juzgador no haya atendido el medio, o lo haya
inventado, mientras el segundo significa que el funcionario sí lo ha contemplado y
apreciado pero lo ha tergiversado o desdibujado.

5. La prueba pericial solicitada tendría por finalidad exclusiva detectar la presencia de


alcohol en la sangre, elemento que, como se sabe por experiencia, con el paso del
tiempo y las funciones normales del cuerpo, es eliminado. Así, si el hecho ocurrió el 6
de julio de 1997, cuando fue calificado el sumario, el 5 de septiembre de 1997,
seguramente ya no había rastros de la ingestión etílica. Y menos ahora. Resultaría
inocuo, entonces, anular para disponer luego de tanto tiempo una prueba en búsqueda
de huellas que ya no pueden existir.
...

En forma errada, el demandante cree que el estado de beodez aguda, por sí sólo,
genera inimputabilidad, aseveración que no sería cierta.

47
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 04/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Barranquilla
PROCESADO : VALBUENA GIRALDO, JOSE RODRIGO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 15519
PUBLICADA : Si

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PERITO-Designación/ DICTAMEN PERICIAL-Lo importante es que se


practique oportunamente y por profesionales especializados

1. La ley no exige que la designación del o los peritos dictaminantes deba hacerse
nominalmente; tampoco indica, se insiste, que en la práctica de la prueba deba
intervenir un número predeterminado de expertos, ni que éste deba ser indicado
inequívocamente en la providencia en que se ordena la realización del medio, como
para que por dichos aspectos la validez o la eficacia del medio resulten
comprometidas.

2. En materia penal lo importante no es el número o la denominación de los peritos,


sino que la prueba técnica se practique oportunamente por profesionales
especializados, que se avenga a los requisitos establecidos en la ley procesal y que se
permita a las partes la posibilidad de conocerla, por ende de controvertirla.
...

No se entiende cómo la designación de tres peritos en ciencias contables en orden a


obtener respuesta técnica a los tres últimos puntos del cuestionario propuesto por la
Corte y la defensa, pueda llegar a constituir irregularidad trascendente que dé lugar a
declarar la ineficacia de lo actuado como se propone por la defensa. Menos aún, si no
se llega a explicar el fundamento técnico, científico o jurídico que se tiene para
sostener, como lo hace, que "4 expertos deliberantes garantizarían acierto" lo que, a
su criterio, no acontece cuando son tres los peritos que han practicado conjuntamente
las diligencias y realizado los estudios pertinentes para emitir su dictamen, como se
hizo en este caso, pues el sólo número de expertos no es argumento per se a la hora
de establecer la eficacia o validez del medio, aunque tampoco puede dejar de
resaltarse, el error en que se incurre al considerar que la validez, eficacia y mérito de
una prueba, dependen de que ella favorezca o no a los intereses de las partes,

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Unica Instancia


FECHA : 04/02/2003
DECISION : No repone, accede a presencia de peritos en
visita
pública, fija término, ......
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D.C.
PROCESADO : GARCIA ROMERO, JUAN JOSE
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 9230
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

PECULADO POR APROPIACION-Pena: Criterios para fijarla/ DOSIFICACION


PUNITIVA-Fronteras entre el error judicial y la ilegalidad de la pena/
LEGALIDAD DE LA PENA/ PRINCIPIO DE NO REFORMA PEYORATIVA/
CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA-Posición distinguida/
CONFESION-Fundamento de la sentencia/ DOSIFICACION PUNITIVA-Las
rebajas se calculan sobre residuos o remanentes/ CONDENA DE EJECUCION
CONDICIONAL-Elementos de valoración/ PECULADO POR APROPIACION-
Pena de multa

1. La primera instancia calculó la pena con sustento en el artículo 26 del Código Penal
de 1980, estimando como delito más grave el de peculado previsto en el artículo 133
ibídem, modificado por el 19 de la ley 190 de 1995, lo cual resulta un desacierto por
las siguientes razones:

a) El inciso inicial de esa norma fija como sanciones para el servidor público que
incurra en la conducta allí descrita, 6 a 15 años de prisión, multa equivalente al valor
de lo apropiado e interdicción de derechos y funciones públicas de 6 a 15 años.

b) El inciso 2º establece:

"Si lo apropiado no supera un valor de cincuenta (50) salarios mínimos legales


mensuales vigentes, dicha pena se disminuirá de la mitad (½) a las tres cuartas (¾)
partes".

La pena a la cual se refiere esta disposición no es la cuantificada en el caso concreto


por el Juez, como lo entendió el a quo al interpretar la disposición, sino la prevista en
abstracto en el inciso 1º, lo cual significa que los extremos punitivos allí previstos se
reducen en las porciones indicadas, aplicando la máxima (¾) al mínimo (6 años) y la
mínima (½) al máximo (15 años), tal como lo determina el artículo 60-5 del Código
Penal, obteniendo como parámetros de sanción para el peculado atenuado por la
cuantía entre 18 meses y 7 ½ años de prisión y de interdicción de derechos y
funciones públicas.

c) Al dosificar la pena el Tribunal incrementó en un año el mínimo de pena del


peculado (6 años de prisión), en virtud de la gravedad del hecho, de la personalidad
del agente y del grado de culpabilidad. Pero inclusive aumentando a los 18 meses ese
mismo lapso, no se llegaría a alcanzar el límite punitivo menor del delito de falsedad
material de servidor público en documento público (3 años), descrito y penado en el
artículo 218 del Código Penal de 1980, que en tales circunstancias es el delito más
grave para efectos de la tasación judicial de la pena.

La Sala procederá, entonces, a calcular correctamente la pena, aunque advierte que


de llegarse a una mayor que la deducida por la primera instancia, ésta será la que
prevalezca por los siguientes motivos:

· El error del Tribunal se produjo como consecuencia de un desacierto en la


interpretación de la ley y en esa medida no creó un régimen punitivo no previsto por el
legislador.

· Al no inventar la ley, sino interpretarla mal, ese desacierto no constituye una violación
del principio de legalidad de la pena y, en consecuencia, opera plenamente en el
presente caso, en el que la procesada es apelante única, la prohibición constitucional
de modificar en perjuicio su situación. Por ende, reitera la Sala, si la pena que surja
como conclusión de la dosificación punitiva que se hará a continuación le resulta más
gravosa, no se le puede imponer*.

El artículo 218 del Código Penal de 1980, que es más favorable que el inciso 2º del
artículo 287 del Estatuto vigente porque a pesar de contar éste con una penalidad
máxima inferior (8 años en lugar de 10), tiene establecido un límite mínimo mayor (4
años en lugar de 3), que no es ventajoso en el caso concreto pues es sin lugar a dudas
más conveniente para la procesada que el punto de partida en la dosificación punitiva
sean 3 años, pues en ningún caso la sanción a imponer correspondería al límite
superior previsto.

49
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Igual a como lo hizo la primera instancia, la Sala dosificará la pena con fundamento en
los criterios previstos en el artículo 61 del Código Penal de 1980, pues el sistema para
hacerlo consagrado en el vigente no es más benéfico para la sindicada. El sólo hecho
de que frente a la nueva legislación haya que partir de los cuartos medios (art. 61,
inciso 2º), en consideración a que se estructura una causal genérica de agravación
punitiva como se verá, demuestra la afirmación. Habría que partir en la fijación de la
pena, por tal razón, de 57 meses y un día, cantidad de sanción a la que no se llega con
el sistema de 1980, que es por lo tanto el aplicable en el presente caso.

2. En la sentencia impugnada la primera instancia, como se dijo, incrementó en un año


el mínimo de pena desde donde concluyó que debía partir. Y aunque es claro que
consideró para hacerlo la gravedad del hecho, el grado de culpabilidad, la personalidad
de la procesada y su posición distinguida en la sociedad por razón del cargo, no detalló
la cantidad de aumento por cada concepto y en tales circunstancias se entiende que lo
hizo en tres meses por cada uno, lo cual comparte la Sala. Sin embargo, no se tendrán
en cuenta los que corresponden a la personalidad, en consideración a que el Código
Penal de 2000 no la consagró como aspecto a tener en cuenta en la determinación de
la pena, según puede verificarse en el inciso 3º de su artículo 61.

Estima la Corte, pues, en concordancia con el artículo 61 cp de 1980, que los 3 años de
prisión previstos como pena mínima para el delito más grave, procede incrementarlos
en 9 meses: 3 en consideración a la especial gravedad que reviste el delito, de la cual
no se tiene ninguna duda. La procesada en su calidad de Juez de la República dispuso
la entrega y pago de 35 títulos de depósito judicial. Lo hizo a través de oficios que le
dirigió al Jefe de la Administración Judicial encargado de su custodia, falsificando firmas
y haciendo aparecer como beneficiarios a personas que se prestaron para el efecto. La
reiteración de la conducta en el breve lapso de su encargo judicial traduce, a la vez,
una mayor intensidad en el actuar doloso al persistir en un acto de corrupción, para el
que no le importó servirse de desconocidos que le conseguía su cuñado para que le
cobraran los títulos (entre ellos "un bracero", según dijo en su indagatoria) y a los
cuales recompensaba con una suma de dinero. Esta la razón para el incremento
adicional de la pena en 3 meses más.

Los 3 meses restantes están vinculados a la concurrencia de la circunstancia de


agravación prevista en el artículo 66-11 del Código Penal de 1980 (art. 58-9 de la ley
599 de 2000), en cuya estructuración está de acuerdo la Sala con el Tribunal de
primera instancia. Se trataba de una funcionaria que tenía confiado el deber de
administrar justicia y como tal era mayor la exigencia de una conducta respetuosa de
la ley, que defraudó enormemente, poniendo de paso en entredicho la moralidad de la
Rama Judicial del Poder Público, con el efecto de desconfianza que actos de esa
naturaleza producen en la sociedad.

3. La norma vigente entonces, artículo 299 cpp, contemplaba una disminución punitiva
de la sexta parte cuando, fuera de los casos de flagrancia, en la primera versión ante
el funcionario judicial el procesado confesare el hecho. Por vía de interpretación
jurisprudencial la Corte estimó, no obstante, que para acceder a la rebaja de pena la
confesión tenía que servirle de fundamento a la condena y el Código de Procedimiento
Penal de 2000 hizo explícito ese requerimiento en el artículo 283.

4. A los 51 meses deducidos se les debe restar la tercera parte en virtud de la


sentencia anticipada (17 meses) y al resultado, que son 34 meses, se le debe a su vez
descontar la sexta parte de rebaja por confesión (5 meses y 20 días), quedando en
definitiva como pena privativa de la libertad a imponerle a la procesada (...), 28 meses
y 10 días de prisión, que es el mismo lapso en el cual se fija la sanción de interdicción
de derechos y funciones públicas.

Esa forma de calcular las rebajas punitivas se hace sobre residuos o remanentes, tal y
como lo ha concluido la Sala en diferentes oportunidades**, pues aplicarlas a la pena
imponible puede llevar no solamente a la aplicación de penas insignificantes sino
inclusive, en determinados eventos, a dejar impune el delito.

La Corte Constitucional, a través de la sentencia C-760/2001, retiró del ordenamiento


jurídico el inciso 6º del artículo 40 Código de Procedimiento Penal de 2000, por el cual
se establecía una disminución en la instrucción de las dos quintas partes de la pena y
de la quinta parte en el juicio, cuando concurriesen las rebajas punitivas de confesión y
sentencia anticipada. Por lo tanto, a falta de esa disposición, es evidente para la Sala

50
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

que en la actualidad, ante una hipótesis de concurrencia de rebajas punitivas, éstas se


calculan progresivamente sobre los residuos.

5. Aquello que precisamente pone a prueba la pulcritud de una persona son esos
momentos económicos difíciles -ninguno extraordinario planteó la sindicada-, bastante
comunes por lo demás. Y lo que realmente revela la conducta de alguien que ante el
primer obstáculo acude al delito como solución, especialmente si se trata de un
funcionario que utiliza el cargo para lograr dinero fácil, es un absoluto desprecio por los
valores instituidos y una debilidad moral que en manera alguna se puede purgar, como
lo pretende la procesada, con el hecho de que durante los años que ha laborado al
servicio de la Rama Jurisdiccional no ha recibido ninguna sanción disciplinaria ni penal.

Ese juicio de valores más la gravedad de las conductas punibles cometidas, que eran
aspectos a considerar en la determinación de si el condenado requería o no de
tratamiento penitenciario según la norma aplicada por el a quo (art. 68 cp de 1980),
hacen acertada la decisión de no concederle a (...) la condena de ejecución
condicional, a pesar de la permisión inicial contemplada por el quántum de penalidad
derivado.

6. El artículo 133 cp de 1980, con la modificación introducida por el 19 de la ley 133 de


1995, fija en el primer inciso como pena de multa la suma equivalente al valor de lo
apropiado, como igual lo hace el 397 cp vigente. En el inciso 2º, cuando el objeto de la
ilicitud no es superior a 50 salarios mínimos, se señala una disminución de la pena "de
la mitad (½) a las tres cuartas (¾) partes", porciones éstas que naturalmente están
referidas a la prisión y a la interdicción de derechos, porque cada una afecta un
extremo punitivo. Pero no pasa lo mismo con la multa, que es fija y corresponde, por
lo tanto, al valor de lo apropiado, sin que exista ninguna razón para disminuirlo en las
eventualidades en las que el peculado no sobrepase la cuantía mencionada.

---------------------------
* . Cfr. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sent. Casación-14.527, ene. 17 de 2002, M.P., Dr. NILSON
PINILLA PINILLA.
** Cfr., entre otras, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sent. de jul. 31 de 1996, M.P. Dr. JORGE E.
CÓRDOBA POVEDA.

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 04/02/2003
DECISION : Reajusta pena, confirma en lo demás fallo
condenatorio
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Buga
PROCESADO : ROLDAN HOLGUIN, MARIA CRISTINA- JUEZ PENAL
DELITOS : Peculado por apropiación, Falsedad material
empl. of.
en doc. publico
PROCESO : 16481
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

****************************

EXTRADICION-Proceso en Colombia/ EXTRADICION-España

1. La prueba referida a establecer si existen o no actuaciones penales en Colombia en


contra del ciudadano colombiano (...) no se decretará, por cuanto, de una parte, no se
indica por parte del defensor la utilidad de tal prueba; y, de otra, el tema no hace parte
de los que integran los fundamentos del Concepto que la Corte debe rendir.

Así mismo, de darse tal hecho, debe tenerse en cuenta es por el Gobierno que es el
único autorizado para extraditar, ya que la función de la Corte se encuentra limitada a

51
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

la emisión de un Concepto en los precisos términos del artículo 520 del Código de
Procedimiento Penal, que es obligatorio sólo si es de carácter negativo, en caso
contrario, lo deja en libertad de obrar según las conveniencias nacionales.

2. Conforme al artículo VIII del Tratado de Extradición suscrito entre la República de


Colombia y el Reino de España, la documentación necesaria para demandar esa forma
de cooperación internacional, en este caso concreto, es:

"1°. (...)

"2°. Cuando se refiera a un individuo acusado o perseguido, se requerirá copia


autorizada del mandamiento de prisión o auto de proceder expedido contra él, o de
cualquiera otro documento que tenga la misma fuerza que dicho auto y precise
igualmente los hechos denunciados y la disposición que les sea aplicable.

"3°. Las señas personales del reo o encausado, hasta donde sea posible, para facilitar
su busca y arresto".

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Extradición
FECHA : 04/02/2003
DECISION : Niega las pruebas solicitadas
PAIS REQUIRENTE : España
REQUERIDO : SERNA RIOS, MELQUICEDED
PROCESO : 19270
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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REPOSICION-Finalidad/ LIBERTAD CONDICIONAL-Finalidad/ PENA-Fines/


TRATAMIENTO PENITENCIARIO-Sistema progresivo/ BENEFICIOS
ADMINISTRATIVOS-Clases/ LIBERTAD CONDICIONAL-Requisitos/
ACUMULACION JURIDICA DE PENAS-Libertad condicional/ LIBERTAD
CONDICIONAL-Resolución favorable del consejo de disciplina/ LIBERTAD
CONDICIONAL-Factor subjetivo: Necesario que esté privado de la libertad

1. El recurso de reposición tiene por finalidad permitir al tribunal o funcionario judicial


que dicta la providencia que por dicha vía se impugna, revisar su decisión y corregir
aquellos errores de orden fáctico o jurídico en que hubiere podido incurrir, y, de ser el
caso, proceder a revocarla, reformarla, aclararla o adicionarla en los aspectos en que
la inconformidad expuesta por la parte encuentre verificación. Por ello el estatuto
procesal establece como carga para el impugnante acudir al instrumento en la
oportunidad prevista e indicar por escrito los puntos del proveído sobre los cuales
eleva la protesta, explicando las razones por las que considera que las premisas o las
conclusiones de la decisión atacada causan agravio al interés que representa; es decir,
cumplir con el deber de sustentación.

2. La finalidad de la previsión contenida en el artículo 64 del Código penal, es relevar al


condenado del cumplimiento de la totalidad de la pena que le hubiere sido impuesta,
cuando el concreto examen de sus características individuales y la comprobación
objetiva de su comportamiento en el penal permiten concluir que en su caso resulta
innecesario continuar con la ejecución de la pena.

3. De conformidad con lo dispuesto por el artículo 9º de la ley 65 de 1993 y 4º del


Código penal, en nuestro sistema jurídico la pena tiene asignado un fin preventivo
general que se concreta básicamente en la determinación de la sanción por el órgano
legisferante; de retribución justa que se manifiesta en el momento de la imposición
judicial, pues sería extraño pensar en una culpabilidad sin pena, siendo en tal medida
que se dice aquella cumple función limitadora de ésta, en cuanto permite determinar
la magnitud correspondiente a cada uno de sus grados; y de prevención especial,

52
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

entendida como el resultado del conjunto de procedimientos que propenden por la


reinserción del reo en sociedad.

Al margen de los debates en torno al significado de cada una de estas funciones de la


pena y las críticas a su verificación empírica, las relaciones y contradicciones que
plantean entre sí y sus límites, y de la afiliación de nuestro sistema penal a la fórmula
de la unión en su inclinación a la llamada "unión dialéctica" que imposibilita resolver
los procesos de medición judicial o imposición y ejecución de la pena de manera
mecánica, lo evidente es que el ordenamiento ha adoptado un modelo amplio de
desarrollo regido por principios que deben tener cabal aplicación en la determinación
judicial de la pena y en su ejecución.

4. Acorde con lo anterior, el artículo 10 de la ley 65 de 1993, concreta la finalidad de la


ejecución material de la pena en "alcanzar la resocialización del infractor de la ley
penal, mediante el examen de su personalidad y a través de la disciplina, el trabajo, el
estudio, la formación espiritual, el deporte y la recreación, bajo un espíritu humano y
solidario".

Para lograr dichos propósitos, ha sido establecido un modelo penitenciario progresivo


(Título XII del Código penitenciario y carcelario), del cual hacen parte los beneficios
administrativos (permisos hasta de 72 horas, permisos de salida durante 15 días
continuos, permisos de salida por los fines de semana, libertad y franquicia
preparatoria, trabajo extramuros y penitenciaría abierta), y los mecanismos
sustitutivos de la pena privativa de la libertad, tales como la suspensión condicional de
la ejecución de la pena (art. 63 del C.P.), que podrá ser concedida por el juez cuando la
sanción no exceda de tres años de prisión, la libertad condicional (art. 64) cuando el
penado haya cumplido las tres quintas partes de la condena siempre que se cumplan
las demás condiciones establecidas en la norma, y la reclusión domiciliaria u
hospitalaria por enfermedad muy grave incompatible con la vida en reclusión formal
(art. 68).

En esa medida, entonces, no puede olvidarse que aún cuando la pena, en su fase de
ejecución tenga principalmente un propósito resocializador, ello en manera alguna
significa que no tenga también asignada la función de prevención general, pues una y
otra finalidad apuntan a garantizar principios básicos del Estado social y democrático
de derecho, tales como la vigencia del ordenamiento jurídico, la convivencia, la paz y
la solidaridad, entre otros valores sociales, sin que, por supuesto, se desconozca la
tensión que entre ellos se genera y la resolución que a ella debe darse en razón de las
particularidades del asunto.

De manera, que contrario al parecer del recurrente, la libertad condicional cuya


concesión demanda, no se halla en modo alguno sujeta a la simple verificación
cuantitativa de la parte efectiva de pena que se ha cumplido, sin consideración
ninguna del sistema al que la norma que la establece se integra, pues para ello no
sería necesaria la intervención judicial sino tan sólo de un funcionario administrativo
con capacidad para hacer los cálculos matemáticos correspondientes.

Este por supuesto, no ha sido el propósito del ordenamiento al precisar la


trascendental importancia que atribuye a la prevención general, la prevención
especial, la retribución justa, la reinserción social y la protección al condenado, no sólo
con fundamento en el interés general sino en la gravedad de las conductas delictuales
que ameritan tratamiento jurídico, judicial y penitenciario, acorde con el grado de
afectación a la convivencia social, al orden social, o a la vigencia del Estado y sus
instituciones democráticas.

5. Es tanto ello, que atribuye al juez la facultad de concederla siempre y cuando


verifique el cumplimiento no sólo del término punitivo, sino la buena conducta en el
establecimiento penitenciario, que dé lugar a pronosticar "que no existe necesidad
para continuar con la ejecución de la pena", pronóstico que debe realizarse en cada
evento particular a partir de la información obtenida sobre las condiciones en que el
penado ha venido ejecutando la pena impuesta, debiendo armonizar básicamente sus
funciones, de tal manera que la definición del asunto responda a la idea según la cual,
al tiempo que se propende por la resocialización del sentenciado, no se impida la
estabilización del ordenamiento jurídico, por la sensación de desprotección e
incertidumbre que una errada decisión generaría en la comunidad.

53
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

6. En los casos de acumulación jurídica el cumplimiento de los presupuestos


establecidos para la libertad condicional, ha de verse verificado a partir de la nueva
realidad jurídica producida con ocasión del pronunciamiento judicial en que se dispone
la redosificación, que, como pena en concreto, da lugar al nacimiento de condiciones
de ejecutabilidad distintas, hace inherente la necesidad de verificar el cumplimiento de
sus fines y objetivos, y, de contera, la obligación para el juzgador de valorar la
conducta del interno durante el término de reclusión a fin de establecer si existe o no
necesidad para continuar con la ejecución.

7. Acorde con la normativa vigente, en orden a analizar la viabilidad de conceder la


libertad condicional, resulta indispensable acreditar el cumplimiento de los requisitos
establecidos por el artículo 480 del Código de procedimiento penal, tales como "la
resolución favorable del Consejo de Disciplina" que de conformidad con el artículo 76
del acuerdo 011 de 1995 expedido por el Consejo Directivo del INPEC, deberá hacerse
trimestralmente, y allegar copia de la cartilla biográfica "y los demás documentos que
prueben los requisitos exigidos en el Código penal".

Se requiere también, en orden a dotar de suficientes elementos de juicio al órgano


judicial para pronosticar "que no existe necesidad para continuar con la ejecución de la
pena", que el procesado haya observado buena conducta en el establecimiento
carcelario, esto es observancia del reglamento interno y de los que rijan el trabajo, el
estudio o la enseñanza, relaciones con los superiores y compañeros, cumplimiento de
las disposiciones internas disciplinarias, cooperación en las actividades programadas
en el establecimiento e informaciones que permitan prevenir hechos que afecten el
orden y la seguridad del establecimiento, y que no haya sido sancionado
disciplinariamente, tal como se establece en el artículo 77 del mencionado Acuerdo.

8. No resulta superfluo insistir, en que independientemente de que el quantum punitivo


se cumpla, éste no opera de manera automática para que la libertad condicional
resulte procedente, sino que debe aparecer acreditado el cumplimiento de los demás
presupuestos para su concesión establecidos en el ordenamiento en armonía con los
fines y funciones de la pena, sin que pueda dejarse de valorar la actitud asumida por el
destinatario del fallo frente a una decisión de condena, pues quien rehusa estar en
prisión, cuando así lo ha dispuesto la autoridad judicial, no puede pretender sacar
indebida ventaja de su propia actuación, ya que esa actitud comportamental no es
compatible con la posibilidad de realizar un diagnóstico positivo acerca de la conducta
del sentenciado en el centro de reclusión, y desde luego con la necesidad de
suspender la ejecución de la sentencia.

La buena conducta que exige la norma como requisito para evaluar si existe o no
necesidad de continuar con la ejecución de la pena, no corresponde a la sola
manifestación de haberse comportado debidamente, pues para efectos de la libertad
condicional no podría ser indiferente aquella actitud asumida por quien estando
obligado a permanecer en prisión, voluntariamente evade el cumplimiento de la pena,
y, de contera, el control de las autoridades judiciales y carcelarias encargadas de
evaluar su comportamiento en el centro penitenciario.
...

Como se precisó en la providencia ameritada, "en orden a la evaluación de la conducta


al interior del establecimiento carcelario es necesario que el condenado se encuentre
privado de la libertad, pues para establecer si existe o no necesidad de continuar con
la ejecución de la pena se requiere realizar un pronóstico acerca de su futuro
comportamiento en sociedad, a partir de la conducta observada durante todo el tiempo
que ha permanecido en prisión, incluido por supuesto un diagnóstico actualizado sobre
el particular.
"De este modo, la conducta que actualmente puede observar el sentenciado dentro del
establecimiento carcelario es un ingrediente necesario en el juicio de valor que
constituye el pronóstico de readaptación social, pues a partir de elementos parciales
acerca del comportamiento del condenado no podría la Corte formarse un criterio
acertado sobre la necesidad de continuar o no con la ejecución de la pena.

"El comportamiento al interior del establecimiento carcelario que debe tenerse en


cuenta para efectos de la libertad condicional, no es únicamente aquél que en un
pasado mediato observó el condenado, sino también el que viene asumiendo en el
momento en que postula la libertad condicional, en tanto el juzgador no puede confiar
su pronóstico tan sólo a elementos de juicio del pasado que por sí solos no pueden

54
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

resultar confiables en orden a establecer que resulta provechoso para la colectividad y


para el condenado sustraerlo del régimen penitenciario".

No podría ser de otra manera, como se sugiere en la sustentación del recurso, pues
carecería de sentido que el ordenamiento exija la evaluación periódica del
comportamiento del acusado dentro del penal, y la ausencia de sanciones
disciplinarias.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Unica Instancia


FECHA : 11/02/2003
DECISION : No repone auto que negó la libertad condicional
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : STEPHENS, ANTONIO MANUEL-GOBERNADOR
DELITOS : Peculado culposo, Interés ilícito en celebración de
contratos
PROCESO : 17392
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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NARCOTRAFICO-Cantidad o peso de la sustancia/ COLISION DE


COMPETENCIA/ SENTENCIA ANTICIPADA-Facultades del juez

El Decreto 2001 de 2002 fue publicado en el diario oficial 44930 el pasado 11 de


septiembre y modifica la competencia de los jueces penales del circuito especializados
atribuida en el inmediato pasado por la ley 733 de 2002 y el artículo 5° transitorio
del Código de Procedimiento Penal, asignándoles de manera puntual el conocimiento
de todos los delitos de que trata, devolviendo la competencia respecto de algunas
conductas a los jueces penales del circuito.

Sobre el particular debe tenerse en cuenta el fallo de constitucionalidad emitido por la


Corte Constitucional, de acuerdo con el cual la normatividad aludida fue declarada
conforme con la Carta Política " en el entendido que las nuevas competencias
conferidas a los jueces penales del circuito especializados, dado el carácter mas
gravoso de su procedimiento, solo son aplicables a los delitos cometidos a partir de la
vigencia de ese decreto, y no a las conductas realizadas con anterioridad a ella, que
seguirán siendo conocidas por los Jueces Penales del Circuito".

En pronunciamiento anterior, ya la Sala había definido que respecto al conocimiento de


los delitos de tráfico de estupefacientes, sobre lo cual ninguna modificación introdujo
la ley 733 de 2002, el legislador en las nuevas disposiciones reprodujo parcialmente la
competencia que asignaba el artículo 5° transitorio del Código de Procedimiento Penal
a los jueces penales del circuito especializados.

Es así como reitera lo consignado en el numeral 8°, modificó el numeral 9° al señalar


que la competencia en relación con los delitos previstos en el artículo 376 del Código
Penal sólo en los eventos en que concurran las circunstancias de agravación descritas
en el artículo 384 ibídem, que incluye la incautación de dos kilos o más de sustancia
derivada de la amapola, no prevista en la ley 600 de 2000 ( numeral 9° del artículo 5°
transitorio), adición que hace extensiva al artículo 377 ibídem en el numeral 28 y
finalmente, les atribuyó los ilícitos previstos en el artículo 382 cuando quiera que la
cantidad de las sustancias allí descritas supere los 100 kilos o litros, excluyendo los
comportamientos relativos a la heroína en cantidad igual o superior a 250 gramos, por
cuanto, en relación a los derivados de la amapola se requiere que la cantidad sea
superior a dos kilos conforme lo dispuesto por el numeral 3° del artículo 384.

Conclúyase, entonces, que mientras perdure la vigencia del citado decreto queda de
esta manera limitada la competencia de los jueces penales del circuito especializados
en relación a los delitos de tráfico de estupefacientes.
...

No obstante, el acierto que contiene la afirmación relativa a que la formulación de


cargos que hace la Fiscalía en la audiencia para sentencia anticipada se equipara por
disposición legal a la resolución de acusación, se equivoca la Juez Penal del Circuito
Especializada al darle un carácter de intangibilidad, es decir, que no puede ser
cuestionada por el juez. Debe tenerse en cuenta que el artículo 40 del Código de
Procedimiento Penal señala de manera perentoria que el Juez previamente a la emisión

56
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

del fallo debe realizar un control sobre su contenido con el propósito de verificar el
respeto de las garantías fundamentales.

Esto obedece a que el Fiscal debe obrar dentro del marco estricto de la legalidad sin
que le sea dable atribuir hechos que no han sido objeto de investigación ni de
imputación al sindicado, pero tampoco, podrá dejar de lado delitos que han sido
investigados y comprobados en el desarrollo del proceso, la formulación de cargos
deberá ser onmicomprensiva, independientemente de que la aceptación que haga el
procesado sea parcial o total y que pueda dar lugar al rompimiento de la unidad
procesal.

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 11/02/2003
DECISION : Declara competente al Juzgado 37 P.C. de Bogotá
PROCEDENCIA : Juzgado 3 P.C.E.
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : DUARTE ANGARITA, ADOLFO RAFAEL
PROCESADO : ALVARADO QUINTANA, WILSON LEOVARDO
PROCESADO : MORENO CONTRERAS, RICARDO
PROCESADO : CUESTA CUESTA, JOSE FIDEL
PROCESADO : LADINEZ CASTELLANOS, MIGUEL ANGEL
PROCESADO : CALDERON HERNANDEZ, ALFONSO
PROCESADO : VILLAMIL JARAMILLO, MANUEL ERNESTO
PROCESADO : MANRIQUE PUERTAS, LUIS EDUARDO
PROCESADO : ACUÑA GONZALEZ, JUAN GABRIEL
PROCESADO : TORRES LOPEZ, CARLOS ARTURO
PROCESADO : FONSECA MOLANO, ARIANE
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf., Concierto
para
delinquir-narcotráfico
PROCESO : 20423
PUBLICADA : Si

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CONCUSION-Elementos/ CONCUSION-Clases: Explícita e implícita

La jurisprudencia* enseña que este delito consiste en un abuso de autoridad que


suscita en la víctima un temor que la determina a dar o prometer algo que no debe.
Los requisitos que lo estructuran, son : a) calidad de servidor público del sujeto activo
del delito; b) abuso del cargo o de las funciones; c) empleo de actos de
constreñimiento, inducción o de solicitud; d) entrega o promesa indebidas de dinero o
de otra utilidad hechas al funcionario o a un tercero; y e) relación de causalidad entre
el acto del funcionario y la promesa de dar o la entrega del dinero o utilidad indebidos.

Los verbos rectores constreñir o inducir son dos de las tres modalidades alternativas
de la conducta constitutiva del delito de concusión; los mismos que contemplaba su
antecedente, el artículo 156 del la ley 95 de 1936. Constreñir es "obligar", "compeler
por fuerza a alguien a que haga y ejecute alguna cosa". Inducir es "persuadir ", "
instigar" , según se lee en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Entonces, a partir de cada uno de tales vocablos, que describen acciones distintas, la
de naturaleza activa, ha sido denominada concusión explícita; y a la de índole pasiva
se le dado el nombre de concusión implícita. Así lo ha predicado tradicionalmente la
Sala**.

La primera se configura cuando se utilizan medios claramente coactivos que vencen el


consentimiento del sujeto pasivo, cuando se amenaza abiertamente con un acto de
poder. En la segunda, se consigue el resultado mediante un exceso de autoridad que
va latente u oculto, en forma sutil, con un habilidoso abuso de funciones o del cargo,
consecuente con la actividad de "inducir" . Sobre esta modalidad resulta oportuno
recordar la siguiente cita:

57
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

"Aunque la "concusión implícita" llamada así por cuanto el sujeto activo usa medios
que, aparentemente, no envuelven coacción, los emplea en tal forma que el sujeto
pasivo se siente intimidado y teme que si no hace u omite lo que el funcionario
pretende pueda resultar un perjuicio en su contra"(Sent. Oct. 8 de 1993. Rad. 7768.
M.P. Juan Manuel Torres Fresneda).

Así las cosas, no se trata de que el proceso se hubiera adelantado por una conducta, la
de concusión implícita y que luego se hubiera condenado por otra, la concusión por
inducción, como lo asegura el impugnante. Como se dejó expuesto, aquella expresión
compuesta corresponde a una denominación que la jurisprudencia y la doctrina han
utilizado cuando se refieren a la concusión que se comete a través de inducción.
...

De acuerdo a los contornos jurídicos de la conducta atribuida al procesado, es claro


que la realizó en la modalidad implícita, aquella en la que no hay una manifestación
expresa, como sí la hay cuando se constriñe o se solicita; su proceder fue sutil y con
ese propósito asumió la careta del conquistador; debilitó la voluntad de la señora
Borda de Valdés con su galantería, y la doblegó con su investidura de fiscal.

Por consiguiente, la conducta realizada por el (...) es típica, porque, como ya se


expresó, coincide con la descripción del artículo 140 del anterior Código Penal. Es
antijurídica porque, faltando a sus deberes, abusando de su cargo, atentó contra la
administración pública, contra los principios que rigen su ejercicio, haciendo perder la
confianza de los ciudadanos en ella, lo que crea inseguridad y alarma en el medio
social. Y, por último, no existe forma alguna para descartar que actuó con culpabilidad,
con dolo, pues la modalidad de conducta, la inducción, se expresa precisamente con la
exteriorización voluntaria de actos orientados a producir el efecto perseguido. En este
caso, la invitación compelida, el galanteo, la amabilidad, la conversación sobre la
investigación que estaba a su cargo y la exposición de una necesidad económica que
en realidad no existía, son todos actos premeditados que provienen de la voluntad y
estaban destinados a uno de los fines previstos en la norma trasgredida.

___________________________
* Auto, enero 18 de 1983. M.P. Alfonso Reyes Echandía.
** Auto, septiembre 15 de 1955. Auto, febrero 14 de 1957 Cas. Abril 25 de 1956. Auto abril 31 de
1971. Sent. Julio 22 de 1972. M.P. Jesús Bernal Pinzón.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 11/02/2003
DECISION : Confirma sentencia condenatoria
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : PINEDA CASAS, ALBERTO- FISCAL
DELITOS : Concusión
PROCESO : 16319
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

EXTRADICION-Debido proceso/ EXTRADICION-Solicitud/ EXTRADICION-


Documentos anexos-Presunción de autenticidad/ EXTRADICION-
Responsabilidad de la persona solicitada

1. El defensor del requerido pide a la Corte conceptúe favorablemente por ser esa la
voluntad de su poderdante, dicha manifestación no la releva de efectuar el estudio de
cada uno de sus fundamentos, por cuanto sujeta como está al imperio de la ley, de no
proceder a ello lesionaría la garantía del debido proceso, dejando en manos de los
sujetos intervinientes la disponibilidad del trámite.

2. La solicitud de extradición debe hacerse por vía diplomática o excepcionalmente por


la consular o de gobierno a gobierno, acompañada de la transcripción de la sentencia,
la resolución de acusación o su equivalente; de la indicación exacta de los actos base
de la demanda y del lugar y la fecha de su ejecución; de la inclusión de todos los datos
que se posean y sirvan para establecer la plena identidad del reclamado y, de copia
autenticada de las disposiciones penales aplicables al caso.

3. Al tenor de lo estipulado por el artículo 259 del Código de Procedimiento Civil,


(modificado por el decreto 2282/89, octubre 7, mod. 118), los documentos públicos
otorgados en el país extranjero por funcionarios de éste o con su intervención, deberán
presentarse debidamente autenticados por el cónsul o agente diplomático de la
República, y en su defecto por el de una nación amiga, lo cual hace presumir que se
otorgaron conforme a la ley del respectivo país. La firma del cónsul o agente
diplomático se abonará por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, y si se
trata de agentes consulares de un país amigo, se autenticará previamente por el
funcionario competente del mismo y los de éste por el cónsul colombiano.

4. En lo que atañe a las críticas que hace el defensor al contendido de los documentos
adosados al expediente, a las pruebas que sugiere se pueden practicar y que dice
posee para demostrar la inocencia del requerido, fuera de hacerlas para desacreditar
el instituto de la extradición y no obstante pedir expresamente a la Corte rendir
concepto favorable; por orientarse a desvirtuar la responsabilidad del solicitado por los
delitos que le son endilgados, la Sala no se pronunciará sobre ellas por trascender los
fundamentos del concepto, pues son de exclusiva incumbencia de las autoridades
judiciales norteamericanas dentro del proceso penal base de la reclamación, en donde
la defensa cuenta con los dispositivos legales adecuados para hacer valer sus
derechos.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Concepto Extradición
FECHA : 11/02/2003
DECISION : Conceptúa favorablemente
PAIS REQUIRENTE : Estados Unidos de América
REQUERIDO : CUEVAS SANCLEMENTE, RUBEN DARIO
DELITOS : Concierto para delinquir-narcotráfico
PROCESO : 19186
PUBLICADA : Si

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RECURSOS-Legitimidad/ NULIDAD-Interés para alegarla/ CASACION-Interés

1. En la actuación penal, por regla general, todos los sujetos procesales tienen la
facultad para controvertir las decisiones emitidas en el curso de la misma a través de
la interposición de los recursos legalmente establecidos; sin embargo, como los medios
de impugnación se erigen en mecanismos concebidos para corregir los errores de
actividad, de lógica jurídica o de valoración probatoria cometidos por los funcionarios
judiciales en cuanto perjudican a una o varias de las partes, las providencias sólo
pueden ser censuradas por quienes derivan de ellas un concreto agravio, al cual se
vincula el interés jurídico para recurrir, por razón del cual la pretensión del impugnante

59
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

debe encaminarse a obtener entonces la reparación del perjuicio causado con el


pronunciamiento respectivo.

Este requisito que estaba consagrado en forma expresa en el artículo 196 del estatuto
procesal penal bajo el cual se adelantaron las presentes diligencias (Decreto 2700 de
1990), a través de una regulación normativa reiterada en el artículo 186 de la
codificación instrumental de reciente vigencia, desde ninguna óptica es ajeno a la
casación atendida su propia naturaleza de medio extraordinario de impugnación;
menos aún, al advertir que tiene entre otros fines, por disposición del legislador y
precisamente, la reparación de los agravios inferidos a las partes con la sentencia
objeto de la misma.

Ahora bien, a partir de este irrebatible entendimiento, la Corte desde antaño ha


precisado que la casación ha de estar orientada a satisfacer el aludido propósito, es
decir, desde diferente arista, a pretender un beneficio para la parte en cuyo favor se
interpone. Por lo tanto, en cuanto interesa considerar para el caso examinado, resulta
evidente la ausencia de interés jurídico en el defensor impugnante no sólo cuando la
postulación propende de manera expresa o tácita por tornar más gravosa la situación
de quien representa, sino también, cuando el error de actividad o in iudicando argüido
afecta en apariencia y tan sólo a otros sujetos procesales, que es la hipótesis
configurada con evidencia en el presente asunto.

2. Al amparo de la causal de nulidad el demandante presenta dos cargos contra el fallo


de segundo grado, mediante los cuales acusa la existencia de presuntas
irregularidades cometidas en el curso de la actuación en perjuicio de sujetos
procesales diferentes del sindicado cuya asistencia jurídica ostenta; invocación en la
que pierde de vista, como tiene clarificado la Sala, que "...por regla general, los vicios
de garantía y las fallas de estructura que eventualmente puedan presentarse,
producen efectos individuales", de manera que las "limitaciones al derecho de defensa
y las fisuras en las bases del proceso, si sólo inciden sobre uno de los procesados, no
pueden hacerse extensivas a los demás. Esta es la razón de ser del ejercicio
unipersonal del derecho de defensa y de las nulidades parciales"* .

3. El impugnante pasa por alto que de verificarse su realidad, la misma circunscribiría


sus efectos a las facultades de ese otro sujeto procesal, con intereses y facultades
propias, a la vez que diversas de las conferidas al sindicado, de manera que ninguna
trascendencia podría derivarse de ella para la situación jurídica de este último.

De ahí que tratándose de dicho aspecto, ante la imposibilidad de plantear el agravio y


por ende, la concurrencia del interés jurídico, el libelista acude a razonamientos que
nada tienen que ven con la incolumidad de las garantías del acriminado; más aún, que
desconocen la independencia de los intereses y facultades de los sujetos procesales en
la actuación penal, así estén unidos por vínculos de afecto o parentesco, como
efectivamente sucede en el caso de autos, pues sostiene que el menoscabo de los
derechos fundamentales del enjuiciado (...) surgió al "perder el objetivo central de su
defensa, por atender lo que pudiera afectar a su esposa".

----------------------------
* Sentencia de julio 4 de 2001, M.P. Dr. Jorge Aníbal Gómez Gallego, radicado 14.048; criterio
reiterado en providencia de mayo 30 de 2002, radicado 12.958 del mismo ponente.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Casación
FECHA : 11/02/2003
DECISION : Inadmite la demanda por falta de interés
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Ibagué
PROCESADO : ROMERO ORJUELA, RODRIGO
DELITOS : Homicidio culposo agravado
PROCESO : 18566
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

INVESTIGACION INTEGRAL-Omisión de prueba/ DERECHO DE DEFENSA-


Inactividad del abogado/ FALSO JUICIO DE IDENTIDA-Prospera el cargo al
distorsionarse lo dicho por los declarantes/ CASACION-Prevalencia del derecho
sustancial frente a lo formal/ FALSO JUICIO DE IDENTIDAD/ IN DUBIO PRO
REO

1. La Corte ha sostenido que cuando se plantea en casación violación del principio de


investigación integral, por omisión de pruebas, no basta alegar que los juzgadores
incurrieron en inactividad probatoria, sino que es preciso indicar qué medios,
susceptibles de ser practicados, dejaron de serlo, y de qué manera su no aportación
resultó incidente, con contenido sustancial, en la decisión impugnada.

2. La Corte ha sido insistente en sostener que el derecho de defensa puede ejercerse


no solo a través de actos positivos de gestión (impugnaciones, contrainterrogatorios,
alegaciones etc.), sino también de actitudes pasivas, y que por ello, cuando se plantea
esta clase de vicio en casación, no basta demostrar que el defensor dejó de actuar,
porque bien puede suceder que su actitud responda a una estrategia defensiva, sino
que la inactividad que se advierte es producto de la indiferencia, o el abandono de la
gestión encomendada.
...

Aunque es cierto que no impugnó la resolución mediante la cual fue resuelta la


situación jurídica, ni presentó alegatos previos a la calificación, ello no implica
abandono de la gestión, o descuido en su ejercicio, pues siendo el derecho de
impugnación apenas una de las manifestaciones del derecho de defensa, ha de
entenderse que la abogada no consideró oportuno hacer uso del mismo en ese
momento procesal, y en cuanto a los alegatos precalificatorios, es ella misma la que
manifiesta que dejó de presentarlos por estrategia defensiva.

3. Se estructura cuando el juzgador aprecia la prueba, pero al hacerlo distorsiona su


expresión material (por adición, cercenamiento o mutación de su contenido),
poniéndola a decir lo que materialmente no dice, situación que viene a corresponder,
en estricto rigor técnico, a la propuesta de ataque presentada por el demandante,
fundada en la consideración de que los juzgadores sustentaron la decisión de condena
en afirmaciones que las referidas pruebas no contienen.
...

Aunque el actor no acierta en la nominación jurídico dogmática del yerro, es lo


suficientemente claro al precisar en qué consistió cada uno de ellos, y cuál su
trascendencia, y esto, frente al principio de prevalencia de lo sustancial sobre lo
formal, resulta suficiente para aprehender la consideración de la censura.
...

El demandante sostiene que los juzgadores hicieron afirmaciones que no contiene, en


cuanto aseguran que la declarante identificó al procesado como uno de los autores del
hecho, no siendo ello cierto. Este reparo resulta fundado. De la confrontación de los
dos actos procesales (testimonio y sentencia) se establece que la referida afirmación
no corresponde al contenido de la prueba, y que el ad quem, por tanto, distorsionó su
expresión fáctica, incurriendo en un error de hecho por falso juicio de identidad.
...

El precario poder persuasivo de la prueba de cargo que el proceso ofrece impide


arribar a una declaración de certeza sobre la responsabilidad del acusado en los
hechos. Por tanto, debe concluirse que el Tribunal incurrió en violación indirecta de la
ley sustancial, por falta de aplicación del artículo 445 del Código de Procedimiento
Penal de 1991 (artículo 7º del nuevo estatuto), que ordena resolver toda duda
probatoria en favor del procesado, debido a errores de hecho derivados de una
indebida apreciación de las pruebas, como lo sostiene el demandante.

61
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 13/02/2003
DECISION : Casa parcialmente, absuelve, ordena libertad
inmediata e incondicional
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : CASTRILLON, DUMAR FERNANDO
DELITOS : Hurto calificado, Porte de armas de defensa
personal,
Homicidio agravado
PROCESO : 17552
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Debido proceso/ AUDIENCIA ESPECIAL-Facultades del juez frente


al acuerdo/ NULIDAD-Oportunidad para solicitarla/ TERMINACION
ANTICIPADA DEL PROCESO-No acuerdo: El no archivar las diligencias no
genera nulidad/ CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA-Objetivas y
subjetivas/ CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA-No es necesario
que la norma que la tipifica aparezca especificada en la acusación

1. Del artículo 29 de la Constitución se desprende que el derecho a un proceso como


es debido es fundamental, lo que comporta que su transgresión se sancione con la
nulidad, siempre y cuando las irregularidades en que se apoya no se hayan
convalidado dentro de la actuación, conforme con los principios señalados por los
artículos 308 y 310 de los Códigos de Procedimiento Penal, derogado y vigente,
respectivamente.

2. La norma dispone que el juzgador "dictará sentencia … de conformidad con lo


acordado si encuentra el acuerdo ajustado a la ley" y que, en el evento contrario, "en
caso de no aceptar el acuerdo lo improbará mediante auto susceptible de recurso de
apelación".

El actor olvidó que el legislador condicionó el procedimiento descrito, pues expresó


que la sentencia se dictaría "siempre que no se hayan violado los derechos
fundamentales del procesado". En otras palabras, el fallo sólo se podía proferir una vez
el juzgador analizara lo actuado y concluyera en la no vulneración de esas garantías
superiores, sin que se pueda siquiera insinuar que el debido proceso no es una de
ellas, como que con tal categoría lo regula el artículo 29 de la Constitución, y una de
las causales de nulidad, según el artículo 304-2 del Código de Procedimiento Penal
derogado (306-2 del actual) es "La comprobada existencia de irregularidades
sustanciales que afecten el debido proceso".
...

El artículo 37 A subordinaba la aprobación o improbación del pacto a la no vulneración


de derechos fundamentales (el debido proceso lo es), cuya infracción necesariamente
obligaba a la sanción de nulidad. Además, así esta disposición no hubiera regulado la
materia, no se puede olvidar que el artículo 305 del estatuto de 1991 (307 del actual)
imponía al funcionario judicial el deber de invalidar lo actuado cuando, en cualquier
momento, advirtiera que se presentaba alguna de las causales legales para hacerlo.

3. Equivocada resulta la censura cuando cuestiona que el Ministerio Público impetrara


la anulación en el desarrollo de la diligencia de audiencia especial, primero, porque
olvida que la facultad oficiosa habilitaba al funcionario a proceder en ese sentido; y
segundo, por cuanto el artículo 306 del Código procesal de 1991, que se cita como
apoyo jurídico, aludía a la "Oportunidad para invocar nulidades originadas en la etapa
de instrucción", que expiraba con "el término de traslado común para preparar la
audiencia". Luego podían ser solicitadas en cualquier tiempo durante la instrucción,

62
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

hasta 30 días después de que, estando la resolución de acusación en firme, se


recibiera el expediente en el despacho del juez de la causa.

4. El parágrafo segundo del artículo 37 A, en efecto, disponía que "El trámite previsto
en este artículo se hará en cuaderno separado, que sólo hará parte del expediente si
se concreta el acuerdo. En caso contrario se archivará". El incidente propuesto finalizó
sin convenio, luego es claro que las diligencias relacionadas con el mismo no se han
debido acumular a la actuación principal. Como ocurrió lo contrario, se evidencia que,
formalmente, asiste razón al demandante por cuanto se infringió la orden legal
transcrita.

No obstante, la informalidad no puede generar la anulación que se impetra, porque el


censor se limitó a enunciarlo sin comprobar, como era su deber, su trascendencia.
Desconoció el mandato del artículo 308-2 del Código de Procedimiento Penal derogado
(310 del vigente), en virtud del cual "Quien alegue la nulidad debe demostrar que la
irregularidad sustancial afecta garantías de los sujetos procesales, o desconoce las
bases fundamentales de la instrucción y el juzgamiento".

5. La discusión respecto de las causales objetivas y subjetivas ha sido superada por la


Corporación, en el entendido de la necesidad, tratándose de la armonía acusación-
sentencia, de que ellas, sea cual fuere su especie, deben ser objeto de estimación en
el pliego de cargos, caso en el cual, y sólo en él, es válida su deducción al imponer la
sanción, so pena de que prospere el recurso extraordinario por desacuerdo. Esto, sin
embargo, no significa que se deba plasmar una específica fórmula ni la concreta
mención de las normas que las regulan, pues basta que el calificatorio los contenga
con su correspondiente valoración, "no siendo necesario que se las identifique por su
nominación jurídica, o que sean citadas las disposiciones que las describen y señalan
sus implicaciones punitivas (aunque lo ideal es que todo esto suceda), sino que el
supuesto fáctico aparezca claramente definido en ella, y que no exista la menor duda
acerca de su imputación (Cfr. casaciones de dic. 18/2000 y feb. 21/2001, M. P. Dr.
Carlos Augusto Gálvez Argote)".

"En síntesis, se tiene que la Corte, en la actualidad, es del criterio que todas las
circunstancias que impliquen incremento punitivo, específicas o genéricas, valorativas
o no valorativas, en cualquiera de sus modalidades, deben hacer parte de la
imputación fáctica de la acusación para que puedan ser deducidas en la sentencia,
siendo suficiente para que esta exigencia se cumpla que el supuesto de hecho que las
estructura aparezca claramente definido en ella, de suerte que su imputación surja
inequívoca de su contenido".

"Como ha sido ya precisado en pronunciamientos anteriores, no se trata de exigir que


la circunstancia aparezca jurídicamente identificada a través de la norma que la
consagra, o mediante fórmulas sacramentales predeterminadas, pero tampoco de
suponer que se las dedujo, donde no lo fueron, con el argumento de que su imputación
resulta implícita o sobreentendida, en razón de la naturaleza de los hechos, o el simple
recuento que de los mismos pudo haber sido efectuado en la acusación. Lo exigible es
que el supuesto de hecho de la circunstancia que fue objeto de deducción en la
sentencia (específica o genérica, valorativa o no valorativa), aparezca precisado
inequívocamente en la acusación, de suerte que entre los dos actos procesales
(sentencia y pliego de cargos) exista plena identidad en el aspecto fáctico"*.

----------------------------
* Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, radicado 10.868, sentencia de 4 de abril de
2001, M. P. Fernando Arboleda Ripoll.

63
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON,


DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Sentencia Casación
FECHA : 13/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : MUÑOZ PULIDO, ALIRIO
DELITOS : Concusión
PROCESO : 15553
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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REPARACION DEL DAÑO/ REDENCION DE PENA/ PERJUICIOS MORALES-


Personas jurídicas/ PERSONA JURIDICA/ CASACION-Interés para recurrir-
Apelación

1. Disponía el artículo 374 del anterior Código Penal, que reproduce de manera casi
idéntica el 269 del actual estatuto, que "El juez disminuirá las penas señaladas en los
capítulos anteriores de la mitad a las tres cuartas partes, si antes de dictarse sentencia
de primera instancia, el responsable restituyere el objeto materia del delito o su valor,
e indemnizare los perjuicios ocasionados al ofendido o perjudicado".

El entendimiento actual que de esta disposición ha hecho la jurisprudencia de la Sala* ,


aclarados algunos equívocos que en el pasado surgieron, puede compendiarse así:

- Se trata de un mecanismo de reducción de pena, no de una atenuante de


responsabilidad. Por lo tanto, no incide en el término de prescripción de la acción penal
ni en la determinación de la cantidad máxima de pena que hace procedente el recurso
de casación.

- La rebaja de pena no es facultativa del juez. Cumplido el supuesto fáctico, se aplica la


consecuencia jurídica correspondiente sin que interese determinar el motivo que
indujo a la restitución o indemnización, valoraciones subjetivas que no hacen parte de
los requisitos consagrados en la ley.

- Si el objeto material del delito desaparece, se destruye o el imputado no está en


condiciones de recuperarlo, la exigencia legal se cumple si paga su valor e indemniza
el perjuicio causado.

- Si no se logra el apoderamiento del objeto material -como ocurre en la tentativa- o


éste es recuperado por las autoridades, la rebaja opera si el responsable resarce los
perjuicios causados con el hecho punible.

- La reducción es extensiva a los copartícipes, aunque no necesariamente en la misma


proporción dadas las particularidades que se deben observar en el proceso de
dosificación de la pena.

- La estimación de perjuicios hecha por el ofendido sólo puede ser objetada por los
demás sujetos procesales, de manera que si aquél no reclama por daño moral es
porque lo consideró inexistente. Sin embargo, aunque el funcionario judicial no puede
cuestionar la pretensión indemnizatoria, debe verificar que recoja el querer de la ley
para que sea integral y se estime de manera razonada, no como consecuencia de una
intervención rutinaria y superficial de la víctima del delito.

- Su reconocimiento no concurre con circunstancias genéricas de menor punibilidad.

64
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

2. Las personas jurídicas no sufren perjuicios morales subjetivos (pretium doloris)


porque no pueden experimentar dolor físico o moral, lo cual no obsta para que se les
pueda reconocer otros de carácter extrapatrimonial, que se derivan por ejemplo de la
afectación del buen nombre**, obviamente en la medida en que aparezcan
demostrados en el proceso.

3. Si bien la rebaja de pena por confesión, en cuanto incide en la dosificación punitiva,


puede ser objeto de los recursos de apelación y de casación en aquellos eventos en los
que el sindicado se acoge a la terminación anticipada del proceso, en este caso no
podía ser discutida por la defensa porque su desconocimiento en el fallo dictado por el
Juzgado 12 Penal del Circuito de Medellín no fue objeto de impugnación.

Que ese específico punto no se hubiera discutido en la segunda instancia demuestra,


como lo ha repetido en numerosas oportunidades la Sala***, que el afectado estuvo de
acuerdo con la decisión e implica que, como precisamente por no plantearse no fue
considerado por el Ad quem en su providencia, no pueda ser objeto del recurso
extraordinario, pues no es admisible que se reproche la falta de examen de lo que no
fue motivo de impugnación.

__________________
* De manera especial, se pueden consultar las sentencias que con ponencia del magistrado
Fernando Enrique Arboleda Ripoll profirió la Sala el 23 de noviembre de 1998, radicado 9.657, y
del 7 de marzo de 2002, radicado 14.459, así como la del 28 de septiembre de 2001, radicado
16.562, M. P. Carlos Eduardo Mejía Escobar.
** Auto del 11 de febrero de 1999, radicado 14.523, M. P. Jorge Aníbal Gómez Gallego.
*** Cfr. sentencias del 4 de julio de 2001, radicado 14.126, M. P. Herman Galán Castellanos; 22
de octubre de 2001, radicado 10.869, M. P. Jorge Aníbal Gómez Gallego; 21 de noviembre de
2001, radicado 13.122, M. P. Édgar Lombana Trujillo; 18 de abril de 2002, radicado 12.735, M. P.
Jorge Aníbal Gómez Gallego y 24 de enero de 2002, radicado 13.970, entre otras.

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 13/02/2003
DECISION : Casa parcialmente, confirma sentencia de primera
instancia
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : PUERTA DE LOPEZ, ANA ROSA
PROCESADO : LOPEZ PUERTA, CARLOS ANDRES
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal
PROCESO : 15613
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

****************************

AUDIENCIA ESPECIAL-Discrecionalidad del fiscal/ JUZGAMIENTO/ PRUEBA-


Ilegal/ FALSO JUICIO DE LEGALIDAD/ INSPECCION JUDICIAL-Traslado:
Adición de la diligencia/ DOCUMENTOS-Fotografía y plano fotográfico/
FISCAL-Cambio/ COLABORACION EFICAZ

1. Lo infructuoso de la diligencia a causa de no haberse logrado un acuerdo sobre la


adecuación típica, que para el defensor era de homicidio simple, mientras para la
Fiscalía era de homicidio agravado, no constituye ninguna irregularidad, pues la ley no
reconocía ningún derecho al acuerdo efectivo, lo que establecía era la oportunidad de
discutir temas respecto de los cuales hubiese duda probatoria.

Tan claro era ello que el inciso final del parágrafo 2 de ese artículo 37A consagraba:

65
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

"El fiscal no estará obligado a concurrir a la audiencia cuando advierta que existe
prueba suficiente en relación con los aspectos sobre los cuales puede versar el
acuerdo".

De esa manera la ley dejaba a la razonable discreción del Fiscal la decisión de acceder
o no a la audiencia especial, discrecionalidad que, por otra parte, estaba limitada por la
existencia de "prueba suficiente", de donde surge que no era una decisión arbitraria,
sino referida a la presencia de material probatorio y a condición que fuera suficiente.
Esa circunstancia conduce a otro interrogante, ¿suficiente para qué?, cuya respuesta
sólo puede darse consultando la función constitucional de la Fiscalía que no es otra
que la de investigar los delitos y acusar a los presuntos infractores ante los Juzgados y
Tribunales competentes (artículo 250 de la Constitución Política).

2. Lo sucedido posteriormente es el desarrollo natural de la fase de juzgamiento que


está instituida justamente para eso, para controlar la acusación y para adoptar una
decisión que sea congruente con la acusación, consecuente con el material probatorio
y respetuosa de los derechos fundamentales de los sujetos procesales, que por eso se
presume legal y acertada.

3. Con desacierto técnico el defensor pretende la anulación del proceso por una
irregularidad, que de haber ocurrido, tiene dicho la Corte, no tiene la virtud de generar
semejante consecuencia, pues no se trata de un vicio de estructura, sino a lo sumo de
garantía, caso en el cual la máxima consecuencia sería la de excluir la pieza probatoria
recaudada en tal diligencia o la diligencia misma, de modo que el ataque debía
hacerse por vía de infracción al principio de legalidad, en cuanto lo que pretende
discutir, finalmente, es el procedimiento de aducción de la prueba.

En tal evento, el deber del censor no se agota allí, en el puro señalamiento, sino que su
obligación incluye demostrar que la prueba así recaudada fue fundamento del fallo y
que retirándola se desestructura éste, pero si no ocurre ni lo uno ni lo otro, el tema no
pasa de ser una mera irregularidad, sin carácter sustancial y, por supuesto, sin ninguna
incidencia en las presunciones de legalidad y acierto de la sentencia impugnada.

4. La necesidad de poner la inspección judicial "a disposición de las partes por el


término de tres días para que soliciten adición de la diligencia", que contempla el
inciso 2° (Art.245 C.P.P.) está sujeta, en la etapa de instrucción, a la única hipótesis de
que ésta haya sido practicada sin providencia previa que la ordene, pues en tal evento
los sujetos procesales no participaron en su práctica, de modo que con tal traslado se
cumple, a posteriori, con la publicidad que la Constitución y la ley garantizan, a priori,
para esa diligencia.

Y se explica el mandato legal en la norma constitucional inicialmente transcrita, pues si


la publicidad de la actuación es principio de tal categoría, que alcanza mayor
intensidad en la fase del juicio, no tiene ningún sentido ocultarle a las partes la
realización de la diligencia que por naturaleza le permite al Juez el contacto directo con
la prueba. Es por eso que ese inciso quedó constitucionalmente condicionado* a que
esa actuación sólo puede considerarse ajustada a la Carta en situaciones puntuales y
urgentes de aseguramiento de la prueba, en todos los demás casos es menester la
providencia previa que la ordene en los términos del primer inciso de la norma legal
transcrita, so pena de su exclusión como elemento de juicio del debate.

5. En cuanto hace al reclamo final del censor de no habérsele dado traslado de prueba
pericial de las fotografías tomadas en la inspección y del plano topográfico levantado
de la misma, también se equivoca, pues ni las unas ni el otro tienen tal característica:
son documentos, gráficos los dos; el uno, mecánico y, el otro, manual (en este caso,
pues también pueden ser digitales); uno registra una imagen que sucedió en un
momento determinado; y, el otro, plasma, con precisión a escala, las dimensiones
exactas del sitio con los cambios de nivel del terreno y la ubicación exacta de los
objetos y personas que participaron en la diligencia.

De esa manera si el defensor tenía dudas, por ejemplo, sobre la fidelidad de las
fotografías, porque pudiera comprobar que fueron manipuladas, digital o
manualmente, o simplemente retocadas, ha debido proceder de conformidad a como
debe hacerse cuando se duda de la veracidad de cualquier documento que pueda o
sea tenido como prueba.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

6. El mero hecho de la variación de un Fiscal no es, por sí mismo, violatorio del


procedimiento, pues todos los Fiscales son delegados del Fiscal General de la Nación y
quien aquí reemplazó a su antecesor actuó ante el Juez 34 Penal del Circuito, es decir
era Delegada ante ese Juez, tal como se lee en el acta de audiencia pública.

Ahora bien, tampoco resulta atendible como motivo de nulidad el de la supuesta falta
de un acto de designación de la Fiscal que finalmente actuó, pues su reconocimiento
por parte del Juez del conocimiento como Fiscal Delegada ante él, hace presumir su
existencia, aunque no conste en la actuación. En todo caso, la censura se limita al
señalamiento de esa circunstancia, sin adentrarse a demostrar que se trate de un error
y, menos aún, de serlo, cuál es su trascendencia.

7. Los beneficios por colaboración eficaz que contemplaban el artículo 369A y


siguientes del Código de Procedimiento Penal derogado, eran del exclusivo resorte de
la Fiscalía General de la Nación, que, sólo en caso de acordarlos, podía ponerlos a
disposición del Juez para efectos del control de legalidad. En todo caso ese no era un
trámite que hiciera parte de la actuación procesal propiamente dicha, era, un rito
anexo a éste, pero ajeno a su estructura.

-----------------------
* CORTE CONSTITUCIONAL, sent. C-595, oct. 21 de 1998.

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Casación
FECHA : 13/02/2003
DECISION : Declara una prescripción, no casa, reajusta pena
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
RECURRENTE : ARENAS ORTIZ, EDWAR ALEXANDER
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 11480
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Debido proceso/ IDENTIDAD DEL PROCESADO/


INDIVIDUALIZACION/ VINCULACION AL PROCESO PENAL-Persona
adecuadamente individualizada o identificada

1. Cuando se alega el quebrantamiento del debido proceso, como en el presente caso,


es preciso que el demandante demuestre la presencia de defectos sustanciales que
conspiren contra la estructura del sistema procesal en uno de sus eslabones
concatenados, por ejemplo, no abrir investigación, no vincular al procesado, no definir
la situación jurídica cuando ello sea necesario, no clausurar la investigación, no
convocar a audiencia preparatoria, y, en fin desconocer las etapas de investigación y
juzgamiento.

En punto de esta causal corresponde también al recurrente demostrar que la


irregularidad, cometida durante el desarrollo del proceso e inadvertida en el fallo, es
francamente trascendental e incide de tal manera, que para remediarla no queda
ninguna alternativa distinta a invalidar las diligencias, ya que no se trata de discutir la
ocurrencia de cualquier defecto insustancial; y por ello, quien así alega debe indicar
razonadamente y con precisión el momento procesal al que han de retrotraerse las
actuaciones, una vez excluidas las alcanzadas por los vicios.

2. Es evidente que el reproche está cimentado sobre el contenido que el demandante


atribuye a la expresión normativa "plenamente identificada", cuyo alcance ha sido
objeto de análisis por la Sala de Casación Penal en diversos pronunciamientos, muchos
de ellos anteriores al fallo materia del recurso, pero cuya hermenéutica dice relación
con las exigencias de individualización o identificación del sujeto activo del delito,

67
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

estipuladas en el Código de Procedimiento Penal, Decreto 2700 de 1991, vigente


cuando se produjo el emplazamiento en el presente asunto.

Se destaca la sentencia del 5 de octubre de 1994, (M.P. Dr. Juan Manuel Torres
Fresneda), oportunidad donde la Corte expresó:

"Nada interesa que el sujeto pasivo de la acción penal se presente con una pluralidad
de nombres o de documentos de identidad, lugares o fechas de nacimiento,
mecanismos fraudulentos que ninguna duda alcanzan a generar cuando se tiene la
certeza respecto del individuo único y concreto sobre el cual recae la acción punitiva
del Estado. Ya en su momento el artículo 127 del Decreto 050 de 1987 establecía que
la necesidad de determinar la identidad del procesado imponía al instructor la
obligación de practicar con preferencia las pruebas orientadas a obtenerla, siempre y
cuando "surgieren dudas" sobre ella, y dentro del mismo sentido el artículo 128
clarificaba que "La imposibilidad de identificar al procesado con su verdadero nombre y
apellido o con sus otras generalidades, no retardará ni suspenderá la instrucción, el
juicio ni la ejecución de la sentencia, cuando no exista duda sobre su individualización
física, condiciones que hoy subsisten aplicadas a los diferentes estadios procesales
como sucede para comenzar cuando el 319 del Código de Procedimiento Penal
(Decreto 2700 de 1991), impone como objeto de la averiguación preliminar la
determinación de la "identidad o individualización de los autores o partícipes de la
infracción, el artículo 352 solo autoriza oír en indagatoria a quien sorprendido en
flagrancia o señalado por los antecedentes o circunstancias contenidos dentro del
proceso se pueda tener como autor o partícipe del hecho, y concordantemente el
artículo 356 advierte que no podrá emplazarse "a persona que no esté plenamente
identificada", en una clara prohibición a la vinculación de personas indefinidas, de una
pluralidad de homónimos o de sujetos simplemente señalados como n.n., hasta
culminar en la exigencia de que la redacción de la sentencia contenga los datos de la
"identidad o individualización del procesado" (artículo 180 ibídem)."

La posibilidad de vincular a una persona sindicada que esté adecuadamente


individualizada o identificada no sufrió alteración alguna en el "nuevo" Código de
Procedimiento Penal, Ley 600 de 2000, pues la investigación previa tiene entres sus
finalidades la de recaudar pruebas indispensables para lograr la individualización o
identificación de los autores o partícipes de la conducta punible (artículo 322); la
apertura de instrucción también tiende a determinar quién o quiénes son los autores o
partícipes de la conducta punible (artículo 331); la indagatoria igualmente es un medio
para establecer la identidad o la individualidad del sindicado, pues además de sus
nombres, apellidos y documentos de identificación, debe ser interrogado por apodos si
los tuviere, nombres de los padres, edad, lugar de nacimiento, estado civil, nombre del
cónyuge o compañero permanente y de los hijos, domicilio, residencia, lugares de
trabajo, estudios adelantados, bienes que posea y antecedentes, y en este acto se
debe dejar constancia de las características morfológicas del sindicado (artículo 338);
la orden de captura deberá contener los datos necesarios para la identificación o
individualización del imputado (artículo 350); y, finalmente, entre sus requisitos
formales, la sentencia deberá contener la identidad o individualización del procesado
(artículo 170).

Todo ello conduce a inferir de modo racional que, igual que en el régimen derogado,
cuando el artículo 344 (declaratoria de persona ausente) del Código de Procedimiento
Penal, Ley 600 de 2000, establece que "en ningún caso se vinculará persona que no
esté plenamente identificada", la expresión plenamente identificada no se refiere de
manera exclusiva y excluyente a que se cuento con los nombres, apellidos y los
documentos de identificación del sindicado, pues una exigencia de tal naturaleza sería
fuente de impunidad en los eventos donde no fuere posible recaudar dicha
información.

Entonces, en el anterior régimen como en el vigente, la prohibición de vincular a una


persona que no esté plenamente identificada, ha de entenderse referida a la suficiente
identificación o individualización del procesado, para evitar el procesamiento de
personas indefinidas y precaver las dificultades que generaría la homonimia, como lo
ha reiterado la jurisprudencia.

Luego, en materia penal, es errada la idea que suele tenerse según la cual
identificación puede extraerse necesaria o exclusivamente de documentos oficiales
que contengan los nombres, apellidos, lugar y fecha de nacimiento, etc., de una

68
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

persona, puesto que la prueba documental no es el único medio, sino que existe
libertad probatoria para reconocer si una persona es la misma que se supone o se
busca.

Así las cosas, no es correcto interpretar los preceptos comentados, artículo 356
(emplazamiento para indagatoria) del Código de Procedimiento Penal, Decreto 2700 de
1991, y artículo 344 (declaratoria de persona ausente) del Código de Procedimiento
Penal, Ley 600 de 2000, para crear un paralelismo o un antagonismo entre lo que se
entiende por identificación de un ciudadano, y lo que se entiende por identidad física o
individualización.

La identificación de alguna manera está asociada a la idea de documentos oficiales,


pero trasciende a otros aspectos. Se enmarca en el campo de la antropología cultural y
en la vida de relación. Alude a todos los datos que han sido asignados a una persona
para su realización dentro de la sociedad, por razón de su origen, sea por el lugar de
nacimiento o los que nacen en el núcleo familiar, como los que se refieren a sus
nombres y apellidos, a sus vínculos de consanguinidad o afinidad; luego, a los
documentos que lo identifican en los actos de su vida pública y privada y en los
registros oficiales como son la cédula de ciudadanía, la libreta militar, un carné de
vinculación al servicio público, los certificados sobre antecedentes penales, policivos,
disciplinarios, etc. Es decir, la identificación comprende todos aquellos datos que
otorgan a una persona un sitio jurídico dentro de la organización social.

En el marco de la normatividad procesal penal, la palabra individualización


corresponde a la operación a través de la cual se especifica o determina a una
persona, por sus rasgos particulares que permiten distinguirla de todas las demás.
Alude a las personas como fenómeno natural, a las características personalísimas de
un ser humano, que lo hacen único e inconfundible frente a todos los demás
pertenecientes a su misma especie. En este sentido, la individualización es un
concepto interesante a la antropología física, a la morfología.

Entonces, puede colegirse que la expresión "plenamente identificada" en la prohibición


que el legislador estableció en las citadas normas, apunta a la persona integralmente
considerada, como fenómeno natural, individual, inconfundible con otra, única en su
especie, y también en lo atinente a su entorno sociocultural, en el sentido de que no es
permitido emplazar ni vincular a alguien indeterminado, con el propósito de que no
resulte como sujeto pasivo de la acción penal una persona distinta a la que desplegó la
conducta punible, o se dificulte o impida la ejecución de la sentencia.

Lo anterior significa que sería ideal, pero no indispensable, conocer todos los datos que
brinden tanto la identificación como la individualización de la persona que es sometida
a la acción punitiva del Estado. De lo contrario, se llegaría al absurdo, de que los
delincuentes respecto de quienes se desconoce su filiación, o las personas
indocumentadas, o conocidas solo por su remoquete, o las que han abandonado o
cambiado el lugar de residencia, pese a su inconfundible señalamiento, no podrían ser
sujetos pasivos de la acción penal.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 13/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
NO RECURRENTE : HIGUITA DURANGO, FABIO ELIAS ,O,
PROCESADO : HIGUITA, FABIO ELIAS ,O,
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 11412
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

PARTE CIVIL-Interés para recurrir en caso de absolución/ DEMANDA DE


CASACION-Técnica

1. Habida cuenta que en este caso la recurrente es la representante de la parte civil


conviene reiterar que este sujeto procesal está legitimado para acudir a esta vía
extraordinaria de impugnación, a pesar de que no hubiere apelado la sentencia de
primera instancia, que es uno de los factores que determinan la viabilidad de la
vocación impugnatoria, cuando el fallo materia del recurso de casación ha revocado la
condena de primer grado para absolver al procesado, pues es a partir de ese
pronunciamiento que los intereses privados se ven afectados, en la medida en que, por
virtud del sentido de tal determinación, desaparece la opción de obtener el
resarcimiento de los daños y la indemnización de los perjuicios morales y materiales
que hubiere ocasionado la conducta sometida a juzgamiento. En ese sentido se puede
citar, entre otros pronunciamientos, el siguiente:

".....si bien el apoderado de la parte civil no recurrió del fallo de primera instancia y la
cuantía de la acción indemnizatoria es inferior a la exigida por la casación civil para
época en que se interpuso el recurso, le asiste pleno interés para recurrir porque la
decisión de segundo grado afectó sus intereses en forma desfavorable, pues
tratándose de una absolución del delito del cual se derivaba la obligación de
indemnizar, este sujeto procesal se encuentra legitimado para que
extraordinariamente busque un pronunciamiento de fondo sobre la existencia del
delito y los perjuicios que en el caso concreto se hubiesen podido ocasionar". (Sent.,
marzo 30/00. Rad. 11.959. M.P. Carlos Augusto Gálvez Argote).*

2. Es presupuesto de un pronunciamiento de fondo, en esta sede, que la demanda


exhiba una argumentación lógica, fundamentada y consecuente con el reproche que
se formula, guardando los principios que regulan este recurso y que le dan el carácter
de extraordinario; ello, por cuanto, tratándose una vía de impugnación rogada, está
regida por el principio de limitación, conforme al cual, el Tribunal de Casación debe
circunscribir su decisión a las causales aducidas por censor, las cuales han debido
plantearse en forma autónoma y desarrollarse de acuerdo al objetivo de
restablecimiento de la legalidad que persigue cada una de ellas; todo con las
excepciones previstas en el artículo 216 de la Ley 600/00 que corresponde al 228 de la
legislación anterior.
...

No es posible pretender el quebrantamiento de una sentencia ya amparada por las


presunciones de acierto y legalidad sin que el estudio, en esta sede, se inicie en su
propio contexto; sin puntualizar el error ni demostrarlo con argumentos sólidos y
apegados a la objetividad de la prueba, sin abordar la comprobación de la vulneración
de una norma sustantiva como consecuencia del yerro pregonado y cómo incide en la
decisión final adoptada por el sentenciador.

------------------------------
* Sentencia, abril 25 de 2001, rad. 15.363, M.P. Carlos Eduardo Mejía Escobar. Auto, julio 24 de
2001, rad. 16.526, M.P. Jorge Aníbal Gómez Gallego. Auto, julio 24 de 2001, rad. 17.290, M. P.
Carlos Augusto Gálvez Argote.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Sentencia Casación
FECHA : 13/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pamplona
NO RECURRENTE : PARADA PARADA, FIDELIN
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 13624
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

VARIACION DE LA CALIFICACION JURIDICA PROVISIONAL DE LA


CONDUCTA PUNIBLE/ DEBIDO PROCESO-Nulidad/ DEBIDO PROCESO--
Separación funcional entre fiscal y juez/ FISCALIA GENERAL DE LA NACION-
Límites al poder calificador del fiscal/ NULIDAD-Resolución de acusación/
TERMINACION ANTICIPADA DEL PROCESO-Intangibilidad de la acusación/
RESOLUCION DE ACUSACION/ SENTENCIA ANTICIPADA

1. Ulteriores desarrollos legales (ley 600 de 2000) y jurisprudenciales prevén durante


el juicio la posibilidad de variación de la calificación jurídica de la conducta dada en la
acusación, que en todo caso no puede trascender la audiencia ni desconocer el
principio de consonancia entre acusación, o su variación, y el fallo.

2. La jurisprudencia de esta Corte ha dejado sentado que si se concibe el debido


proceso como el conjunto de garantías constitucionales establecidas a favor de los
asociados y que limitan la actividad del órgano jurisdicente, en cuyo concepto se
incluye el derecho a que se respeten las formas propias de cada juicio, es de
entenderse que el desconocimiento de las distintas etapas que disciplinan el rito, así
como de los principios que la constitución y la ley han definido como rectores de la
actividad judicial, da lugar a viciar de ineficacia lo así actuado y la consecuente
corrección mediante el remedio extremo de la nulidad.

3. El artículo 250 superior no sólo establece la separación funcional entre fiscal y juez
para atribuir a la Fiscalía General de la Nación la función de investigar los delitos y
acusar a los presuntos infractores ante los juzgados y tribunales competentes, sino que
también en dicha regla se sienta el principio básico de división entre acusación y
juzgamiento atribuidas a uno y otro órgano de manera consecuente pero
independiente.

Así entonces, si la facultad de calificar las investigaciones realizadas (salvo los casos
de fuero constitucional previstos por el artículo 235-3 de la Carta Política) es privativa
de la Fiscalía General de la Nación, resulta claro que cuando dicho órgano decide
formular acusación y esta determinación adquiere ejecutoria, es porque con ella se ha
culminado la etapa procesal de la instrucción dando inicio a la fase de juzgamiento
durante la cual la acusación se convierte en ley del proceso y por lo mismo adquiere
carácter vinculante, delimita la competencia, fija el marco fáctico y jurídico en que se
ha de desarrollar el juicio, y condiciona el proferimiento del fallo con que se ponga fin
al debate.

Si bien la facultad de calificar el sumario radicada en la fiscalía, no puede ser arbitraria


en cuanto por tratarse de una autoridad pública el cumplimiento de sus funciones ha
de estar estrechamente vinculado al principio de legalidad, debiendo, por tanto,
sujetarse a la prueba recaudada y a la ley preexistente, de modo que si se distancia
ostensiblemente de las reglas de la lógica y la comprensión jurídica del caso, y con
ocasión de dicho error incursiona en títulos o capítulos del ordenamiento penal
sustantivo que tutelan bienes jurídicos completamente ajenos a los de la realidad
procesal, en dichos eventos se impone por el juzgador decretar la nulidad por error en
la calificación jurídica de la conducta materia de investigación, pues en tales
condiciones el juez enfrentaría la imposibilidad de proveer fallo de mérito.

No obstante que la actividad del fiscal se halla subordinada a la legalidad de sus


actuaciones procesales, también el control judicial sobre ellas se encuentra
condicionado al respecto por el marco de valoración en que aquél desarrolla su función
investigadora y calificadora, "así el controlador judicial piense en una calificación que
supone más acertada, pues no se trata de que el juez se erija en superior funcional del
fiscal, sino que simultáneamente se pretende evitar un quebrantamiento a los
principios del acto legal, separación funcional, preclusión del calificatorio e
imparcialidad de los funcionarios judiciales" como en tal sentido ha sido establecido
por la jurisprudencia de la Corte (Cfr. Sentencia de casación. Feb. 24/00. M.P. Gómez
Gallego. Rad. 10.809).

Ha precisado igualmente la Sala que si la nulidad es la sanción que establece la ley


para las actuaciones violatorias de las formas propias de cada juicio, en principio al
juzgador le está vedado decretar nulidades por razones de mérito pudiendo hacerlo
sólo por vicios en la regularidad del procedimiento, es decir, por irregularidades
cometidas en los actos de composición del proceso, que, por tener aptitud

71
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

desquiciatoria de la constitución del rito, desvirtúan en el acto procesal su eficacia


para cumplir el fin a que están destinados.

En lo relativo a la nulidad de la resolución acusatoria por atentados al debido proceso,


la doctrina de esta Corte tiene por sentado que un tal remedio sólo resulta justificado
por la presencia de vicios que impedirían al juzgador proveer de fondo y dictar fallo de
mérito, de manera que si el fiscal exhibe la motivación básica, fundada en una
apreciación racional de las pruebas que obran en el proceso y en una argumentación
jurídica propia de su facultad de interpretación, no constituye motivo de ineficacia de
lo actuado el hecho de que el calificador por antonomasia en ese momento haya
descartado una circunstancia de agravación, o reconocido la atenuante por ira o
intenso dolor, o admitido la complicidad como título de participación - en lugar de la
autoría que piensa el juez-, o determinado la culpa o la preterintención, en vez del
dolo, como componentes del aspecto subjetivo del tipo, por el sólo prurito de que el
juez razona más elevadamente o de manera diferente a como lo hizo el funcionario
calificador.

Acorde con el entendimiento de la normativa procesal por la que se rigió el presente


asunto, la jurisprudencia asimismo ha precisado que las discrepancias que se susciten
entre juzgador y fiscal, no obstaculizan la decisión de fondo, a menos que la
alternativa calificatoria propuesta por el juez comporte un cambio en la competencia y
haya lugar a promover la respectiva colisión negativa, "pues, en otras circunstancias,
sería un desbordamiento de su poder que acudiera a una especiosa nulidad por falta al
debido proceso, con el fin de imponer arbitrariamente la calificación que él concibe.
Cosa distinta ocurre si en la pieza acusatoria falta la motivación sobre el hecho
constitutivo del gravamen o la degradación, o la misma es ambigua o contradictoria, o
el funcionario imagina soportes empíricos o racionales que no existen o que
lógicamente no pueden inferirse dentro del proceso (absurdo), pues en tal caso la
sentencia no puede dictarse porque carecería del apoyo acusatorio necesario para su
congruencia" (Cfr. sentencia de casación. Feb. 4 de 1999. M.P. Gómez Gallego. Rad.
10.918).

Entonces si bien es posible que después de haberse calificado el proceso durante el


juicio el director de la causa encuentre que el fiscal se apartó ostensiblemente de las
reglas de lógica y comprensión que rigen el proceso de calificación jurídica del
comportamiento que encontró acreditado, por trascender el título o capítulo
correspondiente del estatuto punitivo, o porque en razón de dicho error de selección
daría lugar a una competencia diferente, ora porque la providencia calificatoria carece
absolutamente de motivación sobre un elemento del delito o la responsabilidad del
acusado, o en relación con una específica circunstancia de agravación, o la misma es
ambigua o contradictoria, o se fundamenta en supuestos fácticos o racionales
inexistentes, y en tal medida la acusación no podría ser fundamento legal y razonable
para proferir fallo de mérito, la nulidad se erige como la única vía plausible de solución
(Cfr. cas. mayo 16/02. M.P. Arboleda Ripoll. Rad. 11923).

4. En relación con el trámite especial de sentencia anticipada, ha sido dicho, que


también sigue, en general, estos mismos principios, y si se considera que el acta de
formulación de cargos es equivalente a la resolución de acusación, ha de llegarse a las
siguientes conclusiones:

1.- Es intangible, pues ni el fiscal ni el juez tienen competencia para variar o adicionar
la acusación, esto es, para introducir modificaciones a la imputación hecha y aceptada.

2.- El juez, por lo tanto, deberá dictar sentencia conforme a los hechos y circunstancias
aceptados, debiendo existir congruencia entre aquella providencia y el acta de
formulación y aceptación de cargos.

3.- La intangibilidad de la acusación no impide, según criterio mayoritario de la Sala,


que el juez, al proferir el fallo, pueda atenuar la responsabilidad, aunque no agravarla,
pero sin desconocer la denominación jurídica imputada, esto es, manteniendo la
identidad del género delictivo.

4.- La incompetencia del juez para variar la acusación, no obsta para que como
supremo garante de la legalidad pueda anular la citada acta cuando advierta que se
violaron las garantías fundamentales o que en la misma se incurrió en error en la
denominación jurídica de la infracción (Cfr. cas. junio 10/98. M. P. Córdoba Poveda).

72
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

En el caso que ocupa la atención de la Sala, de conformidad con la normativa


constitucional y procesal que regía el asunto, el Juez del Circuito carecía de facultad
para abstenerse de proferir el fallo anticipado solicitado por el procesado, pues tanto él
como el Tribunal sustentaron su decisión en una inexistente violación de garantías
fundamentales, y tan sólo apoyados en la consideración de que las pruebas indicaban
la comisión de un delito de homicidio preterintencional, y no culposo por el que se
formularon cargos contra el procesado, es decir, no por un error de procedimiento sino
por un presunto yerro de juicio que, como se ha dejado visto, salvo los casos en que
trasciende la validez de la actuación, no genera nulidad.

73
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 13/02/2003
DECISION : Desestima, casa de oficio, decreta nulidad,
declara
prescripción.
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pereira
PROCESADO : PALACIO DURAN, LUIS ARMANDO
DELITOS : Homicidio preterintencional
PROCESO : 13733
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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FAVORECIMIENTO A NARCOTRAFICANTES/ PREVARICATO POR ACCION/


CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA

La postulación argumentativa que presenta el censor, parte de un hecho que para la


Sala no tiene discusión y es incontrovertible, como se ha venido sosteniendo en
decisiones del 22 de octubre, 12 de noviembre y en la que es ahora objeto del recurso
de reposición, cual es que la descripción normativa de que trata el artículo 39 de la Ley
30 de 1986 no desapareció, como lo cree el peticionario, sino que sencillamente
cambió de escenario normativo.

Sobre esta base, es precisamente que la Sala aplica el principio de favorabilidad en


cuanto a los cómputos de prescripción, pues para ello toma la pena máxima más
benigna que es, innegablemente, la contemplada en la nueva legislación.

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Auto Casación
FECHA : 18/02/2003
DECISION : No repone auto que negó la prescripción
PROCESADO : MARTINEZ IBARRA, NELSON
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 13512
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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RECURSO DE QUEJA-Procede/ CASACION-Inexequibilidad Ley 553:


Restablecimiento del procedimiento derogado (Aclaración de voto)/ RECURSO
DE HECHO

Cuando el ad quem niega el recurso extraordinario de casación por haber sido


interpuesto en forma extemporánea, contra el auto que así lo dispone procede
únicamente el recurso de reposición (inciso final del artículo 210 del actual código de
procedimiento penal); pero, si excediendo su facultad, lo deniega por motivos distintos,
contra la decisión respectiva procede el recurso de queja.

La posición adoptada por el Tribunal resulta equivocada, básicamente porque las


condiciones de procedibilidad del recurso extraordinario, distintas de la señalada,
corresponde analizarlas a la Corte en el momento de proceder a calificar el libelo,
según el contenido del artículo 213 ejusdem.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

De conformidad con lo resuelto por la Sala en auto de 22 de octubre de 2001 (Cfr.


Recurso de queja No. 18631, M.P. Gálvez Argote), el recurso de casación, discrecional o
no, debe interponerse contra las sentencias proferidas con posterioridad a la
declaratoria de inexequibilidad de algunas de las normas de la ley 553 de 2000 -que
extendió sus efectos a las pertinentes de la ley 600 de ese mismo año-, dentro de los
quince (15) días siguientes a la última notificación de la sentencia de segunda
instancia.

Interpuesto el recurso, bien se trate de la casación común o de la discrecional, el ad


quem debe decir si lo concede o no teniendo únicamente como referencia, como lo dijo
la Sala en aquéllos pronunciamientos, la oportunidad en su ejercicio; de negarlo por
considerar que fue interpuesto extemporáneamente, al interesado le queda la
posibilidad de promover ante el mismo funcionario el recurso de reposición.

Sin embargo, cuando el ad quem toma la determinación de rehusar su concesión,


alegando la insatisfacción de otros requisitos de procedibilidad -interés, legitimidad,
monto de la pena señalada para el delito, etc.,- está arrogándose una competencia que
no le corresponde, y que el artículo 213 ya citado fija en esta Corporación, por lo que
siguiendo los lineamientos trazados en esta materia es procedente acudir al recurso de
queja, antes llamado de hecho, para corregir el yerro.

CASACION-Inexequibilidad Ley 553: Restablecimiento del procedimiento


derogado (Aclaración de voto)

Dr. Fernando E. Arboleda Ripoll

Como quiera que el criterio de la Sala se aparta de lo que expresé en mi aclaración en


el recurso de queja No. 18631 (M.P. Dr. Gálvez Argote), me permito reproducir lo
entonces dicho:

"Comparto en lo esencial la tesis por que opta la Sala de reconocer vigencia al Decreto
2700 de 1991 para restaurar la desintegración del régimen de casación en materia
penal producida por la declaratoria de inexequibilidad de la Ley 553 de 2000, y
extendida por virtud de unidad temática a las disposiciones del nuevo Código de
Procedimiento penal, Ley 600 de 2000, donde se le reproducía.

Disiento, sin embargo, del argumento a que se acude de manera prioritaria de ser la
legalidad en sí misma la que impondría el restablecimiento de la ley derogada, "porque
entonces habría que concluirse que esa específica materia (procedimiento de
casación), que atañe a la actividad del Estado y a la manera como el sujeto procesal
ejerce su derecho, quedaría sin reglamentación".

Sin que pueda sostener que este tipo de razón resulta infundada, a mi criterio se
ofrece débil. La legalidad en los términos de la decisión no estaría en capacidad de
justificar de modo exhaustivo el restablecimiento de la ley derogada. La necesidad
porque el procedimiento de casación en materia penal cuente con una reglamentación,
no sería de por sí problema única e imprescindiblemente a ser resuelto con el
restablecimiento de la vigencia de las disposiciones al respecto contenidas en el
Código de Procedimiento de 1991. De hecho, durante este interregno ha habido
aplicaciones prácticas del procedimiento civil por integración sobre el punto, o
propuestas como la expresada por los magistrados Lombana y Pinilla en sus
aclaraciones al voto en esta decisión, aunque en élla, los problemas de
constitucionalidad resultarían mayores, si se toma en cuenta el criterio básico
reconocido de manera expresa por la jurisprudencia constitucional y la de esta misma
Sala acerca de la unidad de la ley penal no obstante se encuentre en estatutos
independientes (Cfr. entre otras, C-399-95, Corte Constitucional, y radicación 12.926,
Corte Suprema, Sala Penal).

Todo esto se debe, me parece, a la falta de fuerza con que se asume el principio
constitucional que sustenta la fórmula aplicada en el contexto de la decisión, a pesar
de transcribirse una de sus enunciaciones más depurada a través de la remisión al fallo
de constitucionalidad C-501/01, según la cual la reincorporación al ordenamiento
jurídico de disposiciones que habían perdido vigencia, por efecto de la declaratoria de

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

inexequibilidad de la ley que las derogó, procederá, siendo imperativa, siempre que
ello sea menester para la supremacía del texto fundamental.

Define este enunciado un ámbito para el fenómeno de gran espectro. No sólo por el
juicio que entraña sino por el referente constitucional a que acude, de donde se
establece que lo decisivo de la cuestión trasciende la legalidad sin que resulte
satisfactorio el argumento de que ella es también principio de raigambre
constitucional, todo lo cual conlleva un sinnúmero de estimaciones que en sus
fundamentos, procedimientos metodológicos y el alcance de las conclusiones a que da
lugar, revelan de por sí el nivel de complejidad que la cuestión reviste.

Como tuve ocasión de expresarlo en las sesiones de Sala respecto del tema, soy de la
creencia que asuntos como éste no son susceptibles de resolución sin el compromiso
explícito de un concepto de constitución, control de constitucionalidad, modulación de
fallos, juicio de casación, etc.

En ese sentido, ha de tomarse en cuenta que la carta política estatuye el juzgamiento


en casación de las sentencias de los tribunales en casación como razón de ser de la
Corte Suprema de Justicia, y su carácter de máximo tribunal de la jurisdicción
ordinaria.

Por las particularidades de este juicio, pero principalmente por los cometidos
institucionales a que corresponde y su significado políticojurídico, que lo distingue de
ser un trámite más en el curso de los procesos regulares donde resulte posible
proponer y adelantar cualquier tipo de debate acerca del caso juzgado y fallado -
como se sostiene por equivocada creencia-, es él una categoría de proceso
independiente y extraordinario con reglas, objeto y sentido propios. Por lo mismo, el
debido proceso que lo rige no puede confundirse con el que ha sido previsto para el
proceso regular en las instancias de manera que él pueda suplirlo; o el establecido
para la casación en otra especialidad, que aunque de manera amplia puede responder
a la misma finalidad de estado, realiza valores de diferente estirpe.

Esa independencia y especificidad demandan del ordenamiento la provisión de reglas


propias que doten de racionalidad a la institución en el logro de las finalidades cuya
procuración le ha sido adscrita. No se trata, por tanto, de acudir a cualquier
reglamentación por afín que parezca, o invocar algún motivo sin la debida
demostración de que esa racionalidad queda suficientemente resguardada.

Por los trascendentes cometidos institucionales que a la casación penal corresponden,


de los cuales ya se dio cuenta, y ante la desarticulación en que el sistema quedó a
consecuencia de la declaratoria de inexequibilidad de la ley 553 de 2000 y su
reiteración en el Código de procedimiento del mismo año, se hacía necesario reconocer
el restablecimiento de la vigencia del Decreto 2700 como única vía por la cual el
sistema alcanza constitución, y la supremacía de la carta política queda garantizada en
el anhelo porque haya un juicio de reglas claras a la labor de los jueces por la
aplicación que del derecho hacen en sus fallos.

El fundamento de esta fórmula, como puede verse, resulta de mayor profundidad que
aquel porque opta la decisión de mayoría, e involucra aspectos organizacionales y
funcionales del Estado de derecho como éstos del juicio al juez, la objetivación del
derecho, y, por supuesto, la garantía debida a las personas que intervienen en el
proceso penal.

Implica este entendimiento, en consecuencia, la reintegración del sistema; como tal,


no admite él interpretaciones ni aplicaciones donde pueda prescindirse de este
referente para insistir en comprensiones aisladas de las normas que le hagan perder
significado y funcionalidad al restablecimiento del orden.

Esto para hacer ver cómo la propia decisión de la Corte que motiva esta aclaración,
auspicia sesgos en ese sentido y con ello la desestructuración del sistema. Me refiero,
por ejemplo, al criterio que deja sentado con apoyo en la reproducción que de la ley
declarada inexequible hace el nuevo código sobre la negativa del tribunal a conceder
la casación, y respecto de la cual, según el pronuncimiento, se tiene que sólo procede
la reposición.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Que así hubiera sido previsto por las disposiciones retiradas del ordenamiento, se
explica en cuanto en ellas la casación no aparece definida como recurso. Pero al
recobrar vigencia la normativa derogada por aquella, y si como antes se precisó, en
términos de integrar un sistema, su sentido y alcance deben ser fijados en clave de
racionalidad sistemática. A mi juicio, por tanto, a estos efectos, la casación ha
recobrado su carácter de recurso y su trámite el de proceso. De acuerdo con ello,
entonces, la interposición que de ella se haga ante el tribunal en el término establecido
por el Decreto 2700 y antes de la ejecutoria del fallo impugnado, faculta a aquel a
negar su concesión no sólo tomando en cuenta la oportunidad en que ha sido
interpuesta, sino otros aspectos propios del recurso como la ausencia de interés. En
estos eventos a más de la reposición procederá el recurso de hecho o queja, tal cual se
prevé en la normativa cuya vigencia se reconoce restablecida.

Son estas las consecuencias de asumir sistemáticamente las regulaciones propias de la


institución, como la misma Sala lo ha hecho, por ejemplo, en el caso de la declaratoria
de deserción del recurso en casos de inadmisión de la demanda. Esta figura tampoco
aparecía prevista en las disposiciones halladas inexequibles y las que subsistieron a tal
declaración, y no podía estarlo precisamente por la razón antes expuesta de no haber
sido caracterizada la casación como recurso en la ley 553, pero sí en el código del 91
cuya vigencia ahora se reconoce. Estas, pues, las razones de mi aclaración".

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL,


DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Recurso de Queja
FECHA : 18/02/2003
DECISION : Concede el recurso de casación, devuelve al
tribunal de
Bogotá
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : BARBOSA PARRADO, JOSE AURELIO
DELITOS : Homicidio culposo agravado
PROCESO : 20387
PUBLICADA : Si
Aclaración de voto DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

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COLISION DE COMPETENCIA/ EXTORSION-Competencia por la cuantía/


SENTENCIA CORTE CONSTITUCIONAL

Los alcances del la nueva competencia que atribuye el Decreto 2001 de 2002 a los
Jueces Penales del Circuito Especializados fueron precisados por la Corte
Constitucional al pronunciarse sobre su conformidad con la Carta Política , sentencia de
acuerdo con la cual fue declarada exequible "en el entendido que las nuevas
competencias conferidas a los jueces penales del circuito especializados, dado el
carácter mas gravoso de su procedimiento, solo son aplicables a los delitos cometidos
a partir de la vigencia de ese decreto, y no a las conductas realizadas con anterioridad
a ella, que seguirán siendo conocidas por los Jueces Penales del Circuito".

Condicionamiento del cual se colige que la atribución de nuevas conductas a los


juzgados penales del circuito especializados en los términos del Decreto 2001 de 2002
solo será factible respecto de hechos que hayan tenido lugar con posterioridad a la
vigencia de la norma, como sería el caso de los delitos de genocidio, delitos contra
personas y bienes protegidos por el Derecho Internacional, la desaparición forzada, el
desplazamiento forzado o el constreñimiento ilegal agravado según el numeral 1º del
artículo 183 del Código Penal (numerales 1, 4, 6, 9 y 10).

La favorabilidad que deduce la Corte Constitucional para los procesados no está


referida, en modo alguno, a restringir el ámbito de competencia de los juzgados
penales del circuito, pues el procedimiento y los términos señalados por ley para éstos

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

son los generales, sino por el contrario, alude a la jurisdicción especializada, por
cuanto, es el procedimiento previsto para ésta, el que contiene restricciones que se
reflejan en una mayor drasticidad en el régimen de libertades, obligatoriedad en la
definición de situación jurídica y en la imposición de medida de aseguramiento,
exclusión de beneficios y subrogados, y reducción de términos en casos de flagrancia,
entre otros, régimen que es el señalado por la ley como excepcional, en las normas
transitorias del Código de Procedimiento Penal, Ley 600 de 2000 y la ley 733 de 2002.

Entendido así el fallo de constitucionalidad, debe indicarse que en lo relativo al delito


de extorsión, la nueva disposición modifica el ámbito de competencia fijado por la ley
733 de 2002, al aumentar el legislador la cuantía señalada en el artículo 5° transitorio
del Código de Procedimiento Penal y el artículo 14 de la ley 733 de 2002, de 150
salarios mínimos a 500 salarios mínimos mensuales legales, lo cual implica que los
jueces penales del circuito especializados, a partir de la vigencia del Decreto 2001 de
2002, septiembre 11, conocerán de los delitos de extorsión cuando la cuantía de éstos
supere los 500 salarios mínimos mensuales legales. Por consiguiente, todos aquellos
procesos que venían conociendo estos despachos por el delito de extorsión en una
cuantía inferior pasaron a ser de competencia de los juzgados penales del circuito,
orientándose, entonces, por el procedimiento ordinario.

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 18/02/2003
DECISION : Declara competente al Juzgado 11 P.C. de Cali
PROCEDENCIA : Juzgado 1 P.C.E.
CIUDAD : Cali
PROCESADO : PINZON RIOS, HERMES
DELITOS : Tentativa de extorsión
PROCESO : 20512
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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ACCION DE REVISION-Causal tercera/ ACCION DE REVISION-Hecho nuevo/


ACCION DE REVISION-Prueba nueva/ ACCION DE REVISION-Prueba de ADN/
CAUCION PRENDARIA-Situación precaria del procesado

1. La causal de revisión invocada, la 3ª del artículo 220 del Código de Procedimiento


Penal, procede cuando con posterioridad a la sentencia condenatoria aparezcan
hechos nuevos o surjan pruebas que no se hayan conocido al tiempo de los debates y
que establezcan la inocencia del procesado o su inimputabilidad.

2. Por hecho nuevo ha entendido la Corte todo acaecimiento fáctico vinculado a la


conducta punible que fue objeto de la investigación procesal y que no se conoció en
ninguna de las etapas de la actuación judicial, de manera que no pudo ser
controvertido. Y por prueba nueva todo mecanismo probatorio (documental, pericial,
testimonial) que por cualquier causa no se incorporó al proceso, que da cuenta de un
hecho desconocido, o de una variante sustancial de un hecho conocido en las
instancias, cuyo aporte ex novo tiene la virtualidad de derruir el juicio positivo de
responsabilidad que se concretó en la condena del procesado*.

3. En el campo de la identificación a través del análisis genético por medio del estudio
del ADN "se manejan siempre probabilidades para incluir a una persona dentro de unos
hechos (paternidad o criminalística), ya que la exclusión (descartar) se hace con
seguridad absoluta".

"La exclusión de una persona implicada en un hecho criminal determinado se consigue


cuando en los indicios dubitados se encuentran fragmentos de ADN que no posee la
persona acusada. Evidentemente, una persona no puede dar un patrimonio biológico
que no tiene, y el ADN existente en un indicio debe de ser idéntico al del sospechoso
para poder implicarlo y catalogarlo como donante del material biológico dubitado".

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

El resultado del peritazgo, en consecuencia, deja sin piso la condena.

--------------------------------
* Cfr. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sent. Revisión, dic. 1º de 1983, M.P., Dr. ALFONSO REYES
ECHANDÍA. Reiterada, entre otras, en sentencias de abril 22 y 24 de 1997, y de octubre 15 de
1999. M.P. Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL. .
** LORENTE ACOSTA, José Antonio y LORENTE ACOSTA, Miguel, EL ADN y la identificación en la
investigación criminal y en la paternidad biológica. Edit. Comares, Granada (España), 1995, pág.
185.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Acción de Revisión
FECHA : 18/02/2003
DECISION : Declara fundada la causal, ordena reposición,
remite,
ordena libertad provisional
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
CONDENADO : TENORIO FERNANDEZ, JORGE ELIECER
DELITOS : Acceso carnal violento
PROCESO : 19571
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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PREVARICATO POR ACCION-Se estructura/ CALIFICACION DEL MERITO


DEL SUMARIO-Formas de calificar/ CORRUPCION DE ELECTOR/
CORRUPCION DE SUFRAGANTE/ LEY-Interpretación/ DOLO-En el
prevaricato/ ANTIJURIDICIDAD/ PERJUICIOS MORALES-Personas jurídicas/
PERSONA JURIDICA

1. Este delito, según se define en la norma en comento, se configura cuando el


servidor público, en ejercicio de las funciones oficialmente discernidas, profiere
resolución o dictamen ostensiblemente contrario a la norma jurídica aplicable al caso,
haciendo prevaler su capricho a la voluntad de la ley, y afectando de este modo la
integridad del ordenamiento jurídico y con ello la de la administración pública a cuyo
nombre actúa.

La realización de la conducta, y por supuesto su trascendencia social y jurídica,


encuentra comprobación, como viene en juzgarlo la Sala, por medio del examen entre
el mandato legal contenido en las disposiciones aplicables al caso y la decisión del
funcionario, y, de igual manera a través de la acreditación de si éste, de acuerdo con la
información disponible al momento de resolver el asunto, contaba con la posibilidad
real de haber podido ajustarse al precepto normativo por cuya transgresión se le
sindica, y, por tanto, si tenía conocimiento del carácter delictivo del comportamiento y,
a pesar de ello, voluntariamente optó por realizar la conducta prohibida.

No basta, por supuesto, la simple disparidad con el ordenamiento jurídico, pues si nos
atenemos al sentido literal del texto, es menester que la contradicción sea de tal modo
ostensible que no quepa la menor duda de que la decisión obedece a la pura
arbitrariedad del funcionario, y no a una postura admisible dentro de los más amplios
marcos del derecho vigente.

2. Se trata del marco normativo que se debía tener en cuenta al llegar el momento de
calificar el mérito probatorio del sumario, al cual por cierto debe agregarse otros
preceptos, vigentes en ese momento, que debían ser atendidos al adoptar la decisión
por el fiscal, así el artículo 443 en concordancia con el 36 de la misma obra atinente a
los presupuestos para proferir preclusión de la investigación, y 254 ejusdem relativo al
sistema que gobierna la apreciación probatoria y la necesidad de exponer siempre de
manera razonada el mérito asignado a cada una de las allegadas a la actuación.

Al calificar el mérito probatorio del sumario, el funcionario instructor, conforme a estas


preceptivas, podía optar por dictar resolución de preclusión de la instrucción, cuando
de acuerdo a las pruebas allegadas, apreciadas en conjunto y siguiendo los postulados
de la sana crítica, estableciera plenamente que el hecho materia de investigación no
había existido, que el sindicado no lo había cometido, que la conducta imputada no
coincidía con alguna de las definidas como delito en la ley penal o en estatutos
especiales, que se realizó al amparo de alguna causal de justificación o de
inculpabilidad, o que el ejercicio de la acción penal no debía haberse iniciado o no
podía proseguirse; por el contrario, cuando en la actuación apareciera demostrada la
ocurrencia del hecho definido como delito en la ley, y existían confesión o testimonio

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

que ofreciera serios motivos de credibilidad, o cualquier otro medio de prueba que
comprometiera la responsabilidad penal del imputado, correspondía proferir resolución
de acusación.

En la ley 600 de 2000, tanto las causales de preclusión de la investigación como los
requisitos sustanciales de la resolución de acusación, se mantuvieron inalterables,
desde luego ajustados a las nuevas orientaciones dogmáticas, ya que, por ejemplo,
hoy no se habla de causales de inculpabilidad o justificación del hecho, pues dentro del
concepto de tipo total de injusto el artículo 32 del código penal trae las causales de
ausencia de no responsabilidad, por lo que el artículo 39 del estatuto procesal penal
contempla la posibilidad de precluir la investigación o cesar el procedimiento,
dependiendo de la etapa procesal por la que atraviesa el proceso, cuando está
demostrada una causal excluyente de responsabilidad.

3. Conocía el funcionario el sentido y alcance del artículo 251 del código penal anterior,
incluso porque tuvo la oportunidad de leer el pensamiento de la Sala sobre el tema,
que si bien no lo obligaba, cuando menos era de esperarse que expusiera la razón por
la cual los nuevos instrumentos de participación no tuvieron ninguna incidencia en la
penalización de la conducta, como era, y sigue siéndolo, la posición adoptada por la
jurisprudencia.

Pero no; pasando por alto la claridad de la norma, que no exige entre sus elementos
que el elector consigne su voto en el sentido pactado, ni constituye presupuesto de la
descripción legal que el candidato sea elegido mediante votos irregularmente
obtenidos, el fiscal acusado retoma los mismos argumentos sofísticos del procesado
MORA ACOSTA y sin ningún rigor conceptual y jurídico termina suplantando al
legislador para dar al traste con una figura que sigue siendo importante en la
depuración de los mecanismos de participación ciudadana, al punto que en el nuevo
código penal sus elementos básicos no sufrieron ninguna modificación (artículo 390).
...

No es de la esencia de la ilicitud la demostración del origen del dinero o la dádiva que


se entrega al elector a cambio de su voto, ni tampoco la solución adecuada estriba en
dejar de considerar una conducta delictiva para investigar otra, cuando lo apropiado en
este caso, como se decidió oportunamente, era compulsar copias para que por
separado se pudiera investigar la posible defraudación patrimonial que algún testigo
sugirió en el transcurso de la instrucción, solución que por lo demás no tiene ninguna
complejidad y que deja a salvo el deber de denunciar la existencia de otros
comportamientos delictivos que lleguen a conocimiento de la autoridad.

4. No se niega que al acometerse el estudio de una norma es necesario tener en


cuenta la natural evolución de los tiempos y su contexto histórico; sin embargo, tal
como se dijo en el pronunciamiento que el impugnante se encarga de transcribir en
apoyo de su criterio fl. 1008, c.o. 4), si bien es cierto que como fruto de ese análisis
pueden resultar plurales e incluso contrarios desentrañamientos del sentido de la
norma, todas las posturas deben tener como elemento común un estudio claro y
juicioso cuyo fundamento se levante sobre sólidas bases jurídicas, respondiendo a una
sana lógica y además al propósito universal de justicia y equidad que gobierna la
aplicación de las normas.

5. El actuar doloso en el prevaricato, como viene en juzgarlo la Sala, requiere


entendimiento de la manifiesta ilegalidad de la resolución proferida y conciencia de
que con tal proveído se vulnera sin derecho el bien jurídico de la recta y equilibrada
definición del conflicto que estaba sometido al conocimiento del servidor público, quien
podía y debía un pronunciamiento ceñido a la ley y a la justicia (Cfr. sentencia mayo 20
de 1997), pero no es de la esencia de la figura la comprobación de una concreta
finalidad, que si bien puede ser relevante en la determinación de la culpabilidad,
tampoco su indemostrabilidad conduce inexorablemente a declarar la falta de
responsabilidad en el delito.

La jurisprudencia tiene establecido al respecto que cuando se acredita una especial


motivación en haber procedido de manera contraria a la ley se facilita la demostración
del móvil, pero también ha dicho que si esto no sucede, ello no significa que el
conocimiento y voluntad de transgredir la ley desaparezca.

81
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

El Tribunal, contrario al sentir de los impugnantes, respondió este argumento de los


recurrentes, y atinadamente concluyó que para que se proceda por el delito de
prevaricato no es menester la demostración de un motivo específico, pues aún de
tratarse de una prevaricación con un fin jurídicamente irrelevante o incluso noble, el
delito no desaparece, citando al respecto pronunciamiento reciente de la Sala (fl. 985,
c.o. 4), en donde se advirtió claramente que, contrario a lo que sucedía en el código
penal de 1936, no se requiere actualmente de ingredientes adicionales en lo que toca
con la demostración del dolo en el prevaricato, por ejemplo "simpatía" o
"animadversión" hacia una de las partes, pues sólo es fundamental que se tenga
conciencia de que el pronunciamiento se aparta ostensiblemente del derecho, sin que
importe el motivo específico que el servidor público tenga para actuar así.

Distinto es el caso del funcionario que actúa por ignorancia, que fue el caso analizado
por la Corte en sentencia de junio 24 de 1986 que citan reiteradamente los apelantes,
o por error, pero para que ello suceda se requiere que esté demostrada con suficiencia
la causal que hoy se conoce como de ausencia de responsabilidad, pues como se decía
en aquella oportunidad en principio resulta inconcebible que el funcionario judicial
pueda desconocer la ley, en tanto se supone que posee un conocimiento especializado
por razón de su oficio.

6. La lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos, en este caso de la administración


pública en general y de justicia en particular -traducido en que la contrariedad de la
decisión con el ordenamiento jurídico produce desconfianza entre los asociados y
afecta la integridad ética y la credibilidad que ha de amparar los actos de la entidad a
cuyo nombre actúa el procesado- no está referida a un daño patrimonial, como parece
entenderlo el recurrente.

Para que un comportamiento típico pueda considerarse base o fundamento del delito
es indispensable que lesione o ponga en peligro un bien jurídico; con tal sentido el
principio de lesividad, acuñado por la doctrina jurídico penal, aparece recogido en la
legislación penal como uno de los elementos esenciales del delito (artículo 11 del
código penal). A su vez, el delito, del cual forma parte esencial la antijuridicidad, trae
consecuencias para el actor, entre ellas la reparación del daño, pues las personas
naturales o jurídicas pueden sufrir perjuicios morales o materiales derivados de la
comisión de la conducta, lo cual no significa que suceda en todos los casos, ni tampoco
da lugar a confundir la lesividad con la obligación de indemnizar.

7. En cuanto a los perjuicios morales, la jurisprudencia de antaño viene en juzgar que


las personas jurídicas públicas no los sufren, por cuanto siendo su creación
constitucional o legal, la comisión de un delito en su contra no tiene la posibilidad de
reducir la prestación del servicio que le es propio, y menos poner en riesgo su
supervivencia, que es a lo que apunta la reparación, y no a la lesión o puesta en
peligro de bienes jurídicos.

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 18/02/2003
DECISION : Confirma sentencia condenatoria
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pasto
PROCESADO : NUÑEZ RENGIFO, JESUS ORLANDO- FISCAL
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 16262
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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PRUEBA-Facultades de ordenación/ PRUEBA-Omisión/ SUJETO PROCESAL-


Capacidad de disposición en el ejercicio de sus propios derechos/ DEFENSOR/
SINDICADO/ DERECHO DE DEFENSA-Retractación a la práctica de una
prueba/ DEFENSA TECNICA
82
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

1. La autoridad judicial está en el deber de practicar las pruebas que tengan capacidad
de ofrecerle la información requerida para obtener certeza sobre el objeto principal del
proceso, atinente a la verdad real. Bajo este marco de operatividad procesal, el
juzgador no está obligado a recopilar la totalidad de las pruebas que puedan
practicarse, sino aquellas que resulten conducentes, pertinentes, eficaces y útiles a la
investigación, por ofrecer elementos de juicio no conocidos o aclarados
suficientemente en la actuación respecto de lo que se ha de resolver en el proceso
penal, todo lo cual debe ser demostrado por el censor en el cargo.

2. Correspondía a la impugnante establecer que el juzgador incurrió en error


protuberante, corregible con la prueba omitida, confrontando en el ataque el contenido
racional de la prueba echada de menos con las tenidas en cuenta por el juzgador, y por
esta vía de contraste determinar la capacidad para modificar sustancialmente la
orientación de la decisión, pues la omisión probatoria por sí sola no genera
desconocimiento de las garantías fundamentales del procesado.
...

La presunción de acierto y legalidad que ampara el fallo de segunda instancia no


puede derrumbarse en este caso con alegaciones que no se destinaron a demostrar la
capacidad probatoria del medio supuestamente omitido, ni su incidencia favorable en
la situación del incriminado.

3. El defensor y sindicado, tienen como propósito común los intereses que a éste
último le asisten en el proceso penal. Bajo ese entendido pueden, en principio, ejercer
sus facultades autónomamente, a menos que la ley expresamente haga depender la
situación de la voluntad de uno de ellos, como cuando la legislación colombiana hace
primar la decisión del apoderado en materia de desistimiento del recurso de casación,
en otras situaciones solamente las expresiones del procesado provocan los efectos del
supuesto previsto en la norma, como la aceptación de los cargos en la sentencia
anticipada que debe hacerlo personalmente el inculpado. También la ley advierte
circunstancias en que la voluntad ha de ser concurrente, como la anuencia entre
inculpado y apoderado para la representación judicial en la actuación penal
correspondiente.

El desistimiento no exige su reconocimiento expreso en una norma legal específica,


por lo que el argumento en sentido contrario que el recurrente expone carece de
fundamento, dado que los sujetos procesales pueden ejecutar todos los actos que no
estén expresamente prohibidos. Esta es una característica en la dinámica actual del
derecho procesal penal colombiano, al reconocerles capacidad de disposición en el
ejercicio de sus propios derechos (derecho procesal subjetivo). El procesado y su
defensor pueden en el ámbito de sus derechos subjetivos decidir sobre todo aquello
que consideren favorable a sus intereses, por motivos de conveniencia, manifestación
sobre la cual el funcionario judicial ejerce el control a través de la oficiosidad para
impedir lo que resulte arbitrario o contrario al orden jurídico.

4. El apoderado estimó que debía desistir de la práctica de la inspección judicial que


había solicitado en la fase del sumario, asumiendo la defensa de (...) con
planteamientos serios, responsables, para demostrar su inocencia, alegando falta de
prueba para atribuirle responsabilidad penal y la concurrencia de los supuestos
relacionados con el in dubio pro reo, resultando de esta manera acorde y lógica la
estrategia del desistimiento con las hipótesis defensivas con las que se buscó un
resultado positivo para el inculpado, que por no haberse logrado, no significa que el
derecho de defensa hubiese sido sacrificado o limitado por la retractación a la práctica
de la prueba, pues el ejercicio de las facultades de los sujetos procesales, en este caso
del defensor técnico, no puede medirse por los eventuales resultados del proceso,
positivos o adversos al inculpado, sino por su conexidad con el interés favorable
buscado respecto a la situación jurídica del procesado, el que en este caso es
innegable.

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 20/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cundinamarca

83
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

PROCESADO : VALLEJO MORENO, ALBERTO ALOMIA


DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 17130
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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PARTE CIVIL-No solo busca la reparación económica/ PARTE CIVIL-Interés


para recurrir/ PARTE CIVIL-No puede accionar al mismo tiempo en dos
jurisdicciones distintas/ IMPUGNACION-Interés para recurrir/ CASACION-
Desestimación: Si posteriormente se advierte una irregularidad

1. Resulta pertinente aclarar que las consideraciones que a continuación realiza la


Sala, se llevan a cabo desde la perspectiva de la ley procesal vigente para cuando se
juzgó el asunto en las instancias ordinarias del proceso, sin perjuicio de advertir que
ulteriores desarrollos legales (ley 600 de 2000) y jurisprudenciales (C-228/02) prevén
que la participación de la parte civil en el proceso penal no se orienta exclusivamente
en la búsqueda de una reparación económica, sino también para hacer efectivos sus
derechos a la verdad y a la justicia.

2. Acorde con la realidad jurídica vigente para cuando se juzgó el asunto, la


jurisprudencia de esta Corte dejó establecido que la intervención de la parte civil en el
proceso penal tenía un objeto suficientemente delimitado y que no podía ser distinto a
la búsqueda de la indemnización por los daños y perjuicios ocasionados con el hecho
punible, procurando la condena del responsable, pues esta se constituye en
presupuesto indispensable para lograr lo primero.

3. La jurisprudencia constitucional ha precisado que en ellas la ley "únicamente


pretende aclarar que quienes ejerzan una acción civil ante uno cualquiera de los jueces
no puede impetrar otra acción ante otra diferente jurisdicción, porque con ello se
estaría desconociendo el principio constitucional del non bis in idem". Ha venido en
indicar además, lo siguiente:

"Con fundamento en las transcripciones de los segmentos normativos anteriores, ha de


concluirse que no procede la constitución de parte civil dentro del proceso penal,
cuando la víctima o sus causahabientes hayan promovido una acción civil en un
proceso aparte. Pues se reitera el derecho que tiene el afectado con el delito a
reclamar su indemnización dentro del proceso penal, o en su defecto abstenerse de
utilizar la vía penal e irse por la vía civil, con el propósito de obtener del juez el
reconocimiento de los perjuicios, cuando éstos se encuentren debidamente probados,
lo cual tiene su soporte constitucional en el derecho de las víctimas a participar en el
proceso penal y en la obligación estatal de restablecer los derechos afectados con el
ilícito o reato" (Sentencia C-163/00).

Agregó el Juez de constitucionalidad en dicho pronunciamiento, que los artículos 46, 50


y 55 del Decreto 2700 de 1991, "desarrollan simplemente la idea según la cual, quien
ejerce la acción civil ante una cualquiera de las autoridades judiciales donde pueda
intentarlo, ya no podrá formularla ante otros, lo cual impide que el afectado con el
hecho punible formule las reclamaciones de estirpe civil o patrimonial, lesionando el
derecho del infractor o presunto responsable a no ser juzgado dos veces por el mismo
hecho. A juicio de la Corporación, cuando el afectado con el hecho punible presenta su
reclamo civil ante la justicia penal, debe probar en ese escenario procesal, los
perjuicios sufridos y allí se debe decidir de fondo lo debatido. Empero, si el perjudicado
intenta la acción civil, ante la jurisdicción civil, ya no podrá hacerlo ante la justicia
penal. En consecuencia, ejercida la acción civil ante un juez civil, ésta ya no puede
promoverse ante un fiscal o ante un juez penal, lo que no significa que si el hecho que
origina el proceso civil pueda dar lugar a investigación penal, el afectado no pueda
presentar denuncia o noticia criminal, ante la autoridad competente, aun cuando haya
ejercicio la acción civil".

84
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

...

La alternativa prevista por el artículo 43 del Decreto 2700 de 1991, "debe entenderse
como excluyente de acuerdo con los principios generales del derecho, porque el
ordenamiento jurídico no puede permitir que quien se considere perjudicado con la
realización de un delito, cuente con una doble posibilidad de indemnización del daño,
que es tanto como establecer legalmente la fuente de un enriquecimiento sin causa
justa. En consecuencia, es preciso afirmar que un entendimiento adecuado de la
norma excluye del proceso penal a todo aquél que "ante la jurisdicción civil" intente
obtener la reparación del daño derivado del delito".

"Ahora bien, el hecho de que el artículo 43 del Código de Procedimiento Penal haya
utilizado solamente la expresión "ante la jurisdicción civil" no quiere decir que si
existen otras jurisdicciones que puedan ordenar la indemnización del daño, el acudir a
éstas esté permitido. Por el contrario, lo que una adecuada exégesis de la disposición
impone, es la conclusión de que la presentación de una demanda ante otra jurisdicción
con el mismo fin indemnizatorio - por ejemplo la jurisdicción de lo contencioso
administrativo cuando el agente del delito es un servidor público- elimina la posibilidad
de perseguir el resarcimiento del daño dentro del proceso penal".

Entonces, como en este caso la parte civil declinó continuar ejerciendo su pretensión
resarcitoria dentro del proceso penal, única finalidad establecida en el estatuto
procesal penal recientemente derogado por la ley 600 de 2000, no cabe más
alternativa que reconocer su ausencia de interés para acudir en sede extraordinaria, lo
que impide a la Corte proveer una respuesta de fondo para decidir sus pretensiones,
pues para ello resulta indispensable que se hubieren cumplido las exigencias
procesales previstas en el ordenamiento como supuestos, lo que, como viene de verse,
en este caso no sucede, ya que al caso no resulta aplicable la nueva normatividad, ni
mucho menos el pronunciamiento de constitucionalidad contenido en la sentencia C-
228 /2002 que sólo produce efectos hacia el futuro.

4. El interés lo que legitima el derecho a la impugnación, pues los recursos no pueden


concebirse jurídicamente sino como un medio a través del cual se persigue la
reparación de un agravio o perjuicio causado con la decisión judicial que se repudia,
constituyendo imprescindible supuesto para su ejercicio conforme lo regula la ley
procesal penal, en principio podría afirmarse con la delegada, que es en el momento
en que se interpone el recurso y se decide sobre su concesión cuando se debe
establecer esta exigencia, pues como se vio, constituye un presupuesto para el
reconocimiento y ejercicio del derecho a impugnar las decisiones judicial; no obstante,
la jurisprudencia se ha orientado por reconocer que "teniendo en cuenta la particular
ritualidad que regula la ley procesal para la tramitación del recurso extraordinario de
casación, resulta claro que no en todos los eventos esto es posible, pues siendo que al
interponerse el recurso es suficiente la manifestación de hacerlo y en ese momento
poder determinarse si le asiste al recurrente interés para impugnar, pueden existir
eventos en que únicamente al concretarse las pretensiones ello sea factible, y como
éstas sólo vienen a conocerse con la presentación de la demanda, cuya revisión le
corresponde a la Corte, es hasta ese momento cuando puede advertirse un tal
fenómeno negativo y por tanto, en el cual se debe declarar decretándose la nulidad del
trámite que resulta ilegalmente adelantado" (Cfr. sent. Cas. abril 20/99. M.P. Gálvez
Argote. Rad. 10391).

5. Si admitida la demanda el vicio no fue detectado, lo que procede no es la


declaratoria de nulidad como se solicita por la Delegada, sino su desestimación
oficiosa, pues en tratándose la nulidad de remedio extremo cuando no haya otra forma
procesal de subsanar la irregularidad (art. 308-5 del Dto. 2700 de 1991; art. 310-5 del
C. de p.p. actual), el yerro puede verse corregido al momento de adoptar la decisión de
fondo, de manera que lo que antes era causa de deserción por el Tribunal y
posteriormente de rechazo o inadmisión por la Sala, continúa produciendo efectos, al
punto de convertirse en motivo de desestimación que impide proveer de fondo al
estudiar los reparos hechos a la sentencia del Tribunal, como en tal sentido ha sido
reiterado por la Sala (Cfr. por todas, Cas. enero 30/03. M. P. Arboleda Ripoll.
Rad.13518).

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 20/02/2003

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

DECISION : Desestima la demanda


PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
NO RECURRENTE : OVALLE TORRES, OSCAR EMILIO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 13177
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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86
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

RECURSOS-Oportunidad para interponerlos/ PODER-Gerente Suplente:


Facultad para otorgarlo/ TERCERO CIVILMENTE RESPONSABLE-Interés para
recurrir/ PERJUICIOS-Causales de casación civil/ CASACION CIVIL/ PARTE
CIVIL-Demanda/ TERCERO CIVILMENTE RESPONSABLE- Actividades
peligrosas: Responsabilidad indirecta o por el hecho ajeno/ TERCERO
CIVILMENTE RESPONSABLE-Culpa colateral o indirecta

1. Recuérdese que en materia penal la oportunidad para recurrir se establece en


general para todos los sujetos procesales, con independencia del día en que se hubiese
notificado individualmente la decisión, "desde la fecha en que se haya proferido la
providencia, hasta cuando hayan transcurrido tres días, contados a partir de la última
notificación", como lo señalaba el artículo 196 del anterior estatuto procesal y lo
reitera el 186 del actual.

2. El segundo, referido a la falta de capacidad suficiente del gerente suplente de la


sociedad para otorgar el poder, porque precisamente esa calidad permite que quien
como tal actúe reemplace al principal en todas sus faltas absolutas, relativas o
transitorias, como reza la certificación expedida por la Cámara de Comercio sobre la
existencia y representación de la sociedad Pollo Olímpico Limitada. Recuérdese que
suplente, en el sentido normal de la palabra, es quien suple, es decir, quien se pone en
lugar de otro para hacer sus veces, según una de las acepciones que a la expresión le
da el Diccionario de la Lengua Española, de manera que si el principal puede constituir
mandatario judicial para que represente a la persona jurídica en un proceso,
igualmente puede hacerlo quien circunstancialmente lo sustituye.

3. El tercero "carece de legitimidad para controvertir la responsabilidad penal del


procesado, como también la validez de la actuación procesal relacionada con el mismo
y que esto hace que la alegación orientada a controvertir dichos aspectos, deba
además ser desestimada por ausencia de interés."*

4. "Por disposición expresa del artículo 221 del Código de Procedimiento Penal (que
corresponde al 208 del actual, se anota), la Sala mantiene la tesis de que si los motivos
de agravio son referidos únicamente a los aspectos civiles considerados en la
sentencia, lógicamente debe acudirse a las causales de casación previstas en el
artículo 368 del Código de Procedimiento Civil, pues se trata de no introducir en el
proceso penal matices que sus propias finalidades no exigen, máxime que el estatuto
de la materia ya los tiene suficientemente reglados"**.

En esta medida, si lo que se reprocha es haberse dictado la sentencia en un juicio


viciado de nulidad, no es a la causal 3ª. de la casación penal a la que debe acudirse,
sino a la 5ª. prevista en el artículo 368 del Código de Procedimiento Civil, esto es,
"haberse incurrido en alguna de las causales de nulidad consagradas en el artículo
140, siempre que no se hubiere saneado", lo cual implica, es evidente, que en el
desarrollo del cargo el demandante debe señalar con absoluta precisión el motivo de
nulidad descrito en la ley y el hecho procesal que dio lugar a que se configurara.**

Tan elemental exigencia fue soslayada por el casacionista, quien no sólo omitió hacer
referencia a las causales del artículo 140 del estatuto procesal civil, sino que invocó la
del numeral 2º. del artículo 304 del Código de Procedimiento Penal de 1991 y, sin tener
en cuenta el principio de preeminencia que le imponía aducir ordenadamente las
supuestas irregularidades de acuerdo con la mayor cobertura del vicio, englobó en la
vulneración del debido proceso asuntos tan disímiles como la falta de consonancia
de la sentencia con los hechos y pretensiones de la demanda, que en la casación civil
debe plantearse a través de la causal 2ª.; la inversión de la carga de la prueba
desconociendo el mandato del artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, que
parece aludir a la causal 1ª.; haberse aplicado una presunción de culpa no permitida
por el Código Civil, que igualmente debía discutirse por la causal 1ª., bien por violación
directa de la ley sustancial o bien por un error de hecho en la apreciación probatoria.

Por lo demás, el Código de Procedimiento Civil no consagra la causal de nulidad


invocada por el demandante, lo que le imponía la obligación de estructurar su reclamo
por la vía de las nulidades constitucionales o extralegales, admisibles en este régimen
como tuvo oportunidad de señalarlo la Corte Constitucional en la sentencia C-491 de
1995.

87
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

5. Aunque el numeral 4º. del artículo 46 del Código de Procedimiento Penal de 1991
-que corresponde, con algunas modificaciones en otros aspectos, al 48 del nuevo
estatuto- exige que en ella se expresen "los hechos en virtud de los cuales se hubieren
producido los daños y perjuicios cuya indemnización se reclama", el 48 -50 del vigente-
faculta al perjudicado, ya como sujeto procesal, "para solicitar la práctica de pruebas
orientadas a demostrar la existencia del hecho investigado, la identidad de los autores
o partícipes, su responsabilidad, la naturaleza y cuantía de los perjuicios ocasionados",
lo que permite concluir que en la demanda de parte civil apenas se indican los hechos
generales o se plantea sólo como hipótesis la cuestión fáctica, que indudablemente
habrá de ser objeto de investigación en el proceso penal, como lo disponía el artículo
334 del anterior código y lo prevé el 331 del actual.

6. Sobre la segunda parte del reparo, consistente en que el Tribunal, en tanto el


artículo 2.356 del Código Civil no consagra la responsabilidad objetiva, debió evaluar si
el tercero tuvo culpa en la vigilancia de la cosa o en la elección de la persona a quien
se le confió el ejercicio de la actividad riesgosa, debe reiterarse que "…el tercero sólo
se puede liberar de responsabilidad por el hecho ajeno cometido en el ejercicio de
actividades peligrosas, mediante la prueba de una causa extraña (al tenor del artículo
261 del Código de Tránsito, modificado por el 117 de la ley 33 de 1986), entendiéndose
por tal aquella que obstaculiza el deber concreto de vigilancia, por fuerza mayor o caso
fortuito, hecho de un tercero o culpa exclusiva de la víctima…"*** .

7.Tribunal sí se ocupó de examinar el tema. Después de transcribir un segmento de


una anterior decisión de la Sala en la que se analizó la responsabilidad del tercero
originada en la culpa colateral o indirecta que se predica de quien omite el deber de
vigilancia o yerra en la selección de su dependiente.

--------------------------------------
* Sentencia del 16 de julio de 2001, radicado 15.488, M. P. Fernando Enrique Arboleda Ripoll. En
el mismo sentido, autos del 23 de julio de 2001, radicado 17.098, M. P. Édgar Lombana Trujillo y
del 9 de mayo de 2002, radicado 19.237.
** Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia del 14 de octubre de 1998,
radicado 10.637, M. P. Jorge Aníbal Gómez Gallego.
*** Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia del 15 de diciembre de
2000, radicado 15.365, M. P. Jorge Enrique Córdoba Poveda.

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 20/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : PEDROZA MEDINA, LUIS RICARDO
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 17102
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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NULIDAD-Técnica: Varios cargos por nulidad/ FALSO JUICIO DE LEGALIDAD/


INVESTIGACION PREVIA-Notificación de su iniciación

1. La invocación de la causal 3ª de casación y la relación de varias circunstancias que a


juicio del censor constituyen irregularidades sustanciales que afectan el debido
proceso, permite colegir que al interior del mismo cargo presentó varias solicitudes de
nulidad procesal, que debía plantear en capítulos separados y respetando su prioridad,
como lo impone la lógica del recurso de casación.

En efecto, se sabe que la aceptación de esa causal de casación, salvo cuando la causa
de la invalidación afecta exclusivamente a la sentencia, implica regresar el proceso a
una etapa anterior para corregir la irregularidad y ajustar la actividad jurisdiccional a la
Constitución y a la ley. Y si esto es así, resulta claro que cuando el sujeto procesal
88
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

plantea en casación más de una hipótesis de nulidad, lo lógico es que lo haga en


cargos distintos y que el primero corresponda a la circunstancia con mayor capacidad
de regresar el proceso al punto más lejano y así sucesivamente.

2. El primer reclamo, relativo a que las evidencias obtenidas como consecuencia de las
supuestas actuaciones ilegales de la Policía Judicial sirvieron de fundamento para la
sentencia condenatoria, que es como la Corte lo entiende, es un planteamiento claro
de violación indirecta de la ley sustancial con origen en un error de derecho por falso
juicio de legalidad, que obviamente le imponía, además de invocar la causal 1ª de
casación, concretar los medios de prueba inválidos, señalar el precepto jurídico
contrariado en su producción y, lo más importante, demostrar que si no se hubiera
incurrido en el error el sentido del fallo habría sido distinto, lo cual implica el ejercicio
de confrontar y desvirtuar sus términos.

3. El inciso 2º del artículo 315 del Código de Procedimiento penal 1991 imponía esa
comunicación, es admisible que la omisión denunciada es una informalidad procesal,
cuyo carácter sustancial no fue acreditado. Decir que el representante de la sociedad
hubiera podido intervenir como sujeto procesal en la fase preliminar, que es en síntesis
el argumento del defensor, no prueba ningún daño en concreto causado a las garantías
de su representado o a la estructura procesal, de la cual -valga advertirlo-no hace
parte el acto que se afirma omitido.

4. La nulidad, como es sabido, es un mecanismo procesal para corregir las


irregularidades que se hayan podido cometer en la actuación, que no puedan sanearse
de otra manera y que correspondan a alguna de las circunstancias legales previstas.
Lo que la origina, entonces, es una ilegalidad formal, cuya existencia debe ser
demostrada en casación por el sujeto procesal, como condición para que la Corte
admita la demanda.

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Casación
FECHA : 20/02/2003
DECISION : Inadmite la demanda presentada
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D.C.
PROCESADO : RODRIGUEZ COLORADO, JOSE ALBERTO
PROCESADO : ARANGO BEDOYA, CARLOS ALBERTO
PROCESADO : MUÑOZ GUTIERREZ, JOHN JAIRO
PROCESADO : ZAPATA CARTAGENA, HENRY FERNANDO
PROCESADO : BEDOYA VELEZ, CARLOS MARIO
PROCESADO : ARDILA, JOSE BERNARDO
DELITOS : Secuestro extorsivo
PROCESO : 17616
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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COMPLICE-Dosificación punitiva/ DOSIFICACION PUNITIVA/ PENA/


CONDENA DE EJECUCION CONDICIONAL-Cumplimiento del periodo de
prueba

El artículo 24 del Código Penal anterior señalaba a quiénes se consideraba como


cómplices, y establecía que el cómplice "incurrirá en la pena correspondiente a la
infracción, disminuida de una sexta parte a la mitad."

Como tal, dicho precepto, equivalente al artículo 30 del nuevo Código Penal
(Ley 599 de 2000), es una norma de derecho sustancial, pues éstas,
independientemente de la codificación en

89
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

la cual se encuentran recogidas, son aquellas que describen las conductas punibles y
señalan sus consecuencias.
...

La intelección lógica y sistemática del artículo 24 del Código Penal anterior implicaba
que para calcular el ámbito de punibilidad del cómplice tenía que restarse la mitad al
mínimo de la pena prevista para el delito, y la sexta parte descontarla del máximo.

En ese orden de ideas, si el Tribunal hubiese procedido en forma legítima, en


tratándose de peculado, sancionado con prisión de seis (6) a quince (15) años, dichas
operaciones aritméticas arrojaban como resultado la posibilidad de aplicar una pena
entre tres (3) y doce (12) años más seis (6) meses de prisión.

De ese modo, se verifica que para dosificar la pena que a cada procesado
correspondía, el Juez plural tomó como punto de partida seis (6) años, pese a que lo
legal era que iniciara en tres (3) años de prisión.

La aplicación del artículo 24 del Código Penal anterior, en el sentido adecuado que
acaba de explicarse, había sido objeto de estudio por la Sala de Casación Penal en su
jurisprudencia, aunque sin ahondar en mayores detalles, por no mediar discusión al
respecto.

Por ejemplo, en la sentencia del 14 de febrero de 1995 (radicación 09288, M.P. Dr.
Guillermo Duque Ruiz), la Corte indicó:

La pena máxima privativa de la libertad para los cómplices del delito de estafa,
agravado por la cuantía, es ciertamente, como lo consigna el Procurador Delegado, de
12 años y seis (6) meses, que resultan de la siguiente operación aritmética: 10 años
correspondientes al máximo de la pena privativa de la libertad prevista para la estafa
por el artículo 356 del Código Penal, mas 5 años (la mitad de 10) por razón de la
cuantía (art.372.1), para un parcial de 15 años, menos 2 años y 6 meses (1/6 parte)
por virtud de la complicidad (art.24 ibidem)."

Se observa, pues, sin dificultad, que la sexta parte en la que disminuye la sanción para
los cómplices fue aplicada al máximo de la pena prevista para el delito de estafa
agravada.

Claro que en el marco del Código Penal, Decreto 100 de 1980, el legislador no señaló
en forma expresa la manera de aplicar la disminución de la pena a los cómplices, en el
sentido que no indicó cuál de las dos cantidades se debería restar del mínimo y cual se
sustraería del máximo.

No obstante, la única hermenéutica posible del derecho penal, aceptable en el ámbito


de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución Política, es aquella
según la cual todo precepto que comporte la privación de la libertad de locomoción de
las personas, debe interpretarse y aplicarse en modo restringido, no ampliado, como lo
hizo el Tribunal Superior de Cali.

Lo anterior se enraíza en la esencia del modelo de Estado social, democrático y de


derecho, fundado en la dignidad humana y en el reconocimiento de que el derecho de
sancionar penalmente (ius puniendi), será legítimo sólo como última medida (última
ratio) y en la menor cantidad posible, compatible ésta con los principios de necesidad,
racionalidad y proporcionalidad de la pena.

En la misma esencia del Estado y en la raigambre constitucional de los principios del


derecho penal contemporáneo se cimientan otras instituciones, que en todo caso
tienden a morigerar la situación del sindicado, siendo ellas también reflejo de que la
intervención en los derechos fundamentales que confieren dignidad a las personas,
para recortarlos o perturbar su pleno disfrute, sólo es legítima cuando se hace en
mínima parte; entre ellas, la presunción de inocencia, el principio in dubio pro reo, el
principio de favorabilidad ante la sucesión de leyes penales en el tiempo, el principio
de prohibición de la analogía en mala parte y el principio de la prohibición de la
reformatio in pejus.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

En el régimen penal vigente, Ley 599 de 2000, ya no subsiste la discusión que el caso
examinado comporta, puesto que el artículo 60, que establece los parámetros para la
determinación de los máximos y mínimos aplicables, en su numeral 5° estipula:

"Si la pena se disminuye en dos proporciones, la mayor se aplicará al mínimo y la


menor al máximo de la infracción básica"

Como para la complicidad el artículo 30 ibídem reserva la pena prevista para la


correspondiente infracción, disminuida de una sexta parte a la mitad, no cabe duda
que la rebaja de la mitad se predica del mínimo y que la merma del la sexta parte se
efectúa del máximo.

Aunque, se insiste, la misma solución era la jurídicamente válida para la complicidad


en el artículo 24 del Código Penal anterior, de cualquier manera, si alguien opinara
diferente, en la actualidad la pena para el cómplice debe ser calculada con arreglo a
las nuevas normas, por resultar los preceptos sustanciales vigentes más favorables.
...

No se hará ningún pronunciamiento acerca de la condena de ejecución condicional,


pese a que dicho tema fue propuesto en las demandas de casación, debido a que
mientras se tramitaba el recurso extraordinario el Juzgado Dieciocho Penal del Circuito
de Cali concedió libertad provisional a los tres procesados, por haber cumplido la pena,
entendiendo por éste cumplimiento el descuento del periodo necesario y la verificación
de todos los requisitos para lograr la condena de ejecución condicional, en los términos
del numeral 2° del artículo 414 del Código de Procedimiento Penal anterior,
equivalente al numeral 2° del artículo 365 del régimen de procesal vigente (Ley 600 de
2000)*

-------------------------
* En idéntico sentido, sentencia del 23 de mayo de 2001, radicación No.13325, M.P. Dr. Edgar
Lombana Trujillo.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 20/02/2003
DECISION : Casa parcialmente, reajusta penas impuestas
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
PROCESADO : PRADO LOPEZ, PAULO CESAR
PROCESADO : CLAROS ARTUNDUAGA, EDGAR
PROCESADO : BONILLA PECHENE, ALFONSO
DELITOS : Peculado por apropiación, Falsedad en documento
privado
PROCESO : 15494
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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CASACION-Sentencias de constitucionalidad: Ley 553/ EJECUTORIA DE LA


SENTENCIA/ CASACION-Técnica-No es un fin en sí mismo/ REFORMATIO IN
PEJUS-Legalidad de la pena/ CONCURSO-Dosificación punitiva/ PENA/
LEGALIDAD DE LA PENA/ INTERDICCION DE DERECHOS Y FUNCIONES
PUBLICAS

1. La sentencia de segunda instancia cuyo estudio suscita la atención de la Sala, fue


proferida el 27 de marzo de 2000, esto es, cuando ya había entrado en vigencia la Ley
553 de ese mismo año, la cual fue promulgada el 15 de enero al insertarse en el Diario
Oficial N° 43.855, cobrando ejecutoria material el 9 de abril de 2000, a las 6 de la
tarde, después de surtirse las notificaciones de rigor.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

De esa manera, el fenómeno jurídico-procesal de la ejecutoria material de la sentencia,


se consolidó de cara a una normativa en pleno vigor -artículo 1º de la Ley 553 de
2000-, la cual prevalecía sobre la anterior, de conformidad con el artículo 40 de la Ley
153 de 1887, sin contar, además, que estaba amparada con la presunción de legalidad.

La tesis del efecto retroactivo de esa particular sentencia de constitucionalidad no


tiene en cuenta que la Ley Estatutaria de Administración de Justicia, en su artículo 45,
señala que tal clase de pronunciamientos tiene efecto hacia el futuro, a menos que la
Corte Constitucional resuelva lo contrario.

Si se revisa la parte resolutiva de la citada sentencia C-252 del 28 de febrero de 2001,


se podrá advertir que por parte alguna señaló el Tribunal Constitucional que la
declaratoria de inexequibilidad del término "ejecutoriadas" del artículo 1º de la Ley 553
de 2000, se retrotraía en sus efectos al momento en que ésta fue promulgada.

Además, también debe observarse que el artículo 48-1 de la mencionada Ley


Estatutaria establece, en cuanto al alcance de las sentencias dictadas por aquella
Corporación como resultado del examen de normas legales, que la parte resolutiva de
tales fallos es de obligatorio cumplimiento y de carácter erga omnes, mientras que su
parte motiva es un criterio auxiliar de la actividad judicial y en la aplicación del
derecho en general.

2. La técnica en casación responde a unos rasgos característicos del recurso, como que
constituye una fase extraordinaria en la que se enjuicia la legalidad de la sentencia; es
de carácter rogado porque la Corte extiende su estudio nada más que a la temática
propuesta en el escrito introductorio -la demanda-, sin que tenga permitido subsanar
las omisiones o deficiencias que se adviertan, según lo señala el principio de limitación.

Pero el rigor técnico no puede constituirse en una camisa de fuerza que impida
advertir, luego de depurar las exigencias formales que exige la ley, en aras de alcanzar
los cometidos concebidos para este medio extraordinario de impugnación, que en
efecto aparece en el libelo sustentatorio la postulación de un ataque casacional apto
para inducir a la Corte en la constatación de si la sentencia demandada fue respetuosa
o no de la juridicidad. Ya se había dicho en otra ocasión que la "técnica de la casación
no puede apreciarse como un fin en sí mismo, pues, desprovista del loable propósito
de realizar el derecho sustancial, a través del examen de la legalidad del fallo de
segunda instancia, sería un instrumento ciego al servicio de una justicia burocrática y
en perjuicio de los cometidos que la misma ley le señala a la institución" (sentencia del
28 de julio de 2000, radicación 13.223, con ponencia de quien hoy cumple la misma
tarea).

3. Si bien un factor decisivo para determinar cuál resulta ser el delito más grave a
efectos de tasar la pena en los eventos de concurso de hechos punibles, conforme lo
ha delineado la jurisprudencia de la Sala, cuando éstos son sancionados con pena de
prisión, es el de seleccionar a cuál corresponde la pena más grave, sin que siempre
sea tónica a seguir la de guiarse por sus topes máximos o mínimos, sino también por el
proceso individual de dosificación habida cuenta de la posibilidad de que el que tenga
señalado un mínimo inferior se le puede aplicar una pena más alta (cfr. sentencia del 7
de octubre de 1998, radicación 10.987, Magistrado Ponente Dr. Carlos Eduardo Mejía
Escobar), el funcionario no puede dejar al margen las otras consecuencias señaladas
para la respectiva figura delictual con carácter sancionatorio.

En ese orden de cosas, si para un específico hecho punible el legislador previó


típicamente como respuesta concreta, además de la pena de prisión, otras que pasan
de ser accesorias a principales, si tal delito no fue estimado como el de mayor
gravedad en la tasación de la pena para un concurso delictual y si para el que tuvo
esta connotación no se le consagró modalidad aflictiva adicional a la sanción privativa
de la libertad, el funcionario, atado por el principio de legalidad, no puede desconocer
los marcos legales de esa otra forma de penalidad, como en este caso los
correspondientes a la suspensión en el ejercicio de derechos y funciones públicas.

Expresado de otro modo, si el delito que fue tomado como el más grave por
corresponderle una mayor pena de prisión (la falsedad ideológica en documento
público), no tiene asignada legalmente otra clase de sanción, la cual sí está prevista de
modo adicional y expreso para el otro delito concurrente (la violación al régimen legal
de inhabilidades e incompatibilidades), después de concretar el monto definitivo de la

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

prisión dentro del marco de hasta otro tanto, el operador debe imponer la forma de
sanción anexa para este último, partiendo, al menos, de su mínimo legal, en este caso,
de dos años, sin que sea razón valedera fijarla por debajo de ese hito mínimo la
circunstancia de que se esté realizando la dosificación de conformidad con las reglas
de concurso de hechos punibles, porque entre éstas no se encuentra la de conculcar el
principio de legalidad de las penas.

Entonces, si el a quo erró en la fijación de esa forma de punición al imponer la pena


interdictiva de derechos y funciones públicas por debajo del mínimo tope legal, el
tribunal debió advertir el desaguisado e introducir la corrección que se imponía.

No se causaría afectación a la prohibición de reforma en perjuicio con el correctivo,


pues de conformidad con el lineamiento que le ha dado la Sala, esta garantía
contenida en el artículo 31 de la Constitución no consagra un derecho absoluto para
los procesados que tienen la calidad de apelantes únicos, ya que no puede tener
efecto cuando se ha desconocido el principio de legalidad de los delitos y de las penas,
también de raigambre constitucional.

Resulta ilustrativa de esa posición el siguiente pronunciamiento de la Corte:

"La Sala ha venido considerando que dada la constitucionalización del principio de


legalidad y habida cuenta del mandato que sobre el carácter normativo de la Carta
contiene la propia Constitución, no es posible sostener la prevalencia de la prohibición
de reforma en peor de las sentencias (Art 31 C.P.), para aplicar ésta última disposición
en prejuicio de aquel. La garantía fundamental que implica el principio de legalidad
(C:P. art 29) no se puede agotar en la recortada perspectiva de la "protección del
procesado" en un evento determinado, sino que ella trasciende en general a todos los
destinatarios de la ley penal a fin de que el Estado ( a través de los funcionarios que
aplican la ley, esto es, los jueces ) no pueda sustraerse de los marcos básicos (mínimo
y máximo) de la pena declarada por el legislador para cada tipo penal o para cada
clase de hecho punible.

"Grave perjuicio a la igualdad de todos ante la ley penal (basilar en el Estado de


Derecho) se originaría de admitir que por la vía particular de la sentencia, un sujeto de
derecho pudiese recibir penas más allá de los límites máximos dispuestos por el
legislador, o que estén por debajo de sus límites mínimos, o no consagrados en ley. De
ahí que se acuda al principio de coexistencia de las disposiciones constitucionales para
intentar un marco de aplicación que no sacrifique ninguna de las garantías (legalidad
de la pena y exclusión de reformatio in pejus) en detrimento de la otra, y que de paso
tampoco desconozca principios, valores y derechos también fundamentales como los
de separación de poderes (arts. 1 y 113 C.P.), sometimiento del juez al imperio de la
ley (entendiendo en ella a la constitución misma) (arts 4 y 230 C.P.), primacía y
aplicación inmediata de los derechos fundamentales (arts 84,93, y 94 C.P.), y reserva
del legislador para la expedición de códigos (arts. 28 y 150 C:P) entre otros."
(Sentencia del 28 de octubre de 1997, con ponencia del Magistrado Dr. Carlos E. Mejía
Escobar).

En consecuencia, para retornar las cosas a su ámbito de legalidad, es necesario e


ineludible ajustar la pena de suspensión en el ejercicio de derechos y funciones
públicas impuesta por el a quo, razón por la cual se fijará en dos años, que es el
mínimo que preveía el artículo 144 del Código Penal de 1980 para el delito de violación
al régimen legal de inhabilidades e incompatibilidades.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 20/02/2003
DECISION : Casa parcialmente, fija nueva pena
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Ibagué
PROCESADO : PEDROZA CASTILLO, GUILLERMO
DELITOS : Falsedad ideológica en documento público,
Violación al R. de incompa. e inhab.
PROCESO : 17580
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON -

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DERECHO DE DEFENSA-Sindicado: Estar presente en el proceso/


VINCULACION AL PROCESO PENAL/ INDAGATORIA/ JUSTICIA REGIONAL-
Alegatos previos a la sentencia

1. Enfoca la censura por violación al derecho de defensa a partir de la afirmación de


que al procesado no se le permitió estar presente en el proceso.

Evidentemente, esa condición, como presupuesto sustancial integrante del aludido


derecho sugiere, en principio, la presencia física de la persona en el proceso. Sin
embargo como por la dinámica propia de la actividad judicial no resulta posible que la
persona se encuentre permanentemente en contacto con el asunto, bien por decisión
propia o porque así lo manda la ley, el significado de hallarse presente en el proceso va
mucho más allá del aspecto físico o la coincidencia del lugar de detención del
procesado y la de aquella en donde el funcionario judicial lleva a cabo la pesquisa.

Estar presente en el proceso supone la obligación para el Estado de disponer de todos


los recursos necesarios para que quien esté sindicado de un delito tenga la
oportunidad de comparecer y afrontar de manera directa las imputaciones que obran
en su contra y ejercer, desde luego, el derecho de contradicción.

En nuestro sistema procesal, tal prerrogativa para el procesado, que a su turno se


convierte, como se dijo, en una obligación para el Estado en cabeza del poder punitivo,
está representada en la necesidad de vincular a la persona contra quien pesan
imputaciones por la comisión de un delito y los antecedentes y circunstancias
consignadas en el la actuación, o por haber sido capturado en flagrante hecho punible,
se considere autor de una infracción penal, ameritando, por tanto, su vinculación
formal al proceso como lo disponía el artículo 352 del Decreto 2.700 de 1.991, vigente
para la época en que se adelantó la instrucción en este asunto, y lo prescribe en
términos similares el 333 de la Ley 600 de 2.000.

En ese orden, lo que corresponde para procurar la comparecencia del imputado al


proceso es, cuando sea procedente, la citación para que rinda indagatoria o la órden
de captura para procurar por la vía coercitiva su presencia a la pesquisa, pues solo de
esa manera, es decir, a través de la injurada, en tanto que corresponde la intervención
por excelencia más directa en el asunto, el imputado tiene la oportunidad de ofrecer
las explicaciones que considere pertinentes para justificar su conducta o acreditar su
ajenidad a los hechos por los cuales se produjo su vinculación, teniendo a partir de ese
momento, entonces, la calidad de sujeto procesal y el derecho de actuar y participar
en el desarrollo de las sumarias con las facultades que le son debidas por mandato
constitucional y legal, las cuales no se menoscaban o limitan por el hecho de
permanecer privado de la libertad en lugar distinto a aquél en donde se adelanta la
investigación.

Lo anterior, por supuesto, no significa que ante la imposibilidad de procurar de manera


voluntaria o forzada la comparecencia del sindicado al proceso no pueda, sin embargo,
hacerse presente en el proceso cuando se le declara persona ausente. Todo lo
contrario, lo que ocurre en estos eventos, es precisamente eso, permitir que un
tercero, el defensor, se haga cargo de la causa de quien por su propia cuenta o ante el
esfuerzo frustado de las autoridades competentes, no se ha podido llevar al proceso.

2. La no presentación de alegatos por parte de la Fiscalía previo al proferimiento de la


sentencia en asuntos de competencia de la otrora denominada justicia regional, no
constituye irregularidad sustancial atentatoria del debido proceso.

En ese sentido, se pronunció la Sala con amplitud, en fallo del 31 de octubre de 2.002
con ponencia de quien igual cometido cumple en este asunto, en la Casación 16.573

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 20/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : SOLANO LEON, FERNANDO
DELITOS : Rebelión
PROCESO : 16811
PUBLICADA : Si

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ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA-Técnica en casación/ PECULADO


POR APROPIACION-Auxilios parlamentarios/ DIPUTADOS-Tienen la calidad
de servidores públicos/ APROPIACION-Alcance del término "apropiación"/
AUXILIOS PARLAMENTARIOS/ PECULADO

1. El equívoco en la denominación jurídica de la conducta, por cuanto implica un


atentado contra el debido proceso, debe plantearse, como lo ha hecho el impugnante,
al amparo de la causal tercera de casación. Sólo por este medio es posible, cuando se
casa el fallo, retrotraer la actuación al momento de la calificación, si el funcionario es
competente para reponerla, o del cierre de investigación, cuando no lo es, sin violar el
principio de congruencia entre la resolución acusatoria y la sentencia.

Esto tiene su razón de ser. Si el error se subsanare con base en la causal primera, la
Corte se vería abocada a proferir sentencia de sustitución. Y, al hacerlo, caería en un
error de mayor entidad del que pretendía remediar: emitiría sentencia por un delito de
naturaleza distinta al que fue incluido en el pliego acusatorio. Lo cual, en forma
palmaria, vulneraría el principio de concordancia entre la acusación y la sentencia.

Por eso la lógica casacional exige que cuando se discute el error en la denominación
jurídica de la conducta, prístinamente se formule el cargo al amparo de la causal
tercera y se desarrolle con absoluta precisión y nitidez de acuerdo con las pautas
técnicas de una de las dos vertientes de la causal primera.

Al emprender la demostración del yerro por esta vía, el recurrente debe partir de
delimitar la forma del quebrantamiento de la ley sustancial. Si selecciona la forma de
violación directa, ha de precisar, sin discutir los hechos ni la forma como los declaró
probados el sentenciador, si la trasgresión se produjo por falta de aplicación, por
aplicación indebida al seleccionar la norma dentro de un mismo capítulo del Código
Penal, o al interpretarla erróneamente por otorgarle un mayor o menor alcance del que
tiene señalado.

Si se inclina por la forma de violación indirecta, ha de señalar la naturaleza del yerro


cometido, el falso juicio que lo determinó, las pruebas afectadas y su trascendencia en
las conclusiones del fallo.

En este cargo, el impugnante no discute la ley aplicable al caso -exclusión evidente de


la norma aplicable, error de selección dentro del mismo capítulo del Código Penal o
interpretación errónea del precepto de derecho-, evento en el cual lo adecuado era
desarrollar la censura por la vía de la violación directa de la ley sustancial. Lo que
cuestiona el censor es la denominación genérica del tipo objetivo. Sostiene, con
fundamento en los hechos probados, que su defendido no debió haber sido acusado y
condenado por el delito de peculado por apropiación sino por prevaricato. Por tanto,
dado que los delitos de peculado por apropiación (artículo 133 del Código Penal de
1980) y prevaricato (artículo 149 del mismo estatuto) se hallan en capítulos diferentes
del estatuto punitivo, la vía correcta para fundamentar la censura era la violación
indirecta de la ley sustantiva.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

2. La conducta encuadra perfectamente dentro de los componentes del tipo penal


denominado peculado por apropiación. Al procesado, en su condición de diputado, se
le habían discernido las facultades de gestor y representante legal del Fondo
Aquitania. En el desarrollo de sus funciones, gozaba de atribuciones para señalar las
personas a quienes se debía beneficiar, dentro de las pautas señaladas por el Icetex,
con los auxilios oficiales.

Esa potestad distributiva de los aportes, se derivaba de su participación en el proceso


de creación, decreto y ordenación de ese rubro del gasto público. Dentro de la
secuencia de operaciones propias del manejo general de los bienes estatales, sus
actuaciones como gestor, representante legal y determinador de los adjudicatarios de
los auxilios, correspondían a las de un co-administrador de esos fondos.

Si el poder de seleccionar los destinatarios de estos dineros fue ejercido en beneficio


propio o de terceros, como lo consideró el Tribunal, tal conducta, sobre la base de ese
supuesto, reúne los elementos del tipo penal contemplado en el artículo 133 del
Código Penal de 1980.

3. De acuerdo con el artículo 133 del Código Penal de 1980, autor de peculado es el
empleado oficial. Y según el artículo 63 del mismo estatuto, para todos los efectos de
la ley penal, son empleados oficiales los trabajadores oficiales, los funcionarios
públicos, los empleados públicos, los miembros de las corporaciones públicas y de las
fuerzas armadas, así como, entre otras, toda persona que ejerza cualquier función
pública. Coinciden pues, norma especial y norma general.

Un diputado, entonces, por ser integrante de una corporación pública -a más de


cumplir una función pública-, frente a la ley penal es un empleado oficial. Podría
decirse, así, que un diputado, aparte de que sea trabajador oficial, funcionario público
o empleado público, puede ser autor de peculado, porque conforme con el artículo 63
del Código Penal de 1980, los componentes de las corporaciones públicas son
empleados oficiales. Y el artículo 133 del Código Penal, repítese, tiene como sujeto
activo al empleado oficial. La forma de vinculación del servidor al Estado -empleado
público, trabajador oficial, etc.-, entonces, sería irrelevante, pues que, en concreto,
para la ley penal un miembro de corporación pública es empleado oficial.

b. Evidentemente, el artículo 299 original de la Constitución Política expresaba en su


inciso 3º. que "Los diputados no tendrán la calidad de funcionarios públicos". Pero ello
no contraría las normas penales atrás citadas porque, se insiste, la cualificación del
diputado en materia de peculado no deviene porque, strictu sensu, sea o no
funcionario público, sino porque de cara a la ley penal los conformantes de las
corporaciones públicas son empleados oficiales, con el alcance que le da la
normatividad penal y no la civil, laboral o administrativa.

c. El artículo 299 de la Constitución, con la reforma introducida con el Acto Legislativo


No. 01 de 1996, afirmaba que los diputados "tendrán la calidad de servidores
públicos". Pero, tal como se desprende de la exposición de motivos y de los debates
impartidos al proyecto de Acto Legislativo en las Cámaras Legislativas, su finalidad era
esencialmente administrativa, laboral y organizativa. De la revisión del material
correspondiente resultan los objetivos. Véase:

Uno. Considerar a los diputados como servidores públicos "para que puedan recibir
salario por su trabajo, aunque limitado a las épocas de sesiones, con sus
correspondientes prestaciones".

Dos. Simultanear las responsabilidades de los diputados con "un sistema de


remuneración, prestacional y de seguridad social, que signifique la aplicación concreta
de los principios de protección al trabajo y de igualdad de las personas ante la ley,
sobre los que se inspira y justifica, en buena parte, el propio texto constitucional".

Tres. "En el caso concreto de los diputados se les discrimina en la norma constitucional
vigente al negárseles las consecuencias laborales deducidas de la condición de
servidores públicos siéndolos y al disponérseles la aplicación de inhabilidades e
incompatibilidades propios de otros funcionarios públicos, sin gozar a cambio de las
mismas prerrogativas y derechos de aquellos".

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Cuatro. Para los diputados, "Se propone el otorgamiento de calidad de servidores


públicos a fin de mantener el equilibrio con lo vigente en la normatividad" (Cfr. Gacetas
del Congreso Nos. 76 -8 de mayo de 1995-, 337 -19 de octubre de 1995-, 375 -3 de
noviembre de 1995- y 424 -24 de noviembre de 1995-).

Se quiso, entonces, darles la denominación de servidores públicos, para utilizar la


terminología de la nueva Constitución y para que pudieran acceder a los salarios,
prestaciones y demás ventajas laborales poseídas por aquellos trabajadores oficiales,
empleados oficiales y, en general, servidores públicos. Ningún tema relacionado con la
responsabilidad "penal" fue tocado, ni siquiera mencionado. Y en parte alguna se hizo
referencia a que con la reforma dejarían de ser miembros de las corporaciones
públicas y, menos, para efectos penales.

d. A la letra o gramática, los artículos 123 y 299 de la Constitución Política de 1991, no


son antinómicos, ni requieren de esfuerzos fuera de lo común para interpretarlos. En el
primero de esos preceptos, se consagra el género de los servidores públicos. El
siguiente es el texto de la parte pertinente de esa disposición: "Son servidores públicos
los miembros de las corporaciones públicas, los empleados y trabajadores oficiales del
Estado y de sus entidades descentralizadas territorialmente y por servicios" (La
negrilla no corresponde al texto). La segunda de esas normas -el artículo 299 original-,
establecía que "Los diputados no tendrán la calidad de funcionarios públicos".

A las primeras de cambio, una lectura ligera de estos textos podría llevar a pensar que
son contradictorios.

Un examen cuidadoso, sin embargo, despejaría la duda. La regla general establecería


que los miembros de las corporaciones públicas -los diputados, entre ellos-, los
empleados y trabajadores oficiales del Estado y de sus entidades descentralizadas
territorialmente y por servicios, serían servidores públicos (artículo 123 de la
Constitución Política). Lo que dispondría el artículo 299 (original) de la Constitución
Política de 1991, entonces, no sería que los diputados no estuvieran incluidos dentro
del género de los servidores públicos, sino que dentro de ese género, su especie no
sería la de funcionarios o empleados públicos. Serían, simple y llanamente, servidores
públicos.

4. El peculado que se acredita al diputado se presenta cuando el autor se apropia de


bienes "en provecho propio o de terceros". Sobre esta parte del tipo, es obvio que
basta el ánimo de señor y dueño materializado, con el propósito de que se obtenga
provecho para el sujeto activo o para otro, aparte de que la finalidad sea sana o
insana, debida o indebida. Lo relevante es, hasta aquí, que el autor se "apropie", actúe
como dueño, con el objetivo de favorecer.

5. La Sala ha sostenido, con base en lo dispuesto en el artículo 5° transitorio de la Ley


5° de 1992, que si los auxilios se gestionaron antes de la vigencia de la Constitución
Política de 1991 y se pagaron después de que entró a regir, tal conducta no comporta
ilicitud. Y también ha dicho lo siguiente:

"En tratándose de los auxilios educativos autorizados por el artículo 76, ordinal 20, de
la Constitución Política de 1886, los aportes o saldos de los fondos educativos creados
por parlamentarios en el ICETEX, estarán depositados en este instituto hasta cuando su
creador los hubiere adjudicado, lo cual indica, que para estos casos, por considerarse
una excepción, no se aplica la norma general contenida en el mismo cuerpo legal, que
señala que dichos aportes debían gastarse o comprometerse antes del 31 de diciembre
de 1990". (Auto del 10 de abril de 1997, M. P. Fernando E. Arboleda Ripoll, radicación
número 9357).

De ahí se desprende que, en esas condiciones, el gestor podía asignar los auxilios en
cualquier tiempo.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 20/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Tunja
PROCESADO : LEMUS PEDRAZA, LUIS ORLANDO
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 15942
PUBLICADA : Si

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PREVARICATO POR ACCION-Verbo rector proferir: Dictamen y concepto/


MINISTERIO PUBLICO-Dictamen, opinión, concepto: Pueden dar origen al
delito de prevaricato/ DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACION PUBLICA-
Bien jurídico protegido/ PREVARICATO POR ACCION-Bien jurídico protegido/
PREVARICATO POR ACCION-Delito eminentemente doloso/ CULPABILIDAD/
DOLO

1. El funcionario realizó el verbo rector proferir. En efecto, al hacer la petición, con la


etimología y la gramática de la voz, dijo, sacó, mostró, llevó hacia delante, pronunció,
articuló , echó afuera de su boca su pensamiento, su idea, ofreció, propuso, emitió,
aquello que pensaba sobre el tema.

La solicitud hecha por el procesado, aquello que profirió, es perfectamente ubicable


dentro de uno de los objetos de la acción que con ingrediente normativo porta la
norma sustancial acabada de citar, es decir, se trataba de un dictamen. Estas son las
razones:

a. Gramaticalmente, dictamen es opinión y juicio que se forma o emite sobre una cosa.
Es el parecer, el entendimiento, el discernimiento, la apreciación que tiene una
persona sobre algo, es la idea, el criterio, la valoración, la tesis, el sentir, el
diagnóstico, el concepto que se posee en torno a algo.

Concepto es pensamiento, idea, la concepción que se tiene sobre un tema, la


formación que se hace o se alberga en la mente sobre el punto. Conceptuar es
entendimiento, el pensamiento expresado con palabras; es opinión, juicio, es la
creencia, el conocimiento, la conjetura.

Lo anterior resulta del sentido común del lenguaje, de la gramática elemental1.

Con lo dicho se cumple la primera parte del artículo 28 del Código Civil, de acuerdo con
la cual "Las palabras de la ley se entenderán en su sentido natural y obvio, según el
uso general de las mismas palabras...". Y los Diccionarios recogen ese sentido natural y
obvio, así como el uso que generalmente se le da a las palabras.

La segunda parte de la misma norma, expresa: "Pero cuando el legislador las haya
definido expresamente para ciertas materias, se les dará en éstas su significado legal"
(destaca la Sala).

La parte general del Código Penal de 1980 no definía el término dictamen; tampoco su
parte especial y tampoco el capítulo que contemplaba el delito de prevaricato. La ley
sobre la materia -Libro segundo del Código Penal, delitos contra la administración
pública, prevaricato-, entonces, no decía qué significaba la palabra. Como el Código
Penal citado era el que estructuraba las generalidades y las concreciones de los delitos
y de todos sus componentes, y no se ocupaba ni del alcance ni del contenido de la voz
examinada, conclúyese que la ley relacionada con la materia no aportaba el significado
de dictamen.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Así, sigue avante la primera parte del artículo 28 del Código Civil: se impone entender
por dictamen aquello que el sentido común, la gramática, el diario discurrir, los
diccionarios -que recogen las determinaciones del vulgo, es decir, el pensamiento de la
gente del pueblo- dicen que es.

En materia procesal penal, específicamente en tema de pruebas, sí se alude al


dictamen, aun cuando tampoco se le define. El dictamen en esta materia equivale a la
opinión, al concepto, a la idea que tienen los expertos en ciertas áreas -científicas,
técnicas o artísticas-. Son los colaboradores que la ley denomina peritos, quienes
deben emitir su pensamiento con el cumplimiento de determinados requisitos. Era la
concepción de los artículos 264 y siguientes del estatuto procesal de 1991 ("prueba
pericial"), y es la concepción de los artículos 249 y siguientes del actual Código
Procesal ("prueba Pericial").

Y como quiera que el dictamen con sus características es mencionado frente a la ley
procesal, frente a las pruebas y respecto de los peritos, ésta concepción no es
trasladable al Código que define los delitos y las penas, ni de los peritos a los
procuradores. Por consiguiente, la ley no ha definido el dictamen para efectos del
delito de prevaricato. Por eso, ese dictamen es un ingrediente normativo extrajurídico,
válido por cuanto se soporta en los mandatos del Código Civil.

b. Afirma el Código Civil en su artículo 29 que "Las palabras técnicas de toda ciencia o
arte, se tomarán en el sentido que les den los que profesan la misma ciencia o arte; a
menos que aparezca claramente que se ha tomado en sentido diverso".

Si admitiéramos que el derecho penal es ciencia o arte, se impondría atender el


parecer de quienes lo cultivan. Y al hacerlo, se establece que para los expertos en el
tema -concretamente en derecho penal especial- la intervención del ministerio público
en los asuntos penales se materializa a través de conceptos, es decir, de dictámenes,
pues, como ya fue visto, los términos son sinónimos.

La doctrina nacional apunta hacia allí. Una muestra significativa permite arribar a esa
conclusión. Así, por ejemplo:

Alfonso Ortiz Rodríguez expresa: "En sentido más amplio es la opinión y el juicio que se
forma o emite sobre una cosa. En este sentido, el tomar consejo es oír dictamen. Tiene
el sentido de concepto emitido por persona experta y autorizada. Así se entiende que
proferir resolución o dictamen es pronunciar alguna de esas decisiones o alguno de
esos juicios o conceptos. Como se trata de resolución o dictamen expedidos por
empleado oficial, ese pronunciamiento, expresión de su función pública, debe ser
conforme a la ley"2 (destaca la Sala).

Francisco Ferreira Delgado escribe: "Dictamen es la opinión o concepto que emite el


llamado por la Constitución "ministerio público" en cualquier momento en que,
procesal o extraprocesalmente, deba defender los intereses del Estado, promover la
ejecución de las leyes, normas administrativas, sentencias de los jueces, perseguir los
delitos, procuración de resarcimiento a quienes resulten lesionados por el
delincuente... Proferir dictamen es manifestar concepto u opinión de algo sometido a
su opinión. Opina el ministerio público y, a veces, la Contraloría y auditorías fiscales...
No se limita, por tanto, a la opinión del perito dentro del proceso. En cualquier acto
funcional de opinión, puede prevaricar el empleado oficial"3.

Y Luis Carlos Pérez explica: "El dictamen es el medio por el cual se manifiesta el juicio
de los peritos e intérpretes en asuntos judiciales o administrativos, o sea, de las
personas llamadas por sus conocimientos especiales a opinar sobre determinada
materia. El dictamen, en su acepción de "concepto" u "opinión", es propio también de
muchos funcionarios, por ejemplo, los agentes del ministerio público, los técnicos
asesores en toda suerte de especialidades y los médicos legistas y demás facultativos
con cargo oficial. Se comprende que esta clase de diligencias, al estar influidas por
ilegalidad manifiesta, afecten diversidad de intereses, pues quienes los emiten
desempeñan una función pública, aun en el caso de que su concepto no sea
compartido por la autoridad ante quien se rinde" 4 (resalta la Sala).

Otro cultor de la ciencia jurídico penal, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia,
ha sido aun más enfática. Ha dicho, por ejemplo:

100
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

En vigencia del Código Penal de 1936:

"El dictamen del Ministerio Público es elemento integrador de la sentencia, de


obligatoria obtención por el juzgador, en los casos pertinentes, no importa si carece de
fuerza decisoria o si no es acogido por aquél...".

"Por lo demás el Diccionario de la Academia de la Lengua define el dictamen (del latín


dictamen) como opinión y juicio que se forma o emite sobre una cosa. Y dictaminar no
es otro que opinar o dar dictamen. Y si quien emite la opinión o suscribe el dictamen lo
hace con el carácter de funcionario, a sabiendas de que ha consignado preceptos o
criterios contrarios a la verdad por él conocida, incurre en prevaricato, así sus
informaciones mendaces no sean compulsivas o estén desprovistas de poder
decisorio" (Auto del 10 de diciembre de 1979, M. P. José María Velasco Guerrero).

Posteriormente, en vigencia ya del Código Penal de 1980, fue reiterativa y precisa:

"En este proceso se acusa al doctor... de haber sido infiel, en forma notoria y en
materia grave, a las funciones constitucionales y legales que le correspondían como
Agente del Ministerio Público cuando desempeñándose en el cargo de Delegado en lo
Penal de la Personería de Pereira (Risaralda), hizo solicitudes contrarias a la ley,
adecuando doblemente así su comportamiento al tipo penal de prevaricato por acción
descrito por el artículo 149 del Código Penal...".

"Yerra el Tribunal a-quo cuando sustrae al Agente del Ministerio Público como sujeto
activo del delito en examen, pues prevarica tanto el Juez o Magistrado, como cualquier
empleado oficial que traiciona la función pública que se le ha encomendado al emitir
resolución o dictamen manifiestamente contrarios a la ley. El empleado oficial que así
obra, sustituye la voluntad de la ley para anteponer la propia, en favorecimiento o
perjuicio de otro o por simple arbitrariedad. Y así como dentro del término de
"resolución" como medio para atentar contra la administración pública quiso el
legislador incluir las sentencias y los autos y en general todo acto escrito que se
genere en uso de las funciones públicas y que tienda a la decisión de un punto, del
mismo modo dentro de la aceptación de "dictamen" se incorporan los conceptos que
es la denominación que adquieren los actos a través de los cuales se hace conocer la
voz del Ministerio Público...".

"Bastaba con acudir a cualquier diccionario para encontrar la sinonimia de "dictamen"


y no su análogo, que es bien diferente. Así, en el de CABANELLAS se lee:"

"DICTAMEN. Opinión, consejo o juicio que en determinados asuntos debe oírse por los
tribunales, corporaciones, autoridades, etc.".

"No es vano se ha considerado que, materialmente, el Ministerio Público cumple la


misma función que el Juez, pues la persecución penal lo mismo que el fallo y las faces
que lo anteceden, son funciones jurídicas que competen a órganos del Estado: los dos
son funcionarios públicos designados y organizados con propias funciones para
administrar justicia, que se resumen en la labor de averiguar la verdad histórica y
materializar la ley penal sustantiva, para cuyos fines se han expedido las normas de
procedimiento penal. Tan sólo desde el ángulo puramente formal tienen dividido su rol,
pues mientras que los dictámenes o conceptos tienen connotación de requerir, los del
otro tienen carácter decisorio".

"En consecuencia, tiénese que el Agente del Ministerio Público es poseedor de la


investidura calificada que la ley prevé en la estructura del prevaricato, al cual adecua
su conducta cuando, en ejercicio de sus funciones, emite opinión, dictamen o concepto
contrariando marcadamente la ley" (Sentencia del 21 de junio de 1995, M. P. Dídimo
Páez Velandia).

Y el mismo criterio ha sido mantenido, sin discusiones, vgr. en sentencia del 7 de


diciembre de 1978 (M. P. Álvaro Luna Gómez) y en autos del 24 de junio de 1986 (M. P.
Hernando Baquero Borda) y del 1º. de septiembre de 1987 (M. P. Jorge Carreño
Luengas).

La muestra citada de doctrina y jurisprudencia patria es, entonces, convergente: la


intervención del ministerio público, que se materializa a través de dictámenes, puede

101
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

dar origen al delito de prevaricato, aun cuando carezcan de potencia definitiva frente
al conflicto que se quiere resolver dentro del proceso.

2. Ese bien jurídico, y el derecho ciudadano a que la administración pública sea sana,
como es obvio, emana de la Constitución Política. Por eso la Carta prevé que la
República se funda, entre otras cosas, en la prevalencia del interés general (artículo 1);
que una de las finalidades esenciales del Estado es la de servir a la comunidad y otra
la de mantener la vigencia de un orden justo (artículo 2); que entre varias tareas, las
autoridades tengan que asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado
(artículo 2.2); que los servidores públicos no infrinjan la Constitución, la ley, ni omitan
sus funciones ni se extralimiten en el ejercicio de ellas (artículo 6); que en las
actuaciones judiciales se imponga el debido proceso (artículo 29); que toda persona y
todo ciudadano colabore para el buen funcionamiento de la administración de justicia
(artículo 95.7); que todo servidor público, al tomar posesión, jure cumplir y defender la
Constitución, así como desempeñar los deberes que le incumben (artículo 122.2); que
los servidores públicos estén al servicio del Estado y de la comunidad (artículo 123.2);
que la función administrativa esté al servicio de los intereses generales, las
autoridades administrativas deban coordinar sus actuaciones para el adecuado
cumplimiento de los fines del Estado, y la administración pública, en todos sus
órdenes, tenga control interno (artículo 209); que las providencias judiciales se hallen
sometidas al imperio de la ley, junto a la jurisprudencia, los principios generales del
derecho, la doctrina y la equidad (artículo 230); que al Procurador General de la Nación
y a sus delegados les competa vigilar el cumplimiento de la Constitución, las leyes, las
decisiones judiciales y los actos administrativos (artículo 277.1), así como defender los
intereses de la sociedad (artículo 277.3), e intervenir en los procesos y ante las
autoridades judiciales o administrativas cuando sea necesario en defensa del orden
jurídico, del patrimonio público, o de los derechos y garantías fundamentales (artículo
277.7); y, por último, que los servicios públicos sean inherentes a la finalidad social del
Estado y por ello a éste le corresponda asegurar su prestación eficiente a todos los
habitantes del territorio nacional (artículo 365).

Como se ve con claridad, el derecho a una recta y proba administración pública, no es


exclusivamente de una u otra persona individualizada, ni del Estado como gran ente
abstracto; corresponde más a la sociedad, a la comunidad, al interés general.

b. Este criterio, que implica relacionar el funcionamiento de la administración pública


con los derechos, intereses y esperanzas sociales o comunitarias, es el que, con razón,
ha seguido la Corte. Así, por ejemplo, en sentencia del 18 de mayo de 1999, la Sala
Penal dijo:

"En los delitos contra la administración pública, ésta se tutela como un interés al
servicio de la comunidad y los gobernados, de tal manera que aparezca protegido algo
funcional y dinámico, pues, de lo contrario, se sancionaría como delito la mera
desobediencia a la ley (violación de prohibiciones o mandatos) y no la real transgresión
de bienes jurídicos. El ius puniendi, por su naturaleza extrema, no puede disponerse
para aislados quebrantamientos de deberes profesionales o para la protección de una
vaga pureza de la administración pública, pues ello se traduciría en una visión
totalitaria de la actividad administrativa, sino que es preciso establecer que la
conducta juzgada pone en riesgo concreto los procedimientos que los miembros de la
colectividad tienen para resolver sus conflictos" (Segunda instancia, radicación número
13.827, M. P. Jorge Aníbal Gómez Gallego).

c. La administración pública es una organización, una estructura, un andamiaje en


movimiento permanente, que cumple sus funciones con base en un orden previamente
establecido, disposición que es la observada, percibida y esperada por la comunidad.
Cuando esa organización o estructura se resquebraja, se modifica o altera y, por tanto,
se torna en disfuncional, las consecuencias las padece el ciudadano, como miembro de
un grupo social que, a su vez, es elemento esencial del ente conocido como Estado. En
este sentido, aunque respecto del delito de peculado, pero con la misma base, se ha
pronunciado la Corte, por ejemplo en sentencia de única instancia del 31 de enero del
2001 (radicación número 6593, M. P. Mario Mantilla Nougués), decisión que recuerda e
incorpora en su texto pensamientos similares de la Sala perceptibles en
pronunciamientos del 30 de septiembre de 1975 (M. P. Federico Estrada Vélez) y del 7
de junio de 1983 (M. P. Alfonso Reyes Echandía).

102
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

d. En general, como importante punto de partida, se puede admitir que el bien jurídico
tutelado que se estudia es ofendido cuando se atenta contra la buena marcha de la
administración pública5, es decir, cuando su organización, estructura o funcionalidad
son distorsionadas o víctimas de otros rumbos.

Desde luego que dada la amplitud del concepto administración pública, íntimamente
vinculada con los intereses y derechos ciudadanos, se hace menester especificar,
según la conducta concretamente desplegada.

3. En el delito de prevaricato, no hay duda alguna en cuanto la sociedad, y por esa vía
el Estado, sufre las consecuencias del funcionario que se aparta de la Constitución
cuando da preeminencia al interés particular -así sea el suyo, aparte del de uno o
varios de los sujetos procesales- sobre el general; olvida que debe cumplir con una de
las funciones esenciales del Estado cual es la de servir a la comunidad y mantener un
orden justo; se aparta de las normas superiores y de la ley; en las actuaciones
judiciales deja de lado el debido proceso o proceso justo; se aleja de su obligación que,
como persona y ciudadano, tiene de colaborar con el buen funcionamiento de la
administración de justicia; tacha con su conducta el juramento por el cual ha
prometido cumplir sus deberes y defender la Carta; no recuerda que está al servicio
del Estado y de la comunidad; se le escapa que su intervención o actuación en los
asuntos penales -que se integran al proceso- tienen que estar sometida al imperio de
la ley; y que, en concreto, tratándose de funcionarios del Ministerio Público, olvida que
le compete vigilar el cumplimiento de la Constitución y las leyes, en pro de la defensa
de un orden jurídico y de los derechos y garantías fundamentales.

Por todo lo anterior, como síntesis de la real conformación del bien jurídico
administración pública, se dice que esta es vulnerada cuando el servidor del Estado es
desleal, cuando genera desconfianza, cuando falta a sus deberes, cuando se aleja del
cumplimiento de la ruta normal de sus quehaceres. Y no se trata, desde luego, de la
mera ofensa al cumplimiento de las obligaciones, ni de la simple infracción al deber. Se
trata de lo explicado que, en resumen, se palpa en el comportamiento desplegado por
el servidor y en la percepción que del mismo se tenga.

Ya descendiendo a la normatividad legal, al Código Penal -de 1980-, es claro que,


frente a su artículo 149, el servidor público que emite concepto, es decir, que
dictamina sobre un asunto penal en el que interviene, contrariando ostensiblemente la
ley, desconoce la Constitución Política y con ello realiza en su integridad el artículo 4º.
del estatuto penal mencionado, que entiende como materialmente antijurídica aquella
conducta objetivamente típica que lesiona, sin justa causa, el bien jurídico tutelado.

4. El delito de prevaricato solo admite la modalidad dolosa, y el dolo es, de una parte,
conocimiento y comprensión de la tipicidad objetiva y de la antijuridicidad de la
conducta; y, de la otra, querer, es decir, voluntad, de realizar ese comportamiento que
se sabe ilícito. Para efectos del prevaricato se requiere, entonces, primero, que el actor
tenga conciencia de que con su actuar transgrede ostensiblemente la normatividad, de
que con su acción causa daño o riesgo para un bien jurídico tutelado; y, segundo, que
teniendo claro lo anterior, opte por dirigir voluntariamente su comportamiento hacia la
lesión.
...

La otra modalidad de culpabilidad es la denominada culpa, que se presenta cuando la


persona omite el deber de cuidado que le es exigible en el caso concreto, es decir, obra
con descuido, comportamiento que surge, por ejemplo, de su negligencia,
imprudencia, impericia o de violación de reglamentos. Este estado psicológico
normativo, como se sabe, sólo es punible en los eventos expresamente determinados
en la ley penal y el prevaricato no se halla dentro de ellos.
...

En síntesis, la prueba requerida para predicar la culpabilidad dolosa plena no brota del
expediente. Todo indica que el doctor (...) -quien se vinculó a la procuraduría el 10 de
diciembre de 1996, básicamente ejerció la profesión de abogado 13 o 14 años y fungió
como juez penal municipal y del circuito durante unos 3 años- se equivocó en la
interpretación de la ley, muy probablemente por falta de estudio del expediente. Pero
esa incuria no lo hace autor del delito que se le ha imputado pues que el prevaricato
no admitía -ni admite- la modalidad culposa. Frente a la legislación que regía cuando

103
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

ocurrieron los hechos, entonces, se impone su absolución por carencia de tipo


subjetivo en su comportamiento.

104
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Unica Instancia


FECHA : 25/02/2003
DECISION : Absuelve, ordena devolución de caución,
comunica
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : NAVAS CURIEL, RAFAEL AGUSTIN- PROCURADOR
DELEGADO ANTE TRIBUNAL
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 17871
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

****************************

COLISION DE COMPETENCIA/ DELITOS CONEXOS/ COMPETENCIA POR


CONEXIDAD

A pesar de no tenerse hasta el momento plenamente identificada la cantidad de


sustancia traficada y otros detalles de la compleja organización criminal, no obstante
las juiciosas labores de inteligencia desarrolladas por espacio de dos años, lo cierto es
que el seguimiento a la organización criminal y los hallazgos de vestigios de la
comisión del hechos delictivos, se han efectuado en variados sitios de la geografía
nacional (Barranquilla, Cartagena y Bogotá), así como también en la extranjera
(México, Costa Rica, por ejemplo), algunos de los cuales tan sólo han servido de sede
transitoria de las operaciones, pero especialmente, que se han desarrollado varias
conductas punibles (verbi gracia, tráfico de estupefacientes, en concurso homogéneo,
y concierto para delinquir) que guardan conexidad y que son de competencia de la
justicia especializada.

Identificado el supuesto de hecho al cual nos enfrentamos, es decir, que se trata de


varias conductas punibles que se suceden en distintos territorios, es del caso traer a
colación lo referido por la Sala de Casación Penal en punto de los criterios para la
identificación del juez competente.

"2) Si los hechos suceden en diferentes lugares y se sabe cuáles son, para fijar la
competencia debe tenerse en cuenta lo siguiente:

· Si se trata de una sola conducta punible y los actos ejecutivos de la misma tienen
ocurrencia en distintos sitios, para la definición del Juez competente rigen las reglas de
la competencia a prevención.

· Si se trata de varias conductas punibles y éstas tienen ocurrencia en diferentes


territorios, la competencia no se establece a prevención sino que se determina con
sustento en el factor conexidad y las reglas que se aplican son, desde luego, las
previstas en el artículo 91 del Código de Procedimiento Penal.* " (subraya para este
caso la Sala)

Como del recuento fáctico se desprende que algunas de las conductas punibles se
desarrollaron en Barranquilla, Bogotá y Cartagena, se trata entonces de la hipótesis
subrayada, que no es otra que la concurrencia de delitos conexos, frente a los cuales la
resolución del juez competente debe hacerse con base en el artículo 91 del C. de P. P.

------------------------------------
* Corte Suprema de Justicia. Auto del 16 de abril de 2002. M.: Dr. Carlos E. Mejía
Escobar.

105
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 25/02/2003
DECISION : Declara competente al Juzgado P.C.E. de
Barranquilla
PROCEDENCIA : Juzgado 8 P.C.E.
CIUDAD : Bogotá D. E.
PROCESADO : MONTALVO ALVARADO, LUIS SANTIAGO
PROCESADO : PUELLO WHEDEKING, ROBINSON
PROCESADO : PEREIRA DE SANCHEZ, LURDES
PROCESADO : DIAZGRANADOS RIVAS, JOSE IGNACIO
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf., Concierto
para
delinquir-narcotráfico
PROCESO : 20381
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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COLISION DE COMPETENCIA/ INASISTENCIA ALIMENTARIA-Juez


competente/ INASISTENCIA ALIMENTARIA-Menor-Competencia territorial/
INASISTENCIA ALIMENTARIA-Menor-Competencia territorial (Salvamento de
voto)

Son muchas las decisiones de la Corte que se han referido al tema que ha generado las
posiciones encontradas de los funcionarios en conflicto y en las cuales se ha señalado
que una adecuada interpretación del artículo 271 del Código del Menor, el cual
conserva su existencia jurídica frente al Código de Procedimiento Penal de 2000,
conduce a concluir que el Juez competente para conocer del delito de inasistencia
alimentaria es el municipal del lugar de la residencia que tenía el titular del derecho
para el momento de formularse la querella de parte o de iniciarse oficiosamente la
actuación. Esto quiere decir que si posteriormente se cambia, como pasó en el caso
de examen, no sufre ninguna variación la sede del juzgamiento, que ya ha quedado
fijada de manera definitiva y no sigue, por lo tanto, al titular del derecho de
alimentos*.

INASISTENCIA ALIMENTARIA-Menor-Competencia territorial (Salvamento de


voto)

Dra. Marina Pulido de Barón

No desconoce la suscrita magistrada la interpretación que del artículo 271 del Código
del Menor ha mantenido la Sala, por virtud de la cual el juez competente para conocer
de conductas punibles como de la que aquí se trata, por virtud de la cual debe
entenderse por "residencia del titular del derecho" la que se tiene al momento de
formular la querella o para cuando se inicia oficiosamente la respectiva investigación.

Interpretación que, sin lugar a dudas, busca evitar que la competencia por el factor
territorial termine dependiendo de los cambios de residencia por los que puedan optar
de manera indiscriminada ya el titular del derecho a percibir alimentos ora su
representante legal, pues es lo cierto que, como se afirma en la jurisprudencia que el
juez colisionado trae a colación, entre las pautas que deben tenerse en cuenta para
determinar la competencia, definitivamente no se encuentran "el arbitrio o el destino
del sujeto pasivo de la acción".

Sin embargo, atendidas las particularidades que el presente asunto reviste, razonable
resulta convenir que se trata de uno de aquellos eventos que irrumpe como excepción
a los casos regulados con carácter de generalidad por virtud de la referida
interpretación jurisprudencial y que, por lo mismo, ha debido resolverse atendiendo los
aspectos que le son propios, pero ante todo, teniendo como norte los derechos de la

106
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

menor para quien se reclaman alimentos, los cuales por disposición de rango
constitucional, deben prevalecer sobre los restantes que la Carta Política reconoce y
garantiza, entre ellos y para lo que aquí interesa, sobre el debido proceso que sería el
que eventualmente podría entrar en tensión con el primero.

En efecto, si la razón única para que la titular del derecho a recibir alimentos terminara
residiendo en Cartagena, con vocación de permanencia y no como consecuencia de un
esporádico traslado, fue el fallecimiento de su progenitora quien además figuraba en el
proceso como su representante legal, para la suscrita magistrada era claro que en
aplicación del artículo 271 del Código del Menor ha debido asignarse la competencia
para continuar conociendo al Juez Penal Municipal de dicha ciudad, como también lo
solicitaron durante la audiencia pública con sólidos argumentos la Fiscal acusadora y el
defensor del procesado.

Si bien la residencia del procesado, en tratándose de delitos como el presente, no es


factor para determinar competencia, para la suscrita magistrada si se constituía en
razón adicional para haber fijado la competencia en el Juzgado Penal Municipal de
Cartagena, dado que permitiría la realización del ideal de una pronta y cumplida
justicia, pues las citaciones para su comparecencia al juzgado necesaria para la pronta
definición del asunto que para la menor es de vital importancia, podrían ser atendidas
con prontitud y sin la excusa de los costos que un desplazamiento de esa ciudad a esta
implican.

Además, en cuanto atañe a la menor cuyo lugar de residencia de acuerdo con la


preceptiva del artículo 271 del Código del Menor si tiene incidencia en la fijación de la
competencia por el factor territorial, la radicación del proceso en la ciudad de
Cartagena le facilitaría a ella o a su representante legal, el acceso directo tanto al
proceso como a la disponibilidad de las consignaciones que por razón de alimentos
terminaran cancelándosele como consecuencia del trámite penal, lo cual sin lugar a
dudas y dada la situación de orfandad en que quedó por el grave suceso que marcó su
corta existencia, contribuiría a lograr el objetivo buscado a través del proceso penal,
esto es, la satisfacción de sus primarias necesidades.

-------------------------------------------------------------
* Cfr., entre otras, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Prov. Colisión -19.718, Sep. 10 de 2002, M.P.,
Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL. Y, Prov. Colisión - 18.571, Dic. 19 de 2001, M.P., Dr. ÉDGAR
LOMBANA TRUJILLO.

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Colisión de competencia


FECHA : 25/02/2003
DECISION : Declara competente al Juzgado 75 P.M. de Bogotá
PROCEDENCIA : Juzgado 6 P.M
CIUDAD : Cartagena
PROCESADO : CASTRO URUETA, JULIO CESAR
DELITOS : Inasistencia alimentaria
PROCESO : 20480
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS


Salvamento de Voto DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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RESOLUCION DE ACUSACION-Notificación/ CONFESION-Reducción de pena/


CONFESION-Fundamento de la sentencia/ NOTIFICACION

1. Es evidente que tal acto procesal se llevó a cabo de conformidad con la


normatividad que regía para la época, pues persistiendo, para ese momento la
contumacia de la acusada, debió procederse conforme al texto del artículo 440 del
Código de Procedimiento Penal, pues de su lectura se pone de manifiesto que el
procesado que se encuentra en libertad debe ser enterado personalmente de los
107
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

cargos formulados en la resolución de acusación y, de no ser posible su


comparecencia, es imprescindible, entonces, notificar a su defensor, quedando de esta
manera garantizado el derecho a la defensa.

En consecuencia, como la redacción gramatical del artículo 440 del Código de


Procedimiento Penal modificado por el artículo 59 de la Ley 81 de 1993, condicionaba
la notificación personal al defensor, a la ausencia del procesado.
...

El vicio alegado es inexistente o, a lo sumo, ya saneado por el asentimiento de quien


interesado en una situación contraria omite el ejercicio de los instrumentos que la ley
le otorga, que a la postre conduce a su saneamiento conforme a los artículos 308-1 y 4
del Código de Procedimiento Penal.

De suerte que de haber existido la irregularidad denunciada, el hecho de que al


conocerla tanto la procesada como su defensor omitieran ejercer el acto de postulación
que la anomalía sugería, permite colegir que no les asistía interés para hacer valer los
derechos presuntamente conculcados, provocando con ese asentimiento tácito que las
consecuencias convalidantes surtieran sus efectos.

2. A partir de esas primeras noticias indicativas de la autoría de la señora (...) ocurrió


su comparecencia ante el Juzgado 5° Penal del Circuito de Neiva, ante el cual en el
curso de la diligencia de audiencia pública de juzgamiento, admitió su responsabilidad
condicionada a una agresión ilegítima de la persona que fue víctima de la reacción
defensiva, para lo cual expone su posición exculpatoria en el marco de una confesión
calificada sobre la base de una causal de justificación; quedando de esta manera
establecido que su confesión no fue el fundamento de la sentencia, circunstancia que
también haría inoperante la reducción de pena que mencionada la recurrente con
fundamento en el artículo 299 del Código de Procedimiento Penal anterior, la que
tampoco procedería al amparo de la nueva legislación, habida consideración de que el
actual artículo 283 de la Ley 600 de 2000, hace procedente el reconocimiento de
diminuente cuando "dicha confesión fuere el fundamento de la sentencia".

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 27/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Neiva
PROCESADO : LOSADA DIAZ, DORIS
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 15161
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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NULIDAD-Técnica en casación/ CASACION-Técnica/ NULIDAD-Remedio


extremo/ TRASLADO PARA PREPARACION DE LA AUDIENCIA-No requiere
auto/ AUDIENCIA PUBLICA/ PRUEBA-Aducción/ FALSO JUICIO DE
LEGALIDAD/ SENTENCIA-Notificados todos los sujetos procesales, se hace
innecesaria la notificación por Edicto/ NULIDAD-Interés para recurrir/
NOTIFICACION POR EDICTO

1. La proposición de nulidades en casación no constituye un espacio abierto, que a


diferencia de aquél en que es propicio en el desarrollo de las instancias, le permita al
recurrente ampararse en especulaciones eminentemente teóricas sobre la forma del
proceso y a exponer a manera de índice todas las minucias de la actuación que
antojadamente quiera rotular como vicios invalidantes del rito.

No. Muy por el contrario, la limitada flexibilidad que esta clase de propuestas permite
en casación para su proposición y desarrollo, en modo alguno relevan al demandante
108
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

de respetar los principios básicos que rigen el instituto y los que por su naturaleza y
alcances le son anejos a este extraordinario medio de impugnación, por manera que
surge como un imperativo propio de esta extrema medida procesal tener en cuenta
postulados que la orientan como la residualidad que la caracteriza, instrumentalidad
de las formas, trascendencia, taxatividad, protección de los actos procesales y
convalidación de los mismos como lo disponía en artículo 308 del Decreto 2.700 de
1.9991 y ahora el 310 de la Ley 600 de 2.000.

2. Frente a la naturaleza de la casación, tampoco puede el casacionista olvidar que en


esta sede le corresponde observar una metodología específica en tanto que los
ataques extraordinarios corresponden a un juicio lógico sobre la legalidad de un fallo
que ha agotado las instancias ordinarias. Por eso, lo que corresponde en primer lugar
es deslindar los vicios de garantía y aquellos de actividad, toda vez que dado el
contenido de cada uno de ellos el presupuesto de la proposición jurídica casacional y el
fundamento argumentativo corresponde a conceptos diferentes. Una vez en claro qué
es lo que se quiere identificar y acreditar como fundante de un error que erosiona la
juridicidad de la sentencia cuestionada, le compete al libelista establecer de mayor a
menor, en virtud del principio de prioridad, la cobertura que los mismos tendrían en la
actuación, debiendo entonces presentar como principales los primeros y subsidiarios
los segundos, lo cual, a su turno, evita de suyo incurrir en planteamientos
contradictorios al interior de un mismo cargo, pues darle tratamiento indiscriminado a
situaciones que se califican de invalidantes pero que están ubicadas en distintos
momentos procesales, necesariamente traen como consecuencia que abordar el tema
de la que resulta posterior implica en el fondo reconocer la legalidad de una previa a la
que también se la otorgado igual entidad.

Por todo lo anterior, es que han sido múltiples las ocasiones en que la jurisprudencia de
la Sala ha sostenido que en ejercicio de su función constitucional como Tribunal de
casación no es la autoridad llamada a hacer las veces de tercera instancia y menos
aún a que se confunda el motivo de nulidad como la vía más cómoda para propiciar no
solo terceros debates probatorios sino estudios oficiosos del proceso, cuando, como
ocurre en este caso, lejos de ampararse en razones de tipo jurídico, es evidente que el
casacionista le entregó la suerte de la prosperidad del reparo casacional al azar, si se
tiene en cuenta que los diversos planteamientos que eleva no guardan conexidad
entre sí y tampoco por sí mismos tienen la capacidad siquiera remota de poner en tela
de juicio la legalidad del proceso.

3. La nulidad, en tanto que representa un remedio extremo para sanear la estructura


del proceso o proteger las garantías fundamentales de los derechos procesales, no es
fin en si misma, y por ello mal puede invocarse por razones de pura forma y sin
ninguna repercusión sustantiva en el fallo.

4. El proferimiento o no de un auto de tales características no es requisito condición


del adelantamiento del juicio porque lo que ordenaba el artículo 446 del Decreto 2.700
de 1.991, vigente para la época en que se tramitó este asunto, y ahora lo hace el
inciso segundo del artículo 400 de la Ley 600 de 2.000 en términos similares pero por
un lapso inferior, es que "Al día siguiente de recibido el proceso, previa constancia
secretarial, el expediente quedará a disposición común de los sujetos procesales por el
término de treinta días hábiles para preparar la audiencia pública, solicitar las
nulidades que se hayan originado en la etapa de instrucción que no se hayan resuelto
y las pruebas que sean conducentes".

5. Evidentemente incurrió el juzgador en un proceder irregular al practicar las pruebas


decretadas una vez precluído el término del artículo 446 del Decreto 2.7000, por fuera
de la audiencia pública, pues no debían evacuarse en otra sede y no requerían de
estudios previos, es decir, no se daban las condiciones aludidas en el artículo 448
ibídem, para que su aducción se produjera por fuera del debate público.

Sin embargo, esa irritualidad no es suficiente para provocar la ruptura del fallo
impugnado ni constituye, desde luego, motivo de nulidad, porque en estricto sentido
se trata de un vicio de la prueba en cuanto a su aducción al proceso que en técnica de
casación correspondería proponerlo al amparo de la causal primera como error de
derecho por falso juicio de legalidad.

6. Resulta vano el argumento según el cual el fallo de segunda instancia se notificó en


forma irregular por no haberse hecho mediante fijación en edicto, ya que aparte de

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

que el libelo lo presenta como un comentario suelto que no desarrolla, desconoce el


demandante que por su naturaleza, la notificación que echa de menos es supletoria,
en la medida en que es procedente cuando no ha sido posible comunicar la decisión en
forma personal a todos los sujetos procesales.

7. La Sala se releva de hacer cualquier pronunciamiento de fondo en cuanto a las


glosas que expone el demandante sobre la indebida notificación de la situación
jurídica, el cierre de la investigación y el calificatorio en relación con el procesado
Guillermo Cruz Angarita, porque al respecto el carece por completo de interés jurídico,
dado que no es su defensor.

De igual manera, tampoco debe la Sala pasar desapercibido el criterio del Delegado
según el cual, no obstante advertir la ausencia de interés del demandante para una
propuesta similar, entiende que por la naturaleza de orden público de las nulidades le
correspondía ocuparse del asunto, pues eso, equivale a confundir la imperatividad y
obligatorio cumplimiento de las normas que rigen la materia con la oficiosidad que
casación le confiere la Ley a la Corte cuando advierta su presencia. Admitir lo
contrario, es permitir que en materia de nulidades cualquier sujeto procesal se
encuentra facultado para asumir una especie de agencias oficiosas a favor de terceros
que la ley no permite ni contempla.

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 27/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bucaramanga
PROCESADO : MORENO SOLANO, JOSE LUIS
NO RECURRENTE : CRUZ ANGARITA, GUILLERMO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 12927
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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DERECHO DE DEFENSA-Técnica para alegar su violación/ DERECHO DE


DEFENSA-Inactividad del abogado/ FALSO JUICIO DE EXISTENCIA-Por
omisión/ JURAMENTO/ INDAGATORIA-Cargos a terceros/ ERROR EN LA
CALIFICACION JURIDICA-Técnica en casación/ PECULADO POR
APROPIACION-Secuestre

1. Aunque el derecho de defensa es un derivado del debido proceso, en sede de


casación debe observarse, en aras de una formulación precisa y clara del cargo,
aquella diferenciación teniéndose cuidado en no argüir indistintamente el daño a uno u
otro espectro de protección, o mejor, confundir como si fuera lo mismo las falencias de
estructura y las de garantía, sin perjuicio de que se presenten casos en que una misma
anomalía configure las dos clases de modo simultáneo.
...

En la postulación de la censura el casacionista debe señalar la concreción del acto


irregular, la indicación de la forma como éste afectó las garantías debidas a los sujetos
procesales, o las bases de la instrucción o el juzgamiento, la explicación de la manera
como la sentencia de segundo grado pierde cualquier base de legitimidad, es decir, la
incidencia del defecto y, del mismo modo, exponer cuáles las disposiciones que
resultaron infringidas. Tal ejercicio está ausente del libelo.

2. Para efectos de subrayar la falta de desempeño del asistente técnico, es carga del
casacionista mencionar cuáles eran las pruebas que aquél podía haber solicitado,
dejando en claro por qué eran conducentes, pertinentes y eficaces, así como explicar
cómo, de haber sido practicadas, podían enervar la fuerza persuasiva que los

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

juzgadores le asignaron a los elementos de juicio que sí fueron adosados al proceso y


que sirvieron de base a los fallos.

Además, en punto de la controversia, debe dejar en forma puntual y clara los aspectos
que pudieron ser debatidos o los temas susceptibles de contrainterrogatorio.

En cuanto a la interposición de recursos, la simple afirmación de que se dejó de


impugnar las determinaciones fundamentales del proceso, tampoco es indicativa de
dejación de los deberes o de desempeño descuidado, porque tal postura de quien tiene
a su cargo la defensa de los intereses del reo puede obedecer a muy diferentes
hipótesis, como el temor a que se confirme la determinación o que el defensor
comparta el criterio judicial.

De otra parte, debe recordarse que la dimensión técnica del derecho a la defensa
emana de la propia Constitución, en virtud a que su artículo 29 la garantiza en todas
las fases de la actuación penal, ya sea que se desarrolle por un abogado de confianza
del imputado o por uno de oficio. Su ejercicio concreto no está sujeto a formas o
ritualidades preestablecidas, sino que responde, imbricado en la garantía matriz del
debido proceso, a una de las maneras como se puede controlar -y oponer- la actividad
del estado a través de su aparato jurisdiccional manifestada en el proceso, de tal
suerte que lo trascendente a la defensa técnica es que, de un lado, el operador del
correspondiente órgano judicial (fiscal o juez) permita su libre ejercicio, y de otro, que
al menos el desempeño de quien la tiene a cargo permita deducir que estuvo vigilante
a fin de que el asistido no fuese objeto de arbitrariedades o abusos.

De esa manera, igualmente ha sostenido la Corte en numerosos pronunciamientos que


la idoneidad de la gestión desplegada por el defensor técnico, de confianza u oficioso,
se mide a partir de las concretas posibilidades que emergen de la actuación, porque es
a partir de tales condiciones que se puede observar la coherencia de la actitud
observada por el letrado respecto de sus obligaciones.

En ese orden de cosas, también se ha entendido que ni la desenfrenada actividad


equivale siempre al ejercicio de una óptima defensa, ni la posición silente o expectante
es sinónima de dejación de los deberes inherentes al cargo, porque en el primer caso
puede ocurrir que las peticiones formuladas sin cálculo o los recursos interpuestos de
modo temerario lleven a descubrir situaciones que empeoran la situación del asistido,
o, en el segundo, como también lo percibe la defensora, la actitud callada las puede
evitar, lo mismo que puede responder a la táctica de esperar para que las posibles
deficiencias investigativas se cosechen en pro del sindicado.

3. La omisión evidente de la prueba, cuando ésta o el hecho objetivo revelado en ella,


no es tenido en cuenta por el juzgador, lo ignora por completo al adentrarse en la
valoración del acervo probatorio. Una vez detectada la falencia, al actor le corresponde
tomar el dato fáctico que contiene el medio de convicción excluido y enfrentarlo con el
caudal que sí estimó el juzgador, con el fin de demostrar que las premisas edificadas
con base en éste no se sostienen ante el embate de la fuerza persuasiva de aquél.

4. La fórmula del juramento no implica asignarle el valor de veracidad a las


expresiones dadas por la persona a quien se le impone; quien declara bajo juramento
queda expuesto a un compromiso de su responsabilidad penal, en caso de que sus
atestaciones no correspondan a la verdad. En la indagatoria, medio de defensa pero
también de prueba, el juramento se emplea cuando el sindicado hace imputaciones a
terceros, de modo que se expone a cometer otra conducta punible si sus afirmaciones
son falsas. Empero, si se omite imponerle el juramento al momento de hacer la
imputación el único efecto es que en caso de falsedad de la imputación no se le pueda
procesar por falso testimonio, porque de todos modos el acto conserva su calidad de
medio de prueba.

5. La propuesta del actor hecha bajo el auspicio de la causal 1a, según la cual con la
sentencia de segunda instancia se quebrantó de manera directa el artículo 133 del
Decreto 100 de 1980 por aplicación indebida, lo cual condujo a la inaplicación del 358
ibídem, equivoca la vía de ataque.

Nótese que de prosperar la censura, la Corte no podría entrar a dictar sentencia de


reemplazo porque la misma no estaría en consonancia con el pliego de cargos, pues
aunque significaría una situación favorable para el procesado, la novedosa imputación

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

-abuso de confianza- no está comprendida dentro del mismo título y capítulo en el que
se halla ubicado el delito por el cual se formuló la resolución de acusación -peculado
por apropiación-.

Aparece, entonces, que si el actor consideraba que (...) debía responder por un delito
contra el patrimonio económico y no por uno contra la administración pública, debió
enfilar el ataque por los derroteros de la causal 3ª de casación, la nulidad, para
demostrar que al calificarse la investigación la fiscalía acusó por una denominación
jurídica diferente a la que correspondía a los hechos hasta ese momento establecidos,
porque un desaguisado de esa índole, como lo tiene reiterado la jurisprudencia,
constituye un quebranto al debido proceso.

De esa manera, era carga del recurrente establecer que por errores en la apreciación
de las pruebas o en la interpretación de la ley, el ente investigador erró en la selección
del nomen juris, ensayando los argumentos demostrativos del error a la manera de la
causal 1ª.

6. El actor sostiene que en su original redacción tal precepto exigía la calidad de


empleado oficial en el sujeto activo del delito de peculado, la cual no podía tener para
el momento de los hechos un secuestre, y como la Constitución de 1991 habla de
servidores públicos en su artículo 123, se creó un vacío jurídico, porque en este
precepto no aparecen los secuestres como servidores públicos y esta es una calidad
diferente a la de empleado público.

En su discurso el demandante no pasa más allá de sostener que el secuestre, por la


época de los hechos, no era empleado público y que tampoco podía ser considerado
como servidor público, pero no explica la razón de su aserto.

De esa forma elude considerar que el artículo 63 del Código Penal de 1980, antes de
ser reformado por el 18 de la Ley 190 de 1995, establecía que "Para todos los efectos
de la ley penal son empleados oficiales los funcionarios y empleados públicos, los
trabajadores oficiales, los miembros de las corporaciones públicas o de las fuerzas
armadas, y toda otra persona que ejerza cualquier función pública, así sea de modo
transitorio, o estuviere encargada de un servicio público".

Cabe preguntarse, entonces, si el secuestre ejercía una función pública, y la respuesta


debe ser afirmativa, porque cumple la misión de vigilar, custodiar y proteger unos
bienes que el estado, a través de la jurisdicción, ha sacado de la órbita de posesión
material de sus dueños o tenedores, con el fin de asegurar con los mismos el
cumplimiento de las disposiciones contenidas en el respectivo fallo judicial, y que para
aquellos fines se los ha entregado al secuestre, a quien traslada, además, esas
específicas e importantes funciones de vigilancia, custodia y protección.

Es así, entonces, que para efectos penales, como rezaba el texto del original artículo
63 del derogado Código Penal, al asumir el secuestre su encargo, entraba a
desempeñar una función pública de manera transitoria, porque por su conducto el
estado realiza la custodia de bienes de particulares afectados con una medida cautelar
de carácter jurisdiccional. Expresado en otras palabras, quedaba dentro de la categoría
asimiladora contenida en aquella disposición, según la cual también era empleado
oficial "toda otra persona que ejerza función pública, así sea de modo transitorio".

Ahora, ¿puede sostenerse que se produjo un vacío respecto a quiénes se podían


considerar como servidores públicos para efectos penales, desde el momento en que
entró en vigencia la Constitución de 1991 hasta que se promulgó la Ley 190 de 1995?

Una respuesta negativa es la más razonable. Ocurre que la Constitución tiene carácter
normativo, por ser, de acuerdo con su artículo 4º "norma de normas. En todo caso de
incompatibilidad entre la Constitución y la ley u otra norma jurídica, se aplicarán las
disposiciones constitucionales".

De esta manera, si se pensara en que había incompatibilidad entre los artículos 63 y


133 del Decreto 100 de 1980 con la Carta Política porque aludían a empleados públicos
en lugar de a servidores públicos la solución no podía ser la de dejar de aplicar esas
preceptivas, sino la de irrogarles el influjo constitucional, de manera que por esa fuerza
normativa de la Carta, se entiende que desde el momento en que ésta entró en vigor
aquellos preceptos también empezaron a hacer referencia a los servidores públicos, en

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

aras de la coherencia y armonía que debe existir entre la Ley Fundamental y las
normas que se le subordinan.

Ahora, si bien es cierto que el inciso final del artículo 123 de la Constitución difiere a la
ley el establecimiento del "régimen aplicable a los particulares que temporalmente
desempeñen funciones públicas", al menos en materia penal tal régimen preexistía,
porque, como se sabe, el artículo 63 del Código Penal de 1980 consideraba empleado
oficial -a partir del 4 de julio de 1991 servidor público- a "toda otra persona que ejerza
función pública, así sea de modo transitorio" y en tal medida lo sancionaba como autor
de peculado cuando en ejercicio de tal función pública temporal se apropiara, en
provecho suyo o de un tercero, "de bienes de particulares, cuya administración o
custodia se le haya confiado por razón de sus funciones", según el artículo 133 ibídem.
Además, el Ordenamiento Procesal Civil en su artículo 8º, modificado por el 1º-1 del
Decreto 2.282 de 1989, señala que "Los cargos de auxiliares de la justicia son oficios
públicos…", mientras que el artículo 683 ibídem establece que "El secuestre tendrá la
custodia de los bienes que se le entreguen…".

Según lo anterior, en ningún momento se produjo el vacío legislativo que utiliza el


censor como apoyo del reparo pues más allá de la denominación, lo verdaderamente
trascendente, y que fue el aspecto que tuvieron en la mira los juzgadores, es que el
procesado desempeñó una función pública transitoria, la de secuestre dentro de un
proceso ejecutivo, para propender por la debida custodia de unos bienes embargados
y secuestrados en desarrollo de la actividad jurisdiccional del estado.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 27/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bucaramanga
PROCESADO : RAMIREZ JAIMES, HERNANDO
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 17837
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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SENTENCIA ANTICIPADA-No genera irregularidad la impetrada antes de


definir situación jurídica/ REFORMATIO IN PEJUS-Técnica en casación/
CONCILIACION-Técnica para alegar su vulneración/ DOSIFICACION
PUNITIVA-Las rebajas se calculan sobre residuos o remanentes/ PENA-
Dosificación/ TERMINACION ANTICIPADA DEL PROCESO/ SENTENCIA
ANTICIPADA/ REFORMATIO IN PEJUS-Legalidad de la pena/ LEGALIDAD DE
LA PENA

1. La circunstancia de haber sido presentada la solicitud de sentencia anticipada antes


de que la decisión mediante la cual fue definida la situación jurídica causara firmeza,
no constituye una irregularidad sustancial, capaz de afectar la validez del proceso,
porque la diligencia de formulación de cargos, como lo sostiene el Procurador
Delegado en su concepto, se realizó, de todas formas, dentro de los límites procesales
establecidos en la norma, es decir, después de ejecutoriada la providencia que definió
la situación jurídica.

2. La prohibición de la reforma en peor es de contenido sustancial, y que su


inobservancia, por tanto, debe ser alegada por la vía de la causal primera, y no de la
tercera.

La creencia de que las violaciones a las garantías fundamentales constituyen motivo


de nulidad, y que su alegación, por tanto, debe enmarcarse siempre dentro del ámbito
de la causal tercera (tesis de la que participa al parecer la Delegada), no es exacta,

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

porque no todas ellas son de carácter procesal. Existen algunas de contenido


sustancial, cuya inobservancia se erige en verdaderos errores in iudicando,
susceptibles de ser alegados solo por la vía de la causal primera, como ocurre con los
principios de legalidad, favorabilidad, in dubio pro reo, y prohibición de la reforma en
peor, entre otros.

3. Una propuesta de ataque de esta naturaleza imponía a la demandante tener que


demostrar que los presupuestos requeridos por la norma para la procedencia de la
audiencia de conciliación concurrían a cabalidad, y que no obstante ello, el funcionario
omitió ordenarla, propiciando la afectación del derecho de defensa del procesado, o el
desquiciamiento de las bases fundamentales de la instrucción, exigencias que en
manera alguna se esfuerza en cumplir.

Es más. Si se analiza el contenido de los artículos 38 y 39 del Código de Procedimiento


Penal de 1991, normas bajo cuya vigencia se adelantó el proceso, se concluye, sin
mayor esfuerzo, que la audiencia de conciliación no procedía, porque el delito de
estafa no admitía desistimiento, y porque la cuantía del mismo excedía los doscientos
salarios mínimos legales mensuales, exigencia esta última vigente en ese momento,
como quiera que solo fue excluida del ordenamiento jurídico varios años después
(Sentencia de exequibilidad C-840 del 2000).

4. Este aspecto, ha sido ya objeto de estudio en reiteradas oportunidades por la Corte,


y definido en sentido contrario a la solución planteada por la Delegada. Básicamente
ha sido dicho que una tal forma de tasación punitiva, además de no resultar acorde
con el texto de los preceptos, vendría a erigirse en factor de impunidad, en cuanto
podría conducir a la exclusión total de la pena, e inclusive al absurdo de tener que
reconocer saldos a cargo del Estado y en favor del procesado, haciendo que la certeza
de su aplicación resulte siendo una burla, intolerable desde el punto de vista de los
fundamentos y función asignados al derecho penal, o por mejor decir, al derecho de la
pena en un Estado de las peculiaridades del nuestro (Cfr. Casaciones de 31 de julio de
1996, Magistrado Ponente Córdoba Poveda; 20 de abril de 1999 y 31 de enero del
2002, Magistrado ponente Arboleda Ripoll). Para mayor ilustración, veamos lo
expuesto en la primera de ellas:

"Además, también se desconoció la legalidad de la pena cuando se efectuaron


inadecuadamente los cómputos para dosificar la sanción, pues todas las aminorantes
se tomaron sobre el total de la pena imponible y no sobre los residuos. Así, en la
eventualidad de que el procesado fuera acreedor a las rebajas acordadas, sobre el
monto de la pena que le corresponda deberá hacerse, en primer lugar, la disminución
correspondiente a la ira: sobre el residuo, la de confesión; y sobre el remanente, la de
la sentencia anticipada.

"El criterio utilizado en la sentencia puede llevar no solo a imponer penas


insignificantes sino, incluso, a dejar impune el delito y a que el Estado aparezca deudor
del condenado, ya que, por ejemplo, si al total de la sanción imponible se le quitan las
2/3 partes por haberse actuado en estado de ira (si se estima que el procesado merece
la máxima reducción del artículo 60 del Código Penal), más 1/3 parte por confesión
(artículo 299 del Decreto 2700 de 1991) se habrá copado el quantum íntegro de la
pena y sin que siquiera, por sustracción de materia, exista la posibilidad de descontar
el tercio a que, teóricamente, tendría derecho, por haberse acogido a la sentencia
anticipada.

"Aparece claro que tal forma de tasación punitiva no solo viola el principio de
legalidad, sino que pugna con una racional política criminal, desconoce la
proporcionalidad que debe existir entre el hecho Juzgado y la pena, la eficacia de la
misma y el carácter plurifuncional a ella asignado, a más de conllevar una evidente
injusticia…".

5. La interdicción de la reformatio in pejus presupone, en criterio de la mayoría,


observancia de la legalidad, pues ha entendido que este principio, de carácter
igualmente constitucional, resulta prevalente, en cuanto regulador del Estado de
derecho, como también que tal ordenación de principios no niega ni degrada la noción
constitucional que de nuestro Estado trae la Constitución de 1991, como tampoco sus
proyecciones en el campo de la elaboración jurisprudencial, sobre todo en cuanto ella
tiene que ver con la llamada jurisprudencia de valores, que no "jurisprudencia de
opiniones", como llamaba la atención García de Enterría que no debía confundírsele.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

En decisión de 28 de octubre de 1997, con ponencia del Magistrado Mejía Escobar, se


dijo, al analizar al punto, que el Juez, en nuestro sistema, debía individualizar la pena
dentro de los topes y límites señalados por el legislador, y que su margen de
apreciabilidad no era, ni podía ser, enteramente libre, puesto que de acuerdo con lo
dispuesto en el artículo 29 de la Constitución Nacional, debía hacerlo conforme a las
leyes preexistentes, es decir, consultando las penas previstas por el legislador para el
hecho punible objeto de juzgamiento.

Adicionalmente se dejó dicho que "salirse de este entorno, y admitirse tal


marginamiento bajo la consideración de una prevalencia de la prohibición de reforma
en peor, prioridad que la Constitución no declara, es tanto como validar una función
judicial absolutizada, descoordinada del resto del sistema jurídico, intocable, y por lo
mismo incontrolada. Es tanto como hacer de la judicatura un poder al margen del
poder de corrección, incluso hacia su mismo interior, frente a sus jerarquías, frente a
sus instancias".

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 27/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cartagena
PROCESADO : CAMARGO PUELLO, PEDRO MANUEL
DELITOS : Estafa, Falsedad en documento privado
PROCESO : 17817
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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NULIDAD-Técnica: Varios cargos por nulidad/ NULIDAD-Principios/ NULIDAD-


Debido proceso, derecho de defensa/ DEFENSOR DE OFICIO-Designación/
RECONOCIMIENTO EN FILA DE PERSONAS-Defensor de oficio/
INDAGATORIA-Ampliación/ DEFENSOR-Goza de total iniciativa/ PRUEBA-
Principios de publicidad, insrumentalidad y lealtad/ PRINCIPIO DE
CONTRADICCION DE LA PRUEBA/ DERECHO DE CONTRADICCION-No se
limita al sólo contrainterrogatorio/ PRUEBA-Irregularidades en el proceso de
formación probatoria/ INVESTIGACION INTEGRAL-Nulidad

1. Repetidamente la jurisprudencia ha dado en sostener, que cuando se acude a la


causal tercera de casación, no basta con solamente invocarla, sino que compete al
demandante precisar el tipo de irregularidad que alega, señalar sus fundamentos, las
normas que se estimen infringidas, acreditar cómo su configuración comporta un vicio
de garantía o de estructura, y la trascendencia frente al fallo cuestionado, pues el
recurso extraordinario, en cuanto a este motivo se refiere, no ha sido establecido para
poner en evidencia cualquier irritualidad sin repercusión ninguna dentro del proceso,
sino sólo aquellas que inexorablemente conducen a su invalidación.

Si lo que persigue es denunciar la presencia de varias irregularidades, cada una de


ellas con entidad suficiente para invalidar la actuación o una parte de ella, resulta
indispensable que se sustenten en capítulos separados y de manera subsidiaria si
fueren excluyentes, pues sólo así puede acatarse la exigencia de claridad y precisión
en la postulación del ataque, y dar cumplimiento a los principios de autonomía de los
cargos y de no contradicción.

2. En materia de nulidades, por tratarse de un remedio extremo, su postulación debe


someterse a los principios que rigen su declaratoria, de manera que sólo resulta
posible alegar aquellas expresamente previstas en la ley (taxatividad); no puede
invocarlas el sujeto procesal que con su conducta haya dado lugar a la configuración
del motivo invalidatorio, salvo el caso de ausencia de defensa técnica (protección);
aunque se configure la irregularidad, ella puede convalidarse con el consentimiento
expreso o tácito del sujeto perjudicado, a condición de ser observadas las garantías
fundamentales (convalidación); quien alegue la nulidad está en la obligación de
acreditar que la irregularidad sustancial afecta las garantías constitucionales de los
sujetos procesales o desconoce las bases fundamentales de la instrucción y/o el
juzgamiento (trascendencia); y, además, que no existe otro remedio procesal, distinto
de la nulidad, para subsanar el yerro que se advierte (residualidad).

3. Si el motivo de inconformidad con el fallo de segundo grado estriba en aducir la


violación de un derecho fundamental, se está en la obligación de desarrollar una
argumentación lógica dirigida a patentizar el desacierto, siendo de cargo del
impugnante demostrar el desconocimiento de una garantía por el quebrantamiento de
la estructura básica del proceso o la actividad del juzgador, e indicar las normas que
protegen el derecho invocado y su concreto conculcamiento.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

En este sentido, insistentemente ha sido dicho que cuando se aduce violación del
debido proceso, se debe comprobar la existencia de irregularidad sustancial que afecte
la estructura del sistema que lo inspira. Por ejemplo; falta de apertura de investigación,
no vinculación del procesado, no definición de la situación jurídica cuando ella sea
obligatoria, o ausencia de la decisión de cierre de la investigación; desconocimiento
de la etapa de investigación y/o de juzgamiento; dentro del juicio: de la fase probatoria
y/o de debate oral; de formulación de cargos o sentencia, o la posibilidad de recurrir en
segunda instancia.

En cuanto hace a la violación del derecho de defensa, es de cargo de quien la alegue


determinar la actuación que estima lesiva de esta garantía fundamental, indicar las
normas que fueron violadas, y dejar establecido cómo el vicio repercute
negativamente en la validez del rito llevado a cabo y por qué el reo fue privado de
oportunidades que le permitieran sacar avante posturas favorables a su situación.

En todo caso, acorde con la técnica que rige este medio extraordinario de
impugnación, cada uno de los cargos debe contener una petición acorde con la
naturaleza de la nulidad invocada, indicando la prelación con que su estudio debe ser
abordado por la Corte, el momento a partir del cual la invalidación debe decretarse, y
el señalamiento del funcionario al cual se habrá de remitir el proceso.

4. Para la época en que se recibió la indagatoria del procesado (17 de septiembre de


1996), regían los artículos 358 y 41 del decreto 2700 de 1991, el primero de los cuales
autorizaba la designación de defensor de oficio para el caso de que el indagado no
nombrara un defensor que lo asistiera en el trámite, y el segundo que posibilitaba la
designación de un defensor de oficio cuando en el lugar de adelantamiento de la
actuación procesal no existiera defensor público o fuere imposible designarlo
inmediatamente. Además, el artículo 139 ejusdem, por su parte, preveía que el
nombramiento de defensor, hecho en la indagatoria o cualquier otra etapa posterior,
debía entenderse hasta la finalización del proceso.

5. En cuanto tiene que ver con el reparo por haberse designado sendos defensores de
oficio que asistieran al procesado en las diligencias de reconocimiento en fila de
personas practicadas los días 19 de septiembre y dos de octubre de mil novecientos
noventa y seis (fls. 93 y 136), no puede dejarse de considerar que el artículo 368 del
estatuto procesal hoy derogado por la ley 600 de 2000, establecía que a la diligencia
de reconocimiento debía asistir el defensor, pero "si aquél no se hallare en ese
momento o no concurriere oportunamente, se nombrará un apoderado de oficio para el
reconocimiento", lo que indica que la actuación de la fiscalía al designar defensor de
oficio para esas diligencias por no encontrarse presente el defensor nombrado en la
indagatoria respondió al deber de resguardar la garantía constitucional de la defensa
técnica.

6. En relación con la ampliación de indagatoria practicada el veintiséis de septiembre


de ese mismo año (fl. 128) a solicitud del procesado, pues el artículo 361 del estatuto
procesal por el que se rigió el asunto, establecía para el funcionario judicial la
obligación de recibirla en el menor tiempo posible, sin que pudiera postergarla porque
a ella no hubiere concurrido el defensor de oficio designado en la indagatoria, o porque
la defensoría pública o el procesando no hubieren designado abogado que atendiera
sus intereses, menos aún, cuando el ordenamiento posibilitaba la designación de
defensor de oficio (arts. 141 y 358 del Código de procedimiento penal de 1991).

7. El defensor, sea público, de oficio, o de confianza, en ejercicio de la función de


asistencia profesional, goza de total iniciativa pudiendo aconsejar a su asistido en
relación con las actitudes procesales que considere favorables a sus intereses,
presentar las solicitudes que estime acordes con la gestión encomendada, o interponer
los recursos pertinentes, o incluso, a pesar de tener una actitud vigilante del desarrollo
de la actuación asumir una pasiva por calificar que esa puede ser la mejor alternativa
de defensa, y no por estar en desacuerdo con la estrategia defensiva asumida, o haber
sido adversos los resultados del juicio, hay lugar a sostener que el derecho de defensa
ha sido violado por ausencia de defensor idóneo, pues la ley no le impone al abogado
derroteros en torno a la estrategia, contenido, forma o alcance de sus propuestas, ni la
aptitud de estas gestiones se establece por los resultados del debate (Cfr. sent. cas.
oct. 10 de 2002, rad. 13048. M. P. Arboleda Ripoll).

117
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

8. Tampoco se presentó irregularidad trascendente alguna en menoscabo del debido


proceso o el derecho de defensa por no haberse fijado día y hora en que habrían de
tener lugar las diligencias de reconocimiento en fila de personas o las declaraciones
recaudadas antes de que el defensor público asumiera la defensa del procesado, pues,
de una parte, salvo la diligencia de inspección judicial (art. 260 del decreto 2700 de
1991) ninguna otra disposición establecía la obligación para el instructor de fijar día y
hora para la práctica de pruebas, y sí por el contrario, que todos los días y horas son
hábiles para practicar actuaciones (art. 171 ejusdem), otorgando al Fiscal amplias
facultades para lograr el éxito de la instrucción (art. 330 Ib.).

De otra, si bien es cierto que en acatamiento de los principios de publicidad,


instrumentalidad de las formas y lealtad que rigen la actuación procesal, en los casos
en que la ley no ha previsto como obligatorio el proferimiento de resolución fijando día
y hora para practicar pruebas, o la notificación de las decisiones que en tal sentido
profiera, resulta aconsejable que los funcionarios adopten mecanismos que tiendan a
garantizar el conocimiento por los sujetos intervinientes en el trámite, de las fechas,
horas y lugares en que habrán de practicarse pruebas o llevarse a cabo diligencias
para que puedan tener la posibilidad de intervenir en ellas, pues el carácter público y
contradictorio del proceso así lo exige, no lo es menos que ello sólo resulta predicable
en términos de razonabilidad y posibilidad.
...

A pesar de lo anterior el Fiscal instructor ha debido fijar fecha y hora para llevar a cabo
los actos de instrucción, y de manera razonable comunicar de ello a los intervinientes
en el trámite, no puede olvidarse que una tal omisión ha de ser apreciada desde la
perspectiva del real agravio que ella pudo haber irrogado al derecho de contradicción
probatoria, es decir, de su trascendencia, pues, como ha sido visto, la sola existencia
de la irritualidad no resulta suficiente para efectos de establecer la configuración de un
motivo anulatorio de lo actuado.

9. En tal sentido conviene recordar lo dicho por la jurisprudencia en torno a este


específico tema:

"Como emana del artículo 29 de la Constitución Política, dentro del amplio derecho al
debido proceso está previsto el más específico que tiene toda persona sindicada a
controvertir las pruebas que sean presentadas en su contra, facultad que se conoce
también con el nombre de principio del contradictorio, principio de bilateralidad o
simplemente derecho a la contradicción. Importa, entonces, frente a la demanda
examinada, precisar su alcance y contenido.
"a) En sentido amplio, como mensaje al legislador ordinario, el principio de
contradicción comprende o está conformado por otros, fundamentalmente la
posibilidad de acceso a la justicia para que, en igualdad de condiciones, el imputado
pueda ser oído dentro del proceso por un juez independiente, autónomo e imparcial; la
adquisición del status de sujeto procesal para que especialmente imputado y acusador
establezcan la relación dialéctica que implica el proceso, es decir, el debate antitético o
de oposición, en el cual, como es apenas obvio, la imputación o acusación preceden a
la defensa pues que, como se sabe, la carga de la misma se halla en manos del
Estado; el derecho (disponible) a ser escuchado -a la última palabra- durante todo el
proceso, sobre todo en su fase oral; el derecho de igualdad durante la actuación
procesal que significa que, más allá de la mera contradicción, justamente para que
ésta sea efectiva, los sujetos procesales más importantes -quien acusa y quien
defiende- deben hallarse al mismo nivel de posibilidades para imputar y refutar, alegar,
aportar, afrontar y enfrentar la prueba, e impugnar las decisiones; y, naturalmente, el
derecho de defensa, como respuesta a las imputaciones del investigador-acusador*.

"b) En el ámbito concreto de la prueba, en una de sus modalidades, la contradicción es


igualmente importante, entendida como posibilidad de cuestionarla, en condiciones
normales, ordinarias, en plano paritario frente a la imputación o acusación, salvo,
obviamente, en aquéllas hipótesis en las que la "imposibilidad" deviene por
comportamiento censurable de los sujetos procesales**.

"c) En materia de prueba de testigos, también opera la contradicción y lo deseable


sería que en todo caso se tuviera la certeza de poder contrainterrogarlos personal y
directamente, por parte tanto del imputado como de su defensor, todo en aras de la
más fina protección material y técnica. Sin embargo, como también lo tienen dicho la
doctrina y la jurisprudencia, ese anhelo choca en veces con la realidad, que enseña

118
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

muchas excepciones, por ejemplo cuando el testigo desaparece, cambia de lugar de


residencia, está enfermo, muere o se halla en el extranjero o, por cualquier razón, le es
imposible concurrir al debate directo y personal***. Por ello se ha dicho que también se
conserva en altísimo grado la controversia si los sujetos procesales gozan de la
probabilidad llana de problematizar la declaración con base en el acta de testimonio
levantada con toda la legalidad, de analizarla como integrante y a la luz de todo el haz
probatorio, de hacer ver al funcionario judicial el criterio de la "parte" sin cortapisa
alguna y de acudir a las impugnaciones en pos de insistir en la propia opinión.

"Este punto de vista, acoplado sin duda a las tesis dominantes ecuménicamente, es el
seguido por la Sala que, con criterio real y de verdad, ha dicho que "...el derecho de
contradicción no se reduce a la intervención de la defensa en la práctica de pruebas,
sino que también se ejerce cuando se piden pruebas, cuando éstas se critican en sí
mismas y con relación al resto del material probatorio, cuando se impugnan las
decisiones, cuando se alega, etc"****; que el derecho citado "...no se circunscribe al
contrainterrogatorio de los testigos..., pues ésta es sólo una de las distintas formas de
poner en práctica la dialéctica probatoria, toda vez que con tal derecho lo que en
esencia se busca es la participación efectiva de los sujetos procesales en la postulación
o aducción de la prueba, en el diligenciamiento de la misma y posteriormente en su
análisis crítico, oportunidades todas ellas para ejercer el contradictorio..."*****; que
"...el derecho de contradicción no es reductivo y que, por lo mismo, la única manera de
efectivizarlo no es repreguntando al testigo, sino que existen otras, entre las cuales,
criticar la declaración, no sólo aisladamente considerada sino con relación al resto del
material probatorio..."******; y que "...las pruebas que el Estado está en la obligación
de practicar son únicamente aquellas que legal y materialmente puedan llevarse a
efecto y no las de imposible cumplimiento..."******* (Cfr. Cas. oct. 2/01. Ms.Ps. Pérez
Pinzón y Arboleda Ripoll, Rad. 15286).

10. No toma en cuenta el censor, que en materia de irregularidades cometidas en el


proceso de formación de la prueba, por desconocimiento de las ritualidades previstas
por la ley para ello, reiteradamente la jurisprudencia ha sido clara en sostener que esta
clase de reproches solamente pueden ser formulados con apoyo en la causal primera
de casación, cuerpo segundo, pues un tal desacierto naturalísticamente corresponde a
los llamados vicios de juicio, no a los vicios de actividad o in procedendo, alegables al
amparo de la causal tercera.

Esto se explica en cuanto la prueba irregularmente aportada trae prevista como


sanción procesal su no apreciación por el juzgador, teniendo la Corte en sede de
casación la posibilidad de dictar el fallo de reemplazo prescindiendo de considerar los
medios aducidos y asumidos ilegalmente, pues de llegar a demostrarse la presencia de
errores en la apreciación de los medios, no tendría sentido decretar la invalidación del
proceso dado que unas tales irregularidades corresponden a actos no vinculados
mediante relación causativa con las restantes actuaciones que componen el proceso.

De esta suerte si el casacionista consideraba que los reconocimientos en fila de


personas no cumplieron los requisitos que al efecto tenía previstos el artículo 368 del
estatuto procesal por el que se rigió el asunto, era su deber someterse a la vía de
impugnación establecida con dicho propósito, y no entremezclar el argumento con
presuntos atentados al debido proceso o el derecho de defensa.

11. Cuando con apoyo en la causal tercera de casación se demanda la nulidad de lo


actuado por transgresión al principio de investigación integral, no solamente es carga
del impugnante postular el cargo de manera autónoma e independiente y señalar el
orden de prioridad con que debe ser estudiado, sino que además de enunciar la prueba
o pruebas dejadas de practicar, debe demostrar su conducencia, pertinencia y utilidad
a los fines de la investigación, indicando de qué manera su recaudo (valorado en un
plano de razonabilidad) y ponderación conjunta con los medios válidamente allegados
sobre los cuales no recae yerro alguno, habría conducido a adoptar una decisión
favorable a la pretensión del actor; es decir, el casacionista tiene la obligación de
demostrar lo que se conoce como trascendencia del yerro, esto es, la evidencia de que
el aporte de la prueba que extraña, habría conducido a la declaración del derecho en
sentido sustancialmente distinto y opuesto al contenido de la parte resolutiva del fallo.

--------------------------------------------
* Es la tendencia de la doctrina y de la jurisprudencia universales, como lo muestran, por
ejemplo, Vicente Gimeno Sendra y otros, Derecho Procesal, Tomo II (Vol. I), El Proceso Penal (1),
Valencia -Esp-, tirant lo blanch, 1987, págs. 55 a 61; Giulio Ubertis, Principi di Procedura Penale

119
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Europea. Le regole del giusto processo, Milano, Raffaello Cortina Editore, 2000, págs. 35 a 60; y
José María Asencio Mellado, Introducción al derecho procesal. Valencia -Esp-, tirant lo blanch,
1997, págs. 200/1.
** Así, por ejemplo: José María Asencio Mellado, obra citada, pág. 201; Ricardo Rodríguez
Fernández. Derechos fundamentales y garantías individuales en el proceso penal. Granada -Esp-,
Pomares, 2000, especialmente págs. 18, 24, 348, 349, 350 a 356; Faustino Cordón Moreno. Las
garantías constitucionales del proceso penal. Navarra -Esp-, Aranzadi, 1999, págs. 131 y 172;
Vincenzo Manzini. Tratado de derecho procesal penal. T. I. Buenos Aires, Ediciones de Cultura
Jurídica, T: Niceto Alcalá Zamora y Castillo, pág. 281.
*** Cfr., por ejemplo, Ricardo Rodríguez Fernández, obra citada, especialmente pág. 352; Guja Lo
Russo y Rocco Pezzano (a cura di). Elementi di diritto processuale penale. Napoli, Edizione
Giuridiche Simone, X Edizione, 2000, pág. 30.
**** Casación del 18 de julio de 2001, M. P. Jorge Enrique Córdoba Poveda -Radicación No.
13.758-.
***** Casación del 23 de mayo de 2001, M. P. Jorge Aníbal Gómez Gallego -Radicación No.
13.704-.
****** Casación del 25 de abril de 2001, M. P. Jorge Enrique Córdoba Poveda -Radicación No.
13.198-.
******* Casación del 8 de octubre de 1999, M. P. Carlos Augusto Gálvez Argote -Radicación No.
11.612-.

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 27/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Medellín
PROCESADO : USME LONDOÑO, ELIAS DE JESUS
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 14252
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

****************************

NULIDAD-Debido proceso- Exigencias para su alegación/ PARTE CIVIL-


Oportunidad/ PARTE CIVIL-Admisión de la demanda y facultades/ FALSO
JUICIO DE CONVICCION

1. Si bien la causal tercera de casación, vale decir cuando la sentencia se haya dictado
en un juicio viciado de nulidad, aparentemente no exige en su redacción formas
específicas en cuanto su proposición y desarrollo, la demanda no es un escrito de libre
confección, pues, igual que en las otras causales, debe ajustarse a ciertos parámetros
lógicos de modo que se comprendan con claridad y precisión los motivos de la nulidad,
las irregularidades sustanciales alegadas y la manera como se quebranta la estructura
del proceso o se afectan las garantías de los sujetos procesales.

En particular, cuando se alega el quebrantamiento del debido proceso, como en el


presente caso, es preciso que el demandante demuestre la presencia de defectos
sustanciales que conspiren contra la estructura del sistema procesal en uno de sus
eslabones concatenados, por ejemplo, no abrir investigación, no vincular al procesado,
no definir la situación jurídica cuando ello sea necesario, no clausurar la investigación,
no convocar a audiencia preparatoria, y, en fin desconocer las etapas de investigación
y juzgamiento.

En punto de esta causal corresponde también al recurrente demostrar que la


irregularidad, cometida durante el desarrollo del proceso e inadvertida en el fallo, es
francamente trascendental e incide de tal manera, que para remediarla no queda
ninguna alternativa distinta a invalidar las diligencias, ya que no se trata de discutir la
ocurrencia de cualquier defecto insustancial; y por ello, quien así alega debe indicar
razonadamente y con precisión el momento procesal al que han de retrotraerse las
actuaciones, una vez excluidas las alcanzadas por los vicios.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

2. La anterior reseña permite verificar que la demanda de constitución en parte civil, la


manifestación de querer impugnar la sentencia absolutoria, la admisión del libelo y el
reconocimiento de la personería al apoderado se hicieron antes de que dicho fallo
quedara ejecutoriado.

Entonces, ningún vicio in procedendo se constata hasta ahora, al ser claro que el
artículo 45 del Código de Procedimiento Penal anterior, establecía que "la constitución
en parte civil...podrá intentarse en cualquier momento, a partir de la resolución de
apertura de instrucción y hasta antes de que se profiera la sentencia de segunda o
única instancia."
...

Si se piensa en el asunto, así, escuetamente como es presentado por el casacionista es


posible concluir que antes de la admisión de la demanda y del reconocimiento de
personería, las manifestaciones que a bien tenga hacer el apoderado de la parte civil
no pueden producir ningún efecto jurídico, puesto que si ello todavía no ocurre, aún no
alcanza la calidad de sujeto procesal y por ende no tiene derechos sino meras
expectativas.

Tal el sentido del artículo 48 del Código de Procedimiento Penal, Decreto 2700 de
1991, equivalente al artículo 50 del régimen vigente (Ley 600 de 2000), al establecer
que "Admitida la demanda de parte civil, ésta quedará facultada para solicitar la
práctica de pruebas...e interponer recursos contra las providencias...".
...

No era exigible ni necesario que después de la aceptación de la demanda el apoderado


de la parte civil interpusiera otra vez el recurso de apelación, como lo pretende el
casacionista, si se tiene en cuenta que la normatividad adjetiva no contempla una
obligación de tal naturaleza.

Quien argumentara en contrario podría aducir que sin quedar ejecutoriado el auto que
admite la demanda de parte civil no puede darse trámite a sus solicitudes. No
obstante, tal inferencia es igualmente equivocada, pues basta entender que dicho auto
es apelable en el efecto devolutivo, caso en el cual no se suspende el cumplimiento de
la providencia apelada ni el curso de la actuación procesal. (Artículos 203 y 204 del
Código de Procedimiento Penal anterior, Decreto 2700 de 1991; y artículos 192 y 193
del actual régimen, Ley 600 de 2000).

3. El juicio de convicción, que consiste en una actividad de pensamiento a través de la


cual se reconoce el valor que la ley asigna a determinadas pruebas, presupone la
existencia de una "tarifa legal" en la cual por voluntad de la ley a las pruebas
corresponde un valor demostrativo o de persuasión único, predeterminado y que no
puede ser alterado por el interprete.

Se incurre en error por falso juicio de convicción cuando se niega a la prueba ese valor
que la ley le atribuye, o se le hace corresponder uno distinto al que la ley le otorga,
modalidad que no puede plantearse como causal de casación penal porque en
Colombia rige el sistema de la sana crítica o de libre apreciación y no el de tarifa legal
probatoria.

Habida cuenta de la sustitución de la tarifa probatoria, por la sana crítica en materia


procesal penal, es evidente que en principio no es posible para los jueces incurrir en
errores de derecho por falso juicio de convicción, en la medida en que la normatividad
no somete por lo general su raciocinio a evaluaciones probatorias obligadas
dependientes de una tarifa legal probatoria.

Ese presupuesto procesal restringe la posibilidad de que un sentenciador infrinja el


ordenamiento por el simple hecho de conceder o negar credibilidad a un dictamen
pericial, dada la libertad de que goza en esa materia, por ministerio de la ley para
estimar su mérito de persuasión dentro de los márgenes de la experiencia, las ciencias
y la lógica. Todo ello significa que, si no se demuestra la incursión en falsos juicios de
existencia o identidad, o en falso raciocinio, la discrepancia de un sujeto procesal con
la valoración otorgada por el sentenciador a la prueba pericial, no es discutible en
casación, sencillamente porque no existe un parámetro legal que pueda haber sido
transgredido en la sentencia que se impugna.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO


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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Sentencia Casación
FECHA : 27/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Neiva
PROCESADO : OCAMPO RIOS, MAURICIO- AGENTE DE POLICIA
PROCESADO : VIGOYA OLAYA, NESTOR EDGAR- AGENTE DE
POLICIA
DELITOS : Acceso carnal abusivo con menor de 14 años
PROCESO : 16807
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

DERECHO DE DEFENSA-Nulidad: absoluto estado de abandono/ DEFENSA


TECNICA-Ausencia de defensor: Se deben demostrar sus efectos negativos

Sólo resulta admisible sostener conculcado el derecho a la no indefensión, en el


sentido de estar proscrita cualquier severa limitación de la defensa técnica, dado su
carácter de asistencia permanente de la persona penalmente juzgada por un
profesional del derecho, en el sentido de que sólo procede la anulación de lo actuado
en aquellos casos en que el imputado ha carecido en forma absoluta de ella durante la
actuación adelantada en su contra.

Dentro de tales premisas se ha insistido precisando cómo "la violación al derecho de


defensa técnica o profesional que inexorablemente conduce a la invalidación del
proceso es aquel absoluto estado de abandono o indefensión material o sustancial y no
meramente procesal en que se deje a un imputado, de donde resulta así necesario no
solamente que la falta de defensa sea efectiva, en el sentido señalado, sino además
total, es decir, que sea ostensible y manifiesto el vacío defensivo, que conduzca a un
extremo mayor e intolerable la reducción de las posibilidades de defensa y que tal
mengua sea la causa determinante de un perjuicio concreto para quien la misma debe
garantizarse" (Cas. 15.491, 15 de diciembre de 2.000, M.P. Dr. Carlos Augusto Gálvez
Argote).
...

En forma realmente insólita, el censor se dedicó más que a demostrar la pregonada


ausencia de defensa técnica, a criticar de modo acérrimo las intervenciones del
defensor del procesado, como si descalificarlas en forma total se constituyere en una
fórmula para denotar la orfandad plena de defensa justificadora del fundamento del
cargo, cuando bien se ha dicho que no es la novedosa perspectiva del último de los
defensores en torno a la manera como habría abocado su estrategia personal de
defensa, el punto de referencia para censurar en esta materia la tarea de su antecesor.

7. La ilegítima restricción de este derecho, no puede provenir de una simple disparidad


conceptual en torno a la manera como se asume el ejercicio profesional y a las
alternativas que subjetivamente cada quien pueda aducir como propias de un mayor o
menor acierto en la expresión de su ejercicio. Trátase de poder demostrar con
ponderado y serio fundamento en la objetividad que emerge de la realidad fáctica y
probatoria del caso, cuál fue la censurable inercia o cuál el absoluto descuido en el
desempeño de dicha actividad que habría conspirado contra la inviolabilidad de la
defensa, máxime cuando, como lo acotó el Ministerio Público "aceptar que una
estrategia equivocada o no compartida por el nuevo defensor se puede alegar como
ausencia de defensa técnica y en consecuencia servir de base para una nulidad iría en
detrimento de la seriedad del proceso y en últimas daría paso en muchos casos a la
impunidad...".

"A este respecto - como también ha dicho la Sala-, es evidente que el ejercicio de la
defensa técnica debe valorarse dentro de la dinámica misma que cada proceso
presenta, pues no puede a partir de teóricas, abstractas y genéricas afirmaciones
asumirse que las mismas resultan predicables de todos los casos, es decir, si se acusa
la actuación del letrado por haber mantenido una censurable inercia en el
cumplimiento de sus deberes como defensor, debe correspondientemente indicarse
cuáles actos en procura del imputado habrían podido significarle un panorama procesal
favorable o de qué forma su situación, en términos reales, habría resultado menos
peyorativa" (Casación 11.261).

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 27/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pasto
PROCESADO : CHACUA PERENGUEZ, MANUEL ROBERTO
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 12810
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

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NULIDAD-Técnica en casación/ IRREGULARIDAD-Ausencia de firma del Fiscal


en el edicto emplazatorio/ EDICTO EMPLAZATORIO/ PRUEBA-Ilegalmente
incorporada: Técnica/ CONTROL DE LEGALIDAD-Límites/ FISCALIA-Facultad
de comisionar al C.T.I.

1. La proposición de nulidades en casación no es ajena al cumplimiento de los


requisitos que orientan no solo este recurso, sino el instituto mismo, por manera que
en relación con la causal tercera el actor no está relevado de su observancia como
quiera que este extraordinario medio de impugnación no es en modo alguno de libre
postulación ni permite una amplitud tal como para que la Corte entre a suplir las
deficiencias argumentativas o a corregir las deficiencias del libelo.

Lo anterior implica, entonces, que en cada propuesta de nulidad el censor identifique


la actuación que contiene la vulneración de las garantías fundamentales de los sujetos
procesales o socave las bases de la instrucción o el juzgamiento, precisando, en todo
caso, el momento a partir del cual se hace necesario retrotraer lo actuado para que
sea posible restablecer la legalidad del proceso. Además, le corresponde al postulante
determinar cuál es la trascendencia directa que el yerro in procedendo refleja en el
fallo y por qué, de no haber mediado el mismo el desarrollo de la actuación sería otro y
otra también la decisión final, pues solo así es posible evidenciar que la irregularidad
denunciada solo puede remediarse por esta vía.

2. En el presente asunto, lo que parecería ser el primer reproche por motivo de


nulidad lo endereza el demandante hacia la vulneración al debido proceso por indebida
vinculación del sindicado, porque el edicto emplazatorio carece de la firma del Fiscal y
a eso reduce por completo el ataque, ya que no demuestra de ningún modo en qué
sentido repercutió negativamente esa irregularidad en la legalidad del proceso, ni
indica en qué habría radicado la diferencia si dicha rúbrica apareciera en esa pieza
procesal.

No se acredita, pues, la trascendencia del yerro, además porque se trata de una


irregularidad meramente formal que ninguna incidencia tuvo en la vinculación legal del
procesado mediante declaratoria de persona ausente y menos puede tener capacidad
para propiciar la ruptura del fallo, toda vez que el proveído mediante el cual se ordenó
su emplazamiento (f. 77) y aquél que dispuso declararlo en contumacia designándole
defensor de oficio (f.92) con todos sus efectos legales vinculantes fueron dictados
dentro del marco de las exigencias procesales, es decir, una vez librada la captura sin
resultados positivos y después de fijado el edicto sin que compareciera el imputado a
rendir indagatoria.

3. Algo similar ocurre con la segunda tacha relativa a la nulidad de las pruebas en que
se apoyó el fallo impugnado, primero porque si su fundamento estriba en la ilegalidad
de las pruebas, que para el caso, el actor llama nulidad, entonces la vía de ataque es
equivocada, toda vez que el cuestionamiento lo que está indicando es un error in
iudicando y no in procedendo, puesto que la queja se remite a que los testimonios,
previamente tenidos por inexistentes por el Juez, fueron objeto de valoración en la
sentencia, cuando no podía hacerlo. Esto, en pura técnica, debía plantearse como una
violación indirecta de la ley por error de derecho por falso juicio de legalidad, indicando
las disposiciones legales que determinan el rito de producción y aducción de las
mismas que fue quebrantado y el efecto que tuvieron en la decisión final.

4. Algo similar ocurre con la segunda tacha relativa a la nulidad de las pruebas en que
se apoyó el fallo impugnado, primero porque si su fundamento estriba en la ilegalidad
de las pruebas, que para el caso, el actor llama nulidad, entonces la vía de ataque es
equivocada, toda vez que el cuestionamiento lo que está indicando es un error in
iudicando y no in procedendo, puesto que la queja se remite a que los testimonios,
previamente tenidos por inexistentes por el Juez, fueron objeto de valoración en la
sentencia, cuando no podía hacerlo. Esto, en pura técnica, debía plantearse como una
violación indirecta de la ley por error de derecho por falso juicio de legalidad, indicando
las disposiciones legales que determinan el rito de producción y aducción de las

124
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

mismas que fue quebrantado y el efecto que tuvieron en la decisión final. Así,
evidentemente no procedió el recurrente.

Pero aún así, esa apreciación que hiciera el Juez en el citado auto del 14 de mayo de
1.996, en el sentido de que los testimonios recaudados durante la fase instructiva por
el Cuerpo Técnico de Investigaciones en desarrollo de la comisión que en tal sentido
impartiera el Fiscal, no vincula de ninguna manera a los demás funcionarios que
intervengan en dicha actuación, pues se trata de un juicio que recae en la prueba
misma y le corresponde definirlo al funcionario de conocimiento, con mayor razón si
dicha conclusión anterior resulta equivocada.

En cuanto a lo primero oportuno es recordar que en reciente oportunidad la Sala se


pronunció en tal sentido, así:

"Sea del caso precisar que si el juez al ejercer el citado control concluye que el fiscal
incurrió al apreciar la prueba, en un falso juicio de existencia (porque ignoró la prueba
legalmente aducida o supuso la que no obra en el diligenciamiento), o de identidad
(porque falseó su contenido material), o de legalidad (porque la estimó a pesar de
haber sido practicada o incorporada al proceso con desconocimiento de algún requisito
condicionante de su validez), o en un falso raciocinio (porque al construir las
inferencias o al valorar el mérito persuasivo de los medios de convicción vulneró
ostensiblemente los postulados de la sana crítica), su criterio no vincula al juez de
conocimiento, ni al de segunda instancia, ni mucho menos a la Corte, cuando actúa
como Tribunal de Casación, pues en tal caso es el órgano supremo de control de
legalidad de las actuaciones procesales" (Auto de segunda instancia, rad. 18.398 del
16 de octubre de 2.002, M.P., Dr. Jorge Enrique Córdoba Poveda).

5. Es claro el equívoco del Juez al considerar que haber comisionado el Fiscal a un


organismo de Policía Judicial dentro de su misma sede vicia la legalidad de las pruebas
recaudadas, ya que no es ese el sentido ni el alcance de las disposiciones del Decreto
2.700 de 1.991 atinentes a la competencia de esta clase de funcionarios durante la
investigación y el juzgamiento, pues sobre este tema la Corte ya ha tenido la
oportunidad de pronunciarse, así:

"Adicionalmente el casacionista sostiene que el Fiscal Delegado no podía comisionar


dentro de su propia sede al Cuerpo Técnico de Investigación para la práctica de
pruebas, por prohibición expresa del artículo 82, inciso segundo ejusdem, modificado
por el 12 de la ley 81 de 1993. Esta apreciación es también equivocada. La norma que
el impugnante cita, alude a las comisiones impartidas por los Tribunales y Jueces a
otras autoridades judiciales, no a las ordenadas por los Fiscales Delegados a los
órganos de policía judicial para la práctica de pruebas tendientes al esclarecimiento de
los hechos, que no tienen limitación de carácter territorial, y que se regían por lo
dispuesto en el inciso cuarto de la norma citada, en armonía con lo establecido en los
artículos 313 y 320 ejusdem.

Entender, como lo propone el impugnante, que los Fiscales Delegados no pueden


acudir al Cuerpo Técnico de Investigación de su propia sede para la práctica de
pruebas, resulta absurdo, pues ello equivaldría a dejar a las Unidades de Fiscalía sin su
apoyo en el lugar donde operan, y desconocer que el Cuerpo Técnico es un órgano
auxiliar al servicio de la función investigativa de la Fiscalía, que actúa a través de
unidades distribuidas en el todo el territorio nacional, y que su estructura y ubicación
geográfica obedecen a la necesidad de que su intervención pueda ser inmediata y
eficiente (artículos 40 y siguientes del Decreto 261 del 2000)" (Fallo de casación del
19 de noviembre de 2.001. rad. 10.546, M.P., Dr. Fernando Arboleda Ripoll).

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 27/02/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Riohacha
NO RECURRENTE : VANEGAS GOMEZ, ESTEVIN ENRIQUE
PROCESADO : RODRIGUEZ RODRIGUEZ, EDGAR JOSE
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 12918
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

NULIDAD-Técnica en casación/ NULIDAD-Forma de presentarla cuando hay


pluralidad de situaciones que dan lugar a élla/ CASACION-Principio de
limitación: Excepciones/ CASACION OFICIOSA-Presupone una demanda en
forma/ INIMPUTABILIDAD-Experticio médico legal/ CASACION OFICIOSA/
PRUEBA-Se pueden decretar de oficio después de concluida la etapa
probatoria

1. El cargo por la causal tercera de casación no es de libre postulación. Al igual que en


las otras causales es indispensable precisar con claridad el hecho que se considera
irregular, demostrar en qué consiste el vicio que afecta la actuación, cuál es su
trascendencia, es decir, cómo afecta el proceso, desde qué etapa, cómo se subsana y
cuál es la decisión que debe adoptar la Corte. Además, como, salvo el caso en que la
nulidad solamente afecte la sentencia impugnada, ella implica un retroceso del
proceso a etapas anteriores, rompe la lógica del recurso plantear varios motivos de
nulidad en igualdad de condiciones; es necesario plantear uno principal y los demás
con carácter subsidiario, de manera tal que el principal, de resultar probado, tenga una
cobertura procesal más amplia*.

2. El anterior artículo 228 y actual 216 del Código de Procedimiento Penal consagra el
principio de limitación que rige el recurso extraordinario de casación, en virtud del
cual, no le es permitido a la Corte resolver sobre causales distintas a las expresamente
aducidas por el recurrente, con dos excepciones, la primera cuando se trata de la
causal tercera, la segunda cuando advierte que es ostensible que la sentencia atenta
contra las garantías fundamentales.

3. La intelección asignada por la Sala a este precepto consta en diversos


pronunciamientos, entre los cuales, a título de ejemplo puede citarse el siguiente:

"... debe aclararse que sólo la demanda en forma sobre el tema específico excluye el
uso de la facultad de oficio de la Corte, porque en tal caso ésta procede en respuesta a
una pretensión particular del demandante y no en ejercicio de una potestad unilateral,
de modo que una mera sugerencia del actor sobre supuestas anomalías generadoras
de la nulidad para nada interfiere la facultad de proceder de oficio, y no por ello debe
dejar de pronunciarse la Corporación, si el proceso evidencia motivos para hacerlo.
Omitir un pronunciamiento de nulidad, a pesar de la ostensible anomalía, sólo porque
la Corte se sintió insinuada o invitada para lo que oficiosamente le corresponde, en
virtud de una manifestación del demandante que no satisface las formas propias para
postular el cargo específico (mas en todo caso genéricamente media una demanda en
forma), sería un acto de prepotencia estatal y no de justicia, máxime que la Corte
también está sujeta a la regla general de la declaratoria de oficio de las nulidades
prevista en el artículo 307 del Código de Procedimiento Penal.

"Eso si, el contenido lógico mismo de la facultad de oficio, indica que la Corte no está
obligada a hacer una declaración para negar el uso de la potestad, sino que sólo debe
expresarse cuando en verdad la activará positivamente por la presencia clara de
anomalías generadoras de nulidad o violatorias de las garantías fundamentales y no
frente a cualquier irregularidad no sustancial o intrascendente, pues, de otra manera,
sería darle respuesta generosa a un cargo apenas insinuado y no sustentado por el
demandante, sin parar mientes en que él mismo expresamente se abstuvo de
proponerlo como tal". (Sent. Diciembre 12/01. M.P. Jorge Aníbal Gómez Gallego. Rad.
14.451).

El pronunciamiento que hoy efectúa la Sala no está precedido de una demanda que
permita consideraciones de fondo como corresponde a este recurso extraordinario; sin
embargo, el hecho de haber sido admitida, abre la posibilidad para corroborar si
concurren los presupuestos que de acuerdo al artículo 216 de la Ley 600/00 permiten
decretar de oficio la nulidad del proceso, frente a una irregularidad apenas insinuada
por el actor y en la cual el procurador Delegado encontró consolidada una causal de
nulidad.

La anomalía advertida está relacionada con la ausencia de un dictamen siquiátrico al


procesado para determinar si para el momento de ejecutar la conducta punible
materia de juzgamiento estaba en condición de inimputabilidad.

4. La necesidad de allegar a un proceso un peritaje siquiátrico, está determinada por


la existencia en la actuación de elementos deducidos de las circunstancias en que se

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

ejecutó la conducta o de lo antecedentes personales del implicado, que indiquen


razonablemente que al momento de cometerla, éste padecía algún trastorno mental
que le impedía comprender la ilicitud del hecho o determinarse de acuerdo con esa
comprensión.**
...

Era deber del juez de conocimiento, allegar las pruebas necesarias para establecer si al
ejecutar el hecho que se le reprocha, (...) ostentaba una condición de inimputabilidad;
factor básico del debido proceso, como quiera que de su establecimiento y
comprobación depende la naturaleza de la consecuencia jurídica que el operador
judicial debe adoptar contra el autor de la conducta punible.

5. El hecho de que la defensora hubiera solicitado al juez que ordenara un examen


siquiátrico del procesado después de concluida la etapa probatoria de la causa, cuando
los sujetos procesales ya habían iniciado sus intervenciones no era óbice para que el
funcionario judicial actuara oficiosamente; inclusive, bien había podido retrotraer la
audiencia a esa etapa, de manera tal que se garantizaran los derechos fundamentales
del implicado, pues es indudable que su sanidad mental quedó en duda.
------------------------------
* Sent. Febrero 8/01. M.P. Carlos Augusto Gálvez Argote , rad. 12.978. Sent. Julio 18/02. M. P.
Édgar Lombana Trujillo, rad. 10.178. Sent. Agosto 1º/02. M. P. Carlos Augusto Gálvez Argote, rad.
10.893. Sent. Agosto 22/02. M.P. Álvaro Orlando Pérez Pinzón, rad. 13.074. Sent. Septiembre
27/02. M. P. Nilson Pinilla, rad. 17.393.
** Sent. Agosto 25/95. M.P. Edgar Saavedra Rojas, rad. 9397. Sent. Octubre 15/98. M.P. Carlos
Augusto Gálvez Argote, rad. 10.216. Sent. Diciembre 16/99. M.P. Fernando Enrique Arboleda
Ripoll , rad. 10.964. Sent. Mayo 23/01. M.P. Jorge Aníbal Gómez Gallego, rad. 13.704. Sent.
Octubre 24/02. M.P. Jorge Enrique Córdoba Poveda, rad. 12.638.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Sentencia Casación
FECHA : 27/02/2003
DECISION : Desestima, casa de oficio, decreta nulidad,
concede
libertad, comisiona..
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Tunja
PROCESADO : DIAZ NOPE, WILKER
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 14255
PUBLICADA : Si

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DICTAMEN PERICIAL-Objeción y demás eventualidades

De conformidad con lo dispuesto por el artículo 255 del Código de procedimiento


penal, el dictamen pericial puede ser objetado por los sujetos procesales "hasta antes
de que finalice la audiencia pública", y exige que en el escrito de objeción, se precise
el error de que adolece y se soliciten las pruebas para demostrarlo. Cumplidos estos
dos presupuestos, la objeción se tramitará como incidente.

Significa lo anterior, que no basta la simple manifestación de objetar por error una
determinada prueba pericial para que el juzgador proceda a disponer el trámite
incidental establecido para esa eventualidad, sino que es necesario "precisar el error,
entendido éste, en términos generales, como el conocimiento equivocado de una cosa
y que, en el campo de la prueba técnica, se traduciría en el falso concepto que se
tenga sobre el objeto o los fenómenos científicos, técnicos o artísticos materia de la
pericia" (Cfr. auto única inst. junio 9/98 M. P. Gálvez Argote), de suerte que de no
haberse cometido, las conclusiones del perito habrían sido totalmente distintas, pues
en este campo también opera el principio de trascendencia ya que el incidente no ha
sido establecido para poner de presente cualquier desacierto inocuo, sino sólo aquellos
que comprometan severamente los resultados de este medio de convicción.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

De manera que precisar el error, en los términos en que el ordenamiento procesal lo


exige, no es oponerse sin más a las conclusiones de la pericia cuando aparentan
resultar desfavorables a los intereses de determinado sujeto procesal, a fin de que no
sean tenidas en cuenta por el juzgador, sino establecer de manera nítida en qué
consistió el yerro, en qué parte del dictamen se presentó, y de qué manera dio lugar a
variar las conclusiones.

Si el sujeto procesal que acude a la objeción deja de concretar el error, o especifica el


desacierto pero omite la carga de demostrar su trascendencia, en uno y otro evento
habría de entenderse que la pretensión se orienta por desconocer los resultados de la
pericia, no de hacer manifiesto algún yerro en que pudo haber incurrido el experto.

En tal medida, y cuando ello es lo que se observa, el Juez no está obligado a tramitar el
incidente de objeción que en esas condiciones se propone, pues de hacerlo no
solamente dejaría en manos de los sujetos procesales la dirección de la actuación que
es de su exclusiva competencia (art. 37-1 C. de p. c.), sino que, además, daría lugar a
la dilación inmotivada del trámite procesal con evidente menoscabo de los principios
rectores que gobiernan el ejercicio de la administración de justicia, como en tal sentido
ha sido declarado por la jurisprudencia (cfr. auto única instancia de 10 de diciembre
de 1998. Rad. 11507).

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Unica Instancia


FECHA : 04/03/2003
DECISION : Se abstiene de tramitar el incidente de objeción al
dictamen pericial
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : GARCIA ROMERO, JUAN JOSE
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 9230
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Seguridad e integridad personal del sindicado

Teniendo en cuenta las múltiples enfermedades que padece el acusado, estos es,
hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo II, hipercolesterolemia hiperuricemia,
hipertrofía prostática y cardiopatía izquémica, resulta claro que se trata de una
persona de alto riesgo que en el evento de ser trasladado a la ciudad de Bogotá, puede
conllevar a que su salud se deteriore aun más, al punto de que su vida corra peligro,
sin olvidar que en la ciudad donde se encuentra recluido se le brinda la atención
medica especializada que ha necesitado.

En esas condiciones, obligar al procesado a que comparezca al juicio en detrimento de


su salud, constituiría un claro desconocimiento de los derechos fundamentales y de los
principios humanísticos en que se soporta el derecho penal. En otras palabras, el
cumplimiento del deber de administrar justicia por parte del aparato judicial, no puede
ir en perjuicio de la integridad personal de los sujetos procesales, máxime cuando es
deber del Estado protegerlos.

De otro lado, si bien es cierto que en el expediente no existe un concepto médico que
de manera expresa afirme que el traslado del procesado a Bogotá conlleve a que su
salud empeore e, incluso, que ponga en peligro su vida, de todos modos sí hay
suficientes elementos de juicio técnicos que permiten concluir que su comparencia a
esta ciudad capital podría generar riesgos en contra de su integridad personal.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Cambio de Radicación
FECHA : 04/03/2003
DECISION : Accede al cambio solicitado al Juzgado P.C. de Cali
(Reparto)
PROCEDENCIA : Juzgado 26 P.C.
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : MARINEZ VALENCIA, VICENTE DE PAUL
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 20538
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Prueba procedentes en el período probatorio/ EXTRADICION-


Validez formal de la documentación/ EXTRADICION-Estados Unidos:
Inexistencia de convenio aplicable/ EXTRADICION-Concepto del Ministerio de
Relaciones Exteriores/ EXTRADICION-Doble incriminación/ EXTRADICION-
Equivalencia de la acusación

1. La viabilidad de la petición de pruebas está enmarcada dentro de los objetivos que


orientan a la Corte en el trámite de extradición y que conforme al artículo 520 del
Código de Procedimiento Penal aluden a los siguientes aspectos: 1. Validez formal de
la documentación recibida del Ejecutivo Nacional. 2. Plena demostración de la
identidad entre el requerido y el capturado con esos fines. 3. Concurrencia de la doble
incriminación, es decir, que el hecho que fundamenta la solicitud de extradición
también sea delito en Colombia y esté reprimido con pena privativa de la libertad cuyo
mínimo sea de cuatro años y no se trate de un delito político o de opinión. 4.
Equivalencia de la providencia proferida en el extranjero con la resolución de
acusación del sistema colombiano, cuando se trata de formulación de cargos, y 5.
Cumplimiento a los Tratados Públicos, si fuere el caso.

2. La Sala debe reiterar que la validez formal de la documentación presentada en un


trámite de extradición concierne a los procedimientos de autenticación que asume el
cónsul o agente diplomático de la República o, en su defecto, el de una nación amiga;
al abono de la firma del funcionario que certifica por parte el Ministerio de Relaciones
Exteriores y a la correspondiente traducción de todos los documentos.

3. En cumplimiento de lo dispuesto por el artículo 514 de la Ley 600/00, ese tema ya lo


dilucidó el Ministerio de Relaciones Exteriores, conceptuando que entre Estados Unidos
de América y Colombia no hay Tratado de Extradición aplicable, motivo por el cual el
trámite debe sujetarse a las disposiciones del Código de Procedimiento Penal (Fl. 108
Cdno. Anexo).

Por otra parte, la rama ejecutiva del poder público es la directora de las relaciones
internacionales, la encargada de indicar cuáles son las normas que rigen un trámite de
cooperación internacional y, por lo tanto, de velar por los principios que rigen la
aplicación de los Tratados. De manera que, no compete a la Corte inmiscuirse en
asuntos propios de la órbita de competencia de otros funcionarios, pues son ajenos a la
función que cumple dentro de la presente actuación.

4. La doble incriminación se constata confrontando las normas que sustentan la


sindicación formulada por la autoridad extranjera, con las de orden interno para
establecer si recogen los comportamientos contenidos en cada uno de los cargos, sin
importar la denominación jurídica.

5. El juicio de equivalencia entre el indictment del sistema judicial estadounidense y la


resolución de acusación de nuestro sistema penal colombiano se asumirá en el
momento en que se emita el concepto que concluye el trámite de extradición ante la
Corte, con base en el documento que el gobierno de Estados Unidos de América ha
enviado a nuestro gobierno, sin que sea pertinente comparar cuáles son los
130
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

condicionamientos para su emisión o discusión, pues, también se trata de la soberanía


de la nación extranjera, que es un tema ajeno a aquellos sobre los cuales esta
corporación debe emitir su concepto; motivo por el cual, también resulta impertinente
e improcedente deferir esa evaluación a una entidad que no ostenta autoridad alguna
y cuya intervención no está prevista en este mecanismo de cooperación internacional.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Auto Extradición
FECHA : 04/03/2003
DECISION : Niega las pruebas solicitadas
PAIS REQUIRENTE : Estados Unidos de América
REQUERIDO : TALERO GIL, LUZ STELLA
PROCESO : 20331
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Oportunidad/ CAMBIO DE RADICACION-Finalidad/


CAMBIO DE RADICACION-Prueba/ CAMBIO DE RADICACION-Medida
residual y extrema/ CAMBIO DE RADICACION-Orden público/ CAMBIO DE
RADICACION-Desobediencia civil

1. Dicha medida puede ser solicitada hasta antes que se profiera el fallo de primera
instancia, como lo prevé el artículo 86 ibídem.

2. Uno de los fines primordiales del cambio de radicación asegurar que el fallo sea
proferido por un juez que esté en el medio adecuado para que pueda dispensar una
recta, cumplida y eficiente administración de justicia, cuando por converger alguna de
las circunstancias anteriores, la serenidad ideal en el funcionario judicial competente
se hubiere quebrantado.

3. Las circunstancias concretas donde se ubique la solicitud de cambio de radicación


que formule alguno de los sujetos procesales deberán estar probadas, o poder
comprobarse objetivamente en las actuaciones, siendo obligatorio para quien las
propone señalar específicamente y de manera sustentada las razones que motivan la
petición.

Sin embargo, la exposición de tales motivos no podrá consistir en raciocinios


subjetivos, ni en suposiciones, ni en valoraciones aisladas acerca de la conveniencia de
variar la sede del juzgamiento, sino en el aporte o señalamiento de los medios de
convicción idóneos que permitan adoptar la decisión con respaldo en la realidad.

El funcionario llamado a resolver sobre la solicitud de cambio de radicación no puede


sustituir en la labor probatoria al sujeto procesal que lo ha promovido, porque la
decisión debe adoptarse de plano, y en atención a la naturaleza del procedimiento que
regula la materia, el cual radica la carga de la prueba básicamente en cabeza del
interesado.

4. El cambio de radicación es una medida residual y extrema que se concede cuando


definitivamente ya no existan mecanismos jurídicos alternativos destinados a
neutralizar las causas que lo generan, o cuando pese a haber acudido a otras formas
de prevenir o remediar el conflicto latente y extraño al proceso penal, no se hubieren
obtenido los resultados esperados.

5. Sin información concreta, debidamente sustentada sobre alguno de los factores que
harían viable el cambio de radicación a un distrito judicial diferente, se insiste, la
pretensión es improcedente, pues es sabido que la situación de orden público actual
de todo el país comporta cierto grado de dificultad para el ejercicio de la función
pública en todos sus órdenes, de modo que no se vislumbra el efecto positivo
orientado hacia las garantías de un juzgamiento en estricto derecho, que

131
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

eventualmente se conseguiría si se autoriza el cambio de radicación al municipio de


Yumbo (Valle).

6. De aquellas manifestaciones de desacato a las autoridades públicas, se infiere sin


dificultad que más que abogar por el cambio de radicación del proceso a un territorio
del país donde existan garantías para su normal desarrollo, el señor (...) se ha colocado
en una posición beligerante contra todo aquel que no acomode las decisiones
judiciales o administrativas a la medida de sus intereses particulares.

Ante mecanismos de presión ajenos por completo al devenir procesal y posturas de


esa naturaleza, debe quedar claro que los jueces, incluida la Corte Suprema de Justicia,
únicamente están sometidos al imperio de la Constitución Política y de la ley, y que no
es válido acudir a la intimidación o a la fuerza para influir en el sentido de alguna
decisión, pues aún en medio de la adversidad que comporta el clima de violencia que
cunde en el país, los administradores de justicia han permanecido y permanecerán
verticales en el cumplimiento de su deber.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Cambio de Radicación
FECHA : 04/03/2003
DECISION : Niega el cambio solicitado
PROCEDENCIA : Juzgado P. Municipal
CIUDAD : Guamo - Tolima
PROCESADO : MURILLO MURILLO, ARCADIO
DELITOS : Perturbación de la posesión sobre inmueble
PROCESO : 20167
PUBLICADA : Si

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CODIGO PROCESAL DEL TRABAJO-Acciones contra entidades de derecho


público: Agotamiento de la vía gubernativa/ CODIGO PROCESAL DEL
TRABAJO-Notificaciones/ PECULADO POR APROPIACION-Disponibilidad
jurídica/ PREVARICATO POR ACCION-Dosificación de la pena/ UNIDAD DE
ACCION/ CONCURSO-Dosificación punitiva/ CIRCUNSTANCIAS DE
AGRAVACION PUNITIVA-No es necesario que la norma que la tipifica
aparezca especificada en la acusación/ CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION
PUNITIVA-Posición distinguida/ NON BIS IN IDEM

1. El artículo 6º del Código de Procedimiento Laboral que establece:

"Acciones contra entidades de derecho público, administrativas o sociales. Las


acciones contra una entidad de derecho público, una persona administrativa
autónoma, o una institución o entidad de derecho social podrán iniciarse sólo cuando
se haya agotado el procedimiento gubernativo o reglamentario correspondiente".

El alcance procesal de dicha disposición puede ser ilustrada con los siguientes
pronunciamientos de la Sala de Casación Laboral de esta corporación:

"... para la sala no cabe la menor duda de que la exigencia del artículo 6º del código de
procedimiento laboral, sobre agotamiento del procedimiento gubernativo o
reglamentario, constituye un factor de competencia para el juez laboral, y como tal
debe estar satisfecho en el momento de la admisión de la demanda. Si no aparece
demostrada esa circunstancia, comprueba que no tiene por qué ser forzosamente
literal, porque el hecho admite otros medios probatorios, es imperativo su rechazo,
como ocurre cada que falta un presupuesto procesal. Si a pesar de todo se le admite,
la actuación nace viciada, y si no se alega oportunamente la excepción dilatoria de
declinatoria de jurisdicción ni se propone incidente de nulidad, el vicio sigue gravitando
sobre el proceso y el juez está obligado a declarar lo nulo en el momento en que lo

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

observe, y de plano, por ser inallanable la causal en virtud de que la competencia... es


improrrogable ".(Sala de Cas. Lab. Sent., Octubre 14/70).

"La jurisprudencia de esta sala ha considerado, en doctrina que ahora se ratifica, que
el agotamiento de la vía gubernativa es para el juez laboral un factor especial de
competencia establecido, dentro del capítulo que regula la materia, por el artículo 6º
del código procesal del trabajo.

"Igualmente ha sostenido la sala, en las sentencias de su sección primera de 14 de


octubre de 1970 y dentro de julio de 1981 citadas por el recurrente, que cuando en
una misma demanda se citan varias pretensiones y el juez es competente para
conocer de algunas por haberse agotado para ellas el procedimiento gubernativo y
para otras no, el fenómeno que se produce es el de la indebida acumulación de
pretensiones, que afecta el presupuesto procesal "demanda en forma" por tanto inhibe
al juzgador para fallar sobre la demanda considerándola como un todo.

"Sin embargo, según ha tenido oportunidad de precisarlo también la sala de casación


laboral, se está igualmente ante un asunto de competencia cuando en una misma
demanda el actor acumula unas pretensiones con respecto a las cuales ha agotado la
vía gubernativa con otras para las que no ha cumplido ese requisito porque lo que es
factor de competencia para el todo también lo es para la parte. En esta hipótesis
ocurre, sencillamente, que el juez tiene competencia para resolver sobre las
pretensiones para las cuales el demandante haya agotado previamente la vía
gubernativa y carece de esa competencia para decidir sobre las demás. Cosa distinta
es que, frente a la posibilidad que tiene el demandante de acumular varias
pretensiones en una misma demanda, deba cuidarse de que el juez sea competente
para conocer de todas en los términos del artículo 82- 1 del C.P.C., aplicable en este
punto también a los juicios del trabajo.

"Lo deseable, lo jurídico y lo lógico es que el juez, antes de admitir la demanda


instaurada contra una entidad de las previstas por el artículo 6º del código procesal del
trabajo, examine cuidadosamente, puesto que está nada menos que resolviendo sobre
su competencia para conocer del asunto, si la vía gubernativa que sido bien agotada. Y
es natural que ese mismo cuidado se extienda a la admisión de la enmienda o
corrección de la demanda que el actor puede hacer en la primera audiencia de trámite.
También es deseable que la entidad demandada advierta oportunamente al juez,
mediante la proposición de los medios exceptivos pertinentes, sobre las
irregularidades que observe en cuanto a la competencia para conocer del asunto, o
para decidirlo, determinada por el adecuado agotamiento de la vía gubernativa. Esto
hace parte de la lealtad que las partes se deben entre sí y principalmente le deben al
juez, conforme a la preceptiva del artículo 49 del código procesal del trabajo.

"Sin embargo, si el litigio se adelanta sin que el juez advierta su incompetencia parcial,
llegado el momento de proferir el fallo debe resolver de mérito sobre aquellas
pretensiones para cuya decisión sea competente por haber quedado comprendidas
dentro del agotamiento previo de la vía gubernativa el índice solamente respecto de
aquellas que no estuvieren en esa situación." (C.S.J., Sala Cas. Lab. Sec. 2ª, Sent., dic.
11/91. M. P. Hugo Suescún Pújols).

De acuerdo con el entendimiento que surge del propio texto del artículo 6º del Código
de Procedimiento Laboral y con la interpretación que con criterio de autoridad
proviene de la Sala de Casación Laboral, es claro que el agotamiento de la vía
gubernativa se constituye en un factor de competencia para decidir sobre las
demandas presentadas en acciones instauradas contra entidades de derecho público,
por lo que en ausencia de ese presupuesto lo procedente es inadmitirla por falta de
competencia; y en el caso de ser admitida, el proceso nace viciado, por lo que al juez
le corresponde, de oficio, declararlo nulo por falta de uno de los presupuestos
procesales.

2. En materia laboral las notificaciones están reguladas en el artículo 41 del Código de


Procedimiento Laboral en estos términos:

"Forma de las notificaciones. Las notificaciones se harán en la siguiente forma:

1º.- Personalmente:

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

a).- Al demandado, la del auto que le confiere traslado de la demanda, y, en general,


la que tenga por objeto hacerle saber la primera providencia que se dicte;

b).- La primera que se haga a los empleados públicos en su carácter de tales, y

c).- La primera que se haga a terceros.

2º.- En estrados, oralmente, las de las audiencias que se dicten en las audiencias
públicas. Se entenderán surtidos los efectos de estas notificaciones desde su
pronunciamiento.

3º.- Por estados:


..."

Por otra parte, el inciso 2º del artículo 35 ibídem dispone:

"Cuando dichas entidades (de derecho público, nación, departamento o municipio, o


los establecimientos o empresas oficiales) tengan que comparecer como demandadas,
la demanda deberá notificarse al agente del ministerio público del lugar en donde se
siga el juicio o al gobernador del departamento, en su caso, y, además, al gerente,
administrador, director o jefe de obras respectivo, sin en el lugar ejerce sus funciones
oficiales, para el efecto de que pueda contribuir a la defensa de la entidad,
interviniendo en el juicio en la misma forma prevista en el inciso anterior".

Consignado como está que ninguno de los autos que admitieron cada una de las
demandas presentadas en los tres procesos laborales comentados fue notificado
personalmente al agente del Ministerio Público ni al director de FONCOLPUERTOS y que
a éste último se le tuvo por notificado por conducta concluyente, el a quo no podía
llegar a conclusión distinta de señalar que el auto en que se adoptó esa determinación
es prevaricador.
...

La figura de la notificación por conducta concluyente es una institución que no aparece


regulada expresamente dentro del estatuto adjetivo laboral; se aplica, por remisión
autorizada por el artículo 145 de la codificación citada, de conformidad con las
disposiciones que la regulan en el Código de Procedimiento Civil, cuyo artículo 330 ,
inciso 1º establece:

"Notificación por conducta concluyente. Cuando una parte o un tercero manifieste que
conoce determinada providencia o la menciona en escrito que lleve su firma, o
verbalmente durante una audiencia o diligencia, si queda constancia en el acta, se
considerará notificada personalmente de dicha providencia en la fecha de presentación
del escrito o de la audiencia o diligencia".(Destaca la Sala).

Bien se deduce que la notificación por conducta concluyente se consolida, si no es una


audiencia o diligencia, cuando "la parte" presente un escrito con su firma.

3. La apropiación de dineros estatales en beneficio de terceros, para este caso los ex


trabajadores de la Empresa Puertos de Colombia y su apoderado judicial, no ofrece
dificultad alguna; lo que no ocurre con la vinculación que el Juez 8º Laboral del Circuito
de Barranquilla tenía con tales dineros. En atención a que el instructor concluyó que el
procesado no ostentaba disponibilidad jurídica sobre ellos, con el fin de lograr la
necesaria claridad sobre el punto, conveniente resulta recordar algunos
pronunciamientos de la Sala que ilustran el concepto.

En sentencia de casación proferida en la radicación 8729, el 4 de octubre de 1994, con


ponencia del Magistrado Gustavo Gómez Velásquez, se leen las siguientes citas:

" La expresión utilizada por la Ley en la definición de peculado y que dice "en razón de
sus funciones", hace referencia a las facultades de administrar, guardar, recaudar, etc.,
no puede entenderse en el sentido de la adscripción de una competencia
estrictamente legal y determinada por una regular y formal investidura que implique
una íntima relación entre la función y la facultad de tener el bien del cual se dispone o
se hace mal uso; no significa, pues, que tales atribuciones deban estar
antecedentemente determinadas por una rigurosa y fija competencia legal, sino que es
suficiente que la disponibilidad sobre la cosa surja en dependencia del ejercicio de un

134
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

deber de la función. La fuente de la atribución, en otros términos, no surge


exclusivamente de la ley puesto que ella puede tener su origen en un ordenamiento
jurídico diverso que fija la competencia en estricto sentido. Lo esencial en este
aspecto, es la consideración de que en el caso concreto, la relación de hecho del
funcionario con la cosa, que lo ubica en situación de ejercitar un poder de disposición
sobre la misma y por fuera de la inmediata vigilancia del titular de un poder jurídico
superior, se haya logrado en ejercicio de una función pública, así en el caso concreto
no corresponda a dicho funcionario la competencia legal para su administración. Igual
se presentará el delito de peculado en la hipótesis de que la administración del bien
derive del ejercicio de una función nominalmente propia de otro empleado". (Sentencia
de 3 de agosto de 1976).

"Las facultades de manejo en el empleado público, que son las que en este caso
considera ausentes el casacionista, no solamente las otorga la ley, el decreto, la
ordenanza o el acuerdo, sino también las resoluciones, los reglamentos y hasta la
orden administrativa, cuando los destinatarios son servidores del Estado. De suerte
que por medio del mandato, entiéndase como contrato o como orden, se transfieren,
trasladan o delegan, total o parcialmente, esas atribuciones al mandatario, quien por el
mencionado encargo las ejercita". (Sentencia de septiembre 8 de 1981. M.P. Dr. Fabio
Calderón Botero)*

En el entendido de que la relación que debe existir entre el funcionario que es sujeto
activo de la conducta de peculado por apropiación y los bienes oficiales puede no ser
material sino jurídica y que esa disponibilidad no necesariamente deriva de una
asignación de competencias, sino que basta que esté vinculada al ejercicio de un
deber funcional, forzoso es concluir que ese vínculo surge entre un juez y los bienes
oficiales respecto de los cuales adopta decisiones, en la medida en que con ese
proceder también está administrándolos.

4. Si justamente el a quo no partió del tope mínimo de las penas impuestas para los
delitos de prevaricato por acción y estafa agravada, es porque ejerció las facultades
consagradas en tales disposiciones, sin desbordar los límites mínimo o máximo
establecidos para cada conducta delictual, y teniendo en cuenta "la gravedad y
modalidades del hecho punible, el grado de culpabilidad, las circunstancias de
atenuación o agravación y la personalidad del agente", además de el número de
hechos punibles en el concurso.

Dentro de tales parámetros, no se puede soslayar que la conducta reviste una


gravedad inusitada, como que un servidor público y específicamente alguien asignado
a la tarea de decidir e imponer lo que es recto, justo y equitativo, puso al servicio de
una causa delictiva esa investidura y la función ejercida a través de ella, en detrimento
del patrimonio del Estado, en cuantías absolutamente exorbitantes, utilizando al efecto
los mecanismos puestos por el legislador al servicio de los ciudadanos para que hagan
valer sus derechos; agréguese que son tres los delitos de prevaricato realizados por el
procesado; luego, esas son razones suficientes para no partir de la pena mínima.

5. El pronunciamiento ilegal se concreta cuando en la decisión judicial se crea una


obligación a cargo del patrimonio estatal, sin que a ese proceso hubieran concurrido
los presupuestos adjetivos y sustanciales que las leyes de procedimiento han previsto
para un resultado de esa índole.

De esa manera, cada irregularidad, cada ilicitud recorrida en la dinámica establecida


con el propósito de elaborar un proceso que le diera sustento formal a la
determinación perseguida, está integrada a una sola acción prevaricadora.

Como sustento a la tesis de la unidad de acción conviene recordar el siguiente


pronunciamiento que la Sala ha emitido sobre la materia:

" Si el fenómeno se aborda desde la perspectiva finalista, claro se debe tener que su
fundamento óntico no está implicando ni sinónimo de impunidad ni un deslinde
dogmático que conlleve a un desconocimiento de la normatividad positiva, pues de ser
este el enfoque que pretenda dársele, necesariamente habría que colegir su absoluto
rechazo siquiera para ser considerada su filosofía como sustento de una de las formas
de concebir el derecho penal y específicamente, la teoría del delito. El problema es
diverso, es el de recuperar respecto de la acción su real contenido, que no es otro que
la voluntad para oponerlo a la voluntariedad propia de la concepción causal de la

135
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

conducta, y si para ello se parte de lo óntico, no se puede olvidar que es precisamente


el reconocimiento de la acción como una de las estructuras lógico objetivas, a las
cuales recurrió Welzel para que el sistema penal contara con un "sistema de conceptos
puros supratemporales", esto es, en contra de un sistema temporal perecedero, lo que
hace que se acepte una determinada estructura de la acción, de conformidad con la
cual la fijación en el individuo del fin que pretende alcanzar exige, además del
conocimiento causal normal, la ya referida elección de medios, de los idóneos para
lograr ese propósito y así acto seguido, previo conocimiento, igualmente, de las
circunstancias concomitantes a su actuar (base para solucionar la problemática del
dolo eventual), exteriorizar la acción interna y traspasar a la externa, en la que se
cumple el fin propuesto dirigido por la voluntad.

" Esta estructura, aplicable tanto a las acciones lícitas como ilícitas, ya en punto de las
prohibidas (no creadas por el legislador, sino vedadas por éste), impone el claro
deslinde de las cadenas finales, es decir, establecer cuándo subsisten diversas
acciones finales y cuando se trata de una sola, y respecto de esta labor, si bien el
factor temporal y demás circunstancias que rodeen el actuar pueden ser útil ayuda
para ello, es el análisis integral de la acción la que lo determina, pues el fin debe
corresponder no únicamente al objetivo propuesto sino que éste, para lograrse, debe
haber empleado los medios necesarios para su obtención, siendo posible que sean
diversos los fines que pretenda lograrse en un momento dado.

" Entonces, impera cuestionarse si para la consumación de la conducta concusionaria


era imprescindible la falsificación documental de que aquí se trata y posteriormente
para ocultar el delito o buscar su impunidad, engañar a la justicia?. Es claro que no.
Pero, es que, además, el establecimiento de esos medios debe verse de acuerdo a la
acción prohibida, es decir, que con base en la conducta elevada a la categoría de delito
por el legislador, es ella la que debe valorarse para que sea con esa fuente que se
determine si fue la que su autor quiso realizar y realizó y qué medios empleó para
lograrlo, o para ser más precisos, en lo que atañe al presente caso, se impone partir de
la acción prohibida típicamente para inferir en su respecto cuál fue su desarrollo
interno y externo, sin que sea posible a motu proprio adicionarle otras que, tanto
temporal como espacialmente, no aparecen como medios de la primera y por el
contrario, surgen como correspondiente a otra finalidad, pues en tales eventos, si esas
conductas también se encuentran típicamente prohibidas, imprescindiblemente
corresponderán a una tipicidad autónoma". (Sent., nov. 15/00. M. P. Carlos Augusto
Gálvez Argote. Rad. 14.815)

Dentro del anterior marco conceptual se puede interrogar si para llegar a esa final
determinación ilegal, las sentencias, eran necesarias las transgresiones individuales
anteriores, los autos ilegales, y la respuesta es rotundamente afirmativa, pues
obviamente la intervención del Ministerio Público y el ejercicio de una defensa real de
los intereses oficiales por un apoderado leal, habrían impedido que el proceso
finalizara con la decisión que persiguieron los dos litigantes y el juez sentenciado.

Bien se puede afirmar entonces, que las transgresiones precedentes a la sentencia no


tenían una finalidad propia; se constituyeron en medio idóneo para llegar al estadio
procesal que formalmente permitía tomar la decisión ilegal, pensada desde que se
inició el proceso.

6. Ha sido un presupuesto demostrado en el proceso que la condición del condenado


en la sociedad era de privilegio, por cuanto ella había puesto en sus manos la misión
de dispensar justicia. Igualmente, desde la acusación, se dedujo contra el acusado
responsabilidad por otro delito, consumado a partir de las decisiones prevaricadoras
que adoptó.

Lo anterior indica que los supuestos de hecho en que consisten las circunstancias
genéricas que agravan la pena, no surgieron en la sentencia; entonces, la defensa no
tiene motivos para predicar que ha sido sorprendida con su aparición, y ello resulta
suficiente para que puedan ser aplicadas en la sentencia, porque es facultad del juez
deducir agravantes genéricas, cuya nominación no se haya especificado en la
acusación, siempre que la narración de los hechos o las consideraciones recojan
inequívocamente el supuesto de hecho que configura la agravante.**

136
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Sin embargo, se observa que la circunstancia que consiste en "haber cometido el


hecho para ejecutar otro" desapareció de la legislación, por lo que esta agravante será
descontada del total de las penas que se impongan al acusado.

7. A la manifestación del recurrente según la cual a su representado se le dedujo


simultáneamente la agravante de su posición distinguida siendo que ella hace parte de
la estructura del tipo básico, la Sala responde, que, con criterio de la mayoría, ha
dilucidado que en estos casos no hay una doble imputación, por cuanto, dentro de los
servidores públicos existe una amplia gama, en la cual destacan por su papel nuclear y
sustentador del estado de derecho, los jueces, por lo que el abuso de la función o del
cargo en estos funcionarios acarrea mayor detrimento a la sociedad, de manera que,
está perfectamente deslindada la condición subjetiva que hace parte de la tipicidad,
de la ubicación que en determinado momento ostenta el ciudadano dentro de su
ámbito de convivencia. ***

-------------------------
* En sentido similar: Sentencia, octubre 2/97, rad. 11.657. M.P. Juan Manuel Torres Fresneda.
Sentencia noiembre 12/97, rad. 9887. M.P. Ricardo Calvete Rangel. Sentencia , noviembre 3/98,
rad. 10.778, M.P. Fernando Enrique Arboleda Ripoll .
** Cas. 9756, junio 7/98. M. P. Jorge Enrique Córdoba Poveda. Cas. 10.868, abril /01. M.P.
Fernando Enrique Arboleda Ripoll. Cas. 14.459 marzo 7/02, M. P. Fernando Enrique Arboleda
Ripoll. Cas. 15.911, Junio 13/02. M. P. Jorge Enrique Córdoba Poveda.
*** Sentencia, noviembre 21/90, M.P. Guillermo Duque Ruiz. Sentencia, junio 2/99, M.P. Jorge
Aníbal Gómez Gallego. Sentencia, julio 9/02. M.P. Carlos Augusto Gálvez Argote, rad.15.454.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 06/03/2003
DECISION : Decreta nulidad parcial, compulsa copias,
redosifica
pena por un delito, ...
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Barranquilla
PROCESADO : CUELLO ROJAS, LUIS EDUARDO- JUEZ LABORAL
DELITOS : Prevaricato por acción, Estafa agravada
PROCESO : 18021
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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ERROR DE HECHO/ ERROR DE DERECHO/ INVESTIGACION PREVIA-Validez


de las pruebas practicadas/ POLICIA JUDICIAL-Facultades

Si bien las especies propuestas por el censor se derivan de un mismo tronco, el del
quebranto indirecto de la ley sustancial, constituyen ramificaciones separadas, porque
el falso juicio de legalidad es una forma que puede asumir el error de derecho,
mientras que el falso juicio de identidad es una de la actual clasificación tripartita del
error de hecho.

Cada una de esas especies responden a una naturaleza, origen y consolidación


diferentes dentro del cuerpo de la sentencia y en el transcurso del proceso apreciativo
de los elementos probatorios por parte del juzgador. De esa forma, las comprendidas
dentro de los errores de derecho se presentan porque se desconocen las normas que
establecen los requisitos para la incorporación de las pruebas, así como su eficacia o
conducencia, mientras que las comprendidas dentro de los errores de hecho surgen
debido al falseamiento de la verdad fáctica procesalmente acreditada como
consecuencia de dislates en la apreciación de los medios de prueba legalmente
allegados a la actuación.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Por esa razón, aparece recomendable que en reproches separados se postulen las
diferentes clases de errores, aglutinando, eso sí, en uno mismo, los de una especie
similar que se prediquen en relación con varios elementos de convicción.
...

El artículo 320 del Decreto 2700 de 1991, según el cual "En la investigación previa
intervienen quienes ejerzan funciones de policía judicial bajo la dirección del fiscal, las
unidades de fiscalía y el Ministerio Público", de tal suerte que al recibir la objetada
declaración los funcionarios de la Sijin de Barranquilla habían sido expresamente
comisionados por la fiscalía y bajo la dirección de ésta, para adelantar las diligencias
necesarias a fin de esclarecer los hechos y sus circunstancias, e identificar al autor o
autores.
...

Además, tampoco puede perderse de vista que, así no hubiese mediado comisión
expresa por parte de la fiscalía, de acuerdo con el artículo 312 del Código de
Procedimiento Penal de 1991, en "casos de flagrancia y en el lugar de los hechos, los
servidores públicos que ejerzan funciones de policía judicial podrán ordenar y practicar
pruebas sin que se requiere providencia previa".

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 06/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Barranquilla
PROCESADO : DIAZ GOMEZ, FELIX ALBERTO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 17860
PUBLICADA : Si

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VIOLENCIA INTRAFAMILIAR-Delito autónomo/ VIOLENCIA INTRAFAMILIAR-


Juez competente/ LESIONES PERSONALES

Del estudio de la exposición de motivos de la referida ley se establece, sin mayor


esfuerzo, que una de sus finalidades fue la de elevar a la categoría de delito ciertas
conductas de violencia familiar, de reiterado acaecimiento en nuestro medio (según
estudios estadísticos), que atentaban contra la armonía y unidad de la familia, en
desarrollo del artículo 42 inciso quinto de la Constitución, que presume destructiva de
la armonía y unidad de la familia cualquier forma de violencia en su interior, y defiere a
la ley, la facultad de sancionarlas. Los siguientes apartes permiten advertir, con
claridad, el referido propósito, y la decisión de configurar tipos penales autónomos
para reprimir esta clase de conductas. Veamos:

"Dentro de este contexto, la Constitución de 1991 elevó a norma fundamental


aspectos de la organización familiar antes considerados de su fuero interno o
"privado", al cual ni la ley ni el Estado accedían y que habían sido, por tanto,
irrelevantes jurídicamente. Así, el inciso 5º del artículo 42 dispone que la violencia
intrafamiliar atenta contra la integridad y unidad de la familia y debe ser sancionada.

"La violencia intrafamiliar en sus distintas manifestaciones no está tipificada en


nuestro Código Penal como delito, siendo un comportamiento que afecta la misma
esencia jurídica de la organización familiar. Frente a comportamientos injustos y
particularmente graves como los que son objeto de este proyecto de ley, se hace
evidente la necesidad de adoptar mecanismos más eficaces de protección civil.

"El capítulo III, De los Delitos de Violencia Doméstica, tipifica como tales el maltrato
mediante violencia física o sicológica, el maltrato mediante amenaza, el maltrato
mediante restricción de la libertad, y el acceso carnal y los actos sexuales no
consentidos en la relación de pareja, fenómenos frente a los cuales no siempre es
posible el proceso de adecuación típica respecto al Código Penal vigente. Los tipos
penales propuestos pretenden reprimir conductas que se dan al interior de la relación
familiar o como consecuencia de haber existido una relación familiar…" (Gaceta del
Concreto No.164 de 29 de septiembre de 1994, páginas 3 y 4).

La voluntad legislativa de tipificar como delito autónomo la violencia intrafamiliar,


quedó inequívocamente revelada, a su vez, en el Título V del texto definitivo de la ley,
donde se crearon cuatro modalidades delictivas orientadas todas a proteger el bien
jurídico de la armonía y unidad de la familia, bajo las nominaciones específicas de (1)
violencia intrafamiliar, (2) maltrato constitutivo de lesiones personales, (3) maltrato
mediante restricción a la libertad física, y (4) violencia sexual entre cónyuges, todas
enmarcadas dentro del enunciado "DE LOS DELITOS CONTRA LA ARMONIA Y LA
UNIDAD DE LA FAMILIA" (artículos 22 a 25).
...

Cierto es, como lo sostiene el casacionista, que los literales g) y h) del artículo 3º de la
ley consagran la conciliación, y la celeridad, sumariedad y oralidad en la aplicación del
procedimiento como principios a tener en cuenta en la aplicación e interpretación de la
ley, y que estos postulados solo tendrían cabal aplicación en el procedimiento

139
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

contravencional previsto en la ley 228 de 1995, pero esto no puede ser entendido
como expresión de la voluntad del legislador de tipificar la violencia intrafamiliar como
contravención, entre otras razones, porque del texto de las referidas normas se
constata que los principios en cuestión están referidos al procedimiento establecido en
dicha ley, y el único procedimiento que allí se desarrolla es el previsto en el Título III
para las llamadas "Medidas de Protección", que nada tiene que ver con el que regía
para la investigación y juzgamiento de las contravenciones o los delitos. El siguiente es
el texto del precepto contenido en el literal h): La eficacia, celeridad, sumariedad y
oralidad en la aplicación de los procedimientos contemplados en la presente ley".

Otro tanto ocurre con el artículo 18 ejusdem, citado también por el libelista, y el literal
g) del artículo 3º: El primero de dichos preceptos, es del siguiente tenor: "Serán
aplicables al procedimiento previsto en la presente ley las normas procesales
contenidas en el Decreto número 2591 de 1991, en cuanto su naturaleza lo permita". Y
aunque la norma que prevé la conciliación -literal g) del artículo 3º-, no hace
precisiones en dicho sentido, ha de entenderse que alude básicamente a dicho
procedimiento, como quiera que condiciona su realización a los casos en los cuales la
ley lo permita: "La preservación de la unidad y la armonía entre los miembros de la
familia, recurriendo para ello a los medios conciliatorios legales cuando fuere
procedente".

Es de precisar que la ley 294 de 1996 se divide en seis títulos. El primero define su
objeto, el concepto de familia y los principios a tener en cuenta en su interpretación y
aplicación (artículos 1º a 3º). El segundo consagra las llamadas Medidas de Protección
(artículos 4º a 8º). El tercero establece el procedimiento aplicable para las Medidas de
Protección (artículos 9º a 19). El cuarto regula la protección de las víctimas del
maltrato (artículos 20 y 21). El quinto tipifica los delitos contra la armonía y la unidad
de la familia y modifica algunas disposiciones del Código Penal (artículos 22 a 27). Y, el
sexto, regula lo referente a las políticas de protección a la familia.

Un argumento adicional para reafirmar el carácter autónomo del delito de violencia


intrafamiliar previsto en el articulo 22 de la ley 294 de 1996, lo constituye el fallo de
exequibilidad de la Corte Constitucional de 5 de junio de 1997 (Sentencia C-285), en el
cual se reconoció, de manera expresa, dicha connotación, como puede verse en los
siguientes apartes de la decisión:

"Mediante el artículo 22 de la ley 294, el legislador quiso elevar a la categoría de delito


algunas conductas que no podían ser adecuadas a las figuras típicas previstas en el
Código Penal, con el objeto de brindar una mayor protección a los miembros de la
familia, que eventualmente pueden ser víctimas de violencia por parte de otro
integrante de su misma familia (…) Los elementos constitutivos del tipo de maltrato
son distintos a los de las lesiones. El maltrato implica un acto de agresión contra la
persona que no altere su integridad física, síquica o sexual. En tanto que las lesiones
precisan un daño en la salud. Los bienes jurídicos protegidos con las disposiciones son
también diferentes: el artículo 22, que hace parte del título V de la ley 294 de 1996,
protege "la armonía y la unidad de la familia", y las disposiciones del Código Penal
relativas a las lesiones protegen la "integridad personal" (…) En síntesis, el artículo 22
de la ley 294 de 1996 constituye un tipo penal autónomo, que no vulnera la
constitución".
...

El tipo penal creado por el artículo 22 de la ley 294 de 1996 reprimía con pena de uno
(1) a dos (2) años de prisión el maltrato físico, sicológico o sexual ejercido por un
miembro del núcleo familiar sobre otro, independientemente de que la acción
produjera daños en el cuerpo o la salud de la víctima, generantes de incapacidad
médico legal. Bastaba, por tanto, que el sujeto agente agrediera física, sicológica o
sexualmente a un miembro de su núcleo familiar, sin producir daños en el cuerpo la
salud de la víctima, para la cabal realización de la conducta típica.

Ahora bien. ¿Cómo resolver el conflicto cuando el maltrato físico, síquico o sexual
constitutivo de la violencia intrafamiliar, producía daños en el cuerpo o en la salud
estructurantes de lesiones personales? En estos eventos había que distinguir dos
situaciones, según la naturaleza de la lesión y su regulación jurídica. Si se trataba de
lesiones sancionadas como contravención, es decir, con incapacidad no mayor de
treinta (30) días según la legislación entonces vigente, quedaban comprendidas por el

140
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

tipo penal de violencia intrafamiliar previsto en el artículo 22, siendo la mayor o menor
entidad del daño, factor a tener en cuenta en el proceso de dosificación punitiva.

En los demás eventos, es decir, cuando se trataba de lesiones sancionadas como


delito, correspondía aplicar el artículo 23 ejusdem, que tipificaba, en los siguientes
términos, el maltrato intrafamiliar constitutivo del delito de lesiones personales: "El
que mediante violencia física o síquica, trato cruel o intimidatorio o degradante, cause
daño en el cuerpo o en la salud sicológica a un integrante de su grupo familiar,
incurrirá en pena la privativa de la libertad prevista para el respectivo delito,
aumentada de una tercera parte a la mitad" (Cfr. Autos de Sala Plena de 31 de marzo
de 1997, radicaciones Nos.57 y 58, entre otros).

En el caso sub judice se acusó Pedro Manuel Gualdrón Martínez de haber golpeado a su
esposa María Rocío Ragel Duarte, con quien cohabitaba, y haberle causado lesiones
que determinaron una incapacidad médico legal de seis (6) días sin secuelas (fls.18 del
cuaderno principal). Este hecho, acorde con las premisas que se dejan sentadas,
resulta constitutivo del delito de violencia intrafamiliar previsto en el artículo 22 de la
ley 294 de 1996, tipicidad que coincide con la realizada en la diligencia de formulación
anticipada de cargos y en la sentencia, de suerte que, ningún reparo cabe hacer a la
calificación jurídica de la conducta.

No puede dejar de precisarse que frente al nuevo Código Penal la tipicidad de la


conducta investigada no registró variaciones. El nuevo estatuto reprodujo en su
esencialidad los artículos 22 y 24 de la ley 294 de 1996, y eliminó el artículo 23 (el 25
fue retirado del ordenamiento jurídico por la Corte Constitucional mediante sentencia
285 de 1997). La novedad en cuanto a la primera de las normas se presentó en
relación con su naturaleza, pues se la estructuró como tipo penal subsidiario o residual,
es decir, solo aplicable cuando la conducta no fuese constitutiva de delito sancionado
con pena mayor (artículo 229 de la ley 599 del 2000), y en relación con la pena, al ser
aumentado de dos a tres años de prisión el máximo imponible.

Lo dicho permite concluir que también frente al nuevo código la conducta investigada
sería delictiva, ya como violencia intrafamiliar, acorde con la configuración típica del
artículo 229, o como lesiones personales con incapacidad no mayor de treinta días,
agravadas por el vínculo conyugal, según lo dispuesto en los artículos 111, 112, 119 y
104.1 de dicho estatuto (ley 599 del 2000).
...

La competencia para conocer del delito de violencia intrafamiliar corresponde a los


Juzgados Penales Municipales, de acuerdo con lo establecido en los artículos 35 y 78
del nuevo estatuto procesal penal (ley 600 del 2000).

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación Discrecional


FECHA : 06/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bucaramanga
NO RECURRENTE : GUALDRON MARTINEZ, PEDRO MANUEL
RECURRENTE : PROCURADOR No. 54 JUDICIAL, PENAL DE
BUCARAMANGA
DELITOS : Violencia intrafamiliar
PROCESO : 15816
PUBLICADA : Si

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CASACION-Sustentación/ EJECUTORIA/ PARTE CIVIL-Interés para recurrir/


CASACION-Desestimación: Si posteriormente se advierte una irregularidad

141
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

1. La sustentación de la casación se guía por la regla contenida en el entonces vigente


artículo 223 del Código de Procedimiento Penal, que al efecto enseñaba:

"(..) la demanda de casación deberá presentarse por escrito dentro de los treinta (30)
días siguientes a la ejecutoria de la sentencia de segunda instancia (...)".

La ejecutoria de la segunda instancia no era automática con la última notificación,


como parece entenderlo la Delegada, sino que seguía la regla general que se
consagraba entonces en el artículo 197 del Código de Procedimiento Penal en cuanto
mandaba que:

"Las providencias quedan ejecutoriadas tres días después de notificadas si no se han


interpuesto los recursos y no deban ser consultadas (...)".

De esa manera, el término de los 30 días no iniciaba a transcurrir desde el 24 de enero


(como indica la Procuraduría), día siguiente al de la desfijación del edicto, sino que en
tal fecha empezaban a correr los tres (3) días de ejecutoria de la norma referida.

2. Tal como lo dispone el artículo 208 del Código de Procedimiento Penal, cuando el
objeto de la demanda es exclusivamente lo referente a la indemnización de perjuicios,
su estudio se aborda con prescindencia del requisito de la sanción penal de privación
de la libertad y en su lugar debe analizarse su procedencia con vista en los que son
necesarios para acceder a ese recurso extraordinario en la especialidad civil de la
Jurisdicción ordinaria, respecto de los cuales le asiste razón a la Procuraduría Delegada
para señalar que la parte civil aquí constituida carece, en este caso concreto, de
interés para recurrir.

Como la sentencia se profirió en enero del 2001, para efectos de la determinación de


la cuantía le era aplicable la Ley 592 de 2000* que la estableció para el recurso de
casación civil en 425 salarios mínimos mensuales legales vigentes, que para ese año lo
era de $286.000.oo de acuerdo a lo dispuesto en el decreto 2579 de 2000**.
Conforme a esos factores la cuantía era de ciento veintiún millones quinientos
cincuenta mil pesos ($121.550.000).

3. Si bien es cierto la demanda fue admitida, ello no obliga a la Corte a conocer de


fondo de ella, por cuanto aquella decisión se adoptó única y exclusivamente bajo la
base de su aparente corrección formal, que ahora surge desvirtuada por razón del
estudio de las piezas procesales que dan cuenta del monto de la póliza de seguros y de
la admisión de la demanda de parte civil única y exclusivamente en representación de
la cónyuge sobreviviente (folio 60, cuaderno de la parte civil), razones que imponen su
desestimación tal como en ocasiones anteriores, lo ha dispuesto la Corte en
antecedente pacífico expresado así:

"3. Sin embargo, si admitida la demanda el vicio no fue detectado, lo que procede no
es la declaratoria de nulidad como en el caso anterior, sino la desestimación del libelo,
pues, siendo que la decisión que correspondería es la del fallo para decidir sobre las
pretensiones del casacionista y para ello tiene que haberse cumplido las exigencias
sustantivas y procesales previstas por la ley como supuestos, la subsistencia del hecho
generador del vicio lo impide, ya que como sucede en casos como el presente, la falta
de interés para recurrir por parte del demandante para formular un ataque como el
que ha presentado, continúa produciendo, material y jurídicamente, los mismos
efectos negativos atribuibles desde el momento en que se recurrió el fallo del Tribunal,
no quedándole otra alternativa a la Corte que la de desestimar oficiosamente la
demanda, pues la simple inadvertencia de la causa a la ahora de concederse el recurso
o de inadmitirse la demanda no hace que el vicio pierda eficacia, sino que lo que era
causa de rechazo o inadmisión se convierta en causa de desestimación, ya que todo
depende de la fase procesal en que se tome la decisión, pues el auto de admisión
erróneamente proferido, no obliga a tomar decisión alguna de fondo al estudiar los
reparos hechos a la sentencia del Tribunal y determinar el vicio o la índole de la
pretensión, dado que carece de fuerza vinculante no porque se estime ilegal, sino
porque carece de efecto, y pensar en atribuirle capacidad saneadora al auto de
admisibilidad equivaldría, como se ha dicho, a comprometer a la Corte en el nuevo
error de asumir una competencia de que carece, la cual queda limitada
exclusivamente a tomar esta decisión, dado que el objeto de fallo, como es la
demanda, no puede proferirse ante su ineptitud"*** .

142
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

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* . Diario Oficial No. 44.092 del 14 de julio de 2000.
**. Diario Oficial No. 44.260 de 16 de diciembre de 2000.
*** CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Cass. 20 de abril de 1999. M.P., Dr. CARLOS AUGUSTO GÁLVEZ
ARGOTE y 15 de diciembre de 1999. M.P., Dr. JORGE ENRIQUE CÓRDOBA POVEDA.

143
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Casación
FECHA : 06/03/2003
DECISION : Desestima la demanda
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Manizales
NO RECURRENTE : VANEGAS JIMENEZ, GONZALO DE JESUS
TERCERO CIVILMENTE RESP. : COMODERNA S.A.
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 18327
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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NULIDAD-Técnica: Varios cargos por nulidad/ NULIDAD-Falta de competencia


a pesar de haberse fijado ésta al dirimir un conflicto/ CASACION-
Características/ CORTE SUPREMA DE JUSTICIA-No hay temas vedados
dentro del juicio de casación/ COLISION DE COMPETENCIA-Precisión y
alcance del concepto "ley del proceso"/ FUERO MILITAR-En relación con el
servicio/ JUSTICIA PENAL MILITAR

1. Cuando el sujeto procesal plantea en esta sede más de una hipótesis de nulidad, lo
lógico es que lo haga en cargos distintos y que el primero corresponda a la
circunstancia con mayor capacidad de regresar el proceso al punto más lejano y así
sucesivamente.

Esa razón impone que la Corte asuma en ese estricto orden la respuesta, pues
la demostración de ese motivo de casación - incompetencia del Juez -, haría
innecesario abordar los demás temas propuestos en esa demanda.

2. El problema jurídico planteado por el censor es del siguiente tenor: ¿Puede anularse
en sede de casación una actuación por falta de competencia del Juez al que se la
asignó la autoridad encargada de dirimir los conflictos sobre tal materia? La respuesta
a ese interrogante es: sí, en casos excepcionales, por las razones que a continuación
se exponen:

3. El juicio de casación es, como corresponde a su origen histórico, y, como


jurisprudencial y doctrinalmente se acepta de manera unánime, un medio procesal de
enjuiciamiento de la legalidad de la sentencia para determinar su conformidad con la
ley, en su correcta aplicación e interpretación.

Es, en principio, un problema de puro derecho, en el que se denuncian vicios de


semejante estirpe, que se llaman de violación directa, por no mediar nada entre el
error y la ley sustancial transgredida, ya sea por aplicarse indebidamente, o por
dejarse de aplicar la que correspondía, o por entenderse erróneamente.

Eventualmente el error surge a través de la prueba, en cuanto se suponga o se omita,


o se incorpore ilegal o ilícitamente, o no se permita su contradicción o se equivoque el
Juez en su aprehensión material, o en la asignación del mérito, o en la fuerza
probatoria, o simplemente yerre en la elaboración y expresión del proceso mental de
raciocinio, casos en los cuales el error es indirecto, por resultar siendo la equivocación
sobre la prueba el medio que lleva a la vulneración de la ley sustancial.

Pero en general esos son vicios in iudicando (de juicio), que, normalmente, donde
tienen incidencia es en la certeza del fallo, esto es en la correspondencia objetiva que
debe existir entre sus conclusiones y las premisas fácticas y jurídicas que lo
fundamentan.

Hay otras clases de yerros, que no trascienden directamente a la certeza de la decisión


propiamente dicha, sino que comprometen la legalidad de la actuación, en cuanto
infringen los principios procesales o las garantías debidas a los sujetos que intervienen
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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

en la actuación, es decir, afectan de manera grave el marco general de juzgamiento


que no es otra cosa que el debido proceso (que incluye el principio del Juez natural y la
garantía de la defensa) que corresponda a cada asunto en particular, son los
denominados vicios in procedendo (de procedimiento o de actividad), cuya
trascendencia es de tal naturaleza que su única solución es el desaparecimiento
jurídico de lo erróneamente actuado y no se repara de otra forma que rehaciendo el
proceso.

Pero, se supone que la actuación debe superar el trámite de las instancias purgada de
vicios, pues para ello el proceso contiene instrumentos que facilitan la discusión de
las decisiones, de modo que - teóricamente - deben corregirse todos en esas sedes. De
esa manera es fácilmente comprensible que se presuma la legalidad y certeza de los
fallos que componen la unidad jurídica inescindible de los producidos por los
Funcionarios Judiciales de instancia que son objeto de ataque por vía de casación.

Legalidad y acierto no son entonces afirmaciones rutinarias, ni carentes de contenido,


sino definitorias de la naturaleza extraordinaria de tal forma de impugnación en cuanto
marcan el poder y límite del ámbito de actuación de la Corte. Éste a los términos en
que el censor "ruega" la verificación de los errores que debe demostrar en el escrito
sustentatorio y aquél a la capacidad oficiosa que se le reconoce a la Corporación para
el cumplimiento de los fines de la casación en la forma y términos en que se precisan
éstos y aquélla en los artículos 206 y 216 del Código de Procedimiento Penal

Fines y capacidad que no pueden entenderse aislados de la decisión soberana por la


que el constituyente primario optó al definir su organización de Estado como social de
derecho*, ni de la naturaleza de la Corte Suprema de Justicia erigida por la
Constitución Política como "máximo Tribunal de la Jurisdicción ordinaria", en desarrollo
de lo cual le atribuyó las funciones de actuar como "Tribunal de Casación" (artículos
234 y 235), pues esas preceptivas superiores necesariamente delinean el conocimiento
y decisión de un instituto que básicamente, se repite, es el enjuiciamiento de la
sentencia frente al ordenamiento jurídico.

Siendo de tales características la casación, su juicio resulta comprensivo de todos los


vicios que puedan afectar los derechos - fundamentales o no - de las personas que
intervienen en la actuación penal, de modo que resuelto en materia penal por la Corte
Suprema de Justicia el extraordinario recurso en un asunto concreto, la naturaleza de
órgano de cierre de la Corporación que la decide (artículo 234 de la Constitución
Política), aunada a esa capacidad de constatación y reparación de todas las
vulneraciones constitucionales o legales, deja clausurado definitivamente el debate en
la forma y términos de la decisión final que se haya adoptado. Esa comprensividad de
la casación es la que la dota de la legitimidad, constitucionalidad y legalidad que
excluye, como reiteradamente se ha señalado, la procedencia de acciones
extraordinarias ex post sobre el mismo punto .

En ese orden de ideas, para la Corte no hay temas vedados dentro del juicio de
casación, de modo que de su conocimiento no pueden excluirse a priori asuntos, por
haber sido resueltos por otras autoridades con vocación de permanencia procesal.
Específicamente no puede afirmarse que la definición de un conflicto de competencia
por la autoridad a la que la Constitución o la Ley le haya asignado esa atribución, sea
un tema intocable en juicio de casación por constituirse tal pronunciamiento en "ley
del proceso", pues en ese caso habría que reconocer dos situaciones: Una, que el juicio
de casación no es comprensivo de manera absoluta, sino solo relativa, dando lugar a
otra clase de acciones extraordinarias encaminadas a la reparación de agravios
fundamentales; y, dos, el concepto de "ley del proceso" estaría por fuera del
ordenamiento jurídico, pues no podría abordarse por la autoridad que tienen tal
función dentro de la sede que justamente verifica que no haya sido violentado, esto es,
reconocerle a aquél supremacía sobre la Constitución y la Ley.

En torno a la precisión y alcance del concepto "ley del proceso" es necesario señalar
que es toda aquella definición procesal con vocación de permanencia dentro de la
actuación por cerrar una fase, definir un límite, o tener la virtud de dar inicio a etapas
superiores dentro de la progresividad que el delineamiento del conocimiento del objeto
procesal va marcando hasta obtener la certeza que declara la sentencia.

En la estructura actual del procedimiento penal colombiano, la resolución de acusación


es un claro ejemplo de un acto considerado como ley del proceso en tanto define la

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finalización de la etapa instructiva y marca la iniciación de la fase de juzgamiento, no


obstante lo cual esa naturaleza no es oponible a su revisión en sede de casación en
cuanto pueda demostrarse que resulta violatoria de la Constitución o de la Ley.

De tiempo atrás la Corte ha reconocido que la asignación de competencia por parte de


la autoridad judicial encargada de adoptar esa clase de definiciones se constituye en
"ley del proceso"*** , advirtiéndolo en los siguientes términos:

"Convertida en ley del proceso la asignación de competencia en un conflicto de


jurisdicciones, todos los Jueces que con posterioridad a ella intervengan en él, deben
respetarla sujetándose a ella, salvo que surjan nuevos hechos que la modifiquen. Es el
presupuesto de orden y de seriedad que garantiza el Estado a sus asociados y la pauta
de la organización jerárquica de la autoridad jurisdiccional que marca el
mantenimiento de su prevalencia".****

Resulta entonces evidente que el concepto de ley del proceso, que se asigna a las
definiciones de colisión de competencias, no es automático ni derivado per sé de la
definición en sí misma considerada, sino que, como ocurre con cualquier ley, está
sujeto a los juicios de pertinencia y validez que preceden la aplicabilidad del texto legal
formalmente considerado.

De esa manera y, conforme a la advertencia del antecedente jurisprudencial, la


definición de competencia es acatable sólo en "cuanto no surjan hechos nuevos que la
modifiquen" pues, resulta evidente, que tanto esa que es tenida por "ley del proceso",
como cualquiera otra, únicamente es aplicable a los hechos que puedan enmarcarse
dentro de ella. De modo que si las condiciones fácticas o jurídicas cambian y de ellas
surge la variación de competencia, su traslado al órgano correspondiente es ineludible
so pena de afectar el principio constitucional del juez natural.
...

La sentencia C-358 de 1997 fue dictada el 5 de agosto de ese año dentro de la acción
pública de inconstitucionalidad que promovió un ciudadano en contra de un gran
número de normas del Código Penal Militar de la época (Decreto 2550 de 1988),
declarándose la inexequibilidad de las expresiones "con ocasión del servicio, o por
causa de éste o de funciones inherentes a su cargo, o de sus deberes oficiales" que
estaban contenidas en varios preceptos del Código Penal Militar, afirmándose en la
parte resolutiva del fallo que "en todos esos artículos {8 en total} habrá de entenderse
que la justicia penal militar sólo se aplica a los delitos cometidos en relación con el
servicio, en los términos señalados en este sentencia", manifestación que generaba la
unidad inescindible entre la parte motiva y la resolutiva, haciendo aquella también de
obligatorio***** cumplimiento y con efecto erga omnes (numeral 1 del artículo 48 de
la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia).

En ese orden de ideas, resultaba imperativo para la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del
Consejo Superior de la Judicatura resolver el conflicto de competencia que se le
planteó en 1998, sin que fuera válido oponer la excusa de la solución anterior que
había adoptado en 1995, pues se proponía bajo la existencia de nuevas circunstancias
que era su deber examinar, máxime cuando una de ellas era que los fundamentos
jurídicos que esgrimió para asignar la competencia en el año de 1995 a la Justicia
Penal Militar habían sido declarados inconstitucionales por la Corte Constitucional en la
sentencia de 1997 a que se viene haciendo referencia.
...

En contraposición a esas razones, el juicio de constitucionalidad excluyó de la


normatividad nacional precisamente las expresiones "con ocasión del servicio", "por
causa de éste" "o de funciones inherentes a su cargo o de sus deberes oficiales", que
fueron las que le permitieron a la Sala Jurisdiccional Disciplinaria la asignación de la
competencia a los Jueces Penales Militares, de donde surge que lo que realmente
terminó haciendo esa autoridad al desconocer la existencia de nuevas circunstancias
que hacían imperativo definir el conflicto nuevamente planteado, fue, ni más ni menos,
que seguir aplicándolas, incurriendo de esa manera en infracción del inciso final del
artículo 243 de la Constitución Política pues:

"Ninguna autoridad podrá reproducir el contenido material del acto jurídico declarado
inexequible por razones de fondo, mientras subsistan en la Carta las disposiciones que
sirvieron para hacer la confrontación entre la norma ordinaria y la Constitución"

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

...

Imperativo es concluir la inexistencia como ley del proceso de la decisión de la Sala


Jurisdiccional Disciplinaria que el 2 de julio de 1998 se abstuvo de dirimir el conflicto de
competencia, pues ha quedado demostrado su ningún apego ni respeto por el
ordenamiento jurídico específicamente en su constitucionalidad, como tampoco
mantiene tal condición la definición de competencia verificada en providencia del 30
de marzo de 1995, pues, a raíz de las nuevas circunstancias que generaron el posterior
conflicto, dejó de ser pertinente y válida para el caso concreto.

Demostrado lo anterior, también resulta evidente que el escenario de reparación del


agravio, así inferido al ordenamiento jurídico, no es otro que la casación, pues, como
inicialmente se indicó, es la Corte Suprema de Justicia erigida por la Constitución como
máximo Tribunal de la Jurisdicción Ordinaria la única autoridad competente para
restaurarlo dentro de la actuación procesal, aunque por fuera de las instancias. El
juicio que verifica la Corte es de legalidad, no sólo en cuanto hace a la aplicación de la
ley, sino, también, en cuanto hace a su interpretación, dándose en este caso concreto
que la definición de competencia dejó de ser ley del proceso por violar no sólo la
legalidad propiamente dicha, sino el entendimiento de esa legalidad, pues ningún
conflicto de competencia entre la Justicia Penal Militar y la Jurisdicción Ordinaria puede
resolverse a partir del 5 de agosto de 1997 con prescindencia de la motivación de la
sentencia C-358 de 1997 de la Corte Constitucional y de la parte resolutiva allí
adoptada sobre las expresiones "con ocasión del servicio", "por causa de éste" "o de
funciones inherentes a su cargo o de sus deberes oficiales", en tanto hacen una unidad
jurídica inescindible.

Esa función restaurativa del ordenamiento jurídico la ejerce la Corte, no sólo desde la
perspectiva del entendimiento clásico de la función nomofiláctica (nomofilachia) de la
casación, sino y, sobre todo, en desarrollo del artículo 206 del Código de Procedimiento
Penal que es afortunada decisión legislativa para superar viejas discusiones
académicas, que aún se mantienen en otras latitudes, en torno a la protección por vía
de casación del ius constitutionis o del ius litigatoris, pues en nuestro medio la
casación tiene por fines "la efectividad del derecho material y de las garantías debidas
a las personas que intervienen en la actuación penal, la unificación de la jurisprudencia
nacional y además la reparación de los agravios inferidos a las partes con la sentencia
demandada", imperativos que definen la procedencia de la casación tanto en
protección de la Ley (nomofiláctica y unificadora), como de los derechos del litigante
(ius litigatoris) y del orden justo que garantiza la Constitución.

Fines de la casación, dentro de un Estado definido como Social de Derecho y con una
amplia Carta de Derechos Fundamentales que aplica esta Sala de Casación dentro de
la integralidad del ordenamiento jurídico, incluido el concepto positivista de Ley pero
no limitado a él, entendiendo la procedencia del medio de impugnación por infracción
directa de ésta o de la Constitución, cuando aquélla sea aplicada de manera diferente
a como haya quedado condicionada -en su texto o en su entendimiento- por el juicio de
constitucionalidad definido por el Tribunal al que la propia Carta le "confía" la guarda
de su "integridad y supremacía".

Y aunque en este caso es suficiente con la función de nomofilaxis, pues si bien es


cierto los conflictos de competencia se resuelven dentro de la Rama Jurisdiccional por
Jueces de la República, que, por serlo, tienen amparada su función por el principio de
autonomía que la propia Carta les reconoce, no lo es menos que está limitada por esa
misma Constitución y por la Ley, de modo que, y esto se afirma sin ambages, en
cuanto no se ejerza, como aquí se hizo, con respeto de aquélla o de ésta, procede
casar la sentencia que de ella depende.

Y no se trata, en este evento concreto de imponer, por vía de casación,


interpretaciones de la ley -aunque la Corte puede hacerlo con fundamento en su
carácter de máximo Tribunal de la Jurisdicción Ordinaria y en cumplimiento del fin
casacional de unificación de la jurisprudencia, que por ello un motivo de casación es la
interpretación errónea de la Ley- sino de constatar de manera objetiva que la omisión
de definir el conflicto de competencia por parte de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria se
hizo con expresa negativa de aplicar los preceptos legales en la forma y términos en
que fue juzgada su constitucionalidad, facultad que ningún Juez de la República puede
reclamar amparada por la autonomía que la Constitución le garantiza.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

-----------------------
*. Preámbulo y artículo 1 de la Constitución Política, Título I. "de los principios fundamentales".
**. Confrontar, entre otros, auto del 28 de enero de 2003. Radicación 12.844. M.P., Dr. YESID
RAMÍREZ BASTIDAS
*** .- CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Cas. Junio 2 de 1980, M.P., Dr. GUSTAVO GÓMEZ
VELÁSQUEZ; y Noviembre 22 de 1989. M.P., Dr. JAIME GIRALDO ÁNGEL; y, Segunda Instancia,
Septiembre 3 de 2002. M.P.,Dr. HERMAN GALÁN CASTELLANOS
**** CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Cas. Noviembre 22 de 1989, M.P., Dr. JAIME GIRALDO ÁNGEL.
Subrayas ajenas al texto.
***** CORTE CONSTITUCIONAL. Sent. C-037 de febrero 5 de 1996. M.P., Dr. VLADIMIRO NARANJO
MESA.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Casación
FECHA : 06/03/2003
DECISION : Si casa, decreta nulidad, remite a Dirección
Nacional
de Fiscalías
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Militar
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : DELGADO CARRILLO, EDUARDO- MAYOR DEL
EJERCITO
NO RECURRENTE : VEGA GARZON, ALFONSO- TENIENTE DEL EJERCITO
NO RECURRENTE : MORENO RINCON, LEOPOLDO- CABO PRIMERO
EJERCITO
NO RECURRENTE : CAÑIZALES NUÑEZ, ALEXANDER- CABO SEGUNDO
EJERCITO
DELITOS : Concusión, Homicidio, Cohecho, Favorecimiento,
Falsedad ideológica en ejercicio de funciones
PROCESO : 17550
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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ACCION DE REVISION-No es un recurso

La revisión, es, desde la entrada en vigencia del Decreto 2.700 de 1.991 y continúa
siéndolo con la Ley 600 de 2.000 una acción y no un recurso como se regulaba en las
anteriores codificaciones, precisamente porque se trata de un trámite diferente al
proceso dentro del cual se dictó la sentencia que se pretende dejar sin valor, el cual se
puede ejercer en cualquier tiempo y por las causales expresamente señaladas en la
ley.

No es, pues, un recurso, porque no pretende la modificación de una sentencia en su


contenido sino el reencausamiento de un juicio en donde la verdad procesal difiere de
la real. Por eso mismo, constituye una excepción al principio de la cosa juzgada, pues
al proceder contra sentencias ejecutoriadas permite revertir los efectos de una
injusticia materialmente contenida en el fallo que por alcanzar ese status goza de la
doble presunción de acierto y legalidad.

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Acción de Revisión
FECHA : 10/03/2003
DECISION : Reconoce apoderado e inadmite demanda
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Antioquia
PROCESADO : SALAS HIGUITA, CARLOS ENRIQUE
DELITOS : Tentativa de homicidio, Homicidio agravado
PROCESO : 19166
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

PREVARICATO POR ACCION-Se estructura/ ENTIDAD DE DERECHO


PUBLICO -Forma de acreditar la calidad de representación legal/
PREVARICATO POR ACCION-Interpretación de la ley

1. Este delito, según resulta de la anterior preceptiva, se configura cuando el servidor


público, en ejercicio de las funciones oficialmente discernidas, profiere resolución o
dictamen ostensiblemente contrario a la norma jurídica aplicable al caso, haciendo
prevalecer su capricho, y afectando de este modo la integridad del ordenamiento
jurídico y de la administración pública a cuyo nombre actúa.

Acogiendo el sentido del mandato de ser los actos de la autoridad "manifiestamente


contrarios a la ley", no configura realización del tipo penal, entonces, cualquier error en
que incurra el funcionario. Se requiere, como viene en juzgarlo la Sala (Cfr. sentencia 3
de septiembre de 2002, Rad. 15513), que entre lo que decidió o dictaminó, y la ley o el
derecho aplicable, se presente contradicción clara y evidente.

Con tal alcance, lo primero que se debe examinar en punto de la realización típica y su
trascendencia social y jurídica, es si la resolución o el dictamen traslucen ruptura
patente y grave con lo mandado por la ley, lo cual encuentra comprobación a través
del examen de la decisión y la norma(s) contenida(s) en las disposiciones aplicables al
caso; en el mismo plano de comprobación, de acreditar si el funcionario, de acuerdo
con la información disponible al momento de adoptar la determinación, estaba en
posibilidad real de haber podido ajustar el ejercicio de su competencia al ordenamiento
jurídico y, por tanto, si tenía conciencia del carácter delictivo del comportamiento y, a
pesar de ello, voluntariamente optó por realizar la prohibición típica.

2. Si bien es cierto que el artículo 64 del código de procedimiento civil no señala


expresamente la forma de acreditar la representación legal de una entidad de derecho
público, también lo es que la funcionaria, ante la ausencia de norma que regulara la
situación, acudió al principio de integración para fijar el sentido y alcance del precepto
que estimó más apropiado, en orden a señalar que en tratándose de gerentes de
establecimientos públicos se debe acreditar la representación a través de la resolución
de nombramiento y la respectiva acta de posesión.

La inexistencia de norma expresa en la legislación laboral, condujo precisamente a la


juez a apoyar su decisión en la citada preceptiva, la cual dispone:

"Apoderados de las entidades de derecho público. La Nación y demás entidades de


derecho público podrán constituir apoderados especiales para los procesos en que
sean partes, siempre que sus representantes administrativos lo consideren
conveniente por razón de distancia, importancia del negocio u otras circunstancias
análogas.

"Constituirán apoderado el representante de la entidad que no sea abogado, salvo el


caso del personero municipal, y aquél que deba representar a otra entidad con interés
opuesto.

"Los gobernadores, intendentes y comisarios, aunque sean abogados inscritos,


deberán actuar por medio de apoderado, si el proceso se adelanta fuera de su sede".
...

Mientras el artículo 4º del decreto 2400 de 1968 hace relación a los requisitos exigidos
para ejercer un empleo en la rama ejecutiva del poder público, y el 25 del código de
régimen político y municipal trata materia diferente, las restantes preceptivas son del
siguiente tenor:

Artículo 122, inciso 2º, de la constitución política:

"Ningún servidor público entrará a ejercer su cargo sin prestar juramento de cumplir y
defender la Constitución y desempeñar los deberes que le incumben".

Artículo 44 del código de procedimiento civil (con las modificaciones introducidas por el
artículo 1.16 del decreto 2282 de 1989):

"Capacidad para ser parte y para comparecer al proceso. Toda persona natural o
jurídica puede ser parte en un proceso.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Tienen capacidad para comparecer por sí al proceso las personas que pueden disponer
de sus derechos. Las demás deberán comparecer por intermedio de sus
representantes, o debidamente autorizadas por éstos con sujeción a las normas
sustanciales.
Las personas jurídicas comparecerán al proceso por medio de sus representantes, con
arreglo a lo que disponga la Constitución, la ley o los estatutos".

Y, del código procesal del trabajo:

Artículo 34:
"Representación de las personas jurídicas. Las personas jurídicas comparecerán en
juicio por medio de sus representantes constitucionales, legales o convencionales,
según el caso".

Artículo 36:
"Prueba de la personería. El demandante no estará obligado a presentar con la
demanda la prueba de la existencia de la personería jurídica contra la cual va dirigida
ni la de la calidad de su representante. Le bastará con designarlos, a menos que el
juicio se debata como cuestión principal este punto.
La parte demandada, cuando fuere una persona jurídica de derecho privado, al
contestar la demanda podrá acreditar su existencia, lo mismo que la calidad de su
representante de ella que invoque quien actúe en su nombre, con las pruebas que
señale la ley.
Si el juicio se ha adelantado sin que se presente la prueba mencionada y no ha habido
controversia sobre el particular, el juez decidirá sin consideración a la falta de esta
prueba".

Artículo 61:

"Libre formación del convencimiento. El Juez no estará sujeto a la tarifa legal de


pruebas y por tanto formará libremente su convencimiento, inspirándose en los
principios científicos que informan la crítica de la prueba y atendiendo a las
circunstancias relevantes del pleito y a la conducta procesal observada por las partes.
Sin embargo, cuando la ley exija determinada solemnidad ad-substantiam actus, no se
podrá admitir su prueba por otro medio.
"En todo caso, en la parte motiva de la sentencia el juez indicará los hechos y
circunstancias que causaron su convencimiento".

Prima facie, entonces, no puede concluirse que la determinación adoptada por la juez
resulte abiertamente contraria a la preceptiva legal, pues ninguna de las normas
transcritas señalan expresamente que, al revés de lo afirmado por la funcionaria, basta
el acta de posesión para demostrar la representación de la parte demandada, si lo que
se trata es de señalar que ella las contrarió abiertamente al inaplicarlas.
...

La jurisprudencia a la que se refiere la acusada corresponde a la dictada por el Tribunal


supremo del trabajo el 8 de abril de 1948, cuya copia fue aportada en ampliación de
indagatoria (fls. 292 a 298 del c.o. 1), en la cual al fijar la forma y condiciones de
representación de los gobernadores, esa colegiatura afirmó concretamente:

"Y es así, porque la calidad de gobernador se demuestra de muy distinta manera: para
ello son necesarias copias auténticas del decreto de nombramiento, del acta de
posesión, y certificado del ministerio del ramo de que se está en ejercicio del cargo. Así
se desprende de las respectivas disposiciones legales del Código de Régimen Político y
Municipal que exigen para adquirir la calidad de empleado público, el nombramiento,
la posesión y el ejercicio del cargo (arts. 241 y ss.)".

En tal pronunciamiento, el Tribunal supremo se abstuvo de reconocer personería a un


abogado que había recibido poder del Gobernador de Antioquia, y si bien en la parte
motiva señaló a continuación que el poderdante no había acompañado prueba de
ninguna naturaleza, ni siquiera un principio de prueba de que en verdad desempeñaba
las funciones de gobernador, ello no significa, como se insinúa en la ponencia
derrotada, que en el fallo se dejara de señalar pautas concretas en relación con la
forma de demostrar la representación legal de una entidad de derecho público, pues
esa Corporación fue expresa en señalar que para probar esa calidad "son necesarias"
copias auténticas de los documentos citados según infiere de los artículos 241 y ss. del

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

código de régimen político y municipal, no dejando dudas acerca de la exigencia total


de los tres requisitos.

3. Los jueces dentro de la órbita de sus competencias, son autónomos e


independientes, y en sus providencias, tal como lo previene el artículo 230 de la
constitución política, "sólo están sometidos al imperio de la ley", principio elevado a la
categoría superior por la carta de 1991 y que impone un límite ineludible a las
actuaciones válidas del funcionario judicial en todo estado social de derecho con
soberanía popular, como el colombiano.

Cuando en ejercicio de la función de administrar justicia el juez interpreta la ley,


evaluando los elementos de juicio aportados al proceso y siguiendo su criterio, no
puede configurarse quebrantamiento alguno del orden jurídico. Y, si dentro de esta
función esencialmente dialéctica, sujeta a modificaciones producto, entre otros
factores, de los cambios sociales y doctrinales, el funcionario se equivoca, no por ello
incurre en prevaricato.

En esa medida, la labor de quien está encargado de examinar la conducta del juez,
debe concretarse a examinar si la providencia que se acusa de transgresora del
ordenamiento desconoció en forma protuberante y ostensible la preceptiva que debía
aplicar al caso, tarea que se torna aún más exigente si la norma no es diáfana en
expresarlo, o existe algún vacío, y requiere del operador jurídico que fije su sentido y
alcance, ya sea mediante la integración de otros ordenamientos o el apoyo de fuentes.

La jurisprudencia de la Corte, a propósito del tema, ha sido copiosa en señalar que


cuando se imputa a un funcionario el delito de prevaricato, no es necesario examinar si
la interpretación dada por él a las normas que le sirvieron de sustento a sus proveídos
fueron o no correctamente aplicadas desde el punto de vista de la certeza jurídica,
pues lo que hay que indagar es si el funcionario emite providencias cuya ilegalidad es
manifiesta, o si conculca arbitrariamente el derecho ajeno, o si mañosamente hace
decir a la ley lo que ella no expresa; asimismo, que si el sentido literal de la norma y la
específica finalidad de un texto legal no son suficientemente claros, mientras éste es
complejo, o por su confusa redacción admite interpretaciones discordantes, no es
posible hablar de un comportamiento manifiestamente ilegal; no basta una
interpretación normativa diversa de la predominante para concluir que se está frente
al delito; y no constituye prevaricato la interpretación desafortunada de las normas ni
el desacierto de una determinación, pues el delito implica la existencia objetiva de un
texto abiertamente opuesto a lo ordenado o autorizado por la ley (Cfr. Fallos julio 10 de
1980, agosto 16 de 1983, mayo 22 de 1984, febrero 13 de 1991 y marzo 2 de 1993,
entre otros).

En ese orden, la tarea de juzgar la conducta de la funcionaria se torna asaz exigente,


pues no se trata de verificar simplemente si aplicó o inaplicó normas literalmente
claras y expresas, sino de abordar un asunto más complejo que tiene que ver con la
facultad discernida a los jueces, de optar, entre las diversas soluciones posibles, por la
que en su recto criterio encuentre ajustada al caso sometido a su conocimiento y
definición.

Ciertamente, el funcionario judicial que desconoce de modo abierto el contenido de


una norma que por su claridad no puede ser interpretada en más de un sentido,
comete prevaricato, pues como se ha dicho el juez por mandato constitucional está
sometido al imperio de la ley.

En el proceso de aplicación de una norma, el primer paso que debe asumir el operador
jurídico es la interpretación, tarea que supone un proceso complejo de operaciones
intelectuales encaminadas a individualizar su significado, cuyo resultado depende en
gran medida de la posición asumida por el intérprete, cualquiera sea el grado de
complejidad con que aparezca formulado su enunciado.

En ese proceso de intelección, no resulta extraño que el funcionario judicial incurra en


equivocaciones respecto del sentido y alcance de las disposiciones que conforman el
marco jurídico aplicable al caso, y en tales condiciones, hablar de manifiesta
contrariedad de la decisión con la ley, resulta un imposible, pues -se itera- los jueces
gozan en Colombia de la autonomía funcional consagrada en el artículo 230 para
interpretar la ley, función que, por supuesto, incluye la posibilidad de cambiar de
criterio, pues exigirle que mantenga inalterable su postura e imponerle la obligación de

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fallar irrestrictamente en la misma forma, implica una restricción a ese principio


superior.

Es claro, desde luego, que este principio, en donde los jueces sólo están sometidos al
imperio de la ley, se materializa en el deber que tiene el funcionario judicial de
justificar sus providencias y motivar, cuando ello ocurra, el cambio de criterio. Sin
embargo, no siempre será indispensable que el juez expresamente aluda a la variación
de la postura, pues de las motivaciones expuestas en la decisión se puede llegar a
establecer que la diferencia de trato obedece a ese cambio de criterio, o a la influencia
de factores externos, como por ejemplo, la existencia de jurisprudencia dictada por
órganos colegiados.

Con tal entendimiento, se debe concluir que una cosa es la interpretación de la ley,
función dialéctica del juez sometida a las modificaciones y alteraciones producto de las
cambiantes necesidades sociales y doctrinales, donde es admisible y hasta
comprensible, dada la complejidad de la labor, que el juez se equivoque, y otra muy
distinta el desconocimiento patente y ostensible del ordenamiento jurídico, causado
por la actitud caprichosa del funcionario, que constituye el prevaricato.

En el caso sometido a examen de la Corte, tal como se establece de la transcripción


realizada, ninguna norma en materia laboral, ni de otros estatutos procesales,
establece expresamente las exigencias para demostrar la calidad de representante de
una persona de derecho público, lo cual de entrada indica que la juez acusada no
desconoció abiertamente con su decisión ningún mandato legal y, por tanto, facultada
como estaba para interpretar el contenido del ordenamiento jurídico, podía acudir al
principio de integración de normas y a la jurisprudencia como criterio auxiliar de la
actividad judicial.
...

El que la decisión de la funcionaria sea intermedia en el tiempo con respecto a los


fallos de aquellas corporaciones, fortalece el criterio de la Corte, en tanto ello
demuestra que, aun siendo los pronunciamientos distantes en el tiempo, la
jurisprudencia viene en admitir, incluso antes y después de la decisión, la misma
solución que adoptó la juez, que así se tilde de errada, jamás se puede calificar como
una manifestación que repudia las normas procesales del trabajo citadas por los
recurrentes.

La exigencia ciertamente no puede trasladarse al campo de lo irrefutable, sino que


basta que la decisión se apoye en criterios lógicos y razonablemente admisibles, así a
la postre no merezca el respaldo de la mayoría o sea desestimada como verdad
objetiva, como viene en precisar la Sala al sostener que "… La tipicidad de la conducta
no se satisface con la simple expedición de un pronunciamiento errado porque el tipo
del artículo 149 del Código Penal exige como elemento normativo que aquella
contradicción entre lo demandado por la Ley y lo resuelto sea notoria, grosera o de tal
grado ostensible que se muestre de bulto con la sola comparación de la norma que
debía aplicarse" (Cfr. Sentencia de 2ª instancia, Rad. 7918).

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 11/03/2003
DECISION : Confirma sentencia absolutoria
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Barranquilla
NO RECURRENTE : MILLER VILLA, DIANA BEATRIZ
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 18031
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

SUSPENSION DE LA DETENCION PREVENTIVA-Edad del procesado/


SUSPENSION DE LA DETENCION PREVENTIVA-Grave enfermedad

1. Si bien es cierto el procesado ya pasa de los sesenta y cinco años de edad, tal como
se comprueba con la copia del registro civil de nacimiento que allegó su defensor,
también lo es que el legislador condicionó la concesión de esta figura a que la
personalidad del procesado y la naturaleza y modalidad de la conducta punible hagan
aconsejable tal determinación.

Es decir, se impone la necesidad de que el juez estudie las condiciones subjetivas que
lleven a la conclusión de que la suspensión es aconsejable, porque se trata de hacer un
pronóstico razonable acerca de la conveniencia o no de su concesión.

Desde ya se debe manifestar que este requisito subjetivo para acceder a la suspensión
solicitada no se cumple, como quiera que la personalidad se manifiesta a través de
actos positivos de la voluntad humana. Cuando se realizan comportamientos que se
identifican como punibles de mayor gravedad, impacto y conmoción social, que
merecen un reproche más drástico, debe concluirse que la comunidad resulta
afectada, lo que lleva a que no pueda gozarse de ciertos privilegios procesales.

En este caso, debe tenerse en cuenta la naturaleza del delito que se le imputa al
doctor (...) (infracción a los artículos 414 y 415 del C. P., otrora el artículo 39 de la Ley
30 de 1986), consistente en haber adoptado una determinación en manifiesto
propósito de favorecer a quien se investigaba por delitos relacionados con narcotráfico,
flagelo que innegablemente conlleva a predicar un evidente impacto social, con
consecuencias negativa para ésta.

Quien realiza estas conductas, revela ciertamente una personalidad proclive al delito,
pues antepuso la ilegalidad por encima de la altísima misión de administrar justicia, sin
importar la afectación que con su actuar conlleve a la credibilidad de los asociados en
la administración pública y en las instituciones.

2. Para la procedencia de la causal invocada es requisito indispensable la existencia de


una enfermedad que tenga la calidad de grave.

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Auto Segunda Instancia


FECHA : 11/03/2003
DECISION : Niega suspensión de la detención, ordena al
INPEC
prestar atención médica adecuada
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
PROCESADO : MARTINEZ IBARRA, NELSON - FISCAL DELEGADO
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 13512
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Procedencia/ CASACION DISCRECIONAL-


Legitimidad para interponer el recurso/ PERJUICIOS/ TERCERO CIVILMENTE
RESPONSABLE

La casación excepcional procede "a la solicitud de cualquiera de los sujetos


procesales", cuando la Corte de manera discrecional lo considere necesario para el
desarrollo de la jurisprudencia o la garantía de los derechos fundamentales, contra las
sentencias de segundo grado proferidas por los Tribunales Superiores, el extinguido
Tribunal Nacional y el Tribunal Penal Militar, en actuaciones adelantadas por delitos que
tengan señalada pena privativa de la libertad cuyo máximo no exceda de los ocho (8)

154
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

años, como también, respecto de las dictadas por los Juzgados Penales de Circuito con
prescindencia del monto punitivo previsto en la ley para el delito objeto de la misma.

De la disposición precedente en armonía con el artículo 209 ibídem, una primera


conclusión se extrae en punto de la legitimidad para incoar la casación, esto es, la
posibilidad que tienen actualmente todos los sujetos procesales de acceder a dicho
medio de impugnación, y ante este amplio espectro del instituto, tratándose del
tercero civilmente responsable puede acontecer entonces que el recurso interpuesto
tenga por objeto con exclusividad y de una parte, lo referente a la indemnización de
perjuicios decretada en la sentencia condenatoria, o bien que a través de él propugne
por el desarrollo de la jurisprudencia o la garantía de los derechos fundamentales.

Por tal motivo, con miras a establecer el interés jurídico para recurrir de dicho sujeto
procesal no basta con establecer el perjuicio derivado del pronunciamiento censurado
y que se impugnó el fallo dictado por el juzgador a quo, en el entendido que la
casación está concebida para el cuestionamiento de las sentencias proferidas en
segunda instancia en sus ámbitos de legalidad y acierto, sino que es necesario atender
también, en concreto, a la específica finalidad de la impugnación presentada.

En esta comprensión, como señaló la Sala en anterior oportunidad con ponencia de


quien cumple aquí similar cometido* y reitera ahora, cuando la pretensión del tercero
civilmente responsable atañe exclusivamente a la indemnización de perjuicios
decretados en la sentencia, de conformidad con el artículo 208 del estatuto procesal
penal, deberá tener como fundamento las causales y la cuantía establecidas en las
normas que regulan la casación civil sin consideración a la pena señalada para el delito
o delitos.

En cambio, si el libelista propende por uno o ambos de los motivos que


normativamente habilitan la casación excepcional, es decir, el desarrollo de la
jurisprudencia o la garantía de los derechos fundamentales, los requisitos de
procedibilidad del recurso y los de carácter formal de la demanda que deben
satisfacerse son los inherentes a dicho instituto, así una pretensión de tal naturaleza
comporte de trasfondo la consecuente aspiración de obtener la exoneración del pago
de los perjuicios.
...

Como lo venía sosteniendo la Corporación de manera pacífica frente al derogado


estatuto procesal, a través de criterio igualmente predicable en relación con las
regulaciones de la codificación actual, "como la facultad conferida por el legislador a la
Corte está deslindada por la actividad del impugnante, al punto que tampoco en dichos
eventos el recurso se despoja de su carácter rogado, regido además por el principio de
limitación, el censor tiene la carga de señalar y justificar el motivo determinante de la
intervención de la Sala, no diverso desde luego de los indicados en la norma que la
habilita, cometido que bien puede satisfacer al momento de interponer el recuso o al
sustentarlo con la respectiva demanda, dentro de ésta o en escrito separado, pues
ninguna formalidad se prevé expresamente en dicho sentido, y lo trascendente para
los fines de la casación excepcional es que el impugnante trace los derroteros que
deben guiar el ejercicio de la discrecionalidad"**. Ahora bien, superado tal
presupuesto, al recurrente le corresponde formular la respectiva demanda con total
observancia de las exigencias de forma y contenido del artículo 212 del estatuto
procesal penal, obviamente, de acuerdo con las causales de casación invocadas, que
deben guardar coherencia con los motivos aducidos para acceder a la impugnación,
porque la misma no puede servir de pretexto para formular un ataque indiscriminado
contra el fallo que únicamente por las razones indicadas es susceptible de controversia
en sede extraordinaria.

-------------------------------------
* Auto de julio 16 de 2002, radicado 18.350.
** Auto de diciembre 5 de 2002, M.P. Dr. Edgar Lombana Trujillo, radicado 19.201.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Casación Discrecional
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Inadmite la demanda presentada por el tercero
civil
PROCEDENCIA : Juzgado 30 P.C.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

CIUDAD : Bogotá D. C.
NO RECURRENTE : AGUDO CASTILLO, JUAN CARLOS
TERCERO CIVILMENTE RESP. : TRANSPORTES RAPIDO PENSILVANIA S.A.
DELITOS : Lesiones personales culposas
PROCESO : 19670
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

NON BIS IN IDEM/ ACCION DISCIPLINARIA/ ACCION PENAL

El procesado demandante propone fundado en la violación indirecta de la ley por


errores de existencia, referido a la omisión del fallo disciplinario mediante el cual se le
impuso sanción de censura por faltas a la ética del ejercicio profesional, pues de
haberlo considerado no se le habría aplicado como pena accesoria la prohibición del
ejercicio de la profesión, pero como se hizo se juzgó dos veces por el mismo hecho, es
un argumento que se cae por su propio peso, primero porque aunque el demandante
dice comprender que la acción penal y la disciplinaria son diferentes, el efecto que
persigue necesariamente las confunde, y segundo, porque en ese sentido abundante
es la jurisprudencia de la Sala en sostener que cada uno de estos campos tiene una
finalidad diferente por manera que no son excluyentes entre sí (véase, entre otras las
decisiones del 23-03-88, y 20-01-94, rad. 2239 y 8674, M.P. Dr. Juan Manuel Torres
Fresneda y 16-02-9, rad. 5044, M.P. Dr. Guillermo Duque Ruiz), lo que significa que por
esa misma razón las sanciones impuestas conforme a uno u otro ordenamiento
también gozan de autonomía, precisamente por corresponder, en cada caso, a un
fundamento diferente.

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Casación Discrecional
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Inadmite la demanda presentada por el procesado
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : PARDO BARRIOS, JULIO CESAR
DELITOS : Fraude procesal
PROCESO : 19599
PUBLICADA : Si

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DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO ECONOMICO-Circunstancias genéricas


de atenuación punitiva

La sola mención de la sentencia C- 148 de 1998, que declaró exequible el artículo 373
del Código Penal cuya aplicación reclama el recurrente, no resulta suficiente para
acreditar el desconocimiento de la ley sustancial, en consideración a que el
cumplimiento del aspecto objetivo referido a la cuantía del ilícito, no es el único
requisito que se exige para reconocer la rebaja punitiva allí consagrada. Además de
ello, es indispensable que se demuestren otros aspectos, tal como la misma Corte
Constitucional lo señaló en ese pronunciamiento:

"En ejercicio de la misma potestad que le confiere la Constitución, el legislador fija


otras condiciones en la norma demandada, para acceder al atenuante de la pena en
este tipo de conductas. No solamente el valor del bien objeto de la falta debe ser
inferior a diez mil pesos (teniendo en cuenta las consideraciones de la presente
sentencia) sino que el infractor, para tener derecho al beneficio allí contemplado, debe
carecer de antecedentes penales y no haber ocasionado grave daño a la víctima
atendida su situación económica.

Sólo si se cumplen estos tres requisitos, se da el presupuesto de la norma, es decir, el


atenuante de la pena. Tales requisitos también se encuentran ajustados a la Carta
pues caben en el ámbito de la autonomía del legislador para fijar las penas y las
condiciones en las que un infractor se vería cobijado por un trato benévolo por parte
del Estado".

Significa lo anterior que la rebaja punitiva no opera ipso iure, sino que es necesario que
se reúnan los otros presupuestos aludidos

157
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Casación Discrecional
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Inadmite la demanda presentada
PROCEDENCIA : Juzgado 12 P.C.
CIUDAD : Cali
PROCESADO : MUÑOZ MUÑOZ, WILLIAM
DELITOS : Lesiones personales, Tentativa de hurto calificado
PROCESO : 19234
PUBLICADA : Si

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DOLO DIRECTO/ DOLO EVENTUAL/ SENTENCIA-Falta de motivación/ FALTA


DE MOTIVACION DE LA SENTENCIA/ NULIDAD

1. Si bien en últimas el dolo "es uno sólo", también lo es que, en su estructura y


contenido, sí existen diferencias entre el directo y el eventual, pues mientras en aquél,
previo el conocimiento de la prohibición típicamente antijurídica la voluntad se dirige a
la puesta en marcha de ese previo conocimiento, en el segundo, la voluntad se
manifiesta bajo el evento de la concreción del riesgo hacia un determinado bien
jurídico, para lo cual, entonces, el análisis sobre la prueba en punto de la culpabilidad
no resulta ser el mismo, como tampoco lo puede ser para efectos de la culpa, cuyo
sustento, como es sabido, está en la previsibilidad del resultado.

2. Es bien sabido que el deber de fundamentar las decisiones judiciales que pudieran
llegar a afectar derechos configura un imperativo como expresión de las garantías
constitucionales del debido proceso, cuya verificación posee un riguroso carácter
vinculante no sólo respecto de los sujetos que intervienen en desarrollo de la actuación
procesal, sino de las autoridades que participan en forma directa en su ordenación y
producción.

Dicha obligación no se satisface con la escueta declaración de voluntad del


sentenciador, en el señalamiento del sentido de la decisión que adopta, sino que el
imperativo de motivación debe incluir una expresa, clara y comprensible concreción
del sustento argumentativo que la soporta, en el entendido que es indispensable el
análisis probatorio como supuesto de la fuente normativa que es aplicada en cada
caso, no sólo por cuanto con ello se cumple con la garantía de control que sobre la
resolución judicial es dable en tales condiciones, sino que evidencia un ineludible
sometimiento del juez al ordenamiento jurídico.

Específicamente en lo que concierne con la sentencia, la jurisprudencia ha sido muy


clara en señalar que:

"La sentencia implica un juicio sobre los hechos y sobre el derecho. Pero la fijación de
los hechos implica una tarea que está más allá de su consideración histórica dada la
circunstancia de que a ellos se llega a través de los medios de prueba y que sobre
éstos han de hacerse juicios de apreciación o valoración jurídicos (guiados por normas
de experiencia, ciencia o lógica, o reglas que les asignan o niegan un determinado
valor) o juicios de legalidad o validez. La fundamentación apunta precisamente a que
el documento en que se recoge el acto de jurisdicción, o sea la sentencia, comprenda
ambas clases de juicios de modo que de la manera más explícita posible sea asertiva,
afirmativa y que no hipotetice. De ahí que cuando la sentencia no es expresa o
terminante, o se manifiesta de manera ambigua o contradictoria, o se estructura de
manera simplemente enunciativa con referencia a los actos de prueba y prescindiendo
del thema probandi, se constituye en acto procesal defectuoso, vicio de actividad éste
imposible de subsanar en la dinámica de las instancias, como tampoco susceptible de
remedio en casación a través de su reemplazo, dado que con ello el superior
terminaría trastocando la estructura del proceso por instancias o grados" (Cas.
11.279, 25 de marzo de 1.999, M.P. Carlos Eduardo Mejía Escobar).

158
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

De ahí que, razón asista a la Delegada al manifestar que el fallo proferido en este
proceso "carece de motivación en cuanto a la deducción de la responsabilidad a título
de culpa", toda vez que "uno de los requisitos formales consagrados en la ley para la
redacción de la sentencia , - artículo 170, antes 180, del Código de Procedimiento
Penal - es la "valoración jurídica de las pruebas en que ha de fundarse la decisión", de
manera que si no procede el fallo condenatorio sino con la concurrencia de la certeza
"de la conducta punible y de la responsabilidad del procesado", ambos deben
motivarse con base en la prueba allegada al proceso", máxime cuando la sentencia del
Tribunal pese a la estructura independiente y propia que corresponde a cada una de
las formas de culpabilidad previstas en la ley, esto es, dolosa, culposa y
preterintencional, a sus "diferencias considerables" y a sus particulares requisitos "que
las hace perfectamente inconfundibles", optó, incomprensiblemente, por deducir la
culposa por exclusión de las otras, no obstante, como igual acota el Ministerio Público
a que "su existencia no está prevista de manera residual".

Faltó pues el Tribunal, al deber de motivar la modalidad culposa inesperadamente


reconocida en el fallo, desconociendo de este modo los imperativos legales que se
imponen en nuestro sistema procesal en el sentido de motivar la decisiones judiciales,
más aún, si se trata, como ya se observó de una sentencia y con mayor razón respecto
de la culpabilidad.

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Deniega pretensiones, casa de oficio anulando
fallo de
segunda instancia
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cundinamarca
NO RECURRENTE : ACOSTA AVELLANEDA, CARLOS JULIO
RECURRENTE : PROCURADOR 11 JUDICIAL
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio
preterintencional
PROCESO : 17289
PUBLICADA : Si

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CASACION-Conexidad/ CASACION DISCRECIONAL/ DELITOS CONEXOS

Cuando la ley dispone que "La casación se extiende a los delitos conexos, aunque la
pena prevista para estos sea inferior a la señalada en el inciso anterior", esto es, a
ocho años de prisión (artículo 205 de la Ley 600 de 2000), se admite la posibilidad de
extender el recurso de casación para el procesado que siendo condenado por un delito
cuyo extremo superior punitivo es inferior al quantum exigido en la ley para acceder a
la impugnación extraordinaria, también ha sido objeto de pronunciamiento judicial
respecto de un delito que sobrepasa el límite indicado, caso en el cual, se encuentra
legitimado para atacar el fallo respecto de uno cualquiera de los comportamientos o
por ambos; incluso, puede atacar exclusivamente la condena por el delito que se
encuentra por debajo del límite punitivo establecido por el legislador, sin necesidad de
reprochar la condena por el delito que sí se ajusta o supera el quantum legal
mencionado.

Igualmente se ha puntualizado, que si la condena es de carácter individual, la


legitimidad para impugnar de manera extraordinaria también tiene tal condición. Así
las cosas, la extensión del recurso de casación no opera para quien ha sido condenado
por un delito cuya pena máxima es inferior a 8 años, pese a que concurran otros
procesados condenados por delitos con límite máximo punitivo superior al tiempo
señalado, bien en un sólo proceso o en un trámite de expedientes acumulados, con
independencia de si han demandado o no en casación, circunstancia en la cual, sólo le

159
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

queda como vía de impugnación la casación discrecional, con todas las rigurosas
exigencias adicionales que ello impone.

En efecto, la Sala ha señalado que:

"Tal y como lo ha estudiado la jurisprudencia en diversas oportunidades, está


admitiendo la posibilidad de hacer extensiva la casación, siempre y cuando el
demandante haya sido condenado por un punible en relación con el cual ella procede,
así no argumente censura alguna en su contra y exclusivamente cuestione el delito
por el cual en forma aislada en principio no procedería, sin que dicha extensión pueda
entenderse posible simplemente por el hecho de concurrir otros procesados en
relación con los cuales sería pertinente la casación común, al margen de que hayan o
no demandado la sentencia del Tribunal por esta vía, pues es bien sabido que así como
la condena es individual, la legitimidad para acudir en casación también lo es"*.

----------------------------------
* Cfr. Sentencia del 03 de mayo de 2001. M.P. Dr. Carlos Augusto Gálvez Argote, entre otras

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Auto Casación
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Inadmite la demanda presentada
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cúcuta
PROCESADO : NIÑO OSORIO, NANCY PATRICIA
DELITOS : Abuso de función pública
PROCESO : 19825
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Sentencia por contravención/ CONTRAVENCION/


CONEXIDAD

Surge de lo anterior que la estafa por la cual fue condenada (...) tenía carácter de
contravención especial, pues lo eran todas las cometidas en 1996 cuya cuantía no
fuera superior a un millón cuatrocientos veintiún mil doscientos cincuenta pesos
($1"421.250.oo) y en la que ella incurrió fue de ochocientos veintisiete mil pesos
($827.000.oo).

En ese orden de ideas, no es aplicable el artículo 205 del Código de Procedimiento


Penal, pues la casación está instituida para "delitos", no para "contravenciones", como
de tiempo atrás lo viene reiterando la Sala, ni se excusa la inaplicación normativa
referida por el hecho de haberse mantenido la unidad procesal durante la actuación en
las instancias, como consecuencia de la exclusión de la normatividad nacional del
artículo 32 de la ley 228 de 1991 por sentencia de inexequibilidad*, pues la regla de
conexidad de la casación está igualmente referida a "los delitos".

De otra parte, al declararse la prescripción de la acción penal respecto de "los delitos"


perseguidos y quedar vigente la sentencia únicamente por la conducta
contravencional, tampoco hay lugar a predicar la existencia del fenómeno de la
conexidad que solo puede existir en presencia de plurales conductas punibles o
plurales autores, nada de lo cual ocurre aquí, pues decretada la cesación de
procedimiento el proceso quedó singularizado a una contravención, y a un procesado.

------------------------------
* CORTE CONSTITUCIONAL. Sent. C-357 de 1999.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Casación Discrecional
FECHA : 11/03/2003
DECISION : No admite la demanda presentada
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cúcuta
PROCESADO : ROJAS ORTIZ, LYDA SORAYA
DELITOS : Estafa
PROCESO : 20431
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Documentos anexos-Presunción de autenticidad/


EXTRADICION-Ministerio de Justicia y del Derecho/ EXTRADICION-
Documentos anexos-Trámite de traducción/ EXTRADICION-Capacidad
certificadora del Cónsul/ EXTRADICION-Equivalencia de la acusación/
EXTRADICION-Proceso en Colombia

1. La Corte carece de competencia para cuestionar no solo el trámite de traducción y


autenticación adelantado en los Estados Unidos, sino la legitimidad de las personas
que intervinieron en el mismo, toda vez, que tal y como fueron presentados, recibieron
aprobación del Consulado de Colombia en Washington, autoridad que certificó sobre
las funciones desempeñadas por la persona del Departamento de Autenticaciones del
Departamento de Estado que los presentó, es decir, que se cumplió el procedimiento
regulado en los artículos 259 y 260 del Código de Procedimiento Civil y la resolución
2201 de 1.997 proferida por el Ministerio de Relaciones Exteriores, atinente a la
legalización de documentos públicos otorgados en el exterior que vayan a producir
efectos en Colombia, y viceversa.

2. El artículo 515 de la Ley 600 de 2.000 establece que es al Ministerio de Justicia y del
Derecho a quien le compete examinar la documentación "y si encuentra que faltan
piezas sustanciales en el expediente, lo devolverá al Ministerio de Relaciones
Exteriores, con indicación detallada de los nuevos elementos de juicio que sean
indispensables".

Además, si en este caso eso no ocurrió en la etapa previa a esta, pues cuando el
Ministerio de Justicia y del Derecho dispuso el envío de las diligencias a esta
corporación para el presente trámite, precisó que lo hacía teniendo en cuenta "que se
encuentran reunidos los requisitos formales exigidos en las normas aplicables al caso".

3. En este sentido oportuno, entonces, resulta recordar, que el criterio de la Sala ha


sido reiterado en anteriores oportunidades así:

"…Si la documentación allegada con la solicitud ha sido traducida por autoridades


extranjeras, y la ley procesal confiere presunción de autenticidad y validez cuando los
documentos son presentados por vía diplomática, la Corte carece de competencia para
cuestionar un tal trámite, ya que sólo en el evento en que algunas de esas piezas no
hayan sido vertidas al idioma oficial de la República (art. 10 C.P.), a solicitud de parte o
de oficio, procede disponer que ello se haga, como en efecto así se dispondrá en otro
aparte de este proveído, pues en ese sentido ha de observarse la condicionante "si
fuere el caso" a que se refiere el artículo 551 del Código de Procedimiento Penal.
( auto del 15 de agosto de 2.000, rad. 16.720, M.P., Dr. Fernando Arboleda Ripoll).

4. La capacidad certificadora del Consulado de Colombia en Washington proviene de la


propia Ley, pudiéndose citar al efecto el artículo 164.j del Decreto 2016 del 17 de julio
de 1.998 mediante el cual se regula la carrera diplomática y consular, en el cual se le
asignan a las oficinas consulares, entre otras funciones, la siguiente:

"…Actuar como notario en lo relacionado con el reconocimiento de firmas puestas en


su presencia, certificación sobre hechos que le consten o su ocurrencia debidamente
161
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

demostrada; constancias sobre presentación personal de memoriales dirigidos a


autoridades de carácter público o privado y autenticación de copias que deban surtir
efectos legales en Colombia".

De similar texto son los artículos 259 y 260 del Código de Procedimiento Civil y 8 y 9
de la Resolución 2201 de 1.997 expedida por el Ministerio de Relaciones Exteriores,
según los cuales los documentos que otorgados en el extranjero que deban producir
efectos en Colombia deben obtener autenticación consular.

5. En relación con el principio de la equivalencia de la providencia proferida en el


extranjero, lo que corresponde es un análisis jurídico de la misma y demás elementos
de juicio aportados como sustento de la solicitud de extradición, con la que en nuestro
sistema interno se denomina resolución de acusación a efectos de establecer a partir
de su contenido sustancial y efectos procesales si puede tenerse como equivalente y
eso, es tarea que se debe cumplir en el concepto.

En este sentido, precisamente ha sido el criterio de la Sala al señalar que:

"…entre los documentos llamados a servir de fundamento para la emisión del concepto
por la Corte, la legislación interna solo exige copia o la transcripción auténtica de la
sentencia, la resolución de acusación o su equivalente, de donde resulta claro que la
verificación de este requisito se logra con la sola comparación del texto de la
providencia dictada en el exterior y base de la solicitud, con los preceptos de la ley
colombiana, sin que ésta exija, que deba existir identidad entre los requisitos formales
y sustanciales, sino "equivalencia", atendiendo la naturaleza de los procesos en uno y
otro país" (auto del 11 de abril de 2.000, rad. 16.515, M.P. Dr. Fernando Arboleda
Ripoll).

6. Por no ser a la Corte a la que compete establecer la existencia o no de procesos en


Colombia por los mismos hechos que motivan el pedido de extradición, sino al
Gobierno Nacional, quien como depositario del manejo de las relaciones
internacionales tiene la última palabra en torno a conceder o negar el requerimiento
extranjero en tal sentido, las pruebas tendientes a tal acreditación serán negadas,
pues tampoco tienen que ver con los tópicos sobre los que debe ocuparse el concepto.

Adicionalmente, y siendo que esta pretensión se sustenta en que de acuerdo con el


testimonio del agente de la DEA Mark. S. Meeks para la obtención de las pruebas de
este caso se contó con la colaboración de las autoridades judiciales colombianas, solo
con el ánimo de clarificarle al petente el criterio sentado por la Corte Constitucional en
la sentencia SU 110/2.002 frente a este específico tema, importa precisar que en dicho
fallo no se afirmó que el esclarecimiento de esa circunstancia condicionara la
actuación de la Corte o el sentido del concepto. No, todo lo contrario, pues en el
aludido fallo se lee lo siguiente:

"En nuestro país corresponde al gobierno, verificados los requisitos de procedencia de


la extradición, decidir, de acuerdo con las conveniencias nacionales, si Colombia
renuncia a juzgar, conforme a su legislación penal, a la persona requerida. En este
caso, la decisión de extraditar, en desarrollo del principio del non bis in idem, debe
tener como consecuencia la imposibilidad de iniciar los procesos que sobre los mismos
hechos y en contra de las mismas personas se pudiesen adelantar en Colombia.

Lo anterior es así, con la salvedad prevista en el artículo 565 del anterior Código de
Procedimiento Penal. En ese caso, cuando previamente a la solicitud de extradición
existiese investigación o condena en Colombia, la extradición se torna improcedente y
la jurisdicción penal colombiana debe aplicarse de manera imperativa con precedencia
sobre la del Estado requirente.

Cuando, por el contrario, para el momento de formalizarse la solicitud de extradición,


no exista contra el requerido proceso o condena por los mismos hechos, no hay
impedimento de orden legal para la extradición. No resulta de recibo la tesis según la
cual, iniciado por el país interesado el trámite orientado a obtener la extradición,
mediante la solicitud de pruebas en ejercicio de lo dispuesto en tratados de asistencia
judicial, eso obliga a la Fiscalía a iniciar proceso en Colombia y por consiguiente
frustrar ab initio el proceso de extradición".

162
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto Extradición
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Niega unas pruebas, abre por 10 días más, ordena
otras de oficio
PAIS REQUIRENTE : Estados Unidos de América
REQUERIDO : AVILES DURON, MANUEL ANTONIO
PROCESO : 20169
PUBLICADA : Si

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PECULADO POR EXTENSION-Abuso de confianza calificado/ ABUSO DE


CONFIANZA CALIFICADO/ FAVORABILIDAD-Se debe aplicar sin excepción/
PRESCRIPCION

El Código Penal vigente, Ley 559 de 2000, dejó de considerar el peculado por
extensión como un delito autónomo atentatorio contra la administración pública, pues
reservó el tipo de peculado únicamente para cuando es cometido por servidores
públicos; y, en cambio, ubicó esa conducta, cuando es cometida por un particular, en
los delitos contra el patrimonio económico, como circunstancia agravante del abuso de
confianza calificado. Obsérvese:

El artículo 249 del nuevo Código Penal establece:

"Abuso de confianza. El que se apropie en provecho suyo o de un tercero, de cosa


mueble ajena, que se le haya confiado o encargado por un título no traslativo de
dominio, incurrirá en prisión de uno (1) a cuatro (4) años y multa de diez (10) a
doscientos (200) salarios mínimos legales mensuales vigentes."

Por su parte, el artículo 250 ibídem establece el tipo de abuso de confianza calificado,
indicando que la pena será de tres (3) a seis (6) años, y la multa de treinta (30) a
quinientos (500) salarios mínimos legales mensuales vigentes, si la conducta se
cometiere:

"3. Sobre bienes pertenecientes a empresas o instituciones en que el Estado tenga la
totalidad o la mayor parte, o recibidos a cualquier título de éste."

Además, el artículo 267 de nuevo régimen penal, que estipula las circunstancias
genéricas de agravación punitiva para los delitos contra el patrimonio, indica que las
penas se aumentarán de una tercera parte a la mitad, cuando la conducta se cometa:..
"2. Sobre bienes del Estado."

Aunque el abuso de confianza calificado es un delito contra el patrimonio, sin dificultad


se entiende que la conducta es pluriofensiva cuando recae sobre bienes del Estado.

La exposición de motivos del nuevo Código Penal (Ley 599 de 2000), contenida en el
oficio del 4 de agosto de 1998, que el Fiscal General de la Nación envió al Presidente
del Senado de la República, cuyo texto fue publicado por la Fiscalía, corrobora que el
peculado por extensión definido en el artículo 138 del anterior Código Penal,
corresponde en la nueva normatividad al abuso de confianza calificado:

"Se creó el delito de Abuso de confianza calificado -art. 243- que además de contener
las dos circunstancias de agravación punitiva señaladas en la vigente normativa para
el abuso de confianza, se incluyó aquellos comportamientos que en la actualidad
conforman el reato de peculado por extensión, pues sin duda alguna se trata de un
verdadero abuso de confianza defraudatorio del patrimonio económico del Estado, sin
relación alguna con la función pública."

163
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

"El llamado actualmente peculado por extensión se consagró como un tipo autónomo
denominado abuso de confianza calificado tal como se explicó en el acápite
correspondiente."
...

Como la misma conducta, ontológicamente considerada, fue recogida bajo el nomen


iuris de abuso de confianza calificado, con la circunstancia genérica de agravación
prevista para cuando la apropiación afecta bienes del Estado, en los artículos 250 y
267 del nuevo Código Penal, a esta normatividad debe estarse, siempre que resultare
favorable para la procesada.

Tal ha sido la tradición jurídica colombiana, pues ya la Constitución Política de 1886


(artículo 26), desarrollado por el artículo 44 de la Ley 153 de 1887, "en materia penal
la ley favorable o permisiva prefiere en los juicios a la odiosa o restrictiva, aún cuando
aquella sea posterior al tiempo en que se cometió el delito." Situación que se
mantiene invariable y forma parte del debido proceso en la Carta de 1991 (articulo 29),
e integra el principio de legalidad, norma rectora del derecho penal y procesal penal,
consagrada en el artículo 6° de los códigos vigentes de cada especialidad.

De otra parte, al abordar el tema de la favorabilidad, la Colegiatura ha reiterado que


las normas penales y de procedimiento penal se pueden combinar o conjugar, entre sí
y unas con otras, en búsqueda de la regulación más favorable al implicado, bajo la
condición que se aplique siempre lo que haya dicho el legislador, no lo que a bien
tenga idear el funcionario judicial.

El artículo 6º del Código Penal reglamenta el principio de favorabilidad en lo que


concierne a las normas sustanciales y el 6º del Código Procesal Penal en lo atinente a
la ley procesal con efectos sustanciales, razón por la cual la Sala ha venido insistiendo
en la posibilidad de combinar las disposiciones de los Códigos Penal y de
Procedimiento Penal anteriores con los vigentes.
...

Debe recordarse que la señora (...) fue acusada por el delito de peculado por
extensión, como lo establecían los artículos 133 y 138 del Código Penal, Decreto 100
de 1980, modificado por la Ley 190 de 1995.

La resolución acusatoria quedó ejecutoriada el 9 de septiembre de 1997, como lo hizo


constar la Secretaría de la Unidad de Fiscalías Seccionales de Purificación (Tolima).

Ese delito, cometido en las circunstancias que relata el expediente, podía sancionarse
con pena máxima de once (11) años más tres (3) meses de prisión.

Como la prescripción empieza a correr nuevamente, a partir de la ejecutoria de la


resolución de acusación, por un tiempo igual a la mitad del máximo de la pena, en tal
evento dicho fenómeno acontecería en cinco (5) años, más siete (7) meses, más siete
días, contados a partir del 9 de septiembre de 1997, fecha de ejecutoria de la
acusación.

Es decir, si pudiese continuar aplicándose la normatividad anterior la acción penal aún


no estaría prescrita, pues ello ocurriría el 16 de abril de 2003.

Como se anticipó, la conducta endilgada a la señora (...) corresponde ahora al tipo


penal de abuso de confianza calificado y agravado, de conformidad con los artículos
250 numeral 3° y 267 numeral 2° del nuevo Código de Procedimiento Penal, Ley 599
de 2000, cuya sanción máxima asciende a nueve (9) años de prisión.

Se observa pues, que dichos preceptos resultan más favorables a la procesada, por
contener una sustancial disminución del extremo superior de la pena imponible, factor
que incide en la prescripción de la acción penal.

Como la prescripción empieza a correr nuevamente a partir de la ejecutoria de la


resolución de acusación, por un tiempo igual a la mitad del máximo de la pena,
aplicando por favorabilidad las disposiciones mencionadas del nuevo Código Penal, se
obtiene que dicho fenómeno tuvo lugar en cinco (5) años,

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Casación
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Declara extinguida acción por prescripción de la
acción, cesa todo procedimiento
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Ibagué
PROCESADO : FORERO, GLADYS
DELITOS : Peculado por extensión
PROCESO : 16188
PUBLICADA : Si

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TERMINO PROCESAL-Finalidad/ DEMANDA DE CASACION-Extemporánea/


TERMINOS-La prevalencia del derecho sustancial y la buena fe no autorizan a
desconocerlos

1. La finalidad de los términos procesales contraida a preservar el orden en la


actuación, mantener situaciones de igualdad entre las partes, la preclusión de las
etapas y la seguridad jurídica, no puede desconocerse bajo el pretexto de una
confusión en su contabilización, que por tratarse de varios recurrentes, no podía
saberse con cuál de ellos se iniciaba el traslado de 30 días para presentar la demanda
de casación.

Tampoco se puede pretextar la falta de control o contabilización de los mismos y, por


ende, el desconocimiento de los mandatos legales, en la presunción de buena fe de los
informes y constancias suministrados por los empleados y funcionarios judiciales,
porque los actos procesales deben cumplirse dentro del término y en las oportunidades
indicadas por la ley, y no pueden quedar al arbitrio de éstos, ni de los sujetos
procesales.

2. Postulados como los de la prevalencia del derecho sustancial y de la buena fe, no


autorizan a desconocer los términos consagrados en la ley ni a justificar la
extemporánea presentación del libelo de casación porque quienes intervienen en el
proceso deben estar atentos, llevar sus propias cuentas, máxime si están interesados
en hacer uso de los mecanismos legales consagrados para la defensa de sus intereses,
aspecto sobre los cuales la Corte puntualizó:

"Es bien sabido, por tratarse de una premisa reconocida procesalmente, que las
extensiones o prórrogas ilegales de un plazo perentorio, no evitan, en ningún caso, la
preclusión o vencimiento del mismo, sin que exista bajo este principio, posibilidad
alguna de revivir los términos ya cumplidos, pues precisamente en dichos eventos, así
como se trata de un plazo previsto legalmente en forma expresa, de la misma manera
los efectos que le son inherentes a su incumplimiento operan también por ministerio
de la propia ley.

Se refiere entonces el impugnante a los mandatos constitucionales sobre prevalencia


del derecho sustancial, el principio de favorabilidad y los postulados de la buena fe,
que entiende favorecen la situación del imputado, en la medida en que el error del
Magistrado Ponente al extender por fuera del marco legal la oportunidad para el aporte
de la demanda correspondiente no puede cargarse a aquél.

En relación con este particular, también ha previsto la Ley que, entre otros sujetos
procesales, está legitimado para presentar la demanda de casación el defensor, que
debe ser, necesariamente, abogado titulado y a quien atañe el imperativo de adjuntar
el libelo no sólo con el lleno de las exigencias propias de un escrito de esta naturaleza,
sino dentro de la estricta oportunidad legal, término que, se insiste, por estar
expresamente estipulado, no está librado al vaivén o arbitrio de los funcionarios o de
los empleados judiciales, ni de los sujetos intervinientes en el trámite penal y que
como ya se observó, si bien puede ser prorrogado, ello sólo es posible en las

165
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

condiciones, momento y por los excepcionales motivos señalados en el Estatuto


Procesal Penal (art. 172).

De ahí que, para la Sala, el reproche que emerge por la implícita prórroga de
términos a que condujo el proceder del Tribunal, deba hacerse en un doble sentido -
sabido como es que la ley vincula por igual a todos los sujetos procesales y a los
funcionarios judiciales-, siendo susceptible del mismo tanto el Magistrado Ponente, por
la ilegal extensión del plazo, como el demandante por no verificar de manera directa y
personal la correcta contabilización de los términos, pues esta es a no dudarlo una de
las obligaciones inherentes a su encargo.

Ahora bien, las expectativas favorables para el administrado, como uno de los
aspectos en que se sustenta el principio de la confianza legítima, no puede generar
efectos protectores si las condiciones creadas suponen al propio tiempo no sólo el
desconocimiento de los mandatos legales, sino además, el hecho de que la necesaria
verificación de la oportunidad del plazo, como actividad del sujeto interesado, se
abandona por una pretendida confianza en los funcionarios o empleados judiciales,
que, por lo mismo así como no puede entenderse suplida por aquella, tampoco deviene
legítima.

Es que, el mismo origen legal y no judicial de los términos perentorios, permite


afirmar que su vencimiento opera de iure y así como las autoridades no pueden
pretermitirlos, reducirlos o extenderlos sin sujetarse a las posibilidades que el propio
ordenamiento autoriza, cuando el plazo es incumplido, se insiste, la ley conmina a que
dicho acto sea declarado inadmisible, dada su ineptitud y consecuente ineficacia"*

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* CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Auto del 24 de julio de 2001, M.P., Dr. Carlos Augusto Gálvez
Argote

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Casación
FECHA : 11/03/2003
DECISION : No repone auto que inadmitió la demanda
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Militar
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : IDARRAGA MARTIN, FREDY- MAYOR DE LA POLICIA
DELITOS : Falsedad ideológica en ejercicio de funciones
PROCESO : 19799
PUBLICADA : Si

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DERECHO DE DEFENSA/ DEFENSA TECNICA/ DEFENSOR-Incompatibilidad


de intereses: Alcance de la prohibición/ CASACION-Causal primera

Cuando el ataque en casación consiste en la supuesta violación del derecho de defensa


por falta del ejercicio de la defensa técnica, debe el demandante poner en claro por
qué resultó afectada esta garantía y cómo a partir de allí el procesado no gozó de las
ventajas con que hubiera contado de no haberse producido la denunciada
conculcación.

Es la claridad y precisión exigida por el recurso extraordinario, el cual por no


corresponder a una instancia adicional del debate sino a la revisión de la legalidad de
las sentencias de segundo grado, pone de manifiesto el desatino de quienes a él
acuden so pretexto de la violación del derecho a la defensa cuando en realidad lo que
tratan es de recomponer estrategias defensivas en franco desacuerdo con la gestión
desarrollada por el defensor dentro del trámite de las instancias.

Lo que se advierte en la formulación del cargo es la intención del demandante de


oponerse a la dinámica desarrollada en el proceso por su antecesor, a quien acusa de

166
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

haber intervenido en el debate oral en contra de los intereses de su procurado, pero no


especifica de qué manera se generó dicha actuación contraria a sus deberes, pues ni
siquiera cita los términos de sus alegatos en la audiencia pública, como tampoco
muestra de qué manera pudieron perjudicar la defensa, resultándole imposible a la
Corte asumir esta carga del recurrente por impedírselo el principio de limitación que
también impera en el planteamiento de la causal tercera de casación.

En sede de casación no puede conformarse el actor con la sola alegación abstracta de


que la defensa inexistió, sino que es su obligación la de determinar cuál fue la
actuación procesal que se encontró lesiva, con precisión de la manera como tal
violación incidió desfavorablemente en las decisiones tomadas en la sentencia en
contra del procesado.

El hecho de que el libelista no comparta los actos que desplegó su antecesor, no se


erige de por sí en situación que desemboque en falta de defensa, ya que no existe
disposición alguna que predetermine cuáles deben ser las actuaciones obligatorias del
defensor dentro de un proceso penal; lo mínimo que se le exige, con base en el diseño
de la norma constitucional que contiene la garantía, artículo 29 de la Carta Política, es
que permanezca vigilante del decurso de la actuación para proteger al pupilo de
eventuales abusos.
...

El censor alega una incompatibilidad de interés en la defensa conjunta de los


procesados, pero no demuestra de qué manera tuvo ocurrencia la presunta
irregularidad, ni cómo habría privado de oportunidades favorables a los intereses de su
asistido, ni la razón por la cual los relatos de los procesados comprometían
recíprocamente su responsabilidad, al extremo de hacer imperativo, o cuando menos
aconsejable, la designación de abogados distintos para que separadamente asumieran
su defensa, pues para que pueda hablarse de incompatibilidad en la defensa es
necesario que entre los procesados existan imputaciones recíprocas, o posturas
irreconciliables, o que la verdad revelada por uno interfiera en los intereses defensivos
del otro, aspectos estos que de ninguna manera destaca el recurrente, motivo por la
cual el cargo carece de razón suficiente.
...

Si el actor amparó la censura en la causal primera, por lo menos debió percatarse del
contenido del numeral tercero del artículo 212 del Código de Procedimiento Penal, para
con ello haber procedido al señalamiento de la conculcación de la ley sustancial
dirigiendo el razonamiento jurídico a demostrar la falta de aplicación, aplicación
indebida o interpretación errónea de la norma frente a los hechos vistos por el
sentenciador, si era que se resguardaba en la violación directa, o bien, haber
denunciado el trastoque de la ley sustancial mostrando el error cometido sobre las
pruebas, si pretendía fundar la censura en la violación indirecta.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Inadmite la demanda y declara desierto el recurso
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Neiva
PROCESADO : ZUÑIGA ZAPATA, LORENZO
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 19952
PUBLICADA : Si

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CASACION-Procedencia/ CASACION DISCRECIONAL-Sustentación/


SENTENCIA-Falsa motivación: Técnica

167
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

1. La casación ordinaria procede por regla general contra las sentencias de segundo
grado que hayan sido proferidas por los Tribunales Superiores de Distrito Judicial y
Penal Militar, "en los procesos que se hubieren adelantado por los delitos que tengan
señalada pena privativa de la libertad cuyo máximo exceda de ocho años, aún cuando
la sanción impuesta haya sido una medida de seguridad".

2. Compete al actor hacer la correspondiente fundamentación, en el sentido de señalar


con claridad y nitidez las razones por las cuales la Corte debe intervenir con relación a
alguna de estas dos alternativas, o por ambas.

3. Cuando se plantea la violación del debido proceso por defectos de motivación de la


sentencia, ha dicho la Corte, se impone para el demandante la obligación de demostrar
una cualquiera de las siguientes hipótesis: Que el fallo carece totalmente de
motivación; que siendo motivado, es dilógico o ambivalente; o, que su motivación es
incompleta, cometido que sólo se cumple después de contrastar el contenido integral
de los fallos de primera y segunda instancia.

Pero además, no es lo mismo que una decisión judicial adolezca de defectos de


motivación, a que la misma no cumpla con las expectativas del sujeto procesal, que la
tilda de inadecuada o desacertada en su fundamentación fáctica, jurídica o probatoria,
hipótesis que se refleja precisamente en el ataque elevado por el demandante en este
asunto.

En el primer caso, el error será de actividad, susceptible de ser atacado dentro del
marco de la causal tercera, mientras que en el segundo será de juicio, tema a ser
planteado dentro del ámbito de la primera. Por ende, atenta contra el principio de no
contradicción y la autonomía de las causales, mezclar, dentro de un mismo reproche,
argumentaciones de una y otra índole.

4. La casación discrecional sólo se justifica por la urgencia de proteger los derechos


fundamentales conculcados, si el daño se pone en evidencia con la sola indicación
descriptiva de las razones en que se sustenta. Pero los giros de fundamentación por
meras discrepancias valorativas, no pueden ser argumento suficiente para reclamar
una casación sujeta a tan singulares necesidades.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Casación Discrecional
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Inadmite las demandas presentadas
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Neiva
PROCESADO : SALAMANCA VELASCO, DIOMEDES
PROCESADO : ANDRADE LOZANO, LUZ MIRYAM
DELITOS : Peculado culposo, Falsedad en documento
privado,
Cohecho por dar u ofrecer
PROCESO : 19448
PUBLICADA : Si

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CASACION-Interés para recurrir-Apelación/ FALSO JUICIO DE EXISTENCIA-


Exigencias técnicas/ RESOLUCION DE ACUSACION-Resolución de situación
jurídica: No es limitante/ MINISTERIO PUBLICO- Intervención en el proceso

1. Es presupuesto del derecho de impugnación, el interés jurídico del sujeto procesal


que pretende, a través del ejercicio de los recursos, la reparación de un agravio
causado con la decisión judicial, en tanto que lo que se persigue es remover, mejorar o
atemperar una situación que resulta gravosa, criterio desde luego extensivo y
aplicable al recurso extraordinario de casación.

168
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

La no interposición y sustentación del recurso de apelación respecto de la sentencia de


primera instancia, ha sostenido la Sala de modo general, es señal demostrativa de
conformidad del sujeto procesal con el contenido de tal providencia, razón por la cual
carecerá de interés jurídico para impugnar la de segunda instancia que no reforme
aquélla en perjuicio de la situación del no recurrente, quien no puede invocar a última
hora un agravio, con el fin de legitimarse en casación.

En otras palabras, si cualquiera de los sujetos procesales se abstiene de interponer o


sustentar en tiempo el recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia,
estando en condiciones de hacerlo, se ha de entender que se muestra conforme con la
decisión proferida y el ad quem no puede, por su iniciativa, entrar a examinar su
situación.

La Sala ha precisado que sólo se puede prescindir de tal exigencia, en los siguientes
casos:

- Cuando aparezca demostrado que arbitrariamente se le impidió el ejercicio del


recurso de instancia.

- Cuando el fallo de segundo grado modifique su situación jurídica, de manera


negativa, desventajosa o más gravosa.

- Cuando el sujeto procesal proponga nulidad por la vía extraordinaria, siempre que
medie una demanda en forma, pues la aceptación del contenido material del fallo,
revelada a través del silencio de la parte, sólo resulta válida si el procedimiento que lo
sustenta es legítimo, y en circunstancias de ser la casación en nuestro medio,
fundamentalmente un juicio de validez del proceso.

La falta de interés para recurrir, cuando se ha dejado de apelar la sentencia de primera


instancia, con las salvedades planteadas, se predica de todos los sujetos procesales,
sin privilegio distinto del que pueda surgir normativamente*.

2. Cuando se plantean errores de hecho por falso juicio de existencia por omisión,
como parece hacerlo la recurrente en este caso, la jurisprudencia de la Sala ha sido
insistente en sostener que no basta afirmar que el juzgador ignoró una determinada
prueba, puesto que ello nada demuestra, siendo necesario, adicionalmente, precisar
qué hechos en concreto acredita la prueba omitida, y qué incidencia habrían tenido en
el sentido de la decisión impugnada, de haber sido apreciados por el juez en la
valoración que hizo del conjunto probatorio. Si estas exigencias no se cumplen, el
reparo termina ayuno de demostración.

3. La calificación que de los hechos se hace en la medida de aseguramiento es


provisional, pues es en la resolución de acusación donde se definen los cargos, debido
a que si con posterioridad a ese momento se puede seguir investigando es de esperar
que las nuevas pruebas den lugar a modificaciones, las que, incluso, pueden darse sin
que surjan otros medios de convicción, simplemente porque al momento de calificar se
tenga una mejor comprensión de lo ocurrido y más informado criterio para decidir**.

4. Al Ministerio Público se le ha conferido la atribución de actuar dentro del proceso


penal en defensa del orden jurídico, o de los derechos y garantías fundamentales, con
plenas facultades de sujeto procesal y entre ellas está la de impugnar las decisiones
judiciales.

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* Sobre estos temas, auto de 11 de febrero de 1999, rad. 9998, M. P. Fernando E. Arboleda
Ripoll; casación de 24 de febrero de 2000, rad. 10.809, M. P. Jorge Aníbal Gómez Gallego;
casaciones de 13 de febrero de 2001 y 17 de enero de 2002, rads. 14.370 y 12.106, M.P. Nilson
E. Pinilla Pinilla
** Ver. Sent. Única Inst. 31 de julio de 1997, M. P. Ricardo Calvete Rangel y Cas. rad. 12.848, 16
de mayo de 2002, M. P. Jorge Aníbal Gómez Gallego.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Auto Casación
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Inadmite la demanda presentada
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Santa Rosa de Viterbo

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

PROCESADO : ALARCON MESA, JAVIER ALFONSO


PROCESADO : MEDRANO SANCHEZ, LUIS ERNESTO
DELITOS : Tentativa de homicidio, Porte de armas de
defensa
personal, Tentativa de homicidio agravado
PROCESO : 19126
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Orden público/ CAMBIO DE RADICACION-Traslado


de recluso

1. Las circunstancias de perturbación del orden público a que se refiere el Juez


solicitante que, como lo ha señalado la Sala, "en las condiciones actuales del país
resultan comunes con mayor o menor intensidad a casi todos los departamentos que lo
componen", no pueden generar las consecuencias que se pretenden, pues ello
implicaría en la práctica una parálisis de la administración de justicia por imposibilidad
de ejercicio de las funciones que la constitución le atribuye. Sobre el particular ya la
Sala ha tenido oportunidad de consignar su apreciación interpretativa, cuando en
providencia de la cual fue ponente quien ahora cumple similar cometido al resolver
una colisión de connotaciones similares a la presente, se dijo:

"Para una interpretación razonable de los motivos de orden público a los que se refiere
el artículo 83 del Código de Procedimiento Penal, la Corte entiende que ha de
establecerse una razón vinculante entre el proceso que ahora se adelanta en Florencia
y algunas manifestaciones específicas de perturbación, zozobra e inseguridad
producidas por los hechos a los cuales se concreta aquél. Si las dificultades de la
actividad judicial se vinculan genéricamente con el deteriorado orden público reinante
en la región, bastaría determinar que el departamento de Caquetá fue declarado zona
especial de orden público, y de una vez se paralizaría la administración de justicia en
dicha entidad territorial, porque todos los procesos tendrían que cambiar de radicación
por el generalizado entorpecimiento de la convivencia en paz, absurdo tan intolerable
como saber que, si bien la justicia no es la responsable del manejo del orden público,
su ausencia, y ahora su huída, inocultablemente contribuyen a acentuar el deterioro de
las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertad públicas"*

Dentro de ese contexto, la sola afirmación de afectación del orden público, aunque es
públicamente conocida, no puede servir de fundamento para que la Corte ordene un
cambio de radicación, pues es necesario que el peticionario presente los elementos
probatorios que demuestren la incidencia concreta de esa situación irregular en el
trámite procesal

2. Tratándose del procesado privado de la libertad, corresponde al Instituto Nacional


Penitenciario y Carcelario INPEC proveer cuanto fuere necesario para garantizar su
seguridad, cualquiera sea la cárcel en que se encuentre detenido, como lo dispone el
Código Penitenciario y Carcelario. Sobre la excusa respaldada en la carencia de
recursos económicos para sufragar los costos de traslado de un recluso, ya la Sala tuvo
oportunidad de pronunciarse en un caso similar, en el que se dijo:

"…la administración de justicia como valor esencial del sistema democrático que toda
la sociedad colombiana ha convenido en darse a través de su Constitución Política, no
puede excusarse en su prestación como servicio público por razones meramente
económicas. La aplicación de las leyes que corresponde a la Rama Judicial es, ni más ni
menos, que el ejercicio de la soberanía del Estado dentro de las fronteras que
componen su territorio, de modo que no administrar justicia en determinado lugar por
razones de austeridad del gasto público es reducir la necesidad del ejercicio de una
función en la que está comprometida la existencia misma de la República, a variables
estrictamente de costo económico, en detrimento de la de costo social que es la que
mide la administración de justicia como actividad fundamental para el cumplimiento de
los fines esenciales del Estado de asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un
orden justo".**
170
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

---------------------------
* Auto de octubre 23 de 1997. Rad. No. 13.697
** Cambio de radicación N° 20088 del 19 de noviembre de 2002, M.P. Dr. Yesid Ramírez
Bastidas_

171
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Cambio de Radicación
FECHA : 11/03/2003
DECISION : Niega el cambio solicitado
PROCEDENCIA : Juzgado Unico Promiscuo
CIUDAD : Saravena - Arauca
PROCESADO : RESTREPO TINOCO, DIEGO MAURICIO
PROCESADO : FLORES TIQUE, LUIS ALFONSO
DELITOS : Porte ilegal de armas, Rebelión
PROCESO : 20620
PUBLICADA : Si

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ERROR DE HECHO-Falso juicio de existencia por omisión/ FALSO


RACIOCINIO/ NORMA SUSTANCIAL/ IN DUBIO PRO REO-Técnica en
casación/ DOLO-Premeditación/ DOLO-Se conoce a través de manifestaciones
externas

1. El error de hecho por falso juicio de existencia determinado por la omisión respecto
de una prueba, consiste en no apreciarla de ninguna manera, pese a figurar en la
actuación, esto es, en construir la providencia judicial con total marginación de un
medio probatorio válidamente practicado o aducido al proceso, que resulta
trascendente en el sentido de la decisión; por tanto, cuando se invoca esta clase de
censura corresponde al demandante identificar cuál fue el elemento de juicio omitido y
demostrar que el yerro fue determinante en el fallo reprochado, amén de señalar su
corrección en punto de apreciar la prueba que se dice pretermitida en su valoración
material.

2. El demandante insiste una y otra vez en la violación del artículo 254 de la derogada
legislación procesal penal por considerar que la declaración de (...) no fue apreciada en
conjunto con las demás pruebas conforme a las reglas de la sana crítica, con lo que
ingresa indebidamente en el discurso propio de lo que para la época en que se
presentó la demanda correspondía a una modalidad del falso juicio de identidad (V.g.
Sentencia de 10 de diciembre de 1997. M.P. Dr. Dídimo Péz Velandia, entre otras;
posteriormente se denominó error de hecho por falso raciocinio al quebranto de las
reglas de la ciencia, la lógica y la experiencia), que no invoca ni desarrolla.

3. Con independencia del ordenamiento en el cual se encuentren ubicadas, sólo tienen


el carácter de normas sustanciales aquellas que describen conductas delictivas o
hacen referencia a la punibilidad o a la responsabilidad; a su vez, son normas
procesales aquellas que sirven como medio o instrumento para arribar a los fines de
las primeras; por tanto, de los preceptos señalados por el censor, únicamente los
artículos 323 y 325 del estatuto penal derogado tienen la calidad de sustanciales, pues
las demás normas que relaciona son instrumentales o procesales, olvidando que de
conformidad con la preceptiva contenida en el numeral 1º del artículo 220 de la
anterior legislación procesal (numeral 1º del artículo 207 de la Ley 600 de 2000), la
casación procede "cuando la sentencia sea violatoria de una norma de derecho
sustancial", cuya cita resulta imprescindible (numeral 3º del artículo 225 de la
legislación derogada, numeral 3º del artículo 212 de la normatividad procesal de
2000).

4. También postula como norma quebrantada el artículo 445 ejusdem, que


efectivamente es sustancial y consagra el principio de presunción de inocencia y de
resolución de la duda en favor del procesado, pero no atina el defensor a identificar si
lo que plantea es que el Tribunal reconoció en el texto del fallo atacado la existencia de
duda sobre el delito o sobre la responsabilidad de su representado y pese a ello lo
condenó, caso en el cual le correspondía dirigir el reproche por la violación directa de
la ley sustancial; o bien, que el acervo probatorio no conducía a la certeza pero
erradamente el Tribunal estimó que sí y por ello condenó a su asistido, situación en la

172
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

que le correspondía acudir a la violación indirecta, siempre que demostrara los errores
atribuidos al ad quem.

5. Decir que la falta de premeditación del comportamiento delictivo hace imposible la


configuración del dolo homicida, no pasa de ser un desatino, pues si bien la prueba de
la premeditación puede eventualmente servir para acreditar el dolo de una conducta
delictiva, no todo comportamiento doloso es necesariamente premeditado, en cuanto
el conocimiento del hecho considerado delictivo y el querer su realización, no son
exigencias de la ley sujetas a un factor temporal especial, siendo suficiente que
concurran en el autor de manera previa o concomitante a la comisión del
comportamiento punible.

6. El dolo como manifestación del fuero interno del sujeto activo de la conducta punible
sólo puede ser conocido a través de las manifestaciones externas de esa voluntad
dirigida a determinado fin.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Sentencia Casación
FECHA : 13/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Antioquia
PROCESADO : SEPULVEDA TAMAYO, ARLEY ALBERTO
DELITOS : Homicidio preterintencional
PROCESO : 14209
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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POLICIA JUDICIAL-No todo miembro de la institución policial es Policía


Judicial/ POLICIA JUDICIAL-Facultades/ INFORME DE POLICIA JUDICIAL-El
suscrito por quien no es P.J. no le resta capacidad probatoria/ POLICIA
NACIONAL

1. La Policía Nacional es un cuerpo civil armado, hace parte de la fuerza pública, está a
cargo de la Nación y cumple funciones preventivas, de una parte, a través de la
denominada policía de seguridad, y, de otra, de colaboración con las autoridades
judiciales, a través de la denominada Policía Judicial, cuyas facultades se encuentran
definidas en la ley y las ejerce de manera permanente, tal y como lo establece el
numeral 3º del artículo 250 de la Constitución Nacional. Esto último no significa, sin
embargo, que toda la institución policial está autorizada para el desempeño habitual
de dichas labores, como equivocadamente lo afirma el defensor. Solamente lo está la
parte de la Policía Nacional asignada al cumplimiento de funciones de Policía Judicial,
como igual sucede con los otros organismos a los que la ley les asigna, también
permanentemente, esas actividades.

No de otra manera se explican las siguientes disposiciones del Código de


Procedimiento Penal de 1991, reproducidas por los artículos 312-1, 313 y 312-
parágrafo, de la ley 600 de 2000:

"Artículo 310. Servidores públicos que ejercen funciones permanentes de Policía


Judicial. Realizan funciones permanentes de Policía Judicial:

"1. La Policía Judicial de la Policía Nacional".

"Artículo 311. Integrantes de las unidades de Policía Judicial. El director de la entidad


que cumpla funciones de Policía Judicial, en coordinación con el Fiscal General de la
Nación, determinará cuáles de los servidores públicos de su dependencia integrarán
las unidades correspondientes".

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Artículo 312. Parágrafo. "En los lugares del territorio nacional donde no hubiere
miembros de Policía Judicial de la Policía Nacional las funciones de Policía Judicial las
podrá ejercer la Policía Nacional".

Para la Corte es supremamente claro, en concordancia con esa normatividad, que sólo
son Policía Judicial, en lo que a la Policía Nacional se refiere, los miembros de la
institución designados para el ejercicio de esas funciones y que integran las Unidades
de Policía Judicial respectivas. Los demás sólo pueden actuar como tal en los lugares
del territorio nacional donde no hubiere Policía Judicial y en las circunstancias que
determina la ley, es decir -como lo establece el artículo 315 del Código de
Procedimiento Penal de 2000- en los casos de flagrancia y en el lugar de ocurrencia del
hecho o cuando por motivos de fuerza mayor acreditada no pueda el Fiscal iniciar la
investigación previa.

La Policía Nacional que no es Policía Judicial, sin embargo, en desarrollo de sus


funciones constitucionales y frente a la reacción estatal que sigue al cometimiento de
los delitos, no está desvinculada de las actividades tendientes a su represión, sino que
contribuye a la misma, a pesar de que naturalísticamente sus acciones no
correspondan a labores propias de Policía Judicial. Así por ejemplo, dado su gran
cubrimiento geográfico y capacidad de respuesta inmediata, al llegar primero al lugar
del crimen tiene como obligaciones, entre muchas, proteger la escena e impedir que
las evidencias se pierdan o alteren, retener sospechosos y testigos mientras se hace
presente en el sitio la autoridad que se hará cargo del caso, perseguir a los autores y
partícipes sorprendidos en situación de flagrancia, ubicar automotores y, en general,
desarrollar todas aquellas actividades que tienen que ver con el aseguramiento de la
prueba. En ningún caso su poder incluye el procesamiento de la escena criminal ni la
facultad de ordenar y practicar pruebas, salvo -como ya se advirtió- cuando no se
cuenta con Policía Judicial en el lugar y el Fiscal no se hace presente.

2. El "informe sobre un homicidio" que el Teniente (...), como Comandante de la


Estación de Policía de Montelíbano, le dirigió el 26 de julio de 1993 al Comandante del
Tercer Distrito de Policía y cuya copia obra a folio 18 del proceso, no es de Policía
Judicial. Esta circunstancia, de todas formas, no le resta capacidad probatoria al
contenido del informe, en atención a que lo emitió un servidor público en ejercicio de
sus funciones y respecto de unos hechos que conoció en esa condición, siendo del caso
advertir que para cuando fue apreciado como prueba en las sentencias no estaba
vigente el artículo 50 de la ley 504 de 1999.

Los miembros de la Policía Nacional, de todas formas, cuentan con la función


proveniente de la Constitución de rendir informes sobre sus actividades y el juramento
no es un requisito indispensable para la validez de los mismos.

Por lo demás, es claro para la Corte que no existe ninguna circunstancia que los
excuse del deber de informar y de hacerlo con la verdad, que como compromiso
inherente al desempeño la función pública, hace que resulte implícito el juramento en
los informes que rinden, así como en los emanados de los servidores que cumplen
funciones de Policía Judicial.

MAGISTRADO PONENTE DR. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Casación
FECHA : 13/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : ALVARADO RICARDO, LUIS ALFREDO
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 11631
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

POLICIA JUDICIAL-Diligencias/ FISCALIA-Facultad de comisionar al C.T.I.

Sobre el concreto tema que es objeto de cuestionamiento en este caso, ya la Sala ha


tenido ocasión de pronunciarse en diversas oportunidades, observando cómo, en
primer término, dado que las distintas pruebas en este proceso fueron practicadas y
recaudadas por organismos de Policía Judicial en vigencia del Decreto 2271 de 1.991,
que como se sabe adoptó como legislación permanente aquel conjunto de
disposiciones legislativas dispersas en materia de orden público, desde el punto de
vista de su formal validez, ellas no admitirían ningún reparo, como que expresa
normatividad autorizaba su acopio.

Menos aún resulta admisible controvertir su legalidad por el hecho de haber sido
practicadas por parte de las mismas autoridades policivas dentro de la sede del
funcionario que conocía de la actuación, cuando, como sucede en este proceso, dichas
pruebas se originaron en órdenes de comisión directamente dadas por el respectivo
Fiscal Regional y posteriormente por el propio Juez Regional de conocimiento.

Aun cuando el demandante eludió el claro señalamiento de la fuente formal en la que


deberían tener fundamento los requisitos de validez de las pruebas atacadas, el
Ministerio Público, aún llegando a la inevitable conclusión de que dada la real
intrascendencia de los testimonios mencionados por el actor, el fallo impugnado
permanece incólume, avaló el criterio del libelista en el sentido de estimar que,
ciertamente, no podía el funcionario comisionante comisionar fuera de su sede,
aludiendo para ello el contenido del art. 82.2 del C. de P.P.

A este respecto, impera reiterar (Rad. 12.918, Cas del 27 de febrero de 2.003), que
conforme al entendimiento de la Sala, nada obsta para que el funcionario judicial
pueda comisionar a la Policía Judicial para practicar pruebas aún dentro de los límites
de su sede. Así, además, ya se había pronunciado la Corte al señalar:

"Adicionalmente el casacionista sostiene que el Fiscal Delegado no podía comisionar


dentro de su propia sede al Cuerpo Técnico de Investigación para la práctica de
pruebas, por prohibición expresa del artículo 82, inciso segundo ejusdem, modificado
por el 12 de la ley 81 de 1993. Esta apreciación es también equivocada. La norma que
el impugnante cita, alude a las comisiones impartidas por los Tribunales y Jueces a
otras autoridades judiciales, no a las ordenadas por los Fiscales Delegados a los
órganos de policía judicial para la práctica de pruebas tendientes al esclarecimiento de
los hechos, que no tienen limitación de carácter territorial, y que se regían por lo
dispuesto en el inciso cuarto de la norma citada, en armonía con lo establecido en los
artículos 313 y 320 ejusdem.

Entender, como lo propone el impugnante, que los Fiscales Delegados no pueden


acudir al Cuerpo Técnico de Investigación de su propia sede para la práctica de
pruebas, resulta absurdo, pues ello equivaldría a dejar a las Unidades de Fiscalía sin su
apoyo en el lugar donde operan, y desconocer que el Cuerpo Técnico es un órgano
auxiliar al servicio de la función investigativa de la Fiscalía, que actúa a través de
unidades distribuidas en el todo el territorio nacional, y que su estructura y ubicación
geográfica obedecen a la necesidad de que su intervención pueda ser inmediata y
eficiente (artículos 40 y siguientes del Decreto 261 del 2000)" (Fallo de casación del
19 de noviembre de 2.001. rad. 10.546, M.P., Dr. Fernando Arboleda Ripoll).

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 13/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : LOZANO CARDENAS, MARIO
DELITOS : Secuestro extorsivo agravado
PROCESO : 13146
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

CASACION-Interés para recurrir/ CASACION-Interés para recurrir-Apelación-


Identidad temática/ SECUESTRO EXTORSIVO-Ingrediente subjetivo/
SECUESTRO EXTORSIVO-Cobro de una deuda/ SECUESTRO EXTORSIVO-
Diferencias con el constreñimiento ilegal/ SECUESTRO SIMPLE/
CONSTREÑIMIENTO ILEGAL

1. La jurisprudencia de la Sala ha sido reiterativa en sostener que para recurrir


ordinariamente en casación varios son los presupuestos de procedencia que se deben
observar a saber: a. que el recurrente extraordinario sea sujeto procesal legitimado
para actuar, b. que el derecho se ejerza oportunamente y contra fallos de segunda
instancia cuya pena supere los 8 años de prisión y, c. que exista interés para recurrir,
esto es, que la decisión le reporte a la parte un perjuicio, debiéndose precisar frente a
éste último presupuesto que varias son, a su turno, las alternativas a tener en cuenta:
a. si el demandante extraordinario no recurrió el fallo de primer grado entonces habrá
de verificarse si el de segundo tornó más gravosa su situación; si la segunda instancia
se produjo por la vía de la consulta o si lo que se propone en casación tiene que ver
con el tema de las nulidades y dependiendo cada caso concreto, si se impidió la
apelación. En cambio, cuando quien acude a esta vía recurrió en apelación y la
determinación fue confirmada, es decir, permaneció intacta la situación que se
pretendió modificar agotando las instancias ordinarias, entonces habrá de constatarse
si entre el tema objeto del recurso ordinario y el extraordinario existe identidad.

Sobre este último aspecto en particular, se impone recordar que la Sala ha venido
sosteniendo, con criterio que no ha sido modificado, lo siguiente:

"…También ha sostenido que para la procedencia del recurso no basta que el sujeto
procesal haya formalmente apelado la decisión de primera instancia, sino que es
necesario que exista identidad temática entre los motivos que dieron origen a la
apelación, y los que se exponen como fundamento para solicitar la infirmación del fallo
en sede casacional. ¿Pero qué debe ser entendido por identidad temática? ¿Cuál el
verdadero alcance de este concepto? ¿Puede sostenerse, como lo da a entender el
Procurador Delegado en su escrito, que la unidad sustancial implica absoluta
coincidencia entre las falencias denunciadas en la apelación y los invocados luego en
casación, al extremo de considerar que si un determinado error no fue alegado en la
instancia (verbigracia, la ignorancia de una determinada prueba), no puede ser
invocado en casación? ¿O que si el planteamiento jurídico no fue desarrollado con
suficiencia en la apelación, no puede ser replanteado en sede extraordinaria?

Desde luego que no. La Corte, en recientes pronunciamientos (Casaciones de 14 de


diciembre de 1999, Magistrado Ponente Dr. Carlos Augusto Gálvez Argote, y enero 29
del 2001, Magistrado Ponente Dr. Jorge Aníbal Gómez Gallego, entre otras), ha
sostenido que la unidad de materia entre la apelación y la casación, no guarda
relación con los fundamentos de la pretensión, sino a las pretensiones propiamente
dichas, y que es, por tanto, a la luz de estas últimas, que debe determinarse si el tema
de impugnación es el mismo. En este orden de ideas, existirá unidad de materia si lo
discutido en la apelación y la casación es, por ejemplo, la inocencia del procesado, o su
responsabilidad, o la dosificación punitiva, o el monto de la condena por los daños y
perjuicios, aunque los fundamentos que se esbocen en apoyo de cada una de estas
tesis no sean literalmente los mismos. Para mayor ilustración, veamos lo dicho sobre el
particular en la última de las decisiones citadas:

"…el genuino sentido de la restricción para acceder a la impugnación extraordinaria no


puede estar basado en el equivocado entendimiento de que los términos "errores del
tribunal" o "específico objeto" hacen relación a una yuxtaposición automática y no a
una identidad temática entre los yerros denunciados en la apelación y acusados luego
en la casación, puesto esto llevaría al falso postulado de que la controversia en esta
última sede se reduce a los errores sobre los medios aislada y específicamente
impugnados en la sustentación del recurso ante el ad quem, olvidando que el cometido
de esta dialéctica no es el insular e inerte ataque a una prueba por la prueba misma,
sino el ejercicio epistemológico de la argumentación sobre lo que es objeto del
conocimiento para procurar un fin sustantivo en favor, como sería por ejemplo la
absolución del acusado, siendo esto último lo que para efectos de la identidad
temática entre el recurso y la casación constituye el alcance o señala en definitiva el
verdadero sentido de las expresiones "errores del tribunal" o "específico objeto" a que
ha aludido la Corte". (negrillas fuera de texto). (Sentencia de casación del 16 de julio
de 1.001, rad. 15.488, M.P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll).

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

2. Si bien el libelo contradice la verdad del fallo frente a la ilicitud de la deuda, ese, a la
postre, es elemento que en nada contribuye a diferenciar el delito de secuestro
extorsivo del simple y el contreñimiento ilegal, pues la naturaleza de la finalidad
perseguida no se integra en modo determinado como elemento del tipo, ya que lo que
en estos casos se sanciona no es la mera afectación económica, sino la lesión o puesta
en peligro al bien jurídico de la libertad personal, el cual, axiológicamente está por
encima del derecho patrimonial y mucho menos que, como lo plantea recurrente,
pueda presentarse un concurso entre el ilícito contra la libertad en la modalidad de
simple y la aludida contravención, pues para sostener dicha tesis, necesariamente
habría de desintegrarse el tipo básico despojándolo de uno de sus elementos
subjetivos para que se haga viable el concurso y eso, es, desde todo punto de vista
inadmisible en la dogmática penal.

9. En efecto, el planteamiento del recurrente, parte del sofístico argumento de que al


tratarse de una deuda lícita, debe entenderse la privación de la libertad como una
especie de delito medio para lograr un hecho punible fin, que para el caso sería la
aludida contravención especial, la cual, a su vez, se tipificaría a partir de la finalidad
propuesta con la retención ilegal de la persona, que es precisamente lo que caracteriza
el delito de secuestro extorsivo. En conclusión, forzado se ve el censor a hacer la
ficción sobre la existencia de dos conductas óntica y jurídicamente diferenciables, de lo
que en las mismas condiciones es una sola.

En este sentido, oportuno resulta reiterar el criterio que ha venido decantando la Sala
al respecto:

"…No es novedosa la inquietud relacionada con la comprensión tácita de que el


provecho o la utilidad pretendidos por el sujeto, conforme con el tipo de secuestro
extorsivo, han de se "ilícitos", porque, si llegaren a ser "lícitos", se trataría de
"propósitos distintos a los previstos" en la norma antes señalada y, conforme con el
artículo 2° de la ley 40 de 1993, daría lugar a un delito de secuestro simple y no
extorsivo. Otros, en actitud aún más radical (como la del demandante), llegan a
sostener que, ante tal eventualidad, se trataría de un delito de constreñimiento ilegal
(art. 276 C. P.).

Si por vía de hipótesis se llegare a entender que el fin, provecho o utilidad son "lícitos",
porque uno de los autores del secuestro trataba de cobrar una acreencia a la víctima,
ello no alcanzaría a desvertebrar el tipo penal de secuestro extorsivo, dado que con
razón el precepto se refiere a "cualquier utilidad", pues, la anteposición del adjetivo
"cualquier" al sustantivo "utilidad", significa que es indiferente el género, la entidad o
el valor del beneficio, que puede llegar a ser debido o indebido, en vista de que el rigor
de la pena del secuestro extorsivo radica en la jerarquización, la equiparación social y
el especial cuidado de bienes jurídicos fundamentales como los de la libertad y la vida,
dispuesta en el ordenamiento jurídico-penal, particularmente en la ley 40 de 1993.

Ante el claro texto de la ley 40, ningún móvil, así sea político o por más noble que
aparezca la concepción de un individuo respecto del rumbo de la sociedad, puede
servir de pretexto para justificar la conducta de arrebatar, sustraer o retener a una
persona, tampoco para degradar la imputación por secuestro extorsivo.

Sin embargo, desde el punto de vista político-criminal y teleológico, lo más


determinante es que el fin pretendido no puede calificarse de "lícito" o "ilícito" por su
valoración aislada consistente en que sólo se persigue cobrar una obligación a cargo
de la víctima, sin sujeción al ámbito de relación y protección que representa el tipo
penal de secuestro extorsivo, pues, de tal manera surge la necesidad de tutela de la
libertad y de la vida, que la racionalidad de los objetivos sociales perseguidos en el
Derecho, como en la política, indica que el fin no justifica los medios. Así, por más
patente que sea la obligación o la deuda a cargo de la víctima, el cobro de la misma
como fin se deslegitima completamente cuando se acude al oprobioso medio de la
privación de la libertad de movimiento del deudor, la cual siempre será arbitraria de
una persona natural a otra, salvo situación notoriamente distinta que es la captura
como resultado de una orden de autoridad judicial competente y por motivos
previamente definidos en la ley (Const. Pol., art. 28).

Por motivo alguno de índole particular (aunque sí institucional, pero altamente


regulado), el legislador tolera la privación de la libertad de locomoción de una persona.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Apenas sí sanciona con menor rigor a quien despliega una arbitrariedad para ejercer
sus propias razones, conducta identificada como una contravención especial en el
artículo 1°, numeral 1 de la ley 23 de 1991. Es decir, el legislador colombiano ha
atemperado ostensiblemente el ius puniendi (degradación de delito a contravención
especial) cuando se acude a procedimientos arbitrarios para reivindicar un derecho
propio y cierto, pero en todo caso los medios empleados no pueden degenerar en
violencias o privaciones que por sí solas den lugar a delitos distintos a la contravención
especial señalada.

No es posible entonces el desplazamiento del juicio de tipicidad desde el secuestro


extorsivo hacia el secuestro simple. Mucho menos puede hacerse el traslado
conceptual del primero al constreñimiento ilegal (art. 276 C. P.), pues los dos tipos
penales tienen en común el elemento subjetivo especial consistente en que el sujeto
activo con su conducta se propone que la víctima u otro "haga u omita algo" de su
interés, pero se diferencian significativamente en los verbos rectores, pues, desde el
punto de vista jurídico, "constreñir" ciertamente significa una limitación en la libertad
de actuar, pero nunca puede alcanzar tal intensidad que comporte una supresión de la
libertad ambulatoria, dado que en tal caso se configuraría el secuestro extorsivo por
"arrebatamiento", "sustracción", "retención" u "ocultación" de la persona. (Sentencia
del 15 de mayo de 2.000, rad., 12.904, M.P. Dr. Jorge Aníbal Gómez Gallego).

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 13/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : GARCIA SOTO, FERNANDO
NO RECURRENTE : RUIZ MACHADO, EDISON
DELITOS : Secuestro extorsivo agravado
PROCESO : 13312
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Presentada con anticipación: no genera


irregularidad/ CASACION-Técnica en causal de nulidad/ DERECHO DE
DEFENSA-Inactividad del abogado/ VERSION LIBRE-Ilegalidad por la ausencia
de un defensor/ FALSO JUICIO DE LEGALIDAD/ DEFENSOR-Designación para
la indagatoria/ RESOLUCION DE ACUSACION-Notificación

1. El auto que profirió el Tribunal Nacional para declarar desierto el recurso interpuesto
por el último, no consulta la realidad procesal, en razón de que no es verdad que no se
hubiera presentado demanda para sustentar la impugnación extraordinaria. Inclusive,
el libelo se introdujo a la actuación mientras corría el traslado de (...) y antes de que
se surtiera el término del traslado que le correspondió al procesado (...).

Una inexactitud de esa índole no puede enervar un derecho ejercido oportunamente y


a esta altura de la actuación resultaría inocuo retrotraerla para subsanar el equívoco,
pues el único efecto que produciría una decisión tal, sería el de declarar que se incurrió
en esa anomalía y que la respectiva demanda, ya admitida por la Corte, también
cubría la situación procesal del procesado (...).

Por otra parte, surge necesario dilucidar que si bien la ley ha establecido términos
individuales para sustentar los recursos de casación que se hubieren interpuesto
contra sentencias referidas a un numero plural de procesados, de manera que no es
posible rebasar el lapso que a cada cual corresponde, nada impide anticipar la
presentación de una demanda, como tampoco puede objetarse que un solo escrito
contenga la sustentación del recurso extraordinario postulado por diferentes
sentenciados, siempre que respecto de ninguno de ellos se haya agotado el lapso que
se le haya asignado para el cumplimiento de ese deber procesal.
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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

2. Este medio extraordinario de impugnación tiene como uno de sus objetivos velar por
la legalidad del fallo recurrido; por esa razón resulta imperativo abordar el análisis de
las diferentes causales propuestas en un orden lógico, según el efecto que el
respectivo cargo pueda producir en el proceso, de llegar a prosperar. Esa es la razón
por la cual se atienden con prioridad los cargos que se formulan al amparo de la causal
tercera de casación, por cuanto la declaratoria de la presencia cualquiera otra de las
causales, solo puede producirse en relación con un proceso que se haya rituado
conforme lo ha preordenado el legislador.

La postulación de vicios de nulidad en sede de casación no escapa al cumplimiento de


unas exigencias básicas que permitan a la Sala abordar el estudio técnico y jurídico de
un fallo o de una actuación, según el caso, con un margen de movilidad relativo, de
manera que la rigidez formal no haga nugatoria la posibilidad de reajustar la estructura
del proceso o la actividad de los jueces a la legalidad sin que este medio extraordinario
de impugnación pierda sus características esenciales y principalmente su finalidad.

Dentro de ese marco, bien está precisar que aun cuando la nulidad puede originarse
tanto en un desconocimiento del debido proceso como en la conculcación del derecho
de defensa, exhiben una naturaleza distinta, como que el primero responde a un vicio
de estructura y el segundo a un vicio de garantía, lo que trasciende en su alcance,
postulación, desarrollo y demostración autónoma.

3. Cuando se aborda la demostración de la vulneración al derecho de defensa, por la


inactividad del letrado en una o todas las fases de la actuación, no basta mencionar la
irregularidad, se debe partir de concretas y reales posibilidades de obrar que emanan
del proceso; se deben trascender los enunciados generales e hipotéticos para señalar
cuáles eran las pruebas susceptibles de practicarse, aquello que en concreto podía
lograrse con su aducción en pro de los intereses del reo; cuáles y en qué sentido
podían formularse impugnaciones; bajo qué estrategia defensiva era posible lograr un
pronunciamiento menos severo para el sub judice.

Así mismo, al demandante en casación se le impone como condición lógica, exhibir la


trascendencia de la inactividad del defensor, en el sentido de demostrar que en
realidad se trató de una omisión lesiva de los intereses del procesado, sin que para ello
resulte válido presentar una estrategia profesional diferente, porque una óptica
distinta no significa restricción de la garantía fundamental. Ello, por cuanto la
idoneidad de la defensa técnica no puede medirse a partir de los resultados del
proceso, sino de la razonabilidad de las posiciones activas u omisivas de la defensa.

Bajo tales parámetros, al denunciar una falta de actividad probatoria, además de


indicar cuáles fueron las pruebas no solicitadas, se requiere mostrar cuál fue la
incidencia de esa omisión en la situación del procesado; ilustrar sobre los elementos de
prueba que se habían podido recaudar a favor del implicado. Y si lo que se critica es la
falta de contradicción, aparece indispensable puntualizar los aspectos sobre los cuales
se habría podio contrainterrogar a los testigos, precisar las eventuales contradicciones
en que pudieron incurrir. Y, en tratándose de pruebas técnicas, corresponde indicar el
sentido en que podrían ser ampliadas o explicadas o cuáles son los factores que darían
lugar a la objeción.

Si lo que se censura es la no utilización de las vías de impugnación, se ha de precisar


cada uno de los recursos omitidos, concretando la orientación que debía dárseles con
el propósito de que las decisiones fueran revocadas o modificadas y adicionando la
explicación de cómo trascendió tal negligencia en el examen final del proceso.

Sobre el tema que se comenta debe tenerse presente que el ejercicio de la defensa no
se identifica con la proposición de recursos, pues impugnar no siempre consultará la
conveniencia del procesado, sea porque la decisión se halla ajustada a los parámetros
legales, porque un recurso puede acarrear una ampliación innecesaria de términos o
porque se estima que sus fundamentos pueden ser derrumbados dentro de la
respectiva etapa procesal o en la siguiente.

Cuando se protesta la ausencia de un alegato precalificatorio, se debe asumir la


exacta y completa explicación de cómo debió haber sido el contenido del escrito frente
a las concretas posibilidades que arrojaba el proceso en cuanto al sentido en que podía
haberse emitido la calificación.

180
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Con todo, si en un momento determinado de la investigación o el juzgamiento no se ha


garantizado la asistencia profesional, ello no significa que la actuación así cumplida
sea ineficaz; por eso se debe determinar si la anomalía afectó realmente las garantías
del acusado o desconoció las bases fundamentales de la instrucción o el juzgamiento.

4. En el supuesto de que se hubiera demostrado la condición oficial de la señora


Piedad Mesa, la irregularidad así estructurada no podía alegarse en esta sede por vía
de la causal tercera, en razón de que los vicios propios de su producción no habrían
trascendido al resto del proceso; solamente habría afectado esa diligencia y en esa
forma, la tacha de legalidad habría tenido que plantearse por la vía de la causal
primera, por error de derecho, por falso juicio de legalidad; quedando por cuenta del
demandante el deber de demostrar cuáles habrían sido los efectos que habría
producido en la sentencia, prescindir de la apreciación de ese elemento de juicio.

5. En el acta de dicha diligencia, realizada el 10 de abril de 1992, se lee "... se le entera


del derecho que tiene de nombrar un defensor que lo asista en la presente diligencia y
manifiesta que nombra al doctor Arturo Ochoa Castaño...". Si bien una expresión como
lo que se acaba de transcribir podía dar a entender que la intervención del profesional
se reducía a esa específica actuación, cualquier duda quedaba descartada con la
norma del inciso primero del artículo 130 del citado Decreto 050 de 1987 que
establecía:

"Vigencia y oportunidad de nombramiento de defensor. El cargo de defensor hecho


desde la indagatoria o en cualquier otro momento posterior se entenderá hasta la
finalización del proceso".

Por lo demás, la designación de un apoderado de confianza no es más que la expresión


de voluntad de los intervinientes, condensada en un contrato de mandato, el cual fue
cumplido por el mandatario judicial durante un buen trecho del proceso y ello permite
descartar un vicio formal sobre la representación que asumió el litigante.

6. La resolución de acusación se dictó el 16 de diciembre de 1993, en vigencia de la


ley 81, cuyo artículo 59, modificatorio del 440 del Decreto 2700/91, establecía que
"Notificada personalmente la resolución de acusación al procesado o a su defensor, los
demás sujetos procesales se notificarán por estado", lo que traduce que tampoco era
necesario librar citaciones telegráficas a los defensores para notificarles la acusación
cuando ya le había sido notificada personalmente el procesado.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Sentencia Casación
FECHA : 13/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : HERNANDEZ, BALMORE ANTONIO
NO RECURRENTE : QUIROZ ALVAREZ, LUIS FERNANDO
PROCESADO : MENESES GIRALDO, LUIS ERNEY- AGENTE DE
POLICIA
DELITOS : Secuestro extorsivo
PROCESO : 13906
PUBLICADA : Si

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FISCAL-Sujeto procesal/ JUSTICIA REGIONAL-Alegatos previos a la sentencia

1. Nada expone el demandante en orden a acreditar la supuesta obligatoriedad que


tenía el fiscal para asistir a la práctica de las pruebas ordenas por el juez en la etapa
de la causa, lo que se explica porque de la normatividad aplicable al asunto ninguna
obligación específica se desprende en torno al punto para el Fiscal que toma la

181
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

condición de sujeto procesal en el juicio, con las mismas facultades de los demás
sujetos procesales para esos efectos, quedando supeditada su participación a su
razonable criterio, razón por la cual la intervención o no que haga en la práctica de las
pruebas no condiciona la validez del proceso.

2. La ausencia de alegatos del fiscal en desarrollo de las actuaciones de conocimiento


de la otrora justicia regional una vez que se había proferido el auto de citación para
fallo, en ningún momento constituye irregularidad sustancial generadora de grave
deterioro para el proceso que pueda ameritar su anulación. Así se expuso en la
sentencia de casación del 2 de mayo de 2002, radicado No.16.169, con ponencia de
quien aquí funge en similar calidad.

"Aquí el recurrente se duele, en concreto, no de que para el procedimiento


correspondiente a la imputación que se formuló al procesado el legislador no haya
contemplado la audiencia pública, sino de que el fiscal no hubiese intervenido en la
fase antecedente a la expedición de la sentencia de primera instancia, tesis con la que
traslada la discusión ya no al terreno de las implicaciones materiales que a la
integridad de las garantías demoliberales irroga la supresión de tan vital fase (debate
público), sino al ámbito de una omisión meramente operativa que toca con el
cumplimiento de las obligaciones procesales a cargo de las partes.

"En el plano del procedimiento ordinario, conforme a la ley procesal vigente para aquel
entonces, Decreto 2700 de 1991, la tensión dialéctica entre acusación y defensa se
consolidaba en el juicio, puesto que el funcionario encargado de formularla -fiscal-
pasaba en condiciones de igualdad con la unidad de defensa -que se le oponía,
obviamente-, a sustentar los cargos ante otro funcionario imparcial -juez-, quien los
escuchaba en un acto denominado audiencia pública, rasgos que, entre otros,
permitieron a no pocos teóricos sostener que el sistema procesal colombiano era
acusatorio o, al menos, mixto con tendencia acusatoria.

"En los procesos de competencia de la justicia regional no tenía cabida la realización


de la audiencia pública. Por este motivo, el legislador implementó mecanismos
diferentes para dar paso a la sentencia. Debido a esa razón, en la etapa del juicio se
agotaba primero la fase probatoria y, con posterioridad, se citaba para sentencia, de
conformidad con el artículo 46 del mencionado Decreto 2790 de 1990, debiéndose
correr traslado común por el término de 8 días al acusado, su defensor, a la parte civil
y a los terceros incidentales.

"La alusión que ese precepto hacía del fiscal, correspondía a la denominación que
antaño tenían los agentes del Ministerio Público, de suerte que era a éstos a quienes se
les corría ese traslado en su despacho, de conformidad con la misma norma.

"La disposición en cita preveía la consecuencia que causaba el que el defensor no


aportara el alegato correspondiente: relevársele del cargo para designarse uno de
oficio, al que se le daba traslado por el mismo término de 8 días. Por parte alguna se
mencionaba al representante del órgano encargado de la acusación.

"Ahora, siendo que en virtud de la Constitución de 1991 las funciones de instrucción y


juzgamiento quedaron asignadas a funcionarios diferentes, cabría preguntarse por las
consecuencias que al proceso acarrearía que el fiscal acusador no presentase alegato
con anterioridad a la sentencia, dentro de un proceso de competencia de los jueces
regionales. ¿Acaso significaría que retiraba la acusación? ¿Esa omisión desquiciaba la
estructura del proceso?

"Una respuesta afirmativa al primer interrogante no parece posible, pues, como se dijo,
la acusación marcaba un derrotero a seguir, a la cual de manera necesaria debían
ajustar su actividad todos los sujetos procesales, en la medida en que la ley no preveía
mecanismos para ajustar sus términos en desarrollo del juicio; porque, además, con la
ejecutoria de la resolución de acusación adquiría la calidad de sujeto procesal y perdía
la dirección de la investigación y, en consecuencia, el control sobre el pliego de cargos
que había formulado, notas comunes al proceso ordinario y al de competencia de los
jueces regionales.

"Así las cosas, aunque preferible que lo hiciera, si en estas últimas actuaciones el fiscal
no presentaba el alegato a su cargo, se originaba una irregularidad que no alcanzaba a
repercutir en el entramado del proceso, pues seguía con vigencia el referente de la

182
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

resolución de acusación. (…) una omisión de esa naturaleza a nadie más puede
comprometer desde el punto de vista disciplinario que al propio fiscal, por desatender
los compromisos inherentes a su cargo".

El artículo 457 del estatuto procesal vigente para cuando el Juzgado avocó
conocimiento, abrió la etapa probatoria y dictó sentencia el 15 de enero de 1998; no
establecía el deber perentorio de la Fiscalía, como sujeto procesal, de alegar de
conclusión antes de la sentencia. Lo que la norma preveía era el término de ocho días
de traslado para que los sujetos presentaran sus análisis previos al proferimiento de la
sentencia, sin que dichos alegatos constituyeran requisito sustancial para proferir la
decisión, pues, como parte que era, bien podía renunciar a dicha facultad.

El procedimiento establecido en la referida disposición para los delitos de conocimiento


de la entonces justicia regional, descarta el símil que pretende el impugnante con la
audiencia pública realizable en el proceso ordinario, porque al momento de citar para
sentencia existía una específica disposición, que no dejaba vacío sobre cómo se
adelantaba el juicio en asuntos de la justicia regional, de donde se queda sin sustento
el reclamado derecho a la igualdad que invoca el demandante.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 13/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Nacional
CIUDAD : Bogotá D. C.
NO RECURRENTE : CASTELAR FERREIRA, JHONNY
PROCESADO : OCHOA ALVARADO, LEODEGAR FRANCISCO
NO RECURRENTE : CARRILLO ALVARADO, LEINIS FRANCISCO
DELITOS : Secuestro extorsivo
PROCESO : 15687
PUBLICADA : Si

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HOMICIDIO-Cónyuge/ PARENTESCO/ HOMICIDIO-Agravante numeral 4° del


art.324 del C. P./ DETERMINADOR/ AUTOR/ CONFESION-Reducción de pena

1. Sobre la causal primera de agravación del homicidio, el denominado genéricamente


"parricidio", que corresponde al artículo 324.1 del Código Penal de 1980, mucho se
puede especular, como lo hace la censora en el sentido de que lo importante no es el
vínculo sino el afecto, el cariño, el acercamiento, etc., características que, dice,
ciertamente, no acompañaban a víctima y victimario.

La Sala no desconoce que el desafecto, la lejanía, la lucha permanente entre los


cónyuges, o similares, puedan dar a pensar que, en realidad, eso en un momento dado
puede ser más importante que la relación puramente canónica o civil. Pero tampoco
puede desconocer dos hechos indiscutibles: el primero, que el legislador patrio siguió
el criterio netamente jurídico, totalmente demostrado en autos; y, segundo, que si se
pensara en otras posibilidades como las indicadas por la demandante, lo cierto es que
la prueba no enseña la lejanía violenta entre doña Bellaniria y el señor Solarte. Así
como ella alude a relaciones groseras, fuertes, tormentosas, la mejor prueba indica un
comportamiento esencialmente bueno, dentro de lo normal, de la víctima,
naturalmente unido a la conducta de su señora esposa. Como la ley habla del
"cónyuge" y la prueba no confirma las frases de la procesada, la conclusión es nítida:
el homicidio es agravado, conforme con el numeral primero del artículo 324 del Código
Penal de 1980.

2. El homicidio también se agrava cuando se comete por "precio" o "promesa


remuneratoria", según el artículo 324.4 del mismo estatuto. Y la agravante se predica
tanto del "mandante" -determinador- como del "mandatario" -autor material o directo-.
Brevemente, estas son las razones:

-. Según el artículo 23 del Código Penal de 1980, "El que realice el hecho punible o
determine a otro a realizarlo, incurrirá en la pena prevista para la infracción".

El delito cometido por las personas que contratara doña Bellaniria es el de homicidio
agravado porque, entre otras cosas, fue perpetrado por precio. Si aquellos fueron los
autores directos o materiales, determinados por la cónyuge del finado, a ésta se
impone la pena prevista para la infracción y la infracción es, como se dijo, homicidio
agravado por precio. Basta leer la disposición.

2) En virtud del inciso 1o. del artículo 25 del mismo Código, "Las circunstancias
personales del autor que agravan la punibilidad y las materiales del hecho se
comunicarán al partícipe que las hubiere conocido".

Como los autores directos o materiales obraron por precio y quien los contrató fue la
señora (...), condenada como "determinadora", es obvio que esta actuó como
"partícipe". Por tanto, se le trasladarían las circunstancias que llevaron a los "sicarios"
a quitar la vida al señor Solarte.

184
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Este criterio es el que sigue la doctrina nacional mayoritaria, desde hace tiempos.
Suficiente es recordar la síntesis que hace Antonio Vicente Arenas de nuestros
tratadistas que acogen tal óptica, entre ellos, Carlos Lozano y Lozano, Luis Carlos
Pérez, Luis Eduardo Mesa Velásquez, Samuel Barrientos Restrepo, Agustín Gómez
Prada, Pedro Pacheco Osorio y, desde luego, él mismo ("Comentarios al nuevo Código
Penal -Decreto 100 de 1980-", Tomo II, Parte Especial, Vol. II, páginas 155/6), como
suficiente sería recordar las palabras, en el mismo sentido, de Jesús Bernal Pinzón ("El
homicidio", Bogotá, Temis, 1978, páginas 216/7), Orlando Gómez López ("El homicidio",
Tomo I, Bogotá, Temis, 2a. edición, 1997, páginas 472/3) y de los comisionados que
prepararon el Anteproyecto 1974 de Código Penal (Acta No. 98, sesión del 6 de julio de
1973).

Y, argumento central, la jurisprudencia de la Sala Penal de la Corte, para la cual, por


ejemplo, en general: cuando hay conjugación o unidad de conocimiento y voluntad las
consecuencias de las mismas deben cargarse por igual tanto al autor como al
determinador (casación del 10 de junio de 1993, M. P. Gustavo Gómez Velásquez,
radicación 7669); el determinador responde como partícipe en iguales condiciones
punitivas a las del autor material (casación del 29 de octubre de 1993, M. P. Jorge
Enrique Valencia Martínez, radicación 7644 y casación del 15 de junio del 2000, M. P.
Nilson Pinilla Pinilla, radicación 12.372): y, finalmente, ya en concreto, para quien "... la
determinación lo fue para cometer un punible de homicidio bajo la concurrencia de esa
específica causal de incremento punitivo -artículo 324.4 del Código Penal-, siendo
consecuencia de ello que la pena prevista para el instigador deba en abstracto ser la
misma deducida para el ejecutor material de la conducta..." (casación del 6 de
noviembre del 2001, M. P. Carlos Augusto Gálvez Argote, radicación 14.524).

3. La necesidad de reducir la pena por confesión, se responde que inicialmente la


procesada negó cualquier autoría o participación en el delito y que, después, reconoció
el hecho pero cualificadamente pues siempre adujo haber actuado en legítima
defensa, circunstancia que quiso también mezclar con la ira o el dolor, es decir, en
estricto sentido no confesó al punto de facilitar la investigación. Al contrario, con su
actitud defensiva aumentó la pesquisa y el juzgamiento. Y de acuerdo con la tradición
jurisprudenical de la Corte Suprema de Justicia, esa clase de "confesión" no es la
requerida para reconocer la reducción punitiva.

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 13/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pasto
PROCESADO : ESCARPETA SALAMANCA, BELLANIRIA
NO RECURRENTE : GUARNICA MELO, HUGO HERNEY
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 15915
PUBLICADA : Si

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CONGRUENCIA-Acusación y sentencia/ RESOLUCION DE ACUSACION/


RESOLUCION DE ACUSACION-Marco jurídico-fáctico de la actuación del
fallador

1. Son múltiples los pronunciamientos en los cuales la Sala ha sentado su doctrina,


dentro del ámbito del esquema procesal diseñado en el Código de Procedimiento Penal
bajo cuyo imperio se agotó la presente actuación, acerca de la función y el papel que
cumplía el pliego enjuiciatorio, así como sobre los eventos que daban lugar a
inconsonancia entre esta determinación y la sentencia.

En ese sentido, en sentencia del 5 de diciembre de 2002, con ponencia de quien ahora
cumple igual papel, dijo la Corporación lo siguiente:

185
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

"La Sala en múltiples ocasiones ha tenido oportunidad de señalar cuáles son los
fundamentos y alcances del principio procesal de la congruencia, a partir de la premisa
de que la resolución de acusación es acto fundamental del proceso dado que tiene por
finalidad garantizar la unidad jurídica y conceptual del mismo, delimitar el ámbito en
que va a desenvolverse el juicio y, en consecuencia, fijar las pautas del proceso como
contradictorio. Por eso la ley regula los presupuestos procesales de la acusación (Art.
438), sus requisitos sustanciales (Art. 441) y su estructura formal (Art. 442), preceptos
sustituidos, en su orden, por los Arts. 393, 397 y 398 de la Ley 600 de 2000. De ahí
que la regulación de la estructura de la sentencia contenida en el artículo 180-1, 3, 5 y
7 del anterior C. de P. Penal -170 del actual- tenga como referente el concepto de
acusación al señalar como vicio de la misma, demandable en casación, su falta de
correspondencia con el pliego de cargos (Art. 220-2 del derogado C.P.P., 207 del hoy
vigente).

Por consiguiente, siendo la resolución acusatoria presupuesto y límite del juzgamiento,


como también lo ha dicho la Corte, pues en ella tiene lugar la realización de la
imputación al procesado, tanto fáctica -concreción de los hechos-, como jurídica
-señalamiento del tipo penal en el cual se subsume la conducta con la indicación de
todas aquellas circunstancias que la especifican-, el juez no puede desbordarla en la
sentencia y, en consecuencia, está obligado a dictar el fallo en consonancia con los
cargos allí formulados, lo cual implica que no puede condenar o absolver por
imputaciones diversas a las señaladas en el procesatorio.

Sin embargo, y siempre en el contexto del Código de 1991, podía proferir condena por
un delito diferente al de la acusación, igualmente lo ha admitido la jurisprudencia de la
Sala, a condición de que resultara menos gravosa para el procesado y estuviera dentro
de los mismos título y capítulo que el de la acusación, como quiera que la "calificación
que se efectúa en la acusación es provisional y no rígida, lo cual significa que en la
sentencia se puede variar el delito, no en cuanto al género delictivo sino respecto de
su especie dadas las circunstancias que no se tuvieron en cuenta con antelación o que
fueron desvirtuadas con posterioridad y que, muchas veces, llevan a proferir una
decisión definitiva distinta a la provisional pronunciada. Por lo tanto el juzgador puede
realizar los ajustes que considere necesarios, siempre y cuando no contraríe el capítulo
señalado en la resolución acusatoria, ni el marco fáctico esencial fijado en ella, ni
agrave la posición del acusado." -Cas. 10.827, 29 de julio de 1998, M.P. Carlos E. Mejía
Escobar-." (Radicación 16.878).

2. Es cierto que en la parte resolutiva de la calificación se concretó el cargo acusando,


entre otros, a (...), como presunto autor responsable, además de otras conductas
punibles, del delito previsto en el artículo 33 de la Ley 30 de 1986, sin mencionar el
canon 38-3 de esta normatividad.

Pero tal omisión no constituye desaguisado alguno como para que pueda pensarse que
se rompió la estructura de la pieza acusatoria, pues de conformidad con el artículo
442-3 del Código de Procedimiento Penal de 1991, ésta debía contener la "calificación
jurídica provisional, con señalamiento del capítulo dentro del título correspondiente del
Código Penal". Esta exigencia tiene como connotación fundamental la de fijar a través
de la concreción del capítulo y del título correspondiente del Código Penal, el nomen
juris genérico al cual se amoldan los hechos que también deben ser narrados en forma
sucinta, con indicación de todas las circunstancias de modo tiempo y lugar que los
especifiquen.

De esa forma se integra lo que la jurisprudencia de la Corte ha dado en llamar el marco


fáctico y conceptual de la imputación, cuyo carácter genérico y provisional le permite
al fallador, según la controversia adelantada en el juicio, seleccionar dentro de la gama
de especies delictivas comprendidas dentro de ese género, la específica en la cual
encaje con mayor acomodo el fenómeno fáctico finalmente establecido, a condición
que no se empeore de ningún modo la situación jurídica del procesado delineada en la
acusación.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 13/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pereira
PROCESADO : SERRANO GUAYARA, JORGE FERNANDO- TENIENTE
DE
LA POLICIA
DELITOS : Violación a la Ley 30/86, Concusión, Privación
ilegal de
la libertad
PROCESO : 18068
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Ejecutivo: Entrega diferida

El artículo 522 del Código de Procedimiento Penal colombiano establece:

"Entrega diferida.

(...) Cuando con anterioridad al recibo del requerimiento la persona solicitada hubiere
delinquido en Colombia, en la resolución ejecutiva que conceda la extradición, podrá
diferir la entrega hasta cuando se le juzgue y cumpla pena, o hasta que por cesación
de procedimiento, preclusión de la instrucción o sentencia absolutoria haya terminado
el proceso.

(...)."

Como puede verse, la entrega de la persona solicitada cuando con anterioridad a la


recepción de la petición de extradición ha delinquido en Colombia, es decisión que el
legislador le ha deferido al Gobierno Nacional, de manera que no es la Corte Suprema
de Justicia en su Sala de Casación Penal la que pueda ocuparse de fijar el
condicionamiento a que alude la defensora del señor (...), limitada como se encuentra
a los precisos parámetros normativos trazados por el Ministerio de Relaciones
Exteriores.

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Concepto Extradición
FECHA : 18/03/2003
DECISION : Conceptúa favorablemente
PAIS REQUIRENTE : Estados Unidos de América
PROCESADO : ESPINOSA RAMIREZ, MAURICIO
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf., Concierto
para
delinquir-narcotráfico
PROCESO : 20181
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

JUEZ DE EJECUCION DE PENAS-Competencia: Aprobación reconocimiento


beneficios administrativos/ REDENCION DE PENA POR TRABAJO/ LIBERTAD
PREPARATORIA-Concepto y requisitos

1. Los numerales 4º y 5º del artículo 79 de la ley 600 de 2000 atribuyen a los jueces de
ejecución de penas y medidas de seguridad la facultad de conceder la rebaja de pena
por trabajo y aprobar las solicitudes de reconocimiento de beneficios administrativos
que supongan una modificación en las condiciones de cumplimiento de la condena o
una reducción del tiempo de privación efectiva de la libertad.

En tratándose de un condenado que ostenta fuero constitucional, como es el caso del


condenado (...), la Corte conserva la competencia para conocer de la ejecución de la
sanción, y, por tanto, corresponde resolver las solicitudes relativas a la redención de
pena por trabajo y libertad preparatoria.

2. De conformidad con el artículo 82 de la ley 65 de 1993, el juez de ejecución de


penas y medidas de seguridad concederá la redención de pena por trabajo a los
condenados a pena privativa de la libertad, para lo cual abonará un día de reclusión
por dos días de trabajo, sin que al efecto resulte viable computar más de ocho horas
diarias.

Para conceder o negar la redención de pena, se deberá tener en cuenta la evaluación


del trabajo por parte de las autoridades carcelarias, para lo cual se debe considerar la
conducta del condenado (artículo 101 ejusdem).

3. Consiste básicamente en un permiso que se concede al condenado para que trabaje


en empresas o con personas de reconocida seriedad, o pueda continuar sus estudios
profesionales en universidades oficialmente reconocidas.

Es atribución de los consejos de disciplina de cada centro carcelario estudiar la


viabilidad de la solicitud, y de los directores regionales del INPEC su concesión, tal
como se establece del contenido del artículo 6º del decreto 1542 de 1997, en armonía
con el inciso 5º de aquella preceptiva.

La ley 600 de 2000, sin embargo, condicionó el otorgamiento del beneficio a la


aprobación del juez de ejecución de penas y medidas de seguridad, en tanto en el
numeral 5º del artículo 79 le atribuyó esa facultad cuando la solicitud de beneficio
administrativo suponga modificación de las condiciones de cumplimiento de la
condena, como en este evento, o reducción del tiempo de privación efectiva de la
libertad.

La aprobación debe versar sobre la conveniencia y oportunidad de otorgar la libertad


preparatoria, para lo cual, como es apenas obvio, deben tenerse en cuenta los
parámetros establecidos por las normas que regulan lo concerniente al tratamiento
penitenciario.

Este se encuentra regulado en los artículos 142 a 150 de la ley 65 de 1993, y tiene
como fundamental objetivo preparar al condenado para la vida en sociedad, mediante
su resocialización, la cual se verifica a través de la educación, la instrucción, el trabajo,
la actividad cultural, recreativa y deportiva y las relaciones de familia.

Para el efecto se ha diseñado un sistema de carácter progresivo, que el artículo 144


divide en varias fases -observación, alta seguridad, mediana seguridad, período abierto
y de confianza-, cada una de las cuales debe responder a la situación personal del
condenado, para lo cual las autoridades carcelarias están en la obligación de estudiar
cada caso particular en orden a establecer en cuál fase se encuentra y disponer, en
consecuencia, las medidas administrativas pertinentes, entre las cuales se encuentra
la libertad preparatoria prevista en el artículo 148 en los siguientes términos:

"En el tratamiento penitenciario, el condenado que no goce de libertad condicional, de


acuerdo con las exigencias del sistema progresivo y quien haya descontado las cuatro
quintas partes de la pena efectiva, se le podrá conceder la libertad preparatoria para
trabajar en fábricas, empresas o con personas de reconocida seriedad y siempre que
éstas colaboren con las normas de control establecidas para el efecto.

188
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

En los mismos términos se concederá a los condenados que puedan continuar sus
estudios profesionales en universidades oficialmente reconocidas.

El trabajo o estudio sólo podrá realizarse durante el día, debiendo el condenado


regresar al centro de reclusión para pernoctar en él, Los días sábados, domingos y
festivos, permanecerá en el centro de reclusión.

Antes de concederse la libertad preparatoria el consejo de disciplinaria estudiará


cuidadosamente al condenado, cerciorándose de su buena conducta anterior por lo
menos en un lapso apreciable, de su consagración al trabajo y al estudio y de su claro
mejoramiento y del proceso de su readaptación social…".

Del contenido de esta preceptiva se pueden establecer los siguientes requisitos para
que el condenado pueda disfrutar del beneficio administrativo:

- Haber descontado las cuatro quintas (4/5) partes de la pena efectiva;

- No disfrutar de libertad condicional:

- Observar buena conducta anterior "por lo menos en un lapso apreciable…


consagración al trabajo y al estudio y…claro mejoramiento del proceso de
readaptación social", según evaluación del consejo de disciplina expedida mediante
resolución motivada.

Desde luego, el beneficio administrativo exige que las autoridades penitenciarias se


cercioren también sobre las circunstancias bajo las cuales se va a hacer efectivo el
mismo, lo cual se deduce de una lectura razonable de la norma.

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Unica Instancia


FECHA : 18/03/2003
DECISION : Concede redención de pena, aprueba solicitud de
libertad preparatoria, oficia
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : GNECCO CERCHAR, LUCAS
DELITOS : Constreñimiento al elector
PROCESO : 15610
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION DE NACIONALES/ EXTRADICION-La intervención de la Corte


no es de carácter judicial: Naturaleza/ EXTRADICION-Normas inherentes al
trámite/ EXTRADICION-Doble incriminación: Cotejo de reciprocidad legislativa
a la fecha del concepto/ EXTRADICION-Coautor o determinador

1. Enfocada la competencia de la Corte dentro del trámite de extradición a expresar


un concepto sobre la procedencia de entregar o no a la persona solicitada por un país
extranjero, después de examinar los aspectos a que se refiere el artículo 520 del
Código de Procedimiento Penal, debe precisarse también que el artículo 35 de la
Constitución Política en su inciso 2º autoriza la extradición de colombianos por
nacimiento cuando son reclamados por delitos cometidos en el exterior y que las
conductas que los originan así también se consideren en la legislación penal
colombiana.
...

El hecho de que las conductas que se le atribuyen al reclamado hayan sido ejecutadas
en Colombia no es un factor que por sí mismo se erija en motivo determinante para
impedir la extradición, puesto que esa circunstancia adquiere relevancia si la acción

189
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

que le imputa la nación extranjera no ha traspasado, considerada en sus planos


ontológicos y jurídicos, las fronteras.

2. El trámite de extradición, como se sabe, no es de naturaleza eminentemente judicial


y el pronunciamiento de la Corte no tiene carácter jurisdicente, además, el artículo 551
preveía la manera como el país requirente debía cumplir la solicitud de extradición de
una persona.

3. Las normas inherentes al trámite de extradición, sean de orden sustancial o procesal


(cuando no hay lugar a la aplicación de tratados o convenios internacionales), son las
vigentes, las primeras, al momento en que se rinde el concepto, y la segundas, al
instante en que se formula la petición, porque se procede dentro de un instrumento de
cooperación internacional de lucha contra múltiples formas de criminalidad. En este
caso, ambos estadios confluyen dentro del imperio de la Ley 600 de 2000, la cual,
entonces, gobierna en su totalidad estas actuación.

4. La Corte tiene sentado que para establecer si la conducta que se le imputa al


requerido en el país solicitante es considerada como delito en Colombia, debe hacerse
una comparación entre las normas que allí sustentan la sindicación, con las de orden
interno para establecer si éstas también recogen los comportamientos contenidos en
cada uno de los cargos.

Adicionalmente, la Sala de Casación Penal reitera que esa confrontación se hace con la
normatividad que está en vigor al momento de rendir el concepto, puesto que lo emite
dentro del trámite de un mecanismo de cooperación internacional, razón por la cual la
aplicación del principio de favorabilidad que podría argüirse como producto natural de
la sucesión de leyes no entraría en juego, por cuanto las domésticas no son las que
operarán en el extranjero, lo que a este propósito determina el concepto es que, sin
importar la denominación jurídica, el acto desarrollado por el ciudadano cuya
extradición se demanda sea igualmente considerado como delictuoso en el territorio
patrio.

5. El Título 18, Sección 2 del Código de los Estados Unidos define a los intervinientes
en un delito, cuando señala que "(a) Quienquiera que cometa un delito contra los
Estados Unidos o ayude, facilite, aconseje, ordene, incite o cause su perpetración, es
sancionable como si fuera el principal".

Este precepto también tiene su parangón en el ordenamiento penal colombiano, pues


se considera como coautor al que toma parte en un plan criminal, mediando acuerdo
común y con división del trabajo (artículo 29, inciso 2º, Ley 599 de 2000), y como
partícipe al que determine a otro (por consejo, orden, mandato, fuerza, etc.) a la
realización de la conducta antijurídica (artículo 30, inciso 2º, ibídem); en ambos casos,
coautor o determinador, incurren en la pena prevista para el correspondiente delito.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Concepto Extradición
FECHA : 18/03/2003
DECISION : Conceptúa favorablemente
PAIS REQUIRENTE : Estados Unidos de América
REQUERIDO : CARVAJAL MANGONES, MIGUEL
DELITOS : Tráfico, fabricación o porte de estuperf., Concierto
para
delinquir-narcotráfico, Destinación ilícita de
muebles o
inmuebles
PROCESO : 19455
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

AUDIENCIA PUBLICA-Principio de preclusión/ JUEZ-Principio de imparcialidad/


FISCALIA GENERAL DE LA NACION-Límites al poder calificador del fiscal/
JUEZ-No es superior funcional del fiscal/ PRINCIPIO DE EVENTUALIDAD/
VARIACION DE LA CALIFICACION JURIDICA PROVISIONAL DE LA
CONDUCTA PUNIBLE-Ciclo prescriptivo/ MINISTERIO PUBLICO-Limites del
concepto en casación/ PRESCRIPCION

1. Al retrotraer la actuación, cuando ya se aprestaba para proferir la sentencia de


primer grado, al punto de una nueva intervención de los sujetos procesales en
audiencia pública, no obstante ya haberse cumplido esta actuación procesal, no tiene
respaldo normativo alguno, por consiguiente, resulta evidente que el juez antepuso su
propia discrecionalidad sobre la estructura misma del enjuiciamiento, que, como es
bien sabido, constituye una preciosa garantía para el procesado, puesto que ella
implica seguridad y certeza sobre las reglas aplicables, de tal manera que en su curso
no puede haber sorpresas, ni estratagemas o insidias, menos aun cuando de ellas se
desprenda el desconocimiento del equilibrio indispensable para el contradictorio, como
en este caso sucedió, puesto que cumplida ya la audiencia pública bajo los auspicios
de la nueva ley, con todas las facultades y oportunidades para efectuar variaciones en
la calificación jurídica o en las formas de coparticipación, superada la etapa que
permitía concentrar la controversia sobre todos los aspectos debatibles y refutables, el
juez la invalidó para retrotraer el proceso de nuevo a la audiencia pública, para
introducir los cambios que por equivocación o descuido no se realizaron, cuando
pudieron y debieron producirse. Quebrantó así la estructura del enjuiciamiento,
incurriendo además, en un desconocimiento a la lealtad procesal, que como principio
rector del proceso, lo obliga sin discusión alguna.

El juez, en virtud de la imparcialidad a que está obligado, no puede anteponer, so


pretexto de un interés público o institucional uno de carácter particular que revele su
celo por la acusación, por consiguiente, no puede ostentar su poder ejercitando
simultáneamente funciones judiciales y acusatorias, como seguramente se lo
permitiría un régimen predominantemente inquisitivo.

La Sala recientemente y a propósito de la imparcialidad del juez, en un evento


asimilable al que aquí se analiza, manifestó:

"Así resulta clara la violación del principio de imparcialidad, porque el juez hubo de
acudir anticipadamente a una evaluación del material probatorio, distinta de la que
hizo la fiscalía, no para evidenciar que el fiscal hubiere incurrido en manifiestas
arbitrariedades en la evaluación del caudal probatorio, o porque no tuviere motivación
o ésta fuere ambigua o contradictoria, sino para imponer su propio criterio de
apreciación de las pruebas, con lo cual no sólo transgredió el principio procesal de
preclusión que la ejecutoria de la resolución de acusación ostenta, sino que violó el
equilibrio entre acusación y defensa, pues el juez llamado a garantizarlo, se convirtió
en acusador y con ello desconoció al tiempo el principio de separación funcional
arrogándose la facultad de modificar la acusación en perjuicio del acusador."* (Se
resalta)

Es claro que el juez carece de esta atribución, de una parte por la separación funcional
que la constitución (artículo 250) establece para la Fiscalía y para el juez, dada la
separación del proceso en sus dos grandes etapas de acusación y juzgamiento, sin que
la segunda convierta al juzgador en superior funcional del fiscal. Tajantemente lo dijo
también esta Sala, como así textualmente lo expuso esta Sala en decisión que la
Procuradora Delegada exalta y extracta, cuando ha operado en el trámite la preclusión
de un acto procesal:

"así el controlador judicial piense en una calificación que supone más acertada, pues
no se trata de que el juez se erija en superior funcional del fiscal, sino que
simultáneamente se pretende evitar el quebrantamiento a los principios del acto legal,
separación funcional, preclusión del calificatorio e imparcialidad de los funcionarios
judiciales** "Ni siquiera por el prurito de que el juez razona más elevadamente o de
manera diferente"*** ,

Cuando la audiencia pública se había ya realizado conforme a la ley y dentro de ella,


conforme a la controversia planteada con una resolución de acusación que imputaba a
los sindicados la coparticipación, como cómplices de varios delitos, el juez, motu
propio, convocó a una nueva audiencia, anulando la primera, para que la fiscalía

191
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

variara la calificación en el sentido de imputarles a los procesados la comisión de tales


reatos, en grado de autores. De esta manera, en la nueva vista pública, la fiscalía varió
en efecto el grado de participación de los incriminados conforme con la solicitud del
juez, agregando a la calificación del hecho una circunstancia de agravación, hasta
entonces no prevista. La defensa, ante este procedimiento inusitado, no podía menos
que enfrentar una situación nueva y, desde luego, en desventaja, una sentencia que
condenaba a los inculpados como autores de los hechos por los cuales había sido
llamados a juicio, pero en grado de complicidad, de lo cual ya habían ejercitado su
defensa. Por consiguiente ante la intervención del juez, en detrimento del principio de
imparcialidad, que se analiza, la defensa con su intervención en la nueva audiencia, no
convalidaba la irregular actuación del juez.

La independencia del juez, de ninguna manera podía comprometer su ecuanimidad y


equilibrio, ante situaciones legalmente cumplidas.

La preclusión de un acto procesal - ha dicho la Sala -"significa que no es posible volver


a realizarlo, así sea con el pretexto de mejorarlo o de integrarlo con elementos
omitidos en la debida oportunidad, máxime si quien pretende renovarlo (juez) carece
de competencia para hacerlo. El principio de preclusión, en la práctica, trata de evitar
los retrocesos innecesarios, salvo la nulidad que tampoco podría asumirse como
disculpa, pues sería ella una manera de disfrazar la violación de la regularidad procesal
y el desbordamiento de las atribuciones constitucionales y legales de los respectivos
órganos judiciales."****

En efecto, el debido proceso obedece a una sucesión ordenada y preclusiva de actos,


que no son solamente pasos de simple trámite, sino verdaderos actos procesales,
metodológicamente concatenados en orden a la obtención de su precisa finalidad, por
lo tanto, obedece a unas reglas preestablecidas, las cuales de ninguna manera el
arbitrio habrá de reemplazar, puesto que se han promulgado precisamente para
limitar la actividad del juez y para preservar las garantías constitucionales que
permitan un orden social justo. .

La nulidad, a la cual acudió el juez de primera instancia, sólo está prevista para
actuaciones de tal manera irregulares que le pudieran impedir emitir el fallo de fondo.
Pero en el presente asunto, el fiscal exhibió tanto en la resolución de acusación como
en la primera audiencia una motivación apoyada en su propia apreciación de las
pruebas y en su razonada valoración jurídica de los hechos, y en tal sentido se cumplió
para la defensa el derecho de contradicción. En consecuencia, al juez ya le estaba
vedado cambiar o hacer cambiar la acusación, precluida como estaba la etapa del
juzgamiento con la audiencia pública realizada conforme a la ley.

Pero es que la Ley 600 de 2000, a diferencia del estatuto anterior, despojando a la
resolución de acusación como ley invariable del juicio, en cuanto a la calificación
jurídica de la conducta se refiere, autoriza plurales oportunidades para su variación. En
efecto, una vez se cumple un término para preparar las audiencias preparatoria y
pública, eventualmente permite invalidar la actuación ante posibles nulidades
originadas en la etapa de la instrucción (artículos 400, inciso .2º y 401).
Si evidenciare el juez, dice el artículo 402 (ib.) que ha existido un error en la
calificación jurídica provisional de la conducta que llegare a afectar su competencia,
debe declararlo así para desprenderse del expediente y, aún fijada la competencia bajo
la calificación que prevalezca, ésta se podrá discutir de nuevo ante prueba
sobreviniente (inciso 3º, 402) y, una nueva oportunidad surgirá para variar la
calificación, cuando concluida la práctica de pruebas, cambia un elemento básico
estructural del tipo, ora la forma de coparticipación o ya la imputación subjetiva o bien
se desvirtúan circunstancias de atenuación o se reconocen otras de agravación que,
como tales, modifiquen los límites punitivos.

Estas variaciones las puede efectuar el fiscal por su propia iniciativa o a petición del
juez, pero en tal caso, como ya lo puntualizó la Sala*****, y así lo recuerda la Delegada
en su concepto, "debe manifestarlo en el momento de la intervención del fiscal en la
audiencia, ya que la mutación sólo se puede hacer en esta precisa oportunidad
procesal y por una vez". (Lo resaltado no es del texto). "Solo una vez se puede variar la
calificación, - añade la Sala - pues debe llegar un momento en que la imputación
devenga en definitiva e intangible, en guarda del derecho de defensa, de la lealtad
procesal, del orden del proceso y del principio de preclusión."****** (Se resalta ahora).

192
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

El juez, ante tales eventos, no es un espectador pasivo. Es, por excelencia, el director
del juicio y de los debates en las diferentes oportunidades acotadas y ello le exige el
deber de "resolver los asuntos sometidos a su consideración, dentro de los términos
previstos en la ley y con sujeción a los principios y garantías que orientan el ejercicio
de la función jurisdiccional", como así perentoriamente se lo impone el artículo 142,
ordinal 1º del nuevo Código de Procedimiento Penal. Como bien se aprecia, esta
facultad para dirigir el proceso, le exigen atención y cuidado, sin facultarlo para que a
su arbitrio lo realice por fuera de la oportunidad legal, vale decir, luego de la preclusión
de los actos procesales.

2. Como el Ministerio Público, insta a la Corte para que determine la incidencia de la


variación de la calificación jurídica en la diligencia de audiencia pública, es decir, en
relación con el hito que marca la interrupción del ciclo prescriptivo y la iniciación del
nuevo término. Al respecto debe considerarse que el artículo 86 del Código Penal,
determina con suficiente claridad que la interrupción del término de la prescripción
tiene lugar cuando la resolución de acusación adquiere su ejecutoria, en esto el texto
legal es suficientemente claro. Por consiguiente, la variación de la calificación jurídica
provisional de la conducta punible, llevada a cabo en la diligencia de audiencia
pública, por error en la denominación jurídica o por prueba sobreviniente, no comporta
la elaboración de una nueva resolución de acusación, sino, que, como ya la Sala lo ha
precisado, para los efectos de la calificación jurídica, la resolución de acusación ya no
constituye, en el nuevo estatuto procedimental, una ley inmodificable para el juicio, y
sí un objeto más de éste, es decir, pasible de controversia y de modificación, pero,
como del texto del artículo 404 se infiere, únicamente para los efectos de la
calificación jurídica de la conducta punible. Significa lo anterior, que dentro del proceso
sólo es permitido edificar una resolución de acusación, susceptible de variar la
imputación jurídica en la diligencia de audiencia pública, sin que ello implique, se
repite, la prolongación de la interrupción del ciclo prescriptivo o la iniciación de un
nuevo término, que el legislador no ha previsto.

3. El deber de la Delegada del Ministerio Público ante esta Corporación, se contrae al


estudio de la demanda y sólo con relación a los cargos y a los términos en ella
propuesta, habida consideración de que el principio de limitación que rige el recurso de
casación también se extiende a este sujeto procesal, por lo tanto, no puede entrar a
subsanar las deficiencias técnicas ni argumentativas del casacionista.

En múltiples pronunciamientos la jurisprudencia de esta Sala ha sostenido que el


concepto que obligatoriamente tiene que rendir el Ministerio Público, lo es en relación
con la demanda, pues no puede confundirse el hecho de que la casación tenga el
alcance de ser un cuestionamiento técnico jurídico sobre la legalidad del fallo, con una
inagotable facultad en la postulación de los errores en que pudo incurrir el juzgador,
los cuales de manera exclusiva deben ser presentados por el recurrente, excepto,
cuando impera la facultad oficiosa de la Corte al advertir una nulidad o cuando sea
ostensible el atentado contra las garantías fundamentales, caso en el cual, podrá por
supuesto, sugerir la casación oficiosa buscando que la Corte se pronuncie en ejercicio
de la facultad prevista en el artículo 216 del Código de Procedimiento Penal,
formulación que el Ministerio Público en esta ocasión no propone.

--------------------------------
* C.S.J. casación. No. 11.923. Mayo 16 de 2002. M. P. ARBOLEDA RIPOLL, Fernando Enrique.
** C.S.J. Casación No. 10.809. febrero 24 de 2000. M. P. GÓMEZ GALLEGO, Jorge Aníbal.
*** C.S.J. Sentencia de febrero 4 de 1.999
**** Ibídem.
***** C. S. de J. M.P. Dr. CÓRDOBA POVEDA, Jorge. Auto colisión de competencia febrero 14 de
2002
****** Íb.

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Sentencia Casación
FECHA : 20/03/2003
DECISION : Declara una prescripción, si casa, declara nulidad
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Cali
PROCESADO : PIZARRO MELGAREJO, JAIME HUMBERTO
DELITOS : Falsedad en documento privado, Estafa agravada
PROCESO : 19960
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

LIBERTAD CONDICIONAL-Requisitos/ PERJUICIOS- Métodos para obtener su


pago/ SUSPENSION CONDICIONAL DE LA EJECUCION DE LA PENA-Término
dentro del cual se deben reparar los daños/ LIBERTAD CONDICIONAL-No es
necesario que se indemnicen los perjuicios/ REPARACION DEL DAÑO/
INDEMNIZACION DE PERJUICIOS

Comoquiera que el condenado solicitó la libertad condicional convencido que en su


favor concurren los requisitos del artículo 64 del Código Penal, esto es, que ha
descontado más de las tres quinta partes de la pena y que su conducta en el
establecimiento carcelario le permite a la Corte deducir motivadamente que no
necesita continuar con la ejecución de la pena, apoyado, además, en que su situación
económica no le permite cancelar los perjuicios a que ha sido condenado; entra la Sala
a hacer el pronunciamiento correspondiente.

De acuerdo a las previsiones del numeral 3º del artículo 65 del Código Penal - inciso 3º
del artículo 69 del Decreto 100 de 1.980-, los beneficiarios de la suspensión
condicional de la ejecución de la pena y de la libertad condicional, se obligan a reparar
los daños ocasionados con el delito, a menos que demuestren que están en
imposibilidad económica de hacerlo.

Como es bien sabido, la conducta punible por ser fuente de obligaciones origina para la
víctima o los perjudicados la acción civil a fin de obtener la reparación del daño y la
indemnización de los perjuicios, la cual podrá promover dentro del proceso penal o
independientemente ante la jurisdicción civil.

Cuando se ejercita dentro del proceso penal, el artículo 56 del Código de


Procedimiento Penal impone al juez, en caso de estar demostrado en el proceso la
existencia de perjuicios provenientes del hecho punible, la obligación de liquidarlos
conforme a lo acreditado y condenar al responsable de los daños causados con el
delito.

Frente a esta hipótesis, el artículo 58 del Decreto 2700 de 1.991, aplicable debido a la
declaración de inexequibilidad del artículo 58 del vigente, prevé dos métodos para
obtener el pago de los perjuicios. El primero, por constituir la sentencia en firme título
ejecutivo los beneficiarios podrán accionar ante los jueces civiles competentes en
procura de su cancelación; en el segundo, el funcionario judicial remitirá de oficio al
juez civil correspondiente copias del fallo y de las demás piezas procesales necesarias
para su remate. Previsiones aplicables a los bienes afectados por comiso que deban
destinarse a la cancelación de los perjuicios.

En orden a lo anterior, al reconocer la suspensión condicional de la ejecución de la


pena, el juez no podrá extender la suspensión a la responsabilidad civil derivada de la
conducta punible, según lo prevé el artículo 63 del Código Punitivo.

Regulación acorde con los efectos de la sentencia en firme, momento desde el cual se
hace exigible el pago integral e incondicional de los perjuicios ocasionados con la
conducta punible.

Ahora, el artículo 483 del Código Procesal Penal ordena al juez fijar el término en que el
beneficiario de la suspensión condicional de la ejecución de la pena debe reparar los
daños ocasionados con la conducta punible, obviamente en los eventos en que no
existan bienes embargados, decomisados o secuestrados que garanticen
integralmente la indemnización y cuando esté acreditado que no cuenta con recursos o
los que posee son insuficientes para cubrir la obligación; lapso que será prorrogable
por una vez a petición justificada cuando al beneficiado le hubiere sido imposible
cumplir la obligación dentro de dicho lapso, en orden a los previsiones del artículo 488
ibídem.

Su incumplimiento injustificado provocará la revocatoria del beneficio y la ejecución de


la sentencia en lo que hubiese sido causa de suspensión, a menos que el condenado
demuestre que está en imposibilidad económica de hacerlo - artículos 66 del Código
Penal y 484, 489 ibídem -.

Transcurrido el período y cumplidas las obligaciones, la condena se extinguirá y la


libertad será definitiva, previa resolución que así lo determine según lo prevé el
artículo 67 ibídem.

195
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Interpretación que también ha de hacerse a las normas que regulan la libertad


condicional, teniendo en cuenta que las obligaciones que deben cumplir sus
beneficiarios son las mismas que para quienes disfrutan de la suspensión condicional
de la ejecución de la pena, entre ellas reparar en el período de prueba los daños
ocasionados con el delito, a menos que demuestre la imposibilidad económica de
hacerlo.

Además, a esa conclusión se llega si se tiene en cuenta que el artículo 481 del Código
de Procedimiento Penal dispone que en la providencia que resuelva la solicitud el juez
de ejecución de penas y medidas de seguridad impondrá al beneficiario las
obligaciones atrás señaladas las que garantizará mediante caución, y al ordenar los
artículos 66 del Código Penal y 482 de la ley Procesal Penal la revocatoria de la libertad
una vez demostrada la violación de las obligaciones contraídas.

Es claro entonces que el legislador como último instrumento para obtener el pago de
los perjuicios, condicionó la extinción de la condena y la libertad definitiva del liberado
condicionalmente al cumplimiento de dicha obligación.

De suerte que si en prisión el condenado, como resultado del tratamiento


penitenciario a que ha sido sometido, alcanzó su readaptación social y está apto para
regresar al seno de la sociedad con la seguridad de que respetará el ordenamiento
jurídico penal, al descontar las tres quintas partes de ella y al concluir el juez de
ejecución de penas y medidas de seguridad que no necesita terminar de purgarla ante
su buen comportamiento carcelario, deberá otorgarle la libertad condicional por
concurrir las exigencias previstas en el artículo 64 del Código Penal.

Si no ha pagado los daños e indemnizado los perjuicios y su situación económica se lo


permite se le exigirá su cancelación inmediata, pero si carece de recursos o los que
posee son insuficientes, le fijará un término judicial de conformidad con lo normado
por el artículo 483 del Código de Procedimiento Penal, cuyo tope máximo será el que le
resta para cumplir la totalidad de la pena; de no cumplir se le revocará el beneficio, se
hará efectiva la caución y se ejecutará la pena en lo que fue suspendida.

Si cumple las obligaciones en el período de prueba la libertad se tornará en definitiva.

De esta manera la Sala recoge su postura de exigir como presupuesto para conceder la
libertad condicional el pago de los perjuicios ocasionados con la conducta punible.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Unica Instancia


FECHA : 25/03/2003
DECISION : Otorga libertad condicional
PROCEDENCIA : Corte Suprema de Justicia
CIUDAD : Bogotá D. C.
CONDENADO : LONDOÑO ARISTIZABAL, ALVARO
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 15826
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA/ CONSULTA/ TRAFICO DE


ESTUPEFACIENTES/ NARCOTRAFICO-Competencia por razón de la cantidad
de sustancia

1. El grado jurisdiccional de la consulta le otorga al superior la posibilidad de revisar,


por expreso mandato de la ley e ilimitadamente, la legalidad de la determinación, sin
que pueda entenderse como un medio extraprocesal de control judicial, es decir, su
ejercicio antecede a la ejecutoria de la sentencia.

196
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Por ello, entiende esta Corporación que el conflicto que se suscita, no obstante
encontrarse el proceso en suspenso hasta tanto se profiera la decisión de consulta por
parte del Tribunal Superior de Bogotá, propende por la definición del juez de primera
instancia para este caso, indistintamente de la decisión que se llegare a adoptar,
pretensión que sumada a la celeridad y eficacia procesal, impone a la Corte la
necesidad de que se resuelva este singular enfrentamiento.

2. La sentencia condenatoria, que no ha cobrado ejecutoria, se dictó por el delito


contemplado en el artículo 33 de la ley 30 de 1986, la cual cambió de escenario
normativo con la entrada en vigor de la Ley 599 de 2000 convirtiéndose en el artículo
376. Norma a la que si bien es cierto se refiere el numeral 27 del Decreto 2001, para
efectos de señalar la competencia en cabeza de los jueces penales del circuito
especializados, lo condicionó a que concurriera la agravación dispuesta en el numeral
3° del artículo 384 del Código Penal, que reza: "Cuando la cantidad incautada sea
superior a mil (1000) kilos si se trata de marihuana; a cien (100) kilos si se trata de
marihuana hachís; y a cinco (5) kilos si se trata de cocaína o metacualona o dos (2)
kilos si se trata de sustancia derivada de la amapola.".

La sustancia incautada en este caso (4.182,8 gramos), resulta inferior a los cinco mil
gramos que señala la agravante como marco mínimo de competencia de los jueces
penales del circuito especializados, luego es claro que no se encuentra cobijada por lo
normado en el ordinal 27 del artículo 1° del Decreto 2001 de 2002, es decir, que a
partir de la vigencia de esta normatividad, cuando la incautación sea inferior a cinco
kilos o cinco mil gramos de cocaína o metacualona, es de conocimiento de los jueces
penales del circuito.

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 25/03/2003
DECISION : Declara competente al Juzgado 37 P.C. de Bogotá
PROCEDENCIA : Juzgado 6 P.C.E.
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : TANNOUS YAGUI, RAYMOND
PROCESADO : EID HABCHIA, GHASSAN
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 20476
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Imparcialidad

El que el proceso que adelanta el Juzgado 1º Penal del Circuito haya tenido origen en
la compulsa de copias ordenada por la Sala Plena de la Corporación que presidía en su
momento uno de los magistrados que integran la Sala Penal no da lugar para
considerar animosidad en su contra de parte de los magistrados que la integran y
menos aún la circunstancia de que el mismo magistrado sea el ponente en otro de los
procesos que se adelanta en ese Distrito Judicial.

Luego, no resulta cierto que en el lugar en el que se adelanta el juicio no disfrute de


las garantías necesarias que permitan culminar con imparcialidad y transparencia el
proceso en cuestión, pues como lógica respuesta al principio de la doble instancia,
aparece dentro del sistema legal, el de obediencia que debe el juez de primera
instancia hacia lo determinado por su superior jerárquico, y no como se plantea en la
solicitud, que ese obedecimiento corresponda a una medida arbitraria. El acatamiento
de las decisiones del superior corresponde a la dialéctica propia del ejercicio del
derecho de contradicción, expresado en la impugnación de las decisiones para que
sean revisadas por un funcionario de mayor jerarquía.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Cambio de Radicación
FECHA : 25/03/2003
DECISION : No accede al cambio solicitado
PROCEDENCIA : Juzgado 1 P.C.
CIUDAD : Valledupar
PROCESADO : QUINTERO PATIÑO, DARIO
DELITOS : Peculado por apropiación, Prevaricato por acción
PROCESO : 20639
PUBLICADA : Si

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TESTIMONIO-El recopilado en varias sesiones conforma una sola prueba/


FALSO JUICIO DE IDENTIDAD/ FALSO JUICIO DE CONVICCION

1. El error de hecho por falso juicio de identidad se presenta cuando al sopesar un


medio probatorio legal y oportunamente practicado, el Tribunal Superior lo distorsiona,
tergiversa, recorta, cercena o adiciona en su contenido literal; evento en el cual el
censor tiene la carga de confrontar por separado el tenor textual de la prueba sobre la
que hace recaer el yerro, con lo que el Ad-quem pensó que ella decía, y una vez
demostrado el desfase, debe continuar hacia la trascendencia de aquella impropiedad.

En tal sentido, es adecuada la vía de ataque seleccionada por el libelista, si se tiene en


cuenta que el testimonio rendido por cada persona conforma una sola prueba, aunque
su contenido total se recopile en varias sesiones, o se decreten ampliaciones del
mismo; por lo cual, si los jueces de instancia omiten la valoración de aspectos
importantes vertidos en alguna de las ampliaciones, de suerte que su aporte hacia el
esclarecimiento de los sucesos resulta cercenado, alterado o distorsionado, es factible
que llegase a configurarse un error de hecho por falso juicio de identidad.

2. Desaparecida la tarifa probatoria en materia procesal penal, sustituida por el


sistema de la sana crítica, es evidente que en principio no es posible para los jueces
incurrir en errores (de derecho) por falso juicio de convicción, en la medida en que, por
lo general, la normatividad no somete su raciocinio a evaluaciones probatorias
obligadas dependientes de una tarifa legal probatoria.

Ese presupuesto procesal restringe la posibilidad de que un sentenciador infrinja el


ordenamiento por el simple hecho de conceder o negar credibilidad a un testimonio,
dada la libertad de que goza en esa materia, por ministerio de la ley para estimar su
mérito de persuasión dentro de los márgenes de la experiencia, las ciencias y la lógica.
Todo ello significa que, si no se demuestra la incursión en falsos juicios de existencia o
identidad, o en falso raciocinio, la discrepancia de un sujeto procesal con la valoración
otorgada por el sentenciador al conjunto probatorio, no es discutible en casación,
sencillamente porque no existe un parámetro legal que pueda haber sido transgredido
en la sentencia que se impugna.

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 27/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : PONCE CHARRIA, JHON JAIRO
NO RECURRENTE : MEJIA SALAZAR, JUAN CARLOS
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio agravado
PROCESO : 12010
PUBLICADA : Si

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INVESTIGACION PREVIA-Notificación de su iniciación/ REFORMATIO IN


PEJUS-Técnica en casación/ CONSULTA-Competencia ilimitada del superior/
INFORME DE POLICIA JUDICIAL-Valor probatorio/ GRABACIONES
MAGNETOFONICAS-Valor probatorio como documento privado

1. El supuesto fáctico de los casacionistas para este reparo da al traste con la verdad
del proceso, siendo del caso reiterar que no se presentaban, así, las condiciones
indicadas en el artículo 81 de la Ley 190 para que se tornara en un imperativo la
notificación del inicio de las diligencias previas para que los "imputados conocidos"
ejercieran el derecho de defensa, primero, porque sobre la notitia criminis apenas se
iniciaba su constatación y segundo, porque de lo que se trataba precisamente era de
establecer si realmente se estaba frente a la comisión de un delito y cuáles eran sus
autores.

Por esa razón, en varias oportunidades la jurisprudencia de la Sala ha sostenido que:

"…el artículo 81 de la citada ley propende por garantizar el derecho que tiene toda
persona de enterarse con prontitud sobre el adelantamiento de una investigación
formal o previa en su contra para el ejercicio cabal y oportuno de la defensa, que
envuelve, correlativamente, el deber impuesto a los funcionarios judiciales de evitar
que la misma curse con reserva para el investigado o sin que éste conozca de su
existencia".

"En esta comprensión resulta forzoso concluir, en primer término, que no se trata de la
notificación formal echada de menos por la libelista, que sustraería a la resolución de
apertura de las diligencias previas o del sumario de su carácter de mero impulso o
trámite, indispensable para la efectividad de la investigación, inclusive, con miras a
satisfacer el derecho fundamental a un debido proceso exento de dilaciones
injustificadas, sino del enteramiento oportuno y a través de cualquier medio del inicio
de las diligencias a la persona contra quien se han formulado acusaciones".

"La finalidad inspiradora del comentado precepto determina, de una parte, que sólo se
vulneren las garantías del imputado cuando por prescindirse de esa comunicación se le
priva de la posibilidad de desplegar las maniobras orientadas a su defensa; de la otra,
que en eventos como el de autos, tratándose de investigación penal, tal derecho-deber
se satisface con la oportuna vinculación del sindicado, bien mediante indagatoria o a
través de la declaratoria de persona ausente, pues a partir de dicho momento adquiere
la condición de sujeto procesal, investido para los fines de su defensa de las mismas
facultades del mandatario judicial, conforme disponían los artículos 136 y 137 del
estatuto procesal bajo el cual se rituaron las diligencias" (Casación del 22 de
noviembre de 2.001, rad. 14.425 M.P., Dr. Edgar Lombana Trujillo).

2. Por la vía equivocada postula el demandante en el cuarto cargo la violación de


prohibición de la reforma en perjuicio, pues lo hace amparado en la causal tercera de
casación, cuando la naturaleza de esta clase de planteamientos impone su proposición
bajo los derroteros de la causal primera, en tanto que una falencia de esta
características no comporta error in procedendo sino in iudicando, en la medida en que

199
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

el desacierto del fallador se contrae directamente a la aplicación de la ley, por manera


que, de prosperar la censura no resultaría necesario retrotraer lo actuado sino dictar
sentencia de reemplazo en la que se corrija el desacierto.

3. Correctamente propuesta y desarrollada la censura, no le queda a la Sala otro


camino que otorgarle la razón al demandante, ya que las condiciones probatorias de
este asunto para cuando se profirió el fallo de segundo grado, no permitían sustentar
la condena en contra de (...) de manera exclusiva en los informes de Policía Judicial y
en la transcripción de las grabaciones magnetofónicas, pues si bien se trata de
pruebas que fueron aducidas a la actuación en forma regular, en tanto que los
primeros son el fruto de la comisión impartida a la Unidad Nacional de Policía Judicial
por el Fiscal al iniciarse la investigación previa y las interceptaciones contaron con
orden judicial, su aptitud probatoria no permite estructurar el grado de certeza
requerido para una decisión de tal naturaleza.

En efecto, en relación con lo primero ya la jurisprudencia de la Sala ha tenido la


oportunidad de precisar que "…En estricto sentido la prohibición de darle valor
probatorio a los informes de la Policía Judicial, contenida en el artículo 50 de la Ley 504
de 1.999, podría generar un vicio pero no por su incorporación al proceso, pues de
elemental lógica es que los servidores públicos que tienen esa calidad rindan sus
informes sobre los hechos y circunstancias de que conocen, ya sea por comisión o por
actuar frente a situaciones de flagrancia, porque en tal medida son fruto de sus
funciones, sino porque al asignarles cualquier valor, se incurriría en un error de
derecho por falso juicio de convicción ya que la ley no permitía tener como prueba a
los mencionados informes" (auto del 11 de abril de 2.002, rad. 16.812, M.P. Jorge
Aníbal Gómez Gallego).

De igual manera, en decisión del 30 de enero del año en curso, con ponencia del H.
Magistrado Fernando Arboleda Ripoll, la Sala sostuvo que:

"…De modo excepcional, el ordenamiento procesal anterior tenía previsto algunos


casos de aplicación de tarifa legal, como así acontecía, por ejemplo, en el inciso final
del artículo 247 al establecer que " en los procesos de que conocen los jueces
regionales no se podrá dictar sentencia condenatoria que tenga como único
fundamento, uno o varios testimonios de personas cuya identidad se hubiere
reservado", o la adición al artículo 313 incluida por el artículo 50 de 1.999, según la
cual "en ningún caso los informes de policía judicial y las versiones suministradas por
informantes tendrán valor probatorio en el proceso"".

"El nuevo Estatuto, a su turno, aunque más que un asunto de tarifa legal sería de
eficacia demostrativa, en el aparte final del artículo 314 determinó que las
exposiciones rendidas ante funcionarios de policía judicial en cumplimiento de las
labores previas de verificación de los hechos, "no tendrán valor de testimonio ni de
indicios y solo podrán servir como criterios orientadores de la investigación", de suerte
que carecen de capacidad probatoria suficiente para establecer la realización de una
conducta punible o la responsabilidad del imputado".

Tiene su razón de ser, pues, la naturaleza de esta clase de errores, en el hecho de que
en casos tan específicos como éstos, es el legislador quien previamente ha decidido
establecer una tarifa legal pero en sentido negativo, tal como lo sostuvo la Corte
Constitucional en la sentencia C-392 de 2.000, pues al declarar exequible el artículo 50
de la Ley 504 de 1.999, expuso:

"Si el legislador al diseñar las reglas del debido proceso conforme al art. 29 de la
Constitución puede determinar cuáles son los medios de prueba admisibles,
igualmente está facultado para que en ciertos casos pueda disponer que un
determinado instrumento probatorio no es idóneo como prueba dentro del proceso. Sin
embargo, entiende la Corte que dicha facultad no puede utilizarse en forma arbitraria,
irracional y desproporcionada, sino que debe obedecer a una finalidad constitucional
legítima.

En el presente caso la finalidad buscada por el legislador es legítima, pues tiene su
fundamento en el art. 29 de la Constitución que consagra la presunción de inocencia,
la cual solamente puede ser destruida cuando se incorporan legal y regularmente al
proceso pruebas que el sindicado está en la posibilidad de controvertir.

200
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

El legislador ha descartado el valor probatorio de dichos informes sobre la base de


conveniencias políticas, que él libremente ha apreciado, como podrían ser la
unilateralidad de éstos, y la de evitar que los funcionarios que deban juzgar se atengan
exclusivamente a éstos y no produzcan otras pruebas en el proceso, en aras de la
búsqueda de la verdad real, con desconocimiento de los derechos de los sindicados.
Por ello la Corte, en ejercicio del control constitucional, no se encuentra en condiciones
de cuestionar dichas consideraciones políticas, pues ello corresponde a la competencia
y libertad del legislador para diseñar la norma jurídica procesal".

En este sentido, necesario es precisar, sin embargo, que si bien el fallo de primer grado
se profirió el 15 de diciembre de 1.998, es decir, antes de la entrada en vigor de la Ley
504 de 1.999, fecha para la cual se encontraba vigente toda la normativiad de
excepción que mantuvo su vigencia frente al nuevo orden constitucional de 1.991 al no
haberse improbado por la Comisión Especial Legislativa e incluso haberse ya
pronunciado la Corte Constitucional al respecto declarando exequibles las
disposiciones demandadas del Decreto 2271 de 1.991 que adoptó como legislación
permanente, en lo sustancial, la mayoría del articulado contenido en los Decretos del
entonces denominado Estado de Sitio que regulaban el procedimiento en la llamada
justicia de orden público, en la que, para el caso, debe destacarse el contenido del
artículo 21 del Decreto 2790 de 1.990 -que no fue demandado- según el cual "el
informe juramentado que de los hechos suministre quien ejerza funciones de policía
judicial tiene el carácter de testimonio, y sus dictámenes se someterán a las reglas de
apreciación establecidas en el Código de Procedimiento Penal para la prueba pericial",
no puede desconocerse que la sentencia de segunda instancia data del 21 de julio de
1.999, fecha en que ya se encontraba rigiendo con todos sus efectos la citada Ley 504
del mismo año "por la cual se derogan y modifican alunas disposiciones del Decreto
2700 de 1.991, y de los Decretos 2790 de 1.990, 2271 de 1.991, 2376 de 1.991, ley 65
de 1.993 y Ley 282 de 1.996 y se dictan otras disposiciones", que por expresa
disposición del legislador (art. 53) su vigencia comenzó a partir del primero de ese
mismo mes y año, debiéndose, entonces, entender que lo dispuesto en el artículo 50
en el sentido de que "en ningún caso los informes de la Policía Judicial y las versiones
suministradas por informantes tendrán valor probatorio en el proceso" había derogado
aquella, pues, en el artículo 52, precisó que "…la presente ley deroga todas las
disposiciones que le sean contrarias, en especial, las contenidas en los artículos 214
inciso 3º, 415 parágrafo y 457 del Decreto 2700 de 1.991".

Significa entonces lo anterior, que para ese momento el fallador no podía de ningún
modo valorar los informes de policía judicial, más aún cuando los mismos aparte de
aportar las grabaciones telefónicas producto de la interceptación y su consiguiente
transcripción y variada prueba documental sobre los bienes, vehículos de los aquí
procesados, particularmente de Roberto Voelk Casasbuenas, no contienen más que
conclusiones sobre los análisis hechos al contenido de las mismas y el reporte de las
labores de seguimiento y vigilancia, que de ningún modo podían tener valor probatorio
en este caso, como lo sostiene el demandante.

En este sentido no le encuentra la Corte la razón al criterio del Procurador Delegado,


según el cual el fallo de constitucionalidad del artículo de la citada norma de la Ley 504
de 1.999 debe entenderse en el sentido de que no excluyó el valor probatorio de los
referidos informes y el de las diligencias practicadas por la Policía Judicial bajo la
dirección del Fiscal porque entender lo contrario sería arbitrario e irracional, ya que
según se desprende de los apartes transcritos en precedencia lo que se advierte con
meridiana claridad es que tales conceptos están referidos a la facultad del legislador
para establecer en qué casos un determinado medio no es idóneo como prueba,
situación que precisamente no encontró acreditada frente a dicha preceptiva por
considerar legítima la finalidad y las razones de conveniencia política que "libremente
ha apreciado". Por eso, el aludido fallo de exequibilidad, al respecto terminó con la
siguiente conclusión:

"Sin embargo, lo anterior no obsta para que el funcionario judicial competente pueda,
a partir de dichos informes, producir dentro del proceso la prueba que se requiera para
establecer la realidad y veracidad de los hechos que son relevantes en éste, la cual
naturalmente puede ser controvertida por el sindicado. Pero se anota que lo que dicho
funcionario puede valorar es la prueba producida regularmente en el proceso, mas no
los mencionados informes".

201
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Descartados, pues, los informes de policía judicial como sustento de la condena,


forzoso resulta verificar si la misma se mantendría con las grabaciones telefónicas o si
esta clase de prueba, entendida como documento privado, podría valorarse
válidamente, pues no se olvide que, como ya se dijo, las interceptaciones se
efectuaron legalmente, como quiera que tuvieron como origen una orden de autoridad
competente, lo que indica que fueron válidamente aportadas al proceso.

4. La naturaleza y valor probatorio de las grabaciones magnetofónicas, como bien lo


sostiene el demandante, la jurisprudencia de la Sala ha sido reiterativa en sostener
que se deben asumir como documentos privados, pues "los registros históricos así
obtenidos, naturalísticamente tienen vocación probatoria, pues corresponden a medios
de demostración de los hechos, según el reconocimiento que al efecto hace el
legislador, a los cuales les da la categoría de documentos privados aptos para ser
apreciados judicialmente, conforme lo precisa en los artículos 225 del C.P. y 251 del C.
de P.C., cuyo valor depende de la autenticidad, la forma de aducción al proceso, la
publicidad del medio y la controversia procesal del mismo, así en él queden
adicionalmente impresas voces o imágenes ajenas" (Sentencia de única instancia del
22 de octubre de 1.996, rad. 9579, M.P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll).

Este criterio, que ha sido en idénticos términos reiterado en las sentencias de única
instancia 15 de noviembre de 2.000, rad. 10.656 (M.P., Dr. Jorge Córdoba Poveda) y la
del 18 de julio de 2.001, rad. 14.661 (M.P., Dr. Nilson Pinilla Pinilla) los fallos de
casación del 20 de noviembre de 2.001, rad. 13.948 (M.P., Dr. Álvaro Orlando Pérez
Pinzón) y del 21 de noviembre de 2.002, rad. 13.148 (M. P., Dra. Marina Pulido de
Barón), no es de ningún modo novedoso, pues, precisamente en la sentencia que cita
el casacionista como antecedente, y que data del 16 de marzo de 1.988, ya la Corte
había precisado que:

"Ocurre sin embargo, que ha sido permanente motivo de discrepancia jurisprudencial y


doctrinal si una grabación es o no medio de prueba y cuál su naturaleza. En Colombia,
a partir de 1.971 con la adopción del Código de Procedimiento Civil, se despejó dicha
problemática al consagrar en el artículo 251 que "…son documentos los escritos,
impresos, planos, dibujos, cuadros, fotografías, cintas magnetofónicas, radiografías,
talones, contraseñas, cupones, etiquetas, sellos y, en general …" por cuanto no es
imperioso identificar como documento todo aquello que conste por escrito, sino el
hecho que sobre el mismo se haya representado alguna cosa a través de los signos
gráficos que constituyen la escritura o que permitan que su contenido se perciba
directamente, es decir, sin pasar a través de la mente del hombre, como lo serían por
ejemplo, las fotografías y las grabaciones magnetofónicas.

Por ello, las grabaciones magnetofónicas que constituyen una clase de documento
privado, resulta apto como medio de prueba al tenor de lo preceptuado por los
artículos 262 del Código de Procedimiento Penal anterior y 258 del actualmente
vigente, cuyo valor depende de su autenticidad, aducción, publicidad y controversia
procesal" (M.P., Dr. Lisandro Martínez Zúñiga).

Bajo tales premisas, entonces, como dentro de los criterios de valoración forzoso es
tener en cuenta su autenticidad, publicidad y controversia procesal, debe precisarse
que para este evento específico, al disponer el inciso tercero del artículo 351 del
Decreto 2700 de 1.991 -y el cuarto del 301 de la Ley 600 de 2.000 en idénticos
términos- que "el funcionario judicial dispondrá la práctica de pruebas necesarias para
identificar a las personas entre quienes se hubiere realizado la comunicación
telefónica", está supeditando la validez de la prueba a la demostración de su
autenticidad, no solo porque en estos casos su producción se lleva a cabo sin el
consentimiento ni el conocimiento de la persona o personas en cuya intimidad se
entromete el Estado pero con un fin legítimo y en los casos y bajo las condiciones
impuestas en la constitución y la ley, sino porque apriorísticamente no puede servir de
sustento a una imputación.

En realidad, se trata de una prueba de producción compleja, pues no se limita a la


captación magnetofónica de las voces, labor que implica una actividad operativa
simplemente mecánica, como es adaptar los dispositivos del caso para su grabación,
por supuesto, previa autorización judicial, para su perfeccionamiento requiere del
funcionario judicial la identificación de los autores de las mismas, salvo que aquellos
contra quien se opongan no desconozcan antes de la finalización de la audiencia
pública, "su conformidad con los hechos o con las cosas que se expresan", tal como lo

202
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

disponía el artículo 277 del Decreto 2700 de 1.991 y actualmente lo reitera, en


términos similares el artículo 262 de la Ley 600 de 2.000, al regular lo pertinente al
reconocimiento tácito, precisamente, en el capítulo pertinente a la prueba documental.

203
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 27/03/2003
DECISION : Casa parcialmente absolviendo a un procesado,
otorga
libertad, no casa por otro
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D.C.
PROCESADO : FRANCO RODRIGUEZ, NELSON
PROCESADO : GUTIERREZ MEJIA, ALFONSO
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 17247
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Aclaración de voto DR. HERMAN GALAN CASTELLANOS

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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NULIDAD-Falta de competencia/ INIMPUTABILIDAD-Menor de edad

1. La incompetencia del juez, indudablemente, constituye causa suficiente, por ser


violatoria del debido proceso, para que se declare la nulidad del proceso. Pero la
técnica de la casación exige que esta censura, si bien ha de ser formulada por la vía de
la causal tercera, deba ser fundamentada de acuerdo con la lógica de la primera.

No basta argumentar, como lo ha hecho el recurrente, que el proceso, desde la


sentencia hasta la apertura de instrucción, debe declararse inválido porque en su
penúltima etapa -la sustentación del recurso de apelación interpuesto contra la
sentencia-, no obstante haberse probado documentalmente que la inculpada era
menor de edad, quien profirió el fallo no fue el Juez de Menores sino el Juez Penal del
Circuito.

Este tipo de réplica a la legalidad de la sentencia, es aceptable en las instancias


ordinarias. Pero no en sede de casación. Quien acude a este recurso extraordinario,
luego de postular el cargo de acuerdo con la causal tercera, debe partir de determinar,
desde la perspectiva de la causal primera, si la violación de la ley sustancial
ocasionada por el yerro hallado en la sentencia se produjo de modo directo o por vía
indirecta.

Si se inclina por la primera de las formas -la violación directa-debe relacionar las
normas que el sentenciador aplicó indebidamente, las que omitió aplicar o, según el
caso, aquellas que interpretó erróneamente por otorgarles un sentido o un alcance
equivocado, sin controvertir los hechos ni la forma como se declararon probados.

Si prefirió la segunda forma -violación indirecta-, corre con la carga de señalar el


género y la especie de los errores de hecho en la apreciación probatoria que ha
descubierto en la sentencia. Es decir, debe indicar si se trata de errores originados en
falsos juicios de identidad, falsos juicios de existencia o en errores de raciocinio; y si se
trata de errores de derecho, debe precisar si se generaron en falsos juicios de
legalidad o, muy excepcionalmente, en falsos juicios de convicción.

En ambas hipótesis -violación directa o indirecta-, adicionalmente le corresponde


probar la trascendencia del yerro en la sentencia y, obviamente, en la competencia del
juez que la profirió.

De ninguna de estas maneras procedió el recurrente. Se limitó a afirmar que el


Tribunal, por no haber considerado el registro civil de nacimiento allegado al proceso,
dictó sentencia, sin tener competencia para ello, contra una persona inimputable por
razón de su minoría de edad. La incompetencia del juez. Pero la argumentación
orientada a probarla, debe conducirse por los carriles metodológicos establecidos por
la técnica de casación. Así lo tiene definido la Corte:
204
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

"En este evento, si bien el casacionista se acoge a la causal de casación prevista para
denunciar la configuración de un motivo de nulidad derivado de la falta de
competencia del juzgador, el desarrollo que imprime a la censura no resulta ser
acertado, pues se deja de considerar que a esta clase de desaciertos se llega por
haberse incurrido en vicios in iudicando, es decir, en el acto mismo de juzgar sea
directamente por incurrir en errores en el plano del puro raciocinio jurídico que
determinaron la falta de aplicación, la exclusión evidente o la interpretación errónea de
disposiciones de derecho sustancial, y por tal vía, de aquellas que establecen la
competencia del juzgador, o de modo indirecto a través de la errada apreciación
probatoria."

"Sobre la forma como su demostración debe asumirse, la jurisprudencia tiene


establecido que la censura por este motivo de casación es de fundamentación mixta,
puesto que debe formularse al amparo de la causal tercera pero desarrollarse
siguiendo los lineamientos técnicos de la primera, optando por una de las dos vías
establecidas para ella. Si opta por la vía directa es deber indicar las disposiciones que
el juzgador aplicó indebidamente y de las que correlativamente dejó de aplicar, o
aquellas en las que se equivocó en fijar su contenido o alcance y las razones jurídicas
de este desacierto, sin que por dicha vía resulte procedente controvertir la apreciación
probatoria. Si la transgresión de la ley se originó en errores de apreciación probatoria,
es deber concretar cada uno de ellos, si de existencia, identidad, legalidad o
convicción, y demostrar su trascendencia o incidencia en la violación de la ley y, por
ende, la falta de competencia del órgano juridiscente con compromiso de la validez del
juicio" (Sentencia del 14 de enero del 2002, M. P. Fernando E. Arboleda Ripoll,
radicación número 11525. ).

2. El artículo 246 del Código de Procedimiento Penal de 1991 (232 en la normatividad


vigente), establecía que "toda providencia debe fundarse en pruebas legal, regular y
oportunamente allegadas a la actuación".
...

En el expediente, siempre se ha dicho que la procesada es "indocumentada"; sin


embargo, después, anexa al escrito de interposición de la casación, el apoderado hace
llegar una copia de una "tarjeta de identidad", expedida a nombre de (...), el 11 de
marzo de 1997, vale decir, días antes del de los hechos, cometidos el 26 de abril del
mismo año. El interrogante es manifiesto: si (...) tenía registro de nacimiento -que
supuestamente mostraba su verdadera edad-, si poseía tarjeta de identidad, ¿ por qué
decía que tenía 18 años y que era indocumentada?. ¿ Y por qué estas pruebas no
fueron blandidas dentro de las muchas posibilidades que otorgaba la ley tanto a ella
como a su apoderado?. Son inquietudes que resultan después de las etapas
establecidas por la ley para presentar, solicitar y debatir pruebas y que,
coincidencialmente, existiendo con antelación las mencionadas pruebas documentales,
es decir, dentro del proceso, sólo al final son aducidas.

Mientras tanto, se impone insistir en el mismo punto: no procede la declaración de


nulidad porque los jueces no incurrieron en irregularidad alguna, o sea, actuaron
correctamente, con base en la prueba existente dentro del proceso regular, es decir,
aquella relacionada con las dos instancias.

MAGISTRADO PONENTE DR. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación Discreciona


FECHA : 27/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Pereira
PROCESADO : GUAPACHA, MARCELA
NO RECURRENTE : GIRALDO LOAIZA, WALTER
NO RECURRENTE : GUAPACHA PESCADOR, JHON JAIRO
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 16326
PUBLICADA : Si

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

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ERROR DE HECHO-Falso juicio de existencia/ PERJUICIOS-Reformatio in


pejus/ REFORMATIO IN PEJUS/ PERJUICIOS-Su naturaleza es estrictamente
civil: No es una pena en sí

1. La violación indirecta de la ley sustancial propuesta por el casacionista fue por error
de hecho por falso juicio de existencia . Este dislate, como se sabe, se produce cuando
el Juez omite la apreciación de pruebas validamente allegadas al proceso o cuando,
inversamente, infiere consecuencias valorativas a partir de un medio de convicción
que no forma parte del proceso por no haber sido legal y oportunamente incorporado.

Basta con hacer un sencillo examen a las actuaciones o una confrontación directa del
acopio probatorio y las motivaciones del fallo impugnado, para concluir que en el caso
que convoca la atención de la Sala se estructura cabalmente el yerro invocado por el
casacionista, esto es, un falso juicio de existencia por preterición.

2. Es indudable que de la muerte violenta causada a (...) se derivaron gravísimos daños


para sus familiares y como quiera que no es posible calcularlos pecuniariamente en
razón a que aquellos no se constituyeron en parte civil, ni dentro de la actuación
cumplida se adelantó diligencia alguna tendiente a establecerlos como lo disponía el
artículo 334-6 del Código de Procedimiento Penal derogado ( hoy, artículo 331-6),
debe la Corte, constituida en Tribunal de instancia entrar a estimarlos de conformidad
con las previsiones de los artículos 56 del Código de Procedimiento Penal y 97 del
estatuto punitivo. Por consiguiente, teniendo en cuenta la naturaleza de la conducta -
homicidio agravado- y la magnitud del daño causado a la compañera permanente y a
la hija del occiso, de quienes sólo se conoce la edad de la primera para la época de los
hechos - 22 años- y que dependían económicamente de la víctima, los tasa en
trescientos (300) salarios mínimos legales mensuales vigentes al momento de la
liquidación y pago del perjuicio como suma equitativa por indemnización
compensatoria, los cuales deberán ser cancelados solidariamente por los procesados
(...). Este monto equivale aproximadamente a 3.124 gramos oro*, de manera que no
supera el monto de la indemnización que autorizaban los artículos 106 y 107 del
Código Penal vigente para la época de los hechos ( hasta 1.000 gramos oro para los
perjuicios morales y 4.000 gramos oro para los daños materiales no valorables
pecuniariamente).

Debe resaltarse que esta condena en perjuicios no entraña violación alguna a la


prohibición de reformatio in pejus. Como lo ha reiterado de manera invariable la
Sala**, la prohibición de la reforma en perjuicio contenida en el artículo 31, inciso 2º,
de la Carta Política consiste en la imposibilidad que tiene el superior de un funcionario
judicial de agravar la pena impuesta al procesado cuando éste tiene la calidad de
apelante único, entendiendo por pena las sanciones señaladas expresamente en el
Código Penal y que en sus diferentes categorías limitan o restringen algunos derechos
y libertades del justiciable, característica que hace diferencia con la indemnización de
perjuicios, en cuanto esta condena se impone como una consecuencia del hecho
punible, fuente de la obligación de cubrirlos al tenor de lo señalado en el artículo 1.494
del Código Civil y, por lo tanto, su naturaleza es civil y de ninguna manera penal.

En sentencia del 10 de noviembre de 1993, con ponencia del Magistrado Edgar


Saavedra Rojas, dijo la Sala:

"Es tan clara la naturaleza civil, que no penal, de los perjuicios ocasionados con el
delito, que su resarcimiento puede pretenderse alternativamente por la vía civil o
mediante el ejercicio paralelo de la acción civil dentro del proceso penal; ejercicio que
es facultativo para la persona perjudicada patrimonialmente con la delincuencia,
porque de su voluntad dependerá instaurarla o no; aunque es preciso reconocerlo, esta
última parte ha sido modificada parcialmente por cuanto a partir del Código Procesal
de 1987 se consagró la norma rectora del restablecimiento del derecho que se
conserva en la actual normatividad procesal y que tiene una amplia reglamentación a
lo largo y ancho de la codificación, que impone al juez, entre otras imperativas
obligaciones, la de condenar en concreto en aquellos casos donde se hubieren
producido perjuicios.

206
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Es obvio que tales reformas legislativas no modifican los perjuicios en su naturaleza


estrictamente civil; cualidad que los hace renunciables, desistibles, transigibles, y
transmisibles, dentro de las características propias de cualquier otra obligación civil de
carácter contractual o extracontractual.

En tales circunstancias mal puede pensarse que los perjuicios patrimoniales surgidos
como consecuencia de una acción u omisión delictivas, pudieran ser considerados
como pena, pues su naturaleza los hace completamente diferentes.

Dentro de esta necesaria diferenciación entre pena y perjuicio, débese recordar
igualmente que mientras la primera ha sido creada por una ley penal, el segundo
tiene su origen y reglamentación en una ley civil.

Por la diversa naturaleza de los dos conceptos, la pena es de orden público y por ello
de imperativa imposición; mientras que la condenación en perjuicios sigue siendo
transigible, desistible y renunciable, a pesar de haber sido establecida como una
obligación para los jueces penales en aquellos casos en que se hubiera demostrado la
existencia de aquellos.

La pena es personalísima y por ello no puede proyectarse sobre los parientes del
condenado, si sobre ninguna otra persona, al contrario de lo que sucede con los
perjuicios que por ser eminentemente civiles son transmisibles, porque hacen parte del
universo patrimonial y por tanto se proyectan sobre los herederos del condenado,
como una parte muy importante del pasivo del patrimonio que recibe sucesoralmente".

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 27/03/2003
DECISION : Si casa, condena, redosifica, modifica pena
accesoria,
condena en perjuicios...
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Riohacha
NO RECURRENTE : SANCHEZ PEREIRA, ANGEL DOMINGO- SARGENTO
DE
POLICIA
NO RECURRENTE : VALDES JULIO, MANUEL FRANCISCO- AGENTE DE
POLICIA
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 11873
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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TESTIMONIO-No se puede desestimar si posteriormente se vincula al


declarante/ PRUEBA-Irregularidades en el proceso de formación probatoria

1. Un testimonio no puede verse desestimado por el sólo hecho de que posteriormente


la investigación establezca que la persona que lo rinde deba ser vinculada como
autora, determinadora o cómplice (Cfr. cas. julio 30/93. Rad. 7774. M. P. Gómez
Velásquez).

2. Las irregularidades cometidas en el proceso de formación de la prueba, por


desconocimiento de las ritualidades previstas por la ley para poder ser apreciados los
medios recaudados, no trascienden la prueba misma, y que por lo mismo para
corregirlos tan sólo basta con su exclusión del fallo sin que resulte necesario anular lo
actuado por no comportar la existencia de un error que afecte la estructura del
proceso o un vicio de garantía de los sujetos procesales.

207
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 27/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Tunja
PROCESADO : ACHURY RODRIGUEZ, BLANCA JUDITH
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 14179
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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NULIDAD-Defensa técnica/ PRUEBA-En Audiencia Pública: Principios de


oralidad, publicidad y contradicción/ DERECHO DE DEFENSA-Inactividad del
abogado/ RECONOCIMIENTO EN FILA DE PERSONAS-Fotográfico: Formas
de individualizar al imputado/ INDAGATORIA-Interrogatorio/
CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACION PUNITIVA-No es necesario que la
norma que la tipifica aparezca especificada en la acusación/ RESOLUCION DE
ACUSACION-Nomenclatura penal

1. La propuesta de nulidad en el ámbito de la casación, cualquiera sea el motivo que se


invoque, no está exenta de las exigencias técnicas y de contenido que de manera
reiterada la jurisprudencia de la Corte ha venido precisando. Las causales de invalidez,
como remedio procesal extremo y de protección de los derechos, están sometidas a
una serie de exigencias y principios que hacen imprescindible que el vicio atribuido
tenga una correcta y cabal demostración de su ocurrencia, así como de la
trascendencia en la actuación procesal que se objeta.

Si se trata del derecho a la defensa técnica, esto es, la que se desprende de la


actividad ejercida por un profesional del derecho bien sea nombrado por el procesado
o de oficio por el respectivo funcionario judicial, su desconocimiento debe ser
analizado con respecto a la forma como asumió la defensa, máxime cuando de cara a
la actuación procesal el respectivo profesional ha adoptado una actitud pasiva. Quien
pretenda la ruptura del fallo por este motivo, debe demostrar que efectivamente hubo
un abandono grave de las funciones propias de esa actividad.

No es pues una causal fácil de acreditar por la variedad de aspectos que se deben
tener en cuenta para su prosperidad, ya que su demostración implica no solamente la
identificación del acto procesal irregularmente cumplido, sino también probar que
jurídicamente se imponía su ejecución de conformidad con las reglas previamente
establecidas, así como la incidencia del vicio en el desarrollo del proceso o en el
resultado final del mismo, y en el menoscabo de las garantías procesales que la
Constitución y la ley reconocen a favor del procesado.

Es que, como reiterativamente lo ha advertido la Sala, es probable que el defensor no


solicite pruebas, no intervenga en las diligencias que no son obligatorias, no impugne
las decisiones, lo cual no es suficiente para concluir que esa actitud vulnera el derecho
defensivo de los procesados. Es necesario establecer, de acuerdo a los datos que
suministre el proceso, si el respectivo representante judicial estuvo profesionalmente
pendiente del desarrollo de las diligencias, de tal manera que no limitó su actividad a
una actitud presencial o nominal sino que ejecutó actos de control, cuya verificación
puede hacerse a través de las notificaciones que se le efectuaron de las distintas
actuaciones acaecidas a lo largo del proceso.

En ese ejercicio de constatar si se ha vulnerado el derecho a la defensa, es obligatorio


determinar también si el mismo ha sido garantizado a través de las actuaciones que se
han surtido, y que permitan predicar que el proceso tuvo un desarrollo normal, acorde
con los parámetros legales. Y, finalmente, en aras de establecer que los actos que se
adelantaron al margen del rito no constituyan el incumplimiento de requisitos

208
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

meramente formales, es necesario establecer la trascendencia de la irregularidad para


preservar la finalidad garantista de la actuación que, con miras a adelantar un debido
proceso, impide que se afecten los derechos sustanciales de las partes o la estructura
básica del mismo.

2 En el marco del proceso penal, tanto la etapa de instrucción como la de juzgamiento


contienen la posibilidad de que se aduzcan pruebas, bien de oficio o a solicitud de
parte, debiendo ordenar el juzgador la práctica de aquellas que resulten necesarias
para las resultas del proceso. Como en la vista pública tiene lugar el debate oral y es
en ese acto donde los sujetos procesales tienen una clara oportunidad de controvertir
la prueba allegada, se ha dicho por esta Corporación que tal acto de juzgamiento es la
máxima expresión de los principios de oralidad, publicidad y contradicción que sirve de
fundamento para proferir el fallo que en derecho corresponda.

3. Es necesario acudir al desarrollo de la actuación procesal para determinar y


demostrar que esa inactividad que se le atribuye al defensor, no podía haber hecho
parte de una estrategia defensiva, matizada por ausencias u omisiones, pero al fin y al
cabo razonablemente idónea como actitud expectante de defensa.

El derecho de defensa puede ejercerse no sólo a través de actos positivos de gestión,


sino también de actitudes pasivas, se reitera. Es por ello que cuando se plantea esta
clase de vicio en casación, no basta demostrar que el defensor dejó de actuar, porque
bien puede suceder que su actitud responda a una estrategia defensiva, sino que la
inactividad que se advierte es producto de la indiferencia o el abandono absoluto de la
gestión encomendada. -Cfr. Sentencias de casación del 16 de diciembre de 1998 y 10
de octubre de 2001, Rdos. 10.337 y 14.734, M.P. Carlos Eduardo Mejía Escobar; 16 de
junio de 2000 y 23 de mayo de 2002, Rdos. 12.231 y 18.186, M.P. Fernando Arboleda
Ripoll, entre otras-.

En el presente evento resulta obvio que la crítica sobre la pasividad profesional se


construye desde la perspectiva del resultado del proceso, como si la idoneidad
defensiva o el ámbito dentro del cual opera la garantía pudieran calificarse a partir de
la cantidad de intervenciones realizadas por el abogado encargado de la defensa, o de
las orientaciones adoptadas por los sucesivos profesionales encargados de asumirla,
aspectos todos ajenos al control judicial dado el amplísimo grado de autonomía que
debe otorgarse a la parte que se defiende. Reducir la garantía de defensa a un
inexistente deber jurídico del empleo efectivo de los mecanismos de impugnación, o a
la falta de controversia probatoria, para derivar de esas supuestas falencias un
abandono funcional de la labor defensiva, constituye cuando menos un argumento
desproporcionado, pues una tal postura bien pudo adoptarse ante la contundencia de
los fundamentos aducidos para sustentar las diversas decisiones de fondo tomadas en
el proceso, o porque la petición de pruebas podría implicar desmejora en la situación
jurídica del implicado.

Lo importante, entonces, es que durante el desarrollo de la actuación el procesado


cuente con la asesoría y supervisión de un profesional del derecho, quien debe velar
porque no se le desconozcan sus garantías procesales, que el acto sea legítimo y
regular, lo cual se logra a través de actos de vigilancia, control y seguimiento del
trámite procesal.

4. El Art. 360 del C. de P. Penal anterior, norma vigente para la época de los
acontecimientos, exigía que el imputado fuera interrogado "en relación con los hechos
que originaron su investigación" -como igualmente hoy lo dispone el Art. 338, inciso 4º
de la Ley 600 de 2000, sólo que en la actualidad es menester que se le ponga de
presente al indagado "la imputación jurídica provisional"-, a efecto de que pueda
explicar su proceder. Luego, "el interrogatorio que debe desarrollar el funcionario
judicial depende, como es apenas obvio, de la postura que asuma el indagado en la
diligencia, no de fórmulas abstractas preconcebidas." -Cfr. Sentencia del 17 de agosto
de 2000, Rdo. 12.704, M.P. Mario Mantilla Nougués, entre otras-.

209
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 27/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Barranquilla
PROCESADO : ZULUAGA NOGUERA, HUMBERTO JAVIER
PROCESADO : GALEANO PULIDO, RAUL ALBERTO
DELITOS : Estafa agravada
PROCESO : 18171
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

****************************

VINCULACION AL PROCESO PENAL-En ausencia: Declaración de persona


ausente/ REO AUSENTE/ DEFENSA TECNICA-Garantía permanente/
DERECHO DE DEFENSA-Debe ser garantizada durante todo el proceso/
DEFENSA TECNICA-Silencio como estrategia defensiva

1. La vinculación del imputado al proceso mediante la declaración de persona ausente,


no constituye un procedimiento facultativo o sucedáneo de la vinculación a través de
indagatoria, sino una posibilidad residual o supletoria, que sólo procede cuando
intentadas las diligencias necesarias para citar y encontrar al imputado, no ha sido
posible conseguir que comparezca, según lo establecía el artículo 356 del derogado
estatuto procesal penal (artículos 332 y 344 de la Ley 600 de 2000).

Igualmente ha dicho la Corte, que en el propósito de conseguir que el sindicado


concurra para ser escuchado en indagatoria, el Estado debe agotar todas las
posibilidades razonables para ello, atendiendo las informaciones con las que cuente,
de modo tal, que la decisión de dar curso al proceso en su ausencia sea el resultado de
una de dos circunstancias: La primera, que pese a haber sido agotados los medios para
conseguir su ubicación, fue imposible localizarlo, y la segunda, que no obstante haber
sido informado de la actuación adelantada en su contra, decidió voluntariamente
marginarse de la oportunidad de concurrir para ser escuchado en indagatoria*.

En las dos situaciones anteriores, es preciso cumplir los requisitos señalados por el
legislador para proceder a la vinculación en ausencia: Primero, citar para indagatoria;
segundo, librar la orden de captura, y tercero, emplazar, siendo cada uno de ellos
presupuesto del siguiente, con la salvedad de la primera exigencia, de la cual puede
prescindirse cuando el delito por el que se procede impone acudir directamente a la
orden de captura, o no ha sido posible establecer el sitio de ubicación concreta del
implicado (artículos 356, 375 y 376 del derogado Código de Procedimiento Penal;
artículo 336 del actual).

No obstante, como de tiempo atrás lo ha señalado esta Sala, en punto de garantizar el


derecho de defensa no asta con que simple y llanamente se cumplan los pasos
indicados, sino que compete al funcionario judicial orientar su labor a establecer el sitio
o dirección donde puede ser localizado el imputado, así como asegurarse de que los
datos obtenidos sean correctamente anotados en las citaciones remitidas a quien se
debe vincular a la actuación y en las comunicaciones enviadas a las autoridades
cuando se dispone la captura**.
...

Tanto el defensor como el Procurador delegado incurrieron en el error de considerar en


sus escritos todas las informaciones que de (...) se tenían en el expediente,
especialmente las obtenidas con posterioridad a su vinculación, sin percatarse que el
ámbito de la nulidad propuesta se refiere única y exclusivamente a las informaciones
que del procesado se tenían antes de ser dispuesto su emplazamiento, pues no de otra
manera se explica que la cobertura de la invalidación solicitada, en caso de prosperar,
debía surtirse desde la decisión de acudir a la vinculación supletoria del implicado,

210
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

dada la imposibilidad de conseguir que se le vinculara de manera personal mediante


indagatoria.

Además, no sobra advertir, que si bien el legislador exige que los funcionarios
judiciales adelanten las gestiones necesarias para citar y asegurar la comparecencia
del sindicado al proceso previamente a disponer su emplazamiento, tal labor esta
circunscrita a las informaciones con que se cuente en la actuación, como que no están
llamados a lo imposible.

2. El derecho mencionado se encuentra reconocido como fundamental en el artículo 29


de la Carta Política desde dos ópticas que inescindiblemente deben converger como
condición de validez: la defensa material ejercida directamente por el procesado y la
asistencia técnica o letrada que adelanta un abogado en representación de aquel, lo
cual se asienta en la necesidad de asegurar un equilibrio, no solo entre los sujetos
procesales, sino también respecto de quien está investido de la facultad de decidir en
nombre del Estado, para obviar situaciones de indefensión en la dialéctica propia del
trámite judicial.

El derecho de defensa, entonces, tiene un carácter unitario, real, continuo y


permanente durante toda la actuación. No obstante, no cualquier vacío que de él se
produzca en el trámite conduce de manera ineludible a la invalidación del proceso, o a
la nulidad de actuaciones ulteriores, pues sólo hay lugar a ello cuando el vicio
involucra las garantías de los intervinientes o trastoca los pilares fundamentales del
sumario o de la causa, habida cuenta que una posición diversa contraría la prevalencia
del derecho sustancial (artículo 228 Carta Política), a la vez que se desvincula de los
principios que rigen la declaratoria de las nulidades (artículo 308 Código de
Procedimiento Penal de 1991, que con alguna adición corresponde al artículo 310 de la
Ley 600 de 2000).

Por tanto, cuando lo pretendido es la invalidación de la actuación por quebranto del


derecho a la defensa, es imprescindible que así lo indique el censor, exprese sus
fundamentos, señale los preceptos que considera violados, ubique la actuación donde
se produjo, así como la cobertura de la invalidez, y lo más importante, que demuestre
la forma en que la irregularidad tuvo injerencia en el trámite donde se profirió el fallo
reprochado, habida cuenta que en esta impugnación extraordinaria no tiene cabida la
exposición de inconsistencias intrascendentes.

3. Para alegar la violación del derecho a la defensa técnica en casación es


imprescindible demostrar que efectivamente el defensor abandonó de manera
absoluta su encargo profesional, pues de lo contrario, si la actuación informa que
estuvo atento al desenvolvimiento del trámite, como en este asunto ocurrió, en el cual
los defensores adelantaron gestiones tales como notificarse personalmente de algunas
providencias, presentar peticiones, solicitar pruebas, intervenir en la audiencia pública
e impugnar el fallo de primer grado, la conclusión no es otra que tal actividad
expectante no puede ser desvirtuada como estrategia defensiva por existir un parecer
profesional diverso como el que expone el casacionista.
...

Con relación a las precisiones jurisprudenciales en punto de la inactividad o silencio del


defensor como estrategia defensiva o como simple negligencia, que motivaron la
concesión discrecional de este recurso de casación se tiene, que si el derecho a la
asistencia técnica es una garantía judicial de carácter material, también su quebranto
tiene que concretarse en un daño efectivo, no meramente formal, para los intereses
del procesado, razón por la cual, no es posible concebir apriorísticamente y con
carácter general y absoluto las vicisitudes que comportan que la inactividad o el
silencio del defensor se tengan como estrategia defensiva, pues resulta imprescindible
evaluar los rasgos de cada asunto concreto, para deducir, que en efecto, el
comportamiento omisivo adoptado por el letrado corresponde a una estrategia de
defensa, o por el contrario, al abandono del encargo profesional.
--------------------------------------------------------
* Cfr. Sentencia del 18 de diciembre de 2000. M.P. Dr. Carlos E. Mejía Escobar, entre otras.
** Cfr. Sentencia del 6 de junio de 2002. M.P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll, entre otras.

211
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

MAGISTRADO PONENTE DRA. MARINA PULIDO DE BARON

Sentencia Casación Discrecional


FECHA : 27/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Juzgado 43 P.C.
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : RICO RICO, NESTOR ALFONSO
DELITOS : Estafa
PROCESO : 16935
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

****************************

DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO ECONOMICO-Circunstancias de


agravación: Art.267.1/ DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO ECONOMICO-
Cuantía: El valor del salario M.L.M. es el vigente al momento de la comisión del
hecho/ CONGRUENCIA-Acusación y sentencia/ RESOLUCION DE
ACUSACION-Requisitos formales/ FALSO RACIOCINIO

1. El delito de estafa por el que se procede recibió en la nueva normatividad sustancial


(ley 599 de 2000, artículos 246 y 267-1) algunos cambios, consistentes en que
disminuyó a ocho (8) años el máximo de la pena de prisión y modificó la circunstancia
de agravación referida al valor de la cosa sobre la cual se comete la conducta delictiva,
cuyo monto se elevó a cien (100) salarios mínimos legales mensuales, debe la Sala
analizar, antes de abordar el estudio de los cargos formulados en la demanda, si los
cambios normativos antes referidos tienen alguna incidencia favorable para el
procesado, específicamente para efecto de la prescripción de la acción penal.

Como lo ha señalado la Sala* "Para todos los efectos jurídicos, la cuantía del ilícito sólo
puede calcularse con base en el valor del salario mínimo legal mensual vigente al
momento de la comisión de la conducta punible, no del actual, vigente al momento de
la comisión de la conducta punible, no del actual, porque el proceso penal siempre se
refiere a un hecho supuestamente delictivo del pasado y no del presente".

Significa lo anterior que para poder deducir la circunstancia de agravación en razón del
valor de la cosa objeto de la defraudación, su monto debía ser , de conformidad con el
artículo 372-1 del Código Penal anterior, superior a $100.000.00, suma esta que de
acuerdo con la sentencia de la Corte Constitucional C- 070 de 1996 debe entenderse
en términos del valor constante del año 1981, equivalente a 18.83 salarios mínimos
legales mensuales, los cuales para el año de 1992 ascienden a la suma de
$1.227.527.70, dado que el salario mínimo legal mensual para dicha anualidad fue de
$65.190.00. Con la modificación introducida por el artículo 267-1 de la actual
codificación penal, el valor de la cosa sobre la que recae la acción delictiva debe ser
superior a cien (100) salarios mínimos legales mensuales, esto es, mayor de
$6.519.000.00.

2. La jurisprudencia ha destacado ampliamente la correlación que debe existir, en


garantía del debido proceso y el derecho de defensa, entre la resolución de acusación
y la sentencia que define su responsabilidad, en cuanto que la primera por contener la
imputación fáctica y jurídica que se le hace al procesado es presupuesto y límite del
juzgamiento, y el juez no puede desbordarla sino que está obligado a dictar el fallo en
consonancia con los cargos allí formulados, lo cual le impide condenar o absolver por
unos distintos.

3. El artículo 442 del Decreto 2700 de 1.991, al enunciar los requisitos formales de la
resolución acusatoria, señalaba en primer orden "La narración sucinta de los hechos
investigados, con todas las circunstancias de modo, tiempo y lugar que los
especifiquen", aspecto que es retomado por el actual Estatuto Procesal (artículo 398-1)
al señalar que la resolución de acusación debe contener "La narración sucinta de la
conducta investigada, con todas las circunstancias de modo, tiempo y lugar que la
especifiquen".
212
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Es indudable que esas circunstancias que especifican los hechos o la conducta


investigada, conllevan una ineludible individualización del aspecto fáctico que sirve de
soporte a la adecuación típica correspondiente y a todos aquellos elementos que
pueden en un momento determinado significar un mayor rigor punitivo. Significa lo
anterior que la consonancia aludida no implica una simple y total identidad del
factum, sino de aquella coincidencia de cargos con relevancia frente al grado de
responsabilidad que haya de inferirse al procesado, en el entendido que no cualquier
variación de su contenido puede llevar a estructurar una desarmonía entre la
resolución acusatoria y la sentencia, menos aún cuando la misma atañe a aspectos no
esenciales, de por si incapaces de modificar el verdadero ámbito de la imputación e
inepto para causar agravio alguno al ejercicio de la defensa.

4. En lugar de demostrar los errores de contemplación inicialmente denunciados, el


censor concluyó cuestionando el mérito suasorio otorgado por los jueces de instancia
al caudal probatorio incorporado al proceso. Si bien esta forma de ataque podía
plantearse para la época en que se presentó la demanda como una variedad de error
de hecho por falso juicio de identidad (hoy día llamado error de raciocinio) su
postulación debía hacerse en capítulo separado y su demostración implicaba, como lo
ha reiterado la Sala , acreditar que en el proceso de valoración probatoria el fallador
desconoció los postulados de la sana crítica, y para ello debía el censor indicar
concretamente a qué medios específicos se refiere, qué dicen ellos de manera
objetiva, qué infirió de los mismos el juzgador, cuál mérito persuasivo les fue otorgado,
señalar cuál postulado de la lógica, ley de la ciencia o máxima de la experiencia fue
desconocida, indicando cuál es el aporte científico correcto, la regla de la lógica
apropiada, la máxima de la experiencia que debió tomarse en consideración y cómo, y
finalmente, demostrar la trascendencia del error indicando cuál debe ser la apreciación
correcta de la prueba o pruebas que cuestiona, y que habría dado lugar a proferir un
fallo sustancialmente distinto y opuesto al ameritado.

----------------------------------
* Auto del 18 de diciembre de 2001, M. P. Jorge Aníbal Gómez, Rad. 12.265. En el mismo sentido,
Auto del 20 de junio de 2002, M. P. Jorge E. Córdoba Poveda, Rad. 18.569.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 27/03/2003
DECISION : No casa
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Bogotá D. C.
PROCESADO : ZEA RAMIREZ, LUIS ALEJANDRO
DELITOS : Estafa agravada
PROCESO : 15061
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

****************************

EJECUCION DE LA SENTENCIA-Proceso ejecutivo singular de mayor cuantía/


PREVARICATO POR OMISION/ CAUCION PRENDARIA-Se hace efectiva

1. Con arreglo a las previsiones del artículo 335 del Código de Procedimiento Civil,
modificado por el D.E. 2282/89, artículo 1º, numeral 157, cuando la sentencia haya
condenado al pago de una suma de dinero, el acreedor podrá formular demanda
ejecutiva en el mismo expediente ante el juez de primera instancia, dentro de los 60
días siguientes a su ejecutoria o a la notificación del auto de obedecimiento a lo
resuelto por el superior, según fuere el caso.

A su turno el inciso 2º del artículo 509 ibídem estipula que sólo podrán proponerse las
excepciones de mérito de pago, compensación, confusión, novación, remisión,
prescripción o transacción, siempre que se basen en hechos posteriores a la respectiva
providencia y las causales de nulidad previstas en los numerales 7º y 9º del artículo

213
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

140 ib., esto es, por indebida representación de las partes, y por no practicarse en
legal forma las notificación a personas determinadas, o el emplazamiento de las demás
personas aunque sean indeterminadas, que deban ser citadas como partes, o de
aquéllas que deban suceder en el proceso a cualquiera de las partes, cuando la ley así
lo ordena, o no se cita en debida forma al Ministerio Público en los casos de ley.
...

El artículo 510 ib., prevé el siguiente trámite de las excepciones de mérito: Del escrito
se corre traslado a la ejecutante por 10 días para que se pronuncie sobre ellas, adjunte
y pida las pruebas que pretenda hacer valer, vencido el cual el juez decretará las
pruebas pedidas por las partes que fueren procedentes y las que de oficio estime
necesarias y fijará el término de treinta días para practicarlas, correrá luego traslado
común por 5 días para que presenten sus alegaciones, a cuyo vencimiento dictará
sentencia.

Si prospera alguna excepción contra la totalidad del mandamiento ejecutivo, se


abstendrá de fallar respecto de las demás, pero en este caso el superior deberá
cumplir lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 306.

Si encuentra probada una excepción que conduzca a rechazar todas las pretensiones
de la demanda, podrá abstenerse de examinar las restantes. En este caso, si el
superior considera infundada aquella excepción, resolverá sobre las otras, aunque
quien la alegó no haya apelado la sentencia.

La sentencia de excepción totalmente favorable al demandado pone fin al proceso.

Si ninguna prospera o prosperan parcialmente, la sentencia ordenará llevar adelante la


ejecución en la forma que corresponda. Si prosperan parcialmente se aplicará lo
dispuesto en el numeral 5º del artículo 392.

El artículo 143 del mismo Estatuto (modificado por el decreto 2282/89 octubre 7,
mod.83), prevé en el inciso tercero que la nulidad por indebida representación o falta
de notificación o emplazamiento en legal forma, sólo podrá alegarse por la persona
afectada.

El inciso cuarto ordena al juez rechazar de plano la solicitud de nulidad que se funde en
causal distinta de las determinadas en este capítulo, en hechos que pudieron alegarse
en excepciones previas u ocurrieron antes de promoverse otro incidente de nulidad, o
que se proponga después de saneada.

El artículo 138 ibídem, dispone que el juez rechazará de plano los incidentes que no
estén expresamente autorizados por este Código o por otra ley, los que se promueven
fuera de término y aquéllos cuya solicitud no reúna los requisitos formales.

El numeral 2º del artículo 38 ib., consagra como poder de ordenación e instrucción del
juez, rechazar cualquier solicitud que sea notoriamente improcedente o que implique
una dilación manifiesta.

2. En cuanto al prevaricato por omisión, la Sala encuentra que la procesada al


pretermitir el período probatorio previsto en el literal a) del numeral 2º del artículo 510
del Código de Procedimiento Civil, no omitió ningún acto propio de sus funciones ya
que al tenor de lo previsto por los artículos 143 incisos 3 y 4, 38 y 138 del Código de
Procedimiento Civil, debía rechazar de plano las excepciones de fondo por su evidente
improcedencia, veamos.

En cuanto a la excepción de nulidad por indebida representación de la ejecutante,


porque acorde con lo estipulado por el inciso 3º del artículo 143 del Código de
Procedimiento Civil, sólo podía ser propuesta por la parte afectada, esto es, la
ejecutante y no ECOPETROL; por lo tanto, en orden a las previsiones de los artículos 38
y 138 ibídem, la procesada estaba obligada a rechazarla haciendo uso de los poderes
de ordenación e instrucción que le constreñían a rechazar las solicitudes "notoriamente
improcedentes", y atendiendo a que la ley prevé expresamente la proposición de esta
causal por la parte afectada y no por quien carece de interés.

Sobre la nulidad por indebida notificación de la sentencia base de la ejecución, igual


situación se presentaba por cuanto la ley no prevé esta causal para los procesos de

214
Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

ejecución singular de mayor cuantía cuando el título lo constituye una sentencia en


firme, por consiguiente su rechazo era un imperativo.

Comoquiera que la decisión legal era el rechazo de plano de las excepciones por su
notoria improcedencia, la procesada no estaba compelida a observar el trámite
previsto en el artículo 510 del Código de Procedimiento Civil como lo pregonan la
sentencia, el apoderado de la parte civil y el fiscal delegado; en consecuencia, al omitir
el período de pruebas no infringió este tipo penal.

3. En los términos previstos en el artículo 372 del Código de Procedimiento Penal, se


hará efectiva la caución prendaria constituida por la procesada para garantizar las
obligaciones adquiridas al materializar la detención domiciliaria, debido a que una vez
se dictó la sentencia de primer grado desapareció impidiendo su traslado al centro de
reclusión.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 27/03/2003
DECISION : Revoca sentencia, absuelve, levanta embargo,
revoca
suspen. del ejer. del cargo
PROCEDENCIA : Tribunal Superior del Distrito Judicial
CIUDAD : Valledupar
PROCESADO : MEJIA ARAUJO, ANA- JUEZ PROMISCUO
DELITOS : Prevaricato por acción, Prevaricato por omisión
PROCESO : 16444
PUBLICADA : Si

Véase también en Internet : www.ramajudicial.gov.co

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Primer Trimestre de 2003 Relatoría Sala de Casación Penal

Corte Suprema de Justicia


Relatoría Sala de Casación Penal
Indice Alfabético Primer Trimestre de 2003

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