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Resistencia a la insulina y alimentación

La insulina es una hormona producida por el páncreas, que contribuye a regular


los niveles de glucosa en sangre. Esta hormona es vital para el transporte y
almacenamiento de la glucosa en las células. La insulina actúa como
una llave que permite a la glucosa ingresar a las células.

La resistencia a la insulina (RI) provoca que las células del cuerpo no respondan
normalmente a la insulina. La glucosa ingresa a las células con la misma facilidad,
lo que provoca que se acumule en la sangre. Eventualmente, esta complicación
puede derivar en diabetes de tipo 2.

El aumento de la glucosa (azúcar) en la sangre durante largos periodos de tiempo


puede causar problemas de salud graves si no se trata a tiempo ya que puede
dañar los vasos sanguíneos que llevan sangre a órganos vitales, lo que
incrementa el riesgo de enfermedades al corazón, accidentes cerebrovasculares,
enfermedades renales, problemas en la vista y problemas neurológicos. Estos
problemas suelen aparecer en la etapa adulta, sobre todo si no se han tratado o
no han controlado bien su enfermedad.

Por lo general, la resistencia a la insulina no presenta síntomas, por lo tanto es


muy importante controlarse cada año con los exámenes médicos de rutina, sobre
todo si presentas factores de riesgo como obesidad, antecedentes familiares de
resistencia a la insulina y/o diabetes.

Esta patología está muy relacionada con el estilo de vida en las sociedades
modernas, el sedentarismo y los hábitos de alimentación inadecuados. Por lo tanto
la baja de peso, la actividad física regular y la alimentación saludable son el pilar
fundamental del tratamiento.

Carbohidratos y su relación con la RI

Los carbohidratos son compuestos orgánicos cuya principal función es ser


energía para el cuerpo. El sistema digestivo convierte estos carbohidratos en
glucosa (azúcar en la sangre). La cual es utilizada como energía para las células,
tejidos y órganos.

Es importante destacar que existen distintos tipos de carbohidratos ya que


dependiendo del tipo pueden perpetuar, regular o incluso disminuir el cuadro
a cantidad y el aporte de los hidratos de carbono, que se expresa en gramos, va a depender
de cada paciente, de su estado nutricional y de cuantas calorías totales debe consumir al
día. Su aporte es personalizado e individual.

¿Puedes cambiar tu sensibilidad a la insulina?

La buena noticia es que sí: la sensibilidad a la insulina aumenta con los comportamientos contrarios
a los que hemos descrito antes. Así puedes darle la vuelta a tu vida:
 Cambia tu dieta ya, y para siempre: elimina de tu dieta el azúcar y los almidones refinados, y aumenta la
concentración de nutrientes de tu comida. Tanto los azúcares como el almidón y la falta de
magnesio incrementan la resistencia a la insulina.
 Pierde centímetros de cintura, no kilos: el efecto es automático, al perder grasa corporal mediante la dieta y el
deporte, disminuye la resistencia a la insulina
 Levántate de la silla: un programa de ejercicio aeróbico de 30 minutos cuatro veces por semana mejora la
sensibilidad a la insulina, incluso aunque no cambie la grasa corporal
 Lleva tu cuerpo al límite: los ejercicios de pesas mejoran la sensibilidad a la insulina, más cuanto más
intensos sean. Las pesas funcionan incluso aunque no se pierda peso total.
 Nunca es tarde: las mejoras en la sensibilidad a la insulina a través del deporte se producen
independientemente de la edad

Algunos alimentos con muchos carbohidratos son más saludables que otros. Las buenas
opciones incluyen las siguientes:

 cereales integrales
 arroz integral
 panes integrales
 frutas
 verduras y hortalizas
 lácteos con bajo contenido de grasa

Bibliografía

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-
98872015000500012
https://www.clinicalascondes.cl/Dev_CLC/media/Imagenes/PDF%20revista
%20m%C3%A9dica/2013/5%20septiembre/14_Carrasco.pdf

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