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1.1. El constitucionalismo.
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Priscilla Brevis Cartes
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Molina Guaita, Hernán: Instituciones Políticas
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Loewenstein, Karl. (2018) Teoría de la Constitución. Editorial Ariel, p. 149.
El modelo vigente de normas Constitucionales tiene unos 250 años, y es fruto de
una larga evolución política y normativa. La etapa moderna de la evolución se
encuentra marcada por la revolución inglesa de mediados del siglo XVII, y
francesa del siglo XVIII, así como las situaciones de los totalitarismos y los
esfuerzos de democratización que se observan desde mediados del siglo XX.
Sieyes, en el siglo XVIII en Francia, acuña el concepto de poder constituyente,
para designar a ese pueblo soberano que tiene la legitimidad suficiente para
dotarse a sí mismo de un ordenamiento normativo constitucional.
Durante el siglo XIX, tras la revolución Francesa, la burguesía consolidó
económica y normativamente su triunfo con el surgimiento del Estado liberal, ello
se reflejaría en el contenido de la Constitución.
El proceso de consolidación de constituciones escritas está marcado por
Norteamérica. Posteriormente, en la segunda mitad del siglo XX se expande en
todo Occidente, y el siglo XXI estará marcado por los llamados
neoconstitucionalismos, con especial atención en Latinoamérica.
La historia del constitucionalismo es la historia de la búsqueda de las limitaciones
al poder absoluto, así como el esfuerzo de establecer una justificación ética a la
autoridad.4
El constitucionalismo democrático del siglo XX, basado en la soberanía popular y
superado el sufragio censitario, entiende que es el pueblo soberano quien legitima
y acepta, a través de una decisión política, la forma en que se ha de gobernar por
medio de la constitución. Es entonces en la Constitución donde se establecen
límites al ejercicio del poder, así como métodos de control y se protegen los
derechos fundamentales de las personas. En esta norma se consagra los
principios fundamentales del Estado de Derecho, como la división de poderes, el
principio de legalidad y los derechos fundamentales
Durante el siglo XX, varios autores construyen la teoría de la Constitución en
términos jurídico-formales, identificándola con la norma de mayor autoridad formal
del ordenamiento jurídico, principalmente Kelsen y Jellinek .
El Constitucionalismo moderno representa por tanto una síntesis de esta evolución
y que se configura con ciertas pautas o principios mínimos: El principio de
supremacía Constitucional; Protección de derechos fundamentales y sus
garantías; Separación de funciones; titularidad del poder constituyente.
La Constitución establecerá la validez del resto del ordenamiento jurídico, en tanto
el resto del ordenamiento jurídico se ajuste a esta norma suprema.
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Loewenstein, Karl. (2018) Teoría de la Constitución. Editorial Ariel, 150.
Génesis del Estado Constitucional de Derecho Contemporáneo: Dos grandes
hitos.
El constitucionalismo liberal
Las primeras Constituciones se configuran inspiradas en el liberalismo
político, que llega hasta nuestros días.
Este primer constitucionalismo veía la amenaza en el poder absoluto del rey
absoluto, y luego en el Estado. Por ello se construye desde la idea de una
libertad negativa, es decir como no interferencia. El clásico autor Isaiah
Berlin lo explica como la libertad negativa, que le exigiría al Estado no
hacer: soy libre en la medida en que ninguna persona o grupo de personas,
ni el Estado, interfieren en mi actividad. Las constituciones son
esencialmente un límite al poder absoluto.
En ese contexto, las primeras consagraciones de derechos constitucionales
surgen lo que se ha denominado derechos de libertad o de primera
generación, lo que es un análisis desde un punto de vista histórico. Son los
derechos civiles y políticos.
Los derechos civiles corresponderán, en principio, a todos aquellos
derechos que implican un ámbito de autonomía de las personas, los cuales
no deben ser afectados por el Estado. En la base de estos derechos, como
fundamental, está el derecho a la igualdad ante la ley. Este derecho es
consagrado como una igualdad formal o igualdad ante la ley, consagrando
la idea que en una sociedad no hay persona ni grupo privilegiado,
consagrándose con la idea de hacer desparecen todo tipo de privilegio.
Esta igualdad ante la ley no debe entenderse en el sentido que el Estado no
pueda hacer diferencias entre las personas, sino que no debe hacer
diferencias arbitrarias.
Dentro de los derechos civiles también se encuentran el derecho a la vida,
el derecho de propiedad, las libertades de movimiento, de culto y de
expresión, por mencionar algunos casos. El Estado asumirá un deber
negativo, o sea, un “no hacer”, los órganos estatales “no pueden vulnerar
estos derechos”.
Los derechos políticos son entendidos como los derechos de los
ciudadanos para intervenir en la toma de decisiones estatales.
El Constitucionalismo Social
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Haberle, Peter. (2018). El Estado Constitucional. Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad
Nacional Autónoma de México. p.212.
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Los derechos de tercera generación han sido desarrollados tras las guerras mundiales, como el derecho a la
paz, de autodeterminación, al medio ambiente, al buen vivir, entre otros. Los derechos humanos de cuarta
generación, desarrollados a finales del s. XX y principios del XXI, protegen el acceso a las nuevas tecnologías
de la ciudadanía, como el derecho a la reputación digital, la estima digital, la libertad y responsabilidad
digital, la privacidad virtual, entre otros.
a.- La eficacia directa de la Constitución
Las constituciones por mucho tiempo fueron consideradas textos políticos,
superiores, que establecían las directrices del Estado y principios fundamentales;
pero no normas aplicables al caso concreto por los tribunales.
Las Constituciones antes eran vistas como norma de normas: mandatos al
legislador y los poderes públicos, pero no como derechos de los ciudadanos.
Ello sufre un cambio, influenciado por el modelo Norteamericano: La constitución
pasa a ser vista como norma de aplicación directa; que establece obligaciones,
pero también derechos. Las normas constitucionales no son meras declaraciones
programáticas, sino normas vinculantes a los poderes públicos y a los ciudadanos.
b. Supremacía Constitucional
La Constitución es concebida como aquella norma de mayor jerarquía dentro del
ordenamiento jurídico del Estado. Esto se traduce en que la norma de inferior
jerarquía debe conformarse con la superior. La supremacía constitucional
configura entonces una pirámide normativa compuesta por diferentes escaños,
entre los cuales existen relaciones de validez formal e interna.
c. Separación de poderes.
La teoría de la separación de poderes apunta a la configuración de los límites del
poder en los estados contemporáneos. Sin embargo, desde la teoría se le
comenzaron a formular diversas críticas. La finalidad entonces de la separación de
funciones es distribuir el ejercicio del poder político, como también controlar el
ejercicio del poder. Lo que se llama popularmente “poderes” del Estado debe
entenderse como algo descriptivo, de lo que en realidad son las funciones del
Estado.
d. Titularidad poder constituyente en el pueblo
Con esta teoría de la soberanía popular, el pueblo es el soberano, se manifiesta
tanto directamente como por medio de sus representantes. El Estado
Constitucional entonces se vincula con esta característica con la democracias y
sus principios.
- Consuetudinarias o escritas
- Flexibles, rígidas o pétreas
- Sumarias o extensas
- Otorgadas, pactadas o democráticas
- normativas, nominales y semánticas
Consuetudinarias y escritas
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Molina Guaita, Hernán: “Instituciones Políticas”. Fondo publicaciones Facultad de ciencias
jurídicas y sociales, Universidad de Concepción, séptima edición 2001, pp 193-198.
Las constituciones consuetudinarias son aquellas que se expresan
predominantemente por medio de la costumbre; lo que no excluye que la integren
también ciertas normas escritas “satute law”. Ejemplo clásico Inglaterra
Sumarias y extensas
La doctrina del poder constituyente fue desarrollada por Emmanuel Sieyés, a fines
del siglo XVIII, en 1789, en su obra ¿Qué es el Estado?. Para Sieyés, el poder
constituyente es un poder soberano, no está sujeto a ninguna norma previa, es un
poder pre-jurídico que actúa libre de toda forma y control.
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Se sostiene por una parte que un poder constituyente derivado no podría dar lugar a una nueva
constitución; en cambio para otros sí sería posible. ZUÑIGA Urbina, Francisco. Nueva Constitución
y Operación Constituyente: Algunas notas acerca de la reforma constitucional y de la Asamblea
Constituyente. Estudios Constitucionales, Año 11, N° 1, 2013
En tal sentido Luigi Ferrajoli explica las limitaciones de la soberanía interna, en el
Estado, señalando que tendrían su origen en el nacimiento del Estado liberal, con
la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Entonces, el
principio de “división de poderes”, el principio de “legalidad” y los derechos
humanos limitarían el poder soberano y reconfigurarían el primer ideario de
soberanía que justificaba un poder absoluto en lo interno.
El poder constituyente derivado tiene los límites jurídicos que establece la
Constitución para la formación del órgano constituyente. El órgano constituyente
una vez conformado tiene el poder constituyente es manifestación del poder
soberano. ¿Qué lo limita? Se sostienen que también estaría limitado por las reglas
pre-establecidas y por principios y derechos fundamentales.
Referencias Bibliográficas