Está en la página 1de 12
II. DANTE EN LA POLITICA at ye ipa; Bl finde lor Hohenstaufen ‘ante el Pontifice; Condena y destierro. 1, El Poo 2. Bonifacio Vil ni algo tan eee en dl su pensamiento politico, pueden entenderse sino a Ia fame Jeshcontecimientos, squiera los principals, de aquella gpoca stormentada y convulsa. Dante nunca lo recalearemos bastante— es-todavia un ‘Mrofundamente medieval, pero del otoio, como diria $P0.Fipa, cuando no del invierno de la Edad Media, Y de amanda sacle ponerse de relieve, como su rasgo por exce- feneis constitutivo, la estructura teocritico-politica que re- fultaba de la accién concurrente de las dos grandes fuerzas polities, una y otra generatrices de Europa, que fueron el Pontificado y el Imperio: Ces deux moitiés de Dieu: le pape ef Pempereur, como decia Verlaine. Dos mitades, a decir ver- dad, lo mis a menudo hostiles entre si, pero la mis aque la convivencia pacifica, es, para bien o para mal, la gran ley de la historia, el agente més poderoso de sus’ grandes creaciones. Ahora bien, Ia vida de Dante coincide exacta- mente con el tramonto definitivo de una y otra potencia, con el fin, en otras palabras, de la Edad Media. Comencemos por el Imperio, por haber sido el primero en zozobrar. En la teorfa juridica y en las constituciones de papel, el Santo Imperio Romano Germénico, nacido el afio 800 con la coronacién de Carlomagno, dura exactamente hasta 1808, cuando Napoleén I Jo suplanta con Ia Confederacién del Rhin, Fue el primer Reich el de mil ais, y en él penaria a herp para el suyo, que duré apenas doce, pronos- igual duracién, En la historia, sin embargo, el Santo 29 Imperio no fue una realidad efectiva sino con m Gjores: Carlomagno u Otén el Grande, po, Odor empera é ‘Mplo, Faltando como faltaban la técnica y el poder i ico y administrati era sino un sueio el pretenge?l € te. berania tinica pueblos tan diversos 5a en el siglo xyy‘f,%° cia, el sent imiento de 1? Jacontenible, comenzs nacionalidades, el Imperio no podia ser sino la magni umbra, aunque esta sombra, por serlo de aquel gran ny podiraproyecrase eodavis por varior sige, ombre, Wuince afios antes de nacer Dante, en 1250, mor; (ete i emperador de Occidente, Federico 1, aefe Rutia Hohenstaufen. Grande sobre todo por su ‘extr Piria personalidad mis que por su obra politica. El me Gebid de comprender que no era ya posible la constitue de un Estado fuerte, cisalpino y transalpino, baj ‘nico, Por esto, tal vets enamorado de Ital Ta mayor parte de su formacién de lo que habs 11 iano, tal y como foy lo conocemes, si no hubiera sido atajado en sus design =} vencido al fin— por la oposicién de otros seiores, de lee papas sobre todo, con los cuales tuvo hasta su muerte gu Jr euartel Sus mayores realizaciones fueron no en la politica fino en fa cultura: su maravillosa corte, en Palermo primero, en Foggia después, centro de un refinamiento intelectual arristico como no se habia conocido desde el Imperio Ro- mano. Federico Il, en suma, es uno de los personajes mis discutidos de la historia, pero nadie puede negarle una gran- Bastard con registrar el juicio que aqui nos propio Dante, el cual, aunque sepultando i tre los herejes, no oculta su ad- lama la ultima possanza dellIm- miraciéa por aquel a pero. May trigico fue, en sus descendientes, el fin de la dinastia Hohenstaufen. En las cérceles de Bolonia expiré Enzo, uno de los hijos de Federico. Los otros dos: Conrado y Manfredo, habian sido designados por su padre, en su testamento, ¢l primero como emperador, y el segundo como regente dt Italia, Con este titulo, Manfredo marché contra las tropes ppontificias y de otras ciudades giielfas, a todas las cuales de~ rroté en la batalla de Montaperti. Parecié entonces, por ut 30 arse en su hijo el suefio de Fede- lamé entonces en su 2) nada para él o su far ‘al je" Anjou, el hermano del oro co leroso ejército, con cuyo apoyo abria crt con am so ST ante eS de encumbrare 3 tn yo para la batalla, cores 2 golope en Bepeventr Yj enemigo hata caer traspasad Por Tas famzas. cn ido contra Corria el aio a a ‘mas bellos cantos del Purgatorio, En tt once md heros 7 perfecto caballo: biondo Sree ello, e gem ene que savalo, por Ge no era un descreido sino s6lo mo su P: , Fepresentaba ademas —y majo por razones pol rulgude) Po favo la idea del Imperio. Al paraiso vay pot a un larg 10 purgatorio—, quien en {ani mmo momento, segin Jo finge Dante, se vuelve a Dos ya su misericordia: Poscia ch Yio ebbi rotta la persona i due punte mortali, io mi rendet ‘hiangendo a quei che volentier perdona. Hasta el instante final es verde Ia flor de la esperanza, y al Amor eterno puede siempre volverse, por encima de todas iasexcomuniones. Lo dice asi el siguiente terceto, cuya bel za er suficiente excusa de que nos detengamos ain en él: Per lor maladizion si non si perde, che non possa tornar eterno amore, ‘mentre che la speranza ba fior del verde. Dos afios después de Benevento tuvo lugar el episodio con- cluyente. El tltimo vastago de los Hohenstaufen, Conred’no, ijo de Conrado, descendié de Alemania con otro ejército. Carlos de Anjou lo destrozé en la batalla de Tagliacozzo, y hhabiendo hecho prisionero a Conradino, lo hizo decapitar en la plaza del mercado de Napoles. En lo sucesivo, como dice Montanelli, el I quedaba reducido a un’ titulo Pomposo y a una sin suscancia. Cuando Ia accién de Tagliacozzo, Dante tenia tres afios. u Del Imperio no habia de ver sino el vano intent ‘én en la persona de Enrique VI de Luxemburg? Faun, pado, en cambio, vio y sintié —amargsmenge’e Dl Ty propia la tremenda potencia. Velozmente ed Sing, Lamba, pero antes de desaparecer como facet gxt (@ esto, en efecto, equivale el cautiverio de Avitcr Polis GF fener una pores afrmacion, de extinorayc 2)» bake durante el pontificado de Bonifacio VIII. ‘nergia, 2, Por época muy aciaga pasaba entonces Ia Teles 1295, después de un escandaloso interregno dk a asciende al slo pontificio un pobre eremitas Piet i €%# admirable sepia are deci en una palabra de Faro de Asis, Montado en un asno, a ejemplo de Jorg tauzada en ef Aquila pata cedir la tara entre 1s nes de una multitud ebria de fe y de esperanza, Lange adelante Celestino, el quinto papa de este nombre, n° Pero si son raros los santos, més rara es atin Ia feliz con: cién de la santidad con la aptitud para gobernan, a" fo se extendié, en aquella ocasién, la'mano dela Proven? No habian pasado cinco meses cuando el nuevo Papa, dint cuenta de que no habia en él Ia fuerza necesaria para weet ter a los politicos, los de dentro y los de fuera, que ake taban la Curia y la manejaban a todo su sabor y stbitte tomé Ia heroica resolucién de renunciar, como en efecto ly hizo. A'su tiempo, y como era debido, decrets ls Iglesia so ién. Dante, por el contrat (es la interpretacién hasta hoy mis plausible del célebre pasaje) lo pane en e infierno —o con mayor exactitud en el Antinfierno—, pet 1a cobardia que mostré en la gran renuncia: colui che fee fer vill il gran rifiuto, No es la tn por cert, en que incurre Dante como juez de ultratumba. No fue por cobardia por lo que Celestino V renuncié al Papado, sino por- que honradamente supo reconocer que no tenia las dotes ex- cepcionales de gobierno que eran menester para tener firme el timén de Ia Iglesia en aquella marejada. : aLas tuvo su sucesor, Bonifacio VII, el papa con quien Dante se enfrentaré en persona? Por la energia y Ia audacis, sin duda, pero no por la prudencia ni el discernimiento de ls ircunstancias. Fue, eso si, un hombre terrible, como lo de- ‘mostré en la birbara conducta que siguié con su santo ante- 32 muerte en Ia mazmorra saa cx ence en aA TET, sor gi He nguna culpa, desde TWEED Tor de wna Sorte hacer desaparecer 2 Qu cla fe la causa mejor. Es bandera des of Mferocidad que Gia er Go fero2: del mie’ wiolenta del Papa réxico medieval, es de co Ia historia del pensamiento eer rere de tres Papas: ‘VIII, como repre- anidaban en el rimeros tienen ro, Aguell estian decte ‘que estaban super reges cf regnd, pleto. Aguellos vn,en tna época en que el Papado porque, en efecto, lo een oo tiy reconstructora de una por or basbaros, Bonifacio, encanto ia ya decir Io mismo en la Europa de las n: la a sec veriunfante del Estado soberano. Sin darse des dee Seo, extrem el lenguaje de sus predecesores y se amd Rey de reyes y Sefior de sefiores (Rex regum et Dominus dominantium), jo que, si bien era Vicario deCrsto.en el gobierno de la Iglesia, no por esto podia usur- par, enel orden temporal, atributos absolutamente personales ¢ intransferibles de Cristo. “Todo pasa luego como en la tragedia griega, donde a la desmesura dela Bybris sucede, fulminante, la eatéstrofe. En 1302 promulga Bonifacio la Unam sanctam, la més extrema sfemacin de tener, y anes de un abo et muerto, a consecuer duda tun mes antes dem Francia, quien no podi ingin otro superior. En su cio de Anagni lo abofetearon (hasta hoy puede verse alli la sala dello scbiaffo) 0 en todo caso lo ultrajaron villa- namente. El Papa —digimoslo por hacerle completa justi- Seyi anes cesin ala altura de una dignidad que ques encarnaba, P| 1° tents ave responder una vez proc! 33 Nada como Ia actitud que asume Dante fr, cio VIII, pars iluminar aspectos muy interesances Bo ¢ sy. ; re ima. dignida, . para dejar de decir de él, por sus ats oa del 2 nable, Aparte de ponerlo, esta vez muy exp] la fosa del infierno destinada a los papas 4, llama ora i principe dei nuovi farisei, ora il map 3°", ‘mal prenda, ota, en fin, el usurpador del solo et! ex segiin las palabras que el poeta pone en boca vil," Pei, os apéstoles: quegli ch? asurpa in terra il Ince’ Bonifacio se convierce la sede de Roma en un e712 Con io se vende a Cristo: li dove Cristo tutto see ‘nde utero mismo fue capaz de sobrepasar esta vigh Pero la diferencia estd en que Lutero, por fe? & cién de Roma, rompe con Roma, mientras que Dow" poeta catélico, no cree que la indignidad del supe’ Eaduca la dignidad que representa, © dicho de wo? BB apa, quienquiera que sea, continda siendo ot'Vnee> Y de acuerdo con esta mentalidad, Dante so? ba el uleraje de Anagni, y el cautiverio y muerte del Farr fice, como si todos estos actos recayesen ditcctamente eng Bersona de Cristo. No otto sino El es el cautivo cusnde ‘Anagni entra la Flor de Lis (los enviados de Felipe el Fen moro) a consumar el atentado: Vegsio ie Alagne entrar b fiordaliso —e nel vicario suo Cristo esser catto. Y en lo que Iuego se sigue, es el mismo Cristo el que es de nuevo escise cido, y que, después de renovarsele el vinagre y la hel, 2cas por morir, otra vez también, entre ladrones: Veggiolo an’alira volta esser deri ‘veggio rinnovellar Paceto e it fele, etra ladroni essere anciso. Este es Dante Alighieri, y asi hay que tomarlo. Es el mis lenguaraz de los catélicos, pero en ningin sentido un proter tante, tra Dante, en los iltimos aiios de su vida florentina, esta doble vertiente de su cardcter: su reverencia de la Sede romans Y su independencia frente al papa como sefior temporal. 4 sre poeta entre Ios pert: presencia del pots nto res que aflty 00, , ato able ements, de a gpa, Fe 2 ant, deere Por Bane papa Catan dada el flo Sto, Como entonces eStNVO Ceo no ati ge su losin, QUE Ne lo mas cxebles Pees en el ews puramente post cesta sola —por el Perey pasiones, aungue * abr peat In eelebracién del ‘io. 1200. Y como lamado del Papa, in a pros sles. A la vista on Cory fo su nombre. De la Via ojo el aho jubila, fue aclamanc jque, por todo el a ‘de sangre y de oto. an ung vers (an espetable como la escritura, acepea hast ieee orate ms excrupulosos— a concurrencia wane, en el "gran ejercito”, como dice él mismo, de los 2 ee Roma en aquella ocasién, No hay documentos direct ‘verdad, pero es imposible explicarse de otro modo aero de un tiga de vst, la abundancia de pormenores, ‘tan exactos, que en la obra dantesca encontramos- ‘sobre aquel acontecimiento. No tenemos por qué pasarlos todos en revista, y baste mencionar el m: lebre tal vez: aquel famoso ceto de la Comedia en que el poeta describe la reglamentacién el teifico en el puente Sant’Angelo, por donde los peregrinos than y venfan, unos hacia el Castillo y a San Pedro, y los otzos, los que regresaban, hacia el pequefio monte Giordano, apla- nado en la Roma actual como wna vena ti lato tutti hanno la fronte ‘verso il Castello e vanno a Santo Pietro, ra sponda vanno verso il Monte. Aparte de satisfacer su devocién y fortificar su espiritu catélico, Dante —es permitido creerlo— habri recibido otros 3B muchos bienes de su primera visién de R qué no encrar en cl cortejo de los grandes meat, NO tiene lio, Leonardo, Rafael, Miguel Angel, de lor ent F20 Act gio Vasari que en Roma aprendiezon a vedere pi eg puede comprobarse con todo rigor en cada ung 46 com, cionados, cuando se compara su obra prerromang & mat romana, Porque si hay a quienes no les gustan ajc0" § pox, tos de Roma (la Roma barroca y triunfalj ay Jo que no puede discutirse, en cualquier époea y O° thy, estilo, es su grandeza. cule ‘A Dante, por consiguiente, al igual que 2 aquell des pares, Roma hubo de ensefiarle a ver en grandes S28! definitivamente el amor gentile de la Vita N; 2 Superae en adelante el Ansor che muove il sole e Paine at? it sinadie sabe exactamente cuando empezé a escribice media, su fecha “dramitic: e sién poética a un horizonte cuya inmensidad no ha fi padi excederse munca por otro alguns, "? P Padia Be regreso en Florencia, la segunda actitad de Dant fem. te al Ponti mente congruente con la primera. En San Pedro no ead el Vicario de Cristo; pero fuera del Vaticano, por tois Italia y particularmente sobre Toscana, gravitan lov dig: nios del ambicioso papa Caetani, al cual y a los cuales, po tanto, van a oponerse con toda energia los patriotas floren- tinos, Dante entre ellos y en primerisima lines. Sobre Toscana, para red alegaba Bonifacio VII t tendida donacin de Ia condesa Matilde en favor de Grego flo VI; una donacién tan fantéstica como la otra no meno élebre de Constantino. Papa Bonifacius volebut sii de totam Tusciam: asi esta escrito en uno de los documentos de su pontificado. Pero con o sin titulos, auténticos 0 colors- dos, Ia. politica de Bonifacio hubiera sido misma, porque lo que le interesaba, de cual tan especi ice, por diversa que pueda parecer, es entem, | J hecho es que el mis incencion, Pe endit, hhomenaje 2 ba ic Se To Ar lamar a sus ciudadangs ad de Florencia comin estaban pats . Tan foe sa el veredicxo de Ia hie y en tt 2Prvenie activament® Bags ince oc, Bar ss pris Bon ae ences Be de vs © monet glocales— de la gran ri eran mf Jos earactere edi, entre los partidaios leone a oi Mu origen fortuitas y después izarse con todos los en cada ciudad ¥ Bes ariamente el empe- aores feudales, cuyo apoyo era necesar Io re oven la ciudad, en su conjunto, un acusado Gricier de anigibliniome. Gielfo fue, por tanto, Dante ‘este sentido y con estas reservas— hasta su choque con Bonfaco ye como él, no per- nifacio, y no podi ser otra cosa quien, Bewifacin pod ada sino a i clase burgues.. No fue Sino mucho después en los afos del destierro y cuando todas fur eperanzas se concentraron en Enrique VII de Luxem- borge, cuando, por fuerza de las circunstancias, hubo de pasir del gielfismo al gibelinismo. {Qué mis quisiéramos que presentar las cosas asi de simplest Desgraciadamente no es posible hacerlo asi, ya que, para fina- les del siglo xm, los dos partidos tradicionales habfan dado lugar a cuatro —en Florencia se entiende— por la escisién ocurtida en cada uno de ellos. Les cuatro nuevos partidos tenian nombres muy pintores- cos. Los gibelinos se habian dividido entre Secos y Verdes: los rimeros, imperalistas rabiosos, ¥ los segundos, més o menos gamplacientes con el papado, En cuanto a fos guelf “vision era entre Blancos y Negros. De Pistoya provino, 7 ti: BI segundo lecho, Negros por el cols, P2tGie Cabellos en la juve ‘Cémo o por que ; ia em sofiace aqui al €230. Lo importante soy eM. da grupo representaba, y lo mas impos oes que ca Sg jefes que en cierto Momento asumieron sf en cada face Mandy BO en Secos y Yq camente ae ja fos, entre Blanes Negros. Uno y otro pa i podemos decirlo y kr gente antica, Ia Y guria, el comercio y la banca, y Ia antigua y decry propiedad territori 1a gibelino anidaba es piped en la faccién de los Negros, y sélo por convenienc realda¢ anciales pasaron en cietto momento, al coludirss os, representaban respecte ero y la espads, Ia gente means lig istoria el factor decisivo, le victor eis debido ser de los Blancos, los cusles encarnaban lespiritu nuevo, el de la sociedad moderna, industrial y met anti, Pero en la historia, por lo tis los hombres que las directrices logicas, y asi ocurris puneualmente en esta coyuntura, No hay’ sino « entre sia los jefes de uno y otro bando para saber cui de ser el desenlace final. Dino Compagni, en su crénica cor tinea, nos los ha pintado maravillosamente. ‘Al caudillo de los Blancos, Vieri dei Cerchi como “uomo bellissimo, ma di poca malizia, né di bel Ihre”, aunque, por otra parte, muy rico y de gran afabilidad en su trato. A su adversa i, cronista como “un cavaliere della somiglianza di C: pid crude di lui, gentile di sangue, bello di corpo, piacevole parlor, ad ‘ 'animo semps se trata, podria perfectamente ponerse bajo ¢ nombre de César Borgia. b ‘Tal era el hombre terrible que habia de ocasionar, co” ” Dante. Nuestro poeta era) en a ruing fo lo era en general la burguesia, blanco, oe otras razones que ignoramos. Beem agin grupo tenia ave estat, poraue hay aue are padie podiaperdonar, cuando se rant I Donati, no obstante el parentesco dl po gos en que prado aus habia entre ambos. co —no saberpes Sy que la mujer de Dante se llamaba Freer dino en la politica se atropel Ia ruina de de cantos otf) efecto, gielfo fa grande ¥ Ia pequesa, hasta n0 ‘yorado, con sus VIII, con quien se al 8 Bunro. En los documentos oficiales aparece no una, sino ee veces, el “no se haga nada” (nibil fiat) de sehen negativo a las demandas del Papa: Dante Al 2 vuluit quod de servitio faciendo Domino Papae nibil fiat. Er uno de los titulos mas ciertos, dicho sea de paso, de la gloria ‘de Dante, campedn de los derechos de Ia Repiblica rentina, de su integridad y soberania. A Bonif: al corriente de todo esto, debian saberle a rayos aquellos fiat que fulminaba Dante, y sélo asi se explica algo de lo inal sobrevino el afio 1301, cuando marché sobre ud del Papa, Carlos de Valois, hermano del Iba aparentemente, al igual que los demas legados pontificios que le habian precedido, como p: dor (paciaro), pero en realidad para acabar con la indepen- dencia florentina, En estas circunstancias, verdaderamente y en una suprema tentativa de avenimiento, el Vin, aue Dante desem- ab ima, cumpliendo la cual, como spus diremos, le sobrevino la muerte. Y a propésito de una (no hace al caso precisarlo més) registran sus bié- de 39 sgrafos una ocurrencia suya que lo pinta Bele ececiecataue dlpropene mis inycs 0 en voz. alta la reflexién sig De gquién se queda? Y 7 avecio desi mismo tenia, Como pata Considers ieispensable en todos los asuntos de la Repu i en los externos. Retérica pura, por cqstt & lor ;marse a si mismo, en una de sus mas célemas" is Italus. Italiano si, y enorme, pero hu somo. ‘No deja de sorprender, a primera vista, el que pensado en Dante, tan poco conciliador, para integae Bacidn que iba a Roma precisamente pata teatar dese Earse al belicoso Pontifice. Pero pensindolo mejor hoon wie gmo providencia muy acertada la de haber ft wetre los membros de la embajada, con los otros dos wait? Gores, 2 un hombre del temple moral de Dante, deena Gstaban seguros sus conciudadanos que no habia de hum fn cerviz, ni prestarse a componendas en detrimento de a patria, No es sino una conjetura, por supuesto, pero a mucl place imaginar que Dante pudo fhaberse.alojado, Fd Bn segunda estancia en Roma, en esa Torre degli Anguillra, {que era enonces la Embajada de Florencia ante la Santa Sede. Como quiera que haya sido, ese histérico edificio dl Siglo xm, la nica torre medieval que queda en el Trastevere, hasta hoy, con el nombre de Casa de Dante, el hogar de ulto romano al divino poeta florentino. Alli tiene lugs, is Romana, la lector comentario, es decir, Divina Comedia, pot uneminente dantélogo en cada ocasién. Por tres aios I se y es por cierto, uno de los mas hondos y més gratos en iis recuerdos romanos. Pero dejemos 1a Embajada de Floren ia en Roma para volver a la embajada de Dante cerce dt Bonifacio VID. ‘A Dino Compagni, el escrupuloso cronista de su ciudad, ddebemos el zelato de la famosa escena de Ja recepciin, PE Dor que 908 1 sumiliatevi a me), ¥ Yo o 88) en verdad que no tengo otra intencidn que vuest? P 40 y que sea con mi bendicién si pro Yolveos dos de vosotros, "pat volta cura que se obsdezes 15"! Nynabré que decirlo?— y mis El ercero que S¢ duet te Dante. A él no podia como rehén que come Iborotarle el corarro. Pero ; ue cone volviera a alborotarle el cotarro. permit ape a implements con haber diferido su re- on onifacio, aunque sin proponésseloy Ie salvé « Dante fi=2) porque cuando emprendis el regreso (no sabes ie enve cusndo), 10 hizo tarde y despacio, y

También podría gustarte