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TEMA 13

EL SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868-1874):


INTENTOS DEMOCRATIZADORES.
1. INTRODUCCIÓN
2. REVOLUCIÓN DE 1868
2.1 Las causas de la Revolución.
2.2 Inicio y desarrollo de la Revolución
3. EL GOBIERNO PROVISIONAL
3.1 Principales medidas y decretos.
3.2 La Constitución de 1869.
4. LA REGENCIA DE SERRANO
4.1 Medidas legislativas.
4.2 Medidas económicas.
4.3 La Guerra de Cuba.
4.4 Movimientos populares.
4.5 Búsqueda de un nuevo Rey.
5. REINADO DE AMADEO I (enero de 1871-11 de febrero de 1873)
6.- LA PRIMERA REPÚBLICA (1873-1874)
6.1 Las fuerzas políticas: El auge del republicanismo
6.2 La proclamación de la República
6.3 Los problemas internos
6.4 Los gobiernos de la República
6.5 El fin de la experiencia republicana: el Golpe de Pavía y la República Autoritaria

7. CONCLUSIÓN

1. INTRODUCCIÓN.

En 1868 tiene lugar en España una profunda crisis en la que podemos observar tres planos: crisis
económica (freno de la industria algodonera catalana, falta de capital para el ferrocarril, alza de los
precios de los cereales, retroceso en la capacidad adquisitiva del campesinado español, muchos sin
tierra), crisis social con insurrecciones campesinas y obreras y el deseo de la burguesía baja y
obreros de participar en la política y crisis moral protagonizada por la Reina. En ese contexto la
oposición de progresistas, demócratas y republicanos acuerdan en el Pacto de Ostende convocar
una nueva Asamblea Constituyente y emprender acciones contra la monarquía de Isabel II.

El Sexenio Revolucionario significó el intento de implantar un liberalismo democrático, de extender


la participación política a las clases medias y populares, el protagonismo de los partidos progresista,
democrático y republicano. Este intento, no obstante, va a fracasar después de seis años de gran
inestabilidad. Con la Restauración la oligarquía recuperará el poder político temporalmente
perdido.

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2. LA REVOLUCIÓN DE 1868, “La Gloriosa”

2.1 Causas de la Revolución.

Causas económicas. El desarrollo de la época de Isabel II finaliza con una fuerte crisis a partir de
1860 agudizada a finales de 1866. Una crisis financiera e industrial, culminando con la gran crisis
capitalista a nivel internacional que coincidió con una crisis de subsistencia.

 Crisis Financiera provocada por la bajada del valor de las acciones en Bolsa, tras la crisis de
los ferrocarriles.
 Crisis Industrial sobre todo en Cataluña. La industria textil se abastecía sobre todo de
algodón de EEUU, pero la Guerra de Secesión encareció el producto provocando el alza de
precios y un descenso de la demanda.
 Crisis de subsistencia que se inicia en 1866: malas cosechas, escasez de trigo básico para la
elaboración del pan. Los precios empiezan a subir.

La combinación de la crisis industrial y agrícola agravó la situación. En el campo aumentó la


violencia y en las ciudades se incrementó el paro.

Causas políticas y sociales. Existe un fuerte descontento social a finales de los años sesenta contra
el sistema isabelino:

o Los comerciantes pedían soluciones a los problemas de la Bolsa.


o Los industriales reclamaban una política proteccionista para proteger sus productos.
o Los obreros y campesinos denunciaban su miseria.
o El Gobierno actuaba a golpe de decreto, cerrando las Cortes.

La actuación de los gobiernos que se sucedieron entre 1863 y 1868 acrecentó la oposición al
régimen, evidenciando el agotamiento del gobierno moderado. En 1866, tras los sucesivos fracasos
de los pronunciamientos del general Prim y de los sargentos del cuartel de San Gil, progresistas y
demócratas exiliados a los que se unieron en noviembre de ese mismo año los unionistas tras la
muerte de O`Donnell (hecho fundamental para el triunfo de la revolución pues a dicho partido
pertenecían miembros de peso del ejército) acordaron un programa mínimo en el PACTO DE
OSTENDE (Bélgica) en 1866. Dicho pacto proponía el fin de la monarquía isabelina y nuevas Cortes
Constituyentes elegidas por sufragio universal.

2.2. Inicio y desarrollo de la Revolución.

El origen del Sexenio Democrático fue la Revolución de septiembre de 1868 conocida como la
“Gloriosa”. Se inició en Cádiz el 18 de septiembre de 1868 con un pronunciamiento militar
(Manifiesto "Viva España con honra") dirigido por los generales Prim y Serrano, líderes el primero
de los progresistas y el segundo de la Unión Liberal. Se les une Juan Bautista Topete, unionista, al
mando de la Armada, y Domingo Dulce.
La escuadra concentrada en la bahía de Cádiz, al mando de Topete, protagonizó un alzamiento
militar contra Isabel II. Prim exiliado en Londres y Serrano, desterrado en Canarias, se reunieron con
los sublevados y consiguieron el apoyo del pueblo de Cádiz. En los días siguientes, con tres fragatas

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Prim fue sublevando a las provincias de las costas andaluzas y Cartagena. La insurrección se
propagó por Andalucía: Málaga, Almería, Huelva, Sevilla, Córdoba. De igual modo, se extendió por
distintas ciudades de España, gracias al apoyo del pueblo, liderado por los demócratas, que
organizaron Juntas Revolucionarias.
Las tropas gubernamentales al mando del general Manuel Pavía fueron derrotadas por Serrano en
el Puente de Alcolea (Córdoba) el 28 de septiembre, quedando expedita la entrada a Madrid. El
gobierno dimitió e Isabel II, que se hallaba de vacaciones en San Sebastián, huyó a Francia.
Los verdaderos protagonistas de la sublevación fueron las fuerzas populares, sobre todo urbanas,
dirigidas por los demócratas y republicanos, y las Juntas revolucionarias que organizaron el
levantamiento y movilizaron al pueblo. Pedían libertad, soberanía, separación de Estado-Iglesia,
supresión de quintas, sufragio universal, una República... ideales algunos de los cuales no
compartían con unionistas y progresistas. El Manifiesto de los sublevados “España con honra”
defendía un gobierno provisional, sufragio universal y criticaba a los Borbones.
El pronunciamiento se consolidó gracias a la acción de las Juntas revolucionarias locales y
provinciales que propagaron la revolución. El poder político fue ejercido por la Junta Revolucionaria
de Madrid, que confió el poder al general Serrano y este se apresuró a tomar medidas para
estabilizar la revolución, como el control de la administración del Estado, la promulgación de
decretos y la convocatoria de elecciones a Cortes constituyentes.

3. EL GOBIERNO PROVISIONAL.

Como hemos dicho, durante los meses iniciales de la revolución, hasta la convocatoria de Cortes
Constituyentes, el poder político es ejercido por las Juntas Revolucionarias y en especial la Junta
Revolucionaria de Madrid que encarga al general Serrano, el 8 de octubre, la formación del
Gobierno provisional. Este Gobierno estará presidido por Serrano y será integrado por progresistas
(Prim, Sagasta, Figuerola y Zorrilla) y unionistas (Topete): Prim en Guerra, Sagasta en Gobernación,
Topete en Marina y Figuerola en Hacienda. Se excluyeron a los demócratas, que tenían el apoyo
del pueblo, en concreto de las ciudades, y que defendían derechos democráticos y la supresión de
las quintas y los consumos. El problema de quintas no se solucionará ante el estallido de la guerra
de Cuba, que se inicia al “Grito de Yara” y que obliga al reclutamiento forzoso de quintas.

Prim exige la disolución de las Juntas, que desaparecen en pocos meses, y sus miembros son
paulatinamente traspasados a las Diputaciones. El gobierno provisional promete cumplir la mayor
parte del programa demócrata a excepción de la supresión de las quintas. Esto provocó la escisión
del partido demócrata en dos facciones:

o Los cimbrios: no les importaba monarquía o república solo defendían las ideas
democráticas.
o Los republicanos que defendían la necesidad de la república como una auténtica
democracia.

El nuevo gobierno es reconocido inmediatamente por los gobiernos europeos, a excepción de


Reino Unido y la Santa Sede que se alarma ante el clima anticlerical.

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3.1 Medidas y decretos.

Se promulgaron una serie de Decretos para dar satisfacción a las demandas populares. Entre ellos
destacan:

a) Disolución y expulsión de la compañía de Jesús. Incautación de sus bienes.


b) Derogación del fuero eclesiástico.
c) Establecimiento del derecho de reunión.
d) Aprobación del derecho de asociación. Introduciéndose así la AIT en España.
e) Establecimiento del sufragio universal masculino (mayores de 25 años).
f) Convocatoria de elecciones constituyentes.

3.2 La Constitución de 1869.

Celebradas el 15 de enero de 1869, las elecciones, en las que se usó el sufragio universal, dieron la
victoria a una mayoría centrista formada por unionistas, progresistas y demócratas monárquicos.
Las Cortes, tras designar a Serrano como Regente y a Prim como Presidente de Gobierno,
acometieron seguidamente la tarea de aprobar una nueva Constitución. Inspirada en la
Constitución de 1812 y 1837, es considerada la primera Constitución democrática de nuestra
historia. Promulgada el 1 de julio de 1869 con 112 artículos, fue defendida por los partidos que
impulsaron la revolución de septiembre de 1868. Recoge el principio de soberanía nacional y
desarrolla una declaración de derechos mucho más amplia que otras Constituciones (libertad de
enseñanza, igualdad para obtener empleo, libertad de culto...). El poder legislativo queda
establecido en dos cámaras con iguales competencias:

1. El Congreso con diputados mayores de edad, elegidos por sufragio universal masculino directo.

2. El Senado formado por hombres mayores de cuarenta años que hayan sido presidentes del
Congreso, ministros, diputados en tres elecciones, capitanes generales, Rector de Universidad,
Obispo... El Senado es elegido indirectamente por las provincias.

Las Cortes, independientes respectos la Corona y del Gobierno, tienen la potestad de hacer las
leyes.

El rey tiene iniciativa legislativa y capacidad para convocar y disolver las cámaras. Sólo promulga
leyes, no puede vetarlas.

El Poder judicial reside en los tribunales de justicia. Cabe destacar en este ámbito la implantación
del Juicio por Jurados para todos los delitos políticos y comunes que la ley establezca.

Otros aspectos a destacar son:

- El Estado se obliga a mantener el culto y los ministros de la religión católica, aunque se


reconoce la libertad de cultos. Obliga a jurar la Constitución al clero.
- Las provincias de Ultramar, Cuba y Puerto Rico, gozan de los mismos derechos que las
peninsulares, mientras Filipinas queda gobernada por una Ley especial.

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4. LA REGENCIA DE SERRANO.

Tras la aprobación de la Constitución de 1869, el general Serrano se hace cargo de la Regencia. Los
grandes ejes de la política del Gobierno son dos: desarrollar una legislación adaptada al marco
democrático y la búsqueda de un nuevo rey.

4.1 Medidas legislativas.

− Ley Electoral, adaptada a los principios de la Constitución.


− Ley de Matrimonios civiles: matrimonio sin tutela eclesiástica.
− Ley del poder Judicial: estructura de la justicia con un Tribunal Supremo y por debajo,
Audiencias, Tribunales de Partido y los Juzgados.
− Reforma del Código Penal: adaptado al liberalismo democrático.

4.2 Medidas económicas.

Creación de la peseta como moneda única nacional, equivalente a cuatro de los antiguos reales en
un intento de unificar el sistema monetario. Defensa del liberalismo económico con la apertura del
mercado español a la entrada de capital extranjero con la Ley de Minas de 1871. Ley de Bases
Arancelarias aprobada en julio de 1869 que pretende poner fin al proteccionismo de la economía
española. Medida que contó con la oposición de la industria catalana y los cerealistas del interior
que veían peligrar el monopolio sobre el mercado español. Introdujo la contribución personal que
gravaba a todos los ciudadanos de forma directa según la renta.

4.3 La guerra de Cuba

Duró una década (1868-1878). Sublevación de la minoría independentista dirigida por Carlos
Manuel de Céspedes que se inicia al “Grito de Yara”, lugar situado en la parte oriental de la isla el
10 de octubre. El conflicto se limitó al este de Cuba y se basó en utilizar, con el apoyo de Estados
Unidos, la guerrilla para hostigar a las tropas españolas. La guerra terminó con la Paz de Zanjón
(1878).

4.4 Movimientos populares.

A lo largo del periodo de la regencia hubo una fuerte conflictividad social, que se mantuvo a lo largo
de todo el Sexenio. El campesinado, esencialmente el andaluz y extremeño, demandaba un mejor
reparto de la tierra. En los medios urbanos se protestaba contra los consumos, las quintas y el
aumento de los precios. El naciente movimiento obrero sufrió un proceso de radicalización en
demanda de la mejora de las condiciones salariales y de trabajo. Agitación política: la hubo desde
el mismo comienzo de la Revolución, sublevaciones republicanas en Cádiz y Málaga (diciembre
1868) y Jerez (marzo 1869) en Cataluña (septiembre-octubre de 1869).

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4.5 Búsqueda de un nuevo Rey.

La Constitución de 1869 establecía como régimen político una monarquía democrática; por tanto,
la principal tarea institucional consistió en encontrar un monarca que sustituyese a los
desacreditados Borbones.

La elección fue muy difícil, debido a cuestiones de política internacional o a condiciones especiales
de los candidatos que complicaron el proceso. Prim rechazó al duque de Montpensier, cuñado de
Isabel II, por su antiliberalismo. Éste era el candidato de la Unión Liberal y se sospechó de su
implicación en el asesinato de Prim en 1870. Alfonso, el hijo de Isabel II, fue rechazado por su
condición de Borbón. El príncipe prusiano Leopoldo de Hohenzollern por la oposición del
emperador francés Napoleón III. Espartero y el ex rey de Portugal Fernando de Coburgo no
aceptaron la propuesta. Finalmente, fue elegido, el candidato de Prim y los progresistas: Amadeo
de Saboya, hijo del rey Víctor Manuel II (el que unificó Italia) y con buena reputación de demócrata,
dinastía que gozaba de gran popularidad por haber sido la artífice de la unificación de Italia y haber
hecho frente al papado durante el proceso.

5. REINADO DE AMADEO DE SABOYA (1871-1873).

El nuevo rey, de sólo veintiséis años de edad, fue elegido rey de España por las Cortes el 16 de
noviembre de 1870, y llegó al país el 30 de diciembre. Tres días antes habían asesinado al general
Prim, con lo que el nuevo monarca se quedó sin su valedor y consejero más fiel. El 2 de enero,
Amadeo de Saboya fue proclamado rey y, tras tomarle juramento, las Cortes Constituyentes se
disolvieron para iniciar una nueva etapa de monarquía democrática.
Amadeo de Saboya no empezó bien su reinado: en la votación de las Cortes sólo contó con el apoyo
191 votos de los 311 diputados presentes. Apoyado por progresistas y unionistas y rechazado por
aristócratas, el Clero, y las camarillas cortesanas de la época de Isabel II; una parte del ejército
rechazó jurar fidelidad al nuevo monarca. Los factores que dificultaron su reinado los podemos
sintetizar en:

• Disputas internas entre progresistas y demócratas


• Oposición del partido alfonsino, liderado por Cánovas, representante del conservadurismo.
• Oposición del movimiento obrero.
• Guerras carlistas (terceras), y coloniales.
• Oposición de la Iglesia contraria a la nueva situación, sobre todo después del decreto de
Prim que obligaba al clero a jurar la Constitución de 1869.
• Oposición republicana. En 1872 se produjeron nuevas insurrecciones de carácter
federalista, en las que se combinaba la acción de los republicanos con la influencia de las
ideas internacionales, el anarquismo, que hicieron aumentar aún más la inestabilidad del
régimen.
• La oposición de la élite del dinero, opuesta a un régimen que legislaba en contra de sus
intereses: abolición de la esclavitud en Cuba, regulación del trabajo infantil, etc.
• Las dificultades económicas del Estado teniendo que recurrir a la emisión de deuda pública.

Ahora bien, la crisis final del reinado de Amadeo de Saboya fue resultado de la desintegración de la
coalición gubernamental (unionistas, progresistas y demócratas). Así, en dos años se formaron seis
gobiernos y hubo que convocar elecciones tres veces; mientras la oposición, a partir de 1872,

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practicaba un total abstencionismo como forma de presión política. Finalmente, privado de todo
apoyo, el 11 de febrero de 1873, ante tantos problemas Amadeo renuncia por considerarse incapaz
de poner de acuerdo a los españoles, dejando una impresión de país ingobernable y contrario a una
monarquía democrática.

6. LA PRIMERA REPÚBLICA.

6.1. Las fuerzas políticas: El auge del republicanismo

A partir de 1868, el panorama político estuvo dominado por cuatro grandes tendencias:

A la derecha:

• Los carlistas: aceptarían por primera vez el juego parlamentario y se presentaban a las
elecciones con un programa que defendía el catolicismo y la monarquía tradicional.
Apoyados por la zona vasconavarra y pequeñas áreas de tradición carlista.
• Los moderados: fieles a Isabel II y reclamaron su vuelta al trono. El apoyo de la burguesía
agraria, destacando entre sus líderes a Cánovas del Castillo. Defienden la vuelta de la
Constitución de 1845. También serán llamados Alfonsinos.
En el centro:

• Conjunción monárquico-democrática: agrupaba a unionistas y a progresistas en torno a


Prim, Sagasta y Zorrilla. Defendían un gobierno monárquico subordinado a la soberanía
nacional y con amplias libertades públicas. Apoyados por la burguesía financiera e industrial,
clases medias urbanas, amplios sectores del ejército e intelectuales.

En la izquierda:

• El Partido Republicano Federal: surgido de una escisión del Partido demócrata a mediados
de 1868, dirigidos por Pi y Margall y Figueras. Defendía el federalismo, la República, la
separación entre Iglesia y Estado y el laicismo de este. Se oponían a la intervención del
ejército en política. Dentro del partido existían dos tendencias: los benévolos y los
intransigentes. Los primeros eran partidarios del respeto a la legalidad y creían en el
federalismo; los segundos apoyaban la insurrección popular como método para proclamar
la república federal, y propugnaban que los distintos territorios podían declararse
independientes para después pactar libremente su unión a una república federal. Otra
tendencia republicana era la unionista encabezada por Castelar, discrepaban del modo
federal de Estado y defendían una República unitaria, al mismo tiempo que mantenían
posiciones mucho más conservadoras desde el punto de vista político y social.

El auge del republicanismo contó con el apoyo de la pequeña burguesía, las clases populares
urbanas y parte del movimiento obrero y campesino antes de que éste fuera atraído por las ideas
anarquistas y socialistas. También fue debido al desencanto de las masas populares, que veían que
las reformas prometidas por los progresistas y los demócratas no se llevaban a cabo. El
republicanismo se convirtió entonces en la posición política que parecía preocuparse más por la
mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora.

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6.2 La proclamación de la República.

El mismo día de la abdicación de Amadeo I, 11 de febrero de 1873, el Congreso de los Diputados y


el Senado, reunidos en sesión conjunta (lo cual estaba prohibido por el artículo 47 de la
Constitución), se declaran en Asamblea Nacional y proclaman la I República. Para presidir el
gobierno fue elegido el republicano federal Estanislao Figueras. Ahora bien, gran parte de la cámara
era monárquica, y su voto republicano fue una estrategia para ganar tiempo y organizar el retorno
de los Borbones. Así pues, la República nació con escasas posibilidades de éxito, lo que se evidenció
en el aislamiento internacional del nuevo sistema.
A pesar de todo, la República fue recibida con entusiasmo por las clases populares, que creyeron
que había llegado el momento de cumplir sus aspiraciones de cambio social. Sin embargo, gran
parte de los dirigentes del republicanismo federal estaban lejos de las aspiraciones revolucionarias
de las bases de su propio partido. El interés de los dirigentes republicanos por respetar la legalidad
se exteriorizó en la disolución de las Juntas y en la represión de las revueltas populares. Pacificado
el panorama, se convocaron elecciones a Cortes constituyentes que ganaron ampliamente los
republicanos cumpliendo así sus aspiraciones, pero divididos entre intransigentes, federalistas y
unionistas.

6.3 Problemas Internos. La creciente inestabilidad política.

Las sublevaciones obreras y campesinas (sobre todo en Andalucía, que pretendían resolver el
problema de la estructura de la propiedad de la tierra) se agudizan. Igual sucede con las guerras
carlistas (en sus zonas tradicionales) y coloniales. En este contexto:

• La oposición conservadora dirigida por Cánovas conspira para que vuelva la monarquía
borbónica.
• Se suceden los desórdenes callejeros, las manifestaciones, los escándalos políticos, los
altercados anticlericales y los pronunciamientos militares.
• La profunda inestabilidad explica la sucesión de cuatro presidentes de la República en
menos de un año. Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar.
• Se realizó un proyecto de Constitución en 1873 que era muy parecida a la del 69 pero con la
declaración de república federal, pero no llegó a promulgarse.

6.4. Los gobiernos de la República.

 Primer Gobierno: Tras las elecciones, el día 7 de junio se proclamó la República Democrática
Federal, presidida por Estanislao Figueras, quien dimitió al cabo de unos días y se exilió en
París. Figueras intentó construir una república federal, pero se encontró con una doble
oposición: los republicanos radicales, partidarios de una República unitaria, y de los
federales, más extremados.
 Segundo Gobierno: Con Francisco Pi y Margall. Su propósito era emprender grandes
reformas, pero los pocos meses que duró la experiencia reformista no permitieron el
desarrollo de esa legislación. La ratificación de la abolición de la esclavitud en las colonias, la
supresión de las quintas, separación entre la Iglesia católica y el Estado, que no se
compromete a subvencionar ningún culto, creación de jurados mixtos, reforma de la venta
de los bienes nacionales para dar tierra a los jornaleros, la reforma de los impuestos y el

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inicio de la legislación proteccionista en el ámbito laboral fueron las iniciativas más
innovadoras.
En julio se presentó el proyecto de la nueva Constitución, pero no llegó a ser debatido y,
por consiguiente, tampoco fue aprobado. Seguía las líneas de la constitución de 1869, lo
más novedoso era que la Nación española estaba compuesta por diecisiete Estados, entre
ellos Cuba, y declaraba que el poder emanaba de tres niveles: municipios, Estados
regionales y Estado federal. Se planteaba pues un Estado no centralista y recogía tradiciones
regionalistas que estarían en el origen de las futuras propuestas nacionalistas.

La Primera República tuvo que enfrentarse a graves problemas. Uno de ellos fue la insurrección
carlista: las tropas gubernamentales impidieron la extensión del conflicto a las ciudades, pero se
este se prolongó hasta 1876. En segundo lugar, la guerra de Cuba que, iniciada en 1868, continuaba
extendiéndose. Se intentó ponerle fin considerando a Cuba y Puerto Rico como un territorio más de
la Federación española.
Pero el problema más grave fue la insurrección cantonal. El cantonalismo era un fenómeno
complejo en el que se mezclaban las aspiraciones autonomistas propiciadas por los republicanos
federales intransigentes con las aspiraciones de revolución social inspiradas en las nuevas ideas
internacionalistas. La proclamación de cantones independientes, con sus gobiernos autónomos y su
propia legislación, fue la consecuencia de aplicar de forma radical y directa la estructura federal
desde abajo, impulsada, al mismo tiempo, por el deseo de avanzar en las reformas sociales. A lo
largo del mes de julio se proclamaron los cantones de Cartagena, Sevilla, Cádiz, Granada, Málaga,
Bailén, Andújar, Tarifa, Algeciras, Castellón, Valencia, Alicante...Los protagonistas de los
levantamientos cantonalistas eran un conglomerado social compuesto por artesanos, pequeños
comerciantes y asalariados, y fueron dirigidos en general por los federales intransigentes,
decepcionados por el rumbo de los acontecimientos de la nueva República. El presidente de la
República se opuso a sofocar la revuelta por las armas y dimitió.

 Tercer Gobierno: Con Nicolás Salmerón quién formó gobierno el 20 de julio. Se apoyó en el
ejército para establecer el orden constitucional. Los generales del momento eran Pavía y
Martínez Campos. Dio por acabada la política de negociación con los cantones e inició una
acción militar contra el movimiento cantonalista. Excepto en Cartagena, el ejército terminó
pronto con la insurrección cantonal, pero dio un inmenso poder a los generales y volvió a
colocar a los militares como los garantes del orden y barrera contra la revolución social. Su
actuación además se centró en la eliminación de las secciones de la I Internacional.
Salmerón dimitió el 5 de septiembre al sentirse moralmente incapaz de firmar las penas de
muerte impuestas por la autoridad militar contra activistas cantonalistas.

 Cuarto Gobierno: Emilio Castelar asumió el poder el 6 de septiembre. Dirigente del


republicanismo unitario y conservador. Con él la República inicia un giro hacia la derecha. El
nuevo ejecutivo intentó aplicar una política de autoridad y fuerza para controlar los
problemas que aquejaban al país y que tanto afectaban fundamentalmente a nobles y
burgueses. Especialmente grave era la situación de Cartagena. El 13 de septiembre Castelar
consiguió plenos poderes de las Cortes para reorganizar el ejército, obtener un crédito,
suspender las garantías constitucionales y gobernar con el Parlamento cerrado, situación
que mantuvo así hasta el día 2 de enero de 1874.

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6.5 El fin de la experiencia republicana: Golpe de Pavía y la República autoritaria.

Castelar, que no tenía mayoría en las Cortes, gobernó como ya se dijo autoritariamente, respaldado
por los sectores más conservadores y concediendo amplias atribuciones a los jefes militares para
que mantuvieran el orden público. Ante esta situación, en diciembre del mismo año, un sector
importante de los diputados (Figueras, Pi y Salmerón) llegaron al acuerdo de plantear una moción
de censura al gobierno Castelar para forzar su dimisión, cuando se reanudasen las sesiones de
Cortes. La intención de este grupo era volver a controlar el gobierno y poder devolver al régimen
republicano sus planteamientos iniciales.
El 3 de enero de 1874 se abrieron las Cortes y el gobierno de Castelar fue derrotado por 120 votos
contra 100. Era inminente la formación de un gobierno de izquierdas, pero, al conocer este hecho,
el capitán general de Castilla, Manuel Pavía, con un cuerpo de infantería, ocupó el Congreso y exigió
la disolución de las Cortes republicanas. Ante este acto penas hubo resistencia, ni política ni
popular, lo que muestra la debilidad de la República que, excesiva para unos y demasiado tibia para
otros, apenas contaba con la base social en la que sustentarse.
El año 1874 fue de transición entre la I República y la Restauración de los Borbones en el trono de
España. El poder pasó a una coalición de unionistas y progresistas dirigido por Serrano que asume
el poder ejecutivo. El régimen sigue siendo en apariencia republicano, pero sin Constitución en
vigor: la de 1873 no estaba en vigor y la del 1869 estará en suspenso lo que origina un vacío
legislativo que propicia un clima conspiratorio favorable a la vuelta de los Borbones.
Con las Cortes clausuradas indefinidamente, Serrano pone en marcha una tarea legislativa tendente
a restablecer el orden social y dar garantías a los sectores conservadores: disuelve la sección
española de la Internacional, da mayor protagonismo a mandos militares monárquicos,
estableció medidas de excepción, disolvió los ayuntamientos republicanos, limitó los derechos de
asociación e ilegalizó el republicanismo federal.
En este ambiente, la actividad conspiratoria de Antonio Cánovas en favor de la Restauración
borbónica se redobla. Las fuerzas tradicionales (la burguesía catalana y valenciana, la aristocracia
castellana y andaluza) presionan para la vuelta al liberalismo doctrinario. Finalmente, el 29 de
diciembre de 1874, en Sagunto, Arsenio Martínez Campos proclamó rey de España a Alfonso. El
gobierno apenas opone resistencia y Serrano se exilia. En Madrid se forma un gobierno de regencia
presidido por Cánovas con apoyo de unionistas y progresistas.

7. CONCLUSIÓN

Los seis años que abarcan el Sexenio fue un supuesto intento de democratizar la vida política y
social de España, intento protagonizado por parte del pueblo y de la clase intelectual pues la clase
política no está dispuesta a llevar adelante dichos cambios.
Los intentos de auténticos cambios, impulsados por los republicanos y las juntas revolucionarias,
fueron bloqueados por moderados y progresistas y un ejército cada vez más cerca de la
restauración de los Borbones. Así, los mismos sectores sociales y políticos que impulsaron la
Revolución fueron los que propiciaron la Restauración borbónica en la figura de Alfonso, hijo de
Isabel II, quien se está preparando para su vuelta junto a su gran valedor Cánovas del Castillo. Con
ambos se entrará en el periodo de la Restauración (1876-1923).

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