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Las normas de aplicación inmediata permiten que los tribunales locales las apliquen de manera
directa, a diferencia de las normas conflictuales, que son aplicables para determinar que norma
jurídica extranjera será la que nos proporcione la solución directa.
Al modelo de Estado del siglo XVIII que asumía como únicas funciones la de juez para la
solución de los litigios entre los particulares y de gendarme con el objetivo de preservar la paz
pública, le sucedió en los primeros 50 años de nuestro siglo la concepción de un Estado
intervencionista -denominado también welfare state o Estado Bienestar- en el que se le otorgó
una mayor atención al bienestar de sus habitantes mediante una gestión directa de numerosos
sectores de la economía, al privilegio en el desarrollo de aquellas áreas más deprimidas, a la
distribución intencional de los recursos sociales en favor de los desprotegidos
económicamente, etc. Nada debería escapar a la posibilidad de que el Estado interviniera
asistiendo, dirigiendo, planificando. Este podía adquirir compañías aéreas, como empresas
dedicadas a la captura de pescado en alta mar, o de producción de caña de azúcar, o de
prestación de servicios de transporte colectivo, de asistencia médica, seguros sociales, etc.
Igualmente relativiza el alcance real de la doctrina sobre las reglas de aplicación inmediata y
concluye que salvo un modesto residuo de normas de aplicación unilateral, el conflicto de
métodos tan debatido por la doctrina ha resultado ser sólo un mito. A sus ojos, el principio de
la aplicación inmediata de las leyes nacionales reúne todos los caracteres de una regla de
conflicto: aparece la elección de un punto de conexión, la determinación del campo de
aplicación en el espacio en función de dicho punto y la posibilidad de su bilateralización. La
regla de conflicto simplemente es aquí especial, en el sentido de que la conexión que es tenida
en cuenta, no es general ni abstracta como en las conexiones clásicas de la nacionalidad, del
domicilio, del lugar de situación de los bienes, etc.
El mejor medio para identificar a las normas de aplicación inmediata ocurre cuando el propio
legislador declara expresamente dicha calidad. Pero eso sucede muy raramente y muchas
veces trata de evitarlo con la finalidad de no tener complicaciones en el campo internacional.
En definitiva, la doctrina ha descartado toda sistematización basada en criterios que permitan
un descubrimiento a priori de esas leyes. Dicha identificación se presenta delicada puesto que
no hay una diferencia de naturaleza entre las leyes de policía y las otras leyes del foro. Lo que
en realidad existe es una cuestión de grado, una cuestión de medida. La calificación de leyes de
policía debe ser abandonada al juez el que se entregará a una búsqueda casuística.
Las normas de aplicación inmediata han tenido acogida en el derecho positivo convencional -la
Conferencia de la Haya, del Convenio de Roma sobre la ley aplicable a las obligaciones
contractuales del 19 de junio de 1980 y en alguna legislación nacional como la ley federal suiza
sobre derecho internacional privado de 1982. También han sido recogidas en la Sección 6 del
Segundo Restatement.