0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
10 vistas4 páginas
Los lípidos son moléculas orgánicas hidrofóbicas que cumplen funciones estructurales y de almacenamiento de energía. Incluyen grasas, aceites, fosfolípidos y esteroides. El colesterol se puede reducir limitando las grasas saturadas y trans, optando por grasas saludables como el aceite de oliva, y realizando ejercicio regular. La dieta mediterránea promueve frutas, verduras, legumbres, frutos secos, aceite de oliva y pescado, y limita
Descripción original:
Examen penultimo curso de capacitación en nutricion de la Universidad Nacional de San marcos
Los lípidos son moléculas orgánicas hidrofóbicas que cumplen funciones estructurales y de almacenamiento de energía. Incluyen grasas, aceites, fosfolípidos y esteroides. El colesterol se puede reducir limitando las grasas saturadas y trans, optando por grasas saludables como el aceite de oliva, y realizando ejercicio regular. La dieta mediterránea promueve frutas, verduras, legumbres, frutos secos, aceite de oliva y pescado, y limita
Los lípidos son moléculas orgánicas hidrofóbicas que cumplen funciones estructurales y de almacenamiento de energía. Incluyen grasas, aceites, fosfolípidos y esteroides. El colesterol se puede reducir limitando las grasas saturadas y trans, optando por grasas saludables como el aceite de oliva, y realizando ejercicio regular. La dieta mediterránea promueve frutas, verduras, legumbres, frutos secos, aceite de oliva y pescado, y limita
Los lípidos son un grupo de moléculas orgánicas que son fundamentales para la vida y desempeñan diversas funciones en los organismos. Estas moléculas son hidrofóbicas, lo que significa que no se disuelven fácilmente en agua. Los lípidos incluyen una variedad de compuestos, pero los más comunes son las Grasas y aceites, Fosfolípidos, Esteroides, Ceras. Los lípidos cumplen varias funciones en los organismos, incluyendo el almacenamiento de energía, la estructura de las membranas celulares, la regulación hormonal y la protección de órganos. Además, son una parte esencial de la dieta humana, ya que proporcionan ácidos grasos esenciales y vitaminas liposolubles.
2.¿Cómo reducir el colesterol?
Es crucial limitar el consumo de grasas saturadas y trans, presentes en alimentos procesados, fritos y productos de origen animal. Optar por grasas saludables, como las presentes en aceite de oliva, aguacates y pescados ricos en ácidos grasos omega-3, puede tener un impacto positivo en los niveles de colesterol. Además, moderar el consumo de azúcares y carbohidratos refinados beneficia la salud en general. El ejercicio regular también desempeña un papel destacado. La actividad física aeróbica, como caminar, correr o nadar, ayuda a elevar el colesterol HDL (colesterol "bueno") y a reducir el LDL (colesterol "malo"). Un compromiso constante con la actividad física fortalece el sistema cardiovascular y favorece la regulación del colesterol.
3.¿Qué dice la dieta mediterránea?
La dieta mediterránea es un patrón alimentario tradicional. Se fomenta el consumo regular de frutas frescas, verduras, legumbres, frutos secos y semillas. Estos alimentos son ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes. El aceite de oliva extra virgen es una fuente principal de grasas saludables en la dieta mediterránea. Contiene ácidos grasos monoinsaturados, que se han asociado con beneficios para la salud cardiovascular. Se prioriza el consumo de granos enteros, como el trigo integral, la cebada y la avena. Estos proporcionan fibra y nutrientes esenciales. El pescado, especialmente aquellos ricos en ácidos grasos omega-3, es una parte fundamental de la dieta mediterránea. El consumo regular de pescado se asocia con beneficios para la salud cardiovascular. La carne roja se consume con moderación, y se prefieren las fuentes magras de proteínas, como aves y legumbres, el consumo de productos lácteos, especialmente yogur y quesos, pero en cantidades moderadas. Se utiliza una variedad de hierbas y especias para sazonar los alimentos en lugar de depender en exceso de la sal. El consumo moderado de vino tinto, en particular durante las comidas, es una característica común de la dieta mediterránea y se ha asociado con beneficios para la salud cardiovascular.
4.¿Qué cantidad y calidad de requerimientos energéticos
precisan los pacientes con insuficiencia respiratoria aguda? Los pacientes con insuficiencia respiratoria aguda pueden tener un aumento en las demandas metabólicas debido al esfuerzo respiratorio adicional y al estrés fisiológico asociado. Sin embargo, la capacidad del paciente para consumir y tolerar alimentos puede verse comprometida. La evaluación y gestión nutricional en estos casos son críticas y deben ser llevadas a cabo por profesionales de la salud, como dietistas o nutricionistas clínicos, en coordinación con el equipo médico. Es posible que se requieran fuentes específicas de nutrición, como la nutrición enteral o parenteral, dependiendo de la situación clínica del paciente y de su capacidad para alimentarse de manera oral. La atención nutricional individualizada se basa en factores como la gravedad de la enfermedad, la capacidad del paciente para ingerir alimentos, las necesidades calóricas y proteicas, y la presencia de otras condiciones médicas.
5.¿Cuáles son los requerimientos proteicos de los pacientes
con insuficiencia respiratoria aguda? En general, los pacientes con insuficiencia respiratoria aguda pueden experimentar un aumento en las demandas proteicas debido al estrés metabólico asociado con la enfermedad. La proteína es esencial para la reparación y regeneración de tejidos, la función inmunológica y la preservación de la masa muscular, especialmente en situaciones de enfermedad aguda. Se ha sugerido que las necesidades proteicas para pacientes críticos pueden oscilar entre 1.2 y 2.0 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal por día. Sin embargo, estas recomendaciones son generales y pueden variar según la condición clínica específica del paciente. Es fundamental evaluar la tolerancia del paciente a la alimentación y ajustar las recomendaciones de proteínas según la capacidad del individuo para ingerir alimentos, ya que algunos pacientes pueden tener limitaciones en la ingesta oral debido a la enfermedad respiratoria aguda o al uso de soporte ventilatorio. En situaciones en las que la ingesta oral es insuficiente o está contraindicada, podría ser necesario recurrir a la nutrición enteral o parenteral para satisfacer las necesidades nutricionales, incluidas las proteicas, del paciente. La atención nutricional en pacientes con insuficiencia respiratoria aguda debe ser parte integral de la gestión clínica, y las recomendaciones específicas deben basarse en la evaluación individualizada de cada paciente por parte de profesionales de la salud.
6.¿Cuál debe ser el aporte de micronutrientes en los pacientes
con insuficiencia respiratoria aguda? El aporte de micronutrientes en pacientes con insuficiencia respiratoria aguda es crucial para apoyar la función inmunológica, facilitar la recuperación y mantener el equilibrio nutricional. Los micronutrientes incluyen vitaminas y minerales esenciales para diversas funciones fisiológicas. La cantidad necesaria puede variar según la gravedad de la enfermedad, la presencia de otras condiciones médicas y las necesidades individuales del paciente. Aquí hay algunos micronutrientes clave y sus funciones:
Vitamina C: Importante para la función inmunológica y la reparación de
tejidos. Se encuentra en frutas cítricas, fresas, kiwis, pimientos y brócoli.
Vitamina D: Contribuye a la salud ósea y tiene efectos en el sistema
inmunológico. La exposición solar y ciertos alimentos como pescados grasos y productos lácteos son fuentes.
Vitamina E: Tiene propiedades antioxidantes y se encuentra en alimentos
como almendras, girasol, espinacas y aceites vegetales.
Zinc: Importante para la función inmunológica y la cicatrización de heridas.
Fuentes alimenticias incluyen carne, mariscos, nueces y semillas.
Selenio: Actúa como antioxidante y es esencial para la función tiroidea. Se
encuentra en carnes, pescados, nueces y granos enteros.
Vitamina A: Importante para la salud de la piel, la visión y la función
inmunológica. Fuentes incluyen hígado, zanahorias, batatas y espinacas. Vitaminas del grupo B (B1, B2, B6, B12): Cruciales para el metabolismo y la función nerviosa. Fuentes incluyen carne magra, pescado, huevos, productos lácteos y cereales integrales.