Está en la página 1de 9

PRACTICA No.

4
Balantidium coli y Blastocystis spp.
Proyecto curricular de Parasitología
Escuela de Microbiología
Universidad de Antioquia
Realizó Laura Campo Polanco Revisó: Ana Luz
Modificó Ana Luz Galván Díaz Galván Díaz

Phylum Ciliophora: Balantidium coli

1. Objetivo
Dar a conocer los criterios morfológicos para el diagnóstico por coprológico y por tinción
de Balantidium coli.

2. Introducción
Balantidium coli es el único protozoo ciliado que infecta al hombre. Los cilios se
encuentran en la membrana del trofozoito, los cuales le sirven para moverse de forma
coordinada a manera de oleadas, y para captar partículas. En su citoplasma se encuentra
un macronúcleo grande y un micronúcleo pequeño, o en ocasiones varios. El macronúcleo
tiene la información genética para regular las funciones metabólicas del parásito y el
micronúcleo almacena la información genética para la reproducción, la cual se hace por
fisión binaria transversa o por conjugación. Otras organelas características son el
citostoma o boca primitiva, ubicada en el extremo anterior del parásito, que se continúa
con la citofaringe, y una especie de poro anal primitivo, el citopigio. Se destaca la
presencia de vacuolas, que pueden ser contráctiles o digestivas.
Balantidium coli puede causar un cuadro clínico disentérico, indistinguible del producido
por Entamoeba histolytica. Este parásito tiene como hábitat el intestino grueso de
humanos, monos y cerdos, considerándose estos últimos como su principal reservorio. La
transmisión oro-fecal es la forma más frecuente de infección.
B. coli es el protozoo de mayor tamaño que infecta al hombre. En su ciclo de vida se
presentan dos formas o estadios parasitarios, el trofozoíto, forma móvil e invasiva, que se
encuentra principalmente en heces diarreicas y disentéricas; y el quiste, forma de
resistencia e infectante. El trofozoíto tiene una forma ovoide y está cubierto de cilios
cortos de longitud bastante uniforme y que en el organismo vivo están en constante
movimiento sincronizado (Figura 1). El extremo anterior es algo mas puntiagudo, y a uno
de los lados del eje longitudinal del parásito se observa una depresión cónica invertida,
que corresponde al citostoma. El extremo posterior es ancho y redondeado. El trofozoíto
tiene un tamaño de 50-150 µm de longitud por 40-80 µm de ancho. El citoplasma contiene
varias vacuolas digestivas (alimenticias) y una o dos vacuolas contráctiles. En la membrana
celular del extremo posterior se encuentra un pequeño orificio, denominado citopigio, a
través del cual las vacuolas contráctiles se vacían periódicamente. Presenta un
macronúcleo, el cual tiene forma de frijol; y un micronúcleo, que se observa como una
masa compacta redonda, que se localiza en el centro de la curvatura interna del
macronúcleo.

Figura 1. Trofozoito de Balantidium coli

El quiste de B. coli tiene forma esférica o elipsoidal y presenta un tamaño de 50-75 µm de


largo; está rodeado por una doble pared gruesa, debajo de la que se pueden observar los
cilios, especialmente en formas recién enquistadas. El citoplasma presenta numerosas
vacuolas digestivas con partículas fagocitadas, que conserva desde su estadio de
trofozoíto, ya que este no expulsa los productos alimenticios no digeridos, para llevar a
cabo el proceso de enquistamiento. Presenta macro y micronúcleo, aunque en
preparaciones en fresco, generalmente solo se puede visualizar el macronúcleo.
Figura 2. Quiste de Balantidium coli

Hasta el momento el examen coprológico es la técnica de elección para el diagnóstico de


la balantidiasis, aunque también se pueden utilizar tinciones como la hematoxilina férrica
o la tinción tricrómica para definir las estructuras citoplasmáticas del parásito.

3. Trabajo de laboratorio
3.1 Examen coprológico: Realizar un montaje en solución salina y lugol para visualizar las
estructuras internas de los quistes y trofozoítos de B. coli. Se utiliza microscopio óptico,
con objetivos de 10x (100 aumentos) y 40x (400 aumentos).
Los montajes en solución salina permiten la observación de las principales características
morfológicas de los trofozoítos del parásito, incluyendo el movimiento, especialmente si
se analizan heces disentéricas de emisión reciente. En lugol los trofozoítos pierden el
movimiento, conservan iguales características que el trofozoito en fresco, pero adquiere
una coloración amarilla o parduzca. El citoplasma conserva las vacuolas digestivas que se
pueden teñir de morado oscuro si contienen partículas de almidón, que impiden la
visualización del resto de las estructuras citoplasmáticas.
En cuanto a los quistes, en solución salina se observan las características morfológicas
descritas para este estadío. En lugol se dificulta el diagnóstico, debido a la gran cantidad
de vacuolas llenas de productos alimenticios, las cuales toman una coloración café oscura,
impidiendo la visualización de estructuras citoplasmáticas.
3.2 Observación de preparaciones teñidas
Se observarán la principales características de los trofozoítos de B. coli en preparaciones
teñidas con hematoxilina férrica. Mediante esta tinción se observan los trofozoítos
cubiertos de cilios, el citostoma en el extremo anterior y el citopigio o ano en el extremo
posterior. El citoplasma con gran cantidad de vacuolas digestivas y una gran vacuola
contráctil que no toman la coloración, se hace visible el macronúcleo arriñonado y no se
visualiza el micronúcleo, el cual es visible solo con microscopia electrónica.

4. Reporte de resultados
Se debe reportar la presencia de quistes/trofozoitos de Balantidium coli, indicando el
examen (coprológico, tinción).

Bibliografía

Botero D, Restrepo M. Parasitosis Humanas. Corporación para investigaciones biológicas.


Quinta edición. Medellin 2011.

Agudelo S, Montoya M. Parásitos intestinales oportunistas. Biogénesis fondo editorial,


Universidad de Antioquia. Primera edición, Medellín 2005

Manual de procedimientos de laboratorio para el diagnóstico de los parásitos intestinales


del hombre. Serie de normas técnicas numero 37. Instituto Nacional de Salud. Lima 2003.

Cordero del campillo, M. Rojo V, F. Parasitología general. McGraw Hill. Interamericana.


Madrid 2007.
Blastocystis spp.

1. Objetivo
 Dar a conocer las principales formas descritas en el ciclo de vida de Blastocystis
spp.
 Identificar las características morfológicas de las formas diagnósticas de
Blastocystis spp. mediante el examen coprológico.
 Realizar el informe correcto de muestras positivas para Blastocystis spp. en el
examen coprológico.
2. Introducción
Blastocystis es un eucariote unicelular y anaeróbico, que habita en el tracto intestinal de
diversos hospederos, incluyendo el hombre. Es uno de los parásitos intestinales que se
encuentran con mayor frecuencia en la población mundial, principalmente en países en
desarrollo; y actualmente se estima que más de un billón de personas en el mundo están
colonizadas por este microorganismo. Aunque inicialmente se consideró como un
comensal, los resultados y observaciones obtenidas en diferentes estudios indican que
Blastocystis es un protista potencialmente patógeno. Sin embargo, aspectos que incluyen
los factores de virulencia, fisiopatogenia de la enfermedad y factores de riesgo, aún
quedan por esclarecer.
La taxonomía de Blastocystis ha cambiado constantemente durante muchos años. Este
parasito se ha clasificado como un flagelado e incluso se ha considerado como un hongo.
Solo hasta 1991, Zierdt y col., basándose en sus características morfológicas, lo clasificaron
como un protista. Teniendo en cuenta la más reciente clasificación de los eucariotes,
Blastocitos spp. se incluye en el supergrupo SAR (Stramenopiles, Alveolata, Rhizaria),
dentro de los Stramenopiles, el cual se caracteriza por ser un grupo complejo y
heterogéneo de protistas heterótrofos y fotosintéticos, entre los que se encuentran las
algas, las diatomeas y mohos acuáticos, entre otros.
Aunque, originalmente se denominó Blastocystis hominis, estudios filogenéticos recientes
proponen limitar el nombre a Blastocystis spp., debido a la gran diversidad genética
encontrada entre los miembros de este género. Actualmente, mediante el análisis del
ADN de la subunidad pequeña del ARN ribosomal, se establece la clasificación de los
aislados del parásito en subtipos. Hasta el momento, se han descrito 17 subtipos, los
cuales se han encontrado en una amplia variedad de mamíferos, reptiles y aves.
En el hombre, la blastocistosis se caracteriza principalmente por una sintomatología
gastrointestinal no específica, incluyendo diarrea (no invasiva), dolor abdominal,
flatulencia, náuseas, vómito, constipación, pérdida de peso o fatiga. La severidad de la
enfermedad es variable, y puede tener un curso agudo o crónico, lo cual probablemente
depende del subtipo de Blastocystis que esté causando la infección. Además de las
manifestaciones intestinales, diversos estudios han asociado este parasito con
manifestaciones cutáneas y alérgicas, incluyendo la urticaria (aguda o crónica).
Hasta el momento el mecanismo de infección descrito para el parásito es el consumo de
agua o alimentos contaminados con formas quísticas.
Entre los métodos convencionales para el diagnóstico de Blastocystis se encuentra el
coprológico directo y por concentración (concentración formol éter) y tinciones como la
tricrómica, hematoxilina férrica y wright. Adicionalmente se han descrito protocolos de
cultivos axénicos y métodos moleculares.

Morfología
Una característica importante de Blastocystis es su gran pleomorfismo, presentando
varios estadíos morfológicos que se han observado tanto en la materia fecal como en los
cultivos in vitro. Hasta el momento se han descrito 6 formas: vacuolar, granular,
ameboide, quística, avacuolar y multivacuolar. La forma vacuolar es la más
frecuentemente observada tanto en materia fecal como en cultivos.

Forma vacuolar o forma con cuerpo central: esta forma se caracteriza por la presencia de
un cuerpo central grande o “vacuola” que ocupa la mayor parte del espacio celular (50-
90%), la cual está delimitada por una delgada banda de citoplasma distribuida en la
periferia. Nuevos estudios han encontrado que la vacuola central, en realidad
corresponde a cuerpos que contienen un material granuloso fino constituido por
carbohidratos y lípidos y que están unidos por una membrana. Debido a lo anterior, se
prefiere el término “cuerpo central” a vacuola, el cual posiblemente actúe como un
orgánulo de reserva alimenticia, aunque recientemente se ha sugerido su papel en la
muerte celular programada del organismo. La forma vacuolar generalmente es esférica, y
presenta grandes oscilaciones en su tamaño, variando entre 2 a 200 µm de diámetro, con
un promedio que va de 4-63 µm en los aislados de humanos (Figura 1).
Figura 1. Formas vacuolares de Blastocystis spp.

Forma granular: este morfotipo es muy similar a la forma vacuolar, y se diferencia por la
presencia de numerosos gránulos incluidos ya sea en el interior de la vacuola central o en
la parte periférica del citoplasma. Se han observado variaciones morfológicas en los
gránulos, los cuales se piensa que tienen funciones metabólicas y reproductivas. El
tamaño de la forma granular varía entre 6 a 80 µm, con un promedio de 15 a 25 μm. Estas
formas raramente se encuentran en materia fecal y con frecuencia se observan en los
cultivos in vitro (Figura 2).

Figura 2. Forma granular de Blastocystis spp.

Forma ameboide: son formas irregulares con un tamaño que varía entre 2 a 120 μm, con
un promedio de 2 a 8 μm. Posee uno o dos seudópodos, que están relacionados con la
fagocitosis de bacterias y no con un mecanismo de locomoción. El citoplasma puede
contener ya sea una gran vacuola como la que se encuentra en la forma vacuolar o
múltiples vacuolas pequeñas (Figura 3). Debido al incremento en el número de reportes
de esta forma en pacientes sintomáticos, se ha postulado su participación en la
patogénesis de la blastocistosis; sin embargo, esta hipótesis aún no se ha confirmado. Se
ha sugerido que esta forma es intermediaria entre la vacuolar y las formas quísticas.
Usualmente, durante el examen microscópico de materia fecal, se deja de informar la
presencia de las formas ameboides, lo cual se debe posiblemente a su similitud
morfológica con neutrófilos y macrófagos. Para su diferenciación, se sugiere el uso de
tinciones.

Figura 3. Formas ameboides de Blastocystis spp.

Forma quística: el quiste tiene forma esférica u ovoide, carece de una vacuola central y es
más pequeño que la forma vacuolar y granular, con un tamaño que varía entre 2 a 10 µm,
aunque lo usual es encontrar quistes de 3 a 6 µm, especialmente en muestras de
humanos. La característica distintiva de los quistes es la presencia de una gruesa pared
quística compuesta por múltiples capas. El citoplasma está condensado y contiene varias
mitocondrias y pequeñas vacuolas lipídicas o de glicógeno. Los quistes aislados de
muestras humanas son usualmente binucleados, sin embargo, el número de núcleos
puede variar de 1 a 4. Estas formas se han observado en muestras de materia fecal
almacenadas y raramente en cultivos.

Formas avacuolares y multivacuolares: estas son variantes morfológicas de Blastocystis,


caracterizadas por la ausencia de vacuolas (avacuolar) y presencia de múltiples vacuolas
pequeñas dentro de una sola célula (multivacuolar). La importancia de estas formas aún
se desconoce. Son pequeñas, con un tamaño que varía entre 3 a 10 μm (promedio 3 a 6
μm), y a diferencia de los otros morfotipos, no se presentan grandes oscilaciones en este
tamaño. Pueden ser uninucleadas aunque ocasionalmente se pueden observar dos
núcleos. Recientes estudios postulan que estas formas se presentan predominantemente
en modelos in vivo y frecuentemente se pasan por alto durante el examen microscópico
debido al poco conocimiento sobre ellas.
3. Trabajo de laboratorio
3.1 Examen coprológico: Realizar un montaje en solución salina y lugol para visualizar las
formas diagnósticas de Blastocystis spp. Se utiliza microscopio óptico, con objetivos de
10x (100 aumentos) y 40x (400 aumentos).
3.2 Observación de preparaciones teñidas
Se observarán la principales características de las formas de Blastocystis spp. en
preparaciones teñidas con la tinción tricrómica.

4. Reporte de laboratorio
Anteriormente solo se informaba Blastocystis cuando se encontraban más de 5 formas por
campo utilizando el objetivo de 40X. Sin embargo, en la actualidad, se recomienda
informar siempre la presencia del parásito independiente de la cantidad de formas
observadas, teniendo en cuenta el creciente número de informes en los que se ha
encontrado un número bajo de formas parasitarias en la materia fecal de pacientes
sintomáticos. Adicionalmente no es necesario especificar la forma de Blastocystis, y
teniendo en cuenta que la carga parasitaria no se relaciona con la sintomatología y/o
tratamiento, se sugiere informar en el coprológico la presencia de formas de Blastocystis
spp., sin indicar la cantidad.

Bibliografía

Blastocystis, an unrecognized parasite: an overview of pathogenesis and diagnosis.


Therapeutic Advances in Infectious Disease. 2010: 1-12.
Algunas consideraciones acerca de Blastocystis sp., un parásito controversial. Acta
Bioquímica Clínica Latinoamericana. 2010; 44 (3): 371-376.
Blastocystis: Taxonomy, biology and virulence. Tropical Parasitology. 2013; (1): 17-25.

También podría gustarte