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a palabra paraíso procede del griego παράδεισος, paradeisos (en latín, paradisus),

usado en la Septuaginta para aludir al Jardín del Edén. El término griego procede a
su vez del persa ‫ پرديس‬paerdís, ‘cercado’, que es un compuesto de paer-, ‘alrededor’
(un cognado del griego peri-) y -dis, ‘crear’, ‘hacer’. Fuentes tan antiguas como
Jenofonte en su Anábasis (siglo. IV a. C.) aluden al famoso jardín «paraíso» persa.
Así, su significado original hace referencia a un jardín extenso y bien arreglado,
que se presenta como un lugar bello y agradable, donde además de árboles y flores
se ven animales enjaulados o en libertad.

Etimología e historia del concepto

El lujoso palacio y los jardines del rey neoasirio (que gobernó entre el 668 y el
631 a.C.) en Nínive, con la reconstitución del color original. Los canales de riego
irradian desde un acueducto. El rey aparece bajo el pórtico. British Museum.12
La palabra "paraíso" entró en el español a partir del Latín paradisus, del Griego
parádeisos (παράδεισος), de una forma iraní antiguo, del protoiranio *parādaiĵah-
recinto amurallado, de donde el persa antiguo 𐎱𐎼𐎭𐎹𐎭𐎠𐎶 p-r-d-y-d-a-m
/paridaidam/, avéstica 𐬀𐬰𐬉𐬀𐬛⸱𐬌𐬭𐬌𐬀𐬞 pairi-daêza-.34 El significado literal de esta
palabra de la lengua iraní antigua oriental es "amurallado (recinto)",5 de pairi-
'alrededor' (cognado con el griego περί, inglés peri- de idéntico significado) y -
diz "hacer, formar (un muro), construir" (cognado con el griego τεῖχος 'muro').67
La etimología de la palabra deriva en última instancia de una raíz *dheigʷ "pegar y
levantar (un muro)", y *per "alrededor".859

En los siglos VI y V a. C., la palabra iraní antigua había sido tomada en préstamo
de la lengua acadia/asiria pardesu "dominio". Posteriormente pasó a indicar el
extenso jardines amurallados del Primer Imperio Persa, y posteriormente se tomó
prestada en griego como παράδεισος parádeisos "parque para animales" en la Anábasis
del ateniense Jenofonte de principios del siglo iv a. C., Aramaico como pardaysa
"parque real", y Hebreo como ‫ ַּפְר ֵּד ס‬pardes, "huerto" (aparece tres veces en el Tanaj;
en el Cantar de los Cantares (Cantar de los Cantares 4: 13 {{{2}}}), Eclesiastés
(Eclesiastés 2:5 {{{2}}}) y Nehemiah (Nehemiah 2:8 {{{2}}}). En la Septuaginta
(siglos III-I a. C.), el griego παράδεισος parádeisos se utilizaba para traducir
tanto el hebreo ‫ פרדס‬pardes como el hebreo ‫ גן‬gan, "jardín" (e. g. Génesis 2:8
{{{2}}}, Ezequiel 28:13 {{{2}}}): de este uso se deriva la utilización de "paraíso"
para referirse al Jardín del Edén. El mismo uso aparece también en árabe y en el
Corán como firdaws 3.‫فردوس‬

La idea de recinto amurallado no se conservó en la mayoría de los usos iraníes, y


generalmente pasó a referirse a una plantación u otra zona de cultivo, no
necesariamente amurallada. Por ejemplo, la palabra iraní antigua sobrevive como
Pardis en neopersa, así como su derivado pālīz (o "jālīz"), que denota un huerto.

Los diferentes paraísos


En la Persia aqueménida (y posiblemente antes, en Mesopotamia), el término no solo
se aplicaba a jardines «paisajísticos», sino especialmente a tierras de caza real,
la forma más primitiva de reserva salvaje. De aquí se adoptó el vocablo pairidaeza,
en el zoroastrismo, para designar el lugar junto a Ahura Mazda al que estaban
destinadas las almas más virtuosas tras el Juicio Final, dentro de la escatología
fundada por esta religión arcaica.10

En diversas culturas en contacto con la naturaleza, el paraíso se describe como una


tierra de caza eterna, y no solo en las de cazadores nómadas, sino también en las
esencialmente agrícolas (por ejemplo, los Campos de Aaru egipcios o los Campos
Elíseos griegos).

Cristianismo
Biblia hebrea
En la Biblia, el paraíso designa originalmente al vergel donde Dios coloca a Adán
tras crearlo (Génesis).

Nuevo Testamento
La palabra griega παράδεισος aparece tres veces en el Nuevo Testamento:

Lucas 23:43 - por Jesús en la cruz, en respuesta a la petición del ladrón de que
Jesús se acordara de él cuando llegara a su reino.
2 Cor. 12:4 - en la descripción de Pablo de un tercer cielo.
Apocalipsis 2:7 - en alusión al árbol de la vida mencionado en Génesis 2:8.
Pablo de Tarso (en la Segunda carta a los corintios 12: 4, escrita hacia el año 57)
dice haber sido arrebatado por Dios y llevado a un Tercer Cielo. Cabe destacar que
al hablar del tercer cielo, no se quiso igualar al paraíso como tal, ya que como se
dijo anteriormente, el término y su significado aplica a un jardín terrenal.

En el Evangelio de Lucas (Lucas 23:43, compuesto hacia el año 80) dice que
Jesucristo le dijo al Buen Ladrón: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el
paraíso». Con estas palabras Jesús le estaba prometiendo al ladrón que tendría la
oportunidad de resucitar en el nuevo mundo convertido un paraíso.

Cristianismo evangélico
En el cristianismo evangélico, el paraíso es visto como el lugar prometido por
Jesucristo para los creyentes cristianos que han sido justificado por fe y
gracia.11

Testigos de Jehová
Véase también: Testigos de Jehová
Los Testigos de Jehová creen, a partir de su interpretación del Libro del Génesis,
que el propósito original de Dios era, y es, tener la tierra llena de la
descendencia de Adán y Eva como cuidadores de un paraíso global. Sin embargo, Adán
y Eva se rebelaron contra la soberanía de Dios y fueron desterrados del Jardín del
Edén, expulsados del paraíso hacia el trabajo y la miseria.

Los testigos de Jehová creen que los desobedientes y malvados serán destruidos por
Cristo en el Armagedón y los obedientes a Cristo vivirán eternamente en un paraíso
terrenal restaurado. Junto a los supervivientes resucitarán los justos y los
injustos que murieron antes del Armagedón. Estos últimos son traídos de vuelta
porque pagaron por sus pecados con su muerte y/o porque no tuvieron la oportunidad
de conocer los requerimientos de Jehová antes de morir. Estos serán juzgados en
base a su obediencia post-resurrección a las instrucciones reveladas en los nuevos
"rollos". Creen que la resurrección de los muertos a la tierra paradisíaca es
posible gracias a la sangre de Cristo y al sacrificio de rescate. Esta disposición
no se aplica a aquellos que Cristo como Juez considera que han pecado contra el
espíritu santo de Dios.1213

Una de las declaraciones de Jesús antes de morir fueron las palabras dirigidas a un
hombre que colgaba a su lado: "estarás conmigo en el Paraíso"14 La Traducción del
Nuevo Mundo coloca una coma después de la palabra "hoy", dividiéndola en dos frases
separadas, "te digo hoy" y "estarás conmigo en el Paraíso". Esto difiere de las
traducciones estándar de este versículo como "Te digo hoy que estarás conmigo en el
Paraíso".15 Basándose en escrituras como Mateo 12:40, 27:63, Marcos 8:31 y 9:31,
los Testigos creen que la expectativa de Jesús de que sería resucitado
corporalmente después de tres días excluía que estuviera en el paraíso el mismo día
que murió.16

Mormonismo
En la teología de los Santos de los Últimos Días, el paraíso suele referirse al
mundo espiritual, el lugar donde habitan los espíritus tras la muerte y a la espera
de la resurrección. En ese contexto, el "paraíso" es el estado de los justos
después de la muerte.17 Por el contrario, los malvados y los que aún no han
aprendido el evangelio de Jesucristo esperan la resurrección en una prisión
espiritual. Después de la resurrección universal, todas las personas serán
asignadas a un reino particular o grado de gloria. Esto también puede denominarse
"paraíso".

Islam
Artículo principal: Yanna
En el Corán, el Cielo se designa como Jannah (jardín), y el nivel más alto se
denomina Firdaus, es decir, Paraíso. Se utiliza en lugar de Cielo para describir el
último lugar placentero después de la muerte, accesible para aquellos que rezan,
donan a la caridad y creen en: Alá, los ángeles, sus libros revelados, sus profetas
y mensajeros, el Día del Juicio y el decreto divino (Qadr), y siguen la voluntad de
Dios en su vida. Cielo en el Islam se utiliza para describir los cielos en sentido
literal y metafóricamente para referirse al universo. En el Islam, las bondades y
la belleza del Cielo son inmensas, tanto que superan la capacidad de comprensión de
la mente mundana de la humanidad. Hay ocho puertas del Yánnah.

Literatura
Tal vez la más compleja imagen literaria del Paraíso sea la ofrecida por Dante
Alighieri en la tercera parte, "Paradiso" de su Divina comedia, con que culmina su
escatología cristiana. Se compone de tres secciones (Cielo de los planetas, Cielo
de las estrellas fijas o Stellatum y Cielo cristalino) más una cuarta, el Cielo
Empíreo. El Paradiso se subdivide también en un total de nueve cielos más este
último, que sería el décimo. Allí viven las almas de los bienaventurados, que gozan
por igual del premio de la Gracia divina y, por tanto, de la visión y el
conocimiento de Dios.18

La primera es el Cielo de los planetas; contiene almas que supieron seguir las
virtudes cardinales, y consta de siete cielos a su vez correspondientes cada uno a
la órbita o epiciclo de un planeta del Almagesto geocéntrico del astrónomo griego
Claudio Ptolomeo: Luna, donde se hallan los religiosos perdonados que no cumplieron
sus votos religiosos por culpa de la violencia de otros; Mercurio, donde están las
almas de los que alcanzaron fama y gloria con sus buenas acciones; Venus, donde
están las almas amorosas; Sol, donde aparecen doce teólogos más brillantes que el
propio astro; Marte, donde se hallan los mártires que dieron su vida por la Iglesia
dispuestos en forma de cruz de luz; Júpiter, donde están las almas justas y
piadosas, rectas pero caritativas. Allí un águila habla al Dante de la
inescrutabilidad de la justicia divina y le enseña que la fe no vale de nada sin
las buenas obras (las llamadas obras de misericordia); se encuentran allí los
verdaderos buenos gobernantes, entre ellos Rifeo y Trajano, cuya salvación no logra
entender Dante; y Saturno, donde se encuentran los espíritus contemplativos
dispuestos en una escalera de oro sin fin por la que suben, bajan o se paran (la
escalera de Jacob). La segunda sección es el Cielo de las estrellas fijas u octavo
cielo, donde está Jesucristo con su séquito. La tercera, el Cielo cristalino o
noveno cielo, se halla dividido en nueve secciones que se reparten tres tríadas de
distintos tipos de ángeles en rigurosa jerarquía, descrita por la Angelología del
Pseudo Dionisio Areopagita; son los que imprimen movimiento a todo el Universo,
cuya máquina del Cielo de los planetas dirigen, y por eso es denominada también
Primer Móvil. La tríada más baja se compone de ángeles de la guarda, arcángeles y
principados; la media o segunda, de Potestades, Virtudes y Dominaciones; la tercera
y última, de tronos, querubines y serafines. Por último está el Cielo Empíreo. Allí
están la Virgen María y San Pedro, frente a una inmensa y vertiginosa cándida Rosa,
toda aroma, toda suavidad, toda luz y belleza, que funciona como una escalera donde
la vista se pierde, compuesta de pétalos que son almas de bienaventurados. Allí se
superponen tres círculos que representan a la Santísima Trinidad; pero Dante no
puede atisbar más allá: su pobre memoria y limitada sensibilidad se aturden ante la
visión de lo inconmensurable; Dante se ofusca, se queda sin palabras
(inefabilidad), y despierta de su sueño místico gracias "al Amor que rige el Sol y
las demás estrellas".19
La imagen del Paraíso aparece secularizada en la literatura en el tópico del locus
amoenus, lugar idílico de encuentro de los amantes. La poesía bucólica desarrolla
esta imagen, haciendo del campo un espacio mítico en el que se mantiene viva la
edad de oro.

El tema del paraíso perdido es recurrente en la poesía occidental. Su expresión


clásica es el poema homónimo de John Milton. En castellano, destaca el tratamiento
del tema de Rafael Alberti en «Paraíso perdido» (Sobre los ángeles):

¡Paraíso perdido!
Perdido por buscarte,
yo, sin luz para siempre.
Gnosticismo

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