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Clase 2: Los saberes propios del arte. El rol de una clase de arte .............................................. 14
Introducción
Les damos la bienvenida a la primera clase del módulo El arte y su enseñanza. En este comienzo
nos daremos un tiempo para pensar cuál es la particularidad de nuestro campo de conocimiento,
qué tradiciones, imaginarios o representaciones sobre él intervienen en nuestras prácticas
docentes y cuáles son los saberes comunes a todos los lenguajes o disciplinas artísticas.
Si tomamos, como punto de partida, los interrogantes que le dan título al trayecto de formación
‒¿Qué enseña el arte? ¿Cómo se enseña arte?‒ podremos iniciar un camino que nos permita
construir algunos acuerdos conceptuales.
“Una conversación es esa gestualidad que comienza donde bien puede y no se sabe
dónde acaba; que se pierde, se reencuentra, hecha de indicios imperfectos, de señales
inseguras, de flechas sin veneno, de tormentas, caricias, destierros y paraísos.
Ahora bien, vamos a indagar en los fundamentos de la enseñanza del arte, para lo cual les
compartimos un video; se trata de la primera entrega de la serie "Productores" (2015), realizado
por el Instituto de Investigación en Producción y Enseñanza del Arte Argentino y Latinoamericano
(IPEAL) dependiente de la Facultad de Artes, Universidad Nacional de La Plata.
Les compartimos la resolución N° 111/10 completa para que puedan leerla, y en esta
oportunidad trabajaremos con el Anexo:
La siguiente reflexión es de suma relevancia pues nos propone asumir los lugares
comunes impuestos por la tradición y nos sitúa en una posición atenta y propositiva
ante la enseñanza:
En continuidad con los interrogantes anteriores, les acercamos este artículo titulado De
la hora libre a la hora de arte (FDA, UNLP, 2017):
http://papelcosido.fba.unlp.edu.ar/ojs/index.php/metal/article/view/467/894
No cabe duda de que diversas teorías del arte y la enseñanza, que han nutrido estas ideas
precedentes, lograron impulsar aportes y debates significativos en el campo de la Educación
Artística. Sin embargo, y como se señala en dos artículos de la Resolución N° 111/10:
Si bien, en este apartado se llega a un acuerdo conceptual sobre qué saberes integran el campo
del arte, también se mencionan antecedentes en la construcción del mismo. Lo interesante es
rastrear los fundamentos de por qué estos paradigmas, sus sentidos y finalidades resultan hoy
limitados.
Veamos ahora esta pequeña síntesis sobre la enseñanza del arte desde los paradigmas tradicional,
expresivista y tecnicista atendiendo a las características del rol docente, de estudiantes y del
conocimiento a enseñar. Es importante aclarar que se propone como un abordaje breve de la
cuestión y no debe leerse como una clasificación cerrada y acabada sobre estos enfoques, dado
que históricamente comprenden un entramado más complejo y con diversas superposiciones.
Docente Centralidad en la
figura del educador, Agente que debe
El rol docente se
considerado garantizar el
establece como guía
poseedor del saber cumplimiento efectivo
de la enseñanza. Sin
absoluto sobre la del método. Se
marcadas
disciplina a enseñar. fomenta la
intervenciones, se
competencia, la
fomenta el dejar
Rol preponderante búsqueda de objetivos
hacer.
del docente como y logros estipulados, la
modelo a seguir. destreza técnica.
Experticia.
Mariel Ciafardo (2019) analiza la definición histórica de arte desde sus raíces y expone las
consecuencias pedagógicas de este devenir. En su estudio, la autora expone el modelo expresivista y
el enfoque comunicacional de la enseñanza del arte en las escuelas.
“Ambos enfoques producen una enorme seguridad en los docentes. Promover que el alumno se
exprese libremente o someterlo a la repetición incansable de esquemas y de ejercicios tienen algo
en común: la retirada de la tarea de enseñar. En el primer caso, no hace falta transitar nueva
bibliografía, preparar una clase ni evaluar resultados. En el segundo, alcanzar los objetivos
propuestos es responsabilidad exclusiva del alumno. Salirse de la comodidad que ofrecen es un salto
al vacío e implica un enorme esfuerzo, a la vez que coloca al docente en el lugar de la permanente
zozobra, de la incertidumbre” (2019, pág. 47).
Les compartimos el texto completo en el siguiente link, con la sugerencia de lectura del
capítulo “La definición del arte” (pág. 41-48):
http://papelcosido.fba.unlp.edu.ar/pdf/libros/Ense%C3%B1anza-lenguaje-visual.pdf
Consideraciones finales
Al inicio de esta clase, nos propusimos pensar qué pasaría si nuestro sistema educativo
prescindiera del arte como espacio curricular. Reflexionamos a partir de los interrogantes
planteados (¿Qué le faltaría a la escuela, qué nos estaríamos perdiendo como sociedad?); algunas
autoras y autores, videos y documentos como la Resolución N° 111/10 nos ayudaron a construir
acuerdos conceptuales comunes; hemos transitado algunas consideraciones acerca de los
paradigmas que se han consolidado históricamente en la Educación Artística y, hacia el final de
esta instancia, estamos en condiciones de arriesgar algunas posibles respuestas a esas preguntas
iniciales.
¡Nos vemos!
Material de lectura
● Belinche Montequin, M. y Dameno, L. (2017). De la hora libre a la hora de arte. Metal, 3(3),
125-135. Recuperado de http://papelcosido.fba.unlp.edu.ar/pdf/revistas/metal/Metal-3.pdf
● Ciafardo, M. (Comp.) (2020). La definición del arte. En La enseñanza del lenguaje visual: bases
para la construcción de una propuesta alternativa (pp. 41-48). La Plata, Argentina: Facultad de
Artes, Universidad Nacional de La Plata. Recuperado de http://papelcosido.fba.unlp.edu.ar/
pdf/libros/Ense%C3%B1anza-lenguaje-visual.pdf
● Ministerio de Educación de la Nación. Consejo Federal de Cultura y Educación. (2010). La
Educación Artística en el Sistema Educativo Nacional. Resolución 111/10. Buenos Aires:
Ministerio de Educación de la Nación.
Bibliografía de referencia
● Ley de Educación Nacional 26.206/06. Boletín Oficial República Argentina, 31062, de 28 de
diciembre de 2006, 1-30. Recuperado de
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/ley-de-educ-nac-58ac89392ea4c.p
Obras de referencia
● Productores: problemas en tiempo y espacio (26 de abril de 2016). Instituto de Investigación
en Producción y Enseñanza del Arte Argentino y Latinoamericano (IPEAL), Facultad de Artes,
Universidad Nacional de La Plata [Archivo de video]. Disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=UlFhxkFlgHc
Créditos
Autores: Leopoldo Dameno - Flavia Tersigni.
Dameno, Leopoldo. Tersigni, Flavia (2022). Clase Nro.1: Imaginarios sobre el arte y su enseñanza. Lo que el
arte enseña. El arte y su enseñanza. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación
Introducción
Les damos la bienvenida a esta segunda clase del curso. En la primera clase pusimos en discusión
algunos paradigmas que han sustentado la enseñanza del arte en el sistema educativo e hicimos una
aproximación a los fundamentos que nos permiten comprenderlo como un campo específico de
conocimiento y un derecho a ser enseñado y aprendido en nuestras instituciones educativas. En este
segundo encuentro, seguimos preguntándonos: ¿qué enseña el Arte? ¿cómo se enseña el Arte?. Pero
además, en esta segunda instancia nos proponemos desarrollar y ejemplificar una propuesta de clase
de arte y analizar su enfoque pedagógico didáctico a partir de la delimitación de los contenidos
comunes a cada disciplina: materiales, tiempo, espacio, forma.
En la siguiente cita se vinculan algunas de las razones por las cuales la enseñanza del arte aún no
logra consolidar la relevancia que consagran las leyes educativas actuales y, a su vez, nos brinda
posibles pistas para superar ese complejo entramado. Afirma Daniel Belinche (2011) al respecto:
Nos preguntamos, entonces ¿cómo hacemos para que las producciones artísticas urbanas
también sean parte de los contenidos a abordar en las instituciones educativas? ¿De qué
modo podemos lograr que aquello que las vanguardias cuestionaron del academicismo
forme parte del debate? ¿Qué implica asumir enfoques críticos e interpretativos? ¿Hemos
redefinido el concepto de arte y superado los paradigmas comunicacionales,
expresivistas, tecnicistas en su enseñanza? ¿Podemos arribar a acuerdos sobre qué es el
componente poético- metafórico?
Sobre los posicionamientos críticos en la enseñanza hay diversos enfoques y modelos pedagógicos
que podemos encontrar, sobre todo a partir de la década del sesenta del siglo XX. La investigadora y
docente argentina Estela Quintar (2015) reconoce que hay enfoques desde pensamiento crítico
teórico, y particularmente desde la academia, que adhieren a un pensamiento con discursos críticos
de otros, pero que efectivamente la mirada es acrítica. La autora enfatiza la crítica como un modo de
pensar y nos advierte sobre la necesidad de potenciar al sujeto para pensar (pedagogía de la
potencia).
¿Cuál es, como docentes de arte, nuestro rol en este marco de discusión? ¿De qué manera lograr que
nuestras clases potencien los saberes propios de nuestro campo de conocimiento en vínculo con
nuestra historia pasada, presente y futura? ¿Cómo potenciamos la especificidad de lo poético y
metafórico que plantea el arte?
Habiendo transitado estas reflexiones nos acercaremos, en primer lugar, a las propuestas educativas
que cada uno/a de nosotros/as lleva adelante, haciendo foco en los saberes específicos y relevantes
de nuestras clases y en cada nivel educativo, atendiendo a las normativas vigentes, e interrogándonos
en torno a qué decisiones tomamos para incluir en el conocimiento a todos/as los/as estudiantes. Le
haremos preguntas a ese posicionamiento que adoptamos cuando decidimos qué enseñar y cómo
enseñar, procurando que los saberes sean relevantes en cada contexto escolar. En segundo lugar,
presentaremos propuestas, clases y materiales concretos que nos permitan analizar el enfoque
pedagógico y didáctico desde los saberes que le son comunes a todas las disciplinas/lenguajes del
arte (atendiendo a la especificidad de cada una).
Comenzamos…
“El problema didáctico es, entonces, cómo organizar la enseñanza para que los
estudiantes aprendan y para que esos aprendizajes operen en experiencias posteriores.
El estudiante debe poder poner a prueba sus ideas y reflexionar sobre el proceso de
conocimiento en su conjunto por medio de un pensamiento dinámico que favorezca su
intervención en el mundo (el mundo como esfera total que incluye las dimensiones
sociales, políticas, artísticas, culturales profesionales, laborales y personales)” (p. 137).
Consideramos que la clase escolar es un campo de problemáticas específicas, allí es donde los sucesos
se producen, la enseñanza se transforma en acto, el aprender se provoca y genera. Los procesos se
realizan en espacio y tiempo compartidos, pasan al acto, a la producción, devienen. En la clase escolar
se manifiesta el acto pedagógico en la relación de múltiples líneas o dimensiones que se entrecruzan:
de orden social, institucional, grupal, interpersonal, individual, técnico; en niveles explícitos e
implícitos; en registros imaginarios, simbólicos y reales, etcétera. Dichas líneas conforman un
entramado en el cual se producen acontecimientos singulares (Souto, 2010).
Las clases de arte, en particular, tienen una tradición que sigue operando como registro imaginario.
Sabemos que, al entrar al aula, nuestras y nuestros estudiantes esperan que allí suceda algo: esperan
pintar, cantar acompañándose con un instrumento, bailar, mover el cuerpo, leer textos con distintas
voces, dibujar, construir personajes, editar imágenes, entre tantas otras actividades. Esto no siempre
sucede y en muchos casos se topan con otras representaciones institucionales que obstaculizan el
pleno desarrollo. Podemos citar diversos ejemplos en los que se interrumpen nuestras clases porque
se le dan prioridades a otros espacios o asignaturas, nos solicitan la decoración de un área de la
institución, o la elaboración de algo creativo. Estas expectativas difusas también operan en el devenir
de una clase y en muchos casos logran desarticular los principales propósitos de nuestro espacio
curricular.
La pedagoga Edith Litwin (2016) advierte sobre la importancia de narrar experiencias en la escuela y
el sentido de construir, a partir de éstas, escenas transformadoras: “El esfuerzo de dar forma de
narración a las experiencias vividas también crea sentidos y nos brinda la posibilidad de recuperar
historias, tradiciones, maneras de pensar y obrar” (p. 19).
Siguiendo a Daniel Belinche (2017), podemos decir que la mejor clase es aquella que se da, es decir,
esa que verdaderamente sucede. El autor, en su libro Diez formas de arruinar una clase, nos ofrece
una suerte de comparación entre la experiencia que provoca el arte y la experiencia pedagógica.
Veamos qué nos dice:
Enseñar no es brindar información. Los contenidos no son noticias. La trama de una clase necesita
ofrecer una experiencia que será intransferible; es allí donde los qué (contenidos) y los cómo (formas)
se anudan complejamente asumiendo, también, los desvíos, lo oculto, lo que no se deja atrapar, y se
da lugar a infinidades de recorridos posibles. La tarea de los y las docentes en ese sentido es
fundamental:
Podríamos decir que una clase siempre cuenta una historia y, parafraseando a Ricardo Piglia (2000),
podemos aventurarnos a compararla con un cuento. Piglia nos dice, en su texto Formas Breves, que
“un cuento siempre cuenta dos historias” (p. 105) y que este “se construye para hacer aparecer
artificialmente algo que estaba oculto. Reproduce la búsqueda siempre renovada de la experiencia
única que nos permite ver, bajo la superficie opaca de la vida, una verdad secreta. «La visión
instantánea que nos hace descubrir lo desconocido, no en una lejana terra incógnita, sino en el
corazón mismo de lo inmediato», decía Rimbaud” (p. 111). Entonces, una clase no se agota en la
temporalidad lineal o cronológica sino que se despliega en un interjuego del pasado, presente y
futuro. Se actualiza cuando lo que se propone convidar convoca a las zonas no descubiertas de cada
quien.
En esta obra el artista nos devuelve una presencia donde hay ausencia (aparente vacío).
En una típica aula escolar en desuso o abandono; se da una combinación exquisita de
espacio y tiempo porque se lee enseguida que aquellos que se reflejan sentados allí, en
realidad están fuera en otro espacio que se modela con asientos para que coincidan con
los que se ven detrás del vidrio espejado. Tanto la iluminación, la escala, el uso del color,
el montaje colaboran en hacer sentir el pasado, algo que está en retirada y que se reactiva
con nuevas presencias. Están los espacios reales multiplicados, los espacios de la memoria
traídos al presente, la dimensión de un espacio 'otro' donde se expresa una inmaterialidad
avejentada como si fuera un tiempo inexistente o simplemente el juego de la poética de
Erlich para hacer aparecer algo donde no está y viceversa, para hacer universal lo singular
(ya que esta obra funciona en cualquier lugar del planeta, pues el dispositivo “aula”
distribuye el espacio de modo similar). Así el espacio, el color y la temporalidad, incluida
la del visitante, juegan con nuestras asociaciones y nos hacen vivir una experiencia
intensamente condensada de reconocimiento, rememoración y extrañamiento (MALBA,
2019).
¿No será esta obra una metáfora de una clase de arte? Tal vez tenemos la posibilidad de tomar las
imágenes del pasado, para traerlas al presente no como reflejo de lo heredado sino como repertorio
para encontrar nuevos sentidos que nos permitan habitar la presencia (aún en el aparente vacío).
En el siguiente video, la artista platense y docente Lucía Delfino reflexiona acerca de su obra, desde
lo conceptual y metafórico, y aborda el trabajo con la materialidad en sus producciones:
Episodio 6 de la serie Vistazos (Centro de Arte de UNLP, 2020). El ciclo presenta a artistas
y curadores que narran los avances de los proyectos de exposición interrumpidos por la
situación de emergencia impuesta por la pandemia del año 2020. Aquí, Lucía Delfino
cuenta su producción de tesis de grado El vacío no está ni adentro ni afuera:
A continuación, otro material para trabajar y analizar es el corto animado del grupo Calle 13 (2014)
Así de grandes son las ideas. En esta producción musical y audiovisual también podemos observar los
recursos del lenguaje utilizados, la técnica de animación (stop motion), el tratamiento del color, la
iluminación y las texturas, el trabajo conceptual de orden metafórico, e incluso en términos de
contenido a partir del análisis de la composición de la letra.
https://www.youtube.com/watch?v=FK3HyJglFQ0&ab_channel=elvecindariocalle13
Sigamos pensando: ¿cuál es el lugar de la experiencia en las clases de arte? ¿Cómo se vinculan la
información, el conocimiento, la propia práctica?
Desde el análisis de la enseñanza artística en las escuelas argentinas, Gabriela Augustowsky (2012)
profundiza en la noción de “experiencia estética” presente en la obra de John Dewey, y proclama que
debemos asumir el arte como experiencia en la escuela y que ‒para ello‒ será necesario “desmontar
una serie de mitos y prejuicios” que aún persisten (pp. 30-31). Retomaremos algunas de estas
cuestiones en la clase 4 de este módulo.
Para reflexionar:
Las y los invitamos a observar, reflexionar y experimentar con algunas ideas acerca del tiempo y del
espacio, a repensar qué materiales intervienen en la construcción de las propuestas que se
presentan, a imaginarlas como posibles recursos o a cruzarlas con nuestras propias clases.
El tiempo en la música
El siguiente material realiza un abordaje conceptual acerca de cómo el tiempo en la
música se configura como una variante ficcional, la relación entre tiempo y espacio, la
noción de dinámica temporal, entre otros.
El espacio en la música:
La construcción de espacios musicales. Tratamiento de nociones conceptuales asociadas
a la idea de espacio como arriba-abajo, atrás-adelante, lleno-vacío, entre otras.
La construcción ficcional del espacio en la danza, como experiencia subjetiva desde el uso
del cuerpo y el movimiento. Ámbitos y nociones espaciales.
Luego de haber leído los dos capítulos solicitados del texto Diez formas de arruinar una clase y
visualizado los videos, les planteamos la consigna del siguiente foro (de participación obligatoria):
La consigna consiste en narrar una situación de clase en la que hayan puesto en juego las
nociones de tiempo o espacio, o algunos de los contenidos que de ellas deriven, y hayan
advertido que algo del orden de la experiencia (en el sentido que la venimos trabajando)
tuvo lugar.
Consideraciones finales
En el marco del ASPO y a partir de la iniciativa nacional Continuemos estudiando, se desarrolló
desde la Dirección de Educación Artística de la provincia de Buenos Aires —al igual que muchas
provincias de nuestro país— un material para docentes de arte que incluye actividades para
acompañar y fortalecer las trayectorias educativas según el currículum prioritario, y que contiene
un conjunto de obras y experiencias que “ponen en discusión ciertas reglas vinculadas con la
concepción del tiempo y del espacio y con el uso de ciertos materiales en los procesos de
producción artística” (DGCyE, 2021). En el mismo se presentan conceptualizaciones y se proponen
actividades para trabajar en el aula, a partir del abordaje de algunas preguntas nodales:
https://continuemosestudiando.abc.gob.ar/contenido/recursos/propuestas-de-
ensenanza-2021?u=6037ff5f11f893f0275045c5
Por último, y como cierre de este encuentro, resulta necesario retornar a aquellas autoras y autores
que nos han invitado a pensar (y mejorar) nuestras clases. Alicia Camilloni (2007) expone en su
artículo Una buena clase la importancia de entender la programación didáctica como la construcción
de la secuencia de contenidos y actividades de aprendizaje. Es interesante que veamos cómo
podemos vincular fácilmente el siguiente planteamiento con las ideas de continuidad y construcción
de la experiencia en John Dewey, presentadas al principio de esta clase:
“El orden en que el docente decide enseñar los contenidos de su asignatura
determina, por lo general, las relaciones que los estudiantes son alentados a
establecer entre, por ejemplo, los conceptos y los principios que aprenden.
Siempre los aprendizajes anteriores sirven de soporte a los nuevos ya que la
comprensión de los conceptos, acontecimientos y situaciones se construye
sobre la base del establecimiento de relaciones entre esos contenidos y otros
contenidos ya conocidos por el alumno.” (Camilloni, 2007, p. 10)
Les compartimos el link del artículo completo: ¿Qué es una buena clase?
Sin embargo, Camilloni sostiene que debemos reconocer que la clase tiene su tiempo presente, y un
ritmo propio. En ese sentido, la autora refuerza la idea de construir clases que inviten a pensar a
las/os alumnas/os (del mismo modo que lo señalaba Quintar) y que les provoquen instancias de
estímulo, interés y transformación de la experiencia.
¡Nos vemos!
Actividad
FORO: Una experiencia en mi clase (obligatorio)
La consigna consiste en narrar una situación de clase en la que hayan puesto en juego las
nociones de tiempo o espacio, o algunos de los contenidos que de ellas deriven, y hayan
advertido que algo del orden de la experiencia (en el sentido que la venimos trabajando)
tuvo lugar.
Después de compartir la experiencia propia, elegir la experiencia de un/a compañero/a que
les resuene similar o diametralmente opuesta a la propia y decir por qué la eligieron.
Material de lectura
- Belinche, D. (2017). Prólogo; Capítulo 1 (pp. 7-28). En Diez formas de arruinar una
clase. La Plata, Argentina: Facultad de Artes, Universidad Nacional de La Plata,
Papel Cosido-Malisia editorial.
Bibliografía de referencia
- Augustowsky, G. (2012). Introducción; El arte como experiencia. En El arte en la enseñanza
(pp. 13-16) (pp. 17-31). Buenos Aires: Paidós.
- Camilloni, A. (2007). Una buena clase. En Revista 12(ntes), papel y tinta para el día
a día en la escuela (16), p. 10-11. Recuperado de
https://www.dgeip.edu.uy/documentos/2018/ifs/dapg/materiales/que_es_una_b
uena_clase.pdf
- Cátedra MOVA. (19 de agosto de 2015). Estela Quintar: didáctica no parametral; Educación
objetiva [Archivos de video]. Disponibles en https://www.youtube.com/watch?v=-
A4zyGtpjgM
- Litwin, E. ([2008] 2016). El oficio de enseñar: condiciones y contextos. Buenos Aires, Argentina:
Paidós.
- Piglia, R. ([1986] 2000). Tesis sobre el cuento. En Formas breves. Barcelona: Anagrama.
- Souto, M. ([1996] 2010). La clase escolar: una mirada desde la didáctica de lo grupal. En A.
Camilloni y otros, Corrientes didácticas contemporáneas (pp. 119-139). Buenos Aires,
Argentina: Paidós.
Créditos
Dameno, Leopoldo. Tersigni, Flavia (2022). Clase 2: Los saberes propios del arte. El rol de una clase
de arte. El arte y su enseñanza. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Introducción
¡Hola!, ¿cómo están? Nos volvemos a encontrar en la tercera clase del módulo: El arte y su
enseñanza. En las clases anteriores fuimos construyendo algunos acuerdos conceptuales que nos
permitan entender al arte como un campo específico de conocimiento y un derecho a ser enseñado
y aprendido en nuestras escuelas. Por otra parte, fuimos acercándonos a los saberes propios del arte,
aquellos que más allá de la especificidad de cada lenguaje resultan comunes a la práctica artística,
estos son: el tiempo, el espacio, los materiales y la forma. También definimos que la dimensión
poética, metafórica y ficcional es constitutiva en la producción de imágenes, tanto sonoras, visuales,
audiovisuales, etcétera. Seguidamente nos propusimos pensar la clase de arte desde la experiencia
que activa y provoca, entendiendo que construye un tipo particular de conocimiento que es
insustituible e irremplazable. Y es por ello que lo entendemos como un derecho que la escuela debe
garantizar. En esta oportunidad nos proponemos recorrer los siguientes núcleos temáticos:
¿Qué es un NAP?
En este sentido y en línea con lo expresado en el Documento aprobado por Resolución N° 225/04 del
Consejo Federal de Cultura y Educación:
“[...] esto no supone desconocer las definiciones de cada jurisdicción en sus respectivos diseños
curriculares, sino que por el contrario, la identificación colectiva de ese núcleo de aprendizajes
prioritarios sitúa a cada una de ellas, sobre la base de sus particularidades locales en sus respectivos
marcos regionales, en oportunidad de poner el acento en aquellos saberes considerados comunes entre
jurisdicciones e ineludibles desde una perspectiva de conjunto. […] Desde esa perspectiva, las acciones
que se orienten al trabajo con un núcleo de aprendizajes prioritarios deben fortalecer al mismo tiempo
lo particular y los elementos definitorios de una cultura común, abriendo una profunda reflexión crítica
desde la escuela sobre las relaciones entre ambas dimensiones y una permanente reconceptualización
de lo curricular”. (2004, p. 7).
Tomaremos algunas citas de cada nivel que nos permitan ir pensando situaciones de enseñanza
desde la Educación Artística.
Nivel Inicial
El nivel inicial, constituye una unidad pedagógica y comprende a los/as niños/as desde los cuarenta
y cinco días hasta los cinco años de edad inclusive, siendo obligatorio el último año. Como período
de la vida que prepara el ingreso a la educación básica, constituye una experiencia irrepetible en la
historia personal y decisiva respecto del logro de futuros aprendizajes y de trayectorias escolares
completas. Por tal motivo supone particularidades con respecto a otros trayectos escolares. Se
prioriza el juego como aquel que orienta la acción educativa promoviendo la interacción entre lo
individual y lo social, entre lo subjetivo y lo objetivado.
https://www.educ.ar/recursos/132574/nap-educacion-inicial/download/inline
¿Qué saberes propios del arte podemos enseñar desde esta perspectiva?
Nivel Primario
Si los NAP plasman los saberes que como sociedad consideramos claves, relevantes y significativos
para que niños, niñas, adolescentes y jóvenes puedan crecer, estudiar, vivir y participar en un país
democrático y justo, será necesario que retomemos algunos de estos enunciados para pensarlos en
la situación del aula, también para redireccionarlos y actualizarlos a la luz de los paradigmas
contemporáneos.
Tomamos la concepción de paradigma de la Doctora en Estética y filóloga Marta
Zátonyi (2011): “El paradigma, en sí y por sí, no es un fenómeno concreto sino una
abstracción. Nos acercamos a su aprehensión por medio del entendimiento de sus
tres componentes fundamentales: la edificación cognitiva, el sistema axiológico y el
universo simbólico” (p. 21-22).
Podemos observar que los NAP para la educación primaria se estructuran por Ciclo (Primer Ciclo: 1°,
2° y 3° año y Segundo Ciclo: 4°,5°, 6° y 7° año de educación primaria/ 1er año educación secundaria);
por área curricular Matemática, Lengua Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Educación Física,
Educación Tecnológica, Formación Ética y Ciudadana, Educación Artística (en las diferentes
disciplinas: artes visuales, música, artes del movimiento- danza, teatro). Cada una de estas áreas
establecen núcleos por año de 1° a 7° de primaria y 1° de secundaria, y la particularidad es que en el
área de Educación Artística se hacen explícitas algunos tipos de relaciones expresadas como ejes de
acuerdo a la particularidad de cada disciplina: en relación con la práctica del lenguaje, en relación
con la construcción de identidad y cultura, en relación al contexto de cada uno de los lenguajes o
disciplinas: Música, Danza, Artes Visuales y Teatro.
Por ejemplo:
CUARTO AÑO
http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL006481.pdf
Los NAP para el nivel secundario se organizan por ciclo: Ciclo Básico y Ciclo Orientado. En este sentido
priorizan algunos de los siguientes propósitos que tomaremos como ejemplo:
Ejemplos de NAP:
https://www.educ.ar/recursos/110573/nap-educacion-artistica-educacion-
secundaria-ciclo-basico/download/inline )
-El abordaje de problemáticas propias del campo artístico en relación con el mundo del
trabajo, sus vinculaciones con los derechos humanos y la construcción de la memoria
para el pleno ejercicio de la ciudadanía.
ARTES VISUALES
DANZAS
TEATRO
En Arte, poética y educación (2011), Daniel Belinche expone acerca de las categorizaciones
universales que devienen de traspolar los criterios y tipificaciones de análisis de la imagen literaria, a
la imagen en las artes visuales y en la música. El recurso se automatiza, según el autor, y “la misma
poética sucumbe ante la tentación por las clasificaciones” (2011, p. 35). Esto produce reduccionismos
y derivaciones didácticas que se trasladan al aula en forma de estímulos sensoriales o síntomas
emocionales, enmascarando y obturando la posibilidad de enseñar a partir de los propios contenidos
del arte. Afirma Belinche:
Pero entonces, ¿qué muestran las imágenes en el uso retórico de la metáfora? ¿cómo se elabora la
función poética de la imagen?
“La imagen estética no muestra la verdad porque es verdad. Es estar ahí, ser ahí.
No pretende transparencia, ni en el sentido descafeinado ni en el moralista del
término. En todo caso es visible, y no por visible es clara. Porque, de acuerdo a
su historia es, dice Zátonyi, velada. Y lo que la comunicación presenta como
extravagancia en el arte es constancia” (p. 36).
Mariel Ciafardo (2019) señala: “El sentido literal, como en cualquier metáfora, cede paso a un sentido
más profundo y ambiguo” (p. 206). En nuestro oficio, de ser docentes de arte, es importante advertir
este rasgo inherente a la construcción y producción de imágenes ficcionales y poéticas: la idea de
opacidad. La dimensión metafórica inevitablemente “torna opaca su referencia” (Belinche, 2011, p.
31).
“[…] pienso que una imagen, incluida una fotografía, es un médium, no exactamente
la realidad. Cuando veo una imagen de Auschwitz, no estoy en un campo,
evidentemente. Pero lo que digo es que las imágenes tocan lo real. Distingo entre
apariencia y aparición. Cuando la mariposa aparece no es una ilusión. Es justamente
lo real. Si tú consigues que la imagen sea una aparición, que capte una aparición, en
ese momento la imagen toca lo real” (Didi-Huberman en García & Cortés, 2010, s/p).
¿Cómo provocar desde la enseñanza la posibilidad de generar las condiciones, procedimientos y
estrategias didácticas para que nuestras clases de arte sean permeables a este enfoque? No
proponemos una mera revisión de nuestras prácticas de enseñanza (en términos de reflexión
abstracta), sino un abordaje de las mismas desde y para fortalecer nuestra experiencia pedagógica,
nuestros recursos como docentes, en pos de poder dialogar y entrelazar los saberes que se
desprenden de nuestra propia biografía con las nociones antes expresadas.
A modo de ejemplo, veamos las siguientes imágenes que —en apariencia— no tienen relación
alguna:
¿Es posible incorporar la idea de materialidad como contenido de la enseñanza? ¿De qué manera?
Ciafardo (2019) trabaja en profundidad la importancia de la dimensión material en el arte
contemporáneo:
En este sentido, tomando la propuesta de esta obra emblemática del grupo platense Escombros,
podremos acercarnos al encuentro de dos imágenes en una relación inédita para producir otras
(nuevas) significaciones.
¿Qué operaciones se ponen en juego en estas obras? ¿Con qué contenidos del arte
podemos vincular estas producciones? ¿Qué materialidades cobran sentido? ¿qué nuevas
relaciones se establecen entre el tiempo, el espacio y la forma? ¿Cómo aparecen la
repetición, la ausencia, la sustitución, los cambios de escala, entre otras?
Luego del análisis y reflexión sobre las obras presentadas, concluimos la clase 3 con una actividad de
cierre (de carácter obligatorio).
Actividad
Material de lectura
- Núcleos de aprendizajes prioritarios Nivel Inicial: https://www.educ.ar/recursos/132574/nap-
educacion-inicial/download/inline
- Cortés Rocca, P. (2013). «Ese oscuro objeto de deseo. Fragmentos sobre La cámara lúcida».
Revista Cronopio, (39) [en línea]. Consultado en marzo de 2022
https://revistacronopio.com/tag/ese-oscuro-objeto-de-deseo-fragmentos-sobre-la-camara-
lucida/
https://www.centrodearte.unlp.edu.ar/wp-content/uploads/2020/04/Escombros-1.pdf
http://alejandroros.com.ar/editoriales/?_sft_editoriales=1-radar
Dameno, Leopoldo. Tersigni, Flavia (2022). Clase 3: El arte enseña a producir imágenes metafóricas. La ficción
y la poética. El arte y su enseñanza. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Introducción
¡Hola!, ¿cómo están? Nos encontramos esta vez en la cuarta y última clase de este recorrido. En las
tres clases anteriores nos acercamos a algunos enfoques que algunos y algunas de ustedes ya habrán
analizado, sin embargo siempre constituyen una posibilidad de reflexión sobre las propias prácticas.
Pudimos arriesgar algunas hipótesis sobre aquello que resulta irrenunciable enseñar en las clases de
arte, lo cruzamos con ciertos imaginarios que han sustentado la educación artística durante mucho
tiempo y en los cuales fuimos formadas/os. Intentamos profundizar en algunos marcos teóricos que
nos ayudan a pensar la enseñanza y el aprendizaje de los lenguajes artísticos en la actualidad desde
el paradigma de derechos y en condiciones de igualdad e inclusión. Recorrimos algunos ejemplos de
obras y clases que nos permitan ampliar el horizonte de posibilidad en la experiencia pedagógica. En
este sentido, intentamos situar los recursos en la práctica concreta, en sus aulas, en sus escuelas, en
su barrio, en cada jurisdicción, atendiendo a la pluralidad y heterogeneidad inherente al sistema
educativo nacional.
En definitiva, sería como pensar lo universal (como diría Paulo Freire) desde donde los pies pisan. Sin
pretensiones de construir un recetario o acercar propuestas uniformes, sino más bien de darle valor
a aquello que venimos haciendo y enriquecerlo en el intercambio colectivo, aquí les presentamos el
último encuentro del módulo.
Cómo enseñamos lo que planificamos
“Ante el carácter azaroso e imprevisible de la acción humana, el
relato parecería erigirse como consuelo, remedio o compensación.
Se podría afirmar, entonces, que todo relato nace de la imperiosa
necesidad que tiene el hombre de ordenar la experiencia real o
imaginada y de darle sentido. En otras palabras, en tanto el hombre
da la experiencia, o sea al modo en que se vincula con el mundo,
forma de relato, la narración se constituye en uno de los modos
fundamentales de organización de su discurso y en el esquema
mental que le permite comprender e interpretar el mundo. La
narración es, en síntesis, un medio de conocimiento.”
Alicia Camilloni expone sencillamente y de modo práctico una definición de la noción de clase: “es
ese lapso establecido en el marco de un currículo y horario escolar en el que se presenta una
secuencia de actividades del docente destinadas a orientar actividades de los alumnos que los
conduzcan a lograr buenos aprendizajes” (2007, p. 10). Seguramente esta enunciación nos resulte
rápidamente familiar y encontremos que allí están contemplados los componentes más importantes
de una clase. Pero, ¿qué implica organizar ese bloque espacio-temporal a sabiendas de que, como
educadores/as, estamos construyendo experiencias de enseñanza que provocan aprendizajes? ¿Y
qué cuestiones se ponen en juego en esa construcción?
Pensar nuestras clases de arte es pensar ese lugar donde la experiencia pedagógica se torna, también
y fundamentalmente, experiencia estética. Una experiencia estética cercana, posible. Gabriela
Augustowsky aborda especialmente la concepción de experiencia estética de John Dewey, entendida
desde la vinculación del arte con lo cotidiano, con la acción y la creación. La autora recupera una
crítica de Dewey al ideal esotérico y espiritual del arte, que lo alejaba de las personas comunes: “la
categoría de Arte, con mayúsculas, arte clásico, la noción de Bellas Artes, separa a las obras de sus
creadores y también de sus espectadores” (2012, p. 29). Augustowsky se afirma en la necesidad de
entender la experiencia más allá del resultado y considera que es la escuela el lugar donde esto se
hace posible. Desde el enfoque deweyano, nos propone entender el arte como una actividad
experiencial, en su producción y en su interpretación, y “es un agente de experiencia estética y no
solamente un material de estudio o análisis” (2012, p. 30). Aquí podemos apreciar claramente su
mirada:
¿De qué modo el diseño de las actividades de clase pueden producir experiencias educativas
significativas para nuestros/as estudiantes? ¿Cuál es el rol que otorgamos a la planificación docente,
entendida como programación de la enseñanza? Diversas autoras y autores han reflexionado acerca
de la importancia de entender la planificación didáctica como una manifestación de la hipótesis de
trabajo del docente.
“Las cosas son experimentadas, pero no de manera que articulen una experiencia. La
distracción y la dispersión forman parte de nuestras vidas; lo que observamos y lo que
pensamos, lo que deseamos y lo que tomamos, no siempre coinciden [...].” (Dewey,
2008, p. 41).
Paulo Freire sostiene que la tarea de todo profesor/a, en el camino hacia lograr la comprensión
de nuestros/as estudiantes, no es hacer simplismo. Freire afirma que “el simplismo es
irrespetuoso para con los estudiantes” (2003, p. 33) y caracteriza al “profesor simplista” como
aquel que menosprecia la capacidad de los estudiantes, pues nunca estarán a la altura de la
comprensión necesaria para el aprendizaje. Reflexionemos sobre las siguientes ideas del autor:
“Una de las tareas más hermosas y gratificantes que tenemos por delante
como profesores y profesoras es ayudar a los educandos a constituir la
inteligibilidad de las cosas, ayudarlos a aprender a comprender y a
comunicar esa comprensión a los otros.” (p. 32)
¿Cuántas veces nos hemos encontrado ante la imposibilidad de comunicar clara y sencillamente una
consigna? ¿Cómo trasladar a nuestros/as estudiantes ese modo de comprensión que reconocemos
propio para facilitarles el acceso a determinada experiencia pedagógica?. Estela Cols nos trae una
interesante mirada al respecto: “Este tipo de transformación donde uno se mueve de la comprensión
personal a la preparación para la comprensión de otros, constituye la esencia del acto pedagógico de
razonamiento, pensamiento y planeamiento —implícito o explícito— de la actuación de la
enseñanza” (2004, p. 16). Es en esa preparación para la comprensión de otros/as donde establecemos
nuestras apuestas (a través de herramientas, recursos, ideas) para que el aprendizaje suceda.
En sintonía con la importancia de pensar las clases de arte destacando el valor de la claridad y la
sencillez en el planteo de actividades, consignas y análisis conceptuales, desplegamos los siguientes
interrogantes como centrales en el abordaje de este trayecto formativo:
Entonces ¿Cómo evaluamos hoy los aprendizajes de nuestros y nuestras estudiantes? ¿Qué rol tiene
en las prácticas de evaluación nuestro enfoque pedagógico y didáctico sobre la enseñanza y el
aprendizaje? Planificar nuestras prácticas docentes (contenidos, propuesta metodológica, recursos,
etc.) implica, también, comenzar a pensar la evaluación. Comunicar a nuestras y nuestros estudiantes
los criterios de evaluación será parte de nuestra responsabilidad pedagógica. Reafirmamos esta idea
expresada por las docentes de arte Mariel Ciafardo, Graciana Pérez Lus y Paula Sigismondo: “Es ético
y justo evaluar aquello que se ha enseñado y desde el paradigma en que se lo ha hecho” (2016, p. 5).
Las autoras destacan la central relevancia que adquiere la instancia en que se informa claramente
acerca de los métodos de evaluación, entendiendo que de esta manera se orienta el estudio y la
producción de las y los estudiantes estudiantes y se evita “convertir el momento de la evaluación en
una emboscada” (2016, p. 6). En este sentido, es prioritario que las actividades pensadas para las
evaluaciones estén íntimamente vinculadas con (y resultar de) las actividades para el aprendizaje.
No todas las clases son iguales, aunque planifiquemos de modo similar, o incluso revisemos
planificaciones anteriores de clases ya transitadas. Cada escenario de clase implica renovar el acto
educativo atendiendo a la situacionalidad de toda práctica de enseñanza, a las particularidades del
contexto institucional, comunitario, histórico. ¿Qué espacio nos queda para la invención? ¿Cómo
podemos recrear nuestras clases y reinventarlas al mismo tiempo? Mariana Maggio (2018) atribuye
a la idea de invención un rol fundamental en la observación y actualización de las prácticas de
enseñanza contemporáneas. Sus investigaciones se enfocan especialmente al rol de las tecnologías
actuales en —dentro de— nuestras clases y a cómo lograr que la reinvención sea una actitud que
interpele nuestra intervención como docentes (es importante señalar que la autora focaliza su
estudio en las clases universitarias primordialmente). Al analizar las prácticas de evaluación actuales,
Maggio señala de modo categórico: “Si la enseñanza puede ser un acto de invención, la evaluación
debería ser la mejor expresión de ese proyecto” (2018, p. 93). Y siguiendo ese marco de reflexión, se
pregunta “¿cómo dejar de realizar un tipo de evaluación que es expulsiva y genera frustraciones en
nuestras y nuestros estudiantes?” (2018, p. 90). La autora busca instalar la evaluación como un paso
más en el proceso de construcción de conocimiento e interpela permanentemente a la evaluación
clásica, aquélla pensada como instancia de verificación de lo enseñado. Entonces, proponemos
interrogar(nos) cada vez: ¿cuál es el sentido pedagógico de la evaluación? Y la tarea, consideramos,
es trabajar juntos y juntas en la construcción de esa respuesta, en un marco de búsqueda de
coherencia y ética pedagógica constantes.
En la misma línea de análisis, Rebeca Anijovich (2017) nos plantea que evaluar es también reflexionar
sobre la enseñanza, y fundamentalmente realza un aspecto de suma importancia: las creencias de
las y los docentes respecto a la evaluación.
“Si consideramos que la evaluación no puede pensarse en forma aislada, será
necesario prestar atención a las creencias que los docentes ponen en juego — tanto
de modo conciente como implícitamente— en la enseñanza y, a partir de esto,
interrogar los saberes y las teorías subyacentes que inciden a la hora de planificar y
administrar pruebas y otros instrumentos para evaluar a sus alumnos.” (2017, p. 39)
Reafirmamos estas premisas, para así poder revisar nuestras creencias acerca de la evaluación en
arte, nuestras propias biografías personales (como estudiantes) y docentes, para así asentarnos en
una constante búsqueda que promueva, desde la invención, nuevas y mejores maneras de enseñar
y evaluar.
1) Trabajar esta pregunta a partir de la obra seleccionada: ¿Cómo está construida en esta obra la
complejidad del tiempo o del espacio? Aquí es importante que escriban un breve texto a modo de
comentario (500 caracteres) para que sus compañeros/as puedan seguir sus reflexiones. No es la
intención que escriban un texto de análisis, puede ser, también, un texto poético en el que se pongan
en juego aspectos trabajados en las clases. No olviden consignar nombre de la obra, autor/a y fecha
de realización.
2) A partir de seleccionar esa producción artística, como un material para la enseñanza, redactar una
serie de actividades con sus respectivas consignas. Recuerden los principios de claridad y sencillez.
(Un párrafo breve.)
3) Pensar qué evaluarían de ese aprendizaje que propone la consigna y de qué manera. Para lo cual
podemos partir de los siguientes interrogantes: ¿qué estoy enseñando?, ¿cómo descubro lo que
aprendieron los/las estudiantes? ¿a través de qué actividades? ¿qué herramientas utilizo? (Resumir
en una oración.)
Consideraciones finales
Vamos llegando al final de este recorrido, y en esta última instancia nos propusimos pensar la
construcción y la continuidad de la experiencia a partir de los criterios de sencillez y claridad en las
estrategias de enseñanza y evaluación en las clases de arte. Trabajamos esto sin descuidar aquellas
reflexiones iniciadas en las primeras clases: cuál es la particularidad de nuestro campo de
conocimiento, qué tradiciones, imaginarios o representaciones sobre él intervienen en nuestras
prácticas docentes y cuáles son los saberes comunes a todos los lenguajes o disciplinas artísticas.
También nos acercamos a las propuestas educativas que cada uno/a de nosotros/as lleva adelante,
haciendo foco en los saberes específicos y relevantes en cada nivel educativo, atendiendo a las
normativas vigentes, e interrogándonos en torno a qué decisiones tomamos para incluir en el
conocimiento a todos/as los/as estudiantes entendiéndolo como un derecho. Le hicimos preguntas
a ese posicionamiento que adoptamos cuando decidimos qué enseñar y cómo enseñar.
Seguidamente trabajamos sobre la clase de arte desde la experiencia que activa y provoca,
entendiendo que construye un tipo particular de conocimiento que es insustituible e irreemplazable.
Profundizamos o expandimos esos saberes propios que le dan sentido a la enseñanza del arte: la
ficción poética y la producción de imágenes visuales, sonoras y audiovisuales, con ejemplos de clases
y recursos que nos permitieron fortalecer y enriquecer nuestros propios recorridos pedagógicos y
didácticos.
Como actividad de cierre de trayecto les invitamos a participar de la conferencia en vivo a cargo de
Daniel Belinche y Mariel Ciafardo, autores/as que hemos leído a lo largo del curso con quienes podrán
dialogar en el encuentro sincrónico, o bien acceder a la grabación de la charla.
[fecha a confirmar]
Les compartimos la consigna del Trabajo Final que se propone como instancia de acreditación del
presente curso.
Nos despedimos, esperando que este espacio y tiempo compartido les haya permitido seguir
pensando la educación artística como derecho, al arte como un campo de conocimientos específico
y nuestra tarea como docentes imprescindible en la garantía de acceso a ese universo poético,
metafórico y ficcional que sólo la escuela posibilita como experiencia igualitaria.
Actividad
Para esta actividad (obligatoria) les proponemos elegir una obra de cualquier tipo ‒visual,
audiovisual, multimedial, performance, instalación, de diseño, musical, sonora, etc.‒
Puede ser una obra de ustedes, de artistas de su provincia o región. Las imágenes serán
subidas en un padlet para una galería de imágenes colectiva y compartida acompañándola
de las siguientes reflexiones.
Material de lectura
- Maggio, M. (2018). Otra evaluación (pp. 93-117). En Reinventar la clase en la universidad.
Buenos Aires: Paidós.
- Tersigni, F. (2015). ¿Qué se puede aprender de arte en la escuela? BOBA, Colectiva editorial
1 (1). Recuperado de http://www.boba.com.ar/que-se-puede-aprender-de-arte-en-la-
escuela
Bibliografía de referencia
- Anijovich; Capeletti, G. (2017). La evaluación en el escenario educativo; Los conocimientos de
los docentes y las prácticas de evaluación; Las evidencias de aprendizaje; Epílogo. Programar
la evaluación. En La evaluación como oportunidad. Buenos Aires: Paidós.
- Ciafardo, M.; Pérez Lus, G.; Sigismondo, P. (2016). Pensar la evaluación en la enseñanza de las
cátedras de Lenguaje Visual 1 B y 2 B de la Facultad de Artes. IPEAL, FDA (UNLP). Recuperado
de http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/56704/Documento_completo.pdf-
PDFA.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Créditos
Autores: Leopoldo Dameno - Flavia Tersigni.
Dameno, Leopoldo. Tersigni, Flavia (2022). Clase Nro. 4: La construcción y la continuidad de la experiencia.
Criterios de sencillez y claridad en las estrategias de enseñanza y evaluación. El arte y su enseñanza. Buenos
Aires: Ministerio de Educación de la Nación.