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El documento describe cómo las emociones influyen en la negociación. Los autores Fisher y Shapiro argumentan que las emociones siempre están presentes y pueden desviar la atención de los asuntos importantes, dañar las relaciones o ser explotadas. Proponen estrategias como ponerse en el lugar del otro mediante la escucha activa, invertir los papeles para comprender otras perspectivas, y hacer que el otro se ponga en tu lugar estableciendo metas objetivas.
El documento describe cómo las emociones influyen en la negociación. Los autores Fisher y Shapiro argumentan que las emociones siempre están presentes y pueden desviar la atención de los asuntos importantes, dañar las relaciones o ser explotadas. Proponen estrategias como ponerse en el lugar del otro mediante la escucha activa, invertir los papeles para comprender otras perspectivas, y hacer que el otro se ponga en tu lugar estableciendo metas objetivas.
El documento describe cómo las emociones influyen en la negociación. Los autores Fisher y Shapiro argumentan que las emociones siempre están presentes y pueden desviar la atención de los asuntos importantes, dañar las relaciones o ser explotadas. Proponen estrategias como ponerse en el lugar del otro mediante la escucha activa, invertir los papeles para comprender otras perspectivas, y hacer que el otro se ponga en tu lugar estableciendo metas objetivas.
Roger Fisher y Daniel Shapiro escribieron un libro titulado “Las emociones en la
negociación” en el que sostienen que la emoción es un elemento que siempre está presente en toda interacción, pero al que se le suele dar poca importancia. Las conclusiones a las que llegan estos autores son las siguientes: Lo primero que destacan Fisher y Shapiro respecto a este tema es que las emociones podrían llevar a que se desvíe la atención respecto a los asuntos importantes. Por ese motivo es esencial mantener siempre el foco y no desviarse del objetivo marcado antes de iniciar la negociación. El segundo aspecto que destacan estos autores es que las emociones pueden dañar una relación y de esa forma causar un perjuicio durante la negociación. El tercer aspecto es que las emociones pueden ser utilizadas para aprovecharse de alguien. Por ejemplo, en el caso en que una persona desee conservar una relación porque existe un apego emocional, hará concesiones para lograr evitar un conflicto. Por lo tanto, las emociones tienen una gran influencia sobre cualquier proceso negociador y pueden cambiar el resultado que se obtenga. Estrategias para gestionar las emociones en una negociación Fisher y Shapiro proponen una serie de estrategias que harán que puedas gestionar mejor tus emociones y las de la otra parte durante la negociación. Dichas estrategias son las siguientes: Ponerse en los zapatos del otro (“putting yourself in other´s shoes), es decir, utilizar la empatía y la escucha activa. No solo te tendrás que fijar en lo que la otra persona dice, sino en el tono que utiliza, en las palabras que elige, en el gesto de su cara, en lo que no dice y en cómo se siente. Invierte los papeles. Piensa en cómo te sentirías tú si estuvieras en el lugar de la persona con la que negocias, qué pensarías, que obstáculos verías. Esto te ayudará mucho a comprender a la otra persona y a expresar esa comprensión. Haz que la otra persona se ponga en tu lugar, es decir, que se ponga en tus zapatos. Para lograrlo es aconsejable establecer las metas básicas que deseas alcanzar y que la base de tus metas se sustente sobre datos objetivos.
Webgrafia Blog asesoramiento y acompañamiento en la negociación: https://getplus.es/las-emociones- en-la-negociacion-aprende-a-utilizarlas-a-tu-favor/