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Sandra Hill - Serie Cajun - 02 - Tall, Dark and Cajun
Sandra Hill - Serie Cajun - 02 - Tall, Dark and Cajun
Moderadora
Curitiba y Yanli
Traductoras Correctoras
Curitiba ♫♪Amyyy♪♫
electra AriannysG
Malu_12 Curitiba
marijf22 JesMN
MaryJane♥ Malu_12
Mere Meli Eli
Mir Nanis
Mokona
Nelly Vanessa
nElshIA
rihano
ஓ¥anliஓ
Recopilación y Revisión
Curitiba
Diseño
Jenn
Índice
Sinopsis Capítulo 12
Reglas de Rachel para Capítulo 13
Remmy
Capítulo 14
Capítulo 1
Capítulo 15
Capítulo 2
Capítulo 16
Capítulo 3
Capítulo 17
Capítulo 4
Capítulo 18
Capítulo 5
Capítulo 19
Capítulo 6
Capítulo 20
Capítulo 7
Capítulo 21
Capítulo 8
Epílogo
Capítulo 9
Sobre la autora
Capítulo 10
Portada próximo libro
Capítulo 11
Sinopsis próximo libro
Sinopsis
Rachel Fortier, de treinta-y-algo, consultora de diseño interior, se ha
enfadado con su novio. Ya es bastante malo que le diera un Ejercitador-de-
Muslos para el Día de San Valentín y un Video-de-Aeróbic para su
cumpleaños, y que su compromiso de cinco años no tenga un final a la 1
vista. ¡Pero se acaba de enterar de que él ha tenido una vasectomía!
Rachel empaca sus cosas y se dirige al sur para encontrarse con su tía
abuela Gizelle por primera vez y tomar unos días para reorganizarse. Se
imaginaba a una abuela Walton viviendo en una pintoresca casa rodeada
de una maravillosa naturaleza. Lo que encuentra es una cabaña sobre
profundos pilotes en el bayous, con caimanes y serpientes del tamaño de
postes telefónicos. En cuanto a la tía Gizelle, es una ex taxidermista quien
puede dar más repelús que Hannibal Lechter cualquier día de la semana.
¿La cosa con las reglas? Están hechas para ser rotas...
Capítulo 1
Traducido por ஓ¥anliஓ
¡Oh, no! ¡Oh, no, no, no! ¡Por favor, Dios, hoy no!
Mejor que no sea Luc y René. No estoy de humor para sus juegos.
Por desgracia, en los últimos tiempos ella creía que él era el que más
necesitaba de su cuidado.
—Eso está bien. —Decidió cambiar el tema—. ¿Cómo has llegado hasta
aquí?
1
Joie de vivre: en francés, alegría de vivir.
—¿Tee-John? ¡Mon Dieu, Tante Lulu! Sólo tiene catorce años. Él no tiene
una licencia. —Tee-John era su medio hermano, el menor de muchos
hijos, legítimos o no, nacidos de Valcour LeDeux, su padre común.
—Mi T-bird2 está en el taller. Este lugar, necesita un poco de luz. Tal vez
deberías instalar una claraboya. Está tan oscuro y lúgubre. No me extraña
que estés siempre tan gruñón.
6
¿Una claraboya en una casa flotante que es tan vieja como yo?
Sí, podía imaginar eso. Probablemente fue uno de sus hermanos, tratando
de mantener a su tía fuera de las carreteras.
2
T-bird: Es el abreviado del Ford Thunderbird.
en busca de evidencia de perversiones—. Papá va a estar furioso con Tee-
John por conducir sin licencia, y tomando su vehículo.
—No se necesita mucho para hacer que la cara de Valcour se ponga roja...
que por lo general es por el licor de todos modos —dijo Tante Lulu
fríamente. Su tía abuela odiaba a su padre con una pasión, con buena
razón—. Ya le ha escupido como loco a Tee-John. El chico está confinado
por dos semanas.
Él empezó a sonreír.
—¿Qué pequeñajos?
Por supuesto que no. ¿En qué estaba pensando? Habría puesto su cabeza
en la mesa si el pastel no ocupara todo el espacio. 8
—Hey, Remy.
—Hey, Tee-John.
—Gracias, hermano.
Tee-John movió las cejas hacia él, como si dijera que acababa de vacilarlo
y Remy se había elevado a la carnada.
—Salta en esa pick-up, muchacho, y ve a comprarnos un poco de helado
en la Tienda Boudreaux General —ordenó Tante Lulu a Tee-John—.
¿Cómo es que llevaba esos viejos pantalones cortos holgados? ¿Tu papá
perdió todo su dinero y no puede permitirse el lujo de comprarte nuevos
pantalones?
Pensándolo mejor, Remy podía ver a Luc tomando una acción tan drástica.
Después de tener "trillizos irlandeses", un bebé recién nacido cada nueve
meses, él y Sylvie estaban ambos listos para cerrar la fábrica de bebés.
¿Pero una vasectomía? Se encogió ante la idea. ¿Y no es irónico que Luc
estuviera decidido a dejar de tener hijos cuando Remy nunca tendría
ninguno propio?
—Te sentirás mucho mejor, una vez que consigas llenar tu baúl del ajuar,
y te consigamos una buena esposa cajún. Hice una lista. —Ella agitó una
hoja de papel que tenía por lo menos veinte nombres en él. Remy gimió—.
Además, voy a dedicarle una novena a San Judas para arrancar con la
búsqueda de la novia. —Remy gimió de nuevo—. Estoy pensando que
deberíamos poner todo esto en marcha con una gran fais do do3, una fiesta
abajo en el bayou.
3
fais do do: Nombre de un baile cajún.
—¿Poner en marcha qué? —Remy se ahogó.
—Tal vez podríamos tenerla en casa de Luc y Sylvie. Tienen un gran patio
en el que podemos poner tiendas de campaña para la comida y una
plataforma de madera para los músicos y bailarines. René incluso podría
11
venir a tocar con su antigua banda.
No debería estar sorprendido. Eso era un se fini pas, una cosa sin fin, la
forma en que su familia intervenía en la vida del otro.
Estaba sólo medio bromeando mientras jugaba con esta fantasía tentadora
en su cabeza.
12
—Esta va a ser la mejor maldita hoguera que alguien alguna vez ha visto
en el estacionamiento de La Cumbre, o voy a morir en el intento —dijo
Rachel Fortier cuando arrojó otra silla de madera en el fuego, y luego
movió sus manos arriba y abajo con fuerza.
—Acabo de hablar por teléfono con Hank. Me debes uno de los grandes por
este favor —dijo con una sonrisa—.Tuve que prometer un montón de cosas
para hacer que Hank esperara una o dos horas para venir a comprobar
eso. —Jill, la madre de tres hijos adolescentes, amaba a su marido
apasionadamente. Siempre les estaba entreteniendo con historias de su
vistosa vida sexual. ¿Quién sabía que una pareja puede hacer eso con el
poste de bombero? 13
—No importa —dijo Jill con una sonrisa traviesa—. Esto probablemente
terminará en el noticiario de las seis. “Los Bomberos Tienen Grandes
Mangueras, o “Los Bomberos Pueden Encender su Fuego”, “Así Como lo
Sacan”, o algo por el estilo.
Todas se rieron.
—El fuego está perfecto—dijo Rachel, limpiándose los ojos con el dorso de
una mano—. ¡Ahora las cosas buenas!
—Este fue mi regalo de Navidad de hace dos años. ¡Dios, cómo odio esto!
—Yo vendí la mía en una venta de garaje el verano pasado —dijo Laura—.
Ellos dicen que se puede leer o ver la televisión mientras se ejercita en ella,
pero eso me dio mareos.
—Gané dos kilos después de usar la mía por un mes —añadió Jill—.
14
¿Piensan que son diseñados por hombres que odian a las mujeres?
—El día de San Valentín del año pasado —dijo Rachel y empujó hacia
adelante a su infame máquina Buster Butt. Le dio un fuerte empujón
sobre las llamas—. ¿Hay algo más romántico que un hombre insinuar que
el culo de su amante es demasiado grande?
—Tuve una amiga una vez que el marido quería que ella consiguiera un
implante de las bubis. Cuando ella contestó que se comprara uno de esos
ampliadores de pene que se ven en anuncios de Internet, se divorció de
ella. No hubo segundas oportunidades. —Jill parecía como si todavía
estuviera ofendida en nombre de su amiga.
—Ustedes son taaan malas—dijo Rachel. Pero lo que pensaba era: Gracias
a Dios están aquí, mis buenas amigas. Necesito su apoyo para llevar a cabo
este final.
—Vas a volver, ¿no, Rach? —Jill tomó una de las manos de Rachel en las
suyas y apretó con fuerza.
—Está bien, chica, es hora de irnos —informó Laura a Jill. Luego se dirigió
a Rachel—. Jill y yo vamos a ir a recoger tu carro de alquiler, Rach. —
—¿Estás segura que no quieres que nos quedemos por aquí? —preguntó
Jill, de pie, también. La miraron con preocupación.
Rachel negó.
—Vamos a estar cerca, con Laura. Sólo tiene que llamar si nos necesitas —
17
dijo Jill mientras se marchaban.
Era tiempo para que Rachel afrontara la música. En realidad, este era el
momento para el hombre que acababa de llegar a hacer frente a la música.
El hombre al que la hoguera fue dedicada.
Caminando por la acera, esperó hasta que estuviera frente a ella. David
hace mucho tiempo había dominado el arte de la frescura y la civilidad y
de enmascarar los sentimientos. Por lo tanto, no era sorprendente que se
dirigió a ella en un tono uniforme de voz:
¿Se dan cuenta de lo extraño que suena para él para hacer esas preguntas,
de una manera tan tranquila?
—¡Cómo te gusta comparar todo con el todopoderoso dólar! ¿Por qué los
hombres siempre miden todo en términos monetarios?
—Sí.
—¿Por qué? Todo esto comenzó con aquellas amigas locas tuyas, ¿no? De
repente estás en esta patada de igualdad femenina. —Él pasó una mano
de un lado a otro de su cara como si estuviera borrando, como si nada de
eso fuera importante ahora, que no lo era. La miró durante un largo
momento, el tipo de silencio que a menudo utilizaba para manipular a su
personal y a los pacientes, y, sí, a ella, en el cumplimiento de sus deseos.
—Está bien, lo entiendo ahora. Vas por las paredes porque no he fijado
una fecha para la boda, ¿no? Te dije antes de irme que íbamos hablar de
esto cuando regresara.
—David, hemos estado juntos durante cinco años, tres de esos años
viviendo juntos, y un año de estar prometidos. Si yo fuera a subirme por
las paredes debido a tu fobia por el matrimonio o tu agenda electrónica
organizadora de la vida, lo habría hecho hace mucho tiempo.
En ese momento, pareció darse cuenta, con horror, que tenían una
audiencia, observando y escuchando.
—¡Santo infierno! —murmuró, y la llevó enérgicamente al interior por la
puerta principal abierta. Luego repitió, mucho más fuerte—:¡Santo
infierno! —Cuando dio su primer vistazo a la casa medio vacía.
Rachel era una decoradora de interiores Feng Shui. Había amado a esta
casa y la había decorado con especial cuidado, creando un hogar con la
armonía y el equilibrio del espacio, utilizando colores, espejos, cristales y
plantas a un nivel de efecto óptimo, se había asegurado de que la fuerza de
vida de la vivienda o el chi fluyera libremente, sin obstáculos por el
desorden. Había sido su mejor trabajo. Incluso David, jamás un defensor 19
del Feng Shui, había admitido su experiencia cuando se trataba de su
propia morada. Muchos de sus amigos y compañeros de trabajo, después
de haberlos visitado, habían buscado sus servicios de decoración.
Bueno, caramba, creo que sí. ¿No te parece que la hoguera, los muebles
desaparecidos y el anillo serían suficientemente mensaje? Solamente
cabeceó.
—Pensé que me querías. —De David, eso era lo más cercano a suplicar.
—Lo hice.
—No lo creo.
—¡Cinco años, Rachel! Hemos estado juntos cinco años, y ¿sólo vamos a
tirarlo a la basura? —Él volvió a estar enojado, se notaba en la forma en
que cuidadosamente dobló su saco en el respaldo de una silla, luego
caminó lentamente de nuevo a la sala de estar, con ella detrás. Abrió el
armario con el bar incorporado y se sirvió un vaso de cristal tallado de
Chivas en las rocas, revolviéndolo cuidadosamente. Ella habría estado
mucho más impresionada si hubiera bebido directamente de la botella.
—¿Eh?
—Dijiste que han pasado cinco años, y preguntaste si sólo iba a tirar todo
por la borda. Bueno, tú eres el que lo hizo.
—¿Al no fijar una fecha para la boda con suficiente rapidez para
satisfacerte? —Había veneno en su voz ahora, y no el gramo de emoción
que había visto momentos atrás.
Deslizó los dedos por el cabello, algo que rara vez hacía por su temor a un
retroceso del nacimiento de ellos, murmuró algo entre dientes que sonaba
a:
—¡Zorraperrademierda!
—¿Cómo pudiste, David? ¿Cómo tomaste una decisión tan importante que
afecta a los dos sin discutirlo primero?
—¿Cuándo?
—Es mi cuerpo. ¿No es lo que las mujeres siempre dicen? —Él estaba
tratando de bromear, pero vio de inmediato que ella había perdido el
sentido del humor—. ¿Cuál es el gran trato? Nunca has indicado ningún
deseo particular de reproducirte. ¿Ha desarrollado un repentino instinto
maternal? ¿El viejo reloj del tiempo para tener un bebé empezó a hacer
tictac?
—¿Qué demonios te pasa? Sí, me hice una vasectomía. Sí, debería haber
hablado contigo primero. Pero lo hice por ti, ¡por amor de Dios! Algunas
mujeres estarían agradecidas.
22
—¿Por... por mí?
Sí, dos años de agonía. ¿Tiene alguna idea de lo mucho que odio hacer
ejercicio, gracias a ti? ¿Y qué es eso de, nosotros? Yo fui la que estuvo
jadeando y resoplando.
—Unos pocos kilos menos, un poco más de esculpir el cuerpo con las
pesas, tal vez una cirugía plástica en el trasero.
Menciona cirugía plástica y trasero en la misma frase una vez más, y sólo
podría pegarte otra vez, amigo.
El idiota imbécil sólo comparó mi trasero con malvaviscos. Creo que voy
matarlo. Cruzó los brazos sobre el pecho para contenerse.
—Así que, mira, sólo estaba siendo considerado contigo. Siempre podemos
tener un perro, uno pequeño, si las hormonas maternales empiezan a
tararear de nuevo. Es decir, si realmente quieres uno. —David no era
aficionado a los animales; eso era una gran concesión para él. Con una
amplia sonrisa, abrió los brazos y los extendió como si realmente esperara
que ella lo aceptara y entrara en su abrazo.
—¿Unas vacaciones?
En ese momento, una bocina sonó afuera. Una camioneta de color rojo
brillante estaba en el estacionamiento. Enormes sonrisas traviesas
estaban cubriendo los rostros de Laura y Jill, que se apoyaban en el
parachoques delantero. Se suponía que tenían que ir a recoger su coche de
alquiler, un sedán cómodo; este cambio de última hora fue, obviamente,
su idea de un arranque para la nueva vida de Rachel. Sonando del ruidoso
estéreo del vehículo, aunque adecuado a la situación, una canción de
música country.
—Sí.
—Es mi intención.
Capítulo 3
Traducido por Nelly Vanessa
25
Lanzando su vida por la borda
8
I–95: Abreviación que refiere a la Interestatal 95, una de las autopistas más transitadas
y conocidas de Estados Unidos.
años hubiera llegado a esto. Había tenido dudas acerca de sí misma y de
David desde el principio, pero había sido halagador tener a un hombre
bien parecido, con éxito, enamorado de ella. Además, él le había ofrecido
una estabilidad que nunca había tenido, al estar en hogares de acogida
todos esos años antes de ser adoptada. Se decía a sí misma que era mejor
una cosa segura, que no había sido, por supuesto. Y resulta que él no
había sido una cosa segura, tampoco.
Rachel no era fan de música country a muerte, pero como que le gustaba
parte de ella: Garth Brooks, Alan Jackson, Bonnie Raitt, K.D. Lang. Sobre
todo, le gustaba la forma en que la música country la hacía sonreír. Sin
embargo, para el momento en que entró en el motel “Toc, toc” fuera de
Knoxville, cuatro horas más tarde, Rachel definitivamente no sonreía.
¿Quién sabía que había muchas canciones de música country cursis?
“She Offered Her Honor, He Honored Her Offer, and All Through the Night
It Was on Her and off Her”.
No.
—Rachel, ¿dónde diablos está mi Delia Robbia9? Sabes que ese jarrón es
una de las piezas más raras de mi colección Roseville... vale diez mil
dólares. Lo quiero de vuelta, y lo quiero de vuelta ahora. Si no lo has
regresado para mañana, llamaré a la policía. ¿Dónde estás de todos
modos? No importa. La policía te rastreará por tu celular. —La línea se
cortó entonces.
9
Della Robbia: fue un escultor famoso del Renacimiento.
Rachel miró fijamente su maleta más grande donde la infame pieza estaba
envuelta en una toalla de baño. Se había llevado el valioso jarrón porque
había podido... y porque se lo merecía, en su opinión. Principalmente,
representaba un símbolo de ella, de qué, aún no estaba muy segura.
Sin embargo, una cosa era tener confianza en sus derechos personalmente
y otra hacer alarde de la ley, no era que estuviera segura de que los
policías en realidad pudieran rastrear las llamadas de un celular. Pero no
se arriesgaría. Mientras se dirigía por la calle a un comedor donde
planeaba tener una cena a solas en un restaurante local, Rachel hizo una 28
llamada rápida, cancelando su servicio, y luego dejó caer su celular en el
contenedor del estacionamiento.
***
Go Devil: apodo que recibe el Willys L134 (jeep producido en la Segunda Guerra
10
Mundial).
—Nos vemos como Dumb and Dumber11 —continuó Luc graznando.
—El calor del embalaje es una buena idea, sin importar lo que digas.
—¿El calor del embalaje? ¿Qué maldito programa de policías has estado
viendo en televisión? Llevo un rifle de caza, que no usaría ni para matar a
un ciervo si mi vida dependiera de ello. Y esas fundas de pistolas en mi
29
cadera probablemente no han sido disparadas desde 1952. ¡Rayos!
¡Hablando de ello!
—¡Uh-oh! Mantén las riendas, vaquero. No dijiste nada sobre vudú. Todo
lo que prometí fue interceder en tu nombre en una compra de tierras. Soy
abogado, por el amor de Dios, no Wyatt Earp.13
Y, en realidad, Remy tenía otras razones para querer este contrato con el
gobierno. Había estado deambulando por el lugar durante años, como un
jerbo15 en una rueda. No había ningún propósito real en su vida, había
tomado todos los empleos que se le habían presentado. Quitar a unos
señores de la droga de la faz de la tierra restauraría algo de su muy
necesaria autoestima.
11
Dumb and Dumber: Película cómica norteamericana. En español es conocida como
Tonto y re tonto.
12
Hopalong Tweedle -Dee y Tweedle –Dum: personajes del cuento Alicia en el país de
las maravillas.
13
Wyatt Earp: figura legendaria del oeste estadounidense, cuya vida ha inspirado
numerosos westerns.
14
DEA: (en inglés) Drug Enforcement Administration. En español: Administración de
Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas
15
Jerbo: animal perteneciente a la familia de los roedores, parecido a un hámster.
Ahora que Luc no parecía tan ansioso por salir pitando, Remy sugirió:
16
Uzi: fusil de origen israelí.
17
Architectural Digest: es la revista de arquitectura, diseño y estilo de vida más
prestigiosa en el mundo.
18
Fúlica común: ave nadadora que habita en lagos, ríos, etc. Su aspecto consta de
plumaje negro con reflejos grises, pico y frente blanco, alas anchas, cola corta y
redondeada y pies de color verdoso amarillento, con dedos largos y lobulados.
Ella disparó una bala en el suelo cerca de la punta de su bota.
Su siguiente bala con alas del cañón del rifle, le había pasado a Luc sobre
su hombro. Él saltó y murmuró:
Luc miró hacia abajo a sus partes íntimas, y luego a Remy. Una cosa era
hacerse voluntariamente una vasectomía. Otra muy distinta que una bruja
cuidara del asunto.
—No, señora —dijo Remy con tanta sinceridad como pudo poner en su
voz.
—No lo creo.
—Das un paso más cerca y embelleceré el otro lado de tu fea cara. Mon
Dieu20, te ves como si te hubieras caído de lado en una mezcladora de
cemento.
19
Mullet o Ape drape: es un peinado que se caracteriza por ser corto en la parte superior
del cráneo y largo en la zona de la nuca. Fue un peinado popular en hombres y mujeres
en la década de 1980.
20
Mon Dieu: Dios mío (en francés).
Y Beau se lanzó al combate cuerpo a cuerpo, dando un antiguo rebelde
grito de guerra y corriendo hacia adelante con el cuchillo levantado.
Todos fueron detenidos en sus pistas por una voz de mando procedente de
la parte trasera de la casa. Una voz femenina, que exigió:
—¿Qué demonios estás haciendo aquí, Tante Lulu? —Ese fue Luc, lleno de
tacto.
21
Dale Evans: nombre artístico de Lucille Wood Smith, una escritora, estrella de cine y
cantautora estadounidense.
22
Sac au lait: bolsa de leche (en francés).
—Estoy diciendo que tienes tanta oportunidad con Gizelle, por tu cuenta,
como un hombre con una sola pierna de dar una patada en un concurso
de Hiney. —Entonces su tía se volvió a Gizelle, quien todavía estaba en el
porche, por suerte con el arma hacia abajo por ahora—. Ellie, chère23,
¿Cómo estás?
—Ven a sentar tu bonito ser aquí, Lulu —dijo Gizelle con una amplia
sonrisa, agitando una mano hacia un planeador en el porche ―. Eres tan 34
pequeña que los cuervos te van a llevar, chica. Conseguiré un tazón de
gumbo24, ¿no?
—Está caliente, caliente, caliente hoy. ¿Tienes algo de ese té dulce que
haces tan bueno? —le pregunta su tía a Gizelle.
23
Chère: cara, querida.
24
Gumbo: sopa muy popular entre los criollos de Luisiana, EE.UU.
25
Ditto: Ídem (en francés).
Remy se encontró, de forma involuntaria, dando un paso hacia adelante.
Los pelos finos se erizaron en todo su cuerpo y el aire abandonó sus
pulmones. El tiempo pareció detenerse, después se reinició en cámara
lenta mientras la mujer daba un paso hacia ellos. Hacia él. Era como si
sólo dos personas existieran en el mundo... él y Candente.
Ella era alta... de 1.75 cm. Y bien construida, muy bien. Una amplia boca
Julia Roberts, ojos marrones grandes. Senos que sobresalían, altos y
redondos. La grupa que llenaba sus vaqueros muy bien.
35
La única cosa inteligente que a Remy se le ocurrió decir fue:
—¡Mon Dieu!
Pero ella no estaba en mejor forma. Sus ojos inteligentes le dieron una
mirada igual, de la cabeza a los pies y viceversa. Él realmente tuvo miedo,
de que por primera vez en doce años, una mujer, ella en particular, lo
rechazara por su desfigurado rostro, pero tenía que saberlo de antemano,
de modo que, se volvió para darle una mejor visión de sí mismo, en toda su
gloria. Vio el hecho de que su destrozado rostro se registraba en ella, pero
no le importó. En cambio, lo miró con avidez, como si él fuera una muestra
de Whitman26 y ella fuera una adicta al chocolate. Alguna, parte interna de
su cuerpo en bruto se plagó de testosterona y él quiso decir: “¡Ven, nena,
ven!” Pero, por supuesto, no dijo nada, porque su lengua se congeló en el
techo de su boca.
Y él le devolvió la sonrisa, la más lenta, más sexy sonrisa que pudo evocar.
Hubo un tiempo, antes del accidente, cuando podía encender el calor a
26
Whitman: marca de chocolates norteamericana altamente reconocida.
voluntad con una simple sonrisa. Había sido un dudoso talento que había
perfeccionado.
Ella gimió.
Algo muy extraño estaba sucediendo aquí. No estaba seguro de lo que era
esta química arremolinándose en ellos. No le importaba. Su vida estaba
cambiando ante sus propios ojos, y no daría nada maldita sea. ¿Quién lo
36
sabría? ¿Quién lo sabría?
37
Bueno, está bien, eso fue crudo y mal expresado, se reprendió Rachel.
Pero, en realidad, este tipo de pie ante ella en traje de vaquero honesto con
Dios tenía que ser el secreto mejor guardado del mundo, que hicieran
ejemplares machos como este debajo de la línea Mason-Dixon. Bellezas
sureñas del siglo pasado y medio tenía que haber hecho reír a sus
homólogos del Norte, sabiendo muy bien lo que escondían en la casa de la
plantación, o abajo del bayou.
Otro, “aunque”, él dijo que no tenía ningún equipo de ejercicio. Una ventaja
definitiva, esa.
Pero el lado izquierdo de su cerebro, el lado con una mente propia decía:
¡Whoo-ee! ¡A las carreras! Rachel mentalmente se abanicó, especialmente
cuando el hombre le sonrió, lento y fácil y tan condenadamente sexy que
los dedos de sus pies comenzaron a doblarse. Al menos, su motor se
estaba calentando. ¡Va-rooom!
38
Ya no era consciente de las personas que los rodeaban, ya fuera hablando
o moviéndose. Sólo estaba este hombre y ella.
Sin ella, no habría sido piadosamente guapo, sino demasiado bonito para
ser masculino.
Las yemas de sus dedos, y luego su palma callosa, tocaron los suyos. Una
corriente eléctrica, o algo igual a una onda de erótico choque, viajaron
hasta sus brazos, a las puntas de sus pechos, debajo de sus pies, y luego
se presentaron en algún lugar importante entre sus piernas.
—¡Rachel! —En realidad, sonaba más como un cacareo que un grito, una
sonora carcajada. Una extraña aparición del cuello a los pies, con tela de
lino blanqueada volando por las escaleras de una cabaña de madera en
relieve.
Sí, eso es todo. La versión Fortier de Tara. Creo que voy a vomitar.
—Esa soy yo, pero me llamarás Nana. Nana Gizelle. Todos lo hacen —
declaró la anciana. Puso sus manos sobre los hombros de Rachel y la
estudió con atención—. Te ves igual que tu papá, lo haces, incluyendo ese
feo cabello rojo.—La imagen escupió, y juró—. Él había sido el mejor chile
hasta que conoció a... bueno, no importa. —Con una pequeña aspiración,
presumiblemente por el recuerdo de su hijo muerto hace mucho tiempo, la
mujer jaló a Rachel en un cálido abrazo. Ella era alta y huesuda, pero
fuerte como un buey, no había escapatoria. La señora olía ligeramente a
lavanda y a tabaco, y Rachel pronto descubrió de donde emanaba el olor a
tabaco, era de su mejilla. Mi abuela... “Nana”... masticaba tabaco. ¿Podía la
vida ser peor que esto?
—No te pongas toda caliente y molesta por ninguno de los LeDeuxs —le
advirtió Rachel.
—¿Caliente y molesta? ¿Yo? —¿Fui tan transparente? Debe pensar que soy
algún tipo de puta. Me siento como una puta. Como una puta Feng Shui. ¡Ja,
ja, ja! ¡Aaaarrgh! Mi cerebro está derritiéndose aquí. Debe ser la humedad.
O mi motor se está sobrecalentando.
—Esos LeDeuxs son todos unos sapos cachondos. Capaces de rodar con
los cerdos. Además, ese —apuntó directamente a Remy—, quiere robar mi
tierra. ¿Qué tipo de hombre intenta embaucar a una persona mayor? ¡Tsk,
tsk! —Ellos estaban fuera de su rango de audición, pero Rachel estaba
avergonzada de que su abuela hablara tan groseramente.
¿Un sapo cachondo? ¿Un ladrón? Rachel lo miró por encima del hombro
mientras ellas se dirigían a la casa. Él tenía el rostro entre las manos. Un
hombre caminó a su lado, claramente su hermano o un familiar, por su
parecido, y se rió tan fuerte que se inclinó por la cintura con las manos en 41
sus muslos. Si eso no era suficiente, una pequeña vieja señora vestida de
la manera más ridícula en cuero le dio a Rachel un pequeño saludo y una
gran sonrisa.
***
—¿Fui patético? —Remy le preguntó a Luc (que en sí mismo era una señal
de lo patético que era, que le hiciera una pregunta tan fuera de lugar a su
hermano).
—Fue el rayo —diagnosticó Tante Lulu—. Eso pasa todo el tiempo. Hace a
los hombres quedarse mudos y bambolearse de rodillas. Todos vid y no
papas. Patético sobre todo.
—No fue el rayo —insistió Remy a su tía—. Sólo fui tomado un poco por
sorpresa, es todo. Tienes que admitir que es la mujer más guapa en llegar
al bayou en un siglo o así, incluso si tiene el cabello rojo. —Remy nunca
había sido muy favorecido por las mujeres con el cabello rojo. Lo era
ahora. ¡La placa de vanidad en el frente del tope de esa camioneta
estacionada allí acababa de agregarse a la total tentadora imagen de
¡CANDENTE! ¡Eso era malditamente seguro! ¡Whoo-ee! Después, estaba la
calcomanía en el parachoques, decorada con HAZLO CON ESTILO. Me
gustaría ver eso, follar con estilo. De hecho, me gustaría experimentarlo. ¡Por
supuesto!
Remy gimió.
Luc sonrió.
—Hey, señorita Lulu, mi prima está vomitando hasta las entrañas, sólo
porque vio un hocico de cocodrilo en el gumbo. ¡Gente de ciudad!
¡Mariquitas, todos ellos! Nana dice que te pregunte si tienes cualquier
hierba estomacal en tus bolsas.
27Traiteur: Curandera.
—El único pavo que verás, muchacho, es el que anida en el Pantano
Atchafala —comentó Tante Lulu.
—Será mejor que vaya contigo... a ver si hay algo que pueda hacer para
ayudar —ofreció Remy.
A pesar de que ella estaba tirando de las pequeñas bolsas de plástico con
cierres de hierbas de su alforja, los días de las bolsas de arpillera cosidas a
mano se habían ido, él suponía, Tante Lulu lo miró.
43
—Si quieres ayudar, vete a casa. Te lo ruego. Necesito hablar con esta
chica Rachel y ver si es adecuada para ti.
—Lo que tú digas —acordó Tante Lulu con demasiada facilidad mientras
corría hacia la cabaña con sus hierbas para el estómago.
—El ganso se está cocinando —le dijo Luc a él cuando se quedaron solos
en el patio. El vaquero y el abogado encubierto, ellos y cerca de setenta
apestosas pieles de animales y un puma de peluche y dos lagartos reales
de los días de la taxidermia de Gizelle.
—Oh, sí.
***
Ser azul en un Bayou Negro.
—No hay mucho que contar —dijo su abuela, sus dedos ágiles trabajaban
mientras hablaba—. Nosotros los Fortiers llegamos con los primeros
acadios de Canadá allá por los mil setecientos. Trabajamos la tierra desde
entonces. No es que nunca hubiéramos tenido asistencia, digo eso mucho.
No teníamos ni dos centavos para frotarlos juntos a veces, pero nuestra 45
familia nunca pidió caridad. Nosotros los cajúns somos un montón
orgulloso, por si aún no te das cuenta.
—¿Eran agricultores?
—Pues no. Bueno, sí, más o menos, yo lo era. Tengo cincuenta acres aquí
que tuvimos plantados de azúcar por generaciones hasta que Justin murió
quince años atrás, cuando le dio un ataque al corazón, justo en medio de
la cosecha de caña. Justin fue tu Nanalo.
—Tu padre, Clovis, murió cuando tenía sólo dieciocho. Corriendo esa moto
por la autopista a Nawleans a la medianoche. Él y tu madre apenas se
habían casado, y ya estaba embarazada y todo, pero no estaban viviendo
juntos. No toleramos a los niños nacidos fuera del matrimonio en la
familia, los Fortiers, no, pero Colvis no estaba enamorado de tu madre,
tampoco. Quiero decir, que no era irrespetuoso, pero Fiona O'Brien era
una salvaje, y tenía sólo quince años entonces. ¡Dios, Dios! Las cosas que
esa chica hizo para llamar la atención. Siguen hablando de ella bailando
en Bourbon Street durante el Mardi Gras, pero eso fue ni aquí ni allí.
Cuando Clovis murió, ella tomó el poco dinero del seguro que tenía y se
fue de Memphis. No escuchamos nada de ella ni de ti en muchos años.
Todos supusimos que había tenido un aborto. No sabía que Fiona te había
dado en adopción. Juro que no. Vergonzoso, eso. ¡Una vergüenza pecar! No
fue hasta que vi su obituario en el Times-Picayune que supe dónde
encontrarte.
En ese momento, un fuerte ruido estalló, un avión o algo así, volando muy
bajo. El rostro de su abuela se impregnó de color mientras alzaba un puño
hacia el cielo.
—¿Eh?
—Un helicóptero. Él es piloto o algo. Es por eso que quiere robar un poco
de mi tierra. Para construir un espacio de aterrizaje más grande. ¡Hah!
Tendrá que matarme primero.
—¿Remy LeDeux es piloto? —Ahora, eso era interesante—. Pensé que era
un vaquero o jinete de rodeo o algo por la ropa que llevaba puesta.
—Solía llevar ganado durante el día al rancho en el norte de Loo-zee-anna,
pero, no, llevaba el engranaje de vaquero hoy para darme bejeesus28 y que
le vendiera mi tierra para dividirla. No me engaña ni un poco.
—¿Tenías miedo?
Rachel no sabía nada sobre ser diferente, excepto que no había sido feliz
cuando su abuela había insistido, a fin de no herir la sensibilidad de su
primo recién descubierta, que trasladaba todos sus bastidores de secado al
patio trasero, junto a un granero abandonado, justo al lado de una
,yeeech, pocilga.
—Hay una cosa que tengo que decirte, Nana. —Rachel estaba teniendo un
momento difícil llamando a su abuela de “Nana”. Prefería Gizelle, pero
cada vez que había usado ese nombre, su Abuela la había corregido.
—No fue nada. Tengo que admitir que estuve un poco preocupada en un
primer momento, invitando a una chica de ciudad aquí. Casi esperaba que
fueras arrogante, pero somos lo que somos aquí en el Bayou. Beau me
recordó eso. Si las personas no pueden aceptar eso, entonces creo que
ellos son los perdedores.
—¿Soy qué, abuela? —Su voz era suave por la emoción, también.
—... familia.
Una palabra. Eso era todo. Y las cuidadosas y erigidas defensas de casi
treinta años se derrumbaron. Las mentiras que ella misma se había dicho.
Los sueños que había escondido tan bien que incluso no sabía que
quedaban. Las lágrimas llenaron sus ojos y puso una palma sobre su boca
para ahogar un sollozo. Una familia. Eso era todo lo que siempre había
querido.
Su abuela pareció entender, por instinto, e hizo una cosa que las Abuelas
tenían que hacer. Se puso de pie y se acercó a Rachel, atrayéndola hacia
sus pies. La abrazó y le acarició la espalda y le dijo calmantes palabras sin
sentido al oído.
No importaba que ella fuera una focha vieja y loca que vivía en lo más
lejano de una plantación del Sur. No importaba que oliera ligeramente a
tabaco.
***
49
¿Feng qué?
—Tía, ¿qué estás haciendo aquí esta noche? Pensé que irías a casa de los
Fortiers. Por favor, no me digas que te trajiste ese armatoste pegado con
pegamento por aquí.
Sí, ella llevaba una faldita plisada con una blusa sin mangas a juego, tenis
y una venda alrededor de su cabello gris aún rizado. ¡Pourl'amour de
Dieu29! No era Venus Williams. Él miró por la ventana y por supuesto su
bebé azul clásico convertible T bird estaba estacionado allí.
—¿Por qué?
—Ha estado viendo al mismo hombre durante cinco años. Viviendo con él
tres años, sin casarse. ¡Habla! ¡Tsk, tsk- tsk! Comprometidos, eso era lo
que eran, pero no sería como algunos trucos, sin casarse. Ella no es lo
suficientemente buena para ti, no, no lo es. —Su tía le dio una mirada de
complicidad, como si debiera compartir la evaluación de la moral de esa
mujer.
—Nunca más.
—¿Eh?
Remy soltó el aire que no se había dado cuenta que sostenía. No está
comprometida. ¡Alabados sean Dios y el Gumbo! Eso todavía no significaba
que estuviera muy... interesado.
—Tante Lulu, no debes hacer juicios sobre las mujeres sólo porque viven
con un hombre antes de que sea legal. ¿Cómo te sentirías si la gente dijera
que no soy lo suficientemente bueno, porque me comprometí por una
pequeña metida de mano?
¿Tante Lulu realmente dijo la palabra “pene”? ¿Quiso decir lo que pienso
que quiso decir?
¡Menos mal!
—Ella practica con fungus way31 en sus negocios. —Asintió hacia él con
fuerza, como si eso la eliminara de la carrera de novias, sin duda—. Suena
como vudú o humpin32 para mí. Conocí a una Damballa33 una vez que
52
puso hongos en la casa de su antiguo amante, y murió al día siguiente, sí,
lo hizo. Todo lo que fue encontrado fue moho y el moho de los hongos es
venenoso.
—¿Qué demonios es eso del fungus way? Quiero decir, siento jurar, tía,
pero ¿qué es fungus way?
—¿Cómo voy a saberlo? Pero suena raro. No querrás a una mujer extraña,
especialmente una que lleva a los hombres dentro y vive con ellos en
pecado y todas esas... cosas, y luego los deja.
Él se echó a reír, sobre todo cuando se dio cuenta de que su tía se refería
al Feng Shui.
—Tante Lulu, se pronuncia feng shui, y no tiene nada que ver con los
hongos. —No tenía idea de qué era exactamente, sólo que no estaba
relacionado con ensuciar una casa, o matar a alguien con moho—. Es una
especie de mierda de filosofía china, son principios relacionados con la
forma en que los muebles y las plantas y los colores deben ser utilizados
en armonía en un espacio. —Creo. Eso es lo que una chica de bienes raíces
que había conocido hace un tiempo le había dicho.
—Eso no es importante.
Según la creencia popular se suele mover lentamente y con gracia, pero siempre con
dignidad, pero puede reaccionar con inusitada rapidez si es necesario.
—Sí lo es —insistió ella.
Pero cuando ella se fue un poco más tarde, su locura regresó. ¿Por qué si
no estaría saltando en su Harley a las diez de la noche y conduciendo por
53
una carretera en el negro bayou con un ansia repentina de saber más
sobre el Feng Shui?
Capítulo 5
Traducido por MaryJane♥ y ஓ¥anliஓ
En la quietud de la noche.
Eran las diez de la mañana, temprano para los estándares de DC, pero ya
todos dormían bien en la casa Fortier, excepto Rachel.
—Tengo un arma. —En realidad, las únicas armas de las que tenía
conocimiento eran la de la abuela que estaba en la cocina y la de Beau en
la habitación; no es que supiera cómo usarlas, pero este delincuente no
sabía eso.
—Por la humedad.
—No está tan mal esta noche. Hay una brisa. Pero supongo que no estás
acostumbrada al clima aquí todavía. Infiern…quiero decir, diablos, la
humedad aquí por lo general se cierne alrededor de ochenta a noventa por
ciento y la temperatura cerca de los 33 grados C. Así, una noche como esta
es francamente suave y en realidad... —Sus palabras se desvanecieron
cuando se dio cuenta que había estado divagando. El hombre estaba
nervioso.
—Mi abuela está dormida. —Bueno, eso fue sin duda inteligente.
—No he venido a verla. —Su voz era baja y ronca. Su mirada era directa e
implacable. Su intención era obvia.
¡Aaarrgh!
—¿Cómo sabías que estaría despierta... o afuera?
—Tenía la esperanza.
—¿Y si no lo estaba?
—No creo que alguna vez Romeo lanzara piedras a la ventana de Julieta — 58
señaló.
Él se echó a reír.
—¿Por qué has venido? —¡Otra pregunta brillante! Mi cerebro está en crisis
por la lujuria.
—Por ti.
Él no se movió.
—Lo sé.
—¿Es la hoguera?
—¿La hoguera?
No pienses en eso. Piensa en algo que vaya a tirarle un poco de agua sobre
su fuego. David. Eso es correcto. David es un perfecto extintor de lujuria.
60
—Quemé una propiedad que perteneció a mi ex-novio. —Eso debería
asustar a Remy, haciéndole tener unos segundos pensamientos sobre ella.
No lo estaba.
—El tipo que involucra sudor y dolor en los músculos. — Antes de que
tuviera la oportunidad de entender el doble sentido de las palabras,
agregó—: Stairmaster, Butt-Buster, Body by Jake, cinta de correr, bicicleta
estática... ese tipo de cosas.
Oh, vaya, esta es una batalla perdida. Entre su buena apariencia, acento y
ahora su sonrisa, sólo llámame Puta Masilla Tonta.
En ese momento, un sonido como brill-brill-brill muy fuerte y persistente
estalló cerca de ellos.
—¿Qué es eso?
—Sólo las ranas machos vocalizan, como una manera de atraer a las
hembras. Esta rana en particular está probablemente llamando a alguna
rana hembra difícil de conseguir aguas abajo. Algo así como: Hey, nena,
¿quieres venir y echarle un vistazo a mis verrugas?
Ella tuvo que sonreír ante eso. Y, de verdad, bien podría agitar la bandera
blanca de rendición. Buen aspecto, acento, sonrisa y sentido del humor.
¡Ay! Ya he terminado, terminado, terminado. Voltéame y pínchame con
un tenedor.
—No, era la primera vez para mí. Pero ¿cómo hemos llegado al tema de la
hoguera? —preguntó ella, desesperada por la necesidad de escapar del
magnetismo de este hombre.
—Estabas hablando acerca de cómo no le agradas a mi tía abuela, pero
todo eso no importa. Me gustas.
—Hay una manera segura para remediar eso, cariño. —Como si lo hubiera
insinuado, él tiró de ella hacia adelante y su cabeza comenzó a bajar hacia
la suya con una intención que era imposible de pasar por alto, sobre todo
cuando sus labios ya estaban separándose y cerraba los ojos muy 62
lentamente.
Oh, hombre, ¿dónde está un salvavidas cuando una chica necesita uno?
—No, no tienes.
Esto está mal, mal, mal. No debería estar aquí. Debo ir a casa. No debería
empezar algo que no puedo terminar. Y este es sin duda un mal momento
para que empiece, o termine, algo. Si tuviera algo de sentido común, pondría
un trillón de millas entre yo y esta diosa en la camisa de Frederick de Plaza
Sésamo... que probablemente no tiene nada debajo.
Ella sabía a miel. Tan dulce. Ese fue el primer pensamiento de Remy,
mientras él llevaba una mano debajo de la franja de pelo sedoso,
agarrándola por la nuca mientras acomodaba sus labios sobre los de
ella. Inicialmente, el beso no fue más que un suave, suave frote de su
carne en la suya, aprendiendo sus contornos.
No, de inmediato se corrigió a sí mismo. No hay nada simple en este beso,
en absoluto. Rapidez, allá voy.
Y luego más. 63
A medida que su mano libre se trasladó a la parte baja de su espalda y la
atrajo hacia sí, al ras con su cuerpo, y, sí, ella estaba desnuda bajo
el camisón, sus endebles besos se volvieron hambrientos, más fuertes, más
eróticos. Presionando. Pellizcando. Succionando. Hundiendo.
Y Rachel respondió a todas las pistas que le proporcionó. Eran como viejos
amantes que conocían los movimientos del otro en la pista de baile o en la
cama. Cuando él presionaba, ella presionaba de regreso. Cuando él le rozó
los labios hacia atrás y hacia adelante para encontrar la posición correcta,
ella le acomodó moviéndose en contrapunto. Cuando la punta de su
lengua le humedeció los labios, ella los separó sin preguntar y le permitió
entrar... no, más que eso. Le dio la bienvenida a su calor húmedo.
Tenía los labios hinchados por los besos y los ojos nublados por la pasión,
pero parecía aliviada de haber puesto fin a su beso fuera de control.
64
—¿Deberías haber sabido qué? —preguntó distraídamente.
—He venido aquí esta noche para ver si la atracción que sentí el primer
encuentro de esta mañana era un capricho pasajero o... algo más. —Remy
ya estaba retrocediendo un escalón hacia abajo y lejos del
porche. Necesitaba desesperadamente poner un poco de distancia entre él
y esa bruja... porque eso era lo que tenía que ser para ponerlo en trance
tan rápida y profundamente. O una hechicera. Todavía había vudú siendo
practicando en los pantanos remotos, pero ¿sabían acerca de todo eso del
vudú en la capital de la nación?
Y luego se fue.
Y el ritmo sigue.
***
En realidad, el Looks to Kill en Houma era más un salón spa que un salón
de belleza, pero eso no es por lo que era tan increíble. El negocio era
propiedad de Charmaine LeDeux.
¡Sí, claro!
Eso es a lo que Rachel le tenía miedo. Charmaine era una mujer atractiva
de unos treinta años y de mediana altura. Sus sandalias de tacón alto la
hacían alta.
67
Llevaba pantalones blancos ceñidos y una camisa sin mangas con cuello
en V con el logo en lentejuelas, como a los peluqueros les gustaba
bromear. Su largo pelo negro era objeto de burlas del tipo mencionado a
menudo como "Cabello Estilo Texas". Por todo el salón, Rachel vio fotos
mostradas de Charmaine, quien había sido Miss Louisiana hace una
década, donde incluso entonces llevaba el Peinado Texas. También
mostraban fotos tomadas hace treinta o más años de la madre de
Charmaine a juego, presumiblemente rubia blanqueada de Cabello estilo
Texas, de sus días infames como estríper. ¡Dios mío, Dios mío!
Esta no era el look que Rachel veía para sí misma. Ya era bastante malo
que tuviera el cabello de un salvaje rojo. Elegante Bailarina Exótica la
convertiría en una Decoradora Decadente o, por lo menos, en la Prostituta
Feliz, o peor.
―¿Y?
—Vamos a empezar con lo que tienes ―sugirió Rachel. El spa sólo podía
ser descrito como una combinación de los libertinos baños Romanos y un
burdel, con suelos de imitación de mármol y paredes cortadas por
columnas falsas e intercaladas con una buena cantidad de cortinas de
terciopelo púrpura con flecos de lazos de oro. Fuentes de agua gorgoteaban
en prácticamente cada esquina―. ¿Quieres limpiar el lugar y empezar de
cero con un nuevo concepto? ¿O es que quieres que trabaje con lo que
tienes y hacer pequeños cambios?
—Me inclino por lo último, pero dame todas tus ideas y veremos. —Suspiró
en una exhalación fuerte—. Me siento como si hubiera estado de pie
inmóvil durante mucho tiempo, tanto personal como profesionalmente.
Necesito algo para poner en marcha un cambio. —Ella se encogió de 68
hombros—. Tal vez eso es todo.
—¿En lo personal?
Rachel nunca había esperado una respuesta tan detallada e íntima, pero
una cosa sobresalía. Sus ex maridos habían sido todos unos zorrillos.
—¿Lo sabes?
—Claro. No hay ningún secreto aquí. El bayou recoge todos los rumores.
Personalmente, creo que estás mejor sin el zorrillo. No es que yo sea
parcial a los bebés ni nada de eso, pero maldita sea, el hombre no tenía
derecho a tomar esa decisión por ti.
—Gracias.
—No hay problema. —Charmaine parecía entender perfectamente cómo la
había tocado.
—¿En serio?
Ella asintió.
—Ah, ¿sí?
Charmaine se sonrojó, lo que hizo que su lápiz de labios de color rosa
pareciera extrañamente atractivo.
—Definitivamente.
Rachel la siguió mientras ella se dirigió hacia la parte delantera del spa y
hacia un espectáculo de lo más increíble. Una viejecita de rizos blancos
desordenados, con un abrigo de estar en casa y zapatillas, estaba de pie
allí. En el exterior, parado en una zona de estacionamiento, estaba un
convertible azul T-bird.
—¡Mon Dieu! ―dijo Charmaine en voz baja, pero en voz alta agregó—: Lo
que tú quieras, chère.
71
—¿Todavía estás aquí, muchachita? —Tante Lulu estaba mirando hacia
Rachel ahora—. Pensé que estarías de vuelta a la gran ciudad a estas
alturas.
—¿Eres un poco lenta como ese primo tuyo? Remy, ese e’ el único sobrino
de’ que estaría hablando. No deja de pensar en ti, el chico no puede.
—Por supuesto que no. —En un aparte hacia Charmaine, con una mano
ahuecada en su boca, ella comentó—: Lenta, seguro. —Luego se dirigió de
nuevo a Rachel—. No, él no me dijo eso. Solo lo sé. Mis muchachos no
pueden esconde’ naa de su tía. —Rachel sintió como si hubiera caído en el
agujero de Alicia en el País de las Maravillas y sin tener ni idea de lo que
estaba pasando. Una cosa estaba clara, sin embargo, y era que le gustaba
la idea de Remy pensando en ella. Una sonrisa empezó a tirar de sus
labios. Tante Lulu dejó escapar un profundo suspiro dramático y dijo—:
Bueno, supongo que no hay nada que hacer, más que contratarte.
—Fungusway34 a Remy.
—¿Quieres que perfore a ese bebé mientras estás aquí, tía? ¿Me estás
pidiendo un aro en la lengua?
—Creo que se refiere al equipaje. Como que llevas contigo una gran
cantidad de equipaje.
—¿Qué rayo?
Charmaine estaba haciendo esa cosa de jadear con la boca abierta por la
osadía de Tante Lulu.
—No.
—Piensa en ello.
—No. —¡No, no, no! Lo último que necesito es ponerme muy cerca de ese
imán de sexo andante.
—La casa de Remy es una muy pequeña ―señaló Charmaine.
—Vite ―se cacareó Tante Lulu hacia Charmaine—. Ella puede hacerlo con
74
Remy.
¿Hacerlo con Remy? Bueno, eso hizo subir ideas que Rachel no iba a
contemplar, al menos no voluntariamente.
—No puedo tomar otro trabajo. No voy a estar haciéndolo con Remy. Y eso
es el final.
Comer bien: ¡no había nada igual! Especialmente para un cajún. Una
leyenda a menudo contada en Louisiana habla de un hombre que murió y
fue al cielo y decidió volver cuando San Pedro le dijo que no había Gumbo
en el otro lado.
—Mais oui. Me comprometí hace días, pero solamente hoy fue que pusimos
manos al meollo de la cuestión. No creerías en las operaciones que estos
capos colombianos ya han establecido. Y su objetivo son los adolescentes,
e incluso más jóvenes. Engancharlos de chicos.
—Sí.
—Eso hace mucho sentido cuando se piensa en ello. Hay mil diferentes
corrientes del bayou, muchos de ellos sin nombre. Algunos aparecen, otros
desaparecen con cada tormenta. Incluso los veteranos se pierden a veces.
¿Qué mejor lugar para llevar barcazas con pesadas cajas de plomo llenas
de cocaína o heroína, dejándolas caer en las oscuras profundidades para
recuperarlas después? Demonios, los bayous han sido refugio para los
chicos malos de todos los tiempos; era el camino de regreso de ese pirata
Jean Lafitte. Y los confederados que escondieron el oro allí durante la
Guerra Civil.
Luc asintió.
76
—Espera a que René reciba una bocanada de esto. Eso es todo lo que él
necesita, una cosa más contaminando el medio ambiente de su precioso
bayou, además de la industria del petróleo y la pesca deportiva.
—¿Y qué?
—Ella quiere darme un hijo. Sigo diciéndole que estoy bastante feliz con
mis tres hijas, pero ella tiene en la cabeza que todo hombre quiere un hijo.
¡No!, se respondió.
¿Irónico, no, qué Rachel haya dejado a un hombre porque decidió solito no
tener hijos y se operó, que Luc esté pensando en operarse porque no quiere
más niños, y aquí estoy alto y seco, incapaz de tenerlos? Y, maldita sea,
Rachel realmente debe de querer una familia para haber dejado una
relación de cinco años debido a un pequeño tijerazo.
Casi le dijo a San Judas que hiciera algo que sería un sacrilegio.
—Oh, sí, voy a dejar que el buen tiempo ruede, sin duda.
Salieron por las puertas del restaurante al sol y vapor de Louisiana. Había
llovido hace media hora, fuerte y rápido, pero ahora ya estaba todo seco.
—Inexistente.
—Peor. —Una vez más, hubo una imagen parpadeante de cabello rojo en
su cabeza, pero esta vez no era de una niña, pero sí de toda una adulta.
—Ninguna.
Esa risa extraña estalló en su cabeza otra vez. Tal vez estaba teniendo una
reacción retrasada después de todos estos años a los eventos traumáticos 79
en su vida. Tal vez se estaba volviendo loco. Tal vez se convertiría en uno
de esos casos de babosos chiflados en un hospital psiquiátrico que
tropezaban por ahí hablando con voces en su cabeza.
A pesar de sus dudas acerca de los métodos de su tía, ninguno de los dos
tenía el corazón para dar la vuelta. Luc entró por la puerta primero,
lanzando un “Uh-oh” sobre el hombro.
“Uh-oh” decía todo, concluyó Remy, cuando entró en el spa y vio no sólo a
su tía vestida sólo con un abata de casa y pantuflas, a su siempre
extravagante hermanastra Charmaine que tenía una boca que pondría de
azul a un marinero cuando le convenía. Pero allí estaba la astilla que se
había clavado en su cerebro durante la semana pasada, una astilla erótica,
para ser precisos. Había estado tratando durante seis días, quince horas y
sabe quién cuántos minutos para olvidar el impacto “del beso”. Y, sí, tan
falso como sonaba, eso es lo que había llegado a pensar, que aquel
ejercicio labial alucinante en el que habían participado, había aspirado la
sensatez de sus buenas intenciones y volvió a su mente sobre una pista.
¿Podría un hombre morir de pensar demasiado en sexo? Si es así, él había
muerto como un muñón del pantano.
Rachel Fortier se quedó mirándolo fijamente. Su cabello rojo estaba
elevado hoy en una especie de pequeño nudo encima de su cabeza,
dejando su largo cuello expuesto y extrañamente vulnerable. Llevaba un
vestido en un patrón floral verde y blanco que apenas le llegaba a las
rodillas. ¡Toda aquella piel! Remy se abanicó mentalmente. En sus pies las
puntas de las uñas color coral se asomaban en las sandalias blancas. Era
la cosa más sexy que había visto alguna vez.
¿Me estoy volviendo loco, o qué? ¡Todo excitado por los dedos del pie, por
Dios! No importa. Había una cosa que le quedó claro a Remy en un 80
instante. Rachel Fortier se veía lo suficientemente buena para comérsela. Y
quería decir en el peor de los caminos, de la mejor manera posible.
—¿Por qué?
—Diablos, no, quiero decir, caramba, no. Sólo pensé que ibas a estar aquí
poco tiempo, y que te gustaría pasar ese tiempo con tu abuela. Además,
pensé que sólo decoraba lugares de clase alta. —Sueno como un idiota.
—Sí —dijo a la defensiva—. ¿Nunca antes has oído hablar del baúl de
ajuar?
—Eso es porque has estado casada cuatro veces—comentó Luc con una
sonrisa.
—Me gusta la idea —dijo Rachel, poniendo un dedo en los labios con
especulación—. Un baúl de ajuar para los hombres, quiero decir. —Ella
probablemente estaba agregándolo a su repertorio de decoración. Martha
Stewart estará presentándolo en su revista. Buenos Días América haría un
segmento especial sobre costumbres cajún unisex. En esencia, se
convertiría en el hazmerreír del mundo.
Pero eso no era ni aquí ni allá. Ese dedo en sus labios sólo le recordaba "El
beso". Se avergonzaría a sí mismo delante de toda esta gente si no tenía
cuidado. Infierno, probablemente ya se había avergonzado a sí mismo.
¿Eh?
—Ella quiere que decore con Feng Shui tu casa, y no voy a hacerlo.
Ah. Ahora lo entendía. Más o menos. Pero, hombre, oh, hombre, lo último
que necesitaba era a esta caliente pelirroja dentro de un kilómetro de su
bayou y el incesante, real, incordio de erección que tenía su nombre en él.
Sabiendo eso, se sorprendió a sí mismo en su total locura cuando le
preguntó a Rachel:
—¿Por qué no me haces? Quiero decir, ¿por qué no trabajar para mí?
Habían estado charlando y riendo como las niñas lo hacen, antes de que lo
vieran.
A la misma vez, se quedaron calladas. Una de ellas se quedó boquiabierta
ante su rostro desfigurado. Otra fingió vomitar pegando un dedo en su
boca. La tercera murmuró algo sobre "Monstruo".
Ella se disparó por la puerta y salió enfurecida tras las adolescentes, con
la intención de hacer, qué, no tenía idea. O de pegarles o darles una
reprimenda.
—¡No lo son! —Ella golpeó su mano, pero por suerte se quedó en su lugar,
mirando ceñuda a las chicas en retirada.
—Mírame, Rachel. Mírame bien de cerca aquí en la brillante luz del sol,
soy un monstruo.
—Creo que eres el hombre más guapo que he conocido —susurró. Las
lágrimas empañaron sus ojos oscuros. ¡Lágrimas, por el amor de Dios!—.
Incluso con la piel quemada. —Extendió la mano y tocó ligeramente la
parte dañada de su cara.
—¿Una casa flotante? —exclamó Rachel dos días después. Su voz se hizo
eco de dos decibelios por encima de un grito—. ¿Quieres que decore con el
Feng Shui una casa flotante? 84
—No fue mi idea. Fue de mi tía. —Remy pasó de un pie a otro, nervioso.
Debería estar nervioso. ¡El inmoral! Haciendo que venga hasta aquí para
nada. Sin mencionar el tener que desafiar a su abuela, que prácticamente
echaba espuma por la boca ante la perspectiva de ella haciendo cualquier
cosa con un LeDeux masculino.
—No exactamente.
—Creo que esto sería un desafío, un desafío aún más grande que el spa del
Charmaine.
Una lenta sonrisa sexy se extendió por sus labios. Fue exactamente esa
sonrisa suya que volvía su interior mantequilla, todo caliente y líquido.
¿Era consciente del efecto que tenía en ella? ¿Lo hacía deliberadamente?
—¿Por qué? ¿Por qué no pensabas que fuera una buena idea? —¿Estoy
demente? Tiempo para Esquivar mientras el ánimo es bueno.
Esperaba.
—Sólo le diré a Tante Lulu que cambiamos de idea, y que no fuiste capaz 86
de hacer el trabajo aquí.
—Hey, ¿cómo es que estás echándome la culpa a mí? ¿Por qué no decir
que tú decidiste que quieres tu casa flotante de la manera en que está?
—¡Mon Dieu! Ya está, entonces. Vamos a tener que hacerlo. Ella nunca va
a aceptar el dinero de vuelta una vez que ha pagado. Mi tía es más coda
que Scrooge con su dinero. Si renunció a tanto, significa que está
realmente decidida a que esto se haga.
—Puede serlo.
—¿En el techo?
Él se iluminó.
La idea de que ella y su tía loca tenían algo en común era alucinante.
Él se echó a reír.
—No tengo idea de lo que voy a estar haciendo mañana, y mucho menos a
largo plazo. Pero ya que estoy viviendo aquí, estoy listo para renunciar a
un poco de dinero. Trae las ideas y los montos, y decidiré a partir de ahí.
»Me gustan los aparatos vintage, pero si reemplazamos la mesa con una
cabina integrada en la esquina, le daría mucho más espacio. Finalmente,
creo que un poco de tela de color rojo en los asientos de los bancos y sobre
las ventanas haría maravillas, además de una alfombra oriental resistente
a la humedad. Originalmente, le dije a Charmaine que el rojo sería bueno
para su spa, pero creo que tú lo necesitas mucho más. Junto al negro, el
rojo es uno de los colores más poderosos.
Y, no, no, no, no estoy pensando en esos labios. Y, sí, sí me molesta que
tenga una cama aquí en la que podría haber dormido con otras mujeres. No
es que alguna vez vaya a dormir aquí. No es que este incluso pensando en
cómo sería. No es como si mi cerebro no esté en una importante crisis
hormonal.
—Lo que quise decir fue... esto es una cama matrimonial. Eres un hombre
grande. ¿No preferirías una king-size?
—¿Cabría?
—Bueno, sería un poco apretado, pero podría hacerse si quitamos los dos
vestidores y los reemplazamos con más muebles empotrados. Y si
quitamos el desorden.
—¿A qué lado tiene que apuntar para promover el sexo sudoroso y
caliente?
—¡Oh, chico!
—Y, ahora que lo pienso, una cama king size podría ser mejor, situada en
esquina con los pies de la cama frente a la puerta. Por lo general se
recomienda que algún tipo de armario sea colocado en el fondo de la cama
para alentizar la energía, pero estoy pensando que tu ajuar se vería
hermoso allí.
—Hermoso. —Hizo una mueca—. ¿De quién fue la brillante idea de frenar
la energía en la cama, por cierto? No de un hombre sano, macho lleno de
sangre caliente, estaría dispuesto a apostarlo.
—Probablemente.
Regresaron a la zona del salón. Remy vertió soda fría en dos vasos y le hizo
señas para que se sentara en la mesa de cocina enfrente de él.
—Háblame de este asunto del Feng Shui y cómo funciona.
—Es todo sobre el yin y el yang, dos extremos opuestos del espectro de
energía y cómo unirlos. Claro y oscuro, activo y pasivo, duro y suave,
hombres y mujeres, todo es un acto de equilibrio.
—Hey, he oído hablar del yin y el yang. Son sexuales, ¿no es así?
Lo que sea.
Rachel estaba tentando al diablo aquí, y en lugar de correr por su vida, le
dio un mental choca esos cinco.
93
Capítulo 7
Traducido en SOS por Curitiba, ஓ¥anliஓ y Nelshia
94
Pero entonces habló de su trasero
Remy miró a Rachel sentada frente a él, y tuvo que sonreír ante la forma
en que su mente trabajaba. Le encantaba burlarse de ella. Le encantaba la
forma en que se giraba hirsuta como un erizo con el menor insulto. Le
gustaba cómo hablaba con tanto entusiasmo de su trabajo. Le encantaba
la forma en que su camiseta rosa con mariposas le abrazaba el cuerpo y le
mostraba la cima de los pezones erectos. Realmente, realmente le
encantaba la curva de su trasero en esos pantalones de media pierna
blancos. Y, por supuesto, todavía le encantaba esas uñas del pie en color
coral.
—¿Así cómo? —¡Uh-oh! Apuesto que me veo como si quisiera saltar sobre
sus huesos, que es lo que quería.
—Sabes, no entiendo por qué dices esas cosas. No soy nada especial,
físicamente. Créeme, he tenido este desastre en mí desde hace algún
tiempo.
—¿Eh? ¿Quién ha estado golpeando ese tambor?
—En primer lugar, tengo el cabello rojo. Cabello rojo rizado, cuando no lo
estiro químicamente. Esto es una desventaja definitiva en el departamento
de belleza. En mi libro, de todos modos. He luchado toda mi vida. Bromas
sobre la Pequeña Huérfana Annie37, chistes de pelirroja, lo que sea, lo he
oído.
—Si tienes que saberlo, mi mayor defecto es... oh, Dios, no puedo creer
que vaya a revelar esto. —Su cara se puso roja.
—¿Qué?
37
Little Orphan Annie: Pequeña huérfana Annie, fue una tira de prensa diaria
estadounidense creada por Harold Gray y publicada por Tribune Media Services donde la
niña tenía cabello rizado rojo.
—Ni en un millón de años.
—No es gracioso. David me compró una máquina de Buster Butt sólo para
ese propósito. Por no hablar de todos los otros equipos de ejercicio. Dios,
odio hacer ejercicio. ¿Te gusta hacer ejercicios?
—Depende de qué tipo —se las arregló para dejar escapar a través de su
96
constante risa. Su ex tiene que ser un infierno de hombre. Incluso él sabía
lo suficiente para no comprar a una mujer un Buster Butt, aunque ella
tuviera un culo del tamaño de una carroza de Mardi Gras38.
Él se limpió los ojos y trató de contener la risa. ¿Por qué debería estar tan
contento con el despiste de otro hombre? Por otra parte, no, no lo estaba.
Él estaba feliz de que Rachel hubiera estado tan infeliz con este hombre.
No le gustaba la idea de que podría estar teniendo remordimientos, o estar
considerando volver con él. Hombre, oh, hombre, se dirigía por un camino
peligroso, y lo sabía. Finalmente se calmó y dijo tan serio como pudo:
Él se encogió de hombros.
—En pocas palabras: Tienes un trasero atrevido, audaz. Haz alarde de él,
nena. —Hey, si ella podía ser cruda, él también podría serlo.
38
Mardi Graz – Famoso carnaval de Nueva Orleans.
Ella prácticamente gorgoteó de indignación.
Lo que debería hacer era cortar esta pequeña conversación y enviarla por
97
su cuenta. Entonces debería: 1) Emborracharse, 2) Echarse un polvo,
o 3) Emborracharse y echarse un polvo. En un esfuerzo por frenar este
aumento progresivo de la obsesión que estaba desarrollando por esta
mujer. Entonces, ¿qué hizo? Le dijo:
—Hay tantas cosas beneficiosas que el Feng Shui puede hacer por una
persona. Mejorar la salud. Mejorar el sueño. Cómo acelerar un negocio.
Relajarse. Un mayor control de la propia vida. Iniciar una nueva carrera.
Vender una casa. Conseguir un trabajo. Romance.
—Sí.
—Sí.
—Sí.
—Sí.
***
99
Tres días más tarde, Nana despertó a Rachel y a Beau al amanecer para
una temprana expedición, de usos múltiples en los pantanos. Para recoger
los huevos de pato. Desenterrar endivia silvestre. Recoger moras. Y en caso
de Beau, para disparar a un conejo o dos para una adaptación especial de
un plato tradicional cajún, que habían nombrado "Jampalaya Saltarina.
¡Caray! Era el favorito de Beau, y hoy era su vigésimo primer cumpleaños.
Mirando furtivamente por la ventana, Rachel jadeó sobre lo que debía ser
un ritual de rutina para las personas que viven aquí, pero una
espectacular vista para un recién llegado como ella. El cielo oscuro antes
del amanecer comenzó a palidecer lentamente a un color gris azulado, y de
repente estallando con el azul brillante cuando el nuevo día llegó rápido,
como el flash de la lámpara de la cámara. Todas las aves
zancudas‒garcetas, ibis, garzas y muchos otras, surgían de sus refugios
en rápidas nubes, en busca de un lugar para alimentarse. Los sonidos de
la mañana en el bayou, especialmente la gran cantidad de cantos de
pájaros, llenaban el aire.
Rachel se duchó y logró abrir sus ojos con una taza de café au lait, el estilo
de Nana, que involucraba una taza de leche caliente, la mitad de lo que era
crema, rematada con una buena cantidad de fuerte café de achicoria. Si no
tenía cuidado, iba a tener que invertir en una máquina de ejercicios.
¡No!
Algo tendría que hacer, sin embargo, porque aquí venía Nana con platos de
la tan popular salchicha cajún, boudin, huevos escalfados, tostadas con
mantequilla y pan casero, y el reconstituido jugo de naranja. En el
fondo, "Jolé Blon" tocaba en una estación de radio local. Rachel reconoció
la canción, en este caso, cantada por el grupo popular de Beau Soleil,
debido a que su primo había estado enseñándole sobre la a veces ruidosa,
a veces conmovedora música cajún que era especial para esta región. Nana
puso un plato delante de Beau y otro frente a Rachel, pero se aseguró de
darle una palmadita en el hombro como si se hubiera convertido en su
costumbre, como si Rachel necesitaba tranquilidad de la continua
presencia de su abuela en su vida.
100
—Entonces, ¿qué vas a hacer en tu cumpleaños? —le preguntó Rachel a
Beau cuando había comido la mitad de su deliciosa comida. La abuela se
había sentado a la mesa con ellos, con porciones más pequeñas de todo.
—Rachel va conmigo.
—¿Yo?
—No me gusta que te asocies con esos LeDeuxs, no, no me gusta. Mala
compañía, seguro. Sobre todo ese Remy. Él es problemas, chica. Puedo 101
sentirlo en mis huesos.
—Estoy trabajando para ellos. Eso es todo lo que es. Trabajo —dijo Rachel,
aunque se sentía como una mentira—. Además, me gusta Charmaine.
Rachel gimió.
En realidad, era otro mundo aquí, otro mundo siempre cambiante. Arriba
las nubes se arremolinaban y se retorcían sin cesar de la alta humedad,
un hermoso fenómeno característico de la región. Aquí, los colores, los
olores, los sabores, el ambiente, todo era a la enésima potencia. Nunca un
simple rojo, sino un color rojo brillante. Ni el azul, sino un azul intenso o
de un azul cristalino o azul oscuro como la medianoche. Un jardín del
Edén en muchos aspectos.
Llegaron a su destino.
—Los huevos de pato hacen la más mejor torta de vinagre —anunció Nana,
relamiéndose los labios. 103
Luego, recogieron moras hasta que sus estómagos estaban llenos, con las
manos manchadas, y el cubo desbordándose. Luego se sentaron en varias
grandes rocas por la corriente ante la insistencia de Nana porque ella
estaba sin aliento.
—Pues no. Voy a hacer conserva esta vez. Tengo que reponer mi reserva.
Nada como mermelada de bayas en el pan caliente en un día ventoso de
frío invierno.
—Nunca lo sabré.
—Más o menos. Tengo un pequeño cheque del Seguro Social del Tío Sam
como de Justin y me gusta vender azúcar a la cooperativa, y eso saca los
impuestos. Eso es suficiente para que nosotros salgamos adelante, junto
con las ventas de pieles de Beau. Además, él les vende la carne a sus 104
presumidos restaurantes en Naw'lins donde la gente paga grandes
cantidades de dinero para comer tales carnes como la zarigüeya y la
ardilla.
—La captura es mejor en el invierno cuando las pieles son más gruesas —
respondió.
¿Era feliz?
Fue sólo ahora que empezaba a darse cuenta de por qué. Era la familia,
pura y simple. Oh, no familia tal como se define por los bebés y todo eso.
Ella dejó a David por su autocrática toma de decisiones, no por el tema del
bebé en sí mismo. Pero echaba de menos ser parte de una familia, sus
padres adoptivos habían muerto con seis meses de diferencia cuando
estaba en el último año de universidad. Nunca había experimentado la
vida familiar mientras era niña. Eso le hizo preguntarse si realmente
anhelaba tener una familia propia, incluyendo bebés. Hmmm. Algo en qué 105
pensar.
—Swampy será —ella estuvo de acuerdo. Rachel podía jurar que oyó una
risa en la cabeza.
***
Una versión lenta de "Cajún Born" estaba sonando ahora, y Luc se levantó, 107
extendiendo una mano a Sylvie. Habían estado casados desde hace cuatro
años, pero nunca lo sabrías por la forma en que se miraron entre sí. Sylvie
enlazó sus brazos alrededor del cuello de Luc. Luc curvó sus manos
alrededor de su cintura y tiró con fuerza, así que estaban pegados el uno
contra la otra. Su baile era poco más que un balanceo de un lado a otro,
pero, hombre, oh, hombre, era el mejor baile que Remy había visto en su
vida. Durante todo el tiempo ellos sólo se quedaron mirando a los ojos, con
una pequeña sonrisa en sus labios.
Si tan sólo...
¿Y si...
Era Rachel Fortier, con su primo Beau, quien estaba insinuándose a una
chica en jeans ajustados y un sujetador push-up, el atuendo de moda esta
noche, al parecer. Pero las damas del sujetador push-up no tenían nada de
Rachel, que llevaba un vestido corto, más caliente-que-el-pecado rojo con
tirantes delgados sólo lo sostenía. Su pelo rojo en una masa nebulosa a su
alrededor, por la espalda y por encima de sus hombros al descubierto,
sostenido fuera de su rostro ligeramente por pasadores a cada lado. Sus
sandalias de tacón alto la hacían más alta de lo normal. Ella era
demasiado elegante para esta gente por una milla yanqui, pero a quién
infiernos le importaba. Se veía como la pura tentación, la representación
de Eva en el Jardín del Edén. Él no era Adam, pero malditamente
sospechaba que estaba a punto de morder la manzana.
Remy, obviamente no era un hombre inteligente, dijo con una voz tan
ronca que apenas reconocía a sí mismo
110
¿En qué estaba pensando?
—Este vestido. —Ella hizo un gesto con la mano hacia abajo para
enfatizar.
Él le pasó un dedo por debajo de una de las finas correas, desde el hombro
hasta el corpiño y dijo:
—El vestido está genial, pero es lo que hay dentro lo que hace volar mi
mente.
¡Oh, mi Dios!
—Es el jabón de la abuela “Piel tan suave”. Repele los insectos. —¿Cuándo
me quedé sin cerebro? Imbécil, imbécil, imbécil.
Él sonrió.
—Estás haciendo un pésimo trabajo en repelerme. —Entonces
inmediatamente se puso serio—. ¿Qué vamos a hacer, nena?
—Nosotros.
Yo también.
Él sonrió con esa sonrisa lenta y sexy suya para mostrar su satisfacción
masculina que le provocaba cosas. Debía quitarle esa sonrisa de
inmediato. O besarlo hasta que se desvaneciera.
—Tal vez tú eres la que está ciega. —La voz de Remy era ronca mientras le
limpiaba sus lágrimas a punto de desbordarse de sus ojos.
—¡Reeeeemmmmy! ¡Oh, Remy! —En el fondo, la banda tocó una versión 113
suave instrumental de esa vieja canción de Hank Williams, "Jambalaya".
—Por supuesto.
—¿Puedo ayudarte?
—Será mejor que vayamos ahí, o él seguirá con ello. —Remy se apartó y
ella enseguida echó de menos el calor de su cuerpo.
Le tomó la mano y tiró de ella hacia el final del pasillo que se adentraba en
la propia taberna.
Caminó delante de Remy, pero echaba vistazos hacia atrás por encima de
su hombro para asegurarse de que él no estaba mirando su trasero en el
vestido ajustado.
114
Sí, él estaba mirando su culo en el vestido ajustado.
Algunos de ellos tenían ostras crudas, una por cada vaso, los demás algún
tipo de licor.
—Luc las envió para ustedes. Dijo que probablemente los necesitaban ya
que René está de un humor extraño esta noche.
—¿Chupitos de ostras?
—Sí, dijo que funcionaron para él y Sylvie. Sé que es un hecho que lo hizo.
Estuve allí esa noche. —Él hizo rodar los ojos hacia Rachel para ilustrar su
punto, el cual ella no entendió.
—Estas tienen un ingrediente cajún sobre ellas. Salsa Tabasco. Están tan
picantes que necesitarán un chupito mojado, en este caso es bourbon puro
al cien. —Lo terminó demostrando inclinando la cabeza hacia atrás,
sumergiendo la ostra, entonces inmediatamente le siguió el chupito de
bourbon—. ¡Whoo! —dijo, sacudiendo la cabeza con energía de lado a lado.
Ella dijo:
—Creo que necesito más fortaleza. —Rachel cogió otra ronda de chupito.
—Oh, Dios mío —se atragantó. Si un chupito de ostras tenía sus entrañas
hirviendo, este segundo hizo que cada pelo de su cuerpo se erizara. Ella
podía jurar que todos los músculos de sus piernas se habían convertido en
gelatina, también.
—Está bien, pero ve tú primero. Así no te comerás con los ojos mi trasero.
—Hola, Remy.
Rachel podía jurar que Remy le dijo a su hermano que se hiciera algo muy
vulgar a sí mismo con su acordeón, que no era típico de Remy. Por lo 116
general, irradiaba excesiva cortesía con las mujeres. Probablemente pensó
que ella no podría oírle bajo el zumbido de la bebida que la asaltaba.
Puso las manos en sus hombros. Él puso las manos en su cintura. Y Remy
enseguida demostró que cajún y baile van de la mano. Oh, no era
extravagante ni nada. Sólo suave. Tan suave que ni siquiera fue consciente
de su aspecto o la gente que los miraba o de las carcajadas que le daban
aliento a Remy o si su trasero parecía un furgón de cola en el vestido de
puta. Lo único de lo que era consciente era en el movimiento suave de sus
caderas, de esa calidez intensa que cubría su cuerpo, que tenía casi nada
que ver con el licor, y la claridad absoluta de su ser en su abrazo. Ni había
notado a la novia y el novio, a Luc y su esposa, a Charmaine y un hombre
que seguía mirando embobado al pecho de Charmaine y un montón de
otras personas que se unieron a ellos en la pista de baile.
Ella tropezó con sus pies. Probablemente por el zumbido del alcohol. O el
zumbido de Remy.
Remy era un hombre grande, por lo menos medía casi un metro noventa,
pero era ligero de pies. Y tenía ritmo. Por qué eso la excitaba era un
rompecabezas. Pero lo hacía.
—No.
—No me acuerdo.
—¿En serio?
—Yo no salgo mucho, Rachel. Sólo estoy aquí esta noche porque mi
hermano René está de vuelta en la ciudad por el fin de semana. Es un
activista de un grupo de presión ambiental en Washington.
¡Aah! ¡No es de extrañar que él piense eso, conmigo en este vestido de puta!
René le dio a Rachel una mirada más de cerca, sus ojos negros bailando
con picardía.
—Mis disculpas por llegar a esas conclusiones —dijo René. Luego volvió su
atención a Remy—. ¿Feng Shui? ¿Una casa flotante? ¿No es el Feng Shui
esa basura loca de decoración? Mon Dieu, he estado fuera demasiado
tiempo.
Remy colocó una muda de ropa en las manos de René que aún llevaba los
pantalones de esmoquin con tiradores y faja. René se fue a la habitación
de los hombres y pronto regresó con una camisa a cuadros, chaleco de
cuero, pantalones vaqueros, un alegre sombrero de copa baja palmetto y
botas de vaquero. Lucía devastadoramente guapo en ambos conjuntos
tuvo que admitir Rachel, pero no tan bueno como Remy, por supuesto.
—Tu madre está siendo sorprendentemente útil —le dijo René a Sylvie—.
Sin duda debido a tu ayuda, cariño.
La familia.
—Tante Lulu le dio a Remy un baúl de ajuar —como si eso tuviera algo
que ver con ellos.
Todos asintieron.
—¿Eh?
—Estabas temblando.
Beau se acercó entonces con una Barbie rubia riendo pegada a su cadera,
con sus brazos sobre el hombro del otro.
—Gracias, Remy, te debo una, amigo —dijo Beau y salió corriendo antes
de que ella le pudiera tomar del pelo y retorcerle el cuello—. Eres la mejor,
prima —le gritó él a Rachel.
124
Mary Sue simplemente se rió en despedida al partir.
Rachel gimió para sus adentros. Una cosa era temblar alrededor Remy en
la seguridad de una habitación llena de gente, y otra muy distinta temblar
a solas con él en el ambiente acogedor y privado de un coche, uh,
camioneta.
—¡Dum-dum-dee-dum!
***
Dulce tentación
¡Sorpresa, sorpresa!
Bueno, tal vez ella está un poco candente, también. Si tengo suerte.
—No estás borracha, bebé. Sólo un poco achispada. Ten, respira un poco
de este aire fresco —dijo, bajando las ventanas eléctricamente. Lo que
pensó fue: Laissez les bon temps rouler. Deja que los buenos tiempos
rueden.
Ella así lo hizo, cerró los ojos y apoyó la cabeza contra el descansillo del
asiento, que a su vez hizo que sus pechos se arquearan hacia afuera
mientras respiraba profundamente, dentro y fuera.
—¿Lo qué es duro? —murmuró ella, con los ojos todavía cerrados.
¡Por el amor de San Judas! Debo haber estado pensando en voz alta.
Ella abrió los ojos y se volvió hacia él, con la cara contra el descansillo
—¿Abusivo?
—La abuela dijo que Valcour LeDeux era un hombre del petróleo.
Remy asintió.
—Sí, más tarde fue cuando se descubrió petróleo en algunas propiedades
de la familia. Antes de eso, vivimos en un remolque oxidado tras otro. Pero
basta de mí. ¿Has hablado con tu ex, desde que estás aquí?
Eso fue todo lo que dijo. Nada más. Como si eso fuera alguna clase de
respuesta.
—Me dijo que lo sentía, que por favor volviera, y me asegurara de llevar de
vuelta un, um, un objeto que por error me traje conmigo.
—Sí.
Sus ojos se abrieron con sorpresa. Pudo ver eso incluso en la penumbra
del coche, con la única luz que venía de la luna llena y los faros.
—No, Remy, no lo hizo, ahora que lo dices.
—Eso es bueno. Estaré fuera casi toda la semana, pero espero que eso no 128
importe.
—Por otro lado, ¿te gustaría ver la casa flotante ahora? —él preguntó,
conteniendo la respiración.
—Sí.
129
—Sí. —Suavemente.
Y la besó mucho más una vez que entraron en la casa flotante, antes
incluso de encender las luces. Vorazmente.
Esta era la nueva Rachel Fortier, la que tomaba las decisiones en base a lo
que ella quería. La que valoraba su propia opinión de sí misma sobre la de
los demás, la que ya no se esforzaba por ser la “buena chica” de todos. De
hecho, iba a tratar muy duro esta noche de ser una chica mala.
—Estoy segura.
Él sonrió, esa sonrisa lenta y sexy que había llegado a amar. 130
—¡Ga-ran-ti-za-do!
¿Había algo más excitante para una mujer que ser capaz de volver la voz
de un hombre ronca de esa manera? Tal vez era un talento aprendido que
algunos machos cultivaban. No lo creía en el caso de Remy, pero si es así,
que Dios bendiga al hombre experimentado.
Entonces, usó sus dedos para trazar la línea de sus hombros, desde sus
orejas, por los costados de su cuello y sobre sus clavículas. Luego trazó la
línea a través de su corpiño, sólo por encima de la curva de sus pechos.
Ella todavía tenía las manos entrelazadas detrás de la nuca. ¡Tenía que 131
sostenerse de algo, por amor de Dios! Rachel no estaba sorprendida por el
jadeo. Mientras que ella tenía un montón de conflictos acerca de su
cuerpo, sus pechos nunca habían sido motivo de preocupación. Ellos eran
más grandes que los promedio, y sorprendentemente levantados y firmes,
teniendo en cuenta su peso. Probablemente debido, en parte, a los años de
ejercicio físico y buenos genes.
—¿Te gusta eso, chère? —susurró mientras seguía acariciando los brotes
erectos, ahora pellizcando y tirando de ellos.
Ella abrió los ojos soñolientos, sin saber que incluso los había cerrado.
Líquido caliente se agrupó entre sus piernas, y ella temía que pudiera
correrse. Por suerte, le dio a sus pechos un alivio temporal y meneó su
vestido por las caderas hasta que cayó al suelo. Sólo llevaba un bikini con
cordones y las sandalias de tacón alto.
—Te ves como una esas chicas de calendario de Vargas que solían formar
parte de las viejas revistas de Playboy. Casi demasiado perfecta.
—Lo sé, tu trasero es demasiado grande —terminó por ella, sonriendo todo
el tiempo.
—Exactamente.
—Las mujeres no ven sus cuerpos como lo hacen los hombres —dijo, 132
tirando de sus bragas para unirlas con su vestido a sus pies—. Créeme,
desde mi punto de vista, tu cuerpo es la perfección. —Su voz no podía
estar más ronca si lo intentara.
—David no pensaba…
¡Oh-mi-Dios!
Y ella así lo hizo. Cuando tuvo el valor, no tenía ni idea, pero extendió sus
piernas lo suficiente como para darle acceso. Cuando sus dedos
descubrieron lo resbaladiza que estaba de deseo por él, hizo un gruñido, el
sonido masculino de satisfacción.
Finalmente él usó su pulgar para hacerlo vibrar con rapidez sobre esa 133
carne hinchada donde ella ansiaba más su toque. Una y otra, y otra y otra
vez. Hacia adelante y atrás, hacia adelante y atrás, hacia adelante y atrás
hasta que su cuerpo estaba rígido con tensión, y sus caderas levantadas
de la cama.
Remy susurró:
—Shhhh. Relájate. Deja que venga. —Quería golpearlo, o saltar sobre él, o
algo. Pero entonces la tensión se rompió y ella montó las ondas de placer
en cascada que se elevaban más alto y más alto antes de romperse, y luego
hacia abajo y abajo.
—Será mejor que te quites esa ropa en dos segundos, tío, o me voy de
aquí.
—Cariño, no te vas ahora, vamos contra viento y marea. Eres mía hasta el
amanecer.
—¿Es un hecho?
—Es un hecho.
***
Ojo por ojo
Inseguridades.
Sí, eso es exactamente lo que él tenía, también, pero mucho más que ella,
y con más razón. Rachel había aceptado su rostro desfigurado, eso era
cierto, pero la mitad de su pecho, cadera, vientre, nalgas y muslos se veían
como carne cruda. Repulsivo, eso es lo que era. No es que él nunca había
mostrado su cuerpo desnudo a otras mujeres en los últimos doce años.
Por supuesto, él lo había hecho. Pero Remy no se había preocupado en lo
más mínimo por ninguna de ellas, y mucho menos por sus opiniones.
Podían tomarlo o dejarlo, y viceversa, por lo que a él le concernía. Rachel
era diferente. Él no quería arruinarlo con ella. No tan temprano en el
juego.
Rachel había estado apoyada en sus codos, mirándolo con una pequeña
sonrisa de Mona Lisa en su rostro. Ante la primera vista de las cicatrices y
la carne torcida sobre su pecho, ella se enderezó. La sonrisa desapareció.
Muy malo.
—Hazlo —demandó ella en voz baja.
—No, pero…
Esperaba que ella no vomitara. Una mujer había hecho eso en realidad
una vez. Probablemente había estado borracha, también, pero eso no venía
al caso. Su cuerpo había sido la última gota que le había causado vomitar.
—No, en absoluto.
***
Ya no más.
Mi Dios, ¡el dolor que debe haber pasado para haber sufrido toda esa carne
destrozada! Le había tomado todo lo que tenía para evitar que su cara se
pusiera pálida y sus manos temblaran mientras había examinado las
cicatrices en detalle. Ella sabía que él la observaba para detectar señales
de lástima, algo que él parecía desaprobar. ¡Hombre tonto! Cuidar de él y
su sufrimiento no era lástima.
Ante su burlón desafío de oscilar el barco, ¿Cómo pude decir una cosa tan
cruda? Remy se la quedó mirando con la boca abierta durante varios
segundos, aturdido. Entonces esa sonrisa lenta y sexy se extendió por sus
labios y dijo:
—Sostente a los remos, nena. Aquí viene una ola.
—No por mucho tiempo, cariño —dijo, moviendo sus caderas de lado a 137
lado para que su “tabla de surf” se ajustara mejor entre sus piernas. Él se
puso serio—. Gracias, Rachel.
—Por no vomitar.
—¿Eh? —Por favor, Dios, no me digas que una idiota vomitó cuando miró su
cuerpo. No es de extrañar que él fuera tan reticente a sacarse la ropa.
—No importa. —Apoyó su parte superior del cuerpo sobre los codos, tomó
su cara entre sus manos, y luego puso sus labios sobre los de ella con
suavidad, probando y ajustando para conseguir el ajuste perfecto.
—Todo lo que se necesité fue “El beso” para saber lo buen besador que
eres. —Ella arqueó el cuello hacia un lado para darle mejor acceso.
—¡Whoo-ee, sí!
Él sólo sonrió contra sus labios.
—¡No! —Ella apretó con fuerza contra su pecho para enfatizar que quería
decir lo que dijo.
—Déjame. Sólo esta vez, chère. Necesito comenzar suavemente antes que
alguien, tú, toque mi cuerpo.
—Está bien, pero no me iré de aquí esta noche sin tocarte… por todas
partes.
Sonrió.
Cuando él empezó a bajar sobre ella de nuevo, Rachel deslizó sus caderas
bajo las de él, tomándolo por sorpresa. Antes de que él pudiera
comprender su intención, ella capturó su pene y lo estaba guiando hacia
ella.
Ella llevó su mano a su húmeda hendidura para mostrarle que estaba lista
para él. Le pasó un dedo varias veces en la dura protuberancia de carne, lo
que provocó que Rachel casi saliera disparada de la cama con el placer
casi demasiado intenso.
¿Ahora qué?
Ella se echó a reír, o lo más cercano a una risa que podía llegar a elaborar
teniendo en cuenta el pulso que él había encendido entre sus piernas.
Luego se movió.
¡Y, por encima de Dios! Ella había oído hablar a gente antes sobre cómo se
movía el mundo cuando tenían relaciones sexuales, pero realmente nunca
lo había creído. Ella lo hacía ahora.
Cuando él se retiró, y entonces la llenó tan lentamente otra vez, sintió las
ondas de intoxicación. Algo importante estaba ocurriendo aquí, le decía su
cuerpo. Ella dobló las rodillas y abrió las piernas más amplias para
aceptarlo con mayor profundidad.
Él gruñó en aprobación.
Rachel se apoyó sobre sus codos, con ganas de ver todo. Todo. La forma en
que él se apoyaba con los brazos extendidos a ambos lados de sus
hombros, brazos destacados por acordonadas venas de tensión. La forma
en que su boca estaba cerrada en concentración. La forma en que sus ojos
sostenían los suyos. La forma en que movía sus caderas contra las suyas
de forma experta en un ritmo que crecía progresivamente más rápido.
Entonces se detuvo y se sentó sobre los talones entre sus piernas, su pene
sólo parcialmente dentro de ella.
Y luego se estrelló.
—¡Síííííí!
Parecieron horas después que Remy salió de encima de Rachel para
colocarse sobre su espalda, metiéndola bajo el brazo. Le besó la parte
superior de la cabeza con suavidad.
Por encima de todo, ella tenía miedo de decirle cuáles eran sus verdaderos
sentimientos. Pero entonces, lo hizo.
***
Remy nunca le había dicho esas palabras a una mujer antes. “Te amo”
simplemente no estaba en su vocabulario.
¡Maldición si lo supiera!
¡Bueno, duh! Porque las querías decir, tonto, ofreció San Judas, o quien
quiera que fuera que hablaba en su cabeza.
Por supuesto, eso encendió su motor de nuevo. Podía decirlo por la forma
en que ella estaba mirando su cuerpo y recorriendo sus pezones con una
palma y viendo con interés, como se ponían de pie como buenos soldados.
Bueno, para ser sinceros, su motor comenzó a tararear otra vez, también,
lo que era increíble, realmente, teniendo en cuenta lo que acababan de
hacer.
144
Por suerte, la abuela y Beau aún dormían, y Remy había usado algunos
talentos especiales con el perro guardián, Chuck, que, obviamente, no
tenía mucho de perro guardián, previniendo que ladrara. Probablemente
involucraba un gran número de galletas de jengibre, la comida favorita de
su mascota cocodrilo, sólo superada por ganchitos, aunque Remy
apostaría a que el silencio del perro se debía a sus “talentos especiales”. Y,
whoo-ee, sabía mejor que nadie hasta qué punto el astuto cajún tenía
muchos “talentos especiales”.
Rachel se sentó. ¿Sería Remy? No, él le había dicho que tenía que volar a
alguna parte hoy. Tal vez había cambiado de opinión. Oh, Dios, sería
mejor que se diera prisa. Abuela le serviría avena con veneno, si tenía la
oportunidad.
—¿A mí? —chilló Rachel, tratando de alcanzar la taza de café negro que su
abuela le sirvió.
—Sí. Te llevará a los pantanos con ella. Te mostrará cómo debes recoger
hierbas curativas y tal. Te llevará a algunas de sus rondas de pacientes.
¿A los pantanos? ¿Con ella? Oh, mierda, tal vez me quiere matar, o algo.
146
Darme como comida a los caimanes o empujarme a las arenas movedizas.
Bueno, al menos sé por qué se vistió tan... raro. Para una caminata en la
selva. Hoy, Tante Lulu llevaba una camisa estilo safari y pantalones con
salacot. Su cabello estaba normal, rizado y gris. No, Rachel estaba
equivocada acerca de eso. Estaba rizado y era gris púrpura con rayas.
¡Dios, Dios!
—No puedo ir contigo —dijo Rachel, pensando rápido—. Tengo una cita
con Charmaine para ver algunas muestras de pinturas.
—Sí. Se casó cuatro veces, pero él fue el primero, y me imagino que espera
ser el quinto.
—Salió la semana pasada —le informó Tante Lulu—. Y es tan listo como
una liebre en que a Charmaine concierne.
Y yo que lo diga.
Todas sus excusas fueron infructuosas, y pronto estaba afuera con Tante
Lulu, a punto de embarcarse en su caminata por el pantano con la 147
traiteur. Abuela le hizo un último comentario, sin embargo, refutando así
la teoría de Rachel de que su abuela no se había dado cuenta de sus
actividades nocturnas.
—No estés pensando que voy a organizar una boda para ti y ese chico
LeDeux. Estás por propia cuenta en eso, si es que no quieres tomar mi
consejo de ese tipo.
—Ten cuidado con lo que dices acerca de mi pariente, Gizelle —le advirtió
Tante Lulu.
Nadie la escuchó.
—Será mejor no estar enredada, sin embargo. No podemos precipitar una
buena boda y arruinarla, que es exactamente lo que sucederá si tenemos
una gran barriga en los servicios de la iglesia.
—Qué tiene que ver con eso. Pensé que no eras la correcta para Remy, él
es el chico sensible del condado y todo eso. Pero, cuando el rayo golpea,
no habrá amor que lo detenga. —Le dio a Rachel una mirada de soslayo
examinándola—. Ese pelo rojo tuyo es desagradable al principio. No es que
haya nada malo en ser un cabeza de zanahoria, no. Es sólo que a una
chica cajún no le queda tener el pelo rojo.
—Ves.
—Y hubieras preferido una novia cajún pura sangre para Remy, ¿no?
Tener una conversación con Tante Lulu era como hablar en un idioma
extranjero. Se necesitaba un intérprete.
—¿Tiene que conducir tan rápido? —gritó Rachel por encima del rugido del
motor y del viento de nuevo. Era sólo una estrecha carretera de un solo
carril.
—Puedes apostarlo. Tenemos cosas que hacer y lugares para visitar, chica.
Igual que muchas casas cajún, Tante Lulu tenía un acabado exterior
hecho de bousillage, un extraño lodo mezclado con musgo español y
conchas de almejas machacadas para producir un acabado similar al
cemento. En su caso, sin embargo, el estuco se había cubierto de manera
encantadora con troncos acentuados por un tintineo encalado. La casa
estaba arriba de un lugar de pasto bien cortado que daba a un gran río
más estrecho que el de su abuela. A diferencia de la casa de su abuela, no
tenía zancos, pero tenía el gran porche de requisito con varios postes de
madera y una estatua de plástico de tamaño natural de San Judas. En el
centro del césped había una higuera extendida cargada de fruta. Macizos
de flores afiladas rodeaban la casa por todos lados, ofreciendo una gran
variedad de colores y fragancias.
Al final del pasillo había una habitación con un conjunto de literas y una
cuna, sin duda, la pista de aterrizaje para los tres muchachos cuando
venían de visita. Sobre las paredes había gallardetes de los New Orleans
Saints y de la Universidad de Tulane, junto con algunos carteles de rock,
una de Richard Petty en una carrera de Nascar, y un pin de Heather
Locklear. En una estantería descansaban tres fotografías enmarcadas de
lado a lado de los chicos en sus respectivos primeros días de comunión,
vestidos con lindos trajes de tres piezas, rosarios al cuello, y las manos
juntas en oración. Cada uno tenía un brillo en sus ojos, aún entonces.
¡Pequeños santos bellacos!
—Oh, sí —dijo Tante Lulu, sin levantar la vista—. Lo mejor para el asma y
la dificultad para respirar. Mezclado con miel y añadiendo un poco de jugo
de naranja. Muy bueno.
Yo-no-lo-creo.
Ella negó.
Por costumbre, Rachel agarró su bolso de cuero y siguió a Tante Lulu por
la puerta, escaleras abajo, luego hacia el arroyo, donde estaba un pequeño
bote con motor fuera de borda. El humo del calor estaba sobre el agua y
las nubes se arremolinaban encima. Tante Lulu le indicó a Rachel que se
subiera primero.
—Siempre hay una primera vez para todo. —Tante Lulu se rió un poco
más—. Asegúrate de aferrarte a ese remo en el fondo. Si nos volteamos,
serán lo mejor para golpear a los cocodrilos. ¡Ji, ji, ji—¡ Con un fuerte tirón
del motor fuera de borda, salieran.
—Eso no es gracioso. —Quizás a Tante Lulu no le gustaba, después de
todo. Tal vez por eso la había atraído a los bayous para que Rachel
desapareciera para siempre.
Antes de que pudiera decirle a Tante Lulu que se metiera en sus propios
asuntos, por lo que ella dijo de nuevo.
Eso es justo lo que necesito, un cangrejo de usos múltiples / una crema para
chupetones. Aceite de-pantano-ay. ¡Yeech!
Rachel la miró, rodando los ojos. En las aguas poco profundas cerca de la
orilla había una plataforma de dos metros de ancho, se levantaba
alrededor de 1.20cm, compuesta por un pasado desastre de barro y
vegetación. Un par de docenas de huevos estaban en el centro de la
circunferencia como huevos de gallina regulares pero mucho más largos.
A punto de tumbarse en este nido había una mamá cocodrilo del tamaño
de una minivan, de al menos dos metros de largo. Masticaba ruidosamente
en algunas cañas y barro que llevaba en la boca y luego escupió lo
masticado en los huevos y pronto se extendió sobre ellos retorciendo su
pesado cuerpo sobre toda la gran cantidad de huevos. Era la Futura-
señora-equipaje quien estaba haciendo todos los silbidos.
Rachel apretó los dientes, contó hasta diez en silencio, entonces dijo en un
tono tan planto como pudo:
A veces eran anchos como un río, otras veces eran tan estrechos como
para ser navegables. Ahora Tante Lulu fue hacia arriba, abajo, alrededor, a
la izquierda, a la derecha al punto en el que Rachel nunca podría
encontrar el camino de vuelta si la anciana tenía un ataque al corazón o
algo así. Finalmente, las llevó a una remota zona sombría donde los
árboles formaban un dosel, como manos que oraban, y la luz pasaba a
través en ejes puntuales donde había una ruptura en las hojas. Nunca se
sabía que habría en la mañana. El agua, que en un primer momento
parecía ser negra, marrón muy oscura era un examen más minucioso,
manchada por el tanino de siglos de árboles hundidos. En algunos
lugares, la corriente se arremolinaba y se juntaba, en otras, no parecía
moverse en absoluto. Vampiros y hombres lobo estarían en casa en este
ambiente misterioso.
Tante Lulu bajó de la barca y comenzó a andar con un paso pesado fuera,
ajena al hecho de que Rachel seguía sentada en la barca. En un primer
momento, Rachel se reincorporó, pero pronto cambió de opinión después
de escuchar un ruido extraño como de un gato salvaje, o más
probablemente de un pájaro grande, y después de dar un buen vistazo al
antiguo ciprés con su base y raíces fuera se empujó a sí misma fuera del
agua a cierta distancia de la base como trolls, buscando precioso aire
para su supervivencia... o gente como alimento. Era un pensamiento de
fantasía, pero en este triste ambiente, con el musgo español colgando
espeluznante en grupos de los árboles como monstruosas telarañas, bien,
cualquier cosa parecía posible.
Ella agarró su bolso y se la echó sobre los hombros, luego saltó fuera de la
barca, en seguida se hundió en el barro lechoso, hasta los tobillos.
Emitiendo algunas malas palabras que no había usado en mucho tiempo,
Rachel pisoteó tras Tante Lulu.
—¿Para qué? —le pregunto de manera hosca, incluso cuando ella cambia
su bolso de hombro, luego extiende la mano y la rellena con cautela
algunas de las bolsas de lona con franjas grises. El musgo estaba
probablemente lleno de bichos.
—Los indios usta vestían a sus hijos en ella, o cubrían a un enfermo con
ella durante el ejercicio de sudoración. Algunas personas todavía lo
utilizan para rellenar colchones. Me gusta hervirla y usarla contra la
fiebre.
—Mira ese árbol inusual de allá —dijo Rachel, señalando al árbol de hoja
grande, que se destacaba de algunos de los otros aquí en el pantano.
—Es un árbol de Sacrificio. Bueno para los resfriados, pero tienes que
recoger las hojas en la primera luna llena.
—Mi tía era una traiteur. Más tarde, me enteré de que había otros
curanderos en la zona. Pero debes tener el don para empezar, o no podrás
nunca ser enseñada en las formas.
—Ya son como doscientas, más o menos. Oh, no todos a la vez. Tal vez a
una docena durante la semana en estos días. Muchos más, cuando era
más joven.
¿Estamos locas? Deberíamos salir de aquí. A menos que Tante Lulu piense
que es alguien que conoce. Pero, no, no tomaría esa atención a estar callada,
si ese fuera el caso. Dios, siento que esta es una mala rutina Lucy y Ethel.
—No es como ningún ataúd que haya visto —le susurró Tante Lulu—. Es
muy grande.
—Tal vez.
—¡Armas! —murmuró Rachel, al darse cuenta de las armas que los cuatro
llevaban. Rifles y pistolas en fundas de hombro y cadera.
Sonnier, quien estaba sin afeitar como el resto y era el menor alrededor
veinticinco años, asintió mientras doblaba el papel en su bolsillo.
—Valdez, ven aquí y ayúdanos a empujar esta caja por la borda. Es pesada
como el infierno. —Metiendo una rodilla profundamente en el agua
fangosa, los cuatro hombres resoplaron y juraron mientras empujaban la
caja de metal por la borda. Debido a su peso, inmediatamente se hundió
hasta el fondo. Luego, hicieron lo mismo con la propia balsa. Lo único
visible, excepto si estabas buscando por él, era el cinturón de tela que
llevaba a la base del árbol en la corriente. Los cuatro hombres se
prepararon para abordar un barco que se parecía al de Tante Lulu,
excepto que era más grande.
—Debe ser.
—¿Igual que El Padrino, quieres decir? ¿Cómo nadando con los peces? No
se parecían mucho a Marlon Brando, si me lo preguntas, pero lo supongo.
¡Mon Dieu! No puedo esperar a decirles a las señoras de la iglesia acerca de
esto. No había tenido tanta emoción desde que los de la petrolera
intentaron matar a Luc y a Sylvie, o la vez que fui con la señora vudú y…
—No habrá policía. Todavía no. Voy a hablar con Luc al respecto. Es
abogado. Él sabrá qué hacer. Tal vez sean algunos cazadores tratando de
ocultar sus capturas ilegales.
—Pues no. No muchos cajúns hablan español así. Además, los tramperos
no se meterían en tantos problemas para ocultar sus pieles de la ley. En
su mayoría, sólo voltean al ave del guardabosque cuando viene a husmear.
¿Le dan la vuelta al pájaro? Esta anciana continuamente me sorprende.
—¡Oh, Dios mío! Dejé mi bolso allí. Dejamos las bolsas, también. ¿Sabes
cómo volver a ese lugar?
—Supongo que no. No pareces preocupada por todo esto, ahora que nos
escapamos del peligro.
—Por supuesto, estoy preocupada. A nosotros los cajúns no nos gusta que
extraños lleguen al bayou, que estén por ahí.
—Eso también. Pero tienes que saber, Rachel, que los cajúns tenemos
nuestros secretos. No. No iré a la policía hasta que hable con Luc primero.
—¡Aaarrgh!
Como para satisfacer a Rachel, Tante Lulu marcó el número de las oficinas
de Luc en su celular.
—Te oí, te oí, pero tengo que sacarle humo a un bebé primero.
Remy estaba en una reunión con la gente de la DEA en una oficina oculta
detrás de un almacén en Lafayette.
Hasta ahora, tenían los nombres de algunos de los culpables de bajo nivel
envueltos, incluyendo un compañero de Louisiana llamado George "Sonny"
Sonnier, junto con algunos otros patanes locales que probablemente le
dieron al cartel Romero todas las clases de geografía que necesitaban para
esconder las drogas. Toda la mañana, habían explorado desde el aire los
diversos escondites sospechosos del bayou siendo contemplados por los
capos de la droga colombianos. Ahora estaban haciendo correcciones y
adiciones a los mapas extendidos delante de ellos y que cubrían las cuatro
paredes. De forma alarmante, habían descubierto que uno de los
escondites estaba en su propia región del Bayou Black.
Remy volvió al presente con un golpe mental. Mon Dieu, estaba dejando a
Rachel y a una parte importante de su anatomía gobernar su vida. Él tenía
que enderezarse y volar derecho.
—El lunes, una semana a partir de mañana, será el día D —dijo Pete.
Más aprobaciones.
—Vamos a traer más agentes de campo y hacer todos los arrestos ese día
—dijo Pete—. Además, tendremos que confiscar todas las drogas inmersas,
al mismo tiempo.
Todos estuvieron de acuerdo con que el problema de las drogas era más
generalizado que ésta operación.
—Tienes que conseguir una pista de aterrizaje más grande si vas a seguir
trabajando con nosotros —dijo Pete a Remy—. He torcido todas las reglas
en el libro hasta el momento, pero no puedo continuar para siempre.
—No conoces al tío Sam, muchacho —dijo Pete con una sonrisa—. La
lógica no es una palabra reconocida por el gobierno de los Estados Unidos,
sobre todo cuando se trata de la elaboración de normas. Lo juro, hay
algunos idiotas en la capital de este país que deben tener doctorados en
trabajo de relleno. Si algo puede ser dicho en cinco palabras, ellos utilizan
quinientas. El sentido común no es parte de su vocabulario.
—¿Y qué hay de Louis y los cinco miles de dólares en mapa de ruta? —
señaló otro chico, Matt Landeau.
—Luego estuvo ese momento en el que algunos palurdos con la cabeza en
su culo decidieron que sería genial si los agentes llevaran gas lacrimógeno
en vez de pistolas. Eso funcionó en grande —dijo Pete—. Amenazó a un
millar de cargos antes de que la condenada norma fuera retirada.
—Me encantaría saber lo que significa esa sonrisa tuya —le susurró Ellis.
No hubo suerte.
—¿Quién es?
—Remy LeDeux.
¡Uh-oh!
—Eso fue hace cinco horas. —¿Qué podría estar haciendo su tía con
Rachel durante cinco malditas horas? Eso aturdió su mente y lo asustó
como el infierno.
—Si debes saberlo, Beau llevó un cambio de ropa pa’ ella a casa de Lulu
hace poco. Pero, sí, se fue desde las diez en punto.
—Uh, Tante Lulu, ¿qué estabas haciendo para que Rachel hubiera estado
nerviosa?
—¿Yo? ¿Por qué todo el mundo me culpa a mí? No fui yo. Fue todo por los
chicos malos en el pantano. ¡Cou! ¡Cosa más fea que jamás he visto!
¿Sabías que Rachel tiene un chupetón? Tsk, tsk. Mejor cepilla tu traje de
voy-a-casarme realmente rápido, chico. ¡Dum-dum-dee-dum! ¡Oops! No
puedo hablar ahora. Aquí viene Luc, y está tan enojado como un toro con
su trasero capturado en alambre de púas, nomás porque tengo otra multa
por velocidad. Adiós.
¡Otra multa por velocidad! Le van a sacar su licencia con seguridad esta
vez.
***
—Has estado con Tante Lulu. Ven, siéntate, chère, y deja que te sirva una
taza de té de manzanilla. Si quieres, puedo darte un Prozac, también.
168
Después de que Rachel le dijo a Charmaine acerca de sus terribles
experiencias del día, Charmaine la divirtió con sus propias historias sobre
la escandalosa Tante Lulu, incluyendo el momento en que ella tenía
setenta y cinco años y Charmaine tenía veintiocho, justo después de su
último divorcio, y la pájara chiflada las inscribió a ambas en un concurso
de danza de vientre en Opoulousa; Tante Lulu ganó.
40
Bouffant: Es un tipo de peinado que se caracteriza por una masa de cabello apilada
sobre la sección coronal del cráneo, la cual suele ser acompañada de secciones de cabello
que cuelgan libremente en determinadas secciones alrededor de la cabeza,
ocasionalmente en forma de alas laterales o flequillo.
En todos los casos, Tante Lulu había hecho la señal de la cruz y dijo una
breve oración antes de empezar.
—No. Pero después del día que has tenido, un poco de tiernos y amorosos
cuidados están en la agenda.
A él le gustaba eso.
—Tanto, ¿eh? —Ella movió sus caderas contra esa parte de su anatomía
que mostraba lo mucho que la había echado de menos.
Casi vio las estrellas con tan intenso que era el placer de su frotamiento
sobre su pene. Y, malditamente caliente, ella sabía el efecto que tenía en
él... porque la bruja lo hizo de nuevo, y sonrió.
Se recostó hacia atrás y estiró las piernas en el largo banco con ella aun
cabalgando su centro.
—¿Y te escuchó? Eso no suena como Charmaine. —Ella arqueó las cejas
hacia él, sin creerle.
—¡Oh!
—¡Arre!
Y así lo hizo él.
Y ella también.
***
Nunca había sido así con David o con cualquiera de los otros pocos
hombres con los que había estado involucrada. Probablemente era la
máscara la que le daba coraje, decidió. O un gen mutante que de repente
llevó al frente a un gen de zorra.
—¿Es esto lo más pervertido que has hecho? —preguntó, sin saber
exactamente dónde permanecía Remy. Cómo había dejado que la
convenciera para esto, no tenía ni idea. Bueno, sí, la tenía. La había
convencido suavemente de este "experimento" cuando había estado
relajada después de un orgasmo quita-sentidos.
—Más tarde, nena. Más tarde. —Su voz llegó desde otra dirección ahora.
¿Quéééééé?
—Eso no es justo.
¿Lamer? Oh, Dios mío, puedo sentir mis pezones cada vez más duros.
Espero que no lo note.
Sí, lo ha notado.
—¿Pervertido?
—Diferente.
—Remy, no puedo.
—Por favor.
—Yo también.
—Mentiroso.
—De verdad.
Y Rachel lo hizo. Que Dios la ayudara, pero lo hizo. Y no sólo con sus
pechos. Al cabo de quince minutos, los que parecieron quince horas,
Rachel estuvo completamente saciada por su propia mano y las roncas
palabras maliciosas de ánimo de Remy. Y ella olía a piña colada.
—¡Oooooooooohhh!
Estaban sentados uno al lado del otro, desnudos en la mesa de masaje con
el brazo de Remy entorno a sus hombros y Rachel metida bajo su brazo,
con la mejilla apoyada en su pecho aceitoso.
41Mounds bar: es un caramelo en barra fabricado por Hershey's que está hecho de
chocolate negro relleno de coco; su producto hermano es el Almond Joy, las diferencia es
que éste último lleva nueces.
—Lo que necesitamos es una ducha, nena. Asumo que este spa tiene una
ducha.
—¡Aaarrgh!
—No.
—Bueno, ¿entonces?
—Eso es lo que me gusta, una mujer relajada. —Remy le dio una palmada
en el trasero cuando la alcanzó.
Y le gustaba.
—Nada de tocar.
***
El fulgor de la tormenta
Una hora más tarde, cuando se dirigían hacia las afueras de Houma para
la fiesta de Inez Breaux-Fontaine, y, sí, pasaron una hora en la ducha,
Remy recordó algo.
Miró hacia Rachel en el asiento de su Jeep, muy cerca. Todavía olía 177
ligeramente a coco, y probablemente él todavía olía a chocolate, a pesar de
haberse frotado entre sí enérgicamente... y de enroscarse enérgicamente
entre sí, también.
Llevaba una falda de mezclilla sobre la rodilla con una pequeña abertura
en el centro y un elástico, una camiseta blanca que, sin duda, ella moriría
si lo supiera, mostraba sus pezones, más hinchados gracias a sus
atenciones entusiastas en las últimas dos horas. Sandalias reveladoras
cubrían sus pies principalmente descalzos. Se sentaba recatadamente con
las manos cruzadas en su regazo, pero él pensó que lucía sexy como el
pecado.
Pero ese no era el punto. Había olvidado por completo la llamada que
Rachel le había hecho a su celular hoy. ¿Podría un hombre morir de
exceso de testosterona? Lo dudaba, pero, amigo, ¡vaya forma de terminar!
—Nunca me dijiste por qué me habías llamado esta tarde. ¿Qué era esa
cosa importante que necesitabas discutir? —preguntó.
—¡No tengo ni la más mínima idea! Creo que me estaba probando. Ella
tiene esta idea escandalosa de que tú y yo nos casaremos.
—Tuve esta idea de que tal vez podría incorporar algo de sus
conocimientos a base de hierbas en mi decoración Feng Shui. No me mires
así. Es posible.
—Así que, entraste en los bayous con ella, ¿y...? Por favor, no me digas
que fuiste en bote.
—Sí, un pequeño bote a motor fuera de borda. Santo Cielos, era tan
pequeño que podría haber sido comida con bote y todo por los caimanes
que custodiaban el nido. Eran grandes como camionetas, lo juro por Dios.
Remy puso su rostro entre sus manos. Los cocodrilos no eran a menudo
agresivos, excepto cuando se veían amenazados por alguien entrando en
su territorio. Un nido de cocodrilo era sin duda su territorio. En cuanto a
ellos siendo tan grandes como camionetas, bueno, los cocodrilos vivían
treinta o más años y podrían alcanzar fácilmente de tres a cuatro metros y
medio.
¡Pour l'amour de Dieu! Sus divagaciones suenan justo como lo harían las de
Tante Lulu. ¿Está mi atolondrada tía haciéndole perder las fuerzas a
Rachel?
—¿Qué? —Rachel miró a todos lados menos a él. Bueno, campanas del
infierno, ella debía sentirse culpable. Remy exhaló con una mezcla de
exasperación y de alivio. Exasperación porque se habían colocado a sí
mismas en peligro y no habían buscado ayuda. Alivio porque esa era una
cuestión que era mejor que manejara la DEA. Tendría que llamar a Pete a
la primera oportunidad con privacidad que consiguiera—. ¿Por qué no lo
denunciaste, aún?
—Tu tía pensó que sería mejor decirle a tu hermano Luc primero, y
permitirle decidir qué curso de acción tomar. Él es un abogado y todo eso,
y es de suponer que tiene contactos con la policía.
—Hablaré con Luc sobre eso esta noche. —Y con mi tía, también.
—Por supuesto, eso fue antes de que tu tía consiguiera una multa por
exceso de velocidad. Luc realmente estaba enojado por eso. Buen Señor,
Remy, ¿tus hermanos y tú se dan cuenta de que es una maníaca tras el
volante?
Definitivamente voy a hablando con Tante Lulu. Ella está totalmente fuera
de control.
—Lo sé. Nunca voy a ir con ella en un bote o en un auto nuevamente, y así
se lo dije también.
—Una loca de atar, eso es lo que es. Y tuvo el descaro de decirme que
nunca había delirado en su vida. ¡Hablando de buscar la palabra más
irrelevante! Te lo juro, tuve que contenerme de hacerle daño físico, y no
soy una persona violenta.
—¿Y sabes lo que la boba de tu tía dijo cuando terminé con mi diatriba
contra ella?
No preguntes.
—¿Qué?
No fue divertido. En serio. Sin embargo, Remy tuvo que presionar los
labios para no echarse a reír.
—¿Sabes que llevaba un casco hoy? —Su mandíbula cayó abierta, luego se
cerró con un chasquido—. ¿Por qué tu tía sigue cambiando de trajes y de
colores de pelo? 181
Ni idea.
—Tal vez. —Nena, has estado viendo mucho a Los Sopranos. Lo mejor es
dejar que piense eso, sin embargo. Desviar la atención de los verdaderos
culpables.
¡Uyy!
No puedo discutir con eso, pero ¿cómo detener un tren fuera de control? Así
es justo como me siento, fuera de control y dirigiéndome hacia una colisión.
—Estoy de acuerdo, nena, pero, santo infierno, ¿cómo vamos a hacer eso?
Es como si una prostituta decidiera que se va a volver virgen de nuevo.
Hay algunas cosas que no se pueden deshacer.
—¿Pero...?
—Pero me haces quedar sin aliento cada vez que te miro —admitió.
¡Maldición!
Él sonrió.
—Sí, es malo. Quiero decir, es bueno, pero no puedo pensar cuando andas
cerca. Mi cerebro se vuelve un pudin con sobrecarga hormonal. No sé si
estoy tomando decisiones lógicas o no. Y deja de estar sonriéndome así.
Ella le lanzó una mirada que por poco lo puso en la misma clase que la de
los de cerebro deficiente.
—Es que es tan fuera de lugar para mí, y estoy asustada de estar tomando
decisiones por las razones equivocadas.
—Nos han entregado un regalo, Rachel, como una flor especial. No sólo me
refiero al sexo. Tú y yo sabemos que esto es mucho más que sexo. Creo
que debemos manejar este regalo con cuidado, dejar de cuestionar el por
qué ocurrió y si deberíamos echar atrás el regalo, y sólo ver si florece o se
marchita en la vid.
—Entonces, ¿no crees que deberíamos dar un paso atrás para un respiro?
Dejar de vernos por un tiempo.
—Definitivamente no.
—¿Qué tal si nos vemos, pero sin sexo? Llegar a conocernos el uno al otro 184
sin toda esa materia extraña nublando nuestros cerebros.
—Puedo pensar en otras cosas que ustedes los cajúns hacen bien.
Era difícil de creer que una mujer en la tierra como Sylvie, había crecido
en un lugar como este. Y ella era una mujer que trabajaba, además, un
químico, o eso había le dijo a Rachel, no era una mimada de Southern
Belle.
—Es algo más ¿no es así? —comentó Remy mientras enrollaba su brazo en
el de ella y comenzaron la caminata por el camino.
—Vas a decirlo.
—¿Por qué estamos aquí si ella los trata a todos tan groseramente?
—Familia —respondió con una sola palabra—. Estamos aquí para apoyar a
mi hermano y su esposa.
Luc usaba unos vaqueros y una suave camisa a cuadros. Con su cabello
negro y sus bailarines ojos, era casi demasiado bueno para ser hombre. Y
Sylvie no se quedaba atrás, tampoco. Llevaba una camisa sin mangas,
vestido de gasa sobre una figura agradablemente redondeada. Sus rasgos
criollos oscuros eran siempre un complemento maravilloso para la
apariencia de su marido.
—Estoy muy contenta que hayas venido —le dijo Sylvie, dándole a Rachel
un abrazo rápido y un beso en la mejilla. Luc hizo lo mismo.
—¿Dónde diablos has estado todo este tiempo? —le preguntó Luc a
Remy—. Hablé contigo hace dos horas, y me dijiste que estabas de camino
a recoger... —Luc paró a la mitad de la frase y sonrió. Entonces, resopló de
forma exagerada—. Huelo a chocolate.
—Ah, huelo a s-e-x-o —deletreó Luc en deferencia a sus hijas, sin dejar de
sonreír a su hermano.
—Luc —dijo Remy en tono de advertencia.
—¿Que te puedo decir? Mi marido tiene una vena cruda —dijo Sylvie a
Rachel, despreocupadamente—. Él no hace ningún daño.
Mientras seguían a los dos hombres por las escaleras, Rachel dijo:
—¿De verdad?
—Lo somos. Hemos estado casados por cuatro años, y lo quiero más cada
día. —La cara de Sylvie brillaba cuando hablaba de su esposo, y Rachel no
podía dejar de envidiarla por ese tipo de relación.
Con el rabillo del ojo vio a Remy abajo al final de la terraza en una seria
188
conversación en su teléfono celular. Luc estaba sentado en una de las
sillas con la niña más pequeña en su regazo y las otras dos a ambos lados
de él. Parecía estar contándoles una historia divertida si las risas de ellas
eran una indicación. Las mayores decían “Oh, papi” pero la más pequeña
podía gesticular sólo “Pa—pa”.
—Sí, pero este es el final. Tres es suficiente para nosotros para manejarlas.
Luc se hizo una vasectomía esta mañana.
—¿En domingo?
Sylvie asintió.
—No debes sorprenderte porque te dije algo tan íntimo. Luc les dirá a
todos esta noche, algo de piedad.
—Oí que dejaste a un hombre por tener una vasectomía —dijo Sylvie
vacilante. 189
Rachel puso los ojos en blanco.
Rachel negó.
—Se acabó todo. Y no dejé a David porque se hizo una vasectomía. Me fui
porque se hizo la operación sin decirme primero. Eso es una gran
diferencia.
—Jesús. Algunos hombres nacen sin tener idea, y luego se ponen más
tontos mientras se hacen viejos. Cuando se trata de entender a las
mujeres, en todo caso.
—Somos un buen par, ¿verdad? —lo dijo Rachel con una sonrisa triste—.
Una mujer que echa a un hombre por hacerse la gran V y una mujer que
ama a un hombre por la misma razón.
—Me alegra que hayas venido a Louisiana. Creo que vamos a ser grandes
amigas.
—Hey a todos. El cangrejo está listo —llamó Luc—. Tómenlos antes de que
se acaben.
—Hoy me corté.
Sylvie puso los ojos en blanco a Rachel como si dijera “Te lo dije”.
—He tenido una bolsa de hielo todo el día en mis joyas de la familia.
Mucha diversión esto. Y llevo un soporte escrotal. —Luc miró a Rachel
tímidamente, como si supiera que estaba empujando los límites de una
conversación educada en su compañía.
—Se supone que debe evitar caminar en exceso y levantar objetos pesados
—dijo con el ceño fruncido en desaprobación a su marido—. Y sí, debería
quedarse en casa.
—Paren, los dos —advirtió Sylvie—. Aquí viene mi madre. Y el resto de las
mujeres guerreras Breaux. —Empujó a Luc a una silla cubierta de madera
en el patio y se dejó caer sobre sus brazos, la gallina madre que protegía
su gallo herido. Remy y Rachel estaban a cada lado de la silla, mirando al
grupo acercarse.
En primer plano había una mujer elegante que debía tener casi sesenta
años, pero podría pasar por cincuenta o menos, sin duda debido a las
numerosas cirugías plásticas, inyecciones de colágeno y expertos en
maquillaje. Llevaba el cabello oscuro corto y su cuerpo estaba cubierto de
un ajustado vestido de seda verde muy elegante, ceñido a la cintura. Las
esmeraldas que llevaba en sus orejas tal vez costaran más que el salario 191
anual de Rachel del año pasado.
Rachel vio que Luc y Sylvie se habían dado cuenta de todo el intercambio
entre ella y Remy, miraban a Remy y después a ella, antes de sonreír.
—¿Les he dicho que tuve una vasectomía hoy? —preguntó con una sonrisa
inocente en su hermoso rostro—. ¿Quieren escuchar acerca de la
operación? Fue muy interesante.
Luc le hizo una mueca su mujer, luego tomó un cuello largo para Remy y
una limonada para él. Sylvie y Rachel tomaron unos vasos con
incrustaciones de sal en sus bordes.
—He aquí por una vida larga sin condones. —Luc levantó su copa.
Rachel y Remy miraban el juego con diversión, mientras que Remy tomó
un largo trago de cerveza y Rachel tomó un sorbo de la deliciosa bebida.
Justo en ese momento, tenían más visitantes no deseados a su pequeño
círculo. El infame Valcour Ledeux y su mujer ninfa, Jolie, quien era unos
buenos veinticinco años más joven que él, entraron.
—Primero la suegra del infierno, luego las tías y abuela del infierno.
Finalmente el padre del infierno. ¿Puede ser la vida peor que esto? —gruñó
Luc, tomándose el resto de la limonada.
—Sólo si Satanás decide dejarse caer —agregó Remy. Vaciando también su
cuello largo.
—¿Quién es tu amiga?
—Rachel es una experta en Feng Shui —se jactó Remy, para sorpresa de 195
Rachel.
Jolie agachó la cabeza con vergüenza. Luego, para darle crédito, le disparó
de vuelta:
Rachel clavó sus uñas en el antebrazo de Remy para que no saltara sobre
su padre. Él y Luc estaban resoplando sobre sus bebidas como
vagabundos en el desierto, probablemente para fortalecerse.
—Oí que Tee-John salió con Lulu de tu casa la semana pasada —dijo
Valcour a Remy—. Es mejor mantener a esa perra lejos de mi muchacho.
Ella es una mala influencia.
—Te gustaría que te hiciera algunos favores, ¿verdad muchacho? Reforzar 196
esa muy variada practica de las leyes tuya. Hacerte algo más que el
abogado del pantano.
El rostro de Luc se puso rojo de furia. Ahora fue Sylvie la que clavó sus
uñas en el antebrazo de Luc para detenerlo de hacerle daño corporal.
—Hablando de bastardos, dile a ese hermano tuyo, René, que si oigo una
vez más sobre otra legislación sobre la polución de petróleo en el bayou, él
va a hallar su culo en cabestrillo y yo voy a estar apretando el nudo. No
creas que no recuerdo cómo vencer a la mierda de cualquier de ustedes
muchachos.
Con eso, Valcour giró sobre sus talones y se tambaleó fuera, tirando de
Jolie con él.
—Bueno, eso fue sin duda agradable —dijo Sylvie con una risa temblorosa.
Todos se dieron vueltas para ver a un hombre alto de pie justo detrás de
ellos con el ceño fruncido. Era un vaquero, por su aspecto, completo con
sus jeans de pierna recta, botas, camisa de mezclilla y un Stetson. Una
chaqueta de pana color camel que había añadido para vestirse. Era de un
metro noventa, de cabello oscuro, delgado, y absolutamente magnifico.
Además, estaba muy enojado.
—Hola —añadió Luc. Entonces hizo una mueca cuando Sylvie le dio un
197
codazo en el costado.
¡Oh, Dios mío! Este debía ser Raoul Lenier, el ex marido. De alguna
manera Rachel se había imaginado algún campesino sureño, tipo casa de
remolque, posiblemente con un salmonete y una bola de tabaco en la
mejilla, no este delicioso espécimen de la madurez quien en realidad podía
poner palabras juntas de una manera inteligente.
—Sí, claro —dijo Rusty, pero sonrió también. Luego se dio vuelta sobre los
talones de sus botas y pisoteó lejos, murmurando algo acerca de retorcerle
su bonito y pequeño cuello.
—¿Por qué esta vestido como vaquero? —preguntó Rachel a Sylvie, todavía
un poco aturdida por el atractivo ex marido de Charmaine.
198
—Porque es un vaquero. Su padre era dueño de un rancho en Loo-zee-
anna, que heredó el año pasado.
—Mudbugs son cangrejos, tonta —le informó Remy con una sonrisa—.
Deben su nombre porque sus madrigueras están en los lechos de los
arroyos fangosos, pero créeme, son lavados tres veces, impecablemente
limpios antes de ser lanzados al bote. Vamos cariño. Te gustaran. Son
como langostas en miniatura.
Poco tiempo después, estaban sentados uno al lado del otro, en largas
mesas alineadas con papel blanco en el extremo de la parte trasera del
césped, junto a alrededor de otras cientos de personas que estaban
comiendo las diminutas criaturas con gusto. A un lado, enormes calderos
estaban hirviendo sobre el fuego en los cuales de los sacos de arpillera
estaban siendo arrojados cangrejos, papas peladas y maíz en mazorca,
junto con un montón de especies.
—Es un arte comer el cangrejo —le dijo Remy mientras vertía una buena
cantidad para cada uno—. Primero se rompe la cabeza de la cola y se
chupa el jugo de la cabeza. Así —le explicó demostrándole—. Luego extraes
la grasa de la cabeza con un dedo o con un cuchillo si quieres, y lo comes,
también, si lo quieres. Algunas personas no les gustan la grasa. Por otro
lado, algunas personas dicen que es lo que hacen que los hombres cajún
sean tan suaves y viriles. Nos ayuda a encantar con los pantalones a las
mujeres. —Le guiñó un ojo.
—¿Qué hay sobre las mujeres cajún? ¿Qué pasa cuando comen la grasa 199
del cangrejo?
—De todos modos, a continuación, pelas los primero dos segmentos del
caparazón de la cola, tomas ese pequeño trozo de carne entre los dientes
fuera de la cola. Se desliza por la derecha. ¡Yami! —Le demostró con varios
cangrejos, en un momento tenía el bocado, que era de hecho muy rico.
Luego dijo—: Bien, te toca, chere.
—Jesús, María y José —rezó—. Haz eso otra vez y vamos a tener sexo bajo
la mesa.
—¿Hacer qué?
—Chupar y lamer. Chupar y lamer. Tienes una lengua que podría convertir
a un monje en pecador, nena.
—Me gusta verte comer también —confesó y lamió un poco más la sal de
su boca.
—¿Ahora? —Puso un codo sobre la mesa y apoyó la barbilla en su puño—.
Estoy cayendo rápido y fuerte por ti, Rachel, lo sabes ¿verdad?
Él uso un dedo para limpiar un poco de sal del labio superior de ella, luego
puso ese dedo en su boca para probarlo. Por último negó.
—Tal vez la grasa de estos cangrejos está funcionando después de todo. 200
—Tal vez.
Bailaron varias veces un jazz suave. Tal vez era la ubicación, la hermosa
casa de la plantación, la piscina, que parecía una laguna, el olor de cientos
de diferentes lirios que llenaban el formal jardín, pero Rachel se sintió
soñadora mientras apoyaba la cabeza en el hombro de Remy y bailó lento,
igualando su ritmo perfectamente.
Su única respuesta fue un abrazo con más fuerza, casi con desesperación.
—Hey, hermano, ¿qué tal si miras a las niñas por unos minutos y así
Sylvie y yo podemos bailar? —le dijo Luc, tocando a Remy en el hombro.
—El tío Remy va a jugar con nosotras —dijo la niña mayor a sus
hermanas.
—Esconderse y buscar.
—Corriendo.
Con eso tiró de ella sobre su espalda, le levantó la camisa y le sopló sobre
202
la piel desnuda de su estómago.
Empezaron a jugar “veo, veo” y luego Remy mencionó objetos que había en
el terreno, y que tenían que adivinar qué eran.
—Veo algo grande y verde. Veo un animal pequeño y rojo. Veo algo azul y
húmedo. Veo algo caliente y sexy. —Hizo un guiño a Rachel—. Opss, me
refería caliente y picante.
Después de eso tomaron sus turnos para andar en caballito, que por
supuesto era Remy. Luego, bailó con cada una de ellas, terminando con
un baile que involucraba a las tres niñas en sus brazos a la vez.
Remy y Rachel echados para atrás sobre sus codos, disfrutaban del
ambiente.
—Eres realmente bueno con los niños —le comentó Rachel—. ¿Tienes
planeado tener muchos de ellos algún día?
Había sido una pregunta ociosa, pero el silencio de Remy la alertó de que
algo andaba mal. Cuando se volvió, vio que estaba mirando hacia adelante,
con cara de piedra.
—Sí. No... En realidad no lo sé. Nunca antes había pensado en eso, pero
últimamente lo he estado pensando, sí, me gustaría tener niños. Bueno al
menos uno. —En su mente de pronto estaba la foto de un niño cajún de
cabello negro, la misma imagen que había visto antes.
203
Parecía herido con sus palabras, lo cual era extraño.
—¿Y tú?
—Algo así. Maldición, Rachel no sabía que los niños eran tan importantes
para ti. —Sus ojos eran pozos oscuros de reclamo.
Ella tomó su propio cabello con las dos manos y se lo tiró con frustración.
—Dios, los hombres no tienen idea. No se trata de los hijos, zopenco. Es
sobre que fallaste en informarme a tiempo, darme la opción.
—¿Como cuándo?
—Tal vez.
Trato de tomarla en sus brazos, pero ella le dio una bofetada y se alejó de
él.
—Dios mío. ¿No has oído ni una palabra de lo que dije? No se trata de
hacer bebés. Se trata de la confianza.
—¿Ahora?
—Ahora se acabó.
Con eso, pisando fuerte se fue, lágrimas corrían por su rostro. Traicionada
de nuevo. ¿Cuándo voy a aprender? Sabía que era demasiado bueno para
ser verdad. Sabía que estaba encabezado por un desastre. ¡Oh, Dios mío!
¡Traicionada de nuevo!
Capítulo 13
Traducido por rihano
206
Por último, su abuela se lanzó a una campaña para obligarla a bajar las
escaleras. Después de subir los escalones con sus rodillas artríticas,
jadeando y resoplando bastante fuerte como para despertar a los muertos,
la abuela se inclinó sobre ella y le preguntó:
—No.
—Entonces, sal de detrás de esa cama y deja de sentir pena por ti misma.
—Oh, sí, lo estás, y esto va a parar ahora. Tú, una Fortier. Nosotras las
mujeres Fortier somos fuertes. No permitimos que nuestros hombres
lancen todo nosotras, no señorrr.
Está terminado.
—¡Ja! Ese Remy LeDeux lo hizo, yo apostaría. Beau vio que eras un caso
de lástima cuando él te recogió anoche en Houma. Llorando y temblando
como si fuera el fin del mundo. Te dije que no te metieras con ellos, los
LeDeuxs. Problemas de hombre, seguro como un tiro.
Se ha acabado.
Nana le dirigió una mirada que casi dijo que era una imbécil sin cerebro si
trataba de convencerla de lo contrario.
—¿Qué?
—¿En la cama?
—Sal de la cama.
Su abuela exclamó:
—¡Por el amor de María! ¿Qué has estado haciendo con ese hombre?
Pareciera como si hubieras estado luchando con un oso.
Rachel bajó la mirada, temerosa de lo que vería. Luego, deseó poder
hundirse de regreso bajo el colchón de plumas.
El esmalte de uñas había sido chupado de tres de sus dedos del pie.
—Esto es peor de los que pensé —dijo la abuela—. Yo, nunca te tomé por
ese tipo de chica.
—Lo amo, nana, o creo que lo hacía. —Pero, maldita sea, maldita sea,
maldita sea. Está terminado.
Rachel abrió la boca para argumentar que los tiempos eran diferentes y
que no era inmoral tener relaciones sexuales con un hombre con quien se
ha comprometido una mujer.
Se ha acabado.
—Parece que vas a llorar otra vez. ¿Quieres que ponga un gris en él?
—Yo soy la tonta, supongo, pero si lo quieres tanto, tal vez las cosas
pueden ser enderezadas. Tal vez pueda mantener mi nariz alejada cada vez
que él esté cerca, fingir que no es un apestoso LeDeux. Tal vez puedo
tomar mi escopeta y obligarlo por ti.
¿Un casamiento a la fuerza? ¡Oh, Dios mío! Rachel sonrió a pesar de su
estado de ánimo triste.
—No hay nada que arreglar en este, nana, pero Dios te bendiga por estar
dispuesto a dejar de lado tus prejuicios.
—¿Por qué? ¿Qué pasa con los LeDeux que los encuentras tan
repugnantes?
209
—Te voy a decir lo que es. Es ese Valcour LeDeux y su padre antes que él.
Fue por la época cuando Valcour andaba con Josette, la mamá de Beau,
antes del divorcio. No es que él se preocupara por ella. Era sólo una de
una camada de jóvenes con las que él estaba fornicando en ese tiempo, y
el Señor lo sabe, Josette además era una frívola. Rompió un matrimonio,
Valcour lo hizo, y dejó a Beau sin un padre o una madre que valieran un
centavo. Todo lo que hicieron fue beber y luchar después de eso. Ahí fue
cuando Beau vino a vivir conmigo.
—No. No, no voy a hacer eso —dijo Rachel, tomando la mano de su abuela
entre las suyas y apretándola—. Todo el punto de mi venida aquí fue llegar
a conocerte, mi única familia. Solo me desvié un poco.
Nana asintió.
—Sólo una cosa más, chica, vas a terminar con un gran vientre a menos
que dejes este enredo con ese Remy. Eso es todo lo que diré sobre el tema.
Se acabó.
210
***
Rachel se las arregló para reducir la hinchazón en sus ojos con algunos
paños fríos y finalmente bajó las escaleras una media hora más tarde, sólo
para ser confrontada con café negro espeso y un plato lleno de tocino frito
fresco de la despensa, huevos revueltos y sémola de maíz con dos
rebanadas de pan tostado con mantequilla. Comida casera, pensó
probablemente su abuela. Pero a Rachel sólo le pareció como una
monumental cantidad de alimentos para pasar por el nudo en su garganta.
Nana asintió.
—Frijoles negros y arroz es una comida tradicional del Cajún. La razón de
que es servido cada lunes es porque los lunes es día de lavado. Los frijoles
duros llevan mucho tiempo para cocinarse, pero no necesitan cuidados.
Así, el ama de casa hace la lavada de la ropa semanal sin preocuparse por
la cena.
—Voy a cocinar un poco de col rizada con esta grasa de tocino sobrante, 211
también. Y hornear algunos panes de maíz. A Beau le gusta absorber la
grasa con su pan de maíz.
—Suena delicioso.
Nana también le informó que sus dos amigas de Washington, Laura y Jill,
había llamado en diferentes momentos de la noche anterior, mientras
Rachel había estado fuera.
—Les dije que estabas enredada con Beau. Ellas estaban realmente
sorprendidas por eso. Supongo que no te enredas mucho en la ciudad,
¿no?
Rachel gimió.
—¿Tenías que decirles eso? ¿No podías simplemente decirles que estaba
fuera?
—Al menos no les dije que estabas brincando con un lujurioso LeDeux.
Charlaron sobre otras ideas que Rachel tenía para el spa. Cuando
mencionó haber visto a Rusty la noche anterior y él haber estado
buscando a su ex esposa, Charmaine preguntó tímidamente:
—Encantador.
—Sí, lo es, ¿verdad? —Su largo suspiro se pudo escuchar a través del
teléfono—. Cuando empecé a salir con él, era un chico universitario, y yo
acababa de ganar el concurso de Miss Louisiana. Éramos tan jóvenes.
—Oh, tengo sentimientos, es verdad. ¡El lagarto bueno para nada! Me dejó
cuando fui a la universidad. Dijo que lo siguiente, es que yo estaría
desnudándome como mi mamá. Dijo que era una tonta de pocas luces
para pensar que podría conseguirlo sólo por mi aspecto. Bueno, le
demostré. Soy dueña de dos empresas exitosas y de mi propia casa. ¿Cuán
pocas luces es eso? Y nunca me desnudé por dinero en toda mi vida, te lo
juro.
—Puedo ver por qué no empezarías algo con él, de nuevo. —La vehemencia
de Charmaine era desalentadora.
—Él es un diablo hermoso, sin embargo, tengo que admitir eso. Pero eso es
agua pasada. ¿Cómo están las cosas entre tú y Remy?
—Ya no son.
—¿Oh? ¿Qué hizo?
—Él no hizo nada. Sólo me dijo algo... algo personal, que lo cambió todo.
Sí.
—No quiero hablar más de eso. Sólo basta con decir que se ha terminado, 213
antes de que empezara.
No estaba.
Cuando salió al porche, secándose los ojos con un pañuelo, notó que la
abuela y Beau trabajaban en la huerta. Sus azadas y rastrillos estaban
aflojando el suelo que había sido humedecido por un aguacero de lluvia
fuerte una hora antes. Un terrón se deshizo, mientras Nana se refería a las
fuertes lluvias que llegaron de repente en este clima húmedo, luego se
secaba con la misma rapidez.
Una ola de culpa onduló sobre Rachel que no se había dado cuenta de lo
duro que trabajaba la abuela, no sólo hoy en la cocina, la lavandería y la
jardinería, sino cada día. Tampoco Rachel se había ofrecido a ayudar
antes. Se sentía especialmente culpable cuando se dio cuenta de las
manchas que marcaban la piel en las manos y brazos desnudos en su
vestido de casa de manga corta, “Flores de la Muerte”, los llamaban 214
algunas personas. ¿Cuándo se había olvidado de que el objetivo principal
de su viaje a Louisiana había sido vincularse con su Abuela? ¿Qué mejor
manera de relacionarse que ayudarla a levantar su carga de trabajo?
—Me gustaría que Rachel se quedara aquí por un tiempo más largo, hasta
Navidad por lo menos así yo podría ir a Florida y hacer un poco de mis
cosas. No puedo dejarte aquí sola, Nanalita.
—No necesito niñera —le gruñó nana a Beau, justo antes de que le
advirtiera a Rachel—: No preguntes.
Sus brazos y hombros ondeaban con los músculos de todo el duro trabajo
físico a que se dedicaba. Para algunas personas, él podría ser considerado
un hombre atractivo. Suponía que esos eran algunos de los requisitos para
un luchador profesional.
Rachel frunció el ceño, pensando en lo que él había dicho.
—Pero la lucha libre. De todas las carreras para seguir, ¿por qué la lucha
libre?
215
Beau levantó la barbilla con altivez.
—No es como que un citadino Yankee nos mirara por encima del hombro a
nosotros, la gente común. El fútbol es fino y elegante, pero la lucha libre es
de clase baja. Recuerdo a esta señora, una Yankee de seguro, entrando en
un comedero en Houma un día. Cuando el camarero le preguntó si quería
mantequilla en su croissant, levantó la nariz justo así. —Beau lo demostró
inclinando su rostro hacia el sol—. Dijo, que no, que prefería tener miel.
Bueno, ya sabes lo que el camarero le dijo, ¿no? Dijo, mierda de abeja,
viene enseguida.
—Beau, ¿lo único que hice fue preguntarte por qué la lucha? No he dicho
nada de mirarte por encima del hombre. Ilumíname.
—¿Qué personaje?
—El Monstruo del Bayou. O incluso tal vez El Cocodrilo Roca, pero
supongo que eso sería muy parecido al verdadero Roca. Voy a usar una
piel de cocodrilo sobre mis hombros y la música cajún será mi tema. Voy a
mantener mi peinado mullet, por supuesto, pero tal vez voy a usar un
sombrero tipo Daniel Boone. No estoy seguro acerca de eso todavía. ¿No es
eso lo más infernal de lo que alguna vez has oído hablar?
—Beau, cariño, el año pasado querías ser un tallador. Ahora, quieres ser
un luchador. ¿Qué va a ser el próximo año, un tirolés?
Correcto. La lucha libre está bien, silbar no está bien. ¿Y qué tiene que ver la
homosexualidad con silbar? Creo que he aterrizado en una versión bayou de
Alguien voló sobre el nido del cucú.
Beau hizo un sonido áspero de asco y corrió dentro, diciendo que podría
ser Mary Sue llamando sobre su cita de esa noche. Mary Sue era la chica
que había conocido en el Swamp Shack la noche del sábado.
—Rachel, son esas dos amigas tuyas. Laura y Jill. Están en una
conferencia telefónica para ti. ¿Estás aquí?
—Se suponía que dijeras que estaba indispuesta. —Nana negó con la
cabeza e hizo un sonido desaprobatorio hacia Beau.
—¡Hola, chicas!
—¡Oh, oh! Toda esa maquinaria vibrante y esas cosas. Apuesto que tu vida
amorosa está interesante en estos días. —Rachel sonrió para sus adentros.
—En octubre, lo mismo que antes. Realmente necesito este tiempo con mi
abuela. Si no fuera por ella, créanme, estaría de regreso hoy.
—No puedes ocultar nada de nosotras —dijo Laura—. Hemos sido amigas
por siempre. Podemos saber cuando algo está mal. Suenas como si
estuvieras a punto de llorar, y tú casi nunca lloras.
—¡Oh, hombre! —Rachel respiró hondo para reprimir un sollozo, y luego se
dejó caer en la mecedora tapizada de la abuela—. Estoy en una mala
situación.
—Remy LeDeux.
219
—¡Oh, Dios mío! Estoy mojando mis bragas con sólo escuchar un nombre
tan sexy —dijo Jill.
—Te pido perdón —dijo Laura—. ¿Desde cuándo tener hijos es tan
importante para ti?
Y Rachel lo hizo.
—Y un buen amante, si estoy leyendo entre líneas —comentó Jill con una
risita.
—Bueno, puedo ver por qué estabas tan devastada —continuó Laura—.
Llegar justo encima de la falta de reconocimiento de David, debe sentirse
como un doble golpe de traición.
—Sí, se siente.
—No lo estoy defendiendo. Sólo trato de explicar por qué habría actuado de
la forma en que lo hizo. Estoy apostando a que Rachel es la única persona
a la que él alguna vez le habló de esto.
***
221
Remy estaba tan solo que podía llorar.
Se terminó.
¿Cómo podrían las cosas ir tan mal en tan poco tiempo? Era martes en la
mañana, treinta y seis horas desde que Rachel se había alejado de él en la
fiesta del domingo en la noche. Y no había hablado con ella desde
entonces, a excepción de ese mensaje tan frío como un pescado muerto
que ella había dejado en su contestador automático ayer.
Se acabó.
Como con otras de las injusticias en su vida, Remy decidió que, primero,
se permitiría sentir dolor. Luego, se enojaría. Por último, dejaría que su
determinación saliera. Iba en la tercera etapa ahora.
A través de los años, Remy había aprendido a guardar sus defensas. Casi
nunca mostraba a nadie su cuerpo desnudo porque en el fondo creía que
todo el mundo lo rechazaba en un cierto nivel. En ocasiones, lo hacía
revelarse, cuando la necesidad sexual llegaba a ser demasiado
abrumadora, como la tuvo con Rachel.
Pero nunca, nunca le había dicho a nadie acerca de su esterilidad. Ni
siquiera a su familia. Rachel era la única, y mira lo que había conseguido,
una patada en las bolas.
C'est la vie.
Ella sólo se rió, o más bien cocleo. En realidad, la mujer le ponía los pelos
de punta. Lo bueno es que entre él y Rachel no habían funcionado las
cosas. Difícil de imaginar estar relacionado con este viejo carcamán.
—¿En serio?
Ella asintió.
—Fornicando como un macho cabrío, tú polla del gallo, pero no más. Vine
a asegurarme de ello. Es hora de poner ese pipi tuyo fuera de servicio.
—Es un trato —dijo él—. Te veré en la oficina de Luc el jueves para que
sea legal.
Remy debería haber estado jubiloso. La tierra finalmente sería suya. Pero,
en cambio, su cuerpo se sentía como plomo y pesado.
Así que, Remy enrolló los mapas en su escritorio y optó por el mejor
antídoto para la calentura que se le ocurrió. Mejor que una ducha de agua
fría en cualquier momento.
***
Cada vez que Rachel pensaba que había terminado de llorar, ella
comenzaba todo de nuevo. La menor cosa la partía. La memoria del cuerpo
desfigurado de Remy y su auto-conciencia de ello. La forma en que su piel
olía. La forma en que sonreía, lento y sexy. La forma en que hablaba con
un acento sureño. La forma en que lucía, todo serio y concentrado, cuando
estaba dentro de ella. La forma en la que decía “Te amo”, poniendo énfasis
en cada palabra por separado.
Además, David iba a estar tan molesto de que ella tan sólo hubiera dado la
obra de inmediato. Irritar a David le daba una gran satisfacción.
Dos semanas habían pasado desde que había visto a David, y sólo había
hablado con él por teléfono desde entonces. Se maravilló que no hubiera
dolor por su ruptura, sólo tristeza y un poco de necesidad de venganza,
como lo demuestra su alegría sobre lo del jarrón Roseville.
También había salido a correr hoy, por primera vez en semanas, como
parte de su plan “mantenerse ocupada”, por no hablar de su plan de "huir-
de-la-comida-de-la-abuela”. Al mirar hacia abajo a su sujetador deportivo
cubierto de polvo y pantalones cortos de nylon, hizo una mueca. El lento
correr en un camino de tierra no era lo mismo que trotar en la ciudad, eso
seguro.
—¿No puede tratar de encontrar el bolso que falta? —más de una persona
le había preguntado.
—¡Uh-oh!
***
Remy estaba sentado con Tante Lulu en su mesa de la cocina con un gran
mapa desplegado delante de ellos, tratando de determinar exactamente
dónde había visto ella la parte sumergida del "ataúd". Explicaciones como
"justo después delincienso43 torcido, giras a la izquierda, o era la derecha,
no, la izquierda, luego a la derecha, hasta que notas el tronco medio
hundido que se parece a un hombre muy-muy, entonces la Reina de
Ciprés con todas sus damas te espera, luego a la derecha otra vez..."
simplemente no ayudaban mucho.
Él no había llamado, pero Tante Lulu le dio una cálida bienvenida, como
siempre, e insistió en servir una comida para él de sopa de bagre batida
con galletas recién hechas rociadas con mantequilla, a un lado de couche-
couche, fritos de maíz con papilla de harina cubiertos con azúcar y crema, 229
y varias tazas de espeso café negro. Todo esto, a pesar de que él la había
atrapado en medio de su teñida de cabello, que era de un mágico negro
carbón hoy, un cambio desde el gris de ayer con rayas de color púrpura. El
proceso la había alcanzado con sus coletas envueltas con papel de
aluminio y untadas con pegote blanco en toda su negra cabeza rizada. Sus
flores muu-muu y zapatillas de entre casa planas completaban el cuadro
ridículo.
Había que amar a una mujer que tenía tanta confianza en sí misma como
para poder andar por ahí como una bola vibrante y ni siquiera palidecer
por la vergüenza.
—Sí —admitió—, pero eso no quiere decir que sea poco importante. Hay
algunas cosas que un hombre necesita para ser un hombre, y las mujeres
simplemente no lo entienden.
Incienso: Es una especie de pinos, científicamente llamado Pinus Taeda, nativo del
43
—Ah, Remy, ¿qué pasó? Veo en tu’ ojos que toavía te preocupa’. ¿No se
puee soluciona, cariño?
—No ves nada en mis ojos, tía, y, no, no se puede solucionar. Así que,
olvídalo. Una topadora y mil oraciones a San Judas no van a cambiar las
cosas ahora.
—Eso te enseñará a dejar a San Judas en paz —dijo Tante Lulu, dándole
palmadas en el brazo.
Remy puso su rostro entre las manos por un segundo antes de pararse y
mirar por la ventana. Era Rachel en su brillante camioneta pickup roja
parpadeante con la placa de prostituta al rojo vivo. Ella probablemente no
se había dado cuenta de que él estaba aquí ya que había impulsado su
pequeño barco por el bayou, en lugar de usar su Harley.
Rachel entró por la puerta, y todo lo que puso decir entonces fue:
—¡Mierda!
Tenía el cabello muy rizado y salvaje hoy por la humedad, por lo que lo
había tirado para arriba en un alto cachivache encima de su cabeza con
mechones sueltos detrás. Ella no parecía estar usando cualquier
maquillaje, pero nunca se sabía, las mujeres de hoy tenían una manera de
engañar a los hombres con invisibles trucos de maquillaje. En cualquier
caso, parecía recién fregada y deliciosa, si esa era una palabra que podría
ser utilizada por un hombre para describir a una mujer.
Sí, decidió, para chuparse los dedos es un perfecto término para ella.
Y entonces, ¿qué fue lo que dijo, como el tipo brillante que era?
—¿Qué estás haciendo aquí? —Su voz, que al parecer tenía una mente
propia, apestaba con hosquedad.
—Yo no sabía que estabas aquí —le dijo Rachel, un poco demasiado a la
defensiva para su gusto.
—Obviamente. Pero ahora que sabes que estoy, ¡lárgate! —Dieu, ¿que está
poniendo estas palabras en mi boca?
—Vine a ver a tu tía, no a ti. Así que, ¿por qué no te largas tú? —Ella
levantó su bonita nariz para arriba, tan en el aire que era un milagro que
no tuviera una hemorragia nasal.
Rachel estaba de pie con las manos en las caderas, mirándolo beligerante.
—Fui grosero. Lo siento —dijo. Te ves como el sexo de pie, nena.
—También yo. —Pero no dijo que lo sentía. Y lo miraba como si fuera algo
en pie, todo bien, pero no sexo.
—Perdí mi bolso ese día, con mi licencia y tarjetas de crédito. Quiero que
tu tía me lleve allí para encontrarlo.
—¡No!
—¿No? ¿Me estás diciendo que no? ¿Tú estás suponiendo que tienes el
derecho de dictar alguna cosa sobre mi vida?
El espíritu de Remy subió, aprendiendo que está era una cosa de primera
vez, y se enorgullecían perversamente del hecho de que podía sacarla tanto
de quicio.
—Yo también saco lo mejor de ti a veces, querida —dijo con una voz un
poco más que un susurro.
—Oh, correcto. Recuérdame eso ahora. —Giró sobre sus talones, a punto
de salir por la puerta.
—¿A dónde vas? —Ahora que ella se iba, se sentía desesperado por hacerla
quedarse. ¿Cómo podía odiar estar en su presencia, y odiar su ausencia
también? ¡La mujer me está haciendo trepar las paredes!
***
Algo ha sido pescado en el bayou y no fue una trucha.
Todo lo que Rachel quería era conseguir su bolso de vuelta. ¿Era tan
difícil? Ella no esperaba que un “grupo” viniera a su rescate.
—¿Qué está pasando aquí, Remy? —exigió saber, no por primera vez desde
que había entrado en un barco con él.
Sí, Remy había acordado que la llevaría a ella y a Tante Lulu a buscar su
bolso.
Lo que había olvidado decirle era que tenía que hacer una llamada primero
para "despejar el viaje" lo que diablos significara eso. Tampoco le informó
que otros cuatro hombres vendrían con ellos: dos en el primer barco con
Tante Lulu, y dos en el barco detrás con ella y Remy, incluyendo a Larry
Ellis, el hombre al que había conocido en La Taberna del Pantano. Todos
ellos vestían chalecos antibalas y portaban armas, rifles, pistolas en
fundas de hombro y grandes cosas que eran probablemente Uzis. Incluso
Rachel y Tante Lulu se habían visto obligadas a ponerse ropa
protectora. Tante Lulu llevaba su muu-muu, y sobre su cabeza había una
capucha para la lluvia hecha de plástico transparente que estaba atado
bajo su barbilla porque decía que iba a llover, a pesar del sol brillante y
cielo azul con nubes arremolinadas.
Remy se rió.
—Por supuesto que estoy usando ropa interior. —No es que siguiera
siendo de su incumbencia—. ¿Por qué?
—Simplemente disfrutando de la vista, nena.
Volvió la cabeza para mirar hacia él sin mover el resto del cuerpo, sobre
todo porque sus manos estaban agarrando los lados de la embarcación
bajo ella a la que él llamaba un "Go-Devil"44 mientras pasaba rozando
sobre la superficie del agua. Ella se quedó sin aliento cuando lo vio
mirándola detrás, a los cortos y frágiles pantalones de nylon, su gran
trasero, el cual se sentaba en el pequeño asiento de madera,
probablemente con la mitad colgando fuera.
235
—¡No te atrevas a mirarme allí!
—¿Dónde prefieres que mire? ¿A tus pezones, que son claramente visibles
en ese pequeño trozo de Victoria Secret?
—¿Victoria Secret? Más bien Viejo por Ejercicio Deportivo Extremo. —Ella
miró hacia su sujetador deportivo muy recatadamente y no vio nada fuera,
ciertamente no sus pezones—. No se puede ver nada.
—Sabes lo que quiero decir. Has sido más que desagradable desde que
llegué a lo de tu tía. No he hecho nada para merecer este tipo de trato.
—¿Es eso lo que piensas? ¿Qué me puedes tan sólo botar porque no puedo
tener hijos y que entonces diré tan sólo “Hola'” la próxima vez que te vea?
Bueno, lo siento, dulzura, pero tengo un poco más de orgullo que eso. Y
date la vuelta si no quieres que me quede mirando tus tetas.
—Ni siquiera sabes cómo hacerlo bien vulgar, Remy, ¿y sabes qué? Estás
todo avergonzado sobre ser crudo, y no te atrevas a negarlo. Más
importante aún, no te dejé porque no puedes tener hijos. ¿Cuántas veces
tengo que decirte eso?
—¿Eh?
Por otro lado, vio la forma en que la miraba con tristeza y añoranza
mientras escupía las palabras de odio, y se preguntó:
Una vez que llegaron al lugar designado, todos los barcos se detuvieron y 237
dejaron caer las anclas.
—¿Has visto a los malditos cocodrilos de allí? Por el amor de Dios, tenemos
serpientes en Alabama, donde crecí, pero las prefiero a ellas que a estos
hijos de puta grandes.
—Cuida e’a boca, señor. Hay damas presentes —advirtió Tante Lulu.
Mientras tanto, una parte muy importante del cuerpo mojado de Remy
llegó inmediatamente a la vida. A él nada le gustaría más que tomarla
contra aquel árbol de allí en un tiembla-rodillas que vencería a todos los
tiembla-rodillas que existieran, dando paso a un sexo en vertical con un 238
nuevo significado. ¡O al cuatro patas en el barro, hablando de sexo
sucio! Tal vez incluso podría mover el bote, literalmente.
Soy lamentable, lamentable, lamentable. Excitarme por una mujer que odia
mis agallas.
Rachel estaba a punto de gruñirle algo de vuelta; algo que sería, sin duda,
desagradable, cuando miró hacia abajo a su entrepierna. Por qué tuvo
alguna inclinación a leer esa zona de su cuerpo en un momento como éste,
en cualquier momento, en realidad, desafiaba toda explicación, pero sus
ojos se agrandaron cuando lo hizo. Entonces lo sorprendió como el
infierno.
Ella sonrió.
—Todo bien —dijo Pete, llegando hasta los barcos—. No parece haber
nadie alrededor. ¿Quiere mostrarnos donde vio el ataúd, señora Renaud?
Mientras tanto, Remy se dio cuenta de que los cuatro agentes estaban
mirando con ojos desorbitados a Rachel y sus pezones.
Hizo un gruñido bajo, lo que hizo que los cuatro hombres se alejaban con
culpabilidad y Rachel sonriera un poco más.
***
—¿Podría algún animal haber huido con él? —le preguntó a Pete.
Vio que Remy se inmutó ante su mención de David. Por qué podría estar
molesto por su antiguo amante, no tenía idea. Bueno, sí, la tenía. A pesar
de que su breve aventura había terminado, probablemente ella estaría
celosa si el nombre de una de sus antiguas amantes aparecía.
—Llámenlo.
¡Eh! Durante dos semanas he estado evitando cualquier contacto con
David. Estoy decidida a no iniciar una llamada con él ahora.
—No.
—Señorita, voy a tener que insistir en que haga esa llamada y le pregunte
al Sr. Lloyd si alguien inusual ha ido allí, preguntando por usted.
—Diablos, no.
Ella apartó el teléfono de su oreja mientras él gritaba tan fuerte que los
demás en el claro probablemente lo escucharon, también.
—¿Quién lo hizo?
—Aquí, déjame hablar con él —dijo Pete, y tomó el teléfono de ella. Habló
durante unos instantes, tratando de explicar de una manera superficial lo
que había pasado y la promesa de que dos agentes del gobierno estarían
en su lugar dentro de una hora para tomar su declaración y darle
protección. Cuando colgó el teléfono, Pete la miró sombríamente y le dijo—:
Eso es suficiente. Necesitamos trasladarla a un lugar seguro hasta que la
operación se haya completado, señorita Fortier.
—Entiendes que pueden ser capaces de rastrearla hasta aquí, que su vida
podría estar en peligro.
242
Remy asintió con gravedad, con el rostro ceniciento.
Pete asintió.
Él no lo hacía.
Remy gimió.
Rachel gimió.
Y Pete dijo:
—Perfecto.
Capítulo 15
Traducido por MaryJane♥ y Mere
Corregido por Meli Eli
Mordiendo la bala46
244
Muy bien, ¿tan difícil puede ser llamar a Gizelle Fortier y decir:
Hey, Gizelle, nena, parece que no voy a ser capaz de ir a la reunión de esta
tarde?
Remy tenía treinta y tres años. Gizelle tenía por lo menos setenta años,
podría adivinar. O noventa. ¿Por qué dudaba sobre llamar a la mujer?
Debido a que era una bruja, por eso. Y ella probablemente pondría
una maldición vudú sobre él y algunas partes esenciales de su cuerpo.
Pero tenía que hacerlo, tenía que hacerlo, tenía que hacerlo, si esperaba
mantener alguna credibilidad con la DEA para esto, o futuros, contratos.
46
Bite the bullet: (Morder la bala) es una expresión inglesa que significa soportar con
fortaleza una situación desagradable o dolorosa que es vista como inminente e inevitable.
47
Catch 22: es una sátira antibelicista de historia ficción escrita por Joseph Heller y
publicada en 1961. La novela trata del caso de un bombardero de las fuerzas aéreas del
ejército americano, que desea ser excusado de realizar un vuelo del combate. Para ser
excusado de tal deber, tiene que someterse a una diagnosis médica oficial del cirujano de
vuelo de su escuadrilla, demostrando que no sirve porque está loco.
—Rachel no está aquí. No es que ella quiera hablar contigo de todas
maneras, tu bicho baboso. La hiciste llorar.
—No he llamado para hablar con Rachel. Quiero hablar con usted.
—No.
***
—¿Ahora mismo?
—Sí.
—No vas a regresar con él, ¿verdad? Los hombres tienen una forma de
juego con el afecto de una mujer cuando están heridos.
—No, tengo que irme de inmediato. Mi vuelo sale en menos de una hora.
—Lo tendré.
—Cuando regreses, tengo algo importante que decirte acerca de Remy. Eso
lo pondrá en tu lista de estiércol para siempre, incluso si ya no está allí.
***
Aun así, pudo ver que ella se sentaba rígida como una tabla a su
lado. Como piloto, como hombre, no podía ignorarlo. Él, Luc y René, una
vez se habían referido a sí mismos como Los Caballeros Cajún debido a
esta tendencia innata hacia la caballerosidad que todos tenían, sin duda
debido a sus intentos de ser lo contrario a su padre muy poco
caballeroso. Por lo tanto, mejor aplacar su ira, y ser un caballero.
—¿Tienes miedo?
48
Mall: centro comercial.
—¿De volar?
—Mi vida, tal vez. No, no tengo miedo de volar. —Ella volvió a su rutina
zombie de no hablar que había estado haciendo desde que habían entrado
en el avión hace media hora.
—Rachel, van a ser unos largos cinco días si no hablas conmigo. ¿No 249
podemos hacer una tregua aquí, al menos, hasta el martes?
—¿Y qué? ¿Saltamos en la cama, para pasar el tiempo?
¡Bingo!
—¿Quién, yo?
—¿Qué haces para ganarte la vida, Remy? Pensé que llevabas turistas
sobre el bayou o alquilabas vuelos para los desarrolladores de bienes
raíces comerciales. Cosas por el estilo.
49
Guinevere: (Ginebra) Según las leyendas asociadas al mito artúrico, Ginebra fue infiel
al Rey Arturo con Lancelot uno de los caballeros de la Mesa Redonda. El mito cuenta que
el rey Arturo envía a Lancelot a que la traiga a Camelot para casarse con ella, y en el viaje
ambos se enamoran.
—Porque es lo que hay que hacer. Porque odio los narcotraficantes,
especialmente los que se ocupan de los niños. Porque, finalmente, da un
poco de sentido a mi maldita vida vacía. Debido a que el dinero es
bueno. Porque estaba aburrido. Elije uno.
—¿Y yo lo soy?
250
El hecho de que ella no contestara le dio su respuesta.
—Oh, genial. Llevaré una camisa Hooters y ropa interior sin entrepierna.
—Deja de sonreír.
—¡Ah! Estás loca si crees que permitiría uno de esos perros estuviera a
solas contigo durante cinco días. Si alguien iba a ser necesario para
quedarse contigo, sería yo. ¿Has visto la forma en que los chicos miraban
embobados tus pezones? —Se dio cuenta tan pronto como las palabras
salieron de su boca lo mal que había sonado.
No.
—Es tan difícil para mí estar cerca de ti, como es para ti estar cerca mí —
señaló con pura idiotez—. Puedes tener esto en consideración cuando
estás jugando tu juego víctima.
—Ya casi estamos ahí —le dijo alegremente, sin esperar a que
continuara su Remy-es-un-idiota diatriba—. Apóyate en tu asiento,
cariño. Va a ser un duro aterrizaje.
—¡Allí! ¿Estamos allí? ¿Estás loco? Esto es la nada —gritó ella, mirando
por la ventana de su lado a lo que tenía que parecerle como un espeso
pantano selva. Lo que era.
***
50 Club Med: (Club del Mediterráneo) es una compañía francesa que posee complejos
turísticos en varios lugares del mundo.
51 Big Mamou: (Gran Mamou) es un famoso restaurant.
aparezca eso en el patio del frente, tampoco. No quiero que la criatura
viscosa se deslice y vuelva a entrar.
—No lo hagas.
¿Ponerme un dedo?
—Tal vez si nosotros fijamos algunas reglas básicas, podemos declarar una
tregua, una tregua temporal. 254
—¿Cuáles?
—Como, no sexo.
—Define sexo.
—Nada que implique manos, lenguas, labios, o partes íntimas del cuerpo.
De hecho nada de miradas o hablar sexy, tampoco.
—No estoy seguro de que pueda controlar mis miradas ardientes —dijo él.
—Uh-oh! ¿Cuáles?
—Pero…
—Lo digo en serio, Rachel. No vas a preguntarme cuándo fue la última vez
que fui examinado por un doctor. No vas a preguntarme exactamente lo
que dijo el doctor. No vas a preguntarme si podría tener más operaciones.
No vas a preguntarme si he considerado adoptar niños. Y diablos, no me
preguntarás lo que siento por no haber tenido hijos de mi propia sangre.
En pocas palabras, he aceptado mis limitaciones físicas. Tu no vas a
tenerme lástima ni a psicoanalizarme. Ya no es de tu incumbencia. Esa es
mi condición. La tomas o la dejas.
—Eres un cerdo.
La expresión del rostro de Remy se volvió tan sombría que ella se preguntó
si estaba mal en no profundizar más. Pero él había dibujado el límite.
Además, ella se sentía muy triste, también.
—Además, podrías traer todas las bolsas de comida que tu tía envió.
Él gimió.
—Lo más probable es que fuese esa sola. Las serpientes no suelen entrar.
—Yo no estoy durmiendo en este lugar hasta que sepa que está libre de
serpientes. Santo cielo, si eso era la serpiente papá, probablemente haya 256
toda una manda de serpientes allá afuera: la mamá serpiente, los bebés
serpientes, los primos serpientes, el tío y la tía serpientes. —Ella se
estremeció dramáticamente.
—Sólo un poco.
—Y Rachel…
—Voy hacer todo lo que pueda en los próximos días para que estés a salvo.
***
Hasta ahora, no habían discutido ni una vez. Pero la noche aún era joven.
Repleto de buena comida y aparente paz, él echó la silla hacia atrás,
contra la pared, bebió un sorbo de vino y dijo:
258
—Háblame de ti.
Él se encogió de hombros.
—Tú lo sabes todo acerca de mí, y yo no sé nada acerca de ti, excepto que
hasta hace poco estabas comprometida y que eres decoradora de Feng
Shui. ¿Dónde creciste? ¿Eras una niña luchadora con coletas rojas? ¿Una
chica que hacía cosas de chicos o una delicada niñita? ¿Fuiste a la
universidad o a la escuela de decoración? Ese tipo de cosas. —En otras
palabras, una conversación en territorio seguro. No sexo. No esterilidad.
—Ahora vez —dijo ella. —No me gusta la piedad más que a ti. Entonces, la
cortamos.
Ella habló con tanta fuerza que Remy no pudo evitar sonreír y levantar la
mano en señal de rendición.
—De todos modos, fui adoptada cuando tenía catorce años por una pareja
mayor sin hijos, profesores de una universidad de antropología.
Probablemente un experimento de alguna clase a considerar. Pero ellos
estaban muy bien y eran amorosos conmigo, aunque tarde, por supuestos
mis sueños ya se habían ido para entonces y era demasiado mayor para
los abrazos de todas maneras. Fiel a mi patrón de mala suerte, ellos
murieron en un terremoto en Brasil cuando tenía veinte años, y me dejo
una vez más sin familia.
—Lo has tenido difícil nena, a su manera, tan malo como Luc, René y yo lo
tuvimos con papá después que nuestra madre muriera. Éramos muy
pequeños, pero nos teníamos unos a los otros. ¡Gracias a Dios!
—No me preguntes por qué me tomó tanto tiempo, pero el año pasado
finalmente fui a uno de esos sitios de internet donde se localizan a los
padres biológicos. Pocas semanas después tuve su nombre, dirección y
teléfono. Ella estaba viviendo en Biloxi.
—Bueno, los malos tiempos han pasado, y tu eres feliz ahora ¿cierto? —
Fue estúpido preguntarle si ella era feliz. Ambos éramos miserables, eso era
obvio—. Quiero decir, tienes una buena vida en D.C., ¿no es así?
Era una historia incompleta la que Rachel le dijo a él. Faltaban todos esos
detalles y las emociones que debieron haber llenado todos esos años desde
sus cuatro años hasta sus treinta y tantos años.
—Me alegra que podamos seguir siendo amigos, Remy —dijo ella—. ¿Tú
no?
—Oh, sí. —Pero amigos y amantes sería mucho mejor. Hablando de sueños
imposibles.
261
Capítulo 16
Traducido por Nelly Vanessa.
262
Bueno, Rachel siempre había sido una elaboradora de listas. Una vez que
terminó con su ducha y desayuno, decidió buscar un lápiz y una tabla y
comenzar a hacer algunas listas. Una lista de verificación de los trabajos a
completar en la casa flotante de Remy y en el Spa de Charmaine. Las
cosas que quería hacer con su abuela antes de regresar a Washington el
próximo mes. Pros y contras de su carrera: ¿En caso de que se quedara
con la empresa de Daphne en DC, o fuera por su cuenta? Una lista de
compra de regalos a adquirir para Nana, Beau y sus amigos en casa.
Finalmente, y más importante en el corto plazo, una nueva y revisada lista
de condiciones para vivir con Remy durante su forzada estancia. En
particular, no más reveladoras, o inexistentes prendas de vestir, lo que
263
podría conducir a su seducción.
Sólo había una pega con todo ese emprendimiento de la lista de decisiones
cuando Remy llegó. ¿Qué compensación le pediría a cambio?
***
Hacía más calor que en el infierno hoy. No era día para estar haciendo
ejercicio físico duro trabajando en el patio, pero era necesario para él con
el fin de apagar el fuego de otro incendio dentro que no tenía
absolutamente nada que ver con la temperatura del aire o la humedad.
Esta vez, cuando terminó sus vueltas y empezó a caminar hacia la orilla, y
sus dedos quitaron su cabello mojado de su cara, se dio cuenta de que
Rachel ya no estaba garabateando. De hecho, lo miraba fijamente, con los
labios entreabiertos de asombro, o algo.
Él sonrió.
Rápidamente, ella enmascaró la expresión más hambrienta en su cara,
sustituyéndola con una de suave desinterés. Pero no le pudo engañar. Ya
la había visto. Malditamente caliente, la había visto.
Rachel lo deseaba.
Mucho.
Más mudo que la tierra, como el buen viejo Judas proclamaría. 265
***
Pero todo había terminado. Él lo había dejado claro. Rayos, ella lo había
dejado claro. Había terminado. La había traicionado con la deliberada
omisión de su esterilidad. No había sido del todo honesto sobre su trabajo
tampoco. En ninguno de los casos le había mentido, precisamente. En
pocas palabras, nunca podría confiar en un hombre con todos esos
secretos. ¿Quién sabía cuántos más tendría?
Sin embargo, volvía a lo mismo de siempre. ¿No había alguna manera de
que pudieran resolver las cosas? Casi habían tenido el amor perfecto, o al
menos eso había parecido. Pero no era de fiar, y ella estaba demasiado
vulnerable después de su experiencia con David. Si se comprometía a ser
totalmente honesto en el futuro, ¿Podría confiar en él? No en este
momento. Su orgullo masculino, su lealtad al trabajo, a su familia, a su
honor, cualquier número de cosas se situaría en su camino. Sabía en su
corazón que lo haría. Incluso ahora, se negaba a discutir el problema de su
esterilidad, un tema tabú, un secreto de alguna clase para él.
266
En el lado positivo, era un hombre supremamente bueno. Sería un
fiel amante o marido. La familia siempre le importaba. La protegería con su
vida. La amaría profundamente.
***
—Sí. Sin sexo, sin preguntas. ¿Recuerdas? —Dios, era divertido ponerle la
cara de color rojo. Inmediatamente, se corrigió con eso, hombre, soy
patético, ¡Divirtiéndome avergonzando a una mujer!
—Tienen quince años, son los pantalones cortos raídos de mis días de
entrenamiento de campo, los cuales no son de ninguna manera escasos. Y
nunca he brincado un día en mi vida —declaró indignado, con las manos
en las caderas. Entonces pensó un segundo en lo que había dicho, y una
mueca grande se apoderó de su boca, lenta, tipo floja que sentía que ella
amaba/odiaba—. ¿Crees que soy sexy?
267
—Búscate una vida. —Su rostro se puso aún más rojo.
—Crees que soy sexy —la acusó, llegando al porche para estar frente a
frente. De hecho, puso una mano en cada uno de los brazos de la
mecedora y se inclinó. Las gotas de agua seguían por toda su piel, y
goteaban cayendo en ella, pero le quitaban el calor como de un horno, de
un horno carnal.
Ella puso la lista a un lado, pasó por debajo de sus brazos, y se puso
delante de él.
Muy cerca.
Oh, tengo ideas, muy buenas, cariño. Es difícil no tenerlas con esa camiseta
cebo-diversión-sexo intermitente frente a mi cara como un letrero de neón,
diciendo “Atrápame si me puedes tomar”. No es que le diría eso. No me
gustaría que escondiera toda esa diversión.
—No lo estoy.
—Y nada más.
—Reglas de Remy —leyó en voz alta. ¿Estaba loca? ¿Estaba aquí haciendo
listas de reglas para mí? ¿Mientras mi cerebro y otras partes del cuerpo,
están a punto de hacer explosión con una sobrecarga de testosterona? No
tenía idea de lo que las otras listas todavía unidas a su cuaderno
detallaban, pero seguro que no le haría gracia que hiciera una lista para él,
como si fuera un niño pequeño.
—¿Esto es real?
—Sí, estoy de acuerdo. Mucho. Tienes este acuerdo formateado todo mal, y
no sólo porque no puedo poner un elemento de compensación al lado de tu
última regla.
—Regla Cinco. No hacer alarde deliberado de piel desnuda, o mostrar las 269
nalgas ni los pezones. A cambio, se decidirá. —Miró a Rachel y le
preguntó:
—Sí, a eso. —Ella tomó una respiración profunda que provocó que dos
partes de su cuerpo llamaran su atención—. Mira, ya acordamos el
intercambio. ¿Qué te hace pensar que tienes cuatro más, cuando todo lo
que agregué fue una norma más?
—Tu primera regla era demasiado amplia. Las mejores son flexibles a
medida que las revisas cuando es necesario. Tus reglas necesitan una
importante modernización.
—Hmmm. No había pensado tan lejos. —Mon Dieu, es todo lo que puedo
pensar—. Está bien, a cambio de no hacer deliberado alarde de piel
desnuda, a menos que una persona dé aviso con antelación, como, “Hey,
Rachel, estoy a punto de ir a nadar ahora. Es posible que desees cerrar los
ojos”. O: “Estoy en la ducha y olvidé la toalla, podrías darme una... y no es
justo que mires a escondidas”. Ese tipo de cosas. Pues bien, en
compensación de eso.
Soy muy serio cuando se trata de piel desnuda. Sobre todo la tuya, nena.
—Sí, lo estoy. De todos modos, la compensación por la cosa de la piel
desnuda podría ser un baile.
—¿Totalmente vestida?
—Por supuesto. —Aquí, nena. Aquí, nena. Aquí, nena—. Sin plática sexy.
Hmmm. Eso no debería ser demasiado difícil. Por lo general no hablo sexy
a menos que el sexo esté involucrado, o a la vuelta de la esquina. ¿Y tú?
—De todos modos, te daré eso como regalo de promoción. ¿Ves lo fácil que
soy para llevarse bien conmigo?
—Si fuera por mí, arruinaríamos el cerebro del otro a lo largo de los
próximos cuatro días, lo sacaríamos de nuestro sistema, y luego nos
iríamos por caminos separados después de eso. Sexo, pero sin
compromiso, sin condiciones, sólo sexo.
—Los hombres ven el sexo de forma diferente que las mujeres, Remy. No
podemos separar el sexo de la emoción. Echar un polvo es cosa de
hombres. Hacer el amor es cosa de mujeres.
—Lo sé. Es por eso que estuve de acuerdo con tus estúpidas reglas.
Luego le sonrió a ella. Una débil sonrisa, pero una sonrisa no obstante.
—Supongo que sí —respondió tímidamente, sin saber a dónde iba con esa 272
conversación—. Nunca he visto gusanos en el manual del Feng- Shui.
—Bien, porque hay algo que me gustaría hacer contigo. Puede ponerte
húmeda y resbaladiza, y francamente sucia a veces, y en un día como hoy,
caliente como el infierno, pero también puede ser muy gratificante y muy
divertido.
—¿Qué?
—Pescar.
***
Ir a pescar
—¡Tengo uno, tengo uno! —gritó Rachel de alegría, casi tocando la gorra de
béisbol Vanderbilt en su cabeza. Vanderbilt era la secundaria católica de
Houma.
—Ajusta el gancho.
—¿Eh?
—Tira hacia atrás con fuerza. Más duro. Vamos, sé lo fuerte que eres,
Rachel. Tengo contusiones en la cabeza de tu collar de okra para
demostrar eso.
Ella le lanzó una mirada, luego jaló de la varilla de nuevo lo más fuerte que
pudo.
—No era una mirada caliente. Lo sabrías si te diera una mirada caliente,
cree en mí. Eso fue sólo algo tibio.
—¿Tirar? —dijo él con una risa. Entonces—, oh-oh, dulce, esos son peces.
Tú harás el trabajo.
Remy puso sus manos sobre sus oídos, pretendiendo que sus gritos
estaban perforándole los tímpanos. Mientras tanto, se metió en el agua.
Justo cuando ella pensaba que el pez escapaba, él se abalanzó con su red
y capturó un gran pez.
—¿Qué es?
274
—Un pez rojo. De cerca de cinco libras. No es muy grande para un pez
rojo, pero por lo general no se encuentran tan lejos tierra adentro. Lo
hiciste bien, nena —dijo, y pareció como si estuviera a punto de darle un
abrazo, y luego lo pensó mejor, probablemente por las reglas en las que
ella había insistido. Maldita sea. No, la verdad maldita sea. Bueno, más o
menos maldita sea. ¡Aaarrgh!
Entonces, Rachel tomó lo que tenía que ser el pez más feo del mundo.
—Es un pez gato, Rachel. No se supone que es bonito —la regañó Remy.
275
—Tiene bigotes. ¡Yeech!
—No hay nada mejor para el desayuno que una rebanada de bagre frito
caliente sobre un trozo de pan crujiente —le dijo Remy—. Luc, René y yo
los comíamos todo el tiempo cuando estábamos creciendo. Hacíamos un
buen fuego de leña junto al arroyo, y cocinábamos los pescados después
de que los atrapábamos.
No lo dijo, pero Rachel sospechaba que era todo lo que habían comido a
veces. Se imaginó a los tres pequeños niños a su suerte solos cuando su
padre se iba a una borrachera o hacía un alboroto, corriendo a esconderse
en algún arroyo, o bayou, acampando, alimentándose de lo que la
naturaleza les ofrecía.
—No mucho. Estaba demasiado lejos cuando éramos más chicos, a unas
dos horas en barco, pero veníamos en ocasiones cuando éramos
adolescentes y mayores. La cabaña es de Luc, por ser el mayor, heredada
de la familia de mi madre, pero siempre la compartía con nosotros. No creo
que haya estado aquí en los últimos años, sin embargo, a juzgar por los
arbustos crecidos y el polvoriento interior.
—Sé que lo dije antes, pero eres muy afortunado de tener a tu familia.
—La familia es importante para ti, ¿no es así? —No era la primera vez que
le hacía esa pregunta.
Se encogió de hombros.
Rachel sospechaba que había algo más en su pregunta de lo que se veía,
pero no tuvo tiempo de preguntárselo porque hubo otro tirón en su línea.
Lo que la detuvo y la llevó a tener un ataque al corazón. A la primera vista
de su última captura, gritó, arrojó su vara al suelo, y saltó de vuelta unos
tres metros.
—¡Oh, Dios mío! Atrapé una serpiente, una grande, gorda, viscosa
serpiente, no me dijiste que podría atrapar una serpiente. ¿Por qué no me
avisaste? ¡Oh, Dios mío! ¿Es venenosa? ¿Qué es? Apuesto que es un
mocasín de agua. ¡Oh, Dios mío! 276
—¡Ah! Se parece una serpiente, y se desliza como una serpiente, así que
debe ser una serpiente.
—¿Por qué? ¿Nunca has comido anguila? Es una verdadera delicia. —Se
rió Remy.
—No.
—Remy —le advirtió ella a través de sus dientes apretados—. Déjala ir.
277
Capítulo 17
Traducido por Nelly Vanessa
278
Remy se sentó a la mesa con Rachel para una comida que habría
complacido el paladar del mejor restaurante en Nueva Orleans.
Y ahora, Rachel estaba sentada frente a él con una muy respetable Daisy
Mae, una especie de camisa de manga corta abultada con un escote
elástico, que probablemente se tiraba hacia abajo muy fácil y se convertía
al instante en no respetable. Su cabello, que estaba inusualmente muy
rizado en un modo lindo debido a la humedad, estaba retirado de su cara
con una banda, pero eso sólo hacía que sus orejas y la dulce curva de su
cuello se destacaran como una invitación... de qué, ni siquiera quería
pensarlo. Por el amor de Dios, ella se veía como Anita La Huerfanita con
pechos. En su parte inferior, llevaba algo que llamaba calzas empuja-
pedales, que le recordaban que le gustaría empujar su pedal, de eso estaba
absolutamente seguro. Los pantalones la cubrían hasta sus pantorrillas.
No había piel desnuda, pero ¿tenía una idea de cuán bien encajaba su
trasero y de la vista de todos los matices que su trasero le daba cada vez
que se daba la vuelta?
Ella dijo ooh, aah y ed-ed sobre su destreza culinaria, cuando él no quería
nada más que mostrarle un tipo diferente de destreza. Era una locura, este
juego de Ping-Pong que jugaban entre sí. Lunáticas reglas. Pretensiones
insanas de no querer saltar sobre los huesos del otro. Una prueba de
demencia con corrientes eróticas que zigzagueaban entre ellos. Un tipo
loco de cambio constante de línea que se había dibujado en la arena entre 279
ellos.
¿Estoy loco?
—¿Qué? —él se ahogó. ¿Estaba pensando en voz alta otra vez? Geesh, esto
se está poniendo vergonzoso.
—El fuego de leña. ¿No deberías apagar las brasas? —Ella ladeó la cabeza
en pregunta y lo miró como si tuviera unos tornillos sueltos.
—Eh, no esta noche. Estoy un poco cansado y tendría que trabajar en él.
—Oh, sí.
—Autocontrol.
281
***
Era sábado. Se suponía que alguna gran cosa con la DEA y los señores de
las drogas pasaría el lunes. Entonces, ella y Remy podían irse a casa el
martes. Ese era el plan, de todos modos.
—Hey, incluso las sirenas tienen que ser petrificadas alguna vez.
Remy entró para conseguir un martillo y clavos para fijar una de las
persianas cuando la vio sobre sus manos y rodillas tratando de meter un 282
trapeador bajo el sofá. Él dijo algo así como: “¡Señor, ten piedad!” Mientras
la miraba desde atrás, pero cuando ella le preguntó lo que había dicho, él
respondió:
—Limpiando.
—No tienes que limpiar este lugar, no tan bien de todos modos.
Demonios… Quiero decir, diablos… No creo que nadie haya estado bajo el
sofá en diez años.
—Sé que no tengo que hacerlo. Pero quiero hacerlo. Tengo que
mantenerme ocupada, o me volveré loca con este calor. Odiaba limpiar con
pasión, pero ahora como que me gusta.
—Una de las casas de acogida que me alojó cuando tenía unos diez años
insistió en la limpieza obsesiva. Baños, azulejos y grifos tenían que ser
limpiados semanalmente con un cepillo de dientes y Lysol. Las motas de
polvo debajo de la cama se consideraban un anatema. Mi cama tenía que
estar hecha perfectamente como para dejar caer una moneda en ella y que
no se distendiera. El piso de la cocina tenía que ser barrido con escoba,
después aspirado, luego, ¡se fregaba a mano con agua dos, tres veces a la
semana!
—Oh, Rachel.
—No te pongas sensiblero por mí. Eso fue hace mucho tiempo, y no soy
exagerada con la limpieza ahora.
Ella se dio cuenta de que él esperó hasta que ella estuvo de vuelta en sus
manos y rodillas y pudo darle otro vistazo a su trasero antes de salir. Esta
283
vez estaba segura de que él murmuró algo acerca de “misericordia”.
Suponía que Tante Lulu debió haberla colocado aquí hace años. Dios
bendiga a la anciana que había sentido la necesidad de contar con el santo
patrón de las causas perdidas para velar por sus sobrinos, incluso aquí en
este remoto bayou.
También había una hamaca de cuerda colgada entre dos árboles de goma
de tupelo en el frente, que planeaba probar uno de estos días. Se imaginó
tomando una siesta ahí. Las serpientes no se arrastraban hasta las
hamacas, ¿verdad?
Cuando regresó al claro delante de la casa, vio que Remy todavía estaba en
el teléfono. Ni siquiera se había dado cuenta de su ausencia.
—Estoy bien. Simplemente tengo calor más allá de lo posible. ¿Podría ser
mordida por una serpiente o algo así, incluso con esta ropa?
—Cariño, asustaste a cada serpiente o algo con todas las salpicaduras que
hiciste al entrar. Probablemente tienen miedo de que tú las vayas a
morder.
—Muy gracioso. Deja de mirar mis pechos.
Él sonrió.
—¡Ah! Estoy en más peligro contigo que con las serpientes, creo. Vete. —
Ella le dio un empujón en el pecho para que empezara a moverse.
Ella miró sus ojos oscuros, que la miraban bajo sus pestañas mojadas con
el agua, como si le transmitieran algún mensaje oculto. Durante varios
largos momentos, se quedaron simplemente de pie, sin hablar.
Finalmente, él preguntó:
286
***
Esa noche, la lluvia aún no había llegado, y la tensión en el aire era tan
gruesa que podía ser cortada con un cuchillo. Por supuesto, algo de la
tensión podría haberse atribuido a los resortes de anhelo sexual a los que
él y Rachel contribuían cada hora.
Él había estado en el teléfono la mayor parte del día con Pete y Larry.
Parecía que la operación de drogas era más grande de lo que habían
esperado y más sitios necesitaban ser reconocidos y manejados en la
preparación de la sacudida del lunes. Y aquí estaba él sentado, haciendo
girar sus pulgares con su trabajo de proyectos de garaje, de niñera de la
mujer más sexy del mundo.
—No, son de carne molida. Al menos, espero que eso sea lo que había en el
congelador y en el papel blanco que Tante Lulu envió. Mejor que no sea
cocodrilo de tierra… o marmota de tierra, o peor, ¡serpiente de tierra! De
todos modos, es carne picada, cebolla frita, macarrones con salsa de
tomate de lata y queso suizo derretido. Está bueno. En serio. Aprendí a
hacerlo en la universidad cuando los platos baratos eran de la alta cocina.
—Ella le sonrió expectante, esperando que diera el primer bocado.
Estaba bueno, muy bueno. Pero no estaba sorprendido por eso. Todo en
Rachel era bueno, su decoración Feng Shui para su cocina también, todo.
—Y las galletas son batidas. Eso es thang cajún, dulzura. Apuesto a que
no aprendiste a hacer eso en la universidad.
Ella sonrió, y su estómago dio esta cosa rara de revolverse un poco, como
si mariposas estuvieran rumbando en su interior.
288
Mientras acomodaban los platos juntos, él se lavó, se secó… y un trueno
retumbó en la distancia. Lluvia, finalmente.
—Pete me dijo esta tarde que una gran tormenta se estaba formando en el
Golfo, probablemente esta noche. Será mejor cerrar las escotillas del avión,
sólo por si acaso.
Le tomó más de una hora asegurar la aeronave, que flotaba con el agua un
poco más abajo de la cabina, con un anclaje extra pesado, cuerdas
elásticas, y cuerdas con potencia industrial. Ató los cordones y cuerdas
alrededor de los árboles en ambos bancos. Ahora bien, si sólo los árboles
no lo desprotegieran, estaría bien.
—Te lo dije, se acerca una tormenta. —Hizo una pausa, y luego añadió—:
Una gran tormenta.
Una gran garza azul voló por encima de ellos, como si estuviera en una
carrera por llegar a casa y esconderse.
***
Alguien dijo una vez que el baile es una forma de juego previo. ¡Sí!
Una vez que los platos estuvieron lavados y las mesas empujadas hacia un
lado, Rachel le preguntó a Remy:
—¡Oh, sí!
Él llevaba un antiguo par de jeans lavados con ácido, con agujeros en las
rodillas y una camiseta negra con el logotipo: “Háblame sucio de frente y
con veneno por detrás”. Ella había sido fan de ese grupo de música a
finales de los años ochenta, también, pero el título de la canción parecía
extrañamente apropiado o inapropiado en este contexto. Ropa que se
había quedado en uno de los cajones aquí desde que era adolescente.
Remy estaba descalzo, también, y sus estrechos pies con arco elevado eran
extrañamente atractivos para Rachel. Tal vez tenía un fetiche por los pies
igual que Remy. Bueno, no era un fetiche, sino una apreciación. Sí, una
apreciación de pies. Eso no era tan malo, ¿No?
291
—¿Por qué sonríes? —preguntó Remy, parándose en un fluido
movimiento.
—No.
—¡Dios, Dios!
Ella puso las manos sobre sus hombros y respondió con sinceridad:
Él sonrió.
Él la atrajo hacia sí y ella pudo sentir cuán grande era el problema. Puso
sus manos detrás de su cuello y apoyó la cabeza en su hombro.
—Es hora de otra disyuntiva, chère —dijo él con una voz tan áspera como
la de Barry—. El beso. —Sin esperar su consentimiento, él medio bailó,
medio se movió a través del cuarto hasta su espalda estuvo contra la
pared, con los dedos de sus pies colgando justo por encima del suelo.
Girando su pelvis contra su vientre en emulación del acto sexual, comenzó
lo que sólo podía ser descrito como un asalto a su boca, un asalto de lo
más delicioso, amablemente agonizante.
—Abre —dijo ella sobre sus labios, que habían estado presionando atrás y
adelante, ajustándose y dándoles forma a los de ella—. Abre para mí,
Remy. —Él lo hizo, y fue cuando Rachel le asaltó luego con mordidas
suaves y estocadas profundas de su lengua que fueron recibidas por la
succión de Remy y por las húmedas, devoradoras lamidas de sus labios en
los suyos. En un momento, se hizo poco claro quién besaba a quién. El
corazón de Rachel corrió y ese pulso entre sus piernas se convirtió en una
serie continua de espasmos con pleno derecho.
—¿Qué pasa? Te diré lo que pasa. Sólo un beso tuyo y estaba a punto de
venirme en mis pantalones, como un adolescente con su primer acostón.
—No, no lo hacía. Me estaba riendo de mí. Soy tan patético por no poder
siquiera controlarme a mí mismo por un beso contigo.
Él no se movió ni un centímetro.
295
Vio todo a través del haz de luz de su linterna. Seguirían sin luz,
probablemente hasta mañana, o hasta que la tormenta cesara, cuando
podría salir a revisar el generador. Incluso con linternas, el rango de
visibilidad no era más que de unos metros debido a la lluvia cayendo a
cantaros.
Había urgido a Rachel para que subiera y tratara de dormir. Tal vez en la
mañana, cuando despertara, todo habría terminado. Asumiendo que
lograría dormir, con este viento que rugía. No le había dicho, pero no
podían hacer nada en este punto, excepto esperar a que la tormenta
pasara. No había sótano contra huracanes o un protegido refugio. Lo más
importante, esta cabaña había resistido a más de ciento cincuenta
tormentas bayous y aún permanecía prácticamente igual a como fue
construida antes de la Guerra Civil por la familia de tramperos Rivard. De
hecho, en un momento dado había sido usada como lugar de paso para
esclavos fugitivos que iban al norte. Irónico que fuera una “casa segura”
una vez más, aunque para propósitos completamente diferentes.
—Sólo revisaba.
—¿Es un huracán?
—Eres de mucha ayuda —dijo ella con una risa temblorosa—. ¿No
deberíamos irnos al sótano o algo así?
Él sacudió su cabeza.
Tenía que hacer algo para desviar su atención. No, no estaba pensando en
sexo, pero sí en algo que la distraería de igual manera. Aah! Tal vez…
297
—Hey, nena, creo que es momento de nuestra compensación final —
anuncio de repente.
—¿Necesitas luz?
—Tengo una linterna por si la necesito, pero no, un masaje es todo sobre
tacto e instinto y habilidades aprendidas. Relájate. Y disfruta.
—Lo harás, Rachel. Créeme —dijo con total confianza. No estoy seguro de
mí, pero te tendré sin huesos en un santiamén, ga-ran-ti-za-do.
Hey, ángeles por aquí, Michael, Rafael, ¿tiene palomitas de maíz? Esto será
un gran espectáculo. Algunas veces, Judas tenía una retorcida mentalidad
bromista.
—No quiero que te la quites. —No soy alguien tan masoquista. Además,
estaba usando una camiseta de futbol y bragas. Eso era todo. Suficiente
castigo para él—. Yo estoy completamente vestido, así que, no te
preocupes.
—¡Oh, mi Dios! Eso ya se siente maravilloso. —Como una idea tardía, ella
preguntó—: ¿Por qué solamente un masaje en la espalda?
Desde su cuello a sus hombros, fue el lugar en que se enfocó ya que allí es
donde la mayoría de la tensión del cuerpo se aloja.
—Um, es más como una combinación de varias técnicas. Las aprendí por
sus letras. EMPA, que es empapar, martillear, presionar y amasar. Luego,
las tres C’s, también, que son caricias, círculos y curvas.
¡Qué tontería! Nunca había dado un masaje real en toda mi vida. Yo mismo
tuve suficientes en mi terapia física. ¿Qué tan difícil podía ser?
Trabajó en sus manos después, tuvo especial cuidado de ser gentil en las
palmas, un lugar especialmente sensitivo. Luego amasó cada uno de sus
dedos, entre ellos, sus nudillos, las muñecas, la parte de atrás de las
manos.
—Oh, no sabía de esto, Remy. Mis pies son realmente cosquillosos y… oh,
buen señor, ¿qué estás haciendo?
¿Quién? ¿Yo?
—Un buen masajista tiene que tener dedos como plumas en algunas
ocasiones. —Soy un buen hombre, ¡soy bueno!
Tampoco yo.
¿Debería decirle?
No.
Ya había visto bastante para entonces, cada vez que los relámpagos
iluminaban la habitación.
Hizo la única cosa que se le ocurrió para contener sus miedos. Dirigió los
dedos justo por el pliegue de los glúteos donde se encontraban los muslos
con las nalgas, y su división. El cuerpo de ella inmediatamente se puso
rígido. Sabía muy bien que una mujer odiaba ser tocada allí, excepto en el 300
estado de excitación extrema en el sexo caliente, pero al menos había
conmocionado al miedo. Antes que tuviera tiempo de reaccionar, trabajó
de rodillas entre sus piernas y extendió sus muslos.
—Esto no es sexual.
Se movió hasta quedar sentada, con las piernas hacia afuera, ahora él se
encontraba sobre la parte de sus rodillas.
—Esto es tonto, Remy. Olvídate de la tormenta. Lo que debe ser será. Pero
tú y yo somos adultos maduros quienes se han estado comportando de
manera absurda. Odio tus secretos. Tú odias mi reacción a uno de ellos en
301
particular. Pero nada de eso cambia el hecho que nos queremos,
sexualmente, al menos.
—El punto es. Quiero hacer el amor contigo. Probablemente más de una
vez… antes que dejemos este lugar.
—Creí que ya habíamos establecido que eres una chica de sexo con
compromiso, y no harás nada menos.
—Sí, mi lady.
302
***
Tenía la más urgente necesidad de tener a Remy dentro de ella. Ahora. Sin
preliminares. Sólo uniéndose con ella. Antes que pudiera darle voz a esa
necesidad, Remy dijo:
—¡Oh, dulce Jesús! —dijo entre dientes. Luego, con una sonrisa
autocrítica, añadió—: Me equivoqué. Puedes lastimarme.
Rachel se sentó inmóvil, con las rodillas a cada lado de sus caderas, su
trasero estaba en sus muslos, y su pene incrustado en ella hasta su
empuñadura.
—Muy cachondo.
—Quiero decir, por lo general los hombres quieren renunciar a los juegos
preliminares, no las mujeres. Esta vez no necesito todo eso. De hecho,
tenía que tenerte de esta manera. ¿Eso tiene sentido? —Todavía estaba
sentada sobre él, sin moverse, y fue la sensación de plenitud más
maravillosa. Dos partes vitales conectadas.
—¿Un caballo?
305
***
Él lo hizo, inmediatamente.
—Te amo.
Él gimió de nuevo.
¡Oh, Dios mío! Ella lo entiende. Sabe cuán maldito miserable soy. ¡Oh, Dios 306
mío!
Podía fingir que su cuerpo estaba en buen estado, no que era una bestia.
Pero sus palabras lo habían traído de nuevo al presente y al hecho de que
incluso un apagón no podía ocultar sus defectos.
—Te amo.
Él lo dijo también, pero sólo a sí mismo, porque las palabras estaban más
allá de su poder en estos momentos.
Cuando ella arqueó las caderas fuera de la cama, una poderosa exhibición
de fuerza y una ondulación en contrapunto con el ritmo lento, él lo perdió.
¡Por fin! ¡Benditos santos! Con un rugido gutural, golpeó contra ella una
vez más y se derramó a sí mismo en borbotones caliente en su acogedor
interior. Con sus sentidos intensificados casi al punto del dolor, se
preguntó si algo en el mundo podía compararse a este alucinante orgasmo.
Llegó más allá de su pene, de su sangre corriendo, de los latidos
acelerados de su corazón, en lo más profundo de su alma, sacudiéndolo,
después poniéndolo en libertad en menos dichosas potentes ondas de
choque satisfactorias. Al final, se echó encima de Rachel con la cara entre
sus pechos, ella acaricio sus hombros con sus manos y se quedó dormido,
o tal vez se desmayó.
Minutos más tarde, se despertó por las continuas caricias suaves de
Rachel. Se apoyó sobre sus brazos enderezándose y la miró, sin ver nada
en la oscuridad, pero detectando la sonrisa en su cara. Sabía con certeza
que sonrió con sus siguientes palabras.
***
Simplemente me sorprende
—Esta cama huele a sudor y sexo —dijo Rachel un poco más tarde.
—Lo siento, Rachel. —Una y otra vez. Entonces, la obligó a echarse hacia
atrás y frotó la crema en su cuello, pechos, vientre, nalgas y muy
especialmente, ¡Santo Dios!, entre sus piernas. Se podría pensar que tenía
heridas de guerra.
—Ven a la cama —dijo con un gran bostezo, con los brazos abiertos para
él. 308
—Ahora no, cariño. Tengo que bajar y comprobar el daño causado por la
tormenta. Duérmete. Ya vuelvo. —Se inclinó, le dio un beso rápido, luego
tomó la linterna y se fue. En el momento en que regresó una hora más
tarde, ella ya se había dormido, de espaldas, con los brazos y piernas
extendidas, probablemente babeando.
—No es ese tipo de sorpresa —dijo con fingida indignación. Ella podía
sentir el colchón de su lado hundirse mientras se sentaba—.
Hamburguesas sorpresa. ¿No tienes hambre?
Ella se dio la vuelta y olió. Sí, él había traído la cazuela con los restos de la
cena.
Puso la botella en su boca y ella bebió con avidez. Luego, apoyados en las
almohadas en la oscuridad, utilizaron dos cucharas para comerse las
hamburguesas sorpresa en la cama. Las sábanas ya eran un desastre, y
ahora las toallas, probablemente lo serían también. Oh, bueno.
—¿Cuáles serpientes?
—¡Púrpura!
—¡Púrpura!
Mientras ambos se movían y arrastraban sus cuerpos de forma más
cómoda, ella tendida de lado y él acurrucado detrás bloqueando su cintura
con sus brazos, Rachel dijo en voz baja:
—¿Remy?
—¿Hmmm?
—Te amo.
Él vaciló sólo un segundo, lo suficiente para que Rachel pensara que 310
podría estar durmiendo. Pero entonces, dijo:
311
En tiempos remotos, cuando los caballeros eran despistados
—¿Q... qué?
—Me has oído. No has hecho el amor conmigo desde la mitad de la noche
anterior. Ahora son las tres de la tarde.
¿Y qué hizo Remy mientras sus ojos hacían una rápida inspección de su 312
atuendo de adolescente prostituta? Sonrió aún más.
¿Cómo podía haberle dicho que la amaba luego, y ni una sola vez hasta
entonces?
—¡No! —dijo con lo que comenzó como una risa y se convirtió en un ataque
de asfixia.
Bustier: es similar a un corsé, pero más corto, más flexible, y no modifica la silueta.
55
—¿Groserías, Rachel? ¡Tsk, tsk! ¿Qué tiene a mi señora como una real
gruñona?
—¿En tus pies descalzos? —No respondió, pero era un buen punto. Podía
haber serpientes u otras cosas escurridizas. Yeech.
—Dejar de sonreír. —No podía verlo, pero sabía que probablemente estaba
disfrutando de sus payasadas.
—¡Malditamente caliente!
Se negó a mirar hacia atrás y ver lo que había traído esa respuesta.
Incluso si fuera una serpiente, no iba a mirar.
¡Uh-oh! Echó un rápido vistazo por encima del hombro y por supuesto
Remy estaba comiéndose con los ojos su gran parte trasera. Se detuvo
bruscamente y él casi se tropieza con ella, de tan fuerte que se concentró
en su botín.
—Nunca estaría disculpándome por eso. No, lo siento por herirte anoche, y
lo siento si he herido tus sentimientos hoy.
—Y yo siento que lo lamentes. No, no lo siento. Estoy harta de tus lo
siento. Supéralo.
Tenía mucho más que decirle al patán, pero nunca llegó a hacerlo.
—No voy a hacer el amor contigo ahora, después de haber tenido que
prácticamente forzarte. Olvídate del sexo, gran chico. Perdiste tu
314
oportunidad. —Estaba pateando y golpeando pero no la soltaba. De hecho,
se estaba riendo.
—Es otro tipo de sorpresa —dijo con los labios presionados contra su
oreja—. Pero involucra comer.
***
Remy estaba casi asustado de respirar por miedo a que algo saliera mal,
pero no tenía que estarlo... no por ese día, de todos modos. El amor entre
él y Rachel era irrefutable. Pero el vínculo que los unía era frágil como un
pañuelo de papel y podía arder en llamas en un instante de una palabra
mal dicha, un acto descuidado o un recuerdo de las reclamaciones en el
pasado.
Por favor, Dios, ayúdame a encontrar una manera de hacer que esto
funcione.
Remy no le había dicho a Rachel todavía, pero tenía que irse a Houma
mañana, al amanecer, sin ella. Era sólo una situación temporal, una
emergencia de la DEA que requería su presencia y habilidades de vuelo
para la operación Día D. Iría, pero de ninguna manera arriesgaría su vida
por llevarla con él. No. Luc y Tee-John llegarían aquí para hacerse cargo de
sus funciones como “niñera” de Rachel hasta su regreso. No es que alguna
vez usaría el término “niñera” alrededor de Rachel.
—Rachel… —comenzó.
—Yo también.
—¿Recuerdas cuando te dije sobre todos los años que pasé en el casa de
acogida? —dijo tentativamente.
—Uh-uh.
—Niños de todas las edades... incluso bebés. Yo no necesito dar a luz para
sentirme madre, y tú no necesitas fertilizar un óvulo con tu esperma para
ser padre.
—No es sólo porque hicimos el amor, sino porque nos amamos el uno al
otro. Eso me da el derecho. —Había salido de la cama y permanecía
delante de él ahora, inquebrantable.
—Vamos a aclarar esto de una vez por todas. Nunca seré padre, de mi
propio hijo o de un raro fenómeno no deseado de un hogar de acogida.
—No lo hago. Maldita sea, no. Dios, ¿cómo llegó esto a retorcerse tanto?
Simplemente no quiero hablar de mi esterilidad. —Podía sentir las
lágrimas ardiendo en sus ojos, también.
¡Lágrimas, por Dios! No había llorado desde el accidente.
—Pero…
317
—No hay peros. —Se apartó de ella. Tal vez un paseo le despejaría la
cabeza. No veía ninguna forma de salir de este desastre, sin embargo,
cabeza despejada o no.
—Me importa.
—Sí, lo harías. Eres una mujer. Eres tan terca como una mula. ¿Crees que
sabes lo que es mejor para mí? Si pensarás en tu crédula mente que
hablar de mi esterilidad con ellos me ayudaría, lo harías en un minuto.
318
La mano que levantó y luego bajó por la derrota, le dijo que había hecho
una evaluación precisa.
Trata de orar.
***
¡Oh, Hermano!
—Magnifico.
—¿Te dolió?
—No.
—¡Tee-John!
—Lee un libro.
—¡No te atrevas!
—Un anillo para el pene. Ya sabes, una de esas cosas que pones en la base
que aprieta más y más duro cuando tu polla se vuelve más gruesa, si
sabes lo que quiero decir.
—¡Eres imposible! —Luc se estaba riendo—. ¿Dónde has oído hablar de tal
320
cosa?
Mirando por las ventanas laterales del helicóptero, a través de la luz del
amanecer todavía tenue, lo vieron de pie en la orilla cerca del hidroplano.
Justo en ese momento, el móvil de Luc sonó. Era Remy.
—Hey, Luc, tengo que salir de aquí ahora mismo. Rachel todavía está
dormida. Voy a despegar. John podrá poner el helicóptero cerca de mi
lugar y colocar una escalera de cuerda para que Tee-John y tú
desembarquen.
***
321
Por lo tanto, eso que oía no podían ser coches. Debían ser aviones.
Entonces oyó voces.
¡Oh, Dios mío! ¿Podrían los narcotraficantes habernos encontrado? No, eso
no podía ser. La conversación no era acalorada. Y, además, las dos voces
tienen un acento cajún. Espera, sé quién es. Es el hermano de Remy, Luc.
Era Luc, correcto, y un chico de unos catorce años que se parecía a él.
—Luc —dijo, entrando en la sala de estar, donde se encontraban con
bolsas de lona.
Luc y Tee-John se miraron con sorpresa, luego la miraron de regreso con 322
aire de culpabilidad.
—¿Decirme qué?
Le lanzó una mirada que claramente decía que no era razón suficiente.
—¿Dijo eso?
—De modo que tú eres ella, ¿eh? —preguntó Tee-John entonces, sonriendo
de oreja a oreja. Dios del cielo, ¿eran todos los varones LeDeux tan bien
parecidos? Aparentemente. Éste debe tener la selección de todas las cajún
adolescentes locales.
—¿Qué ella?
***
Durante doce años, Remy había tenido que vivir con las cicatrices externas
de ser mitad hombre, mitad bestia. Las personas veían su cuerpo mutilado
y lo compadecían, no podían controlarse. Pero no soportaría que supieran
que era mitad hombre en su interior, también. El tipo de lástima que le
tendrían sería insoportable.
¡Suficiente! No podía seguir repitiendo ello una y otra vez en su mente. Y 324
tampoco seguir evitando la llamada que tenía que hacer. Movió la tapa en
su teléfono celular abriéndolo y llamó a Luc.
Contestó al instante.
—Siento no haber llamado antes, Luc. Tuve que hacer un pequeño viaje a
la sala de emergencias.
—Por ahora. No conseguimos los peces gordos del cartel, pero tal vez
algunos de los detenidos puedan derramar sus entrañas.
—Espero.
—¿Rachel? ¿Maldiciendo?
—Estas bromeando.
—No.
—¿Sabías que ella hizo una hoguera con el equipo de ejercicio de su ex, y
que él toma veintisiete tipos diferentes de vitaminas y potenciadores
musculares? Tee-John ha estado devorando todo lo que dice. Ella no nos
va a decir qué le hiciste, sin embargo.
—¿QUÉ?
—No —dijo rápidamente—. Sólo dile... sólo dile que un helicóptero estará
allí en la mañana para recogerlos a todos.
—Correcto.
—No doy ni culo de una rata por tu opinión. No en este tema. —Él inhaló y
exhaló para calmarse. No era culpa de Luc que su vida estuviera
desmoronándose—. De todos modos, ¿le puedes dar a Rachel un mensaje
de mi parte?
***
Sorpresa, Sorpresa
Sentía como si hubiera sido herida ella mientras salió del helicóptero y
comenzó a caminar por la pista. No quería nada más que volver a casa de
la abuela antes de quebrarse. Levantó la vista, entonces abrió
ampliamente los ojos dos veces ante la persona que vio salir de la sala de
espera de la terminal. No era Remy, por supuesto. Ni siquiera Beau, la
abuela, o Charmaine.
Era David.
No tenía ni idea como la había encontrado, o por qué estaba allí. En ese
momento, no importaba. Representaba una cara familiar en un mundo
que estaba colapsando a su alrededor. Sin pensarlo, se encontró corriendo
a sus brazos abiertos.
***
Remy dio la vuelta por la parte lateral del edificio y se detuvo en seco.
Remy estaba tan confundido que no sabía qué hacer. Tal vez debería
esperar y pensar antes de acercarse a ella, estar seguro de lo que quería, o
más exactamente, estaba dispuesto a ceder para quedarse con ella.
—¡Cállate!
—Hey, ni siquiera hemos dicho nada —dijo Luc, caminando hacia él, con
Tee-John a su lado.
—Ve tras ella —dijo Luc, asintiendo con la cabeza hacia donde Rachel
estaba caminando dentro de la terminal con el brazo del tipo por encima
de su hombro. Quería arrancar el brazo del tipo de sus articulaciones por
tomarse tantas libertades, pero no tenía ningún derecho. Negó con la
cabeza. 328
—Quieres hacerlo. Hazlo, por todos los cielos.
—¡No!
—¿Sabías que puedes tener relaciones sexuales con una chica cuando ella
está en sus días? —anunció Tee-John de repente.
Remy estalló en una risa histérica entonces. Y no se detuvo hasta que las
lágrimas llenaron sus ojos y rodaron por sus mejillas.
Luc entendió, sin embargo, como siempre. Serpenteó su brazo alrededor de 329
su hombro y apretó.
¡Sorpresa, sorpresa!
David llevaba una camisa de golf Ralph Lauren y pantalones Boss con
pliegues perfectamente planchados y mocasines de diseñador, vestimenta
casual para él. Su cabello estaba perfectamente peinado. Su loción para
después del afeitado era sutil y costosa. Era un hombre de buen aspecto.
En buena forma física. Inteligente. Un médico, por amor de Dios.
Pero Rachel no sintió nada cuando lo miró, y eso la hizo sentirse bien.
―No digas nada ahora. ―Puso una mano sobre la de ella en el asiento, y la 331
mantuvo allí―. Has pasado por un calvario, cariño. Necesitas descansar y
recuperarte. Vamos a ver cómo van las cosas mientras estoy aquí. Vamos a
ir a cenar. Ver algunos lugares. Luego, podemos hablar. ¿De acuerdo?
Él le guiñó un ojo.
¿Cómo era posible que un guiño de Remy hiciera que sus huesos se
derritieran, y el guiño de David no le hiciera nada? ¿Cómo era que David
fuera un espécimen físico casi perfecto, excepto por la calvicie en
crecimiento, mientras que Remy tenía la piel medio destrozada, y sin
embargo, no había ninguna duda en su mente de que era el hombre más
atractivo?
Él asintió.
―Me puedes dar los detalles más adelante. Háblame de tu abuela. ¿Estás
disfrutando de tu visita? ¿Cómo es ella?
―¡Eso es una cabaña, una maldita cabaña salida justo de una caricatura
de Dogpatch! ―No se dio cuenta cuán ofensivas fueron sus palabras.
―¡Cuan pintoresca!
—Ten cuidado, Rachel. Esa vieja arpía parece peligrosa, y ese tipo de
peinado barato con el rifle no parece nada mejor.
—¡Ni hablar! ―Luego―. ¡Oh, Rach! Pobrecita has pasado por un calvario
en más de una forma.
Sintió pena por él, pero sólo por un segundo. Porque entonces, justo antes 333
de que ella saliera de su vehículo, dijo la única cosa ajustó todo para ella.
***
Sólo el solitario
Dos semanas después, Remy era tan miserable que apenas podía
funcionar. Había intentado beber, leer, trabajar, incluso los bolos, ¿si eso
no fuera patético, que era? Pero nada podía quitarle de la cabeza a Rachel.
―Tante Lulu y Sylvie me hicieron venir. ―Él arqueó una ceja ante esa
noticia―. Están preocupadas por ti. Yo también.
―En ocasiones no actúas como tal. ―Luc se acercó a la nevera y sacó una
botella de cuello largo.
―¿Has hablado con ella? ―Remy sacudió la cabeza―. ¿La has llamado?
335
―Llamé ayer... cinco veces. Ella se negó a hablar conmigo.
―No, no lo haces.
―Cuéntame, Remy. Por el amor de Dios, puedo ver que eso te está
comiendo vivo. ¿Qué es lo que pasa?
―¿Nunca?
―Jamás.
El silencio reinó por un instante que pareció un año. Cuando abrió los
ojos, Luc estaba de pie frente a él con lágrimas en los ojos. ¡Lágrimas, por
el amor de Dios! Antes de que tuviera la oportunidad de empujarlo a un
lado, su hermano le detuvo y lo metió entre sus brazos, dándole un fuerte
336
abrazo.
―Diablos, no.
―Al principio, estaba furiosa porque no le dije. Luego me enojé con ella
porque fue y discutió mi esterilidad con dos de sus amigas, un gran abuso
de confianza. Luego se sintió herida por mí, porque hice un comentario
idiota sobre nunca querer adoptar niños monstruos no deseados de
familias de acogidas.
―Bingo.
―Sí.
―Yo diría que la pizarra de agravios está más o menos nivelada, pero
perdiste la gran marca, cuando no te pusiste en contacto con ella durante
dos estúpidas semanas. ¿Por qué no vas allí?
―Oh, Remy, ¿qué voy a hacer contigo? ¿Tener hijos es tan importante para
ti?
―Lo sería para mí. No estoy seguro acerca de ella. La familia está muy
arriba en su lista de prioridades. Ella envidia a nuestra familia, si no lo
puedes creer.
―Eso es lo que dijo. Pero, Luc, si adopto niños, la gente sabría de otro de
mis defectos.
―¿Amas a Rachel?
―Sí.
―¿Eres miserable sin ella? ―Remy miró fijamente a las pelotas de ping
pong rodeándolos―. Entonces, ¿por qué das la cola de un cerdo a lo que
piensen los demás, si la adopción de un niño les hace felices a ambos? Y,
además, todo este desastre no se trata de niños, y tú lo sabes. Si tú y
Rachel se amaban, el resto podría ser resuelto de alguna manera... con o
sin niños.
***
338
Hola y Adiós
―No, estoy bien. Este tapete no va a ninguna parte para mí, sin embargo.
Supongo que me iré dentro y copiare algunas recetas más. Tratare con el
jambalaya esta noche. ―Rachel había estado copiando las recetas de la
familia Fortier de un viejo diario que había sido transmitido en la familia
de Nana. Algunos de los comentarios de Nana, o de sus predecesores, en el
diario eran políticamente incorrectos por lo menos. Por ejemplo, Rachel
había aprendido que cada plato cajún comenzaba con una Roux (Salsa
Rubia), La mejor Roux está hecha con manteca de cerdo y cocido a la
temperatura exacta. En el diario, se declaraba que el Roux debía ser "Color
caramelo como el trasero de un indio".
Rachel había estado experimentando con la cocina real, también, sobre
todo, con buenos resultados.
―Cariño, no quiero que te aflijas más por ese Remy LeDeux. Lo superaras
con el tiempo. Me voy a asegurar de eso hoy mismo.
―Voy a venderle al zorrillo esos diez acres de tierra que quiere tanto.
Tengo una reunión en la oficina de su leguleyo hermano en una hora para
firmar los papeles. No tengas ninguna preocupación, sin embargo, no
necesito eso pedazo de pantano de todas formas. Todavía tengo cuarenta
acres restantes.
―¿Por qué? No lo entiendo. ¿Cómo vender tus tierras haría que lo supere?
―Oh, sí.
―Como hace dos semanas, antes de que te fueras a esa emergencia, pero
seguimos teniendo que posponer el arreglo.
Tuvo que aferrarse a la barandilla del porche para evitar caerse. Remy hizo
este acuerdo antes de que fuéramos a la cabaña. Él me hizo el amor allí,
sabiendo que iba a firmar este acuerdo cuando volviéramos. ¿Cuándo voy a
aprender a no confiar en un hombre?
―Bueno, cariño, no estés molesta. Tal vez no debería haberte dicho esto,
pero yo pensaba que tenías derecho a saber.
―No, Nana, tenías razón. ―Acerca de todo, incluyendo el zorrillo.
El ataúd estaba sellado y todo el lío enterrado, de una vez por todas.
341
***
Dios está ocupado en este momento con un recital del coro celestial... o era
un encuentre entre los Angels Contra los Flyers Wild? En todo caso, él me
envió en su lugar.
―Estoy condenado.
―Rachel... ¿Cariño?
―Piérdete.
―Yo diría que has perdido esa oportunidad de oro hace unas dos semanas,
más o menos uno o dos días. ―Continuó preparando el gumbo, ignorando
su presencia detrás de ella, al otro lado de la mesa.
―Patrañas! ―Ella estaba pelando la verdura sin dejar casi nada. Después
estaría pelándose el dedo índice.
―Remy, no hay nada más que decir. ―Ella lo miró entonces, pero había tal
dolor y rabia en sus ojos—. Por cierto, ¿por qué no estás en Houma firmar
los documentos legales para conseguir tu preciosa tierra?
―Bueno, peor para ti, porque me marcho, y no nos veremos el uno al otro
de nuevo. Así que también podría quedarte con la tierra. Si te das prisa,
todavía podrías llegar antes de que Nana se vaya.
―Bueno, como un no-tan-sabio hombre, tu… ―dijo una vez―. Lástima que
el amor no es suficiente.
―Estoy diciendo que no está en ti. Por ejemplo, ¿te molestaría si discuto
nuestros problemas con Tante Lulu, incluyendo tu esterilidad?
―¡Oh, no!
―¿Tengo que dar saltos voladores de un solo golpe? ¿Qué tal unos pasos
de bebé en primer lugar? 344
—He sido lastimada mucho en los últimos meses... sobre todo por ti. Ni
345
siquiera sabía con seguridad si quiero tener hijos. Yo simplemente no
confío en ti. Nunca lo hice, en realidad. Se acabó. Realmente lo es.
Era martes. Eso significaba que tenía sólo seis días como máximo para
lograr reconquistarla. ¿Podría hacerlo? Con un poco de ayuda, tal vez. ¡Oh,
no! ¿De verdad iba a... pedirle ayuda a su familia?
―Adiós, Remy.
Un asunto de familia
346
—Tante Lulu, siéntate un minuto. Hay algo que tengo que hablar contigo.
—Era el día siguiente de su reunión con Rachel, y Remy no había hecho
muchos progresos hasta ahora.
Afuera, Luc y Tee-John armaban las mesas para una comida estilo picnic.
Charmaine extendía los manteles. Sylvie estaba buscando a las tres nenas
por la corriente abajo. René, que pasaba en casa esta semana, estaba
tumbado en una hamaca, tomando el sol.
—No puedo tener hijos —le dijo sin preámbulos. De alguna manera, en las
últimas veinticuatro horas se había convencido a sí mismo que tenía que
revelar su secreto a su familia por lo menos. Fue liberador, de verdad.
—¿Entonces?
—Eso ya lo sabía.
—¿Eh?
—¡Tante Lulu! ¿Lo sabes desde hace más de diez años y nunca ha dicho
nada?
Ella se encogió de hombros.
—¿Qué había que decir? —Le acarició la mano con suavidad—. Es´o no es
la peor cosa en el mundo, cariño. Cásate con una agradable chica cajún
que tenga chillones. O adopte algunos pequeños. O no tengas ninguno.
Estás vivo. Tienes todos tus miembros. Eres saludable. ¡Alabado sea el
Señor!
Él suspiró profundamente.
347
—Bueno, ¿por qué estás tan triste, muchacho? Apuesto que implica a esa
Yankee. ¡Oh, bueno! Cuéntame todo.
¡Como si no lo quisiera!
—Pero, ¿cómo?
A veces, su tía iba directamente el meollo del asunto. Familia. Aun así, no
necesitaba a su familia luchando en su nombre.
—¡Oh, Charmaine! Sé dónde quieres llegar con esto —dijo Sylvie—. Creo
que es una idea maravillosa.
—Como que hay que explicar a nosotros, tontos hombres —gruñó Luc.
—De todos modos, Richard Gere entra caminando a través de esta fábrica
para ir a buscar a su chica, y esa canción, “Up Where We
Belong57”tocando en el fondo... ya saben, “Love lifts us up where we
56
An Officer and a Gentleman: Una oficial y un Caballero: película estadounidense de
1982, dirigida por Taylor Hackford. Protagonizada por Richard Gere, Debra Winger, Louis
Gossett, Jr., David Keith y Lisa Blounten los papeles principales.
57Up Where We Belong: Encima de Donde Pertenecemos.
belong58…”la letra. Bueno, la toma en su brazos y la lleva hacia afuera,
mientras cada uno está cantando,Way to go, Paula'59. ¿Qué les parece?
—No puedo esperar para ver esto. ¿Puedo ser uno de los cantantes?—dijo
Tee- John. 349
—Buena respuesta —le indicó Luc con un beso rápido en los labios de su
esposa.
Hombre, oh, hombre, tengo una familia loca. Entonces se acordó de decir:
350
—¡No! —De nuevo. Pensó en algo que podría hacerlos cambiar de opinión—
. Ustedes saben que The Village People eran gays, ¿verdad?
Eso les dio una pausa a sus tres hermanos. Pero sólo por un segundo.
Luc le sonrió.
—Lo sé —dijo Tante Lulu—. La iglesia de Nuestra Señora del Bayou tendrá
un día de campo este domingo. Puedes hacerlo allí como parte del
entretenimiento.
Traidor.
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—No hay manera en el mundo que consigan hacer a Rachel ir a ese
programa.
—¿Y por qué él nos haría algún favor? —Quiso saber Luc.
—¿De dónde conoces a esta gente? —le preguntó Sylvie con asombro.
—Voy a decir una novena a San Judas para que este plan funcione—
añadió Tante Lulu al final como su contribución.
***
Macho, Macho Men
Rachel se sentó en una mesa del fondo con Beau en el Club de Mujeres de
Dixie en la subasta de solteros y solteras. Por lo menos quinientos
hombres y mujeres abarrotaban el salón de un hotel donde se celebraba el
evento con todas las entradas agotadas.
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No quería venir, pero Beau le convenció. Su novia, Mary Sue, era una de
las solteras, y él dijo que se sentía incómodo llegando a un acontecimiento
tan presumido, solo. En realidad, se veía bastante agradable en un traje y
corbata con su mullet impecablemente peinado para la noche.
Tante Lulu se unió a ellos. Por una vez, parecía normal, llevaba un vestido
negro hasta las rodillas y zapatos y bolso a juego. Un collar de perlas
adornando un recatado escote. Su cabello era una masa de encantadoras
ondas grises.
Rachel entrecerró los ojos hacia la anciana. Tante Lulu rara vez era
agradable con ella. No la quería. Algo estaba pasando.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Rachel.
Hmmmm. 353
—Acerca de Remy… —comenzó Tante Lulu.
Uh-oh.
—¿De qué?
—Es una lástima que él nunca supo que usted lo sabía. —Rayos, se
trataba de una conversación inútil.
Pero eso ya no era asunto de ella. Aun así, eso fue un avance si lo discutió
con su tía. Lástima que no voy a estar aquí para ver su gran progreso.
Bueno, no, no es tan malo. Eso es bueno. Aaarrgh!
—Camarero —llamó Tante Lulu al hombre con una bandeja que pasaba
por ellos—. Dele a esta señora otra copa. —Rachel pensó que ella había
añadido en voz baja—. Lo va a necesitar. —Pero ella sólo sonrió y se alejó.
—Uh, Rachel, quería llamarte, pero no sabía muy bien cómo decirte esto,
—comenzó Sylvie—. Realmente deberías dar Remy otra oportunidad. El,
uh, problema que tiene... —Ella miró fijamente a Beau, como midiendo sus
palabras— …bueno, es comprensible el por qué iba a ser tan sensible al
respecto de eso.
—Hey, camarero, ¿puede traer a esta señora otra copa de vino? —Ondeó
Charmaine por otro camarero que pasaba, al igual que Tante Lulu había
hecho.
No tuvo tiempo para reflexionar sobre eso porque la banda de repente dejó
de tocar y la presidenta del evento apareció en el escenario. Ese debía ser
la señal de Charmaine y Sylvie para prepararse, también, porque se
alejaran, prometiendo hablar con ella más tarde.
—Tenemos variedad aquí hoy, gente, si nada más. Todo desde un modelo
de ropa interior, y él es un hombre, a un agente de bienes raíces... y ella es
una mujer. Tenemos un mecánico de automóviles, un piloto, un maestro,
un conductor de limusinas, una estrella de béisbol, un bailarín, un
músico, un médico, una enfermera, una stripper ... bueno, lo que quieran,
lo tenemos.
Rachel se dio cuenta por primera vez lo que la presidenta había señalado.
La pasarela estilo de moda y del espectáculo, entraba por el centro de la
habitación, perpendicular al escenario.
—Sólo quiero decir que los hombres cajún, o más bien The Village People
de Louisiana del Sur, hicieron un programa hace cuatro años en un evento
en beneficio de la Asociación de Camaroneros de Louisiana del Sur.
Fueran un gran éxito. —Puso los ojos en forma significativa a la audiencia 356
que silbó su apreciación.
—Han accedido a revivir su acto por segunda vez, sólo para nosotros —
añadió Charmaine—. Juran que será la última vez.
—Dado que la subasta de hoy tiene que ver con el romance o la posibilidad
de eso, pensamos en dar un impulso adicional —dijo Sylvie.
60
Tomahawk: es un tipo de hacha originaria de Norteamérica. Los tomahawks fueron
originalmente herramientas usadas por los nativos americanos y los colonos europeos, y a
menudo eran usadas como armas de cuerpo a cuerpo o arrojadizas.
—Tú sabes, Sylv, las mujeres entienden del amor y el romance, pero los
hombres solamente no lo hacen —contribuyó Charmaine.
—¡Sí!
—¿Hay una mujer en el mundo que haya visto esa película que no ha
derramado una lágrima o suspiró en la escena final en la que Richard Gere
en su uniforme militar llega y atrapa a Debra Winger en sus brazos, y todo
el tiempo la música resuena desde los altavoces? —El público se quedó en
silencio y Rachel podría jurar que escuchó un suspiro colectivo.
Esto fue increíble. No sabía qué pensar. Sí, lo hizo. Remy había dejado de
lado su reticencia a dar la cara en público como este por ella. Él tomó la
gorra cuando llegó a la final de la pista y saltó. Todo el mundo tenía que
ver la piel destrozada con las luces sobre él. Él ni siquiera tembló. Su
concentración se centraba no en sí mismo, sino en ella.
Él sonrió abiertamente, esa lenta sonrisa sexy que tanto amaba, y la atrajo
a sus brazos, sacándola de la habitación. Mientras que la multitud
aclamaba: “Way to go, Rachel” por iniciativa de Charmaine, y Remy puso
su gorra en la cabeza y le susurró:
Por encima del hombro, vio a Luc, René, Tee-John, Sylvie y Charmaine,
todos sonriendo felices para ellos. Y vio Tante Lulu con su las manos
juntas, probablemente orando en agradecimiento a San Judas. Familia.
Eso es lo que Remy le ofreció aquí... no sólo amor, que es abrumador en su
desinterés, pero familia.
***
360
La había sacado del salón de baile y llevado por el pasillo y jardines del
hotel, en un sueño, aún conmocionado con el deleite de que Rachel no
estaba luchando en contra de su abrazo, sino, en cambio, le acariciaba con
el rostro en su cuello. Cuando la puso de pie detrás de un enorme árbol de
magnolia, comenzó inmediatamente a besarla con toda el hambre
acumulada en las últimas dos semanas. Y le devolvió los besos, igual de
ávida.
—Rachel, vamos conseguir una habitación y subir hasta ella. Voy a salir
de este uniforme y hacer el amor contigo en una cama.
—Rachel, cariño —dijo casi al final cuando pudo sentir su clímax y el suyo
inminente—. ¿Quieres casarte conmigo?
—Sí, claro —dijo sin aliento—, esperaste hasta que estuviera débil antes de
hacerme ese pedido.
—Bien —dijo, y puso sus manos bajo su trasero, levantándola más alto
para que pudiera hundirse en ella una vez más. Ambos veían estrellas
entonces, el mejor tipo de estrellas eróticas.
Momentos más tarde, se hundieron en el suelo y se ajustaron la ropa. Ella
se sentó junto a él, con la cabeza sobre sus hombros. Los únicos sonidos
provenían del gorgoteo de la fuente y su respiración agitada. A lo lejos, se
podía escuchar un subastador rifando a los solteros y solteras.
—He estado tan miserable sin ti las últimas dos semanas —dijo ella—.
¿Qué has estado haciendo?
—Jugar al baloncesto con bolas de ping-pong con ese florero estúpido que
pusiste en mi casa flotante. 362
—¿Qué? —prácticamente gritó, volviéndose a mirarlo—. Remy, ese vaso
Roseville es una antigüedad, vale cerca de diez mil dólares. Robé, uh, lo
obtuve de David.
—Hey, tal vez voy a jugar al baloncesto con bolas de ping-pong con él
cuando regrese a casa.
—¿David va a casar?
Y lo hicieron.
***
La boda de Rachel Fortier y Remy LeDeux fue una especie de cosa tipo
cajún.
—¿Hay algo más sexy que un hombre fornido de tirantes? —le preguntó su
novia, fingiendo desmayarse.
—Demuéstralo.
***
—¡Lo hicimos! —le dijo San Judas a Dios, chocando los cinco.
—Remy fue algo difícil, pero finalmente le dimos la vuelta. Los buenos
siempre lo hacen —dijo Dios—. ¿Quién sigue?
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—Bueno, esa Charmaine ha estado prevista para una buena sacudida
hace ya algún tiempo. Y René... ese chico necesita un ancla en su vida. A
quien quieras.
Dios suspiró.
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Cinco años y seis hijos después
Miraban a sus seis hijos jugar y pescar y tirar galletas de jengibre a Bueno
Para Nada. Sí, seis hijos. Se habían ido un poco por la borda en el negocio
de adopción, pero ¿cómo podían resistir a todos esos jóvenes necesitados
que habían descubierto, perdidos en el sistema de adopción?
Su vida era un caos, pero Remy nunca había sido tan feliz. Este era su
destino, Rachel y estos niños.
¡Por supuesto!
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FIN
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Sobre la Autora
Sandra Hill vive con su marido y sus cuatro hijos. Aunque adora escribir,
Sandra confiesa que odiaba los trabajos de escritura en el colegio. Tras
varios años ejerciendo de periodista encontró su verdadera vocación,
escribir novelas románticas. Le encanta, y práctica, todo tipo de deportes
en sus ratos libres. Y si hay algo que destaque por encima de todo, en sus
libros, es su humor chispeante. Publicó su primera novela en 1994, y
desde entonces ha publicado más de veinte libros, consiguiendo un gran
éxito, sobre todo con sus series de "vikingos".
Sus libros tienen una característica común; todos ellos, de una manera o
de otra son un nuevo comienzo para sus protagonistas, ya sea por un
divorcio, por soledad, aburrimiento, insatisfacción, o viajes en el tiempo...
Según Sandra los lectores quieren saber que hay oportunidades.... para
nuevos comienzos.
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Sinopsis
Charmaine LeDeux, quien posee no uno sino dos salones de belleza en el
bayou de Louisiana, tiene a un tiburón del préstamo en su cola. ¡Como si
eso no fuera suficientemente malo, Raoul Lanier, de quien creía haberse
divorciado hace unos años, le dice que todavía están casados! Además, 370
juntos han heredado el deteriorado rancho de ganado de su padre. Raoul
promete darle un verdadero divorcio honesto por Dios esta vez, sí le vende
su mitad del rancho. Pero ella decide que el rancho es el lugar perfecto
para ella, después de todo, es decir, el escondite perfecto para una mujer
que necesita tener un perfil bajo por un tiempo.
La última cosa que quiere Raoul es que Charmaine viva con él, pero ella
siempre ha sido terca. Pronto se apodera de la casa, añadiendo toques
femeninos en todas partes y teniendo a sus tres peones comiendo de su
mano. Cuando su tía abuela baila la danza del vientre y el resto del clan
LeDeux ven a cenar por Acción de Gracias, Raoul sabe que ha perdido la
pelea. Bien podría ceder a la tentación que aún despierta en él. Ahora
bien, si sólo pudiera mantenerla a salvo de la mafia Dixie que la busca y
convencerla de que vale la pena una segunda oportunidad en el amor.
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