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Registro: 193203
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO
TipoTesis: Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Localización: Tomo X, Octubre de 1999
Materia(s): Civil
Tesis: II.2o.C.200 C
Pag. 1321
[TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Tomo X, Octubre de 1999; Pág. 1321
Amparo directo 126/99. Juan Emilio Jiménez Tello. 31 de agosto de 1999. Unanimidad de votos.
Ponente: Alfonso Francisco Trenado Ríos, secretario de tribunal autorizado por el Pleno del
Consejo de la Judicatura Federal para desempeñar las funciones de Magistrado.
Época: Novena Época
Registro: 178934
Instancia: PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO
TipoTesis: Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Localización: Tomo XXI, Marzo de 2005
Materia(s): Civil
Tesis: XX.1o.187 C
Pag. 1201
[TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Tomo XXI, Marzo de 2005; Pág. 1201
Cuando en un juicio ordinario civil de divorcio necesario se ventilan cuestiones relacionadas con el
déficit de atención de hiperactividad del hijo menor habido en el matrimonio, para determinar con
quién de los cónyuges deberá quedar para su custodia y cuidado después de disuelto el vínculo
matrimonial, y se dicta un proveído por el que se admite y ordena el desahogo de la prueba
pericial en materia de paidopsiquiatría o psicología clínica, dicho auto debe ser considerado como
un acto de imposible reparación que puede afectar los derechos sustantivos de las personas que
serían objeto de la pericial en comento, por lo que el citado proveído debe impugnarse a través
del juicio de amparo indirecto en términos del artículo 107, fracción III, inciso b), de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y del diverso 114, fracción IV, de la Ley de Amparo, y no a
través del amparo directo. Esto es así, en razón de que la admisión y desahogo de esa prueba
pericial, aunque encuadre dentro de los actos procesales, excepcionalmente es de los que tienen
una ejecución de imposible reparación, dado que sus consecuencias pueden afectar directamente
alguno de los llamados derechos fundamentales del hombre, constitucionalmente tutelados por
medio de las garantías individuales; toda vez que su desahogo, tanto en la persona del menor
como en la de alguno de sus progenitores, con el fin de estar en condiciones de poder determinar
a quién de los padres le corresponderá la custodia del menor después de concluido el juicio de
divorcio, puede tener como consecuencia una afectación que no se destruirá con el solo hecho de
que quien la sufrió obtenga una sentencia favorable.
[TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Tomo XXIII, Enero de 2006; Pág. 2449
[TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Tomo XXIII, Enero de 2006; Pág. 2449
[TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Tomo XXV, Mayo de 2007; Pág. 2145
Cuando dentro del juicio se decreta la práctica de una prueba pericial en psicología a cargo de una
de las partes, su desahogo, dada su especial naturaleza, constituye un acto de imposible
reparación, en razón de que podría violar derechos fundamentales de la persona, desde la
perspectiva de la invasión a su derecho a la intimidad e individualidad, de poner al descubierto
cuestiones ajenas al objeto de esa prueba; por lo cual, en su contra procede el amparo indirecto
en términos del artículo 107, fracción III, inciso b), de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, y del diverso 114, fracción IV, de la Ley de Amparo, a efecto de someterlo a un
inmediato análisis constitucional para que se determine su legalidad o ilegalidad.
[TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Tomo XXIX, Mayo de 2009; Pág. 1093
Conforme lo establece el artículo 298 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal,
se desprende de manera taxativa que el Juez no podrá admitir pruebas o diligencias: a) ofrecidas
extemporáneamente; b) que sean contrarias al derecho o a la moral; c) que versen sobre hechos
que no hayan sido controvertidos por las partes o hechos imposibles o notoriamente
inverosímiles; y, d) que no reúnan los requisitos señalados en el artículo 291 del mismo código
procesal. En su último párrafo, el artículo en comento señala, que en asuntos del orden civil sólo
serán apelables en el efecto devolutivo los autos a través de los cuales: I) Se deseche cualquier
prueba; y, II) Se admitan pruebas que no debían ser admitidas (las antes listadas). Por tanto, como
el auto a través del cual se admite una prueba pericial en psicología que fue ofrecida en tiempo,
no es contraria al derecho o a la moral, no versa sobre hechos no controvertidos o imposibles o
notoriamente inverosímiles y su ofrecimiento cumple con los requisitos señalados por el artículo
291 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, evidentemente que al no
encuadrar en ninguna de las hipótesis del numeral 298 del código procesal civil, lógicamente debe
sostenerse que dicho auto no es apelable.
[TA]; 9a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Tomo XXX, Julio de 2009; Pág. 2047
La práctica de una prueba pericial en psicología y psiquiatría implica que al tomar en cuenta las
bases del conocimiento de la psiquis normal y las desviaciones de la normalidad, se determinará si
el individuo a quien se practicará dicha probanza se encuentra en los parámetros de lo que la
ciencia califica como normal para así otorgar un diagnóstico del problema de la persona a quien se
le practique, pues dicha prueba es ofrecida con el objeto de determinar la personalidad y perfil
psicológico de una persona y de su interrelación con los que lo rodean, en la cual se evidencian
características y condiciones diversas vinculadas con cuestiones que pertenecen a la más absoluta
intimidad personal, lo que desde luego implica una intromisión o invasión a su individualidad,
habida cuenta que se podrían poner al descubierto aspectos o características psicológicas que tal
vez nada tengan que ver con el objeto de la prueba, como tampoco con los derechos cuestionados
en el juicio correspondiente. Por ende, es dable afirmar que la práctica de dicha prueba afecta la
privacidad del sujeto a quien se le practicará pues se trata de una medida restrictiva de la
inviolabilidad propia de todo ser humano respecto de su cuerpo y mente, en razón del derecho a
la intimidad e individualidad en lo más íntimo de su persona. De ahí que pueda sostenerse que,
esencialmente, el derecho sustantivo que podría resultar afectado con motivo de la práctica de las
mismas es el de la inviolabilidad del cuerpo y mente a que tiene derecho todo ser humano, mismo
que se encuentra contemplado en el artículo 16 constitucional, que señala: "Nadie puede ser
molestado en su persona ...", puesto que tales cuestiones personales reveladas serán plasmadas
en el resultado del peritaje, mismo que será puesto a la vista de las partes, inclusive a la
indiscreción de cualquier persona que tenga acceso al expediente, con lo cual se ventilan aspectos
de su intimidad e integridad física, con independencia del acto de molestia ocasionado al tener
que acudir al consultorio médico para su desahogo. En virtud de lo anterior, procede el juicio de
amparo indirecto en contra del auto que admite y ordena el desahogo de dichas pruebas por
implicar una afectación de imposible reparación sin que en el caso deba agotarse el principio de
definitividad, ya que el auto que admite pruebas no resulta apelable salvo que se trate de
probanzas cuyo ofrecimiento se encuentre prohibido por los artículos 285 y 298 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, además porque no es lógico subordinar un valor
fundamental como es la integridad personal a un criterio meramente procesal.
Amparo en revisión 130/2008. Eliseo Larios Moheno. 14 de agosto de 2008. Unanimidad de votos.
Ponente: Víctor Francisco Mota Cienfuegos. Secretaria: María Estela España García.
Época: Novena Época
Registro: 162020
Instancia: PRIMERA SALA
TipoTesis: Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Localización: Tomo XXXIII, Mayo de 2011
Materia(s): Civil
Tesis: 1a. LXXIX/2011
Pag. 234
[TA]; 9a. Época; 1a. Sala; S.J.F. y su Gaceta; Tomo XXXIII, Mayo de 2011; Pág. 234
PRIMERA SALA
Amparo directo 30/2008. 11 de marzo de 2009. Mayoría de tres votos. Disidentes: José de Jesús
Gudiño Pelayo y Sergio A. Valls Hernández. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Fernando
A. Casasola Mendoza.
Época: Décima Época
Registro: 2000875
Instancia: NOVENO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER CIRCUITO
TipoTesis: Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Localización: Libro VIII, Mayo de 2012, Tomo 2
Materia(s): Constitucional
Tesis: I.9o.P.6 P (10a.)
Pag. 2091
[TA]; 10a. Época; T.C.C.; S.J.F. y su Gaceta; Libro VIII, Mayo de 2012, Tomo 2; Pág. 2091
Conforme al artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la salud física
y mental de los menores es un derecho sustantivo garantizado expresamente, y reconocido en los
tratados internacionales que en materia de derechos del niño, han sido firmados y ratificados por
el Estado Mexicano, entre ellos, la Convención sobre los Derechos del Niño, así como en los
criterios de los distintos órganos encargados de su interpretación, como los de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, quien a propósito de la "condición jurídica y derechos
humanos del niño", determinó que en el artículo 3 del citado instrumento internacional, se
consagra el principio del "interés superior del niño", el cual implica que el desarrollo de éste y el
ejercicio pleno de sus derechos deben ser considerados como criterios rectores para la
elaboración de normas y su aplicación en todos los órdenes relativos a la vida de los menores, a fin
de evitar cualquier forma de daño a su salud física o mental o, incluso, ponerla en riesgo. En ese
sentido, en atención al citado principio y a fin de garantizar a los menores la tutela y el respeto de
sus derechos reconocidos, en el desahogo de la prueba pericial en psicología que se les practique,
las autoridades deben atender al "Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos
que afecten a niñas, niños y adolescentes", publicado por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, que establece las reglas de actuación para el acceso a la justicia de ellos, fundadas en el
respeto de sus derechos humanos, y creado con el fin de proveer a los juzgadores de una
herramienta que pueda auxiliarlos en los casos en que exista un interés directo de los menores,
independientemente de la situación en la que se encuentren.
NOVENO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER CIRCUITO