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Es necesario tener en cuenta que las producciones propias de la teoría crítica han sido
llevadas a cabo por personas con privilegios epistémicos teniendo en cuenta sus orígenes
de raza, sexo, ubicación geográfica y clase entre otros y que las teorías universales no
sirven para interpretar la realidad de quienes han sido colonizados.
Ante la crisis de los paradigmas dominantes las epistemologías del sur abarcan los
pensamientos, conocimientos y saberes producidos desde abajo, desde las localidades,
desde las voces marginadas y subalternas y desde un punto de vista no eurocentrista.
Desde esta perspectiva se plantea una revolución epistémica en tanto la interpretación del
poder desde un punto de vista del subalterno a partir de la generación de concepciones
propias del mundo y del reconocimiento de la diferencia, radicalizando la crítica al
universalismo en la producción teórica y a las concepciones dicotómicas.
De esta forma las epistemologías del sur la autonomía de los individuos es la autonomía
de las comunidades, en la cual no se niega la naturaleza ni las particularidades de cada
contexto si no que se asumen como realidades, surgiendo como alternativa al
conocimiento dominante teniendo en cuenta que muchos modelos de desarrollo actual
han incidido significativamente en la crisis ecológica mundial y en la crisis de las
comunidades humanas.
Asumir un enfoque teórico implica por demás asumir una posición política, en otras
palabras, conlleva producir políticamente a seres humanos, es decir, ¿a quiénes se
reconoce? y ¿a quiénes se excluye? puesto que la producción del conocimiento también
responde a un interés de orden ideológico, económico y político del contexto donde es
producido.
Está es una de las rupturas más importantes con el pensamiento de la tradición occidental
y los grandes relatos, ya que permite estudiar al ser humano como un ser que es el
producto de un tiempo, un espacio y unas circunstancias históricas, políticas y sociales
particulares, es decir, un ser humano “en situación” que se hace y se realiza, que se va
construyendo y también se va transformado en el tiempo y en el espacio.
Sin embargo las preguntas que surgen después en la modernidad, en aquello que
occidente denomina la Posmodernidad en la línea del “Del todo vale” y el de la sociedad y
el sujeto deconstruido por Michel Foucault y Jaques Derrida no resuelve todos los
interrogantes y las reflexiones que emergieron en torno a lo económico, político y social,
por otro lado, el contexto de la Posmodernidad aporta elementos teóricos y conceptuales
que cambian los términos de la conversación, y permiten pensar en las relaciones
asimétricas y desiguales a partir del esquema de civilización/barbarie que se dio a partir
del encuentro entre Europa y América.
Las Epistemologías del Sur se preguntan por quiénes son los “otros”, (que no
necesariamente corresponden a lo afro y lo étnico), es decir, los excluidos y los
marginados en la historia de Occidente y analizar esta relación requiere otro u otros
lenguajes para conversar con el discurso hegemónico, así es que la colonialidad del
poder, del saber y el ser permiten dialogar desde nuestro lugar de enunciación.
Por otro lado estas epistemologías son nuestra “arqueología del saber” una exploración al
pasado del mundo andino, nuestras raíces, las prácticas, las luchas, los procesos de
resistencia, la lengua, los mitos, los ritos, los axiomas del mundo andino, del sentir y el
hacer, como diría Eduardo Galeano una filosofía del sentí-pensar.
Sin embargo conocer nuestra historia (que no es del todo cierto, pues en muchos casos
priorizamos la Historia Universal sobre la Historia Nativa), no es sinónimo de “No
repetición” muchos países de Sur América comulgan con las ideas políticas a fin con el
mundo capitalista, un ejemplo de ello es el ascenso de la Derecha en Suramérica con
casos puntuales con Jair Bolsonaro en Brasil, Luis La Calle Pou en Uruguay, Guillermo
Lasso en Ecuador, Mario Abdo Benítez en Paraguay e Iván Duque en Colombia.
Por otro lado el sistema capitalista empieza a monetizar recursos naturales como el agua
ya cotizan en el bolsa de New york (no hay que olvidar que en el capitalismo todo está
monetizado, desde una partícula de aire hasta los abrazos), esto conlleva una
monetización de la vida misma, de los recursos, los sentimientos, es decir, “es más fácil
imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”
En consecuencia la pandemia dejará en una situación más que crítica las economías de
los países Sudamericanos, pero más allá de eso la pandemia fracturó nuestros
imaginarios sociales de manera abrupta, la incertidumbre y la perplejidad nos habitan, y el
no saber qué va a pasar, y peor aún en manos de gobiernos que priorizan el capital
económico por encima de la vida humana, y cabe preguntarse ¿por qué a pesar de toda
esta historia de desigualdad de muerte y de dolor seguimos eligiendo a los mismos?,
¿Qué pasa en Sudamérica?, ¿Qué pasa en el país?, ¿Qué nos pasa cómo colombianos?
por los de derecha, pero estos términos abarcan todos los contextos, donde los partidos
políticos de derecha se inclinan por una postura conservadora donde se defiende los
valores, familias tradicionales, la religión y las buenas costumbres, en cambio, la izquierda
celebra las liberaciones sexuales, de género y la diversidad donde los pueblos que han
sido sometidos y excluidos como, los grupos indígenas y comunidades negras dejen de
correr peligro.
será que la derecha y la izquierda hace que el pueblo siga eligiendo a los mismos? para
bien o para mal la política latinoamericana esta cada día más condicionada por estas dos
corrientes y tienen todo el peso en las decisiones de los votantes, donde la gran mayoría
de la población no tiene en cuenta la historia de desigualdad, muerte y dolor sino quienes
son de derecha y quienes son de izquierda.
El eje de izquierda y derecha es muy útil y sobre todo funciona para aquellos que quieren
tener el poder sobre el pueblo.
Ahora bien, durante esta pandemia se ha dejado ver que los gobernantes de derecha han
sido incompetentes para proteger la vida del pueblo, ya que ponen por encima la
economía de los países y por debajo la vida de sus habitantes siguen con su ideal
capitalista.
Mientras que las organizaciones y grupos sociales son los que han tratado de proteger la
vida en sus comunidades.
Tener empatía con las comunidades de abajo no debe ser una cuestión de derecha e
izquierda y tampoco objeto de análisis sin ninguna transformación lógica e incluyente.
Finalmente, para que el pueblo deje de elegir a los mismos, hay que hacer cambios, ésos
que propone las epistemologías del sur la transformación de las estructuras económicas y
de las relaciones de poder en las sociedades. repensar que modelo de país queremos la
concepción de vida del “buen vivir” se dé un proceso unión, renovación, y armonía entre
los humanos y la naturaleza, las formas de políticas de estado que sean más
participativas e incluyentes respetando la diversidad de la población.