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El Trabajo
El Trabajo
LEÓN TOLSTOY
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16 EL TRABA JO
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al mismo tiempo que el pecado ori-
ginal , han heredado esta obligación
de traba jar para redimirse. La pe-
nitencia impuesta á Adán por Jebe ·
vah no es, pues , alegórica de nin-
gún modo. Lo mismo debe toma rse
en sentido propio, la peni tenc ia
impuesta á Eva : «Par irás con do-
lor . ., Así, pues , por una part e, el
hom bre, con el traba jo de sus ma-
nos, debe proporcionarse el pan ne-
cesario para su subsistencia, como
para la de su mujer y sus hijos; por
otra part e, la mujer debe cum plir
los deberes de la procreación. Ni
uno ni otra pueden eximirse de sus
obJjgaciones respectivas, ni por me-
dio del dinero , ni por ning ún otro
medio cualquiera.
Por tanto , en reali dad, Tols toy
ha tomado de El trabajo según la
Biblia la idea fundamental que ha
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POR TOLSTOT 23
24 EI, TRABAJO
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bajar para mantener el equilibrio
entre el espíritu y el cuerpo; pero
éste no es el principal motivo que
hace á Tolstoy empuñar la esteva ó
la lezna. No tiene para nada en
cuenta los argumentos que enume-
ra Juan Jacobo en favor del tt·abajo
corporal. Si es preciso trabajal' con
las manos, consiste en que la vida
es una lucba contra la naturaleza
para conquistar los medios de exis-
tencia, y el trabajo físico es la mis-
ma ley de la vida. E l hombl'e en-
cuentra en el cumplimiento de este
deber la satisfacción completa, lo
mismo de sus necesidades cor pora-
les que de las espirituales. Alimen-
tarse, vestirse, cuidarse á sí y á los
suyos: he aquí las necesidades cor-
porales que es preciso satisfacer.
Alimentar , vestir , cuidar á otro:
he aquí en qué consisten las necesi-
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del pau perismo que dar á fácilmente
res uel to: bas tará dis trib uir los po-
bres de las ciudades ent re las casas
de los mu jiks . ¡, Cómo puede aban-
don arse la ald ea- se pre gun ta Tols-
toy- el «mi u donde se enc uentL·an
los cam pos , los bosques , el trig o , el
gan ado , en una pal abr a, tod a la ri-
queza de la tier ra, é ir en bus ca del
alimento á sitios dodde no hay má s
que piedras y polvo~
Viv id del tl'abajo de vue stra s ma -
nos , «tra baj ad el pan >: he aquí lo
que Tolstoy y Bondareff rec om ien -
dan á todos los que buscan un rem e-
dio para las llagas sociales , á todos
los que tien en en el cor azón el am or
á la hum ani dad y el sen tim ien to de
la jus tici a.
Añ ade Tolsto y que uno, dos, tres ,
diez hombres, sin ent rar en conflicto
con nad ie, sin per tur bar al gobier-