No enfrentamos una encrucijada. Tenemos que definir el camino
El triunfo del Rechazo ha permitido a la Derecha impulsar una política de
restauración en la gestión del Estado, en base a la política Concertacionista, de los acuerdos superestructurales, llevada adelante por casi treinta años; pretendiendo revalidar el carácter policial y militar del g o b i e r n o . Asimismo, sin descaro, han declarado, que, en esta pasada, buscan la derrota del Frente Amplio y del Partido Comunista; sin ambages han manifiestado que nunca más deberán acceder a posiciones de poder Gabriel Boric, Giorgio Jackson y Camila Vallejos, a quienes hacen responsables de la situación actual.
Han hecho de la delincuencia y el tráfico de Drogas sus caballitos de batalla y,
de los inmigrantes los pobres los chivos expiatorios con los pretenden desviar la atención, ante el fracaso de los sistemas de protección social que el Estado ha entregado en administración a los grupos privados dominantes del país.
Vemos como en el sistema de salud, las ISAPRES han mantenido su continuidad
de giro, evitando la quiebra económica en base a esquilmar descaradamente a sus afiliados (así lo ha determinado la Corte Suprema). Por otra parte, el sistema privado de previsión social, mantiene secuestrado y profita de los fondos previsionales de los sectores más pobres, que son aquellos que no han mantenido una continuidad laboral y difícilmente alcanzaran los años de cotización que se requieren para acceder a una jubilación digna, cuando en realidad al final será el Estado quien deberá hacerse cargo del pago de estas pensiones.
En Educación, la crisis de no es de menor gravedad: los bajos rendimientos, la
precariedad de la infraestructura e instalaciones y la carencia de insumos y materiales, ahora se agrega un factor aún más explosivo: la deserción escolar; a lo que también, se debe consignar la perdida de la autoridad de directivos y profesores en el estudiantado.
Las condiciones objetivas, están ahí, en nuestra cotidianidad; pero
subjetivamente, los sectores de derecha, se han apoderado de la iniciativa politico, con el fin de continuar fagocitando al Estado en base a la expresión de planteamientos obtusos que insisten en soluciones individualista a problemas que son sociales; pero ahora lo hace en base a un discurso que amenaza potenciales peligros si se profundizan los cambios que se han venido planteando en el periodo previo al fracaso de la Convención Constituyente.
Es en este simplificado marco de realidad, se inserta el remedo de proceso
constituyente, que impulsa el Estado chileno y que está basado en un espurio acuerdo entre la clase política y los grupos económicos dominantes; el que se encuentra en plena ejecución, Avanza sin obstáculos aparentes sin que, por ahora, se vislumbren cuestionamientos, por parte algún sector político y/o social.
Ante este proceso constituyente un sector de los autodenominados “movimientos
sociales” (No + AFP) ha llamado a no participar en la elección de consejeros constitucionales el 7 de Mayo próximo; asimismo, convoca a impugner este proceso. Este tipo de criterio, de acción política, sólo aporta a debilitar la capacidad de respuesta de los sectores populares, a la vez que se le niega la posibilidad para constituirse en actores relevantes, en los procesos de politización. El llamar a impugnarlo, es simplemente, aportar a una nueva derrota, pues no existe una dirección política ni tampoco una base social activa , que nutra de validez a esta orientación (Si existiese una ofensiva popular, en demanda de derechos sociales, ahí no sólo, habría que anular, si no que, habría que convocar al boicot, a estos espurios acuerdos) pero ahora no es el caso.
En ciertas circunstancias puede emerger y actuar un movimiento social, que
cuestiona a algunas instituciones, o, al Estado mismo, bajo una dirección con amplio reconocimiento en las bases de la sociedad. Sabemos, que estamos frente a un movimiento social cuando se desarrolla por parte de un grupo plena, o, vagamente organizado, y que está unido por aspiraciones más o menos concretas, que sigue un plan trazado, y que se dirige a un cambio de las formas e instituciones de la sociedad (o bien trata de dar forma a un contraataque en defensa de esas instituciones), en base a una acción y/o agitación concertada, con cierto grado de continuidad en el tiempo. También sabemos, que no puede existir un segmento posible del movimiento social, como parte componente del movimiento social, antes que este mismo se haya constituido, y se le reconozca en la acción y/o agitación social misma.
El movimiento Social se constituye cuando las organizaciones se dan un
programa y una estructura que coordina la acción y/o agitación del objetivo(s). Mientras no exista el programa (objetivos) ni la estructura (coordinación), ni el plan (acción y/o agitación, difícilmente estaremos ante un movimiento social. Por esto es que resulta ser un contrasentido, denominar organizaciones sectoriales existentes como, movimiento social, sin que todavía se conozca si concurrirá a compartir un programa, estructura y acción común, ya sea con componentes del mismo sector y/o junto a otros de más amplio espectro. Asimismo, resulta aún más inverosímil, el que exista una Coordinadora de Movimientos Sociales, No será que nos valimos de esta confusión para encubrir nuestra acción política, para incidir en la práctica política formal, toda acción política popular es válida y legítima, pero, cuando se la reviste de un manto, que no corresponde, no solo no aporta y solo refleja voluntarismo. Una cosa es ser proactivo y otra es caer en la suplantación de la actividad de las masas.
No hace muchos meses atras, tuvimos la posibilidad de a si sti r a l a ef e cti va
emergencia de un movimiento social en Chile, sin duda esto ocurrio cuando se levantó la Mesa Social, la cual como sabemos, lamentablemente se disolvió, cuando sus principales dirigentes, prefirieron optar por enlistarse como candidatos a la pasada Convención y otros fueron a ocupar cargos de Gobierno, lo que dejó a la Mesa Social sin dirección; lo que dejó ´al Proceso constituyente sin contraparte, es decir, la mayoría active quedó sin posibilidades de accion y/o agitacion de sus objetivos, debiéndose dar por aceptados los criterios elaborados por una representación de dudosa idoneidad política popular.
La izquierda popular (anarquistas, trotskistas, maoístas, católicos y protestantes
de base) tenemos la obligación, de responder para clarificar este tipo de pronunciamientos, de acuerdo al contexto político; y en especial, clarificar los intereses a los que sirven. Por principio, toda organización política busca superar el sectarismo y lograr la participación popular por esto mismo, el proponer anular el voto como acción política en un contexto de retraimiento político, pues es una orientación negativa, pues alienta el distanciamiento de los sectores populares de toda la actividad política y refuerza las condiciones para la ofensiva, que lleva adelante la derecha, pues deja el camino de las urnas despejado, a su favor, que de lograr resultados favorables, incrementarán su acción restauracionista y con ello, la represión de los sectores populares.
Debemos observar, el proceso político inductivamente, y en cada fase, avanzar
definir posiciones y que estas aporten a la participación y organización. En este sentido debemos convocar a la próxima elección del próximo 7 de Mayo, pero sin duda, que debemos llamar a apoyar, a los candidatos de la coalición de Gobierno, que no sean del Partido Socialista. Posteriormente, durante el funcionamiento del Consejo Constituyente, debemos generar los comunales de ciudadanos libres, por una Constituyente Soberana, que puedan ser la base para la constitución de un efectivo movimiento social contestatario. La fuerza, que pueda adquirir un movimiento de este tipo, influirá en la posición, que debemos tomar, una vez que se ponga en votación, una nueva propuesta de constitución.
Porque en todo el país se organicen los ciudadanos libres por una