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UNIDAD IV.

EL DERECHO DE LOS TRATADOS INTERNACIONALES

4.1.- La obligación internacional de los tratados

Como establece el artículo 2, la violación por un Estado de una obligación internacional que
le incumbe da lugar a su responsabilidad internacional. Ante todo es necesario precisar lo
que debe entenderse por violación de una obligación internacional. Ese es el objeto del
artículo 12, que define en los términos más generales lo que constituye una violación de una
obligación internacional por un Estado. Para concluir que hay violación de una obligación
internacional en un caso determinado, es necesario tener en cuenta las disposiciones
restantes del capítulo III que especifican condiciones para que haya violación de una
obligación internacional, así como las disposiciones del capítulo V referidas a las
circunstancias que excluyen la ilicitud de un hecho de un Estado. Pero a fin de cuentas,

2) Al introducir el concepto de violación de una obligación internacional, es necesario poner


de aliviar otra vez la autonomía del derecho internacional, de conformidad con el principio
enunciado en el artículo 3. A tenor del artículo 12, la violación de una obligación
internacional consiste en la falta de conformidad entre el comportamiento que esa
obligación exige del Estado y el comportamiento que el Estado observa de hecho, es decir,
entre las exigencias del derecho internacional y la realidad de los hechos. Esto se puede
expresar de distintas maneras. La Corte Internacional, por ejemplo, ha utilizado expresiones
como “incompatibilidad con las obligaciones” 204 ​actos “contrarios” a una norma
determinada o “no conforme con” ella 205 e “incumplimiento de… obligaciones
convencionales”206 . En el asunto ELSI , una Sala de la Corte señaló que “se plantea la
cuestión de si la requisa estaba en conformidad con las exigencias… del Tratado de
amistad, comercio y navegación” 207. La expresión “no está en conformidad con lo de él
exige esa obligación” es la más apropiada para indicar lo que representa la esencia de la
violación por un Estado de una obligación internacional. Admite la posibilidad de que pueda
haber violación incluso en el caso de que el hecho del Estado no esté más que parcialmente
en contradicción con una obligación internacional que le incumba. En algunos casos se
espera que el Estado interesado observe un comportamiento exactamente definido; en
otros, la obligación sólo establece un estándar mínimo por encima del cual el Estado tiene
libertad para actuar. El comportamiento prohibido por una obligación internacional puede
consistir en una acción o una omisión o en una combinación de acciones u omisiones;
puede consistir en la aprobación de una ley, o en una medida administrativa o de otro tipo
concreto en un caso determinado, o incluso en la amenaza de adoptar esa medida,
independientemente de que la amenaza sea ejecutada, o en una decisión judicial definitiva.
Puede representar la prestación de unos servicios, la adopción de medidas de prevención o
la observancia de una prohibición. En todos los casos, la comparación entre el
comportamiento observado de hecho por el Estado y el comportamiento jurídicamente
prescrito por la obligación internacional es lo que permite determinar si hay o no violación de
esa obligación. Las palabras “no están en conformidad con” son lo bastante flexibles para
abarcar las muy diferentes maneras en que se puede manifestar una obligación y las
diversas formas que puede adoptar una violación. independientemente de que la amenaza
sea ejecutada, o en una decisión judicial definitiva. Puede representar la prestación de unos
servicios, la adopción de medidas de prevención o la observancia de una prohibición. En
todos los casos, la comparación entre el comportamiento observado de hecho por el Estado
y el comportamiento jurídicamente prescrito por la obligación internacional es lo que permite
determinar si hay o no violación de esa obligación. Las palabras “no están en conformidad
con” son lo bastante flexibles para abarcar las muy diferentes maneras en que se puede
manifestar una obligación y las diversas formas que puede adoptar una violación.
independientemente de que la amenaza sea ejecutada, o en una decisión judicial definitiva.
Puede representar la prestación de unos servicios, la adopción de medidas de prevención o
la observancia de una prohibición. En todos los casos, la comparación entre el
comportamiento observado de hecho por el Estado y el comportamiento jurídicamente
prescrito por la obligación internacional es lo que permite determinar si hay o no violación de
esa obligación. Las palabras “no están en conformidad con” son lo bastante flexibles para
abarcar las muy diferentes maneras en que se puede manifestar una obligación y las
diversas formas que puede adoptar una violación. la adopción de medidas de prevención o
la observancia de una prohibición. En todos los casos, la comparación entre el
comportamiento observado de hecho por el Estado y el comportamiento jurídicamente
prescrito por la obligación internacional es lo que permite determinar si hay o no violación de
esa obligación. Las palabras “no están en conformidad con” son lo bastante flexibles para
abarcar las muy diferentes maneras en que se puede manifestar una obligación y las
diversas formas que puede adoptar una violación. la adopción de medidas de prevención o
la observancia de una prohibición. En todos los casos, la comparación entre el
comportamiento observado de hecho por el Estado y el comportamiento jurídicamente
prescrito por la obligación internacional es lo que permite determinar si hay o no violación de
esa obligación. Las palabras “no están en conformidad con” son lo bastante flexibles para
abarcar las muy diferentes maneras en que se puede manifestar una obligación y las
diversas formas que puede adoptar una violación.

4.2.- La formación de los tratados conforme la convención de Viena 1969

Según la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, adoptada el 23 de mayo


de 1969,un tratado internacional es un acuerdo escrito entre ciertos sujetos de Derecho
internacional y que se encuentra regido por este, que puede constar de uno o varios
instrumentos jurídicos conexos, y siendo indiferente su denominación. El acuerdo implica
siempre que sean, como mínimo, dos personas jurídicas internacionales quienes concluyan
un tratado internacional. Por ejemplo, los gobernantes de cada país se reúnen para ponerse
de acuerdo con sus límites de países para no tener problemas con sus territorios.

Lo más común es que tales acuerdos se realicen entre Estados, aunque pueden celebrarse
entre Estados y organizaciones internacionales. Los primeros están regulados por la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969; los segundos, por la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados celebrados entre Estados y
Organizaciones Internacionales de 1986.

Los acuerdos entre empresas públicas de un Estado y Estados no son tratados


internacionales. La Corte Internacional de Justicia tuvo la oportunidad de pronunciarse
acerca de esta cuestión en el caso «Anglo-Iranian Oil» (1952). Irán había firmado un
acuerdo con la empresa «Anglo-Iranian Oil» para la explotación de los recursos petrolíferos.
Este acuerdo tenía dos caras: era un acuerdo de concesión y al mismo tiempo tenía la
naturaleza de un Tratado entre Irán y el Reino Unido. Esta tesis no fue aceptada por la
Corte Internacional de Justicia porque los Tratados internacionales solo pueden tener lugar
entre estados y porque los acuerdos con empresas se rigen por las normas del Derecho
internacional privado.

Los Tratados internacionales deben realizarse por escrito aunque pueden ser verbales. En
este último caso no se regirán por la Convención de Viena de 1969.

Su denominación es indiferente pues, si se dan las condiciones anteriores, nos


encontramos ante un Tratado internacional independientemente del nombre que reciba.

Estos tratados son tan importantes que en nuestra constitución establece que si por alguna
razón existiera un conflicto entre un tratado y una ley interna prevalecerá el tratado.

Existen varios tipos de tratados por lo que es necesario clasificarlos, la clasificación de los
tratados internacionales es la siguiente:

Según el número de Estados que formen parte de los derechos del hombre, los Tratados
internacionales pueden ser:
bilaterales o multilaterales.
Estos últimos se subdividen en generales, (que tienen vocación de universalidad), y
restringidos (limitados a un número reducido de estados por motivos diversos: militares,
geográficos, económicos…).
Según la materia, pueden ser: Tratados comerciales, políticos, culturales, humanitarios,
sobre derechos humanos, o de otra índole.
Según el tipo de obligaciones creadas diferenciamos entre: Tratados-ley y
Tratados-contrato. Los primeros establecen normas de aplicación general que jurídicamente
se encuentran en un pedestal superior a las leyes internas de los países firmantes, los
segundos suponen un intercambio de prestaciones entre partes contratantes. Esta distinción
está bastante superada pues ambas particularidades se funden.
Por la índole de los sujetos participantes, distinguimos: Tratados entre Estados, entre
Estados y Organizaciones internacionales, y entre Organizaciones internacionales.
Por su duración: se diferencian entre Tratados de duración determinada y Tratados de
duración indeterminada.
Según la posibilidad de hacerse parte sin haber tomado parte en su negociación: Tratados
abiertos y cerrados. Estos últimos no admiten nuevos miembros, por lo que su admisión
implica la celebración de un nuevo tratado.
Por su forma de conclusión, podemos encontrar: Tratados concluidos de forma solemne y
Tratados concluidos de forma simplificada que luego son enviados por el poder ejecutivo al
poder legislativo para opinión y aceptación.

Existen muchos instrumentos internacionales que a lo largo de la historia han adoptado y


siguen adoptando en la práctica diversas denominaciones particulares, sin dejar por ello de
responder a su naturaleza de Tratado Internacional. Es decir, esos nombres particulares no
tienen implicaciones jurídicas, ni afectan su calidad, siempre y cuando se cumplan con los
requisitos generales de los Tratados.

4.3.- Proceso de elaboración: sujetos, celebración de tratados, las reservas del tratado,
entrada en vigor y aplicación
a) se entiende por "tratado" un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y
regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más
instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular.
b) se entiende por "ratificación", "aceptación", "aprobación" y "adhesión", según el caso, el
acto internacional así denominado por el cual un Estado hace constar en el ámbito
internacional su consentimiento en obligarse por un tratado; c) se entiende por "plenos
poderes" un documento que emana de la autoridad competente
de un Estado y por el que se designa a una o varias personas para representar al Estado en
la negociación, la adopción o la autenticación del texto de un tratado, para expresar el
consentimiento del Estado en obligarse por un tratado, o para ejecutar cualquier otro acto
con respecto a un tratado;
d) se entiende por "reserva" una declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o
denominación, hecha por un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o al
adherirse a él, con objeto de excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas
disposiciones del tratado en su aplicación a ese Estado;
e) se entiende por un "Estado negociador" un Estado que ha participado en la elaboración
y adopción del texto del tratado;
f) se entiende por "Estado contratante" un Estado que ha consentido en obligarse por el
tratado, haya o no entrado en vigor el tratado;
g) se entiende por "parte" un Estado que ha consentido en obligarse por el tratado y con
respecto al cual el tratado está en vigor;
h) se entiende por "Tercer Estado" un Estado que no es parte en el tratado;
i) se entiende por "organización internacional" una organización intergubernamental.
2. Las disposiciones del párrafo I sobre los términos empleados en la presente
Convención se entenderán sin perjuicio del empleo de esos términos o del sentido que se
les pueda dar en el derecho interno de cualquier Estado.

. Acuerdos internacionales no comprendidos en el ámbito de la presente


Convención.
El hecho de que la presente Convención no se aplique ni a los acuerdos
internacionales celebrados entre Estados y otros sujetos de derecho internacional o entre
esos otros sujetos de derecho internacional, ni a los acuerdos internacionales no
celebrados por escrito, no afectará:
a) al valor jurídico de tales acuerdos;
b) a la aplicación a los mismos de cualquiera de las normas enunciadas en la presente
Convención a que estuvieren sometidos en virtud del derecho internacional
independientemente de esta Convención;
c) a la aplicación de la Convención a las relaciones de los Estados entre sí en virtud de
acuerdos internacionales en los que fueren asimismo partes otros sujetos de derecho
internacional.

. Irretroactividad de la presente Convención.


Sin perjuicio de la aplicación de cualesquiera normas enunciadas en la presente
Convención a las que los tratados estén sometidos en virtud del derecho internacional
independientemente de la Convención, esta solo se aplicará a los tratados que sean
celebrados por Estados después de la entrada en vigor de la presente Convención con
respecto a tales Estados.
. Tratados constitutivos de organizaciones internacionales y tratados adoptados en
el ámbito de una organización internacional.
La presente Convención se aplicará a todo tratado que sea un instrumento constitutivo de
una organización interna nacional y a todo tratado adoptado en el ámbito de una
organización internacional, sin perjuicio de cualquier norma pertinente de la organización.

Celebración y entrada en vigor de los tratados.

Celebración de los tratados.

Capacidad de los Estados para celebrar tratados. Todo Estado tiene capacidad para
celebrar tratados.
Plenos poderes.

1. Para la adopción la autenticación del texto de un tratado, para


manifestar el consentimiento del Estado en obligarse por un tratado, se considerará que
una persona representa a un Estado:
a) si se presentan los adecuados plenos poderes, o
b) si se deduce de la práctica seguida por los Estados interesados. o de otras
circunstancias, que la intención de esos Estados ha sido considerar a esa persona
representante del Estado para esos efectos y prescindir de la presentación de plenos
poderes.
2. En virtud de sus funciones, y sin tener que presentar plenos poderes, se considerará que
representan a su Estado:
a) los Jefes de Estado, Jefes de Gobierno y Ministros de relaciones exteriores, para la
ejecución de todos los actos relativos a la celebración de un tratado;
b) los Jefes de misión diplomáticas, para la adopción del texto de un tratado entre el
Estado acreditante y el Estado ante el cual se encuentran acreditados;
c) los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia internacional o ante
una organización internacional o uno de sus órganos, para la adopción del texto de un
tratado en tal conferencia. Organización u órgano.

Entrada en vigor y aplicación provisional de los tratados.

Entrada en vigor.

1.Un tratado entrará en vigor de la manera y en la fecha que en el que se disponga o que
acuerden los Estados negociadores.

2. A falta de tal disposición o acuerdo, el tratado entrará en vigor tan pronto como haya
constancia del consentimiento de todos los Estados negociadores en obligarse por el
tratado.

3. Cuando cl consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado se haga constar en


una fecha posterior a la de la entrada en vigor de dicho tratado, este entrará en vigor con
relación a ese Estado en dicha fecha, a menos que el tratado disponga otra cosa.

4. Las disposiciones de un tratado que regulen la autenticidad de su texto, la constancia


del consentimiento de los Estados en obligarse por el tratado, la manera o la fecha de su
entrada en vigor, las reservas. las funciones del depositario y otras cuestiones que se
susciten necesariamente antes de la entrada en vigor del tratado se aplicarán desde el
momento de la adopción de su texto.

4.4.- Efectos sobre los estados, los estados terceros, modificación, terminación y
suspensión.
En cuanto a los efectos de los Tratados debemos distinguir entre el efecto general y
los efectos específicos.

Respecto al efecto general, cabe decir que los Tratados obligan a las partes. Ello
plantea el problema del fundamento y la razón de la obligatoriedad entre las partes.

La respuesta a este problema se encuentra en el principio pacta sunt servanda. Esta


norma que implica que la actitud de buena fe ha de prevalecer durante la ejecución
de un Tratado en vigor- satisface una necesidad de seguridad jurídica, y ha sido
transmitida a través del tiempo como una verdad evidente y universalmente
aceptada.
.
La norma pacta sunt servanda se encuentra consagrada en el artículo 26 del
Convenio de Viena, según el cual todo tratado en vigor obliga a las Partes y debe ser
cumplido por ellas de buena fe. Por su parte, el artículo 27 añadió una regla específica,
estableciendo lo siguiente: una Parte no podrá invocar las disposiciones de su Derecho
Interno como justificación del incumplimiento de un Tratado.

por tercer Estado podemos entender el que no es parte en un Tratado, de acuerdo con el
artículo 2.1, h) de la Convención de Viena. Además, atendiendo a la regla general del
artículo 34, un tratado no crea obligaciones ni derechos para un tercer Estado sin su
consentimiento. Nos encontramos ante la máxima pacta tertiis nec nocent nec prosunt, que
proviene del Derecho Privado Romano, pero que en Derecho Internacional no se justifica
meramente por ese concepto general del Derecho de los contratos, sino por la soberanía e
independencia de los Estados .

En palabras de Pastor Ridruejo, los tratados sí pueden producir efectos para terceros,
imponiendo obligaciones o concediendo derechos, con el consentimiento de ellos. No hay
en tal supuesto excepciones o derogaciones al principio pacta tertiis, porque al mediar el
consentimiento de los terceros en un acuerdo colateral, nos hallamos claramente dentro del
mecanismo convencional. Además, en virtud del principio de la efectividad, los tratados
producen algunos efectos para terceros en los siguientes casos: reglas de tratados que den
lugar a normas consuetudinarias, tratados que representan la gestión de intereses comunes
por un conjunto de Estados suficientemente representativos y tratados instituyentes de
organizaciones internacionales .

Acuerdos para modificar tratados multilaterales entre algunas de las partes


únicamente.
Dos o más partes en un tratado multilateral podrán celebrar un acuerdo que tenga por
objeto modificar el tratado únicamente en sus relaciones mutuas:
a) si la posibilidad de tal modificación está prevista por el tratado: o
b) si tal modificación no está prohibida por el tratado. a condición de que: no afecte al
disfrute de los derechos que a las demás partes correspondan en virtud del tratado ni al
cumplimiento de sus obligaciones: no se refiera a ninguna disposición cuya modificación
sea incompatible con la consecución efectiva del objeto y del fin del tratado en su conjunto.

Salvo que en el caso previsto en el apartado a) del párrafo 1 el tratado disponga otra cosa,
las partes interesadas deberán notificar a las demás partes su intención de celebrar el
acuerdo y la modificación del tratado que en ese acuerdo se disponga.

LA TERMINACIÓN Y LA SUSPENSIÓN DE LOS TRATADOS INTERNACIONALES

Estas dos parcelas normativas del derecho internacional tienen ámbitos de aplicación
diferentes. El derecho de los tratados se encarga de la constitución y de las vicisitudes de
las obligaciones convencionales, amparadas por la regla pacta sunt servanda, así como del
cese de aplicación de esta regla mediante la regulación de las causas de nulidad,
terminación y suspensión de los tratados. Por su parte, el derecho de la responsabilidad
internacional tiene su sede en las consecuencias derivadas del incumplimiento de cualquier
obligación de derecho internacional, una de las cuales, evidentemente, puede venir
constituida por el incumplimiento de un tratado, ya que, como señala el profesor Shabtai
Rosenne, "breach of treaty gives rise to an international responsibility"6 y, por tanto,
-continúa el citado profesor- "the implementation of that responsibility is a matter for the law
of responsibility of States"7. Consecuentemente, desde el ámbito de la responsabilidad
internacional, el derecho de los tratados se limita a establecer lo que la Comisión de
Derecho Internacional en sus trabajos sobre el tema ha venido en denominar la norma
primaria; es decir, el presupuesto o norma previa cuya violación o incumplimiento da
entrada a las normas secundarias o de la responsabilidad internacional, normas aplicables a
la violación de cualquier norma primaria

4.5.- Garantía procesales, nulidad, suspensión


Conjunto de mecanismos procesales que tienen por objeto tutelar los derechos
constitucionales y permitir su goce efectivo sin que nada lo impida para lo que la mayoría de
las Constituciones incorporan un conjunto de garantías genéricas y una extensa relación de
garantías específicas.

Según lo dispuesto en el Convenio Europeo de Derechos Humanos pueden considerarse


garantías procesales comunes a todo proceso las siguientes:

Derecho al juez ordinario predeterminado por la ley que, en consecuencia, deberá ser
creado previamente por la norma jurídica, con generalidad y anterioridad al caso y cuya
composición se regirá por la imparcialidad (véase principio de imparcialidad ) e
independencia judicial.
Derecho a la defensa y asistencia letrada.
Derecho a un proceso público (arts. 24,2 y 120,1 CE) que sería un derecho subjetivo para
todos y un deber para los órganos judiciales salvo en los casos previstos en las leyes
procesales.
Derecho a un proceso sin dilaciones indebidas de manera que se tramite rápidamente y con
las garantías necesarias para la defensa de las partes atendiendo a la naturaleza y
circunstancias del litigio, márgenes ordinarios de duración de los litigios del mismo tipo,
conducta procesal de los litigantes, interés del demandante en juego, conducta de los
órganos judiciales, consecuencias de la demora para los litigantes y la consideración de los
medios disponibles.
Derecho a un proceso con todas las garantías y
Derecho a utilizar los medios de prueba pertinentes, es decir, a proponer la práctica de la
prueba y a la práctica de la pertinente.
En el ámbito penal, pueden citarse como garantías genéricas: el derecho a la tutela
jurisdiccional (véase tutela judicial efectiva ), la presunción de inocencia, el derecho de
defensa y al debido proceso. Con base en las mismas surgen multitud de garantías
específicas como: el juez natural, la publicidad, la pluralidad de instancia o la cosa juzgada
debiendo destacarse por su importancia las siguientes:

Presunción de inocencia: es la máxima garantía del imputado y uno de los pilares del
proceso penal acusatorio. Permite a toda persona conservar su estado de inocencia
mientras no se declare judicialmente su responsabilidad, además nadie se verá obligado a
probar su inocencia manteniéndose la misma hasta que se declare probada su culpabilidad
(véase principio de culpabilidad ).
Derecho de defensa: es la facultad que toda persona tiene para contar con el tiempo y los
medios necesarios para ejercer su defensa en todo proceso en que se vea incurso, es decir,
la posibilidad de sostener sus posiciones y de contradecir los fundamentos del contrario. Es
un derecho público constitucional que asiste a toda persona física (véase personalidad ) a la
que se le pueda atribuir la comisión de un hecho punible. Mediante su ejercicio se garantiza
al imputado la asistencia técnica de un abogado defensor y se le concede la capacidad de
postulación necesaria para oponerse eficazmente a la pretensión punitiva y poder hacer
valer dentro del proceso, el derecho constitucional de la libertad del ciudadano.

En general, la doctrina relaciona la nulidad procesal con un defecto de forma en el ejercicio


o desarrollo del acto procesal; como una sanción al acto irregular; con el incumplimiento de
algún requisito que la ley prescribe para la validez del acto; con la sanción civil o penal que
la ley establece como reacción a la violación del procedimiento establecido; como una
consecuencia lógica del incumplimiento de aquellas formas a las cuales la ley atribuye
determinados efectos; como un estado de anormalidad del acto; como una privación de
efectos imputada a los actos del proceso, una sanción de ineficacia con que la ley castiga
los actos de procedimiento cuando se ha faltado a trámites esenciales o para cuyo defecto
las leyes dispongan expresamente la nulidad, etc.

En cuanto a la naturaleza jurídica de la nulidad se distinguen, en general, tres categorías, a


saber:

(a) La que tiene como base la estructura orgánica de los actos procesales y por tanto
analiza los requisitos de fondo y de forma de los mismos. Cuando al acto falta un requisito,
es decir, no cumple con el modelo legal, entonces está viciado. Desde esta perspectiva
analizaremos la nulidad como una categoría intrínseca al acto, es decir, como vicio del acto
procesal.

(b) La que postula un alejamiento de la estructura orgánica del acto, pero que no lo excluye,
y que considera a la nulidad como una sanción, como una categoría intrínseca del acto.

(c) La que explica la nulidad como una técnica instrumental, como un instrumento procesal
teniendo como punto de partida el fundamento valorativo de la nulidad procesal. Esta teoría
la analizaremos en las propuestas que expondremos más adelante.

(2.1) La nulidad como vicio del acto. El carácter intrínseco de la nulidad

Analizar la nulidad como un vicio del acto nos obliga a poner el punto de partida en el acto
procesal sano y, por ende, comprobar si este cumple con todos los requisitos que son
necesarios para que sea perfecto, es decir, para que produzca sus efectos.

La doctrina suele relacionar la nulidad procesal con la vulneración o infracción de los


requisitos de los actos procesales. Algunos centran su atención en la transgresión de un
requisito de forma y otros en el quebrantamiento de un requisito de fondo del acto.

Urrutia Salas, enseña que "sobre los elementos que componen el acto procesal, la doctrina
más aceptada es la que distingue en ellos dos clases de requisitos: los esenciales o
sustanciales y los accesorios o secundarios". Luego de explicar lo que se entiende por
actos esenciales y actos accidentales, el autor sostiene que "sin embargo, cualquiera que
sea la opinión sobre los elementos esenciales y accidentales del acto procesal, entre
nosotros, pocas veces la ley dispone cuando una formalidad tiene uno u otro carácter". (...)
Estas razones hacen que no todos los tratadistas esten de acuerdo en esta distinción de
formalidades esenciales y secundarias; no le desconocen su importancia; pero la atacan
porque a veces puede resultar poco práctica.

Por su parte, Santa Cruz Serrano expone que "establecida la existencia de requisitos
legales para el otorgamiento de los actos procesales, cabe preguntarse cuál es la sanción
que recae sobre un acto que ha sido consumado con omisión de algún requisito legal o que
se haya ejecutado en forma irregular. En derecho civil, según lo establece el artículo 1681
del Código respectivo, la sanción por haberse omitido los requisitos establecidos para el
otorgamiento de un acto jurídico es la nulidad de éste, o lo que es lo mismo, la falta de
efectos jurídicos (...) en derecho procesal la infracción de las leyes que establecen los
requisitos necesarios a cada acto también produce la nulidad del acto irregular en que se
han omitido los requisitos legales.

La nulidad, terminación o denuncia de un tratado, el retiro de una de las partes o


la suspensión de la aplicación del tratado, cuando resulten de la aplicación de la presente
Convención o de las disposiciones del tratado, no menoscabar en nada el deber de un
Estado de cumplir toda obligación enunciada en el tratado a la que esté sometido en
virtud del derecho internacional independientemente de ese tratado.
Divisibilidad de las disposiciones de un tratado. 1. El derecho de una parte, previsto en un
tratado o emanado del artículo, a denunciar ese tratado, retirarse de él o suspender su
aplicación no podrá ejercerse sino con respecto a la totalidad del tratado, a
a menos que el tratado disponga o las partes convengan otra cosa al respecto.
Una causa de nulidad o terminación de un tratado, de retiro de una de las partes o de
suspensión de la aplicación de un tratado reconocida en la presente Convención no podrá
alegarse sino con respecto a la totalidad del tratado, salvo en los casos previstos en los
párrafos siguientes o en el artículo.

4.6.- Depósito, registro y publicación

La designación del depositario de un tratado podrá efectuarse por los Estados negociadores
en el tratado mismo o de otro modo. El depositario podrá ser uno o más Estados, una
organización internacional o el principal funcionario administrativo de tal organización. Las
funciones del depositario de un tratado son de carácter internacional y el depositario está
obligado a actuar imparcialmente en el desempeño de ellas. En particular, el hecho de que
un tratado no haya entrado en vigor entre algunas de las partes o de que haya surgido una
discrepancia entre un Estado y un depositario acerca del desempeño de las funciones de
éste no afectará a esa obligación del depositario.

Funciones de los depositarios. Salvo que el tratado disponga o los Estados contratantes
convengan otra cosa al respecto, las funciones del depositario comprenden en particular las
siguientes:
a) custodiar el texto original del tratado y los plenos poderes que se le hayan remitido:
b) extender copias certificadas conformes del texto original y preparar todos los demás
textos del tratado en otros idiomas que puedan requerirse en virtud del tratado y
transmitirlos a las partes en el tratado y a los Estados facultados para llegar a serlo;
c) recibir las firmas del tratado v recibir y custodiar los instrumentos, notificaciones y
comunicaciones relativos a éste;
d) examinar si una firma, un instrumento o una notificación o comunicación relativos al
tratado están en debida forma y, de ser necesario, señalar el caso a la atención del Estado
de que se trate;
e) informar a las partes en el tratado y a los Estados facultados para llegar a serlo de los
actos, notificaciones y comunicaciones relativos al tratado;
f) informar a los Estados facultados para llegar a ser partes en el tratado de la fecha en que
se ha recibido o depositado el número de firmas o de instrumentos de ratificación,
aceptación aprobación o adhesión necesario para la entrada en vigor del tratado;
g) registrar el tratado en la Secretaría de las Naciones Unidas;
h) Desempeñar las funciones especificadas en otras disposiciones de la presente
Convención.

Cuando, después de la autenticación del texto de un tratado. los Estados


signatarios y los Estados contratantes adviertan de común acuerdo que contiene un error,
éste, a menos que tales Estados decidan proceder a su corrección de otro modo, será
corregido:
a) introduciendo la corrección pertinente en el texto y haciendo que sea rubricada pcr
representantes autorizados en debida forma;
b) formalizando un instrumento o canjeando instrumentos en los que se haga constar la
corrección que se haya acordado hacer; o
c) formalizando, por el mismo procedimiento empleado para el texto original, un texto
corregido de todo el tratado.
2. En el caso de un tratado para el que haya depositario, éste notificará a los Estados
signatarios y a los Estados contratantes el error y la propuesta de corregirlo y fijará un
plazo adecuado para hacer objeciones a la corrección propuesta. A la expiración del plazo
fijado:
a) si no se ha hecho objeción alguna, el depositario efectuará y rubricará la corrección en
el texto. extenderá un acta de rectificación del texto y comunicará copia de ella a las
partes en el tratado y a los Estados facultados para llegar a serlo;
b) si se ha hecho una objeción, el depositario comunicará la objeción a los Estados
signatarios y a los Estados contratantes.
3. Las disposiciones de los párrafos 1 y 2 se aplicarán también cuando el texto de un
tratado haya sido autenticado en dos o más idiomas y se advierta una falta de
concordancia que los Estados signatarios y los Estados contratantes convengan en que
debe corregirse.
4. El texto corregido sustituirá "ab initio" al texto defectuoso. a menos que los Estados
signatarios y los Estados contratantes decidan otra cosa al respecto.
5. La corrección del texto de un tratado que haya sido registrado será notificada a la
Secretaría de las Naciones Unidas.
6. Cuando se descubra un error en una copia certificada conforme de un tratado, el
depositario extenderá un acta en la que hará constar la rectificación y comunicará copia
de ella a los Estados signatarios y a los Estados contratantes.

Registro y publicación de los tratados.


Los tratados, después de su entrada en vigor, se transmitirán a la Secretaría de las
Naciones Unidas para su registro o archivo e inscripción, según el caso, y para su
publicación.
La designación de un depositario constituirá la autorización para que éste realice los actos
previstos en el párrafo precedente.

4.7.- Terminación y denuncia


La denuncia o retiro de un tratado internacional, según se trate de un
acuerdo bilateral o multilateral, es un mecanismo establecido para cesar
el compromiso internacional adquirido por el Estado. Su aplicación en el
Derecho Internacional se encuentra regulada en la Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados y en los propios términos del tratado
acordado.

Sin embargo, en el plano interno, la denuncia es una facultad mayoritariamente exclusiva


del Poder Ejecutivo, y en pocos casos se requiere constitucionalmente la participación del
Poder Legislativo durante este proceso.

El presente informe da cuenta de los casos de Bolivia, Ecuador, España, Finlandia, Países
Bajos y Perú que en sus respectivas constituciones han reconocido la aprobación
parlamentaria del mecanismo de denuncia.

Al respecto, se pudo constatar que en los casos de España, Ecuador, Perú y Finlandia el
texto constitucional establece explícitamente la materia respecto de la cual se exigirá la
aprobación legislativa de la denuncia. Mientras que la aprobación parlamentaria de la
denuncia se encuentra
generalizada para todo tipo de tratados en Bolivia y Países Bajos, salvo en este último si
una ley dispone lo contrario.
La terminación únicamente exime a las partes de seguir cumpliendo el tratado desde el
momento de la misma, sin afectar a ningún derecho u obligación de las partes creadas en
virtud del tratado durante su vigencia.

4.8.- El régimen jurídico de los tratados en República Dominicana.


El abordaje de las relaciones internacionales del Estado dominicano y de su vínculo con el
derecho internacional se plantea, en primer término, en el artículo 26 constitucional el cual
dispone lo siguiente:

“La República Dominicana es un Estado miembro de la comunidad internacional, abierto a


la cooperación y apegado a las normas del derecho internacional, en consecuencia:

1) Reconoce y aplica las normas del derecho internacional, general y americano, en la


medida en que sus poderes públicos las hayan adoptado;

2) Las normas vigentes de convenios internacionales ratificados regirán en el ámbito


interno, una vez publicados de manera oficial;

3) Las relaciones internacionales de la República Dominicana se fundamentan y rigen por


la afirmación y promoción de sus valores e intereses nacionales, el respeto a los derechos
humanos y al derecho internacional.

El citado texto establece las bases de lo que en la mejor teoría constitucional


contemporánea se denomina “Estado constitucional cooperativo” el cual “vive de
necesidades de cooperación económica, social y humanitaria, así como, en lo
antropológico, de la conciencia de la cooperación (internacionalización de la sociedad, de la
red de datos, de la esfera pública mundial, de las manifestaciones con temas de política
exterior, de la legitimación proveniente del exterior…)” Tal y como sostiene Peter Häberle:
“Si se puede decir que el Estado europeo viene de la economía, con mayor razón es válido
para el Estado constitucional cooperativo, que es efecto de las interrelaciones económicas y
es causa de éstas mismas. La actual globalización intensifica estos procesos.”

A efectos prácticos, el aspecto más relevante a destacar del citado artículo 26 constitucional
es que su numeral 2 dispone que las normas vigentes de los convenios internacionales
ratificados “regirán en el ámbito interno una vez publicadas de manera oficial”. En otras
palabras, las normas contenidas en los convenios y tratados internacionales son de
aplicación directa, son norma jurídica de validez y aplicación inmediata en el ámbito interno.

Pero ¿qué rango o jerarquía tienen los tratados y convenios internacionales en nuestro
sistema constitucional? ¿Qué sucede si se verifica una contradicción entre una norma
infraconstitucional y el contenido de un tratado internacional?
Las previsiones constitucionales relativas a los tratados y convenios internacionales en el
país no se agotan en reconocer que las disposiciones contenidas en estos últimos son
normas de aplicación directa e inmediata en nuestro país, sino que van significativamente
más lejos: jerarquizan las normas de los tratados internacionales, le otorgan un estatus
dentro del sistema de fuentes directas del derecho en nuestro ordenamiento: los tratados
internacionales son norma de aplicación directa que tienen jerarquía idéntica a la
constitución. Así lo ha establecido el artículo 74.3 constitucional al disponer que:

“Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados


por el Estado dominicano, tienen jerarquía constitucional y son de aplicación directa e
inmediata por los tribunales y demás órganos del Estado”.

¿Cuál es la consecuencia que se sigue del hecho de que una norma jurídica de jerarquía
inferior a la constitución entre en contradicción con un tratado internacional? La misma que
si entrara en contradicción con la constitución: su nulidad.

La cuestión se reconduce a lo siguiente: las normas del derecho internacional, de


conformidad con lo dispuesto por el artículo 74.3 antes citado, forman parte del derecho
constitucional aplicable en el país. De conformidad con lo dispuesto por el artículo 6 de la
constitución “todas las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están
sujetos a la constitución, norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del
Estado. Son nulas de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o actos
contrarios a esta constitución.”

El resultado de lo anterior es que todas las autoridades públicas están en la obligación


jurídica de conferir a las disposiciones de los Tratados Internacionales el estatus jurídico
que, de conformidad con el mandato de la constitución, los mismos tienen. Actuar de una
manera distinta a lo indicado colocaría a la autoridad nacional en una situación de
confrontación con la constitución, con las consecuencias especialmente nocivas que ello
pudiera implicar en términos de comprometer la responsabilidad internacional del Estado
dominicano.

Y es que el reconocimiento constitucional de que los Tratados son norma jurídica que
además tienen jerarquía superior a las leyes se traduce en la posibilidad de someter una
acción de inconstitucionalidad ante el órgano competente a fin de que sea declarada la
nulidad de las normas legales inconvencionales, puesto que las normas así otorgadas
contrarían, como se ha dicho, los textos constitucionales que le dan esa jerarquía a los
Tratados. No es ocioso recordar que de conformidad con lo dispuesto por los artículos 26 y
27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, la firma de un Convenio
Internacional implica que los estados signatarios se obligan a dar cumplimiento cabal a
todas y cada una de sus disposiciones, en virtud de las reglas generales que gobiernan la
eficacia del contenido de las normas de derecho internacional.

Finalmente, de acuerdo a las previsiones constitucionales relativas a los tratados


internacionales, los mismos son normas jurídicas de aplicación directa y tienen jerarquía
idéntica a la constitución. Así lo ha establecido el artículo 74.3 constitucional antes citado.
4.9.- La constitución política y los tratados
La Constitución Política de 1979 otorgaba un
tratamiento bastante amplio a los tratados internacionales, agrupando las normas referentes
al tema en un capítulo especial. Esto difería del tratamiento dado en anteriores
Constituciones, los cuales tocaban esta materia sólo referencialmente y dentro de las
atribuciones presidenciales o del Congreso. La iniciativa en la formación de los acuerdos
internacionales -y, en general, en todo lo referido a las relaciones internacionales- recaía en
el Presidente de la República, siguiendo con la tendencia que preserva el papel
fundamental de la acción exterior del Estado para el Poder Ejecutivo. Esta ha sido la
tendencia que han seguido la totalidad de nuestras Cartas Constitucionales,
los cuales han otorgado al Presidente de la República la iniciativa en el ejercicio del poder
exterior. La Constitución de 1979 conservaba este esquema básico de competencias.(l)
La forma característica en la que se plasmó esta capacidad de representación exterior
estaba referida a la iniciativa del Presidente en la formación de acuerdos internacionales.

4.10.- Formas de aprobación del tratado


En el artículo 26 de la Constitución se establece que la República Dominicana es un Estado
miembro de la comunidad internacional, abierto a la cooperación y
apegado a las normas del derecho internacional. En ese orden, el artículo 93 de la indicada
Carta Magna, otorga al Congreso Nacional la autorización
para aprobar o desaprobar los tratados y convenios internacionales que suscriba el Poder
Ejecutivo, ya que es el Poder Ejecutivo, representado por el Presidente de la República, el
único competente para firmar tratados o convenios internacionales y someterlos a la
aprobación del Congreso Nacional, sin la cual no tendrán validez ni obligarán a la
República. Con la proclamación de la Constitución del 2010, se crearon nuevos órganos
judiciales, se desconcentraron atribuciones y se establecieron nuevos mecanismos
constitucionales. En estos se circunscribe el control preventivo de la constitucionalidad,
también denominado control preventivo o control a priori. El artículo 184 de la Constitución
dispone la creación de un Tribunal Constitucional para garantizar la supremacía de la
Constitución, la defensa del orden constitucional y la protección de los derechos
fundamentales. Sus decisiones son definitivas e irrevocables y constituyen precedentes
vinculantes para los poderes públicos y todos los órganos del Estado. Es este control
preventivo el que vela porque los tratados internacionales estén acorde a las disposiciones
constitucionales antes de su ratificación por el órgano legislativo. Impuestos Internos ha
firmado diversos acuerdos internacionales de cooperación y colaboración técnica,
así como convenios para el intercambio de información, evitar la doble imposición y prevenir
la evasión fiscal en materia de Impuesto Sobre la Renta (ISR) y al Patrimonio.

4.11.- La publicidad de los tratados en la República Dominicana


Los diversos sistemas de concertación de los tratados o convenios internacionales en
general son considerados ampliamente 1 en los capítulos que las diferentes obras de
Derecho Internacional Público dedican al llamado "Treaty Making Power", que no es otra
cosa que la designación de los órganos nacionales que deben intervenir en la celebración
de un convenio internacional. En este sentido se notará que la representación internacional
se ha polarizado siempre en el Poder Ejecutivo o )jefe de Estado de una nación y que a él
corresponde en primer lugar la negociación de los acuerdos internacionales y actuar de
conformidad con los demás requisitos que para tal fin prescriben los actos jurídicos
fundamentales de su país. De aquí que, en aquellos sistemas en que, como los modernos;
el Jefe del Estado recibe una colaboración de otro órgano , que normalmente es el Poder
Legislativo, se distingan los sistemas en los cuales determinados convenios deben ser
objeto de aprobación o ratificación por parte del legislativo, y aquellos otros sistemas en que
se prescribe la necesaria participación de una o ambas Cámaras. Todos conocemos que
nuestro sistema está modelado sobre el último mecanismo señalado en el párrafo anterior, y
que en virtud de lo dispuesto por el Artículo 55 de nuestra Constitución, en su inciso 6,
corresponde al Presidente de la República no solamente celebrar los tratados con las
naciones extranjeras u organismos internacionales sino también " ... someterlos a la
aprobación del Congreso, sin lo cual esta tendrá validez ni obligación a la 1 9 0 República".

Esa disposición, aunque es posterior a la contenida en el Art. 3 7, inciso 1 4, de la misma


Constitución, recibe de ésta un aspecto complementario al expresarse que son atribuciones
del Congreso "aprobar o desaprobar los tratados y convenios internacionales que celebre el
Poder Ejecutivo" ( 1 ) . Aunque en la señalada cláusula del Artículo 55 sólo se habla de la
celebración de tratados, siempre se ha considerado, tal como se enseña en el Derecho
Internacional Público, que el término tratado corresponde a todo acuerdo internacional y
que, por tanto, el inciso 14 del Artículo 3 7 no hace otra cosa que señalar la participación del
Congreso en todo vínculo internacional .sea tratado o convención o acuerdo o se designe
por cualquier otro nombre. Por supuesto, la práctica internacional seguida por una constante
aplicación de orden interno exceptúa del carácter general de la participación del Congreso
en la aprobación de los acuerdos internacionales, a los que son objeto de un intercambio de
notas diplomáticas, generalmente de menor cuantía. De cierta entidad, recordamos las
notas que fueron intercambiadas en el año 1924 entre el gobierno de la República
Dominicana y el de los Estados Unidos de América mediante el cual se otorgan
recíprocamente la cláusula incondicional de la nación más favorecida. Hemos expresado
que ese acuerdo, que no aparece publicado en la Gaceta Oficial, fue de importancia en
nuestra vida porque esa concesión recíproca fue invocada cuando la · República
Dominicana trataba de negociar bilateralmente con dos paíse·s europeos convenciones
comerciales, las que no pudieron llevarse a efecto como consecuencia de que de
conformidad con ese acuerdo nos veíamos obligados a conceder a Estados Unidos las
mismas ventajas que hubiéramos concedido a esos dos países europeos.

4.12.- Los tratados internacionales y sus efectos jurídicos internos


La inadecuación de la Constitución de 1980 a la nueva realidad que impone la relación
internacional en un mundo global, en el que el concepto de integración y del derecho
comunitario son expresiones frecuentes, queda de manifiesto, entre otras materias, en la
recepción del Derecho Internacional en el ordenamiento jurídico interno.

En efecto, el Código Político se refiere al tema de la recepción del Derecho Internacional


sólo en cuatro disposiciones; en el Nº 17 del artículo 32; en el Nº 1 del artículo 50; en el Nº 2
del artículo 82 y en el inciso 2º del artículo 5º. Tales son las únicas normas que regulan la
incorporación de los tratados internacionales al ordenamiento jurídico interno. Pero quedan
múltiples otras materias pendientes, sin solución normativa, que generan incertidumbre y
controversias jurídicas.

a) Incorporación del derecho internacional común o general


Desde luego no existe ninguna referencia en el texto constitucional al Derecho Internacional
Común o General, expresión que comprende, por una parte, el Derecho Internacional
Consuetudinario y, por la otra, los principios generales de Derecho, tomada esta
denominación en el sentido de normas fundamentales del orden jurídico internacional, tales
como el principio del libre consentimiento, de acuerdo con el cual ningún Estado se
encuentra obligado a celebrar un tratado, si lo hace es por su soberana voluntad; el principio
de la buena fe, que puede explicarse como la obligación de lealtad al otro contratante,
lealtad a la convivencia y lealtad al sentido de las interacciones representativas de la
armonía social; y el principio pacta sunt servanda, que hace obligatorio el cumplimiento de
lo pactado.

Prueba lo anterior el hecho de que mientras se discutía en la Comisión de Estudio de la


Nueva Constitución qué normas debían contenerse en su articulado, con incidencia directa
en materia internacional, se propuso incluir un precepto de ese tenor, en el artículo 1º, que
precisara la adhesión del Estado de Chile a los principios del Derecho Internacional, lo que
fue desestimado por la propia Comisión, la cual, no obstante, aprobó en el preámbulo de su
anteproyecto el principio de que: «Chile adhiere a las normas universalmente aceptadas del
Derecho Internacional y manifiesta su voluntad permanente de contribuir a la paz, a la
justicia y al progreso de los pueblos».

No obstante lo anterior tal preámbulo fue suprimido posteriormente por el Consejo de


Estado, criterio que mantuvo la H. Junta de Gobierno por considerarlo superfluo, toda vez,
se dijo, que los conceptos contenidos en él ya estaban incorporados en el capítulo I, relativo
a las Bases de la Institucionalidad.

Es cierto que la Constitución de 1980 sólo regula en sus disposiciones la incorporación de


los tratados internacionales, pero la omisión en la referencia explícita a la costumbre
internacional como a los principios generales del Derecho, en ningún caso puede
interpretarse como que aquellas fuentes no son admitidas por nuestro ordenamiento
constitucional.

Para suplir tan significativa omisión en aras de la certeza y seguridad jurídica, parece
pertinente adicionar a la Carta Fundamental un precepto que reconozca como normas
jurídicas vinculantes para el Estado de Chile aquellas que integran el Derecho Internacional
Común o General, principios, por lo demás, conforme a los cuales el Estado de Chile
siempre ha conducido sus relaciones internacionales, como lo son el de autodeterminación
de los pueblos, la independencia e igualdad de los estados, la no discriminación, el respeto
al ordenamiento internacional, la erradicación de la fuerza y la resolución pacífica de los
conflictos, la cooperación para la paz y el desarrollo de los pueblos.

b) Incorporación del derecho internacional convencional

La Constitución, siguiendo la práctica internacional, ha establecido su propio procedimiento


interno para la celebración de tratados, entregando al Presidente de la República su
negociación, conclusión, firma y ratificación (Artículo 32, Nº 17) y al Congreso, aunque no
respecto de todos los tratados, un acto intermedio de aprobación (Artículo 50, Nº 1).
Se advierte de lo señalado que nuestro régimen constitucional no sigue el sistema de
«transformación» de los tratados en leyes internas para su vigencia, sino que se aplica un
régimen de «incorporación».

En efecto, el Congreso aprueba los tratados siguiendo los trámites de una ley, pero ni este
acto ni ningún otro relacionado con la puesta en vigencia del tratado, tiene el carácter de
ley. Dicha vigencia se realiza mediante un decreto promulgatorio que se publica en el Diario
Oficial.

La Constitución distingue claramente entre tratado y ley, como fuentes de Derecho. Así el
artículo 5 alude a la Constitución y a los tratados internacionales; el artículo 50 habla de
someter la aprobación de los tratados a los trámites de una ley; y el artículo 82, Nº 2,
distingue entre la tramitación de los proyectos de ley y la tramitación de los tratados
sometidos a la aprobación del Congreso.

La única oportunidad en que la Constitución se refiere al control de la constitucionalidad de


los tratados internacionales es en relación con las atribuciones del Tribunal Constitucional, a
quien faculta para: «Resolver las cuestiones sobre constitucionalidad que se susciten
durante la tramitación de los tratados sometidos a la aprobación del Congreso.

Este hecho nos hace coincidir con el criterio de quienes sostienen que respecto de los
tratados internacionales sólo existe un control de constitucionalidad a priori y que no existe
la posibilidad de discutir la constitucionalidad de los mismos una vez que ellos hayan
entrado en vigencia.

Debe destacarse, especialmente, que la interpretación indicada es plenamente coincidente


con la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, cuando ésta preceptúa que no
se puede invocar el Derecho Interno como justificación del incumplimiento de un tratado.

Finalmente, no hay precepto alguno en la Constitución que establezca la relación jerárquica


entre tratado y ley interna. Sin embargo, la intangibilidad de los tratados frente a la ley
puede deducirse, por una parte, de la existencia de sólo un control a priori de la
constitucionalidad de los tratados y por otra, de la incongruencia constitucional que
implicaría la existencia de un sistema complejo para la celebración de los tratados
internacionales, que incluye la participación conjunta de los Poderes Ejecutivo y Legislativo,
y una facultad exclusiva del Legislativo para modificarlos.

4.13.- El derecho Internacional y la Relaciones Internacionales en la Constitución


Dominicana
Artículo 26.- Relaciones internacionales y derecho internacional. La República Dominicana
es un Estado miembro de la comunidad internacional, abierto a la cooperación y apegado a
las normas del derecho internacional, en consecuencia: 1) Reconoce y aplica las normas
del derecho internacional, general y americano, en la medida en que sus poderes públicos
las hayan adoptado; 2) Las normas vigentes de convenios internacionales ratificados
regirán en el ámbito interno, una vez publicados de manera oficial; 3) Las relaciones
internacionales de la República Dominicana se fundamentan y rigen por la afirmación y
promoción de sus valores e intereses nacionales, el respeto a los derechos humanos y al
derecho internacional; 4) En igualdad de condiciones con otros Estados, la República
Dominicana acepta un ordenamiento jurídico internacional que garantice el respeto de los
derechos fundamentales, la paz, la justicia, y el desarrollo político, social, económico y
cultural de las naciones. Se compromete a actuar en el plano internacional, regional y
nacional de modo compatible con los intereses nacionales, la convivencia pacífica entre los
pueblos y los deberes de solidaridad con todas las naciones; 5) La República Dominicana
promoverá y favorecerá la integración con las naciones de América, a fin de fortalecer una
comunidad de naciones que defienda los intereses de la región. El Estado podrá suscribir
tratados internacionales para promover el desarrollo común de las naciones, que aseguren
el bienestar de los pueblos y la seguridad colectiva de sus habitantes, y para atribuir a
organizaciones supranacionales las competencias requeridas para participar en procesos
de integración; 6) Se pronuncia en favor de la solidaridad económica entre los países de
América y apoya toda iniciativa en defensa de sus productos básicos, materias primas y
biodiversidad.

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