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Tercer cielo. En 2 Corintios 12:2-4 el apóstol Pablo habla de alguien que fue “arrebatado [...

] hasta el tercer cielo” y “al


paraíso”. Puesto que en las Escrituras no se menciona a ninguna otra persona que haya pasado por tal experiencia, lo
más probable es que fuese la suya propia. Aunque hay quien ha intentado relacionar la referencia de Pablo al tercer
cielo con el punto de vista de los rabinos primitivos de que había diferentes niveles en el cielo, hasta un total de “siete
cielos”, este punto de vista no tiene ningún apoyo en las Escrituras.

Como hemos visto, no se habla de los cielos como si estuvieran divididos en plataformas o niveles, sino que a la luz
del contexto debe determinarse si se trata de los cielos que están en la expansión atmosférica de la Tierra, de los cielos
del espacio sideral, de los cielos espirituales, etc. En este caso, la expresión “tercer cielo” parece hacer referencia al
grado superlativo de la gobernación del Reino mesiánico. Nótese cómo ciertas palabras y expresiones se repiten tres
veces en Isaías 6:3, Ezequiel 21:27, Juan 21:15-17 y Revelación 4:8, con el propósito obvio de expresar intensidad.

*** w18 diciembre pág. 8 Preguntas de los lectores ***

¿En qué sentido fue “arrebatado” al “tercer cielo” y al “paraíso” el apóstol Pablo? (2 Cor. 12:2-4).

▪ En 2 Corintios 12:2, 3, Pablo mencionó a un hombre que fue “arrebatado como tal hasta el tercer cielo”. ¿De quién
se trataba? En esta carta a la congregación de Corinto, él enfatizó que Dios lo utilizaba como apóstol (2 Cor. 11:5, 23).
Entonces habló de “visiones y revelaciones [...] del Señor”. En ese contexto, no hizo referencia a otros hermanos. Por
lo tanto, es lógico concluir que el hombre que recibió visiones y revelaciones era él mismo (2 Cor. 12:1, 5).

De modo que el hombre que fue “arrebatado” al “tercer cielo” y al “paraíso” fue Pablo (2 Cor. 12:2-4). El hecho de que
usara el término “revelaciones” sugiere que recibió información sobre algo que existirá en el futuro.

¿Qué es “el tercer cielo” que vio Pablo?

En la Biblia, la palabra cielo puede significar varias cosas. Por ejemplo, puede referirse a los cielos físicos (Gén. 11:4;
27:28; Mat. 6:26). A veces, se refiere a los gobiernos humanos (Dan. 4:20-22). Y también puede referirse al gobierno
divino, como por ejemplo mediante el Reino de Dios (Rev. 21:1).

Entonces, ¿a qué se refería Pablo con la expresión “el tercer cielo”? En ocasiones, la Biblia repite algo tres veces para
enfatizarlo (Is. 6:3; Ezeq. 21:27; Rev. 4:8). Por lo visto, cuando Pablo habló del “tercer cielo”, estaba destacando que
se trataba de la forma de gobierno más elevada: el Reino mesiánico en manos de Jesucristo y los 144.000 ungidos
que gobernarán con él (vea Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1, páginas 473, 476). A este Reino
mesiánico se refirió el apóstol Pedro cuando escribió que estamos esperando los “nuevos cielos” que Dios prometió
(2 Ped. 3:13).

¿Y qué hay del “paraíso” que mencionó Pablo?

La palabra paraíso también puede significar varias cosas. Primero, en vista del hogar original del hombre, es lógico
concluir que puede referirse al Paraíso literal que habrá en la Tierra. Segundo, puede referirse al ambiente espiritual
de paz que los siervos de Dios disfrutarán en el nuevo mundo. Y, tercero, también puede referirse a las maravillosas
condiciones que hay en el cielo, “el paraíso de Dios” que se menciona en Revelación 2:7 (vea La Atalaya del 15 de
julio de 2015, página 8, párrafo 8).

Es posible que Pablo estuviera haciendo referencia a estos tres significados cuando describió su experiencia en
2 Corintios 12:4.

¿A cuántos les ofrece la Biblia la esperanza de vida celestial?


Luc. 12:32: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.”
Rev. 14:1-3: “Vi, y, ¡miren! el Cordero [Jesucristo] de pie sobre el monte Sión [en el cielo; véase Hebreos
12:22-24], y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escrito en sus frentes el nombre de él y el nombre
de su Padre. [...] Y están cantando como si fuera una canción nueva [...] y nadie pudo aprender esa canción
sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra.”
En resumen:

“El tercer cielo” mencionado en 2 Corintios 12:2 probablemente es el Reino mesiánico en manos de Jesucristo y los
144.000, es decir, los “nuevos cielos” (2 Ped. 3:13).

Se le llama “el tercer cielo” porque el Reino es la forma de gobierno más elevada.

Es probable que el “paraíso” al que Pablo fue “arrebatado” en una visión se refiera: 1) al Paraíso físico que habrá
en la Tierra, 2) al paraíso espiritual que existirá entonces y será más extenso que el actual, y 3) al “paraíso de Dios”
celestial; todos estos existirán al mismo tiempo en el nuevo mundo.

Por lo tanto, el nuevo mundo será una combinación de los “nuevos cielos” y la “nueva tierra”. Será un nuevo sistema
que incluirá tanto al Reino celestial como a la humanidad que servirá a Jehová en el Paraíso terrestre.

*** w18 diciembre pág. 8 párrs. 10-11 Preguntas de los lectores ***

“El tercer cielo” mencionado en 2 Corintios 12:2 probablemente es el Reino mesiánico en manos de Jesucristo y los
144.000, es decir, los “nuevos cielos” (2 Ped. 3:13).

Se le llama “el tercer cielo” porque el Reino es la forma de gobierno más elevada.

w04 15/10 pág. 8 párr. 5 ¿Estará usted en el Paraíso? ***

5 El contexto no da a entender que “el tercer cielo” se refiera a la atmósfera que rodea nuestro planeta ni al espacio
exterior ni a un universo paralelo, sobre cuya existencia especulan algunos astrofísicos. En la Biblia, con frecuencia se
usa el número 3 para representar énfasis, intensidad o más fuerza (Eclesiastés 4:12; Isaías 6:3; Mateo 26:34, 75;
Revelación 4:8). Por tanto, lo que Pablo contempló en la visión fue algo elevado, ensalzado, algo de índole espiritual.

Preguntas de los lectores

▪ ¿Por qué dicen los testigos de Jehová que habrá un Paraíso futuro en la Tierra, si en 2 Corintios 12:1-4 se enlaza
“paraíso” con “el tercer cielo”?

El contexto indica que el “paraíso” que se menciona en 2 Corintios 12:1-4 no es un paraíso físico en la Tierra. No
obstante, muchos pasajes de la Biblia prueban que Dios restaurará un Paraíso literal en nuestra Tierra.

El hecho es que el primer Paraíso que tuvieron los humanos era literal. Adán y Eva vivieron en un hermoso parque, o
jardín, lo cual es el significado básico de las palabras hebrea, griega y persa que se vierten paraíso. Tenían la perspectiva
de vida sin fin en felicidad y con buena salud en aquel Paraíso. Sin embargo, perdieron aquel Paraíso terrestre cuando
se rebelaron y pecaron, lo cual llevó a que Dios los expulsara del jardín de Edén.

¿En qué situación nos deja eso, ahora y para el futuro? Ciertamente no hay ninguna evidencia de que nuestro planeta
se esté convirtiendo actualmente en un paraíso. En lugar de eso, abundan la contaminación ambiental y la destrucción
(Revelación 11:18). No obstante, es inconcebible que no se lleve a cabo el propósito de Dios de que la Tierra sea un
Paraíso global; él termina lo que empieza. Con ese fin envió a su Hijo para que suministrara un rescate y pusiera así el
fundamento para el perdón de nuestros pecados y para vencer la imperfección que hemos heredado de Adán
(1 Timoteo 2:5, 6; Romanos 5:18). Cuando se logre eso, los humanos podrán disfrutar de lo que tenían ante sí Adán y
Eva: vida sin fin. ¿Dónde?

El propósito original de Dios para los humanos era vida sin fin en un Paraíso en la Tierra, y el propósito de Dios no
puede fracasar o quedar frustrado (Isaías 55:11). De modo que, ¿no podemos esperar que se disfrute de esa vida sin
fin aquí mismo en el planeta Tierra, y que la Tierra para entonces haya sido restaurada a una condición paradisíaca?
En la Biblia hay numerosas pruebas de que éste es el punto de vista correcto, que la voluntad de Dios aún ‘se efectuará,
como en el cielo, también sobre la tierra’. (Mateo 6:10; Revelación 21:4, 5.)

Sin embargo, ¿qué hay de las palabras del apóstol Pablo en 2 Corintios 12:1-4? En ese pasaje él dijo claramente que
estaba tratando sobre “visiones y revelaciones sobrenaturales del Señor”. Y evidentemente él fue quien recibió una
visión especial o una clara percepción arrobadora de algo futuro, más allá de su tiempo. Habló de ser “arrebatado al
paraíso”. Pero, puesto que también mencionó un “tercer cielo”, parece que se estaba refiriendo a algo espiritual, a
diferencia de un jardín paradisíaco literal. Había un precedente para que él hiciera eso.

Por lo tanto, hay razón bíblica para entender que la referencia que hizo Pablo en la visión que se registra en 2 Corintios
12:4 se relaciona con la restauración futura de la prosperidad espiritual entre los adoradores de Dios. El mismo predijo
que habría un apartarse del cristianismo verdadero antes de la “presencia” del Señor (Hechos 20:29, 30;
2 Tesalonicenses 2:3-8). No obstante, ésa no sería la situación permanente. La verdadera congregación cristiana,
“campo de Dios bajo cultivo”, florecería otra vez y sería fructífera (1 Corintios 3:9). Entendemos que ése es el paraíso
que Pablo vio en visión. Sin embargo, su referencia a ese paraíso espiritual no resta valor de ninguna manera a las
muchas promesas bíblicas de un venidero Paraíso terrestre, un Paraíso restaurado según el propósito original de Dios
para la Tierra.

Un paraíso espiritual en una Tierra contaminada

TODAVÍA quedan algunos puntos en esta Tierra que son como un paraíso terrestre en miniatura. Sin embargo, están
bajo la amenaza de no poder continuar existiendo. Dentro de los últimos veinte años el estudio científico de la
contaminación del ambiente o medio natural de toda la humanidad ha recibido seria consideración. Se han hecho
esfuerzos por evitar que se siga contaminando la tierra, el agua y el aire, pero el proceso de contaminación todavía
continúa y aumenta.

2 Se ha descubierto que ciertos planes ecológicos no resultan prácticos o son imposibles de realizar por razones
económicas. Varios proyectos para la conservación de la belleza y lo saludable de la naturaleza en zonas selectas han
tenido que ceder ante las necesidades que ha creado la crisis relacionada con la energía. La Tierra entera está llegando
a ser más insalubre como lugar de habitación para los peces, las aves, los animales terrestres y el hombre. Debido a la
manera de vivir del hombre y a su mal manejo de la Tierra, la supervivencia de toda criatura viviente de nuestro planeta
está amenazada tan solo por la contaminación del ambiente.

3 Sin que sea afectado por esa contaminación arruinadora que se extiende por toda la Tierra, un paraíso espiritual
florece y alcanza cada vez mayor extensión. A medida que se expande, aumenta la cantidad de personas de mente
espiritual que disfrutan de él y llevan una vida más feliz. Hasta tienen esperanzas de vivir para siempre en un Paraíso
terrestre sin contaminación. El paraíso natural terrestre todavía es cosa futura, por supuesto; de otro modo, no se
permitiría que continuara la contaminación actual del ambiente natural del hombre. El hombre carece de aptitud y
sabiduría para restaurar a esta Tierra el hogar paradisíaco original del hombre. Pero desde el primer año de paz de
después de la I Guerra Mundial se ha plantado un paraíso espiritual aquí en la Tierra. No hay duda de que es de este
paraíso que escribe el apóstol cristiano Pablo en su segunda carta a la congregación del primer siglo en Corinto, Grecia.

4 Escribiendo para mediados del primer siglo, aproximadamente para el año 55 E.C., dijo a esta congregación de
compañeros de creencia: “Tengo que jactarme. No es provechoso; mas pasaré a visiones y revelaciones sobrenaturales
del Señor. Conozco a un hombre en unión con Cristo que, hace catorce años —si en el cuerpo no lo sé, o fuera del
cuerpo no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado como tal hasta el tercer cielo. Sí, conozco a tal hombre —si en el cuerpo
o aparte del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe— que fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inexpresables que no le es
lícito al hombre hablar. De tal hombre me jactaré, mas no me jactaré de mí mismo.”—2 Corintios 12:1-5.

5 El apóstol Pablo no estaba hablando aquí acerca de otro hombre, sino acerca de sí mismo. Sin embargo, habla de sí
mismo, cuando tuvo la experiencia singular ya descrita, como de un hombre que fue especialmente favorecido por
Dios; y del hombre que era cuando estuvo en aquella altamente favorecida posición correctamente puede jactarse.
Pero de sí mismo como hombre ordinario sin aquellos raros privilegios procedentes de Dios no puede correctamente
jactarse. Su experiencia tuvo apariencia tan real que fue como si él estuviera allí mismo en su cuerpo físico, pero lo
razonable es que su cuerpo físico se haya quedado en la Tierra y que lo que él experimentó haya sido un trance y que
lo que oyó lo haya oído cuando estuvo en ese trance. Si esta experiencia tuvo lugar catorce años antes que escribiera
su segunda carta a la congregación corintia, entonces aconteció para el año 41 E.C., lo cual fue antes de su primer viaje
misional con Bernabé, que se efectuó para el 47/48 E.C. El apóstol Pablo no especifica si lo que oyó estaba en hebreo
o griego, lenguajes que él conocía, o en algún lenguaje extraño que no pudiera ser traducido a lenguajes humanos
conocidos.

6 Al ser arrebatado al tercer cielo, Pablo no fue llevado hacia arriba y transportado a través de la corriente del tiempo
al tercero de una serie de cielos que se siguieran en sucesión. Fue tomado hacia arriba y llevado verticalmente, y,
puesto que el número tres o tercero se usa en la Biblia como marca de intensidad o énfasis, el “tercer cielo” indicaría
la altura de su elevación, la ensalzada cualidad de ella. Esto no lo familiarizó con las cosas que hay en los cielos de
personas que son espíritus en el sentido en que Jesucristo, que bajó del cielo y volvió a los cielos de los espíritus, está
familiarizado con las cosas celestiales invisibles. Figurativamente, ya en la Tierra Pablo estaba sentado con compañeros
cristianos “en los lugares celestiales en unión con Cristo Jesús.” (Efesios 2:6) Por eso el que él fuera arrebatado al
“tercer cielo” indicaría un elevar espiritualmente ensalzado de Pablo por encima de la posición espiritual de sus
compañeros cristianos. Indudablemente esto le dio una perspicacia que no había tenido antes, y esto se manifestaría
por la manera en que hablaría y escribiría.

7 En cuanto a que fuera arrebatado al “paraíso,” esto aquí se asocia con el “tercer cielo.” Esto sugeriría algo espiritual.
Mas no indicaría que el paraíso al cual Pablo fue arrebatado fuera el paraíso a que se alude en el mensaje que envió
el glorificado Jesucristo a la congregación de Éfeso, Asia Menor: “El que tiene oído oiga lo que el espíritu les dice a las
congregaciones: Al que venza yo le concederé comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.” (Revelación
2:7) Este “paraíso de Dios” es uno figurativo en los cielos invisibles de los espíritus, donde carne y sangre no pueden
entrar y en el cual no puede penetrar la vista del ojo carnal. (1 Corintios 15:50) Tampoco se da a entender que el
apóstol Pablo hubiese visto símbolos de cosas que están en los cielos invisibles de los espíritus de la manera en que
los vio el apóstol Juan, de lo cual Juan nos da una descripción en el capítulo cuatro de Revelación. De manera que no es
muy probable que el apóstol Pablo fuera arrebatado al “paraíso de Dios” a ver su “árbol de la vida.”

8 En cuanto al paraíso terrestre original, el “jardín de Edén,” no hay nada misterioso para las criaturas humanas en
cuanto a tal paraíso. No es nada que esté más allá de la experiencia humana, y la restauración de él en la Tierra bajo
el reino mesiánico de Dios se ha entendido por mucho tiempo según las profecías de la Biblia. (Génesis 3:8-24) Por lo
tanto, el apóstol Pablo no hubiera tenido que recibir “visiones y revelaciones sobrenaturales del Señor” para aprender
eso y conocerlo.—2 Corintios 12:1.

9 Sin embargo, hay otro paraíso que las Santas Escrituras pintan proféticamente, y hasta nos dan un prototipo histórico
de esto, en la tierra de Judá después que los judíos estuvieron en el destierro en Babilonia. Este paraíso es el paraíso
espiritual de nuestro día, diecinueve siglos después que el apóstol Pablo fue arrebatado al “tercer cielo” y al “paraíso”
en una visión sobrenatural. Lo que Pablo oyó durante aquella experiencia de apariencia real, las “palabras
inexpresables que no le es lícito al hombre hablar,” fueron acerca de este paraíso espiritual que entonces se hallaba
en el futuro. Esta bendita heredad de los verdaderos discípulos de Cristo llegaría a existir durante la “presencia” o
parousía de éste en la “conclusión del sistema de cosas.”—Mateo 24:3.

10 Pablo recibió inspiración para predecir la “apostasía” religiosa que le vendría a la congregación cristiana antes de
la “presencia de nuestro Señor Jesucristo,” pero no le fue lícito a él como hombre hablar acerca de este paraíso
espiritual, del cual oyó en “palabras inexpresables.” El que hubiera hecho eso habría significado interpretar las
profecías bíblicas que tienen que ver con este paraíso espiritual.—2 Tesalonicenses 2:1-3; 2 Corintios 12:1-4.

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