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David Reyes

ENTRENAMIENTO DE
HABILIDADES DBT

Caja de herramientas de terapia de


comportamiento dialéctico para recuperarse
del trastorno límite de la personalidad, los
cambios de humor y el TDAH
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Índice
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1
TRASTORNO BIPOLAR
Notas históricas
Epidemiología y factores de riesgo
Epidemiología
Comorbilidad
Factores de riesgo
Etiología
Genética.
Medio Ambiente
Neuroquímica
Neurofisiología
Depresión
Manía.
Subtipos clínicos
Curso y complicaciones
El trastorno bipolar y el déficit cognitivo
CAPÍTULO 2
BDNF
BASES MOLECULARES
ESTUDIOS DE ANIMALES
ESTUDIOS EN HUMANOS
BDNF Y EL TRASTORNO BIPOLAR
TERAPIA DE COMPORTAMIENTO DIALÉCTICO Y COGNITIVO
Introducción al tema
Trastorno bipolar
Tipos de Trastorno Bipolar (Tipo I y Tipo II)
Epidemiología
Criterios de diagnóstico
Etiología
Curso y pronóstico
LA FAMILIA Y EL DESORDEN
TRATAMIENTO
Otros tratamientos
CAPÍTULO 3
INTRODUCCIÓN AL ENFOQUE COGNITIVO-CONDUCTUAL
TERAPIA COGNITIVA BASADA EN LA ATENCIÓN PLENA (MINDFULNESS)
FODDER
Elección de la metodología
Identificando un problema;
Pregunta de investigación y PICO
Descripción de los artículos científicos seleccionados
Reducción de la frecuencia de las crisis
Mayor cumplimiento y adhesión al tratamiento terapéutico
Crítica
RECOMENDACIONES
Recomendaciones para posibles investigaciones futuras
Evaluación personal del camino recorrido
CAPÍTULO 4
LA TERAPIA MUSICAL Y EL ESTRÉS: MÉTODOS ALTERNATIVOS DE REGULACIÓN
DEL ESTADO DE ÁNIMO
Notas históricas
La terapia de música moderna
Los campos cubiertos por la musicología
Tipos de terapia musical
Terapia de música escuchando
La terapia musical en Italia
La terapia musical y el TDAH
Las causas del trastorno
¿Qué pasa con el TDAH
Trastorno de coordinación motriz
Trastorno de ansiedad
Intervenciones de musicoterapia con pacientes con TDAH
ESTRÉS Y TERAPIAS ALTERNATIVAS PARA LA DESREGULACIÓN DEL ESTADO DE
ÁNIMO
EL ESTRÉS
Emociones
El poder de la imagen
Sistema límbico
Sistema nervioso autónomo
Aparato gastro-entérico
Sistema inmunológico
Sistema endocrino
Estrés materno e impronta
La constitución del individuo según la medicina china
Movimiento de la madera:
Ansiedad:
Insomnio
Hipertensión:
Movimiento de la Tierra
Hipercolesterolemia
El movimiento del metal
Psoriasis:
Dismenorrea y trastornos sexuales
Los cuatro mares: los límites del hombre
Tratamiento metamórfico
Consideraciones finales:
CAPÍTULO 5
LA ATENCIÓN
HABILIDADES BÁSICAS
ASPECTOS CONCEPTUALES
APLICACIONES
EL PROGRAMA MBSR
EL PROGRAMA MBCT
EL PROGRAMA DBT
EL PROGRAMA ACT
Procesos de cambio
FLEXIBILIDAD PSICOLÓGICA
Descentralización
El yo como contexto
VALORES PERSONALES Y COMPROMISO
REGULACIÓN EMOCIONAL
LA AUTOCOMPASIÓN Y EL COMPROMISO ESPIRITUAL
LA ATENCIÓN Y LA NEUROPLASTICIDAD
ATENCIÓN E INCOMODIDAD PSICOLÓGICA
PROCESOS VALIOSOS Y VULNERABILIDADES
REGULACIÓN EMOCIONAL Y RESPUESTA CONDUCTUAL
Concienciación y malestar psicológico
TRASTORNOS DE ANSIEDAD
DEPRESIÓN
TRAUMAS
PROMOVER LOS RECURSOS EN EL CAMBIO
PROCESOS DE RESISTENCIA
LA PERSPECTIVA DE LA ATENCIÓN
CAPÍTULO 6
TÉCNICA DBT: ESTRÉS Y RESPIRACIÓN
EL ESTRÉS Y EL CONDICIONAMIENTO NEURO-ASOCIADO
TÉCNICAS PARA LA REGULACIÓN DEL ESTADO DE ÁNIMO: LA RESPIRACIÓN
LA INVESTIGACIÓN MÉDICA
APLICACIONES
CONCLUSIONES
INTRODUCCIÓN

El modelo de tratamiento de la terapia de comportamiento dialéctico, o


mejor conocido por la definición inglesa de Terapia de Comportamiento
Dialéctico (D.B.T.) es un tratamiento cognitivo-conductual desarrollado
específicamente para el trastorno límite de la personalidad. Ya en el
decenio de 1990, varios ensayos clínicos controlados y estudios aún más
recientes han identificado la terapia de comportamiento dialéctico como la
primera que ha demostrado ser eficaz para el trastorno límite de la
personalidad, también y especialmente en sus formas más graves de
autolesión y parasuicidio. El formato de la terapia que ha demostrado ser
válido en este sentido implica una co-terapia, es decir, una fuerte
interacción entre la psicoterapia individual y una forma de entrenamiento
de habilidades (que normalmente tiene lugar en grupos).
La terapia de comportamiento dialéctico o DBT se basa en una visión
dialéctica del mundo. La perspectiva dialéctica apoya diferentes aspectos
de la naturaleza de la realidad y el comportamiento humano. La dialéctica
sostiene como primer aspecto la interrelación y unidad fundamental de la
realidad, lo que implica que el análisis de las partes individuales de un
sistema es limitado si no se insertan en los contextos contingentes
específicos en los que se expresa el comportamiento de los individuos y de
las personas del grupo.
Un segundo aspecto es que la realidad no se concibe como estática sino
que está compuesta por fuerzas internas opuestas (tesis y antítesis) en
cambio, y cuya síntesis genera una nueva tensión entre fuerzas opuestas.
En este sentido, los patrones dicotómicos y extremos de pensamiento y
comportamiento disfuncionales de los pacientes fronterizos se consideran
fracasos dialécticos: la persona está atascada en polaridades extremas y
lucha por avanzar dinámicamente hacia una síntesis.
El tercer aspecto que caracteriza la visión dialéctica se refiere al supuesto
de que la naturaleza de la realidad se basa en el cambio y el proceso, el
individuo y el entorno están en constante cambio. Por lo tanto, la terapia
no tiene como objetivo mantener un estado estable en un ambiente estable
y consistente, sino promover la capacidad de manejar el cambio.
El DBT concibe el trastorno límite de la personalidad con referencia a la
teoría biosocial. Según la teoría biosocial, la piedra angular del trastorno
límite de la personalidad es la desregulación emocional. En particular, la
teoría sostiene que en el trastorno límite existe una importante dificultad
para regular las emociones que puede definirse como desregulación
emocional. La desregulación emocional es el resultado de la interacción de
una predisposición biológica, del contexto ambiental y de las influencias y
transacciones recíprocas entre estos dos elementos en el curso de la vida
del sujeto. Según el DBT, una disfunción en una parte del complejo
sistema de regulación emocional del ser humano puede proporcionar la
base biológica (aunque no necesariamente genética) de la vulnerabilidad
emocional y las consiguientes dificultades en la regulación emocional,
aunque actualmente es difícil identificar unívocamente una anomalía
biológica específica del sistema de regulación emocional para el trastorno
límite.
La base de la desregulación emocional es lo que Marsha Linehan define
como vulnerabilidad emocional, caracterizada por tres elementos
específicos: a) una sensibilidad muy alta a los estímulos emocionales; b)
una reactividad muy fuerte a los estímulos emocionales; c) un lento
retorno al estado emocional básico una vez que se ha producido la
activación emocional. La desregulación emocional en el trastorno límite
de la personalidad consiste en la combinación de un sistema de respuesta
hipersensible e hiperreactivo y un déficit en la regulación de las
emociones y los comportamientos resultantes. En particular, se aplican
estrategias de regulación emocional inadaptadas e inadecuadas.
Además de la vulnerabilidad emocional, el elemento ambiental y
contextual que juega en la interacción con ella para el establecimiento de
la desregulación emocional es el llamado entorno discapacitante. La
característica del entorno discapacitante es la tendencia a responder de
manera disfuncional e inapropiada a las experiencias emocionales y
cognitivas (por ejemplo, emociones, pensamientos y creencias) del sujeto.
Por ejemplo, es común encontrar respuestas de los padres que no están en
sintonía con el mundo cognitivo-emocional del niño y que son adversas a
éste, lo que limita el desarrollo de las aptitudes de regulación emocional.
El entorno discapacitante responde de manera distónica con respecto a la
expresión emocional y cognitiva del niño, invalidando sus experiencias
con una falta de respuesta o con respuestas extremas y disfuncionales. En
otras palabras, no reconocemos la experiencia emocional y cognitiva en su
autenticidad.
A menudo se produce una invalidación de la expresión de las emociones
negativas y la afectividad, en la que las emociones negativas y las
experiencias dolorosas se trivializan, se castigan, se ignoran o se atribuyen
a rasgos de personalidad estables o a la falta de buena voluntad.
Al interactuar con aspectos de vulnerabilidad emocional, el entorno
discapacitante favorece la desregulación emocional porque no ayuda al
niño a apropiarse de las habilidades de regulación emocional; por el
contrario, el entorno discapacitante enseña al niño a desengañar sus
experiencias emocionales y cognitivas (por ejemplo, pensando que sus
emociones y creencias son erróneas y buscando en los demás pistas sobre
cómo pensar y qué sentir).
Por lo tanto, según el modelo de la teoría del comportamiento dialéctico,
es en la interacción y en la relación transaccional que se crea entre la
vulnerabilidad emocional (aspecto biológico) y el entorno discapacitante
(aspecto ambiental) donde se encuentra la base para el inicio y el
mantenimiento de la desregulación emocional y muchos comportamientos
disfuncionales asociados con el trastorno límite de la personalidad en el
curso de la vida.
La capacidad de regular la emocionalidad es fundamental porque su
ausencia o deficiencia puede llevar a la desregulación del
comportamiento; según el modelo DBT los comportamientos impulsivos y
disfuncionales de los pacientes fronterizos son un efecto de la
desregulación emocional. Pero la desregulación emocional no sólo
impacta en los aspectos conductuales, sino que también interfiere en el
desarrollo y mantenimiento de un sentido de identidad estable.
La desregulación emocional y la inhibición de la afectividad conducen a
un comportamiento impredecible, inconsistencia cognitiva y labilidad de
la identidad. En este punto, junto a la desregulación emocional, conductual
e identitaria, encontramos la inestabilidad de las relaciones: las relaciones
interpersonales inestables, entendidas y caóticas, gestionadas de forma
impulsiva y disfuncional, son sólo el resultado de la desregulación a nivel
emocional, cognitivo, conductual e identitario. En general, por lo tanto, el
DBT, así como los criterios de diagnóstico en la literatura - muestran en el
trastorno límite de la personalidad un patrón caracterizado por la
desregulación e inestabilidad a nivel emocional, cognitivo, conductual,
relacional y de identidad.
El DBT trabaja en ese conjunto de conductas disfuncionales que a
diferentes niveles impactan en la vida de la persona con trastorno límite de
la personalidad: desde conductas suicidas y parasitarias, hasta conductas
impulsivas y disfuncionales que se traducen en una variedad de contextos
y situaciones. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, los comportamientos
clásicos de autohostilidad, sexualidad promiscua, abuso de sustancias o de
alcohol, desregulación del comportamiento alimentario, comportamiento
arriesgado para sus vidas, excesos de ira y actos agresivos en las
relaciones con los demás. Y una serie de otras conductas impulsivas que a
medio y largo plazo resultan perjudiciales para el individuo. En este
sentido, el objetivo es adquirir y generalizar un repertorio alternativo de
respuestas emocionales, cognitivas y conductuales para reducir los
descontroles conductuales.
Pero el objetivo del DBT no se reduce a esto; a través de la mejora en el
manejo de tales comportamientos altamente disfuncionales, en la
regulación emocional y a través de la validación del gran sufrimiento que
a menudo acompaña a los individuos con trastorno límite, el objetivo final
es la mejora de la calidad de vida del paciente para que - como afirma
Marsha Linehan, fundadora del modelo - construyamos una experiencia de
vida digna de ser vivida.
Al igual que los protocolos de tratamiento de la terapia cognitivo-
conductual estándar, el DBT se basa en la definición compartida de
objetivos de tratamiento específicos con el paciente, con el fin de
establecer una relación de colaboración y compromiso mutuo para lograr
los objetivos de la terapia. Todo el tratamiento hace hincapié en la
construcción y el mantenimiento de una relación entre el paciente y el
terapeuta en la que la validación de los pensamientos, sentimientos,
emociones y conductas del paciente es fundamental.
El tratamiento consiste en una coterapia, en la que diferentes actores
terapéuticos interactúan hacia un objetivo común. El terapeuta individual,
los principales terapeutas de la formación en habilidades de grupo, a veces
incluso el psiquiatra, constituyen una red de terapia católica, de tal manera
que el paciente llega a estar con diferentes figuras de referencia que tienen
funciones específicas dentro del entorno de tratamiento. Por lo general, el
modelo prevé una sesión de psicoterapia por semana que dura 50 minutos
y una sesión de entrenamiento de habilidades de grupo que dura alrededor
de una hora y media o dos horas. También hay posibles excepciones a este
modelo, por ejemplo si se elige, por razones clínicas específicas, la
realización de un entrenamiento de habilidades individuales.
El modelo de terapia de comportamiento dialéctico implica el uso de
muchos componentes que son en realidad elementos de la terapia
cognitivo-conductual, como el manejo de contingencias, la exposición, el
análisis de la conducta, la resolución de problemas y muchos aspectos del
entrenamiento de habilidades.
Del mismo modo, dentro del tratamiento, hay elementos distintivos con
respecto a la terapia cognitivo-conductual estándar. En primer lugar, se da
especial importancia a la capacidad de prestar atención, también por esta
razón al acreditar al DBT como terapia de "tercera ola". En segundo lugar,
tal como se expresa en el nombre de la propia terapia conductual
dialéctica, se hace mayor hincapié en los aspectos dialécticos: más allá del
cambio, una cuota de aceptación y validación del comportamiento
contingente es fundamental -aunque sea disfuncional- en un difícil juego
de equilibrio entre el cambio y la aceptación que también se refleja en el
uso de técnicas y estrategias terapéuticas. En tercer lugar, la terapia
dialéctica del comportamiento implica una atención estructurada a lo que
se definen como comportamientos que interfieren con el tratamiento y
proporciona un tratamiento prioritario -segundo sólo a los
comportamientos e impulsos suicidas- en sesión.
El entrenamiento de habilidades es de fundamental importancia en la
terapia dialéctica conductual porque, según el modelo, los sujetos con
trastorno límite de la personalidad carecen de capacidades de
autorregulación de las emociones, los comportamientos y las relaciones
interpersonales, o tienen dificultades para aplicar estas habilidades a
diferentes contextos de experiencia. Como ya se ha señalado
anteriormente, habría por lo tanto una desregulación e inestabilidad que se
desarrolla en diferentes niveles, a saber, a nivel emocional, cognitivo,
conductual, relacional y de identidad.
El entrenamiento de habilidades, tal y como se concibe en la terapia
dialéctico-conductual, implica la organización de cuatro módulos de
aprendizaje y apropiación de habilidades específicas que se dirigen a la
mejora de aspectos del trastorno emocional, cognitivo, conductual,
relacional y de identidad típicos de la frontera.
El primer módulo se refiere a las habilidades de conciencia nuclear. Estas
habilidades son la base de la posibilidad de observarse conscientemente a
sí mismo y a los demás a su alrededor en el momento presente,
suspendiendo el juicio. Las habilidades de atención se dividen en tres
habilidades de contenido que se refieren al objeto de la actividad mental
(observar, describir, participar) y tres habilidades formales, relacionadas
en cambio con la forma en que estos procesos mentales toman forma
(adoptar una actitud no crítica, centrarse en una cosa a la vez, ser eficaz).
Un segundo módulo se ocupa de las habilidades de regulación emocional,
que son fundamentales en el contexto del funcionamiento fronterizo.
Como ya se ha mencionado, los sujetos fronterizos experimentan una
intensa desregulación y labilidad emocional, con altos niveles de
reactividad y un lento retorno al estado emocional básico. A partir de las
habilidades de reconocimiento de las emociones en sus diferentes
componentes, el módulo se desarrolla centrándose en la apropiación,
mejora y generalización de las habilidades de regulación de las emociones.
Un tercer módulo se ocupa de las habilidades de eficacia interpersonal,
centrándose en el aprendizaje de estrategias eficaces para gestionar las
relaciones interpersonales. Las reuniones cubren diferentes áreas, desde la
capacidad de analizar situaciones interpersonales y aclarar los objetivos
propios, hasta las habilidades que se deben utilizar para lograr los
objetivos propios manteniendo el respeto por uno mismo y no
deteriorando la relación de forma inadaptada. En este sentido, este módulo
es similar a los programas de asertividad y resolución de problemas
interpersonales.
Un cuarto módulo se refiere a las habilidades de tolerancia al sufrimiento
y a la angustia mental, útil cuando el sujeto se encuentra en un estado de
desregulación no sólo emocional sino también conductual. La intensidad
de las emociones en este caso es muy alta, y es en esta fase en la que el
sujeto puede actuar y conducirse de manera altamente disfuncional y auto-
lesionada. Las habilidades que caracterizan este módulo tienen como
objetivo manejar y tolerar de manera más adaptable la ansiedad y la
activación emocional intensa para prevenir el comportamiento
disfuncional.
Por lo general, las reuniones se celebran en grupos de unos 6 a 10
participantes, con la presencia de dos terapeutas (uno con la función
principal de director y el otro con la función de coconductor, y cada uno de
ellos con funciones y papeles específicos). La formación profesional
consta de 4 módulos, para cada uno de los cuales hay unas 8 reuniones; los
módulos pueden repetirse cíclicamente porque la naturaleza de la
formación profesional es experimental y no meramente didáctica.
Es esencial subrayar que la terapia dialéctico-conductual, en su eficacia
probada para el trastorno límite, es tal cuando implica la asociación entre
la terapia individual y la terapia de entrenamiento de habilidades de grupo,
hasta el punto de que no es posible -según el modelo- asistir a un
entrenamiento de habilidades de grupo sin seguir también una psicoterapia
individual de la misma orientación.
CAPÍTULO 1
TRASTORNO BIPOLAR
El trastorno bipolar es una alteración del estado de ánimo, caracterizada
por una oscilación entre los dos polos opuestos que se identifican
comúnmente en la alegría (polo positivo) y la tristeza (polo negativo).

N OTAS HISTÓRICAS
La primera evidencia de los trastornos del estado de ánimo en Occidente
nos llega a través de la "Oda a la Desesperación", escrita por un escriba
egipcio anónimo hace unos cuatro mil años. A esto se suman varios
papiros y jeroglíficos que atestiguan la alta incidencia de suicidios en el
Valle del Nilo.
En el Antiguo Testamento encontramos los sufrimientos de Jeremías, de
los que deriva el término geremiada, lamentación larga y quejumbrosa y
también describe la tristeza, la culpa y la incapacidad del Rey Saúl.
En la cultura griega, la Ilíada de Homero relata el mito de Belerofonte, que
"solo y consumido por la tristeza vagaba infelizmente por el campo de
Aleio y las huellas de la huída de los vivos".
Con Plutarco encontramos expresada la concepción de una perturbación
del estado de ánimo típica de su tiempo, imbuida de magia y religión: "Se
sienta al aire libre, envuelto en arpillera y trapos sucios. De vez en cuando
se revuelca en el lodo, confesando tal o cual culpa por ir por un camino
que el Ser divino no aprobó. Pero fue en Grecia donde Hipócrates en el
siglo IV a.C., partiendo de las bases establecidas por Pitágoras y
Empédocles y de la observación empírica de la medicina emergente en el
mundo occidental y superando la concepción mágica y religiosa, trató de
dar una explicación etiológica a las enfermedades con la "teoría de los
estados de ánimo" (yugrrs: húmedo, mojado), según el cual el organismo
humano está en equilibrio entre cuatro fluidos: la flema encerrada en la
cabeza, la bilis negra o melancolía en el bazo, la bilis amarilla o la cólera
en el hígado, la sangre en el corazón. La misma teoría habría explicado,
además de la depresión (exceso de bilis negra) y la manía (exceso de bilis
amarilla), alteraciones de las que Hipócrates informó el curso estacional,
también las personalidades: flemático, melancólico, colérico, sanguíneo.
En el siglo I d.C. Areteo di Capadocia examinó sistemáticamente la
depresión y la manía, observando cómo se sucedían en algunos pacientes:
formuló la hipótesis de un estrecho vínculo entre los dos trastornos,
subrayando su carácter cíclico y recomendando para algunas formas
reactivas una "psicoterapia", destinada a aclarar las causas.
Más tarde Galeno (131- 201) corroboró la teoría humoral, señalando que la
causa de la melancolía es una alteración primaria del cerebro.
En el mundo romano encontramos un mal de vivir que se llamaba tedium
vitae y Séneca observó cómo el desprecio por la vida era la causa de
muchos suicidios, independientemente de la clase social a la que
perteneciese y, por tanto, justificaba el suicidio: "Débil y temeroso es el
que muere de dolor, pero necio es el que vive para sufrir.
La cultura medieval se alejó de la visión grecorromana y bajo la influencia
de la escuela árabe de Avicena (980- 1037) la visión mágico-religiosa de
los desórdenes psíquicos considerados dependientes de una posesión
demoníaca volvió a ponerse de moda.
La melancolía anteriormente estudiada en la teoría humoral, fue juzgada
de nuevo éticamente, una culpa, un pecado y ya no una enfermedad, como
se puede encontrar representada por el mismo Dante Alighieri que coloca
los accidias junto con la braconida en la pantanosa Estigia describiéndolos
también en la VII Canción del Infierno: "Triste estábamos en el aire dulce
que desde el sol se anima, trayendo un humo pegajoso.
En los siglos XVII y XVIII, con la Ilustración, se volvió a los estudios
naturalistas, en particular la depresión y la manía se distinguieron
nosológicamente sobre la base de simples criterios clínicos.
En 1854 Falret, con La folie circulares, y Baillarger, con La folie una
forma doble, independientemente una de la otra, describieron un trastorno
caracterizado por la alternancia continua y regular de la depresión y la
manía, que se entendían como dos expresiones diferentes de una misma
enfermedad.
En los tiempos modernos, Emil Kraepelin dio un paso importante al
identificar, en su tratado de psiquiatría de 1896, dos entidades nosológicas
en el campo de los trastornos mentales: la psicosis maníaco-depresiva y la
demencia precoz, que se distinguen por la edad de aparición, la
familiaridad, el curso y el resultado. Considerando la familiaridad común,
el curso periódico, el mejor pronóstico que la demencia temprana, y la
posible presentación en el mismo paciente pero en momentos diferentes,
Kraepelin reunió en el diagnóstico de la psicosis maníaco-depresiva la
manía, la depresión y la locura circular y periódica; posteriormente
también incluyó los estados mixtos (1904) y por último la depresión
evolutiva (1913), anteriormente excluida de la psicosis maníaco-depresiva
por su pronóstico desfavorable.
La visión de Kraepelin siguió influyendo en los psiquiatras de todo el
mundo, hasta que en 1957 Leonhard y en 1966 Angst y Perris propusieron
una distinción entre las formas depresivas unipolares, las formas maníacas
unipolares y las formas bipolares, en las que se alternan los episodios
depresivos, maníacos, hipomaníacos y mixtos.
En 1980, basándose en estudios genéticos/familiares, Taylor y Abrams
asumieron que el trastorno unipolar y bipolar eran continuos.
Sin embargo, la dicotomía entre los trastornos depresivos y bipolares fue
ratificada por el manual diagnóstico-estadístico DSM-III (1980) y el plan
de entrevistas ICD-10 (1992).
Recientemente se ha propuesto un modelo unitario para los trastornos del
estado de ánimo, según el cual las diferentes entidades psicopatológicas se
ordenan a lo largo de un continuo (espectro del estado de ánimo), que
partiendo de los temperamentos afectivos (hipertimia, ciclotimia,
distimia), pasando por las formas leves o subumbrales, llega a los cuadros
más graves y aclamados. El modelo del espectro de humor permite
diagnósticos más precisos, que son útiles para la selección farmacológica
de cada paciente.

EPIDEMIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO


El trastorno bipolar es una de las formas más comunes de enfermedad
mental. También es responsable de un año de vida ajustado por
discapacidad (DALY) peor que cualquier forma de cáncer o las
condiciones neurológicas más serias como la epilepsia o la enfermedad de
Alzheimer, principalmente debido a su inicio temprano y su curso crónico.

EPIDEMIOLOGÍA
Un estudio reciente de 61392 adultos de 11 países de América, Europa y
Asia (Merikangas et al., 2011) determinó una prevalencia durante la vida
del 0,6% para el trastorno bipolar I (BP-I), del 0,4% para el trastorno
bipolar II (BP-II) y del 1,4% para las formas de subumbral (BPS), según la
definición del DSM-IV.
La prevalencia total en la población general de todos los trastornos del
espectro bipolar es del 2,4%.
Además, la prevalencia a 12 meses es de 0,4% para el BP-I, 0,3% para el
BP-II y 0,8% para el BPS.
Las tasas de vida de BP-I y BPS fueron más altas en los hombres que en
las mujeres (alrededor de 1.1:1), mientras que la proporción se invirtió
para BP-II. Aproximadamente la mitad de los sujetos con BP-I y BPS
tuvieron un comienzo antes de los 25 años, mientras que los que tenían
BP-II reportaron un comienzo un poco más tarde. La edad promedio de
inicio del BP-I es de 18.4 años, del BP-II 20 años, del BPS 21.9 años.

COMORBILIDAD
En toda la psiquiatría es difícil encontrar un trastorno que se presente en
estado puro; en la mayoría de los casos, de hecho, hay cuadros clínicos
complejos dentro de los cuales hay elementos característicos de varios
trastornos psiquiátricos juntos: en un estudio realizado en pacientes
hospitalizados y afectados por DB, las comorbilidades psiquiátricas fueron
de alrededor del 40% mientras que las generales médicas fueron del 20%
con una mayor frecuencia en el sexo femenino.
La comorbilidad es muy alta, especialmente con los trastornos de la esfera
de la ansiedad, tanto que en algunos casos podemos hablar de verdaderos
grupos de comorbilidades particularmente frecuentes.
El trastorno de pánico está presente en la comorbilidad en el 50%, los
trastornos de conducta en el 44,8%, los trastornos de abuso de sustancias
en el 36,6%, y las fobias en el 30%.
Los sujetos con trastorno bipolar suelen verse afectados por trastornos
metabólicos: a este respecto, McElroy observó una prevalencia de la
obesidad del 25%, mientras que Fagiolini y Al. del 35% y, en un estudio
posterior, del 45%. Los mismos autores también destacaron la alarmante
prevalencia del síndrome metabólico (MS) (30-40%). Recientemente, los
datos epidemiológicos y clínicos han puesto de relieve la correlación entre
el trastorno bipolar y las enfermedades cardiovasculares, indudablemente
vinculadas al síndrome metabólico.
La presencia de trastornos comórbidos es mayor en los pacientes con BP-I
(88,2%) y BP-II (83,1%) que en los pacientes con BPS (69,1%).
Podemos entonces añadir al final de las comorbilidades, enfermedades
asociadas y consecuencias funcionales de un paciente con trastorno bipolar
que los sujetos que sufren depresión muestran un mayor deterioro
funcional (70,4%) que los que se encuentran en la fase maníaca (50,9%).
Intentos de suicidio.
El riesgo de suicidio a lo largo de la vida es 15 veces mayor en las
personas con trastorno bipolar que en la población general (DSM-V).
Se ha estimado que entre el 25 y el 50% de los sujetos con trastorno
bipolar intentarán suicidarse al menos una vez en la vida, y que entre el 8
y el 19% completarán el intento. A medida que aumenta la gravedad del
trastorno bipolar, también aumenta el riesgo de suicidio. Los intentos anti-
conservadores se refieren a 1/4 de los sujetos con BP-I, 1/5 de los que
tienen BP-II y 1/10 de los que tienen BPS.

FACTORES DE RIESGO
Familiaridad: Aunque todavía no se conoce el modo exacto de transmisión
genética, varios estudios han mostrado claras pruebas de familiaridad con
los trastornos del estado de ánimo. En el DSM-V encontramos que los
familiares de las personas con trastornos del estado de ánimo tienen un
riesgo de enfermar 10 veces mayor que la población general y dentro de
una misma familia a menudo las formas unipolares coexisten con las
formas bipolares, confirmando el continuo ya destacado entre estas
enfermedades.
El género: El BP-I está ligeramente más representado en los hombres,
mientras que muchos estudios han demostrado una mayor prevalencia del
BP-II en las mujeres (Cvetkovic-Bosnjak, 1998; Hendrick y otros, 2000).
Un examen reciente ha puesto de relieve las diferencias de género en el
trastorno bipolar (Miller et al., 2014). El género femenino está relacionado
con mayores síntomas depresivos y diferentes comorbilidades que el
género masculino y las mujeres con el trastorno tienen un alto riesgo de
recaídas en el periparto y durante la menopausia. El síndrome metabólico,
el aumento de peso y el riesgo cardiovascular están más presentes en las
mujeres y son atribuibles a factores hormonales, así como a un alto riesgo
de enfermedades de transmisión sexual y de embarazos no planificados.
En los humanos, por otro lado, los episodios maníacos y la comorbilidad
con los trastornos relacionados con las sustancias y el comportamiento son
más frecuentes.
Edad: la depresión mayor aparece con mayor frecuencia entre los 20 y los
50 años (edad media en torno a los 40 años), con un pico en el 10% de los
casos después de los 60 años. En las últimas generaciones se ha producido
una disminución de la edad de inicio (menos de 20 años), probablemente
debido al uso indebido de sustancias cada vez más extendido entre los
jóvenes. Los trastornos bipolares se producen con mayor frecuencia entre
los 15 y los 50 años de edad (la edad media es de unos 30 años). La
ciclotimia y la distimia aparecen antes que otros trastornos: en la niñez y
la adolescencia, o como máximo en la edad adulta muy temprana (entre 15
y 30 años).
Estado civil: Los trastornos bipolares se encuentran con mayor frecuencia
en personas solteras, solteras y separadas. Las causas pueden ser la
temprana edad de aparición, o la influencia negativa que la sintomatología
de estos trastornos ejerce en la relación de la pareja, o por el contrario el
fuerte estrés que la separación de la pareja provoca en los sujetos
predispuestos.
Clase social: Las personas con trastornos del estado de ánimo pertenecen
con mayor frecuencia, pero no sólo, a las clases altas; son más frecuentes
en los países de altos ingresos que en los de bajos ingresos (1,4 frente a
0,7%). Según algunos autores, el ascenso social se ve favorecido por
períodos hipomaníacos prolongados pero leves, o por rasgos
temperamentales hipertimicos que aumentan la capacidad de trabajo.
Según otros, es precisamente el estrés soportado para conquistar y
mantener condiciones más cómodas lo que desencadena los trastornos del
estado de ánimo.

ETIOLOGÍA
A partir de la teoría de Hipócrates, en el siglo IV a.C., los trastornos del
estado de ánimo se han considerado en todos los aspectos una enfermedad
orgánica, ya que presentan características como la familiaridad, la
ciclicidad, las remisiones y las recaídas, en consonancia con el concepto
clásico de enfermedad. Durante el siglo XX se formularon diversas
hipótesis etiopatogenéticas, algunas de ellas biológicas, otras cognitivas y
psicodinámicas.
G ENÉTICA .
Numerosos estudios sobre las familias, los hijos adoptivos y los gemelos
han puesto de relieve la influencia de la herencia en el trastorno bipolar: la
concordancia entre los gemelos homocigotos oscila entre el 40 y el 70%,
con una herencia estimada de hasta el 90% en los trabajos recientes.
Numerosos estudios han demostrado que el riesgo de enfermarse para un
pariente de primer grado de un paciente con depresión mayor es de 2-10%,
y para un pariente de primer grado de un paciente con trastorno bipolar es
de 8-18%. Además, el riesgo de enfermar para un gemelo de un paciente
con depresión mayor es del 50% si es un merocigoto, y del 10-25% si es
un mareado. Estos porcentajes se elevan a 33- 90% y 10-25%
respectivamente en el caso de un gemelo de un paciente con trastorno
bipolar.
Se cree que incluso el temperamento tiene una base hereditaria, ya que se
produce en la primera infancia, caracterizando el tono básico del estado de
ánimo, los niveles de energía y la intensidad con la que se expresan las
emociones y los sentimientos. Sobre la base de estos personajes,
Kraepelin, Kretschmer y Akiskal han distinguido cuatro tipos de
temperamento: hipertimico, depresivo o distímico, ciclotímico e irritable,
similar en la parte inferior de los cuatro temperamentos descritos por
Hipócrates. Están entre el bienestar y la enfermedad y pueden precederla
por varios años.
La genética también afecta al sexo, y las mujeres corren un mayor riesgo
que los hombres de sufrir casi todos los trastornos del estado de ánimo.
Esta predisposición puede explicarse tanto por los cambios hormonales
que sufre la mujer durante las fases premenstrual y posparto como por los
niveles de MAO (monoamino oxidasa, enzimas controladas por el
cromosoma X e implicadas en los trastornos del estado de ánimo) que
influirían en el cuadro clínico de algunas formas atípicas de depresión
(causando hiperfagia e hipersomnia). Además, se ha demostrado que la
respuesta a los inhibidores de la MAO (medicamentos antidepresivos) es
mejor en las mujeres. Además, el sexo femenino es el más expuesto a las
disfunciones tiroideas, que, según el caso, pueden dar lugar a patrones
tanto depresivos como maníacos.
Gracias a los estudios de asociación de todo el genoma (GWAS), se ha
iniciado una investigación de las secuencias de genes relacionadas con el
trastorno bipolar, aunque la identificación única de los polimorfismos de
un solo nucleótido (SNP) en la base de la enfermedad sigue siendo difícil.
Esta investigación ha revelado una superposición entre los trastornos del
estado de ánimo y otros trastornos psiquiátricos, en particular la
esquizofrenia y la depresión grave (Grupo de Trastornos Transversales del
Consorcio de Psiquiatría Genómica, 2013).
En desacuerdo con los esquemas de diagnóstico tradicionales, un reciente
GWAS sugiere que el trastorno bipolar está genéticamente más cercano a
la esquizofrenia: las dos enfermedades parecerían estar caracterizadas por
un legado poligénico, de modo que muchas variantes juntas ayudarían a
determinarlas.
Los genes implicados se identificaron en: secuencias genéticas funcionales
relacionadas con las vías de transducción de señales de la hormona
liberadora de corticotropina, la fosfolipasa C, el receptor cardíaco _
adrenérgico, el receptor de glutamato, la endotelina 1, la hipertrofia
cardíaca; sin embargo, cabe añadir que otros SGAE indican la presencia de
secuencias poligénicas no compartidas entre la esquizofrenia y el trastorno
bipolar.
Considerando únicamente el trastorno bipolar, muchos estudios genéticos
han confirmado su heterogeneidad, lo que refleja, al menos en parte, el
hecho de que existen diferentes mecanismos de herencia en la base.
Aparte de las complejas interacciones entre una multitud de secuencias
que contienen polimorfismos de un solo nucleótido (epistasis), las
mutaciones estructurales de los genes parecen desempeñar un papel en la
transmisión del trastorno bipolar.
Los GWAS a gran escala han investigado cientos de genes candidatos con
resultados variables. Sin embargo, no se han identificado los genes
responsables del trastorno bipolar debido a un número relativamente
pequeño de pacientes implicados, a muestras inadecuadas o a la
heterogeneidad del propio trastorno; a pesar de ello, los genes
identificados parecen serlo: genes implicados en funciones cerebrales
específicas como la transmisión de señales, la diferenciación celular, la
formación del citoesqueleto, la respuesta a las mutaciones de estrés de la
CACNA1 un gen que codifica para la subunidad alfa de un canal
dependiente del voltaje relacionado con el Ca++; el mal funcionamiento
de la CACNA1C se ha asociado con los déficits cognitivos y de atención,
dos puntos importantes en la psicopatología del trastorno bipolar, los
genes del reloj, implicados en el control del ritmo circadiano, cuya
alteración es típica en los trastornos estacionales del estado de ánimo.
Genes que codifican para receptores como la catecol-O-metiltransferasa
(COMT), MAO-A, portador de dopamina (DAT), portador de serotonina
(5HTT), triptófano hidroxilasa (TPH2), receptores D2, D4, 5HT4 y
5HT2A. Un polimorfismo del promotor de la 5HTT se ha asociado con la
manía inducida por antidepresivos, la eficacia profiláctica del litio, la edad
de aparición, el socialismo en el trastorno bipolar, la neuregulina-1 (NRG-
1), cuyas alteraciones parecen ser factores de riesgo para el desarrollo del
trastorno bipolar, la esquizofrenia y el trastorno depresivo mayor.
El factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF); En varios estudios se
ha comprobado que el polimorfismo 66Val/Met del gen del BDNF,
asociado a la regulación de la resistencia, la plasticidad y la proliferación
neuronal, podría ser un factor de riesgo para el desarrollo del trastorno
bipolar. Algunos de estos estudios han encontrado una relación entre el
polimorfismo del BDNF y la morfología del cerebro, pero no para las
diversas fases del trastorno, mientras que otros lo han asociado con la
etiología bipolar sólo en relación con la interacción con eventos
estresantes. Además, el polimorfismo del BDNF se ha relacionado con la
gravedad de la enfermedad, la aparición temprana, la predisposición a los
ciclos rápidos, el aumento del deterioro cognitivo y las funciones
ejecutivas en el trastorno bipolar.
Los genes que regulan la glicógeno sintasa quinasa-3 (GSK-3), un péptido
proapoptótico que contrasta con la función de las proteínas implicadas en
el desarrollo, diferenciación, plasticidad y ensamblaje neuronal del
citoesqueleto, parecen estar implicados en la etiología del trastorno
bipolar. Se ha informado de una asociación entre el polimorfismo GSK-3 y
los síntomas psicóticos, la regulación de la expresión génica, la respuesta
al litio y las alteraciones microestructurales de la materia blanca en el
trastorno bipolar (Serretti y otros, 2008: Benedetti y otros, 2013).
genes que regulan la transmisión del glutamato (GRIN1, GRIN2A,
GRIN2B, GRM3 y GRM4), la respuesta al estrés (ND4, NDUFV2, XBP1 y
MTHFR), la inflamación (PDE4B, IL1B, IL6 y TNF), la apoptosis
(BCL2A1 y EMP1) y la mielinización de los tractos de materia blanca
mediada por oligodendrocitos (eIF2B).
No menos importantes son las modificaciones epigenéticas que reflejan
una alteración en la expresión de los genes influida por acontecimientos de
la vida y que, por lo tanto, podrían desempeñar un papel importante en las
diferentes fases del trastorno bipolar. De hecho, algunos estudios han
encontrado diferentes patrones de expresión genética entre la fase
depresiva por un lado y la eutaxia o la manía por el otro. Además, los
episodios maníacos repetidos pueden causar daños oxidativos en el ADN,
interfiriendo en la futura metilación del código genético, e incluso
limitando la posibilidad de desactivar ciertos genes (Soeiro-de-Souza et
al., 2013). Por ejemplo, la hipometilación del gen de la COMT se ha
asociado con el trastorno bipolar y la esquizofrenia.
En última instancia, los estudios genéticos del trastorno bipolar han
tropezado con numerosos obstáculos, debido en gran medida a la
necesidad de asociar la heterogeneidad etiológica con la heterogeneidad
fenotípica.
Parece evidente la existencia de un complejo patrón poligénico de
herencia, que implica un gran número de genes con modestos efectos
específicos, modificados por la epistasis, las variaciones epigenéticas, la
interacción con el medio ambiente. Los resultados de estos estudios son
actualmente discordantes, aunque muchos de ellos han identificado el
papel de los genes implicados en la actividad metabólica celular, el
intercambio de iones, el desarrollo y la diferenciación sináptica, la
regulación de la mielinización, la neurotransmisión, la plasticidad
neuronal, la resistencia y la apoptosis. Es probable que las influencias
genéticas se reflejen en un endofenotipo ("fenotipo oculto") del trastorno
bipolar caracterizado por una alteración de los ritmos circadianos y
hormonales, la respuesta al tratamiento, los cambios en la materia blanca
y la materia gris.

MEDIO AMBIENTE
Como en muchas otras enfermedades, los factores genéticos de los
trastornos del estado de ánimo se cruzan con el medio ambiente. Ya a
principios del siglo XX, Meyer (a quien se atribuye el término depresión)
sostuvo que los trastornos del estado de ánimo surgían de la interacción
entre la genética y los acontecimientos ambientales estresantes. Kraepelin
notó que en muchos de sus pacientes el primer episodio maníaco o
depresivo a menudo estaba relacionado con un evento estresante externo,
mientras que luego el siguiente curso parecía independiente del entorno.
En diversos estudios se han observado en los meses anteriores a la
aparición de la enfermedad acontecimientos de pérdida real (duelo,
separación de la pareja o de los hijos), simbólicos (cambios de ciudad,
trabajo, hogar), no específicos (accidentes, desastres naturales) o incluso
positivos (nacimiento de un hijo, promoción laboral, ganancias en
efectivo).
Lo que no se ha demostrado, a diferencia de muchas teorías psicoanalíticas
y cognitivas, es una correlación estadística entre la patogénesis del
trastorno y los acontecimientos de pérdida ocurridos en
la infancia. El factor de estrés, por otra parte, juega un papel importante,
ya que en sujetos con predisposición genética sacaría a la luz la patología
antes y con un curso más serio, cuanto mayor sea la predisposición
genética.
Por lo tanto, el componente ambiental y el componente genético parecen
estar estrechamente relacionados, e incluso pequeños estímulos
ambientales pueden desencadenar graves episodios de depresión o manía
en aquellos cuyo componente biológico es importante.

N EUROQUÍMICA
Un importante paso hacia la comprensión de las hipótesis neuroquímicas
que subyacen a los trastornos del estado de ánimo se dio al estudiar,
independientemente de la investigación neuropsiquiátrica, la hironiazida
(fármaco antituberculoso) y la imipramina (antihistamínico de estructura
tricíclica) a principios de los años cincuenta: los dos fármacos elevaron el
tono del estado de ánimo de los pacientes que los utilizaban.
Se realizaron estudios para comprender la farmacodinámica de los dos
ingredientes activos y se aclaró así que ambos determinaron un aumento
de las concentraciones extracelulares de dos neurotransmisores de la
monoamina: 5- HT (serotonina) y NA (noradrenalina). La iproniazida es
capaz de inhibir de forma irreversible los MAO que tienen la tarea de
reabsorber los neurotransmisores, la serotonina y las catecolaminas, de la
terminación presináptica y metabolizarlos; la imipramina, en cambio,
determina un bloqueo de la recaptación de NA y en menor medida de 5-HT
a nivel de la terminación del nervio presináptico, obstaculizando el enlace
entre los propios neurotransmisores y sus portadores, NET para la
norepinefrina y SERT para la serotonina.
En consonancia con esos resultados, también se descubrió que la reserpina
(un fármaco antihipertensivo) tenía en cambio un efecto depresivo porque
causaba una reducción de las reservas monoaminérgicas a nivel sináptico
al bloquear el transportador vesicular VMAT, que transporta la serotonina
y la dopamina de noradrenalina desde el citoplasma de los nervios
presinápticos hasta las vesículas destinadas a ser liberadas en la fisura
sináptica.
A raíz de estos descubrimientos, en la década de 1960, se formuló la
hipótesis de la monoamina, según la cual la depresión se debía a una
reducción, mientras que la locura a un aumento, de la concentración de 5-
HT y NA a nivel de los valles sinápticos del SNC.
Según un desarrollo posterior de la misma teoría, las pequeñas cantidades
de 5-HT en el espacio intrasináptico predispondrían generalmente a
trastornos del estado de ánimo, mientras que los niveles de NA, bajos en
depresión y altos en manía, determinarían la polaridad del trastorno.
La dopamina (DA) también desempeñaría un papel importante en los
trastornos del estado de ánimo: se ha formulado la hipótesis de una
reducción de la actividad de los receptores D1 en la depresión, es decir, los
receptores postsinápticos que activan la adenilciclasa, y también un
aumento de la transmisión dopaminérgica en la vía mesolímbica en la fase
maníaca y su reducción en la fase depresiva. Si es cierto que los
medicamentos que agotan las monoaminas, como la reserpina, inducen
estados depresivos y que los antidepresivos inducen un aumento inmediato
de las concentraciones de neurotransmisores a nivel central, la teoría de
las monoaminas queda parcialmente refutada por el hecho de que los
efectos clínicos de los medicamentos antidepresivos no aparecen
inmediatamente, sino sólo unas dos semanas después de su
administración. Esto ha llevado a un mayor estudio del efecto crónico de
estos fármacos, llegando a una nueva hipótesis, la molecular: se ha
demostrado que el aumento de la disponibilidad de neurotransmisores
debido a la administración de fármacos conduce a un aumento de los
fenómenos de señalización postsinápticos y, por consiguiente, a un
aumento de los niveles de concentración de AMP cíclico, lo que da lugar a
la activación de factores de transcripción como el CREB (cAMP Response
Element Binding protein), una proteína capaz de modular la expresión de
diversos genes, incluidos el BDNF y la NEUROTROFINA3, reducidos en
el paciente deprimido. El aumento del número de arborizaciones
dendríticas y de espinas dendríticas como resultado de la secreción de
estos factores es la base del efecto a largo plazo del antidepresivo.

N EUROFISIOLOGÍA
En 1969 Goddard, mediante sus estudios en animales de laboratorio,
demostró la posibilidad de inducir ataques epilépticos mediante la
aplicación consecutiva en la amígdala (zona del sistema límbico,
implicada en la génesis del estado de ánimo y las emociones) de estímulos
químicos o físicos subliminales y, por lo tanto, inofensivos si se toman
individualmente. El fenómeno se conoce ahora como leña y, una vez
inducido, se mantiene constante a lo largo del tiempo; además, como hay
una disminución permanente del umbral de excitabilidad neuronal, los
ataques epilépticos pueden manifestarse a largo plazo independientemente
de la aplicación del estímulo. La leña tiene muchas similitudes con lo que
sucede durante la historia natural de los trastornos del estado de ánimo: en
la base del primer episodio es frecuente la presencia de un acontecimiento
vital estresante, mientras que los episodios subsiguientes pueden
desencadenarse espontáneamente, con un aumento de su frecuencia a lo
largo del tiempo.
En la última década, la evolución de las técnicas de neuroimagen ha
permitido correlacionar los trastornos del estado de ánimo con los
cambios morfológicos y funcionales del SNC. Se comprobó que en el 26%
de los sujetos, principalmente hombres, con trastorno bipolar I o con
depresión psicótica, la tomografía y la resonancia magnética mostraron un
aumento en la relación ventrículo/cerebro, además de una reducción
volumétrica del gusano cerebeloso. A su vez, las técnicas de TEP han
demostrado una reducción del flujo sanguíneo cerebral, especialmente en
las zonas frontales, en pacientes en fase de depresión; este hallazgo se
normaliza con la resolución del episodio.
Un capítulo de fundamental importancia en el campo de la neurofisiología
se debe también a la neuroplasticidad, es decir, a la capacidad del sistema
nervioso de modificar su estructura, adaptándose a estímulos de diversa
naturaleza intrínseca o extrínseca. El concepto de neuroplasticidad
comenzó a imponerse en el debate científico entre finales del siglo XIX y
principios del XX y en 1948 el psicólogo polaco Konorski escribió:
"llamaremos plasticidad a la ... propiedad en virtud de la cual, en
determinados sistemas neuronales, se establecen ciertas modificaciones
funcionales permanentes como resultado de determinados estímulos o de
determinadas combinaciones de los mismos".
Estamos en los años 40 cuando los estudios de Rita Levi-Montalcini y
Viktor Hamburger toman el espacio. Durante la vida embrionaria la
muerte de las neuronas es un fenómeno habitual e irreversible, tanto a
nivel central como periférico, que provoca una depauperación del número
de neuronas prenatales. Hoy sabemos que la hiperproducción embrionaria
de neuronas se produce en casi todas las regiones del sistema nervioso
central y periférico, siguiendo las señales procedentes del mismo tejido
que es el objetivo de la inervación.
La hipótesis neurotrófica de Levi-Montalcini y Hamburgo se centra en los
factores tróficos que son liberados en cantidades limitadas por las células
diana de las neuronas, que luego son absorbidas por las terminaciones
nerviosas: las neuronas mejor conectadas con la diana asumen una mayor
cantidad de factores tróficos que las otras, de modo que, al no tener
suficiente trofismo, se encuentran con la apoptosis.
El mecanismo es, entre otras cosas, un circuito célula/neurona porque
cuanto más eficiente sea la inervación de la neurona en la célula objetivo,
más producirá esta célula los factores tróficos necesarios para la neurona y
no sólo, porque si la inervación en esta célula se produce simultáneamente
por más neuronas, incluso un menor grado de actividad de inervación será
suficiente para la secreción de neurotrofias, explotando un efecto
sinérgico. Estos mecanismos se llevan a cabo a varios niveles: entre las
neuronas, entre las ramas azónicas y entre los contactos sinápticos.
En última instancia, el concepto de neuroplasticidad no radica tanto en la
formación de nuevas sinapsis como en la selección de las que mejor
median la señal nerviosa, recibiendo así un mayor trofismo, y sobre todo
en el hecho de que este fenómeno no es sólo de edad embrionaria sino que
dura toda la vida, permitiendo así que el sistema nervioso se adapte a
estímulos de todo tipo, conductuales, electrofisiológicos, farmacológicos,
incluso patógenos o lesionales.
De hecho, las sinapsis químicas pueden sufrir tanto cambios funcionales
(incluso aumentos o disminuciones importantes de su eficacia funcional) a
corto plazo, como cambios morfológicos a largo plazo, que implican
cambios como la eliminación de conexiones preexistentes o la formación
de nuevas espinas dendríticas y varices axonales, un fenómeno conocido
como brotación, o el brote de la terminación del nervio. Además, en 1997,
Gould y sus colaboradores, refutando el principio de que las neuronas del
SNC adulto no pueden replicarse, demostraron la existencia de
neurogénesis de ciertas áreas del SNC de los primates adultos, en
particular el giro dentado del hipocampo (sistema límbico).
Un paso importante también en el campo de la neurofisiología fue el
estudio por TAC y RM del tejido cerebral de sujetos deprimidos, que
permitió identificar en un buen porcentaje estas alteraciones atróficas y la
rarefacción de la densidad neuronal especialmente a nivel de las zonas
límbicas (hipocampo y amígdala), de la corteza prefrontal y de algunas
zonas prefrontales, lo que sugiere que la depresión, pero en menor medida
también el estrés, pueden inducir esas alteraciones mediante una
activación prolongada del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, capaz de
inducir la apoptosis e inhibir la neurogénesis a nivel del hipocampo. Este
eje ha sido el sistema neuroendocrino más estudiado, y está bastante claro
que los pacientes deprimidos tienen niveles más altos de cortisol y sus
metabolitos a nivel plasmático y urinario. Recientemente se ha subrayado
la importancia patogenética de esta alteración: el cortisol determina un
agotamiento celular de la glucosa, lo que aumenta la sensibilidad neuronal
al aumento de los neurotransmisores excitadores como el glutamato, que
es responsable de un fenómeno de excitotoxicidad ya que permite que un
elevado número de iones de calcio entren en la célula y ésta a su vez activa
una serie de vías destructivas de la estructura celular.
Así pues, como habíamos introducido anteriormente en el capítulo sobre la
función crónica de los fármacos antidepresivos, la depresión parece
depender de una alteración en la liberación de factores neurotróficos,
como el BDNF. De hecho, en condiciones de estrés, el gen que codifica
para el BDNF sería reprimido para determinar, en particular, la apoptosis
de las neuronas y, en general, la atrofia de la región del hipocampo.
Los fármacos antidepresivos son capaces, como hemos visto, de aumentar
la liberación de BDNF mediante el fortalecimiento de la vía cAMP en las
células nerviosas, mientras que el tratamiento con sales de litio y ácido
valproico aumenta la expresión de las proteínas antiapoptóticas (por
ejemplo, Bcl-2) y el BDNF en el hipocampo y la corteza cerebral. Otra
categoría farmacológica, los antipsicóticos atípicos, ha demostrado en
estudios in vitro una actividad neuroprotectora similar en mecanismos a la
de los estabilizadores del estado de ánimo.
En conclusión, los fenómenos relacionados con la neuroplasticidad
cerebral parecen estar en la raíz tanto de los trastornos del estado de ánimo
como de las drogas destinadas a ellos. De esta manera, abandonando la
visión de la acción farmacológica centrada únicamente en la interacción
fármaco-receptor, se hace hincapié también en los eventos intracelulares
de respuesta a la señal.

D EPRESIÓN
Aunque la tristeza puede representar la manifestación central de la
enfermedad, el DSM-IV-TR y el subsiguiente DSM-V, enmarcan los
criterios de diagnóstico necesarios para diferenciarla de la depresión
primaria: es un movimiento común del alma, una reacción a
acontecimientos vitales desagradables y al estrés y, por lo tanto, tiene un
carácter fisiológico diferente de la depresión.
Empieza. El episodio depresivo puede surgir repentinamente o como
resultado de una fase prodrómica. El primer caso es más típico en las
formas bipolares, el segundo puede manifestarse en cambio con síntomas
como inestabilidad emocional, astenia, reducción del interés, dificultad de
concentración, falta de apetito, dolor de cabeza, insomnio, reducción del
deseo sexual, sin que por ello se produzca un deterioro efectivo del
entorno social y laboral. Si el cuadro prodrómico está presente, tiende a
repetirse en el paciente individual con las mismas características antes de
cada episodio depresivo; esto permite al sujeto reconocer su condición a
tiempo y solicitar una intervención médica oportuna.
Período de estado. Representa la expresión plena del trastorno e invalida
completamente al paciente por un período de 6/12 meses, aunque a veces
puede ser más corto o, por el contrario, exceder la duración de dos años.
El estado de ánimo se flexiona constantemente y el paciente se siente
triste, sombrío, desconfiado, abatido, pesimista, vaciado; otras veces
sucede que siente una sensación de agitación, inquietud, tensión interna,
ansiedad y angustia, acompañada de una sensación de espera dolorosa.
Los fuertes dolores psíquicos van acompañados de perturbaciones físicas
como la sensación de peso o la opresión del abdomen o el pecho y todo
ello suele provocar una sensación de repugnancia a la vida (tedium vitae).
El estado de ánimo deprimido no varía con los acontecimientos externos y
se pierde la capacidad de experimentar emociones y sentimientos, en
particular el sujeto no es capaz de experimentar sentimientos agradables
(anhedonia), se siente solo, indiferente a todo y a todos, incluso a sus
intereses más fuertes y a sus seres queridos (despersonalización
emocional). La falta de preocupación por lo que sucede a sus familiares y
el sentimiento de no tener ya ningún sentimiento hacia ellos despierta
dolorosos sentimientos de culpa, hasta que se sienten una pareja, un padre,
un hijo indigno.
La psicomotricidad del paciente puede cambiar, y puede presentarse
agitado, inquieto, angustiado, nervioso, para no poder quedarse quieto o
relajarse. Sin embargo, sobre todo en las formas graves, hay una evidente
desaceleración psicomotora, que se manifiesta inmediatamente porque el
deprimido parece desarreglado, cansado, envejecido. Además, los gestos
se reducen, la mímica se fija en una expresión dolorosa con una mirada
apagada y una rima bucal curvada hacia abajo. Los movimientos son
lentos e inciertos, el lenguaje es pobre, monótono, desprovisto de
entonación, el tono de la voz es atenuado; cuando es posible el deprimido
prefiere permanecer en silencio durante mucho tiempo o, si es necesario,
da respuestas escasas y sintéticas. Debido a la gran astenia y apatía que lo
invade, minimiza las actividades laborales, domésticas, recreativas y de
cuidado personal y evita los contactos sociales en la medida de lo posible.
Desde el punto de vista de las funciones cognitivas, comúnmente tenemos
una ralentización de la ideación al cristalizarla en unos pocos temas, todos
con contenido depresivo (rumores mentales o ideas forzadas). Hay una
falta de concentración y comprensión, tanto que incluso leer el periódico,
ver la televisión, después de una discusión se hace difícil.
En otros casos, el flujo de ideas se acelera, pero siempre gira en torno a
temas depresivos. De hecho, el contenido del pensamiento está dominado
por una visión negativa de sí mismo, del mundo que le rodea; prevalece el
remordimiento por el pasado y no hay expectativas confiables para el
futuro.
La dimensión temporal está comprometida, y el tiempo del paciente
parece no fluir nunca. Cada despertar es dramático, porque prevalece la
sensación de no poder llegar nunca a la noche; el deprimido es capturado
por el presente y por esta razón es incapaz de planear su propio futuro, lo
que se convierte sólo en un acontecimiento inevitable, casi una condena.
En el 40% de los casos estas ideas predominantes se convierten en
verdaderos delirios. Por lo general, estos delirios son congruentes con el
estado de ánimo deprimido, en el que prevalecen los sentimientos de
culpa, indignidad, condenación, pobreza y ruina; a ellos se añade a
menudo el delirio hipocondríaco (el paciente está convencido de que
padece una enfermedad física grave e incurable). Luego están los delirios
que son incongruentes con el estado de ánimo, es decir, que no pueden
derivarse de él, como el delirio de persecución, de referencia, de
influencia, de venephibia, de transmisión o inserción del pensamiento.
Rara vez y sólo en las formas más graves se encuentran dispersiones
sensoriales, especialmente de carácter auditivo y denigrante.
De estos sentimientos nocivos y de la convicción de que durarán para
siempre, en el 60% de los casos nace la idea de suicidio, que a menudo se
comunica al médico y a los familiares, y que nunca debe subestimarse
porque en al menos el 15% de los casos va seguido de la realización del
suicidio de la manera prevista por el paciente.
Por último, también hay síntomas neurovegetativos en la depresión
durante el período de estado, el primero de los cuales suele ser el
insomnio, que puede ser intermedio con despertares frecuentes o terminal
con un despertar temprano, asociado con la sensación de un sueño no
reparador, perturbado por pesadillas frecuentes. En las formas atípicas es
posible encontrar hipersomnia, incluso letargo.
El cuadro clínico se acompaña de una reducción del apetito y de síntomas
gastrointestinales como la xerostomía, la dispepsia y el estreñimiento;
especialmente en los ancianos la pérdida de peso puede ser drástica y
causar un grave desequilibrio hidroelectrolítico.
Por el contrario, en la depresión atípica hay un aumento del apetito, hasta
la hiperfagia. También es frecuente la reducción del deseo sexual, la
anorgasmia en las mujeres y la impotencia en los hombres.
Resolución. En raros casos el cuadro clínico se resuelve en pocas horas
(especialmente si el episodio depresivo está comprendido en el ámbito del
trastorno bipolar); con mayor frecuencia esto ocurre de manera gradual
(días o semanas), con la eliminación progresiva del período de estado
mediante la alternancia de fases de mejora y empeoramiento.
En el 30-40% de los casos la resolución no es completa y los síntomas
residuales como la discapacidad emocional, el pesimismo, la disminución
de la confianza en sí mismo, la fatiga, permanecen, tanto que las
actividades sociales y laborales pueden verse comprometidas.
En todas las fases del episodio depresivo el paciente mantiene la
conciencia de la enfermedad, que crece con la sucesión de los episodios,
siendo al principio sólo parcial, a veces con la atribución de los síntomas a
una enfermedad orgánica, a una respuesta a eventos adversos, o a la falta
de buena voluntad.
Sin embargo, en las formas más graves con alteraciones perceptivas y
cognitivas, puede faltar por completo la conciencia de la enfermedad.

MANÍA .
Durante el episodio maníaco, se exaltan los sentimientos de fuerza,
bienestar, alegría y poder, y el estado de ánimo es demasiado alto.
Empieza. Muy a menudo la manía se produce de forma más abrupta que la
depresión y los prodrómes se identifican mejor en sujetos con
temperamento depresivo, en los que los miembros de la familia notan
cambios importantes como la hiperactividad, la expansividad y la
locuacidad que no suelen estar presentes. Además de estas características,
hay una menor necesidad de dormir, un aumento de la energía, el apetito y
el deseo sexual.
Inicialmente el período prodrómico dura unos pocos días, pero en la
historia natural de la enfermedad puede incluso reducirse a unas pocas
horas.
Período de estado. A diferencia de la depresión, el paciente maníaco casi
no tiene conciencia de la enfermedad y se asocia con un impedimento
social y laboral extremadamente significativo.
El paciente maníaco se siente bien, tiene un estado de ánimo elevado que
le hace eufórico, alegre, feliz; en tales momentos bromea, se ríe, es
comunicativo y vivaz pero de la misma manera, de repente, puede
aparecer la ira, el resentimiento, la agresión, pero también la tristeza, el
llanto y las ideas de suicidio, porque, como escribió Schule: "nada es
duradero en la manía si no es la transformación perpetua". La actividad
motora aumenta considerablemente, tanto que el paciente no puede
quedarse quieto; la expresión es exagerada, cambiante, la mirada es
extremadamente comunicativa.
A menudo el maníaco es logorreico, tiene un habla fluida, un tono de voz
alto; su lenguaje es a veces divertido y juguetón, otras veces ofensivo y
agresivo. Todo esto refleja una multitud de ideas y un pensamiento
acelerado y fragmentado.
En esta fase, el paciente suele creer que tiene facultades intelectuales
excepcionales, pero en realidad, las capacidades de atención,
concentración y memoria están ausentes o comprometidas. El contenido
del pensamiento está dominado por la valoración extremadamente positiva
de la persona, tanto física como intelectualmente, y de hecho es
característico que el paciente aumente el cuidado de su persona y su ropa,
eligiendo a menudo llevar ropa llamativa y colorida, si es mujer, suele
asumir actitudes seductoras y provocativas. Por el contrario, en las formas
más graves se descuida al paciente, mientras sigue eligiendo ropas
excéntricas y extravagantes. En el 45-75% de los casos encontramos
delirios reales, algunos congruentes con el estado de ánimo (delirios
megalómanos o de grandeza), otros incongruentes (delirios de persecución
y de documento). Las dispersiones sensoriales, tanto visuales como
auditivas, no son raras.
El sistema neurovegetativo puede presentar alteraciones como la
reducción de la necesidad de dormir, el aumento del apetito asociado al
adelgazamiento debido a la hiperactividad física, el aumento de la
actividad sexual.
Resolución. El episodio maníaco tiene una duración espontánea de 4 a 6
meses, luego se resuelve abruptamente o en pocos días, con un retorno a la
eutaxia o con una transición a una fase depresiva o a un estado mixto.
Dipsomanía. El cuadro clínico es similar al de la manía, pero la duración
es más corta (cuatro días), los síntomas son menos graves y no hay
características psicóticas. Además, no es necesaria la hospitalización y no
hay una reducción marcada de las actividades sociales y laborales.

S UBTIPOS CLÍNICOS
El curso del trastorno bipolar se caracteriza por la alternancia de fases
maníacas, hipomaníacas, depresivas y mixtas. Dependiendo de la historia
clínica podemos identificar diferentes subtipos que caen dentro del
espectro del desorden bipolar:
El trastorno bipolar I representa la visión moderna del clásico trastorno
maníaco-depresivo o psicosis afectiva. El diagnóstico se hace cuando se
presentan los criterios de un episodio maníaco. Aunque no se requiere la
presencia de síntomas psicóticos de por vida o un episodio de depresión
importante, la mayoría de las personas los experimentan durante toda su
vida. El inicio puede ocurrir a cualquier edad de la vida, es en promedio
alrededor de 18 años, pero también puede ocurrir a los 60/70 años. Sin
embargo, el inicio primario de los síntomas maníacos en una etapa
posterior de la vida puede estar asociado con afecciones médicas como la
demencia frontotemporal o puede estar relacionado con el abuso de
sustancias o la abstinencia. Más del 90% de los sujetos que desarrollan un
episodio maníaco continuarán teniendo fases de alteración del estado de
ánimo. Además, si el episodio maníaco se caracteriza por síntomas
psicóticos, aumenta la probabilidad de que éstos se presenten en episodios
posteriores.
Trastorno bipolar II: anteriormente se consideraba menos grave que el tipo
I, visión que se ha abandonado teniendo en cuenta el tiempo que ocupa en
el curso de la vida la fase depresiva y la marcada inestabilidad del estado
de ánimo, características que afectan fuertemente al funcionamiento
socio-laboral del sujeto.
Se hace un diagnóstico cuando el sujeto cumple los criterios para al menos
un episodio hipomaníaco y para uno o más episodios depresivos mayores
actuales o anteriores.
Comienza en promedio entre los 20 y 30 años, por lo tanto, generalmente
después del trastorno bipolar I y antes que el trastorno depresivo mayor.
El primer episodio suele ser de polaridad depresiva y, por lo tanto, el
trastorno bipolar II no puede diagnosticarse hasta que aparece un episodio
hipomaníaco. En general, los episodios depresivos son mucho más
frecuentes que los hipomaníacos.
Trastorno ciclotímico: la principal característica es la fluctuación crónica
del estado de ánimo tanto en sentido hipomaníaco como depresivo.
Sin embargo, la sintomatología nunca es tan grave, omnipresente y
duradera como para cumplir plenamente los criterios de un episodio
hipomaníaco o depresivo importante.
La aparición, en su mayoría insidiosa, suele ocurrir en la adolescencia o en
los primeros años de la edad adulta. El curso es persistente.
CURSO Y COMPLICACIONES
El curso de los trastornos del estado de ánimo suele ser muy complicado y
depende de varios factores concomitantes, lo que hace más difícil el
tratamiento médico.
Una complicación común e importante es la influencia que tienen estas
patologías psíquicas, no sólo en el estado general de salud del sujeto, sino
sobre todo cómo pueden modificar el curso de las patologías internas de
las que el paciente ya puede estar afectado. De hecho, los sujetos con
diabetes mellitus, enfermedades respiratorias crónicas, epilepsia o
cardiopatía isquémica, que sufren al mismo tiempo de depresión grave,
obtienen resultados terapéuticos más bajos que los sujetos con las mismas
enfermedades orgánicas, pero no deprimidos, también tienen una mayor
mortalidad. Sin embargo, muchos estudios han demostrado la eficacia del
tratamiento con antidepresivos para reducir la mortalidad y la morbilidad
después de un infarto agudo de miocardio o un accidente cerebrovascular,
y para disminuir el riesgo de suicidio.
El curso de la patología psíquica puede ser agravado y a veces incluso
crónico cuando esto se complica por el abuso de drogas o alcohol,
haciendo más difícil incluso el plan terapéutico
Como ya hemos informado, el riesgo de suicidio es muy alto en los
pacientes con trastorno bipolar (15-19% de los casos), mucho más alto que
el de cualquier otro trastorno psiquiátrico, y unas 30 veces mayor que el de
la población general.
En el curso de la enfermedad, también deben considerarse los períodos
inter episódicos porque, aunque en la mayoría de los casos hay una
remisión completa, en algunos pacientes (30%) sigue habiendo un grave
deterioro del funcionamiento del trabajo. El campo profesional es
precisamente el que es más difícil de recuperar que incluso el componente
sintomatológico único, ya que está influido no sólo por el paciente sino
también por las situaciones circunstanciales: esto da lugar a una situación
socioeconómica más baja y a dificultades interpersonales.
Sin embargo, todas las complicaciones que pueden ocurrir en el curso del
trastorno se reducen cuanto más oportuna sea la intervención terapéutica.

EL TRASTORNO BIPOLAR Y EL DÉFICIT COGNITIVO


En los últimos años, varios autores han estudiado el deterioro cognitivo en
pacientes con trastorno bipolar, siguiendo lo que ya se había hecho
anteriormente para la esquizofrenia. Este retraso fue menor que en la
esquizofrenia y probablemente se deba a una menor gravedad del déficit
en los pacientes eutímicos bipolares que en los esquizofrénicos. Sin
embargo, el deterioro cognitivo puede representar un endofenotipo del
trastorno bipolar, es decir, una característica hereditaria, asociada al
trastorno en la población general, independientemente de la fase de la
enfermedad, registrada conjuntamente en las familias afectadas. Los datos
disponibles en la literatura sugieren la presencia de un déficit cognitivo en
todo el espectro bipolar (BP-I y BP-II), pero parece ser mayor en el BP-I,
en los pacientes mayores y en los casos en que el inicio es temprano, y el
curso es más severo. De hecho, existe una correlación entre el número de
episodios de enfermedad (especialmente la polaridad depresiva) y la
gravedad del déficit cognitivo. Aún no se conoce la existencia de
diferencias o similitudes en el déficit de los dos subtipos de trastorno
bipolar.
Las alteraciones cognoscitivas afectan negativamente al funcionamiento
general del individuo, incluso cuando la sintomatología psicoafectiva está
en remisión. Estas pruebas hacen que el conocimiento de los pacientes
bipolares sea un objetivo de la intervención.
Dominios cognitivos estudiados en pacientes bipolares. Se entiende por
cognitivista la acción real del organismo, que interactúa con el entorno y
guía la acción del sujeto en situaciones concretas a través de dominios
cognitivos y pueden ser dominios que coordinan la sensomotricidad
permitiendo moverse en el entorno, vestirse etc., o dominios cognitivos
para las habilidades más abstractas como la resolución de problemas
complejos, la predicción de consecuencias a las acciones realizadas etc.
Los dominios cognitivos que se alteran en el trastorno bipolar incluyen las
funciones ejecutivas, la memoria, la atención, la velocidad psicomotora y
las habilidades de interacción social.
En particular, se alteran las funciones ejecutivas que normalmente
proporcionan la capacidad de planificar y realizar tareas destinadas a
lograr objetivos específicos, el reconocimiento de prioridades, la
activación de estrategias apropiadas, la inhibición de respuestas
inadecuadas. Existe un compromiso de la memoria tanto en el componente
a corto plazo como en la memoria de trabajo, que representa un aspecto
específico de la memoria a corto plazo, relativo a la capacidad de
correlacionar funcionalmente la percepción sensorial con la acción
controlada.
Los pacientes bipolares también tienen una menor fluidez verbal y una
menor velocidad de procesamiento de la información.
Los déficits cognitivos relacionados con el trastorno bipolar suelen influir
negativamente en el funcionamiento social, lo que repercute en las
aptitudes para el empleo y la integración.
Las alteraciones vinculadas a la teoría de la mente, que define la capacidad
del individuo para representar sus propios estados mentales pero también
los de los demás, pensamientos, deseos, sentimientos y peticiones, para
poder explicar y predecir el comportamiento, parecen estar vinculadas al
déficit cognitivo generalizado y, al asociarse con las dificultades de
interacción social propias del trastorno, acentúan el cuadro.
Características del déficit cognitivo en pacientes eutímicos bipolares (en
remisión). En los últimos años se ha planteado varias veces la hipótesis de
que, en el curso del trastorno bipolar, la ausencia de síntomas no significa
necesariamente una recuperación de las funciones neurocognitivas.
Por ejemplo, Martínez-Aran y sus colegas (2004) compararon cuatro
grupos diferentes: pacientes maníacos o hipomaníacos, pacientes
deprimidos, pacientes entomizados y controles sanos, utilizando una
batería de pruebas neuropsicológicas. Cada uno de los tres grupos de
pacientes mostró un deterioro significativo de la memoria verbal y de las
funciones ejecutivas con respecto a los controles.
En un metanálisis más reciente se investigaron 45 estudios diferentes, en
los que se compararon 1.423 pacientes eutímios bipolares con 1.524
controles sanos. También se consideraron los efectos de las variables
demográficas y factores confusos como la edad de inicio del trastorno, la
duración de la enfermedad, los tratamientos anteriores y los actuales,
mediante una meta-regresión.
Los resultados mostraron en los pacientes una alteración de la función
ejecutiva, inhibición de la respuesta, reducción de la capacidad de cambio
de conjunto, disminución de la memoria visual y verbal, la atención, la
fluidez verbal y la velocidad de procesamiento.
Las drogas, en general, contribuyeron a la ralentización psicomotora de los
pacientes.
La edad más temprana de aparición estaba vinculada a un déficit de
memoria verbal y a una ralentización psicomotora.
Aunque hay datos contradictorios sobre los pacientes en remisión, un
estudio metaanalítico identificó un déficit neuropsicológico específico que
afectaba a la tasa de procesamiento de datos, la atención, la memoria y la
función ejecutiva.
De manera similar, Samamh y sus colegas (2012) han destacado en otro
metaanálisis la presencia de un déficit moderado en la atribución del
estado mental en sujetos entomológicos. Otro estudio metanalítico,
realizado en 28 trabajos científicos, demostró que los pacientes eutímios,
comparados con los controles sanos, muestran un funcionamiento
neuropsicológico alterado en casi todos los dominios examinados (excepto
en la fluidez verbal y la comprensión de textos).
El sexo no parece tener un impacto en las funciones neuropsicológicas.
Parece haber una relación inversa entre el déficit cognitivo y el nivel
educativo.
Un estudio realizado en 343 pacientes eutímicos bipolares dividió la
muestra según la presencia y la gravedad de los intentos de suicidio en la
historia, evaluando la función cognitiva, la velocidad de procesamiento de
la información, la memoria, la fluidez verbal y la función ejecutiva. Los
pacientes que habían hecho previamente intentos serios de preservación
obtuvieron mejores resultados en las áreas de lenguaje que los que habían
hecho intentos menos serios o los que nunca habían intentado suicidarse.
Según los autores, los perfiles clínicos y neuropsicopatológicos de estos
pacientes deberían considerarse al mismo tiempo para definir mejor el
riesgo de suicidio.
Deficiencia cognitiva en pacientes eutímicos bipolares y BDNF. Aún se
sabe poco sobre la relación entre los niveles de BDNF y el deterioro de las
funciones cognitivas en la fase eutímica. Un estudio, que comparó los
controles eutímicos bipolares y los sanos, confirmó en el primer grupo una
deficiencia en la función ejecutiva y un aumento de los valores
plasmáticos del BDNF en comparación con el segundo grupo. Por lo tanto,
parece que la función ejecutiva no está correlacionada con los valores del
BDNF. Esta cifra también ha sido confirmada en otros estudios similares.
Sin embargo, se identificó una asociación positiva significativa entre los
niveles de BDNF en suero y la prueba de fluencia verbal. Probablemente
se debería tener en cuenta el efecto de los tratamientos farmacológicos
sobre la función cognitiva, el BDNF y la relación entre ellos.
CAPÍTULO 2
BDNF
En los últimos decenios, la hipótesis monoaminérgica de los trastornos del
estado de ánimo se ha integrado con la de la neuroplasticidad sobre la base
de los resultados de los estudios de neuroanatomía, la autopsia. Según
estas pruebas, el trastorno bipolar no se debe simplemente a una alteración
de la producción de neurotransmisores de monoamina, sino que podría
entenderse como el correlato clínico de las alteraciones estructurales
presentes en algunas zonas del cerebro causadas por una disminución de
los niveles de los propios factores neurotróficos.
BASES MOLECULARES
La primera confirmación directa de la hipótesis neurotrófica fue la
identificación del factor de crecimiento nervioso (NGF) por Levi-
Montalcini y Coehn. Este descubrimiento ha allanado el camino para la
búsqueda de nuevos factores neurotróficos de los cuales, como sabemos
hoy en día, el NGF es sólo un miembro.
Las neurotrofias son una familia de factores tróficos que son secretados
por el tejido diana y actúan sobre las neuronas asociadas con la
supervivencia y la diferenciación, así como la transmisión de señales y la
plasticidad de la sinapsis.
Se han aislado cuatro neurotrofias en mamíferos: NGF, factor de
crecimiento derivado del cerebro (BDNF), neurotrófico 3 (NT3),
neurotrófico 4/5 (NT4.5) y neurotrófico 6 (NT6).
Cada una de ellas tiene propiedades ligeramente diferentes y actúa con su
propio mecanismo sobre determinadas células nerviosas, pero todas se
caracterizan por una estructura similar, parecida a la del TGF_ (factor de
crecimiento transformante _).
Las neurotrofias pueden entonces vincularse a dos tipos diferentes de
receptores expresados en la superficie de las células nerviosas: los
receptores de tirosina cinasa pertenecientes a la familia Trk (TrkA, TrkB,
TrkC) que median una señal positiva a la célula estimulando la
supervivencia o el crecimiento; el receptor p75NTR que actúa de
diferentes maneras: entrega NGF al receptor TrkA; activa directamente las
vías de transmisión de la señal intracelular; en las células sin receptores
Trk promueve la muerte neuronal a través de un mecanismo de apoptosis.
BDNF. El BDNF es el neurotrófico más expresado en los cerebros de los
mamíferos y es el segundo neurotrófico históricamente descubierto. Se
libera de las neuronas pre y post-sinápticas, tanto basalmente como como
resultado de los estímulos.
El BDNF secretado puede interactuar con dos receptores: el receptor
neurotrófico p75 (p75NTR) y el receptor de cinasa B relacionado con la
tropomiosina (TrkB).
La transmisión de la señal relacionada con el BDNF depende de la división
proteolítica de una proforma neurotrófica a una forma madura. Mientras
que el proBDNF se une preferentemente al p75NTR, mediando la
apoptosis y la depresión, la forma madura se une al TrkB que, a través de
pasos intermedios, desencadena la cascada de cinasas MAP (Mitogen
Activating Protein) (Russel, 1995) y de CREB activa (cAMP Response
Element Binding protein), un factor de transcripción que regula la
expresión de múltiples genes, incluyendo algunos que codifican para el
BDNF y para las proteínas antiapoptóticas como la Bcl-2.
De esta manera se determinan varios efectos: diferenciación y aumento de
la supervivencia neuronal, crecimiento de la neuritis, fortalecimiento de
las sinapsis. En virtud de su papel en la neurogénesis y la plasticidad
neuronal, las señales transmitidas por el BDNF en las zonas límbicas y en
la corteza cerebral son fundamentales para el aprendizaje y la memoria.
Los niveles de BDNF están alterados en varios trastornos
neurodegenerativos como la enfermedad de Parkinson, la demencia de
Alzheimer, la corea de Huntington. Además, se ha identificado un posible
papel de los neurotróficos en la neuropatía diabética y el dolor crónico.
El BDNF también está involucrado tanto en la protección como en la
recuperación de las funciones neurológicas después de una apoplejía.
Una desregulación tuya también ha sido rastreada en el TDAH. Debido a
que el BDNF tiene un efecto anorexígeno y de control sobre la ingesta de
alimentos, puede estar involucrado en los trastornos de la alimentación.
Por último, una línea de investigación ha estudiado la relación entre el
BDNF y los trastornos del estado de ánimo. Se observaron concentraciones
reducidas de CREB en la corteza temporal de los pacientes deprimidos,
mientras que los niveles de esta proteína aumentaron en los pacientes
sometidos a una terapia antidepresiva. Estudios similares han demostrado
un aumento de los niveles de BDNF en el hipocampo de los sujetos
tratados con antidepresivos; este aumento está mediado, al menos en parte,
por la CREB y podría también estar implicado en los mecanismos de
recuperación de los daños inducidos por el estrés a nivel del hipocampo.
Los estudios en animales adultos han documentado cómo el estrés puede
llevar a la atrofia, la muerte celular y la reducción de la neurogénesis a
nivel del hipocampo. En los seres humanos, varios estudios post mortem
han demostrado una reducción significativa del volumen y el número de
neuronas y células gliales en el hipocampo y en algunas regiones de la
corteza cerebral de los pacientes deprimidos. Un aspecto importante es
que el número de células gliales se redujo y no aumentó, como cabría
esperar en el caso de la muerte de células necróticas, que se asocia con la
inflamación y suele activar un aumento de la glía con el fenómeno de la
gliosis, o proliferación astrocítica en las zonas dañadas. Por lo tanto,
puede asumirse razonablemente que la muerte por estrés neuronal se
produjo por apoptosis y, por lo tanto, podría depender de una alteración de
las señales inducidas por las neurotrofias.
Otros estudios biomoleculares han demostrado que el estrés reduce la
síntesis de BDNF a nivel de las células giratorias dentadas y las células
piramidales del hipocampo. De hecho, el estrés aumenta los niveles de
glucocorticoides que interfieren en los procesos de transcripción del
propio BDNF, lo que da lugar a una menor protección contra los procesos
apoptóticos que el BDNF controla, ya que es capaz de activar el Bcl-2 (gen
anti-apoptótico) e inhibir el Bad (gen proapoptótico).
Los antidepresivos, en cambio, aumentan las concentraciones de
serotonina (5- HT) y noradrenalina (NA) que, al unirse a sus respectivos
receptores, determinan un aumento citoplasmático del cAMP que induce
la activación de la PKA (Proteína-Cinasa A); esta proteína fosforilada,
activándola, CREB que, en última instancia, promueve la transcripción del
gen BDNF.
Además, el aumento de las concentraciones de BDNF favorece los
mecanismos de potenciación a largo plazo (aumento de la actividad
sináptica tras la estimulación eléctrica de alta frecuencia repetida, lo que
da lugar a un aumento duradero del potencial excitador postsináptico) y la
plasticidad sináptica. Todo esto apoya la hipótesis neurotrófica de que la
patología depresiva está vinculada a un déficit de factores neurotróficos,
que puede resolverse con la terapia antidepresiva.
En última instancia, las neurotrofias parecen estar profundamente
involucradas en los mecanismos patógenos de varios trastornos, incluido
el trastorno bipolar. Sin embargo, será necesario realizar más estudios
sobre muestras más grandes y sobre diferentes grupos étnicos para
comprender mejor el papel que desempeñan esos factores, la etiología de
los trastornos psiquiátricos y para identificar nuevos objetivos
farmacológicos.
ESTUDIOS DE ANIMALES
El principal propósito de los ensayos con animales es identificar los
mecanismos responsables de la etiología y el curso de una enfermedad
particular primero en el animal, para luego extender el resultado, por
analogía e inductivamente, a los humanos. La generalización del modelo
nosológico del animal al hombre se basa en la cercanía filogenética entre
los sujetos, suponiendo que esta cercanía evolutiva implica también una
cercanía entre los mecanismos fisiológicos, patológicos y moleculares
estudiados.
En los estudios sobre la depresión, los animales responden a los factores
estresantes de manera similar a los observados en los seres humanos,
como la ralentización psicomotora, la inhibición del comportamiento, la
hiperemia y la anhedonia.
Uno de los modelos animales más utilizados para evaluar la eficacia de los
antidepresivos es la prueba de natación forzada (FST), según la cual un
ratón se sumerge en un recipiente lleno de agua y luego se evalúa el
período de tiempo en el que el animal permanece inmóvil, de hecho, la
inmovilidad se considera en este caso como una inhibición del
comportamiento y por lo tanto como un signo de depresión.
El otro modelo utilizado es el de impotencia aprendida (LH), en el que los
animales son sometidos a descargas eléctricas a intervalos de tiempo
impredecibles, hasta el punto de hacerlos incapaces de implementar una
respuesta activa de evasión o escape. Esta condición hace que el tiempo de
reacción aumente gradualmente y que el número de intentos de fuga
disminuya.
Las respuestas conductuales de los ratones utilizados en ambos modelos
(FST y LH) mejoran con la infusión de BDNF en el cerebro medio, lo que
resulta en un efecto similar al de los antidepresivos. De hecho, en algunas
zonas del hipocampo (CA1, CA3 y giro dentado), como resultado de la
TSP, se ha demostrado una reducción del ARNm del BDNF, en
comparación con los valores basales; esta alteración se resuelve con la
actividad física y la terapia antidepresiva, que también aumentan la
duración del tiempo de movimiento en el agua.
En el estudio realizado por Shirayama y colaboradores (2002) y aplicado a
los modelos FST y LH, se ha demostrado que la administración de BDNF
o NT3 neurotrófico en el giro dentado o en la región del CA3 tiene efectos
antidepresivos desde el tercer día después de la primera infusión hasta el
décimo día después de la última. Otros estudios han puesto de relieve el
efecto antidepresivo del BDNF incluso después de su infusión a nivel de
los ventrículos laterales.
Sin embargo, es interesante que la acción antidepresiva del BDNF pueda
verse obstaculizada por la administración de K252a, un inhibidor de
amplio espectro del receptor de tirosina quinasa TrkB, o U0126, un
inhibidor selectivo de la cinasa extracelular ERK. Estos últimos datos
sugieren un papel clave para la cascada de TrkB/MAP-kinasa en el
mecanismo de acción del BDNF. Esto se confirma en el estudio del
modelo FST de Saarelainen (2003), que observó que las ratas transgénicas
TrkB T1, en las que la función de TrkB está reducida, son resistentes al
tratamiento antidepresivo: se ha deducido que para el funcionamiento de
esta terapia es necesario mantener intacta la actividad de TrkB.
Otro objeto de estudio fue el efecto ejercido por el BDNF también a lo
largo de la vía dopaminérgica que se extiende desde el área ventral-
tegmental (VTA) hasta el núcleo de Accumbens (NAc) y que está
implicada en la gratificación y la dependencia del alcohol y los opiáceos;
en estas regiones el BDNF se libera de aferentes glutamatérgicos
procedentes de la corteza frontal, del hipocampo y de la amígdala. Pues
bien, la administración directa de BDNF a nivel de VTA y NAc conduce a
un aumento de la actividad motora inducida por la cocaína y refuerza el
sentido de gratificación tras la administración de esta droga, fortaleciendo
así los mecanismos de dependencia.
En relación con estas observaciones, cabría esperar razonablemente que el
BDNF ejerza una acción antidepresiva también a nivel de la vía VTA-NAc:
el papel de la neurotrofia en esta vía, por otra parte, tiene un efecto
característicamente opuesto.
En 2003, Eisch y sus colaboradores observaron que la infusión de BDNF
en VTA tiene un efecto depresivo similar en los ratones, ya que induce una
reducción del tiempo de latencia a la inmovilidad tras la aplicación de
estímulos desagradables. Por el contrario, administrando en el NAc virus
que producen una forma alterada de TrkB, con el consiguiente bloqueo de
la acción del BDNF, se observa un efecto similar al de los antidepresivos,
es decir, un aumento del tiempo de latencia hasta la inmovilidad. Además,
la infusión de BDNF a nivel de la vía VTA-NAc induce una pérdida de
peso: este efecto podría explicarse por el aumento del tono dopaminérgico
(efecto similar al de las anfetaminas), o podría representar una reducción
del sentido de gratificación que se deriva de los alimentos (mecanismo de
refuerzo) y, por lo tanto, representar un síntoma de anhedonia.
La actividad del BDNF en la ruta VTA-NAc puede explicarse mejor a la
luz del trabajo realizado en un modelo de estrés social, en el que los
animales atacados repetidamente por sus compañeros desarrollan una
condición similar a la anhedonia humana, por la que tienen una reducción
del gusto por la sacarosa, el impulso sexual, las interacciones sociales y la
actividad motora. Sin embargo, esta sintomatología depresiva no se da en
aquellos animales sometidos a estrés social, pero en los que se eliminó el
BDNF del VTA. Sobre la base de esos datos, Nestler y Carlezon (2006) han
formulado la hipótesis de que en la vía VTA-NAc el BDNF interviene en la
regulación del estado de ánimo en respuesta a los estímulos
sociocomportamentales. En particular, el BDNF en condiciones normales
participaría en la fijación de estímulos ambientales positivos y negativos,
mientras que en condiciones patológicas podría promover la aparición de
asociaciones anormales para las que se desarrolla un estado de ánimo
deprimido incluso en ausencia de amenazas externas reales. Sin embargo,
las respuestas depresivas al estrés y la derrota social pueden evitarse
inhibiendo la síntesis de BDNF en el AVA, o tratándolas con
antidepresivos.
Los estudios descritos anteriormente muestran que el BDNF puede ejercer
una acción antidepresiva o genérica depresiva dependiendo de las áreas
cerebrales involucradas y que, por lo tanto, la relación entre los valores de
BDNF y la depresión no es única (Berton et al., 2006).
Otro estudio que hace incierto el papel de los niveles de BDNF en la
depresión es el realizado por Angelucci y colaboradores (2000) en ratas
Flinders Sensitive Line (FSL: animales con una mayor respuesta a un
anticolinesterásico) y controles (Flinders Resistent Line o FRL): en la
corteza frontal y occipital del FSL, considerada como deprimida, hay un
aumento de los valores de BDNF en comparación con los controles. De
hecho, se necesitan más estudios sobre este tipo de animales transgénicos.
En cualquier caso, considerando el importante papel que desempeña el
BDNF en la depresión, se realizaron varios experimentos en ratones con la
supresión del gen del BDNF. En primer lugar, se ha observado que el
BDNF está implicado en la diferenciación neuronal y la supervivencia, ya
que los ratones homocigotos para la mutación, BDNF (-/-), tienen un
aumento de la mortalidad después de las primeras semanas de vida. Los
investigadores han prestado mucha atención a los ratones heterocigotos,
BDNF (+/-), que muestran una reducción del 50% en el BDNF y su ARNm
en el cerebro anterior. Estos animales muestran una alteración de los
circuitos serotoninérgicos y desarrollan una reducción temprana
proporcional a la edad en los niveles de serotonina y en la densidad de las
fibras nerviosas; además, son más agresivos que los controles y tienen
hábitos alimenticios anormales. Por otra parte, no hay anormalidades en el
nivel de actividad, exploración, sensibilidad al placer y natación forzada;
sin embargo, en el modelo de LH los heterocigotos muestran una
sintomatología de tipo depresivo, tal vez secundaria a la reducida
sensibilidad al dolor que es típica de estos ratones. En el modelo FST, las
ratas BDNF (+/-) tratadas con imipramina no muestran una diferencia
significativa en el tiempo de inmovilidad en comparación con las parejas
no tratadas. Se puede suponer que la activación de TkrB es necesaria para
obtener con los medicamentos una acción antidepresiva en el modelo FST,
ya que en él el comportamiento de natación de las ratas BDNF (+/-) es
similar al de las ratas TrkB T1.
A la luz de los estudios realizados hasta ahora y hasta que se demuestre lo
contrario, es poco probable que las ratas o ratones con BDNF (+/-) sean un
modelo animal útil para comprender la vulnerabilidad genética a la
depresión.
ESTUDIOS EN HUMANOS
BDNF en condiciones fisiológicas
Después del NGF, el BDNF fue el segundo neurotrófico detectado en los
seres humanos y su ARNm es producido tanto por las células neuronales
como por los tejidos periféricos y los órganos que no son de origen
nervioso. Además, el BDNF se encuentra en la sangre periférica y en el
suero está unas 200 veces más concentrado que el plasma, ya que tiende a
acumularse en las plaquetas, que contienen la mayor parte del BDNF de la
sangre. No son capaces de producir neurotrófico, pero lo adquieren del
plasma, lo transportan dentro de ellos y lo liberan de nuevo cuando se
activan. Por el contrario, el endotelio vascular, los músculos lisos, los
macrófagos y los linfocitos activados producen BDNF y lo vierten en la
circulación.
Existen pruebas contradictorias en cuanto al paso del BDNF a través de la
barrera hematoencefálica, pero si consideramos que el neutrófilo puede
atravesarla en ambas direcciones, también podemos decir que las
concentraciones de BDNF en el LCR están en equilibrio con sus
concentraciones plasmáticas, en lugar de en el suero, donde los niveles de
neurotrófico están más relacionados con la liberación de plaquetas.
Basándose en esta suposición, se han realizado varios estudios que
correlacionan los niveles sanguíneos, y especialmente los niveles
plasmáticos, de BDNF en sujetos sanos. Por ejemplo, Lommatzsch y sus
colaboradores (2005) observaron que sólo en el plasma las
concentraciones neurotróficas son inversamente proporcionales a la edad y
al peso corporal. Por otra parte, Ziegenhorn y sus colaboradores (2007)
midieron las neurotrofias en una gran muestra de sujetos ancianos de larga
duración, observando una correlación entre el aumento de la edad y las
concentraciones sedosas de BDNF. En lo que respecta a las diferencias de
género, sólo en el sexo masculino, el colaborador Piccinni e (2006)
observó una fluctuación en los niveles circadianos de BDNF, con una
reducción significativa a las 20 horas. En particular, en las mujeres el
contenido de plaquetas del BDNF varía con la variación de las fases del
ciclo menstrual: en la fase preovulatoria y durante la menopausia los
niveles de plaquetas del BDNF son más bajos que en la segunda mitad del
ciclo. Estos datos pueden sugerir un papel para el estrógeno y la
progesterona en la regulación de la producción neurotrófica. Para
confirmar esto, un estudio adicional ha demostrado que el BDNF en
plasma está bajo la influencia de las hormonas sexuales endógenas y
exógenas.
En trabajos más recientes se ha buscado una correlación entre el estrés
laboral y los niveles séricos de BDNF en una muestra de voluntarios
sanos. Bueno, la administración de la Lista de control del estrés y la
excitación (s-SACL) a los sujetos mostró una correlación negativa
estadísticamente significativa entre el estrés y las concentraciones sedosas
de BDNF, y una correlación positiva entre el estrés y las concentraciones
plasmáticas de IL-6 y 3-metoxi,4-hidroxifenilglicol (MHPG).
BDNF Y EL TRASTORNO BIPOLAR
Algunos autores han investigado una correlación entre los niveles de
BDNF en la sangre periférica y el cuadro clínico de los sujetos con
trastorno bipolar. Entre esos estudios, Machado-Vieira y otros (2006)
evaluaron los niveles plasmáticos de BDNF en treinta pacientes bipolares
en la fase maníaca, observando que las concentraciones neurotróficas eran
menores en ese grupo de sujetos que en los controles y que la reducción
del BDNF era proporcional a la gravedad de los síntomas maníacos.
En el estudio de Cunha y colaboradores (2006), se midió el BDNF sérico
en una muestra de pacientes bipolares, algunos en la fase maníaca, otros
en la fase depresiva, otros en la fase eutérica y en la muestra de control.
Comparando los valores obtenidos, se observó que las concentraciones de
neurotrófico se reducían en los sujetos en la fase maníaca o depresiva,
mientras que los sujetos en la fase de euthymia y los controles tenían
valores casi equivalentes entre sí. Además, los niveles de BDNF eran
inversamente proporcionales a la gravedad de los síntomas.
Sobre la base de estas observaciones, los autores han formulado la
hipótesis de que la reducción del BDNF sérico puede utilizarse como
índice del estado del trastorno bipolar, tanto en la fase maníaca como en la
depresiva.
Un estudio similar fue realizado por Yoshimura y sus colaboradores
(2006), quienes midieron el BDNF en una muestra de pacientes con
trastorno bipolar I, tanto en la fase de depresión como en la de manía. Lo
que surgió fue una reducción del BDNF en sujetos deprimidos, en
comparación con aquellos en fase expansiva y controles sanos.
Palomino y colaboradores (2006) realizaron un estudio de seguimiento de
pacientes bipolares, en el que se encontraron bajos niveles plasmáticos de
BDNF al comienzo del trastorno y valores progresivamente más altos en
los doce meses siguientes.
En un estudio reciente también se encontró una reducción de los niveles
plasmáticos de neurotrófico incluso en pacientes que sufren episodios
mixtos.
Tratamiento con antidepresivos. Muchos autores han evaluado los cambios
en los niveles de BDNF basándose en la administración de medicamentos
antidepresivos.
Chen y colaboradores (2001) mostraron un aumento de la neurotrofia en el
hipocampo de los pacientes deprimidos tratados con antidepresivos.
Karege y colaboradores (2002) observaron que en los pacientes
deprimidos que no se someten a tratamiento, la reducción del BDNF sérico
es significativa y proporcional a la gravedad del cuadro clínico.
De manera similar, Shimizu y sus colaboradores (2003) encontraron
valores de BDNF sérico más bajos en sujetos deprimidos no tratados que
en la terapia antidepresiva, y este equipo también observó una correlación
entre la disminución de los niveles neurotróficos séricos y la gravedad del
trastorno. Además, aunque el grupo de personas deprimidas no tratadas
comenzó a tomar la terapia antidepresiva, en ellas los valores de BDNF
aumentaron.
Otros autores también obtuvieron resultados similares administrando
venlafaxina o ISRS (inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina) a
un grupo de sujetos deprimidos: después de ocho semanas de tratamiento,
en los sujetos con mejoría clínica incluso se aumentaron los niveles
séricos de BDNF, hasta llegar a los valores normales.
Aydemir y sus colaboradores (2005) encontraron niveles séricos más bajos
de neurotrófico en los diez pacientes deprimidos examinados en
comparación con los controles. Al iniciar un tratamiento con venlafaxina y
prolongarlo durante doce semanas, los valores de BDNF en las depresiones
se superpusieron a los de los controles.
Para confirmar estos estudios, en los que se examinaron setenta y siete
pacientes deprimidos y noventa y cinco sujetos sanos, Lee y sus
colaboradores (2006) observaron que los niveles medios de BDNF en
plasma en los pacientes deprimidos son significativamente inferiores a los
de los controles.
Además, los niveles más bajos de BDNF se encontraron en pacientes
deprimidos con episodios recurrentes, sin síntomas psicóticos, con
antecedentes positivos de intentos de suicidio y con un cuadro clínico más
grave. Por consiguiente, los autores llegaron a la conclusión de que las
concentraciones de BDNF se ven reducidas por el estado de ánimo
deprimido, la recurrencia de los episodios, los intentos de suicidio, pero no
por los síntomas psicóticos.
Huang y colaboradores (2007) compararon los sedosos niveles de BDNF
en mujeres y hombres deprimidos, evaluando también los efectos de la
terapia antidepresiva. Los datos obtenidos sugieren que un nivel reducido
de BDNF puede afectar la tendencia a la depresión en las mujeres, y que
puede aumentar con el tratamiento antidepresivo.
Análogamente, Piccinni y colaboradores (2008) dosificaron BDNF sérico
y plasmático durante un año en pacientes deprimidos durante el
tratamiento con ISRS y antidepresivos tricíclicos, observando que los
niveles séricos se mantuvieron sistemáticamente más bajos en los
pacientes deprimidos que en los controles. Estos datos sugerirían que el
nivel sérico reducido de BDNF podría ser un marcador del estado
depresivo, tal vez vinculado a grupos de síntomas específicos. Por el
contrario, ya después de un mes de tratamiento, las concentraciones
plasmáticas de neurotrófico tendían a normalizarse en las zonas
deprimidas, lo que sugiere un papel del BDNF plasmático como índice del
estado de la enfermedad.
Monteleone y colaboradores (2008) confirmaron la reducción de los
niveles séricos de BDNF en pacientes con episodios de depresión grave;
también estudiaron las concentraciones séricas de neurotrófico en
pacientes con euthymia, pero con antecedentes de depresión unipolar,
trastorno bipolar tipo I, trastorno bipolar tipo II, encontrando en estos
sujetos una reducción del BDNF sérico.
Tratamiento con estabilizadores del estado de ánimo. Varios estudios han
demostrado que el litio y el valproato aumentan los niveles de ARNm y de
proteínas en las neurotrofias, incluido el BDNF, tanto en los cultivos
celulares como en algunas zonas del cerebro.
Además, el litio aumenta los niveles séricos de BDNF en pacientes con
Alzheimer. Se cree que los efectos de los estabilizadores del estado de
ánimo en los niveles de BDNF están mediados por varios mecanismos.
El litio y el valproato, por ejemplo, podrían aumentar la activación del
promotor del BDNF estimulando las vías mediadas por ERK y PI3K, lo
que llevaría a la activación del CREB y a la transcripción del BDNF
mediado por el CREB. La inhibición del valproato en la vía de la histona
deacetilasa (HDAC) puede ser un mecanismo adicional que conduce a la
activación y desactivación de los genes.
Tratamiento con antipsicóticos. Muchos estudios han evaluado los efectos
de los antipsicóticos sobre los factores neurotróficos, revelando
diferencias significativas entre lo típico y lo atípico.
Los antipsicóticos típicos, como el haloperidol, tienden a reducir la
producción de BDNF en las regiones del hipocampo y el estriado (Pillai y
otros, 2006). Los antipsicóticos atípicos generalmente no conducen a una
regulación a la baja del BDNF (Dean, 2006). Algunos autores han
descubierto que, tras una ingesta crónica de haloperidol (90 días), el paso
al tratamiento con los antipsicóticos atípicos olanzapina y risperidona
parecería devolver la producción de BDNF a los niveles de referencia.
Intentos de suicidio. Algunos autores han tratado de entender si los niveles
de BDNF podrían afectar a una de las peores complicaciones del trastorno
bipolar, como el suicidio.
Entre otros, el equipo de Dwivedi (2003) y el equipo de Karege (2005)
encontraron una reducción no sólo del BDNF, sino también de su receptor
de TrkB, en el hipocampo y la corteza prefrontal de los pacientes suicidas
no tratados con antidepresivos. Sin embargo, el mismo grupo de Karege
(2005) observó que los pacientes deprimidos tratados con antidepresivos
en el momento del suicidio tenían niveles normales de BDNF. Sin
embargo, es evidente que en este caso la normalización de las
concentraciones neurotróficas no tuvo una acción preventiva en la
aplicación del gesto de auto. Por esta razón, los autores concluyeron que
los cambios en los valores de BDNF preceden a los cambios en el cuadro
clínico, ya que estos últimos se producen lentamente tras el inicio del
efecto neurotrófico.
Un estudio más reciente comparó los niveles de BDNF de un grupo de
pacientes deprimidos con antecedentes de intento de suicidio, pacientes
deprimidos sin intento de suicidio y controles sanos. El primero tenía
valores de BDNF más bajos que los otros dos grupos, pero no se
observaron diferencias significativas entre ellos. Tampoco había
discrepancias entre hombres y mujeres.
Además, los niveles de BDNF no parecían correlacionarse con las
puntuaciones de la escala de Hamilton para la depresión (HAM-D), ni con
el peligro de intento de suicidio. La hipótesis formulada por los autores de
este estudio prevé como causa de la reducción de los niveles de BDNF en
los pacientes con antecedentes de intento de suicidio una regulación a la
baja debido a la reducción de la función del sistema serotoninérgico. Ello
está en consonancia con la demostración de que los pacientes deprimidos
que intentaron suicidarse redujeron los niveles de 5-HIAA (ácido 5-
hidroxi,3-indolacético), el principal metabolito de la serotonina, en el
líquido cefalorraquídeo (Asberg, 1997); por el contrario, los niveles bajos
de 5-HIAA aumentan el riesgo de suicidio, según un estudio realizado por
Mann y sus colaboradores (1992). Los mismos autores encontraron una
alteración de la función serotoninérgica a nivel de las plaquetas en sujetos
deprimidos con antecedentes de gestos de autocuración, suponiendo así
que una disfunción serotoninérgica puede reducir la expresión del BDNF y,
por tanto, aumentar el riesgo de suicidio en pacientes deprimidos.
Análisis genético. En los últimos años varios investigadores han tratado de
identificar posibles polimorfismos del gen del BDNF asociados con los
trastornos del estado de ánimo.
La mutación más estudiada que parece estar implicada en la etiopatogenia
del trastorno bipolar es la mutación puntual en la posición 66 de la
secuencia promotora del alelo del pro-BDNF, que determina la sustitución
del aminoácido metionina por valina. Por el contrario, otros autores no han
observado ninguna correlación entre el alelo val66met y un mayor riesgo
de desarrollar un trastorno bipolar. Esta correlación ni siquiera es evidente
entre el mismo polimorfismo y la patogénesis de la depresión mayor.
Los estudios encaminados a aclarar la función de la sustitución del
val66met han sido variados y con resultados diferentes.
Tramontina y colaboradores (2007) han investigado una asociación entre
el polimorfismo val66met y los niveles de BDNF en el suero de pacientes
bipolares y controles sanos. Los resultados obtenidos no mostraron
ninguna diferencia en la frecuencia del genotipo val66met entre el bipolar
I en eurimios y sujetos sanos, ni tampoco mostraron una correlación entre
el polimorfismo y los niveles de BDNF en ninguno de los dos grupos.
Además, un metaanálisis de trece estudios sobre pacientes esquizofrénicos
y once estudios sobre pacientes bipolares no encontró una correlación
estadísticamente significativa entre el polimorfismo val66met del BDNF y
ninguno de los dos trastornos mencionados.
Sin embargo, según otras investigaciones, el polimorfismo val66met causa
una reducción de la secreción de BDNF a nivel del hipocampo y parece
estar asociado con una predisposición al curso de ciclos rápidos del
trastorno bipolar y a la alteración del rendimiento cognitivo de los sujetos
bipolares.
Además, Szeszko y colaboradores (2005), comparando el volumen del
hipocampo y la presencia del polimorfismo Val66Met, han asumido un
posible papel del BDNF en la determinación del tamaño del hipocampo, en
mayor medida en los pacientes bipolares que en los sujetos sanos.
En cambio, Bueller y colaboradores (2006), al examinar una pequeña
muestra de voluntarios sanos, identificaron una asociación entre la
presencia de metionina en la posición 66 del BDNF (alelo Met66Val) y un
volumen reducido del hipocampo. Según estos autores, estos datos podrían
determinar una mayor susceptibilidad al desarrollo de enfermedades
causadas por una disfunción del hipocampo. De manera similar, Frodl y
colaboradores (2007), al estudiar la asociación entre los polimorfismos del
gen BDNF y el volumen del hipocampo, llegaron a la conclusión de que
los sujetos con el alelo Met66Val podrían ser más propensos a la
depresión, ya que sufren con mayor frecuencia reducciones del volumen
del hipocampo. Otros autores han correlacionado el alelo Met66Val con
una actividad reducida de BDNF, asumiendo que este polimorfismo puede
afectar los niveles sedosos de neurotrófico durante las fases agudas del
trastorno bipolar. En otro estudio se identificó un desequilibrio de
vinculación entre los polimorfismos del gen BDNF y el trastorno bipolar,
examinando 283 familias. Hay todavía otros estudios que sugieren la
presencia de otros polimorfismos, además del Val66Met y el Met66Val,
que probablemente son sólo una parte de los factores etiopatológicos que
subyacen al trastorno bipolar.
En el estudio realizado por Kaija y colaboradores (2006), no se encontró
ninguna asociación entre los polimorfismos del gen BDNF (G196A y
C270T) y la respuesta a la terapia electroconvulsiva (TEC) en la
depresión; además, no se encontraron diferencias entre los dos géneros. No
obstante, en algunos subgrupos, como los psicóticos y los sujetos con
depresión de aparición tardía, el genotipo C270T parece estar asociado con
una mejor respuesta a la TEC. Terapia electroconvulsiva. Como acabamos
de presentar, hay numerosos estudios que investigan cómo la TEC
desempeña un papel en el aumento de los niveles de BDNF en sujetos con
depresión resistente a los medicamentos.
Los primeros autores en evaluar los cambios del BDNF después de la
terapia electroconvulsiva fueron Bocchio-Chiavetto y colaboradores
(2006), que sometieron a la terapia electroconvulsiva una muestra de 23
pacientes con depresión unipolar resistente a los medicamentos.
En estos se dosificó el BDNF en T0 (el día antes de la primera aplicación
de la TEC), en T1 (el día después de la última aplicación) y en T2 (un mes
después del final del ciclo de la TEC).
Si bien surgieron diferencias significativas entre las dosis de neurotrófico
en los tres momentos y la estratificación de los pacientes por sexo,
presencia de síntomas psicóticos, tratamiento antidepresivo (ISRS vs.
otros tratamientos en monoterapia o en asociación con ISRS), no se
encontró ninguna correlación con la edad y con la puntuación en el Mini
Test Mental (escala para la evaluación de los síntomas cognitivos). No se
encontró ninguna correlación entre los niveles de BDNF y la puntuación
de la MADRS (Escala de Gravedad de la Depresión) examinada en T0.
Característicamente también se observó que las concentraciones de
neurotrófico no cambiaron significativamente entre T0 y T1, pero
mostraron un aumento entre T1 y T2. En particular, al dividir los 23
pacientes en dos grupos según el valor (alto o bajo) del BDNF en T0, se
detectó un aumento lineal de la neurotrofia entre T0 y T1 en el grupo con
valores más bajos. Secularmente, en el grupo con valores más altos hubo
un incremento similar entre T1 y T2.
En cualquier caso, no se encontró ninguna correlación entre los aumentos
de los niveles de BDNF y la eficacia de la TEC, medida como diferencias
en la puntuación de MADRS.
Los autores concluyeron el estudio demostrando que las concentraciones
de BDNF son significativamente más altas después de un ciclo de TEC.
Por lo tanto, se ha formulado la hipótesis de que existe una correlación
entre el BDNF y el efecto antidepresivo de las terapias no farmacológicas.
De manera similar a Bocchio-Chiavetto y colaboradores, Marano y
colaboradores (2007) encontraron un aumento en los niveles de BDNF en
pacientes con depresión mayor tratados con TEC. Por el contrario, Gronli
y colaboradores (2007) no detectaron cambios significativos en el BDNF
en el suero de los pacientes sometidos a tratamiento. Sin embargo, otro
estudio reciente volvió a mostrar un aumento de la neurotrofia en el suero
de los pacientes sometidos a 12 sesiones de TEC (tres aplicaciones por
semana); no obstante, en los que no respondieron, los niveles séricos de
BDNF a las cinco semanas de iniciado el tratamiento no se modificaron.
Una vez más, se puede concluir que el BDNF desempeña un papel
fundamental en la acción antidepresiva de la TEC.
Estimulación magnética transcraneal . De la misma
manera, a tratamiento de drogas
Conante depresivo el TEC, la
Estimulación Magnética Transcraneal (SMT) también
puede modificar los niveles de BDNF. Esta tesis puede
confirmarse con el estudio de Zanardini y colaboradores (2006), en el que
se examinaron las concentraciones sedosas de BDNF en 16 pacientes que
padecían depresión grave resistente a los tratamientos con medicamentos
y luego fueron tratados con un ciclo de TME. Cada paciente se sometió a
sesiones matinales durante cinco días consecutivos, antes y después de
cada una de las cuales se dosificó el neurotrófico y se evaluó la gravedad
de los síntomas depresivos con la escala HAM-D. Bueno, el cuadro clínico
mejoró significativamente después de la EMT ; además,
el Los autores encontraron una
correlación negativa entre los niveles iniciales de BDNF y la puntuación
de HAM-D en T0 (es decir, antes de la TSM), pero ninguna correlación en
T1 (es decir, después de la TSM). De hecho, después del ciclo de la TSM
se detectó un aumento significativo de las concentraciones séricas de
BDNF, pero no se encontró ninguna correlación estadística entre los
valores de BDNF en T0 (o entre el aumento porcentual de BDNF de T0 a
T1) y la eficacia de la TSM en términos de mejora clínica.
Las conclusiones a las que se llegó fueron las siguientes: los pacientes con
depresión resistente a los medicamentos tienen niveles más altos de BDNF
después de la TSM; además, en relación con la proporcionalidad indirecta
entre los valores iniciales de BDNF y la gravedad de la enfermedad, la
neurotrofia parece estar implicada en la patogénesis pero también en la
resolución de la depresión. Estos datos concuerdan con los estudios en los
que se encuentran niveles más bajos de BDNF en pacientes deprimidos no
tratados, junto con una correlación negativa entre las concentraciones de
BDNF y la gravedad de los síntomas. Además, Zanardini y colaboradores
(2006), observando que el período necesario para que los niveles de BDNF
aumenten después de la TSM es de unos 5 días, han formulado la hipótesis
de una posible modulación por la TSM de la actividad de sistemas como el
eje hipotálamo-pituitaria-suprarrenal o de las vías serotoninérgicas.
Un estudio similar confirmó el aumento de los niveles de BDNF después
de la TSM en pacientes con depresión resistente a los medicamentos; en
particular, este aumento se encontró en pacientes con respondedores
completos (con una evidente mejora clínica) y respondedores parciales
(con una leve mejora clínica), pero no en los no respondedores (sin
ninguna mejora clínica). A diferencia de los dos estudios que se acaban de
describir, el de Lang y colaboradores (2008), realizado en 42 voluntarios
sanos, demostró que la TSM, aplicada en agudo sobre la corteza prefrontal
dorsolateral, no modifica los niveles de BDNF. Bocchio-Chiavetto y sus
colaboradores (2008) examinaron la respuesta r-TSM (TSM repetida) de
36 pacientes con depresión resistente en relación con el polimorfismo
Val66Met del gen BDNF. A partir de los resultados recogidos, los autores
concluyeron que en los pacientes homocigotos para el alelo Val66Met la
respuesta a la r-SMT es mayor que en los pacientes con el alelo Met66Val.
TERAPIA DE COMPORTAMIENTO
DIALÉCTICO Y COGNITIVO
El tema elegido para la tesis es la Terapia Cognitiva-Conductual, que
integra y fusiona dos modelos de psicoterapia, el conductual y el
cognitivo. En ella se amalgama la psicoterapia cognitiva, que ayuda a los
pacientes a cambiar los estilos de pensamiento disfuncionales mediante la
reestructuración cognitiva, ayudándoles a adoptar nuevos estilos más
adecuados y adaptables; y la psicoterapia conductual, que ayuda a cambiar
la relación entre las situaciones que crean dificultades y las reacciones
emocionales y conductuales habituales que la persona pone en marcha en
tales circunstancias, mediante el aprendizaje de nuevas formas de
respuesta, la exposición gradual a situaciones temidas y el afrontamiento
activo de los estados de malestar.
Esta terapia puede aplicarse a diferentes tipos de usuarios, en particular a
las personas con un trastorno afectivo.
Por mi propia experiencia, elegí la población de pacientes bipolares,
estrechando el campo de investigación a los pacientes con bipolarismo y
síntomas depresivos. Esto se debe a que, en términos de síntomas
depresivos, los pacientes con Trastorno Bipolar parecen correr un mayor
riesgo de recaídas debido a la repetición de pensamientos negativos por
actitudes disfuncionales y estilos inferenciales pesimistas. Los
pensamientos negativos pueden desencadenarse a través de
acontecimientos vitales estresantes y/o negativos, interrumpiendo también
los ritmos sociales. Además, esos usuarios tienen tendencia a rumiar en
respuesta a acontecimientos negativos, lo que parece crear un ciclo de
autoperpetuación de los pensamientos negativos y rumiantes, disminución
de la motivación y el interés; todo ello puede dar lugar a un nuevo
episodio depresivo.
Me interesa verificar algunos enfoques no farmacológicos que reducen el
riesgo de recaídas depresivas porque los pacientes con bipolarismo con los
que he trabajado, han afirmado sufrir más durante las fases depresivas que
en las maníacas (fase corta en comparación con la fase depresiva en la que
tienen más energía).
Durante mi segunda pasantía, me interesé en la rama de la psiquiatría y,
por lo tanto, me centré en un tema que le concernía. El Trastorno Bipolar
ha despertado en mí un gran interés por la gran amplitud de emociones,
pensamientos y conductas que manifiesta la persona, experimentando un
gran sufrimiento interior. Decidí tomar en consideración la fase
depresiva/sintomatología, porque normalmente un episodio depresivo
tiene una duración mayor que el maníaco y también en este último los
pacientes no están en condiciones de seguir una psicoterapia. En la fase
maníaca, de hecho, no hay determinantes esenciales para la aplicabilidad
de la terapia cognitivo-conductual como la concentración, la
disponibilidad y la paciencia.
La primera fue cuando buscaba tratamientos no farmacológicos del
Trastorno Bipolar y me detuve a leer un estudio que destacaba
especialmente la eficacia de esta técnica; me pareció una buena terapia no
farmacológica que puede aplicarse e integrarse en el tratamiento del
Trastorno Bipolar (junto con la terapia farmacológica tradicional).
El segundo fue en el Departamento de Agudos de Adorna 2, donde hice mi
pasantía. He conocido a algunos pacientes con desorden bipolar.
Especialmente con uno de ellos, un joven que había sufrido esta
enfermedad durante mucho tiempo, inmediatamente establecí una buena
relación. Después de haber estado hospitalizado durante varios meses, lo
conocí durante toda mi pasantía, observándolo y acompañándolo incluso
en los momentos más difíciles, pero también compartiendo los más
positivos (por ejemplo, sus progresos durante su estancia y su alta en mi
último día de pasantía). Habiéndole acompañado durante todo el período
de prácticas, también establecí una buena relación de confianza con su
familia, especialmente con su madre, que me recordó mucho a la mía por
la forma de plantear y afrontar los acontecimientos. Como uno de los
pacientes a los que seguía de manera privilegiada, me comprometí aún
más a conocer su historia, el momento de la aparición de la enfermedad, el
curso, las diferentes fases y también los tratamientos utilizados. Aquí, el
descubrimiento de la Terapia Cognitivo-Conductual de la cual mis colegas
me han explicado e ilustrado los principales contenidos. Al no haber
tenido la oportunidad y la posibilidad de profundizar adecuadamente
durante la pasantía, tuve varias dudas que me gustaría llenar a través de
esta investigación. En la fase depresiva los pacientes se muestran apáticos,
sin espíritu de iniciativa, con pérdida de interés en las cosas que les
rodean, expresan sobre todo pensamientos de ruina, recuerdos, términos de
autoevaluación. Mi interés en esta técnica se ve incrementado por la
perspectiva futura de optimizar la eficacia de las intervenciones
terapéuticas (psicoterapéuticas y psicofarmacológicas) y de rehabilitación
con el fin de mejorar, en el paciente, la calidad de vida y el
funcionamiento psicosocial. Esta técnica de la que elegí hablar en mi tesis
parece reflejar sus cualidades. Me interesa investigar el funcionamiento
cognitivo de los trastornos del espectro bipolar, porque los pacientes
muestran una considerable rigidez cognitiva que puede manifestarse con
una alternancia de estados afectivos opuestos intensos y agudos.
También me gustaría identificar los beneficios reales de los enfoques
cognitivo-conductuales y, en consecuencia, hacer algunas reflexiones
sobre la posibilidad concreta de aplicación y prescindibilidad en los
departamentos de atención también por parte de la figura de la enfermería
(que tiene más contacto con el paciente a lo largo del día).

INTRODUCCIÓN AL TEMA
Para mi investigación estuve de acuerdo en que era apropiado tratar tanto
el tema de la Terapia Cognitiva-Conductual (TCC) en general,
refiriéndome a los estudios que se expresan en términos de técnicas
cognitivo-conductuales sin especificar el enfoque en particular, como
centrarse en la Terapia Cognitiva Basada en la Conciencia (TBC), una
práctica de psicoterapia de tercera generación que se ha desarrollado a lo
largo de los años a partir de la TCC básica. Consideré la investigación de
estudios sobre un tema más preciso porque la terapia cognitiva basada en
la atención plena, demostró ser un tratamiento innovador y empíricamente
validado muy eficaz en la prevención de los episodios depresivos (tanto
para la depresión unipolar como bipolar) y en el tratamiento de los
síntomas depresivos, que representan justamente los resultados que había
establecido para la investigación. Además, el objeto de mi investigación
para este trabajo de licenciatura se ha consolidado con algunas lecciones
teóricas celebradas en la escuela durante las cuales tratamos el interesante
tema de la reestructuración cognitiva, una técnica cognitivo-conductual, y
la lección sobre la meditación, el principio fundamental del MBCT.
Este enfoque se desarrolló específicamente para tratar los síntomas
depresivos y prevenir su recaída. Esta técnica representa una nueva
intervención para la prevención de recaídas en la depresión unipolar y
bipolar, incluye una serie de programas específicos para pacientes que
aumentan y entrenan habilidades de conciencia a través de técnicas de
meditación combinadas con técnicas de terapia cognitiva. De esta manera
se identifican las vulnerabilidades que aumentan el riesgo o conducen a
recaídas; el terapeuta proporciona estrategias valiosas para abordar los
problemas y modificar los pensamientos disfuncionales en beneficio del
paciente. El MBCT ayuda a los participantes a ver más claramente cómo
funciona la mente y a aprender a reconocer cuando su estado de ánimo
empieza a decaer. Por lo tanto, el objetivo es aumentar las habilidades
metacognitivas animando a la gente a adoptar una nueva forma de ser y
vivir. Esto ayuda a romper el vínculo entre el estado de ánimo negativo y
el pensamiento negativo que normalmente se activaría. Así, los
participantes desarrollan la capacidad de dejar ir y venir estados de ánimo,
pensamientos y sentimientos negativos, sin tener que oponerse
necesariamente a ellos. El cultivo de la conciencia del momento presente y
la ausencia de juicios lleva a las personas a romper el círculo de la rumia y
aumentar la amabilidad hacia sí mismas, rompiendo así el vínculo entre la
actividad de la mente (rumiar sobre acontecimientos pasados) y los
síntomas depresivos.

T RASTORNO BIPOLAR
El trastorno bipolar se inserta desde el punto de vista de las clasificaciones
diagnósticas entre las patologías definidas bajo el tope de los síndromes
afectivos. De hecho, en lo que respecta a la subdivisión de los trastornos
del estado de ánimo, hay dos métodos principales de clasificación que
muestran algunas diferencias entre ellos: el DSM y el ICD (Casey y
Brendan, 2009). Uno de los sistemas es el DSM (Manual de Diagnóstico y
Estadística de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de
Psiquiatría), el sistema más utilizado en los Estados Unidos. La primera
edición se publicó en 1952 (DSM-1) y describía unos 108 trastornos, pero
sólo de la esfera psicótica. Posteriormente, se publicaron las diversas
revisiones hasta que la última versión disponible, el DSM-5, se publicó en
2013.
Este sistema enumera y define hoy en día más de trescientos trastornos
psiquiátricos y cada uno de ellos se describe en función de las
características que lo acompañan, como la edad, el sexo, los factores
culturales, el riesgo de incidencia y los factores de predisposición.
También se incluye el diagnóstico diferencial, así como cualquier hallazgo
de laboratorio, pero no se incluyen consideraciones relativas a las causas,
el tratamiento o el diagnóstico. Además, los trastornos se describen como
leves, moderados o graves.
El otro sistema de clasificación es la CIE-10, que representa la décima
revisión de la clasificación de la CIE, es decir, la Clasificación
Internacional de Enfermedades y Cuestiones Afines, propuesta por la OMS
en la que se clasifican más de 2000 enfermedades. Es independiente del
estímulo único que proviene de la realidad externa y constituye el fondo
sobre el que se pintan las situaciones existenciales; influye en la actitud
que el individuo asume hacia el otro y hacia el mundo, así como en la
interpretación de los procesos perceptivos, la forma de pensar, de
reflexionar sobre sí mismo y de recordar. El estado de ánimo puede ser
cambiado a lo largo de un continuo de tonos en cuyos extremos podemos
imaginar el estado de ánimo deprimido y el estado de ánimo maníaco. La
afectividad puede definirse como la capacidad o la voluntad individual de
experimentar emociones/sentimientos de significado, duración, intensidad
y tonalidad variables en respuesta a acontecimientos de la realidad externa
e interna. La respuesta emocional difiere en el individuo en relación con el
estímulo causal y, sobre todo, en relación con la disposición afectiva
básica o el estado de ánimo. La palabra "afectividad" se utiliza en el
campo psicológico para indicar el conjunto de sentimientos y emociones
de un individuo, así como el carácter que asume un estado psíquico
determinado. El proceso de estructuración afecta desde el nacimiento
hasta la madurez.
Durante el día cada persona presenta variaciones en su estado de ánimo,
pero para poder hablar de un trastorno del estado de ánimo es necesario
observar una alteración del estado de ánimo que altere el funcionamiento
físico (cambios en los niveles de energía, ritmos circadianos, funciones
vegetativas), cognitivo (cambio en el pensamiento) y social del individuo,
de forma generalizada y durante un período de tiempo definido.
Hablamos de afectividad normal y estado de ánimo entómico cuando el
sujeto reacciona y se corresponde de forma equilibrada, flexible y
adecuada a los estímulos ambientales, se convierte en cambio en
patológico cuando tanto la afectividad como el estado de ánimo se
caracterizan por su rigidez, inalterable respecto a los cambios en las
circunstancias de los estímulos y sus significados.
Por lo tanto, cuando la afectividad está comprometida, puede dar lugar a
formas clínicas (síndromes depresivos y maníacos) que se distinguen por
la prevalencia de una polaridad afectiva caracterizada por una extrema
disminución del estado de ánimo o una extrema alegría y exaltación. Son
imágenes monopolares cuando se repiten en la misma persona durante el
curso de la existencia con características similares. En las formas
bipolares, en cambio, los períodos depresivos se alternan con períodos
maníacos. En las formas mixtas hay síntomas tanto depresivos como
maníacos. Los trastornos del estado de ánimo incluyen una variedad de
cuadros psicopatológicos caracterizados no sólo por un cambio en el
estado de ánimo, sino también por síntomas de las esferas cognitiva,
psicomotora y neurovegetativa.
Entre esos trastornos figuran: la depresión unipolar, dividida en depresión
mayor y menor; el trastorno bipolar de tipo I y tipo II con episodios
depresivos, maníacos e hipomaníacos; el trastorno ciclotímico, un
trastorno bipolar caracterizado por la sucesión de episodios depresivos
mayores y episodios hipomaníacos, sin períodos libres de síntomas; el
trastorno distímico o un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la
sucesión de episodios depresivos menores de manera crónica, sin períodos
de bienestar relativo.

T IPOS DE T RASTORNO BIPOLAR (T IPO I Y T IPO II)


A continuación entraré en más detalles sobre el Trastorno Bipolar, en
particular los rasgos distintivos entre los dos tipos principales de
trastorno, ya que es la patología que elegí tratar para la investigación.
El trastorno bipolar (también definido como psicosis maníaco-depresiva)
consiste en un trastorno del estado de ánimo, representado por una
oscilación del mismo entre dos polaridades: una maníaca y otra depresiva.
Estas polaridades se producen alternativamente, con una frecuencia que
varía de persona a persona. El trastorno abarca un amplio espectro de
gravedad, que se manifiesta en formas leves o más graves. Los estudios
han demostrado que la manifestación del trastorno a una edad temprana
(entre los 15 y los 19 años), es un factor predictivo del desarrollo de una
forma grave. Sin embargo, se considera una enfermedad mental grave que
plantea un riesgo de morbilidad y mortalidad y compromete la calidad de
vida de los afectados. El trastorno bipolar es la sexta causa de incapacidad
laboral en el mundo debido a la cronicidad y a las posibles recurrencias.
Este trastorno se caracteriza por una alteración de los mecanismos que
regulan el tono del estado de ánimo. Cuando el equilibrio normal entre el
estado de ánimo y la personalidad (temperamento y carácter) se
transforma durante un cierto período de tiempo e involucra de forma
generalizada toda la vida de la persona, de modo que afecta a su
funcionamiento general. Por lo tanto, esta persona se encontrará
experimentando alteraciones físicas, cognitivas, de comportamiento, con
un cambio en su capacidad para hacer frente a los acontecimientos y
relacionarse con los demás y con el mundo: este cambio es reconocido por
la psiquiatría como patológico. Se llama Trastorno Bipolar porque los
cambios patológicos se producen entre dos polos, uno que conduce a un
aumento del estado de ánimo (hipomanía o manía), y otro que conduce a
un descenso del estado de ánimo (depresión, reducción del apetito, pérdida
de energía); esto lo diferencia del trastorno depresivo unipolar, en el que
los cambios del estado de ánimo tienden exclusivamente a disminuir el
estado de ánimo.
En el trabajo escrito me enfoco más en los síntomas depresivos. Con la
ayuda de los autores Colom y Vieta, reelaboré y resumí en una tabla los
principales síntomas y características de una fase depresiva que
experimentan los pacientes bipolares, precisamente porque este estado es
uno de los elementos de mi investigación.
Para ayudar al lector a comprender mejor la enfermedad en su conjunto,
también he expuesto la descripción del otro polo, es decir, el polo maníaco
e hipomaníaco, pero sin entrar en demasiados detalles. En los momentos
definidos como maníacos, las personas experimentan diferentes
combinaciones de los siguientes elementos: estado de ánimo ampliado o
eufórico (exceso de felicidad, alegría o expansividad), estado de ánimo
irritable (ira o nerviosismo excesivos), disminución de la necesidad de
dormir, sentimientos de grandeza o autoestima excesiva en un sentido
positivo; aumento de la locuacidad, aumento de la afluencia de ideas o
sensación de que los pensamientos fluyen demasiado rápido; aumento de
los niveles de energía y actividad. Los cambios en la capacidad cognitiva
(atención, memoria, percepción, etc.) son también muy frecuentes y
característicos, como el aumento de la actividad asociativa, la mejora de la
capacidad de atención y de percepción; la persona que atraviesa una fase
de manía suele adoptar comportamientos impulsivos e imprudentes que
pueden tener consecuencias negativas en varios aspectos (aumenta el
riesgo de lesiones y el riesgo de suicidio).
Parafraseando el pensamiento de Fera (2012) en comparación con años
anteriores, hoy en día vemos el Trastorno Bipolar con una visión holística,
de hecho ya no sólo consideramos el lado biológico de la enfermedad, sino
que hacemos hincapié en la importancia de una cuidadosa educación del
paciente y su familia, a fin de mejorar no sólo el conocimiento del
trastorno, sino también las estrategias necesarias para reconocer y tratar
adecuadamente las diferentes etapas de la enfermedad.
Los autores creen lo siguiente: la intensidad y gravedad de los síntomas
que se manifiestan en esta fase particular de elevado estado de ánimo y
durante la cual los pacientes pueden sentirse particularmente irritables
(nerviosos, enfadados), diferencia un estado maníaco del llamado estado
hipomaníaco: una persona pasa a un estado hipomaníaco cuando presenta
síntomas idénticos a los del episodio maníaco, de los que, sin embargo,
difiere por la duración (la alteración del estado de ánimo tiene una
duración ininterrumpida de por lo menos cuatro días), por la gravedad (el
episodio no es lo suficientemente grave como para causar problemas
serios como para requerir hospitalización), por una sintomatología en
general más atenuada (no hay, entre otros, delirios y alucinaciones) y, por
lo tanto, por un impacto globalmente más leve en las funciones sociales y
laborales de la persona. La hipomanía es, por lo tanto, una condición
compleja que debe identificarse y que podría parecer la simple
manifestación de un estado de bienestar particular o la expresión de un
carácter algo exuberante. Sin embargo, la detección de la presencia de una
fase hipomaníaca es importante, ya que es el principal factor de predicción
de la posible aparición de un episodio depresivo.
Según los autores Colom y Vieta (2006), la característica esencial que
define el trastorno bipolar tipo I es la presencia de síntomas del episodio
maníaco o mixto durante una duración de al menos una semana. Por lo
tanto, las personas con Trastorno Bipolar I, pueden experimentar episodios
en diferentes secuencias: algunos pacientes tienen períodos de manía
seguidos de depresión otros viven, en cambio, episodios de depresión
seguidos de manía. Además, no es raro que a un ciclo de enfermedad le
siga un período en el que el humor vuelve a ser de un temperamento
normal, sin exagerar ni hacia arriba ni hacia abajo. El bienestar entre un
episodio y el siguiente se llama eutocia, o un intervalo libre de síntomas
de cualquier tipo. La característica esencial del trastorno bipolar de tipo II,
por otra parte, es una alternancia de episodios hipomaníacos y depresivos
importantes. El trastorno bipolar de tipo II manifiesta episodios
depresivos que alternan con episodios hipomaníacos (períodos
relativamente leves, sin síntomas psicóticos, que suelen durar menos de
una semana). Durante el período hipomaníaco el estado de ánimo aumenta,
la necesidad de dormir disminuye y la actividad psicomotora aumenta más
allá del nivel habitual del paciente. La hipersomnia y la sobrealimentación
suelen estar presentes. Mientras que en la fase depresiva se manifiesta el
insomnio y la disminución del apetito.
Otro trastorno ilustrado por Colom y Vieta (2006) es la ciclotimia,
considerada una variante menor del trastorno bipolar que constituye el
sustrato temperamental de los trastornos bipolares. Se caracteriza por la
alta frecuencia de los episodios que se producen, sin embargo, con una
ligera intensidad. La ciclotimia puede conducir a complicaciones
psicosociales y a muchos pacientes con ciclotimia se les diagnostica un
trastorno límite de la personalidad. En algunos casos, la ciclotimia se
asocia con el déficit de atención y el trastorno de hiperactividad.
En el DSM-5 y el CIE-10, el Trastorno Bipolar es conceptualizado como
un espectro de perturbaciones que ocurren en un continuo. El DSM-5
explica que el Trastorno Bipolar Tipo I puede caracterizarse por al menos
un episodio mixto, o por al menos un episodio depresivo importante
intercalado con al menos un episodio maníaco espontáneo (Biondi &
American Psychiatric Association, 2014).
En la clasificación de la CIE-10 no se habla de Trastorno Bipolar tipo I y
tipo II como en el DSM-5, sino de Síndrome Afectivo caracterizado por
dos o más episodios en los que el estado de ánimo del sujeto y sus niveles
de actividad se ven significativamente alterados. A diferencia del DSM-5,
que tiene una larga lista de especificadores, el ICD-10 sólo considera la
gravedad, la ausencia o la presencia de síntomas psicóticos.
En el diagnóstico, se debe prestar especial atención a los episodios de
trastornos del estado de ánimo inducidos por sustancias (debido a los
efectos directos de un medicamento, otros tratamientos somáticos para la
depresión, una droga de abuso o la exposición a una toxina), o a los
trastornos del estado de ánimo debidos a una afección médica general, que
no cuentan para el diagnóstico del trastorno bipolar.
En lo que respecta al trastorno bipolar de tipo II, muestra un curso clínico
caracterizado por al menos un episodio depresivo importante, intercalado
con al menos un episodio hipomaníaco espontáneo.
Las imágenes1 representan gráficas de las fluctuaciones del estado de
ánimo de los pacientes con el Trastorno Bipolar Tipo I y el Trastorno
Bipolar Tipo II, respectivamente. La intensidad y duración de las
fluctuaciones de humor son más pronunciadas en el ruido de tipo I.
A continuación se presentan tres estudios primarios en los que se analizan
los déficits cognitivos que pueden presentar los pacientes que
experimentan más de un episodio depresivo y los efectos neurotóxicos
resultantes de estos episodios. Elegí estos estudios porque conocer las
consecuencias y complicaciones de las fases depresivas me permitía tener
un cuadro más completo del trastorno, pero también comprender
plenamente la importancia del enfoque cognitivo-conductual. Estos
estudios sirven de introducción al tema de la tesis, profundizando algunos
conceptos teóricos relacionados con las áreas cerebrales y sus funciones.
El trastorno bipolar está asociado con varios trastornos cognitivos, entre
ellos las dificultades en el funcionamiento ejecutivo, la memoria y la
capacidad de iniciar y completar actividades; los trastornos cognitivos
también se manifiestan durante los períodos de eutimia que conducen a
déficits en las actividades de la vida diaria.
Por consiguiente, se subraya la importancia de prevenir las recaídas
depresivas y el valor del enfoque cognitivo-conductual que asume para
estos usuarios.
Los compromisos cognitivos han sido amplios y globales y han
comprometido considerablemente tanto la parte teórico-verbal de la
inteligencia como el componente práctico del rendimiento. Especialmente
en los pacientes con bipolarismo tipo I hay una reducción de la curiosidad
intelectual, de la capacidad de juicio y análisis, de la atención y
concentración, de la memoria, del razonamiento lógico, de la planificación
y de la resolución de problemas. Las medidas defensivas aplicadas por los
pacientes son coherentes con el deterioro cognitivo, de hecho muestra un
funcionamiento defensivo bioadaptativo basado en mecanismos arcaicos
como la división, la identificación proyectiva, la negación, la agresividad
que conducen a una falta de examen de la realidad, a un "descontrol" de
los impulsos con la actuación contra sí mismos u otros y a una falta de
procesamiento cognitivo de las emociones, con sentimientos de
persecución. Por lo tanto, estamos hablando de un tipo de usuario con una
considerable rigidez cognitiva que se puede manifestar alternando estados
afectivos opuestos intensos y agudos.
Con técnicas como la resonancia magnética, hay una reducción en la
porción del hipocampo. Esta pérdida de sustancia es directamente
proporcional a la intensidad de la depresión, al número de crisis
depresivas y a los ingresos hospitalarios. Los estudios muestran que el
número de episodios depresivos afecta a la pérdida de volumen del
hipocampo. Los episodios depresivos acumulan una serie de efectos
tóxicos en la función cerebral, incluidas las funciones cognitivas y
especialmente las mnemotécnicas.
Videbech y Ravnkilde (2004) examinaron el aumento del volumen
ventricular y otros signos de atrofia cerebral generalizada y localizada a
nivel de la corteza prefrontal, el giro del cíngulo, el núcleo caudado y el
hipocampo asociados a los episodios depresivos. Esta atrofia suele estar
relacionada con una respuesta insuficiente al tratamiento con
antidepresivos y con las recaídas de la enfermedad. El hipocampo
participa en el aprendizaje espacial y la capacidad de memoria, y estos son
los déficits que suelen acompañar a la depresión. Las funciones
mnemotécnicas y la neuroplasticidad son muy sensibles al estrés que lleva
a un aumento de los niveles de cortisol. A menudo se presentan altos
niveles de glucocorticoides en pacientes que han experimentado un
episodio depresivo y, junto con la disminución del volumen del
hipocampo, sugiere un mecanismo de pérdida neuronal tras un proceso de
apoptosis. Otros mecanismos son posibles, como la reducción del volumen
de las neuronas o la reducción del tejido glial. Strakowski (2012) ilustra en
su libro algunos cambios estructurales que ocurren en el cerebro de una
persona con trastorno bipolar. Por ejemplo, el volumen de los ventrículos
laterales y el putamen (también llamado núcleo caudal) se amplía, hay una
reducción del volumen de la corteza prefrontal, un volumen reducido del
hipocampo, un aumento del volumen de la amígdala en los pacientes
adultos, una reducción en los pacientes jóvenes.

EPIDEMIOLOGÍA
La epidemiología se considera la ciencia básica de la salud pública; es el
estudio de la distribución de los trastornos de la población y los cambios
en las tasas pueden dar pistas sobre su causa. Se centra en la población
más que en los individuos, estudia la distribución y la frecuencia de las
enfermedades y los acontecimientos de importancia para la salud. Los
objetivos principales son: determinar el origen de una enfermedad cuya
causa es conocida, estudiar y controlar una enfermedad cuya causa es
desconocida o poco conocida, adquirir información sobre la ecología y la
historia natural de la enfermedad, planificar y aplicar planes de control y
vigilancia de la enfermedad, evaluar los efectos económicos de una
enfermedad y analizar los costos y beneficios económicos. Para lograr
estos objetivos, la epidemiología utiliza las estadísticas, que se basan en
las matemáticas y la demografía. Para otros autores, la prevalencia de los
trastornos bipolares se acerca al 2% de la población sana, lo que
representa la sexta causa de discapacidad en el mundo.
En el Manual de Merck se afirma que la incidencia del trastorno bipolar en
la población general se ha estimado en menos del 2%, pero las nuevas
estimaciones indican valores cercanos al 4-5%. La depresión unipolar
afecta a las mujeres con el doble de frecuencia que a los hombres;
mientras que el trastorno bipolar tiene la misma incidencia en ambos
sexos, aunque las formas depresivas prevalecen en las mujeres y las
formas maníacas en los hombres.
En los hombres es más probable que el primer episodio sea maníaco,
mientras que en las mujeres es más frecuente un episodio depresivo;
además, el trastorno bipolar suele presentarse durante la adolescencia,
entre los 20 y 30 años, y es menos frecuente entre los 30 y 40 años.
Es cierto que en la mayoría de las personas, la enfermedad aparece entre
los 20 y 30 años de vida. Puede suceder que los primeros signos y
síntomas sean reconocibles ya en la adolescencia. Sólo en raros casos la
enfermedad se presenta después de los 40 años. Estos pueden ser cambios
de humor que no fueron muy pronunciados o mal interpretados en el
pasado. En las personas mayores de un año, la aparición de la enfermedad
puede atribuirse a un deterioro de la función cerebral.
La aparición temprana, es decir, alrededor de los 30 años de edad, se
considera un parámetro biológico de mayor gravedad del trastorno que los
que se presentan alrededor de los 40 años de edad. En la temprana edad de
aparición del trastorno, hubo una mayor prevalencia de crisis maníacas en
lugar de crisis depresivas (Smeraldi, 1993).
En algunos estudios se ha observado que el trastorno bipolar es
ligeramente más común en las clases socioeconómicas altas. Las
manifestaciones clínicas del trastorno parecen estar influidas y
modificadas por factores culturales. Algunos ejemplos: las dolencias
físicas, la tensión, las preocupaciones y la irritabilidad son comunes en las
clases socioeconómicas más bajas; mientras que el estigma de la culpa y
el autorreproche son más característicos de la depresión en las culturas
anglosajonas; la manía tiende a manifestarse de manera más florida en
algunas regiones del Mediterráneo y de África y entre los negros
americanos. Los trastornos del estado de ánimo son los trastornos
psiquiátricos de mayor prevalencia (corresponden a alrededor del 5% de
los pacientes de los servicios públicos de salud mental, el 65% de los
pacientes psiquiátricos ambulatorios y el 10% de todos los pacientes
visitados en centros médicos no psiquiátricos).

CRITERIOS DE DIAGNÓSTICO
El término "diagnóstico" se refiere convencionalmente al proceso de
identificación y clasificación de los trastornos mentales sobre la base de
criterios descriptivos, a menudo identificados por la configuración,
frecuencia e intensidad con que se expresan determinados
comportamientos, estados o experiencias mentales, aislados o
experimentados junto con otros.
La fluidez y la mutabilidad normal que caracterizan el estado de ánimo, el
criterio temporal, la presencia de una alteración significativa de la que
reconocemos el principio y el fin (o un episodio de alteración del estado
de ánimo) son la base del diagnóstico del trastorno.
El diagnóstico temprano del Trastorno Bipolar no es fácil: en promedio, el
diagnóstico se retrasa unos diez años. Hay varios factores que contribuyen
a la demora en el diagnóstico, entre ellos: la evolución temprana de los
síntomas puede ser inespecífica, como la ansiedad o los síntomas
depresivos de gravedad relativamente menor, o el abuso de sustancias. No
se puede diagnosticar el trastorno bipolar si la elevación humoral no es
evidente y un diagnóstico erróneo contribuiría a los problemas de los
pacientes y sus familias. En los pacientes jóvenes, en general, los
trastornos del comportamiento pueden interpretarse como tensiones
experimentadas en el período de la adolescencia y el desarrollo. Además
de la morbilidad, el hecho de no diagnosticar el trastorno bipolar parece
acarrear importantes costos adicionales por los diversos tratamientos y
hospitalizaciones que tendrá que soportar el paciente.
Las alteraciones del estado de ánimo que experimenta en cierta medida la
mayoría de las personas y que, cuando se investigan sistemáticamente,
pueden ser sobreestimadas; los criterios se refieren a múltiples estados
mentales subjetivos (por ejemplo, distracción, elevado estado de ánimo,
irritabilidad, sentimientos de autodevaluación, etc.).) que se deduce a
través de la observación a lo largo del tiempo y del relato que el paciente
reporta y de las conductas directamente observables; una parte de los
criterios son estados mentales que el paciente no identifica como
problemáticos, dejando al clínico la responsabilidad de definirlos en
función de principios que no se identifican de manera única sino que
dependen de su sistema de representación, especialmente en los casos en
que la nocividad con que se expresan no es evidente; la mayoría de los
criterios no están constituidos por elementos discretos sino por
experiencias que pertenecen a un continuo conocido por la mayoría de las
personas. El diagnóstico requiere un examen minucioso por parte de un
psiquiatra, que tendrá que recopilar una historia médica completa (historia
clínica) en colaboración con el paciente y, de ser posible, con su familia.
El objetivo es obtener una imagen exacta de las desviaciones mentales del
paciente, y para ello se suele tener en cuenta un período de tiempo de
varios años. Es muy importante involucrar a los miembros de la familia en
este proceso, siempre que el paciente esté dispuesto a hacerlo.
Para el diagnóstico, el psiquiatra también se remite a cuestionarios
preestructurados siguiendo los criterios de diagnóstico que figuran en el
DSM-5. Diagnósticos diferenciales: puede ser difícil distinguir el
Trastorno Bipolar de otros trastornos. En primer lugar, el estado de ánimo
puede variar por varias razones, como las enfermedades hormonales, el
estrés, los trastornos de la personalidad, los trastornos biológicos del
cerebro o la ingestión de alcohol y drogas. Las personas con el trastorno
pueden tener problemas para describir sus estados de ánimo a los demás y
para darles un historial preciso de su enfermedad. Estas dificultades se
refieren tanto a la capacidad de introspección como a la tendencia a no
hacer que ciertos cambios de humor sean tan sintomáticos, tan agradables.
En el enfoque del paciente bipolar pueden surgir dificultades particulares
en relación con fases específicas del trastorno: en las fases depresivas, es
posible que el paciente tienda a ocultar su propio sufrimiento, mediante la
negación de los síntomas y las experiencias depresivas. En las fases de
euforia, el paciente puede no reportar como sintomáticos ciertos estados
mentales y conductas porque él mismo no los identifica como tales; en
estos casos, se le debe ayudar a reconocer todas las variaciones de su
estado de ánimo y reportarlas. En la fase maníaca, la desinhibición y la
distracción pueden dificultar las entrevistas sobre temas específicos. A
veces, entonces, los profesionales de la salud mental no siempre están
adecuadamente capacitados para reconocer las formas más sutiles del
trastorno; de hecho, ciertos síntomas son característicos de los trastornos
múltiples (Biondi & American Psychiatric Association, 2014).
ETIOLOGÍA
En medicina, el término "etiología" indica los eventos, razones y variables
causales de cada enfermedad o patología individual. El término
"etiología", derivado del griego (aitia = causa y logos = palabra /
discurso), se utiliza en varios campos del conocimiento y del lenguaje en
referencia a las causas que causan los fenómenos. Se han formulado varias
hipótesis etiopatogenéticas sobre el trastorno bipolar, aunque no haya una
sola causa, sino un conjunto de causas que interactúan entre sí en la
génesis del trastorno. Hasta la fecha se desconoce la etiología precisa, pero
varios factores de riesgo conducen a su aparición, como la herencia, que es
el factor predisponente más importante, a lo que se añade una interacción
entre los estímulos ambientales que incluyen tanto factores físicos como
psicosociales.
Se puede decir que el trastorno bipolar es una enfermedad que tiene una
base biológica y genética. El modo hereditario preciso es incierto, pero
para algunas formas del Trastorno Bipolar los genes dominantes
(vinculados al cromosoma X o autosómicos) pueden estar involucrados.
Sin embargo, se cree que la causa de los trastornos del estado de ánimo es
una alteración de la función límbico-diencefálica; algunos estudios de
neuroimagen muestran que las estructuras subcorticales extrapiramidales
y sus conexiones prefrontales también están implicadas. Citando del texto
"la neurotransmisión colinérgica, catecolaminérgica (noradrenérgica o
dopaminérgica) y serotonérgica (5-HT) parece estar sujeta a
desregulación".
El trastorno bipolar es una enfermedad de origen genético-biológico con
recurrencia familiar del trastorno, que muestra una mayor prevalencia en
los gemelos monocigóticos que en los dizigóticos, presentando una
desregulación del sistema neuroendocrino y algunos neurotransmisores.
Estudios familiares han demostrado que los parientes de primer grado de
una persona con Trastorno Bipolar I tienen un riesgo de 8 a 18 veces
mayor de desarrollar esta enfermedad que la población sana.
La herencia también puede aumentar la probabilidad de depresión por la
exposición de los niños a los efectos negativos de los trastornos del estado
de ánimo de sus padres (por ejemplo, la ruptura de los lazos emocionales).
Otras causas de un trastorno del estado de ánimo pueden ser factores
estresantes biológicos o psicológicos. Los acontecimientos vitales
traumáticos, especialmente las separaciones y las pérdidas de seres
queridos, suelen anticipar episodios depresivos y maníacos; sin embargo,
estos acontecimientos pueden representar las manifestaciones prodrómicas
de un trastorno del estado de ánimo, más que su causa. Los trastornos
secundarios del estado de ánimo pueden surgir en asociación con un
trastorno no emocional a través de un proceso que puede ser fisiológico,
psicológico o ambos. El trastorno bipolar es una complicación esporádica
de otro trastorno psiquiátrico; si va precedido de un abuso de alcohol o de
sustancias, es más probable que se trate de un intento de tratar las
manifestaciones prodrómicas del trastorno por sí solo.
El riesgo de desarrollar un desorden bipolar tipo I con ambos padres
afectados es del 60-70% debido a los rasgos genéticos vulnerables.
Como factores de riesgo para desarrollar un Trastorno Bipolar
encontramos factores ambientales: parece que este trastorno es más común
en los países de altos ingresos (por lo tanto, más desarrollados) que en los
países de bajos ingresos. El porcentaje es del 1,4% frente al 0,7%. Los
factores genéticos y fisiológicos, como los antecedentes familiares del
trastorno bipolar, son uno de los principales factores de riesgo. De hecho,
se produce un aumento del riesgo medio de más de 10 veces entre los
parientes de una persona afectada. El riesgo aumenta con el grado de
parentesco más cercano debido a una base genética compartida (Biondi &
American Psychiatric Association, 2014).

CURSO Y PRONÓSTICO
La enfermedad bipolar es crónica y recurrente, lo que significa que los
episodios tienden a repetirse con el tiempo, aunque no con la misma
intensidad; de hecho, pueden producirse fluctuaciones del estado de ánimo
o períodos libres de crisis. La edad media del primer episodio maníaco,
hipomaníaco o depresivo es de unos 18 años, pero puede ocurrir en
cualquier momento de la vida, incluidos los comienzos a los 60-70 años,
aunque son bastante raros. Muchos adultos bipolares son conscientes de
que su enfermedad comenzó en la adolescencia pero no fue reconocida (ni
tratada) inmediatamente como tal. Un porcentaje de adultos bipolares que
oscila entre el 15 y el 28% sitúan la aparición del trastorno incluso antes
de los 13 años. Más del 90% de las personas que han experimentado un
solo episodio maníaco continuarán teniendo cambios de humor.
Aproximadamente el 60% de los episodios maníacos ocurren poco antes
de un episodio de depresión mayor.
La principal característica del trastorno es la tendencia a tener un curso
crónico, con la presencia de recaídas y recurrencias de los episodios. Una
recaída es la reaparición de los síntomas antes de alcanzar una remisión
clínica estable durante un período de dos meses. La recidiva representa la
recurrencia cíclica, con un curso más o menos constante de los episodios
de la enfermedad a lo largo del tiempo.
Con la edad y a medida que el trastorno progresa, el intervalo libre entre
los episodios se reduce y en el caso del trastorno bipolar de tipo I se
estabiliza entre 6 y 9 meses después de 5 episodios. Aunque la mayoría de
los sujetos bipolares experimentan una importante reducción
interepisódica de los síntomas, entre el 20 y el 30% siguen teniendo
síntomas residuales y hasta el 60% informan de dificultades
interpersonales y laborales persistentes.
Después de un episodio maníaco con características psicóticas, la persona
tiene más probabilidades de presentar características psicóticas en
episodios maníacos exitosos. A menudo el primer episodio está precedido
por una situación ambiental estresante. Después del primer episodio, la
enfermedad tiende a independizarse cada vez más de los acontecimientos
estresantes, ambientales o psicológicos, y los mecanismos reguladores del
tono del humor entran en una especie de oscilación permanente. Con cada
recaída el paciente se vuelve más y más vulnerable al estrés, lo que puede
llevar a rápidos ciclos representados por la sucesión ininterrumpida de
depresión y euforia (Biondi & American Psychiatric Association, 2014).
El trastorno bipolar tipo I tiene un curso clínico caracterizado por la
presencia de uno o más episodios maníacos o mixtos. A menudo las
personas también han presentado uno o más episodios depresivos
importantes. Los episodios de trastorno del estado de ánimo inducido por
sustancias (debido a los efectos directos de un medicamento, otros
tratamientos somáticos para la depresión, una droga de abuso o la
exposición a una toxina), o el trastorno del estado de ánimo debido a una
afección médica general, no son un criterio útil para el diagnóstico del
Trastorno bipolar I. Además, los episodios no se explican mejor por un
Trastorno de esquizofrenia real y no se superponen a la Esquizofrenia, el
Trastorno esquizofreniforme, el Trastorno delirante o el Trastorno
psicótico no especificados de otra manera. Trastorno bipolar II: la
característica esencial del trastorno bipolar II es un curso clínico
caracterizado por uno o más episodios depresivos importantes
acompañados de al menos un episodio hipomaníaco. Los episodios
hipomaníacos no deben confundirse con los días de eutanasia posteriores a
la remisión de un episodio depresivo importante. La presencia de un
episodio maníaco o mixto impide el diagnóstico de Trastorno Bipolar II
(Biondi & American Psychiatric Association, 2014).
Las consecuencias funcionales del Trastorno Bipolar Tipo I: Muchas
personas entre los episodios vuelven a un nivel completamente funcional,
pero alrededor del 30% muestra un serio deterioro de su función laboral.
Ello se debe a que la recuperación funcional es significativamente inferior
a la recuperación de los síntomas, especialmente en lo que respecta a la
recuperación en el trabajo. En las pruebas cognitivas de los individuos con
Trastorno Bipolar Tipo I, se encuentran resultados más pobres que en los
individuos sanos. Por lo tanto, estos déficits cognitivos pueden aumentar
las dificultades profesionales e interpersonales que experimentan los
pacientes, incluso durante la eutanasia. Las consecuencias funcionales del
Trastorno Bipolar Tipo II: muchos individuos vuelven a funcionar
plenamente en el intervalo entre los episodios, alrededor del 15% sigue
teniendo una disfunción entre los episodios, mientras que el 20% de los
pacientes pasan de un episodio a otro sin recuperación funcional.
En las pruebas cognitivas muestran un rendimiento más pobre que las
personas sanas, excepto por la memoria y la semántica (Biondi &
American Psychiatric Association, 2014).
Los trastornos bipolares casi siempre se asocian con otros cuadros
psicopatológicos. En el Estudio Nacional de Comorbilidad, se informa de
al menos un trastorno comórbido en todos los sujetos bipolares: depresión,
ansiedad, abuso de sustancias, trastornos de la alimentación y trastornos
de la personalidad. Algunos autores indican que el 52,8% de los pacientes
experimentan al menos un trastorno de ansiedad y el 34,2% tiene
comorbilidades con los trastornos de ansiedad. La comorbilidad tiene
efectos negativos en el curso de la enfermedad, ya que se asocia con
períodos más cortos de bienestar, riesgo de recaídas más frecuentes, baja
calidad de vida, mayor riesgo de suicidio y uso de sustancias (Simon y
otros, 2004).
LA FAMILIA Y EL DESORDEN
El trastorno bipolar, además de la persona afectada, también afecta al
entorno familiar que sufre con su ser querido y asume el papel de cuidado
y vigilancia. Como cualquier enfermedad crónica, la carga emocional para
los cuidadores (familiares) es considerable. La enfermedad del paciente y
el funcionamiento de la familia se afectan mutuamente. Para los
familiares de los pacientes psiquiátricos graves, el cuidado diario implica
una amplia gama de factores estresantes emocionales y prácticos. Todas
estas fuentes de estrés ejercen una presión sobre la capacidad de
afrontamiento y adaptación de los miembros de la familia del paciente, lo
que puede dar lugar a trastornos emocionales como la ansiedad o incluso
la depresión. La petición de los familiares de recibir información más
detallada sobre la enfermedad y las estrategias para hacerle frente, han
hecho necesario reunirse en los que se realizan intervenciones
psicoeducativas. Se ha probado la participación de los miembros de la
familia en los tratamientos cognitivo-conductuales y se ha observado una
reducción de la carga de atención, lo que aumenta el bienestar de los
sujetos, sus habilidades y competencias, y reduce el riesgo de desarrollar
depresión.
Aunque no es el tema central de la tesis, he decidido informar de las
reflexiones de los autores para citar una de las muchas aplicaciones del
enfoque cognitivo-conductual.
TRATAMIENTO
El tratamiento del Trastorno Bipolar incluye varias técnicas y
modalidades, aquí consideraré la farmacoterapia, la psicoterapia y la
psicoeducación.
Hasta hace unos decenios, las posibilidades terapéuticas en la psiquiatría
eran más bien escasas, mientras que ahora han logrado éxitos notables, las
palabras del autor muestran que la psiquiatría es la rama de la medicina
que en los últimos decenios ha logrado los avances terapéuticos más
importantes. De hecho, junto con la psicofarmacoterapia, las formas de
terapia más utilizadas son la psicoterapia y la rehabilitación psicosocial,
que con el paso de los años se han ido desarrollando cada vez más hasta
convertirse en parte integral del camino terapéutico de los pacientes.
La psicoterapia y la psicoeducación son partes integrantes de la
prevención de las recaídas; la combinación de medidas médicas y
psicoterapéuticas ayuda a los pacientes a lograr la estabilidad mental.
Comienzo hablando de la terapia con medicamentos, no porque sea más
importante que los tratamientos no farmacológicos (las psicoterapias se
han desarrollado mucho antes), sino porque para el tratamiento del
trastorno bipolar es impensable y desaconsejable un tratamiento que
excluya la farmacoterapia porque no es suficiente para el tratamiento
óptimo de los síntomas y el mantenimiento de los períodos entomológicos.
Los medicamentos más utilizados para el tratamiento del trastorno son las
sales de litio, el ácido valproico, los antidepresivos y los antipsicóticos.
A principios del decenio de 1950 se descubrieron por casualidad las
propiedades eufóricas de la Iproniazida, que se utilizaba entonces en el
tratamiento de la tuberculosis y era eficaz en el tratamiento de pacientes
deprimidos. La primera clase de antidepresivos, los inhibidores de la
monoamino oxidasa (IMAO), procedían de la Iproniazida. Unos años más
tarde, la Imipramina (un antipsicótico con propiedades antidepresivas) dio
origen a la otra gran clase de antidepresivos, los tricíclicos (TCA),
llamados así por su estructura molecular. Con la progresiva profundización
de los conocimientos sobre los mecanismos de acción de los
antidepresivos y sobre los correlatos biológicos de los trastornos del
estado de ánimo, a estas dos familias históricas se han unido otras
sustancias de estructuras químicas diversas, denominadas antidepresivos
atípicos o de segunda generación, porque es poco probable que una sola
droga pueda resolver todos los problemas que plantea el tratamiento y casi
siempre son necesarias las "polifarmacoterapias". Un conocimiento
profundo de las características fenotípicas de la depresión es esencial para
el uso correcto de los antidepresivos y para evitar los cambios
hipomaníacos o maníacos o la inducción de un curso de ciclo rápido.
La terapia con medicamentos es el tratamiento de elección para tratar los
episodios de euforia y depresión típicos del trastorno. En el decenio de
1970, mediante diversos estudios aleatorios, se planteó la hipótesis de que
la profilaxis con litio podía garantizar la remisión del trastorno en muchos
pacientes. El litio se convirtió en el tratamiento farmacológico estándar
para el tratamiento a largo plazo de los pacientes bipolares, con la
expectativa de una notable mejora en más del 70% de los casos. De hecho,
la terapia con medicamentos por sí sola no da a los pacientes la
oportunidad de aprender las habilidades para hacer frente a los factores de
estrés psicosocial que pueden desencadenar episodios sintomáticos.
El propósito de un tratamiento farmacológico en los trastornos del estado
de ánimo y en este caso el Trastorno Bipolar, debe dirigirse siempre a la
resolución del episodio pero también a la adecuada estabilización de la
enfermedad maníaco-depresiva pensando siempre en el curso longitudinal.
A menudo se centra en el tratamiento de la fase aguda del trastorno, sin
prestar atención a la historia clínica previa del paciente y al posible curso
clínico que pueda tener la enfermedad.
La farmacoterapia es un componente indispensable del tratamiento. De
hecho, su objetivo es tratar los síntomas actuales y reducir la frecuencia, la
gravedad y las consecuencias de los episodios, aumentando el
funcionamiento psicosocial de la persona.
El Manual de Merck ilustra que el tratamiento de la fase aguda implica la
hospitalización para tratar la manía eufórica con sales de litio a menudo
asociadas a antipsicóticos basados en el Aloperidol (Haldol). El litio es un
metal alcalino que puede suavizar y atenuar las fluctuaciones bipolares del
estado de ánimo. También parece tener una acción "antiagresiva", no
produce directamente sedación, ni suele producir deterioro cognitivo. Los
pacientes con una manía eufórica clásica suelen responder muy
eficazmente a la terapia basada en el litio.
El litio se suele administrar en forma de sal carbonatada y se absorbe
rápida y completamente en el tracto gastrointestinal alcanzando el pico
sérico en unos 90 minutos. La dosis varía de un paciente a otro, en
pacientes mayores y en aquellos con función renal reducida, se requieren
dosis más bajas. La dosis óptima es la que no causa efectos secundarios
significativos. Los niveles séricos de litio deben ser revisados cada 3-6
meses en pacientes estables, o cuando el estado clínico cambie, así como
la función renal y de la tiroides que debe ser revisada cada 12 meses.
La vida media de la droga es de 24 horas, pero se ha visto la tendencia a
aumentar con la edad. La estabilización de los niveles plasmáticos se logra
en 4-6 días, lo que provoca un retraso en la acción antimaníaca aguda.
Como efectos secundarios el litio puede generar temblores leves, dolor de
cabeza y náuseas, pero también poliuria, polidipsia, aumento de peso,
problemas cognitivos, sedación o letargo, alteración de la coordinación,
trastornos gastrointestinales, pérdida de cabello, leucocitosis, acné y
edema. La sobredosis puede generar efectos tóxicos que lleven a la
confusión mental, hasta convulsiones y arritmias cardíacas, por lo que es
muy importante vigilar constantemente los niveles séricos de la droga. Las
pruebas de la función hepática deben repetirse durante los primeros seis
meses de tratamiento, aunque la vigilancia clínica es esencial para
comprobar si hay algún signo de toxicidad. Los principales efectos
secundarios son el dolor abdominal, el aumento de las transaminasas
hepáticas, el temblor y la sedación.
Se pueden distinguir dos tipos de estabilizadores del estado de ánimo: Los
estabilizadores de humor tipo A actúan contra los estados de ánimo que
son demasiado altos. La letra A significa arriba (en inglés "above"), de
hecho los medicamentos de tipo A tienen un efecto antimaníaco pero sin
inducir a la depresión (por ejemplo el litio y los anticonvulsivos). Los
estabilizadores de tipo B (abajo o "abajo") se utilizan contra un estado de
ánimo demasiado desviado, por ejemplo, los tendones de la corva y
algunos antipsicóticos atípicos; se asocian con antidepresivos como los
inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina.
El tratamiento agudo dura entre 4 y 6 semanas, ya que su objetivo
principal es el tratamiento de una depresión aguda o una manía; el
tratamiento se inicia tan pronto como se presentan los síntomas de un
primer episodio o una recaída. La intensidad y la duración del tratamiento
agudo dependen de la gravedad del episodio de la enfermedad, pero en
promedio este tratamiento dura de 4 a 6 semanas. Se presta especial
atención al entorno del paciente, ya que la tranquilidad del entorno parece
beneficiar el éxito de la terapia aguda. La terapia de mantenimiento puede
durar de 6 a 12 meses; el propósito de esta terapia es eliminar los
trastornos que sufre el paciente y estabilizar las condiciones. La fase de
mantenimiento es la más difícil de aceptar y manejar para el paciente
porque los síntomas están bien paliados, y no puede entender la
importancia de tomar drogas incluso en ausencia de síntomas.
Especialmente en este período la educación terapéutica al paciente y la
alianza creada con los cuidadores juegan un papel fundamental en el éxito
de la terapia. Para evitar ciclos rápidos de cambios de humor, debe
limitarse la administración de medicamentos antidepresivos durante las
fases de depresión, combinando la administración de estabilizadores del
humor y de medicamentos anticonvulsivos.
En cuanto a la elección de los medicamentos antidepresivos
(específicamente la fluoxetina), cabe señalar que si se administran solos
(fluoxetina, venlafaxina, duloxetina y tricíclicos), aumenta el riesgo de
pasar a un estado de manía o de inestabilidad del estado de ánimo durante
el tratamiento contra la depresión. La probabilidad de inducir manía se
reduce si se añade litio, valproato o un antipsicótico (quietapina,
risperdona) Varios estudios estiman que entre el 30 y el 54% de las
personas con trastorno bipolar abandonan el tratamiento con
medicamentos (abandono).
Los principales factores de abandono se encuentran en los estresantes
psicosociales que afectan negativamente a la activación del estado de
ánimo y causan episodios recurrentes de depresión o manía. Aunque se
han hecho progresos en la farmacoterapia para el trastorno bipolar, con
medicamentos alternativos al litio, como los anticonvulsivos, varios
estudios muestran que la terapia integrada (terapia farmacológica
combinada con psicoterapia) mejora significativamente el pronóstico,
proporcionando mayores oportunidades a los pacientes para hacer frente a
los factores de estrés psicosocial que pueden desencadenar episodios
sintomáticos.
Diferentes estudios han demostrado que existen diferentes factores de
riesgo para el cumplimiento. En primer lugar, parece que el primer año de
tratamiento con litio es el período de mayor riesgo de interrupción de la
droga. Los factores de riesgo más importantes para facilitar la interrupción
del tratamiento son los efectos secundarios de las drogas, especialmente el
litio. En particular: aumento de peso, deterioro cognitivo (especialmente
trastornos amnésicos), coordinación y temblores, poliuria, fatiga y
cansancio, opacificación sensorial, visión borrosa, náuseas y vómitos. Los
pacientes no tratados tienden a ver la terapia de manera negativa o a negar
la propia gravedad del trastorno y son resistentes a tomar medicamentos
con fines profilácticos.
Para prevenir las recurrencias, es esencial tomar correctamente la
medicación adecuada.
El tratamiento farmacológico por sí solo no es eficaz para el tratamiento
del trastorno bipolar. Con el uso de la farmacología sola en 1 año, el 40%
de los pacientes experimentan recaídas, el 60% en 2 años, y después de 5
años cerca del 73% de los pacientes experimentan crisis y recaídas. Así
pues, se ha observado que la terapia cognitivo-conductual tiene una
influencia crucial y positiva en el curso de la enfermedad.
Los efectos indeseables que se producen a corto y largo plazo, inducen al
paciente a no tomar correctamente la terapia de drogas, por lo que es
necesario que los operadores vigilen de forma cuidadosa y continua y
establezcan una buena alianza terapéutica (para reducir al mínimo el
riesgo de no cumplir el tratamiento) y mejorar el resultado de la terapia.
La prevención de las recaídas incluye la combinación de terapia con
drogas y psicoterapia que durará varios años, el plan de tratamiento
terapéutico se orienta a las necesidades personales de cada paciente y se
desarrolla con él y su familia. Drogas como el litio permiten controlar la
mayoría de los acontecimientos problemáticos, pero a menudo no lo
suficiente. Esto puede llevar a una considerable frustración por parte del
paciente, lo que conduce a una falta de cumplimiento de la ingesta de
medicamentos. El incumplimiento es reversible y puede remediarse
mediante la experiencia, la psicoeducación, el aprendizaje y la
psicoterapia.

O TROS TRATAMIENTOS
El tratamiento psicoterapéutico nace, en particular, para abordar los
problemas de la falta de colaboración del paciente, ya que el tratamiento
con drogas por sí solo no es eficaz para prevenir recaídas en más de la
mitad de los pacientes tratados, y un gran porcentaje de los pacientes
muestran síntomas residuales significativos entre un episodio y otro. Estas
pruebas han cambiado el enfoque del tratamiento de los trastornos
bipolares, con la transición de un tratamiento exclusivamente
farmacológico a un tratamiento integrado.
Un nuevo enfoque para la prevención de las recaídas y recurrencias en la
depresión, del que existen pruebas preliminares alentadoras, consiste en
combinar las intervenciones farmacológicas con las psicoterapéuticas. De
hecho, la combinación de la psicoterapia cognitivo-conductual (que trataré
en los próximos capítulos) con los medicamentos antidepresivos parece
reducir la demanda de farmacoterapia. Esta estrategia de combinar la
farmacoterapia aguda con la profilaxis psicoterapéutica ofrece la
posibilidad de aprovechar la rentabilidad de los medicamentos
antidepresivos para reducir los síntomas agudos, evitando que los
pacientes tengan que utilizar un determinado medicamento de forma
indefinida, y reduciendo al mismo tiempo el riesgo de recaídas (Saettoni y
Bertoletti, 2008). La psicoterapia se convierte así en una parte integral de
la terapia para prevenir recaídas, de hecho la combinación de medidas
médicas y psicoterapéuticas ayuda a los pacientes a lograr una buena
estabilidad mental. El objetivo es convertir a los pacientes en actores
activos de sus vidas, entrenar a los familiares y a los pacientes para que se
conviertan en "expertos" en la enfermedad. Si los síntomas y
comportamientos premonitorios son siempre los mismos, puede ser útil
elaborar una lista de los primeros síntomas personales con el usuario para
reconocerlos y tratarlos en consecuencia.
Fue durante los primeros años del siglo XX que varios otros paradigmas
psicoterapéuticos, basados en diferentes teorías de la mente, comenzaron a
desarrollarse al mismo tiempo. Si el psicoanálisis y las psicoterapias
derivadas del mismo representan una forma de psicoterapia consistente
con un paradigma psicodinámico, otros tipos de paradigma psicológico
(como los cognitivistas o los conductistas) corresponderán a otros tipos de
enfoques psicoterapéuticos, que se modelarán de acuerdo con los
supuestos básicos de su teoría psicológica relativa de origen. La conducta
será así igualada por la terapia de comportamiento, mientras que el
cognitivismo será igualado por la terapia cognitiva, y así sucesivamente.
El tratamiento psicoterapéutico se ha desarrollado principalmente para
abordar los problemas de la falta de colaboración de los pacientes
(cumplimiento del tratamiento). Hasta el decenio de 1980, el trastorno
bipolar se consideraba una enfermedad puramente biológica, que debía
tratarse únicamente con terapia farmacológica. Citando al autor, "La
psicoterapia parecía superflua, y ha sido descuidada durante mucho tiempo
como una posible opción terapéutica. Sólo a mediados del decenio de 1980
comenzaron a aparecer los primeros datos en la literatura, que sugieren
que el resultado de los pacientes tratados con terapia de drogas solamente
es todo menos óptimo en un período de observación de 2 a 3 años.
Se han desarrollado terapias de grupo para ayudar a los pacientes con
trastorno bipolar a aumentar la adherencia al tratamiento, a
desestigmatizar y a resolver los problemas que el trastorno conlleva,
basándose en un enfoque psicoterapéutico. Durante las sesiones de grupo
se abordan diversos temas, como la adaptación social y los aspectos
interpersonales que intervienen en su gestión, y la terapia de grupo
proporciona un entorno seguro y controlado.
La terapia interpersonal fue desarrollada en la década de 1970 por Gerald
Klerman, un psiquiatra americano. Esta terapia se lleva a cabo en un
período de tiempo limitado y se centra en los problemas psicosociales e
interpersonales de la persona integrando elementos psicoanalíticos,
cognitivos y de comportamiento. Otros modelos de psicoterapias son la
psicoeducación individual o grupal, que en momentos de eutimia de los
sujetos tiene como objetivo discutir el trastorno ayudándolos a reconocer
los primeros síntomas de una crisis, enseñándoles a manejar el estrés y a
poner en práctica la capacidad de resolución de problemas y la adherencia
al tratamiento.
La Terapia Marital y Familiar ofrece sesiones con los miembros de la
familia del paciente para educar a los familiares sobre la enfermedad, los
síntomas, las crisis y los tratamientos, ayudándoles a aceptar la cronicidad
del trastorno y proporcionándoles herramientas y habilidades para ayudar
mejor a sus seres queridos, tanto en los momentos de bienestar como en
los de crisis, como por ejemplo crear un ambiente hogareño tranquilo,
ayudando al paciente a reconocer los síntomas de una crisis y ayudándole
a expresar sus emociones y sentimientos.
Si se informa y educa a los amigos y familiares acerca de los síntomas del
trastorno bipolar, pueden ser capaces de reconocer los síntomas
premonitorios de una inminente recaída, la probabilidad de recibir ayuda
oportuna será mayor. Esta intervención puede acortar o incluso prevenir un
incidente inminente.
La terapia familiar aumenta el funcionamiento social de la persona
afectada por la bipolaridad y reduce el número anual de ingresos
hospitalarios. Esto se debe a que la terapia ayuda a los pacientes a conocer
la enfermedad en profundidad, a poner en práctica las habilidades de
comunicación con sus parejas y familiares, ayudando a los pacientes a
mejorar su funcionamiento general y a manejar los factores estresantes de
la vida cotidiana.
Otro modelo de psicoterapia es la Psicoterapia Interpersonal y la Terapia
de Ritmo Social. La psicoterapia interpersonal ha demostrado su eficacia
en las crisis agudas en el tratamiento profiláctico de la depresión bipolar y
unipolar. Las dos terapias mencionadas anteriormente añaden un
componente conductual para tratar de mejorar la regularidad de las rutinas
y actividades diarias del paciente.
Otro enfoque complementario al farmacológico es la compilación del
"diario del estado de ánimo", una tarjeta semanal o mensual que permite al
paciente evaluar la tendencia de su estado de ánimo. En las hojas
preimpresas hay algunos elementos para rellenar, por ejemplo: Me siento
triste, feliz, cansado, etc., y el paciente puede anotar lo que hizo durante el
día (por ejemplo: estaba triste y estaba en la cama, o estaba aburrido y
corría, entonces me sentía más sereno).
Es esencial que los cuidadores conozcan las estrategias que tiene el
paciente para hacer frente a los estados de ánimo que le causan molestias.
El diario del estado de ánimo es muy importante para averiguar si hay
alguna correlación entre el estado de ánimo y la estación, el clima, las
actividades realizadas por el usuario, las personas que conoció, etc. Y es
útil para comprobar las fluctuaciones y poder establecer una terapia
adecuada y anotar las mejoras o exacerbaciones.
El uso de este diario es una práctica bastante común porque varios
pacientes con los que trabajé por etapas lo utilizaron, inicialmente con
cierta dificultad, luego con beneficio. Incluso al paciente con el que más
trabajaba; le propusieron el uso de este diario. En los primeros días se
negó a rellenarlo porque le parecía poco útil, así que junto con sus colegas
le hemos animado repetidamente a rellenarlo ayudándole a reflexionar
sobre lo que era importante escribir. Después de una semana pudo rellenar
su diario correctamente de forma independiente, observando por ejemplo
la reducción de las horas de sueño u otros cambios de comportamiento y
humor. Si se utiliza correctamente, el diario es muy útil para mantener
bajo control cualquier recaída reconociendo los primeros síntomas y
actuar con prontitud.
CAPÍTULO 3
INTRODUCCIÓN AL ENFOQUE COGNITIVO -CONDUCTUAL
Como se ha mencionado anteriormente, la terapia cognitiva-conductual
influye positivamente en el curso clínico de los pacientes con bipolarismo.
La Terapia Cognitiva-Conductual (TCC) ha cambiado a lo largo de los
años, es de hecho un gran sombrero de técnicas de psicoterapia que a lo
largo de los años han nacido y evolucionado otros conjuntos de terapia. En
1955 Albert Ellis, psicólogo americano, con la publicación del ensayo
New approaches to psychotherapy techniques introdujo la terapia que
primero se llama Terapia Racional (RT), luego a lo largo de los años
Terapia Racional-Emotivativa (RET) y finalmente Terapia de Conducta
Racional-Emotiva (REBT), última y actual definición. El enfoque
innovador de Ellis ha llevado a otros colegas a interesarse por las
creencias irracionales, es decir, las creencias disfuncionales que parecían
tener un efecto de pronóstico desfavorable en las enfermedades.
Otro enfoque cognitivo-conductual es la Terapia de Aceptación y
Compromiso (ACT). El ACT no es una técnica, sino un conjunto de
principios. Una de las intervenciones/objetivos de la terapia se llama
difusión, también llamada des-vitalización. El término en inglés tiene un
doble significado: "desactivar" y "separar". Un elemento común de todos
los tipos de sufrimiento emocional es, de hecho, la fusión con la realidad
virtual creada por la propia mente.
Otro personaje importante en la historia de la TCC fue Aaron Beck, quien
ya en 1964, aunque partiendo de algunos conceptos expresados por Ellis
(que Beck luego a lo largo de los años ampliaría, modificaría y añadiría
otros nuevos) prefirió definirse como terapeuta cognitivo en lugar de
racionalista o racionalista.
Beck sostuvo que los pacientes deprimidos se caracterizaban por una
tríada cognitiva que consistía en una visión negativa de sí mismos, del
presente y del futuro, y que esto influía negativamente en la organización
de los pensamientos. La tríada cognitiva se mantuvo constante por un
patrón de pensamiento disfuncional que, una vez activado, abrumaba la
capacidad del individuo para controlar voluntariamente los pensamientos,
las ideas negativas y las actitudes automáticas.
La revolución cognitiva de la psicología entre los años 50 y 60 llevó a la
escritura de importantes escritos sobre la teoría de las construcciones
personales y sobre la terapia cognitiva racional de Ellis. En este período
Aaron Beck, durante su entrenamiento, comenzó a estudiar los procesos
psicológicos observados en la depresión, asumiendo que los sentimientos
y los comportamientos estaban influenciados por los procesos cognitivos a
nivel consciente. Aplicó sus teorías y técnicas terapéuticas primero con los
trastornos depresivos y luego con los de la ansiedad, con un notable éxito
clínico. Además, el uso de algunas técnicas conductuales ha significado
que la terapia, además de ser, como ya se ha mencionado, a menudo
considerada erróneamente como una evolución del conductismo, asumió el
nombre de Terapia Cognitivo-Conductual (TCC). Esta revolución llevó a
la expansión de la psicoterapia cognitiva en la década de 1970 y su
consagración en la década de 1980. La teoría se combina perfectamente
con la neurociencia para la comprensión de muchos procesos mentales,
patológicos y de otro tipo. Esto se refiere al conjunto de habilidades
necesarias para resolver problemas, que se entrenan durante las sesiones
de TCC:
S: "Especificar el problema general" "('especificar el problema general').
C: "Recopilar información".
I: "Identificar las causas o patrones".
E: "Examinar las opciones".
N: "Estrechar las opciones y experimentar".
C: "Aparece la fecha" ("comparar datos").
E: "Ampliar, revisar o reemplazar".

La TCC combina dos formas de psicoterapia extremadamente efectivas: la


psicoterapia conductual ayuda a modificar la relación entre las situaciones
que crean dificultades y las reacciones emocionales y conductuales
habituales que la persona tiene en tales circunstancias, mediante el
aprendizaje de nuevas formas de reaccionar. También ayuda a relajar la
mente y el cuerpo, para que te sientas mejor y puedas reflexionar y tomar
decisiones más claramente. Psicoterapia cognitiva: ayuda a identificar
ciertos pensamientos recurrentes, ciertas pautas fijas de razonamiento
(creencia) e interpretación de la realidad, que son concomitantes con las
fuertes y persistentes emociones negativas que se perciben como síntomas
y son la causa, para corregirlas, enriquecerlas, integrarlas con otros
pensamientos más objetivos, o de otra manera más funcionales para el
bienestar de la persona. Se ha demostrado que es muy eficaz para
pacientes con depresión y trastorno bipolar, trastornos de ansiedad,
trastornos alimentarios (anorexia, bulimia, trastornos alimentarios no
controlados), estrés, trastornos de personalidad e insomnio.

Resumiendo las ventajas de la psicoterapia cognitivo-conductual (TCC)


son:
Práctico y concreto: el objetivo se basa en la resolución de problemas
psicológicos concretos. Algunos propósitos típicos incluyen la reducción
de los síntomas depresivos, la eliminación de los ataques de pánico, el
fomento de las relaciones con los demás, la reducción del aislamiento
social, etc.
Centrado en el "aquí y ahora". La TCC se ocupa de activar todos los
recursos del paciente y de sugerir estrategias válidas que pueden ser útiles
para liberarlo del problema que a menudo lo encarcela durante mucho
tiempo, independientemente de las causas.
A corto plazo. La TCC es a corto plazo, siempre que sea posible. Sin
embargo, el terapeuta está generalmente dispuesto a declarar que su
método es inadecuado si no se obtienen resultados positivos al menos
parciales, evaluados por el propio paciente, en un número predeterminado
de sesiones. La duración de la terapia suele variar de tres a doce meses,
generalmente cada semana.
Orientado a un propósito. La TCC está más orientada a los propósitos que
muchos otros tipos de tratamiento. El terapeuta cognitivo-conductual, de
hecho, trabaja junto con el paciente para establecer los objetivos de la
terapia, formulando un diagnóstico y acordando con el propio paciente un
plan de tratamiento que se adapte a sus necesidades, durante las primeras
reuniones. También se encarga de comprobar periódicamente los progresos
para verificar si se han alcanzado los objetivos.
Encendido. Tanto el paciente como el terapeuta juegan un papel activo en
la terapia. El terapeuta trata de enseñar al paciente lo que se sabe sobre sus
problemas y las posibles soluciones a los mismos. El paciente, a su vez,
trabaja fuera de la sesión terapéutica para poner en práctica las estrategias
aprendidas en la terapia, realizando las tareas que se le asignan. En la TCC
el terapeuta desempeña un papel activo en la solución de los problemas del
paciente, a menudo interviniendo y a veces convirtiéndose en "psico-
educativo".
Colaboración. El paciente y el terapeuta trabajan juntos para entender y
desarrollar estrategias que puedan dirigir al paciente a resolver sus
problemas. La TCC es de hecho una psicoterapia corta basada en la
colaboración entre el paciente y el terapeuta. Ambos participan
activamente en la identificación de las formas específicas de pensamiento
que pueden causar los diversos problemas.
En particular para el Trastorno Bipolar, la TCC tiene como objetivo
evaluar los síntomas, la historia del problema y los tratamientos previos, y
las estrategias de afrontamiento utilizadas mediante una evaluación
precisa. Se propone proporcionar la información correcta sobre los
síntomas del trastorno, el curso, la terapia con medicamentos y las etapas
del tratamiento. La terapia cognitiva se centra en la vigilancia, evaluación
y modificación de los estilos de pensamiento disfuncionales, dirigiendo al
paciente a buscar pruebas concretas e hipótesis alternativas, utilizando: el
análisis lógico de los pensamientos distorsionados sobre una base
emocional tanto para los pensamientos asociados con la depresión como
para los pensamientos de ira o para los pensamientos excesivamente
positivos de manía; el mantenimiento de una rutina estable que ayude al
paciente con estrategias de autocontrol y autoajuste emocional para
estructurar sus días tratando de minimizar las actividades que puedan
elevar o bajar el tono del estado de ánimo; la identificación y
modificación de las cogniciones utilizando técnicas de reestructuración
cognitiva para modificar los pensamientos automáticos disfuncionales,
identificar la resistencia al cambio, aceptar sus límites y construir una
visión positiva del futuro. En esta fase las sesiones están orientadas a
cambiar los patrones de comportamiento no adaptativo a través de tareas
que refuerzan el comportamiento adaptativo.
Las directrices elaboradas por la Asociación Americana de Psiquiatría
(APA), según la Medicina Basada en la Evidencia, muestran que la TCC es
ahora la primera opción para muchos trastornos psiquiátricos,
especialmente para los pacientes con bipolarismo y esquizofrenia, y que es
el enfoque que tiene mayor tradición en el tratamiento de los trastornos
afectivos. La educación del paciente es esencial para el éxito de la terapia.
La TCC se utiliza de hecho como terapia combinada o monoterapéutica
para el tratamiento profiláctico o las fases agudas. Los componentes clave
del tratamiento psicoterapéutico basado en la TCC para el Trastorno
Bipolar incluyen:
conocimiento y educación sobre la propia patología con una mejor
evaluación de los riesgos personales que se derivan de ella.
regulación de autocontrol: modificación del comportamiento de mala
adaptación. Aumentar la adherencia a los medicamentos y terapias.
TERAPIA COGNITIVA BASADA EN LA ATENCIÓN PLENA
(MINDFULNESS)
Hoy en día estamos viviendo en la fase conocida como la tercera ola, o
tercera ola de cognitivismo, que comenzó en la década de 1990 y aún se
está desarrollando (la primera ola de terapias basadas en la evidencia se
desarrolló alrededor de las décadas de 1950 y 1960, que ahora se
denominan "terapias radicales de comportamiento", mientras que la
segunda en la década de 1960, con el advenimiento del cognitivismo, por
Aaron Beck en los EE.UU. y duró aproximadamente hasta principios de la
década de 1990).
Con el fin de realizar mejor mi análisis, he decidido profundizar en el
enfoque que mejor se adapte a mi pregunta de investigación y a los
resultados que forman parte de esta tercera ola. Este enfoque se desarrolló
específicamente para tratar los síntomas depresivos y prevenir su recaída.
Se mezcla con los enfoques y técnicas cognitivas y conductuales
existentes, incorporando sus novedades. La principal novedad de la tercera
ola está representada por Mindfulness, una terapia desarrollada con su
pionero Jon Kabat-Zinn que en 1979 concibió, realizó y estructuró la
oportunidad de utilizar este método en el tratamiento de enfermedades
crónicas a través de un programa de Mindfulness- Base Stress Reduction
(MBSR), un programa de medicina complementaria desarrollado por
primera vez en la Universidad de Massachusetts. El MBSR también ha
desencadenado un creciente interés y una aplicación más amplia de las
prácticas de concienciación, para el tratamiento de una variedad de
condiciones, en sujetos sanos y enfermos. Las técnicas de autoconciencia,
meditación y Mindfulness son técnicas "seculares" que están recibiendo un
enorme interés y validación por parte de la comunidad científica
internacional. Estos métodos que se derivan de las técnicas contemplativas
tradicionales se aplican en la clínica moderna sin los orígenes religiosos y
las implicaciones espirituales. La meditación es el camino que lleva a la
persona a la autoconciencia. La atención es una forma de meditación
budista. La palabra meditación viene del latín "meditari" que significa
dedicarse a la contemplación o reflexión, es un estado de conciencia
vigilante, en el presente y no mental. Un estado de autoconciencia,
silencioso y naturalmente intacto.
En nuestro contexto occidental, que ha adquirido este concepto de las
tradiciones indias y orientales, se entiende comúnmente como una práctica
de conciencia de la respiración del cuerpo, lo que significa una actitud de
estado mental particular que se logra girando la atención mental
constantemente en el momento actual, aquí y ahora, El primero debe ser
dirigido de vez en cuando ya sea al propio cuerpo, o a las propias
percepciones sensoriales simples, agradables o desagradables, como un
sonido, un color, un punto brillante, a sentimientos como la ira, el dolor, la
compasión, a objetos de la mente, o a comportamientos diarios como, por
ejemplo, mientras se lavan los platos o se realiza una acción como servir
el té. Lo importante es observar en un estado de calma que no es reactivo,
sino pasivo, aceptando lo que viene y va. Los psicólogos cognitivistas
también utilizan esta técnica para modificar el sustrato de los
pensamientos negativos presentes debido a enfermedades orgánicas como
el cáncer o psiquiátricas como la depresión. La manera más efectiva
reconocida para comenzar a iniciar este tipo de atención es observar la
respiración, centrándose sólo en esto. Si los pensamientos se abren camino
en la mente, es necesario tratar de no juzgarlos, de no seguirlos, sino de
devolver la atención con constancia a la respiración. El nombre de
Mindfulness en el campo psicológico, se traduce a menudo con la
conciencia de sus acciones, emociones, estados mentales, prestando
atención al presente, momento a momento con una mirada no crítica y
predispuesta a la aceptación. Numerosos estudios realizados en los últimos
años han investigado cómo la meditación puede ayudar a las personas a
sentirse mejor después de haber sido tratadas con éxito contra la
depresión; una vez que un paciente se ha recuperado de un episodio
depresivo, una pequeña cantidad de estado de ánimo negativo puede volver
a aparecer por cualquier motivo, desencadenando de nuevo una gran
cantidad de pensamientos negativos clásicos de depresión que traen
consigo sentimientos físicos de debilidad, fatiga o dolor inexplicable. Esta
técnica sería capaz de prevenir estos nuevos episodios depresivos. La
naturalidad con la que Mindfulness se mezcla con la Psicoterapia
Cognitiva ha llevado al nacimiento de numerosos enfoques clínicos que
hacen un uso extensivo de ella (MBCT, Mindfulness-Based Cognitive
Therapy, de Teasdale, Segal y Williams; ACT, Acceptance and
Commitment Therapy; DBT, Dialectical Behavior Therapy de Marsha
Linehan).
La Terapia Cognitiva Basada en la Conciencia se desarrolló en los años 90;
con ella se redescubre la importancia del cuerpo y la superación del
dualismo cartesiano mente y cuerpo.
Los antecedentes teóricos de la TCMM se basan en la hipótesis de la
activación diferencial desarrollada por Teasdale en 1988, que sugiere que
las personas que han experimentado varios episodios depresivos son más
vulnerables a las recaídas y recurrencias de los estados depresivos, ya que
incluso un estado disfórico leve puede reactivar los modelos de
pensamiento depresivo que han permanecido latentes desde la crisis
anterior; el riesgo de que se produzcan nuevos episodios aumenta con cada
episodio consecutivo, ya que los episodios posteriores de depresión grave
requieren cada vez menos la provocación de acontecimientos estresantes
externos.
Representa una nueva intervención para la prevención de recaídas en la
depresión unipolar y bipolar, estos son programas específicos para
pacientes que aumentan y entrenan habilidades de conciencia a través de
técnicas de meditación combinadas con técnicas de terapia cognitiva. De
esta manera se identifican las vulnerabilidades que aumentan el riesgo o
conducen a recaídas; el terapeuta proporciona estrategias valiosas para
abordar los problemas y modificar los pensamientos disfuncionales en
beneficio del paciente. El MBCT ayuda a los participantes a ver más
claramente cómo funciona la mente y a aprender a reconocer cuando su
estado de ánimo empieza a decaer. Por lo tanto, el objetivo es aumentar las
habilidades metacognitivas animando a la gente a adoptar una nueva
forma de ser y vivir. Esto ayuda a romper el vínculo entre el estado de
ánimo negativo y el pensamiento negativo que normalmente se activaría.
Así, los participantes desarrollan la capacidad de dejar ir y venir estados
de ánimo, pensamientos y sentimientos negativos, sin tener que oponerse
necesariamente a ellos. El cultivo de la conciencia del momento presente y
la ausencia de juicios lleva a las personas a interrumpir el círculo de
rumores y aumentar la amabilidad hacia sí mismas, rompiendo así el
vínculo entre la actividad de la mente (rumiar sobre acontecimientos
pasados) y los síntomas depresivos.
Esta práctica puede afectar a los individuos a dos niveles. La primera es a
través de su percepción inmediata del estado subjetivo que se produce
durante la práctica de la meditación sobre sí mismos e incluye
experiencias subjetivas de calma, tranquilidad y una lenta o cesación de
los pensamientos, lo que da lugar a una mayor claridad perceptiva. El
segundo nivel incluye los cambios en las relaciones con los pensamientos,
sentimientos y la experiencia interior. A su vez, hacen que la persona sea
consciente de una sensación más profunda de calma, comodidad y
aumento de la conciencia sensorial incluso fuera de la práctica de la
meditación.
El MBCT ofrece un programa de 8 sesiones semanales de 2 horas cada una
en un grupo de entre 8 y 15 personas.
El objetivo es enseñar a los pacientes a ser más conscientes y a
relacionarse de forma diferente con sus pensamientos, sentimientos y
sensaciones corporales. A través de la práctica de ejercicios de conciencia
que incluyen el escaneo del cuerpo, simples ejercicios de yoga,
desconcentración emocional a través de técnicas de respiración profunda,
meditación a ojo cerrado y estiramientos. Estos ejercicios ayudan al
paciente a descentralizar los pensamientos negativos, a reducir la
reactividad a los cambios humorales, a aumentar la capacidad de tener una
plena conciencia de la enfermedad y a mantener los períodos de eutanasia.
Además de las sesiones propuestas por los terapeutas especializados, se
invita a los pacientes a realizar tareas, como por ejemplo 40 minutos de
prácticas de meditación al día y poner en práctica las habilidades
cognitivas-conductuales discutidas durante las reuniones.
La principal diferencia con la TCC clásica es que la TMC tiene por objeto
enseñar a los pacientes a tomar conciencia de cómo relacionarse con sus
experiencias mediante la práctica de la conciencia caracterizada por la
apertura, la curiosidad y la aceptación, adquiriendo una perspectiva
diferente del pensamiento y la conciencia de sí mismos, mientras que la
TCC modificaría sus pensamientos disfuncionales.
El Instituto Nacional para la Excelencia Clínica y de Salud (NICE) en
Anglosajón recomienda esta terapia a todos aquellos que han
experimentado dos o más episodios de depresión. Se ha demostrado que es
más eficaz que las dosis de mantenimiento de los antidepresivos para
prevenir una recaída en la depresión; puede reducir la gravedad de los
síntomas en las personas que están experimentando un episodio depresivo
y parecería reducir las puntuaciones en el BDI (Inventario de Depresión de
Beck3. En el caso del trastorno bipolar, los estudios realizados hasta la
fecha han demostrado que el protocolo del TCMB conduce a una
reducción de los síntomas depresivos y ansiógenos sin que haya un
aumento colateral de los síntomas maníacos. La práctica de la atención
consciente también puede ser adoptada por los cuidadores, de hecho
representa un concepto importante para la disciplina de la profesión de
enfermería, que tiene aplicaciones prácticas tanto para el bienestar de la
enfermera, como para el desarrollo y la sostenibilidad de la calidad de la
atención terapéutica y para la promoción de la salud holística. Es
importante para la enfermera que el bienestar y el autocuidado del
paciente se conviertan en sus principales objetivos en la investigación y la
educación que lleva a cabo diariamente. Resulta esencial encontrar una
manera de ayudar a todos a escuchar el lenguaje corporal. La meditación
permite el silencio de la mente, permite disfrutar de todos los momentos
de la vida que a menudo se pierden en la prisa de seguir la sucesión de las
cosas. Esta práctica encarna todo lo que la profesión de la enfermería
representa el cuidado de los demás. Da la oportunidad de ayudar a la
persona en todos sus aspectos mediante el aprendizaje personal de la
práctica, lo que hace que el practicante sea más consciente de su trabajo,
más empático y aumente su rendimiento y concentración; y la educación
de la práctica al paciente, previniendo la enfermedad y aumentando la
aceptación de una enfermedad si ya existe.
La meditación no debe entenderse como una técnica, sino como una visión
del mundo y de la vida que utiliza herramientas prácticas para regular las
emociones. El enfoque meditativo es enseñado por instructores que
también están capacitados en medicina, psicología y enfermería, así como
por cualquier persona interesada en su propia salud. Las enseñanzas
incluyen la cognición de la vía meditativa que combina la reorganización
radical de la visión occidental tradicional de la vida, y la nueva visión
científica del ser humano que proviene de la
psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI), a las técnicas y prácticas de
gestión de las emociones y el estrés. Gracias a estas enseñanzas, cada vez
más operadores están combinando su conocimiento tradicional con el
conocimiento y el saber hacer de la tradición meditativa (Bottaccioli &
Carosella, 2011). PNEI se deriva de la investigación interdisciplinaria que
estudia las relaciones bidireccionales entre la psique y los sistemas
biológicos. Tiene sus raíces en la biología molecular, en el estudio de los
mecanismos de estrés de Hans Selye y en el estudio de la relación
biológica entre la mente y el cuerpo. Se trata de la búsqueda de la unidad,
de todo el conocimiento de la vida y su organización. Por lo tanto, su
enfoque es sistémico: estudia las conexiones entre los sistemas biológicos,
el lenguaje utilizado para comunicarse entre los sistemas y las
implicaciones clínicas de tales estudios. PNEI es el resultado de la
convergencia de tres desarrollos científicos: neuroendocrinología,
inmunología y neurociencia, integrándolos en un único modelo. Con este
enfoque, surge un modelo de investigación e interpretación de la salud y la
enfermedad, que ve al organismo humano como una unidad estructurada e
interconectada, en la que los sistemas psíquico y biológico se condicionan
mutuamente. PNEI representa el cambio de paradigma (es decir, un
modelo digno de ser imitado, un modelo de referencia, un esquema
colectivo de interpretación de la realidad) de un modelo biomédico en el
que prefería la idea de que la mente era superior al cuerpo, a un modelo
holístico (del griego olos que significa el todo, el conjunto, por lo tanto
una forma unitaria de ver la realidad, el ser humano, la existencia) que
abarca el dualismo mente-cuerpo poniéndolos en el mismo nivel de
importancia. Por lo tanto, el paradigma holístico puede definirse como una
visión de la unidad de la existencia, nacida de una percepción orgánica y
profunda de uno mismo y del mundo, como si la vida y la conciencia
influyeran en todo o en todos los fenómenos y hubiera una única red
unitaria de vida. Su base es la comprensión de la unidad sistémica global y
la coexistencia inseparable de las dimensiones externas e internas de cada
fenómeno. "El concepto fundamental del holismo es que todo fenómeno
debe ser observado siempre en su totalidad, en su totalidad. Diversos
estudios han demostrado que las emociones modifican la actividad
inmunológica, que a su vez puede modificar la actividad psíquica: por lo
tanto, existe una fuerte correlación entre ellas.
FODDER
ELECCIÓN DE LA METODOLOGÍA
El siguiente subcapítulo se ha redactado con el fin de presentar al lector el
marco metodológico elegido para el desarrollo de esta obra de licenciatura
y las razones que justifican esta decisión.
Para la elaboración de este trabajo de tesis decidí, a nivel del
procedimiento adoptado, utilizar como metodología la Revisión de la
Literatura.
Sobre esta base, como señalan Chiari y otros (2006), es de suma
importancia que todos los profesionales de la salud aprendan a acceder a la
información científica de manera eficaz y eficiente, de modo que puedan
disponer inmediatamente de los mejores conocimientos disponibles en la
literatura científica. Sólo así se puede garantizar la mejor atención posible
a los pacientes, protegerse profesionalmente y utilizar los recursos de
manera racional y emplearlos en servicios que hayan demostrado ser
eficaces.
Por revisión de la literatura se entiende la formulación de un resumen
crítico de los estudios publicados sobre el tema elegido con miras a
actualizarlo. Una revisión de la literatura es un análisis profundo de la
literatura científica disponible sobre un tema determinado.
Se define como un análisis de la literatura científica que se centra en una
pregunta definida para que pueda recibir una respuesta del análisis de la
evidencia científica (National Institute of Health USA, 2014).
La revisión de la literatura propone el uso de medios objetivos de
investigación aplicando criterios predeterminados de inclusión y
exclusión. Por último, prevé la evaluación crítica de los estudios
pertinentes según criterios predeterminados y la extracción de datos de las
pruebas y la síntesis para formular conclusiones finales sobre la cuestión.
Es un instrumento de evaluación basado en estudios clínicos, estudios de
cohortes y estudios de control de casos.
El examen de la literatura permite descubrir un conocimiento conceptual y
basado en datos de un concepto clínico particular; descubrir nuevos
conocimientos que conduzcan al desarrollo o mejoramiento de las teorías
y proporcionar información útil para la capacitación.
Para la investigación me he referido a los estudios primarios, es decir, a
los estudios que describen las investigaciones individuales que tienen
como sujeto a los individuos estudiados; difieren de los estudios
secundarios que, en cambio, resumen y sacan conclusiones de los estudios
primarios. Las fuentes secundarias son precisamente todas las
publicaciones que tratan y discuten los estudios realizados por otros
autores; por lo tanto, no son escritas por el autor que realizó el estudio en
persona. Esta definición incluye todas las revisiones de la literatura
(formuladas a partir de estudios primarios) y las directrices. La desventaja
de este tipo de producción literaria es el hecho de perder la objetividad, ya
que el autor interpreta según sus propios conocimientos y percepciones.
Los estudios primarios pueden ser experimentales, clínicos o de
observación, teniendo en cuenta que pueden ser estudios de casos y
controles (comparación entre un grupo de personas con la enfermedad que
se estudia y un grupo sano), un estudio de cohorte que se ocupa, por
ejemplo, de verificar el riesgo de contraer una determinada enfermedad
tras la exposición a un agente patógeno o una sustancia nociva, y un
ensayo controlado aleatorio (ECA), por ejemplo, cuando las personas se
distribuyen al azar y algunas de ellas reciben un nuevo tratamiento en
lugar de un tratamiento convencional.
El examen de la bibliografía se define como un verdadero proyecto de
investigación que resume y evalúa críticamente en un solo documento los
resultados de todos los estudios experimentales realizados en relación con
una cuestión clínica o una intervención de atención de la salud específica y
bien definida.
Un investigador puede llevar a cabo un examen de la literatura para
investigar los conocimientos actuales o visualizar cronológicamente el
desarrollo de esos conocimientos, con respecto a un tema determinado. El
examen también se utiliza para identificar los casos en que faltan pruebas,
es decir, investigación y conocimientos, que son contradictorios o no
concluyentes.

IDENTIFICANDO UN PROBLEMA ;
Formular claramente la pregunta de búsqueda a través de la PICO (CRD,
2009); elaborar el protocolo de revisión (especificar los criterios de
inclusión y exclusión, indicar la estrategia de búsqueda, es decir, las bases
de datos que se van a consultar, los términos de búsqueda ideales, el
método de evaluación de la calidad de los artículos, etc.).
Realizar una búsqueda de literatura identificando el mayor número posible
de estudios sobre el tema de interés; seleccionar los estudios identificados
aplicando los criterios de selección establecidos de antemano, de modo
que se destaquen sólo los que puedan dedicarse al examen. Utilizando una
herramienta de evaluación, analizar críticamente la calidad y el rigor
metodológico de los artículos para comprender la fiabilidad del estudio y
la relevancia de sus resultados; extrapolar y resumir los resultados de los
estudios insertando en un cuadro la información de los estudios
relacionados con el autor, año de publicación, propósito,
población/muestra, diseño de la investigación, herramientas utilizadas,
resultados/resultados.

P REGUNTA DE INVESTIGACIÓN Y PICO


El primer paso que hay que dar es elegir el tema a desarrollar y el
problema a investigar. Esta última debe ser precisa y bien definida para
permitir el desarrollo de una cuestión clínica lo más específica y clara
posible. Cuanto más precisa sea la pregunta, más fácil será encontrar
estudios sobre el tema elegido. Una breve revisión de los textos sobre el
tema elegido podría ayudar a identificar con mayor precisión el tema que
se va a abordar.
El autor Chiari (2006), en su libro explica que el primer paso para
formular una buena pregunta clínica es centrarse en la pregunta. Al
hacerlo, el objetivo de la investigación se hace más claro. Para extrapolar
los términos más relevantes de una pregunta, se puede utilizar el método
PICO, que significa Paciente (paciente o problema), Intervención
(intervención, tratamiento), Comparación (intervención de control, si es
necesario), Resultado (resultado, desenlace). Como explica Facco (2011),
el uso del método de investigación PICO, que transforma los escenarios o
casos clínicos en preguntas (preguntas clínicas), me ha facilitado
desglosar la pregunta de investigación para generar respuestas más
precisas y apropiadas.
Mi pregunta de investigación es: ¿el enfoque cognitivo-conductual
aplicado a los pacientes con bipolaridad ayuda a reducir el número de
exacerbaciones depresivas, contribuye a reducir la intensidad de los
síntomas depresivos, la duración de la fase de descompensación, los
síntomas depresivos residuales4 , reduce el número de hospitalizaciones,
mejora la calidad de vida y logra un mayor cumplimiento y adherencia al
tratamiento?

Parece que el PICO:


P: Pacientes adultos con trastorno bipolar con síntomas depresivos.
I: Enfoque cognitivo-conductual (CBT y MBCT) como complemento a la
farmacoterapia
C: Reducción de la intensidad, la duración de los síntomas depresivos y la
presencia de síntomas depresivos residuales
O: Reducción de la frecuencia de las crisis, del riesgo de exacerbaciones
depresivas y reducción de las hospitalizaciones, mayor cumplimiento y
observancia del tratamiento terapéutico, mejora de las funciones
ejecutivas, la capacidad de concentración y la memoria.

D ESCRIPCIÓN DE LOS ARTÍCULOS CIENTÍFICOS SELECCIONADOS


En cuanto al tema de la Terapia Cognitiva-Conductual, encontré 34
estudios primarios, de los cuales seleccioné 7 artículos siguiendo el
método de Zangaro & Soeken (2007). Los artículos tratan de esta terapia
de manera general, lo que significa que en los estudios se especifica que se
ha utilizado el enfoque cognitivo-conductual sin indicar ninguna terapia
precisa.
Para la terapia cognitiva basada en la atención plena me enteré de 23
estudios sobre el tema, pero para el debate seleccioné 13 estudios
primarios. En total, se consideraron para su examen 20 estudios primarios.
Los estudios científicos se dividen en 3 estudios de casos y controles, 3
estudios de viabilidad, 1 ensayo clínico controlado, 2 ensayos abiertos, 2
estudios piloto y 9 ensayos controlados aleatorios.
La reducción y mejor manejo de los síntomas depresivos y ansiosos, la
reducción de los estados ansiosos y depresivos, la realización de
actividades sociales y funcionales, una mayor autoestima y confianza en sí
mismo y nuevas estrategias de solución de problemas que se traducen en
una mayor autonomía y en la reducción de la frecuencia de las crisis. La
eficacia de la terapia está garantizada por la presencia de una terapia
farmacológica adecuada.
Zaretsky y otros (2008) tienen como objetivo de su estudio la comparación
entre los beneficios de las sesiones de psicoeducación y los de la TCC
asociada a la psicoeducación, en el tratamiento del trastorno bipolar. 40
pacientes siguen la TCC asociada a la psicoeducación; 39 pacientes siguen
sólo sesiones de psicoterapia. Al final del estudio, el grupo que siguió las
sesiones de TCC asociadas a las sesiones psicoeducativas mostró una
mejora en la autovigilancia de los síntomas, una reducción de los síntomas
depresivos, una reducción de los días con estado depresivo por mes y una
menor dosis de fármacos antidepresivos.
En el estudio de Costa y otros (2011) los autores dividieron a los pacientes
en dos grupos: el grupo de TCC está compuesto por 27 personas, mientras
que el grupo de UAT (Tratamiento habitual) está compuesto por 14
personas. Los pacientes del grupo de TCC siguieron 14 sesiones semanales
de 2 horas cada una. Los pacientes del grupo de TCC demostraron al final
del período de 14 semanas una reducción de la gravedad de los síntomas
depresivos, maníacos y ansiosos con una disminución de la frecuencia y la
duración de los episodios de cambio humoral.
Costa y otros (2012) evalúan la eficacia de 14 sesiones grupales de TCC
comparándolas con el tratamiento de drogas solamente, en lo que respecta
a la reducción de los síntomas depresivos. Los pacientes del grupo de TCC
demostraron al final del estudio una reducción de la gravedad de los
síntomas depresivos con una disminución de la frecuencia y la duración de
los episodios.
En el estudio de Docteur y otros (2013) se ilustra cómo la terapia se centra
en la regulación afectiva yendo a aplicar las técnicas de integración de
aspectos y pensamientos positivos con la exclusión de imágenes y
conceptos negativos. En el estudio surge que el pensamiento negativo
puede ser desencadenado por eventos desagradables y a su vez negativos.
Este pensamiento irracional y catastrófico va a cambiar el
comportamiento de esta persona con el riesgo de prolongar el estado
depresivo, empeorar la crisis y aumentar la probabilidad de desarrollar
otras crisis similares. La deficiencia de memoria es causada por el
deterioro de la corteza prefrontal y el hipocampo. Esto se debe a los
episodios depresivos que causan un efecto neurotóxico.
Al final del estudio, los pacientes aprenden a regular las emociones
positivas y negativas, a modificar los pensamientos y las emociones
negativas de los eventos pasados, de esta manera tienen un mejor manejo
de la enfermedad. Los autores sostienen que estos cambios mejoran las
capacidades cognitivas en general (además de la memoria, también la
concentración y el habla), y también hay un mejor control de los estados
de ansiedad mediante la implementación de la conciencia de los procesos
mentales. Los resultados del estudio fueron los siguientes: reducción del
nivel de depresión y ansiedad, mejora de las funciones mnemotécnicas
(reducción de pensamientos rumiantes y pensamientos sobre el pasado
disfuncional), la mayoría de las ideas positivas y menos ideas de ruina,
que se traducen en la prevención de futuras crisis. Los usuarios sostienen
que las habilidades cognitivas en general han mejorado (además de la
memoria, la concentración y el habla) y el control de los estados de
ansiedad mediante la aplicación de la conciencia de los procesos mentales.
Scott y otros (2006) proponen 20 sesiones de TCC (1 sesión semanal). Un
grupo consta de 127 pacientes y sigue la TCC, el otro grupo de 126
personas y sigue el tratamiento habitual con drogas (TAU). El objetivo es
comparar la eficacia de la TCC con el tratamiento habitual con drogas. El
estudio determinó que la TCC era menos eficaz para prevenir las recaídas
en los pacientes que habían experimentado anteriormente varios episodios
depresivos; se demostró que era más eficaz en los pacientes que tenían
menos de 12 episodios. Este resultado apoya la idea de que es importante
iniciar enfoques psicosociales en las primeras etapas de la enfermedad.
Los resultados relativos a los síntomas depresivos se evaluaron reduciendo
las puntuaciones de la Escala de Calificación de la Depresión de Hamilton
(HDRS) y del Inventario de la Depresión de Beck (BDI). La HDRS es una
escala de evaluación elaborada por Hamilton en 1967 para medir el nivel y
la intensidad de los síntomas depresivos (Hamilton, 1967). El Inventario
de Depresión de Beck II es el instrumento más utilizado para medir la
presencia y la gravedad de la depresión en el mundo, tanto en la población
normal como en los pacientes psiquiátricos, a fin de ser incluido en la
clasificación de los "10 principales" de las pruebas psicológicas más
utilizadas. Representa una actualización del inventario original, el
Inventario de la Depresión de Beck elaborado por Beck en 1961, y su
revisión parcial en 1979 con el BDI-IA.
Stange y otros (2011) registraron una reducción en la intensidad de los
síntomas depresivos utilizando la Escala de Calificación de la Depresión
de Hamilton (HDRS) con una fuerte reducción en las puntuaciones de esta
última.
En el estudio de Kingston y otros (2007), se propusieron 8 sesiones de
TMCM semanales de 2 horas de duración. Una semana antes del inicio del
curso se celebró una sesión preliminar para establecer contacto con los
pacientes y una sesión de seguimiento un mes después de la intervención.
En las sesiones iniciales se enseña a los participantes a pasar del modo
"hacer" al modo "ser", lo que se logra mediante el desarrollo de la
conciencia a través de la práctica meditativa con técnicas de exploración
corporal y la formación del movimiento consciente. Como resultado,
surgió la reducción de los síntomas depresivos residuales (que también
puede entenderse como un factor de riesgo de futuras recaídas con el
Inventario de Depresión de Beck, BDI).
En el estudio de Miklowitz y otros (2009), todos los pacientes participaron
en 8 sesiones de TCMB (una sesión semanal de 2 horas cada una). Se
anima a los participantes a identificar los síntomas prodrómicos de los
cambios de humor, los factores de riesgo de una crisis, aprender a observar
sus propios estados de ánimo en términos no críticos. El tratamiento ha
sido evaluado como muy efectivo especialmente para reducir la intensidad
de los síntomas depresivos, previniendo las recaídas. En conclusión, el
MBCT parece ser factible y gastable para este usuario. Se asocia con
mejoras a corto plazo en la depresión bipolar y la ideación suicida. Las
prácticas de TMCM, sumadas a la farmacoterapia, son útiles para prevenir
las reincidencias maníacas o depresivas, reducir los síntomas residuales,
mejorar el curso clínico y el funcionamiento psicosocial.
Perich y otros (2013a) dividen a los pacientes en dos grupos. Un grupo
sigue las sesiones del MBCT (n=34): 8 sesiones por semana con 4-8
personas por grupo. El otro grupo (n=23) sigue el tratamiento habitual.
Hay una considerable disminución de los síntomas depresivos
relacionados con al menos 3 ejercicios de meditación por semana. Ligera
disminución en cambio para los pacientes que realizan 2 o menos
ejercicios por semana. El estudio encontró que las puntuaciones
relacionadas con la depresión después de 12 meses de seguimiento están
negativamente correlacionadas con el bajo número de días dedicados a la
meditación. De hecho, en la primera reunión posterior al tratamiento, al
final de las 8 sesiones, las diferencias son mínimas, pero después de los 12
meses de seguimiento, los que meditaron 3 o más veces por semana
muestran una considerable disminución de los síntomas depresivos, los
que dedicaron menos de dos veces por semana en cambio muestran valores
aumentados. La práctica del MBCT, sugiere que un compromiso más
profundo con el programa confiere protección para los síntomas
depresivos a lo largo del tiempo.
En otro estudio realizado por Perich y otros (2013b), se comparó el grupo
de "caso" de 48 pacientes que seguían sesiones de TCMB asociadas al
tratamiento clásico con el grupo de "control" de 47 pacientes que
continuaban su terapia habitual, con un seguimiento a los 3, 6, 9 y 12
meses después de la finalización del tratamiento. El estudio tiene como
objetivo evaluar los beneficios del MBCT en cuanto a la reducción de los
síntomas depresivos incluso después de 8 sesiones. Hubo una reducción de
las puntuaciones en la escala de evaluación de los síntomas depresivos,
que al principio del tratamiento eran: Grupo MBCT 14,79, grupo TAU
(tratamiento habitual) 19,50. Al final del tratamiento son respectivamente:
10.03 y
13.48. Después de seis meses de seguimiento los valores siguen
disminuyendo (9,81 y 13,20) y luego aumentan después de 12 meses de
seguimiento (13,68 y 15,73) permaneciendo por debajo de los valores
antes de iniciar el tratamiento. Los valores no muestran grandes
diferencias, pero los del grupo MBCT se mantienen por debajo de los del
grupo de control durante todo el período de evaluación.
El estudio de Kuyken y otros (2008) divide a los pacientes en dos grupos:
un grupo (61 pacientes) sigue las 8 sesiones de TCMB, el otro grupo (62
personas) participa en el tratamiento con fármacos antidepresivos. El
MBCT tiene como objetivo permitir que las personas aprendan a ser más
conscientes de las sensaciones corporales, pensamientos y sentimientos
asociados con la recaída de la depresión y a relacionarse de manera
constructiva con estas experiencias. El grupo que recibe el tratamiento con
la droga es educado para mantener la terapia, para el manejo correcto y
para una mejor adherencia terapéutica. Como resultados de la evaluación
de la eficacia de los 2 tratamientos se informa de la reducción de los
síntomas depresivos residuales y de una mejor calidad de vida percibida
por los pacientes. En las personas con depresión recurrente, el TMCM
produce mejores resultados en cuanto a la reducción de los síntomas
depresivos produciendo mejores resultados en el seguimiento a largo plazo
y la percepción de una mejor calidad de vida, en comparación con el grupo
que ha tomado sólo la terapia de drogas. Además, ha habido una reducción
en el uso de drogas antidepresivas en el grupo MBCT. Los términos del
costo del MBCT también fueron efectivos: el 75% de los pacientes de
MBCT redujeron su ingesta, tomando sólo la dosis mínima necesaria,
mientras que el 25% continuó como antes. Las tasas de adhesión al
tratamiento con TCMB (85%) sugieren la aceptabilidad de este enfoque.

Los pacientes considerados para el estudio de Mirabel-Sarron et al. (2009)


se dividieron en 3 grupos, y todos siguieron 8 sesiones de MBCT de dos
horas cada una. El propósito del estudio es verificar la aceptación de la
práctica por parte de los sujetos, y el incremento de la plena conciencia
relacionada con el enfoque. Antes de comenzar el estudio, todos los
pacientes estaban en una fase eutímica, con valores depresivos y mangas
bajas. Al final del estudio, mantuvieron la normotonía y redujeron aún
más los valores de BDI. Como conclusión, los autores informan que
aunque los pacientes están viviendo un período eutímico, todavía
experimentan altibajos en su estado de ánimo, incapacitantes desde el
punto de vista del cuadro clínico y arriesgados por recaídas y
comorbilidades. Por lo tanto, asociar primero una terapia cognitivo-
conductual clásica y luego también la Mindfulness, ha sido útil para
reducir la reactividad cognitiva debida a los cambios humorales, que
representa un factor de riesgo para futuras recaídas.
Deckersbach y otros (2012): Al final del tratamiento, a los tres meses de
seguimiento, los usuarios muestran una reducción de los síntomas
depresivos residuales en los pacientes. Los resultados sugieren que el
tratamiento de los síntomas depresivos residuales con TMCM también es
útil para mejorar aspectos como: el manejo emocional, un mejor
funcionamiento psicosocial y bienestar psicológico y ser menos sensible a
los cambios humorales.

REDUCCIÓN DE LA FRECUENCIA DE LAS CRISIS


Kingston y otros (2007) informan como resultados la reducción de los
pensamientos rumiantes (vulnerabilidad a la recaída en la depresión). La
rumia tiene como objetivo evitar el significado emocional y de
comportamiento, por lo tanto la conciencia implica la exposición de las
emociones y pensamientos, proporcionando una desensibilización a las
respuestas condicionadas y reduciendo el comportamiento de evasión. El
estudio identifica una tendencia a la disminución de los niveles de
rumiación que da un peso adicional a la importancia de la rumiación que
se supone que tiene para mediar la reducción de la depresión. La reducción
de los pensamientos rumiantes se evaluó con la Escala de Rumiación
(RUM).
En el estudio de Bondolfi y otros (2010), los pacientes se dividieron en dos
grupos: el grupo de MBCT y el grupo de TAU. El tratamiento dura 8
semanas, el primer seguimiento se realiza a los 6 meses y el segundo a los
12 meses. Los pacientes que siguieron las sesiones de MBCT fueron
invitados a continuar los ejercicios de meditación en casa al menos una
vez a la semana. De los 60 pacientes divididos en dos grupos (31 pacientes
del MBCT y 29 del grupo de control) terminaron el período de
seguimiento en 54, respectivamente 27 y 28 personas de los dos grupos.
Desde el final de las 8 sesiones, los ejercicios meditativos han disminuido
en los meses siguientes pero siguen presentes. Este hecho, según el
estudio, actuó como factor de protección contra las recaídas depresivas, de
hecho en el grupo MBCT después de 1 año la tasa de recaída fue del 33%,
mientras que en el grupo de control fue del 36%. Los autores explican la
mínima diferencia en la tasa de recaída como una información errónea
sobre las condiciones clínicas del grupo de control, una terapia adicional
(psicológica o farmacológica). Una posible diferencia importante con
respecto a estudios anteriores se refiere al sistema de salud suizo, ya que
hay una gran disponibilidad de atención de la salud mental y un acceso
relativamente fácil.
El estudio de Williams y otros (2014) muestra que el objetivo es comparar
un grupo de pacientes que siguen sesiones de TCMB asociadas al
tratamiento habitual (n = 99), un grupo que sigue la psicoeducación y el
tratamiento habitual (n = 103) y un grupo que sólo sigue el tratamiento
habitual (n = 53). La hipótesis es que el MBCT tiene una función
protectora contra las recaídas depresivas. Las sesiones duraron 8 semanas
con una reunión semanal de 2 horas cada una. El grupo TAU fue seguido
por un psiquiatra y un psicólogo, el 21% de los pacientes recibieron uno o
más antidepresivos nuevos durante el período de seguimiento. Al final del
estudio, el TCMB fue particularmente eficaz en comparación con el grupo
que siguió la psicoeducación o el tratamiento habitual, reduciendo en gran
medida el riesgo de recurrencia de la depresión. En conclusión, el estudio
afirma que esta terapia puede tener efectos beneficiosos particulares en la
prevención de futuros episodios de depresión grave.
En el estudio de Kuyken y otros (2008), el TCMB produjo mejores
resultados en cuanto a la reducción de las recaídas depresivas, con mejores
resultados en el seguimiento a largo plazo y la percepción de una mejor
calidad de vida, mostrando una reducción en las puntuaciones del ICD en
el grupo de TCMB en comparación con el grupo de TAU (tratamiento
habitual).
El objetivo del estudio de Ma & Teasdale (2004) es verificar la eficacia de
la TCMB para prevenir las recaídas depresivas en pacientes con un
historial de 3 o más episodios depresivos previos. Los pacientes
considerados para el estudio se dividieron en dos grupos: un grupo sigue el
TCMB (37 pacientes) durante 8 semanas asociado con el tratamiento
habitual, el otro grupo (38 pacientes) continúa con el tratamiento habitual.
Las sesiones de MBCT son sesiones semanales de horas cada una con una
duración de 8 semanas de tratamiento con ejercicios meditativos para
realizar en casa. En el grupo de TMCM de 36 pacientes (1 paciente
abandonó la terapia), 8 experimentaron 2 episodios, 12 personas 3
episodios y otras 16 personas 4 o más episodios depresivos. De las 8
personas con 2 episodios de depresión, 4 (50%) experimentaron al menos
una recaída en el período de seguimiento de 60 semanas después del
tratamiento, de las 12 personas con 3 episodios de depresión previa 4
(33%) los experimentaron, de las 16 personas con más de 4 episodios en 6
(38%) los experimentaron. En cambio, en el grupo que siguió el
tratamiento habitual se observan valores diferentes: 10 personas con 2
episodios depresivos previos experimentan una recaída en sólo 2 (10%),
con 3 episodios de cada 15 personas lo experimentan en 9 (60%), con más
de 4 episodios depresivos de 12 personas los 12 experimentan una recaída
(100%). Los pacientes con 2 episodios depresivos previos, 3 o más de 4 se
dividieron entre los dos grupos. Los autores explican que en el grupo que
siguió al TCMB las tasas de recurrencia se redujeron a la mitad en
comparación con los pacientes que siguieron su tratamiento habitual. Los
efectos protectores del TCMB fueron más evidentes en pacientes con
cuatro o más episodios depresivos previos, de hecho sólo el 38% de los
tratados con TCMB experimentaron una recurrencia en comparación con
el 100% de sus contrapartes en el grupo de control. El TCMD demostró ser
mucho más eficaz para los pacientes con 3 o más de 4 episodios
depresivos, en los pacientes con sólo 2 episodios anteriores de hecho no
mostró ninguna relevancia clínica ya que la mitad de ellos experimentaron
una recaída. Por el contrario, en el grupo de control los que
experimentaron sólo 2 estados depresivos tuvieron una menor tasa de
recurrencia (sólo 10%). En el estudio de Teasdale y otros (2000) el
objetivo es demostrar la eficacia de la TCMB para reducir las
reincidencias de depresión en pacientes con antecedentes de depresión.
Los pacientes se dividieron en dos grupos: uno de ellos sigue 8 sesiones
semanales de TCMB de 2 horas (76 pacientes), y el otro grupo (69
personas) sigue el tratamiento habitual, es decir, visitas psiquiátricas y
farmacoterapia. El programa de estudio dura 8 semanas en las que el
primer grupo sigue las sesiones del MBCT, tras las cuales los pacientes
son reevaluados después de un período de 52 semanas. La escala de
clasificación de la depresión de Hamilton y la escala del Inventario de la
Depresión de Beck se utilizaron para evaluar la gravedad de los síntomas
depresivos, así como el número de recaídas y recurrencias de la depresión.
A las 10 semanas, el grupo MBCT tuvo un 8% de recaídas en comparación
con el 28% del grupo de control, mientras que a las 20, 30, 40, 50 semanas
los valores fueron significativamente más bajos que los del grupo de
control, y al final de la semana 60 tuvieron un 35% de recaídas en
comparación con el 66% del grupo de control. En conclusión, el TMCM ha
demostrado ser una terapia profiláctica esencial para la prevención de las
recaídas depresivas.
En el estudio de Patelis-Siotis y otros (2001) los pacientes reflexionaron
sobre: la adherencia terapéutica, el cumplimiento del tratamiento
farmacológico, las estrategias de autogestión (si las hubiera), las
dificultades personales para la adherencia a la terapia, los cambios en el
nivel bio-psico-social durante la fase maníaca (nivel de actividad) y la
fase depresiva y los cambios cognitivos relacionados que perciben (cómo
cambian los pensamientos y, por consiguiente, los comportamientos en
función del estado de ánimo). El objetivo de la terapia es hacer que los
pacientes alcancen una nueva conciencia de los comportamientos y
sentimientos. Inicialmente, se ilustra a los pacientes el concepto de "filtro
cognitivo", es decir, un conjunto de pensamientos y creencias negativas y
distorsionadas sobre sí mismos y sobre los demás, que a menudo pueden
desencadenar emociones intensas y conductas de inadaptación.

MAYOR CUMPLIMIENTO Y ADHESIÓN AL TRATAMIENTO TERAPÉUTICO


Patelis-Siotis y otros (2001) presentaron un estudio de 14 semanas de
duración, con una sesión semanal de TCC de 2 horas cada una,
continuando con el régimen farmacológico. Los principales temas sobre
los que los pacientes están llamados a reflexionar junto con el cuidador
son: la adherencia terapéutica, el cumplimiento del tratamiento con
medicamentos, las estrategias de autogestión, las dificultades personales
para la adherencia a la terapia, los cambios en el nivel bio-psico-social
durante la fase maníaca (nivel de actividad) y durante la fase depresiva y
los cambios relacionados en el nivel cognitivo. El objetivo de la terapia es
hacer que los pacientes alcancen una nueva conciencia de los
comportamientos y sentimientos. Como resultado, el estudio muestra una
mejora en la gestión de la terapia, una mejor adherencia al tratamiento
farmacológico y psicoterapéutico y estrategias más eficaces de gestión de
los síntomas.
Los pacientes considerados en el estudio de Deckersbach y otros (2012)
muestran, al final del tratamiento y a los tres meses de seguimiento, un
aumento de la conciencia, un mejor manejo de las emociones, un mejor
funcionamiento psicosocial y bienestar psicológico y un mayor
cumplimiento del tratamiento.
Los resultados del cumplimiento y la adherencia al tratamiento también se
reportan en el estudio de González Isasi, Echeburza, Limiqana y González-
Pinto (2014) que, además de otros resultados a largo plazo como la
implementación de actividades sociales y funcionales, mayor autoestima y
confianza en sí mismo, reportan un mejor cumplimiento y una mayor
adherencia a los tratamientos y nuevas estrategias de resolución de
problemas que, según los autores, se traducen en una mayor autonomía.
Mejora de las funciones ejecutivas, la capacidad de concentración y la
memoria
Estas capacidades se han evaluado utilizando las escalas del Cuestionario
de Cinco Factores de Concienciación (FFMQ) y del Inventario de
Habilidades de Concienciación de Kentucky (KIMS).
Stange y otros (2011) explican que el trastorno bipolar suele estar
asociado a déficits cognitivos, como las dificultades en las funciones
ejecutivas (incluso en los períodos eutómicos). El propósito de este
estudio es evaluar los cambios en el funcionamiento cognitivo
autoinformado de los pacientes con trastorno bipolar que participaron en
un estudio piloto de terapia cognitiva (MBCT). El objetivo de la terapia es
desarrollar la capacidad de ser consciente de los pensamientos y
sentimientos angustiosos y la habilidad de desconectarse de ellos.
Seguimiento al final del tratamiento y uno después de 3 meses. El
tratamiento se basa en 12 sesiones semanales de 2 horas cada una de
MBCT en las que participaron todos los pacientes seleccionados. El
objetivo de la terapia es educar a los pacientes en el manejo de los
cambios de humor y las emociones, para proporcionar estrategias de
resolución de problemas que incluyen prácticas meditativas como la
respiración profunda, la exploración corporal y la meditación. Los autores
afirman que los pacientes han informado de mejoras significativas en el
funcionamiento ejecutivo, la memoria y la capacidad cognitiva. Se midió
un aumento de las funciones cognitivas relacionadas con la conciencia,
medido por el FFMQ, así como un aumento de los pensamientos no
críticos. La terapia implica el mejoramiento de las funciones cognitivas,
incluyendo el mejoramiento del control de la atención, la memoria, el
funcionamiento ejecutivo, así como la reducción de la interferencia
emocional durante una tarea cognitiva.
Los pacientes seleccionados por Weber y otros (2010) son evaluados con
respecto a los síntomas depresivos y maníacos, la conciencia antes y
después de la terapia y los beneficios percibidos. Los pacientes fueron
divididos en 3 grupos: un grupo de 8, uno de 6 y uno de 7 personas. Todos
siguieron las sesiones del MBCT durante 8 semanas (8 sesiones semanales
de 2 horas cada una). A lo largo del estudio, los pacientes continuaron
tomando medicamentos. Se realizaron dos seguimientos, el primero al mes
de haber terminado la terapia, el segundo a los 3 meses. Los autores
informan de una mejora en las puntuaciones del Inventario de Habilidades
de Atención al Cliente de Kentucky (KIMS).
Un mes después del final de la terapia, los valores mejoraron en BDI y
KIMS. El tratamiento se basa en 12 sesiones semanales de 2 horas cada
una de MBCT en las que participaron todos los pacientes seleccionados. El
objetivo de la terapia es educar a los pacientes en el manejo de los
cambios de estado de ánimo y las emociones, para proporcionarles
estrategias de resolución de problemas, incluyendo prácticas meditativas
como la respiración profunda, la exploración corporal y la meditación.
Evaluación del programa por parte del paciente: Antes de comenzar las
sesiones de MBCT, 14 pacientes creían que el MBCT podía ayudarlos, 13
de ellos requirieron esfuerzos moderados. Todos informaron de un nivel
moderado y fuerte de expectativas y confianza en el programa. Al final de
la terapia, la mayoría de los participantes (82%) creen que se han
beneficiado del programa, e informan de que han encontrado prácticas
meditativas muy útiles. Alrededor de la mitad de ellos (55%) creen que el
MBCT les ha ayudado a hacer frente a las emociones invasivas, a
estructurar el día de una manera funcional (45%) y a mantener los
pensamientos intrusivos y disfuncionales a distancia (45%). Después de 3
meses desde el final de la terapia, los porcentajes de pacientes que
consideran que la terapia es útil para hacer frente a las emociones
invasivas son estables o aumentados (67%), para estructurar el día (44%),
y para mantener distantes los pensamientos disfuncionales (78%) y los
eventos adversos (56%). Por último, pero no menos importante, el 67% de
los pacientes informan de una mejora en su calidad de vida.
También en el estudio de Mirabel-Sarron y otros (2009), cuyo objetivo es
verificar la aceptación de la práctica por parte de los sujetos y el
incremento de la plena conciencia relacionada con el enfoque, hay una
clara mejora en los resultados de KIMS al aumentar la capacidad de
concentración y aceptación de la experiencia actual y al aprender
estrategias de descentralización entre la mente y el cuerpo.
En el estudio de Deckersbach y otros (2012), tres meses después de
finalizar el tratamiento, los participantes mostraron un aumento de la
conciencia, una reducción de la dificultad de atención, un mejor manejo de
las emociones, un mejor funcionamiento psicosocial y bienestar
psicológico. El MBCT también es útil para mejorar aspectos como: el
manejo emocional, un mejor funcionamiento psicosocial y bienestar
psicológico y ser menos sensible a los cambios humorales.

Uno de los límites encontrados consiste en que la población examinada en


los 20 estudios utilizados es heterogénea: por edad, idioma, criterios de
inclusión, y que la investigación se realizó en varios países (Canadá,
Brasil, Reino Unido, EE.UU., etc.).
Otra limitación es que cuatro estudios, Deckersbach y otros (2012),
Kingston y otros (2007), Mirabel-Sarron y otros (2009) y Stange y otros
(2011) tienen una muestra de control baja (menos de 20 personas).
En otros estudios, la falta de un período de seguimiento y un período de
seguimiento demasiado corto se comunicaron como límites.

CRÍTICA
La mayoría de los estudios seleccionados estaban escritos en inglés y en
algunos casos era difícil traducir algún razonamiento estadístico. En sólo
dos casos, los estudios fueron escritos en francés, un idioma que entiendo
mejor y que es más fácil de traducir.
Se observó una debilidad en las bases de datos. Aunque la búsqueda
bibliográfica fue exhaustiva, lamentablemente no fue posible acceder a
algunos artículos (de pago) que, según el resumen, probablemente podrían
haber cumplido mejor los criterios de inclusión y, por lo tanto, formar
parte de la revisión. Si hubiera tenido la oportunidad de leer estos
artículos, habrían sido un valor añadido a mi tesis. Podría haberlos
comprado para tener una revisión más completa y más estudios para
analizar.

RECOMENDACIONES
Habiendo completado la revisión de la literatura, antes de pasar a las
conclusiones, decidí dedicar un capítulo a las recomendaciones. El primer
subcapítulo describirá las recomendaciones para la práctica profesional y
el segundo subcapítulo para posibles investigaciones futuras.
Recomendaciones para la práctica profesional
Los enfoques cognitivo-conductuales han revelado numerosas
contribuciones beneficiosas para el paciente con síntomas depresivos y
para su curso clínico. Una de ellas es el aumento de la adhesión al régimen
terapéutico (farmacológico y no farmacológico), que permite un mejor
tratamiento de los síntomas depresivos y la aplicación de estrategias de
afrontamiento y solución de problemas; de hecho, la mala adhesión al
régimen terapéutico es la principal causa de riesgo de reincidencia.
La figura de la enfermería juega un papel fundamental en la adquisición de
una buena adherencia terapéutica porque, al ser la figura profesional que
más contacto tiene con el paciente a lo largo del día, lo sigue durante el
camino terapéutico brindándole educación y apoyo.
La atención no sólo se puede gastar con los enfermos, sino también con las
enfermeras. El profesional que asiste a un enfermo tiene el deber de ser
consciente de sí mismo para poder prestar asistencia de manera óptima.
Detrás del diagnóstico, los pacientes a menudo esconden más de lo que
quieren revelar. A lo que se enfrentan en sus vidas no es sólo la
enfermedad, sino una combinación de sentimientos y experiencias. Estas
personas llegan con un diagnóstico preciso, pero desempeñar el papel
completo de enfermero significa desempeñar un cuidado que va más allá
del diagnóstico e incluye todos los aspectos de la persona.
En el contexto profesional en el que operamos, el tecnicismo, la
burocracia y el modelo organicista despersonalizador son los paradigmas
que desgraciadamente encontramos como referencia. Esta técnica podría
proponerse a las enfermeras, ofreciéndoles un mayor bienestar para ellas
mismas y para sus pacientes, ya que los beneficios que aporta sería la
presencia de profesionales de la salud trabajando de forma saludable,
creando una mejora exponencial en la atención. La atención consciente
ofrece la oportunidad de ayudar al hombre de forma holística, lo que
significa aplicar realmente la verdadera naturaleza de los cuidados de
enfermería. Si las enfermeras adquirieran este conocimiento, podrían
aplicarlo en todos los campos de la atención, y ciertamente, al ser las
personas más cercanas a los pacientes, serían las candidatas ideales para
transmitirlo a los pacientes y sus familias. En algunos estudios se está
examinando la inclusión de la atención plena como práctica óptima
(especialmente la reducción del estrés basada en la atención plena).
Entretanto, he querido elaborar este examen también para sensibilizar a las
enfermeras sobre estas prácticas que están surgiendo y que encuentran un
gran apoyo en la literatura. Espero despertar en ellos el interés por la
práctica y la investigación de estas nuevas tendencias porque si los
primeros en tener claros los fundamentos y las técnicas de la TCC y la
TMC son los que proporcionan la atención, será más fácil apoyar y animar
al paciente durante su camino terapéutico. Por ejemplo, si un paciente

está siguiendo las sesiones de TCC o TMC, la enfermera tiene la habilidad


de entender sobre qué temas está reflexionando el paciente y puede
ayudarle animándole a realizar los ejercicios propuestos por el terapeuta,
durante el día o en la semana esperando una nueva sesión.
La actualización y el estudio continuos son la mayor posibilidad que una
enfermera puede aprovechar para cumplir su mandato de la mejor manera
posible.

RECOMENDACIONES PARA POSIBLES INVESTIGACIONES FUTURAS


De los estudios analizados se desprende que es necesario realizar nuevas
investigaciones en gran escala que entrañen un diseño clínico riguroso, un
seguimiento a largo plazo y múltiples medidas de resultados, a fin de
garantizar la comparabilidad y la reproducibilidad de un estudio a otro. Se
necesitan más estudios para esbozar claramente el papel de cada tipo de
terapia y qué variables específicas de resultado han mejorado. De esta
manera, se puede desarrollar un enfoque más racional y clínicamente útil y
conveniente para el paciente bipolar. Puede ser interesante explorar la
cuestión económica que implica la TCC y la TMC. Ambas reducen la
necesidad de hospitalización y, por lo tanto, el costo de la atención médica.
En un par de estudios, hablamos de una reducción de los costos debido a
una menor necesidad de medicamentos antidepresivos. En los estudios que
tratan sobre el MBCT, se discute la cuestión de la prescindibilidad, así
como lo económico que resulta, porque una vez que los pacientes han
aprendido las técnicas básicas correctas, pueden continuar sus ejercicios
en casa sin necesidad de un terapeuta.
Para una posible investigación futura, sería interesante profundizar en
estas terapias dentro de la realidad suiza (sólo se han seleccionado dos
estudios suizos para la revisión), y aún mejor en el Tesino para verificar la
prescindibilidad y la adherencia a estos tratamientos también en nuestras
latitudes.
Como ya he explicado, el trastorno bipolar es una enfermedad crónica que
se produce principalmente en los jóvenes (en sus formas más graves, en la
adolescencia), con una incidencia discreta en la población general. Un
aspecto favorable de esta enfermedad incapacitante es la posibilidad de
obtener importantes remisiones, hasta la desaparición total de cualquier
manifestación sintomatológica, incluso durante años o décadas, cuando los
pacientes son tratados adecuadamente con terapias a largo plazo
(farmacológicas y psicoterapéuticas). La enfermedad, como la mayoría de
las enfermedades crónicas, afecta no sólo al paciente afectado sino
también a todo el entorno familiar y a los amigos.
Es importante que el paciente aprenda a regular sus propios ritmos a lo
largo del día: regular el sueño, tratando de dormir un número adecuado y
constante de horas (6-8), con tiempos estables para acostarse y
despertarse; regular los ritmos de trabajo, en la medida de lo posible,
establecer tiempos precisos para las comidas y labrarse sus momentos de
descanso durante el día.
De lo que se ha dicho hasta ahora se desprende claramente que el
Trastorno Bipolar es una enfermedad cuya aparición y síntomas no son
manejables salvo con la ayuda de un especialista concreto. Esta
enfermedad, tan compleja como delicada, requiere una vigilancia
continua, incluso en las fases positivas. Por el momento no es posible
curar completamente este trastorno, que aún debe ser comprendido en su
totalidad, pero es factible un camino encaminado a la mejora constante de
las condiciones del paciente para garantizar una calidad de vida lo más
satisfactoria posible.
Las terapias que trato en mis escritos pueden convertirse en una parte
integral del proceso terapéutico, complementaria a la farmacoterapia.
Se ha demostrado que la TCC es muy eficaz para pacientes con depresión
y trastorno bipolar, trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios
(anorexia, bulimia, trastornos alimentarios no controlados), estrés,
trastornos de personalidad e insomnio.
Existen numerosos estudios sobre su eficacia en relación con la depresión
(tanto unipolar como bipolar). De hecho, a partir de los estudios
seleccionados y analizados, la TCC ha demostrado ser indicada y válida
para la reducción de los síntomas depresivos, la reducción de la frecuencia
de las convulsiones y el riesgo de recurrencias, la reducción de las
hospitalizaciones entendidas como menos hospitalizaciones y de menor
duración, una mejor adaptación psicosocial y una mejor percepción de su
calidad de vida en los pacientes con Trastorno Bipolar.
El enfoque cognitivo-conductual tradicional, aunque demuestra numerosas
evidencias de eficacia y beneficios para los pacientes con síntomas
depresivos, parece ser superado por el MBCT, la terapia más reciente. El
enfoque de la intervención cognitiva consiste en la disputa de ideas
disfuncionales, a través de una estricta argumentación, que permite al
paciente captar las bases ilógicas o irreales y transformarlas en
pensamientos alternativos, más racionales y funcionales a través del
proceso de reestructuración cognitiva. Tal intervención presupone que es
la forma y la frecuencia del propio pensamiento lo que causa las
consecuencias negativas en términos de emociones y comportamiento: en
este caso, es un principio intrínsecamente mecanicista. En la tercera
generación de psicoterapia cognitivo-conductual de la que forma parte la
TMCM, el énfasis está en las estrategias de cambio contextuales y
experienciales, que modifican la función de los eventos psicológicos pero
sin intervenir en su forma.
El TMCM es un tratamiento de elección para el manejo de los síntomas
depresivos, estudios realizados en los últimos años han investigado cómo
la meditación puede ayudar a las personas a sentirse mejor después de
haber sido tratadas con éxito para la depresión; una vez que un paciente se
ha recuperado de un episodio de depresión, una pequeña cantidad de
humor negativo puede volver a ocurrir por cualquier razón,
desencadenando de nuevo una gran cantidad de pensamientos negativos
clásicos de depresión que traen consigo sentimientos físicos de debilidad,
fatiga o dolor inexplicable. Esta técnica sería capaz de prevenir estos
nuevos episodios depresivos. La atención plena es una técnica que ofrece
al paciente aprender a comunicarse con su cuerpo y sus emociones, enseña
a estar presente en su cuerpo y es el primer paso para cuidarlo. Se hace
evidente que la meditación se presenta como una técnica positiva y no
invasiva para los pacientes.
Con mi trabajo escrito quise verificar la eficacia y la prescindibilidad de
esta técnica, con el análisis de los estudios noté varios beneficios que
aporta, e investigué los ejercicios típicos propuestos durante las sesiones
(probándolos yo mismo). Gracias a los estudios científicos, he
comprobado que este tratamiento, siempre asociado a la terapia con
medicamentos, puede proporcionar importantes efectos beneficiosos a los
pacientes, incluso a largo plazo.
La TCMM trae consigo una mejora de las funciones ejecutivas, la
capacidad de concentración, la memoria y un aumento de la conciencia.
Habilidades que se ejercitan y aplican durante las reuniones y en casa, con
ejercicios que se hacen en casa y que se mantienen incluso después de
terminadas las sesiones. También reduce los síntomas depresivos
residuales, lo que a su vez reduce el riesgo de recurrencia, ayuda al
paciente a aumentar la adherencia a los tratamientos y a tener una mayor
percepción de su calidad de vida.
El aprendizaje de técnicas de meditación, la toma de conciencia, el
conocimiento de la patología y los síntomas prodrómicos de una crisis y el
aprendizaje del manejo de los cambios humorales se traducen en una
reducción del riesgo de recaídas depresivas.
Los estudios muestran la eficacia de la adición de TCMB al tratamiento
farmacológico y psicoterapéutico clásico, tanto en lo que respecta a la
reducción de la intensidad de los síntomas depresivos como a la
prevención de futuras crisis; este enfoque es aplicable a los pacientes con
depresión tanto unipolar como bipolar. Los beneficios, según diversos
estudios, también son visibles a largo plazo, lo que significa una reducción
de las hospitalizaciones y una mejor calidad de vida para el paciente y su
familia.
En los estudios seleccionados no se menciona la figura de la enfermería,
pero de las evaluaciones se desprende que esos enfoques cognitivo-
conductuales pueden ser realizados por los pacientes de manera autónoma,
una vez que se han completado las 8-12 sesiones obligatorias que deben
realizarse en presencia de un psicoterapeuta. Por lo tanto, si un paciente es
admitido en una clínica psiquiátrica y está llevando a cabo las sesiones, la
enfermera puede ayudarle a entrenar las habilidades y reflexiones que
aprende y realiza una vez a la semana con el terapeuta. Esto es para
optimizar el tiempo de la terapia y proporcionar continuidad en el cuidado.
Si el paciente ha completado el programa de tratamiento, la enfermera
todavía puede ayudar a animar al usuario a continuar los ejercicios
aprendidos para mantener los beneficios de la terapia a largo plazo.

EVALUACIÓN PERSONAL DEL CAMINO RECORRIDO


Al final de mi trabajo de tesis, puedo estar satisfecho con el camino,
emprendido hace casi un año, que ha permitido la elaboración de este
escrito.
Creo que he completado un camino muy gratificante desde el punto de
vista profesional, pero también desde el personal, que me ha ofrecido una
experiencia de entrenamiento muy constructiva y gratificante.
La metodología utilizada me ha permitido desarrollar y mejorar mi
capacidad de investigar, analizar críticamente y resumir artículos
científicos. En vista de mi futuro profesional, estoy convencido de que
estas habilidades son indispensables para implementar la práctica basada
en la evidencia (PEB).
Los objetivos que me había fijado, a saber, los beneficios del enfoque
cognitivo-conductual en el manejo de los síntomas de la depresión, creo
que se han logrado. Para lograr estos objetivos, tuve que leer muchos
estudios que luego resultaron no ser suficientemente adecuados para la
investigación, para la pequeña muestra de participantes o para el
incumplimiento de los criterios de inclusión.
Tal vez podría haber encontrado más estudios de eficacia utilizando
cuerdas de investigación aún más precisas que las que he hecho y
establecer criterios más estrictos de inclusión y exclusión.
Durante el curso de mis estudios, dudé de que investigar únicamente sobre
la TCC fuera reductivo, ya que representa un conjunto de otras técnicas,
pero los estudios no especifican cuál de ellas se utiliza. Así que, escribir
una revisión sobre una sola terapia en general parecía disperso en cuanto a
los resultados. Con el director de la tesis se decidió considerar los estudios
más adecuados en relación con la TCC y realizar un estudio más
específico sobre una técnica concreta: MBCT. Esto ha supuesto una labor
de investigación adicional en las bases de datos y la lectura de numerosos
estudios científicos. Por lo tanto, el trabajo de investigación y selección de
estudios puedo decir que no fue fácil, pero al final, fue gratificante.
Además de todo esto, esta tesis ha contribuido sin duda a un
enriquecimiento de los conocimientos profesionales pero también
personales. Nacido de una curiosidad personal, el conocimiento de las
técnicas psicoterapéuticas ha demostrado ser muy interesante porque es
factible tanto en los pacientes como en nosotros mismos. Como dije antes,
fui el primero en probar la meditación y los ejercicios de respiración
profunda contenidos en el programa Mindfulness, disfrutando
inmediatamente de algunos beneficios para la mente y el cuerpo.
Por último, mi deseo sigue siendo haber elaborado un artículo que sea útil
para la profesión de enfermería, que pueda permitir a las enfermeras sacar
algunas ideas para tratar de la mejor manera posible a los pacientes con
depresión unipolar y bipolar.
CAPÍTULO 4
LA TERAPIA MUSICAL Y EL ESTRÉS:
MÉTODOS ALTERNATIVOS DE
REGULACIÓN DEL ESTADO DE ÁNIMO
El término indica el uso de la expresión musical (como forma de
comunicación no verbal) y/o elementos musicales individuales - sonido,
ritmo, melodía y armonía - con fines terapéuticos, destinados a restaurar,
mantener y mejorar la salud mental y física del individuo. Hay dos
procedimientos fundamentales, que a menudo dan lugar a una estrecha
relación entre ellos: uno receptivo, que consiste en escuchar mensajes
sonoros, rítmicos y musicales; uno activo, que consiste en hacer música de
manera concreta, en el sentido más amplio, utilizando instrumentos
musicales, objetos, partes del cuerpo.

N OTAS HISTÓRICAS
La música juega un papel importante en la existencia humana. Numerosos
episodios han puesto de relieve cómo la música puede significar mucho
desde el punto de vista terapéutico. J.S. Bach, por ejemplo, compuso las
variaciones de Goldberg con el fin de resolver los problemas de ansiedad e
insomnio del noble K. von Keyserling. Felipe V, rey de España, salió de
una profunda depresión gracias a la intervención del cantante italiano C.
Broschi, conocido como Farinello (o Farinelli), cantó para él arias que al
principio eran un poco melancólicas y sentimentales, y luego poco a poco
se volvieron más vitales y alegres.

LA TERAPIA DE MÚSICA MODERNA


La musicoterapia moderna nació de un importante encuentro entre el
teólogo, filósofo, médico y psicoterapeuta F.A. Mesmer, autor de la
Dissertatio physico-medica de planetarum influxu (1766) y W.A. Mozart.
Mesmer, al ver que la gente casi entraba en trance mientras escuchaba las
composiciones de Mozart, comenzó a usarlas para sus sesiones de hipnosis
individuales y colectivas.

L OS CAMPOS CUBIERTOS POR LA MUSICOLOGÍA


Como la farmacoterapia es la terapia que cura la salud física y mental del
individuo mediante el uso de drogas, de manera similar la musicoterapia
tiende a curar los problemas físicos, mentales y psicológicos con el uso de
sonidos y música. Actualmente, la música se ofrece como terapia o como
apoyo incluso en casos de enfermedades mentales y físicas cada vez más
graves y complejas, como los trastornos psiquiátricos (psicosis,
esquizofrenia, autismo), o en problemas de discapacidad y síndromes de
Down, pero también en estados de coma, cáncer y pacientes con SIDA (en
estos casos utilizando principalmente visualizaciones y/o terapia musical
imaginativa). Basado en las indicaciones teóricas y prácticas de muchos
musicoterapeutas, pero especialmente de Benenzon, fundador del primer
curso
En los años ochenta y noventa del siglo XX, la musicoterapia en Buenos
Aires, ha adoptado cada vez más el enfoque terapéutico activo, que
consiste en la enseñanza o simplemente el uso de instrumentos musicales,
la voz, el canto, el movimiento y los gestos, con el fin de lograr mejoras
en sujetos psicóticos o personas con discapacidades psicofísicas más o
menos graves. Asume un papel principalmente educativo, rehabilitador y
socializador, y pretende abrir canales de comunicación más ricos y
eficaces con el mundo de la psicosis, con la realidad de los discapacitados
y los Down. Al enseñarles a utilizar no sólo la música, sino también el
sonido, el ritmo, el gesto, la motricidad y la expresión, pretendemos una
recuperación neuropsicológica de las funciones sensomotoras y una mejor
adaptación y autonomía social. Por lo tanto, a través del uso de elementos
musicales, tratamos de satisfacer aquellas necesidades físicas,
emocionales, psíquicas y mentales, que a menudo permanecen
insatisfechas. Esto se produjo después de una larga serie de estudios
(iniciados a mediados del siglo XIX), llevados a cabo para verificar los
efectos de la música sobre los aspectos físicos y psicológicos del
individuo: desde los cambios en la circulación sanguínea hasta los del
ritmo respiratorio y cardíaco, pasando por el reflejo psicogalvánico
(disminución de la resistencia eléctrica somática), y así sucesivamente,
hasta las diferentes respuestas a las pruebas de personalidad obtenidas por
la escucha de diferentes músicas. A este respecto, cabe mencionar los
esfuerzos de ordenación orgánica de un tema ya tan complejo y articulado.
Entre ellos, los estudios y teorías de B merecen especial atención. Callieri
y A. Petiziol (1962).

T IPOS DE TERAPIA MUSICAL


Por el momento podemos distinguir entre terapia musical activa y escucha
o terapia musical receptiva. La musicoterapia activa es una actividad
clínica que, al desarrollar una relación no verbal entre el terapeuta y el
paciente a través de la comunicación cuerpo-sonido-música, busca
satisfacer las necesidades físicas y psicológicas del paciente. En estos
casos, el musicoterapeuta es también un músico que trabaja dentro de un
equipo generalmente compuesto por el psiquiatra, el psicólogo clínico, el
trabajador social y la enfermera. Los profesores de música, que también
tienen una formación médica y psicológica, pueden enseñar a los pacientes
a utilizar diferentes instrumentos musicales, a veces construidos
específicamente de acuerdo con su patología y deficiencias sobre la base
del método desarrollado por Orff. Se sienten más valorados, apreciados y
seguros de sí mismos; están menos aislados y pueden superar las
desventajas debidas a malformaciones y atrofias causadas por el desuso.
La mayoría de las escuelas existentes actualmente adoptan este enfoque
teórico.

T ERAPIA DE MÚSICA ESCUCHANDO


La musicoterapia de escucha o receptiva no implica necesariamente la
presencia de un músico en el equipo, pero sigue siendo esencial contar con
un musicólogo o un experto que conozca bien los diversos géneros
musicales, desde la música clásica (especialmente sinfónica) hasta el jazz,
pasando por la música ambiental y las músicas del mundo. Según este
enfoque, el "musical" se convierte en el objeto intermediario y mediador
de la relación terapeuta-paciente. Este enfoque, también adecuado en todos
los casos en los que se aplica el activo, implica escuchar música que puede
despertar sentimientos y emociones, y luego es utilizado por el equipo
para sondear el mundo inconsciente de los pacientes, a fin de darles una
mayor conciencia de sí mismos y del mundo que les rodea. La escucha de
la terapia musical, de hecho, estimula la imaginación, la socialización y
puede ayudar a aliviar la ansiedad y la agresión. Si la escucha de la música
va acompañada de técnicas de relajación y del uso de visualizaciones e
imágenes mentales simbólicas, se entra en la forma particular de la
musicoterapia definida como escucha imaginativa. La terapia musical
imaginativa explota el gran poder evocador e imaginativo de la música.
Está particularmente indicado en el caso de los trastornos neuróticos (pero
no excluye aplicaciones en el campo psicótico y en los discapacitados), y
puede incluirse fácilmente en un programa psicoterapéutico incluso en el
campo analítico, porque promueve la movilización del mundo afectivo y
la exploración de la dinámica inconsciente, además de estimular la
creatividad y facilitar un estado de relajación psicofísica.
LA TERAPIA MUSICAL EN ITALIA
En el decenio de 1960, mientras que en Europa y América la
musicoterapia había alcanzado una posición destacada en el ámbito de las
intervenciones psicológicas, en Italia esta disciplina seguía estando
rezagada. En Italia, desde 1994, existe la CONFIAM (Confederación
Italiana de Asociaciones de Musicoterapia) con sede en Nápoles, y la FIM
(Federación Italiana de Musicoterapeutas), fundada en Bérgamo en 1998.
El primero tiene un enfoque más psiquiátrico, el segundo más musical y
artístico. La figura del músico terapeuta, en nuestro país, aún no ha sido
regulada legalmente; hasta la fecha existen cuatro propuestas de
legislación, la última de las cuales, la Ley del Delfín, presentada el 25 de
julio de 1997, tiene por objeto regular la formación y el reconocimiento
profesional de los músico terapeutas.

LA TERAPIA MUSICAL Y EL TDAH


El acrónimo ADHD (Attention-deficit/hyperactivity disorder) es un
trastorno neuropsíquico, que incluye dificultades de atención y
concentración, control de los impulsos y nivel de actividad motora. Las
dificultades con que tropieza una persona con TDAH se derivan
sustancialmente de la incapacidad de regular su comportamiento en
función del paso del tiempo, de los objetivos a alcanzar y de las exigencias
del entorno, lo que dificulta, y en algunos casos incluso impide, el
desarrollo normal y la integración en el contexto social.

L AS CAUSAS DEL TRASTORNO


Aún no se conoce una causa específica del TDAH. Sin embargo, hay una
serie de factores que pueden contribuir a la aparición del TDAH. Estos
incluyen factores genéticos y la condición social y física del sujeto. Según
la mayoría de los investigadores y sobre la base de estudios realizados en
los últimos cuarenta años, se cree que el trastorno tiene una causa
genética. Los estudios sobre gemelos han demostrado que el TDAH tiene
un alto factor hereditario (alrededor del 75% de los casos). Otros factores
están relacionados con la morfología del cerebro, los factores prenatales y
perinatales o los factores traumáticos. El TDAH se presenta típicamente
en los niños (se estima que, a nivel mundial, afecta a entre el 3% y el 5%
de los niños) con un porcentaje que oscila entre el 30 y el 50% de los
sujetos que siguen teniendo síntomas en la edad adulta. Se estima que el
4,7% de los adultos americanos viven con TDAH. Los estudios sobre
gemelos han demostrado que entre el 9% y el 20% de los casos de
enfermedad pueden atribuirse a factores ambientales. Los factores
ambientales incluyen la exposición al alcohol y al tabaco durante el
embarazo y los primeros años de vida. Las infecciones (por ejemplo, la
varicela) tomadas durante el embarazo, el nacimiento o los primeros años
de vida son un factor de riesgo para el TDAH.

¿Q UÉ PASA CON EL TDAH


El TDAH tiene que ver con el autocontrol, porque a menudo sucede que el
niño no logra realizar las actividades cotidianas comunes y se siente
obstaculizado para orientar su comportamiento con respecto a lo que se
espera del mundo exterior: no es capaz de imponerse, a través de lo que se
puede llamar "órdenes internas", de estar atento al profesor durante la
explicación, de realizar las tareas asignadas a la casa, de permanecer
sentado durante las comidas y de realizar otras acciones similares. Este
trastorno, por lo tanto, no consiste en una simple manifestación de mala
concentración y excesiva actividad psicomotora, ya que no es una fase
normal del desarrollo que atraviesa todo niño, y ni siquiera es
consecuencia de una disciplina educativa inadecuada, sino que se trata de
un verdadero problema cuya etiología es de naturaleza neurobiológica.

T RASTORNO DE COORDINACIÓN MOTRIZ


Este trastorno consiste en un marcado daño en el desarrollo de la
coordinación motora que no se debe a un retraso mental o a razones
neurológicas. Los síntomas relacionados con el TDAH normalmente se
refieren a síntomas relacionados con la hiperactividad y la falta de
atención, pero no deben ser asimilados a un daño motor real. Las
dificultades motrices que se presentan en los niños con TDAH son
diferentes según el subtipo: los sujetos con falta de atención predominante
muestran complicaciones más frecuentes en las habilidades manuales,
mientras que los pertenecientes al tipo combinado, muestran problemas
relacionados con el equilibrio.

T RASTORNO DE ANSIEDAD
Este trastorno incluye fobias, ansiedad por separación, fobia social y
pánico. Por lo general, esta comorbilidad se produce en sujetos con déficit
de atención pero sin hiperactividad. Son los sujetos con menor
impulsividad, menor frecuencia de perturbaciones de conducta y mayores
dificultades de relación. En los sujetos que padecían sólo el trastorno de
ansiedad, era evidente un problema en la capacidad de concentración y una
mayor tensión conductual, mayor irritabilidad e hiperactividad, mayor
labilidad emocional, desmoralización y la necesidad de tranquilizarse.

INTERVENCIONES DE MUSICOTERAPIA CON PACIENTES CON TDAH


Los estudios realizados en este campo de investigación no son numerosos
y los primeros se remontan a hace poco más de treinta años, porque, como
ya se ha dicho, la musicoterapia es una disciplina joven. Un estudio
realizado por Rickson en 2006 investigó el aspecto de impulsividad de los
pacientes con TDAH. Rickson realizó el estudio con el objetivo de
comparar los resultados obtenidos sobre el nivel de impulsividad a través
del modo directivo y el modo de improvisación. Se seleccionaron 13
chicos varones con TDAH, de entre 11 y 16 años, a los que se les pidió que
mantuvieran un ritmo sincronizado con un estímulo externo. Con la
directiva de musicoterapia, los sujetos participaban en una serie de
actividades rítmicas propuestas jerárquicamente según la dificultad y cada
miembro del grupo, al final de las sesiones, recibía retroalimentación y
asesoramiento para aplicar las mejoras. Con la musicoterapia basada en la
improvisación, en cambio, se invitó a los sujetos a un desarrollo
relacional, ofreciéndoles la oportunidad de aumentar la confianza, la
autoestima y la sensibilidad a las necesidades de los demás. Al final de la
sesión los chicos elegían un estilo musical o un tema para la
improvisación en grupo. La tarea de los musicoterapeutas era observar y
considerar ciertos comportamientos como moverse por la habitación, tocar
los instrumentos inadecuadamente, dar respuestas incluso antes de
terminar de formular las preguntas, no escuchar a los demás, no respetar
su turno. Lo más importante que surgió de este último estudio fue el
enfoque de gestión: fue ligeramente más eficaz en la reducción del
comportamiento impulsivo. A pesar de ello, los dos métodos de
musicoterapia utilizados han logrado resultados positivos en cuanto a la
mejora de la capacidad de escuchar a los demás y el aumento del nivel de
participación en el trabajo de grupo. La música es una herramienta con
gran potencial ya que es rápida y efectiva para la expresión y regulación
de las emociones y sentimientos del hombre. Cada individuo tiene una
disposición personal para regular las emociones y se ha informado de que
el manejo de las emociones está estrechamente relacionado con el
funcionamiento psicológico y fisiológico. En el lenguaje musical, además,
actúan dos mecanismos: el primero determina la intensidad de la emoción
y está controlado por las características estructurales de la música,
mientras que el segundo define el contenido emocional y está calificado
por factores contextuales, como los recuerdos y las asociaciones. En
cuanto a los factores estrechamente relacionados con el tema, podemos
mencionar las preferencias musicales, la formación y la preparación
musical y las razones que le llevan a escuchar música, como aliviar el
estrés, pasar el tiempo, evocar recuerdos personales. Además de lo que se
ha dicho hasta ahora, es esencial reconocer el papel de los elementos
contextuales (situación de escucha, evento específico, modo de
transmisión de la música, condiciones de escucha) porque cada uno de
esos aspectos es capaz de suscitar diferentes emociones, que están
relacionadas con las características objetivas de la situación y la
percepción subjetiva de los oyentes. Por lo tanto, la música parece ser
capaz de influir en el estado de ánimo y las emociones humanas y, en
particular, al facilitar las respuestas de las emociones y el estado de
ánimo, las canciones han demostrado ser más eficaces que la simple
música instrumental. A este respecto, se ha afirmado que uno de los
principales objetivos de la musicoterapia es enseñar al paciente a manejar
las emociones sin recurrir al uso de sustancias psicoactivas. Los siguientes
resultados han surgido de estos estudios y se presentan aquí en forma de
gráficos. En el primer gráfico podemos observar como la atención
selectiva (test de Ranette) y la atención auditiva (test TAU) de los
pacientes con TDAH aumentaron después de la actividad de la
musicoterapia. En el segundo gráfico podemos observar que los estudios
sobre la capacidad de discriminación musical (Test de la orilla del mar) y
la capacidad rítmica (Test de Stamback) de los pacientes con TDAH
también mejoraron después de la actividad de la musicoterapia. Tras estos
estudios, podemos concluir que:
- Las habilidades relacionadas con el TDAH se mejoran parcialmente (en
particular la atención y la hiperreactividad)
- Se aumenta la capacidad de autocontrol psicomotor
- No hay una mejora en el nivel de autoestima del individuo

Los objetivos generales de la intervención son diferentes y se refieren a la


mejora de las aptitudes relacionadas con el TDAH, la promoción de las
aptitudes de autocontrol psicomotor, el fomento de la sincronización entre
el tiempo interno y el externo, la mejora de las aptitudes introspectivas y,
por último, el aumento del nivel de autoestima. Las aptitudes relacionadas
con el TDAH han mejorado en parte como resultado de la intervención, en
particular en lo que respecta a la atención selectiva y sostenida y al nivel
de hiperactividad, mientras que los conceptos de autoestima y calidad de
vida no parecen haberse beneficiado particularmente. En consecuencia, los
dos últimos objetivos mencionados, relativos a la capacidad introspectiva
y al aumento de la autoestima, no se han alcanzado plenamente. Los
objetivos sobre el autocontrol psicomotor y sobre la sincronización entre
el tiempo externo e interno emergen como más perseguidos. En general, se
puede concluir que, considerando los hallazgos verbales y de
comportamiento, el tratamiento fue apreciado tanto por los participantes
como por sus familias. Además, los resultados obtenidos dan esperanzas
positivas a la hipótesis de nuevas intervenciones similares sobre una base
musical que se llevarán a cabo no sólo con el Trastorno tratado aquí, sino
también con otros trastornos caracterizados por una sintomatología similar
a la de los sujetos afectados por el TDAH. Sería útil establecer futuras
investigaciones utilizando una muestra más grande y homogénea de
sujetos para obtener resultados que puedan generalizarse a nivel científico.
Por último, a pesar de haber demostrado las oportunidades que ofrece la
musicoterapia y su gran potencial, queremos recordarles una vez más que
esta técnica no tiene la audacia de destacar como el único tratamiento
efectivo posible para el tratamiento del TDAH, sino como una
intervención combinada con otros tipos de terapias.
ESTRÉS Y TERAPIAS ALTERNATIVAS PARA
LA DESREGULACIÓN DEL ESTADO DE
ÁNIMO
EL ESTRÉS
Definición y notas históricas: El término "estrés" viene del latín "strict
us", cuyo significado literal es "apretado", "comprimido". En el siglo XVII
para los anglosajones, el estrés tenía el significado de "dificultad,
"aflicción". Sólo en los siglos siguientes, en la industria metalúrgica se
atribuyó este concepto a una fuerza, la presión aplicada a un objeto para
probar su resistencia. Entre 1910 y 1920, el biólogo Walter Cannon fue el
primero en introducir el concepto de estrés para indicar una reacción de
alarma producida por el cuerpo ante un "estímulo" externo. Sólo con Hans
Selye (médico y científico canadiense de origen austríaco), en el decenio
de 1930, se abrió el gran capítulo de los efectos producidos por una serie
de estímulos externos (estresantes) sobre un organismo, que todavía es
objeto de estudio. En experimentos realizados en animales de laboratorio
(sometidos a una grave administración de sustancias nocivas) se describió
un síndrome caracterizado por la hipertrofia de los corticosteroides de las
glándulas suprarrenales con atrofia del timo y de las glándulas linfáticas,
asociado a una incidencia recurrente de úlceras gástricas. Selye llegó a la
conclusión de que se enfrentaba a la activación de una respuesta biológica
fundamental, independiente del tipo de factor estresante, que consistía en
la activación de dos glándulas endocrinas, la pituitaria y el surreno, que
producían ese complejo de síntomas y cambios biológicos descritos. El
científico las resumió en la definición de "síndrome de adaptación
general". El estrés es, por lo tanto, una adaptación del organismo al
cambio de su homeostasis interna producido por un factor estresante. El
mismo biólogo lo describió en tres etapas:
- una primera fase llamada "alarma", en la que el cuerpo moviliza sus
defensas activando tanto el eje hipotálamo-hipófisis-cortico-surreno (con
producción de cortisol) como la otra porción del surreno, llamada
"medular" (que produce adrenalina y noradrenalina).
- Fase de resistencia: el estrés persiste, y el acontecimiento fundamental es
la continuación de la sobreproducción de cortisol, con numerosas
consecuencias, pero principalmente la supresión de las defensas
inmunitarias.
- La última fase: se registra el agotamiento de la glándula suprarrenal y la
muerte de los animales de experimentación, que a menudo presentan
ulceración de la mucosa gástrica debido al aumento de la acidez por
hipersecreción secundaria a la hipercortisolemia.
A lo largo de los años, muchos trabajos científicos han demostrado que no
sólo los ratones, sino también los seres humanos reaccionan activando la
misma respuesta fundamental, ya sea que se enfrenten a la agresión de un
virus, a una amenaza, a una emoción intensa o a otro estímulo ambiental.
Dicho esto, el significado negativo común que se le da al estrés no es del
todo correcto. Cuánta reacción fisiológica es útil para tener una mejor
respuesta del organismo a un evento estresante y por lo tanto tratar de
adaptarse. Sin embargo, es potencialmente dañino y causa patología
cuando se prolonga. Fisiología del estrés; análisis de las emociones.
El eje del estrés es el centro de los circuitos neuroendocrinos y actúa como
una unión esencial para regular la fisiología del organismo. El sistema de
estrés está organizado en dos brazos: uno químico, el otro nervioso. El
brazo químico comienza con el hipotálamo (estructura del sistema
nervioso central ubicada en el área central de los dos hemisferios
cerebrales; crucial en la regulación de la actividad endocrina, la
termorregulación, el sueño y el hidroequilibrio salino.) de cuyos núcleos
se liberan la CFR (corticotropina liberadora de hormonas) y la AVP
(argina-vasopresina). Estas sustancias estimulan la hipófisis (glándula
endocrina situada en la base del cráneo que controla la actividad endocrina
y metabólica de todo el cuerpo) para que produzca ACTH (hormona
adrenocorticotrópica) que llega, a través del torrente sanguíneo, a la
corteza suprarrenal donde determina la producción de hormonas
esteroides, principalmente cortisol (80%), en parte aldosterona y una
pequeña parte de hormonas esteroides de débil poder androgénico.
Entre las hormonas de la corteza suprarrenal, el cortisol es la más
importante. Su acción a nivel de los tejidos es esencialmente de tipo
metabólico con el fin de permitir que el organismo satisfaga una mayor
demanda de rendimiento: aumenta la glicogénesis al promover un
aumento del azúcar en la sangre, aumenta la tasa de lípidos séricos y el
colesterol, provoca una reabsorción de la estructura ósea, estimula la
acidez gástrica, promueve una acción antiinflamatoria y también
antialérgica, aumenta la filtración glomerular, conduce a la retención de
sodio y al agotamiento del potasio. Por lo tanto, el cortisol, cuya secreción
sigue un ritmo circadiano con los niveles máximos en las primeras horas
de la mañana y luego disminuye en las horas de la tarde, tiene básicamente
un efecto movilizador general sobre los recursos del cuerpo. Un exceso,
prolongado en el tiempo, tiene en cambio efectos fuertemente negativos
sobre el metabolismo (con la alteración sobre todo de los azúcares y las
grasas), sobre el hueso (con la osteoporosis) sobre el cerebro (con daños
en particular al hipocampo y por lo tanto a la memoria), sobre la
inmunidad (con la desregulación de los circuitos inmunitarios) sobre la
sangre (con la alteración del sistema de coagulación) y sobre la
circulación (con la alteración de la presión arterial). La secreción de
cortisol utiliza un mecanismo de control de retroalimentación al que
contribuye el mismo cortisol, la ACTH, la CFR y el sistema de
catecolaminas; por lo tanto, todos los protagonistas de este sistema son
capaces de comunicarse entre sí y de regularse mutuamente. Junto a este
ritmo hay otro para el que el nivel de ACTH y por tanto de cortisol puede
ser modificado con una serie de estímulos tanto de naturaleza puramente
física (actividad física intensa, traumatismo, dolor, fiebre, etc...) como
psíquica. En estrecha sinergia con estos mecanismos químicos, hay un
brazo nervioso. Una porción del hipotálamo, compuesta por algunos
núcleos llamados "locus coeruleus", utilizando el sistema nervioso
simpático, estimula la médula del surreno para producir una mezcla de
sustancias excitantes: adrenalina, noradrenalina y dopamina
(catecolaminas) en cantidades variables. Estamos buscando una ruta que
conecta el cerebro con las suprarrenales. Como todos sabemos, en caso de
miedo (lo cual es un evento estresante), el latido del corazón se acelera, la
respiración se acorta, los músculos se contraen, el sudor es helado. Esto
ocurre especialmente si la reacción de miedo es repentina, como cuando
un gato emerge repentinamente delante de nuestro coche: la caída al
corazón y el rápido movimiento del pie en el freno, son producidos
principalmente por la adrenalina. La visión del peligro o su percepción
subjetiva pone en funcionamiento el camino descrito anteriormente. Pero
si el peligro persiste y si tenemos que mantener el estado de máxima alerta
por más de unos pocos segundos, entonces dentro de nuestro cuerpo los
cambios son aún más significativos que los producidos por los excitadores
de la hormona. En este caso, entran en juego otras hormonas cuyo efecto
está en sinergia con las catecolaminas.

EMOCIONES
En la regulación de los dos brazos actúan también estímulos emocionales
donde, por emoción entendemos un estado de ánimo particular
determinado por experiencias personales que definen un tono subjetivo de
tipo "placentero-desagradable" y capaz de dar una o más manifestaciones
somáticas y de comportamiento. En términos evolutivos, según Darwin, la
principal función de las emociones es hacer más efectiva la reacción del
individuo ante situaciones en las que es necesaria una respuesta inmediata
para sobrevivir, una reacción que no utiliza procesos cognitivos y de
procesamiento consciente. Las emociones se asocian con comportamientos
que luego se convierten en hábitos útiles para la vida del animal. Un
animal que, vagando en la selva, oye el crujido de la hierba y el sonido de
una rama rota por un depredador, si logra escapar, tenderá a tener una
emoción de alerta siempre que oiga el mismo ruido y saldrá corriendo con
los pies en alto, sin verificar la existencia o no del adversario! Al mismo
tiempo, un animal que vea la expresión de miedo en el rostro y el cuerpo
del otro recibirá rápidamente información valiosa sobre la situación
ambiental, sus peligros. Por lo tanto, la expresión de las emociones es
también una poderosa herramienta de comunicación interindividual y
social. Según William James (psicólogo estadounidense de finales del
siglo XIX), la emoción es lo que "transforma un objeto simplemente
percibido en un objeto emocionalmente sentido" y tiene algún efecto en el
cuerpo, que actúa como una "cámara de resonancia corporal". Pero su
función no es sólo alertar al cuerpo, sino también influir en la actividad
cognitiva. Cien años después, los neurobiólogos que se ocupan de las
emociones hablan de un "tono emocional subyacente" que es puramente
personal, como lo es nuestra conciencia. La conciencia es siempre activa y
selectiva, llena de sensaciones y significados exquisitamente nuestros, que
impregnan las elecciones y mezclan nuestras percepciones. ¿Pero cómo
podemos estar en desacuerdo sobre la "bondad" o no de nuestras
emociones? Sucede que desde los primeros años de vida relacional
tenemos la oportunidad de conocer y experimentar un buen caso de estudio
de las emociones. Estos se enriquecerán a lo largo de su existencia
adoptando varios tonos pero manteniendo un tono de fondo "agradable".
Como estamos dotados de inteligencia y memoria, cada vez que nos
enfrentamos a situaciones y/o personas, sabemos definir la sensación que
se evoca: ¡la percibimos!

EL PODER DE LA IMAGEN
Nuestra mente se nutre del caldero de los recuerdos y normalmente lo que
resulta inmediatamente es una imagen. Hay varias entradas que nos llegan
a través de nuestros sentidos, pero parece que la vista, o mejor dicho, lo
que conocemos a través de ella constituye una información inmediata y es
lo que mejor conservamos como un "archivo" grabado en nuestra
memoria. Por lo general, también hay un "anexo" que sugiere cuánto
puede o no apreciarse este "documento". ¿Pero entonces el ciego? Por lo
general, por necesidad, refinan otros sentidos hasta tal punto que pueden
conocer el mundo a través de ellos. En cualquier caso, son capaces de
procesar su propia imagen, su propia memoria. En los dos primeros
decenios del siglo pasado, la llamada "psicología de la Gestalt" aporta una
contribución que introduce una innovación en los mecanismos de
percepción visual. Tradicionalmente, fueron concebidos usando la
metáfora de la cámara. Según esta concepción tradicional, la visión prevé
un primer momento pasivo (transmisión y recepción de la imagen) y un
segundo momento activo (análisis, comprensión de lo que se ha visto). Los
estudiosos de la Gestalt demuestran a través de experimentos que la
interpretación es una parte integral e inseparable de la percepción visual:
por lo tanto, no hay un antes y un después y, sobre todo, no hay una
construcción, pieza por pieza, de la imagen, sino una interpretación global,
sintética y personal que inserta los elementos seleccionados en un
contexto, poniéndolos en relación unos con otros. Estos constituirán un
recuerdo que se enriquecerá con otros nuevos recuerdos hechos de
percepciones. Por lo que se ha dicho hasta ahora, es evidente que existe
una estrecha correlación entre lo que llamamos el cerebro y la mente, los
dos sistemas están tan integrados que están muy condicionados.
Tradicionalmente, la dificultad para aceptar esta relación está ligada a la
idea de que la aparición de un estado mental, juzgado inmaterial, no puede
provenir de un sustrato biológico, es decir, material por excelencia. El
nivel psíquico tiene su propia y poderosa articulación estructural,
complejidad y capacidad de actuar en el nivel nervioso así como en otros
grandes sistemas de regulación fisiológica. Las formas en que el nivel
psíquico influye en otros niveles se agrupan en el sistema de estrés, con
sus correlaciones neuroendocrinas e inmunológicas, cómplices del sistema
nervioso central y periférico. La forma en que opera el nivel psíquico está,
por lo tanto, con toda probabilidad, centrada en las imágenes. Como
propone Gregory Bateson (un erudito cuyas investigaciones terminaron
con su muerte en 1980), la imagen es quizás más barata que el cerebro de
los mamíferos para pasar rápidamente la información a través de varias
interfaces cerebrales. En la imagen hay una información sintética capaz de
activar varios circuitos, pero en particular los circuitos que conectan el
sistema límbico (alias "cerebro emocional") con las áreas corticales de
procesamiento y ejecución. La decodificación de la imagen pone en
cuestión con un papel central, la memoria que ofrece la posibilidad de
comparar la representación mental con otras ya decodificadas, que forman
parte de la memoria autobiográfica. Las imágenes, que activan patrones
interpretativos de comportamiento son estrictamente personales: tienen
nuestros colores, nuestro olor, nuestra calidez. El nivel psíquico está
influenciado no sólo por el sistema nervioso central, sino también por
otros sistemas que reaccionan a los estímulos ambientales y al
comportamiento individual. La psique puede verse influida por la
nutrición, la actividad física y el sistema inmunológico, ya que estos
sistemas se integran como en una red de colaboración mutua con una
densa red de comunicación. El hipotálamo recibe información del sistema
inmunológico tanto a través de la corriente sanguínea como a través de los
grandes nervios craneales, en particular el vago. A su vez, el hipotálamo
tiene una poderosa influencia en el comportamiento, ya que es capaz de
comunicarse con las áreas nerviosas responsables de una respuesta de
alerta de todo el organismo, y también controla las funciones de la
glándula pituitaria, que, como ya se ha mencionado, representa la glándula
maestra de la producción de hormonas. Mantiene relaciones especiales con
áreas cruciales como la amígdala, el centro emocional por excelencia que
se estimula no sólo para las emociones desagradables, como el miedo, sino
que también se activa en el curso de las emociones positivas. La amígdala
representa una unión decisiva en el circuito cerebral que se activa cuando
tomamos decisiones; por lo tanto, el juicio y las decisiones están
estrechamente mezclados con las emociones. Las emociones, que surgen
en el cerebro activadas por acontecimientos externos o internos, se
manifiestan en el cuerpo y, al mismo tiempo, constituyen un factor
fundamental en el proceso de toma de decisiones. La mezcla de las
emociones y la razón es una constante humana que se alimenta de la
memoria.

S ISTEMA LÍMBICO
El sistema límbico es comparable al "cerebro emocional", incluye
numerosas áreas cerebrales que subyacen a numerosas funciones psíquicas
como la emocionalidad, el comportamiento y la memoria. El hipotálamo
también está relacionado con el hipocampo, la producción central de la
memoria, cuyo proceso, todavía en parte oscuro, conduce a la formación
de recuerdos. Investigaciones muy recientes han establecido que en esta
área de nuestro cerebro tenemos una formación continua de nuevas células
de neurogénesis) y con toda probabilidad estas nuevas células son
esenciales para la formación de nuevos recuerdos. Además, en estos
estudios se encontró la relación entre el comportamiento y la plasticidad
del cerebro: las personas calificadas y experimentadas en un campo
particular tienen un hipocampo un poco más desarrollado. Los nuevos
estímulos inducen la formación de nuevas sinapsis para reorganizar los
nuevos circuitos que reemplazan las viejas pistas. Si el proceso se gestiona
bien, los viejos recuerdos no se pierden, sino que se incorporan a los
nuevos. En este sentido, el estrés como estímulo (y los neurotransmisores
implicados) tiene un papel positivo en la formación de la memoria
(entendiéndose que entonces, una vez alertado a las neuronas corticales, se
necesita un descanso para consolidar la memoria), mientras que su mal
control provoca trastornos amnésicos así como una degeneración natural
debida a la edad. Estudios recientes sobre los seres humanos han
confirmado el papel de la amígdala en el circuito emocional: no es exacto
hablar de un solo circuito emocional sino de dos opciones: una vía "corta",
rápida y automática con activación emocional inconsciente, y una vía más
compleja, lenta y consciente. Es obvio que, en realidad, a menudo las dos
formas funcionan juntas, pero también puede suceder que no sean
sincrónicas y que la rápida tome la delantera arrastrando a todo el
organismo a una respuesta automática. Por ejemplo, una emoción como el
miedo produce una activación de la amígdala, que puede tener lugar tanto
en forma consciente como inconsciente, es decir, a través de mensajes
subliminales (por ejemplo, como ocurre al ver una película de terror o más
simplemente las noticias...!!!) o como una activación automática semi-
consciente, para la rápida detección de señales peligrosas. Cuando la
amígdala recibe e interpreta una señal como el miedo, comienza una
reacción inicial de "congelación", y de hecho el miedo congela nuestra
sangre, como dicen. Al mismo tiempo, a nivel del hipotálamo, comienzan
los estímulos de activación del eje de tensión con lo que esto conlleva.
Esta emoción se fija en la memoria, así como se fijan los recuerdos
vinculados a un trauma. Un gran temor difícilmente puede ser borrado, por
lo que puede ser reactivado cuando vuelven a aparecer estímulos similares
a los que lo generaron. Sin embargo, se puede manejar bien ofreciendo a
nuestro cerebro un nuevo patrón de respuesta que ciertamente presupone
una conciencia de estas emociones para poder procesarlas.

S ISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO


Hemos hablado de lo que pasa en nuestro cerebro de una manera más o
menos consciente, pero para
En cuanto al sistema de estrés hay otro gran director: el sistema nervioso
autónomo.
Como dice la palabra, es independiente de la voluntad. Es un sistema
automático de regulación de los órganos internos que funciona como
resultado del equilibrio de dos sistemas opuestos: el simpático y el
parasimpático, el excitador y el inhibidor. El llamado sistema vegetativo
autónomo (que es controlado por el hipotálamo) tiene una función
puramente motora a la par del sistema que controla, pero no es realmente
tan simple. Mientras tanto, la división antagónica entre dos departamentos
del neurovegetativo es una distinción grosera: está fuera de duda que el
sistema simpático tiene efectos excitantes en el corazón (aumento de los
latidos, aumento de la cantidad de sangre bombeada desde el corazón,
aumento de la presión sanguínea, aumento de la presión sanguínea)
ventrículo en la circulación, presión arterial) y que el parasimpático tiene
efectos opuestos, pero en esta última realidad también puede tener un
papel tónico, por ejemplo contrayendo el iris o estimulando la vesícula
biliar o el páncreas o incluso aumentando las evacuaciones peristálticas.
Desde el punto de vista anatómico y funcional, se compone de una zona
central (zonas corticales), subcorticales) y de una parte periférica formada
por fibras, ganglios y plexos desplazados de forma diversa en los tejidos.
Las fibras simpáticas (también llamadas fibras simpáticas de Orth) tienen
neuronas situadas en las columnas de la médula espinal en la porción
torácica (desde la primera vértebra torácica hasta aproximadamente la
tercera vértebra), lumbar, cuyas fibras forman una serie de ganglios
vertebrales de los que emergen las fibras post cordiales, ganglios; estos
inervan los órganos y tejidos glandulares. Particular y única es la conexión
con el interior de las glándulas suprarrenales (medulares), que tiene la
característica de no seguir la regla
del ganglio porque las fibras del simpático no se rompen sino que se unen
directamente a un cierto grupo de células llamadas cromafina en el
medular.
Las fibras parasimpáticas, en cambio, tienen un doble origen: a nivel del
cráneo con cuatro nervios, de los cuales tres tienen la cabeza como
objetivo y el cuarto, el nervio valgo, inerva todos los órganos interiores.
Un segundo compartimento está situado a nivel del sacro y alberga el
aparato genitourinario.
Agradables y parasimpáticos, trabajan en una sinergia tan estrecha que a
veces se hace difícil trazar la línea entre sus acciones.
Se multiplican los estudios que asignan a la función neurovegetativa
también la función sensorial: por la simple observación de que el nervio
vago, (que es también la forma aferente más imponente), lleva numerosos
mensajes (hechos de un diálogo cercano) de los órganos internos del
cerebro, donde están las palabras
consisten en neuropéptidos, citoquinas (sustancias comúnmente
involucradas en reacciones inmunes e inflamatorias) y otras sustancias
activas del sistema inmunológico.
Es interesante saber, en este sentido, la intensa comunicación entre el
corazón y el cerebro.
Durante el estrés, la sobreproducción de catecolaminas (con los efectos
que hemos visto (por ejemplo, en un órgano de este tipo) podría tener
consecuencias potencialmente letales en un corazón que posiblemente ya
esté sufriendo.
Al mismo tiempo, el mismo estímulo determina la producción por parte
del corazón de hormonas (como el "factor natriurético") que, gracias a la
vaguedad, llegan al nivel central con el fin de modular los sistemas de
control de la presión sanguínea. Nos enfrentamos a un sistema de
protección o más bien autorregulación de los efectos nocivos que el estrés
podría tener sobre el Corazón y los Vasos Conectados: Una especie de yin-
yang de estrés y regulación del corazón.
Del mismo modo, las emociones como la ira, la hostilidad, la tristeza, la
ansiedad y otros estados de ánimo pueden modificar los valores de la
presión sanguínea e incluso el volumen de la sangre circulante, añadiendo
más trabajo a este cuerpo que ya tiene que lidiar con los ritmos biológicos
del organismo durante el curso
del reloj de 24 horas.
Por lo tanto, puede decirse que el corazón es el más expuesto a diferentes
y repetidos estímulos estresantes, que suelen ser enfrentados con gran
flexibilidad y adaptabilidad por este órgano que en la medicina china se
llama "el emperador del cuerpo". Cuando esta versatilidad es menor hay
desarmonía y lo más probable es que si no se interviene se encuentren
disfunciones, incluso patológicas.
Estudios que destacan la estrecha relación entre los trastornos del estado
de ánimo (depresión, ansiedad) y las enfermedades cardíacas. Estos
estudios han permitido establecer una relación con las enfermedades
cardiovasculares que aumenta en proporción al estado depresivo. De la
misma manera, la ira, la desconfianza cínica, generalmente una actitud
hostil hacia los demás, especialmente si no se expresa plenamente, son
todos estados de ánimo que favorecen la aparición de enfermedades
cardíacas. De hecho, la ira reprimida está relacionada con un aumento en
la frecuencia de reclusión de la arteria coronaria deconstruida. En general,
el estado de ánimo es propenso a la depresión (que conduce a un aumento
del número de citoquinas inflamatorias), predispone al ataque cardíaco y
empeora su pronóstico al promover la aterosclerosis, lo que a su vez crea
un círculo vicioso que exacerba aún más la depresión.
El estrés también puede modificar sustancialmente los niveles de
colesterol en la sangre
a través de las hormonas que produce (catecolaminas) en dos frentes: con
el aumento de la lipólisis, al aumentar la cantidad de grasas circulantes y,
en segundo lugar, al reducir la capacidad del hígado de metabolizarlas.
Paradójicamente, la medicina tradicional alopática se ocupa e invierte
muchos más recursos en el tratamiento farmacológico de la
hipercolesterolemia que en el estado mental-emocional de la persona; esta
última situación requiere una mayor implicación y sensibilidad y que,
como veremos, se adapta mejor a una evaluación de tipo holístico como la
que es típica de la medicina
chino tradicional.
APARATO GASTRO - ENTÉRICO
El cerebro y el sistema nervioso autónomo son los principales
protagonistas pero también un papel
En el centro de esto está el sistema entérico, un colaborador esencial del
sistema inmunológico y constantemente,
correlación íntima con la nutrición. De su bienestar se deriva un beneficio
para todo el
organismo.
En el "Huang Di Nei Jing", un texto clásico en el que se centra la medicina
china, la centralidad de la
la comida se sintetiza de la siguiente manera: "curar con drogas, curar con
comida".
Todavía hoy, la dietética ocupa un lugar central en el sistema médico
conocido con el nombre de medicina tradicional china, mientras que en la
medicina alopática su prescripción está reservada a las enfermedades
metabólicas o a los pacientes sometidos a ciertas terapias farmacológicas.
Se puede decir con certeza que más de un tercio de los cánceres tienen
causas alimentarias; es posible hacer un dibujo que devuelva el alimento
al equilibrio salud-salud, devolviéndolo a las manos de la persona y a la
persona consciente. La influencia de la nutrición en el cerebro puede
expresarse a corto y medio-largo plazo y en sus membranas plasmáticas en
particular. La conexión entre el intestino y el cerebro es más directa de lo
que se puede imaginar, simplemente porque en el intestino encontramos
una red nerviosa muy respetada: más de 100 millones de neuronas
gestionan las actividades intestinales conectándose con el cerebro a través
del sistema nervioso vegetativo y entérico.
Esta red nerviosa intestinal, por su tamaño y modo de funcionamiento, ha
sido bautizada como "segundo cerebro".
El cerebro entérico está organizado en dos grandes plexos nerviosos: el
submucoso y el mientérico, cuya conexión con el sistema nervioso central
está garantizada por el simpático pre-vertebral y por el nervio valgo (en lo
que respecta al parasimpático), que constituye una importante vía de
comunicación en ambas direcciones. Este sistema, además de tener su
propia organización independiente, no sólo recibe órdenes del cerebro,
sino que las envía con importantes efectos sobre la salud
y el estado de ánimo.
El llamado "reflejo peristáltico", es decir, la onda nerviosa que determina
una sucesión regular de contracción y dilatación del tono muscular del
aparato gastroentérico, para permitir que el alimento viaje a lo largo del
canal, es generado y gobernado por el cerebro entérico. Tal reflexión sigue
su propio ritmo y está asegurada por una población especial de células,
llamadas células
El intersticial de Cajal, que coordina rítmicamente la red nerviosa que
controla los reflejos peristálticos. Estas células, como otras células,
pueden envejecer, dañarse, morir, y es comprensible cómo la salud de
éstas puede afectar a las funciones y por tanto al bienestar de nuestro
sistema gastrointestinal, cuando en realidad el reloj biológico de las
células de la Cajal, será más difícil gobernar las evacuaciones intestinales
y por tanto será más fácil encontrarse con un o en un déficit de
peristaltismo con lo que ello conlleva (borborigmos, diarrea en lugar de
estreñimiento y dolor).
Por supuesto, eso no es todo, también hay que atribuir un papel
fundamental al equilibrio de la flora bacteriana intestinal de cuya eubiosis
depende igualmente el bienestar gastrointestinal.
La red nerviosa entérica también maneja la producción de hormonas y la
defensa inmune de la cual las células abundan en las membranas mucosas
de nuestro abdomen. El resultado es un poderoso y estructurado complejo
neuroendocrino inmunológico que gestiona el funcionamiento normal del
sistema gastrointestinal y mantiene su equilibrio defendiéndolo de los
patógenos que llegan con la comida, la sangre, pero también del otro
cerebro en forma de estrés emocional.
La autonomía de funcionamiento no significa, de hecho, que el cerebro
entérico sea autárquico. De hecho, está en estrecha conexión con el
cerebro central: es una relación que va en ambas direcciones: de la
primera a la segunda y viceversa. Es bien sabido, de hecho, cuánto estrés y
emociones pueden pesar
negativo para la salud del estómago y los intestinos, pero lo contrario
también es cierto. De acuerdo con la anatomía, las conexiones que desde el
cerebro entérico van al central son más numerosas que las que hacen el
viaje inverso. Esto significa que los trastornos intestinales pueden
producir
sus efectos en el cerebro central. Veamos cómo sucede esto.
El modelo médico dominante eclipsa claramente la influencia de la psique
en el sistema gastrointestinal, prefiriendo cazar bacterias y genes en lugar
de investigar las complejas relaciones que subyacen a la existencia
humana determinando su salud y enfermedad.
Por supuesto, en el manual de gastroenterología se reconoce al estrés, la
depresión y la ansiedad el mérito de promover patologías del sistema
digestivo, pero es poco probable que se pueda decir lo contrario: es decir
que una enfermedad abdominal puede producir un trastorno del estado de
ánimo. Es lo que viene en su lugar
cada vez más claramente surgiendo de los estudios del segundo cerebro.
El centro de la escena está sostenido por la serotonina, una molécula
conocida por su vínculo con la depresión: se sabe que su deficiencia puede
producir tal alteración del estado de ánimo, tanto que los medicamentos
antidepresivos modernos trabajan para aumentar su disponibilidad. Menos
conocido es el hecho de que casi el 95% de la serotonina disponible en
nuestro cuerpo es producida por las células del intestino. La serotonina
circulante debe mantenerse bajo control, porque su exceso puede ser
peligroso, por lo que las células han desarrollado sistemas de resorción de
la misma molécula. En caso de inflamación intestinal se produce un
exceso de serotonina que, al saturar los sistemas de resorción y
desensibilizar los receptores, provoca un bloqueo del peristaltismo con
estreñimiento.
Al mismo tiempo, la inflamación activa en gran medida la enzima que
destruye la serotonina y por lo tanto es posible tener, a tiempo, a nivel
cerebral, un fuerte déficit de la molécula, con la consiguiente depresión.
Las inflamaciones, los cambios intestinales y la depresión pueden, por lo
tanto, ser una manifestación del mismo proceso.
La serotonina cerebral también depende de la disponibilidad de su
precursor el triptófano, que se contrata con el poder. Este aspecto refuerza
la importancia de una dieta equilibrada entre los principales nutrientes, su
combinación y el tiempo de ingesta como factor de grado de influencia en
el estado de ánimo y, por tanto, en el estado de bienestar.

S ISTEMA INMUNOLÓGICO
El sistema inmunológico puede reaccionar a diferentes señales de alerta de
intensidad y características variables, procedentes del interior: es
estimulado no tanto y exclusivamente por un antígeno, sino más bien por
el registro de un peligro o daño, cuya información es liberada por el
fuselaje, o
del tejido afectado y recibido por las células inmunes. Este sistema
defensivo es capaz de leer, por así decirlo, también el estado de salud de
las células, para recibir no sólo signos de muerte sino también simple
sufrimiento y estrés.
Nuestro organismo está continuamente estimulado por los estímulos
provenientes del medio ambiente: la vida es por sí misma un intercambio
de energía con el medio que la alberga. El sistema inmunológico puede ser
estimulado por sustancias que entran en contacto con la piel, con las
membranas mucosas (respiratorias y gastrointestinales), con la sangre. La
mayoría de las sustancias potencialmente reactivas (antígenos) entran por
la nariz y la boca, cuando realizamos dos funciones vitales primarias,
respirar y comer.
El sistema inmunológico de las membranas mucosas funciona como un
único circuito grande, poderoso y estructurado en varios niveles, cuyos
efectos pueden por lo tanto afectar, para bien o para mal, a numerosos
distritos y órganos
...con el cuerpo.
Esto muestra cuán numerosas y constantes son las tensiones de nuestro
sistema
y cuánto el cuidado y la higiene de nuestros intestinos juega un papel
fundamental, de lo cual el bienestar depende en gran parte del buen
funcionamiento de nuestras defensas naturales. Al igual que el sistema
nervioso, el sistema inmunológico está compuesto por células que reciben
señales excitadoras e inhibidoras desde el exterior pero también desde el
interior y también está dotado de memoria.
El sistema consiste en diferentes tipos de células que derivan de un
precursor común a nivel medular. Este enorme número de células se
desplaza en circuitos estratégicos que involucran a todo el organismo
humano: piel, mucosas, sangre, linfa. Estos últimos constituyen un
importante vehículo que permite un constante movimiento de los
"centinelas" de la defensa donde se los puede encontrar. No creo que
necesitemos una presencia. Al escapar de los vasos sanguíneos a través de
los tejidos, las células inmunes están en permanente
patrullando. Pueden activarse y así interceptar y eventualmente destruir
los antígenos, transformándose en células que preservan la memoria de ese
encuentro, morir bajo el fuego del enemigo, o por muerte natural o
inducida.
La respuesta inmunológica es normalmente una respuesta sistémica de
diversos grados; el vínculo más frecuente es entre la llamada inmunidad
natural y la llamada inmunidad adquirida. Este último, también llamado
específico, es más reciente desde el punto de vista evolutivo pero más
susceptible a los cambios negativos con el aumento de la edad produce una
respuesta más sensible
a un atacante.
Usando la metáfora de la antigua medicina china, podríamos decir que una
es la raíz de la otra: son dos polaridades del mismo proceso. Según los
antiguos médicos chinos de la edad hay una caída fisiológica del yang y
por lo tanto una disminución de la eficiencia de la inmunidad adquirida,
cada vez menos capaz de producir nuevas respuestas a nuevos estímulos.
El encuentro entre el antígeno y el anticuerpo es un momento muy
importante en la respuesta inmunológica, como para determinar una
respuesta de tolerancia (propia) o de reactividad (no propia). Básicamente,
los linfocitos, aunque son activos contra un virus, necesitan una mediación
para reconocerlo.
de un mecanismo ligado a sus propias células. Podríamos decir en
términos más filosóficos, que el sistema reconoce al extraño sólo
reconociéndose a sí mismo y a su cuerpo. Los defectos de presentación
(antígeno-anticuerpo) pueden dar lugar a respuestas incontroladas que
degeneran en enfermedades autoinmunes.
Podemos pensar en el sistema inmunológico como una realidad compleja
que no sólo se dirige hacia afuera, sino también hacia adentro. De hecho,
cuanto más se comprenda el funcionamiento del sistema, más se podrá
reforzar la idea de que el control del interior es esencial no sólo para el
mantenimiento de la salud, sino también para dar, por así decirlo, una
identidad al propio sistema, a lo que algunos estudiosos llamaron el "yo"
inmunológico. En última instancia, una fuerte identidad del yo
inmunológico, y por lo tanto un fuerte centrado en el interior, es la
condición necesaria para manejar mejor la enorme, continua y variada
estimulación que
viene del exterior.
Los descubrimientos más recientes ven a las células del sistema
inmunológico descender en un estrecho escenario de contacto con las
células nerviosas que inervan todos los órganos linfoides hasta el punto de
formar verdaderas sinapsis (uniones neuroinmunes). Eso explica cómo las
células inmunes, además del estímulo antihigiénico, reaccionan a los
estímulos que provienen tanto del cerebro como del sistema endocrino.
A la luz de este conocimiento, podemos decir que la respuesta al "agresor"
está fuertemente condicionada por el sistema nervioso y el sistema
endocrino y que su automatismo depende por lo tanto de
en gran parte del entorno neuroendocrino en el que tiene lugar la reacción
inmune, es decir, el contexto interno.
La célula inmune además de ser una estación receptora también actúa
como
"Transmisor": es una fuente de hormonas y neurotransmisores a través de
los cuales es capaz de modular la respuesta inmune en colaboración con
otros sistemas del cuerpo.
El exceso de cortisol (como resultado de un estrés prolongado) puede dar
lugar a un déficit
La activación del circuito de algunos linfocitos, que da lugar a una mayor
vulnerabilidad a las infecciones, así como una excesiva polarización en
este tipo de respuesta puede provocar la aparición de enfermedades
autoinmunes.
El sistema está entonces equipado con múltiples mecanismos de control
refinados. Algunos sirven para detener la inflamación producida por las
citoquinas (sustancias de comunicación liberadas en los tejidos y la
circulación de las células del sistema inmunológico).
Estas citoquinas tienen múltiples funciones de alerta del sistema
inmunológico, así como de participación de múltiples mecanismos de
regulación de la inflamación a nivel central y periférico (hígado), así
como de activación del notorio eje del estrés.
Pero como en todos los sistemas, hay una vez más iguales mecanismos de
contra-regulación: en el progreso de una importante reacción
inmunológica sistémica se producen tantas citoquinas específicas (IL10)
con un efecto inhibidor sobre la reacción inmunológica. Uno de los
principales productores de esta citoquina es la adrenalina, cuyo contenido
es alto durante el estrés orgánico.
Una vez más, nos enfrentamos a una situación de equilibrio donde los
circuitos activadores e inhibidores se condicionan mutuamente como en
una polaridad yin-yang: ¡no hay un circuito bueno y uno malo! La
respuesta inmunológica debe ser específica y, al mismo tiempo, capaz de
no excederse y de restablecer rápidamente el equilibrio.
En el sistema nervioso entérico, tiene lugar una fase crucial de las
defensas inmunológicas: se construye desde el principio, ya en la infancia,
la tolerancia inmunológica.
Los dos departamentos privilegiados son la mucosa nasal faríngea y la
mucosa intestinal donde el contacto con los antígenos contenidos en el aire
en el primer caso y en los alimentos en el segundo caso es constante y sin
mediación.

S ISTEMA ENDOCRINO
Las situaciones de estrés no estrictamente físicas, sino de naturaleza
puramente emocional pueden
también influyen y modifican el sistema endocrino, lo que se traduce en
un aumento de numerosas hormonas que circulan en la sangre a partir de
la ahora famosa hormona adrenocorticotrópica (ACTH) y por lo tanto del
cortisol, las catecolaminas así como de la hormona de crecimiento (GH) y,
en muchos casos, también de la prolactina.
En cuanto a la hormona de crecimiento, que, como su propio nombre
indica, favorece el crecimiento del tejido óseo y cartilaginoso, así como la
proliferación celular de otros tejidos. Se produce a nivel de la hipófisis
después de un estímulo por una señal (GHRF) del hipotálamo pero
también en respuesta a diferentes estímulos como la hipoglucemia, el
ejercicio, así como en las primeras etapas del sueño. Esta hormona ha
entrado automáticamente en la "categoría de las hormonas del estrés", ya
que los altos niveles de GH en la sangre en los siguientes estudios se han
encontrado bajos.
concomitante con diferentes situaciones de estrés agudo con un fuerte
componente emocional.
Particularmente significativo es el daño que puede producir en la edad de
crecimiento o en los niños sometidos a un estrés psíquico persistente: el
sistema se inhibe creando un marco de enanismo por privación, por lo
tanto con retrasos o déficit de estatura. Situaciones que se dan en entornos
emocionalmente adversos como los brefotropos o en familias con
dificultades sociales particulares en las que la separación temprana de la
madre desempeña un papel decisivo.
La prolactina es una hormona que promueve la lactancia en la glándula
mamaria, pero afecta otras respuestas biológicas como el ritmo de sueño-
vigilia, el comportamiento alimenticio y el sexual.
La regulación de su producción a partir de la hipófisis vuelve a utilizar
factores estimulantes, como la oxitocina, el ejercicio prolongado, el ciclo
menstrual y el embarazo, la lactancia y el estrés, contrarrestados por otros
inhibidores.
Al igual que la GH, es fácil ver un aumento bastante temprano en los
niveles de sangre durante el curso del estrés.
Es interesante ver lo que implica el estrés a nivel de las hormonas
relacionadas sexualmente, donde el tipo de estrés es determinante para
presenciar una disminución, respectivamente, de la testosterona en la y la
progesterona y el estradiol en las mujeres.
Los estudios en esta dirección han demostrado bien las relaciones entre las
emociones, el estrés y las hormonas. En particular en un estudio realizado
sobre los jugadores de tenis en el curso de un torneo deportivo: ambos
contendientes, al final del juego, han sufrido un considerable estrés
psicofísico, pero si
hay que medir los niveles de testosterona se puede verificar que el que
salió victorioso, a diferencia del vencido, presenta niveles muy altos de la
hormona masculina, comparables a los de los varones sometidos a visión
de estímulos sexuales. Los niveles de la hormona sexual masculina de la
derrotados, sin embargo, son muy bajos, comparables a los de los hombres
sometidos a un estrés agudo no tienen que como, por ejemplo, en tiempos
de guerra, bombardeos o preparativos para una cirugía.
Del mismo modo, estudios iguales realizados en la población femenina
muestran hasta qué punto un estrés de tipo psicológico es capaz de dar
irregularidades menstruales hasta la amenorrea o incluso un mayor
porcentaje de ciclos con una producción reducida de hormonas femeninas
y, por tanto, con una disminución de la fertilidad.
Estos escenarios muestran que en relación con el tipo de estrés sufrido, su
duración, nuestra capacidad de controlarlo, se activan, más que de
costumbre más que otros, algunos sistemas endocrinos que, a largo plazo,
pueden producir la enfermedad, principalmente física o
predominantemente psiquiátrica.
Por ejemplo, la muerte de un ser querido, un cónyuge o incluso
simplemente una amenaza de
perder a alguien a quien estás muy apegado induce un aumento del
cortisol, así como de las catecolaminas. El cuadro patológico que
normalmente sigue es el de un estado depresivo con una mayor
vulnerabilidad a las enfermedades, como resultado de una alteración
sistémica inmunológica.
Por lo general, en estas situaciones el aparato reproductivo está
sustancialmente inalterado, es decir, las hormonas no experimentan
variaciones significativas en sus aspectos normales, lo que ocurre en
cambio en el caso sexual de una situación estresante relacionada con la
propia vida, el propio programa existencial, el propio a sus propias
expectativas. En este caso, casi todos los sistemas endocrinos están sobre
estimulados, a excepción del sistema de hormonas sexuales, que está
deprimido.
Resultado final: ansiedad, hostilidad hacia los demás, miedo, impotencia o
ausencia de deseo sexual.
Otras hormonas interesantes que juegan un papel en el curso del estrés son
la oxitocina y la vasopresina.
Ambos son liberados de la glándula pituitaria y difieren en su composición
por sólo dos aminoácidos pero, tienen efectos diferentes o incluso
opuestos.
El primero, sirve para estimular las contracciones uterinas en el parto,
promueve la producción de leche, por su influencia en la hormona
prolactina, pero también sirve para facilitar la expulsión del pezón y es el
niño quien controla la producción a través de la succión. Desempeña
funciones relevantes
en la promoción de la conducta sexual y en general en la socialidad,
favoreciendo
el vínculo madre-hijo es macho-hembra.
Su síntesis también es inducida periódicamente por estímulos sensoriales
agradables, como los causados por el masaje, las caricias o la succión del
pezón de la madre, como se ha descrito anteriormente.
A diferencia de la vasopresina, hormona de fuerte acción antidiurética y,
por tanto, de acción hipotensiva, cuyo aumento se exalta durante el estrés,
se puede decir que la oxitocina modula el sistema de estrés activando el
parasimpático (nervio valgo) con las consecuencias biológicas pero
incluso psicológicas sobre la persona. No es casualidad que en algunas
publicaciones la oxitocina haya hecho uso de títulos como hormona de la
calma y del amor.
Finalmente, analizando la actividad de la tiroides, cuya acción, a través de
las hormonas tiroideas de sus productos, es de vital importancia en la
regulación de los diversos metabolismos básicos así como en el
crecimiento del niño, podemos ver una alteración en el tiempo del
delicado mecanismo de retroalimentación con el que la glándula se
comunica, a través de las hormonas, con la glándula pituitaria y el
hipotálamo modulando la producción de las mismas.
El estrés, así como los cambios de temperatura, es capaz de modificar la
funcionalidad
la tiroides. En particular, si la temperatura baja y si el nivel de estrés
aumenta, se incrementa la producción de hormonas tiroideas. Con este fin,
mantener la temperatura constante en los entornos de vida facilita la
ralentización y en cierto modo el torpor del mecanismo de la tiroides. A la
inversa, una condición de estrés permanente en el lugar de trabajo o en el
ambiente
doméstico produce una hiperestimulación tiroidea que comienza con un
aumento de la hormona (TSH) responsable de estimular la producción de
la hipófisis de las dos hormonas tiroideas con todo lo que ello conlleva
una vez más biológicamente, pero también psicológicamente.

ESTRÉS MATERNO E IMPRONTA


Es bastante evidente, en este punto, que en nuestro cuerpo intervienen,
como consecuencia de un estímulo para reducir el estrés, una serie de
respuestas a corto y no a medio o largo plazo.
La vida, al igual que la salud, depende de un equilibrio de sistemas
integrados. Volviendo a Selye, la adaptación del organismo a la tensión
ambiental es el principio mismo de la vida. La adaptación se rige por el
eje del estrés y es de este equilibrio que depende o no del éxito. Por lo
tanto, las enfermedades son el resultado de una mala adaptación que puede
traducirse en una respuesta deficiente o excesiva a los estímulos. Estos
diferentes resultados también se derivan de la individualidad de la
respuestas que, contrariamente a lo que podríamos creer, no están
determinadas por los bienes o, mejor dicho, no sólo por esto.
Los años de principios del siglo pasado han aclarado inequívocamente dos
aspectos La propuesta de directiva de la Comisión se basa en el principio
de subsidiariedad, que es fundamental para lo que es decisivo para definir
la individualidad de tales respuestas.
El primer punto es que la formación del individuo, ya sea un humano u
otro animal, está moldeada por las primeras etapas de la vida.
Estas son las primeras experiencias, que ya comienzan cuando todavía
estamos en el útero para modelar los sistemas de regulación fisiológica,
incluyendo el sistema de estrés, dejando impresiones que se extenderán
para permanecer en las últimas etapas de la vida. El comportamiento
materno en primer lugar es capaz de guiar la expresión de los genes, con
respecto a la curación de la descendencia y el eje del estrés, a través de un
mecanismo llamado "epigenético".
Este mecanismo consiste en una modificación biológica de las células a
través de la información - estímulos recibidos desde el exterior de la
propia célula. En particular, en lo que respecta a la relación madre-hijo,
esos estímulos están representados por los cuidados afectivos:
especialmente el contacto del niño.
Según la epigenética, nosotros los humanos, como colecciones de células,
no somos "autómatas". Víctimas "biológicas" de la herencia biológica,
pero co-creadoras de nuestra vida y nuestra biología. Nuestro pensamiento
es capaz de modificar nuestro ADN.
Ya durante el embarazo existe una programación fisiológica temprana, que
puede explicarnos la asociación entre los eventos que tienen lugar en el
útero y las alteraciones en el crecimiento del desarrollo del feto, con la
consiguiente aparición de la enfermedad en la edad adulta.
El otro campo de estudio se refiere a los efectos de las hormonas del
estrés: el tratamiento con cortisona durante el embarazo reduce el peso del
bebé al nacer, especialmente si la terapia se administra en el último
trimestre de la gestación. Las pequeñas dosis repetidas, que imitan el
estrés crónico, tienen efectos más perjudiciales que una sola dosis alta.
Las situaciones estresantes, experimentadas por la madre y/o el feto,
alteran las trayectorias de desarrollo de
estructuras cerebrales específicas, con efectos que persisten en el tiempo y
que configuran un eje del estrés que da al feto su propia especificidad
biológica que dará lugar a una reactividad individual a los estímulos
estresantes y que, por lo tanto, influirá en su comportamiento.
En resumen, ésta es la enésima prueba que nos habla de una impronta
materna fundamental para el tipo de respuesta emocional que el niño será
capaz de lograr hacia los estímulos estresantes.
Pero, afortunadamente, frente a todos estos efectos relativamente
negativos del estrés materno en la programación de los circuitos
biopsíquicos fundamentales en los niños, hay otros tantos positivos. Se ha
demostrado desde hace tiempo que el acariciar a los recién nacidos en las
primeras semanas de vida, aumenta permanentemente la funcionalidad del
hipocampo, lo que resulta en un mejor control del eje de la tensión. La
estimulación de la piel activa las vías nerviosas ascendentes, produciendo
serotonina y
la oxitocina con lo que hemos visto que conlleva. La parte más hermosa es
la siguiente: un recién nacido cuidado y atendido será a su vez un padre
generoso de caricias y, ciertamente no porque haya heredado genes
especiales sino que en realidad, se le transmite un comportamiento que
modifica la expresión de esos genes.
Los experimentos realizados a tal efecto muestran que tal mecanismo es
potencialmente reversible en la medida en que se suspende el
comportamiento que generó el cambio.
En la práctica, al estar en contacto con su madre, especialmente en las
primeras etapas de la vida, el pequeño es como si estuviera registrando
una especie de predicción de las condiciones ambientales que tendrá que
estar en la vida adulta, y moldea su sistema de estrés de una manera
apropiada: de una manera más hiperactiva o más pacífica. Así que,
contrariamente a lo que podríamos pensar, los sentimientos y emociones
nos pertenecen desde antes de nacer.
La mente es una estructura compleja, compuesta de muchas estructuras,
necesaria para vivir en esta realidad. Todo lo que llamamos real es sólo
una traducción, hecha por nuestra mente, de
algo desconocido y no conocido en esta dimensión. A través de la mente
traducimos una realidad objetiva en algo subjetivo.
El cuerpo mental se forma normalmente alrededor de la edad de ocho o
nueve años. En algunos casos, se puede dejar de hacerlo unos años antes o
después. Eso no significa que el niño no tenga instalaciones, sino más bien
que éstas no están aún suficientemente organizadas en una estructura que
sea consistente. Las emociones que pueden ser heredadas de los padres u
otros parientes en el momento de la concepción o el nacimiento e influyen
en nuestra vida inconsciente. Si, por ejemplo, nuestro padre en el
momento de nuestra concepción pensó que no sería capaz de mantener una
hijo, llevamos con nosotros la emoción que nos hace creer que no lo
lograremos económicamente, o que seremos una carga económica. Si
nuestra madre pensó, inconscientemente, que un niño restringiría su
libertad, no podemos tener hijos porque "pensaremos"
(inconscientemente) en perder nuestra libertad, o sentiremos un
sentimiento de culpa para alejarnos de nuestra madre.
Si es funcional a nuestro modo de vida, algunas estructuras mentales
tienden a reformarse, si lo son, queremos dejarlas ir de manera definitiva,
puede ser necesario modificar nuestra forma de vivir, o más bien de
entender la vida. Los patrones mentales típicos son los juicios sobre
nosotros, sobre otros o sobre categorías de personas, las ideas sobre cómo
son, deberían ser las cosas, los sentimientos de culpa, de insuficiencia, el
sentido del deber, las decisiones que hemos tomado o tenemos que tomar.

LA CONSTITUCIÓN DEL INDIVIDUO SEGÚN LA MEDICINA CHINA


La medicina china es agradable para explicar y comprender la dinámica
que implican los mecanismos de respuesta al estrés. De hecho, en su
lógica (de tipo "holístico"), los factores genéticos, los factores ambientales
y la cantidad de nuestras memorias emocionales que se han heredado (no
sólo los padres sino también los ancestros) son una mezcla que caracteriza
a la persona y la coloca dentro de un "cuadro tipológico". Este último
define una "logia de energía". Todo esto determina diferentes formas de
responder a los factores estresantes.
Veamos un poco mejor de lo que estamos hablando. De acuerdo con la
visión de la medicina clásica china, cada hombre está estructurado, en su
parte
constitucional, es decir, más profundo y menos variable, de las influencias
celestiales (cielo) y parentales que de la apariencia del cuerpo, así como la
estructura y funciones de los órganos y aparatos están consagradas. Tal
Las influencias determinan una impronta invariable, la constitución, que
también afecta a la capacidad de reaccionar a los diferentes estímulos
ambientales propuestos por el mundo circundante.
Para el Taoísmo, al igual que para las diversas medicinas científicas y no
del siglo XIX, la constitución expresa la "naturaleza" individual: lo que es
específico a nivel físico y psíquico en cada ser humano. Esta "naturaleza"
constitucional es la base de la reacción específica de cada persona a
cualquier estímulo, ya sea que provenga del mundo exterior o del
"ambiente interior".
En clave energética, el hombre es considerado como un conjunto de
materia, sentimientos y
espíritu, la visión clásica ha proporcionado, para lo que es la constitución,
una influencia celestial, es decir, un "algo" que viene del cielo (brillo) y un
componente relacionado con los padres y por lo tanto que viene de la tierra
(el jing de los padres).
En este punto, debo explicar algunos de los términos comúnmente usados
en la medicina china. El término Shen suele traducirse por "espíritu", pero
su significado es mucho más complejo y cambia si se entiende en un
sentido filosófico, religioso o de uso popular. Según la tradición taoísta, en
el momento de la concepción, cuando los dos jings (del macho y de la
hembra) se encuentran, se produce una vibración que permite que la
energía cósmica de
descienden y toman forma encarnando un alma nueva.
El shen es un nivel extremadamente puro y sutil de vibración energética,
herencia universal infinita que, arraigándose en el individuo único, habita
en su corazón (cuya vitalidad es visible a través de la mirada de la
persona) y lo guía, expresando todas sus instancias psicológicas,
emocionales y espirituales. Es por lo tanto nuestra conciencia, nuestra
profunda guía espiritual, entendida como la capacidad de conocer y
aceptar las cosas por lo que son y de aceptarlas por lo que son para
mantener una actitud de tranquila lucidez y calma mental hacia los casos
de la vida.
Fomentar su presencia significa cultivar un "corazón vacío", es decir, un
corazón no atestado de preocupaciones, inquietud, prejuicios, para que
todo pueda ser aceptado y conocido.
El corazón es el asiento del shen por excelencia, pero en realidad entonces
cada uno de los cinco órganos de la medicina tradicional china (corazón,
riñones, bazo, hígado y pulmón) alberga uno de sus aspectos específicos
que tiene lugar en el curso de la formación del nuevo individuo.
En lo que respecta al término "jing", puede traducirse como "esencia,
energía vital". Las esencias son el poder de la unión del cielo y la tierra;
son las raíces del ser. En el sentido general, el término jing indica la
esencia de algo: el núcleo vital de una sustancia determinada. El
los órganos conservan el jing junto con el qi y el shen.
La comprensión del jing es importante porque es muy frecuente encontrar
un déficit de jing en el progreso de las enfermedades crónicas en lugar de
trastornos relacionados con la deficiencia del órgano "qi".
El desarrollo del individuo, el crecimiento, la madurez y la decadencia no
son más que cambios que coinciden con la condición de su Jing. Así que el
jing es el elemento que impregna al organismo de la posibilidad de
desarrollo desde la concepción hasta la muerte. Sin embargo, durante la
existencia, uno puede experimentar condiciones que aceleran la
decadencia del jing.
Los textos de la medicina tradicional china describen algunas causas de la
deficiencia de jing:
- Deficiencia congénita de Jing
- cerrar los embarazos
- enfermedades crónicas
- enfermedades de origen psíquico, en particular el miedo crónico
- los excesos sexuales, pero también los intelectuales, el estrés juega un
papel decisivo en este sentido
en el agotamiento del jing por el uso excesivo del cerebro (que es
alimentado por el jing) al
igual que los excesos sexuales.
El jing pertenece tanto al cielo delantero como al trasero al mismo tiempo,
esto significa que hay una forma innata de jing (cielo delantero como es
antes del nacimiento individual) y una adquirida.
Un aspecto del jing del cielo frontal consiste en la esencia de la energía
sexual de los padres en el momento de la concepción: el deseo físico, la
atracción sexual y el empuje del amor que hace posible una nueva
existencia; hay movimiento, poderosa activación de las energías vitales a
través del acoplamiento. Estas energías determinan el "jing" del feto
haciendo posible que crezca. A un nivel más material este jing es lo que,
en la medicina occidental, se llama "herencia".
cromosómico"; en un nivel más sutil, es la herencia "energética" de los
padres que incluye a los suyos el Comité desea señalar que la condición
energética de la constitución es la misma que la del momento concreto en
que se produjo la unión.
Pero el jing del nuevo ser no es sólo esto, de hecho es también el lugar y el
momento en el que todo esto (conjunción cósmica) es único e irrepetible y
tiene un peso decisivo en la formación del jing del cielo frontal. La vida
individual, entonces, se nutre de este jing del cielo anterior que se deposita
en el riñón (entendido en un sentido energético más que como un órgano),
como si fuera una especie de "energía de batería", que se utiliza durante
toda la vida para alimentar todos los órganos hasta su máxima capacidad.
que coincide con la muerte física individual.
Si este proceso es inevitable, el ritmo y la velocidad con que se lleva a
cabo puede variar enormemente, porque también hay un jing del cielo
trasero que se desarrolla después del nacimiento del individuo y que
consiste en la esencia (jing) que tomamos del exterior a través de los
nutrientes introducidos: alimento, agua y aire, pero no sólo eso, hablando
de alimento, igual de vital es ese psico-afectivo.
A diferencia del jing del cielo delantero, el jing del cielo trasero se
desgasta rápidamente,
tanto que necesitamos comer, beber, respirar todos los días; pero al mismo
tiempo, su reconstitución después del consumo es también rápida y
manejable.
Esta esencia tiene mucho que ver con el bazo-páncreas y el estómago del
órgano que en la medicina china son la "digestión", pero también con el
pulmón, ya que está ligada al oxígeno que sirve al cuerpo como sustrato
nutritivo.
Por extraños que nos parezcan estos conceptos, encuentran su propia
lógica precisa, afín a las nuevas tecnologías de nuestra fisiología, y al
mismo tiempo ya nos proporcionan medidas de las posibles intervenciones
terapéuticas.
Hay un vínculo biunívoco entre el jing y la sangre. El jing innato
representa el origen de la sangre (xue), que, a su vez, se alimenta
constantemente del jing adquirido. La sangre, en la medicina tradicional
china, indica el aspecto más material y denso de la energía (qi) y puede
vincularse a la alimentación al mantenimiento del individuo, a su arraigo,
a su solidez tanto física como psíquica. Sus funciones esenciales son
nutrir, humedecer, dar solidez radicular y psicofísica.
La sangre, aunque incluye el concepto tradicional occidental de la sangre,
no se reduce al líquido rojo que circula por las arterias y las venas, sino
que es un concepto funcional que expresa el aspecto nutritivo y
humectante de la energía orgánica (qi).
Otro concepto fundamental de la medicina tradicional china es el "qi". De
una manera feliz pero reductora, en Occidente, ese término ha sido
enérgicamente interpretado.
En lo que respecta al ideograma, el carácter superior de "qi" significa
respiración, mientras que el ideograma inferior es el que se utiliza para
indicar el arroz. Por lo tanto, "Qi" representa para los chinos el aliento
universal de vida que nos permite existir para sobrevivir, un elemento
esencial como el arroz en las dietas chinas.
Por lo tanto, el qi es una esencia, la base de todo, la sustancia primordial
de la que todo está hecho. Tal fuerza se manifiesta en la persona como un
proceso vital.
Qi representa a nivel orgánico la activación, transformación y difusión de
todo lo que viene del Jing y regresa. Concretamente, permite funciones de
movimiento, termorregulación del cuerpo, transformación y difusión, que
son la base de los procesos metabólicos.
Por lo tanto, es un elemento intermedio entre jing y shen. Cuando el qi
deja la regularidad fisiológica, actúa desfavorablemente para el individuo
y es llamado "perverso". Las explosiones perversas se llaman "xie qi".
Ejemplos de ello son las condiciones climáticas adversas, una dieta
inadecuada, pero también un entorno afectivamente hostil. Aunque el qi es
único, siendo múltiples sus representaciones, en la práctica le añadimos
siempre una calificación que especifica su función y ubicación.
Esta terminología, en la que se utilizan símbolos y metáforas, no nos
resulta muy familiar a los occidentales, pero es útil para comprenderla a
fin de metabolizar el significado que se da en la medicina al "complejo
energético", comparable al conjunto de funciones de las vísceras y los
órganos de las vísceras.
su aleta mental. Así que hablamos de una forma (vinculada al jing), una
funcionalidad (vinculada al qi) y una capacidad mental y espiritual
superior para regular (el shen que se materializa con la visión taoísta no es
de ninguna manera estática.
Cada uno nace con una constitución determinada; está compuesto de
varios factores, celestiales, terrestres, planetarios y padres. Sin embargo,
la constitución de una persona no es totalmente determinada e inmutable:
dentro de ciertos límites, puede ser cambiada, mejorada la constitución
individual corresponde a la virtud que cada uno debe aportar al mundo.
Virtud
no tanto como para seguir esquemas o modelos éticos propuestos por el
mundo exterior, sino una adaptación de la conciencia de la ley natural de
la vida, siendo capaz de captar y explotar plenamente todo su poder ("Vive
el aquí y ahora"!!). Las conexiones con el mundo en el curso de la vida
actúan sobre esta naturaleza, haciendo que sus cambios se basen en las
emociones, experiencias, comida, cultura, etc.....
Las energías vitales de los padres "empujan" el principio vital (jing) y el
qi a lo largo de la columna vertebral del feto en el meridiano de la vejiga
urinaria (meridiano cuyos puntos para una buena parte del curso de la
vejiga urinaria son
se encuentran a los lados de la columna vertebral) y "activan" puntos
específicos llamados "shu" de la espalda.
Algunos de estos puntos serán reguladores de un órgano o intestino
determinado con una "impronta" típica que caracterizará su funcionalidad
a lo largo de su existencia.
En conclusión, los "tres tesoros" de la vida humana (vitalidad, energía y
espíritu) se contemplan en el pensamiento taoísta como la fuente de la
creatividad, la habilidad y la inteligencia.
Es de su equilibrio dinámico que los pensamientos, acciones, forma y
función de cada ser dependen de los humanos. Otro principio clave de la
medicina china es la dualidad. El hombre, desde el momento en que es
concebido, pulsa en el vientre de la madre hasta el momento en que toma
su último aliento para volver al vientre de la madre tierra. Todo ser
viviente está en la dualidad: durante su vida experimenta alegría y dolor,
deseo y realización, acción y
descanso, sufrimiento y placer, fuerza y debilidad, amor y odio.
En el contexto de estos pares, un elemento no puede existir sin el otro;
nadie puede decir que ha experimentado una vida de sólo alegría o dolor,
ni de haberla pasado en continua actividad, sin descansar nunca.
Este principio se basa en el Taoísmo: aquí está el ideograma del yin y el
yang, que tiene una referencia común, formada por una colina, símbolo de
la toma de forma, de la existencia como entidad distinta. La pendiente a la
sombra de la colina representa el lado oscuro, misterioso y lunar de la vida
(yin). La pendiente
El lado soleado de la colina representa el lado brillante, manifiesto y
soleado de la vida (yang).
Junto a esta visión dualista de todos los aspectos y fenómenos presentes en
la naturaleza, la medicina china opera sus propias observaciones a través
de la teoría de los cinco elementos que definen cinco logias de energía.
En cuanto a la logia energética, puede definirse como aquel complejo que
incluye el meridiano órgano-alma; éstos comparten algunas acciones
energéticas típicas de cada movimiento.
La teoría de los cinco elementos o movimientos nació en el antiguo
pensamiento chino con el objetivo de conectar diferentes fenómenos y
diferentes cualidades que se manifiestan tanto en el macro como en el
microcosmos.
Atribuyendo un significado simbólico, es posible encontrar
correspondencias entre los fenómenos naturales y los que de otro modo
serían difíciles de identificar, que se encuentran entonces en la práctica
clínica común.
Los cinco movimientos son: agua, fuego, madera, metal y tierra.
Se dice que el agua se hidrata y desciende, el fuego se quema y sal, la
madera se dobla y se endereza, del metal que se conforma y transforma, de
la tierra que recibe la semilla y la madura.
Cada movimiento, desde la concepción, se transforma en el siguiente,
dejando una huella en el anterior. Al nacer, el ciclo continúa con continuas
transformaciones que permiten la completa realización del "potencial"
contenido en el movimiento de la madre.
En cada movimiento, el shen representa un poco al gran director de una
orquesta capaz de obtener de los sencillos orquestales un resultado mayor
que la suma única de los componentes. Puede entenderse como un sistema
de control homeostático general, o como un conjunto de reacciones
psíquicas, endocrinas, inmunes y neurológicas, capaces de regular en
general el funcionamiento del cuerpo.
El aspecto morfológico de la persona subyace a los caracteres psíquicos
funcionales, méritos y virtudes que sería útil reconocer que se remontan a
la pertenencia a una logia energética.
Conocer esas diferentes tipologías puede ser de ayuda en la formulación
de un diagnóstico porque probablemente los primeros movimientos de
muchas alteraciones patológicas serán atribuibles a los órganos y
meridianos típicos de esa constitución. Sin embargo, esa clasificación es
principalmente teórica, en la
práctica cada uno de nosotros es el resultado de la fusión de dos o más
tipos.

El lenguaje corporal según la medicina china (con especial referencia a la


logia de madera) y el psicoanálisis nuestra forma refleja la forma en que
las explosiones circulan dentro de nosotros, expresando nuestra alma y la
autenticidad de nuestro espíritu.
El cuerpo tiene un lenguaje que se expresa sin palabras: el cuerpo no
puede mentir. La actividad psíquica se manifiesta en los gestos y la actitud
postural.
La postura es la forma en que reaccionamos a la fuerza de gravedad (la
acción de la tierra sobre el hombre en contraste con el cielo) y a nuestras
emociones más instintivas y menos controlables. Un trauma físico traído a
cualquier punto del cuerpo es capaz de dar una alteración del equilibrio
con contracturas localizadas o extendidas a áreas musculares. Pero lo
interesante es que el cuerpo reacciona a los estímulos estresantes físicos y
mentales de la misma manera: experimentar una emoción, que puede ser
el mayor miedo, vergüenza, ira significa traducir esa emoción en una
cierta postura. Si es así, el estado emocional perdura en el tiempo como
resultado de un estrés crónico, algunas tensiones determinarán una postura
característica. El cuerpo se dobla, se forma y se moldea a sí mismo
se endurece como si se armara en defensa del mundo exterior, a veces se
lastima. En este punto aparecen enfermedades y lesiones orgánicas que
son la expresión de un profundo auto-daño, una profunda fragilidad del
ego que necesita atención. La somatización, de la que tanto hemos
hablado, consiste en provocar un cortocircuito que transmite
neuroquímicamente emociones, pensamientos o comportamientos a las
funciones fisiológicas:
la emoción y la perturbación emocional que debería aparecer debido a un
conflicto no se viven en la esfera psíquica y se procesan por ella, sino que
se desvían inmediatamente al cuerpo.
La aparición de un sistema físico puede considerarse como un mecanismo
de defensa que evita el sufrimiento y el conflicto psicológico.
En Occidente, el mérito de haber reconsiderado la importancia de la
bioenergía del cuerpo en la psicoterapia del lenguaje es principalmente
responsabilidad de Reich y Lowen. Descubrieron que, en el curso de la
psicoterapia, las tensiones musculares de sus pacientes estaban
cambiando. Así, al aliviar las tensiones musculares crónicas, incluso con
el uso de técnicas de presión directa en puntos localizados en el
el paciente estaba experimentando su propia vulnerabilidad.
La medicina china hace un complejo análisis de la postura y su
significado: a partir de los estados emocionales.
Bajo el término genérico "emociones" en la medicina china se atribuyen
dos significados diferentes: kan y qing. La primera puede ser traducida
como "sensación", mientras que la segunda puede ser traducida como
"emoción, sentimiento".
Por "sensación" entendemos algo indiscriminado, un tipo de estado mental
no relacionado con un evento o condición específica reconocido como un
factor causal y determinante. Por ejemplo, tenemos la sensación de estar
deprimidos, un sentimiento de ira o infelicidad, pero no sabemos decir
bien por qué estamos en ese estado de ánimo particular, por lo que no se
relaciona con nada específico.
En cambio, la condición en la que, por ejemplo, somos felices se define
como "emoción" porque una persona nos ha dicho ciertas cosas, ya sea
porque hemos alcanzado un determinado resultado, o porque ha sucedido
algo. Es decir, somos capaces de dar una razón de la condición emocional
en la que nos encontramos y le damos un nombre.
Una emoción actúa a nivel del ying qi (qi nutritivo, íntimamente ligado a
la sangre, se manifiesta de las siguientes maneras y se mueve
predominantemente con esto en los vasos sanguíneos y los meridianos que
dibujan en el jing del
) y luego es "retenido" por la sangre. La sangre es el medio a través del
cual circula el shen, que se encuentra en el corazón. Todas las experiencias
que se hacen conscientes se depositan en el y en mi corazón y en la sangre.
Mantener una determinada emoción en la sangre nos permite conectarla a
nuestra experiencia.
La sensación, por otro lado, está más al nivel de wei qi: energía superficial
que calienta y fertiliza el
la piel y la carne consolidan la textura entre la dermis y la epidermis; en
profundidad maneja el diafragma. H
siempre se ha equiparado con la energía de defensa, es decir, la
inmunidad; la inmunidad no específica como el instinto de una persona.
En ella no hay este vínculo y este arraigo en la sangre, estamos en la
inconsciencia.
Volviendo a la cuestión de las emociones y la somatización, tendremos un
modo particular de responder a las tensiones: reacciones externas e
inconscientes en los músculos de la piel-wei qi-muscular-tendón de
mierda, relacionadas con el movimiento de la madera; reacciones internas
y conscientes en las estructuras más profundas-y qi-meridian luo,
relacionadas con el movimiento del fuego.
Sabemos que en los meridianos músculo-tendón fluye el wei-qi, la energía
instintiva por excelencia, que controla los aspectos no racionales de
nuestras respuestas, incluso las no emocionales. Está relacionado con los
esfínteres, los músculos lisos estriados, la postura, la inmunidad, los
reflejos neurológicos, el sistema nervioso...
autónomo; temperatura corporal.
Serán estas estructuras las que se modificarán en las condiciones de estrés
emocional instintivo no racional, según un esquema de las cinco
sensaciones relacionadas con los cinco órganos:
- la ira en el hígado,
- alegría-amor por el corazón,
- preocupación por el bazo-páncreas,
- tristeza por el pulmón,
- miedo por el riñón.
Por supuesto, en una condición aguda habrá la implicación del meridiano
muscular de tendencia ligado al intestino (yang), en formas crónicas habrá
la implicación del órgano acoplado yin. En caso de temor experimentado
como una amenaza aguda se verá afectada por lo tanto la vejiga, en una
condición de vacilación crónica la inseguridad afectará al riñón, es así
obviamente con respecto a la cadena músculo-tendón.
A nivel de la piel podemos tener diferentes manifestaciones dependiendo
de la logia de mayor interés, por lo tanto: Madera con dermatosis fugaces
y migratorias, más intensas hacia arriba o en los genitales, y de naturaleza
alérgica. El fuego con eritema y afecta principalmente a la cara, el cuello y
las extremidades superiores. La tierra da lugar a formas subagudas y
recurrentes en el centro del cuerpo (pecho, abdomen) con el aspecto
grasiento tipo eccema seborreico. El metal determina formas secas y
generalizadas (tipo de psoriasis) de carácter agudo, pero que recurren
inmediatamente a un estrés mínimo
El agua determina formas crónicas, necróticas, graves, con
hiperpigmentación en la parte inferior del cuerpo (termo-hipodérmico,
pioderma gangrenoso).
Mirando con una atención evolutiva psíquica, el wei qi es el filtro
instintivo directo que relacionamos con el mundo y que nos protege de él,
uniéndonos al Es, al inconsciente y a las etapas de
el desarrollo oral y anal de nuestro crecimiento. La fase genital (o fálica),
por último, es más atribuible a los grupos sanguíneos, shen y meridianos
relacionados con la diferenciación (corazón e intestino delgado, ministro
del triple calentador del corazón, hígado, vesícula biliar). De esta manera,
entonces, también se pueden entender algunos graves trastornos de
carácter psíquico, como el autismo, debido a un exceso de wei qi.
Es bastante claro en este punto que los desequilibrios a expensas del wei qi
son responsabilidad de la madera de la logia.
La confirmación de lo dicho hasta ahora es que cuando decimos que
estamos estresados, cada uno de nosotros percibe, además de los cambios
de humor, perturbaciones físicas más o menos recurrentes. Las primeras
perturbaciones emocionales se manifiestan en nuestra actitud postural y en
los movimientos de los diversos
segmentos del cuerpo. Aquí permanecen y se consolidan si estas
emociones persisten crónicamente.
Puesto que la postura está determinada principalmente por la columna
vertebral (se compara, en esta lógica, a la escala de la vida, a lo largo de la
cual se sube y a veces se para) y, energéticamente, por el du mai o
gobernador del vaso (donde se experimentan las experiencias de
crecimiento y evolución del individuo), he aquí que suponiendo un
tratamiento terapéutico, no podemos ignorar el meridiano de la vejiga
urinaria. Este último, en la sección que recorre la columna es
consta de dos ramas: la rama más lateral se ve afectada por eventos y
traumas de tipo psíquico y actúa causando contracciones de la rama más
medial. Esto a su vez sufre de un trauma de tipo físico, así como la
influencia de la rama externa.
Una vez más, las emociones y los sentimientos están en juego. La mayoría
de las dificultades del hombre surgen de la incapacidad de vivir
pacíficamente los sentimientos y las emociones, de elegir libremente lo
que quiere experimentar y de vivir lo que es y lo que quiere experimentar
seleccionado.
Las influencias sufridas por otros, las acciones y elecciones impuestas
llevan al individuo a ser condicionado desde el mundo exterior, activando
una serie de procesos psicológicos que pueden socavar la integridad de la
persona. Los conflictos con otros (padres, parejas, hijos, colegas, etc.)
sacuden
el balance de la persona en una base diaria. El poder restaurar la
tranquilidad interior para encontrar todavía una razón para profundizar una
relación o para disolverla pacíficamente, depende de la capacidad de
autoanalizar y comprender las dinámicas, pero más aún de la conciencia
de sus responsabilidades dentro de las mismas dinámicas.
El hombre ideal, según la medicina china, es aquel que, en continua
evolución, busca la verdad en el no sé cómo es su vida. El hombre
auténtico es consciente de la invariabilidad del hecho pero es capaz de
dominar (a través de la meditación) su propio destino. El destino y la
suerte se trata de "zhi" (voluntad que fluye del riñón para realizar lo que
está en sus planes) y "shen" (amor del corazón que nos genera y sostiene),
el agua y el fuego, y consiste en afinar este eje, haciendo que el agua
generadora invierta la nueva fuerza de propulsión del fuego. Por eso Sun
Simiao escribe que el espíritu del agua da sabiduría y planificación, pero
cuando el eje está en déficit
aparece la aversión, la tristeza, la codicia. No es coincidencia que el eje
agua-fuego/corazón-renación sea considerado el eje de la vida. Su
comunicación tiene lugar a través de varios grupos de meridianos. Los
curiosos meridianos traen agua al fuego (traen determinación). Los
jarrones luo llevan la experiencia emocional diaria, y por lo tanto de la
vida, (la conciencia de que el corazón opera sobre las emociones) a los
riñones y al jing. Así es como nuestra evolución está progresando hacia
una nueva conciencia.
También podemos decir que el riñón de agua por un lado corresponde al
potencial, y por otro lado representa la raíz, la fuerza que permite al
corazón realizar este potencial.
No podemos, en este punto, no mencionar el diafragma, como reserva de
wei qi, pero principalmente como el principal músculo involucrado en la
respiración.
Es bien conocida en términos fisiológicos la importancia del diafragma en
la mecánica respiratoria, así como para la circulación. Importantes y
complejos sistemas de control neuroquímico permiten un ajuste de la
respiración en respuesta a diferentes estímulos.
Pero si el diafragma es tan importante en la medicina occidental, lo es aún
más en la medicina china.
En éste hay al menos dos "diafragmas" definidos por los ideogramas "ge"
y "huang". En el contexto de la dialéctica yin y yang diremos que el
primero es el polo yang mientras que el diafragma huang es el equivalente
yin. Aunque ambos se han traducido con "diafragma", mientras que Ge
indica el diafragma tal como se entiende en la medicina occidental, el otro
se ha traducido como "espacio" torácico; este diafragma se refiere a los
tejidos de cobertura que envuelven los órganos, tanto los abdominales. Los
Huang están vinculados a una profunda nutrición de los órganos, con
función de limpiar el calor, calmar el shen y luego relajarse, ajustar el qi
aumentando específicamente las defensas del cuerpo.
El diafragma "ge" mantiene importantes relaciones con los órganos, pero
también con casi todos los meridianos, cuyo camino también pasa por el
diafragma. Siendo considerados una reserva de wei qi (energía defensiva),
los meridianos que la cruzan (el principal, y distinto, algunos tendón-
muscular)
de alguna manera, se están "cargando" con la misma energía.
Otra función atribuida al diafragma es permitir la subdivisión de todos los
líquidos del sistema está diseñada para poder operar el cuerpo en una
función "clara" y "turbia", que a su vez tiene funciones específicas. Así
que
Por ejemplo, los líquidos claros forman el puro yang del estómago que
alimenta los órganos de los sentidos y el cerebro. Los líquidos turbios, en
cambio, nutren la piel, rehidratándola y constituyendo una reserva de
energías de defensa. Una alteración del diafragma puede causar el
"bloqueo" de toda la circulación del cuerpo (estasis de líquidos, alimentos,
energía, sangre, flema). Esta estasis a menudo se manifiesta con la
enfermedad "de la boca amarga". Se caracteriza precisamente por la
aparición de un sabor amargo en la boca:
significa que lo que se ingiere, sea lo que sea, tiene un sabor amargo y el
resultado es el rechazo a comer. En términos energéticos se debe a la
sobreactividad (fuego) del hígado y de la vejiga biliar que se eleva (como
es típico de este tipo de energía) y, contrarrestando la energía descendente
del estómago, se manifiesta en lo alto de la boca. Esto puede suceder
cuando se come demasiado rápido o
cuando se come bajo estrés. Se dice que el hígado ataca al estómago.

Se ha hablado del diafragma y de la respiración según una visión


psicodinámica, ya que el estado emocional se refleja en la postura de una
persona y se ha dicho también la importancia del diafragma como
principal músculo implicado en la respiración.
Se sabe ahora que la impronta materna y las primeras fases de la vida del
niño no sólo sirven para un crecimiento ideal de todos sus órganos, sino
también, y sobre todo, para la definición de su propia identidad.
Alexander Lowen (alumno del Reich) lo describió como inducido por
estrés a una edad temprana, por procesos para alimentar lo que él llama
"mecanismos de defensa del carácter".
El grado de intensidad de este estrés condicionará las características
dominantes en el carácter del futuro adulto, definiendo un tipo de
personalidad que podría resultar en tipos definidos patológicos
(personalidad histérica o esquizoide).
Todo se juega, según el psicoanálisis, en los primeros años de vida, en
relación con la forma en que se experimentan importantes etapas de apego
- separación de la madre y los padres, así como los primeros pasos del
camino hacia la independencia existencial.
Las defensas puestas en el personaje son modelos de respuesta universal
que expresan todos los colores de la herida latente que tarde o temprano
reaparece.
El tipo de respiración también refleja este estado existencial.
Lowen, habla de "armadura de pecho" para describir una actitud de
"endurecimiento" de los músculos del pecho con la correspondiente
reducción de la motilidad libre del diafragma. Expresión de "autocontrol y
retención". Los hombros, empujados hacia atrás, expresan el "agarre".
Junto con la armadura del cuello, expresan "resentimiento" reprimido y
"obstinación". La respiración de estas personas es una respiración seca. El
acto respiratorio se reduce debido a las tensiones, la persona no puede
expresar emociones fuertes ni responder fácilmente a ellas. La expansión
crónica del tórax crea una serie de problemas a los que las personas con
tendencia a la rigidez y con cuerpos
muscularmente "blindados" son particularmente propensos. Entre los
diversos problemas, pueden surgir la tendencia a la hipertensión, las
palpitaciones y la ansiedad y, a largo plazo, también una hipertrofia del
músculo cardíaco.
De manera similar, Reich describió una forma de armadura centrada en la
presión abdominal. Los pacientes lo describen como una intolerable
"presión estomacal"
Tengo un cinturón que "aprieta". Este es un intento de suprimir en los
intestinos, sentimientos difíciles de "digerir". Se podría hablar de
respiración "intestinal", pero hay una desarmonía entre la expansión de la
el pecho y el abdomen. En sus estudios de observación, Reich observó que
en muchos casos, junto con la obstrucción diafragmática, había una
incapacidad para vomitar y una náusea más o menos constante. Los
llamados "desórdenes nerviosos" del estómago son la consecuencia de la
armadura de este
región.
Otro tipo de respiración descrito es el que se caracteriza por el intento de
inhibir la misma dinámica respiratoria. La mecánica respiratoria se lleva a
cabo de todas formas, pero con un intento de minimizar el movimiento
respiratorio. Este tipo de respiración "imperceptible", el mismo Reich la
llama "respiración uterina". La respiración, es decir, de alguien reacio o
incapaz de nacer. En la persona, esto se manifiesta con una extrema
dificultad para "respirar a pleno" pulmones": la abertura de toda la
garganta al respirar evoca sentimientos de ahogo en muchos pacientes.
Por último, es bastante típico observar en personas ansiosas, un aliento
"nervioso", descrito como el que te falta el aliento. Refleja el tipo de
aliento que vive eternamente en el miedo, en la percepción del peligro.
Comparable a un hombre que se arriesga a morir en un campo de batalla y,
que será derribado si muestra, aunque sea con un solo aliento, que está
vivo. Puede respirar, pero no puede ser visto haciéndolo. El hábito de
respirar superficialmente hace que sus efectos se sientan a nivel del plexo
solar y de los órganos abdominales al "enfriarlos". Reich continúa
describiendo cómo los niños aprenden a contrarrestar los estados de
ansiedad contrayendo su acto de respiración y suprimiendo las emociones
ansiosas. Si tiene éxito, el patrón resultante de bloqueo afectivo y
restricción rígida conduce a la obstrucción de los músculos del pecho
(descrito inicialmente).
De lo contrario, ante el estrés expresarán algunos síntomas de ansiedad,
aprendiendo a manipular el entorno a través de ellos (respiración
excitada).
Básicamente, los diferentes modos de respiración, ya sea que se entiendan
en términos de experiencia de conflictos uterinos o de nacimiento,
conflictos intestinales o lucha muscular interna, esconden las dinámicas
que son parte de cada uno de nosotros. Dinámicas que hablan de tensiones,
sentimientos de culpa, crisis existenciales. Si se entienden, serán un punto
de partida útil sobre el que trabajar.

MOVIMIENTO DE LA MADERA :
Los estados mórbidos vistos hasta ahora se caracterizan, de alguna
manera, por pertenecer al bosque de la logia. Una peculiaridad que
también le pertenece es representada por el factor del viento. Viento
significativo como influencia perniciosa que puede ser tanto de origen
externo (ambiental) como interno (vacío).
de sangre o calor o vacío yin). Vehículo por definición de varios
pervertidos, a menudo se mezcla con el frío, el calor, la humedad y la
sequedad. Extremadamente móvil, capaz de impactar en la superficie a
gran altura (como ya hemos visto
puede causar enfermedades de la piel, pero también temblores y
contracturas musculares), pero también puede provocar enfermedades
respiratorias y digestivas agudas de carácter gripal (viento frío y viento y
calor); edemas de la cara (si se mezclan con agua); erupciones cutáneas
con picor y pliegues de alfiler (si se combinan con frío, calor y a veces
humedad y sequedad); dolores migratorios de tipo reumático (si se
combinan con humedad).
Muchos de los accidentes vasculares agudos del sistema nervioso central
(derrame cerebral, hemorragia) y del corazón (infarto de miocardio) se
definen, vinculados al viento, con un inicio rápido, brutal y repentino. El
elemento "viento" es agradable como factor estresante (tanto como factor
interno como externo) en la desarmonía de la causa y, por lo tanto,
conduce a la patología. Luego, disipando el viento, mediante el
tratamiento de puntos precisos, pero evidentemente diferentes según el
distrito a tratar, será posible disipar los otros pervertidos que invaden el
organismo. En otras palabras, tratando la madera adecuadamente (es decir,
wei qi y la superficie del cuerpo), será posible hacer al individuo
relativamente "impermeable" a las influencias perniciosas externas.
Tratar los puntos que "combaten el viento" no sólo es importante para
tratar los trastornos físicos (dolor de cabeza, mialgias, temblores, etc........)
sino también para calmar el aspecto mental, ya que, como se acaba de
decir, el viento no es sólo un factor externo sino una especie de
"resistencia orgánica".
El factor "viento" puede ser responsable de causar ataques de dolor de
cabeza. Se trata de un trastorno bastante recurrente como resultado del
estrés. Tiene varias características tanto en lo que respecta a la
localización (puede ser diseminada o limitada), las características
(pulsante y fija), la duración (aguda, periódica, recurrente) que por lo que
respecta a otros síntomas que pueden acompañarla (vómitos, fiebre,
mareos, aumento del lagrimeo, fotosensibilidad).
La sensación de dolor que se siente se debe a que el cerebro percibe
algunas anomalías por razones no siempre conocidas: por ejemplo, la
dilatación de los vasos sanguíneos, la activación de ciertas fibras nerviosas
o la contracción de ciertos músculos pericárpicos.
En otros casos, el dolor de cabeza es causado por ciertas condiciones
patológicas, de las cuales es un síntoma (dolor de cabeza secundario), de
modo que el tratamiento de las molestias primarias también alivia o
desaparece los dolores de cabeza. La desagradable sensación de dolor de
cabeza también tiene un efecto negativo en el estado de ánimo, en las
relaciones interpersonales y en la vida laboral: quienes lo padecen suelen
estar más irritables, ansiosos y estresados en comparación con la media de
las demás personas, menos disponibles para el contacto con los demás y
más necesitados de momentos de descanso y soledad (el silencio y la
oscuridad parecen aliviar el dolor).
Ciertamente, las altas tensiones físicas y emocionales (que son la causa de
un esfuerzo para el cuerpo) pueden alentarlo.
La nutrición también tiene sus responsabilidades: algunos alimentos de la
digestión tienen, en particular, su propio y verdadero efecto vasodilatador,
por lo que fomentan la aparición del dolor de cabeza.
El dolor de cabeza de una mujer también es causado por su ciclo
menstrual. Existen diferentes tipos de dolor de cabeza; en lo que respecta
al factor de estrés, los más relacionados probablemente sean el dolor de
cabeza "tensión" y la migraña.
La cefalea tensional es la forma más común de dolor de cabeza debido a la
contracción localizada de los músculos del cuello. Por lo general, afecta a
los estudiantes y a las personas que realizan actividades sedentarias. Casi
siempre debido al estrés o la ansiedad. Se caracteriza por un dolor
constante y no pulsátil, generalmente con un dolor inicial en la
musculatura posterior del cuello (principalmente trapecios) que se
extiende hasta el cráneo en la región occipital; empeora si se aplica
presión sobre los músculos tensos.
La "migraña" se llama así porque afecta sólo una parte del cráneo,
generalmente el lóbulo frontal, temporal u orbital, presentando un dolor
pulsátil que aumenta si se hacen
y son movimientos bruscos. Suele ir acompañada de otros síntomas y hay
varias variaciones.
En la medicina china, tanto la tensión como las migrañas se atribuyen a la
madera. El vacío del yin del hígado justifica en gran parte el segundo,
mientras que el primero se une a la sangre vacía.
Por encima de todo, las formas del vértice y del parietal están ligadas a las
perturbaciones de la Madera y del wei qi y, por lo tanto, son las más
sensibles.
En cuanto a las patologías de interés de la madera de la logia, pero
especialmente recurrentes durante el estrés,
no podemos dejar de mencionar las infecciones de virus de tipo herpes. De
esto, hay que distinguir los dos principales responsables de la patología
humana: el herpes zoster y el herpes simple. Esta última es la que
caracteriza a una infección bastante común que generalmente se localiza a
nivel de los labios. Inicialmente, el herpes labial se manifiesta con algunas
ampollas llenas de líquido claro,
a menudo doloroso. Una vez finalizado el proceso inflamatorio, las
vesículas se secan y forman una "costra" amarillenta que desaparece en
cuestión de días. La aparición de herpes labial coincide con el estrés físico
y emocional como conflictos de la ira no expresada. Pero incluso con
períodos de particular fatiga física con poco descanso.
También hay otras localizaciones más inusuales del herpes, como los
genitales y los ojos: se trata de preguntarse qué puede significar para
nosotros una infección de este tipo. Probablemente en el lenguaje de la
medicina metódica el primero nos habla de conflictos relacionados con la
sexualidad experimentados con la culpa, con la rabia por la elección
hecha, mientras que para el segundo la pregunta podría ser: ¿Es posible
que esté enfadado conmigo mismo porque no me gusta lo que veo o me
siento frustrado?
Como el virus tiende a sobrevivir dentro de las células, la enfermedad
tiende a reaparecer.
fácilmente en el momento en que las condiciones "favorables" en la
persona se repiten.
Hay que distinguir entre las enfermedades del herpes simple y las
relacionadas con el herpes.
(comúnmente llamado Fuego de San Antonio). Es una patología de la piel
y de las terminaciones nerviosas, conectada al virus de la varicela infantil.
Su nombre proviene de dos palabras "Serpiente" y "cinturón" que
describen muy apropiadamente una enfermedad dolorosa, como una
serpiente de fuego que acecha dentro del cuerpo y que a veces tiene largos
e incapacitantes adornos.
El virus de la varicela Zoster puede llegar a estar latente en los cuerpos de
las células nerviosas de algunos nervios sin causar ningún síntoma. Años
después de una infección de varicela, el virus puede escapar de tales
cuerpos nerviosos, viajar por los axones y causar una infección viral de la
piel (generalmente en el pecho) en la región servida por el nervio
(dermatoma) causando una erupción dolorosa con iniciales ampollosas.
Aunque el sarpullido suele curarse en un período de dos a cuatro semanas,
algunos pacientes experimentan dolor nervioso residual durante meses o
años, esa condición se llama neuralgia post-herpética. La presentación de
la patología no tiene correlación con la estacionalidad, sino que está
relacionada con el estado de inmunodepresión del paciente y la tasa de
estrés.
La terapia tradicional implica el uso de drogas antivirales así como drogas
sintomáticas para el tratamiento del dolor. En la medicina tradicional
china, esta enfermedad se conoce como el "manojo de ampollas de la
serpiente". Una similitud que evoca la urentina, el dolor punzante y
repentino que proviene del fuego y el viento que se alojan en los
meridianos del hígado y la vejiga biliar. El Herpes Zoster es la
reactivación de una infección latente de varicela que traducida en la
medicina china es parte de las patologías latentes perversas llamadas "fu
xie".
El viento (virus) no eliminado es retenido, bloqueado y escondido en la
rama de un meridiano para luego manifestarse cuando la persona está en
una condición más energética que antes de la fragilidad (por ejemplo, el
estrés).
Movimiento de fuego:
Pasando de la logia "Legno" a su siguiente (en relación con el ciclo de
nutrición de los 5 elementos) "Fuego", se pasa de las emociones "sin un
porqué" a las que presentan un razonamiento "razonable".
Ciertamente no es la racionalidad de las emociones el tema de estudio,
sino la toma de conciencia, y por lo tanto "adulto", de su propio estado
emocional.
Su Wen afirma: "el corazón está en relación con los vasos sanguíneos, su
estado aparece a la tez, su amo es el Shen." Según la medicina china, el
flujo armonioso de energía y sangre en el cuerpo, la nutrición adecuada
(tanto fisiológica como afectiva) y la moderación de los excesos,
promover un equilibrio entre las funciones "materiales" de los órganos y
sus funciones "psíquicas". Una alteración de uno tendría un impacto
directo en el otro. De los cinco órganos, el corazón es el que juega el papel
clave del punto de vista psíquico, un poco como puede ser el cerebro para
la medicina occidental.
Por eso es importante conocer los aspectos de esta logia, dado el
componente que la ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo juegan
en una situación de estrés. Sin embargo, mientras que la medicina
occidental actúa esencialmente sobre la bioquímica del cerebro para tratar
los trastornos de ansiedad, la medicina china defiende la necesidad de
armonizar las relaciones entre todos los órganos.
En este sentido, el corazón es el órgano más sensible a las influencias
emocionales, así como se puede encontrar en la práctica si se tienen en
cuenta los síntomas más frecuentes de los trastornos mentales.
Cuando una emoción o un sentimiento nos invade, nuestro corazón nos
comunica este estado a través de cambios de ritmo. Estos cambios son
absolutamente fisiológicos y son la expresión de una petición que se hace
a nuestros cuerpos. En situaciones de estrés se perciben como una simple
aceleración del ritmo cardíaco, como las palpitaciones, o pueden como las
arritmias más importantes. Hay alteraciones transitorias y no patológicas
que se llaman "arritmias de corazón sano" o no hay ninguna implicación
del corazón como se entiende
en su aspecto material, físico, pero hay una participación exclusiva del
corazón entendido en su aspecto más fino, el aspecto energético, el
corazón espiritual, el Shen.
El corazón aumenta repentinamente la frecuencia cardíaca porque las
emociones tratan de reaparecer. La mayoría de las veces, la emoción se
refiere a otra emoción ya experimentada en el pasado. Cuando la energía
del corazón está en equilibrio, la actividad mental está equilibrada, el
pensamiento bien organizado, la vida afectiva equilibrada, las emociones
se viven de forma armoniosa y equilibrada; el estado de
conciencia limpia y sueño reparador.
Pero cuando la energía del corazón es perturbada por emociones o
entidades psíquicas, si tales energías no son "metabolizadas" y
"expulsadas" del corazón, se produce un consumo de energía vital que se
traduce en somatizaciones que dan lugar a verdaderos cuadros clínicos
patológicos.
Los antiguos chinos indicaron, como la principal forma de mantener el
estado de salud, el cultivo de un "corazón vacío". El concepto de "vacío de
corazón" sigue la tradición hindú y budista, que indican, como el principal
camino para su consecución, el aquí y ahora: "vivir en el presente. No
pasado, sin futuro. Estar absolutamente en el aquí y ahora. Este momento
lo es todo". El pasado y el futuro afectan a la actividad mental al dificultar
la consecución de esa condición de actividad de corazón vacío que sólo
puede ser posible "en este momento", en el presente. Con el pasado y con
el futuro no puedes estar en armonía con la existencia. El vacío del
corazón coincide con el silencio de la mente. Cuanto más "silenciosa" es la
mente, más centrada, presente y vital es. Para favorecer el "deslizamiento"
en el "silencio" se puede utilizar la respiración, tomando conciencia de
ello. Intervenir en la respiración nos devuelve al presente; puedes
trascender el tiempo y el espacio. Así la mente se hará más y más
silenciosa, el latido del corazón se ralentizará y será más y más regular.
Las palpitaciones se desvanecerán en el aire, volverán al aire como único
producto de nuestra mente.
En cuanto al estrés, se contempla, (y por lo tanto "fisiológico") en ciertas
situaciones, un estado de tensión que puede ser llamado "ansioso".

ANSIEDAD :
La ansiedad es un acontecimiento emocional "desagradable" que se
encuentra comúnmente. Representa un estado psicológico y el cuerpo de la
persona con respecto a diferentes situaciones de la vida. En previsión de
un acontecimiento "crítico" inminente, como una prueba que hay que
superar, el cuerpo y la psique se "orientan" optimizando el rendimiento
mental y físico a fin de prepararse para resolverlo de la mejor manera
posible. En este caso, una ansiedad "moderada" y de corta duración puede
definirse como un signo de adaptación a situaciones ambientales que
requieren respuestas satisfactorias.
La ansiedad tiene una relación muy estrecha con el miedo, ya que es el
estado mental del objeto, persona o situación que nos preocupa. Por otro
lado, cantando puede haber uno sin el otro, de hecho, puede haber un
estado de tensión general sin tener una razón real para temer algo. Sin
embargo, como ocurre con el estrés, cuando este estado de alerta es
continuo, o se vuelve demasiado intenso, provoca, el "declive" de las
respuestas es tanto físico como mental. La persona puede tener un déficit
de memoria y concentración, ser descuidada, sentirse demasiado cansada,
hasta el punto de no poder adaptarse normalmente a la vida de cada día.
Sólo cuando la ansiedad afecta a la calidad de vida puede definirse como
patológica.
El síndrome de ansiedad es una profunda angustia psicológica,
caracterizada por la ansiedad y a menudo acompañada de síntomas
corporales variados con diferentes niveles de intensidad:
- ansiedad aguda, o trastorno de "ataque de pánico";
- ansiedad crónica y "ansiedad generalizada";
- la ansiedad causada por un evento traumático particularmente estresante.
Los "ataques de pánico" se definen como la aparición repentina e
inesperada de una sensación de terror y angustia, acompañada de síntomas
corporales como asfixia, palpitaciones, sensación de desmayo. El inicio es
repentino y generalmente en momentos en que la persona realiza
actividades relativamente tranquilas. Los síntomas más comunes son la
sudoración, el dolor agudo en el pecho (hasta el punto de temer un ataque
al corazón) y los temblores. Una de las posibles complicaciones de los
ataques de pánico, especialmente cuando se repiten, es que la mayoría de
las personas desarrollan una ansiedad "anticipada" que les lleva a evitar
situaciones consideradas potencialmente "peligrosas" por estar asociadas a
los ataques. En definitiva, es un miedo al miedo, que surge en
personalidades "fóbicas" inclinadas a la depresión.
Desde un punto de vista psicodinámico, se activa una señal errónea a nivel
del centro búlgaro de la respiración de la falta de aire, que se conecta con
una experiencia desenfrenada de incontrolabilidad y que lleva a los dos a
hiperventilar. De ahí la relación, en la medicina china, con la energía
rítmica del pecho que emerge en el punto CV 17 y sube a la cima, entrando
en la cabeza y conectándose con la bombilla.
Las personas que sufren ataques de pánico experimentan un fuerte
sentimiento de atrapamiento, bloqueo, hostilidad y vergüenza.
La ansiedad generalizada es un "estado de tensión" persistente y
generalizado, libre de momentos de crisis como en los ataques de pánico,
pero caracterizado por una angustia psicológica-cuerpo general que puede
durar mucho tiempo. Los posibles síntomas de la ansiedad generalizada
podrían agruparse en cuatro categorías:
- síntomas de tensión motora: temblores, dolores musculares, incapacidad
para permanecer inmóvil y para Relajación, temblores de párpados, fatiga
fácil;
- síntomas de hiperactividad vegetativa: taquicardia, mareos, sequedad de
boca, aumento sudor, hormigueo en las manos o los pies, sensación de
calor o frío repentina, dificultad
digestivo, nudo en la garganta, aumento de la respiración, manos frías y
húmedas, sensación de "cabeza vacía" o "ligera", nudo en la boca del
estómago;
- estado psicológico de espera: caracterizado por el miedo, las acciones de
las crías, las expectativas de los acontecimientos desagradable o trágico
para uno mismo y sus seres queridos.
- Vigilancia mental: para la atención que paradójicamente se convierte en
distracción, dificultad de concentración de la memoria, impaciencia,
irritabilidad.
Como puede adivinar fácilmente, este es un trastorno que a menudo limita
el rendimiento de una persona y puede se deslizan hacia un síndrome
depresivo o hacia el abuso de drogas ansiolíticas en lugar de dependencia
del alcohol.
Por último, la ansiedad causada por el estrés, que en este caso no se
entiende como tensión continua preocupación, sino más bien como
reacción a uno o más eventos traumáticos agudos del tipo como la
violencia, el duelo, el robo, o de naturaleza colectiva como un terremoto.
En este caso, los síntomas pueden ser recuerdos y sueños repetitivos de la
situación traumática; estado de alarma" psicológica; perturbaciones del
sueño; recuerdos recurrentes de tensión; evitación de actividades que
despierten el recuerdo del acontecimiento; acciones o sentimientos
repentinos como si el acontecimiento se repitiera por asociación con
estímulos ambientales o con un recuerdo.
Según el psicoanálisis, la ansiedad sería el resultado de un conflicto
inconsciente que no se resuelve entre los "impulsos instintivos", llamados
impulsos primarios, y los "impulsos secundarios" derivados del
aprendizaje de las prohibiciones morales y sociales (lo que Freud
denominó "súper-yo"). Frente a estos conflictos, el "yo" (es decir, la
función del psíquico humano caracterizada por la capacidad de un
individuo de "reconocerse" y distinguirse de los demás) tiene
generalmente la capacidad de resolverlos, modulándolos según las
diversas situaciones ambientales o vitales.
Bueno, en aquellos que sufren de ansiedad habría o un super yo demasiado
grande (exceso de prohibiciones, inhibición de la moral), o una debilidad o
incapacidad por parte del Ego para restablecer una armonía entre los
impulsos opuestos (primario-secundario).
Por otra parte, para el análisis socioeconómico, la ansiedad no sólo debe
referirse a un problema conflictivo, sino también a los factores
dependientes de la inadaptación humana en la sociedad en la que vive. Por
lo tanto, un posible reflejo de una profunda crisis en nuestra civilización.
En conclusión, la ansiedad puede considerarse como una reacción
emocional anormal de tipo "inadaptado" ante estímulos vitales
considerados "amenazantes".
Las crisis de ansiedad expresarían una profunda incomodidad del
individuo que oscilaría entre una "tensión el "diseño" que lo empuja a
realizar su potencial y una necesidad de pasividad, de tranquilidad, similar
a los períodos anteriores de la vida en los que las experiencias de
"Dependencia" de la figura materna.
Durante el curso de un tratamiento terapéutico, es evidente que habrá
diferentes puntos a tratar dependiendo de si se trata de una ansiedad
"completa" (tensión motora, hiperreactividad vegetativa, ataques de
pánico) en lugar de una ansiedad de vacío (ansiedad generalizada), pero
fundamentalmente se dirigirá en primer lugar a "calmar el shen".

INSOMNIO
Pensando en un estado de estrés, además de los desórdenes ya descritos,
otro aspecto fisiológico que no se ve favorecido por esta condición, es el
del descanso adecuado con el sueño. El insomnio es un trastorno más
común y recurrente de lo que piensas. Este término se refiere a la
sensación subjetiva de no haber descansado lo suficiente de su sueño,
porque no es suficientemente largo o porque no tiene suficiente capacidad
de recuperación (relacionado con la energía nutricional
y por lo tanto, a la sangre de todo el fuego). En cuanto a la "duración", no
es posible hacer un diagnóstico de insomnio, ya que hay considerables
diferencias individuales en la percepción de la cantidad de sueño que cada
uno necesita. Por lo tanto, para definir esta dolencia, es extremadamente
importante tener en cuenta la subjetividad y se puede indicar como
insomne a cualquiera, independientemente de la duración del sueño, que
no duerma bien y por esta razón no se sienta en completa eficiencia física
y mental.
durante el día. Hay tres tipos de insomnio:
- el primero se llama "insomnio inicial": con dificultad para dormirse, que
también puede ser seguido por un sueño profundo y prolongado pero
objetivamente insatisfactorio;
- el segundo tipo es el "insomnio central, caracterizado por numerosos y
prolongados despertares";
- el tercer tipo, el "insomnio terminal", es a menudo una consecuencia del
segundo pero se define como una falla en la restauración del sueño
después de un despertar temprano en la noche.
Estos tipos de insomnio pueden ser ocasionales y generalmente vinculados
a situaciones de tipo estresante o estar presentes de forma crónica y, con el
tiempo, reducir significativamente el bienestar y los beneficios de la
persona.
En lo que respecta a las causas, se suele distinguir entre un "insomnio
primario" y un "insomnio primario".
secundaria. En el primario no se puede reconocer una causa clara, mientras
que en el secundario se pueden reconocer causas tanto físicas como
psíquicas.
Además de las enfermedades cardíacas que, con una alteración más o
menos importante de la respiración, pueden ser responsables de una
alteración del ciclo de actividad en reposo; otros factores pueden ser
alteraciones secundarias a un desplazamiento. Pero los principales factores
responsables del insomnio son principalmente la ansiedad (responsable de
un insomnio inicial) y la depresión (causa de insomnio central y terminal).
Para la medicina china, el día y la noche pertenecen respectivamente a las
dos energías yang y yin; energías que fluyen en el universo, en la
naturaleza y en el interior del hombre. El Yang y el Yin están siempre
presentes, moviéndose uno hacia el otro. El sueño es causado por una
plenitud fisiológica de la energía yin de la noche; (similar a la del agua, la
internalización, la pasividad, etc.....) al mismo tiempo que hay una
disminución de la energía yang (fuego, exteriorización, actividades).
Los regímenes alimentarios, las situaciones psicológicas y los factores
climáticos son causas importantes de aumento o disminución de las dos
energías que influyen en los diversos órganos del cuerpo humano al
tonificarlos o debilitarlos.
El insomnio, en la acupuntura, se define como un estado de plenitud del
yang vespertino al mismo tiempo que un vacío de energía yin; en
particular, es necesario distinguir entre varios tipos de insomnio causados
por la excesiva fuerza y debilidad de un órgano en lugar de otro. Por lo
tanto, en general, se distingue entre formas de vacío y formas de plenitud.
El exceso de preocupación o miedo, las reimaginaciones, el exceso de
trabajo físico y mental son la base de las formas de vacío, mientras que el
la frustración, la rabia, el enojo o el uso excesivo del humo, el alcohol y el
café de este último.
Evidentemente, los tratamientos serán diferentes dependiendo de una u
otra situación: será necesario tonificar algunos puntos y dispersar otros.
Pero, más que nada, será decisivo conocer la emoción predominante detrás
de este desequilibrio.

H IPERTENSIÓN :
En comparación con lo que se ha dicho sobre el estrés y la relativa
activación de varios sistemas de respuesta fisiológica, surgió que el
órgano más expuesto es el corazón y sus vasos. El aumento del tono del
sistema nervioso simpático y la disminución de la capacidad de los
riñones para eliminar el sodio, (como en el caso del estrés) son dos
factores que contribuyen a la aparición de la hipertensión.
La hipertensión arterial es una condición mórbida caracterizada por un
aumento de los valores de la presión arterial sistólica (o máxima) y
diastólica (o mínima). La hipertensión puede ser peligrosa, porque el
corazón debe soportar un esfuerzo superior al normal que, si se prolonga,
puede conducir a un aumento de tamaño del propio órgano; además, la
sangre que fluye con La alta presión somete a los vasos a un desgaste
excesivo y puede dañarlos gravemente, involucrando en esta situación
también a los tejidos y órganos rociados.
La mayoría de las formas de hipertensión son de origen desconocido, con
factores de familiaridad y se definen como esenciales. Este tipo incluye la
hipertensión causada por el estrés y el sedentarismo, el envejecimiento,
pero también los malos hábitos alimenticios y el sobrepeso (con cualquier
desequilibrio en la dieta).
condiciones hormonales que pueden agravar esta condición). En un
pequeño porcentaje de casos se habla de hipertensión secundaria a
enfermedades orgánicas, como enfermedades renales o cardíacas,
enfermedades endocrinológicas así como enfermedades iatrogénicas
(debido al uso de algunas drogas).
En términos psicosomáticos, la persona hipertensa, tiene una necesidad de
hipercontrol tanto de sí misma, de sus propias emociones (que apenas
manifiesta) como de la realidad que la rodea. Al hacerlo, somete a su
cuerpo a una mayor demanda de rendimiento para tener las energías de las
que necesita ser regularmente reactivo y listo para la acción. El mayor
temor probablemente es dejar ir y manejar tus emociones.
En la medicina china la hipertensión se debe al exceso de yang con
relativo vacío de yin y puede depender de trastornos pulmonares,
hepáticos, cardíacos y renales.
Claramente, incluso en este caso los puntos de los meridianos a tratar
serán diferentes dependiendo de dónde se produzca la agitación.

MOVIMIENTO DE LA T IERRA
Se ha dicho que el estrés también puede tener efectos negativos en la
digestión.
En la medicina china, la digestión es una cuestión del elemento Tierra, del
que forman parte el bazo, el páncreas y el estómago. El bazo preside la
forma del ser humano. La forma significa estructurar, organizar y definir
los límites. El bazo contribuye al proceso de elaboración de los alimentos
iniciado por el estómago; también distribuirá el producto así elaborado a
los diversos órganos y tripas, para su posterior elaboración. Es un
suministro modulado de la liberación periódica de la comida. Por lo tanto,
es evidente que una disfunción del bazo traerá, como signos genéricos, a
los trastornos digestivos, la debilidad general del apetito. Además, como
el proceso digestivo constituye la base para la formación del qi y la
sangre, ni siquiera éstos serán de calidad o cantidad. La relación bazo-
estómago dentro del movimiento es la un vínculo más fuerte entre los de
los diversos pares órgano-viscerales; tan fuerte que a menudo hay
superposición de funciones entre el estómago y el bazo. Además, en el
tratamiento es frecuente utilizar el canal del estómago y sus puntos
específicos para los trastornos del bazo y viceversa.
También se les llama "raíces del cielo posterior", así como los riñones son
las raíces del cielo frontal. Así, el bazo y el estómago son la base de la
producción de energía vital asimilada diariamente a través de los
alimentos y juegan un papel central dentro del ciclo de cinco
movimientos. El bazo se ve fácilmente afectado por la humedad. Para que
esto no suceda, es necesario que el
su apariencia yang, que luego deriva del riñón yang, funciona bien; de lo
contrario no podrá metabolizar, evaporar los líquidos producidos por el
organismo y éstos tenderán a acumularse. Se dirá entonces que el bazo
está invadido por la humedad. Dentro de la pareja bazo-estómago, el bazo
hace subir el qi y el estómago lo hace bajar; su armoniosa combinación
asegura, en general, su difusión por todas partes y, específicamente, la
finalización con éxito del proceso digestivo que les pertenece. Por lo tanto,
la tierra en su conjunto tiene un papel regulador, y por lo tanto cae dentro
de su control tanto de las estructuras endocrinas como metabólicas.
En condiciones de estrés, el estómago puede verse afectado por
enfermedades como la gastritis (inflamación de la mucosa gástrica) o la
úlcera péptica (erosión de la capa de revestimiento) en el interior de la
mucosa gástrica o duodenal) que, a su vez, pueden degenerar en
complicaciones aún peores si no se reconocen y tratan con prontitud.
Estas patologías tienen en común el síntoma "epigastralgia" con diferentes
matices en comparación con la ubicación, los tiempos de inicio y las
características. En combinación con las investigaciones instrumentales es
posible hacer diagnósticos diferenciales con otras patologías de interés
para el sistema gastroentérico.
En la medicina tradicional china, estos trastornos se sitúan dentro del
capítulo de "Dolor" a la cavidad gástrica" que incluye problemas
primitivos del estómago pero también y sobre todo del bazo y el hígado de
los que depende para su buen funcionamiento (dada la relación de
dependencia mutua en la digestión-transformación de los alimentos).
Además, los factores climáticos, especialmente el frío y la humedad,
pueden, en condiciones favorables (por ejemplo, en situaciones de estrés o
durante la digestión), invadir directamente el estómago. Como el frío se
contrae, causa dolores epigástricos agudos y graves de tipo cólico que
suelen acompañar a los vómitos.
La humedad, a menudo asociada al frío o al calor, según la estación del
año, dificulta la actividad funcional del intestino causando la aparición de
dolor sordo, náuseas y sensación de peso en la región epigástrica.
Incluso una alimentación incorrecta, como el consumo excesivo de
alimentos, puede causar el estancamiento de los mismos en el estómago y
el consiguiente bloqueo de las funciones de transporte y transformación de
los y para armonizar y bajar los propios alimentos del estómago.
El abuso de la nutrición "fría" daña la energía del bazo, debilita su
capacidad de distribución y lleva a la acumulación de humedad y por lo
tanto de moco.
El abuso de alimentos de naturaleza "caliente" daña especialmente el
estómago y puede "endurecer" una gastritis aguda.
La nutrición insuficiente provoca un suministro inadecuado del sustrato
necesario para proporcionar la energía esencial (jing adquirido extraído de
los alimentos).
Pero con lo que más tenemos que lidiar en nuestro estómago es con el
estado emocional. Cada emoción particularmente intensa o prolongada
puede causar que la circulación bloquee la energía.
Las emociones como la ira, especialmente cuando son reprimidas, a la
larga, atacan al hígado que está fallando en su función de dispersión; la
energía va contra la corriente y transversalmente va a atacar al estómago
que pierde su función armonizadora de los alimentos que lo acompañan
abajo. Si esta condición de larga duración puede llevar a un estancamiento
de la sangre.
Del mismo modo, un vacío del bazo yang (por el frío interno o la excesiva
incubación) puede causar una alteración de la función del estómago.

H IPERCOLESTEROLEMIA
Se habló del estrés que también puede llevar a un desequilibrio a nivel del
metabolismo de los lípidos con la hipercolesterolemia.
En la medicina china, la hipercolesterolemia se une a la flema y las causas
energéticas provienen del hígado, los riñones, el bazo-páncreas y el
estómago. Las complicaciones vasculares también están relacionadas con
la flema de la sangre, que causa estasis (por consiguiente, enfermedad
cardíaca isquémica, arteriopatía obstructiva). Se pueden distinguir varias
variedades:
- Hígado: acción de bloquear el qi y la sangre al detener la función
pulmonar y corazón. El sujeto colérico, no digiere la grasa y frito, muestra
signos abdominales espásticos,
reflujo, se levanta cansado por la mañana, tiene tendones frágiles,
problemas de visión, etc.
- Estómago: la energía no desciende y se acumula, la sangre se produce
"mal", y los líquidos son se calienta y forma la flema. Halitosis, gingivitis,
agorafobia, dolor de cabeza frontal, piernas sin descanso, estreñimiento.
- Bazo-páncreas: detención de la función de ascenso del yang puro;
estancamiento del flagman en el fondo.
Rumia, astenia, heces poltáceas.
- Rene yang: múltiples trastornos metabólicos. Frío, astenia en posición
vertical, impotencia. A menudo la diarrea matinal con una digestión lenta
y laboriosa.
- Rodaballo de riñón y pulmón: El riñón no agarra el qi. Lumbago,
plenitud y vacío torácico pélvico.
- Trastorno del intestino delgado: falta de formación de líquido, puro y
turbio que es son confusas. Sujeto cansado, dolor abdominal irradiado a la
espalda, ansiedad.
En todos los casos, será necesario eliminar la bandera y apoyar el déficit
de zang-fu.

EL MOVIMIENTO DEL METAL


Junto al elemento Tierra está el movimiento del metal, que extrae las
energías de la tierra. El metal separa lo que se usa, impuro e innecesario
de lo que es puro. La comunicación se basa en los metales, la conducción
de la electricidad, los lechos de los ríos están hechos de piedra formada
por
metal. Representa la sabiduría, el autoconocimiento, es decir, las
verdaderas riquezas de la vida. El metal le da ritmo a nuestro cuerpo y
afecta a nuestro ritmo cardíaco.
Los pulmones reciben los fluidos del bazo y los difunden. Representan la
vida, la necesidad de espacio y libertad y el miedo a morir. Los problemas
traducen los intercambios con el entorno en lo que respecta a nuestra
necesidad de aire, espacio y autonomía.
El colon (que es el intestino conectado al pulmón en la Logia de Metal)
representa nuestra capacidad de absorber, dejar ir.
Los problemas intestinales tienen que ver con miedos (de juicio, de pena)
o creencias que nos han llevado a la retención (estreñimiento,
meteorismo), a la no aceptación, al rechazo de todo (diarrea, enfermedad
intestinal crónica).
En lo que respecta a las enfermedades intestinales, sobre una base
inflamatoria, debe prestarse especial atención a la enfermedad de Crohn y
a la recto colitis ulcerosa, por su correlación con el estrés.
Ambas enfermedades forman parte del capítulo de enfermedades
intestinales sobre una base inflamatoria. De hecho, hoy en día parece cada
vez más probable que la causa sea atribuible a una desregulación del
sistema inmunológico cuya consecuencia es también una alteración de la
flora bacteriana intestinal. Las dos condiciones se alimentan mutuamente
para perpetrar la enfermedad; una columna vertebral irritable común una
vez más es el estrés.
La enfermedad de Crohn es una enfermedad que puede afectar a cualquier
segmento del intestino, desde la boca hasta los pulmones.
por año causando una inflamación local que resulta en la rigidez y la
restricción del lumen en uno o más de los siguientes puntos más, luego la
formación de úlceras, estenosis hasta la formación de fístulas entre las
asas intestinales. I
Los síntomas varían con el curso de la enfermedad, los más frecuentes son
dolores con calambres en la zona del bajo vientre, diarrea, fiebre, pérdida
de peso.
La recto colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria crónica de la
membrana mucosa que afecta al recto y a la parte descendente del colon.
Los síntomas son diarrea, cólicos abdominales, pérdida de peso y fiebre.
En los casos más graves también se producen fenómenos de
deshidratación, anemia debido a la mala absorción de nutrientes y cambios
en los electrolitos. Con frecuencia detecta la presencia de sangre en las
heces.
Las causas se atribuyen principalmente a trastornos mentales prolongados
o al exceso de trabajo con agotamiento del cuerpo, pero también a una
dieta desequilibrada que genera humedad y calor en los intestinos.

P SORIASIS:
La piel representa, a través de sus poros que se dilatan y se tensan, un
pulmón adicional. Los problemas a este nivel expresan problemas
relacionados con el contacto con los demás. En particular la piel
constituye la última frontera entre nosotros y los demás, las enfermedades
relacionadas pueden traducirse en una de nuestras dificultades para
adaptarnos al medio ambiente y, por lo tanto, en una dificultad para
responder a la los estresantes ambientales como ya se ha mencionado con
respecto a los ataques del wei qi. Se ha dicho que las enfermedades de la
piel difieren según la logia de relevancia.
Una enfermedad de la piel de interés para la logia pulmonar es la
psoriasis. Es una enfermedad piel inflamatoria crónica caracterizada por
placas bien eritematosas de escamas marcadas en la superficie del cuerpo
(en particular en los codos y las superficies extensoras) y en el cuero
cabelludo. Las lesiones pueden provocar picor, ardor y, ocasionalmente,
hemorragias. La actividad de la enfermedad presenta amplias variaciones
entre los individuos y, en el mismo individuo, en diferentes períodos de
tiempo. Los factores causantes están relacionados con los traumas físicos,
las infecciones agudas y el uso de determinados fármacos, pero algunos
estudios han vinculado la aparición o la reaparición de la psoriasis con
acontecimientos estresantes. Una vez más parece ser crucial como
mecanismo para desencadenar alteraciones del sistema inmunológico, de
base genética, inflamatorio y aún para el estrés emocional como los
principales factores en sujetos con tendencia a alguna vez a nivel cutáneo.
Las emociones que suelen acompañar a esta patología están vinculadas a
una separación y a una culpa o impotencia. Con la misma frecuencia, la
emoción a la que se puede vincular es la vergüenza.
En la medicina china, las principales causas de la psoriasis se deben a los
niveles inadecuados de protección y nutrición (madera y tierra) que causan
el viento y la sequedad, de modo que la piel pierde su para tener su propia
comida. En las etapas iniciales, los ataques de viento-frío o viento-calor
provocan una desarmonía entre los niveles protectores y los nutritivos,
impidiendo la circulación del qi y la sangre, permitiendo así que los
factores patógenos aniden en los tejidos. También puede ocurrir que el
calor y la humedad persistentes se acumulen en los tejidos, calentándolos
y causando así lesiones. En la psoriasis, el hígado y el riñón se ven
especialmente afectados; su insuficiencia provoca desarmonía. La
psoriasis por fuego o calor es el resultado de un trastorno emocional que,
si no se resuelve, vacila en el fuego.
Las pinturas de calor a menudo se deben al calor en el corazón y/o en el
meridiano del hígado. Al ser una patología de este tipo fácilmente
desencadenada por traumas psíquicos o acontecimientos emocionales
estresantes, es muy útil un apoyo como la psicoterapia y el uso de
estrategias para reducir el estrés que causa.
El movimiento del agua:
Tratamos trastornos de la piel (pulmón), del sueño (corazón), de la
digestión (bazo, páncreas) y mucho más. Pero en comparación con el ciclo
de los 5 elementos, queda el movimiento del agua que, según la medicina
china, es atribuible a la reproducción: el comienzo de la vida. En el agua
puedes encontrar la fuerza, la concreción, la determinación y la voluntad
de renovarse, de cambiar. En el sector de la energía china también
corresponde a la estructura (en la naturaleza: las rocas) al esqueleto óseo.
Esta estructura
influye en la solidez, que a su vez facilita el descanso, la meditación y la
capacidad de escuchar, por lo tanto de oír. Hasta cierto punto, también
existe la sabiduría ancestral, la tradición y lo que es profundo y estable.
En comparación con el factor de estrés, las manifestaciones físicas más
comunes y también recurrentes están representadas por el dolor de espalda
baja, los trastornos de la esfera sexual así como del aparato genital.
Lumbago
El lumbago se define como un síndrome doloroso agudo, crónico o
recurrente que afecta a la región posterior-inferior de la espalda con o sin
irradiación a los miembros inferiores. Las causas son principalmente
mecánicas, pero también inflamatorias y, en algunos casos, neoplásicas y
metabólicas.
En el dolor lumbar agudo, hay un espasmo de los músculos paraespinales
con incapacidad para moverse. Este aspecto puede denotar una inseguridad
fundamental del propio estado de ánimo en lo más material (económico,
laboral) y si el dolor se irradia a la extremidad entonces también puede
expresar la Miedo a seguir adelante en un camino incierto (siempre con
respecto a la "seguridad" material, ...pecuniario).
En la lumbosciática, debido a la protuberancia de los discos vertebrales, el
dolor se irradia a la ingle o, más frecuentemente, al miembro inferior del
pie.
En la medicina china, a partir de Su Wen, el dolor de espalda se debe a
trastornos del riñón, o más bien a una disfunción del yin o el yang del
riñón.
Los alimentos demasiado calientes y picantes, la sequedad del clima, las
hemorragias agudas y crónicas, la fuga excesiva de líquidos o la baja
ingesta de agua pueden consumir el Yin del Riñón.
Demasiado frío y comida cruda, el clima frío y húmedo puede consumir el
yang del riñón y el dolor de espalda estará acompañado por la sensación...
miedo al frío.
Para evitarlo, hay que seguir estas reglas: prestar atención a los "cambios"
de temperatura, especialmente de caliente a frío, expresar siempre sus
emociones, especialmente la ira y la tristeza, no prolongar los esfuerzos
psíquicos físicos en el tiempo, especialmente cuando se comprometen a
Estoy muy atento y dispuesto a no alimentarme demasiadas veces con
alimentos fríos y crudos, limitar la sal en la comida, prestar atención a los
dulces y siempre tener mucha agua durante el día, especialmente fuera de
las comidas.
Un proverbio chino dice: "El hombre es como una vara de bambú, fuerte y
elástica a la vez, tanto que se dobla mucho con cualquier viento sin
romperse nunca". Bueno, el "mito" del hombre moderno, por desgracia, es
exactamente lo contrario de la antigua frase china, tanto que "romper en
lugar de doblar" parece ser cada vez más la mejor representación de quien
"sabe ganar" en la vida y de quien "sabe estar en el mundo". Cuando la
fuerza de las ideas, la coherencia sobre todo, la eficiencia de la
El cuerpo al servicio de la mente, el control de las emociones, la
racionalidad por encima de todas las cosas, la dureza, la independencia,
etc... están en claro contraste con la flexibilidad, la irracionalidad, la
fantasía, los sueños, el ser blando, la posibilidad de cambiar de opinión, la
fragilidad, la dependencia, las emociones, una verdadera "guerra" puede
manifestarse a nivel físico fratricida", en esa zona particular del cuerpo (la
columna lumbar) donde la "rigidez" y la "elasticidad" generalmente
encuentran su coexistencia equilibrada.
He aquí, pues, cómo un cierto dolor de espalda baja, caracterizado, por
ejemplo, por bloqueos repentinos, puede llegar a interpretarse como un
"punto muerto" entre dos fuerzas en conflicto (sin ganadores ni
perdedores), o, por el contrario, como un intento del cuerpo de recuperar,
lamentablemente de forma dolorosa, el equilibrio.
En el tratamiento terapéutico, será útil integrar medidas dietéticas.
En la forma vacía del yang, deben evitarse los alimentos crudos y fríos. En
su lugar se indican los cereales y la carne roja, especias útiles para cocinar.
En la forma de vacío del yin evitar la carne roja y los alimentos
sobreexpuestos, así como el café en exceso. Coma frutas y verduras
frescas, pescado de agua dulce salado y beba mucha agua.

D ISMENORREA Y TRASTORNOS SEXUALES


En cuanto a los trastornos menstruales, el más común es la dismenorrea.
Se habla de dismenorrea cuando el ciclo menstrual se acompaña de una
sintomatología intensa y dolorosa, que puede surgir en una etapa
temprana, asociada con cambios de humor y otros síntomas, o exacerbar el
dolor a lo largo del ciclo.
Según la óptica zang fu, en la medicina china, la dismenorrea es una
consecuencia de una deficiencia energética del bazo-páncreas, el riñón y el
hígado. Desde un punto de vista fisiológico, las causas más frecuentes son
son los siguientes:
- desequilibrios emocionales, sentimientos, especialmente la ira,
demasiado tiempo retenidos, que causan una desaceleración del qi del
hígado, que resulta en el estancamiento de la sangre.
- Pero también, la exposición a energías perversas como el frío y la
humedad, especialmente en el período así como una dieta demasiado "fría"
durante el ciclo.
- Fatiga excesiva, déficit de energía en el sentido amplio, tanto
constitucional como como resultado de enfermedades graves o
debilitantes, que debilitan especialmente el bazo-páncreas y el estómago,
con la consiguiente expiración del "jing del cielo trasero" y la baja
contribución de qi y sangre.
- Un alto número de embarazos, abortos repetidos o excesos sexuales, que
debilitan el riñón y el hígado.
En cuanto a los síntomas, básicamente podemos identificar dos tipos de
dismenorrea:
Dismenorrea de plenitud: se caracteriza por el dolor que precede al flujo,
empeorado por la presión, intensa e irradiada a la región lumbar. A
menudo hay una tensión dolorosa en la hipocondría, mientras que el flujo
se retrasa, pobre, oscuro a menudo con coágulos. Puede ser debido a la
estasis de la sangre, almacenamiento en frío, almacenamiento de calor-
humedad.
Dismenorrea por vacío: se caracteriza por un dolor sordo que sigue el flujo
y mejora con la presión. El flujo es pobre, rosado, fluido. Reconoce como
causas un vacío en la sangre, un vacío de energía sanguínea, o un vacío de
yin de hígado y riñón.
Claramente, incluso en este caso los tratamientos terapéuticos se
diferenciarán y se dirigirán primero a establecer donde los déficits y,
donde los excesos.
Según una lectura más psicológica, un trastorno tan recurrente en la
población femenina, tiene raíces muy lejanas que nos llevan a la condición
de una feminidad no aceptada. No es un misterio que, generaciones
anteriores a la nuestra, hayan vivido en un estado mental de
"Subordinación" con respecto al varón (padre, esposo) con la dificultad de
tener un espacio propio en un mundo gobernado en su mayoría por
hombres.
Análogamente, toda la procesión de trastornos físicos y emocionales
experimentados en el período premenstrual o durante el ciclo forman parte
de una incomodidad percibida por la falta de comprensión por parte de la
o de su marido. En el mundo animal, en algunos períodos de estrés, la
hembra experimenta la necesidad de que el macho la cuide, que vigile su
alimentación, su seguridad, de tal manera que que no tiene otra
preocupación que completar su embarazo. Lo mismo sucede en la mujer.
En algún momento de su ciclo se vuelve más sensible, más vulnerable. Es
en estos momentos en los que se siente mayor necesidad de ser entendido
por la pareja. Si él recibe su... Está bien. Está bien. Si no, puede estar
irritable y nerviosa.
Como ya se ha descrito ampliamente, los trastornos y las experiencias
emocionales, además de traducirse en síntomas en el cuerpo, pueden
manifestarse en forma de diversos desequilibrios, especialmente a nivel de
la esfera sexual.
Según la medicina china, la actividad sexual puede causar enfermedades
en dos condiciones detalladas. La primera cuando se practica en exceso:
por el hombre en todos los momentos de su vida, al dispersar la semilla, y
por la mujer en la adolescencia, antes de alcanzar la plena madurez sexual.
Por el contrario, es causa de perturbación si el apetito sexual se frustra y la
actividad sexual no tiene lugar; o cuando el coito no termina con
el orgasmo.
La ausencia o la reducción del deseo sexual se remonta a dos situaciones.
El primero, que es el más frecuente en el mundo moderno, es atribuible a
una condición llamada "congestión o estancamiento de la energía
hepática": es causado por la irritabilidad, la depresión, la frustración y, a
su vez, autoalimenta esos estados de ánimo. Cualquier estado emocional
intenso o prolongado tiende a obstruir la libre circulación de la energía del
hígado y puede resultar en el inicio de este síndrome. Es más frecuente en
las mujeres y también puede causar períodos transitorios de infertilidad.
La segunda condición en la que se produce la reducción de la libido, a
veces asociada a la eyaculación, tiene sus raíces en el riñón, cuya energía
esencial se debilita. Las causas se buscan en una condición de debilidad
congénita o adquirida (enfermedades crónicas, exceso de estrés, etc.).
de trabajo físico o mental, alimentación desordenada, actividad sexual
excesiva en los hombres, (por ejemplo, embarazos cercanos repetidos,
trastornos menstruales repetidos y menopausia temprana en las mujeres).
Todas las disfunciones sexuales se remontan a los trastornos de las
esencias qi, jing y xue y, en comparación con el zangfu, a las alteraciones
por estar vacíos o llenos el hígado, el riñón, el bazo-páncreas y el corazón.
Sin embargo, parece estar más involucrado en la logia de fuego para el
sexo femenino (como una manifestación de y el metal en ambos sexos. No
debemos olvidar, de hecho, que el pulmón es el "primer ministro" y el
"comandante qi". Como resultado, todos los órganos (zang) y toda la
energía del cuerpo está bajo su control. Esto también explica la
importancia de las prácticas respiratorias.

L OS CUATRO MARES : LOS LÍMITES DEL HOMBRE


En conclusión, es útil citar lo que se describe en Ling shu sobre el tema de
los "cuatro mares".
Para los textos clásicos, los cuatro mares son los límites del imperio
chino. En analogía a estos, también hay cuatro mares en el hombre. De la
misma manera, representan el "límite" de la acción de ser un ser humano.
El primero de estos límites es inherente al hombre mismo: es lo que ha
heredado tanto desde el punto de vista físico como psicológico (y
espiritual). Así como heredamos el color de los ojos y el pelo, también lo
hacemos heredan imágenes, "arquetipos" o más simplemente "traumas",
"aspiraciones" y " frustraciones". Para nosotros, el lugar donde se acumula
la información inconsciente es el cerebro que, en la medicina china, se
llama "Mar de la médula". Así que este es el límite con el que cada uno de
nosotros tiene que vivir juntos: nuestra herencia genética y "psicológica".
Una segunda gran limitación es lo que recibimos del exterior. Podemos
vivir en la hambruna como en la abundancia. Este es el "estómago" que se
llama el Mar de los Alimentos. Este mar representa un contenedor que se
encuentra entre los límites del hombre (en el que todos impactan en el
mar).
los estímulos) y los propios estímulos que vienen del exterior, ya sean de
naturaleza físico-alimentaria, psicológica o espiritual. Por lo tanto,
representa la forma en que "digerimos" lo que nos llega de la el mundo
exterior.
Este "estómago marino" se comunica con nuestro "mar de médulas" a
través del "mar de sangre".
Este último representa el "calor", la forma en que el alimento "externo" se
comunica con el y tenemos nuestra propia personalidad.
Siendo así, vivimos interconectando dos mundos. Un mundo exterior al
que recogemos alimentos, sensaciones, olores, sabores, canciones, etc...
que penetra en nosotros a través de la "yegua de la comida" y se convierte
en parte de ese mundo interior que no sólo está formado por nuestra propia
memoria sino también (y sobre...... todo) por lo que hemos heredado
(arquetipos).
Estos dos mundos (interno y externo) deben comunicarse, calentarse y
fusionarse. Esto sucede gracias al mar de sangre.
Luego hay un último mar llamado "mar del aliento" que corresponde al
centro del pecho, donde pongo mi dedo para decir "yo". (individuación
junguiana)
Lo que viene del exterior se integra con lo que hay dentro. El mobiliario
"mar de soplidos", purifica la conciencia, devuelve los recuerdos
personales y ancestrales, hace que las diferentes partes de la periferia del
cuerpo con el centro, permite ser un individuo único, a pesar de (pero
también gracias a...... ) lo que hemos heredado, lo que hemos
experimentado y lo que hemos "comido". El camino de nuestra vida es un
camino que puede estrecharse si el "mar de médula" (nuestra herencia)
contiene "imágenes pesadas". De la misma manera puede ser hostil
viviendo (mar de la comida y soplando) en un ambiente "abrumador".
La forma en que actuamos, la forma en que respondemos a los estresantes
diarios, se puede ver como resultado de la integración de todos estos
niveles. Podremos dar una respuesta estéril e inconclusa debido a una
deficiente estructuración de la nuestra personalidad; o cada nuevo
estímulo, cada emoción (que nos ha provocado puntualmente
modificaciones bio-humanas) puede empujarnos a "hurgar" en nuestra
personalidad, para decidir, con la ayuda de la aprobación de nuestro
corazón, qué valores y sentimientos son realmente válidos para nosotros la
evolución.
Todos vivimos y hemos tenido experiencias dolorosas (si no en primera
persona, las hemos tenido). Que marcan nuestras almas, corazones y
cuerpos. Este último es nuestro medio, el que nos permite conocer,
experimentar, movernos. Una parte de nosotros se lastima por una lesión
tan grande y fatal.
experiencias y, sin ser conscientes de ello, estas heridas tarde o temprano
reaparecen y se convierten en miedos. Teme demasiado para confesar. No
tenemos el valor de revelarlos.
Nuestra vida exterior, la que exteriorizamos mostrando una máscara (más
o menos consciente), es un reflejo de nuestro paisaje interior. Las áreas de
nuestra existencia en las que no, nos sentimos realizados, corresponden a
las distorsiones que nuestra mente hace de la realidad. Si eres la armonía
dentro de nosotros, hay necesariamente amor, abundancia y satisfacción
dentro y entre nosotros.
fuera de nosotros. Este es un derecho y un deber de nuestra existencia al
que debemos dar una respuesta responsable.
El trabajo realizado a través del alma desvelada, es ante todo un trabajo
personal (a pesar de que la realización dentro del grupo) la transformación
de las energías ocultas en nuestro "yo" menos conocido para integrarlas en
nuestro "yo superior", nuestra creatividad.
A través de la meditación dinámica, y con el uso de técnicas para la
apertura de centros de energía (chakra) se trabaja para disolver los
bloqueos físicos y de carácter para llegar al "desvelamiento" de los
sentimientos y emociones, tomar conciencia de ellos e integrarlos con el
yo creativo.
Este es un viaje hecho en completa libertad y respeto por uno mismo y por
los demás estudiantes. Estamos acompañados y asistidos por un maestro
experto y asistentes capaces, así como por las energías y tenemos con
nosotros a algunas de las personas más universales del mundo. Es un
proceso más o menos largo que trae como fruto la mayor conciencia de sí
mismo y la posibilidad de cambiar (asumir la responsabilidad).
Cambiar porque el guión que recitamos en nuestra vida no nos permite
estar en bienestar, en armonía; cambiar porque queremos estar bien.
Sobre la base de estos supuestos, proponer un tratamiento "antiestrés" sólo
puede pasar por a través de un trabajo que ayuda a la persona a tener más
claridad y por lo tanto a traer más conciencia en su propia existencia de
dónde se encuentra en su camino.
Sin embargo, es inequívoco que para trabajar en los diversos niveles
(desde el más material hasta el físico, pasando por el más sutil de la
energía) el primer acercamiento a la persona se realiza a través del cuerpo
y luego mediante el tratamiento de áreas y puntos específicos.
Propuestas de tratamiento basadas en la experiencia personal en el estudio
del estrés:
Un masaje de reflexología relajante asociado al tratamiento de puntos muy
interesantes en el Golpe de espalda: Los llamados back-shou y ben-shen
fueron el punto de partida de esta ruta.
realizado con unas pocas personas tratadas por mí durante un corto
período de tiempo (mínimo 7 tratamientos; máximo 10 tratamientos
totales por persona).
En este período de tiempo que nos hemos concedido gratamente, he
llegado a conocer un poco mejor a estas personas, pero sobre todo,
probablemente, ellos también se han redescubierto un poco a sí mismos.
Hablando con ellos sobre el estrés, les pedí que se centraran en dónde
intervenía el estrés en su existencia. En un esfuerzo por ayudarlos, les
ofrecí una prueba sencilla en la que, a través de afirmaciones o
negaciones, se revisaba el estrés en todos sus componentes físicos-
emocionales-espirituales-sociales. A cada elemento se le asigna una
puntuación que expresa el grado de aprobación del examinando. No hay
una clasificación final y sobre todo no hay juicio. Simplemente toma nota
de donde el estrés se las arregla para irrumpir en nuestra vida cotidiana.
A partir de estas simples pruebas propuestas a estas tres personas,
(incluyendo un pensionista, un empleado de 47 años y un estudiante de 15)
mostraron que en el plano físico el trastorno más recurrente (dos personas
en tres) es el insomnio; la actitud más "distorsionada" es la de la
alimentación (elección de los alimentos y calidad nutricional) y en la
ingesta de la comida. Mientras que en lo que respecta al aspecto
emocional.
hay un miedo compartido de experimentar emociones como la ira y, lo
más importante, por lo que que pude comprender, un juez interno muy
estricto. Para mí, esto se traduce en el hecho de que la aceptación de algo
de uno mismo y probablemente implica para cada uno, de diferentes
maneras, traer más tensión a su existencia para suprimir un "algo", es
decir, ponerse en una posición de cierta presión con respecto a situaciones
o eventos (pasados y presentes). Estas observaciones se confirman en el
curso de los tratamientos.
El tratamiento de reflexología podal propuesto en estas sesiones es el
siguiente:
- Tocamientos iniciales en la parte posterior del pie y en la zona peri
malleolar; manipulación suave en todo el pie y el tobillo con especial
atención a los dedos (se refieren al aspecto psicológico de la
persona, pero también en parte energética, ya que son el punto de llegada o
salida de numerosos meridianos).
- El tratamiento del sistema nervioso es una parte fundamental de dicho
tratamiento dada la importancia que tiene en la mediación de la respuesta
al estrés. Los puntos que se tratan en el curso del masaje son: el punto
reflejo de la columna (tanto somático como energético), de la cabeza, el
nervio valgo, el punto reflejo de la glándula pituitaria (papel central con
respecto a la respuesta hormonal) y el punto ciático inferior y superior (la
sciatalgia detecta las tensiones psíquicas).
sexual) los nervios faciales y finalmente el plexo solar (su estimulación da
una notable sensación de bienestar).
- Para ayudar a la respiración se baja al diafragma.
- Para ayudar a los órganos de la inmunidad, la digestión y la purificación
se tratan los puntos reflejos del hígado del estómago y la vesícula biliar, la
vejiga urinaria y el riñón (este último es uno de los puntos más
importantes de la reflexología plantar y como tal se solicita siempre:
corresponde al punto 1 del meridiano del riñón: "fuente de efusión".)
Durante el tratamiento, se dedica un espacio a la respiración,
especialmente en las etapas iniciales.
Aunque en la práctica se trata de unos pocos actos respiratorios, el hecho
de concienciar ayuda mucho a la relajación y además aporta al
conocimiento de la persona el uso de una "herramienta" para poder
utilizarla de forma autónoma en la vida diaria.
La relajación mental también implica la relajación física en primer lugar.
Cuando la persona está acostada en la cuna, puede notar varias tensiones a
nivel de los músculos que desaparecen gradualmente ya mejorando
durante el mismo tratamiento.
Para ello, me pareció útil aumentar la eficacia del masaje reflexológico
con el uso de algunos puntos relacionados con el meridiano de la vejiga
biliar, como se contempla en el "toque psico-cuerpo de los 30 puntos".
Los puntos que he identificado se encuentran en la región del cuello y la
cabeza:
- VB 14: útil para aliviar las tensiones responsables de los dolores de
cabeza musculoesqueléticos y el estrés mental.
- VB 21: útil para liberar el cuello y los hombros de la tensión y las
emociones como la irritabilidad y lo siento, pero no puedo seguir adelante.
- VB 20: afecta a la función cerebral y por lo tanto a los sentidos; si una
persona considera sólo su propio punto de vista estático, tendrá los ojos
fijos frente a ella. Tal rigidez, compulsión que puede generar ira y "viento"
en el sistema mente-cuerpo-espíritu. Este punto aumenta
claridad visual y eliminar el viento.
- Puntada extra entre VB 20 y VB 21: puntada situada en el cuello,
aproximadamente a mitad de camino entre la nuca y la base del cuello, a
unos dos dedos de la columna cervical entre la tercera y la cuarta vértebra.
Es un punto importante para todo el cuerpo en general, ya que es
atravesado por diferentes meridianos.
La tensión a este nivel es una expresión de fatiga mental o estrés
emocional.
Otro punto focal sobre el que actuar, en mi opinión, es el aspecto psíquico
que con demasiada frecuencia se ve afectado por los conflictos
emocionales de los estados. El meridiano responsable de la protección del
corazón es el llamado "ministro del corazón" o más simplemente PC
(pericardio). Los puntos que he identificado y utilizado en el curso del
tratamiento son:
- PC 6: útil para usar cuando la persona está en un estado de cansancio
general, Ansiedad (por falta de arraigo a la tierra) Problemas de
comunicación (no abre el corazón a las cosas externas). En términos de
medicina china, este punto armoniza un shen perturbado por un intenso
dolor emocional-afectivo.
- PC 3: si el foco del pericardio es excesivo (hipertensión, dolor de cabeza,
ira inconsistente, etc.) especialmente por la afectividad traicionada, etc...),
este punto "agua" es calmante:
restablece la relación entre la palabra y la intimidad.
- PC 2: este punto elimina la obstrucción del meridiano al dispersar la
plenitud en el pecho (por la estasis del qi). Para aquellos que tienen un
corazón cerrado para los problemas no resueltos en las relaciones
amorosas. Desarmonía por lesiones emocionales. Palpitaciones de miedo,
palpitaciones del corazón con una sensación de opresión en el pecho.
Además de estos puntos, hay otros dos que creo que son igualmente
válidos. Pertenecen al meridiano de pulmón y riñón:
- LU 1: útil para el estancamiento del qi de los pulmones. Es un punto de
entrada "punto mu" cuyo nombre puede traducirse como "tesoro central",
representa el tesoro del qi ancestral.
Reúne el flujo del Tao, el aliento entre el cielo y la tierra. Fomenta el
optimismo y la relajación.
Cuando una persona está abrumada por la tristeza, esto. Le ayuda a
relacionarse con su sufrimiento para permitirle atravesarlo y superarlo.
Así que, un ayuda a dejar atrás el pasado y empezar de nuevo dejando atrás
la tristeza y el sentimiento de "plenitud bloqueada" en el pecho.
-KI 6: punto importante del meridiano del riñón llamado "mar brillante,
iluminado":
tonifica el riñón yin y jing; calma el espíritu agitado por la deficiencia de
yin. El reequilibrio de este meridiano, a nivel psicológico, aporta una
mayor confianza en sí mismo con una mayor escucha de si: mayor
facilidad para expresar el punto de vista sin miedo; mayor claridad en los
asuntos personales y profesionales.
Como complemento al tratamiento de reflexología antiestrés y al toque de
algunos de los puntos mencionados anteriormente, una alternativa válida
y/o integración proviene del tratamiento de algunos puntos del meridiano
de la vejiga urinaria situados en la espalda. Se trata de los puntos de shu de
atrás.
Hay muchos puntos conocidos en la parte de atrás. Para que quede claro,
recordémoslos brevemente:
- En la línea media, a nivel de la espina "corre" el gobernador del jarrón
(Du mai) cuyos puntos
se colocan justo debajo de las espinas, entre una vértebra y otra,
empezando por debajo del coxis a las cervicales, donde continúa en la
cabeza.
- A "media distancia" (media cuña) de estos puntos, a ambos lados de la
columna vertebral, hay puntos antiguos llamados Hua Tuo. Estos
Los puntos son llamados "fuera del meridiano" ya que no pertenecen ni al
jarrón ni al meridiano de la vejiga. Toman su nombre del médico chino
que vivió en el año 200 d.C. y que los usó por primera vez. Estos puntos
representan una especie de memoria arquetípica-cortical.
- A 1,5 cm de la línea media, a los lados de la columna encontramos el shu
trasero que pertenece al camino de la rama interna del meridiano de la
vejiga urinaria. El tratamiento de estos puntos es útil para normalizar el
libre flujo de las energías. Estos puntos sirven entre los aspectos
emocionales y estructurales de la persona. Por lo tanto, están vinculados al
concepto de conflicto intrínseco al del movimiento: cómo debe uno
moverse, en qué dirección, cuándo; cuándo detenerse, qué hacer una vez
que se llega allí. Son útiles en el sentido de diagnóstico (el dolor y la tez
de la piel son indicativos del estado de salud del complejo energético al
que se refieren) pero también terapéuticos para dar "la" regla correcta de
la energía" como estímulo y alimento aguas arriba de los meridianos/
órganos complejos a los que se refieren. (su disposición se muestra en el
Anexo 1).
- Finalmente, hay tres cuñas desde la línea media de la columna, los
puntos "ben shen". Estos puntos se insertan en el curso de la rama exterior
del meridiano de la vejiga urinaria. Tienen un impacto importante en el
psiquismo, ya que se refieren a las cinco almas (es decir, el 5 shen). De
ellos, los que considero más significativos para un tratamiento destinado a
restablecer el equilibrio para una respuesta adecuada al estrés son los
siguientes:
1. BL 43: punto shu de los centros vitales. Está relacionado con el aspecto
espiritual de la función de protección del pericardio contra el corazón. Se
refiere al área que encierra el corazón y por lo tanto el espíritu, su
intimidad y su traición. Este punto le da a la persona la fuerza para elegir,
para ser vulnerable, sabiendo que posee una conciencia interna.
un lugar lleno de fuerza. Ayuda a reconstruir la energía física y mental
para apoyar la búsqueda de la alegría y la felicidad... Es interesante tratar
con moxa cuando la persona siente mucho frío, carece de calor en el
cuerpo (especialmente en las manos y los pies), la mente o el espíritu.
2. BL 47: se refiere al alma vegetativa del hígado (Hun). El hígado está
directamente involucrado con el destino del individuo. Juega un papel en
relación con la vida emocional de la persona. Hay momentos en la vida en
los que te sientes desconectado del proceso de la vida, como si no tuvieras
elección en todo lo que pasa. Este es el resultado de nuestra mente. La
incapacidad de ser consciente de las elecciones puede estar vinculada a los
húngaros.
Cuando el hígado es disfuncional hay un caos: no tengo un plan definido,
no tengo visión, no hay sentido de la dirección. Al dar acceso al aspecto
espiritual del hígado, se inicia a la persona por un camino para reducir el
estrés y la ansiedad.
3. VU 52: "casa de la voluntad": está relacionada con el alma vegetativa de
los riñones: es la voluntad que permite a la persona alinear su corazón y su
voluntad con la voluntad del cielo y así cumplir su destino. El Zhi designa
la fuerza de carácter, la determinación, la perseverancia, la voluntad de
llevar a cabo los proyectos. Para ello el Zhi se llama la capacidad de lograr
a partir del propósito, expresado por la voluntad, tenemos una serie de
efectos consecuentes que conducen desde el pensamiento (con el poder del
bazo) a la reflexión y al conocimiento.

T RATAMIENTO METAMÓRFICO
Hay otra "herramienta" útil a nuestra disposición, es la técnica
metamórfica.
Se ha hablado mucho de la impronta materna y de lo decisivo que es no
sólo para caracterizar el eje del estrés del feto, sino también para donar un
"bagaje emocional" que puede ser más o menos engorroso.
La técnica metamórfica es un masaje muy delicado que se lleva a cabo en
su mayor parte en los pies en la parte que representa el reflejo de la
columna vertebral.
Suponiendo que nuestra columna vertebral es la portadora de nuestra
memoria prenatal y, por tanto, de todas las experiencias vividas en los
primeros nueve meses de vida en el útero (período fundamental en el que
se produce nuestra primera estructuración, en la que influyen todos los
factores externos a nosotros), nos ponemos a trabajar sobre esas
"congestiones" o esos bloqueos emocionales que se han producido en ese
período. A diferencia de otros tratamientos, en los que la "intención" del
practicante es una parte integral del tratamiento mismo, en este masaje el
operario es un simple "catalizador" de energía.
El médico y el paciente se encuentran sin expectativas ni juicios.

CONSIDERACIONES FINALES :
Los problemas, lo que llamamos "estrés" del que nos consideramos
víctimas en nuestra vida cotidiana (tanto en la familia como en el entorno
laboral y social), determinan una reacción nuestra que se repite con los
modos registrados en nuestros recuerdos. ¡La misma película ya vista que
se repite!
"Estiramos nuestros cerebros" y olvidamos que tenemos el poder de dejar
de ver esa película. Nuestro submarino consciente siempre enciende ese
proyector.
Nos pasamos la vida tratando de cambiar una pantalla cuando el problema
no está ahí fuera. El problema, si lo sentimos como tal, está dentro de
nosotros! Es la percepción elaborada por nuestros pensamientos. Ante un
estímulo, que llamamos estrés, reaccionamos instintivamente en lugar de
actuar.
¿Por qué ese estímulo me involucra en tal reacción?
¿Por qué no puedo procesar y metabolizar esa emoción? Ya sea ira o
miedo....
En lo que a mí respecta, creo que todavía tengo un largo camino por
recorrer. Los que yo llamo "estresantes" son ciertamente estímulos reales
que se proponen bajo la forma de un paciente con ansias de cuidado y
atención, de un colega que no se siente inclinado a colaborar, de una pareja
o de un familiar no inclinado a escuchar, de un ritmo e intensidad de días
que dejan poco espacio para el descanso y la calma mental.
Pero tales estímulos estresantes me pertenecen en la medida en que soy
consciente de que el estrés me afecta y me duele. Si no lo admito, puede
que sea demasiado tarde para arreglarlo.
Mi punto de vista (con respecto al evento estresante) puede cambiar y, con
él nuestro sentimiento si, y sólo si decidimos que queremos hacer ese
cambio.
Pero cambiar cuesta mucho esfuerzo. En primer lugar, implica admitir
quiénes somos y luego, pero en el verdadero sentido de la palabra.
Escarbando en nuestra ropa interior para sentir y sentir para saber cuál es
esa "carcoma" que ruge dentro de nosotros y que desvía nuestras
respuestas en una dirección en vez de en la otra (que a menudo "choca"
con la respuesta que nos gustaría expresar!!!).
Conocer nuestro niño interior herido no está exento de dolor. Pero después
de todo, ¿siempre queremos escapar de tal dolor? ¿O queremos empezar a
reconocerlo? ¿Darle la bienvenida, y luego decidir que es hora de cuidarlo
un poco más? ¡Cuidando de nosotros de la misma manera!
Esto es lo que he comprendido en mi camino introspectivo y es lo que
llevo en mi existencia: ¡simplemente ámame!
Si me amo a mí mismo, también podré amar a los que me rodean. Pero si
no me respeto a mí mismo. que subestimo y no tengo ninguna indulgencia
hacia mí, como puedo esperar hacer con el próximo...
La transformación es interna y depende sólo de nosotros. Cada uno de
nosotros elige su propio camino.
Como dice un proverbio Zen: "No puedes impedir que los pájaros vuelen
alrededor de tu cabeza, pero puedes impedir que aniden en tu cabeza".
"Creo que hay dos opciones posibles: la primera pasa por la conciencia y
la segunda en dejar que nuestro destino se desarrolle sin nuestra
intervención. Es decir, la elección entre "vivir" y "animar".
Permítanme explicarme un poco mejor: la conciencia es un proceso activo
que pasa por el conocimiento; en primer lugar, el conocimiento de uno
mismo. Eso significa saber cómo estamos hechos, cómo funciona nuestro
cuerpo, pero sobre todo cómo funciona en un contexto (el macrocosmos)
hecho de muchas energías (de la naturaleza, de otras criaturas) que
interactúan con nosotros, y con nosotros se fusionan hasta el punto de
pertenecer a nosotros. Podemos elegir dar y recibir en la medida en que
sentimos y somos conscientes de tales energías. Estas otras energías no
son lo que comemos, lo que respiramos, sino especialmente los
sentimientos que necesitamos y de los que huimos porque motivados por
miedos locos. ¿Qué miedos? ¡El miedo al sufrimiento, el miedo a ser
juzgado, el miedo a morir a la par que el miedo a vivir! Y aquí se abre otra
opción: ¿vivir en el miedo o vivir en el amor?
Saber no es suficiente si no experimentas lo que traemos a la superficie.
Podemos experimentar con nuestro "sentimiento" primero. Sentir con el
tacto: contacto con otra "frontera" (la piel), pero también con nuestros
sentidos, con nuestra intuición, con nuestra percepción hecha de energía
sutil.
Por "animar" me refiero a llevar la vida con una cierta pasividad: poco o
nada inclinado al cambio, no querer asumir la responsabilidad de una
decisión (más bien, asumir la responsabilidad de una decisión) no tener el
valor de expresar un sentimiento por lo que es.
En todo esto me veo en las etapas importantes de mi vida donde los
miedos y las incertidumbres tienen La situación se ha ralentizado: desde la
elección del trabajo, hasta la decisión de dejar el trabajo el lugar de
nacimiento donde viví con mi familia y finalmente dándome la
oportunidad de demostrar mi amor por un hombre abiertamente.
Tarde o temprano, en tal escenario, tienes que lidiar con un momento de
desarmonía. Desarmonía, que suele tener la apariencia de una crisis
existencial o de una enfermedad orgánica, o de un trauma inminente.
Lo que normalmente interpretamos como un evento o período negativo
puede en realidad representar una buena oportunidad para hacer un poco
de claridad... en mi opinión es el tren inicial que perdimos por todas esas
veces que tuvimos la oportunidad de conocer, de traer a la conciencia! Es
sólo que en vez de hacer un cambio, tenemos que "tomarlo" de alguna
manera. Ciertamente no queremos enfermar o ser víctimas de un
accidente, nuestra elección de "vivir o no vivir" es decisiva para cambiar
el rumbo de nuestro "lo siento". Lo siento. Lo siento. Lo siento. Lo siento.
El siguiente paso es traducir todo lo que hemos aprendido en
comportamiento, en nuevos estilos de vida. De lo contrario, no podemos
decir que somos auténticos.
Probablemente sólo entonces, tal vez, podamos esperar ser una guía, una
ayuda para otras personas. Por eso no estaremos exentos de errores o de
armonías: la vida está en continuo devenir y cada uno tiene muchas
oportunidades de caer, pero tantas como de levantarse: ¡cuanto más dura
sea la cumbre más fuerte será la satisfacción!
Las terapias llamadas "naturales" (ya sea que provengan de Oriente o de
nuestra propia casa) no son más que, en mi opinión, útiles (a veces
indispensables) ayudas para este proceso de renovación.
Sin perjuicio de que todo comienza desde el interior de nosotros: este es el
mensaje que trato de dar en mi propia vida diaria.
En mi experiencia como enfermera de primeros auxilios, asisto
constantemente al peregrinaje de personas que buscan una solución a sus
dolencias. A veces esto Este requisito se convierte incluso en una
reclamación que se hace contra los propios operadores bajo la amenaza de
una responsabilidad propia por el fracaso de la operación.
El primer requisito urgente es suprimir un síntoma, generalmente el dolor,
de naturaleza física, por supuesto. Cada vez que tal dolor implica un
mayor sufrimiento que se esconde en sus almas. Ya desde un primer
diálogo la palabra estrés siempre surge puntualmente y la ansiedad.
Darles la oportunidad de expresar su sufrimiento interior ya es una
oportunidad válida para caminar hacia la recuperación.
Pero no todo el mundo entiende lo vital que es no depositar toda la
confianza en una droga o en un trabajador de la salud (sin quitar nada a las
drogas o a los cariñosos cuidados de buenos médicos y enfermeras) en
lugar de en sus propias fuerzas vitales.
El último mensaje que me gustaría dar es este: todos podemos ser
promotores de nuestra propia salud y la de los demás (así como de nuestra
propia enfermedad). El potencial está en cada uno de nosotros. Basta con
encontrar su propio camino, la estrategia correcta: la que esté más en
sintonía con nuestra personalidad y cuyos remedios estén en armonía con
la música de nuestras almas.
CAPÍTULO 5
LA ATENCIÓN
Algunas construcciones generales
Informamos de dos definiciones operativas, una "clásica" y otra más
elaborada. "Mindfulness" significa prestar especial atención :
intencionadamente, sin juzgar, al paso de la experiencia en el momento
presente.
"Llamamos al término mindfulness un conjunto de acciones que
conciernen a múltiples aspectos del funcionamiento mental, y que se
remontan a su efecto final que consiste, aproximadamente, en la capacidad
de permanecer en el presente. Aproximadamente significa que el lenguaje
sólo puede aproximarse a la experiencia que describe, sin pretender ser
exhaustivo". El primer autor, considerado por muchos como el iniciador
de las prácticas clínicas más modernas basadas en la conciencia y la
presencia mental, subraya la dirección hacia una tarea, la intención hacia
una experiencia (ser cuidadoso), en detrimento de los demás. También se
centra en una forma de neutralidad con respecto a las evaluaciones, los
planes y los juicios, absteniéndose de atribuciones positivas o negativas.
Considerando que casi todos pueden estar despiertos y atentos, sin
embargo los individuos difieren en apoyar la atención sobre lo que está
sucediendo en el presente; se cree que esta actitud, que tiende a variar en
los individuos al cambio de muchos factores, puede ser alimentada.
El segundo autor, en cambio, destaca la riqueza del concepto, descrito y
analizado en una perspectiva de comparación e integración. Las
operaciones mentales descritas con el término mindfulness se caracterizan
por una complejidad funcional, cognitiva, perceptiva y emocional.
Podemos identificar procesos de memoria, conciencia en términos de
presencia mental y atención no crítica, a partir del "aquí y ahora" de la
experiencia, que sugerimos no restringir dentro de categorías rígidas,
dejando espacio por el contrario a las experiencias sensoriales y
emocionales. Esta condición de "presencia con la mente vacía" podría
también considerarse asociada a una especie de clara y simple inmediatez
de la conciencia de lo que sucede en nosotros y entre nosotros, durante la
sucesión de momentos, como cuando se observa un panorama o una escena
tranquila, sin una particular actitud cognitiva hacia los estímulos externos.
Además, esta forma de experiencia, que fomenta la experimentación
incluso en momentos informales y cotidianos, puede tener connotaciones
de memoria, en el doble sentido de recuerdo de la conciencia de sí mismo
y de ejercicio de una atención renovada a lo largo del tiempo.
"Permanecer en el presente" también recuerda la capacidad de distinguir
entre los datos objetivos y las atribuciones (como hechos reales) de los
estados mentales subjetivos, como los pensamientos, las emociones, las
intenciones. Por el contrario, se sugiere aceptar tales fenómenos de una
manera empática, atenta y consciente, no reflexiva.
Chris Mace (2008) ha analizado extensamente la atención desde un punto
de vista histórico y científico. Según este autor, al extrapolar las
características centrales de los posibles efectos beneficiosos, la
experiencia consciente se presenta combinando los dos aspectos:
- Autoajuste de la atención, dirigido en la actualidad
- actitud de aceptación, curiosidad, falta de juicio e implicaciones de todo
tipo.
Estos dos elementos permiten, con la formación y la práctica practicadas
constantemente, establecer una relación clara, vívida y descentralizada con
las experiencias actuales, absteniéndose (en la medida de lo posible) de
etiquetar, evaluar o identificar con su propio contenido mental. En el
espacio entre la experiencia y el estímulo a la acción, se desarrolla la
competencia para persistir en esta modalidad (estado caracterizado por
ciertas cualidades), y además se consolidan los rasgos antes mencionados
(atención consciente, aceptación, desidentificación y descentralización
cognitiva).
En este punto, podemos mencionar las diferencias que este enfoque
presenta con otras áreas de experiencia. Los textos clásicos de psicología
definen la meditación como "un método de relajación en el que una
persona, dirigiendo la atención a un solo estímulo, invariable o repetitivo,
puede limitar la recepción de múltiples estímulos", señalando también
cómo la práctica de esta técnica dentro, pero también fuera, de las
tradiciones religiosas puede conducir a estados alterados o a la
autohipnosis, con efectos beneficiosos generalmente percibidos. La
experiencia de la atención, por el contrario, pone el acento en estar alerta y
en darse cuenta de cualquier alteración en la conciencia (más amplia y
general) y la atención (más centrada), llevándolas suavemente pero con
determinación a una presencia consciente, abierta y receptiva. Además, las
numerosas técnicas de relajación, como el entrenamiento autógeno o la
meditación trascendental (técnica basada en la respiración, que utiliza la
repetición de fórmulas denominadas mantras) tienen el objetivo preciso de
intervenir sobre las tensiones presentes independientemente de su
naturaleza, mientras que en la mente la relajación, así como cualquier otra
condición, no se busca sino que (si se percibe) debe conocerse, aceptarse y
permitirse que surja-el acceso a la manifestación. Por último, es posible
que este enfoque se considere un método para escapar de la realidad,
dedicarse a pensamientos elevados y placenteros. Cabe señalar, sin
embargo, que en el enfoque en cuestión nos entrenamos para estar en la
realidad de la experiencia, ya sea agradable o dolorosa, sin evitarla ni
disimularla: puesto que una condición común del ser humano es la de un
cierto grado (mayor o menor) de sufrimiento, al ponerse en la condición
de estar presente en la realidad, se pone de relieve la diferencia de enfoque
con prácticas de tipo consolador o ingenuamente trascendente.
HABILIDADES BÁSICAS
La conciencia en la psicología contemporánea, especialmente en la
psicología clínica, se propone como un punto de vista dirigido a aumentar
la conciencia y el dominio de los procesos mentales, para ayudar a reducir
los patrones mentales negativos y el comportamiento disfuncional. Este
conjunto de metodologías aparece como un "entrenamiento mental" con el
objetivo de reducir la vulnerabilidad cognitiva y emocional a las formas
reactivas, que pueden aumentar el estrés y apoyar las formas de angustia
psicológica, asumiendo una mediación sobre los comportamientos
observados (Kabat- Zinn, 1990). Sin embargo, es necesario un examen
minucioso para especificar el constructo, las funciones de mediación, los
mecanismos de acción y un criterio cuantitativo apropiado.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto compartió una
definición de atención en forma de atención atenta que incluye algunas
habilidades cognitivas: mantener a lo largo del tiempo un estado de
vigilancia, tomando nota de la experiencia pero sin sumergirse en el
procesamiento y las reflexiones sobre ella; avanzar mentalmente hacia la
forma inicial de conciencia, cuando se da cuenta de que se ha entrado en el
río de pensamientos, sentimientos y emociones.
Además, supone la inhibición de los procesos de procesamiento
secundarios, con la selección de los estímulos y el aumento de la
capacidad de inhibición cognitiva. Estos aspectos de la vigilancia y el
control cognitivos pueden, al menos en parte, medirse mediante pruebas
de vigilancia e inhibición de procesos.
Todo esto también puede definirse como conciencia metacognitiva, un
proceso en el que los estados mentales se viven de forma descentralizada,
y que difiere de la metacognición, conocida en el campo cognitivista (la
capacidad de reflejar y someter a juicio los propios estados mentales). La
atención prestada correspondería a un modo de relación con las
actividades cognitivo-afectivo-psicomotoras del momento, caracterizado
por la descentralización y la desidentificación, por lo que los modos de
pensamiento se entienden como estados o acontecimientos mentales
transitorios, y no como reflejos válidos de la realidad o aspectos
inherentes al yo ("mi pensamiento no es un hecho, ni yo soy mi
pensamiento") (Segal et al., 2002).
Una atención centrada, pero de forma descentralizada y aceptada,
conduciría a un estilo de control centrado en uno mismo, adaptable y con
un tono afectivo positivo.
La atención puede definirse operacionalmente como una orientación hacia
la experiencia, colocando la intención de dirigir las energías hacia el
objetivo inmediato de permanecer curioso acerca de las experiencias
internas y externas, en una actitud de aceptación, que se define como el
modo de apertura receptiva a la realidad del momento presente. En este
contexto, se habla de "cultivar la mente de un principiante, [...] ver con
ojos siempre nuevos y con una mente fresca, atenta a las cosas nuevas y
orientada más hacia el presente que hacia el pasado".
Esas aptitudes de apertura cognitiva pueden medirse, al menos en parte,
mediante la realización de tareas de solución de problemas en las que es
necesario identificar los estímulos en contextos inesperados, y mediante
pruebas sobre modalidades de afrontamiento: el estilo de afrontamiento
represivo concierne a las personas particularmente propensas a suprimir el
material mental considerado amenazador. Esto implica en detalle la
regulación de la acción intencional dirigida a "probar" alguna forma
particular de experiencia interna, vivida a través del filtro de creencias,
suposiciones, expectativas, deseos.
Además, se puede formular la hipótesis de que la adopción de una posición
de apertura incluso hacia las experiencias dolorosas puede hacer que las
situaciones de estrés emocional negativo sean menos pesadas, ya que el
contexto psicológico influye en la carga emocional implicada. Es de
suponer que se puede observar un aumento de la tolerancia al estrés,
situación que puede verificarse mediante mediciones psicológicas
cualitativas o codificadas.
Además, la atención puede conceptualizarse como un proceso de
autoconciencia de múltiples componentes sobre la naturaleza y la
apariencia de las ideas, los sentimientos y las emociones, discriminando
entre ellos y siguiendo su camino. Un posible efecto/resultado consistirá
en un aumento de la complejidad cognitiva y la conciencia emocional, es
decir, ser consciente de los significados y las causas de los pensamientos y
los acontecimientos, una especie de "perspicacia psicológica" o visión
mental.
Por último, una propuesta interesante en el campo psicosocial se refiere a
los aspectos de la conciencia hacia los estímulos externos, el tiempo
pasado y el futuro: la atención como proceso cognitivo creativo, la
capacidad de construir nuevas categorías de significado sobre el mundo y
sobre los acontecimientos, en situaciones cotidianas, principalmente fuera
de las sesiones formales de meditación.
ASPECTOS CONCEPTUALES
En la investigación contemporánea, las normas psicológicas corresponden
a importantes mecanismos de análisis de los procesos de regulación de las
acciones dirigidas a la consecución de objetivos y metas. Siguiendo el
modelo de autorregulación del estado de ánimo y la cognición, la mayoría
de las cogniciones se producen con un propósito, comparando lo que
realmente ocurre (o, se podría decir, aparece) con lo que se desea, se
espera o se teme, y regulando la conducta y los juicios con miras a reducir
la discrepancia cognitiva y emocional. Esto, a su vez, genera agitación en
el caso de una discrepancia con el yo imperativo, frustración en el caso de
una discrepancia con el yo ideal. De esto se originan secuencias cognitivas
y conductuales orientadas a propósitos, deseos, preferencias. Si la
discrepancia se reduce, se produce una sensación de alivio, hasta que surge
una discrepancia posterior. Cuando, por otra parte, este objetivo no puede
ser alcanzado, especialmente en un ambiente considerado vital, los
pensamientos se calientan en busca de una salida, dando lugar a formas de
pensamiento rumiantes, y posibles arreglos mentales desagradables.
Por ejemplo, la tendencia a adoptar un perfil de ansiedad parece reflejar un
intento de planificar acciones y condiciones para anticipar y posiblemente
evitar futuras consecuencias desagradables. Análogamente, la rumia
depresiva en el modelo de autorregulación parece reflejar los intentos
fallidos de cambiar aspectos de las situaciones pertinentes (percibidas
como erróneas), o de recuperar algo importante que se considera perdido,
lo que conduce a una especie de espiral de efectos disfóricos, hasta llegar a
veces a episodios de depresión grave.
Ahora bien, distanciarse del propósito inicial debería limitar los
pensamientos rumiantes y la vulnerabilidad cognitiva a las formas de
incomodidad que se acaban de mencionar.
Si el enfoque de la atención consciente nos enseña a adoptar una
perspectiva descentralizada con respecto a los acontecimientos mentales,
entre estos pensamientos recurrentes de autoevaluación se reconocen
como simples pensamientos, para ser dejados ir cuando sea apropiado
hacerlo. A este respecto, describiremos más adelante el enfoque de la
atención plena para reducir las recaídas en la depresión.
Hayes y sus colegas abordan otro aspecto (2004). Los autores parten de la
tesis de que muchas formas de angustia psíquica implican de diversas
maneras aspectos desagradables de la experiencia personal, a través de
formas de evitación experiencial. Los principales tratamientos
psicológicos tienden a contrarrestar la evasión mediante la exposición
experimental (desensibilización), según el enfoque terapéutico cognitivo-
conductual (TCC), o la permanencia en contacto con los temores,
pensamientos y experiencias desagradables, según las tradiciones
psicoanalíticas. La orientación de la atención parece sugerir una
posibilidad alternativa, dentro de la misma tradición cognitivista.
En general, el método aplicado a la perspectiva de la atención plena no
hace hincapié en el contenido de la experiencia, sino que se centra en el
impacto y la respuesta a los pensamientos, los sentimientos y las
sensaciones, lo que sugiere alejarse cognitivamente de las estrategias
ineficaces de evitar la experiencia. Esta orientación general de aceptación
de la experiencia interna y externa, a través de un proceso activo de toma
de conciencia del presente, puede apoyar estrategias más eficaces de
contacto con los pensamientos, imágenes, sentimientos, afectos (pero no
de fusión cognitiva, donde nos identificamos con ellos en cambio).
Las formas de intervención basadas en la aceptación y el compromiso
(DBT y ACT) apoyan una orientación activa y adaptativa a los
acontecimientos críticos y estresantes, destacando la posibilidad de
fortalecer el proceso de regulación de las emociones y la posibilidad de
mejorar la capacidad de autocontrol y adaptación al entorno.
Otros enfoques más directamente basados en la atención plena (MBRS y
MBCT) parecen actuar sobre el aspecto fundamental de la repetición de
los pensamientos, sobre la reducción de la intensidad de las rumias
inducidas por la ansiedad y la depresión, sobre las cogniciones y la
conducta obsesiva.
Los métodos cognitivo-conductuales (TCC) abordan los problemas de
rumores catastróficos y exageraciones sobre los resultados desafortunados
de los síntomas, incluidas las técnicas de afrontamiento activo, con el uso
de la dialéctica y las invitaciones para desviar la atención de ellos. Sin
embargo, algunos datos muestran que esas modalidades no suelen tener
éxito: especialmente si el estímulo que se va a ignorar es fuerte, el
resultado es un fortalecimiento de la relación estímulo-emoción. Por el
contrario, el enfoque del desapego de la atención no es rechazar, sino
"sentarse al lado" del dolor, reconociendo su naturaleza diferente en
comparación con los pensamientos y las emociones. De una manera
original comparada con las diferentes formas de relajación y meditación,
los principios y la orientación basada en la atención plena desplazan el
enfoque del problema al momento presente: "es en el momento presente
en el que estamos inmersos, no en el problema" (Kabat-Zinn). La
capacidad de dirigir y mantener la atención a los valores y objetivos,
momento a momento, sin preocuparse por el dolor y el fracaso, es
probablemente crucial para mantener un cierto nivel de organización
positiva de la experiencia, incluso en presencia de traumas y
enfermedades. Para concluir esta sección, en la que se han ilustrado el
alcance y las características evocadas por el concepto de mindfulness,
informamos de la síntesis según Bishop y sus colegas (2004), que
proponen definir operativamente la mindfulness como un proceso
psicológico de regulación de la atención dirigido a la construcción de:
- una cualidad de no procesadora de la conciencia del presente
- un tipo de relación con la experiencia personal orientada a la apertura, la
curiosidad, la aceptación
- una profundización de la conciencia cognitiva propia, mediante la
adopción de una perspectiva descentralizada hacia los pensamientos y las
emociones, a fin de conciliar la validez subjetiva y la naturaleza
transitoria (impermanente) de los mismos.
APLICACIONES
En la introducción y en el primer capítulo se hizo referencia a las bases
históricas y conceptuales que están en el origen de las prácticas basadas en
la conciencia. En este capítulo se revisarán los principales programas de
intervención estructurados y consolidados, con un guiño a los tipos de
trastornos a los que se aplican, y se esbozarán brevemente los principales
procesos considerados como la base de su acción.
EL PROGRAMA MBSR
En el panorama europeo y norteamericano, un número creciente de
psicoterapeutas tiende a aceptar las enseñanzas de la tradición budista, tal
como se practican en las sociedades occidentales, y a practicar un camino
de crecimiento interior personal, hasta el punto de construir, sobre tales
bases, hipótesis y enfoques útiles en el campo clínico y educativo.
La primera aplicación de la atención consciente en el campo clínico se
remonta a finales del decenio de 1970, por Jon Kabat-Zinn, médico de la
Universidad de Massachusetts. Inspirado en la práctica meditativa de la
tradición budista Vipassana, reducida en sus características espirituales y
religiosas, pero no en la importancia que se da a las cualidades éticas y
morales individuales, comenzó a aplicarla en el entorno hospitalario con
pacientes adultos que sufrían de dolores crónicos de diversos tipos. El
programa, que no se caracteriza como una forma de psicoterapia, sino más
bien como un entrenamiento psico-educativo dirigido al sistema mente-
cuerpo, en la línea de la "medicina complementaria e integradora", tomó el
nombre de Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR), de hecho de
alguna manera en competencia con las terapias farmacológicas, ineficaces
en muchos casos, incluyendo a los pacientes de cáncer y a los pacientes
con enfermedades crónicas y degenerativas.
La base del modelo de intervención es la observación de que los aspectos y
acontecimientos de la vida en general se viven distraídamente, en el modo
de "piloto automático". Esto sucede a partir de las formas más elementales
de percepción y cognición, que se dan en nuestro organismo, como la
función de la respiración. A partir de las experiencias comunicadas y
comprobadas de los beneficios que se obtienen al aliviar el sufrimiento en
muchas enfermedades crónicas (por ejemplo, el SIDA, el cáncer, los
dolores de cabeza, la hipertensión y los trastornos gástricos e intestinales),
se ha elaborado un programa para que los pacientes aprendan y
experimenten una serie de técnicas destinadas a lograr una forma de
conciencia del presente mediante las prácticas de la atención plena.
Otra idea fundamental es que la conciencia del momento presente (modo
de ser) puede constituir una alternativa al pensamiento rumiante, tanto en
el modo de aversión como en el otro modo, el que continuamente se
vuelve a "pensar en qué hacer".
El programa de intervención no está preparado de forma rígida, sino que
se adapta de vez en cuando al contexto: se trata de una serie de 8 a 10
reuniones semanales de dos a tres horas en formato de grupo, más un
retiro de un día, además de ejercicios individuales diarios en diversas
formas (meditación en posición sentada o caminando lentamente, sesiones
básicas de hatha yoga, reflexiones guiadas, ejercicios en casa, prácticas de
concienciación durante algunas actividades diarias habituales), apoyados
por material de audio preparado para este fin. Además, se invita a los
participantes a cultivar actitudes de bondad y compasión hacia sí mismos
como base para la meditación.
La conciencia del propio cuerpo puede ayudar a recuperar el equilibrio, a
acoger, o al menos a conocer, mediante la observación cuidadosa, toda la
experiencia, incluso las sensaciones difíciles o dolorosas. Entre las
metodologías propuestas, un ejemplo típico de ejercicio de conciencia
corporal (llamado exploración corporal) consiste en centrar lentamente la
atención en las diferentes áreas del cuerpo, una a una, desde una posición
cómoda y estable.
El primer estudio de resultados del programa MBSR se publicó en 1982,
seguido de muchos otros ensayos aleatorios que replicaron los resultados
positivos encontrados durante muchos años, ofreciendo a las comunidades
científicas interesadas numerosos elementos formalizados sobre la
eficacia de las intervenciones. El enfoque del MBSR ha sido probado en
muchas poblaciones y en diferentes contextos: médico, psiquiátrico,
educativo y laboral. En la actualidad, la evidencia científica muestra
efectos moderados pero significativos en la ansiedad, la depresión, el
estrés, la fatiga, el dolor crónico, los trastornos alimentarios, el uso de
sustancias y más (para una revisión completa: Church, 2011).
Es probable que parte de la eficacia del programa provenga de algunos
factores psicosociales que compiten entre sí:
la posibilidad de compartir la propia condición con otros y experimentar
con formas de ayuda mutua;
el ejemplo constante de los presentadores, que no sólo dan instrucciones
sobre cómo utilizar la respiración para volver a llamar la atención sobre el
"aquí y ahora" cada vez, sino que participan directamente en las
actividades durante la sesión;
los momentos, debidamente conducidos, concedidos para las
preguntas/respuestas, el intercambio y la comparación de opiniones y
experiencias.
Las aplicaciones clínicas son amplias, desde las patologías psicosomáticas
hasta los síndromes de dolor crónico, pasando por las patologías
psiquiátricas y, con modificaciones sustanciales, también a situaciones
generales: entornos penitenciarios y escolares, profesiones sanitarias,
situaciones de desamparo social. Existe un consenso cada vez mayor en
que la introducción de la atención plena en estas áreas puede mejorar la
salud mental entre los profesionales y los clientes.
EL PROGRAMA MBCT
El protocolo más completo desarrollado para las intervenciones basadas en
la atención plena estaba dirigido a pacientes con depresión recurrente.
John Teasdale y Mark Williams (Universidad de Cambridge), junto con
Zindel Segal (Universidad de Toronto) habían estado estudiando la recaída
en la depresión durante varios años, tratando de mejorar la eficacia de la
terapia cognitivo-conductual (TCC). Después de entrar en contacto con el
enfoque MBSR de Kabat-Zinn, desarrollaron y probaron un programa de
intervención clínica, definiendo un protocolo de 8 reuniones de 2 horas en
pequeños grupos, seguidas de reuniones de seguimiento después de 12-15
meses. La terapia cognitiva basada en la atención plena (TBCM) tiene por
objeto reducir las recurrencias y recaídas durante la fase de remisión de la
depresión grave, tan frecuente entre los pacientes que participan
voluntariamente. Posteriormente, también se aplicó a personas con
episodios depresivos continuos, con trastornos de ansiedad generalizada y
con trastornos bipolares.
La referencia teórica que analiza estos eventos deriva de un modelo de
explicación de la vulnerabilidad cognitiva que aflige a los sujetos
deprimidos en remisión, que tienden a experimentar, de manera
semiautomática y cada vez más frecuente, modelos mentales esquemáticos
de tipo autoevaluación, en una base humoral depresiva, con memoria
episódica y percepciones propioceptivas negativas.
El núcleo de su trabajo tiene como objetivo cuestionar la eficacia de las
"operaciones mentales" de sustitución de un conjunto de pensamientos por
otro. Partiendo de algunos constructos sobre procesos cognitivos que se
originan en la teoría de los modelos mentales (Johnson-Laird), los autores
evocan la activación "diferencial" de modos enteros de representación y
procesamiento, enseñando así a los participantes habilidades centrales y
estrategias de afrontamiento, resumidas en la invitación a pasar del
"hacer" al "ser". Es decir, para cambiar un comportamiento, primero hay
que ver toda la situación, tan enfocada que los procesos (los pasos a dar)
que se tendrán que llevar a cabo en ella sean claros.
Una consideración importante que los autores hacen en el texto que
describe su camino es que "un instructor del MBSR transmite a los
participantes su encarnación de la atención al interactuar con el grupo".
Como han comprobado los propios autores, sólo cuando participen quienes
transmiten y facilitan la práctica de la sensibilización, el aprendizaje será
satisfactorio para los participantes y la experiencia se hará efectiva.
Además, los instructores del programa dejan la responsabilidad de sus
estados y procesos internos al cliente, centrando su trabajo en lo esencial,
es decir, en la relación con la experiencia actual en el contexto actual.
Un ejemplo de los ejercicios que se proponen y muestran es el "espacio de
respiración" de tres minutos, en el que se interviene para desacelerar los
apremiantes flujos cognitivos y emocionales, haciendo que se tome
conciencia de todo el contexto actual (primero interno y luego externo), en
un campo de conciencia más amplio. Una vez que se ha adquirido una
cierta competencia en el distanciamiento, al desactivar un modo de
identificación con los pensamientos y las emociones que se activa
automáticamente, se puede poner en práctica en situaciones cotidianas, por
ejemplo en situaciones de estrés, en las que se es consciente por
experiencia del hecho de que pueden desencadenar reacciones emocionales
y de comportamiento que podrían conducir a un episodio depresivo o
ansioso.
Los resultados, bien documentados, muestran un aumento de la eficacia en
comparación con la terapia de TCB solamente, especialmente en los casos
de personas con más de tres episodios de depresión detrás de ellos, con
una reducción a la mitad de las recaídas en el 78% de los sujetos, mientras
que para aquellos con menos recaídas, los efectos son moderados, pero
todavía detectables, aunque moderados. Estos resultados son objeto de
estudios exhaustivos y nuevos. Los autores explican esta diferencia
formulando la hipótesis de que, por una parte, los participantes del primer
grupo están más motivados para iniciar el tratamiento y, por otra, de que
las peculiares tendencias rumiantes automáticas que se desarrollan en las
personas que "a pesar de sí mismas" son expertas en las caídas depresivas,
que la atención consciente enseña a manejar (Segal et al., 2002).
Análogamente, el pensamiento repetitivo típico, descrito por la
preocupación por posibles acontecimientos negativos y amenazantes, se ha
reconocido como una característica esencial del trastorno de ansiedad
generalizada, a menudo asociado con los estados depresivos. Parece
posible que los programas basados en la atención plena sean capaces de
actuar precisamente sobre el modo automático de pensamiento, dado un
movimiento repetido de distanciamiento, a través de la conciencia no
discursiva, de lo que creemos que es un fiel reflejo de la realidad por el
mero hecho de que la pensamos o la escuchamos (véase Crane, 2009).
EL PROGRAMA DBT
Desde el decenio de 1990, varios terapeutas han comenzado a incluir
prácticas de atención y aceptación de experiencias internas dolorosas y
conflictivas en intervenciones cognitivas y conductuales dirigidas a ciertos
trastornos clínicos, como los trastornos de personalidad límite (o síndrome
marginal). Sin embargo, se observó que las únicas instrucciones para
modificar el comportamiento disfuncional según los objetivos externos no
producían los efectos deseados, por el contrario, estaban relacionadas con
la reducción de los esfuerzos realizados, lo que conducía a un frecuente
desperdicio, empeoramiento y abandono.
Marsha Linehan, de la Universidad de Washington, estudió los informes de
víctimas de tortura y sobrevivientes de grandes sufrimientos, observando
que el concepto de aceptación estaba a menudo en el centro de la
descripción de la salida de la desesperación y el comienzo de un camino
de resistencia y crecimiento personal (que se verá más adelante), obtenido
a través de una mirada profunda a su experiencia, sin luchar, evitar o
borrarla (Dialectical Behavior Therapy, o DBT, ver Linehan, M., 1993).
Inspirándose también en los principios del budismo zen, el autor ha
elaborado una propuesta original para fomentar la capacidad de presencia
mental sin recurrir a la meditación formal, difícil de utilizar en muchos de
estos casos, adaptando la forma y sobre todo la duración (hasta 1 año) a
los casos individuales. El compromiso continuo de encontrar un equilibrio
creativo y fructífero entre el cambio y la aceptación es una de las
justificaciones del aspecto "dialéctico" de esta forma de terapia.
Las referencias teóricas básicas se encuentran en la segunda generación de
corrientes de terapia cognitivo-conductual (TCC), cuyos autores de
referencia son Aaron T. Beck y Albert Ellis, psicoterapeutas que ya en el
decenio de 1970 habían desarrollado enfoques específicos para diversos
trastornos como la depresión, y en los que se reconoce que los
pensamientos negativos son un elemento clave del malestar de la persona,
que debe abordarse de cerca, con compromiso y perseverancia. Los
clínicos que introdujeron el enfoque de la atención plena integraron este
método con una mayor atención a los aspectos afectivos, pero sobre todo
indicando la importancia de "distanciarse de tales pensamientos, en lugar
de disputar con ellos" (Giommi, en Segal, et al. 2002).
Hasta la fecha, se ha reconocido la eficacia de este enfoque para diferentes
tipos de problemas fronterizos, en forma de sesiones semanales
individuales o en pequeños grupos, preferentemente llevadas a cabo en un
equipo terapéutico (Linehan, M., 1993).
Con respecto al tema de la aceptación, también debería hacerse una
referencia apropiada a la terapia centrada en el cliente (también llamada
"enfoque centrado en la persona") de Carl Rogers, quien, unos decenios
antes, ya había colocado la escucha y la aceptación de la persona, sus
experiencias, su posible positividad, en la base de la intervención
terapéutica. Declaró que la experiencia de la aceptación incondicional por
parte de una persona empática y congruente puede conducir a la curación
emocional de la angustia psíquica (Rogers, 1970).
EL PROGRAMA ACT
En esos mismos años, Steven Hayes propuso el programa denominado
Terapia de Aceptación y Compromiso (en adelante ACT), adaptado de
manera flexible a una amplia gama de problemas clínicos (Hayes, 2004).
Según este enfoque, la capacidad fundamental se identifica en una forma
de atención consciente y de desapego inclusivo, análoga al concepto de
descentralización, estableciendo una nueva conducta adaptativa, antes
marginal, incluso en presencia de pensamientos perturbadores.
Inspirándose en los enfoques cognitivos tradicionales y, sobre todo,
conductuales, en el enfoque ACT un objetivo terapéutico primario reside
en la expansión del repertorio conductual, con el fin de promover la
libertad de elección y la flexibilidad. En este sentido, se pueden observar
algunas convergencias con los enfoques relacionados con las terapias
psicodinámicas y humanísticas. Profundizando en la relación entre la
emoción y la acción, vamos a abordar lo que sucede cuando
experimentamos una discrepancia entre la experiencia interna y los
objetivos personales. En lugar de intentar eliminarlos, se invita a la
persona a designarlos verbalmente, a aceptar probarlos, a considerarlos
nada más que acontecimientos desagradables pero transitorios, como parte
del camino hacia el logro de uno o más objetivos, implicándose en ellos
desde una "distancia óptima", según su dinámica de elecciones
fundamentales y direcciones significativas de la vida. En este sentido, las
técnicas de exposición y habituación a la estimulación también se toman
como modelo, pero los puntos fundamentales son la reducción del
comportamiento de evitación y, sobre todo, la expansión y flexibilidad del
comportamiento, reconociendo la posibilidad (pero no la necesidad) de
una reducción progresiva de las reacciones fisiológicas y conductuales, a
través de una forma de distanciamiento crítico, típica del enfoque
cognitivista.
Partiendo del concepto de fusión cognitiva, proceso por el cual nos
identificamos con formas de experiencia pasada, el autor ha identificado
en la evitación experiencial una importante consecuencia de ello, con la
aplicación de estrategias cognitivo-conductuales dirigidas a liberarnos de
estas variables intervinientes de tipo fusional.
Debido a las influencias familiares (y, en términos más generales,
culturales) que indican como deseable la evitación del sufrimiento y el
control individual activo sobre todas las experiencias, la urgencia de
controlar el propio comportamiento es a menudo identificada por las
personas con la solución del problema, mediante una forma de
generalización interna. A este respecto, en muchos casos la afección
dolorosa se aborda mediante el uso de tranquilizantes, alcohol o drogas.
Esto puede producir una forma de condicionamiento operativo: habiendo
obtenido en el futuro inmediato una supresión transitoria de las emociones
negativas, cuando las condiciones se repiten, se induce a repetir estos
comportamientos de evasión.
La convicción de tener que controlar los propios procesos psíquicos puede
llevar a juzgar erróneamente los propios modos de expresión emocional, a
comprometerse con su rápida eliminación, a no poder ayudar pero a darse
cuenta más tarde de que así aumentan paradójicamente, en un círculo
vicioso bien conocido en las formas de trastorno obsesivo-compulsivo, en
el que la emoción (por ejemplo, el tipo de ansiedad) se considera un
indicio de una realidad desastrosa que se aproxima.
Además, los esfuerzos por liberarse inmediatamente de los
acontecimientos internos que provocan respuestas negativas, a menudo no
van de la mano de un aumento del bienestar, sino que producen una
reducción del repertorio conductual, ya que uno se distrae
inconscientemente, o incluso renuncia, a participar activamente en
objetivos y propósitos vitales (Hayes, 2004).
En el enfoque del ACT, la superación de esta condición se logra a través de
un proceso denominado el yo como contexto: este constructo puede
describirse brevemente como la asunción de la posición de un observador,
distinto en términos de contenido, funciones o identificaciones, desde la
cual se toma conciencia de los acontecimientos y procesos mentales del
momento presente, que antes se evitaban por considerarse amenazadores.
Algunas de las aplicaciones en diferentes poblaciones y contingencias:
depresión, ansiedad, ira, uso de sustancias, dolor crónico y otras
condiciones patológicas.
En resumen, la importancia psicológica de la atención en la ACT se
reconoce en el hecho de que en este modelo ampliamente experimentado
se considera posible:
un fortalecimiento de la conciencia de sí mismo en contacto con el
momento presente
un fortalecimiento de las tendencias internas que integran las
constelaciones de los objetivos de la persona
apoyo a la acción comprometida basada en una renovada flexibilidad
psicológica (Iglesia, 2011).

P ROCESOS DE CAMBIO
En muchas zonas se propone la tesis de que las prácticas de presencia
mental pueden alentar a los participantes a adoptar una actitud más abierta
y benévola hacia ellos mismos, lo que conduce a una reducción del
sufrimiento y a un aumento del bienestar psicológico. Las intervenciones
basadas en la atención plena han tenido un gran seguimiento por los
resultados obtenidos en la reducción de los síntomas o el malestar. A partir
de estos datos alentadores, algunos estudiosos llevan mucho tiempo
trabajando en la investigación de los mecanismos del enfoque en forma de
aceptación y concienciación, a fin de aclarar los factores responsables y
los menos influyentes, aumentando en perspectiva la eficacia y la
eficiencia general.
Por ejemplo, es importante tener en cuenta los posibles efectos de la
disonancia cognitiva: como señaló Ruth Baer "aunque es probable que
quienes han estado meditando durante mucho tiempo tengan muchos
argumentos a favor de la meditación, si no se hubieran beneficiado de ella,
probablemente habrían dejado de meditar".
Por estas razones, es de gran importancia arrojar luz sobre los procesos de
cambio que se producen a diversos niveles (qué cambios, qué
consecuencias hay en las funciones psicológicas, qué factores
contribuyen). Se considera que todos estos procesos están
interrelacionados y se apoyan mutuamente.
FLEXIBILIDAD PSICOLÓGICA
El aspecto más importante, especialmente en algunos modelos
terapéuticos de comportamiento como el ACT, es la flexibilidad
psicológica. Partiendo de la consideración de que la rigidez psicológica es
en muchos casos un precursor de la angustia psicológica, se considera
probable que la flexibilidad psicológica conduzca al bienestar psicológico,
reduzca los síntomas clínicos y aumente la actividad basada en propósitos
vitales.
Este constructo se compone de dos áreas: por un lado, procesos de
compromiso y cambio, que incluyen la disposición a experimentar
sensaciones y emociones aunque no sean placenteras, manteniendo una
intención y conducta funcionales a ciertos objetivos (a corto o largo plazo)
considerados importantes; por otro lado, procesos de aceptación y contacto
con el momento presente, es decir, la capacidad de tomar conciencia del
flujo de pensamiento como contexto. Las técnicas formuladas y propuestas
quieren ayudar a la persona a "vivir lo que es", y a moverse en la dirección
deseada, con toda su historia, en un proceso cíclico descrito en tres fases:
- reconociendo la fusión cognitiva y el comportamiento de la evasión
experimental;
- dejar de lado estos eventos y establecer relaciones funcionales flexibles
con estos eventos;
- se mueven en la dirección elegida, construyendo patrones de
comportamiento más amplios.

D ESCENTRALIZACIÓN
Desde el comienzo de la investigación cognitivo-conductual, el proceso de
descentralización (o desconcentración, o des-fusión) ha sido descrito y
analizado como una forma particular de relacionarse con los procesos
mentales, que se observan como eventos o estados transitorios:
- no necesariamente importante, sin relación con el valor de la persona,
- que no requiere un comportamiento de respuesta particular.
Este constructo corresponde al de "contacto con el momento presente",
que también se llama consciencia. También se ha utilizado el término "re-
percepción" (re-percibir, re-sensibilizar) para describir este concepto, y se
supone que las cualidades que reflejan este proceso son la vitalidad, la
espontaneidad, la conexión y la creatividad (Sauer et al., en Baer, 2010).
La TCC clásica (Terapia Cognitiva Conductual) ha ofrecido durante mucho
tiempo diversas consideraciones al respecto, como el análisis de la
irracionalidad de los propios pensamientos, con vistas a su amplia
redefinición (Ellis, 1962). La ACT, como otras terapias basadas en la
conciencia, propone en cambio el intento de intervenir en el contexto, a
través de la des-fusión cognitiva.
Por ejemplo, una relación descentralizada con una imagen o evaluación
mental (por ejemplo, "soy un inútil") significa notar cuando se manifiesta,
identificarlo como pensamiento y no como hecho, y reconocer que no
define (al menos no completamente) al sujeto. Se cree que el uso de este
modo de experiencia tiene una función de indicación de los cambios de
conducta, aplicados mediante una programación basada en prácticas de
concienciación. Una herramienta desarrollada específicamente para su
medición es el Cuestionario de la Experiencia (Sauer et al., en Baer, 2010).

EL YO COMO CONTEXTO
Continuando el análisis, a este respecto, se invita a los participantes en el
ACT a que trabajen en la observación de su autoconciencia, es decir, en el
reconocimiento y la relativización de las expresiones de un yo
conceptualizado (por ejemplo, "soy egoísta") y en la construcción de una
experiencia de contacto con una dimensión interna, estable y segura.
En el enfoque del ACT, esta superación se logra mediante un proceso
denominado el yo como contexto: una construcción que puede definirse
sintéticamente como la asunción de la posición de un observador,
diferenciada experimentalmente en términos de contenido, funciones o
identificaciones, a partir de la cual se toma conciencia de los
acontecimientos y procesos mentales del momento presente, previamente
evitados por considerarse amenazadores.
Al tiempo que mantienen su sentido de identidad y continuidad, las
personas pueden darse cuenta de que pueden dejar de temer algún
contenido psicológico y comenzar a considerar que los pensamientos y las
emociones cambian y, por lo tanto, son menos importantes y
significativos.
VALORES PERSONALES Y COMPROMISO
Un elemento importante de la flexibilidad psicológica es la capacidad de
establecer valores personales, metas y direcciones elegidas para guiar las
elecciones y el comportamiento (Hayes et al., 2004). En la terapia ACT, se
nos anima a reflexionar sobre cuestiones relevantes para la persona, y a
identificar formas de conducta inconsistentes, con el fin de dirigir las
acciones futuras hacia el logro de objetivos vitales. Sólo de esta manera se
puede integrar la aceptación, la des-fusión y la acción consciente en una
conducta efectiva y satisfactoria. La evaluación del compromiso para la
acción, que debe renovarse continuamente, incluso ante las dificultades y
los fracasos, y los cambios en el alcance del comportamiento en armonía
con los valores de la persona, también pueden proporcionar indicaciones
interesantes sobre los posibles cambios en otras áreas del funcionamiento
psicológico, para una reorganización positiva de la vida y la creación de
vínculos significativos (Cyrulnik, B., et. al. 2005). Una vez más, las
estrategias cognitivas y conductuales bien conocidas se utilizan para fines
menos específicos y más generales.
REGULACIÓN EMOCIONAL
La regulación emocional puede definirse como la capacidad de modular
las emociones y las respuestas emocionales. El interés de este modo radica
en la posibilidad de que esté relacionado con modos de funcionamiento
mental adaptativos, ya que las debilidades en esta área van acompañadas
de diferentes angustias mentales. El entrenamiento en la distinción entre la
emoción y el comportamiento entra en numerosas prácticas de
concienciación. Algunos de ellos hacen hincapié en el control y la
reducción de las emociones negativas, sugiriendo oponerse a ellas y
apoyarse en las emociones positivas, pero más a menudo se hace hincapié
en la aceptación de todas las emociones a medida que surgen,
suspendiendo sólo el despliegue de la cadena de reacciones y el
comportamiento disfuncional. Esta perspectiva peculiar difiere de los
enfoques terapéuticos consolidados de la atención y la intervención, ya
que no se privilegia el objetivo de modificar la emoción, sino el de
"permanecer en ella", el de "respirar en ella", para luego tratar de adoptar
en cambio una conducta orientada a los fines (Gratz, et. al. en Baer, 2010).
La superposición de las dos conceptualizaciones, la regulación emocional
y la orientación de la atención plena, sugiere que los enfoques basados en
la aceptación y la conciencia pueden ser útiles para actuar de manera
dirigida en el fortalecimiento de la regulación de las emociones.
LA AUTOCOMPASIÓN Y EL COMPROMISO ESPIRITUAL
De acuerdo con la antigua tradición budista, el desarrollo de la compasión
por uno mismo y por los demás se indica como uno de los principales
efectos que acompañan a la práctica regular de la meditación de la
conciencia.
En la literatura psicológica occidental, conductas tales como: tratarse a sí
mismo con benevolencia, no juzgarse severamente, reconocer que las
emociones dolorosas y la adversidad son elementos esenciales de la vida
humana, o mantener una medida en las propias actitudes con ocasión de
experiencias difíciles, han sido poco investigadas, al menos hasta hace
muy poco. Las intervenciones basadas en la atención, como es bien sabido,
requieren prestar atención a la propia experiencia presente, con una actitud
de disponibilidad y amabilidad.
Una investigación a fondo puede definir mejor este constructo, evaluando,
por ejemplo, el aumento de la puntuación encontrada en la autoempatía
(que por lo general se correlaciona positivamente con muchos aspectos del
funcionamiento definidos como psicológicamente sanos), obtenida en
cuestionarios autorreferenciados entre personas que participan en
intervenciones basadas en la atención plena.
La consideración de los elementos trascendentes y transformadores desde
una perspectiva psicológica se remonta al concepto de experiencia
máxima de A. Maslow (1962) y a la psicosíntesis transpersonal de R.
Assagioli (1965). Además, aunque las prácticas de mindfulness casi
siempre se han entendido en Occidente de forma deliberadamente secular,
muchos autores, entre ellos el monje vietnamita Thich Nath (1993), el
psicoterapeuta Mark Epstein (2000) y el escritor Alan Wallace (2006), se
inspiran de forma más explícita en la tradición espiritual (no sólo oriental)
que considera el compromiso ético y espiritual como una dimensión
importante del ser humano. Al igual que en otras esferas, parece probable
que el concepto de espiritualidad incluya una amplia gama de experiencias
y procesos, con una considerable variabilidad a nivel individual. Cabe
señalar que las formas de meditación, concentración o conciencia no son
ciertamente las únicas herramientas eficaces para cultivar el equilibrio
emocional y el crecimiento personal, aunque se encuentran entre las
principales. También hay que señalar que los efectos espirituales de la
meditación pueden interactuar con el estado de salud física, la regulación
emocional y de comportamiento, la relación con uno mismo y con los
demás, pero esto puede suceder de manera más o menos significativa.
Es interesante observar que el número de estudios sobre los aspectos de la
experiencia espiritual, relacionados con la atención plena y las prácticas
conexas, es actualmente inferior al reservado a otras esferas; como han
informado algunos autores, la profundización de los modelos integrados
de meditación, atención plena y espiritualidad podría apoyar una mayor
comprensión de los posibles beneficios que se obtienen de ellos, tanto en
un contexto terapéutico como en el estudio de aspectos concretos de los
procesos psicológicos.
En el último decenio se han introducido muchos cuestionarios
psicométricos que se han centrado en la medición de un concepto general
de la atención plena, tanto como rasgo estable como estado o condición.
Varios autores sugieren que la atención consciente puede conceptualizarse
como una construcción unitaria, cuya característica es la "atención
consciente centrada en el presente". Por ejemplo, la Escala de
Concienciación de Atención Consciente (MAAS), un cuestionario que se
entrega a los meditadores (principiantes y expertos) y a los no meditantes,
interpreta los resultados de las voces de manera unidimensional,
basándose en definiciones y metodologías operativas desarrolladas por los
respectivos grupos de trabajo. Los autores informan de altas consistencias
internas (coeficiente alfa 0,82 y 0,93, respectivamente) y altas
correlaciones en términos de validez convergente y discriminante. Se han
publicado resultados preliminares formalizados, y los estudios ulteriores
ayudarán a seguir explorando los vínculos causales observados.
Otros autores sugieren que el intento de hacer operativa la construcción de
la atención consciente debería estar de acuerdo con la multiformidad
presente en la definición clásica, a través de una descripción compuesta.
Por ejemplo, Ruth Baer y colaboradores (Baer, 2010) investigaron la
validez del Cuestionario de cinco facetas de la atención plena (FFMQ),
que mide las siguientes dimensiones: no reaccionar - observar y describir -
actuar con conciencia - aceptar sin juzgar. Los valores alfa de cada uno de
estos factores son los siguientes: no reactividad=0,75, observación=0,83,
acción consciente=0,87, descripción=0,91, no juicio=0,87. La estructura
teórica de la prueba está vinculada a los principios esbozados en la terapia
DBT, y estos factores están vinculados a la construcción general de la
atención. Las variaciones en las dimensiones de la actuación consciente, el
no juicio y la no reacción (aceptación) parecen predecir mejoras en los
resultados psicológicos. Las dimensiones de observación, no juicio y
aceptación, por otra parte, se correlacionan con una práctica prolongada en
el tiempo (más de un año) de presencia y atención mental.
También deben mencionarse al menos otros dos inventarios, como el AAQ
(Cuestionario de Aceptación y Acción), una herramienta desarrollada
específicamente para el estudio de la flexibilidad psicológica y el
comportamiento de evitación, y el Cuestionario de Experiencia (Sauer et
al., en Baer, 2010), utilizado para la medición de la descentralización
experiencial. Aunque estos instrumentos proporcionan pruebas de que se
puede medir una construcción general de la atención, algunas deficiencias
metodológicas (como la insuficiente validez ecológica) limitan en muchos
casos la posibilidad de sacar conclusiones plenamente fiables. Los
cambios observados pueden ser específicos o pueden deberse también a
otros factores no específicos. Por otro lado, incluso los resultados
parciales son útiles para ayudar a "capturar" temas complejos como este.
Del mismo modo, todavía hay pocos estudios realizados con grupos de
control activos. A este respecto, los resultados preliminares, que comparan
las intervenciones con la continuación de los tratamientos con
antidepresivos, o con terapias cognitivas, respectivamente con o sin
intervenciones de atención plena, han proporcionado resultados
alentadores.
LA ATENCIÓN Y LA NEUROPLASTICIDAD
Por último, mencionamos la relación entre la atención y la
neuroplasticidad. Los recientes avances en las tecnologías de imágenes
funcionales del cerebro para la observación de la actividad cerebral
durante la realización de acciones complejas, han detectado la presencia
de cambios en la estructura conectiva y en la función cerebral en sujetos
sometidos a examen y análisis, incluso después de un único ciclo de
prácticas de MBSR sobre la conciencia del momento presente. En un
grupo de voluntarios que siguieron el programa de ocho semanas de
Kabat-Zinn para el desarrollo de la atención plena, hubo un aumento
significativo (incluso después de cuatro meses) de la activación básica en
las zonas prefrontales izquierdas (que se supone están asociadas con las
emociones positivas) en comparación con el grupo de control. Además, la
función inmunológica parece reforzarse (Taylor, et al., 2012). Por último,
los resultados ulteriores han puesto de relieve el hecho de que los procesos
cognitivos clasificados como "fríos", como la atención para la solución de
problemas y la ampliación de la memoria de trabajo, están positivamente
correlacionados con las prácticas de sensibilización, incluso de corta
duración (Kozasa y otros, 2012). Los hallazgos cualitativos y las pruebas
cuantitativas han comenzado a arrojar luz sobre la naturaleza y la amplitud
de estas y otras pruebas experimentales.
Los resultados de la investigación neurobiológica sobre la meditación
apoyan la hipótesis de que la meditación puede afectar a la estructura y
función del cerebro, con recaídas cognitivas beneficiosas. Aunque todavía
queda mucho por comprender, los resultados, aunque necesariamente
heterogéneos en cuanto a condiciones y procedimientos, alientan la
profundización de la investigación, incluso con el uso de dibujos
longitudinales.
Las dos definiciones de atención plena y descentralización presentan
similitudes, así como la construcción de la espiritualidad (definida como
la trascendencia del yo) puede ser coherente con el "yo como contexto", un
elemento de flexibilidad psicológica (para más detalles, véase Baer, 2010).
El instrumento elaborado por los investigadores dirigidos por Ruth Baer,
el Cuestionario de cinco facetas de la atención plena, que pone en práctica
los conceptos mencionados, parece sugerir numerosas superposiciones
entre los procesos de aceptación y cambio. Se ha observado que algunos de
esos modelos parecen describir elementos diferentes de los característicos
de los procedimientos que se refieren a las pautas de comportamiento
cognitivo (como la autoestima o la capacidad de observar y describir los
procesos internos).
En resumen, Chris Mace (2008), tras su amplio examen de los efectos
potencialmente útiles, aunque indirectos, de las intervenciones basadas en
la atención y la aceptación, de las que se informa en la literatura,
identifica tres modos generales de acción, vinculados e interdependientes:
La "desconcentración", que refleja la observación objetiva de
acontecimientos psicológicos facilitada por la atención desnuda. Los
eventos se perciben como no relacionados, en una especie de distancia que
abre nuevas posibilidades.
Entre los casos en que este aspecto parece interesante está el tratamiento
de los trastornos de la atención.
En relación con los aspectos relacionados con la evasión de la experiencia,
existe la "re-conciencia", destinada a aceptar las experiencias sin miedo o
aversión excesivos. Entre los ejemplos en los que este aspecto parece útil
en situaciones clínicas se encuentra la terapia para la ansiedad y las fobias.
La llamada "de-centración", vinculada a la importancia de la presencia
mental para estimular los cambios de perspectiva cuando cambia la
relación con los datos de la experiencia. Se trata de aceptar
conscientemente cada evento, disminuyendo las identificaciones con
elementos parciales. Este aspecto se investiga cuando se utilizan enfoques
de atención para pensamientos perturbadores como las rumias obsesivas.
En resumen, la adquisición de conciencia, la descentralización, la
flexibilidad psicológica, la regulación emocional basada en la aceptación,
debería aumentar los resultados intermedios, representados por ejemplo
por la flexibilidad en la atención, y el aumento de la memoria de trabajo y
la conciencia cognitiva (Hayes, 2004). Los resultados comunicados en la
bibliografía también muestran una correlación positiva entre el tiempo
dedicado a la atención plena y las mejoras encontradas en los síntomas
dolorosos, en la capacidad de estar consciente en la vida diaria y en el
bienestar percibido (Chiesa et al., 2011). De acuerdo con la tradición, el
aumento de la apertura en la actualidad sería un mediador en la mejora de
la salud psicológica. Sin embargo, a menos que se realice una
comprobación experimental longitudinal en diferentes momentos, no
puede excluirse que las intervenciones basadas en la atención plena
conduzcan directamente a una mejora de la salud psicológica, y que esto a
su vez favorezca la capacidad de atención plena en la vida cotidiana, en
lugar de lo contrario.
La mayoría de las definiciones se refieren a los resultados basados en
instrumentos operacionales en forma de cuestionarios autorreferidos,
cuyos resultados pueden estar sujetos a errores, a efectos confusos y a la
acción de factores no controlados, especialmente en el caso de muestras de
poblaciones pequeñas. Cabe señalar, sin embargo, que puede ser difícil
establecer grupos de control homogéneos que lleven a cabo actividades
prolongadas que no entrañen ninguna de las aptitudes de la atención plena,
ya que, por otra parte, es complejo describir y evaluar las experiencias de
atención plena a las personas que no han seguido ningún tipo de formación
de este tipo.
Al evaluar el constructo desde una perspectiva esencialmente funcional y
contextual, los resultados parecen positivos en una variedad de
diagnósticos y poblaciones, tanto generales como clínicos, y ello se debe a
que muchos índices, como el nivel de apertura experiencial y la capacidad
de liberarse de pensamientos perturbadores, parecen haber mejorado.
Por último, debe recordarse que el enfoque de la atención requiere una
forma de práctica bastante rigurosa y una cantidad de tiempo razonable: se
cree que es necesaria una frecuencia diaria para lograr resultados
positivos, aunque este aspecto ha sido de hecho poco investigado
experimentalmente.
ATENCIÓN E INCOMODIDAD
PSICOLÓGICA
Se describe a un individuo como psicológicamente flexible cuando
muestra la capacidad de estar en pleno contacto con el momento presente
y con los pensamientos y estados de ánimo que contiene, sin necesidad de
defenderlo innecesariamente, y también capaz de adaptar su propia
conducta, o de persistir en ella, según las circunstancias, en la búsqueda de
objetivos y valores, entendidos como propósitos vitales.
También se considera que la flexibilidad psicológica refleja el grado de
apertura a las experiencias privadas consideradas como negativas. Estos
aspectos se han investigado tanto en el ámbito clínico como en otros
contextos, como en el entorno laboral y organizativo.
Los cuestionarios preparados para este propósito (AAQ, Cuestionario de
Aceptación y Acción) han mostrado correlaciones con indicadores de
angustia emocional, percepción de salud, bienestar ocupacional. Además,
de acuerdo con el modelo ACT, se ha observado una referencia a una
dimensión global caracterizada por la evitación experiencial (o baja
flexibilidad psicológica), y la fusión con pensamientos disfuncionales, en
relación con los procesos de baja resistencia al estrés, la evitación del
afrontamiento o la positividad autoilusiva (Carriochi et al., en Baer, 2010).
Los datos, obtenidos en un marco funcional, es decir, orientado
principalmente a la eficacia, sugieren que las terapias basadas en la
atención y la aceptación no conducen a un aumento de la autoestima, sino
que reducen la tendencia a creer en pensamientos disfuncionales y
fomentan la apertura hacia la experiencia interna, que ya no suele
considerarse un obstáculo para la acción.
PROCESOS VALIOSOS Y VULNERABILIDADES
Las intervenciones terapéuticas basadas en la atención y la aceptación han
dado resultados alentadores desde el principio en muestras tanto clínicas
como de la población en general, en una amplia gama de casos, como el
dolor crónico, el estrés relacionado con el trabajo, el poli-abuso, la
depresión y la fobia social (Wilson et al., en Baer, 2010). Estos resultados
son coherentes con los objetivos de las intervenciones, ya que el modelo
ACT destaca la importancia de desconectar los aspectos dolorosos de la
experiencia de la capacidad de realizar actividades dirigidas a los
objetivos primarios (valores), en lugar de estructurar tratamientos
diseñados para disminuir los síntomas. Por ejemplo, en los casos
experimentales con grupos de trabajadores, aunque la intensidad del dolor
comunicada no cambió, se redujo drásticamente el uso de permisos para
exámenes médicos o enfermedades.
La adhesión a los objetivos libremente elegidos es un importante
mecanismo de cambio común a varias intervenciones, no sólo basado en la
atención y la aceptación. Aunque no está directamente relacionada con la
construcción de valores, la apertura consciente a la experiencia está
vinculada a la dinámica existencial subyacente, a los significados del
contexto y a los tipos de refuerzo identificados, especialmente los
intrínsecos al compromiso con la pauta de actividades en curso. En este
contexto, las herramientas desarrolladas por los enfoques holísticos,
además de las herramientas cognitivo-conductuales, pueden apoyar el
proceso de valor. Por ejemplo, la intervención ACT (Terapia de Aceptación
y Compromiso) define el objetivo de vivir de acuerdo con los propios
valores como una conceptualización funcional y conductual de los
aspectos que forman parte de los enfoques basados en la atención y la
aceptación.
Las personas son vulnerables, especialmente en las esferas que les resultan
más valiosas, pero la apertura a la posibilidad de errores y decepciones
completa la experiencia de lo que es más importante para ellas. A menudo
no es posible hablar de las esferas de la vida a las que se atribuye el mayor
valor, especialmente si se han experimentado decepciones en esas esferas
en el pasado. Siguiendo un enfoque contextual y pragmático, las
intervenciones y evaluaciones se alternan en el proceso terapéutico,
teniendo en cuenta también los cambios posteriores en los instrumentos
utilizados.
REGULACIÓN EMOCIONAL Y RESPUESTA CONDUCTUAL
Sobre la base de los estudios más recientes (véase Gratz y otros, en Baer,
2010), una definición de la regulación emocional puede centrarse en las
formas adaptativas de responder a la angustia emocional, más que en el
control de las emociones o en la atenuación de la activación emocional. Se
supone que las emociones representan una especie de "sistema de
señalización a las contingencias ambientales", que ha evolucionado en los
humanos. Muchos problemas emocionales surgen, una vez activados, del
fracaso de los sistemas emocionales y sus expresiones para extinguirse
cuando el contexto cambia. Esto puede deberse en parte a las diferencias
básicas individuales, pero también a las pautas mentales habituales de
representación (imágenes, objetos mentales) del pasado, el presente y el
futuro, creadas independientemente de las situaciones, y que siguen
influyendo en el sistema emocional, que no discrimina las
representaciones (aunque importantes) de los hechos.
Esa conceptualización pone de relieve la utilidad de regular las emociones,
definiéndola como:
- conciencia, comprensión y aceptación de las emociones
- capacidad de limitar las respuestas impulsivas a las emociones negativas,
y participar en conductas específicas
- uso flexible de estrategias para modular las respuestas emocionales, sin
bloquearlas
- disposición a percibir emociones desagradables, considerándolas como
parte del desarrollo de actividades significativas.
Este enfoque considera la regulación emocional como cualquier forma de
adaptación para responder a las propias emociones, independientemente de
la intensidad y la reactividad, que a menudo se asocian con características
temperamentales. Esto no debería obstaculizar la regulación; de hecho,
una persona puede experimentar emociones y ser reactiva, pero no mostrar
una falta de regulación psicológica (diferencia entre la regulación de las
emociones y la vulnerabilidad emocional temperamental).
A continuación, destaca las actitudes y comportamientos que están más
bajo control personal, y por lo tanto más útiles para la regulación. Esta
conceptualización de la regulación emocional se superpone a la atención a
la observación y a la apertura a las emociones (sin reaccionar
necesariamente a ellas), participando en las actividades del momento
incluso en presencia de emociones negativas, por ejemplo, abordando las
actividades dirigidas. El compromiso de responder con voluntad y
conciencia podría ser beneficioso en muchos casos, en una forma más
adaptable, es decir, capaz de proporcionar un mayor conocimiento del
entorno, con miras también a una respuesta más eficaz a los estímulos
sociales. Las intervenciones destinadas a evitar y controlar las formas
emocionales perturbadoras pueden ser inútiles y, paradójicamente,
refuerzan la accesibilidad de estas experiencias y una actitud crítica hacia
ellas.
El aumento de la regulación emocional se debe a una mayor conciencia y
claridad emocional, y a la voluntad de experimentar los diferentes
componentes de las respuestas emocionales. Esta disponibilidad se
alimenta del abandono de una actitud categorizadora hacia estos estados
(como "correcto" o "incorrecto"). De hecho, dado que la evaluación de las
emociones puede generar respuestas emocionales secundarias, como la
vergüenza o el bochorno, es de esperar que una actitud no clasificatoria, en
la que las respuestas emocionales se toman por lo que son, sea la base de
las posibles ventajas en el manejo de las emociones.
Muy a menudo la percepción de las emociones como inseparables de la
respuesta del comportamiento es un factor considerado relevante, tanto
que la emoción y el comportamiento que sigue se consideran un todo. En
este sentido, una práctica basada en la atención plena puede favorecer la
distinción entre las emociones y la respuesta conductual, en una especie de
desacoplamiento de las experiencias sensoriales de las
autorrepresentaciones narrativas, que contienen recuerdos e inferencias,
que contribuyen a formar y preservar la identidad personal (Gratz et al., en
Baer, 2010).
Por último, el enfoque de atención y aceptación ofrece una forma
controlada de exposición a las sensaciones y emociones dolorosas,
mediante el entrenamiento en la observación desapegada y relajada,
desarrollando la capacidad de expresar sus actividades de forma
adaptativa, incluso y especialmente en situaciones de sufrimiento
emocional y existencial.
Pocos estudios han explorado la relación entre las intervenciones basadas
en la atención plena y la regulación emocional. Sólo con la ayuda de los
instrumentos de medición recientemente desarrollados ha sido posible
examinar el posible papel de la regulación emocional como mediador
como mecanismo para el cambio de las prácticas de atención y aceptación.
Los datos preliminares indican que esas intervenciones, realizadas en
diferentes tipos de afecciones clínicas, aumentan la regulación emocional
adaptativa en diversas poblaciones, como las personas con adicciones a
sustancias, con problemas relacionados con la alimentación o con
episodios de autolesiones.

CONCIENCIACIÓN Y MALESTAR PSICOLÓGICO


En este capítulo hemos examinado hasta ahora algunos aspectos que
relacionan la angustia psicológica y las intervenciones basadas en
prácticas de conciencia emocional y mental, caracterizadas por diferentes
enfoques y objetivos. En algunos de ellos se han controlado
adecuadamente los propósitos y condiciones. Por ejemplo, en el caso del
MBCT, cuando se le pregunta para qué casos es útil, la respuesta existe:
"Es útil cuando los pacientes han tenido tres o más episodios de depresión"
(Segal, et. al., 2002). Ampliando el tema, un estudio de Chris Mace (ed. it.
2008, págs. 103 y ss.) esboza categorías objetivas en las que
probablemente influyan positivamente las intervenciones
basadas en la atención y la presencia mental:
En los siguientes párrafos, informamos de las áreas en las que los
programas de mindfulness han demostrado, a través de ensayos
controlados aleatorios, los resultados más obvios: ansiedad, depresión,
dolor.
Cabe señalar que limitarse sólo al campo psíquico es en sí mismo débil y
artificial, ya que no es realista separar claramente el bienestar físico y
mental, como lo demuestra la experiencia pionera del MBSR de Kabat-
Zinn y sus empleados, llevada a cabo durante mucho tiempo en el hospital
para enfermedades crónicas.
TRASTORNOS DE ANSIEDAD
La salud no depende de la eliminación de los niveles normales de angustia,
sino de la capacidad de mantenerlos (concepto de resiliencia, véase más
adelante). En muchas situaciones la ansiedad es inevitable, pero en las
situaciones en las que la combinación particular de síntomas toma la
forma de ataques agudos (ataques de pánico), los efectos en la persona se
vuelven incapacitantes. Además, tanto la ausencia de síntomas físicos
(sudor, falta de aire, palpitaciones, náuseas) o psicológicos (preocupación,
miedo), como el exceso agudo e incapacitante de éstos son anormales y no
adaptables.
El Enfoque basado en la presencia mental para la reducción del estrés
(MBSR, Kabat- Zinn, 1994) también se ha empleado con éxito para la
reducción (mantenida a lo largo del tiempo) de los síntomas de ansiedad
en grupos de voluntarios con diversas enfermedades, presumibles fuentes
de ansiedad. Los autores subrayaron el carácter no cognitivo del uso de la
focalización en el cuerpo, en el que se basa la intervención, sin pretender
modificar o reestructurar los pensamientos perturbadores. Las formas de
intervención se caracterizaban por su heterogeneidad (ejercicios de yoga,
meditación sentada en la respiración, concentración/exploración corporal)
y los participantes podían explorar y elegir entre las disponibles.
Más difícil fue obtener beneficios para la combinación particular de
ansiedad orgánica y psicológica del trastorno de ansiedad generalizada
(TAG) y la preocupación consciente asociada, para la cual las
intervenciones cortas basadas en la conciencia no son más eficaces que los
tratamientos cognitivos ya conocidos y existentes (Kabat-Zinn, 1994).
DEPRESIÓN
La eficacia del tratamiento del problema clínico de la depresión mayor,
tanto mediante la terapia cognitiva basada en el trabajo de Aaron T. Beck
como mediante la terapia interpersonal (TIP), no ha resuelto el aumento
del riesgo de recaídas depresivas, especialmente al aumentar el número de
episodios anteriores, como se informa en Teasdale, Williams y Segal
(2002). Estos terapeutas, psicopatólogos cognitivos, han estructurado el
programa de intervención MBCT, basado en la presencia mental, para los
participantes en remisión después de uno o más episodios de depresión,
con el fin de evitar recaídas (Segal et al., 2002). En los casos con un alto
número de recaídas, el riesgo de recaída se redujo al nivel medio, se
remitió a dos episodios anteriores y se trató con el método basado en la
terapia cognitiva.
Además, Teasdale ha propuesto una teoría que justifica el hecho de que
algunas personas no caen, ni siquiera después de años, en los episodios
depresivos. Al detectar el tipo de memorias autobiográficas, asociadas al
relato de sentimientos experimentados en presencia de estímulos
depresivos, ha desarrollado un indicador de "conciencia metacognitiva".
Los resultados preliminares mostraron que los participantes utilizaron
algunas habilidades, como la capacidad de acceder a un campo
metacognitivo diferente, de no identificarse con pensamientos negativos,
de cambiar la relación con el conocimiento y las emociones (Teasdale et
al., 2000).
En un nivel diferente, el supuesto lógico para el uso de la atención plena
en esas situaciones está vinculado al papel de las rumias, formas reactivas
que incluyen el uso persistente de pensamientos negativos sobre uno
mismo y sobre cómo debería ser.
Hay pruebas de los efectos positivos de la presencia mental en la
reducción de las rumias depresivas, en mayor medida que otros tipos de
tratamiento. Las prácticas de sensibilización inducen una
descentralización en relación con cada experiencia sucesiva, incompatible
con las "reacciones en cadena" emocionales. Si los ruidos depresivos ya no
reciben una atención reactiva que les permita expandirse, se evitarán los
cambios de humor resultantes.
TRAUMAS
Las experiencias traumáticas del pasado, que resurgen de manera intrusiva
en forma de recuerdos muy vívidos, representan un acontecimiento
común, pero también una instancia central y un estímulo para el uso del
entrenamiento en presencia mental, para los instructores y practicantes.
Por ejemplo, cuando se desplaza la atención deliberadamente a diversas
partes del cuerpo (ejercicio de exploración corporal), la anestesia leve
autoinducida puede dar lugar a una nueva experiencia de sensaciones
asociadas a acontecimientos traumáticos asociados.
Integrando la atención con otras formas de exploración y un apoyo más
abierto al individuo, proponemos con precaución técnicas de modulación
de la atención, dirigidas a la respiración, en lugar de concentrarla en el
material traumático. Por ejemplo, en los casos de tendencias a
autolesionarse, el entrenamiento gradual en la presencia mental ha
aumentado en muchos casos la capacidad de afrontamiento, preparando a
las personas para la posterior exploración interior. Cabe señalar que lo
mismo se aplica a la utilización de componentes afectivos positivos, en la
práctica del llamado "entrenamiento de la mente compasiva". La
autocompasión se define como un sentimiento de cuidado y bondad hacia
uno mismo en una condición de sufrimiento personal. Las pruebas actuales
sugieren una correlación positiva entre el estado de atención y el nivel de
autocompasión, que se relaciona con la capacidad de recuperación y que, a
su vez, puede ser un importante mediador de resultados clínicos
favorables.
El objetivo del método consiste esencialmente en fomentar una actitud de
apertura, en lugar de aversión (que servía para mantener la intensidad de la
carga emocional y el aislamiento de los recuerdos), operando de tal
manera que se deja espacio para todos los componentes de la experiencia,
sin asignar a los temidos recuerdos un papel desbordante. Las
precauciones prácticas también incluyen la construcción gradual de
factores protectores de tolerancia a la incomodidad (resiliencia), en una
relación de ayuda que proporcione un tiempo adecuado para el diálogo y la
comparación, antes de centrarse, mediante la presencia mental, en las
sensaciones sensoriales y motoras del cuerpo (más que en las emociones e
interpretaciones) relacionadas con las zonas lesionadas o traumatizadas.
De hecho, es frecuente que los traumas del pasado, que se han tratado
suprimiéndolos, se reactiven a la memoria con ejercicios que invitan a
dirigir la atención hacia el interior.
PROMOVER LOS RECURSOS EN EL CAMBIO
En el campo de la psicología contemporánea, a partir de finales del siglo
pasado, se ha desarrollado la perspectiva de la psicología positiva, que
tiene como objetivo estimular el potencial y los recursos personales de la
persona, en lugar de centrarse únicamente en sus déficits (Seligman, et.
al., 2000). Además, se da gran importancia a las relaciones interpersonales
y a los contextos de vida. Su objetivo es el desarrollo personal sano y, sin
negar las dificultades, los obstáculos y el sufrimiento, hace hincapié en la
capacidad de superarlos y desarrollar partes sanas de la persona, a todas
las edades. De hecho, la psicología no sólo debe ocuparse de la
incomodidad, el sufrimiento y los trastornos mentales, sino también de
trazar un mapa completo de la existencia y las relaciones humanas. La
psicología positiva, por lo tanto, tiene como objetivo centrar la atención en
las habilidades, la motivación, las fortalezas y la excelencia.
A nivel individual, se consideran aspectos como la apertura al futuro, la
flexibilidad y la capacidad de relación, la perseverancia, la sensibilidad
estética, la sabiduría. En el plano interpersonal y social, están en juego
procesos relacionados con el altruismo, la tolerancia, el sentido del deber
y la responsabilidad.
PROCESOS DE RESISTENCIA
En el ámbito de la psicología positiva, pero también en otros enfoques
como la psicología humanística y la psicología comunitaria, en los últimos
años se ha prestado cada vez más atención al concepto de resiliencia,
término tomado de la ciencia de los materiales que indica la capacidad de
soportar el estrés y, al mismo tiempo, de expresar formas de adaptación
funcional en condiciones adversas. Se trata de la capacidad de las personas
para hacer frente de forma satisfactoria a la adversidad, y para salir
fortalecidas de ella. Esta competencia tiene por objeto tanto la integridad
personal como contrarrestar y reducir los resultados emocionales y
emocionales durante los acontecimientos traumáticos (duelo, accidentes
graves) o las situaciones difíciles y dolorosas, especialmente si se
prolongan en el tiempo (discapacidad, dolor crónico). Conocer los
mecanismos que facilitan la prevención y la superación de estas
dificultades es un paso en la dirección de poder utilizarlos cuando sea
necesario.
Enfrentar y gestionar situaciones forma parte de las numerosas tareas de
desarrollo de un ser humano que, desde la infancia y especialmente en los
momentos cruciales de su paso, se encuentra interactuando con peticiones
para poner en práctica, de vez en cuando, conductas y actitudes acordes
con las normas personales y sociales de su cultura.
El concepto de resiliencia está vinculado al de adaptabilidad activa,
determinada esquemáticamente por la interacción entre dos órdenes de
factores, que siempre se dan en combinación: por un lado, los factores de
riesgo, y por otro, los factores de protección, ambos presentes a nivel
individual y en el medio ambiente.
En general, se indica como una capacidad muy variada, en la que se
pueden enmarcar áreas de eficacia creciente (pasando de "evitar" a
"afrontar" a "superar"), que permiten al individuo vivir lo mejor posible
las diferentes situaciones, optimizar sus recursos y obtener apoyo de la
interacción social y ambiental.
En resumen, podemos indicar las principales variables de estos factores:
Cabe señalar que el concepto de resiliencia considera en primer lugar los
resultados, describiendo la forma en que las personas y el contexto
abordan esos factores y examinando más el proceso dinámico (y las
posibles intervenciones al respecto) en el que se insertan los
acontecimientos, que la medición y el equilibrio del gradiente de riesgo.
Entre los muchos aspectos de este constructo multideterminado, los
investigadores y clínicos han tratado de comprender qué características
psicológicas (además de un entorno que ofrezca un apoyo adecuado)
poseen las personas que expresan una capacidad de resistencia particular.
Según estudios que se han interesado en profundizar en la relación entre la
resiliencia y los rasgos de personalidad (Costantino, M. A. y Camuffo, M.,
2009), el modelo de sujeto en la edad adulta identificado tiene una buena
inteligencia general, sentido de eficacia personal, nivel adecuado de
autoestima. Esta pauta de factores permitiría a las personas resistentes
representarse a sí mismas de manera lúcida y significativa, estableciendo
objetivos y sabiendo cómo alcanzarlos, incluso en un entorno en el que
existen importantes limitaciones ambientales.
Es importante señalar que la interacción entre los factores de riesgo y los
factores de protección no es constante sino que varía como resultado de
los contextos ambientales e individuales, y a lo largo del tiempo
(trayectoria de resistencia). El estudio de los recursos y los procesos de
adaptabilidad también parece ser de particular importancia social para
hacer frente a las nuevas emergencias que, con el aumento de la edad
media en los países desarrollados, caracterizan el escenario actual:
enfermedades discapacitantes de carácter crónico-degenerativo, con
síntomas relacionados con el estrés que se suman a los efectos nocivos
normales de carácter psicosocial (por ejemplo, la experiencia de la
exclusión social).
Como todas las competencias, la resiliencia también puede aprenderse,
mediante el fortalecimiento de las competencias metacognitivas
(pensamientos adaptativos, en este caso, sobre los propios pensamientos) e
interviniendo sobre los patrones habituales relacionados con las
emociones (salud, dolor, enfermedad). La capacidad de hacer frente a los
acontecimientos estresantes de manera resistente también se ve influida
por la conciencia de la eficacia, por el estilo cognoscitivo de explicación
de los acontecimientos negativos, por las características más o menos
estables de la personalidad (apertura a la experiencia, extroversión), por la
determinación y la responsabilidad, combinadas en un proceso que se
alimenta del crecimiento de las aptitudes en las situaciones.
Las nuevas oportunidades, los acontecimientos pertinentes y las
intervenciones educativas y psicológicas suelen fortalecer este aspecto de
la agitación humana. Los puntos de inflexión, dentro de una perspectiva de
"trayectoria vital", llevan en muchos casos a los adolescentes no
resistentes a convertirse en adultos resistentes, probablemente a través de
una especie de proceso de recuperación (entendido como curación) en el
ámbito del bienestar mental.
Dos componentes fundamentales de este proceso de resiliencia son la
evaluación y el afrontamiento, operaciones que se llevan a cabo
constantemente frente a un evento. La evaluación y la confrontación
forman parte del proceso de regulación emocional, de la construcción de
una "base segura interna".
Las emociones no nacen de la nada, son el resultado de cómo evaluamos
los estímulos del entorno en relación con nosotros mismos, y cómo
respondemos a ellos; a su vez, las respuestas condicionan las evaluaciones
y las respuestas posteriores, en un proceso cognitivo-afectivo-ambiental
cuyos términos se influyen mutuamente.
Así como un individuo puede "crear" eventos estresantes (internos) que
conducen a un estado de incomodidad, el mismo puede dedicarse a dar
espacio a la intervención de mediadores que pueden conducir a un cambio
psicológico. Los mediadores psicológicos desempeñan un papel
fundamental en la determinación de las reacciones al estrés; por ello, toda
intervención que tenga por objeto reforzar las aptitudes ante situaciones
problemáticas, llevará a aumentar, ante tareas cada vez más complejas,
componentes cruciales como la capacidad de potenciación, el locus de
control interno, el nivel de autoeficacia y la capacidad de elección.
Los principales mediadores psicológicos pueden identificarse en las
aspiraciones, los valores, las aptitudes personales, el sentido de identidad
estable. Merece especial atención la dimensión del sentido, concretamente
el sentido de la coherencia, considerado como el epicentro de todo el
complejo sistema de respuestas psicológicas de que dispone el individuo
adulto para hacer frente a los acontecimientos estresantes de la vida.
Como se ilustrará más adelante, muchos de estos recursos internos de
resistencia y de revisión de la situación actual pueden verse influidos
positivamente mediante prácticas que, como la atención plena, aumentan
la capacidad de autorreflexión y la respuesta consciente. La síntesis
personal entre la aceptación y el cambio se promueve mediante técnicas
que frenan la autoevaluación de la persona y que, probablemente,
conducen a la adquisición de nuevas capacidades de adaptación y
crecimiento.
LA PERSPECTIVA DE LA ATENCIÓN
A partir de muchas de las consideraciones anteriores, la relación entre las
prácticas de sensibilización y los procesos de resiliencia parece estar
presente, aunque es poco explorada explícitamente en los estudios más
citados; entre ellos, un ejemplo puede encontrarse en las intervenciones
del MBSR para la relajación y la reducción del estrés (Kabat-Zinn,1994).
Estos enfoques centran la atención en lo que está sucediendo "aquí y
ahora" (psicofísico, o ambiental, o ambos), sin dejarse guiar por
pensamientos o sentimientos sobre el pasado o el futuro. Algunas
observaciones preliminares han explorado los tiempos de recuperación
después de un estímulo emocional, y una hipótesis formulada por el grupo
de la Universidad de Massachusetts (Kabat-Zinn, 1994), es que quienes
están entrenados en la atención plena no experimentan menos reacciones
emocionales, sino que muestran (al final del estímulo), tiempos de
recuperación más bajos basados en el nivel de los indicadores psicofísicos
observados.
En lo que respecta a las aptitudes metacognitivas, como señala Fabio
Giommi en la introducción al texto de Segal, Williams y Teasdale (2002),
es importante subrayar la diferencia entre la conciencia metacognitiva,
típica de la atención, y la conceptualización utilizada en la TCB. Mientras
que la competencia metacognitiva implica la observación en el campo de
la atención y la memoria operativa de los pensamientos, recuerdos,
emociones, la conciencia metacognitiva se refiere a la forma en que los
pensamientos (por ejemplo) se experimentan como acontecimientos
mentales, más que como aspectos del yo, o como reflejos directos de la
realidad. De acuerdo con muchos autores, es posible definir la atención
plena como una práctica destinada a reconsiderar los acontecimientos
negativos de una manera más adaptable (Giommi, en Segal et al., 2002).
Otro ejemplo significativo de la conexión entre los factores de resistencia
y los enfoques basados en la atención plena puede encontrarse en el
programa de Terapia del Comportamiento Dialéctico (Linehan, 1993) y en
la síntesis entre la aceptación y el cambio, que representa el elemento
peculiar del método. El programa promueve técnicas dirigidas a frenar la
"autovalidación" de la persona, con el fin de conducir a la construcción de
nuevas capacidades de adaptación, resistencia, receptividad e interés en
nuevas experiencias de crecimiento individual.
Según algunos autores, la atención se considera más similar a un estado y
una cualidad, que a un rasgo de la personalidad (propensión a actuar de
una manera determinada), ya que su manifestación se produce, se
mantiene a lo largo del tiempo, dependiendo también de factores de
regulación cognitiva, y termina cuando se deja de regular la atención de la
manera descrita. En este caso, es útil estudiar qué prácticas estimulan su
aparición (Teasdale et al., 2000). Otros estudiosos distinguen entre un
estado de consciencia y un estado de consciencia de golpe, entendido
como un factor único, estable y mantenido a lo largo del tiempo,
compuesto por una consciencia y una atención abiertas, indivisas y
receptivas a la experiencia (Brown et al., 2003). Siguiendo este otro
enfoque, el objetivo es comprender si las habilidades relacionadas
aumentan con la práctica.
En cuanto a los estudios sobre la atención a los accidentes
cerebrovasculares, esto estaría positivamente relacionado con el bienestar
psicológico de las poblaciones de jóvenes, adultos y adultos con
problemas mentales. A este respecto, aunque en el laboratorio, muchos
investigadores, como Richard Davidson (2010) y Richard Ryan (2003),
han encontrado un desarrollo de las aptitudes de resistencia al estrés, así
como una recuperación más rápida del bienestar percibido, tras
experiencias estresantes momentáneas.
Otro estudio muy reciente examinó las situaciones de conflicto entre
padres e hijos y el consumo de drogas en estudiantes universitarios de
Georgia (EE.UU.). A fin de ampliar el conocimiento sobre los mecanismos
conexos y facilitar la prevención del uso indebido de drogas, se
compararon las funciones de mediación del autocontrol y la atención de
los rasgos (entendida como una característica estable de la conciencia
actual y la participación intencional en las cogniciones y las emociones),
detectadas mediante cuestionarios validados de autoevaluación (MAAS,
Mindfulness Awareness and Attention Scale), con la presencia o ausencia
de conductas de riesgo. El objetivo era explorar las características de la
atención plena como posible esfera de intervención para la prevención del
consumo de drogas por parte de personas con escaso grado de autocontrol.
En esta investigación, los resultados mostraron que los jóvenes que
mostraban características de presencia mental en las pruebas tenían la
misma baja tasa de abuso de sustancias que los jóvenes con una buena
relación con sus padres. En palabras de los autores, "la atención como
instrumento contra el consumo de drogas puede tener el potencial de
limitar los efectos negativos del bajo autocontrol debido al conflicto entre
padres e hijos".
En el budismo clásico, el desarrollo de la conciencia en la propia vida está
sustancialmente asociado a un desarrollo ético, que consiste en una
"protección" hacia uno mismo y luego hacia los demás (en términos de
paciencia, rechazo de la violencia, amabilidad y compasión). Este
desarrollo ético, que nace también de la conciencia de un destino común, y
por lo tanto de una intensa interdependencia entre todos los seres
(humanos y no sólo), es esencial en la orientación de la conducta, hasta la
distinción entre agradable/útil, por un lado, y desagradable/dañino, por
otro. En otras palabras, desde el punto de vista de la tradición, se considera
necesario cierto grado de desarrollo ético para la maduración de una
práctica de la conciencia que no sea estéril, sino fructífera para la
experiencia humana.
De acuerdo con la perspectiva clásica, este concepto no puede separarse de
otras cualidades como el cultivo del conocimiento, las emociones
positivas y la conducta construida sobre la investigación ética. De hecho,
la atención y la conciencia no sólo son peculiares de la atención, sino que
forman parte de cualquier estado mental discriminatorio: ¡incluso un
francotirador está atento al momento presente y es consciente de su
estado!
Por último, a partir de una adecuada apreciación de uno mismo y de sus
talentos, se puede llegar a experimentar la conexión, la serenidad, la
aceptación de los propios límites, que se despliega en la capacidad de
cuidarse a sí mismo. La conciencia puede ser eficaz para la regulación
emocional y de la atención, y para la promoción a largo plazo de una
perspectiva mental que tenga por objeto apreciar y aprovechar el momento
presente y sus implicaciones, e integrar todos los aspectos de la
experiencia de la vida de uno, en una evaluación más rica, amplia y
consciente del mundo y la existencia.
Aunque tomado de antiguas filosofías y tradiciones orientales, es
plausible, como se discute en este documento, que el enfoque de la
atención a la presencia mental consciente pueda tener mucho que ofrecer a
la psicología occidental, particularmente en la confluencia de las terapias
cognitivo-conductuales y la psicología positiva. Muchos autores han
sugerido la necesidad de considerar formas de conciencia más allá de las
conceptualizaciones y mediciones habituales de la autoconciencia,
caracterizadas por una base esencialmente cognitiva.
A este respecto, la atención se propone como una orientación, un método y
un conjunto de hipótesis, que han demostrado su utilidad para mejorar la
calidad de vida de muchas personas, en diferentes campos. Aunque los
datos disponibles, basados en una amplia gama de literatura científica
reciente, son prometedores en diversos campos (educativo, terapéutico,
relaciones de ayuda), queda mucho por hacer para determinar los
parámetros y mecanismos que permitan el logro de resultados
experimentales consolidados, a partir de construcciones ampliamente
compartidas.
En un examen reciente, Alberto Chiesa planteó la cuestión de cuánto de
los elementos "clásicos" se han incorporado a las intervenciones modernas
de la atención plena de los occidentales, y cómo los investigadores han
puesto en práctica el constructo con fines clínicos y de investigación
(Chiesa, 2013). Partiendo de la definición de Kabat-Zinn de "la conciencia
que surge a través de la atención deliberada y sin juicios en el momento
actual" (véase la página 6), el autor observa que las definiciones actuales
expresan dos conceptos de la atención consciente, en consonancia con las
orientaciones de la psicología occidental moderna: uno que la clasifica
como un rasgo más o menos estable; otro que la define como un estado,
mantenido sólo hasta que cultiva la atención sin juicios a la experiencia
del momento.
A este respecto, hay que tener en cuenta que estas definiciones
probablemente no se excluyan mutuamente. Algunas observaciones
concuerdan con la posibilidad de que las prácticas repetidas de atención
plena, destinadas a crear un nivel de conciencia mental, puedan alentar, a
largo plazo, aumentos en la calidad de disposición del constructo.
La práctica de la atención consciente promueve la apertura de una mente
reflexiva, consciente, confiada y receptiva a nuevas experiencias, alivia la
tensión causada por la sensación de estar obligado a lograr siempre un
resultado, especialmente reduce las formas ineficaces y costosas de
evitación y control rígido y automático, con impactos en el organismo y en
el comportamiento (Giommi, en Segal et al., 2002). Las pruebas actuales
también sugieren que existe una asociación inversa entre la atención plena
y el comportamiento de evitación, y que las intervenciones basadas en la
atención plena pueden reducir las estrategias de afrontamiento de la
evitación de manera similar, si no mejor, que otros enfoques terapéuticos.
A continuación se indican algunos acontecimientos futuros que pueden
identificarse
Estudiar los cambios conductuales, valóricos y neuropsicológicos que
acompañan a las prácticas de la conciencia; por ejemplo, a través de
medidas de atención, de percepción de patrones corporales, de expresiones
emocionales, de cambios en la perspectiva del yo;
ampliar las investigaciones sobre los correlatos neurobiológicos de la
atención plena, o incluso su ausencia (falta de atención, desconocimiento
de los pensamientos y las emociones); en estudios recientes se ha
identificado en la red neuronal DMN (red de modo predeterminado) una
región del cerebro que se activa cuando el cerebro no está ocupado en
actividades relacionadas con una tarea, y que está relacionada con la
autoconciencia; explorar el papel de esta "red lateral" parece prometedor
para investigar la relación entre las construcciones de la atención plena y
las funciones cerebrales;
combinar los enfoques actuales con una modalidad de investigación
cualitativa, por ejemplo, recurriendo a entrevistas en profundidad,
estructuradas o no, para evaluar la conciencia y la especificidad de la
memoria retrospectiva; sobre la base de métodos de trabajo más flexibles,
podrían sacarse a la luz y estudiarse nuevos aspectos de los procesos
psicológicos asociados a las prácticas de entrenamiento de la presencia
mental.
En conclusión, la orientación hacia la atención plena en el mundo
occidental se ha utilizado durante mucho tiempo en el campo clínico,
como método integrador y alternativo para responder a las molestias, los
arreglos mentales negativos, los desequilibrios presentes en diversas
formas, gracias a la posibilidad de lograr un campo de conciencia más
amplio y una relación con la experiencia interna y externa menos confusa
y más consciente. En los últimos años se han realizado amplios estudios
de casos que parecen alentadores y que han suscitado un creciente interés
por esta modalidad de experiencia. Evaluados desde un punto de vista
esencialmente funcional y contextual, los resultados experimentales,
aunque necesariamente heterogéneos, favorecen su aplicación en las
prácticas de ayuda, en el ámbito clínico y educativo-profesional, para
reforzar las dimensiones de la salud, y para un enriquecimiento de las
relaciones entre los seres humanos.
CAPÍTULO 6
TÉCNICA DBT: ESTRÉS Y RESPIRACIÓN

Está claro que un problema básico de la sociedad moderna es el estrés


crónico. De hecho, está amenazando, en un crescendo imparable, la salud y
la calidad de vida del hombre en todo el mundo industrializado. Las
consecuencias son innumerables, que van desde el malestar hasta
patologías graves, psicológicas y/o físicas.
La unión mente-cuerpo es ahora universalmente reconocida después de las
demostraciones científicas de la psiconeuroinmunología. La mente y el
cuerpo, los estados de ánimo, los pensamientos y las reacciones
fisiológicas están estrechamente integrados y se condicionan mutuamente
momento a momento. El bienestar psíquico y el bienestar físico son dos
aspectos esenciales el uno del otro.
Con el paso de los años, "El hombre animal motor" sufre cada vez más la
influencia de la mente consciente, erróneamente considerada superior. En
realidad, a menudo genera en nosotros, a través de preconceptos,
prejuicios, creencias limitantes, condicionamientos, etc., círculos mentales
viciosos capaces de conducir, a largo o corto plazo, a enfermedades tanto
físicas como psicológicas.
Hoy en día, gracias al continuo desarrollo de las neurociencias, se han
desarrollado nuevas psicoterapias y "tecnologías mentales" y apoyos
programados integrados, capaces de resolver, incluso en poco tiempo,
numerosos problemas psicológicos, lo que lleva a un aumento de la
conciencia y el control sobre el propio estado mental y, por lo tanto, sobre
el comportamiento. La educación mental es una parte integral de cualquier
programa de bienestar.
El estrés y sus mecanismos
Una energía de adaptación
Fue el neuro endocrinólogo Hans Selye quien, en 1936, proporcionó la
primera definición científica del estrés. El término fue tomado de la
ingeniería, que lo usó para indicar la tensión, la tensión a la que un
material fue sometido. Selye observó que los animales de experimentación
sometidos a diferentes estímulos mostraban un síndrome común
caracterizado por la hipertrofia de la corteza suprarrenal, la atrofia del
timo y las glándulas linfáticas y las úlceras gástricas. Selye trató de
establecer una relación entre el estímulo externo peligroso o amenazante
(estresor) y la reacción biológica interna del organismo (respuesta o
reacción de estrés). Observando a los mamíferos, el estudioso observó que
respondían a estímulos de distinta naturaleza con una reacción fisiológica
muy similar, caracterizada por el estado común de activación del eje
hipotálamo - cortical - surreno, con producción y secreción de
glucocorticoides; concluyó que el estrés es la respuesta "estratégica" del
cuerpo para adaptarse a cualquier necesidad, tanto fisiológica como
psicológica, a la que esté sometido. En otras palabras, es la respuesta
inespecífica del cuerpo a cualquier petición que se haga al respecto. La
energía vital del cuerpo humano proviene de los alimentos que comemos.
La forma en que el cuerpo utiliza esta energía vital depende sobre todo de
ese proceso natural y subjetivo que podemos definir como una "reacción
de estrés". Por consiguiente, el estrés provoca una reacción fisiológica, la
reacción de estrés, como respuesta a las necesidades causadas por
estímulos externos (estresor), que moviliza los recursos disponibles para
producir una energía especial, de alto rendimiento, definida como "energía
de estrés". El proceso bioquímico que libera esta energía es una reacción
natural que necesariamente se repite en el cuerpo, diariamente, tantas
veces como sea necesario. En otras palabras, el estrés implica un aumento
de la actividad de las funciones naturales estimuladas por ciertas
hormonas, en particular la adrenalina, la noradrenalina; corresponde, por
lo tanto, a una intensificación de la vitalidad que permite al cuerpo
adaptarse y reaccionar a las circunstancias cambiantes. Por esta razón,
Hans Selye identificó el estrés con la energía de adaptación que
experimentamos cada día.
Debe quedar claro desde el principio que el estrés, en sí mismo, no es ni
bueno ni malo para el cuerpo humano. De hecho, sin el estrés, no habría
raza humana. De hecho, aunque hoy en día se ha convertido en un término
negativo, el estrés es en sí mismo una respuesta fisiológica normal y, en la
historia de la evolución de las especies y en la individual, positiva. De
hecho, lo mejor de la vida, marcado por momentos de alegría, amor,
actividad sexual, entusiasmo, euforia, inspiración, creación, etc., es a
menudo muy estresante, es decir, la fuente y el consumo de una enorme
cantidad de energía de estrés. Lo que sucede en el cuerpo en esos
momentos es un proceso natural idéntico al de las peores circunstancias,
cuando se está en peligro, alterado, deprimido, enfermo, etc. Lo que
básicamente distingue el estrés positivo del negativo es el grado de
inseguridad. En palabras más sencillas, como Selye y otros estudiosos han
encontrado, el estrés es positivo cuando se desea, nos da la sensación de
dominar nuestro entorno y en consecuencia y la vitalidad crece al máximo.
Por el contrario, el estrés es negativo cuando es indeseado, desagradable y
va acompañado de sentimientos de inseguridad, incomodidad, asombro,
etc. El estrés negativo es desagradable, como cuando no sabes cómo actuar
y te arrepientes de no ser capaz de dominar la situación volviéndote
ansioso, torpe, torpe. Este tipo de estrés siempre causa un estrés adicional
que aumenta la duración e intensidad de la reacción de estrés: cuando se
está particularmente cansado o aburrido, cualquier pequeña contrariedad
adicional es capaz de llevarle de repente a los límites de la posibilidad de
resistencia. En otras palabras, lo que diferencia el estrés positivo del
negativo es la capacidad de invertir la energía del estrés de forma
productiva y de alto rendimiento, obteniendo lo que se desea a través de la
cantidad de energía útil, sin desperdicios potencialmente dañinos para la
salud. Selye llamó a la angustia del estrés negativo, o la desagradable
sensación de malestar asociada con un desperdicio de energía de estrés, y
eustress el positivo sinónimo de vitalidad asociada con la máxima
efectividad de la energía de estrés. El cuerpo humano se enfrenta o soporta
dificultades, proporcionando la energía necesaria a través de un proceso
natural, la reacción de estrés, comparable a un mecanismo innato de
adaptación que permite que las reacciones individuales se adapten a los
cambios impredecibles de las circunstancias. Selye identificó tres fases
fundamentales en este proceso: reacción de alarma, resistencia o
adaptación y agotamiento, que se suceden en el cuerpo durante cada
reacción de estrés y denominó a toda la secuencia Síndrome de Adaptación
General (S.A.G.) o "síndrome de adaptación general". Junto con el
esquema de tres etapas, esta definición todavía forma la base de la
investigación moderna sobre el estrés. El síndrome de G.A.S. es, por lo
tanto, un mecanismo de defensa por el cual el cuerpo se esfuerza por
superar las dificultades y volver, lo antes posible, a su equilibrio operativo
normal (homeostasis). Puede desarrollarse de dos maneras: - reacción de
estrés aguda, de corta duración, que consiste en una fase rápida de
resistencia seguida de una vuelta a la normalidad casi inmediata y bien
definida (por ejemplo, cuando se dispara a velocidad para llegar al autobús
y, en cuanto se sube, se relaja); - reacción de estrés prolongada, con una
fase de resistencia que puede durar desde muchos minutos hasta días,
semanas, años y, para algunos, toda la vida. El Dr. Selye recordaba a
menudo que la principal causa del mal estrés de la humanidad moderna es
la frustración como resultado de las molestias y los fastidios de la vida
cotidiana. Por esta razón, la mayoría de nosotros casi siempre vivimos en
una fase de resistencia prolongada al estrés a la que, de vez en cuando, se
añaden episodios de reacción al estrés agudo (como en el caso de una
discusión con su pareja o superior). La respuesta al estrés es, por lo tanto,
un conjunto de reacciones en cadena que involucran principalmente al
sistema nervioso, al sistema endocrino y al sistema inmunológico que
actúan en consecuencia en todo el cuerpo. Estos sistemas funcionan en
estrecha interdependencia, como ha demostrado la
psiconeuroendocrinoinmunología, bajo el control del sistema nervioso
central. El eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA) parece ser decisivo;
mientras que en condiciones no estresantes la actividad del eje HPA se
organiza en oscilaciones periódicas regulares, en condiciones de estrés se
produce una mayor activación del sistema. El propósito de todos estos
cambios es uno: poner al individuo en la mejor "condición de combate o
escape". Evidentemente, este mecanismo de respuesta al estrés afecta a
todos los animales y es muy útil: sin el estrés no se podría reaccionar
eficazmente, ya sea para enfrentarse a una bestia o huir de ella (situación
ahora más rara) o para dar la respuesta exacta a un examen (situación más
frecuente). Las investigaciones del Dr. Selye y otros científicos han
aclarado la compleja fisiología de las tres fases del síndrome de
adaptación general. Las siguientes explicaciones captan sus aspectos
esenciales para demostrar la gran importancia del estrés como
intermediario mente-cuerpo. Primera fase: alarma Esta es la fase inicial en
la que el cuerpo llama a recoger todos sus recursos disponibles para una
acción inmediata, especialmente mediante la secreción de hormonas que
pueden causar cambios apropiados en ciertas funciones orgánicas. En esta
fase hay una intensa producción de adrenalina (catecolaminas) y una
rápida aceleración del ritmo cardíaco.
1. El organismo percibe, consciente o inconscientemente, un factor de
estrés, estresante, que es algo inesperado, nuevo o inusual, capaz de
representar una dificultad o un peligro potencial. El factor de estrés puede
ser psicológico (discusiones acaloradas, preocupaciones repentinas, etc.),
físico (ola de frío violento, trauma, etc.) o biológico (infección,
intoxicación alimentaria, etc.). Cualquiera que sea la causa, el proceso
bioquímico de la reacción de estrés es el mismo.
2. El hipotálamo causa una serie de cambios químicos y eléctricos en el
cuerpo. El hipotálamo es una zona minúscula pero muy importante del
cerebro que controla la mayoría de las funciones orgánicas independientes
de la voluntad (temperatura corporal, frecuencia cardíaca, equilibrio
hídrico, respiración, presión sanguínea, etc.) y está estrechamente
relacionada con el funcionamiento del sistema endocrino, que también
está estructuralmente conectado con la constitución de la neurohipófisis
(sistema neuroendocrino), y con el sistema inmunológico. Su tarea es
preservar la homeostasis (o el equilibrio funcional); por ejemplo, te hace
sudar cuando hace calor o, por el contrario, te hace temblar cuando hace
frío. En presencia de un factor de estrés, el hipotálamo interviene tratando
de mantener el estado normal del cuerpo, actuando directamente sobre el
sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino. La acción del
hipotálamo produce tres efectos inmediatos: secreción de hormonas
específicas, cortisol y, sobre todo, a través de una vía directa cerebro-
glándulas suprarrenales (nervios esplánicos) del sistema nervioso
simpático de Orth, adrenalina y noradrenalina (producida en cantidades
diez veces superiores a las normales); siempre a través del sistema
nervioso simpático, estimulación de numerosos órganos (sistema vascular,
músculos lisos, glándulas diversas, etc.).).) e inhibición de la motilidad y
la secreción de los órganos del sistema digestivo; producción de beta-
endorfinas, los analgésicos propios del cuerpo que permiten, al elevar el
umbral del dolor, resistir la tensión emocional, los traumas físicos o los
esfuerzos más intensos de lo que normalmente sería soportable (el cuerpo
produce beta-endorfinas para aliviar el esfuerzo y/o el dolor en las
situaciones más difíciles).
3. La secreción de hormonas combinada con la estimulación del sistema
simpático causa numerosas reacciones orgánicas adicionales. El efecto es
un aumento del metabolismo: el corazón acelera sus latidos, la presión
sanguínea aumenta, la sudoración aumenta, hay un aumento de la función
respiratoria, las pupilas se dilatan, la boca se seca, los pelos de la piel se
levantan. Son los síntomas que, acompañados de la sensación de vacío en
el estómago, sentimos cuando nos sentimos "estresados" como, por
ejemplo, ante una prueba exigente (examen, exposición, etc.).
4. La sangre fluye desde las zonas periféricas (vaso-restricción periférica
acompañada de facilitación de la coagulación) y desde los órganos
secundarios a los más necesarios e importantes (corazón, pulmones) para
maximizar la eficiencia. La piel palidece y, debido a la acción combinada
del sudor y la reducción de la irrigación sanguínea, se vuelve húmeda y
fría. La función digestiva tiende a dejar de causar náuseas, que pueden
convertirse en dolor de estómago si se come. Mientras tanto, los músculos
esqueléticos se contraen como si estuvieran frente a un atacante. Por
último, el flujo sanguíneo también disminuye en las áreas del cerebro que
se especializan en el procesamiento de información y la resolución de
problemas. Esto aumenta la inquietud, debido al aumento de la afluencia
de adrenalina, y disminuye la concentración mental (la eficiencia mental
es máxima en la relajación profunda). Segunda fase: resistencia la
duración de cada reacción de estrés depende sobre todo de esta fase, que se
prolonga mientras sea necesaria una especial disposición y capacidad de
actuación, según las percepciones basadas, en su mayor parte, en factores
psicológicos. Es la fase en la que uno se adapta, bien o mal, a las nuevas
circunstancias y, en la práctica, mientras se percibe el factor de estrés, el
organismo resiste. En esta fase, la activación del eje hipotálamo-pituitaria-
suprarrenal (eje HPA) asume un papel fundamental, en el que se
implementa un complejo programa biológico y conductual que apoya la
respuesta al factor estresante.
El acontecimiento fundamental es la sobreproducción de cortisol, que
tiene como consecuencia la supresión de las defensas inmunitarias (se
conoce el uso de moléculas sintéticas similares al cortisol, como
antiinflamatorios e inmunosupresores, por ejemplo, en el tratamiento de
enfermedades autoinmunes como la dermatitis o la artritis reumatoide). El
consiguiente debilitamiento o ineficacia temporal de las funciones
inmunitarias no son preocupantes si duran poco tiempo, pero se convierten
en un grave problema en caso de estrés crónico: la reducción prolongada
de las capacidades defensivas multiplica la probabilidad de contraer
enfermedades infecciosas, desde el simple resfriado hasta los monóculos
del virus de Epstein-Barr, y parece aumentar la predisposición a
enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide y la esclerosis
múltiple. Muchas personas permanecen encarceladas en esta fase,
caracterizada por un ritmo cardíaco acelerado y músculos esqueléticos
tensos, incluso después de haber superado las dificultades actuales: son los
llamados "hiperactivos", que a menudo se quejan de la incapacidad de
relajarse después de un gran esfuerzo. Se trata de personas "dependientes
del estrés" o realmente adictas a la droga natural que el cuerpo produce en
esta fase: es la excitación, que algunos llaman "euforia del corredor",
causada por las ya mencionadas beta-endorfinas. Las mismas personas se
convierten fácilmente en consumidores habituales de sustancias
excitantes, como la cafeína u otras drogas, a fin de prolongar la fase de
resistencia más allá de los límites naturales.
En el escenario actual de la civilización occidental, resistir el estrés puede
convertirse en un hábito diario. El constante "estar preparado para lo peor"
es un fenómeno social que crece rápidamente, causado, en particular, por
la actual recesión económica mundial que tiende a crear una sensación de
"incertidumbre sobre el futuro". Entonces puede encontrarse,
inconscientemente, en una fase constante de resistencia (estrés crónico).
Sin embargo, la resistencia prolongada al estrés puede dañar el sistema
inmunológico, en particular el timo. El timo es una glándula que en las
cuarenta y ocho horas siguientes al comienzo de una reacción de estrés
agudo (enfermedades, accidentes graves, emociones fuertes, etc.), se
reduce a la mitad de su tamaño normal, cancelando la eficacia de millones
de linfocitos B y T.
Tercera fase: el agotamiento Cuando se percibe que el "peligro" ha sido
superado o cuando la energía del estrés comienza a ser escasa, se inicia la
fase final con el objetivo de asegurar que el cuerpo tenga el período de
descanso necesario.
Por lo general, si el final de la fase de resistencia antes de que se hayan
consumido todos los recursos energéticos del estrés, se considera que la
fase posterior de agotamiento es una caída significativa de la energía que
suele asociarse con un alivio profundo o un torpor agradable (como
después de un evento deportivo emocionante, una discusión conyugal
positiva o una relación sexual satisfactoria). Si, por el contrario, la fase
previa de resistencia ha durado mucho tiempo, pueden producirse largos y
debilitantes períodos de agotamiento, ya que el organismo tiende a
permanecer en esta fase mientras siente la necesidad. Los sujetos
"hiperreactivos" o "dependientes del estrés" ya mencionados, que pasan
mucho tiempo en la fase de resistencia imponiendo esfuerzos excesivos y
antinaturales a sus cuerpos, se ven a menudo obligados a utilizar sedantes
artificiales, como el alcohol, para pasar a la fase de agotamiento. Desde el
punto de vista bioquímico, el comienzo de la fase de agotamiento se
caracteriza por una rápida disminución de las hormonas suprarrenales
(catecolaminas adrenalina y noradrenalina y, en particular, el
glucocorticoide cortisol) y de las reservas de energía. La consecuencia es
una acción depresiva que invierte los procesos orgánicos de las reacciones
de estrés para restablecer el funcionamiento normal del cuerpo. El efecto
estimulante del sistema nervioso simpático es reemplazado por el efecto
calmante del parasimpático. Gracias a la acción de este último, el flujo
normal de sangre en el sistema digestivo, el cerebro y la piel se restablece.
En el animal experimental, la glándula suprarrenal se agota y el propio
animal muere con úlceras de la mucosa gástrica. Una famosa investigación
fue la relativa a los casos de "úlcera por bombardeo" llevados a cabo entre
los ciudadanos de Londres, durante la Segunda Guerra Mundial: seis
meses después de las incursiones alemanas, los casos de úlcera péptica en
la población de Londres y sus alrededores habían aumentado alrededor de
un 300% pero, el aumento promedio fue del 50% entre los habitantes del
centro de Londres, donde se sabía con certeza que las bombas caerían por
la noche, y del 500% en la población de los suburbios, donde los
bombardeos eran impredecibles. Parece, pues, que la mayor incertidumbre
sobre la probabilidad de ser bombardeado ha sido la causa de un estrés
mucho más intenso y prolongado, que ha provocado un considerable
agotamiento combinado con dificultades digestivas. Nacimiento de la
psiconeuroinmunología.
La medicina de los próximos años difícilmente podrá prescindir de los
conceptos de la psiconeuroendocrinoinmunología y de las demostraciones
cada vez más densas sobre las relaciones que existen entre el cerebro y el
cuerpo, entre la mente y el cuerpo, entre el estrés y los cambios somáticos.
Las investigaciones posteriores en psicofisiología y
psiconeuroinmunología han enriquecido el concepto de estrés, dejando
intacto su significado. Hoy sabemos que la psicobiología del estrés, tanto
en los humanos como en los animales, es más compleja de lo que
pensábamos en el pasado. El estudio de los cambios somáticos
relacionados con los procesos emocionales (ya no se basa en conjeturas y
modelos psicológicos sino que trata de identificar los mediadores
biológicos precisos) ha permitido reconocer con mayor precisión las bases
cerebrales de la reactividad emocional y sus conexiones con la periferia
del organismo. En esta perspectiva general, el sistema inmunológico
puede considerarse como un sistema biológico capaz de reaccionar y
modificar su reactividad no sólo sobre la base de mecanismos internos
automáticos programados genéticamente, sino también sobre la base de
estímulos externos físicos, emocionales y psicosociales. Al mismo tiempo,
el sistema inmunológico es capaz de desencadenar la reacción al estrés
detectando el estrés interno (no cognitivo). Todos estos nuevos
conocimientos son objeto de estudio en la psiconeuroinmunología. En
1981, R. Ader publicó el volumen "Psiconeuroinmunología" que sancionó
definitivamente el nacimiento de la disciplina homónima. La implicación
fundamental se refiere a la unidad del organismo humano, su unidad
psicobiológica ya no se postula sobre la base de convicciones filosóficas o
empirismos terapéuticos, sino que es el resultado del descubrimiento de
que partes tan diferentes del organismo humano trabajan con las mismas
sustancias. El desarrollo de las modernas técnicas de investigación ha
permitido descubrir las moléculas que, como el famoso psiquiatra P.
Pancheri, constituyen: "las palabras, las frases de la comunicación entre el
cerebro y el resto del cuerpo". A la luz de los recientes descubrimientos,
hoy sabemos que estas moléculas, llamadas neuropéptidos, son producidas
por los tres sistemas principales de nuestro organismo (nervioso,
endocrino e inmunológico). Gracias a ellos, estos tres grandes sistemas se
comunican, como verdaderas redes, no de forma jerárquica sino, en
realidad, de forma bidireccional y generalizada, formando, en esencia, una
verdadera red global. En realidad, los crecientes descubrimientos sobre
otro sistema fundamental para el organismo humano, el sistema conectivo,
requieren la expansión de la psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI) a la
psiconeuroendocrinoinmunología conectiva (PNECI).
La respuesta adaptativa identificada por Selye se compone básicamente de
tres elementos: el estresor, el individuo y el entorno en el que interactúan.
Hay estresantes físicos (una descarga eléctrica, exposición al frío, etc...),
estresantes metabólicos (reducción de los niveles de azúcar en la sangre),
estresantes psicológicos (una prueba de examen), estresantes psicosociales
(un evento de pérdida o duelo). Cada uno de esos factores de estrés, si bien
induce una activación general de los mecanismos de la respuesta, se
caracteriza por una estimulación preferente de uno o más sistemas
(nervioso o endocrino). Además de la naturaleza del factor estresante, la
intensidad, frecuencia y duración del estímulo para influir en la magnitud
de la respuesta también son muy importantes. Los estresantes demasiado
potentes, frecuentes y prolongados son capaces de superar la posibilidad
de resistencia del organismo e iniciar un proceso patológico. Un último
aspecto muy significativo del factor estresante está representado por el
grado de novedad, previsibilidad y sobre todo la capacidad de evitar el
estímulo. De hecho, si se trata de algo a lo que nunca se ha enfrentado
antes, o es impredecible o inevitable, induce en el animal una respuesta
más amplia que la inducida por un estímulo conocido o del que es capaz
de escapar. - Estoy en ello. Es el fundamento sobre el que actúa el agente
estresante y es el resultado no sólo de la herencia genética del individuo,
sino también de un proceso llamado "impronta psicobiológica" o la
modificación de la reactividad psico-emocional y física del sujeto tras la
exposición previa a agentes estresantes de diversos tipos. En la práctica,
además de la edad y el sexo del individuo, también son decisivos el nivel
de actividad de los sistemas nervioso e inmunológico y el perfil de la
personalidad. El envejecimiento, por ejemplo, se considera
convencionalmente una fase de menor energía de adaptación y, por lo
tanto, de mayor respuesta al estrés. La nutrición, con su capacidad de
influir en todo el organismo (incluido el ADN), también desempeña un
papel decisivo, al igual que el estilo de vida es importante. - Medio
ambiente. Es el tercer componente importante de la respuesta al estrés,
que representa en cierto sentido la fuente de los estímulos para reducir el
estrés. Esto significa tanto el entorno externo como el interno. La primera
debe considerarse no sólo en sus características geoclimáticas, sino
también, de manera más general, en los aspectos relacionados con la
interacción social y el empleo.
Consecuencias del estrés crónico los efectos desagradables del estrés
improductivo y desperdiciado, los únicos que generalmente se denominan
estrés, son ese moderno y extendido malestar que Selye llamó angustia.
Ejemplos de angustia son las condiciones que generan el estado de alerta
temprana pero que no permiten llegar a una resolución del conflicto: la
pérdida de un familiar, la pérdida de trabajo, etc. Ya en 1986, una encuesta
publicada en la revista médica americana "Prevention" reveló que los
síntomas de estrés negativo eran frecuentes en el 89% de la población
adulta americana, con una frecuencia semanal en el 59% de los casos;
estos porcentajes indudablemente elevados aparecen hoy en día como
cautelosos e inferiores a la realidad. En 1983, un artículo de la revista
"Time" reveló que las drogas más vendidas en América del Norte, después
de la aspirina y los tranquilizantes Valium y Librium, eran el Tagamet,
contra la úlcera gástrica, y el Inderal, contra la hipertensión arterial. En el
mismo artículo se afirmaba también que una quinta parte de las
organizaciones empresariales más grandes ya habían establecido cursos
especiales de capacitación en gestión del estrés para sus empleados. A
partir de estas cifras, que sin duda han aumentado en los últimos decenios,
es evidente que el estrés es para muchas personas una experiencia negativa
más que una fuente de energía saludable. Tras realizar un análisis
estadístico de las personas con síntomas típicos de angustia a las que se les
hicieron preguntas de un cuestionario denominado "Sistema de inventario
del estrés", los estudiosos del Instituto Canadiense del Estrés definieron
cinco fases de angustia crónica (fatiga crónica, problemas interpersonales,
trastornos emocionales, dolor crónico, enfermedades relacionadas con el
estrés):
Las 5 fases de la angustia crónica
1) Fatiga crónica (física o mental). Esta primera fase puede comenzar con
la necesidad diaria de un fuerte esfuerzo para salir de la cama así como
una bebida excitante (café o té) para despertar. Entonces continúas
buscando ayuda en la cafeína a lo largo del día. Por la tarde o por la noche,
comienza a prevalecer una cierta cantidad de fatiga y cuando regresas a
casa, todo lo que quieres hacer es acostarte. En este punto puedes ceder al
hábito nocturno de beber alcohol para relajarte, sólo logrando aturdirte. De
hecho, por la noche no duermes mucho, o duermes pero no descansas. De
un día para otro, las crisis de fatiga se hacen más largas y agotadoras,
hasta que una mañana te das cuenta de que ni siquiera tienes la fuerza para
salir de la cama.
2) Problemas interpersonales, auto-aislamiento. Con la segunda fase de
angustia, comienzan los problemas en las relaciones con los demás: te
vuelves suspicaz y hostil hacia todos, listo para luchar. La capacidad de
control de uno mismo disminuye cada día, mientras que la facilidad para
enfadarse por razones insignificantes o imaginarias aumenta. A medida
que las relaciones interpersonales se deterioran, se pierden las
posibilidades de gratificación y comodidad ligadas a las buenas relaciones
con el prójimo. Esto tiende a reducir gradualmente el número de reuniones
con otras personas, descuidando tanto las amistades cercanas como los
miembros de la familia; puede suceder que la esposa y el esposo se
conviertan en dos extraños mientras siguen viviendo, a pesar de ellos
mismos, en la misma casa. La tendencia a encerrarse y aislarse de la vida
social crece rápidamente, junto con la fatiga, que apenas deja fuerzas
suficientes para soportar los días de trabajo; y cada pequeña dificultad se
convierte en un problema insoluble.
3) Trastornos emocionales. En la tercera fase de la angustia, la
irritabilidad de la fase anterior se hace casi constante, pero la agresión está
menos dirigida hacia los demás porque está internalizada, involucrando a
todo el organismo. Por lo tanto, es inseguro, confuso, incapaz de elegir o
tomar decisiones. Las relaciones sociales continúan deteriorándose hasta
que la incapacidad de controlar las emociones se convierte en un problema
serio y preocupante. Se sufre de la falta de un equilibrio emocional
estable, entendiendo ahora su importancia pero viéndose obligado a sufrir
una alternancia de depresiones y exaltación injustificada. La inestabilidad
emocional afecta fuertemente la eficiencia del trabajo, causando,
dependiendo de los cambios de humor, resultados alternos de excelente o
muy mala calidad. Debido al desgaste psicológico que conlleva, terminas
perdiendo completamente el control de tu vida, que ahora parece sin
propósito y gobernada por el azar. Incluso los pocos afectos que quedan se
agotan gradualmente, agravando la sensación de insatisfacción.
4) Dolor crónico. La cuarta fase es la de los dolores físicos a través de los
cuales el cuerpo hace sonar la campana de alarma, denunciando con fuerza
la necesidad de salir de una larga fase de resistencia al estrés y el
consiguiente estado de ansiedad crónica. El primer síntoma físico es la
rigidez muscular, especialmente en las áreas del cuello, hombros, espalda
baja y toda la cara. No es infrecuente que por la noche se tienda a apretar
los maxilares y a veces a rechinar los dientes durante el sueño (bruxismo)
casi como para aliviar la tensión interna, con el riesgo de causar o
empeorar las anomalías de la posición de las arcadas dentales
(maloclusiones) o defectos en la articulación temporomandibular
(síndrome de la articulación temporomandibular) con el consiguiente
resentimiento a nivel postural y, por tanto, en todo el sistema
musculoesquelético. Los intentos de descansar durante mucho tiempo, por
ejemplo los sábados o los domingos por la mañana, en un intento de
recuperarse después de una semana larga y pesada, suelen provocar
migrañas o dolores de cabeza "de fin de semana", típicos de una relajación
muscular demasiado intensa y rápida, debido al repentino retorno del flujo
normal en los vasos sanguíneos de la cabeza, después de días de
compresión forzada.
5) Patologías de estrés. En esta última fase de la angustia se sale del largo
período de resistencia para entrar en la variante crónica del agotamiento
(hablamos de personas "agotadas"). Los daños invisibles acumulados
durante un largo período de tiempo en el cuerpo se manifiestan en
enfermedades específicas, favorecidas en gran medida por el
debilitamiento progresivo del sistema inmunológico: resfriados, gripe,
úlceras, colitis, asma, hipertensión, diversos defectos cardiovasculares,
etc. Cuando te relajas, durante unas cortas vacaciones, hay rápidos
cambios en el cuerpo, particularmente cambios hormonales que pueden
causar efectos potencialmente catastróficos. Estudios recientes han
analizado las relaciones entre la angustia crónica y el resfriado común, una
enfermedad típica de la quinta fase. Varios centros de investigación, entre
ellos el Centro de Investigación del Frío en Bristol, Reino Unido, han
tratado de averiguar por qué sólo los virus de un cierto tipo, entre los
cientos capaces de causar un resfriado, infectan a algunas personas en
lugar de otras. Un experimento realizado en parejas casadas, a las que se
les había inoculado deliberadamente un virus del resfriado, aclaró la
importancia de la angustia como causa principal de las diferencias
subjetivas entre los infectados y los demás.
Manejo del estrés El estrés no es ciertamente un trastorno recientemente
descubierto. Hans Selye comenzó a ocuparse de ello ya en 1926 cuando
todavía era un estudiante. Desde entonces, la investigación nunca se ha
detenido y, debido a la enorme complejidad del trastorno, ahora existen
grupos de estudio especializados exclusivamente en la investigación de las
condiciones de estrés y de ciertas posibles enfermedades. De hecho, a
través de las respuestas endocrinas y neurológicas, la respuesta al estrés es
decisiva en los mecanismos inmunológicos, la resistencia a las
enfermedades, los fenómenos alérgicos y autoinmunes, el envejecimiento
prematuro, la capacidad intelectual y la estructura postural del individuo.
De todo esto se desprende claramente que hay tantas implicaciones del
estrés que no es posible hacer una lista completa de las enfermedades en
las que el estrés juega un papel decisivo. El mismo Selye, en uno de sus
últimos escritos, comentó: "El estrés es un concepto científico que ha
tenido la suerte de ser demasiado conocido, pero también la desgracia de
ser mal entendido.
La cuestión es, pues, de gran importancia a juzgar por la forma en que este
fenómeno, el estrés, caracteriza nuestra época y por el número de veces
que, a menudo de manera desproporcionada, es evocado por las personas.
Como ya hemos dicho, el estrés no es necesariamente negativo; se trata de
mantenerlo en niveles saludables y estimulantes. "El estrés es la sal de la
vida", dijo Selye, pero las personas involucradas en las cinco fases de la
angustia crónica arriesgan su salud como en un peligroso juego de azar. El
cuerpo humano, por su propia naturaleza, siempre trata de mantenerse o
volver a su estado normal de salud. Sin embargo, una vez que se ha
cruzado el umbral patológico, es necesario, lo antes posible, emprender un
programa de rehabilitación especializado para restablecer las condiciones
psicofísicas normales. En tales condiciones, a menudo ya no basta con
eliminar, cuando es posible, los "factores de estrés" y los malos hábitos
cotidianos (fumar, sedentarismo, etc.); se requiere un apoyo externo
adecuado. El apoyo psicológico, una dieta apropiada, una actividad física
adecuada y técnicas de relajación son las herramientas más eficaces
disponibles para remediar una situación de estrés crónico. Hoy en día es
posible obtener índices vinculados al grado de estrés de cada individuo, así
como a través de pruebas psicológicas adecuadas, mediante algunos
exámenes como el electrocardiograma, la dosis de hormona cortisol, la
dosis de citoquinas. Estos tres parámetros permiten evaluar la respuesta
individual al estrés y determinar un perfil de riesgo general del sujeto. No
obstante, es igualmente importante la capacidad del profesional para
evaluar la situación. Además, en el manejo del estrés es necesario
considerar algunos factores críticos importantes, como los efectos en el
sistema inmunológico y en la vida celular. Estrés inmunológico y
depresión Las primeras investigaciones en esta esfera se remontan a Selye,
quien, como se ha señalado anteriormente, describió cómo la exposición a
agentes estresantes podía producir en el animal una involución de los
órganos linfáticos, linfocitopenia y una condición de resistencia reducida a
los agentes infecciosos. En los años siguientes, estas primeras
percepciones han sido ampliamente confirmadas. De hecho, se ha podido
observar, mediante el uso de sofisticados métodos de investigación en
laboratorio, cómo la exposición a una amplia variedad de factores
estresantes es capaz de producir cambios significativos en la función
inmunológica. El efecto más común observado en animales estresados es
la aparición de un estado de inmunodepresión, tanto en el componente
celular (reducción o supresión de la reactividad de los linfocitos T,
reducción de la recirculación de los linfocitos T, reducción de la actividad
citotóxica de los linfocitos, reducción de la intensidad de las reacciones de
hipersensibilidad retardadas, etc.) como en el componente humoral
(disminución y retraso de la síntesis de anticuerpos contra antígenos
específicos, disminución de la función de los linfocitos B y de las
reacciones de hipersensibilidad inmediatas). Estos estudios, realizados en
animales, han encontrado posteriormente una amplia confirmación
también en los experimentos con humanos. A este respecto, son de gran
interés los datos comunicados en estudios en los que se ha evaluado cómo
el estrés emocional producido por acontecimientos de pérdida grave (por
ejemplo, la muerte del cónyuge) parece estar asociado con la supresión de
la reactividad inmunológica de los linfocitos T y B ante los mitógenos
(sustancias que estimulan la mitosis celular y la transformación de los
linfocitos), que dura mucho tiempo, con un restablecimiento de los
equilibrios funcionales normales sólo después de muchos meses. El
estudio de estos fenómenos se remonta a un mecanismo que ve su
principal sitio de modulación dentro del sistema nervioso central. De
particular importancia es la tarea que realiza el hipotálamo, dado su papel
en la coordinación de las respuestas emocionales y las reacciones de
estrés.
De hecho, se ha podido detectar que diversas hormonas, entre ellas
principalmente la ACTH (hormona corticotropina), el cortisol, la hormona
del crecimiento (GH), la prolactina y las catecolaminas, son capaces de
intervenir en la regulación de diversas respuestas inmunitarias. La acción
inmunoexpresada de la mayoría de estas hormonas está ahora
ampliamente documentada, también sobre la base de las pruebas
farmacológicas derivadas del uso clínico, con fines inmunosupresores, de
los derivados de los corticosteroides (según Bottaccioli, en su libro
"Psiconeuroinmunología", la administración de una sola dosis de
corticosteroides conduce a una reducción de los macrófagos del 90% y de
los linfocitos del 70%). Por lo tanto, es posible concluir que la reacción de
estrés está vinculada a una condición depresiva del sistema inmunológico
como resultado de cambios funcionales detectables en algunos ejes
hormonales y, en particular, en el eje hipotálamo-pituitaria-suprarrenal
(HPA). Todo esto afectará, en primer lugar, a los sistemas nervioso y
endocrino y luego a todo el organismo, "mostrando el lado" de
innumerables problemas orgánicos y psíquicos potenciales, incluso graves.
En los sujetos que han sufrido acontecimientos de pérdida (la pérdida
puede referirse no sólo a la pérdida objetiva de un ser querido, sino
también a la pérdida de su papel, su identidad o su poder como sucede en
los casos de jubilación, quiebra, procedimientos judiciales o condenas,
etc.) y que presentan experiencias de desesperación, falta de esperanza,
incapacidad o imposibilidad de reaccionar, es decir, si se experimenta en
la impotencia, en el sentido de la injusticia sufrida y no se ven vías de
escape, reales o mentales, las consecuencias pueden ser desesperadas.
Estrés y vida celular la vida de la célula se basa en la integridad de las
macromoléculas que componen las membranas celulares (macromoléculas
de membrana) y en la de las macromoléculas que componen el material
genético contenido en los cromosomas (ácidos nucleicos).
Sin embargo, la estructura de las macromoléculas de membrana y los
ácidos nucleicos las convierte en blancos comunes de sustancias químicas,
generalmente muy reactivas, capaces de alterar su forma y tamaño: los
radicales libres (un átomo o grupo de átomos con un electrón no apareado
o impar en la órbita externa). Los radicales libres de diversos tipos se
forman durante muchas reacciones enzimáticas fisiológicas y, en
condiciones normales, son contenidos, controlados y desactivados en su
mayor parte por sistemas defensivos específicos, enzimáticos y no
enzimáticos, llamados "carroñeros". Si se forman radicales libres en
condiciones distintas del metabolismo normal, debido a moléculas
exógenas o porque los sistemas de defensa son inadecuados, la interacción
de los radicales con las membranas biológicas adopta formas de muy alta
toxicidad que también pueden causar lesiones a distancia que pueden
afectar a todas las estructuras biológicas. Se trata claramente de
perturbaciones graves y también transmisibles, no todas las cuales han
sido cuantificadas e identificadas con precisión. Varios experimentos en
animales de laboratorio han demostrado que el estrés es también un
productor de radicales libres. A su vez, estos últimos están implicados,
como han demostrado numerosos estudios desde hace tiempo, en la
etiopatogenia de las siguientes enfermedades: diabetes, cáncer,
aterosclerosis, artritis, alergias, asma, úlceras pépticas, infecciones
bacterianas y virales, trastornos de la coagulación, glomerulonefritis,
cataratas, envejecimiento prematuro. A medida que avanzan los estudios,
se hace cada vez más evidente que los radicales libres, en particular los
radicales de oxígeno (ROTS, Reactive Oxygen Toxic Species), están
implicados de alguna manera en la mayoría de las disfunciones del
metabolismo celular y corporal. Por ejemplo, en lo que respecta al estrés
como posible cofactor etiopatogenético en la aparición de tumores, se
considera primario el deterioro del sistema inmunológico (las neoplasias
latentes, que normalmente se encuentran en una condición de equilibrio
con el cuerpo porque bajo el control del sistema inmunológico, pueden
evolucionar hacia enfermedades manifiestas como resultado del estrés
crónico). No obstante, algunos casos podrían explicarse con la hipótesis de
que la expresión de los oncogenes o la supresión de la acción de los genes
oncosupresores pueden verse facilitados de alguna manera por el estrés.
Otras investigaciones han demostrado la presencia de genes que se activan
o desactivan por el estrés en la amígdala y el hipocampo.
El estrés y la nutrición
La nutrición proporciona a nuestro cuerpo la energía y los "ladrillos"
esenciales para la vida y más allá. Como han demostrado las
investigaciones modernas, en efecto, existe una estrecha conexión entre el
cerebro y el vientre, garantizada tanto por la conexión entre el sistema
nervioso autónomo y el sistema nervioso entérico (nervios valgo, pélvico
y esplánico), como por la presencia simultánea, en el cerebro y en el tracto
gastrointestinal, del mismo grupo de hormonas (somatostatina,
neurotensina, opiáceos, etc.). El cerebro entérico está, a su vez, en estrecha
conexión con el sistema endocrino, muy extendido dentro de la mucosa
gastrointestinal (células APUD), y con el sistema inmunológico, que
presenta aquí una extensa red linfática. Nuestro abdomen es, por tanto, un
importante complejo inmune neuroendocrino integrado que realiza
funciones con un gran margen de autonomía pero, al mismo tiempo, está
fuertemente influenciado tanto desde el exterior (alimento, aporte visual,
etc.) como desde el interior (emociones, creencias, hábitos, etc.). Por lo
tanto, la alimentación no sólo sirve para restablecer las reservas
energéticas y estructurales, sino también para influir en los sistemas
reguladores generales del cuerpo (sistema nervioso, sistema
inmunológico, endocrino), incluido el ADN, como ha demostrado la
epigenética. Cuando se está bajo estrés, ciertos nutrientes (por ejemplo, las
vitaminas del grupo B para la producción de energía y la salud del sistema
nervioso central, la vitamina C para el control de las infecciones, el zinc
para optimizar la eficiencia del sistema inmunológico y el control de las
infecciones, el magnesio para la absorción de oxígeno por el cerebro y
para los procesos que transmiten los impulsos nerviosos, los carbohidratos
complejos que proporcionan al cuerpo un suministro constante de energía
y un efecto calmante) se agotan más rápidamente y, por lo tanto, el cuerpo
necesita un suministro adicional de ellos a través de su dieta. También
sabemos que la salud de la célula, y por lo tanto del cuerpo, depende de la
integridad de sus componentes, y los radicales libres son las principales
causas del daño celular. Dado que el estrés, así como las comidas
demasiado abundantes y laboriosas, causan condiciones de exceso de
radicales libres, es necesario añadir a la dieta más supresores de radicales
libres como: vitaminas E, C, A, B1, B5, B6, minerales zinc (Zn) y selenio
(Se), aminoácidos cisteína, glutatión, fenólicos y catecolaminas,
bioflavonoides, etc. Las principales vitaminas entran en el circuito
fisiológico de maduración y activación de las células inmunes. Lo que
comemos y cómo lo comemos afecta a nuestro sistema inmunológico. La
activación del sistema nervioso simpático de Orth, que se produce durante
la reacción de estrés, inhibe la producción de jugos digestivos así como la
motilidad de los órganos del sistema digestivo, dificultando así la
digestión y la absorción de los alimentos. Además, el cortisol que se
produce (así como los esteroides y otros fármacos) impide la producción
de la mucosa del estómago, de modo que el estómago "se autodigiere"
causando primero una inflamación (gastritis) que con el tiempo puede
convertirse en una úlcera estomacal. La alteración de la secreción gástrica
también afecta al equilibrio ácido-base de todo el cuerpo (por cada
molécula de ácido clorhídrico producida, cada célula de revestimiento
debe ceder una molécula de bicarbonato a la sangre). El estrés es, pues, la
causa de diversos trastornos del aparato digestivo (úlceras pépticas,
intestino irritable, intestino perezoso, estreñimiento, etc.) así como de
intolerancias alimentarias.
El estrés, con sus hormonas adrenalina, noradrenalina y cortisol, actúa
siempre tanto aumentando la cantidad de grasas que circulan por la sangre
(lipólisis) como disminuyendo la capacidad del hígado para
metabolizarlas; el resultado es un aumento del colesterol y, más en
general, de las grasas en la sangre. Por último, los trastornos de la
alimentación (DCA) constituyen un conjunto de enfermedades (anorexia,
bulimia y otros trastornos de la alimentación) que representan una realidad
generalizada y preocupante. En sus diversas extracciones, utilizan el
cuerpo y los alimentos para significar una incomodidad de la mente y son
capaces de implicar cambios conductuales y psicológicos como:
depresión, ansiedad, apatía, insomnio, inestabilidad emocional (euforia,
irritabilidad y otros cambios en la personalidad), disminución de la
capacidad de concentración y de concepción. Sabemos, de hecho, que un
fuerte componente "cerebral", ligado a las convenciones sociales, las
convicciones, la memoria, el estado emocional, etc., entra en la dieta, que
es aparentemente instintiva y primordial.
El potencial entrelazado con los trastornos de estrés que puede
desencadenar un peligroso círculo vicioso de estrés por DCA, con
potenciales resultados devastadores, es evidente aquí. Por lo tanto, nuestro
modelo dietético, al igual que nuestros procesos emocionales y cognitivos,
es capaz de influir en los cuatro sistemas principales de regulación del
cuerpo (nervioso, endocrino, inmunológico y conectivo) y viceversa.
Por lo que se ha dicho hasta ahora, un programa de gestión del estrés no
puede separarse de una educación nutricional adecuada. En general, para
combatir el estrés, se recomienda una dieta lo más sana y variada posible
con predominio de los alimentos vegetales, en particular los carbohidratos
enteros y orgánicos, las hortalizas (especialmente de color verde), los
frutos frescos y secos y las legumbres, ya que son ricos en las sustancias
mencionadas anteriormente, de las que es necesario un aporte adicional.
También es bueno que las comidas sean ligeras y no laboriosas y que se
consuman en un ambiente lo más relajado y cómodo posible.
EL ESTRÉS Y EL CONDICIONAMIENTO NEURO -ASOCIADO
Cabe destacar que un mismo estímulo es capaz de producir tanto un estrés
más o menos positivo como un estrés más o menos negativo, según
nuestra interpretación consciente e inconsciente del mismo; esto depende
de nuestras experiencias, prejuicios, creencias, etc. Además, el aspecto
emocional es el principal factor que determina los procesos fisiológicos y
bioquímicos de la reacción al estrés. Como demostró Milton H. Erickson,
psiquiatra y padre de la hipnosis moderna, todos vivimos en una realidad
secundaria cuyos límites están determinados por nuestra mente consciente,
que constantemente filtra e interpreta nuestras percepciones del mundo
exterior y las procesa en el interior. Es decir, como dicen Richard Bandler
y John Grinder, creadores de la "Programación Neurolingüística (PNL)" -
nacida del estudio de la obra del Dr. M. H. Erickson - es la percepción del
entorno, siempre filtrada e interpretada por las experiencias, creencias y
generalizaciones de cada uno, para crear una representación interna
personal de la realidad y, en consecuencia, un comportamiento asociado a
un determinado estado de ánimo. Erickson, con sus estudios de hipnosis
experimental, también ha demostrado que el cerebro no distingue entre la
realidad y una excelente visualización. De hecho, sabemos que un estresor
imaginario tiene el mismo efecto en el cuerpo que uno tangible (de ahí la
importancia de las técnicas de visualización). No sólo eso, sino que, como
demostró el fisiólogo ruso Ivan P. Pavlov, ganador del Premio Nobel en
1904, en su famoso experimento sobre la secreción salival en respuesta a
ciertos estímulos, conocido universalmente como "condicionamiento
clásico", existen "estímulos condicionados", que inducen respuestas
condicionadas. En su experimento Pavlov creó en un perro una
neuroasociación entre la comida y un sonido, el de la campana. Como
resultado del experimento, el condicionamiento neuro-asociado creado
significó que, al activar sólo el sonido, el perro reaccionó de la misma
manera que cuando se le presentó la comida. A partir de experimentos
posteriores realizados también en sujetos humanos, resultó que este
condicionamiento es más fuerte cuanto más crece el número de
experiencias relacionadas con él y más intenso es el estado mental
asociado. Además, mediante el proceso innato de generalización, el sujeto
condicionado a responder a un determinado estímulo en una situación
dada, en circunstancias similares tiende a comportarse de manera similar.
El proceso de generalización, que desempeña un papel importante en la
adaptación, ya que ahorra tiempo, a menudo puede dar lugar a
tergiversaciones (por ejemplo, un niño con un padre muy severo puede
fácilmente temerle también al maestro). Este "aprendizaje" permanece
latente en nosotros, relegado al inconsciente, listo para reactivarse cuando
aparece el estímulo adecuado. Es como cuando, por ejemplo, al escuchar
la canción en la radio que nos hizo enamorarnos por primera vez,
automáticamente, pasando por un verdadero proceso de "regresión de la
edad", intentamos de nuevo ese estado de ánimo. Por lo tanto, la
neuroasociación o el condicionamiento neuroasociativo o la impronta
psicobiológica se definen como el estado mental asociado a un estímulo
determinado. La respuesta a este estímulo es un cierto comportamiento
condicionado, asociado a cambios fisiológicos del organismo, basado en
las características (tipo, intensidad) del propio condicionamiento. Basta
con añadir, para subrayar la importancia del condicionamiento
neuroasociativo, que, como afirma M. S. Gazzaniga, director del
"Programa de Neurociencia Cognitiva" del Dormouth College, "el 98% de
lo que hace el cerebro está fuera del dominio de la conciencia".

Los insumos ambientales


Recepción (visual, auditiva, olfativa, kinestésica)
Modulación a través de experiencias, creencias, generalizaciones,
neuroasociación, etc.
Representación interna ` Reacción fisiológica
Mood
Comportamiento

De estos estudios nacieron todas las terapias y técnicas basadas en el


condicionamiento neuroasociativo (cognitivo-conductual, hipnosis
moderna, terapia estratégica, PNL, etc.) que tienen como objetivo ampliar
los límites de la realidad creada por cada uno de nosotros y un manejo
voluntario del condicionamiento. Gracias a los conocimientos actuales, de
hecho, es posible utilizar conscientemente, a nuestro favor, al menos una
parte de estos procesos inconscientes creándolos o modificándolos ad hoc.
A este respecto, es esencial desarrollar la capacidad de visualizar: una
excelente visualización es capaz de cambiar nuestro estado de ánimo y, en
consecuencia, fisiológico, así como de ampliar el rendimiento del cerebro,
por ejemplo, mejorando la capacidad de resolver problemas, a través de la
relajación inducida, o las habilidades de memoria (como demostraron en
el pasado personajes como Cicerón, Pico Della Mirandola y Giordano
Bruno y hoy en día Gianni Golfera). Como afirma M. Erickson en su libro
"Hypnotherapy", "la mente humana es un proceso dinámico que se corrige,
modifica y reforma continuamente. Las incompatibilidades se resuelven
de forma satisfactoria o se expresan como 'problemas' (complejos,
neurosis, síntomas psicosomáticos, etc.)" y, en el libro 'Curar con
hipnosis', añade "la esencia de la psicoterapia es hacer que se acepten
nuevas ideas y nuevas formas de ver las cosas". El apoyo psicológico suele
ser indispensable porque tiene una importancia primordial en las
enfermedades y problemas relacionados con el estrés. El uso de drogas
psicotrópicas debe reservarse normalmente para casos extremos e
hiperactivos lo antes posible. Estrés y tensión psíquica Hay una intensa
actividad eléctrica en el cerebro. Fue el Dr. Hans Berger quien primero, en
1929, describió los cuatro tipos de ritmos u ondas, llamados
electroencefalográficos, caracterizados por diferentes frecuencias (o ciclos
por segundo):
- Ritmo beta (frecuencia superior a 14 hertzios). Es el estado de vigilia
activa, caracterizado por la tensión mental y muscular, que prevalece
cuando estamos ocupados, vigilantes, con la atención casi totalmente
volcada hacia el exterior o hacia la intensa regurgitación (diálogo interno).
Es el ritmo del máximo gasto de energías nerviosas y físicas, en el que
domina el sistema nervioso simpático de Orth. También coincide con la
fase del sueño paradójico o cuando sueñas (fase REM). Es el ritmo del
estrés agudo y es directamente proporcional a él. Las hormonas del estrés
llevan al cerebro a la máxima actividad y, a largo plazo, al máximo
desgaste por exceso de trabajo. Las personas hiperactivas pasan la mayor
parte del tiempo a este ritmo.
- Ritmo alfa (frecuencia aprox. 8-13 hertzios). Es el ritmo del
desprendimiento de la realidad externa. Coincide con la relajación y la
disminución de la actividad cerebral. En personas sanas, no bajo estrés,
este estado se genera automáticamente con sólo cerrar los ojos. M. H.
Erickson definiría este estado como "el estado normal de trance diario"
experimentado por todos.
- Ritmo de teta (frecuencia aprox. 4-7 hertzios). Coincide con el estado de
sueño de la estela. Es la fase en la que se favorece el pensamiento
asociativo y creativo. Es el ritmo de destellos de genio, de iluminaciones
repentinas. En esta fase estamos abiertos a la escucha interior, a la
introspección. Pero también es el ritmo de la regeneración psicofísica.
Corresponde al estado de trance que se alcanza normalmente durante una
sesión de hipnosis.
- Ritmo delta (frecuencia inferior a unos 3 hertzios). Coincide con un
sueño profundo sin sueños y una intensa relajación muscular. En esta fase
se produce el máximo de producción de la hormona de crecimiento GH
(que es esencial para la renovación celular a lo largo de la vida y, en la
primera fase, para el crecimiento) y la máxima actividad del sistema
inmunológico.
Es el momento actual de todos nuestros procesos regenerativos y de la
producción de "fármacos finales": las poderosas drogas producidas por
nuestro cuerpo con una acción altamente específica. Conocido por todos es
ahora el gran poder del efecto "placebo".
Estimula la autoproducción de drogas en el cuerpo gracias a la sensación
de tranquilidad, el efecto calmante, resultante de la firme creencia de que
hemos tomado algo que pronto nos hará sentir bien. Por el contrario, la
tensión mental (por ejemplo, el miedo), así como la ingesta prolongada de
medicamentos (a través de un mecanismo de retroalimentación) inhiben la
acción de nuestro "médico interno". El ritmo delta está bajo el dominio
máximo del sistema nervioso parasimpático y prevalece en el sueño de los
buenos dormitorios. Cuando se altera, la persona duerme mal, se regenera
poco y, por lo tanto, tiende a estar cansada, a enfermar con facilidad y a
tener trastornos psicosomáticos. El estudio de las muestras del cerebro y la
memoria del ajedrez, realizado mediante técnicas como la TEP o la
tomografía por emisión de positrones, indica que en muchos casos se
puede lograr una concentración mental considerable reduciendo, en lugar
de aumentar, el ritmo del cerebro. Cuando el cerebro es rápido, la corteza
está lista para responder a una multitud de estímulos y para llevar a cabo
varias actividades mentales. Por el contrario, una reducción del ritmo
puede favorecer una actividad mental selectiva e intensa. Los ritmos
frenéticos de la sociedad moderna, que ahora viajan a la velocidad de
Internet, hacen que el cerebro se vuelva cada vez más activo y durante más
tiempo, por lo que le será cada vez más difícil ralentizar sus ciclos. Esto
reduce la capacidad de relajarse, de tener un sueño profundo y luego de
regenerarse, estableciendo así la temible escalada: angustia - insomnio -
trastornos de la memoria y de la concentración - patologías - Además, la
elevada actividad cerebral corresponde a una excesiva atención al exterior
(supremacía de los sentidos - vista y oído exteroceptivos), a expensas de la
escucha de las necesidades del cuerpo. En cierto sentido, te proyectas
"fuera del cuerpo", reduciendo así la sensibilidad propioceptiva. Esto
genera una dispersión corporal, es decir, una disminución de la conciencia
del propio "yo", que puede facilitar peligrosamente los procesos
degenerativos. Por último, la misma tensión muscular derivada del estrés
implica, como se verá en el próximo párrafo, una mayor "sordera
propioceptiva", así como dificultades de concentración y lucidez mental.
Esto puede dar lugar a un nuevo esfuerzo psíquico voluntario como
reacción que, en realidad, por las razones expuestas anteriormente, será
cada vez más contraproducente hasta que se aplique la estrategia opuesta:
la relajación.
Además de la hipnosis, todas las técnicas de relajación, tanto orientales
como occidentales (yoga, meditación, técnicas de control de la
respiración, entrenamiento autógeno, biorretroalimentación, técnicas de
visualización, actividades físicas moderadas, masaje antiestrés) tienen la
importante ventaja de obtener una "desaceleración" saludable del cerebro,
que de otro modo sería difícil de alcanzar para quienes sufren de estrés
crónico. El objetivo es reducir los niveles de estrés con la relajación
muscular, la respiración profunda y la "somnolencia por distracción" de la
mente consciente. Estrés y tensión física "La vida de un individuo es la
vida de su cuerpo".
Alexander Lowen (1998) "Nada hay en el intelecto que no esté en los
sentidos antes" Aristóteles (383-322 a.C.) Alberto Oliverio, en su libro "La
mente, instrucción para el uso" afirma: "Perder el control de tu cuerpo
significa, por lo tanto, perder el control sobre tus pensamientos y
emociones. La Prof. Cecilia Morosini, profesora de neurología clínica y de
rehabilitación de la Universidad Bicocca de Milán, añade: "Cualquier
enfermedad mental, psicótica o neurótica rompe la unidad psíquica y
corporal. En tales casos, lo primero que se haría sería restaurar la unidad
corporal del sujeto". Las acciones y los movimientos desempeñan un papel
central en los procesos de representación mental, a partir de la fase
embrionaria; el embrión, de hecho, es ante todo un organismo motor. En la
fase embrionaria, en la fase fetal y en la fase de la primera infancia, la
acción precede a la sensación: se realizan movimientos reflejos y luego se
percibe. Las funciones motoras y el cuerpo, considerados en muchas
culturas como entidades inferiores y subordinadas a las actividades
cognitivas y a la mente, están en cambio en el origen de esos
comportamientos abstractos de los que estamos orgullosos, incluyendo el
mismo lenguaje que forma nuestra mente y nuestros pensamientos. La
información propioceptiva proviene de receptores dispersos por todo el
cuerpo (tendones, músculos, articulaciones, aparato vestibular, etc.), de
ellos depende el conocimiento de cuál es nuestra "conformación" y
posición espacial; en cierta medida, para responder a la pregunta "¿quién
soy?", también debemos responder a la pregunta "¿dónde estoy?". El estrés
conduce a la tensión muscular (defensas musculares), tanto aguda como
crónica, y esto puede bloquear el estado de bienestar. Inicialmente se
afecta la musculatura voluntaria, luego la contracción se vuelve crónica,
luego inconsciente, y afecta la musculatura involuntaria. El músculo
permanece contraído porque ya no tiene la energía para expandirse. No
sólo eso, un grupo de músculos en tensión ejerce una influencia sobre
otros músculos, tanto por un factor muscular (biomecánico) como
nervioso (las neuronas excitadas excitan a los que están cerca). Esto puede
implicar una alteración postural que, a su vez, a través de la red de
tensegridad formada por el sistema conectivo, afectará a todo el cuerpo y
podrá generar, con el tiempo, innumerables disfunciones
musculoesqueléticas y orgánicas. El sistema muscular también constituye
un sistema de alta prioridad: cuando se activa, los demás sistemas, como
los responsables de la percepción de las sensaciones, la atención, las
actividades cognitivas, etc., se encuentran en un estado de bloqueo
relativo, ya que este estado está vinculado a la ejecución de acciones
importantes para la supervivencia, como la fuga, el ataque, la búsqueda de
alimento, la pareja sexual, el nido. Cualquier actividad física rápida y
convulsiva bloquea tus sentidos. Si transgredes rápidamente la comida no
apreciarás el sabor, si estamos acostumbrados a apretar los puños o la
mandíbula difícilmente nuestro cuerpo estará realmente relajado,
difícilmente nuestra mente percibirá las sensaciones con la misma
intensidad de los verdaderos estados de relajación. Activar los músculos
como si hubiera movimiento significa involucrar a otros músculos,
reduciendo el flujo de sensaciones e ideas.
De todo esto se desprende claramente que el ejercicio físico correcto es
necesario para la salud mundial. La acción positiva de la actividad física
radica en su contribución en lo que respecta a: la relajación de la tensión
muscular y, por lo tanto, psíquica, el restablecimiento del control
neurovegetativo y el ciclo correcto de sueño y vigilia, la normalización de
la presión sanguínea, la mejora del metabolismo y la respiración, el
fortalecimiento del sistema inmunológico, el aumento de la liberación de
endorfinas, la mejora de la capacidad propioceptiva y la coordinación
motora. Por el contrario, la actividad física intensa provoca una sensación
ilusoria de alivio que suele ser sólo temporal: en la práctica, es como
añadir más estrés (psíquico y físico) al ya existente. La naturaleza de la
caminata es, con toda probabilidad, una actividad física muy útil en caso
de estrés. Estos son descubrimientos modernos, pero probablemente ya se
hicieron hace miles de años. Las técnicas orientales como el "qi gong"
("trabajo energético") y el "tai ji quan" ("gimnasia de larga duración") y
las técnicas occidentales como Alexander, Feldenkrais, Mint, TIB
Gimnasia Postural, etc., son sólo algunos ejemplos de métodos específicos
que pueden contribuir con éxito a la restauración de las facultades físicas,
intelectuales y emocionales. . Conclusión El organismo humano funciona
como una red, una red integrada que unifica tanto física como
químicamente los diversos órganos, sistemas y aparatos. Tanto si se trata
de los circuitos cerebrales, activados por las emociones, los pensamientos,
o los circuitos nerviosos vegetativos, activados por las solicitaciones o la
retroalimentación de los órganos o sistemas, tanto si se trata del sistema
conectivo a través de empujes y tensiones mecánicas, tanto si son los
órganos endocrinos o inmunes los que emiten los mensajes, estos últimos,
en su parte fundamental, serán reconocidos por todos los componentes de
la red. La conexión es estrecha y bidireccional. Por lo tanto, existe una
relación bidireccional entre los acontecimientos biológicos, físicos y
psíquicos más que una relación de causa y efecto. Los fenómenos
psíquicos inducen cambios en el resto del cuerpo y, a su vez, los cambios
corporales inducen cambios psíquicos y de comportamiento. Es evidente
que el enfoque terapéutico de los problemas de estrés debe explotar esta
pluralidad de condicionamientos de la "gran conexión" para ser de máxima
eficacia. El objetivo es, por supuesto, ayudar a restaurar la comunicación
equilibrada entre los sistemas. Al mismo tiempo, el conocimiento de estos
mecanismos es una enorme ayuda para prevenir la angustia y lograr un
alto nivel de bienestar psicofísico.
Apéndice:
Consejo "mental".
1. El hombre es ante todo un animal motor y por lo tanto las actividades de
movimiento tienen la ventaja sobre las intelectuales (contrariamente a lo
que normalmente se cree). De esto se deriva el gran poder reequilibrador
en absoluto, incluso desde el punto de vista psíquico, de un simple paseo
en un entorno natural. Por consiguiente, la actividad física correcta es
esencial para la salud psicofísica. El cuerpo y la mente se influyen
mutuamente de manera incisiva, como la psiconeuroinmunología ha
demostrado científicamente.
2. La buena postura y la respiración juegan un papel crucial en la salud
mental. La educación postural y respiratoria son parte integral de un
programa de rehabilitación mental.
3. Una buena educación dietética también es esencial para el bienestar
mental y físico. Los alimentos no sólo proporcionan las "materias primas"
para las células de nuestro cuerpo, sino que también se encuentran en
estrecho contacto, en las paredes intestinales, con los principales sistemas
de regulación de nuestro cuerpo (sistema endocrino, inmunológico y
nervioso), incluyendo, en particular, el "cerebro entérico".
4. Mientras vivamos en esta tierra, estaremos sujetos a las fuerzas o leyes
naturales. Deberían ser aliados porque oponerse a ellos equivaldría a una
cierta derrota.
5. Estamos programados para tolerar incluso el estrés agudo pero a corto
plazo. Por esta razón, en condiciones de fuerte estrés crónico, estamos
destinados, tarde o temprano, a ceder "en el eslabón más débil de nuestra
cadena". Por lo tanto, es necesario actuar a tiempo, alternando entre
períodos de estrés intenso y momentos de gran relajación. Esto debe
hacerse de manera regular y frecuente. Tomar sólo uno o dos largos
períodos de descanso al año puede ser contraproducente y conducir a un
desequilibrio excesivo y demasiado repentino para el cuerpo.
6. El primer objetivo de la especie es su continuación. Por esta razón, la
energía más importante es la energía creativa, es decir, la energía sexual.
Siempre es bueno tener esto en cuenta porque tratar de sofocar tal energía
conduce, como mínimo, a la neurosis, así como tratar de trascenderla, sin
haber conocido antes su fondo. Este es el punto de llegada de todos los
grandes estudiosos de la psique. Tener una vida creativa/sexual
satisfactoria es lo mismo que estar en armonía con la fuerza más poderosa
del universo.
7. En realidad es el condicionamiento neuro-asociado el que determina
nuestro comportamiento en gran medida. Conocerlos y aprender a usarlos
en beneficio propio puede ser importante para nuestro bienestar. El
desarrollo de sus habilidades de visualización es crucial para esto.
8. "Contrariamente a la convicción de muchos, los resultados que
obtenemos (o no obtenemos) dependen de nuestras acciones, es decir, de
nuestro comportamiento, y no de nuestro ser". Richard Bandler.
9. Como nos enseñó Milton Erickson, todos vivimos en realidades
secundarias, cada una en la suya propia. No hay una realidad primaria
compartida por todos por igual. Cada uno vive cada situación a su manera,
filtrándola, basándose en experiencias pasadas, creencias, preconceptos,
condicionamientos, etc. Es de la ignorancia que suele surgir el
malentendido. Para entender al prójimo y así comunicarse con él
eficazmente, primero hay que entrar en su realidad.
10. Ampliar los límites de la propia realidad equivale a aumentar la propia
conciencia. Y este es el objetivo que hay que buscar, porque el aumento de
la conciencia corresponde a un aumento de la libertad, que es lo contrario
de la dependencia. Es mejor escapar de las cosas y personas que crean
adicción psíquica. "El verdadero maestro defiende a sus estudiantes contra
su propia influencia." Amos B. Alcott
11. El verdadero peligro para nuestro planeta y para nuestra especie es la
mediocridad humana. La humildad, la compasión, la moderación, la
fiabilidad, la inclinación a la profundización, al "beneficio de la duda" y a
la diversión son denominadores comunes de los grandes hombres. Hay
muchas religiones pero sólo una verdadera espiritualidad.
12. Es una buena idea llevar a cabo tantas actividades gratificantes como
sea posible utilizando los talentos de cada uno de nosotros. No hacerlo es
una pena que no te haga sentir bien contigo mismo. Al mismo tiempo, es
bueno no sofocar tus talentos con una pasión excesiva y/o "ansiedad por
los resultados".
13. Debemos ayudar a nuestro socio a lograr lo mejor de sí mismo, no
ahogar sus necesidades, expectativas, sueños y talentos aislándolo. Al
mismo tiempo, debemos asegurarnos de que actúa de igual manera con
nosotros.
14. Siempre recordamos que somos humanos y que por lo tanto tenemos
límites que superar. Por lo tanto, no exijamos la perfección a nuestro
socio, es decir, no nos engañemos pensando que él puede darnos todo lo
que necesitamos. Por eso la amistad es un bien indispensable para
nosotros. "Amar no significa encontrar la perfección sino perdonar los
terribles defectos". Rosamunde Pilcher.
15. Como amamos a nuestro prójimo, recordemos siempre amarnos a
nosotros mismos de la misma manera. A menudo hablamos del amor sin
tener en cuenta sus infinitas interpretaciones y facetas diferentes. ¿Pero
qué es el verdadero amor? Ciertamente no el más buscado, es decir, el más
romántico y apasionado. Se basa en la pasión y la emoción y no puede
durar mucho sin empobrecernos y agotarnos (al igual que el estrés
crónico). El amor basado en la pasión es en realidad un escape de nosotros
mismos, un estado de embriaguez que nos aleja de nuestros problemas.
Pero esto puede ser útil para un corto "intervalo de regeneración", no
puede durar mucho tiempo, sería perjudicial para nosotros por el enorme
uso de energía que se necesita. Y una vez agotado el efecto, nuestras
responsabilidades, que la vida nos impone, están ahí para esperarnos,
quizás aumentadas mientras tanto. Cuando la pasión termina
inexorablemente, ¿termina el amor (dejándonos exhaustos)? El verdadero
amor comienza si las condiciones son las adecuadas para que crezca más y
más. Lo que distingue al verdadero amor es el alcance del intercambio de
beneficios mutuos que conlleva. Cuanto mayor sea el valor de estos
últimos, más amaremos verdaderamente a una persona (o a cualquier otro
ser vivo) y seremos amados por ellos. "La amistad, como el amor, requiere
casi tanto arte como una figura de baile de éxito. Requiere mucho impulso
y control, muchos intercambios de palabras y muchos silencios. Y sobre
todo, mucho respeto". R. Nurejev.
16. Nunca se le dará suficiente importancia a la relajación profunda. Este
es el estado en el que damos lo mejor de nosotros mismos desde el punto
de vista mental y físico. Las "iluminaciones" y la regeneración del cuerpo
ocurren en tal situación. De ahí la importancia del sueño profundo y de las
técnicas de relajación (masaje, autohipnosis, actividad física moderada,
etc.).
17. Por el contrario, la excitación prolongada o negativa (es decir,
asociada a sensaciones desagradables como la inseguridad, el miedo, el
malestar), nos hace menos lúcidos y eficientes. Este tipo de excitación es
similar al estrés negativo (angustia). La excitación positiva y a corto plazo
(es decir, asociada a sentimientos de seguridad, dominio de la situación,
placer) es un impulso vital que nos permite hacer frente a situaciones
nuevas y/o repentinas (similar al estrés positivo o eustress). De ahí la
importancia de las pequeñas "transgresiones" o locuras.
18. Es bueno esperar siempre lo inesperado tomando de cada situación un
estímulo para ampliar nuestra conciencia o nuestro crecimiento. La
superficialidad rara vez vale la pena; siempre es bueno profundizar. "Todo
el mundo sabe que algo es imposible de conseguir, hasta que llega un
desprovisto que no lo sabe y lo inventa". Albert Einstein.
19. Actuar es siempre mejor que empollar, pero la acción siempre debe
conducir al bienestar propio y al de los demás con moderación. Muy a
menudo, los obstáculos son más bajos de lo que pensábamos, una vez
enfrentados. "Para borrar el miedo, vuélvete y míralo a la cara: porque lo
que enfrentas abiertamente se disuelve a la luz de la conciencia. Anónimo
20. Al igual que la cirugía, la intervención psiquiátrica, es decir, el uso de
drogas psicotrópicas, debe utilizarse en una emergencia o como último
recurso. En todos los demás casos, es necesario recurrir a un apoyo válido,
profesional, especializado e integrado.
TÉCNICAS PARA LA REGULACIÓN DEL
ESTADO DE ÁNIMO: LA RESPIRACIÓN
Tómese un momento para escuchar su forma de respirar. Probablemente
sólo respiras con una fosa nasal. Extraño, pero esta es nuestra forma de
respirar, ¡con una fosa nasal a la vez! Rara vez usamos ambas fosas
nasales al mismo tiempo. ¿Por qué la naturaleza nos dio entonces dos
fosas nasales? ¿No era suficiente una fosa nasal? Y ya que tenemos dos
fosas nasales, ¿por qué usamos sólo una a la vez? Pero entonces, ¿respirar
con la nariz es realmente tan importante? ¿Qué perdemos (y qué nos
pasaría) si siempre respiramos con la misma fosa nasal durante años o,
peor aún, si incluso respiramos con la boca?
Lleva un segundo, y es cuando el oxígeno que acabamos de respirar con el
aire impregna todo nuestro cuerpo. Y mientras se mueve en dirección a los
alvéolos pulmonares, la corriente de aire acaricia el nervio olfativo, el más
corto de todos los nervios en contacto directo con el cerebro (nervios
craneales).
Noticias curiosas: Recientemente se ha descubierto que aquellos que han
estado meditando durante muchos años desarrollan un engrosamiento en
regiones específicas de la corteza cerebral derecha. Dado el vínculo entre
los hemisferios cerebrales y el ciclo nasal - que se discutirá en breve - si
quien medita habitualmente desarrolla más el hemisferio derecho,
entonces consciente o inconscientemente asume una postura como la de
abrir la fosa nasal izquierda.
¿Qué significa esta declaración sibilina? Comparémoslo por un momento
con este otro hecho: cuando comienzas una sesión de meditación, la
respiración con la fosa nasal izquierda te permite alcanzar el estado
meditativo inicial más rápidamente. Y de nuevo: cuando te sientes
agitado, enojado o particularmente excitado - porque tal vez estás
respirando con tu fosa nasal derecha y comienzas a respirar con la
izquierda - después de unos minutos es fácil notar el predecible efecto
calmante de esta extraña práctica.
¿Pero cómo mueves conscientemente tu respiración de una fosa nasal a
otra? Los "trucos" de los yoguis indios, conocidos desde hace miles de
años, vienen en nuestra ayuda.
Si desea respirar con una fosa nasal bloqueada (por ejemplo, porque está
congestionada), no intente nunca desbloquearla ocluyendo la otra con un
dedo e intentando respirar a través de la bloqueada. En cambio, basta con
mover el peso del cuerpo desde el mismo lado de la fosa nasal abierta:
después de unos momentos se puede oír abrirse la fosa bloqueada, y la que
está justo antes de abrirse se ocluye; ¡todo eso es automáticamente! O,
simplemente comprime una pequeña almohada o una pelota de tenis bajo
una axila, y después de unos segundos se abre y toma para respirar
selectivamente la fosa nasal del otro lado! Si estás haciendo cola en la
oficina de correos y estás perdiendo la paciencia, entonces simplemente
mueve el peso de tu cuerpo hacia la derecha, para abrir la fosa nasal
izquierda, activar el hemisferio cerebral derecho y obtener el previsible
efecto calmante. Del mismo modo, mover el peso hacia la nalga derecha
hace que sea más fácil y rápido comenzar la sesión de meditación. De
hecho, cualquier individuo, sin ninguna educación específica, puede
modificar a voluntad su actividad cerebral (y por lo tanto su metabolismo)
moviéndola de un lado a otro. Así como hay una dominancia para las
manos (zurdas o diestras) y para los ojos, también hay una dominancia
para las fosas nasales. Cada uno de nosotros se siente cómodo respirando
más con una fosa nasal que con la otra. Los dos hemisferios cerebrales son
el hogar de dos tipos diferentes de inteligencia y habilidades,
aparentemente opuestas, en realidad complementarias. Estas formas
separadas de inteligencia localizadas en cada hemisferio requieren un
mayor apoyo metabólico del lado opuesto del cuerpo y esto sugiere, por
primera vez, una relación demostrable entre los cambios en el estado
mental y las funciones metabólicas específicas, como se verá en el
capítulo sobre la investigación médica. La importancia de la ciencia
yóguica de la respiración está ahora decodificada y su objetivo, visto
desde el punto de vista occidental, es lograr la coherencia neurológica
entre los dos hemisferios cerebrales. DEFINICIÓN DE CICLO NASAL No
se puede respirar simultáneamente por ambas fosas nasales, sino por una a
la vez, mientras que la otra permanece en estado de hipofuncionalidad
hasta que llega su turno. El ciclo nasal es la alternancia rítmica de las dos
fosas nasales como lugar de paso del aire respirado. La fosa nasal por la
que pasa el aire está en estado de descongestión, mientras que la que está
en reposo está congestionada. Este ritmo está regulado por el sistema
nervioso autónomo (simpático y parasimpático).
Recientes descubrimientos en el campo de la neurociencia han demostrado
que el ciclo nasal está ligado de manera compleja al ritmo ultradiano de la
actividad alterna de los hemisferios cerebrales. Sin embargo, aunque se
reconoce su existencia, el fenómeno ha despertado en general poca
curiosidad entre los investigadores de la medicina occidental moderna. Por
el contrario, la respiración alterna de las fosas nasales es de importancia
central en varias prácticas médicas arcaicas como el pranayama y el yoga,
así como en varios sistemas modernos de medicina natural. HISTORIA
Las primeras observaciones históricamente documentadas sobre el proceso
de congestión/descongestión relativa de las fosas nasales fueron hechas
por el fisiólogo alemán Kayser hacia finales del siglo XIX. Kayser
describió este fenómeno como un "ciclo nasal", vinculándolo a la
alternancia del tono vasomotor periférico en ambos lados del cuerpo.
Kayser también observó que el ciclo nasal estaba vinculado a otras
manifestaciones: la relativa dilatación/contracción de las pupilas, la mayor
o menor actividad de las glándulas salivales y las secreciones mucosas
nasales. Estos resultados de Kayser están contenidos en una serie de
artículos que representan el primer documento científico que atestigua la
confirmación del conocimiento de la medicina yóguica por parte de la
ciencia occidental. El ciclo nasal fue estudiado más tarde en varios
laboratorios de todo el mundo y fue objeto de artículos en diversas revistas
científicas, pero no fue hasta 1951 que un erudito llamado Beickert
reanudó la exploración simultánea de varias manifestaciones fisiológicas
relacionadas entre sí y sujetas al control del sistema nervioso. Beickert
hizo observaciones similares a las de Kayser, describiendo las
manifestaciones fisiológicas mencionadas como "ritmos de inervación
vegetativa a medias"; y fue más allá de las conclusiones de Kayser al
sugerir la existencia de ciclos similares también en la circulación cerebral
(una hipótesis que no pudo probar), y también redescubriendo un artículo
en Springorum y Centenaro, 1957, que contenía resultados experimentales
que demostraban el curso cíclico del flujo renal. Mientras tanto, el ciclo
nasal fue estudiado principalmente por otorrinolaringólogos, con
propósitos más aplicativos que teóricos. De hecho, esas investigaciones
estaban orientadas a la terapia de las obstrucciones nasales crónicas, tanto
unilaterales como bilaterales, y a aliviar la congestión nasal. Esto condujo
a un conocimiento más profundo de la anatomía y la fisiología subyacente
al ciclo nasal. Por ejemplo, se observó la alternancia del predominio de las
inervaciones del sistema simpático y las del sistema parasimpático,
presentes en las mucosas de las dos fosas nasales, subrayando cómo esta
alternancia determina el ciclo nasal. En la fosa nasal derecha causa
vasoconstricción y la consiguiente descongestión de esta vía nasal,
aumentando el flujo de aire; este predominio va acompañado de la
prevalencia del parasimpático en la fosa nasal izquierda que causa su
congestión.
LA INVESTIGACIÓN MÉDICA
El vínculo entre el ciclo nasal, la dominancia del hemisferio cerebral, los
ritmos ultradianos y el sistema nervioso autónomo ha sido confirmado en
varios laboratorios científicos independientes.
Shannahoff-Khalsa y tres de sus coinvestigadores, Flou Bloom del
Instituto Salk, Deborah Werntz y Reginald Bickford de la Facultad de
Medicina de la Universidad de California en San Diego, hicieron una
demostración experimental de la primera prueba concluyente del vínculo
entre el ciclo nasal y el sistema nervioso autónomo. El ciclo nasal podría
ser la puerta de entrada al conocimiento de uno de los ritmos más
importantes presentes en el cuerpo.
Esta investigación sugiere que este ciclo de alternancia de la actividad de
la naro-hemisfera está en general conectado con el ciclo fundamental de
actividad de descanso, incluyendo también los dos ciclos de sueño
alternados: REM (movimientos oculares rápidos) y no REM (sueño
profundo y sin movimientos). Los científicos chinos han mostrado un gran
interés en esta investigación, que añade una nueva dimensión a la
comprensión de su teoría de los estados del sistema cuerpo-mente,
definidos como el Yin (estado pasivo) y el Yang (estado activo). La
hipótesis de la correlación entre los ciclos nasales y la función general del
cuerpo, si se demuestra concretamente, podría llevar a la creencia en las
antiguas enseñanzas yoguis sobre el pranayama, o respiración. En 1981
Werntz y otros propusieron la existencia de una relación entre los
numerosos fenómenos ultradianos y los hemisferios del ritmo del ciclo
nasal/cerebro, sugiriendo que el hipotálamo era responsable del control e
integración de los diversos fenómenos cíclicos. Se sabe que el hipotálamo
es el principal centro de control del funcionamiento del SNA. La tesis de
W. representa una extensión de la relación entre el SNA y el SNC. La lista
de fenómenos ultradianos que estarían relacionados con la actividad
hipotalámica incluye la dilatación/contracción de las pupilas, el soñar
despierto, la actividad locomotora, la secreción/movilidad gastrointestinal,
la capacidad de resistencia motora, la salivación, el hambre y las
actividades orales, el ritmo cardíaco, la temperatura corporal, la micción,
los tiempos de reacción, la presión sanguínea y especialmente las
hormonas de la glándula pituitaria: la hormona luteinizante, la hormona
somatotrópica y la prolactina. Stocksed y Eccles ya habían avanzado la
hipótesis de que el hipotálamo podría ser el responsable de controlar las
transiciones cíclicas de la resistencia nasal. Los experimentos con gatos
han excluido la influencia directa - tanto mono como bilateral - del
hipotálamo en las inervaciones del simpático en la mucosa nasal. Otros
trabajos (Werntz, Bickford, Bloom y Shannahoff-Khalsa, 1980, '81, '83)
han destacado el vínculo entre el ciclo nasal y los ritmos ultradianos
bipolares de la actividad cerebral. En este estudio se aplicaron por primera
vez las técnicas modernas de la fisiología, en un intento de demostrar la
posible presencia de ciclos de alternancia en la actividad de los dos
hemisferios cerebrales, en sujetos humanos en estado de vigilia. Este
ritmo innato del Sistema Nervioso Central no sólo está conectado al ritmo
del Sistema Nervioso Autónomo, sino que también es otra expresión del
mismo fenómeno, estudiado desde un ángulo diferente. Es sorprendente
que la relación entre el ritmo cerebral y el ciclo nasal y otras regiones
periféricas relacionadas fuera una parte integral de la ciencia yóguica hace
miles de años.
En los estudios de Werntz, Bickford, Bloom y Shannahoff-Khalsa, 1980,
'81, '83 se utilizó un dispositivo EEG estándar para registrar la actividad
de ambos hemisferios, tomando las señales de ambos hemisferios (cuyas
amplitudes en el rango de frecuencia de 1 a 33 Hz fueron procesadas
electrónicamente mediante un proceso de rectificación, integración y
sustracción, con un integrador como Drohochi), para así destacar cuál de
los dos hemisferios generaba una señal de mayor amplitud. Al mismo
tiempo, se registró el volumen de aire inhalado/expirado por cada fosa
nasal. Los experimentos se llevaron a cabo en 43 sujetos que desconocían
el propósito de la investigación, durante un tiempo relacionado con la
capacidad del sujeto para permanecer inmóvil (y sin tensiones musculares
que pudieran causar interferencias en el electroencefalograma) y el tiempo
necesario para registrar, de ser posible, al menos una transición del ciclo
nasal. Un examen crítico de los resultados muestra una correlación
estadísticamente significativa entre la amplitud de la señal del EEG de un
hemisferio y la prevalencia de la fosa nasal contralateral (= en el lado
opuesto al hemisferio), con una correspondencia entre la transición del
ciclo cerebral y la transición del ciclo nasal, y un cambio de fase (positivo
o negativo) entre las dos transiciones de unos pocos minutos. "La mucosa
nasal es uno de los tejidos más ricos... atravesados por los nervios de las
ramas simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo", dijo
Werntz y colaboradores (Human Neurobiology 6: 165-171, 1982).
Un dominio simpático más pronunciado reduce la actividad mental del
hemisferio en el mismo lado.
Werntz, et al. (1981. '87), y Srinivasan (1986) estudiaron en el laboratorio
mediante técnicas de EEG los efectos corticales de los patrones
respiratorios alternos, demostrando que. es posible estimular
selectivamente ambos hemisferios. A los sujetos no entrenados se les
pidió que realizaran la respiración forzada en una sola fosa nasal, y se
observaron alteraciones significativas de las señales del EEG, lo que
atestigua la transición a la dominancia del hemisferio opuesto. Un estudio
de 88 personas, 126 hombres y 70 mujeres, todos diestros, demostró que el
predominio de la fosa nasal derecha corresponde a una mayor capacidad
verbal, mientras que el predominio de la fosa nasal izquierda se asocia a
una mayor capacidad espacial. Esta conclusión es coherente con la tesis de
la "dominación contralateral" apoyada por la medicina yóguica, que es
también la tesis más razonable desde el punto de vista anatómico. El
aumento de la actividad mental está presumiblemente relacionado con un
aumento de la circulación sanguínea, si el ritmo cerebral y el ciclo nasal
son el reflejo del mismo fenómeno dominado por la dilatación/contracción
de los vasos sanguíneos. Dado que las fibras nerviosas del sistema
autónomo no se cruzan con las del sistema somatosensorial, el predominio
de la fosa nasal derecha (es decir, el aumento de la actividad del
simpático) corresponde a una mayor actividad del parasimpático en el
hemisferio contralateral y, por lo tanto, a una mayor afluencia de sangre,
lo que permite una mayor actividad mental.
Recientes estudios sobre el ciclo nasal destinados a comparar los niveles
de plasma en el círculo venoso muestran niveles alternos de norepinefrina,
epinefrina y dopamina a ambos lados de la copra con el ritmo de la
actividad simpática dentro de la nariz. Además, se ha demostrado que la
observación de los cambios de color de la piel en los recién nacidos se
correlaciona con los ritmos de alternancia nasal. Otros estudios coinciden
en que la transición del ciclo nasal (cambio de la fosa nasal más activa)
siempre va acompañada de una transición similar en los hemisferios
cerebrales. Según la medicina yóguica, este ritmo en individuos sanos y en
condiciones normales (diferentes de las artificiales de un laboratorio,
donde las actividades de los sujetos se reducen al mínimo) corresponde a
10 ciclos por día, o un período de 2,5 horas de duración media de un ciclo.
Los estudiosos occidentales encontraron tiempos promedio variables, del
orden de unas pocas horas (de 3 a 8). Los resultados varían de un grupo de
investigación a otro y se relacionan con las condiciones de laboratorio, por
lo que se puede considerar que la concordancia con la cifra de 2,5 horas es,
en general, aceptable. Los ritmos ultradianos del sueño REM y del sueño
no REM corresponden a un período medio de 80 a 120 minutos, con el
alargamiento progresivo de la fase REM durante la noche. La
remuneración nocturna del ritmo cerebral debe reflejar claramente alguna
forma de compensación que ayude a restablecer la homeostasis. En
Kundalini Yoga el "sueño de la fosa nasal derecha" es el equivalente al
sueño REM y el "sueño de la fosa nasal izquierda" es el equivalente al
sueño no REM. El sonambulismo se produce durante el predominio de la
fosa nasal izquierda. La medicina yóguica también enseña que dormir de
lado puede inducir cambios a nivel del SNA. Si se duerme sobre el lado
derecho o se aplica presión sobre el quinto espacio intercostal debajo de la
axila derecha (o izquierda), en un sujeto derecho, se activan la fosa nasal
izquierda (o derecha) y el hemisferio derecho (o izquierda). Este es un
sustituto primitivo de las técnicas yóguicas de control a través de la mente
del SNA o el SNA. También sabes que cuando te acuestas del lado derecho
te duermes más profundamente. Existen observaciones similares en la
ciencia occidental con respecto al efecto en el ciclo nasal de la presión
aplicada al espacio intercostal, así como el efecto de la gravedad o de estar
acostado de lado. CICLO NASAL, MENTE, EMOCIONES Y SU
MODULACIÓN El ciclo nasal no sólo es un marcador de la actividad
cerebral hemisférica, sino que también puede ser utilizado para cambiar
voluntariamente la localización a la actividad de importantes centros en el
cerebro y el sistema nervioso autónomo involucrados en el control
cibernético de la mayoría de los órganos internos, tejidos y células del
cuerpo. Algunos investigadores tienen la hipótesis de que este vínculo
entre la nariz, el cerebro y la mente podría ser la forma en que la antigua
práctica de control de la respiración en el yoga permitió a su vez el control
de las funciones vegetativas por las que los seguidores orientales son tan
famosos. Estas reflexiones inspiraron la tesis doctoral de Darlene
Osowiec, que afirmó como reales las asociaciones hipotéticas entre el
ritmo nasal de los ultrasonidos, la ansiedad, los síntomas de estrés y los
procesos de autoafirmación de la personalidad. El investigador descubrió
que existe una correlación positiva estadísticamente significativa entre
1) individuos auto-afirmantes con bajos niveles de ansiedad y síntomas
relacionados con el estrés y un ciclo nasal regular; y
2) individuos no auto-afectivos con altos niveles de ansiedad y síntomas
relacionados con el estrés e irregularidades en el ciclo nasal.
Esto recuerda a los estudios de Riga (1957) que, observando a los
pacientes con obstrucción crónica de una fosa nasal (derecha o izquierda),
encontraron que la obstrucción crónica de la fosa nasal derecha se
asociaba más a menudo con problemas físicos y psicológicos. Estas
conclusiones sugieren una relectura cuidadosa de los antiguos textos
indios que hacen hincapié en que un ciclo nasal irregular y, en particular,
el caso en que un individuo permanece "bloqueado" para respirar con la
misma fosa nasal durante largos períodos está vinculado a enfermedades y
trastornos mentales (Rama, Ballentine y Ajaya, 1976). Curiosa pero no
demasiado, en este punto, la declaración de los yoguis indios de que los
individuos con diabetes han estado respirando durante demasiados años
con sólo la fosa nasal derecha! Según la medicina yóguica, el principal
mecanismo de autocontrol se basa en el control consciente del volumen de
aire inhalado/expirado en cada fosa nasal. Además de la forma más obvia,
que consiste en actuar directamente sobre el volumen de aire que pasa por
la fosa nasal, existe una técnica menos obvia, basada en el sonido, que
afecta al SNC.
APLICACIONES
El dominio de la fosa nasal derecha - hemisferio izquierdo corresponde a
fases de mayor actividad, el dominio de la fosa nasal izquierda -
hemisferio derecho corresponde a fases de reposo. El hallazgo tiene, en sí
mismo, implicaciones esenciales para el desarrollo de técnicas de
autorregulación, dice Shannahoff-Khalsa, y "demuestra la capacidad del
individuo para modificar la actividad cerebral y los procesos fisiológicos
asociados de manera no invasiva, selectiva y predecible". El
descubrimiento podría aplicarse al tratamiento de trastornos mentales
lateralizados; algunos tipos de esquizofrenia, por ejemplo, parecen reflejar
disfunciones en el hemisferio izquierdo, los trastornos maníaco-depresivos
podrían indicar disfunciones en el hemisferio derecho. La respiración de
una fosa nasal estimula la actividad del hemisferio cerebral opuesto. Este
descubrimiento sugiere la posibilidad de una terapia de los trastornos del
estado de ánimo y los trastornos mentales sin recurrir a agentes
farmacológicos externos. La esquizofrenia parece estar asociada a una
disfunción grave del hemisferio izquierdo, mientras que la depresión y
otros trastornos relacionados con el estado de ánimo se deben a una
disfunción del hemisferio derecho. En las fases más agudas de estos
trastornos, uno de los dos hemisferios trabaja más que el otro, cuya
actividad es, en cambio, inferior a la normal. En un caso de doble
personalidad en 1955, dos pacientes alternaron la dominancia nasal cuando
cambiaron de una personalidad extrema a otra. Las posibles aplicaciones
prácticas de este "re" descubrimiento de la medicina occidental moderna
parecen ser tan vastas como el propio sistema nervioso autónomo. 9 Por
ejemplo, un experimento en el campo de la oftalmología en 1990. En los
pacientes con glaucoma simple, se sabe que el tono vagal básico ha
aumentado. Por lo tanto, se pensó en inducir una vagotomía funcional
mediante la respiración forzada a través de la fosa nasal derecha
solamente durante 20 minutos (recuerde que esto induce una activación
selectiva del hemisferio cerebral izquierdo y, por lo tanto, un aumento del
tono simpático básico), y esto condujo a una reducción bilateral del 25%
de la presión intraocular en 46 pacientes, con un efecto casi inmediato, y
con una ganancia neta en comparación con el uso de drogas sintéticas
dedicadas. CONCLUSIONES A la luz de lo anterior, la importancia de la
respiración por la nariz adquiere una inusual, curiosa pero de fundamental
importancia en el campo de la neurociencia y la medicina interna en
general. Recordemos que la nariz, o más bien su peculiar organización
nerviosa y energética, es el órgano más importante para la absorción de los
iones negativos, tan fundamental en la economía energética de nuestro
organismo, similar al "prana" de la tradición yóguica india (véase "Por qué
el aire debe pasar por la nariz, indicios de otorrinolaringología
ayurvédica" en la sección "Nariz").
CONCLUSIONES

Ahora vemos que, a través de la cuidadosa modulación del paso del aire
por las fosas nasales, es incluso posible interactuar conscientemente con
nuestro sistema nervioso autónomo, induciendo estados de relajación
(parasimpático), de hiperactividad (simpático), hasta estados alterados de
conciencia. La aplicación práctica de estos valiosos descubrimientos se
encuentra todavía en estado embrionario, pero parece tener un gran futuro
en el campo de la prevención de las enfermedades metabólicas crónicas,
tan comunes en la sociedad occidental moderna.

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