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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN

FACULTAD DE FILOSOFÍA HUMANIDADES Y ARTES


DEPARTMENTO DE HISTORIA
CÁTEDRA: HISTORIA ARGENTINA I
TRABRAJO PRÁCTICO FINAL

LAS PROVINCIAS Y SU
PROCESO DE
INSTITUCIONALIZACIÓN

EQUIPO DE LA CÁTEDRA: Prof. Titular Mag. Fabiana Puebla, Prof. Adjunta


Mag. Alejandra Ferrari, Prof. JTP Lic. Gema Contreras.

ALUMNA: VARGAS ARCE, CIRA PATRICIA MILAGROS

CICLO LECTIVO 2023


¿Qué diferencia hay entre ser autónomo y ser independiente?

Ser autónomo y ser independiente son conceptos relacionados pero con significados distintos
en el contexto político. La autonomía se refiere a la capacidad de una entidad, como una provincia o
un estado, para gobernarse a sí misma y tomar decisiones internas sin interferencia externa. Es la
capacidad de ejercer su propia autoridad y tener control sobre sus asuntos internos, como la
administración local, la legislación y la política interna.

Por otro lado, ser independiente implica liberarse completamente de la dependencia o el


control de una entidad superior o de otro estado. La independencia implica la ruptura de vínculos
políticos y la capacidad de tomar decisiones sin interferencias externas, tanto en asuntos internos
como en asuntos exteriores.

La diferencia principal entre ser autónomo y ser independiente radica en el alcance de la


soberanía y el grado de dependencia de una entidad o estado en relación con otros. Ser autónomo
implica tener capacidad de autogobierno y tomar decisiones internas sin interferencia, pero aún
puede estar vinculado a una entidad superior. Ser independiente implica la completa liberación de
la dependencia y tener el control total sobre los asuntos internos y externos.

La organización política y administrativa

A partir de 1820, la organización política y administrativa de las provincias estuvo marcada por
el federalismo. Cada provincia tenía su propia autonomía y capacidad para tomar decisiones en
asuntos internos, como la administración local, la educación y la salud.

Si bien esta administración está fundada en los principios de las reformas políticas y
administrativas de los Borbones en épocas del Virreinato del Río de la Plata y, algunas estructuras de
gobierno se van transformando gradualmente

• Desde 1776 a 1810: Desde la fundación del Virreinato del Río de la Plata en 1776, luego
organizado por la Ordenanza de los Intendentes de 1782 y reformado en 1783, estaba
conformado por ocho intendencias. La mayoría de ellas estaban controladas por Lima y por la
Audiencia de Charcas, la gobernación de Cuyo dependía de la Capitanía General de Santiago
de Chile. El espacio de cada una de estas intendencias se estructuraba de manera jerárquica,
con una ciudad capital y unas ciudades debajo de ella. El método de establecimiento del nuevo
virreinato corresponde a una interpretación espacial guiada por principios estratégicos o
racionales, determinados por la voluntad del soberano. Los Gobernadores – Intendentes eran

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elegidos por las autoridades del Cabildo de Buenos Aires. El virreinato y las intendencias,
como espacios administrativos constituían lo que el diccionario de Escriche definía en 1838
como “provincias”.
Durante las invasiones inglesas y la crisis dinástica que siguió a la invasión napoleónica
de 1808, las autoridades reales se vieron parcialmente debilitadas por los hechos ocurridos,
pero esto no afectó la estructura de gobierno.
La devolución de la soberanía al pueblo fue una ficción jurídica que impactó en el
equilibrio de poder y la organización territorial en la región, la cual legitimó primero la
representación real y el ascenso al gobierno por parte de las juntas peninsulares en 1808 y
que fue retomado por la junta de gobierno creada en Buenos Aires en mayo de 1810. En esta
última, se determinó que cada pueblo del entorno rioplatense debía decidir su propio
destino político.

• Desde 1810 a 1820: Unas de las consecuencias de la Revolución de Mayo fue una situación
bélica, ya que algunas ciudades del interior no vieron con buenos ojos esta principio de
Soberanía en el Virreinato, aunque esto lo explicaremos más adelante. A partir de esta guerra,
es lo que permite a Buenos Aires guardar el control sobre el conjunto de los pueblos que le
prestaron obediencia en 1810.
La dirección asumida por el régimen revolucionario, ejercido sucesivamente por una
asamblea (la Junta Grande), dos Triunviratos y un Directorio, las intendencias se mantienen
con gobernadores intendentes nombrados desde Buenos Aires, así mismo con el tramado de
agentes y oficinas reales. En este contexto, los pueblos no dudan en exigir la soberanía que
les fue restituida en 1810, defendiendo sus “derechos”, es decir, su existencia como
comunidad. Y así, los gobernadores de cada pueblo eran elegidos por el pueblo en su
respectivo Cabildo.
La autoridad ejercida desde la capital junto con las trabas puestas a la representación
de las ciudades alienta los anhelos de autonomía y hace que unas ciudades se sustraigan
tempranamente a la dominación de la capital: es el caso de las del Litoral en 1814, amparadas
por la presencia militar de Artigas, seguidas por Córdoba que declara la independencia en
1815, provocando la pronta caída del Directorio.
La reunión de un Congreso Constituyente en 1816, donde se declara la Independencia
respecto a España y la posterior Constitución Provisional adoptada en 1819, provoca una
descomposición acelerada del régimen directorial, que va a la par con un desmantelamiento
del virreinato, dicha Constitución sostenía una forma de gobierno centralizado y que todas las

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decisiones pasarían por Buenos Aires. A principios de 1820, sublevaciones militares se
producen en San Juan y en Córdoba, mientras que los gobernadores de Santa Fe y Entre Ríos
derrotan las fuerzas de la capital en la Batalla de Cepeda, en rechazo a la Constitución de 1819,
provocando el derrumbe definitivo del Directorio.

La desintegración de la organización espacial heredada de las reformas borbónicas tiene como


resultado la conformación de catorce entidades soberanas: Buenos Aires, Santa Fé, Entre Ríos,
Corrientes, Córdoba, San Juan, San Luis, Mendoza, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero,
Tucumán, Salta y Jujuy.

Mapa de las catorce provincias en 1820

Es importante mencionar que, la organización política y administrativa de las provincias no era


homogénea. Cada provincia tenía su propia Constitución y sus propias leyes, lo que llevaba a
diferencias en la estructura y funcionamiento de los gobiernos provinciales.

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Soberanías territoriales

Las provincias tenían diferentes concepciones y aspiraciones en cuanto a la soberanía territorial.


Cada provincia buscaba establecer su autoridad sobre su territorio y tomar decisiones autónomas en
asuntos políticos, económicos y administrativos.

Al autodenominarse “provincias”, las entidades soberanas que surgen en 1820 deben ser
consideradas como “repúblicas”, es decir, cuerpos territoriales o comunidades naturalizadas. Se lo
denomina “pueblos naturalizados” a la concepción tradicional del territorio como jurisdicción que
se encuentra, en ese momento, politizado y constitucionalizado.

Como comunidad natural, la ciudad posee un estatuto jurídico, el “estado de ciudad”, que
otorga unos privilegios a sus vecinos. Dotada de un cabildo, se encuentra a la cabeza de una
jurisdicción: los alcaldes, quienes administran la justicia y los regidores. Dentro de este marco
corporativo y jurisdiccional se asienta la república provincial como nueva entidad soberana.

Algunas de ellas adoptan textos constitucionales destinados a proclamar y afianzar su


existencia política, en los cuales se puede comprobar que existe una coincidencia total entre sus bases
territoriales y la antiguas jurisdicciones capitulares, en otras palabras, las nuevas entidades soberanas
que surgen en el antiguo espacio virreinal son el resultado de la constitucionalización de las antiguas
ciudades.

La constitucionalización del antiguo espacio permitió algunos cambios en la organización


jurídico-territorial de las ciudades, dejándolas en gran parte en su estructura original. Por una parte,
se distinguen:

• La división y la jerarquía que existían entre la ciudad y el campo no desapareció.


• El derecho de voto, concedido a los habitantes del campo por el Estatuto de 1815.
• A partir de 1810, supresión repentina y simultánea, en casi todas las provincias de los
cabildos, llevó a una recuperación de sus funciones por las legislaturas y los gobernadores.

Y por otra:

• La política de las nuevas autoridades provinciales sobre la organización del espacio, las
autoridades producen nuevas circunscripciones, a veces basadas en la antigua organización
que corresponde a las parroquias. Estas creaciones expanden el mando de las autoridades y
las necesidades del reclutamiento en las fuerzas armadas.

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• La continuidad de el poblamiento de las zonas periféricas (basada en las reformas
Borbónicas), sigue siendo una preocupación fuerte de las autoridades por defender el
territorio que se considera “civilizado” frente a los ataques de los Indios “indomados”. Con
ello, las autoridades crean las Villas, que es un estatuto jurídico y escalón intermedio entre el
campo y la ciudad. A partir de 1820, se ve una progresiva influencia de jerarquización de
pueblos, donde podían pasar desde el estatuto de Villa, hasta el de Ciudad y luego el de
Republica.

Además, las visiones sobre la soberanía territorial estaban influidas por diversos factores, como
las características geográficas y económicas de cada provincia, así como las ambiciones políticas de sus
líderes. Estas diferencias de enfoque en la soberanía territorial también influyeron en la relación entre
las provincias y el gobierno central, complicando el proceso de construcción de un Estado centralizado.

Rivalidades interprovinciales

Estas rivalidades interprovinciales fueron resultado de una combinación de factores políticos,


económicos, territoriales y culturales. Diferencias en las visiones y aspiraciones de los líderes
provinciales, así como en las características geográficas y económicas de cada provincia,
contribuyeron a la aparición de tensiones y disputas territoriales.

Durante este período, las provincias argentinas estaban en constante lucha por la delimitación
de sus territorios y el control sobre recursos naturales estratégicos. Estas rivalidades llevaron a
conflictos armados y disputas políticas, con diferentes provincias reclamando la autoridad sobre
ciertas regiones y buscando expandir su influencia. Las principales características son:

• Construcciones regionales estratégicas: Construcción de una base militar entre las


provincias que integraban la Intendencia de Cuyo. Desarticulada la intendencia de Cuyo
en 1820, las autoridades de Mendoza y de San Luis pactan para organizar una fuerza
militar capaz de responder a la amenaza de José Miguel Carrera. El pacto de alianza
firmado en marzo, al cual se juntan primero la provincia de La Rioja, y luego la de San
Juan, les permite vencer a Carrera en la Punta del Médano, en agosto de 1820. La
victoria conseguida se transforma a su vez en afán de unión política, llevando en 1821
a la adopción de un reglamento provisorio, cuyo primer artículo dispone que “las
ciudades de Mendoza, San Juan y San Luis, y sus respectivos distritos, componen en
unión una sola familia bajo la denominación de “Pueblos Unidos de Cuyo”.

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• Disputas territoriales Estas rivalidades territoriales se originaban en reclamos sobre la
delimitación de fronteras, la posesión de tierras fértiles, recursos naturales y áreas de
influencia económica.
• Intereses económicos y comerciales: Cada provincia buscaba proteger y promover sus
propios intereses económicos, lo que a menudo generaba competencia y rivalidad con
otras provincias que tenían objetivos similares.
• Enfrentamiento entre los intereses civiles y eclesiásticos: La Fundación del Obispado
en Cuyo, la provincia de San Juan estaba en trámites con la Santa Sede para obtener la
creación de una nueva diócesis, independiente de la de Córdoba. La creación de esta
nueva provincia episcopal, con sede en San Juan, provoca de inmediato la reacción en
contra de los clérigos de Córdoba, por una parte, y de los dirigentes de Mendoza, Si bien
los primeros no tardan en inclinarse frente a la voluntad del Soberano Pontífice, los
segundos rechazan la elección de San Juan como sede de la diócesis. El establecimiento
definitivo del obispado de Cuyo, en 1836, no cambia la situación: las autoridades de
Mendoza se niegan a aceptarlo y mandan a su vez un emisario a Roma, para abogar en
favor de una transferencia de la sede a Mendoza, o de la creación de otro obispado. Tras
la muerte del obispo titular y la impugnación de su sucesor, el llamado a Rosas, por parte
del gobernador Molina. El territorio de la federación favorece las ambiciones
mendocinas, cuyas autoridades recién terminan por reconocer al nuevo obispo en 1840.
• Luchas de poder político: Las provincias buscaban consolidar su influencia política y
defender su autonomía frente a otras provincias y al gobierno central. Estas luchas de
poder se manifestaban en disputas políticas, alianzas cambiantes y la formación de
coaliciones entre provincias.
• Inestabilidad política: Los constantes conflictos y tensiones entre provincias
dificultaban la formación de un gobierno central fuerte y estable, lo que llevaba a un
escenario de fragmentación política y debilidad institucional.

Además, estas rivalidades también tuvieron un impacto en la relación entre las provincias y el
gobierno central. La falta de un consenso y la presencia de rivalidades internas dificultaron la
construcción de un Estado centralizado y fortalecieron la autonomía de las provincias en la estructura
política argentina.

Relación entre las provincias y el gobierno central

El Conflicto de poder entre las provincias que buscaban preservar su autonomía y defender sus
derechos frente a un gobierno central que a menudo intentaba ejercer un mayor control sobre ellas.

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Este conflicto se manifestaba en disputas políticas y en la negociación de acuerdos y tratados
interprovinciales.

El profundo rechazo que ocasionó la sanción de la Constitución Centralista de 1820 y la posterior


respuesta opositora, con la Batalla de Cepeda, el país quedó divido en dos bandos: Centralistas y
Federales:

Centralismo vs federalismo: La tensión entre los partidarios del centralismo y los defensores del
federalismo fue el principal escenario de 1820. Mientras que algunas provincias preferían un gobierno
central fuerte y centralizado, otras provincias abogaban por un federalismo más descentralizado,
donde las provincias tuvieran mayor autonomía y capacidad de autogobierno.

Las disputas por la representación de las provincias también se enfrentaban al desafío de


asegurar una representación equitativa en el gobierno central. Las disputas surgían en torno a la
distribución del poder político y la participación en la toma de decisiones a nivel nacional. Algunas
provincias sentían que sus intereses no estaban adecuadamente representados, lo que generaba
tensiones y rivalidades con el gobierno central.

Negociación y acuerdos: A pesar de las tensiones, también hubo momentos de negociación y


acuerdos entre las provincias y el gobierno central. Sus propósitos fundamentales son: Establecer la
Paz, Organizar la Nación, Dictar una Constitución, Alianzas Defensivo – Ofensivas, Libre comercio y
Libre Navegación, Solucionar problemas comunes. Estos acuerdos reflejaban los esfuerzos para
encontrar un equilibrio entre la autonomía provincial y la necesidad de coordinación y cooperación a
nivel nacional. Podemos destacar los más importantes:

❖ Tratado de Pilar (1820): Firmado por las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre
Ríos. Este tratado buscaba consolidar una alianza política y militar para resistir la
influencia centralista y fomentar la autonomía provincial. Este fue el primer indicio de
una forma de gobierno republicana federal.
❖ Tratado del Cuadrilátero (1822): Fue un acuerdo entre las provincias de Buenos Aires,
Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. Este tratado buscaba garantizar la paz y la cooperación
mutua entre estas provincias, especialmente en temas de defensa y relaciones
exteriores.
❖ Tratado de Benegas (1820): Firmado por las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, este
tratado abordaba la cuestión de la navegación de los ríos interprovinciales,
estableciendo acuerdos sobre tarifas, derechos y regulaciones para promover el
comercio y la navegación fluvial.

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Pacto celebrado en la Capilla del Pilar entre los Gobernadores de
Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos
FUENTE HISTÓRICA

Convención hecha y concluida entre los Gobernadores D. Manuel Sarratea, de la


Provincia de Buenos Aires, D. Francisco Ramírez de la de Entre Ríos, D. Estanislao
López de la de Santa Fe el día veinte y tres de Febrero del año del Señor mil
ochocientos veinte, con el fin de terminar la guerra suscitada entre dichas
Provincias, de proveer a la seguridad ulterior de ellas, y de concentrar sus fuerzas y
recursos en un gobierno federal, a cuyo objeto han convenido en los artículos
siguientes:

o Artículo 1° - Protestan las partes contratantes que el voto de la Nación, y muy


particularmente el de las Provincias de su mando, respecto al sistema de gobierno que
debe regirlas se ha pronunciado a favor de la confederación que de hecho admiten. Pero
que debiendo declararse por Diputados nombrados por la libre elección de los Pueblos,
se someten a sus deliberaciones. A este fin elegido que sea por cada Provincia
popularmente su respectivo representante, deberán los tres reunirse en el Convento de
San Lorenzo de la Provincia de Santa Fe a los sesenta días contados desde la ratificación
de esta convención. Y como están persuadidos que todas las Provincias de la Nación
aspiran a la organización de un gobierno central, se comprometen cada uno de por sí
de dichas partes contratantes, a invitarlas y suplicarles concurran con sus respectivos
Diputados para que acuerden cuanto pudiere convenirles y convenga al bien general.
o Artículo 2° - Allanados como han sido todos los obstáculos que entorpecían la amistad
y buena armonía entre las Provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe en una
guerra cruel y sangrienta por la ambición y la criminalidad de los muchos hombres que
habían usurpado el mando de la Nación, o burlado las instrucciones de los Pueblos que
representaban en Congreso, cesaran las divisiones beligerantes de Santa fe y Entre Ríos
a sus respectivas Provincias.
o Artículo 3° - Los Gobernadores de Santa fe y Entre Ríos por sí y a nombre de sus
provincias, recuerdan a la heroica Provincia de Buenos Aires cuna de la libertad de la
Nación, el estado difícil y peligroso a que se ven reducidos aquellos Pueblos hermanos
por la invasión con que lo amenaza una Potencia extranjera que con respetables fuerzas
oprime la Provincia aliada de la Banda Oriental. Dejan a la reflexión de unos ciudadanos

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tan interesados en la independencia y felicidad nacional el calcular los sacrificios que
costará a los de aquellas provincias atacadas el resistir un Ejercito imponente,
careciendo de recursos, y aguardan de su generosidad y patriotismo auxilios
proporcionados a lo arduo de la empresa, ciertos de alcanzar cuanto quepa en la esfera
de lo posible.
o Artículo 4° - En los Ríos de Uruguay y Paraná navegarán únicamente los Buques de las
Provincias amigas, cuyas costas sean bañadas por dichos Ríos. El Comercio continuará
en los términos que hasta aquí, reservándose a la decisión de los Diputados en congreso
cualesquiera reforma que sobre el particular solicitaren las partes contratantes.
o Artículo 5° - Podrán volver a sus respectivas Provincias aquellos individuos que por
diferencia de opiniones políticas hayan pasado a la de Buenos Aires, o de esta a aquellas,
aun cuando hubieren tomado armas y peleado en contra de sus compatriotas: serán
repuestos al goce de sus propiedades en el estado en que se encontraren y se echará
un velo a todo lo pasado.
o Artículo 6° - El deslinde de territorio entre las Provincias se remitirá, en caso de dudas
a la resolución del Congreso general de Diputados.
o Artículo 7° - La deposición de la antecedente administración ha sido la obra de la
voluntad general por la repetición de desmanes con que comprometía la libertad de la
Nación con otros excesos de una magnitud enorme. Ella debe responder en juicio
público ante el Tribunal que al efecto se nombre; esta medida es muy particularmente
del interés de los Jefes del Ejército Federal que quieren justificarse de los motivos
poderosos que les impelieron a declarar la guerra contra Buenos Aires en Noviembre
del año próximo pasado y conseguir en la libertad de esta Provincia a la de las demás
unidas.
o Artículo 8° - Será libre el comercio de Armas y municiones de guerra de todas clases en
las Provincias federadas.
o Artículo 9° - Los prisioneros de guerra de una y otra parte serán puestos en libertad
después de ratificada esta convención para que se restituyan a sus respectivos Etercitos
o Provincias.
o Artículo 10° - Aunque las Partes contratantes están convencidas de que todos los
artículos arriba expresados son conformes con los sentimientos y deseos del Exmo. Sr.
Capitán General de la Banda Oriental Don José Artigas según lo ha expresado el Sr.
Gobernador de Entre Ríos que dice hallarse con instrucciones privadas de dicho Sr.
Excmo. Para este caso no teniendo suficientes poderes en forma, se ha acordado

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remitirle copia de esta nota, para que siendo de su agrado, entable desde luego las
relaciones que puedan convenir a los intereses de la Provincia de su mando, cuya
incorporación a las demás federadas, se miraría como un dichoso acontecimiento.
o Artículo 11° - A las cuarenta y ocho oras de ratificados estos tratados por la Junta de
Electores dará principio a su retirada el Ejército federal hasta pasar el Arroyo del Medio.
Pero atendiendo al estado de devastación a que ha quedado reducida la Provincia de
Buenos Aires por el continuo paso de diferentes Tropas, verificará dicha retirada por
divisiones de doscientos hombres para que así sean mejores atendidas de víveres y
cabalgaduras, y para que los vecinos experimenten menos gravamen. Queriendo que
los Sres. Generales no encuentren inconvenientes ni escases en su tránsito para sí o sus
tropas, el Señor Gobernador de Buenos Aires nombrará un Individuo que con este
objeto les acompañe hasta la línea divisoria.
o Artículo 12° - En el término de dos días o antes si fuese posible será ratificada esta
prevención por la muy Honorable Junta de Representantes.

Fecho en la capilla del Pilar a 23 de febrero de 1820.

Manuel Sarratea

Estanislao López

Francisco Ramírez

Los primeros meses del año 1820 son así los del triunfo de los “pueblos” como sujetos de la
soberanía y como actores de una reorganización del conjunto de las Provincias Unidas bajo el modo
federal. La caída del poder directorial en febrero de 1820 se interpreta, por lo tanto, como una vuelta
al principio de la retroversión de la soberanía a los pueblos, que permite repensar desde la base la
organización del futuro Estado.

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Influencia de factores externos: Se destaca la influencia de las intervenciones de potencias
extranjeras, en la relación entre las provincias y el gobierno central. Estas intervenciones a menudo
complicaban la dinámica política interna y afectaban la capacidad de las provincias para mantener su
autonomía y determinar su propio destino. Por un lado, las potencias extranjeras intervenían y
apoyaban a determinadas provincias en sus reclamos territoriales, lo que reforzaba las tensiones
entre las provincias y Buenos Aires, y dificultaba la resolución pacífica de los conflictos.

Existían relaciones comerciales, humanas y diplomáticas entre Chile y la provincia de Mendoza


donde muestra, una vez más, que no había un contraste marcado entre un Estado plenamente
soberano como era el primero, y una república provincial como la segunda, gozando de una soberanía
relativa, dentro de un territorio que todavía estaba por construirse.

Bibliografía
VERDO. G (2019) "¿Cuál territorio para cuál Nación? Soberanías territoriales y rivalidades
interprovinciales en el Río de la Plata (1820 - 1840)".

Tratado del Pilar - Educ.ar

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