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VI. LA ESCALERA.
Mientras tanto el Arturo y el Roge se encuentran en Shicun comprando una balsa,
tomándose todo el cañazo que existe y boleando la coca, poco después se adentran en el
rio ya comprada la balsa en veinticinco soles, no hay ningún problema viajan, y de
pronto se les presenta la Escalera ese paso peligroso, y más aún que ya se encontraba
anocheciendo, el Arturo decide descansar pero el Rogelio lo anima a seguir adelante, y
encallan tropezando con lodo y piedras, por la baja cantidad de agua que trae el rio.
X. ¡FIESTA!
Y ha llegado el tiempo de fiesta, llega el señor cura apreciado por todos a oficiar misa
por el alma de los difuntos en esta oportunidad el nombre del Roge es mencionado por
primera vez, “viva el señor cura” se escucha, después se vuelve al baile nuevamente.
Está presente también Florencio Obando, Teniente Gobernador, a su lado dos cholos
recios del valle con la finalidad de parar a la gente insolente que está en la fiesta,
también es apreciado por la gente porque es justo en sus decisiones. Al día siguiente de
nuevo se oficia misa en esta oportunidad la gente está descontento porque el señor cura
no había consagrado con vino sino con cañazo, porque el vino se lo tomó en la fiesta
entonces la gente está descontenta, le piden que oficie misa para cada difunto, el cura se
niega y dice que solamente dará una sola misa, la gente se enardece y va donde el señor
Teniente Gobernador, todos marchan a la casa donde esta hospedado el cura, y
solamente encuentran al sacristán que es golpeado y dice que el cura escapo, la gente
monta en su caballo y persiguen al cura ladrón, pero a lo lejos se escucha un tiroteo y la
gente retorna diciendo que el cura ladrón saco su arma y disparó, de todas maneras con
cura o sin cura la fiesta continuo.
Entretanto doña Mariana pide ayuda pues apareció un puma que matando sus cabras,
todos acuden en su ayuda y especialmente Arturo que prepara su revólver y se dispone
en la noche se agazapa al borde del corral de las cabras, espera el momento en que
aparezca el animal, y le dispara dos tiros pero no le llegan a impactar al contrario ha
matado a dos cabritos, doña Mariana guisa los animalitos muertos acompañado con
yuca y plátanos y los invita, con la finalidad de que les ayuden a matar al puma, al día
siguiente el Arturo nuevamente se prepara, se agazapa, y suena el revólver pero esta vez
hace que vea como un azul en medio de la noche, asustado corre con el resto y le dice
que es puma encantado, y que es de color azul, se enferma de miedo, y abandona la
cacería entretanto el puma ya ha sembrado el terror en todos los corrales vecinos, sus
animales ya duermen alrededor de las casas por precaución, entretanto doña Mariana en
vez de entregarse a los rezos mira en las noches y percibe por donde el puma salta
ágilmente cada vez que entre en su corral, coge dos estacas que le había dejado su
difunto esposo y los saca filo, a continuación los planta en el lugar por donde el puma
entra, le pone bozal a su perro para que no ladre y espera durante toda la noche no hay
sueño, esperan al puma que salta y se hiere mortalmente en una de las estacas, al
amanecer coge una vara y golpea fuertemente al puma causándole la muerte.
XIII. EL DESMONTE.
La lluvia no cesa, el Marañón se ha cargado trae lodo y palizadas, el viejo Matías
regresa de viaje, y advierte que se puede venir un desmonte desde las alturas, sigue
lloviendo y de un momento a otro se escucha como un estruendo lo que dijo el viejo se
cumplía, el agua venia implacable arrastrando troncos y barro, lodo, se percatan y
acuden a las orillas del cauce derrumbas árboles, pero no es impedimento para el
desmonte lo arrasa todo incluido la casa del Silverio y llenándola de piedras, el cholo,
su mujer y su hijo han sido albergados en la casa de Jacinto Huamán, lo ha perdido
todo, ahora solo se dedicara a ser balsero no más.
XVII. COCA.
Hoy me encuentro triste la coca que masco me sabe amarga, desde aquella vez que vi a
la Florinda a la lado del rio desnuda, núbil, pienso en ella, así amanezco y anochezco
muchas veces, pensando en mi coca, preguntándole a mi coca amarga, pidiéndole
consejo y esperando que endulce mi boca con aquella dulzura que es el milagro mismo.
En mi choza sigo coqueando, de pronto veo venir a la Florinda por el sendero que se
contorsiona entre arbustos y herbazales, vino a pedirme ají, la agarro y le digo que la
quiero y ella me corresponde desde aquella vez la Florinda vino a ser mi mujer. La coca
me la dio.
XVIII. EL CORRIDO.
El corrido es un cristiano que la justicia lo persigue para de aquí para allá no tiene un
lugar seguro donde quedarse, lleva una vida sin pausa. Una noche se para un caballo
frente a mi bohío, pregunta por mi padre y mi madre y le respondo que ya murieron y él
me dice que fue amigo de ellos y me pide posada, me dice que anda corrido porque en
una fiesta había matado a un hacendado y poco después cuando los descubrieron los
guardias civiles también mato a dos de ellos, le confiesa que se llama: Ignacio Ramos
más conocido como el “Riero”. Poco después monto su potro y se enrumbo hacia lo
desconocido.