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Una comparación de las teorías del conocimiento: Empirismo y Racionalismo.

Autor: José Peralta

El estudio del conocimiento ha sido un tema central en la filosofía a lo largo de los


siglos. Diversas teorías han surgido para explicar cómo adquirimos conocimiento y
cómo podemos confiar en lo que sabemos. En este ensayo, exploraremos dos
teorías fundamentales: el empirismo y el racionalismo. El racionalismo es la postura
epistemológica que sostiene que es el pensamiento, la razón, la fuente principal del
conocimiento humano. Sus planteamientos más antiguos los encontramos en
Platón, posteriormente en Plotino y San Agustín, también en Malebranche,
Descartes y Leibnitz. Por otra parte, el empirismo sostiene que el conocimiento
procede de la experiencia, del contacto directo con la realidad. Se desarrolla en la
Edad Moderna con Locke y Hume, Condillac y John Stuart Mill. De manera que, el
empirismo sostiene que el conocimiento se deriva de la experiencia sensorial,
mientras que el racionalismo sostiene que el conocimiento se basa en la razón y la
intuición. Analizaremos las principales ideas de cada teoría y discutiremos sus
similitudes y diferencias.

El término empirismo viene del griego “empeiría” (έμπειρία), cuya latinización


es experientia. En la Grecia antigua, el conocimiento empírico se oponía a la idea
de saber a través de un aprendizaje intelectual, especialmente en filosofía y las
ciencias teóricas. El empirismo surgió como escuela filosófica entre los siglos XVI y
XVIII, piensa a la experiencia como punto de partida y fundamento último de todo
conocimiento posible.

El empirismo, defendido por filósofos como John Locke, David Hume y


George Berkeley, argumenta que todo conocimiento proviene de la experiencia.
Según esta teoría, nuestras mentes son como tabulas rasas al nacer, y adquirimos
conocimiento a través de la percepción sensorial y la experiencia empírica. La idea
central del empirismo es que nuestras ideas se derivan de la experiencia sensible,
ya sea a través de la observación directa o de la reflexión sobre nuestras
percepciones. Por ejemplo, la idea del color rojo solo puede ser conocida a través
de la experiencia visual del color rojo.
Por su parte, la palabra racionalismo proviene de racional y ésta del latín.
Proviene de rationalis, rationale. A esa palabra se le añade el sufijo –ismus en latín,
derivado del griego -ισμος (pr. ismos) que significa doctrina, sistema o actividad. De
este modo, el concepto original de este término es la doctrina o sistema que se basa
en la razón.

Con respecto, al empirismo y el racionalismo fueron dos vertientes


radicalmente opuestas, ambas herederas del escepticismo como pensamiento
filosófico. En contraste, el racionalismo, promovido por pensadores como René
Descartes y Gottfried Leibniz, sostiene que el conocimiento se basa en la razón y la
intuición. Según esta teoría, hay verdades innatas que existen independientemente
de la experiencia y que podemos conocer a través de la razón. Para los
racionalistas, la mente humana tiene la capacidad de razonar y llegar a
conclusiones universales y necesarias. Por ejemplo, Descartes afirmaba que la idea
de un Dios perfecto es innata en nosotros y no depende de la experiencia.

Si bien el empirismo y el racionalismo difieren en sus fundamentos, también


tienen similitudes importantes. Ambas teorías reconocen la importancia del
conocimiento y buscan explicar cómo lo adquirimos. Además, ambas teorías
reconocen la existencia de verdades universales, aunque difieren en cómo se
accede a ellas. Tanto el empirismo como el racionalismo han influido en el
desarrollo de la ciencia y la filosofía, y han dejado una huella duradera en la forma
en que entendemos el conocimiento humano.

Para concluir, el empirismo y el racionalismo son dos teorías del


conocimiento que ofrecen explicaciones diferentes sobre cómo adquirimos
conocimiento. Mientras que el empirismo enfatiza la experiencia sensorial como la
fuente principal de conocimiento, el racionalismo destaca la razón y la intuición.
Aunque estas teorías difieren en sus fundamentos, ambas han contribuido de
manera significativa a nuestra comprensión del conocimiento humano y han influido
en el desarrollo de la ciencia y la filosofía. La exploración de estas teorías nos invita
a reflexionar sobre la naturaleza y los límites de nuestro conocimiento, y a
considerar cómo podemos combinar la experiencia y la razón en nuestra búsqueda
de la verdad.

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