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TEMA 6: OTRAS MAIFESTACIONES NORMATIVAS DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

1. LOS COMPORTAMIENTOS UNILATERALES DE LOS ESTADOS


a.) Las declaraciones unilaterales autónomas
b.) Las acciones y las omisiones o silencios de los Estados: aquiescencia y
estoppel
2. LOS ACTOS NORMATIVOS DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
TEMA 7: LA INTEGRACIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES EN EL DERECHO
INTERNO DE LOS ESTADOS
1. INTEGRACIÓN E INFLUENCIA RECÍPROCA DEL DERECHO INTERNACIONAL Y EL
DERECHO ESTATAL
2. LA RECEPCIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES EN EL ORDEN JURÍDICO
INTERNO
a.) La recepción de las normas consuetudinarias
b.) La recepción de los tratados internacionales
c.) La recepción de las resoluciones de las Organizaciones internacionales
3. LA POSICIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES RECIBIDAS EN EL DERECHO
INTERNO
a.) Posición de las normas consuetudinarias
b.) Posición de los tratados internacionales
c.) Posición de las resoluciones de las Organizaciones internacionales
4. LA EJECUCIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES EN EL ORDEN JURÍDICO
INTERNO
5. LA APLICACIÓN E INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES POR LOS
ÓRGANOS INTERNOS
a.) La aplicación de las normas internacionales por los órganos estatales
b.) La interpretación de las normas internacionales en el orden jurídico interno
TEMA 6: OTRAS MANIFESTACIONES NORMATIVAS EN EL DERECHO INTERNACIONAL
1. LOS COMPORTAMIENTOS UNILATERALES DE LOS ESTADOS
Aunque la creación de los derechos y las obligaciones internacionales se basa en el
consenso (acuerdo expreso o implícito de dos o más Estados), el OI también atribuye a
la conducta unilateral de los Estados capacidad en cuanto a la adquisición, conservación
o pérdida de derechos. Así, los comportamientos unilaterales pueden generar
obligaciones para el Estado del que emanan y derechos para los demás, que se
beneficiarán de los mismos sin ninguna contrapartida.
La diferencia principal entre los comportamientos unilaterales y los actos estatales (que
constituyen la base de las normas consuetudinarias) consiste en su carácter autónomo,
pues en este caso, la creación de los derechos y las obligaciones internacionales no
depende de la práctica común, constante y uniforme de los Estados en su conjunto, sino
que la eficacia de estos comportamientos unilaterales es independiente de la actitud de
los demás Estados.
De esta manera, estos comportamientos tienen carácter unilateral en un triple sentido:
- Por su autoría; ya que solo los realiza un Estado.
- Por su eficacia; que no está condicionada a la intervención de otro Estado.
- Por sus efectos; pues únicamente generan obligaciones para el Estado al que se
le atribuyen.
Dentro de los comportamientos unilaterales jurídicamente vinculantes, encontramos las
declaraciones, las acciones y las omisiones o silencios de los Estados (cada uno cuenta
con determinados efectos jurídicos)

a.) Las declaraciones unilaterales autónomas


Las declaraciones unilaterales autónomas (también conocidas como actos jurídicos
unilaterales) constituyen la más habitual e importante modalidad de los
comportamientos estatales unilaterales. Se trata de manifestaciones de voluntad cuyo
contenido vincula al Estado que las realiza, quedando obligado a cumplir los
compromisos establecidos en ellas y a aceptar las consecuencias jurídicas que se deriven
de las mismas.
*Un ejemplo de esto son las declaraciones que a lo largo de 1974 efectuaron distintas
autoridades francesas, anunciando que las pruebas nucleares que estaban llevando a
cabo en la Polinesia francesa, serían las últimas que realizarían en la atmósfera, pues el
programa nuclear francés estaba lo suficientemente avanzado como para poder
prescindir de ellas y proseguir con ensayos bajo tierra. La CIJ consideró estas
declaraciones jurídicamente vinculantes, afirmando que Francia había quedado
comprometida en virtud de las mismas a cesar las mencionadas pruebas en la
atmósfera*
La relevancia de esta sentencia de la CIJ, resultó decisiva para confirmar y precisar las
reglas sobre los requisitos y los efectos de las declaraciones unilaterales, consolidadas
como consecuencia de la práctica estatal, siendo posteriormente sistematizadas por la
Comisión de Derecho Internacional (CDI) y enunciadas como: “principios rectores
aplicables a las declaraciones unilaterales de Estados capaces de crear obligaciones
jurídicas (2006)”
Según estas reglas, el fundamento de las obligaciones jurídicas se encuentra en la buena
fe, la seguridad y la confianza que deben regir las relaciones internacionales. El carácter
vinculante de estas declaraciones se debe al principio pacta sunt servanda.
Para que una declaración unilateral sea obligatoria debe cumplir los siguientes 5
elementos:
➢ Que se trate de una declaración pública, ya sea formulada oralmente o por
escrito.
➢ Que la declaración sea emitida por aquellas autoridades nacionales que
cuenten con capacidad para asumir obligaciones jurídicas de carácter
internacional en nombre del Estado (Jefe del Estado, Jefe del Gobierno y Ministro
de Relaciones Exteriores). La CDI también permite que otros cargos oficiales
representen al Estado en ámbitos determinados.
➢ Que el Estado manifieste su voluntad de comprometerse por esta vía, o al menos,
que la intención se derive del contenido de la propia declaración o de las
circunstancias en las que fue emitida. Averiguar la intencionalidad perseguida
por un Estado puede resultar muy complicado, y, por tanto, habrá que analizar el
contenido literal de la misma, las circunstancias en las que se produjo y las
reacciones que provocó.
* El voluntarismo defiende que siempre que sea respetado el derecho individual
de la propiedad de uno mismo, la no agresión, la propiedad privada, y la secesión,
puede usarse cualquier medio encaminado a alcanzar una sociedad libre; en caso
contrario el individuo estaría legitimado a la autodefensa*
➢ Que el contenido de la declaración unilateral sea lícito, es decir, compatible con
las obligaciones internacionales que afectan al Estado que las emite y respetuoso
con las normas imperativas internacionales (en caso contrario, resultará nula y
no producirá efectos jurídicos vinculantes)
➢ Que la declaración sea clara, debiendo interpretarse su sentido conforme al
texto, aunque teniendo también en cuenta el contexto y las circunstancias en que
se formuló.
* Si con todo esto persistieran dudas acerca del alcance de dichas obligaciones,
estas tendrían que ser interpretadas restrictivamente*
Únicamente comprometerán al Estado las declaraciones unilaterales que se
refieran a cuestiones concretas y sean enunciadas en términos suficientemente
precisos.
➢ Que la declaración unilateral sea autónoma, lo que significa que debe poder
generar efectos jurídicos sin que sea necesaria la aceptación por parte de ningún
otro Estado.
Así pues, solo las declaraciones unilaterales que reúnan todas las características
mencionadas generarán obligaciones internacionales para el Estado que las emite y los
consiguientes derechos para su o sus destinatarios.
Mencionar que el Estado que asume una obligación jurídica mediante una declaración
unilateral no puede modificarla por su cuenta, pues ello atentaría contra la seguridad
jurídica. Esto no significa que dichas obligaciones sean irrevocables, sino únicamente que
no se podrán dejar sin efecto arbitrariamente, pudiendo cancelarlas o modificarlas
siempre y cuando exista una causa justificada para ello y se haga de buena fe.
En este sentido cabe mencionar aquellas declaraciones unilaterales autónomas que SÍ
reúnen los requisitos necesarios para generar obligaciones jurídicas. Estas son:
- La PROMESA, por la cual un Estado se compromete a adoptar un determinado
comportamiento al margen de cualquier contraprestación por parte de los
beneficiarios del mismo (es decir, sin esperar nada a cambio)
- El RECONOCIMIENTO, mediante el cual el Estado hace constar la existencia de
un derecho o de una situación, admitiendo su oponibilidad y obligándose.
- La RENUNCIA, es decir, el abandono por parte de un Estado de un derecho o una
pretensión jurídica, manifestando su voluntad de no hacerlo efectivo, con la
finalidad de que se extinga.
Y aquellas declaraciones unilaterales que NO reúnen los requisitos necesarios para
generar obligaciones jurídicas:
- La PROTESTA, por la que un Estado expresa su rechazo a una determinada
situación o a una actuación con el fin de proteger algún derecho propio que
podría verse afectado negativamente por la misma.
- La NOTIFICACIÓN, por la que se pone en conocimiento de un tercero, un hecho
o una situación de la que se pueden derivar consecuencias jurídicas.

b.) Las acciones y las omisiones o silencios de los Estados: aquiescencia y estoppel
Los principios rectores adoptados por la CDI en 2006, se refieren exclusivamente a las
declaraciones unilaterales de los Estados y no resultan aplicables a otros
comportamientos unilaterales, como las acciones y las omisiones o silencios de los
Estados. Sin embargo, estos también pueden producir ciertos efectos jurídicos, no tanto
en el ámbito de la creación de derechos y obligaciones internacionales, sino más bien en
cuanto a la conservación, modificación o extinción de los mismos.
De esta manera, los Estados pueden quedar vinculados tanto por el contenido de sus
declaraciones, como por sus actuaciones, ya sean positivas o negativas. Así, además de
dar lugar a costumbres internacionales jurídicamente vinculantes, también son
relevantes de manera aislada, en la medida en la que generan unas expectativas para
otros Estados que han de ser respetadas, como consecuencia de la doctrina de estoppel.
El estoppel supone una limitación a la capacidad de actuar de los Estados, que quedan
vinculados por sus comportamientos y declaraciones, de modo que no podrán variarlos
si de ellos se derivan consecuencias perjudiciales para otros Estados que hayan confiado
de buena fe en esa línea de conducta, obrando en consecuencia. Es decir, el Estado no
puede contradecirse después defendiendo posiciones distintas a las de su
comportamiento original.
De esta manera, lo fundamental en este caso no es la intención del Estado de crear
obligaciones jurídicas (característica esencial de las declaraciones unilaterales), sino la
expectativa que se crea a otro Estado acerca de que esa conducta será mantenida.
*Ejemplo de estoppel: la controversia que enfrentó a Nicaragua y Honduras acerca de la
validez de la decisión arbitral dictada en 1906 por el rey Alfonso XIII para resolver el
conflicto territorial entre ambos territorios. La CIJ, teniendo en cuenta que Nicaragua
había puesto de manifiesto durante años, mediante sus declaraciones y su
comportamiento, que aceptaba tanto el procedimiento arbitral como el laudo dictado
por el rey de España, decidió que su cambio de opinión al respecto, solicitando la nulidad
de dicha sentencia arbitral, era inadmisible, ya que iba en detrimento de los intereses de
Honduras*
El estoppel resulta operativo tanto en acciones positivas como en actitudes pasivas,
como es el caso del silencio o la inacción. Esto último se asimila mucho a la aquiescencia.
Esta última pretende garantizar la seguridad jurídica e introducir coherencia en las
relaciones internacionales. Ha sido acogida por la CIJ para declarar o descartar la
oponibilidad de ciertas situaciones a los Estados, que las han admitido o reconocido
tácitamente con su comportamiento, o que, por el contrario, las han rechazado.
Si las declaraciones unilaterales generan obligaciones internacionales para el Estado que
las emite, su silencio o inacción también puede provocar en determinadas situaciones,
la pérdida de los derechos que le reconoce alguna norma convencional o
consuetudinaria.
El OI exige que los Estados se comporten de forma activa e inequívoca ante los hechos
susceptibles de alterar su situación jurídica particular. Así, si un Estado ve amenazados
sus legítimos derechos por la conducta de otro, deberá defender los mismos y protestar
explícitamente para evitar su extinción por efecto de la aquiescencia, pues el silencio
puede interpretarse como una aceptación implícita de los mismos y de las consecuencias
que de ellos se derivan.
Esta aquiescencia opera fundamentalmente en los conflictos territoriales, siendo clave
en muchos de ellos para decidir a quien le corresponde la soberanía sobre un territorio
determinado.
*Ejemplo de aquiescencia: el enfrentamiento tras la descolonización a Tailandia y
Camboya en relación con la región conocida como Templo de Preah Vihear. En este caso
Francia (potencia colonial de Camboya) y Tailandia habían firmado en 1904 un Convenio
para delimitar dicha zona, al que se incorporó en 1908 un mapa como anexo; según dicho
mapa, el templo quedaba sobre soberanía francesa. Tras más de 50 años de silencio, en
1959 Tailandia decide impugnar la validez del mapa, alegando error como vicio del
consentimiento. Tras someter este asunto ante la CIJ por parte de Camboya, la Corte
rechaza el argumento tailandés de nulidad, por entender que la falta de reacción al mapa
durante numerosos años por parte de las autoridades tailandesas debe ser considerada
como aquiescencia o aceptación tácita*
Según la CIJ, para que la aquiescencia produzca efectos jurídicos se requiere:
❖ La PUBLICIDAD de los hechos:
Es necesario que la circunstancia capaz de modificar o extinguir derechos
internacionales vigentes sea conocida por los Estados afectados. En algunos
casos se remite una notificación donde el Estado informa del hecho o situación
del que pueden derivarse consecuencias jurídicas (tras esto se considerará
conocido por el Estado o los Estados notificados).
A falta de notificación, el conocimiento del hecho o de la situación que puede
conllevar la pérdida de un derecho habrá de deducirse del comportamiento de
los Estados interesados y de las circunstancias del caso. Según la CIJ, no es
admisible que un Estado ignore aquellas actuaciones de otros Estados que
afectan a sus intereses.

*Podemos poner de ejemplo la inacción del Reino Unido en cuanto al trazado que
realizó Noruega de líneas de base recta en sus costas y para medir el mar
territorial y otros espacios marítimos. En este sentido cabe definir un Estado
ribereño como aquel que tiene litoral marítimo o es ribereño de un río o un lago
internacional pudiendo ejercer su soberanía o jurisdicción sobre dichos espacios*

❖ La TOLERANCIA general de los mismos por parte de la comunidad internacional:


La pérdida de derechos por aquiescencia, exige la ausencia de protesta del Estado
afectado. En caso de existir protesta (rechazo expreso de un Estado acerca de un
determinado hecho o situación, manifestando su intención de no aceptar las
consecuencias jurídicas que pudieran derivarse del mismo), se desactivaría la
aquiescencia (sirviendo como medio de prueba de su oposición), evitando que el
silencio fuera interpretado como una aceptación tácita.
Esta oposición ha de producirse dentro de un plazo de tiempo razonable,
teniendo en cuenta las circunstancias del caso, pues si transcurre dicho periodo
se considerará que el hecho no ha sido rechazado, gozando de tolerancia,
consolidándose la situación y convirtiéndose en firme.

❖ La PROLONGADA ABSTENCIÓN del Estado que tenga un interés específico en la


cuestión:
Es necesario el mantenimiento efectivo de la protesta durante cierto periodo de
tiempo, de forma que, si el Estado se abstiene de protestar durante ese lapso
temporal, la situación se consolidará en virtud de su consentimiento implícito,
sin que se pueda impugnar posteriormente.

2. LOS ACTOS NORMATIVOS DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES


En la actualidad también ha de incluirse en el Derecho Internacional las normas jurídicas
aprobadas por las OI, a pesar de que esto no esté contemplado en el artículo 38.1 del
Estatuto de la CIJ.
Los tratados constitutivos de determinadas OI reconocen a algunos de sus órganos la
capacidad de adoptar resoluciones jurídicamente vinculantes, de las que se derivan
derechos y obligaciones internacionales para todos o algunos de sus miembros.
En la mayoría de los casos, estas decisiones se limitan a regular cuestiones internas
relacionadas con el funcionamiento de la Organización. No obstante, dadas las
reticencias de los Estados, existen casos donde las OI adoptan actos de obligado
cumplimiento para regular las actuaciones de sus Estados miembros, con el fin de
alcanzar los fines para los que fueron creadas.
Como ya hemos dicho, la capacidad normativa de las OI depende de lo que se establezca
al respecto en su correspondiente tratado constitutivo, contando únicamente con las
competencias que les atribuyen los Estados expresa o implícitamente. Así, el
fundamento jurídico de la obligatoriedad de estas normas institucionales se basa en el
consentimiento estatal, al igual que ocurre con el resto de normas internacionales.
Teniendo en cuenta esto, la OI puede imponer sus decisiones incluso a los Estados
miembros que estén en desacuerdo con su contenido y hayan manifestado su oposición
expresa, pues estos manifestaron su consentimiento anticipado (previo a la propia
existencia de la norma) al adoptar el tratado constitutivo de la OI.
Por otro lado, en el ordenamiento jurídico de las OI podemos distinguir entre normas
originarias o primarias (establecidas en el tratado constitutivo) y normas secundarias o
derivadas (adoptadas por sus órganos de manera eventual para el cumplimiento de sus
fines). Las primeras cuentan con un rango superior y sirven de fundamento y límite para
las segundas.
Los efectos jurídicos de las normas de Derecho derivado dependen de que:
- La OI cuente con capacidad para aprobarlas.
- El acto en cuestión trate sobre una materia incluida dentro del ámbito de
competencia de la propia organización y del órgano que lo aprueba.
- Sea aprobado según el procedimiento y con el apoyo de la mayoría requerida
para el funcionamiento de dicho órgano.
- Su contenido no resulte contrario ni al tratado constitutivo de la organización ni
a cualquier norma imperativa de Derecho Internacional general, pues ello
conllevaría su nulidad.

Por lo general, no es común que los Estados miembros doten a las OI de capacidad para
adoptar actos normativos que les obliguen (sí es el caso de las Naciones Unidas y la
Unión Europea), siendo lo frecuente que sus resoluciones constituyan meras
recomendaciones no vinculantes.
En este sentido:
➢ La Carta de las Naciones Unidas dispone que sus miembros deben aceptar y
cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad, que, además de ser obligatorias,
prevalecen sobre cualquier otra obligación convencional que les vincule.
La importancia de las resoluciones del Consejo de Seguridad radica en que se
adoptan para el mantenimiento o restablecimiento de la paz y la seguridad
internacionales, determinando medidas tales como la interrupción de las
relaciones económicas o las comunicaciones con un Estado, o aprobando
acciones militares contra el mismo.
➢ El Tratado de funcionamiento de la Unión Europea (1957-2007) dispone que
para ejercer sus competencias, las instituciones adoptarán reglamentos,
directivas, decisiones, recomendaciones y dictámenes (los tres primeros tienen
carácter obligatorio: los reglamentos para todos los Estados miembros y las
directivas y las decisiones solo para sus destinatarios), cuya relevancia práctica
es enorme debido a su elevado número, a los múltiples y muy importantes
sectores de la actividad estatal y ciudadana que regulan, y al hecho de que
prevalecen sobre todas las normas del derecho interno de los Estados miembros.
Mención aparte merecen las resoluciones que (en forma de sentencias) adoptan los
órganos jurisdiccionales de algunas OI para solucionar los conflictos que les planteen los
Estados miembros, los propios órganos de la Organización o incluso los particulares (por
ejemplo la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas, el Tribunal de Justicia
de la Unión Europea, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos del Consejo de Europa o
la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados
Americanos).
Además de producir normas jurídicas mediante la aprobación de resoluciones
vinculantes para los Estados, las OI contribuyen de distintas maneras a la formación de
las normas convencionales y consuetudinarias internacionales.
Por un lado, preparan proyectos de tratados que los Estados miembros pueden convertir
en normas obligatorias (mediante su ratificación) o convocan y auspician a la celebración
de conferencias internacionales de codificación para que los Estados negocien y adopten
el convenio en cuestión.
Por otro lado, también es posible que el contenido de los actos no vinculantes aprobados
por una OI pueda resultar obligatorio para los Estados miembros al haber sido positivado
por otros procedimientos.
Así, al igual que ocurre con la costumbre y los tratados, las resoluciones de la Asamblea
General también pueden producir efectos declarativos, cristalizadores o generadores
sobre el proceso de formación de la costumbre:
o En algunos casos, la resolución se limita a declarar por escrito una norma
consuetudinaria existente en el momento de su aprobación.
o En otros supuestos, la resolución puede cristalizar una norma consuetudinaria
que estaba pendiente de consolidarse, contribuyendo a culminar su proceso de
formación.
o Y, por último, como consecuencia de la aprobación de la resolución, se puede
generar una nueva regla consuetudinaria.
Para que tales efectos se produzcan no basta con que la Asamblea General apruebe la
resolución correspondiente, sino que también deben conjugarse el elemento material
(práctica constante y uniforme) y el elemento subjetivo (convicción acerca de la
obligatoriedad de la misma).

TEMA 7: LA INTEGRACIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES EN EL DERECHO


INTERNO DE LOS ESTADOS
1. INTEGRACIÓN E INFLUENCIA RECÍPROCA DEL DERECHO INTERNACIONAL Y EL
DERECHO ESTATAL
La creación normativa estatal se desarrolla tanto a nivel interno como internacional. En
el marco interno, los órganos competentes del Estado (Gobierno, Parlamento, Órganos
Jurisdiccionales, Cantones, Länders, Comunidades Autónomas, etc.) elaboran el sistema
de fuentes específico del país o derecho nacional (leyes, reglamentos, actos ejecutivos,
decisiones judiciales, etc.) y, en el ámbito internacional son los Estados los que
interactúan en la formación del DIP.
A pesar de que las normas internas e internacionales tienen distintos orígenes, la
relación entre ellas es inevitable. Dichas normas pueden regular la misma esfera de
actividades humanas e incluso establecer obligaciones para idénticos sujetos. Esto
provoca distintos conflictos normativos que pueden ser solucionados de distintas
maneras:
➢ SISTEMAS MONISTAS: las teorías monistas consideran que el Derecho
Internacional y los Derechos Nacionales integran un mismo ordenamiento
jurídico en la forma de una pirámide de Kelsen. Como ambos pueden regular las
mismas situaciones, el conflicto se haya en establecer cuál de los dos derechos
prevalece sobre el otro. Las teorías monistas de la escuela austríaca o kelseniana
sostienen que el Derecho Internacional es el que debe primar, en caso de
conflicto, sobre el Derecho Interno.
➢ SISTEMAS DUALISTAS: La teoría del dualismo sostiene que el Derecho
Internacional y el Derecho Nacional son dos ordenamientos jurídicos separados.
Como ambos ordenamientos regulan realidades distintas, el Derecho
Internacional no generará efectos jurídicos para los órganos del Estado ni para
sus nacionales hasta que no se haya transformado en ley interna.

Dentro del marco de los sistemas dualistas existen dos modelos: por un lado, el dualismo
puro que exige la transformación de la norma internacional en ley interna; y por otro
lado, el dualismo moderado que exige que para la integración de la norma internacional
en el Derecho interno basta con un simple acto de recepción de la misma, como puede
ser el de su publicación oficial.
Entre las fórmulas más utilizadas para conjugar la coherencia y la armonía entre ambos
ordenamientos (interno e internacional) se pueden destacar las siguientes: la técnica de
la remisión, el mecanismo del complemento y la tesis de la dependencia:
A.) Remisión. Esta técnica consiste en la remisión del Derecho interno al Derecho
Internacional, o, por el contrario, en la remisión del Derecho Internacional al
Derecho interno. El objetivo de la misma es determinar el alcance o el significado
de ciertas normas, ya sean internacionales o nacionales. Podemos poner de
ejemplo:
❖ Remisión del Derecho interno al Derecho Internacional: ponemos de
ejemplo el art. 21.2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial española (LOPJ)
donde se excluye de la jurisdicción de los jueces y tribunales españoles
los supuestos de inmunidad de jurisdicción y de ejecución establecidos
por las normas de Derecho Internacional Público. Debido a esto, la norma
interna se remite a la regulación internacional en materia de inmunidades
(de jurisdicción y de ejecución) que es esencialmente consuetudinaria.
❖ Remisión del Derecho internacional al Derecho interno: es el caso de la
institución de la protección diplomática. Así, todo Estado tiene el deber
internacional de respetar ciertos derechos básicos a los extranjeros que
se encuentran en su territorio, como, por ejemplo, el derecho a la tutela
judicial efectiva. Si el Estado viola esta obligación internacional, el Estado
de nacionalidad del extranjero puede ejercer la protección diplomática a
su favor, exigiendo al Estado infractor una reparación. La determinación
de la nacionalidad de una persona no la establece el Derecho
Internacional sino los Derechos internos (por medio de su legislación)
B.) Complemento. Las relaciones por vía de Complemento son frecuentes y se
manifiestan especialmente en los Tratados Internacionales non self-executing
(aquellos que precisan el desarrollo de medidas legislativas de menor rango para
su ejecución). Tal es el caso del Convenio para la represión y el castigo del delito
de genocidio de 1948 o del Convenio contra la tortura de 1984, pues estos
tratados exigen a los Estados parte que tipifiquen y sancionen tales conductas en
su Derecho interno. El objetivo de esta técnica es que las normas internas
complementen a las normas internacionales.
C.) Dependencia. Esto hace referencia a la subordinación de una norma interna
respecto de una norma internacional que autoriza al Estado a regular una
determinada situación. Podemos poner de ejemplo las normas internacionales
sobre el Derecho del Mar, que permiten a los Estados establecer (a través de su
legislación interna), mares territoriales de hasta 12 millas de anchura y zonas
económicas exclusivas (ZEEs) de hasta 200 millas náuticas. Así, tanto la
delimitación de esos espacios marinos como los derechos que los Estados
disfrutan en ellos tienen que ajustarse a las previsiones del ordenamiento
internacional. Si no fuera así, la norma interna no sería oponible a los terceros
Estados y su aplicación constituiría un hecho ilícito generador de responsabilidad
internacional. Esta relación de dependencia se basa en la primacía del Derecho
Internacional.

2. LA RECEPCIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES EN EL ORDEN JURÍDICO


INTERNO
a.) La recepción de las normas consuetudinarias
Al tratarse de normas no escritas que nacen de la práctica general, constante, uniforme
y duradera de los Estados (además de la opinio iuris), su integración en los
ordenamientos internos no requiere de un acto formal y específico de recepción. El
Derecho Internacional consuetudinario pasa automáticamente a formar parte del
Derecho interno desde su creación.
El Derecho español no contiene ninguna norma que especifique el modo de
incorporación de las costumbres internacionales en su ordenamiento interno. No
obstante, el incumplimiento de una costumbre libremente contraída por España
desencadena su responsabilidad internacional.
Las condiciones generales de integración de las costumbres internacionales en el
Derecho español son las siguientes:
- La incorporación de las normas consuetudinarias internacionales en el Derecho
español tiene lugar automáticamente, sin necesidad de ningún acto expreso de
recepción por parte de las autoridades españolas.
- La integración tiene carácter general, pues alcanza a todas las costumbres
internacionales que obligan a España ya sean anteriores o posteriores a la
Constitución.
- Únicamente se integran en el Derecho español las costumbres que son aplicables
a España porque la misma se ha obligado internacionalmente por ellas (ya sea
por aceptación expresa o tácita).
- La integración tiene lugar desde el momento de la formación de la costumbre
mediante la consolidación del consenso de los Estados tras su práctica constante
y uniforme, además de la opinio iuris.
Así, el hecho de que el ordenamiento interno español no prevea expresamente ningún
mecanismo de incorporación de las costumbres internacionales no impide que los
tribunales nacionales puedan aplicarlas.

b.) La recepción de los tratados internacionales


A diferencia de lo que sucede con las costumbres, la integración de los tratados
internacionales no es automática. Dicha recepción varía según los Estados, pudiendo
consistir en la aprobación de una ley o en la publicación oficial de su texto.
El Derecho español regula esta cuestión en el art. 23.1 de la Ley 25/2014 del 27 de
noviembre, de Tratados y otros Acuerdos Internacionales, en el art. 96.1 de la
Constitución Española y en el art. 1.5 del Código Civil. Según los dos primeros artículos,
los tratados válidamente celebrados por España, una vez publicados oficialmente,
formarán parte del ordenamiento interno y, de acuerdo con el último artículo, las
normas jurídicas contenidas en los tratados no serán de aplicación directa en España
hasta que no hayan pasado a formar parte del ordenamiento interno mediante su
publicación íntegra en el BOE. La recepción de los tratados en Derecho español debe
cumplir los siguientes requisitos:
1.) PUBLICACIÓN ÍNTEGRA: el CC exige en su artículo 1.5 la publicación íntegra del
texto del tratado, es decir, que además del texto, también se publiquen (si los
hubiere) los documentos anejos o acuerdos complementarios en los que los
Estados desarrollen o expliquen las normas convencionales. Por otro lado, el art.
24.1 de la Ley 25/2014 exige además de esto, la publicación de los actos
unilaterales dependientes del tratado (las reservas y declaraciones que formule
España en el momento de manifestar el consentimiento en obligarse por el
tratado, las objeciones que se planteen a dichas reservas, el instrumento por el
que el Estado ha manifestado su consentimiento en obligarse, la Ley Orgánica (en
el caso de los tratados del art. 93 de la CE) y el acto parlamentario (en el caso de
los tratados del art. 94.1 de la CE) por el que las Cortes autorizan al Gobierno a
manifestar el consentimiento).
2.) PUBLICACIÓN OFICIAL: sobre este punto existe una discrepancia de redacción
entre la Constitución, el Código Civil y la Ley 25/2014, pues mientras la primera
hace referencia a una publicación oficial, el Código Civil y la Ley 25/2014 exigen
que la publicación del tratado se haga en el BOE. Como la disposición superior es
la del art. 96 CE, el requisito de la publicación se cumplirá siempre y cuando se
realice a través de un medio que tenga carácter oficial en España, como puede
ser el Diario Oficial de la Unión Europea o el Boletín Oficial de una Comunidad
Autónoma. No obstante, la práctica habitual es la de la publicación en el BOE.
La publicación del texto en alguna de las colecciones oficiales españolas de
tratados, en otras publicaciones oficiales o por parte de la Secretaría General de
las Naciones Unidas no será suficiente para que el tratado pueda aplicarse en
España pues NO se les considera publicaciones (medios) oficiales.
La publicación oficial de un tratado permite que los particulares puedan invocar
esa norma frente a los órganos judiciales y administrativos.
*Si los particulares tienen conocimiento de un tratado que no ha sido publicado,
únicamente podrán apelar a los mecanismos de control sobre la base de un
funcionamiento incorrecto de la Administración Pública. En este sentido, si la
demora o la no publicación de un tratado causasen un perjuicio económicamente
evaluable a los particulares se podría exigir la responsabilidad patrimonial de la
Administración (por vía contenciosa-administrativa) *
3.) PUBLICACIÓN SINCRONIZADA: de acuerdo a los apartados 1 y 2 del art. 23 de la
Ley 25/2014 la publicación de un tratado deberá producirse a la vez que su
entrada en vigor (o, en otros casos, de su aplicación provisional). Esta ley facilita:
o La coordinación entre el Derecho Internacional y el Derecho interno pues
los tratados son obligatorios para España desde su entrada en vigor,
independientemente de su publicación interna.
o La labor de los jueces españoles a la hora de aplicar los tratados
internacionales, ya que estos solo están obligados a aplicarlos una vez
publicados
4.) PUBLICACIÓN CONTINUADA: el art. 24.2 de la Ley 25/2014 exige que la
publicación sea continuada, es decir, que se incluyan los actos posteriores a la
entrada en vigor del tratado (ratificaciones de otros Estados, reservas planteadas,
respuesta española, enmiendas o modificaciones, etc.) con el objetivo de que
tanto las autoridades administrativas o judiciales como los particulares tengan
conocimiento de todas las incidencias relacionadas con la norma convencional.

c.) La recepción de las resoluciones de Organizaciones internacionales


Los derechos internos guardan silencio con respecto a la recepción de las decisiones de
las Organizaciones internacionales (resoluciones), si bien en la práctica se aplica el
mismo mecanismo previsto para los tratados.
En defecto de una norma reguladora al respecto, la doctrina mayoritaria establece que
la recepción en el Derecho español de dichas resoluciones dependerá del contenido de
las mismas. Así, aquellas que impliquen cargas para los particulares o que puedan
conllevar una actuación de los órganos estatales (jueces, policías…) deben seguir el
modelo de recepción de los tratados, siendo por tanto necesaria su publicación en el
BOE. Por el contrario, cuando estas resoluciones no impliquen este tipo de actuaciones,
no será necesaria su publicación oficial.
Las resoluciones de la Unión Europea (UE) que constituyen el llamado Derecho
comunitario derivado (reglamentos, directivas y decisiones) se integrarán en el Derecho
interno mediante su publicación en el DOUE, o, según el caso, mediante su notificación
a los destinatarios. Estas resoluciones no son objeto de publicación en los diarios
oficiales de los Estados Miembros.

3. LA POSICIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES RECIBIDAS EN EL DERECHO


INTERNO
Una vez la norma internacional ha sido acogida por el derecho interno, debe
establecerse su posición en el ordenamiento nacional, especialmente teniendo en
cuenta si ambas normas pueden regular una misma materia de forma distinta o
contradictoria.
a.) Posición de las normas consuetudinarias
Por lo que se refiere a las costumbres internacionales, los ordenamientos internos no
suelen regular su relación con las normas nacionales y, los que lo hacen, las equiparan a
los tratados internacionales. Es decir, si los tratados y las costumbres tienen el mismo
rango y la misma fuerza normativa en el ordenamiento internacional, lo mismo ocurrirá
en el ámbito del derecho nacional. Así, la responsabilidad internacional del Estado se
deriva tanto de la violación de normas convencionales como de normas
consuetudinarias.
b.) Posición de los tratados internacionales
En cuanto a la posición de las normas convencionales en el derecho interno, existen
varias posibilidades:
1) Si el Derecho estatal establece que para la recepción de un tratado internacional
es necesaria la previa adopción de un acto legislativo, dicho tratado podrá tener
el mismo rango que el de la norma estatal que lo aprueba e introduce (ley,
decreto, etc.). Así, en su condición de ley posterior, el tratado puede derogar las
leyes internas interiores y ser derogado por las leyes internas posteriores.
2) También cabe la posibilidad de que, una vez recibidos en el derecho interno, los
tratados queden sometidos al principio de jerarquía normativa.

El artículo 96.1 de la CE y el artículo 28.1 de la Ley 25/2014 de Tratados disponen que las
disposiciones de los tratados internacionales “solo podrán ser derogadas, modificadas o
suspendidas en la forma prevista en los propios tratados o de acuerdo con las normas
generales del Derecho internacional”, lo que significa que la Constitución:
➢ Equipara, a nivel interno, el rango de las costumbres internacionales y el de los
tratados (pues como hemos dicho anteriormente, las normas consuetudinarias y
las convencionales tienen en el plano internacional el mismo rango y la misma
fuerza jurídica, distinguiéndose únicamente por su procedimiento de formación
y por sus técnicas de aplicación)
➢ Establece la primacía de las normas convencionales (tratados y costumbres)
sobre las leyes internas.
Esta primacía (supralegalidad) de los tratados internacionales sobre las leyes internas,
viene recogida en el artículo 31 de la Ley 25/2014 que dice que “las normas jurídicas
contenidas en los tratados internacionales válidamente celebrados y publicados
oficialmente prevalecerán sobre cualquier otra norma del ordenamiento interno en caso
de conflicto con ellas, salvo las normas de rango constitucional”.
Así, en el derecho español los tratados tienen rango supralegal, pero infraconstitucional,
no pudiendo España obligarse por tratados contrarios a la Constitución, teniendo que
modificar antes ésta (art 95.1 de la CE: “La celebración de un tratado internacional que
contenga estipulaciones contrarias a la Constitución exigirá la previa revisión
constitucional”).
Además, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC) “garantiza la primacía de la
Constitución y enjuicia la conformidad o disconformidad con ella” (artículo 27.2-c). Por
otro lado, el artículo 39.1 LOTC detalla las consecuencias de la declaración de
inconstitucionalidad de las disposiciones de un tratado “Cuando la sentencia declare la
inconstitucionalidad, declarará igualmente la nulidad de los preceptos impugnados, así
como, en su caso, la de aquellos otros de la misma Ley, disposición o acto con fuerza de
Ley a los que deba extenderse por conexión o consecuencia".
Para que el Gobierno manifieste su consentimiento en obligarse por un tratado, este
deberá estar previamente en conformidad con la Constitución. Así lo establecen los
legisladores constitucionales, otorgándole al Tribunal Constitucional la capacidad de
controlar la constitucionalidad de los tratados vigentes en España.
De todo lo anterior se puede extraer que:
- En las relaciones entre la Constitución y los tratados → el sistema español
establece claramente la infraconstitucionalidad de los tratados.
- En las relaciones entre una ley anterior y un tratado posterior, el tratado podrá
derogar o modificar la ley anterior (siempre que cuente con la autorización
parlamentaria).
- En las relaciones entre las disposiciones de un tratado anterior y una ley
posterior, las leyes internas españolas no pueden modificar, derogar ni suspender
tratados.
Esta primacía de los tratados internacionales sobre las obligaciones contenidas en el
derecho nacional (a excepción de las constitucionales) se debe a:
A) Los tratados internacionales obligan a las partes desde el momento de su
entrada en vigor. Por este motivo, una vez entrado en vigor, el tratado es
indiferente a cualquier exigencia posterior del derecho interno (artículo 26
del CV → “Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por
ellas de buena fe”)
B) Según el art. 26 CV, un Estado no puede invocar su derecho interno para
justificar el incumplimiento de un tratado internacional (salvo lo dispuesto en
el artículo 46 CV)
C) Solo el DIP puede calificar como ilícito un hecho llevado a cabo por un Estado,
siendo irrelevante cualquier otra calificación formulada por el derecho
estatal. Así, si un Estado comete un hecho internacionalmente ilícito incurre
en responsabilidad internacional y, con ella, en el deber de reparar el daño
inherente a la violación de la obligación internacional.
c) Posición de las Resoluciones de las Organizaciones internacionales
En cuanto a las relaciones entre el derecho interno y las resoluciones de las OI, el
Derecho de la Unión Europea tendrá una primacía indiscutible sobre los ordenamientos
jurídicos de sus Estados miembros, incluido el derecho español. De esta manera, la
norma interna no podrá ser aplicada si es contraria a una resolución internacional.

4. LA EJECUCIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES EN EL ORDEN JURÍDICO INTERNO


Una de las funciones de los órganos internos del Estado, es la de ejecutar las normas del
ordenamiento interno, incluidas las normas de origen internacional debidamente
recibidas o integradas en el mismo. En este sentido, las normas internacionales pueden
contener obligaciones que:
- Afecten únicamente a las relaciones internacionales entre los Estados. Por
ejemplo, la Carta de las Naciones Unidas (1945) que no crea derechos subjetivos
a favor de los particulares, para que puedan ser aplicados frente al Estado o
frente a otros particulares.
- Regulen derechos y obligaciones de los particulares, cuya aplicación y ejecución
requieran la participación de otros órganos del Estado como, por ejemplo, los
órganos judiciales. Tal es el caso del Derecho internacional de los Derechos
Humanos, el Derecho Internacional Humanitario o el Derecho Penal
Internacional.
En relación a esto, las normas internacionales pueden ser:
❖ Self-executing: aquellas normas que contienen mandatos directos y, una vez
integradas en el derecho interno, son directamente aplicables por el Estado sin
necesidad de ninguna medida normativa de desarrollo.
❖ Non self-executing: aquellas normas internacionales que necesitan la adopción
de leyes y otras disposiciones de rango inferior que las complementen y
desarrollen.
En el Derecho derivado de la UE existen normas self-executing (reglamentos) y normas
non self-executing (directivas).
De acuerdo con el derecho español, el Gobierno es el órgano competente para ejecutar
los tratados internacionales (ya que a él le corresponde la función ejecutiva y
reglamentaria). No obstante, si el tratado es non self-executing, el artículo 66.1 de la CE
y el artículo 30.2 de la Ley 25/2014 de Tratados también prevén la intervención de las
Cortes (poder normativo).
Según esta última disposición: “el Gobierno remitirá a las Cortes Generales los proyectos
de ley que se requieran para la ejecución de un tratado internacional”. Por otro lado, la
CE otorga al Gobierno y a las Cortes, según los casos, la labor de garantizar el
cumplimiento de los tratados por los que se atribuya a una organización o institución
internacional el ejercicio de competencias derivadas de la Constitución, así como de las
resoluciones adoptadas por éstas (art 93 CE)
Por su parte, la Ley Orgánica del Consejo de Estado establece que el mismo tendrá que
ser consultado acerca de las leyes y los reglamentos que hayan de aprobarse en
ejecución, cumplimiento o desarrollo de tratados internacionales y sobre las dudas que
pudieran surgir con respecto a su interpretación o cumplimiento.
Aunque el Estado posee la competencia exclusiva para celebrar tratados internacionales,
las Comunidades Autónomas pueden y deben ejecutar aquéllos que afecten a materias
de su competencia.
*La Ley 25/2014 dice lo siguiente: “El Gobierno, las Comunidades Autónomas y las
Ciudades de Ceuta y Melilla adoptarán las medidas necesarias para la ejecución de los
tratados internacionales en los que España sea parte en lo que afecte a materias de sus
respectivas competencias” *
Si dentro de su ámbito de competencia, las CCAA no adoptan las pertinentes medidas
de ejecución de un tratado, incurrirán en un incumplimiento que generará la
responsabilidad internacional del Estado (las CCAA carecen de subjetividad
internacional). Para evitar esto, la CE permite que el Gobierno, con la aprobación del
Senado, obligue a la Comunidad Autónoma al cumplimiento forzoso de sus obligaciones
constitucionales o legales.

5. LA APLICACIÓN E INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES POR LOS


ÓRGANOS INTERNOS
a.) La aplicación de las normas internacionales por los órganos estatales
Una vez incorporadas las normas internacionales al Derecho interno de los Estados, los
órganos estatales deberán aplicarlas y cumplirlas pues, de lo contrario, estarían violando
el Derecho nacional, y cometiendo un hecho internacionalmente ilícito del que se
derivaría su responsabilidad frente a otros Estados.
Las costumbres internacionales se integran automáticamente en el Derecho interno de
los Estados desde el momento en que se confirma la existencia de una práctica
internacional obligatoria que ha cristalizado en una norma consuetudinaria oponible al
Estado en cuestión (debido a su comportamiento). De este modo, los órganos internos
que tengan que aplicar las costumbres internacionales lo harán sin necesidad de un acto
especial de recepción.
Por lo que se refiere a los tratados internacionales, su aplicación por los órganos internos
requiere que el Estado haya manifestado su consentimiento en obligarse por los mismos.
Satisfecho este requisito, la aplicación se rige por las siguientes pautas:
- Si el tratado internacional confiere derechos y obligaciones a los particulares,
los tribunales internos del Estado serán los órganos encargados de aplicar sus
disposiciones (por ejemplo, un tratado sobre derechos humanos)
- Si el tratado internacional contiene derechos y obligaciones para el Estado (y
siempre que no afecten a particulares), será el Ministerio de Asuntos Exteriores,
(al ser el órgano responsable de las relaciones internacionales) el facultado para
aplicar sus disposiciones.
Para que los órganos internos puedan aplicar un tratado, sus disposiciones tienen que
ser conformes con la Constitución, además de formar parte del Derecho interno.
La CE regula el control de constitucionalidad a priori y a posteriori de los tratados
válidamente celebrados en España, exigiendo para su aplicación, su publicación oficial.
Esta última tiene por objetivo dar a conocer su existencia tanto a las autoridades
estatales como a los particulares. De esta manera: “la ignorancia de la ley no exime de
su cumplimiento”.
También conviene destacar que la aplicación interna de los tratados non self-executing
está supeditada, en el caso de España, al Dictamen Consultivo el Consejo de Estado.

b) La interpretación de las normas internacionales en el orden jurídico interno


En cuanto a a la interpretación de las normas internacionales por los órganos estatales,
hay que diferenciar entre si dicha interpretación tiene que realizarla el juez que va a
aplicar la norma o si lo van a hacer los órganos estatales encargados de las relaciones
internacionales, en especial el Ministerio de Asuntos Exteriores.
En el derecho español, los tribunales son los que interpretan los tratados
internacionales siguiendo los criterios previstos en el Código Civil e ignorando los
regulados en el Convenio de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados. No
obstante, no existe realmente ninguna razón para que los órganos judiciales no puedan
tener en cuenta los criterios de interpretación recogidos en dicho Convenio. Así lo ha
entendido la jurisprudencia española y, en particular, el Tribunal Constitucional, quien
ha interpretado el artículo 31.1 del Convenio de Viena de 1961 sobre relaciones
diplomáticas (relativo a la inmunidad de jurisdicción de los agentes diplomáticos)
teniendo en cuenta el sentido corriente de sus términos, conforme a su contexto, y de
acuerdo con su objetivo y fin. Es decir, a tenor de las reglas contenidas en el CV de 1969.
*La Ley 25/2014 de Tratados expresa que “las disposiciones de los tratados
internacionales se interpretarán de acuerdo con los criterios establecidos por las normas
generales de Derecho internacional, los consagrados en los artículos 31 a 33 de la
Convención de Viena de 23 de mayo de 1969 sobre Derecho de los Tratados y los
contenidos en el propio tratado” y específica que “las dudas y discrepancias sobre la
interpretación y el cumplimiento de un tratado internacional del que España sea parte
se someterán al dictamen del Consejo de Estado, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley
Orgánica 3/1980, de 22 de abril, del Consejo de Estado, por el Ministro de Asuntos
Exteriores y de Cooperación en coordinación con el ministerio competente por razón de
la materia” *
Cabe destacar que la libertad del órgano judicial a la hora de interpretar un tratado
internacional se encuentra limitada si dicha interpretación afecta a intereses políticos
del Estado o a sus relaciones con otros países. Mencionar que los órganos judiciales
españoles pueden solicitar al MAE o a otros Ministerios todo tipo de documentación,
material o información que pueda facilitarles la interpretación de las normas
convencionales y, en particular, la de los tratados que contengan cláusulas políticas o
que puedan incidir en las relaciones interestatales.

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