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Por qué es importante el Derecho internacional privado


29 marzo 2014
Autor: elmundodelabogado
Sección: Derecho en el mundo

Víctor Emilio Corzo y Ernesto Eduardo Corzo

En la actualidad vivimos en un mundo económicamente interdependiente donde las


interacciones sociales y comerciales han erosionado las fronteras de las naciones. El
mundo de hoy se encuentra en plena transición entre modelos clásicos de soberanía y
tendencias actuales de globalización. Estas tendencias de globalización —en las que
los eventos políticos, sociales, económicos y culturales están interconectados— tienen
el efecto de “encoger” al mundo. Esto significa que lo que pase en una parte del
planeta definitivamente tendrá efectos en otra.

Las relaciones trasfronterizas entre individuos acontecen todos los días. Ante la
ausencia de un régimen legal internacional que regule directamente las actividades
trasnacionales, éstas quedan sujetas a lo que dispongan los sistemas legales domésticos.
Con la concurrencia de varios sistemas legales, la pregunta que debemos responder es la
siguiente: ¿qué sistema legal debe prevalecer frente a los demás?

Para hacerlo, surge el Derecho conflictual o —como comúnmente se le conoce en el


sistema romano-germánico— Derecho internacional privado. Éste es el régimen legal
que “regula” las relaciones trasfronterizas entre individuos. Su propósito es hallar
soluciones uniformes y hacer posible la aplicación de la ley extranjera en un tercer
Estado. El término Derecho internacional privado fue empleado por primera vez en
1938 cuando Joseph Story recurrió a él para establecer una distinción clara con el
Derecho internacional público. Es llamado Derecho internacional privado porque las
partes de la disputa suelen ser individuos y el quid de la cuestión son los derechos
particulares.

Éste encuentra sus fuentes en una multiplicidad de convenciones, leyes modelo y otros
documentos e instrumentos que buscan regular las relaciones privadas trasfronterizas.
Esta rama del Derecho fue creada para tratar de asegurar que cuando una Corte vaya a
pronunciarse respecto de un hecho, evento o transacción íntimamente relacionado con
un sistema legal extranjero, sea necesario recurrir a dicho sistema para resolver el
asunto. En otras palabras, fue creado para mediar, por un lado, entre la tensión que
existe por la necesidad de contar con certeza legal, previsibilidad y uniformidad, y por
el otro, por el deseo de obtener soluciones flexibles, equitativas e individualizadas.

Más allá de buscar el respeto de la ley extranjera en las cortes nacionales, el Derecho
internacional moderno busca unificar criterios jurídicos y normas legales en ciertas
regiones del mundo. Durante las últimas décadas, ante la ausencia de un sistema que
pueda reclamar reconocimiento universal, ha existido un movimiento importante que
busca la armonización de las reglas del Derecho internacional privado entre diferentes
Estados. El objetivo detrás de esta unificación es facilitar la realización de transacciones
internacionales, asegurar el respeto a los derechos adquiridos de las personas y eliminar
la práctica del forum shopping.

La lógica que siguen estos esfuerzos es que no debe existir ningún margen para la
existencia de favoritismo o proteccionismo del foro local o de sus litigantes. Con esta
visión, la determinación del Derecho aplicable debe ser neutral y proveer un trato igual
tanto a los litigantes —ya sean extranjeros o locales— como a sus leyes. Lo anterior,
con la finalidad de asegurar que los casos en que haya una concurrencia de leyes
nacionales puedan resolverse de la misma forma sin importar dónde se lleva a cabo el
litigio.

La unificación o armonización de las reglas del Derecho internacional privado ha sido


realizada —en gran parte— gracias a la adopción de tratados y leyes modelo. Aunque
algunas de estas convenciones no han sido ratificadas por la totalidad de los Estados,
éstas mantienen cierta influencia sobre sus sistemas legales como consecuencia del
“efecto radiación” que tiene lugar cuando los Estados no contratantes adoptan sus
principios como modelo a seguir para promulgar sus leyes domésticas o como guías
para negociar otros tratados. Por esta razón se dice que las normas del Derecho
internacional privado que han sido adoptadas por varios países, han cristalizado en una
nueva categoría: como conjunto de principios generales del Derecho internacional.

De los foros más importantes que existen a nivel internacional para promover —a través
de sus convenciones y de sus leyes modelo— la unificación y la armonización del
Derecho internacional privado están la Conferencia de Derecho Internacional Privado
de La Haya, la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derecho Internacional
Privado, el Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Internacional
Privado, y la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional.

Sustracción de menores

En el plano de las relaciones interpersonales, una de las convenciones más importantes


es la Convención de La Haya sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional
de Menores. Este instrumento internacional es uno de los ejemplos más claros que
permite evidenciar la transición de la que hablamos, ya que muestra cómo las fronteras
nacionales siguen siendo empleadas como refugio para tratar de escapar a la ley del
Estado de residencia. Por dar un ejemplo, la mayoría de los menores sustraídos de
México hacia Estados Unidos se concentra precisamente en los estados donde existe una
mayor concentración de migrantes mexicanos: Texas, California y Arizona. Y por el
mismo factor de la frontera y la vecindad con Estados Unidos, casi 70 por ciento de las
solicitudes de restitución que llegan al Departamento de Estado provienen de México.

La Convención de La Haya sobre Sustracción tiene dos objetivos principales: el


primero, proteger al menor de edad “de los efectos perjudiciales que podría ocasionarle
un traslado o una retención ilícitos”, y segundo, “establecer los procedimientos que
permitan garantizar la restitución inmediata del menor a un Estado en que tenga su
residencia habitual”. Si bien es cierto que la convención puede llegar a aliviar el drama
humano que se genera cuando uno de los padres o familiares usa al menor de edad como
objeto de venganza en contra de la otra persona que ejerce custodia sobre el mismo y lo
traslada ilícitamente fuera de su lugar de residencia, a un tercer Estado, con la finalidad
de aislarlo, también lo es que el quid de la misma se reduce a un simple aspecto: hacer
que el ámbito jurisdiccional originario sea respetado.

La complejidad de estos casos yace, aparte el conflicto familiar, en localizar primero al


menor de edad; en segundo lugar, en evitar que éste sea sustraído nuevamente, y
finalmente, en promover en una corte extranjera la restitución inmediata del mismo. En
la actualidad el mayor obstáculo que encuentra la convención es el desconocimiento que
las autoridades y los abogados encargados de resolver este tipo de casos tienen sobre la
misma. De ahí que surja una multiplicidad de problemas: la demora en el desahogo del
asunto; la aplicación de criterios ajenos a la convención; la interpretación laxa de las
excepciones contempladas por la convención para negar la restitución, o, de plano, que
el juez —en pleno desconocimiento— intente resolver cuestiones de fondo relacionadas
con los derechos de custodia sobre el menor.

Cabe destacar que este último supuesto es un escenario recurrente cuando es necesario
resolver cuestiones relacionadas con el Derecho internacional. Por lo general, dicha
reacción es atribuible a la misma condición humana y al temor a lo desconocido, ya que
al no conocer el Derecho internacional la autoridad tiende a refugiarse en criterios
domésticos que no siempre operan en armonía con los principios establecidos en
tratados o en el dicho Derecho internacional.

A la luz de lo anterior, con la finalidad de evitar que los casos topen con estos
obstáculos, la misma convención exige la designación de autoridades centrales para
cada Estado, las cuales tienen la responsabilidad de sensibilizar a los jueces locales
sobre las peculiaridades de los procesos de restitución, de buscar —en caso de que los
menores corran riesgos— que se adopten las medidas de aseguramiento correspondiente
y de facilitar —en caso de ser necesario según el sistema legal— la asignación de un
abogado. De igual forma, en aras de proteger los intereses del menor, la convención
congrega una red de complementariedad a través de la cual jueces, representantes de las
autoridades centrales, cónsules, fiscales, procuradores, trabajadores sociales y enlaces
policiacos intervienen.

Conclusión

Debemos estar conscientes de que el mundo actual se adentra a un sistema cada vez más
complejo, en el que los actores no estatales progresivamente son más importantes y los
sistemas nacionales e internacionales cada vez se encuentran más entrelazados entre sí.
Por lo tanto, el Derecho internacional privado, al promover certeza legal, efectividad,
uniformidad y apego a la voluntad de las partes, juega un papel fundamental en el
desarrollo del comercio y de las relaciones entre entes privados o entidades en el seno
de la esfera internacional.

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