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EL CONTRATO DE COMISION DE

TRANSPORTE DE COSAS (*)


Por el Dr. Esteban CSATO
graduado en la Universidad de Budapest

Introducción y Nomenclatura. TITULO PRELIMINAR: El contrato de co­


misión de transporte en el Derecho Venezolano. TITULO PRIMERO: L a teo­
ría del contrato de comisión de transporte. Planteamiento. CAPITULO I: La
función social de la comisión de transporte. CAPITULO II: L a naturaleza
jurídica del contrato de comisión de transporte. Párrafo 1: El contrato de
comisión de transporte y el contrato de transporte; Párrafo 2: El comisio­
nista de transporte y los intermediarios; Párrafo 3: El contrato de comisión
de transporte y los contratos de m andato y de comisión; Párrafo 4: El con­
trato de arrendamiento de obras; Párrafo 5: El contrato de comisión de
transporte y el depósito. Conclusión.

INTRODUCCION
1.—El Contrato de Comisión de Transporte tiene lugar entre el
expedidor que d a la orden de transporte, y el comisionista de
transporte que se encarga de hacerlo efectuar en su nombre y por
cuenta de otro. Esta noción puede quedar deducida del Derecho
Mercantil patrio y esta misma determinará el terreno del presente
tema. Hay que complementar e sa descripción previa con las ope­
raciones accesorias y conexas que en la realidad forman con fre­
cuencia la mayor parte del compromiso del comisionista de trans­
porte, restringiendo el planteamiento a la comisión de transporte
de cosas. Este estudio no comprende el análisis de la comisión
de transporte de personas, o de las cuestiones jurídicas de las

( * ) NOTA.—Debido a que el autor no domina perfectamente la len gua castellana


la Dirección de Publicaciones h a estimado conveniente hacerle al presente tra­
b ajo la s correcciones gram aticales necesarias. S e le ru eg a a l lector excusar cual­
quier error que h ay a quedado inadvertido.
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agencias de viaje, sino solamente lo relacionado con el contrato


de comisión de transporte de cosas, sean estas últimas mercancías
u otras cosas muebles corporales.
El interés que suscita este tema es de orden práctico y teóri­
co. La importancia actual del comercio exterior, en particular la
de la exportación cad a vez m ás creciente y el perfeccionamien­
to de la red de comunicaciones en el interior del país, son circuns­
tancias que aumentan la importancia de esta parte del Derecho
Mercantil, relativa al transporte. La división del trabajo en esta
esfera social-económica hace necesario dar mayor importancia
a la institución jurídica del Contrato de Comisión de Transporte.
Como dicha institución ocasiona graves problemas teóricos en la
literatura jurídica, por su complejidad extraordinaria, se hace pro­
ductivo el propósito modesto de plantear unos problemas que pue­
dan fecundar los ángulos doctrinales o legislativos, concernientes
a este tema.

Para lograr este propósito, vam os a trazar los contornos de


nuestro tema mediante consideraciones acerca de sus fuentes en
el Derecho Mercantil venezolano ( en el título preliminar) y los
problemas planteados se desarrollarán conforme a un sistema
teórico que procurará abarcar las soluciones de sus cuestiones
m ás problemáticas (en el título primero). Luego, teniendo en
cuenta la importancia del Contrato de Comisión de Transporte re­
lativa a la comunicación internacional, se analizará la institución
a través del Derecho Comparado (en el título segundo), plantean­
do los problemas específicos pertenecientes al terreno del Dere­
cho Internacional Privado, (en el titulo tercero).

NOMENCLATURA
2.—Con el propósito de evitar confusiones terminológicas, muy
especialmente referidas a la nomenclatura u sad a por el Derecho
Mercantil venezolano, en el curso del presente trabajo llamaremos
"comisionista de transporte" a quien queda obligado a las típicas
y céntricas prestaciones derivadas del contrato de comisión de
transporte. En varios sistemas jurídicos él se llam a también al
"expedicionista" ("comissionaire-expéditeur", "spedizionere", "spe-
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diteur", "forwarder"). Esta denominación no resulta apropiada


porque se confundiría con la figura del expedidor.
En nuestra exposición se denominará "expedidor" a la par­
te acreedora de la obligación céntrica del contrato de comisión de
transporte. Este elemento del contrato en la nomenclatura jurídica
usual se denomina frecuentemente "comitente", "mandante" o "re­
mitente" ("commettant", "shipper"). Estas nomenclaturas no re­
sultan suficientemente claras, porque podrían dar margen a con­
fusión con los elementos del contrato se a de comisión ordinaria,
s e a de mandato, o con los del contrato de transporte.
Llamaremos "porteador" a la tercera persona por medio de
la cual el comisionista de transporte hace efectuar el transporte
mismo. Esta denominación exige m ás explicaciones, en vista de
que se consideraría como m ás adecuada la denominación de
"transportador" que abarca todos los conceptos relativos al trans­
porte terrestre, fluvial, marítimo y aéreo, Mas, por cau sas históri­
cas, en la m ayoría de las legislaciones, la figura del comisionista
de transporte se desarrolló en adherencia a la figura del porteador
(propiamente dicho) del transporte terrestre, y por eso las com­
paraciones y las confrontaciones entre sus papeles en la vida ju­
rídica siempre se realizan haciendo uso del vocablo de "portea­
dor" ("acarreador", "voiturier", "vettore", carrier"). Obedeciendo
este uso fundado por la dogmática, en el curso del presente tra­
bajo se tratará del porteador en el sentido del concepto de trans­
portador. (L a nomenclatura jurídica anterior no se preocupa de
hacer distinciones y bajo la denominación de "porteador" de­
signa la figura relacionada con todo género de transporte, y a se a
terrestre, aéreo o fluvial, siguiendo así las formas tradicionales de
sus antiguos códigos, lo que se demostrará también en el siguien­
te aparte).

TITULO PRELIMINAR

El Contrato de Comisión de Transporte en el


Derecho Venezolano

3.—-El Artículo 154 del vigente Código de Comercio de la Re­


pública de Venezuela establece: "El contrato de transporte tiene
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lugar entre el expedidor.o remitente, que d a la orden de transpor­


te, y el empresario que se encarga de hacerlo efectuar en su nom­
bre y por cuenta de otro, o bien entre uno de ellos y el porteador
que se encarga de efectuarlos''.
De esta noción hemos deducido la definición previa del con­
trato de comisión de transporte para designar el terreno de nues­
tro examen (N 1? 1). Es necesario resaltar los diferentes plantea­
mientos que realiza la definición legal (Artículo 154 del Código
de Comercio), muy especialmente en cuanto a la denominación
del contrato mismo, a la del deudor de la obligación céntrica y a
la compleja estructura descrita. La noción legal se refiere a dos
operaciones; por una parte, hacer efectuar la orden de transporte;
y por la otra, efectuarla. Del primer acto se encarga el empresa­
rio y del segundo se encargará el porteador.
El aparte seguido del Artículo citado vuelve a distinguir con
claridad entre las dos operaciones y p ara precisar el método de
la aplicación de la Ley, designa con el nombre de porteador tan­
to al empresario mencionado como al porteador propiamente di­
cho. Esta división ocurre solamente con fines técnicos legislativos,
porque si se analiza el texto del Artículo 155 del Código de Comer­
cio, se deduce que no se hace diferencias entre estos dos elemen­
tos. En efecto, al establecer el deber de llevar libros especiales,
se limita a señalar a : "los que se ocupan habitualmente en co­
misión, o em presas de transporte", sin hacer distingos de ningu­
na índole. Esta denominación doble debe corresponder a los en­
cargados de la prestación de "hacer efectuar” , puesto que la Ley
en sus Artículos subsiguientes (183, 185) yuxtapone las denomi­
naciones de "los porteadores y comisionistas de transporte" (N °
6). Así, el contenido sintetizado de las reglas citadas nos dem ues­
tra que sólo se trata de dos clases de prestaciones: por una parte
la de "hacer efectuar el transporte", y por la otra, la de "efectuar
el transporte". En nuestro estudio se ha dado diferente nomencla­
tura a cad a uno de los sujetos de estas prestaciones, pero en el
Derecho venezolano el mismo vocablo sirve para designar a am ­
bos sujetos.
La denominación de "porteador" unirá dos figuras operantes,
y el "contrato de transporte" calificará también dos actos diferen­
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tes según los objetos de las prestaciones y según los sujetos dis­
tintos, La expresión del texto legal de hacer efectuar el "transpor­
te" en su nombre y por cuenta de otro" se acerca dem asiado al
texto del Artículo 376 del Código de Comercio, según el cual el
"comisionista es el que ejerce actos de comercio en su propio nom­
bre por cuenta de un comitente". A consecuencia de esta analo­
gía, hay que ver que la denominación de "contrato de transpor­
te" quede también unificada, al igual que la denominación de
"porteador", pues el "contrato de transporte" ab arca dos concep­
tos: el contrato de transporte propiamente dicho con el porteador,
y por otra parte, el contrato, mediante el cual el comisionista de
transporte arriba mencionado se encarga de hacer efectuar el trans­
porte en su nombre y por cuenta de otro.
La doctrina y el uso comercial califican este último tipo de
contrato como el Contrato de Comisión de Transporte.
4.—Repetimos que el Código de Comercio de Venezuela está
uniendo los dos tipos de contratos (e l de "transporte" y el de
"comisión de transporte") bajo una nomenclatura idéntica. En
consecuencia, las disposiciones que gobiernan los contratos en
cuestión están contenidas en las reglas establecidas bajo la deno­
minación de "Contrato de Transporte". De ahí que no se mencio­
nan específicamente las reglas aplicables para el contrato de co­
misión de transporte, y sólo se podrán deducir de las generales
establecidas sobre la materia que se encuentra bajo el título "Del
Transporte "
Entre las normas deducidas las m ás características son aqué­
llas que establecen la responsabilidad del comisionista de trans­
porte, Dice el Artículo 169 que "el porteador responde de los he­
chos de sus dependientes, como también de los de todos los por­
teadores subsiguientes o intermediarios o de cualquier otra per­
sona a quien confíe la ejecución del transporte". Lo que quiere de­
cir, según lo arriba mencionado, que el comisionista de transporte
será responsable de los hechos de cualquiera otra persona a quien
confíe la ejecución del transporte, sean porteadores o comisionis­
tas intermediarios.
El contenido de esta responsabilidad se aclara en al Artícu­
lo 173, al obligarlo al resarcimiento de las pérdidas y averías que
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sufran los objetos, o del retardo en transporte, a menos que prue­


be haber sucedido por caso fortuito o de fuerza mayor, o por vi­
cio de los objetos o por su naturaleza, o por hecho del remitente
o de su consignatario. El comisionista de transporte cumplirá su
obligación con una ejecución perfecta del traslado.
Si se compara la obligación del comisionista de transporte
con la del porteador, podemos ver que ambos quedan determina­
d as por un mismo resultado y sólo se diferencian las obligaciones
según el objeto de la prestación específica de "hacer hacer”
—comisionista de transporte— o "hacer" (ejecución del acto m a­
terial) —porteador—. Para ambos elementos existen los mismos
efectos jurídicos en caso de inejecución o de ejecución defectuosa;
el cargador (expedidor o remitente) no tiene que probar m ás que
la falta y eso sólo establecerá la responsabilidad del comisionista
o del porteador, a menos que los últimos acreditaran el caso de
fuerza mayor o de las dem ás causas enumeradas.
Esta forma especial de responsabilidad caracteriza la línea
común de las dos operaciones y en este orden de ideas, llega­
mos a las consideraciones de las diferencias de sus respectivas
prestaciones. Del Artículo 169, arriba citado se desprende que el
porteador puede confiar una parte de la ejecución del traslado a
otras personas, pero queda evidente que el comisionista de trans­
porte debe normalmente hacerlo, lo que corresponde a su pres­
tación de "hacer efectuar". Por eso, en el último caso la responsa­
bilidad se extenderá hasta responder de los hechos de otros. Es­
tamos en presencia de la presunción de responsabilidad, que no
admite para el comisionista de transporte otro medio alguno de
exonerarse fuera de la prueba que los daños ocurrieren como con­
secuencia de situaciones de fuerza mayor y los dem ás casos enu­
merados, lo que hace surgir serias dificultades doctrinales.
5.—En el aparte segundo el Artículo 173 se establece: "Son
casos de fuerza mayor los accidentes adversos que no pueden
preverse ni impedirse por la prudencia y los medios propios de
los hombres de la profesión respectiva. Pero es responsable el
porteador: 1*? Si un hecho o culpa suya hubiere contribuido al
advenimiento del caso fortuito. 2*? Si no hubiere empleado toda su
diligencia y pericia necesarias p ara hacer cesar o atenuar los
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efectos del accidente o avería. 3? Sí en la carga, conducción o


guarda de las mercancías no hubiere puesto la diligencia y cui­
dados que acostumbran los porteadores inteligentes y precavidos".
En b ase de las reglas invocadas, surge el problema de deter­
minar cual ha de ser la fase, en la cual el expedidor tiene que
probar que hubo los supuestos jurídicos necesarios p ara que se
considere que hubo falta en la ejecución del contrato. Seguida­
mente analizamos los planteamientos siguientes: a ) La presun­
ción de responsabilidad considera al comisionista de transporte
como si él mismo hubiese efectuado el transporte como porteador,
en consecuencia, se le imputará la culpa cometida por el que m a­
terialmente h aya ejecutado el traslado. En la práctica el expedi­
dor no quiere atender a los problemas específicos del transporte
y a fin de evitarlos, los h a encomendado al comisionista de trans­
porte. Sin embargo, al tenor del Artículo 185 del Código de Comer­
cio el expedidor tiene la posibilidad de accionar directamente con­
tra el porteador, lo que resulta impropio porque el expedidor no tie­
ne medios directos p ara conocer a qué persona le fue encomendada
la ejecución material del traslado. Por otra parte, b ) El Artículo 173
del Código de Comercio establece situaciones específicas que el por­
teador no puede alegar p ara extinguir su responsabilidad, ante
la concurrencia de las supuestas liberaciones, consagradas en la
primera parte del Artículo citado (fuerza mayor, etc.). Si el expe­
didor tiene que probar los hechos y culpas señalados en esta úl­
tima disposición legal, ¿cabe dentro de esta consideración el to­
mar como fuente de la responsabilidad del comisionista de trans­
porte el haber hecho la elección del porteador, como un elemento
que constituyó al advenimiento del hecho fortuito?
De un análisis detenido de la realidad práctica se desprende
que las tareas específicas del comisionista de transporte son m ás
numerosas y de índole distinta a la de los porteadores. Corres­
ponde al comisionista de transporte encomendar la ejecución m a­
terial a personas capacitadas, y en consecuencia, no puede li­
brarse de la responsabilidad de la elección del porteador que h a­
ga. M as el simple hecho de haber encomendado la ejecución ma­
terial del contrato a un tercero no se podrá señalar como cau sa
coadyuvante al advenimiento del caso fortuito, lo que quiere decir
que el citado ordinal 1° del Artículo 173 no queda aplicable a la
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responsabilidad especial del comisionista de transporte. El or­


dinal 31? del mismo Artículo establece algunas normas de conduc­
ta, pero é sas no se refieren sino a la actuación especial del por­
teador propiamente dicho. Ahora bien, se podrá aplicar esta regla
a la responsabilidad del comisionista de transporte si la misma
se deriva de manera indirecta, de hechos del porteador, pero no
quedará aplicable a los actos específicos de los comisionistas. To­
do esto es consecuencia de la unificación de la figura del comi­
sionista y de la del porteador. Sin embargo esta unificación no es
completa.
El texto del artículo 183 al establecer que: "los porteadores y
comisionistas de transporte tienen privilegio en el orden estable­
cido en el Código Civil, sobre los objetos transportados " al
igual que el Artículo 185 ejusdem, al establecer que: "Todas las
acciones contra los porteadores o comisionistas de transporte, por
cau sa de pérdidas, averías o retardo " evidencia que el le­
gislador patrio ha considerado hipotéticamente la configuración
separad a de estos dos sujetos jurídicos, aunque en otras disposi­
ciones legales los llega a identificar plenamente.
Posiblemente este fenómeno tiene un origen meramente his­
tórico.
6.—El Código de Comercio de 1862 trata en su Título III "De
los agentes intermediarios de comercio", la Ley III "De los
porteadores y de los comisionistas de transporte". El Artículo
19 consagrando las reglas sobre la carta de porte, menciona: "re­
mitentes, comisionistas de transporte y porteadores". El Artículo
109 dice textualmente: "Los empresarios o comisionistas de trans­
porte son garantes de los hechos de los porteadores que emplean;
y contra éstos o aquéllos pueden los dueños dirigir sus acciones".
El Artículo 129 rige la prescripción de "todas las acciones contra
los porteadores o comisionistas de transporte por razón de pérdi­
das, averías o retardo "

Podemos ver que el Código de 1862 no hace uso de la unifi­


cación total y yuxtapone expresamente las figuras del porteador
y del comisionista de transporte en todo el curso de su reglamen­
tación. Mientras que el Código vigente las absorbe del todo en el
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texto de las reglas modificadas, pero no en los artículos no modifi­


cados que conservan el texto originario.
El Código de Comercio de 1873 (q u e derogó el Código de
1862) trata en el Título VI (d e su Libro I) del Transporte. El Ar­
tículo 132 consagró que: "Las disposiciones del presente título
son obligatorias a toda clase de porteadores, cualquiera que se a
la denominación que tengan, inclusas las personas que se obligan
ocasionalmente a conducir pasajeros o mercancías". A conse­
cuencia de esta unificación, tienen simultáneamente efecto sobre
el porteador propiamente dicho y sobre el comisionista de trans­
porte, aquellas reglas del Código que rigen la cláusula de no-res-
ponsabilidad.
Ponemos de relieve este tema examinado por Sanojo con cla­
ridad extraordinaria, en sus comentarios ( 1) : "No creemos que
el efecto de la estipulación celebrada de que el porteador no res­
ponderá de avería se a libertarle absolutamente de toda respon­
sabilidad. En nuestro concepto, aun existiendo aquella estipula­
ción, si se llega a comprobar que la avería ha provenido de ne­
gligencia o falta de inteligencia en el asunto, será siempre res­
ponsable el porteador en los términos que van expuestos. El
único efecto del pacto indicado es libertar al porteador de que se
le presuma culpado. Sin el pacto él tendrá que probar que el
daño h a provenido de caso fortuito; con el pacto debe compro­
bársele que ha habido culpa de su parte. La absoluta irresponsa­
bilidad podría producir el efecto de hacerle negligente en el cum­
plimiento de su cargo". (S e tratará de este tema bajo Nos. 64 y 65
de este trabajo.)
7.—Adem ás de las reglas anteriormente mencionadas, el Có­
digo de Comercio de 1873 contiene disposiciones concernientes al
comisionista de transporte. En su Artículo 132 (sim ilar al Artículo
11 del Código de 1862) trata el libro especial de "los que se ocu­
pen habitualmente en comisiones o empresas de transporte". El
Artículo 133 rige la garantía de los hechos de los otros (antes,
Artículo 10).

C1) L. Sanojo: Exposición del Código de Comercio con su texto. (C a ra c a s,


1874). p á g . 128.
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Estos artículos fueron particularmente comentados por el m aes­


tro Dominici ( 2) quien dice: "La profesión del transporte que es
la que pertenece a la jurisdicción comercial, se ejerce por comi­
sionistas, es decir personas que se encargan de solicitar conduc­
tores para la traslación de las cosas, a los precios m ás convenien­
tes, por empresarios (organizados) y particulares, que ejercen
el oficio de conductores". Igualmente señala que: "Cuando el re­
mitente se entiende con el empresario de transportes o el portea­
dor mismo, intervienen dos personas en el contrato; cuando el
remitente se vale de un comisionista, como éste ha de ocurrir a
un empresario o porteador, intervienen tres. C ad a una de ellas
puede exigirle a la otra una carta de porte " Destacó Domi­
nici la solidaridad existente entre el porteador y el comisionista
de transporte, al considerar garante a los empresarios o comisio­
nistas de los hechos de los porteadores y a que: "En semejantes
casos la obligación es solidaria, como todas las obligaciones mer­
cantiles, contraídas por deudores conjuntamente, Art. 93" (e l ci­
tado Artículo 93 corresponde al Artículo 107 del vigente Código de
Comercio). (D e la garantía se tratará bajo los Nos. 42-52 de este
estudio).
Como se puede ver, muy floreciente doctrina relativa al con­
trato de comisión de transporte había acompañado a los antiguos
Códigos de Comercio que gozaban de la inspiración del Código
de Comercio francés. Cambió esta situación bajo la influencia del
Código de Comercio italiano de 1882. Esta corriente entró en la
legislación patria inspirando el Código de Comercio de 1904 que
derogó el Código de 1873. Se comenzó a definir la noción del con­
trato de comisión de transporte (Artículo 157) mediante el texto
mismo que hemos citado como el Artículo 154 del Código de Co­
mercio vigente. Tanto la noción, como las dem ás disposiciones de
aquel Código de 1904 han quedado sustancialmente iguales h as­
ta hoy día, las reformas no han tocado la materia. La mencionada
unificación aplicada por los nuevos Códigos se refleja en los co­
mentarios modernos.
P. Pineda León ( 3) después de haber subrayado la "impor-

( 2) A. Dominici: Comentarios al Código de Comercio Venezolano. (C a ra c a s,


1891). p ág. 107.
( 3) P. Pineda León: Principios de Derecho Mercantil. (M érida, 1943). p. 270.
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tcmcia capital" de la industria del transporte, pone de relieve que:


"desem peña también un papel importante el comisionista de trans­
porte, pues en la mayoría de los casos los expedidores remiten
las mercancías a éstos, quienes las hacen despachar".
Atendiendo al carácter del contrato de transporte, él invoca la
teoría clásica según la cual este carácter "participa del arrenda­
miento de obras en cuanto resulta el compromiso de transferir
o hacer transferir una cosa de un lugar a otro y del depósito, en
cuanto el porteador recibe las cosas con la obligación de entre­
garlas en el mismo estado en que le fueron entregadas, todo a
cambio de una remuneración " En otras anotaciones destaca
que: "El comisionista no es un porteador en el sentido técnico ju­
rídico de la palabra y por lo tanto es siempre necesario dilucidar
entre quienes se considera celebrado el contrato para todos los
efectos subsiguientes".
Distinción similar se enfoca en los "Comentarios" del Dr. C.
Morales ( 4) quien hace la diferencia siguiente: " el portea­
dor es el que hace el transporte y comisionista es el que se en­
carga de hacerlo efectuar en su propio nombre, pero por cuenta
del verdadero cargador o remitente". Estas consideraciones po­
nen de manifiesto la cristalización de los conceptos legales a
través de las opiniones doctrinales que aclaran los conceptos re­
lativos a los elementos del Contrato de Comisión de Transporte.
8.—No hay que decir que al lado de la Ley y de la doctrina
existen las dem ás fuentes del Derecho Mercantil: El uso comercial
y la jurisprudencia. Las costumbres mercantiles se hallan siem­
pre m ás cerca de las raíces de la vida social y económica y por
eso son influidas m ás profundamente por las necesidades actua­
les de la realidad.
La institución de la Comisión de Transporte contiene gene­
ralmente toda la serie de operaciones necesarias en tomo al tras­
lado de las mercancías, se a en el comercio interior, se a en el ex­
terior. Mientras la Ley pone de relieve la operación principal del
comisionista, la cual se actualiza por gestiones con porteadores, las

( 4) C. M orales: Comentario al Código de Comercio Venezolano. (C a raca s,


19S4). p ág. 260.
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costumbres están formando normas que regulan las operaciones


accesorias (cargar, descargar, entregar para el porteador, recibir,
depositar, transportar las cosas entre los domicilios del porteador
y del destinatario, etc.). Por otra parte, pertenecen a la serie men­
cionada las operaciones conexas, mediante las cuales el comisio­
nista de transporte arregla las gestiones ante la aduan a y los asun­
tos sobre el pago del precio de las mercancías mismas.
Las necesidades actuales de la vida económica van desarro­
llando costumbres de carácter jurídico, relativas a las operaciones
ahora mencionadas. El uso comercial v a conformando derechos
y deberes de los comisionistas quienes actúan como consignata­
rios de los expedidores u otros comisionistas originarios. Ellos
frecuentemente efectúan la recepción de la mercancía llegada
(exam en de la clasificación, de la cantidad, de las averías y pér­
didas eventuales; en caso de las últimas, hacer las reclamaciones
etc.), y cumplen las formalidades del alm acenaje oficial, o reali­
zan ellos mismos el depósito, custodiando la mercancía con toda
seguridad.
El uso comercial consagra varias maneras para que las con­
diciones estipuladas entre el vendedor y comprador se cumplan
bajo el control del comisionista consignatario (quien queda con­
signado por el expedidor). Por lo general, esta función de comi­
sionista se une con la prestación del comisionista de aduana. El
agente de aduana puede representar al destinatario o al comi­
sionista consignatario, pero desde el punto de vista de nuestro
examen esta conjugación de circunstancias no es trascendente.
En efecto, al cumplir las diligencias establecidas por la Ley de
Aduana y por su Reglamento, atiende el comisionista a la rela­
ción con las autoridades. N ada se opone a que el comisionista de
transporte también pueda ser conjuntamente consignatario, y
quedar en este carácter considerado como: "dueño de la mercan­
cía si su nombre figura en la Factura Consular". Si sólo conside­
ramos las disposiciones de la Ley de Aduanas, y los efectos jurí­
dicos de la consignación, vemos que ésta destaca la obligación
del agente de renunciar expresamente a la consignación, para
desvirtuar la presunción de propiedad, impuesta por las deriva­
ciones particulares del mandato que se le impone.
9.—Si consideramos la Jurisprudencia relacionada con la m a­
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teria, encontramos que en sentencia dictada por la Corte de C a sa ­


ción el día 18 de julio de 1947, donde se analiza la relación del
comisionista y el comitente, se afirmó que: "la s menciones de
consignación y consignatario en el conocimiento de embarque no
prejuzgan el negocio jurídico o el título por el cual h a de recibir
el consignatario la cosa o mercancía" ( * ) •
También sobre materia semejante, un fallo del año 1952 (®),
concerniente al "domicilio de elección" trató de lo siguiente: Las
partes de un contrato de transporte de carácter internacional eli­
gieron un domicilio especial en el extranjero p ara los efectos de
las reclamaciones derivadas del contrato mismo. Ante el Tribunal
Venezolano se ventila la aplicación de esta cláusula atributiva de
competencia a las autoridades judiciales del Estado extranjero.
En ese caso, la Corte expresó la tendencia dominante de la juris­
prudencia sobre la autonomía de la voluntad, que las partes con­
tratantes puedan manifestar libremente, sin que ello envuelva el
quebrantamiento de normas imperativas o prohibitivas del Dere­
cho positivo venezolano. El fallo consideró que dicha elección se
halla autorizada por el Artículo 32 del Código Civil, y en conse­
cuencia con los principios del Derecho Internacional Privado, "la
esfera de aplicación de la Ley Nacional, en determinados casos,
que no afectan el orden público, se h a aplicado con las necesida­
des impuestas por las cad a d ía m ás intensas relaciones sociales
y económicas entre los pueblos".
Q ueda subrayado por este fallo que no se trata de resolver
un conflicto de leyes; por otra paite podemos ver que se trató de
un contrato de transporte y de cuestiones de procedimiento. A
pesar de eso, hemos de referirnos a esta solución de la jurispru­
dencia, mientras nos dedicamos al contrato de comisión de trans
porte, puesto que la Ley había unificado los dos tipos jurispruden.
ciales podrían ser invocados cuando se trate del Derecho Inter­
nacional Privado, relativo al Contrato de Comisión de Transporte.
10.—Las fuentes ahora exam inadas del Derecho Mercantil pa-

( 5) Jurisprudencia y crítica de la doctrina de la C asación Venezolana. (1 953)


Tomo I, p á g . 120.
( 6) Jurisprudencia de los tribunales de la República. (Ministerio de Jus­
ticia. Instituto de Codificación y Jurisprudencia, 1955). Vol 2 (1 9 5 2 ), pcig. 231.
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trio han dibujado los contornos esenciales del tema del Contrato
de Comisión de Transporte. Al mismo tiempo ellas han planteado
varios problemas fundamentales, concernientes a esta Institución
Jurídica. Así surgen las cuestiones acerca de la autonomía de es­
ta institución, sus analogías con los dem ás contratos (d e trans­
porte, de comisión, de arrendamiento, etc.) y su reglamentación
por el Derecho Mercantil y por el Derecho Internacional Privado.
Se encuentra también el problema de las obligaciones principa­
les y accesorias que se derivan del contrato. El prolema de la res­
ponsabilidad de los hechos propios o de otros, la presunción de
responsabilidad, la acción directa y la cláusula de no-responsabi­
lidad. En este Título Preliminar nos hemos limitado solamente a
plantear los problemas generales y en el curso del desarrollo sub­
siguiente del estudio, procuraremos detallar todos los aspectos.
Para lograr este propósito vamos a sistematizar la materia plan­
teada según los principios de la teoría del Derecho.

TITULO PRIMERO

La Teoría del Contrato de Comisión de Transporte


Planteamiento:

II.—Para desarrollar le teoría de la institución jurídica del


Contrato de Comisión de Transporte, hemos considerado necesa­
rio apoyarnos en el sistema y a bien cristalizado de la Teoría
General del Derecho.
En los dominios de los conceptos abstractos, la Teoría Gene­
ral del Derecho contesta a las preguntas filosóficas eternas de la
realidad social (¿Cóm o e s?), de la veracidad teórica (¿Cóm o de­
be se r?) y de los valores (¿Cóm o debería ser?) por su método
sociológico, lógico y político-jurídico. De la misma manera pre­
tendemos desarrollar las soluciones de los problemas m ás concre­
tos de la teoría de esta institución jurídica.
En primer lugar, el ángulo sociológico caracterizará su rol
en la realidad social y aclarará los factores derivados de varias
cap as de la vida de una sociedad dada, los cuales determinan la
transformación de la institución jurídica en cuestión ( * ) . Al apo­
TRANSPORTE DE COSAS 77

yarse en estos puntos de vísta tratará nuestro Capítulo I de "La


función social de la Comisión de Transporte". Por otra parte, me­
diante los axiom as de la lógica jurídica, se podría determinar las
propiedades jurídicas de esta institución.
La ciencia normativa del derecho, al haber descubierto la in­
terdependencia y armonía absoluta de las normas en el ordena­
miento jurídico, servirá de método para determinar su naturaleza
jurídica o se a el lugar que le corresponde dentro de las Institucio­
nes del Sistema Jurídico ( 2). Esto se realiza mediante el análisis
de las Instituciones primarias y de las otras sub-instituciones, con­
frontando la Institución de nuestro estudio con aquéllas que pue­
dan tener y presentar conexiones y analogías. La misma cien­
cia normativa kelseniana ( 3) al considerar las normas como silo­
gismos jurídicos, podrá servir de medio de determinación de los
efectos jurídicos del Contrato en cuestión, particularmente en cuan­
to a la relación de las prestaciones y de las formas de la respon­
sabilidad. Y a que se compaginan ambos métodos de m anera ló­
gica, nos vam os a dedicar a las cuestiones propiamente doctri­
nales en dos capítulos: en el II, en que se trata de "La naturaleza
jurídica del Contrato de Comisión de Transporte", y en el III, en
que se trata de "Los efectos jurídicos del Contrato de Comisión de
Transporte". Estos capítulos pretenden presentar un cuadro, casi
completo, sobre la Institución en cuestión, apoyándose en las fuen­
tes que dieron origen a su conformación. Procuraremos colocar al
lado del sistema patrio, los sistemas latinos de concepción pare­
cida, estableciendo fructíferas consideraciones de Derecho Com­
parado.
La política jurídica ayudará a crear los juicios de valor ( 4)
sobre la materia de nuestra investigación, permitiendo hacer con­
sideraciones tendientes acerca del perfeccionamiento de las nor-

C1) G. Gurvitch: Elementos de Sociología Jurídica (1 9 4 8 ). p ág. 275.


( 2) C. C ossio: La plenitud del Ordenamiento Jurídico. (Buenos Aires, 1947).
p ág. 182, 296-297.
( 3) H. Kelsen: Teoría General del Derecho y del Estado. (M éjico, 1949).
pág. 46-47, 136.
( 4) N. L. Pérez: Estudio económico-jurídico del derecho mercantil. (M a ra­
caibo, 1941). p á g . 11, 19.
78 ESTEBAN CSATO

m as del Derecho positivo, b a sa d a s en los planteamientos teóricos


compaginados con las realidades sociales que destacan los inte­
reses y necesidades de esta Institución. El Capítulo IV que trata de
"La reglamentación legal de la Comisión de Transporte", nos per­
mitirá aplicar también el método comparativo, y a que las consi­
deraciones b a sa d a s en el Derecho Natural no deben tener en
nuestra época fundamental trascendencia ( 5), por estar supera­
d as y a en la cristalización producida por el Derecho Comparado,
y por otra parte, a cau sa de la naturaleza cosmopolita de los pro­
blem as prácticos de nuestra Institución. En efecto, nos anota el
Maestro ( 6) que:

"Los inconvenientes que bajo otro aspecto pueda pro­


ducir la adopción de leyes i usos extranjeros, no tienen
cabida en el comercio, que es cosmopolita en su espíritu, i
cuyas necesidades, intereses i operaciones son unos mismos
en todas las zonas i bajo todas las formas de gobierno. Inte­
resa en alto grado al comercio, que en todos los pueblos que
tienen relaciones recíprocas, se asimilen, cuanto es posible,
las reglas destinadas a dirimir las controversias entre los
comerciantes. La uniformidad de la lei mercatoria sería, no
solo un nuevo estímulo p ara las especulaciones, sino un nue­
vo lazo de amistad i unión entre los habitantes mas lejanos
del globo".

CAPITULO I

La función social de la Comisión de Transporte

12.—Diversos factores de la vida social forman la función de


la Comisión de Transporte, resultando casi predominante en nues­
tra época el factor económico. La construcción de la red ferrovia­
ria tiene gran importancia en la institución de la comisión de
transporte; y en general, las formas de la comunicación por líneas

( ) R. D avid: Tratado de Derecho Civil Comparado. (P aris, 1949). pág.


43, 120.
00 Andrés Bello: Opúsculos jurídicos, p á g . 142, "Código de Comercio".
TRANSPORTE DE COSAS 79

de trayecto determinado (ferrocarril, buque, avión) han desem­


peñado un papel poderoso en su desarrollo. Esto se acredita por
la metamorfosis sufrida en las funciones que tenía que prestar el
comisionista de transporte, verbigracia, al principio del siglo p a ­
sado (en época de la codificación napoleónica) las cuales han
sido grandemente modificadas.
Según Asquini ( 7) los antiguos comisionistas daban aloja­
miento a los porteadores de tránsito, en los diversos centros co­
merciales, los anunciaban a los comerciantes que tenían mercan­
cías p ara expedir y asum ían el cuidado del traslado h asta el des­
tino. Pasando los tiempos, la comunicación se desarrolla dem a­
siado y las dem andas crecen; los comerciantes desean entonces
enviar la mercancía h acia destinos muy lejanos no situados en la
línea de un mismo porteador. Según la naturaleza de las nuevas
formas técnicas del transporte, se complican los sistem as de ta­
rifa, y aparecen las dificultades monetarias y aduaneras en las re­
laciones internacionales. La línea de trayecto determinada por los
modernos medios de transporte presentó los problemas propios
del despacho de mercancías, lo que no tocaba al porteador y lo
que podía efectuarse mucho m ás económicamente (en la m ayo­
ría de los c a so s) por una em presa profesional, aprovechando las
ventajas de la división de trabajo. Mientras v a modernizándose
la vida, se produce una práctica inmensa de la administración.
En torno al transporte internacional las fórmulas p ara llenar o re­
dactar las diligencias exigidas ante los órganos oficiales necesi­
tan conocimientos especializados. Comienza a ser muy importante
la experiencia en la elección de las varias formas de transporte
particularmente cuando se necesita una de las clases distintas de
actos de transporte en un mismo curso del traslado. Los comisio­
nistas de transporte efectúan simultáneamente transportes inme­
diatos, son expertos en todos los ramos, y en unos casos obtenían
la aplicación de tarifas m ás ventajosas; surgen así las em presas
poderosas que establecen agencias en los grandes centros co­
merciales. Toda e sa especialidad profesional coloca al comisio­
nista en mejor situación frente a los transportadores y también
frente a los exportadores.

( 7) A. A squini: Del Contrato del Transporte. (Tomo 12<J de "Derecho Co­


m ercial" por Bolafio. 1935). Traducción de 1949, Buenos Aires, p á g . 130
80 ESTEBAN CSATO

Esto configura su situación en la relación planteada: interpo­


nerse entre los dos.
Seguidamente se tratará de caracterizar los tipos distintos de
em presas de comisionista de transporte, derivados de un desarro­
llo distinto determinado por las condiciones especiales de los con­
tratos (N ? 13). Posteriormente (N*? 14) describiremos la actuación
completa de un comisionista de transporte, ficticio, quien tendría
que prestar todos los servicios que puedan sobrevenir en un con­
creto negocio típico.
13.—La figura m ás característica de los comisionistas de trans­
porte es aquélla que se encarga de hacer transportar las mercan­
cías a través de una gran distancia y toma contacto con los por­
teadores o con otros comisionistas de transporte en varios países,
mientras efectúa el traslado de la mercancía (o solamente la co­
s a de las personas no comerciantes), controlando directamente
la operación desde que sale del expedidor hasta que el destina­
tario recibe la mercancía.
La figura menos característica del comisionista es aquélla en
que dentro de una misma ciudad se lleva a cabo el traslado de la
cosa. En la mayoría de los casos, esta operación se califica como
transporte simple, y a que él efectúa el traslado inmediato, sin
que ello impida que llegue a ser una comisión verdadera en su
actuación mediata.
Entre esos dos casos límites se encuentran los dem ás tipos
de comisión de transporte; los llamados de distancia media: Em­
presa de agrupamiento que recoge los bultos provenientes de v a ­
rios expedidores y consignados a varios destinatarios de la mis­
m a plaza, y que organiza el transporte despachando con otros
transportadores ( 8)- Así obtiene el beneficio de una tarifa m ás
ventajosa, pues el precio del transporte se fija según el mínimo del
peso. En el sitio del destino, esta misma empresa h ará el reparto
de los bultos. Hay otro tipo que realiza su actuación interponién­
dose entre la empresa anteriormente mencionada y el porteador:

( 8) R. Rodiére: Etudes sur la commission de transport. ( Revue Trimestrielle


de Droit Commercial. Tomo 10. 1957). p â g . 1 y ss.
TRANSPORTE DE COSAS 81

el que organiza los traslados según itinerarios y distancias, sin


encargarse de la agrupación, ni reparto de las cosas.
Una clase especial la integran aquéllos que agrupando las
mercancías pertenecientes a varios expedidores, las abarcan en
un cargamento único, lo trasladan por medio de camiones suyos
o de otra em presa transportadora, pero efectuando directamente
la carga y descarga. Ese es el tipo de fletador-comisionista (affré-
teur, freight forwarder) ( 9).
El traslado de larga distancia generalmente es internacional,
rebasando los límites de fronteras de varios países y suscita el
problema de las gestiones ante las autoridades de aduana, lo que
constituyó en un principio una parte de su labor; pero y a se h a
desarrollado una importante rama, y a que la práctica precisó una
especialización; existen tipos de comisionistas que se dedican so­
lamente a los asuntos de aduana relacionados con la llegad a o
salida de la mercancía ( l a última suele conectarse con la entrega
p ara el destinatario). Determinando la función de esos comisio­
nistas, Rípert subraya que se encargan de entrada y salida de
mercancías, en cuanto al cumplimiento de los requisitos ad u a­
neros (v é a se el N1? 8) ( 10).
14.—Ahora bien, vamos a tratar de describir la actuación
concreta de cierto comisionista de transporte que tendría que
cumplir su obligación derivada de un contrato ficticiamente com­
pleto: Para descargarse de molestias y gastos inevitables, el ex­
pedidor se dirige al comisionista de transporte, con el objeto de
que éste le asegure el traslado de una cantidad determinada de
mercancía, a un término determinado, p ara un lugar también
determinado, con la intención de que se a lo m ás barato y al mis­
mo tiempo lo m ás seguro. El expedidor no confía al comisionista
de transporte unas operaciones de condiciones determinadas níti­
damente; le encomienda un complejo conjunto de operaciones,
sobre cuya ejecución tendrá que decidir el comisionista mismo.

( 9) C. Auerbach an d N. N athanson: The federal regulation of transporta-


tion. (153, St. Paul, Mínn.) p ág. 193.
( 10) G. Ripert: Tratado elemental de Derecho Comercial. (1954, Paris). p. 119.
82 ESTEBAN CSATO

Después de negociaciones eventuales se celebra el contrato de


comisión de transporte ( s e a por correspondencia), en los que se
determina el precio (s e a aproxim ado) y el objeto de la prestación
del comisionista, éstas últimas precisadas por el resultado, o por
condiciones que varían según que el expedidor quiera conocer
los detalles del traslado. Luego el comisionista toma contacto con
los porteadores y celebran uno o m ás contratos de transporte.
Acuerda contratos de seguro si los necesita, y arregla los asun­
tos de exportación; atiende al em balaje especial de la mercancía
etc. Después de cargar las cosas él las transporta al primer por­
teador en sus vehículos, las descarga y las entrega a aquél. Du­
rante el transporte el comisionista presta atención a todo lo que
puede ocurrir y representará al expedidor en casos de accidentes.
Después de haberse terminado la primera parte del viaje, recibe
las mercancías y las entrega al otro porteador o al comisionista
intermediario. Entretanto, si se hace necesario deposita las mer­
cancías en alm acenaje transitorio, y en caso de un transporte m a­
rítimo subsiguiente arreglará los asuntos especiales (conocimien­
to, seguro, etc.). Cuando la mercancía llega al sitio del destino,
la descarga, la transporta al domicilio del destinatario, previo cum­
plimiento de los trámites aduaneros. Seguidamente cuida de la
entrega y atiende a las reclamaciones que formule el destinata­
rio. (Los términos y maneras de las actuaciones señaladas varían
conforme al modo de transporte). El comisionista puede acordar
que el pago del traslado lo h ag a el destinatario y m ás aún, el
precio total de la mercancía. Por lo tanto, habrá una relación de
cuenta corriente entre el expedidor y el comisionista que llega a
determinarse después de terminar la ejecución completa del tras­
lado.

15.—Acabam os de describir los fenómenos m ás concretos que


podrían caracterizar la función del comisionista de transporte en
la vida real. Sería inútil distinguir entre el rol de las necesidades
y las repercusiones económicas y jurídicas de la estructura tra-

C11) G. Gurvitch, op. cit. p á g s. 267, 275 y su obra: "L a vocación actual de
la Sociología". (M éjico, 1953).
TRANSPORTE DE COSAS 83

zada. De ahí que la hemos denominado íunción social de nuestra


institución jurídica.
Los factores jurídicos y económicos de la realidad social pre­
sentan el mismo cuadro, si desde un punto de vista dinámico ob­
servamos la transformación de esta institución jurídica. Afirma
Gurvitch C11), sin embargo, que el papel de los factores de trans­
formación no actúan idénticamente en todo tiempo; en nuestra
época, indiscutiblemente, la economía se mueve m ás rápidamente
y condiciona también la realidad jurídica. Influye sobre el fenó­
meno de su transformación la existencia de algunas nuevas ne­
cesidades de carácter económico, que precisan solución jurídica.
El otro factor derivado de la vida social (en el nivel de las ideasj),
el sistem a del Derecho, y a tiene su construcción propia y la nue­
v a exigencia de tipo económico debe de ajustarse a aquélla e s­
tructura determinada por las formas jurídicas preexistentes y su
aplicación sobre situaciones an álogas o conexas. Eso sucede ge­
neralmente en tomo a la transformación del Contrato de Comisión
de Transporte, donde los fenómenos se relacionan con los más
amplios campos económicos y exigen reglamentación, o solución
jurídica. Se puede llegar a situaciones particularmente delicadas,
en cuanto a la estructura del Derecho positivo. En el dominio de
la política jurídica, también se replanteará esta cuestión. Las ac­
tuaciones económicas de los grupos sociales deben organizarse
precisamente a través de reglamentaciones jurídicas específicas.
El derecho mercantil está transformándose en el sentido de dejar
de ser menos consuetudinario y contractual p ara caracterizarse
como sistem a institucional y formal, —como enseña van Ryn ( 12).
Se llam a la atención sobre las nuevas combinaciones de la vida
económica y se destaca la necesidad de realizar mayor especia-
lización en las normas jurídicas. La Comisión de Transporte ab ar­
c a una serie tan am plia de tareas prácticas de la vida real, que
precisa ser situada en una esfera especializada, a fin de liberarla
de los problemas que acarrea su insuficiente configuración e ins-
titucionalidad jurídica.
No debe olvidarse la necesidad de reglamentar las situa­
ciones sociales frecuentes bajo una normación jurídica apropiada.

( 12J> Jean van Ryn: Principes de droit commercial, (Bruxelles, 1954). p. 34.
84 ESTEBAN CSATO

CAPITULO II

La naturaleza jurídica del Contrato de Comisión de Transporte

Planteamiento:

16.—Para determinar la naturaleza jurídica de una Institu­


ción de Derecho, hay que reconocer su lugar en el sistema de de­
recho comparado y oponiéndola a las dem ás instituciones. A
cau sa de la plenitud hermética, el ordenamiento jurídico asigna
el lugar de cad a institución en su sistema. Por eso las analogías
y diferencias específicas garantizan generalmente el resultado de
esta labor. Pero podría suceder que las analogías y diferencias
muestren tantas relaciones con las instituciones jurídicamente se­
mejantes, que la sistematización por medio de instituciones prin­
cipales y secundarias y a no permite encontrar el indubitable lu­
gar de determinada institución.
Al investigar la naturaleza del Contrato de Comisión de Trans­
porte deben tomarse en cuenta las consideraciones anotadas, pre­
cisamente por el margen amplísimo de sus funciones múltiples.
De ahí se explica que surjan las opiniones doctrinales m ás diver­
sa s en cuanto a la naturaleza jurídica del Contrato de Comisión
de Transporte. Ahora bien, para presentar un cuadro caracterís­
tico de esos problemas, vamos a comparar nuestro contrato con
otros tipos de contratos, de los cuales, a primera vista, él se ve
en cercano parentesco.

Párrafo 1
El Contrato de Comisión de Transporte y el Contrato de Transporte

17.—Tanto el porteador como el comisionista de transporte,


se comprometen a realizar la orden del expedidor, la cual tiene
como objeto el traslado de la mercancía. Pero el cumplimiento
de las obligaciones específicas será fundamentalmente distinto;
el porteador cumple "al efectuar la ejecución" y el comisionista de
transporte "al hacerla efectuar".
La prestación del comisionista de transporte tiene el carác­
ter de una obligación de hacer hacer, mientras que la del primero
TRANSPORTE DE COSAS 85

es un obligación de hacer. Por otra parte, el porteador debe efec­


tuar el traslado directamente con sus medios técnicos, lo que d a
a su obligación un objeto de carácter de hecho, es decir, material.
Mientras que el comisionista de transporte, en b a se de su contra­
to con el expedidor debe tomar contacto con el porteador y de
este contacto contractual se engendrará la obligación directa del
porteador. Por ende, el carácter de la serie de operaciones rea­
lizadas por el comisionista de transporte y a tiene que calificarse
como jurídica. Otro peculiaridad esencial lo constituye el hecho
siguiente: Cuando el porteador, terminado su trayecto de traslado,
entrega la mercancía a otro porteador que sigue trasladándola,
el papel activo del primer porteador y a cesó. Entretanto el co­
misionista de transporte continúa desarrollando su rol, después
de haber entregado la mercancía a cualquier porteador. El expe­
didor, no habiendo querido saber los problemas detallados del
transporte, se ha dirigido al comisionista de transporte, p ara que
éste cuide el curso del traslado. Por eso el comisionista tendrá a
su cargo la vigilancia del transporte desde el principio h asta el
íin C13), lo que significa que él representa el interés del expedidor
entre los actos del traslado, sean normales, o en caso de acci­
dente ( 14)-
18.—Hasta ahora nos hemos dedicado a las prestaciones prin­
cipales del comisionista de transporte; seguidamente se conside­
rarán aquéllas que muestran mucha sem ejanza a las del portea­
dor. Aplicando una terminología distintiva, se puede decir que se
trata de operaciones conexas y accesorias. Se considerarán como
conexas, aquéllas que cumple el comisionista (N*? 14) en la re­
dacción de documentos, en el cumplimiento de las formalidades
financieras, sanitarias y de seguro, y por diligencias aduaneras,
etc,, etc.
Las operaciones accesorias abarcan las de em balaje even­
tual transportes entre domicilios, y partida o llegada, carga y des­
carga, depósito, etc. Entre estas operaciones accesorias se encuen­
tran varias que se van caracterizando como actuación transpor­
tadora. Al mismo tiempo el porteador verdadero suele también

( 13) Rodiére op. cit. p ág. 7, 11.


( 14) P. Durand: Les transports internationaux. (P aris, 1956). p ág. 41.
86 ESTEBAN CSATO

desarrollar operaciones conexas (arreglar asuntos de sanidad, de


aduana, etc). Para evitar las confusiones, hay que evocar la
obra y a citada de Rodiére que explica que las operaciones co­
nexas prestadas por un porteador no cambian su situación jurí­
dica, porque en el caso de Contrato de Transporte en que el re­
mitente (expedidor) se dirija al porteador a fin de efectuar di­
rectamente el transporte, no se libera de las molestias accesorias
de tal traslado, mientras que cuando se dirige al comisionista
éste arregla todo lo concerniente al traslado material, desligán­
dolo de todos los actos necesarios a e sa ejecución. En consecuen­
cia, para el expedidor las relaciones de las operaciones acceso­
rias carecen de interés, y sólo eventualmente se actualizarán de­
rechos que le permitan intervenir. En este orden de ideas sobre
las diferentes intenciones expresadas, se podrá distinguir entre la
actuación del comisionista de transporte y la del porteador.
Resulta m ás problemática la distinción cuando se acumulan
las prestaciones del comisionista de transporte debido a que él
mismo ejecuta directamente una parte importante del traslado,
(en nuestros Nos. 56 a 59 nos dedicaremos detalladamente a los
efectos jurídicos de esta situación). En este caso la distinción de
la figura del comisionista de transporte y la del porteador será
m ás difícil. Partiendo desde el punto de vista del carácter de sus
prestaciones de "hacer" o "hacer hacer" cabe distinguir por me­
dio de esta disociación los trozos de la actuación correspondiente.
Si no fuera posible, se debe buscar cuál es la obligación principal
según la intención de las partes. No influye en esta situación el
que en la práctica varias veces la misma em presa presta servi­
cios tanto de carácter de porteador, como de comisionista, y a que
la especie de los negocios a los cuales se dedica generalmente
una empresa no podrá de ningún modo determinar la naturaleza
de los contratos celebrados por ella; eso identificaría los contra­
tos perfectamente distinguibles como los anotados anteriormente.
Se pone de manifiesto la gran conexión existente entre los contra­
tos de transporte y de comisión de transporte en cuanto a su me­
canismo real, pero la esencia de la naturaleza jurídica, los ob­
jetos de sus obligaciones principales respectivos se diferencian
fundamentalmente el uno del otro.
Es necesario concluir afirmando que hay que ubicar dentro
TRANSPORTE DE COSAS 87

del Derecho Mercantil, de manera específica, o en relación con


las siguientes instituciones, el Contrato de Comisión de Trans­
porte.

Párrafo 2
El comisionista de transporte y los intermediarios

19.—Al interponerse entre el expedidor y el porteador, el


comisionista de transporte se puede considerar éste como inter­
mediario. Las consideraciones del derecho mercantil relativas a
los diferentes tipos de intermediarios tienen gran importancia en
nuestros tiempos, cuando, debido a la división del trabajo, las
relaciones económicas son m ás complejas y numerosas, especial­
mente am pliadas por el incremento del comercio internacional.
Las partes contratantes están cosi siempre alejadas, sera por lo
tanto, menester, la mediación entre los clientes, influyendo tal cir­
cunstancia con diversa intensidad en el desarrollo de las rela­
ciones contractuales. En tomo a la intensidad m ás débil el Dere­
cho de Comercio considera como intermediarios (en un sentido
restringido) a los corredores que ponen en relación a las partes
contratantes. Al hacer saber las condiciones contractuales, faci­
litan la conclusión de los contratos, pero después de la conclusión
cesan en su función.
Al ejercer la elección, el comisionista de transporte desarro­
lla un papel semejante en la relación entre el expedidor y el por­
teador. Sin embargo resulta que es precisamente el comisionista
de transporte quien asum e la parte esencial de la tarea después
de la celebración del contrato, en tanto que el corredor no tiene
n ad a que ver en cuanto a la realización del contrato en sí. De
ahí que el Corretaje como una forma intermediaria no podrá ca­
racterizar sino una pequeña parte de la situación jurídica del
comisionista. Aunque en la práctica la misma em presa pueda
asumir am bas funciones, ello no influirá en el carácter de sus con­
venciones (quedando netamente separados los efectos de e sas
convenciones). Las prestaciones m ás características del comisio­
nista, así como la celebración del contrato con el porteador y el
cuidado debido sobre la ejecución de aquél, sugieren conexiones
con las instituciones jurídicas de los intermediarios, en un sen­
tido amplio.
88 ESTEBAN CSATO

Párrafo 3
El Contrato de Comisión de Transporte y los contratos de mandato
y de comisión.

20.—Este tema presenta serias dificultades teóricas, porque se


halla en una esfera fronteriza, donde confluyen las categorías
de las instituciones en cuestión. Sean originarias o derivadas,
ellas arrancan de las distintas formas de la representación. La
variedad de los distintos sistemas de derecho latinos tiene impor­
tancia fundamental, y a que su doctrina, particularmente la fran­
cesa, logró perfeccionar la teoría del Contrato de Comisión de
Transporte.
En primer lugar, relativo al mandato hemos de señalar las
consideraciones del Dr. A. Rangel Lamus ( 15) quien dice que
"se confunde bajo la influencia de los intérpretes franceses los
conceptos de la representación y del mandato". Según él, mien­
tras el mandato del Derecho Civil patrio no es representativo:
"contrato por el cual una persona se obliga a ejecutar uno o m ás
negocios, por cuenta de otra que la ha encargado de ello" (A r­
tículo 1684 del Código venezolano) ( 16), el mandato del Código
Civil francés es representativo: el mandatario "deba obrar en
nombre del principal" (Artículo 1.894). La diferencia es esencial,
pero se atenúa la situación del mandato civil (sin representación)
en nuestro Código de Comercio que dice textualmente lo siguien­
te: "Comisionista es el que ejerce actos de comercio en su propio
nombre, por cuenta de un comitente" (Artículo 376), y luego en
los Artículos 378 y 379 consagra que: "El comitente no tiene ac­
ción contra la persona con quien ha tratado el comisionista y, re­
cíprocamente, ésta no la tiene contra el comitente. Si el negocio
encomendado se hiciere bajo el nombre del comitente, los dere­
chos y las obligaciones que produce, se determinan por las dis­
posiciones del Código Civil sobre el contrato de mandato; pero el
mandato mercantil no es gratuito por natuarleza". Según las ex­
presadas normas, al lado del mandato civil sin representación,
se halla la comisión, también sin representación, y cierto mandato

C15) A. Rangel Lam us: Estudios del derecho privado. (C a ra c a s, 1937) p. 173.
C16) Código Civil del año 1942.
TRANSPORTE DE COSAS 89

mercantil y a representativo, regido éste último por las reglas del


mandato civil. Lo que nos coloca en presencia de dos clases de
mandato: el civil y el mercantil.
Anota el Dr. T. Chiossone ( 17) que el mandato "se muestra
con dos caras como Jan o : tal institución es netamente civil,
pero el derecho mercantil también la acoge, la traslada a su ór­
bita". Partiendo del contrato de comisión considera que "es lógico
deducir que el fundamento del mandato mercantil está en la eje­
cución de actos comerciales", tanto en los casos de los actos pre­
vistos, como en las diligencias, gestiones, etc., que tengan por
objeto, fines comerciales.
Siguiendo este orden de ideas, nos referimos al ordinal 49 del
Artículo 2 que trata de "la comisión y el mandato comercial" y
al Artículo 389 del mismo Código de Comercio, el cual situándose
en el campo de las reglas del contrato de comisión establece que
"el mandatario mercantil tiene derecho a exigir una remunera­
ción". El Artículo 1.684 del Código Civil venezolano consagra que
el mandatario se obliga "gratuitamente o mediante salario", es­
tableciendo una diferencia que consiste en una presunción a fa­
vor del mandatario comercial, otorgándole el derecho a una re­
muneración en tanto que el mandato civil es esencialmente gra­
tuito por naturaleza. La jurisprudencia se muestra conforme en
cuanto a esta diferencia. Ha consagrado que "el mandato es ci­
vil, si es gratuito, cualquiera que se a la profesión u oficio de los
intervinientes" ( 1S).
Quedando aclarada la cuestión de la remuneración, sigue
siendo problamática la diferencia en cuanto al carácter civil o
mercantil, según los actos cumplidos por el mandatario. Al lado
de la opinión arriba citada del Dr. Chiossone, nos referimos a la
de Lyon-Caen et Renault, quienes dicen que hay comisión cuando
el comisionista cumple con actos de comercio ( s e a en nombre del
comitente, se a en nombre propio) y hay mandato, cuando el man­
datario ejecuta operación civil (en nombre suyo o del mandan-

C17) T. Chiossone: Apuntaciones sobre el m andato mercantil. (M érida, 1932)


p á g . 5, 11.
C18) Jurisprudencia de la Casación V enezolana 1924-1950. (C a ra c a s, 1953).
Vol. II, p á g . 332.
90 ESTEBAN CSATO

te) C19). En b ase de am bas opiniones podríamos determinar el


lugar del Contrato de Comisión de Transporte en el sistem a ju­
rídico; y a que él tiene por objeto, actos indiscutiblemente de co­
mercio ( y a título oneroso), constituyendo una serie de actua­
ciones, por lo cual debe ser considerado como una sub-institución
de la comisión y no tendría m ás que lazos mediatos, indirectos
con la institución originaria del contrato de mandato. La cuestión
se complica al enfocarse desde el punto de vista de la represen­
tación.
21.—Según el derecho patrio el comisionista de transporte
actúa en su propio nombre por cuenta de otro (Artículo 154 del
Código de Comercio). La norma expresada y las reglas anterior­
mente mencionadas (N ? 20), significarían que la operación del
mandatario y del comisionista de transporte no engendra ningu­
na relación jurídica entre el mandante, o expedidor y el tercero;
es decir, que las instituciones mencionadas no son representati­
v as en nuestro derecho. Los derechos latinos son divergentes, no
han unificado sus consideraciones en cuanto a la representación
que pudiera caber dentro de estas Instituciones.
En efecto, la doctrina italiana considera la relación del mandato
y la comisión del transporte, como "una subespecie de mandato sin
representación" '(Segú n M essineo) ( 20). La doctrina españo­
la distingue el mandato "inter partes biateral" por cuenta, pero no
a nombre de otro, de la otra clase de mandato "unilateral", en nom­
bre y por cuenta de otro (según A lbadalejo) ( 21). En torno al des­
arrollo de la fisonomía del Contrato de Comisión de Transporte se­
rán m ás importantes las consideraciones del régimen francés se ­
gún el cual el comisionista ordinario obre "en su propio nombre",
no obstante (como entre nosotros), obrando en nombre del comi­
tente. Esta acutación se regirá por las reglas de mandato, explica­
das por los Artículos antes citados. (N*? 20). Ya que el comisio-

( 19) Ch. Lyon-Caen et Renault: Manuel de droit commercial. (P aris, 1928).


pág. 452.
( 20) F. M essineo: M anual de derecho civil y comercial. (Buenos Aires, 1955)
Tomo 6^, p á g . 59.
( 21) M. A lbaladejo: L a representación. (A nuario de Derecho Civil. Madrid.
Julio-Septiembre, de 1958). p ág. 773.
TRANSPORTE DE COSAS 91

nista de transporte, en el derecho francés puede obrar en la reali­


dad, se a en nombre propio, se a en nombre ajeno, su contrato podría
aparecer unas veces como mandato y otras veces como de comi­
sión. La doctrina no admite tales conclusiones. Gervésie y Chavrier
( 22) afirman que aunque la representación jurídica caracterice el
mandato, las partes pueden quitarla secreta u ostensiblemente, y
en este último caso, los terceros saben que detrás del comisionis­
ta debe existir un cierto comitente; pero dicen los autores, que esto
no interesa mucho a los terceros; (según los mismos tratadistas
antes citados, la opinión de Lyon-Caen y Renault se apoya en los
trabajos preparatorios del Código, los cuales habían fijado mal
las denominaciones de las operaciones mercantiles).
Conforme a la teoría de Bailly ( 23), la comisión de transporte
se caracteriza como mandato. Dice este autor que el comisionista
es un mandatario con una representación imperfecta. En perticu-
lar se trata de la acción directa que hace valer el comisionista con­
tra el porteador (qu e dedicaremos el N? 54); pero que no excluye
la acción del expedidor contra el comisionista; por eso la represen­
tación es imperfecta. En el Derecho venezolano encontramos ca­
racterísticas diferentes a las que acabam os de analizar en el fran­
cés, y a que el mandato civil no es representativo; pero en la rea­
lidad ocurre que el expedidor comunica una orden mediante la
cual el comisionista de transporte actuaría en nombre del expedi­
dor (por ejemp., p ara hacer uso de una licencia), acercándose
de esta manera la figura del comisionista de transporte a la del
mandatario comercial, que tiene un cierto carácter representativo.
Así llegamos a la misma conclusión de la doctrina francesa, en lo
que respecta a la comparación con el mandato.
22.—Lo anteriormente expuesto nos permite comparar la n a­
turaleza del contrato de comisión de transporte con la del m anda­
to, desde el punto de vista de las características de fondo del úl­
timo. Al dirigirse a un comisionista de transporte, el expedidor por
lo general, le comunica una orden global en cuanto al traslado

C22) P. G ervésie et M. Chavrier: Les caractères essentielles du contrat de


commission de transport. (RECUEIL SIREY, Paris, 1953). p â g . 134.
C23) P. Bailly: L a Commission de transport, en "Le contrat de commission",
por J. Hamel, Paris. 1949. p. 275.
92 ESTEBAN CSATO

de la mercancía y corresponderá al comisionista la tarea de re­


solver los problemas complicados de un traslado bastante comple­
jo. En otros casos, el expedidor puede confiarle al comisionista
el cuidado de un transporte, comunicándole condiciones netamen­
te determinadas, con respecto a la realización del mismo. Y en fin,
puede darle solamente unas instrucciones.
Examinando los elementos característicos de los casos antes
mencionados, en el primero de ellos, encontramos cierta sem ejan­
za con el mandato, en lo que se refiere a la formación de la vo­
luntad. Pero el comisionista de transporte no se limita a declarar
al porteador esta voluntad formada por él, sino que organizará la
serie de actos necesarios para realizar el traslado. La naturaleza
de esta función aparece como m ás técnica, m ás profesional que
la misión, podría decirse individual, del mandatario. En cuanto al
segundo caso, en el que encontramos una disposición netamente
determinada, y visto que la función del comisionista de transporte
es de orden jurídico, él desarrolla solamente un papel de trasmi­
sión que en definitiva lo que hace es declarar la voluntad y a for­
m ada del mandante. Es esto una especie de mandato comercial
(p a r a unas gestiones), construido en la vida real por la presta­
ción de los agentes de viaje, forma poco frecuente de encontrar
en el caso del comisionista de transporte de mercancías, por ca­
recer del elemento voluntad, aún cuando el expedidor se vale del
comisionista p ara descargarse de las molestias que esta actividad
puede ocasionarle. Por eso esta forma tiene muy poca importan­
cia entre los criterios del contrato de transporte. En fin, en el caso
de unas solas instrucciones, el comisionista se asim ilaría al man­
datario; pero éstas no se hallan solamente como accesorias en
tomo a la orden global. El límite de las dos clases de comuni­
caciones por parte del expedidor, no puede quedar siempre diso­
ciado; pero las propiedades de las obligaciones de resultado y las
de medio ( 24)« nos ayudan a distinguirlos, particularmente en el
dominio de la prueba, pues en este caso, la carga de la prueba
incumbirá al expedidor en cuanto al contenido concreto de su ins­
trucción y a lo que de ésta no se h ay a cumplido, mientras que el

( 24) J. Melich Orsini: "L a responsabilidad extracontractual en relación con


la contractual” (R evista de la Facultad de Derecho N ° 14. C aracas, 1958). p. 53.
TRANSPORTE DE COSAS 93

comisionista en el curso de la ventilación de su responsabilidad,


por la falta y a probada, podrá probar que la instrucción particular
d ad a por el expedidor, impidió obtener el resultado completo. Pe­
ro esas instrucciones quedan accesorias y a que las mismas po­
drían sobrevenir en cualquier clase de negocios (arrendamiento,
compraventa, etc.), razón por la cual no prestan un carácter de
mandato típico a nuestra institución.
Examinando la relación del mandato con las varias formas
de la representación, hay que deducir una consecuencia muy im­
portante, en cuanto a la naturaleza, a saber: el objeto de la pres­
tación tiene un carácter individual, se a cumplida o no, en nombre
del expedidor. En cuanto al factor "por cuenta de otro", hay que
referirnos a la comisión ordinaria, de la cual trataremos en el nú­
mero siguiente.
23.—Históricamente la institución del contrato de comisión se
deriva de la del contrato de mandato. Por ello, la estructura del
mandato se encuentra también en el contrato de comisión, lo que
nos permite plantear el tema de la comisión de transporte como
una ram a de la comisión ordinaria. Debemos examinar el carác­
ter representativo y el contenido concreto del objeto abarcado por
este contrato. Ripert ( 25), habla de "representación de interés de
otro", que constituye una clase de la representación imperfecta
realizada por la comisión. Según este autor, existe un especial
mecanismo jurídico en el caso de la comisión de transporte ( 26)
que permite al expedidor accionar por sí mismo contra el portea­
dor (tercero), reclamando la ejecución del contrato, si él proba­
se la existencia de la comisión. Esta opinión parece armonizar con
la explicada en el terreno del mandato; pero no acerca m ás nues­
tra institución a la comisión ordinaria, que al mandato (particu­
larmente en nuestro derecho, donde habrá una acción directa de
parte del comitente ordinario contra el tercero). Por esto, hay que
analizar cuidadosamente el contenido, p ara determinar si esta­
mos o no en presencia de un caso típico de comisión. Es indiscuti­
ble (N 9 20) el carácter especialmente comercial de la comisión,
que engendra vínculos por compraventas, negocios de bolsa, etc.,

C25) G. Ripert: Tratado Elemental de derecho comercial (P arís, 1954) p. 97.


( 26) O bra citada de Ripert, p ág. 117.
94 ESTEBAN CSATO

en tanto que la comisión de transporte se reduce al campo del


transporte. En el primer caso, la comisión es un procedimiento
que “se h a ideado para permitir a un comerciante hacer opera­
ciones comerciales utilizando los servicios de otro comerciante"
( 27), mientras que la comisión de transporte sirve para personas
particulares (como m ás adelante los fallos citados nos enseñarán).
A pesar de esto, no hay diferencia esencial entre las dos formas
de comisión: ordinaria y de transporte. Pero hay un argumento
de importancia más grave que fundaría la comisión de transpor­
te en b ase de la comisión ordinaria. Esto es, el artículo 403 del Có­
digo de Comercio venezolano, traza la figura de cierto comisionis­
ta que si percibiera "sobre una venta adem ás de la comisión, otra
llam ada de garantía, correrán de su cuenta los riesgos de la co­
branza, quedando obligado a satisfacer al comitente el producto
de la venta, en los mismos plazos pactados por el comprador". Es­
ta sub-institución en los códigos de comercio latinos se denomina
como comisión "Ducroire", "Del Credere", "De Garantía"; noso­
tros la denominaremos "Comisión de la Confianza", ( y a que la
comisión de garantía, significa la remuneración particular, será
preferible la denominación usada, por ejemplo, en la traducción
de la obra citada de Ripert). Gran número de autores consideran
la identidad fundamental de la comisión de transporte y la de la
confianza, como lazo que determina el lugar de nuestra institución,
aunque indiquen también las diferencias. En el número siguiente,
vam os a examinar las posiciones explicadas por los autores: Lyon-
Caen y Renault ( 2S), Bailly ( 29) y Rodiere ( 30).
24.—Según Lyon-Caen y Renault "el comisionista de transpor­
te siempre es responsable como el porteador y es garante por los
hechos de los porteadores y de los intermediarios comisionistas
de transporte", pues él se encuentra de pleno derecho, en la situa­
ción de un comisionista de confianza. Dicen los autores que hay
una diferencia: la convención particular en cuanto a la comisión
de confianza no se ha sobrentendido, mientras la convención se­
mejante sobre la comisión de transporte se funda en la ley. A

( 27) O bra citada de Ripert, p ág. 95.


C28) O bra citada de Lyon-Caen y Ranault, p á g . 518.
( 29) O bra citada de Bailly, p ág. 256, 267.
( 30) O bra citada de Rodiere, p ág. 540.
TRANSPORTE DE COSAS 95

nuestro parecer, esta diferencia que se explica por el carácter con­


vencional o legal podría interpretarse de otra manera. Por una
parte se la consideraría como distinción de poca gravedad que to­
caría la estructura, el mecanismo (d e carácter dispositivo), pero
no cambiaría el fondo. Por otra parte, encontramos otra diferen­
cia esencial y es que mientras la comisión de transporte tiene
aquella reglamentación como criterio de sus propiedades, esto se­
rá extraño en el terreno de las comisiones ordinarias. Por eso, pue­
de ser un lazo fuerte entre las comisiones de transporte y de con­
fianza; pero no lo será entre la primera y las dem ás comisiones
ordinarias. Considerando la comisión como representación de in­
tereses de terceros, nos parece m ás aceptable la última consecuen­
cia, y Bailly dice también que el comisionista de transporte siem­
pre sería un "legal comisionista de confianza"; pero hay una di­
ferencia fundamental entre las dos formas, por cuanto en la comi­
sión de confianza la obligación tiene un carácter material; mien­
tras en el otro caso, tiene carácter jurídico ( y a que el comisionista
de transporte se encarga de un traslado que se realiza por otra
persona).
Examinando esta opinión, hemos de recordar lo dicho sobre la
diferencia entre la actuación jurídica del comisionista de trans­
porte y la actuación de carácter material del porteador (N*? 17).
Ahora bien, podría surgir la cuestión de cuál de aquéllos se acer­
ca m ás al carácter de la actuación del comisionista, se a ordinario
o de confianza. El comisionista de confianza, en b ase de su con­
trato con el comitente, v a a contraer en su actuación con el ven­
dedor o comprador, efectos jurídicos. No hay duda de que él, ges­
tionando como comerciante se acerca a las cosas materiales de
la vida (teniendo tales funciones), mientras el comisionista de
transporte puede ser sólo organizador de hechos, mediante actos
jurídicos; pero por otra parte, el comisionista de confianza hace
nacer vínculos jurídicos, mientras que el porteador hace nacer ge­
neral y solamente, unos resultados de carácter técnico de la vida
real (p or el traslado efectivo de la m ercancía). Desde el punto de
vista de la producción de efectos jurídicos o de hechos reales, los
dos tipos de comisionistas (d e transporte y de confianza, o dem ás
ordinarios) se colocan en el mismo escalón del carácter jurídico
de la actuación. Por ende, en este terreno no hay diferencia entre
las instituciones en cuestión.
96 ESTEBAN CSATO

Refiriéndonos a la opinión de Rodiere, él ve la diferencia en


el hecho de que el comisionista de confianza debe cubrir los de­
fectos sin considerar sus causas; mientras que el comisionista de
transporte se limitaría a la fuerza mayor. Esta diferencia desarro­
llará un papel muy importante en el terreno de los efectos jurídi­
cos trazados (ver capítulo siguiente); pero aquí no influye mucho
la comparación, donde un contrato lleva los caracteres de com­
praventa o de arrendamiento y el otro transporte. Estamos en pre­
sencia de un criterio que habíamos caracterizado (b ajo N9 18),
como de mecanismo real del contrato de comisión de transporte,
que no tiene importancia en cuanto a la analogía entre las comisio­
nes de transporte o de confianza. Para concluir este punto, po­
demos decir que sí hay criterios parecidos de detalles entre las
dos formas de comisión; pero la mayoría de los mismos no se pue­
den considerar como criterios simultáneamente comunes a las dos
formas de comisión. Por tal, y solamente con motivo del razona­
miento sobre la analogía de estas dos formas, no se debería co­
locar la comisión de transporte, en el grupo de los contratos de co­
misión (ordinaria). Pero vamos a examinar las dem ás razones.
25.—El grupo de los contratos "por cuenta de otros", podría
abarcar tanto el contrato de comisión de transporte, como el con­
trato de comisión en general. También se podría colocar en ésta
b ase unitaria el contrato de comisión de transporte, como subins-
titución, de la institución global de las comisiones ordinarias. So­
bre esta última dice Flattet (mientras enumera las múltiples fun­
ciones de la comisión moderna) que la comisión "queda perfec­
tamente adaptada a la realidad económica que la tradujo en
plano jurídico" ( 31). Ahora bien, si la comisión ordinaria puede
considerarse como multifuncional, podría ser lógico colocar en su
dominio el contrato de comisión de transporte, teniendo sus fun­
ciones múltiples y a examinadas, es decir, sobre la actuación "por
cuenta de otro". Hemos mencionado en cuanto al mandato, el c a ­
rácter derivado de la función de representación de la voluntad del
mandante, que en caso de la comisión es también importante.
Aquí se podría tratar de otro carácter que se deriva de la repre-

( 31) G. Flattet: Les contrats pour le compte d'autroi. (P aris, 1950). p á g . 121.
TRANSPORTE DE COSAS 97

sentación del interés de otro que interviene entre los dos patri­
monios ( 32), a saber, entre el del comitente y el del tercero. Es
ese, el sentido económico-jurídico de la operación "por cuenta
ajena". En el terreno de la comisión ordinaria, el comisionista h a­
ce cambios en el patrimonio del comitente, en relación del patri­
monio del tercero (d e otro comprador, vendedor, se a en negocio
de b o lsa). Pero surge una pregunta: ¿el comisionista de trans­
porte, tendría una misión semejante? La contestación es discutible,
se a positiva o negativa. No cabe duda que su actuación influye
en el patrimonio del expedidor; m ás por otra parte, se tiene que
tomar en cuenta que esta influencia no produce cambios en una
situación y a anteriormente creada por otras personas. Su función
se limita solamente a la ejecución de unas consecuencias deriva­
d as o no de actos jurídicos (por ejemplo, mudanza, aunque se a
internacional). Este carácter aleja la comisión de transporte de la
comisión ordinaria, dentro de la cual no tendrá lugar nuestra ins­
titución. No hay duda de que la estructura jurídica del contrato
de comisión es muy parecida a la de comisión ordinaria; pero
desde el punto de vista ahora aplicado se acerca m ás bien al
contrato de arrendamiento de obras, donde se estipula "por cuen­
ta propia".

Párrafo 4
El contrato de comisión de transporte y el contrato de arrenda­
miento de obras.

26.—Esta última concepción y las analogías trazadas en


cuanto al contrato de transporte, nos dirigen al contrato de arren­
damiento de obra. Si aceptamos el carácter determinativo del
contrato de transporte, asimismo tendremos que aceptar el del
contrato de arrendamiento. El presente tema lo abordamos sólo
con relación al contrato de comisión de transporte de cosas; por
tal motivo, no nos podemos dedicar a las opiniones relativas a la
naturaleza jurídica del contrato de transporte. M ás tenemos que

C32) G. R. Delaume: Les conflits de lois et le contrat de comission, en la


obra y a citada de Hamel, p. 352.
98 ESTEBAN CSATO

citar la obra de Asquini ( 33), quien dedica su monografía tanto


al transporte, como a la comisión de transporte. Considera dicho
autor que el contrato de transporte no es ni un contrato mixto
(mandato, arrendamiento de obras o de servicios, depósito etc.),
ni "sui generis", sino únicamente "locatio operis". Dice que el con­
trato de comisión de transporte, tiene otra situación por basarse
en el fondo en la obligación de "hacer realizar", o "hacer hacer".
Explica que el criterio del arrendamiento de obra no excluirá la
obligación de "hacer hacer"; pero las funciones especiales del co­
misionista de transporte (concluir contrato en nombre propio, por
cuenta de otro; su prestación jurídica), nos lo presenta como un
mandatario-comisionista. Por nuestra parte, nos referimos al p á­
rrafo anterior donde vimos que las instituciones del mandato o
de la comisión se juxtaponían con el contrato de arrendamiento
cuando había que colocar el contrato de comisión de transporte
en el sistema jurídico. Aquí tenemos que hacer referencia a los
comentarios de Asquini, respecto al viejo Código de Comrcio Ita­
liano que unificaba las figuras del comisonista de transporte y
del porteador. La unificación tenía dem asiados inconvenientes
prácticos y doctrinales; por eso la dogmática pretendía distinguir
completamente, entre aquellas instituciones.
En opinión de Bailly, en su obra y a citada, el arrendador tam­
bién puede hacer realizar el resultado por cumplir; pero él tiene
tales posibilidades por la dirección de la obra, de las cuales c a ­
rece el comisionista de transporte ( 34). En cuanto al caso de sub-
contratos, se podría criticar esta opinión porque esta situación
es casi idéntica; pero hay que tener en cuenta los factores ex­
trínsecos, como la línea determinada, el monopolio por hecho o
por la ley de unas em presas transportadoras, ( 35) que justifica
la opinión explicada. Adem ás el mismo autor señala la multipli­
cidad de los papeles desarrollados por el comisionista de trans­
porte, con los cuales tropiezo al buscar la solución relativa a la
naturaleza del contrato de transporte. En nuestro concepto consi-

C33) A. A squini: Del contrato del transporte (Tomo 12 de "Derecho Comer­


c ial" por Bolafio-Roco-Vivante, de 1935). Traducción de 1949, Buenos Aires, pág.
70 - 130.
( M) Bailly: O bra citada, p á g . 265.
C35) Bailly: O bra citada, p á g . 237.
TRANSPORTE DE COSAS 99

ramos ésto como acicate p ara p asar a las dem ás instituciones ju­
rídicas .

Párrafo 5
El Contrato de Comisión de Transporte y el Depósito.

27.—El Depósito como una prestación accesoria del comisio­


nista, no tiene mucha importancia, en cuanto a la naturaleza ju­
rídica de nuestra institución. Pero investigando la última se ven­
tila la influencia del contrato de transporte, lo que daría lugar a
la importancia de la influencia indirecta del depósito.
El carácter real-contractual caracteriza el contrato de trans­
porte. En nuestra literatura jurídica B. Pineda ( 36), trata el pro­
blem a partiendo del carácter determinativo del depósito (volve­
remos m ás adelante sobre esta cuestión). Adem ás es importante
la relación del depósito y del contrato de comisión de transporte
en el campo del Derecho Comparado, en cuanto al derecho del
"Common Law " anglo-americano (N 9 90-92). Por otra parte, v a ­
le mencionar el artículo 534 del Código de Comercio patrio, se­
gún el cual "son aplicables al depósito las disposiciones sobre
el contrato de comisión".

Conclusión.

28.—Al tratar de ubicar el contrato de comisión de transpor­


te en el sistem a jurídico, investigamos las diferencias y analogías
entre éste y varias instituciones comparables, sean originarias
sean derivadas. En el curso de la investigación hemos encontra­
do diversidad de criterios que tal vez no existe en el caso de las
dem ás instituciones jurídicas aunque sean bastante complejas. En
el contrato de comisión de transporte se encuentran entrecruza­
das distintas instituciones, lo que origina diversos criterios, pero
sin prestarle ningún carácter determinado. Esta multiplicidad no
admite que se sitúe el contrato de comisión de transporte en uno
u otro terreno determinado. Pero este mismo fenómeno nos per-

( 3S) B. Pineda: N aturaleza Jurídica del Contrato de Transporte. (E l Profe­


sion al. San Felipe, 1919. Tomo 2, N ° 33). p á g . 82-84.
100 ESTEBAN CSATO

mite considerar dicho contrato como una institución autónoma.


Ahora bien, será un contrato "sui generis", creado por la inicia­
tiva de necesidades sociales-económicas mediante la adaptación
de la estructura y técnica de varias formas jurídicas preexisten­
tes. En cuanto a su colocación externa tendrá un cierto paren-
tezco con otros contratos, como el de transporte (m ecanism o real,
N? 18), de mandato (carácter individual N° 22), de comisión or­
dinaria (estructura jurídica N? 25), de arrendamiento de obras,
etc. En cuanto a sus propiedades internas, en el punto central
donde se cruzan los lazos pertenecientes a las instituciones enu­
meradas, se hallan los lineamientos especiales de los objetos de las
obligaciones principales, derivadas del contrato de comisión de
transporte, según los cuales, el comisionista de transporte se en­
carga de cuidar la realización de la ejecución del traslado de las
sa s. Hay que repetir que esta es la síntesis de lazos aislados, pe­
ro cuyo conjunto se considera como una institución autónoma aun­
que no independiente, y a que el último criterio en el terreno del
Derecho Internacional Privado p a sará a primer plano, quedando
latente el segundo plano, cuando se ventilan los efectos jurídicos
del contrato de comisión de transporte, los cuales vam os a es­
tudiar.

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