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Las empresas necesitan mejores herramientas para hacer frente a las alzas de
precios. Los CEOs pueden buscarlas a través de todas sus operaciones
empresariales.
¿Por qué se disparan los precios? Como la mayoría de las cosas importantes,
no hay una respuesta sencilla. La recuperación de la demanda es un factor
evidente. Después de meses de supresión de la actividad durante la pandemia,
las empresas y los consumidores han recuperado el tiempo perdido en el último
año. Otro factor es la limitación de la oferta. Muchas industrias actuaron
rápidamente para reducir la producción y cancelar los pedidos a los
proveedores al principio de la crisis. Por ejemplo, la producción de automóviles
en Europa se redujo en más de un 23 por ciento en 2020. Pero esa acción dejó
a las empresas con escasez de productos terminados y de componentes
críticos cuando comenzó la recuperación. En los primeros nueve meses de
2021, las ventas de coches en Europa se recuperaron y aumentaron un 8 por
ciento, pero la producción solo se incrementó un 3.1 por ciento.
La geografía también importa, sobre todo en el caso de los productos que son
costosos o difíciles de transportar entre regiones. Mientras que las industrias
europeas, que hacen un uso intensivo de la energía, tienen que hacer frente a
unos costos sin precedentes, los precios del gas natural en Estados Unidos,
por ejemplo, se mantienen aproximadamente en los mismos niveles de la
última década.
¿Cuándo terminará?
Los datos de estos cuadros de mando ayudan a las compañías a llevar a cabo
negociaciones basadas en los hechos con sus proveedores, evitando
aumentos de precios excesivos y garantizando que el impacto del alza de
precios se reparte de forma justa entre los participantes de la cadena de
suministro. Los líderes también pueden utilizar esa información para
fundamentar las decisiones de precios y la estrategia de compras, asegurar el
suministro a corto plazo de artículos críticos e identificar oportunidades para
reducir rápidamente los costos mediante cambios rápidos en el diseño o las
especificaciones de los productos.
Las empresas también pueden redoblar esfuerzos para mantener los costos
internos bajo control. Mejorar la eficiencia, la calidad y la productividad de las
operaciones empresariales permite a las compañías producir más valor con los
mismos insumos de mano de obra, materiales y energía. Esto puede lograrse
mediante una combinación de enfoques “analógicos”, como el esbelto [lean], y
digitales, como las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial.
Las empresas de la Red Global Lighthouse del Foro Económico Mundial siguen
mostrando cómo las nuevas tecnologías pueden aportar mejoras decisivas en
las operaciones de manufactura y de la cadena de suministro. Por ejemplo, un
fabricante de baterías y componentes para vehículos eléctricos ha rediseñado
todo su sistema de producción para aprovechar los avances en IA (inteligencia
artificial) y analítica avanzada. Esto le ha ayudado a aumentar la productividad
de la mano de obra en un 75 por ciento y a reducir la aparición de defectos de
fabricación en un 80 por ciento. Una importante empresa de alta tecnología ha
multiplicado por más de cuatro la productividad de la mano de obra mediante
operaciones de manufactura y almacenamiento totalmente automatizadas y
"sin luz" en instalaciones del sudeste asiático.
Las empresas también pueden tomar medidas coordinadas para proteger aún
más la cadena de valor en general de la volatilidad. Adquirir insumos críticos de
múltiples proveedores en diferentes regiones puede mejorar tanto la resiliencia
de la cadena de suministro como la estabilidad de los precios. El rediseño o la
reformulación de los productos para reducir la dependencia de insumos
escasos o de alto costo también ayuda. En el sector de la alimentación y las
bebidas, algunas compañías han adaptado tanto sus recetas como sus
sistemas de producción, para poder cambiar entre diferentes combinaciones de
ingredientes en función de su precio relativo y su disponibilidad.
A largo plazo, las empresas pueden querer realizar cambios estructurales tanto
en sus cadenas de valor como en sus modelos de negocio. Este proceso
comienza con una reevaluación de las decisiones de fabricar o comprar, y de
deslocalizar [offshoring]. El rápido aumento de las tasas salariales en algunas
regiones históricamente de bajo costo ya está impulsando un cambio en el
abastecimiento global hacia nuevas regiones emergentes. Algunas empresas
están tratando de reducir el número de intermediarios en sus cadenas de
suministro, evitando a los distribuidores y proveedores de nivel medio para
comprar directamente a los productores originales de materiales o
componentes. Otras han puesto en pausa sus planes de externalizar más
operaciones logísticas y han preferido mantener la estabilidad de precios y
servicios que ofrecen sus operaciones internas.
Además de cambiar la estructura de sus cadenas de valor, las empresas
pueden querer reevaluar su posición dentro de ellas. Esto podría implicar una
vuelta a la integración vertical en algunos sectores, ya que asegurar un
suministro fiable de insumos críticos se vuelve más difícil. Por ejemplo, las
empresas de alimentación y bebidas han realizado inversiones estratégicas en
productores de ingredientes durante algunos años. Ahora los fabricantes de
automóviles están adoptando el mismo enfoque, con inversiones en
productores primarios de litio y otros insumos clave para los vehículos
eléctricos. Como parte de sus planes de transición a cero neto, los fabricantes
de camiones y equipos de construcción de Europa están cerrando acuerdos a
largo plazo con productores de “acero verde”, fabricado mediante el uso de
hidrógeno de fuentes renovables en lugar de utilizar combustibles fósiles.
Si la inflación está aquí a mediano plazo, las empresas que adapten sus
operaciones empresariales con rapidez y decisión para reducir su exposición al
aumento de los costos estarán en la mejor posición posible para mantener los
márgenes y el crecimiento.