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Antonio García (1972) –en: Atraso y dependencia en América Latina–: debe elaborarse una
teoría del atraso como expresión de la capacidad reflexiva de América Latina frente a su
propia experiencia histórica, a la vez que debe diseñarse el desarrollo como una operación
estratégica de cambios estructurales y de movilización del esfuerzo interno en procura de
una cierta imagen de sociedad, la de autodeterminación nacional.
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Una de las características más importantes de las ciencias sociales en América Latina ha
sido su capacidad de reflexionar sobre sí mismas, de explicitar métodos, objetos, temas,
paradigmas, posiciones y escuelas. En los años 60 el dependentismo se construye sobre
todo estableciendo contrastes, precisiones, reformulaciones y criticas a lo que habían
realizado las teorías del desarrollo. El dependentismo es más teórico, el cepalismo más
práctico. El dependentismo asume una perspectiva más universitaria, más académica, y
atiende mucho a la historia de los hechos económico-políticos: está más interesado por
encontrar explicaciones históricas que por formular recomendaciones para una política del
desarrollo.
El cepalismo fue una teoría del desarrollo y el dependentismo una teoría del subdesarrollo:
mejor todavía: el cepalismo fue una propuesta para implementar el desarrollo: el
dependentismo, una explicación del porqué del subdesarrollo.
El concepto «dependencia» se forja en América Latina para pensar lo particular –la
periferia–: se forja como una teoría del imperialismo desde los países dependientes. La
temporalidad desigual hace que América Latina no esté en una etapa anterior sino que sea
simultánea y consecuencia de un tipo de desarrollo subdesarrollador.
Rasgos que han caracterizado el dependentismo:
Énfasis en lo estructural, mostrando los condicionamientos sociales del desarrollo
económico y de los aspectos políticos.
Empleo del método designado como histórico-estructural o dialéctico, que considera
la historicidad del objeto y del sujeto del conocimiento.
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Crítica radical del estructural-funcionalismo –que debido a su insistencia en el
mantenimiento del sistema, ha sido a veces criticado por parecer una ideología
reaccionaria–
Interés por el marxismo como teoría totalizante para explicar la realidad de la
región.
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comercio mundial, asume la forma de dependencia cuando algunos países (los dominantes)
pueden expandirse y autoimpulsarse en tanto que otros (los dependientes) sólo pueden
hacerlo como reflejo de tal expansión. Los países dependientes, en consecuencia, quedan
situados en retraso y bajo la explotación de los dominantes. La dependencia condiciona una
cierta estructura interna que se redefine en función de las posibilidades de las distintas
economías nacionales. La dependencia articula los intereses dominantes en los centros
hegemónicos y los intereses dominantes en las sociedades dependientes. La dependencia no
se supera aislando al país sino cambiando las estructuras internas, lo que conduce al
enfrentamiento con esa estructura internacional.
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latinoamericanos desde fuera y contra su voluntad, sino que es una condición "interna" e
integral de la sociedad latinoamericana. Esta condición interna determina a la bürguesía
dominante en América Latina, pero a la vez es consciente y gustosamente aceptada por ella.
El libro Lumpenburguesía: lumpendesarrollo (1970) quiere ser precisamente una
exposición de sus tesis a este respecto. Tales tesis son resumídas en tres formulaciones: la
Conquista colocó a toda América Latina en una posición de creciente subordinación y
dependencia económica colonial y neocolonial con respecto al sistema mundial; esta
relación colonial o neocolonial con respecto a la metrópoli capitalista ha formado y
transformado la estructura económica y de clases: esta estructura colonial y de clases
determina intereses muy directos de clase para el sector dominante de la burguesía y genera
políticas de subdesarrollo, terminando por fortalecer aun más los mismos lazos de
dependencia económica.
Fernando Henrique Cardoso decía que en sus trabajos existió una doble intención: por un
lado, se critican los análisis del desarrollo que abstraen los condicionamientos sociales y
políticos del proceso económico y se critican las concepciones evolucionistas (de las
etapas) y funcionalistas (especialmente la teoría de la modernización) del desarrollo.
Precisa que esta crítica se ha hecho mostrando que el desarrollo que sobreviene es
capitalista y que no se puede desligar del proceso de expansión del sistema capitalista
internacional y de las condiciones políticas en que éste opera.
Aportes específicos del concepto «dependencia»: los análisis del proceso histórico de
constitución de la periferia deben explicar la dinámica del enfrentamiento de clases a nivel
interno; los condicionantes externos reaparecen inscriptos estructuralmente tanto en la
articulación de esas mismas clases como en el tipo de organización que prevalece en el
interior. La «dependencia» recupera la significación política de los procesos económicos: el
de la pugna de intereses por intermedio de la cual se va imponiendo el capitalismo o al que
se van oponiendo fuerzas sociales creadas por el mismo. Aquí reside la ventaja de la
perspeciva «dependentista»: no existe la distinción metafísica entre los condicionantes
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externos y los internos, existe una concepción más integrada de la relación de las partes que
componen el sistema capitalista internacional. La «dependencia» no es más que la
expresión política en la periferia del modo de producción capitalista cuando éste es llevado
a la expansión internacional.
Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto en la obra más difundida de todas cuantas se
plantearon el tema del desarrollo y1o la dependencia se propusieron el siguiente problema:
¿cómo explicar el hecho que el desarrollo de varios países latinoamericanos no se haya
producido cuando una o dos décadas antes (de 1966 a 1967. cuando fue escrita la obra)
parecían dadas varias de las condiciones necesarias para un salto cualitativo?
Para dar cuenta de la imposibilidad de dar el salto hacia el desarrollo, una alternativa fue
reemplazar las explicaciones económicas por interpretaciones sociológicas. Aquellas,
teniendo cierta validez, serian respuestas superficiáles. Estiman que: falta un análisis
integrado que otorgue elementos para dar respuesta en forma más amplia y matizada a las
interrogantes generales sobre las posibilidades del desarrollo o estancamiento de los países
latinoamericanos y que responda a las preguntas decisivas sobre su sentido y sus
condiciones políticas y sociales.
Cuestiones como "inserción de las economías nacionales dentro de la estructura
internacional', "centro/periferia", "metrópoli/satélite", "modificación de las estructuras
internas de los países subdesarrollados con relación a la acción de las economías
capitalistas", aluden a la idea de un sistema económico mundial, pues el capitalismo
funciona como un sistema internacional organizado sobre la base de dos tipos de unidades
nacionales: las desarrolladas y las que se incorporaron al sistema de intercambio mundial
como consecuencia de la expansión de las primeras. Esto se cristalizó en la división
internacional del trabajo por la cual los países centrales se dedicaron a la producción de
bienes manufacturados, mientras que las naciones dependientes generaban las materias
primas y los bienes alimentarios.