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Modelos psicosociales
sobre el envejecimiento
Índice
Esquema 3
Ideas clave 5
2.1. Introducción y objetivos 5
2.2. Aproximación general a los modelos
psicosociales sobre el envejecimiento 6
2.3. Perspectiva del ciclo vital 10
2.4. Teoría de la selectividad socioemocional 19
2.5. Teorías del desarrollo intencional y del control a
lo largo del ciclo vital 24
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A fondo 46
Test 47
Esquema
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El siglo XX ha sido testigo de una revisión radical de las nociones sobre el desarrollo
adulto y el envejecimiento. Las primeras posiciones conceptuales sobre el desarrollo
adulto enfatizaban un proceso de desarrollo lineal de carácter universal (generalista
o nomotético) que, según la mayor parte de los teóricos, se desplegaba a través de
una serie de etapas que finalizaban en un estado concreto (principio epigenético).
Esta visión «deficitaria» de la vejez implicaba asumir que las pérdidas y problemas
que aparecen en la última etapa de la vida son acontecimientos «normales» y
esperables del desarrollo y evolución de los organismos en la sociedad. En concreto,
la teoría de desvinculación de Cumming y Henry (1961) asumía que en la vejez se
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Por su parte, la teoría de los estadios psicosociales de Erikson (Erikson, 1968; 1984)
fue elaborada por este autor partiendo de una perspectiva freudiana y tuvo una gran
influencia en la historia posterior del pensamiento gerontológico, ya que destacaba
la importancia de los factores sociales y culturales en el moldeamiento del desarrollo
de las personas.
Para este autor, el desarrollo psicosocial implica el paso de la persona por ocho
etapas distintas, en cada una de las cuales se produce una crisis que la persona debe
resolver. Estas crisis son de naturaleza psicosocial porque implican un conflicto entre
las necesidades de la persona y las de la sociedad.
Cada etapa y, dentro de esta, cada crisis, puede ser resuelta de forma satisfactoria
por la persona, dando lugar al crecimiento psicológico o desarrollo sano de la
personalidad (adquisición de virtudes básicas o fortalezas del yo). Sin embargo, las
crisis también pueden ser mal resueltas, lo que daría lugar a un bloqueo en el
desarrollo, un desarrollo patológico o disfuncional y a problemas emocionales y en el
sentido del yo o identidad.
Para el tema que nos ocupa, resultan especialmente interesantes las dos últimas
etapas del ciclo vital, que se presentan en la tabla 1. La resolución satisfactoria de la
última crisis desemboca en la consecución de un estado de integridad del yo, de
sabiduría y paz psicológica.
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Sin embargo, debe reconocerse el importante papel que han tenido estos primeros
intentos de analizar y explicar la vejez con éxito. Y es que se presentan como puntos
Según el modelo OSC, los elementos integradores del proceso de desarrollo humano
son la biología (procesos maduracionales y de envejecimiento biológico), la cultura
(procesos de socialización y aprendizaje social) y el propio individuo en desarrollo,
cuyas elecciones y cursos de acción, guiados por sus objetivos y metas (procesos
volicionales o motivacionales), tienen un papel principal en el moldeamiento de su
propio desarrollo (Staudinger y Lindenberger, 2003) (se puede ver un esquema de los
mismos en la figura 1). Puedes conocer el marco conceptual explicativo del
envejecimiento desde el modelo biopsicosocial en el primer recurso disponible en la
sección A fondo.
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Estos elementos se encuentran claramente influidos por dos factores clave para la
comprensión del desarrollo a lo largo de la vida de las personas: los factores
históricos o características del momento de la historia en que se desarrolle la vida de
la persona y la edad cronológica o momento del ciclo vital en el que se encuentre
una persona y los acontecimientos normativos asociados a este. Y es que,
dependiendo del momento histórico concreto y de la edad de la persona, la cultura y
la biología tendrán distintos efectos sobre su desarrollo.
Por otro lado, la edad cronológica o momento del ciclo vital en el que se encuentra
la persona se asocia a acontecimientos normativos de tipo biológico y social. En
cuanto a los factores normativos de tipo biológico, los cambios físicos y
neurofisiológicos que acompañan al envejecimiento tienen claras influencias sobre el
En relación con la influencia de factores de tipo social, hay que resaltar el papel de
las variables sociales normativas, que enmarcan el envejecimiento de las personas y
lo moldean.
El ciclo vital está dividido en períodos en los que se espera que ocurra un determinado
tipo de eventos y no otros (por ejemplo, en la vejez se asume que las pérdidas de
seres queridos son frecuentes). Además, las personas que se encuentran
atravesándolos se caracterizan por tener determinados derechos, responsabilidades
y roles. Es lo que conocemos con el nombre de «agenda vital».
etapa de la vida está más claro «lo que no se espera» de ellas (en forma de «castigos»
o consecuencias negativas de determinados comportamientos) que lo que se espera.
Como ya se comentó al principio de este apartado, esta idea de que las personas son
agentes activos en su desarrollo que juegan un papel fundamental en la selección y
moldeamiento de sus ambientes (los cuales, a su vez, afectan de forma fundamental
los repertorios de conducta de las personas [Caspi y Moffitt, 1993]) es un pilar teórico
fundamental del modelo OSC.
Una concreción muy relevante del modelo SOC es la teoría o modelo de los dos
componentes del desarrollo intelectual a lo largo del ciclo vital, en la que se
distingue entre la mecánica y la pragmática del funcionamiento cognitivo (Baltes,
Staudinger y Lindenberger, 1999).
envejecimiento no parece afectarlos del mismo modo. Mientras que parece que la
eficacia del funcionamiento de la mecánica cognitiva experimenta un declive
importante a partir de la juventud, la pragmática cognitiva parece mantenerse e
Aunque los estudios no permiten afirmar que exista una relación significativa entre
la edad cronológica y la sabiduría, la buena noticia es que el envejecimiento no afecta
negativamente a esta condición, que es igualmente alcanzable por personas de
cualquier edad, incluidas las personas mayores.
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Figura 2. Modelo de los dos componentes del desarrollo intelectual a lo largo del ciclo vital. Fuente: Baltes,
Staudinger y Lindenberger, 1999.
Según la TSS, a medida que las personas se acercan al fin de su vida y van tomando
conciencia de su limitación temporal, se produce un importante cambio de
naturaleza motivacional. Y es que existe un desplazamiento del interés de las
personas desde metas relacionadas con el logro y la adquisición de conocimiento o
información, más típicas de la juventud y adultez temprana, hacia metas orientadas
a la obtención de significado, la satisfacción con la propia vida y la optimización de
las relaciones emocionales más importantes, habitualmente representadas por la
familia y los amigos de toda la vida.
naturaleza. Una de ellas es que las personas mayores presentan una mayor tendencia
a atender información relacionada con las emociones. Así, con la edad, se produce
un incremento en la relevancia de la información emocional y en la importancia de
las situaciones y estímulos emocionales, especialmente los pertenecientes al
contexto de las relaciones interpersonales más íntimas y cercanas.
Otros estudios sugieren que los mayores emplean con mayor frecuencia que los
jóvenes la estrategia de reevaluación cognitiva (interpretar de un modo distinto las
situaciones) (John y Gross, 2004), siendo especialmente eficaces en la
reinterpretación positiva (Shiota y Levenson, 2009). Algunos estudios
neurocientíficos que usan la metodología de resonancia magnética funcional (fMRI)
encuentran que la amígdala de las personas mayores presenta una menor activación
ante estímulos negativos (Mather et al., 2004).
Algunos autores (Cacioppo, Berntson, Bechara, Tranel y Hawkley, 2011) han llegado
a sugerir que el envejecimiento trae cambios en zonas cerebrales implicadas en la
generación de las emociones negativas. Este sería el caso de la amígdala, que parece
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Así, las personas mayores atienden más a la información emocional positiva que a la
negativa, tanto en condiciones normales (Mather y Carstensen, 2003) como cuando
se encuentran en un estado de ánimo negativo (Isaacowitz, Toner, Goren y Wilson,
2008), lo cual podría tener la función de regulación del estado de ánimo.
Sin embargo, la misma TSS sugiere que, en la mayoría de los casos, la mejora en la
eficacia de la regulación emocional acaba generando un balance hedónico-afectivo
favorable a los estados emocionales agradables o positivos. Aunque hay que
reconocer que este aspecto no se encuentra suficientemente clarificado en la teoría.
En este punto, resulta fundamental resaltar que la mayor parte de los estudios que
encuentran el sesgo de positividad en las personas mayores han sido realizados en el
contexto norteamericano (Estados Unidos). Pero también se han encontrado
patrones de resultados distintos en otros contextos (países), dadas las diferencias
culturales y educativas (diferencias de cohorte) existentes, las cuales pueden
moldear en gran medida estos procesos de regulación emocional (Márquez-González
et al., 2008).
La teoría del desarrollo intencional a lo largo del ciclo vital, también llamada teoría
dual del afrontamiento acomodativo y asimilativo (el modelo de Brandtstädter y
colaboradores [Brandtstädter y Greve, 1994; Brandtstädter y Rothermund, 2003])
sobre el desarrollo adulto, está basada de forma fundamental en los conceptos de
voluntad, intencionalidad y orientación a metas.
Según estos autores, en cualquier momento vital las personas se enfrentan a dos
tareas adaptativas: mantener las metas y objetivos personales en presencia de
obstáculos o dificultades importantes para su consecución y ajustar la propia
Dicho de otro modo, este modelo propone que existen dos formas de enfrentarse a
posibles obstáculos que pueden dificultar la consecución de las metas personales: las
actividades de tipo asimilativo, referidas a intentos activos por cambiar el entorno
para conseguir las metas y objetivos personales y las actividades de tipo
acomodativo, que reflejan los ajustes que las personas realizan en sus jerarquías de
valores y metas, en sus pensamientos o en sus emociones ante la presencia de
importantes bloqueos u obstáculos para la obtención de los resultados deseados.
De acuerdo con esta formulación, los procesos asimilativos son siempre preferibles
a los acomodativos, ya que las personas persistirán en la persecución de sus metas
mientras perciban tener control y eficacia sobre este proceso, los recursos sean
suficientes y el camino esté libre de obstáculos. Solo cuando los recursos no son
suficientes o las pérdidas irreversibles (las metas planteadas resultan ser
inalcanzables), entran en juego los procesos acomodativos.
Según Brandtstädter y Greve (1994), habría otro tipo de mecanismos que participan
en la adaptación de igual modo que estos procesos, si bien lo hacen desde el nivel de
las representaciones cognitivas autorreferentes, esto es, del autoconcepto.
Concretamente, los denominados procesos de inmunización serían mecanismos que
moldean el procesamiento de la información de manera que las autodescripciones
de la persona permanezcan estables y a salvo de evidencias que amenacen o
discrepen del autoconcepto actual de la persona (por ejemplo, una persona que se
considera «en plena forma» niega que está fatigada al dar el paseo habitual).
Así, a medida que se van cumpliendo años, cada vez resulta más difícil continuar
rindiendo con la misma efectividad que en la juventud en multitud de áreas y los
costes de mantener los estándares del funcionamiento ideal empiezan a superar a
los beneficios. De este modo, los procesos acomodativos, que implican el ajuste y
remodelación de las metas personales y estándares de autoevaluación, van cobrando
relevancia, al tiempo que disminuye el empleo de estrategias relacionadas con la
persistencia tenaz en la consecución de metas.
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Para reevaluar positivamente el statu quo, una estrategia muy útil es la consistente
en cambiar (normalmente, rebajar o acercar a la realidad) los estándares de
autoevaluación, realizando, por tanto, comparaciones favorecedoras de la
autoestima (compararse con personas de su misma edad en lugar de con otras más
jóvenes o con personas que estén en una peor situación que uno mismo).
El limitado cuerpo de estudios empíricos que avala esta teoría sugiere que muchas
personas mayores, especialmente las mayores «jóvenes», se ven a sí mismas como
agentes activos de su propio desarrollo y se plantean como algo fundamental el
establecimiento de metas y su implicación en ellas, así como la realización de
acciones para alcanzarlas (Bhattacharya, Gupta y Mehrotra, 2011).
Por otro lado, se ha encontrado evidencia de que, en comparación con las personas
más jóvenes, las personas mayores informan con mayor frecuencia de procesos de
«desenganches» de metas no realistas o difícilmente alcanzables (Frazier, Newman y
Jaccard, 2007), lo cual refleja ese ajuste flexible de metas planteado en este modelo
teórico.
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Una línea teórica que surge de forma paralela al modelo de desarrollo intencional
(Brandtstädter y Greve, 1994), y que guarda profundas similitudes con este, es la
teoría del control a lo largo del ciclo vital (Heckhausen y Schulz, 1995; Schulz y
Esta motivación por ejercer control primario o por tener la capacidad de producir
contingencias conducta-consecuencias en su entorno, esto es, ejercer
manipulaciones efectivas del medio externo para satisfacer las propias necesidades
y optimizar su potencial de desarrollo, es un concepto muy cercano al de actividades
asimilativas, descrito en el marco del modelo del desarrollo intencional
(Brandtstädter y Renner, 1990). Cuando la posibilidad de ejercer control primario es
muy baja o nula debido a restricciones u obstáculos varios, entran en juego los
procesos de control secundario, dirigidos a modificar aspectos del propio individuo
(metas, creencias, expectativas o emociones), que se ajustan a las situaciones y a las
restricciones implícitas en estas.
Es importante subrayar que el deseo de ejercer el control primario y lograr así una
adaptación al entorno permanece constante a lo largo de toda la vida, aunque la
capacidad para ejercerlo con acciones directas sobre el entorno se reduce. Esto es
compensado con una mayor optimización de las estrategias de control secundario.
La figura 3 ilustra los postulados de esta teoría.
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Figura 3. Evolución del control primario y secundario a lo largo del ciclo vital. Fuente: Heckhausen, Wrosch y
Schulz, 2010.
Las teorías que revisamos en este apartado parten de las siguientes premisas básicas:
Distintos investigadores han especulado acerca de cuáles son las claves o los procesos
cognitivos «primitivos» que estarían en la base de la influencia de la edad sobre
tantas variables cognitivas. Se han realizado diferentes propuestas, planteando como
recursos de procesamiento la atención, la memoria y la velocidad en el
procesamiento cognitivo, principalmente.
No cabe duda de que las funciones cognitivas más afectadas por el envejecimiento
son la atención y la memoria, aunque no son unitarias, tienen múltiples facetas y no
todas ellas se ven afectadas de igual modo por el mismo.
Uno de los mejores ejemplos de actividad mental en los que se han observado
consistentemente amplias diferencias asociadas a la edad es en el procesamiento en
situaciones de doble tarea (Kramer y Larish, 1996). No obstante, es importante
subrayar que la investigación ha demostrado ampliamente que el entrenamiento
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Estos hallazgos han dado lugar a la denominada teoría del córtex prefrontal sobre el
envejecimiento. Según esta, los cambios cognitivos asociados al envejecimiento se
deben al declive en el funcionamiento y la eficacia de los procesos inhibitorios (por
ejemplo, inhibir la atención y el procesamiento de estímulos distractores)
sustentados en el córtex prefrontal (Dempster, 1991; Harnishfeger y Bjorklund, 1993;
Hasher y Zacks, 1988; West, 1996), uno de los más claramente afectados por el
envejecimiento biológico (reducción del volumen de la corteza, atrofia neuronal,
pérdida de sinapsis, etc.) (Raz y Rodrigue, 2006).
presentación breves y en las versiones más simples de las tareas cognitivas (en base
a una serie de cuidadosos estudios experimentales realizados por él y su equipo),
deduce que las diferencias en rendimiento cognitivo asociadas a la edad deben
darse más a niveles básicos de procesamiento de información y no tanto en los
procesos cognitivos superiores.
Gerotrascendencia
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Sabiduría y envejecimiento
3. ¿Cuál de los modelos revisados en este tema puede considerarse, más bien, un
metamodelo, ya que ofrece una perspectiva o enfoque amplio en el que pueden
integrarse otras teorías gerontológicas?
A. La teoría del córtex prefrontal sobre el envejecimiento.
B. El modelo de desarrollo intencional (autorregulación) de Brandtstädter y
colaboradores.
C. La gerotrascendencia.
D. La perspectiva del ciclo vital de Baltes y sus colaboradores.
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