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Describan las consecuencias político-administrativas del establecimiento de Intendencias en el

Virreinato del Río de la Plata.

Aparición de una nueva burocracia

Distingan las funciones que desempeñaron los intendentes y los gobernadores militares.

Identifiquen y marquen en un mapa las divisiones administrativas surgidas a partir de la


aplicación de citada Ordenanza.

“La Ordenanza de Intendentes dividió el virreinato del Río de la Plata en diversas unidades
políticas, sobre las que podía ejercerse con mayor seguridad la supervisión real, por medio de
funcionarios con poderes cuidadosamente definidos. En lo que respecta a la organización
territorial, el establecimiento del sistema de intendencias fue la culminación de una política de
integración jurisdiccional y administrativa, que el gobierno español había estado persiguiendo
durante varios años. Esforzándose por organizar un dilatado imperio, sobre el que estaban
puestos los ojos envidiosos de otras potencias europeas y en el que, con frecuencia, súbditos
turbulentos no aceptaban sin complicaciones el contralor gubernamental, la corona reconoció
la necesidad de agrupar el territorio en forma más simple y eficiente y de abreviar la distancia
entre, los organismos centrales de gobierno y las comunidades más alejadas. La creación del
virreinato de Nueva Granada, un poco antes en ese siglo y el del Río de la Plata en 1776,
fueron importantes mojones de un proceso, que recibió su definición más precisa en la
Ordenanza de Intendentes.

Los intendentes se hicieron cargo en sus provincias de los cuatro departamentos de justicia,
administración general, hacienda y guerra, con la debida subordinación y dependencia del
virrey y de la audiencia, de acuerdo con las distintas funciones, a la naturaleza de los casos y a
las materias sometidas a su conocimiento; mas aunque el virrey fuera el superior político y
militar de, los intendentes, en materia de finanzas éstos eran responsables ante el
superintendente de Buenos Aires quien, además de ser intendente común en su propia
provincia, era también jefe financiero del Virreinato y, como tal, directamente responsable
ante Madrid. Todas las antiguas unidades políticas del virreinato, los corregimientos y otros
tipos de gobierno, salvo el de Montevideo y los de los treinta pueblos de las fenecidas
misiones jesuitas, serían suprimidas cuando quedaran vacantes o cuando los funcionarios
existentes completaran su período de cinco años en el cargo. 1nterin, dichos empleados serían
subordinados inmediatos de los intendentes de su distrito y considerados como subdelegados
de éstos. En las regiones exceptuadas, los departamentos de justicia y de administración
general permanecían unidos· al departamento de guerra y la administración de esos distritos la
supervisaría un gobernador militar. Las provincias de Mojos y Chiquitos también continuaron,
junto con Montevideo y los pueblos de Misiones, como gobernaciones militares fuera, del
sistema de intendencias e inmediatamente subordinadas al Virrey. Estas cuatro fueron
importantes excepciones del régimen, porque eran distantes territorios fronterizos donde la
contigüidad del territorio portugués exigía un gobierno militar especializado. Los gobernadores
militares se diferenciaban de los nuevos intendentes en que, mientras los segundos tenían
autoridad sobre los cuatro departamentos de gobierno y ejercían el vice-patronato real en sus
distritos, los primeros sólo tenían jurisdicción en la materia de guerra policía y justicia. En el
ramo de finanzas el gobernador de Montevideo dependía del intendente de Buenos Aires y el
gobernador de Misiones tanto del Intendente de Buenos Aires, como del Paraguay. Los
gobernadores de Mojos y Chiquitos estaban subordinados en materia de Real Hacienda al
superintendente y en los problemas económicos, (industria, agricultura y comercio) a la
Audiencia de Charcas”.

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