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Cuaderno 1
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Unidad 0: ¿Qué es Ética?
Una definición muy general, pero ambigua, a la pregunta “¿Qué es Ética?” es:
Probablemente no hay ninguna otra materia de las que estudias que esté tan presente en la
vida diaria de las personas, incluido/a tú. Continuamente estamos calificando a las personas y a
sus actos como buenos y malos, justos e injustos. “Esto no está bien”, “Esto me parece mejor
(más bueno) que eso”, etc.
Pero Bueno y Malo puede referirse a cosas y aspectos diferentes. Hay, por
ejemplo, males físicos, como las enfermedades o las catástrofes, que no son
directamente el tema de la Ética. La Ética se preocupa del bien y el mal que hacemos los
seres humanos, las personas. Y dentro de este grupo de males, concretamente la Ética se
refiere a las que hacemos voluntariamente, las que elegimos conscientemente. Estas
últimas son las únicas de las que somos responsables.
La cuestión del Bien y el Mal tiene, por tanto, otros aspectos menos abstractos, y
más importantes para la ética:
Siempre el ser humano ha tenido el problema de decidir qué debe hacer, es decir,
qué conducta es Buena o Mala, Correcta o Incorrecta, Justa o Injusta, etc.
Parece que los animales no tienen ese problema, o no lo tienen de forma tan
inmensa. La mayor parte de su conducta parece estar determinada de forma ajena a la
conciencia del animal, sobre todo cuanto más “abajo” está en la escala evolutiva. En
cambio el ser humano, desde su nacimiento, no sabe qué debe hacer. Empezando por
cosas tan simples como saber distinguir entre los alimentos convenientes y los nocivos,
y terminando sobre todo por no saber bien o dudar de qué sentido tiene su vida y para
qué merece la pena vivir.
El animal parece “tener claro” (aunque en realidad seguramente ni siquiera lo
piensa) que debe intentar sobrevivir, rehuyendo los peligros y buscando la seguridad,
conseguir el mayor poder sobre el entorno y perpetuar su especie. Para el ser humano
esto no es suficiente: necesita que su vida tenga algún sentido mayor que el de
sobrevivir. Se pregunta ¿sobrevivir para qué? Por supuesto estas preguntas no se las
hace muy a menudo, sino que normalmente vive en cierta inercia, pero no por eso las
considera menos importantes.
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Además el ser humano sabe que morirá, y esto constituye tal vez el mayor
misterio para él y hace que la pregunta sobre qué debe hacer con su vida tenga más
importancia: no va a tener tiempo para todo, así que debe decidir qué prefiere. Y, si no
lo decide, el azar lo decidirá por él.
Además nuestra conducta nos pone en contacto con otras personas porque somos
seres sociales, y esas otras personas también tienen proyectos de vida y nuestros actos
les influyen. ¿Cómo debemos actuar en relación con ellas?
La ética pregunta, pues: ¿Qué debo hacer? Ahora bien, se podría preguntar:
¿’qué debo hacer’ para qué?
Si alguien pregunta, por ejemplo, ¿qué debo hacer para esquiar? Se le puede
contestar: conseguir unas esquíes, aprender a usarlos, ir a la montaña en época de
nieves, etc. Si alguien pregunta ¿qué debo hacer para conseguir un buen trabajo en el
futuro? También puede dársele una respuesta concreta. Y así para todas las preguntas
del tipo ¿qué debo hacer...? que se refieran a algo en concreto.
Pero cuando en Ética se pregunta ¿Qué debo hacer? no se pregunta de nada en
concreto, sino en general. Si quisiéramos poner alguna palabra más en esa pregunta
habría que recurrir a algo así como “mi vida”, “mis actos” en general.
La búsqueda de la felicidad
Por ejemplo: ¿para qué escribo estos apuntes? Para darselos a mis alumnos/as. ¿Para qué? Para
poder hacer mejor mi trabajo. ¿Para qué hago mi trabajo? Para que me paguen, ¿para qué quiero que me
paguen? Para tener dinero, ¿para qué? Para poder comprar lo que necesito ¿para qué?... Para ser feliz.
Sin embargo otros filósofos (por ejemplo, Kant, a quien encontraremos más
adelante) creen que esto es totalmente equivocado, y que la ética no tiene nada que ver
directamente con la felicidad, sino con lo que se debe hacer, con lo que es correcto,
independientemente de si eso me beneficia o no, e incluso de si beneficia o no a los
demás.
El conflicto moral
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¿Qué debo hacer, lo correcto o lo que me haga feliz?
Todos los problemas morales consisten en el fondo en este problema: ¿Debo hacer
lo que me gusta o lo que es correcto?
Claro que podría rechazarse esa forma del problema si se afirma que no hay
diferencia entre lo que me gusta y lo correcto:
Pero como esto no es nada evidente, sino que generalmente parece lo contrario,
debería discutirse cual de esas dos cosas, mi interés o el deber, la felicidad o lo correcto,
deben guiar mis acciones. Esto da lugar a las diversas teorías éticas que vamos a
estudiar más adelante.
Pero antes de intentar dar respuesta a las preguntas éticas podríamos plantearnos si
es posible hacer tal cosa, es decir, si en ética se puede llegar a algún acuerdo racional, o
si la ética intenta tratar de cosas que pertenecen al terreno privado o “subjetivo”. Tanto
los filósofos como las personas que no se dedican ni profesional ni principalmente a la
filosofía están unos con otros en desacuerdo sobre este asunto. Unos creen que la ética
es algo privado y subjetivo, y sólo uno mismo puede decidir para él qué es bueno o
malo, y qué le hace feliz o no. Otros en cambio creen que la ética es independiente de lo
que crea cada uno.
Vamos a ver los argumentos de unos y otros:
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Esta teoría parece bastante convincente, y se oye a menudo: lo que es bueno
depende de cada uno. Pero tiene problemas importantes:
Por ejemplo, no es creible que alguna cultura o persona considere preferible la muerte a
la vida, la tristeza a la alegría, la guerra a la paz, la mentira a la veracidad, la ignorancia a la
sabiduría, si va a conseguir lo mismo con ambas opciones.
- (tercer problema) Pese a lo que decía el tercer argumento puede observarse que,
en general, las personas piensan de forma muy parecida a quienes les educaron.
- (primer argumento) Puesto que las personas somos seres racionales y la razón es
universal, nuestros deseos y nuestra felicidad tienen que ser universales y
tratables racionalmente.
- (tercer argumento) Que la ética puede enseñarse lo demuestra que tanto los
padres como el estado intentan educar a los niños y, en buena parte, lo
consiguen, en los principios morales en que ellos creen. Las diferencias entre
educadores y educandos pueden explicarse por otras circunstancias: ningún
educador controla todo lo que rodea al educando, y el propio niño, al tener su
propia razón, puede encontrar equivocado lo que se le pretende enseñar y
rechazarlo, pero esto no quiere decir que la ética no sea objetiva.
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Hay quienes creen, incluso que, en realidad ni siquiera hace falta enseñar la
ética, porque todo el mundo tiene de forma innata o a priori las principales normas
morales.
Ética y ciencia
Pero si la ética puede tratarse objetivamente y enseñarse, ¿quién puede enseñarla, quién
sabe más que los otros en este asunto? ¿A qué “ciencia” pertenecen estas preguntas? ¿Hay algún
conocimiento técnico o alguna ciencia concreta que trate o pueda tratar de eso? Y lo mismo
podría decirse de la pregunta que trata de cómo ser feliz.
Está claro que la ética no es como las ciencias. Aunque se parece a las ciencias en algunos
aspectos es muy diferente en otros.
Hay algo en que la ética se parece a la ciencia, y es en que ambas pretenden encontrar y
proporcionar Leyes. ¿Qué es una Ley?
Se dice normalmente que la excepción confirma la ley, es decir, que el que algo ocurra
sólo excepcionalmente demuestra que lo contrario (lo normal) es una ley. Por ejemplo, el hecho
de que muy pocas veces ocurra que alguien se burle del que está sufriendo prueba que es una ley
que las personas tienen un principio de simpatía por el que se conduelen de sus semejantes; o el
hecho de que pocas veces el sol no brille a medio dia en un día sin nubes (puede ocurrir si hay
un eclipse) prueba que es una ley que el sol brille a medio día sin nubes. Pero la verdad es que
no hay excepciones a una ley. Lo que llamamos excepciones son casos que sólo aparentemente
se salen de la ley, porque en realidad tienen una explicación completamente determinada por
leyes.
Lo que tienen en común es que ambas pretenden tener una validez universal, es decir, que
nunca y en ningún sitio se deben incumplir.
Pero las leyes de la Ciencia y las leyes de la Ética son muy diferentes en otros sentidos:
- Las leyes de la Ciencia no se “incumplen” jamás. Lo que Debería ocurrir según la ley
científica y lo que de hecho ocurre es exactamente lo mismo siempre.
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En realidad ni siquiera tiene sentido decir, en el mismo sentido que en las normas éticas,
que las leyes científicas “se cumplen o incumplen”, porque no dependen de ninguna voluntad.
Simplemente ocurren de forma necesaria.
Pero es más:
- Si una ley científica se incumple deja de ser una ley.
- Si una ley ética se incumple esto no tiene nada que ver con que sea una ley ética.
Por ejemplo:
- Si algún cuerpo dejase de seguir la ley de la gravedad esta ley no sería una ley universal. No
sería, de hecho, una ley, sino un caso específico de alguna otra ley universal.
- Si una persona no trata a todos como iguales en derecho la ley moral que obliga a tratar a todos
como iguales en derecho no deja de ser la misma ley que era, con la misma validez.
Las leyes científicas son Descriptivas, mientras que las leyes morales y políticas son
Prescriptivas.
Las leyes científicas se enuncian en el modo indicativo del verbo, mientras que las leyes o
normas éticas se enuncian en imperativo o en subjuntivo.
Esto no quiere decir que en ética no se pueda usar descripciones generales, como en la ciencia.
Estas son leyes científicas acerca de la conducta humana, como las que se encuentran en las ciencias
sociales. Pero no son leyes éticas.
Pero nadie puede renunciar completamente a su propio criterio para aceptar por pura
fe lo que debe hacer o no. Por eso las personas, como seres racionales que son,
necesitan plantearse reflexivamente sus normas de conducta, y esto es lo que hace la
Ética.
Las diferencias principales entre la Ética y la Religión son, pues:
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- En cambio la Ética sólo pretende apoyarse en el uso de la razón. Una
teoría ética necesita argumentar racionalmente lo que dice, no sirve para
nada la autoridad.
Aunque las personas han usado siempre, junto con la creencia en la autoridad, su
propia razón para responder a las cuestiones éticas, fue en Grecia, hacia el siglo VII a.c.
cuando surgió lo que se llama Filosofía, es decir, una dedicación a la reflexión racional
sistemática acerca de todos los asuntos que preocupan al ser humano, especialmente a
los más universales y fundamentales. Entre ellos está, por supuesto, la ética.
Para muchos filósofos de hecho la ética es la parte más importante de la filosofía, porque de nada
nos serviría conocerlo todo si no supiesemos como hay que actuar. Por eso muchos filósofos dividen la
filosofía en dos partes, la Teórica y la Práctica.
La primera trata de cuestiones como ¿qué es real y qué es aparente? ¿Cuál es el origen y fin de
todas las cosas? ¿Cuál es el sentido de la existencia humana? ¿Cómo podemos conocer todo eso, si es que
podemos?, etc.
La parte práctica sería precisamente la ética: ¿cómo debemos actuar? ¿Qué es bueno y malo?
¿Cómo conseguir la felicidad? ¿Es lo mismo lo bueno que lo que hace feliz? Etc.
Ética y moral