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En los años veinte, un grupo de grandes poetas condujo a la mejor etapa de las
letras españolas. Todos ellos vivieron en un mismo contexto junto con las
vanguardias.
Los poetas más destacados de esta generación fueron: Pedro Salinas, Federico
García Lorca, Rafael Alberti… Este grupo estuvo compuesto también por mujeres,
“Las sin sombrero”: Maruja Mallo, Ernestina Champourcín, Teresa León…
Estos autores hicieron una asimilación entre la vanguardia y la tradición. Del pasado
literario español recuperan la forma de poesía tradicional, neopopularismo. Algunas
de sus influencias fueron: Góngora, Lope o Quevedo y del intimismo de Bécquer.
Sus viajes por Europa y sus conocimientos de otras lenguas les hicieron conocer a
grandes autores contemporáneos. De las vanguardias sacan distintos temas y
recursos
En estos jóvenes poetas influyeron dos figuras clave: Juan Ramón Jímenez, y José
Ortega y Gasset, con su deshumanización y autonomía. Este último dirigió la
Revista de Occidente en la que publicaron los autores de la generación del 27.
Los principales temas son los grandes asuntos del ser humano (el amor, universo, el
destino y la muerte) pero también los temas de la ciudad, las artes y la naturaleza.
Desde muy joven se apasiona por todo tipo de arte. Sin embargo, se decantaría por
la creación poética.
En lo que se refiere a su obra dramática sus obras más destacadas son: Yerma,
Doña Rosita la soltera, bodas de sangre y la casa de Bernarda Alba.
En 1918 se instala en la Residencia de Estudiantes en Madrid donde amplía su
creatividad. Allí conoce a Luis Buñuel, Dalí, Alberti…
En conclusión, es un poeta con una lucha interior entre una aparente felicidad y su
frustración por las injusticias sociales.