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Para evitar buena parte de ese riesgo, y tras asegurarnos de que no existen
contraindicaciones por motivos de salud, podemos seguir dos caminos: comenzar nuestra
actividad al aire libre con la debida moderación e incrementando gradualmente los
esfuerzos o prepararnos con cierta antelación, y las mismas precauciones, en las
instalaciones cubiertas de nuestros municipios.
¿Cómo empezar?
El primer paso para los sedentarios que quieren dejar de serlo puede consistir,
sencillamente, en cambiar ciertos hábitos cotidianos. Por ejemplo, subamos escaleras en
lugar de recurrir al ascensor o dejemos de utilizar el vehículo privado y acudamos
andando a la parada del transporte público.
Los de carácter aeróbico; por ejemplo, andar, trotar, nadar, rodar en bicicleta,
patinar, remar o palear en una piragua, adaptándose siempre la actividad seleccionada a
las cualidades de la persona.
Debemos puntualizar aquí que algunas actividades, como correr o saltar, debido
al impacto que provocan sobre ciertas articulaciones, no serían adecuadas para cualquier
persona.
Esa misma institución recomienda una duración mínima de unos 30 minutos que,
poco a poco, en función de nuestra capacidad y del tipo de ejercicio, prolongaremos
hasta unos 60 minutos.
¿A qué intensidad conviene realizar el esfuerzo?
Hemos de ser moderados. Un excesivo ímpetu inicial solo nos traerá problemas y
corremos el riesgo de que a una “arrancada de caballo” siga una “parada de burro”.
Además, los primeros gestos que realicemos no deben ser complicados desde el
punto de vista técnico, sino sencillos, ya que en frío, la coordinación no es perfecta y
corremos mas riesgo de sufrir lesiones.
A partir de ese momento es cuando podemos trabajar con más seguridad a los
ritmos citados.
¡Vale!, hasta ahora muy bien, pero ¿cómo calculamos la intensidad de trabajo?
Mujeres:
Hombres:
Es decir que esa persona debiera procurar que su corazón, durante el núcleo
central de cada sesión de preparación, se mantuviera entre 126 y 150 pulsaciones cada
minuto.
En cualquier caso, es preciso advertir que las cifras propuestas son orientativas y
varían ligeramente en función de la actividad deportiva escogida y de otros factores,
como el terreno, la temperatura ambiente, etcétera.