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Cuento de un celular y un alicate

Había una vez un celular llamado Sam y un alicate llamado Ali. Sam era un smartphone brillante y
moderno, mientras que Ali era un pequeño pero poderoso alicate de punta fina. Aunque eran muy
diferentes en apariencia y función, compartían una amistad especial en una tienda de reparación
de dispositivos electrónicos.

La tienda de reparación era un lugar bullicioso y concurrido. Personas de todas partes llegaban con
sus dispositivos rotos en busca de ayuda. Sam y Ali trabajaban juntos en una esquina de la tienda,
donde se dedicaban a reparar los dispositivos que llegaban con problemas.

Un día, llegó un cliente angustiado con un celular que tenía la pantalla rota. Sam, el celular, se
sintió muy triste por su amigo cliente. Sabía que no podía funcionar adecuadamente con la
pantalla dañada. Pero Ali, el alicate, se acercó a Sam con determinación y le dijo: "No te preocupes,
Sam. Juntos, encontraremos una solución".

Ali con cuidado y precisión comenzó a desmontar el celular para acceder a la pantalla rota. Sam,
aunque nervioso, confiaba plenamente en la habilidad de Ali. Después de un rato de trabajo arduo,
Ali pudo retirar la pantalla dañada y conectar una nueva.

Sam se encendió con alegría cuando vio que su pantalla funcionaba como nueva. Ali sonrió y le dijo
a Sam: "¡Lo logramos, amigo! Estás listo para volver a funcionar". Sam agradeció a Ali y al cliente
que se fue satisfecho con su celular reparado.

A medida que pasaba el tiempo, Sam y Ali se enfrentaron a muchos desafíos juntos en la tienda de
reparación. Repararon baterías agotadas, conectores sueltos y altavoces silenciosos. Cada vez que
un dispositivo llegaba con problemas, Sam y Ali trabajaban en equipo para encontrar una solución.

Pero no solo ayudaban a los dispositivos; también ayudaban a las personas. A medida que se
ganaron una reputación por su trabajo diligente, la tienda de reparación se llenó de clientes
agradecidos. Sam y Ali entendieron que su amistad no solo se trataba de arreglar dispositivos, sino
de ayudar a las personas a recuperar lo que más valoraban.

Con el tiempo, Sam y Ali se dieron cuenta de que aunque eran muy diferentes en apariencia y
función, juntos formaban un equipo imbatible. Aprendieron que la verdadera amistad se basa en la
confianza, el apoyo mutuo y la voluntad de enfrentar los desafíos juntos, sin importar cuán
diferentes sean.

Y así, Sam el celular y Ali el alicate demostraron que la amistad puede encontrarse en los lugares
más inesperados y que, cuando trabajamos juntos, podemos superar cualquier obstáculo que se
presente en la vida.

FIN.

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