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b.) Las acciones y las omisiones o silencios de los Estados: aquiescencia y estoppel
Los principios rectores adoptados por la CDI en 2006, se refieren exclusivamente a las
declaraciones unilaterales de los Estados y no resultan aplicables a otros
comportamientos unilaterales, como las acciones y las omisiones o silencios de los
Estados. Sin embargo, estos también pueden producir ciertos efectos jurídicos, no tanto
en el ámbito de la creación de derechos y obligaciones internacionales, sino más bien en
cuanto a la conservación, modificación o extinción de los mismos.
De esta manera, los Estados pueden quedar vinculados tanto por el contenido de sus
declaraciones, como por sus actuaciones, ya sean positivas o negativas. Así, además de
dar lugar a costumbres internacionales jurídicamente vinculantes, también son
relevantes de manera aislada, en la medida en la que generan unas expectativas para
otros Estados que han de ser respetadas, como consecuencia de la doctrina de estoppel.
El estoppel supone una limitación a la capacidad de actuar de los Estados, que quedan
vinculados por sus comportamientos y declaraciones, de modo que no podrán variarlos
si de ellos se derivan consecuencias perjudiciales para otros Estados que hayan confiado
de buena fe en esa línea de conducta, obrando en consecuencia. Es decir, el Estado no
puede contradecirse después defendiendo posiciones distintas a las de su
comportamiento original.
De esta manera, lo fundamental en este caso no es la intención del Estado de crear
obligaciones jurídicas (característica esencial de las declaraciones unilaterales), sino la
expectativa que se crea a otro Estado acerca de que esa conducta será mantenida.
*Ejemplo de estoppel: la controversia que enfrentó a Nicaragua y Honduras acerca de la
validez de la decisión arbitral dictada en 1906 por el rey Alfonso XIII para resolver el
conflicto territorial entre ambos territorios. La CIJ, teniendo en cuenta que Nicaragua
había puesto de manifiesto durante años, mediante sus declaraciones y su
comportamiento, que aceptaba tanto el procedimiento arbitral como el laudo dictado
por el rey de España, decidió que su cambio de opinión al respecto, solicitando la nulidad
de dicha sentencia arbitral, era inadmisible, ya que iba en detrimento de los intereses de
Honduras*
El estoppel resulta operativo tanto en acciones positivas como en actitudes pasivas,
como es el caso del silencio o la inacción. Esto último se asimila mucho a la aquiescencia.
Esta última pretende garantizar la seguridad jurídica e introducir coherencia en las
relaciones internacionales. Ha sido acogida por la CIJ para declarar o descartar la
oponibilidad de ciertas situaciones a los Estados, que las han admitido o reconocido
tácitamente con su comportamiento, o que, por el contrario, las han rechazado.
Si las declaraciones unilaterales generan obligaciones internacionales para el Estado que
las emite, su silencio o inacción también puede provocar en determinadas situaciones,
la pérdida de los derechos que le reconoce alguna norma convencional o
consuetudinaria.
El OI exige que los Estados se comporten de forma activa e inequívoca ante los hechos
susceptibles de alterar su situación jurídica particular. Así, si un Estado ve amenazados
sus legítimos derechos por la conducta de otro, deberá defender los mismos y protestar
explícitamente para evitar su extinción por efecto de la aquiescencia, pues el silencio
puede interpretarse como una aceptación implícita de los mismos y de las consecuencias
que de ellos se derivan.
Esta aquiescencia opera fundamentalmente en los conflictos territoriales, siendo clave
en muchos de ellos para decidir a quien le corresponde la soberanía sobre un territorio
determinado.
*Ejemplo de aquiescencia: el enfrentamiento tras la descolonización a Tailandia y
Camboya en relación con la región conocida como Templo de Preah Vihear. En este caso
Francia (potencia colonial de Camboya) y Tailandia habían firmado en 1904 un Convenio
para delimitar dicha zona, al que se incorporó en 1908 un mapa como anexo; según dicho
mapa, el templo quedaba sobre soberanía francesa. Tras más de 50 años de silencio, en
1959 Tailandia decide impugnar la validez del mapa, alegando error como vicio del
consentimiento. Tras someter este asunto ante la CIJ por parte de Camboya, la Corte
rechaza el argumento tailandés de nulidad, por entender que la falta de reacción al mapa
durante numerosos años por parte de las autoridades tailandesas debe ser considerada
como aquiescencia o aceptación tácita*
Según la CIJ, para que la aquiescencia produzca efectos jurídicos se requiere:
❖ La PUBLICIDAD de los hechos:
Es necesario que la circunstancia capaz de modificar o extinguir derechos
internacionales vigentes sea conocida por los Estados afectados. En algunos
casos se remite una notificación donde el Estado informa del hecho o situación
del que pueden derivarse consecuencias jurídicas (tras esto se considerará
conocido por el Estado o los Estados notificados).
A falta de notificación, el conocimiento del hecho o de la situación que puede
conllevar la pérdida de un derecho habrá de deducirse del comportamiento de
los Estados interesados y de las circunstancias del caso. Según la CIJ, no es
admisible que un Estado ignore aquellas actuaciones de otros Estados que
afectan a sus intereses.
*Podemos poner de ejemplo la inacción del Reino Unido en cuanto al trazado que
realizó Noruega de líneas de base recta en sus costas y para medir el mar
territorial y otros espacios marítimos. En este sentido cabe definir un Estado
ribereño como aquel que tiene litoral marítimo o es ribereño de un río o un lago
internacional pudiendo ejercer su soberanía o jurisdicción sobre dichos espacios*
Por lo general, no es común que los Estados miembros doten a las OI de capacidad para
adoptar actos normativos que les obliguen (sí es el caso de las Naciones Unidas y la
Unión Europea), siendo lo frecuente que sus resoluciones constituyan meras
recomendaciones no vinculantes.
En este sentido:
➢ La Carta de las Naciones Unidas dispone que sus miembros deben aceptar y
cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad, que, además de ser obligatorias,
prevalecen sobre cualquier otra obligación convencional que les vincule.
La importancia de las resoluciones del Consejo de Seguridad radica en que se
adoptan para el mantenimiento o restablecimiento de la paz y la seguridad
internacionales, determinando medidas tales como la interrupción de las
relaciones económicas o las comunicaciones con un Estado, o aprobando
acciones militares contra el mismo.
➢ El Tratado de funcionamiento de la Unión Europea (1957-2007) dispone que
para ejercer sus competencias, las instituciones adoptarán reglamentos,
directivas, decisiones, recomendaciones y dictámenes (los tres primeros tienen
carácter obligatorio: los reglamentos para todos los Estados miembros y las
directivas y las decisiones solo para sus destinatarios), cuya relevancia práctica
es enorme debido a su elevado número, a los múltiples y muy importantes
sectores de la actividad estatal y ciudadana que regulan, y al hecho de que
prevalecen sobre todas las normas del derecho interno de los Estados miembros.
Mención aparte merecen las resoluciones que (en forma de sentencias) adoptan los
órganos jurisdiccionales de algunas OI para solucionar los conflictos que les planteen los
Estados miembros, los propios órganos de la Organización o incluso los particulares (por
ejemplo la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas, el Tribunal de Justicia
de la Unión Europea, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos del Consejo de Europa o
la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados
Americanos).
Además de producir normas jurídicas mediante la aprobación de resoluciones
vinculantes para los Estados, las OI contribuyen de distintas maneras a la formación de
las normas convencionales y consuetudinarias internacionales.
Por un lado, preparan proyectos de tratados que los Estados miembros pueden convertir
en normas obligatorias (mediante su ratificación) o convocan y auspician a la celebración
de conferencias internacionales de codificación para que los Estados negocien y adopten
el convenio en cuestión.
Por otro lado, también es posible que el contenido de los actos no vinculantes aprobados
por una OI pueda resultar obligatorio para los Estados miembros al haber sido positivado
por otros procedimientos.
Así, al igual que ocurre con la costumbre y los tratados, las resoluciones de la Asamblea
General también pueden producir efectos declarativos, cristalizadores o generadores
sobre el proceso de formación de la costumbre:
o En algunos casos, la resolución se limita a declarar por escrito una norma
consuetudinaria existente en el momento de su aprobación.
o En otros supuestos, la resolución puede cristalizar una norma consuetudinaria
que estaba pendiente de consolidarse, contribuyendo a culminar su proceso de
formación.
o Y, por último, como consecuencia de la aprobación de la resolución, se puede
generar una nueva regla consuetudinaria.
Para que tales efectos se produzcan no basta con que la Asamblea General apruebe la
resolución correspondiente, sino que también deben conjugarse el elemento material
(práctica constante y uniforme) y el elemento subjetivo (convicción acerca de la
obligatoriedad de la misma).
Dentro del marco de los sistemas dualistas existen dos modelos: por un lado, el dualismo
puro que exige la transformación de la norma internacional en ley interna; y por otro
lado, el dualismo moderado que exige que para la integración de la norma internacional
en el Derecho interno basta con un simple acto de recepción de la misma, como puede
ser el de su publicación oficial.
Entre las fórmulas más utilizadas para conjugar la coherencia y la armonía entre ambos
ordenamientos (interno e internacional) se pueden destacar las siguientes: la técnica de
la remisión, el mecanismo del complemento y la tesis de la dependencia:
A.) Remisión. Esta técnica consiste en la remisión del Derecho interno al Derecho
Internacional, o, por el contrario, en la remisión del Derecho Internacional al
Derecho interno. El objetivo de la misma es determinar el alcance o el significado
de ciertas normas, ya sean internacionales o nacionales. Podemos poner de
ejemplo:
❖ Remisión del Derecho interno al Derecho Internacional: ponemos de
ejemplo el art. 21.2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial española (LOPJ)
donde se excluye de la jurisdicción de los jueces y tribunales españoles
los supuestos de inmunidad de jurisdicción y de ejecución establecidos
por las normas de Derecho Internacional Público. Debido a esto, la norma
interna se remite a la regulación internacional en materia de inmunidades
(de jurisdicción y de ejecución) que es esencialmente consuetudinaria.
❖ Remisión del Derecho internacional al Derecho interno: es el caso de la
institución de la protección diplomática. Así, todo Estado tiene el deber
internacional de respetar ciertos derechos básicos a los extranjeros que
se encuentran en su territorio, como, por ejemplo, el derecho a la tutela
judicial efectiva. Si el Estado viola esta obligación internacional, el Estado
de nacionalidad del extranjero puede ejercer la protección diplomática a
su favor, exigiendo al Estado infractor una reparación. La determinación
de la nacionalidad de una persona no la establece el Derecho
Internacional sino los Derechos internos (por medio de su legislación)
B.) Complemento. Las relaciones por vía de Complemento son frecuentes y se
manifiestan especialmente en los Tratados Internacionales non self-executing
(aquellos que precisan el desarrollo de medidas legislativas de menor rango para
su ejecución). Tal es el caso del Convenio para la represión y el castigo del delito
de genocidio de 1948 o del Convenio contra la tortura de 1984, pues estos
tratados exigen a los Estados parte que tipifiquen y sancionen tales conductas en
su Derecho interno. El objetivo de esta técnica es que las normas internas
complementen a las normas internacionales.
C.) Dependencia. Esto hace referencia a la subordinación de una norma interna
respecto de una norma internacional que autoriza al Estado a regular una
determinada situación. Podemos poner de ejemplo las normas internacionales
sobre el Derecho del Mar, que permiten a los Estados establecer (a través de su
legislación interna), mares territoriales de hasta 12 millas de anchura y zonas
económicas exclusivas (ZEEs) de hasta 200 millas náuticas. Así, tanto la
delimitación de esos espacios marinos como los derechos que los Estados
disfrutan en ellos tienen que ajustarse a las previsiones del ordenamiento
internacional. Si no fuera así, la norma interna no sería oponible a los terceros
Estados y su aplicación constituiría un hecho ilícito generador de responsabilidad
internacional. Esta relación de dependencia se basa en la primacía del Derecho
Internacional.
El artículo 96.1 de la CE y el artículo 28.1 de la Ley 25/2014 de Tratados disponen que las
disposiciones de los tratados internacionales “solo podrán ser derogadas, modificadas o
suspendidas en la forma prevista en los propios tratados o de acuerdo con las normas
generales del Derecho internacional”, lo que significa que la Constitución:
➢ Equipara, a nivel interno, el rango de las costumbres internacionales y el de los
tratados (pues como hemos dicho anteriormente, las normas consuetudinarias y
las convencionales tienen en el plano internacional el mismo rango y la misma
fuerza jurídica, distinguiéndose únicamente por su procedimiento de formación
y por sus técnicas de aplicación)
➢ Establece la primacía de las normas convencionales (tratados y costumbres)
sobre las leyes internas.
Esta primacía (supralegalidad) de los tratados internacionales sobre las leyes internas,
viene recogida en el artículo 31 de la Ley 25/2014 que dice que “las normas jurídicas
contenidas en los tratados internacionales válidamente celebrados y publicados
oficialmente prevalecerán sobre cualquier otra norma del ordenamiento interno en caso
de conflicto con ellas, salvo las normas de rango constitucional”.
Así, en el derecho español los tratados tienen rango supralegal, pero infraconstitucional,
no pudiendo España obligarse por tratados contrarios a la Constitución, teniendo que
modificar antes ésta (art 95.1 de la CE: “La celebración de un tratado internacional que
contenga estipulaciones contrarias a la Constitución exigirá la previa revisión
constitucional”).
Además, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC) “garantiza la primacía de la
Constitución y enjuicia la conformidad o disconformidad con ella” (artículo 27.2-c). Por
otro lado, el artículo 39.1 LOTC detalla las consecuencias de la declaración de
inconstitucionalidad de las disposiciones de un tratado “Cuando la sentencia declare la
inconstitucionalidad, declarará igualmente la nulidad de los preceptos impugnados, así
como, en su caso, la de aquellos otros de la misma Ley, disposición o acto con fuerza de
Ley a los que deba extenderse por conexión o consecuencia".
Para que el Gobierno manifieste su consentimiento en obligarse por un tratado, este
deberá estar previamente en conformidad con la Constitución. Así lo establecen los
legisladores constitucionales, otorgándole al Tribunal Constitucional la capacidad de
controlar la constitucionalidad de los tratados vigentes en España.
De todo lo anterior se puede extraer que:
- En las relaciones entre la Constitución y los tratados → el sistema español
establece claramente la infraconstitucionalidad de los tratados.
- En las relaciones entre una ley anterior y un tratado posterior, el tratado podrá
derogar o modificar la ley anterior (siempre que cuente con la autorización
parlamentaria).
- En las relaciones entre las disposiciones de un tratado anterior y una ley
posterior, las leyes internas españolas no pueden modificar, derogar ni suspender
tratados.
Esta primacía de los tratados internacionales sobre las obligaciones contenidas en el
derecho nacional (a excepción de las constitucionales) se debe a:
A) Los tratados internacionales obligan a las partes desde el momento de su
entrada en vigor. Por este motivo, una vez entrado en vigor, el tratado es
indiferente a cualquier exigencia posterior del derecho interno (artículo 26
del CV → “Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por
ellas de buena fe”)
B) Según el art. 26 CV, un Estado no puede invocar su derecho interno para
justificar el incumplimiento de un tratado internacional (salvo lo dispuesto en
el artículo 46 CV)
C) Solo el DIP puede calificar como ilícito un hecho llevado a cabo por un Estado,
siendo irrelevante cualquier otra calificación formulada por el derecho
estatal. Así, si un Estado comete un hecho internacionalmente ilícito incurre
en responsabilidad internacional y, con ella, en el deber de reparar el daño
inherente a la violación de la obligación internacional.
c) Posición de las Resoluciones de las Organizaciones internacionales
En cuanto a las relaciones entre el derecho interno y las resoluciones de las OI, el
Derecho de la Unión Europea tendrá una primacía indiscutible sobre los ordenamientos
jurídicos de sus Estados miembros, incluido el derecho español. De esta manera, la
norma interna no podrá ser aplicada si es contraria a una resolución internacional.