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b) Sociales
• Los consumos (aprobados en 1845), e r a n impuestos indirectos sobre artículos de
primera necesidad (como los alimentos), eran muy impopulares, pero los gobiernos
liberales de Isabel II los mantienen porque con ellos consiguen importantes ingresos.
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Historia de España 2º de Bachillerato. Profesor Antonio Luis Díaz García
IES Luis de Morales. Arroyo de la Luz (Cáceres)
• También eran muy impopulares las quintas: servicio militar del que sólo se libraban
con dinero (los ricos…).
c) Económicas
El reinado de Isabel II había coincidido con una etapa de expansión económica en toda Europa.
Sin embargo en 1866 se inicia una profunda crisis económica que se manifiesta a nivel
financiero e industrial, y coincide con una crisis de subsistencias:
• Crisis financiera internacional: que repercute en las Bolsas españolas. Cierran las
industrias textiles, los trabajos ferroviarios se interrumpen, los beneficios empresariales
caen y quiebran sociedades de crédito y bancos.
• Crisis en el sector textil catalán: falta de apoyo, desfase y competencia inglesa, falta
de algodón por la Guerra de Secesión americana, etc.
• Aumento del desempleo: por la crisis y finalización de las obras de las líneas férreas.
Aumenta el descontento popular que se traduce en frecuente motines.
• Crisis de Subsistencia: a partir de 1866 hubo malas cosechas, por lo que escaseó el
trigo y sube su precio. Eso dará lugar al hambre en muchas zonas (como sucedió en el
invierno de 1868) y a un aumento del descontento popular y de la tensión social
(ilustraciones y textos pág. 130-131).
1.2.-Desarrollo
El 19 de septiembre de 1868 el almirante Topete, jefe de la Armada, se sublevó en Cádiz
haciendo un llamamiento de apoyo a la población civil. Se formaron inmediatamente
Juntas Revolucionarias por todo el país. El manifiesto de la Junta de Sevilla formula los
principios revolucionarios que mueven a los sublevados: sufragio universal, libertad absoluta
de imprenta, abolición de la pena de muerte, abolición de las quintas, supresión del
impuesto de consumo, elección de Cortes que hicieran una Constitución, etc. Estas Juntas
Revolucionarias tenían un programa más avanzado (próximos a las ideas demócratas y
republicanas) que el de los organizadores de la revolución (progresistas y unionistas). Una de
sus medidas fue la de armar al pueblo y crear grupos de defensa civil (Voluntarios de la
Libertad).
Desde Madrid el gobierno envía un ejército para defender a la Reina, pero es derrotado por
el general Serrano en la batalla de Alcolea (Córdoba). Isabel se exilia a Francia y puede
afirmarse que la revolución triunfó sin apenas derramamiento de sangre. Tras la marcha de la
reina se forma un Gobierno Provisional dirigido por el general Serrano y en el que se integran
personalidades como Prim, Sagasta, Ruiz Zorrilla, etc. Este gobierno convoca elecciones a
Cortes Constituyentes por sufragio universal para el 15 de enero de 1869, que elabore una
nueva constitución y defina el nuevo régimen que dirigirá el país.
1.3.- Consecuencias
La revolución de septiembre, conocida como la Gloriosa, significó la afirmación de un
nuevo sentido del liberalismo con características democráticas, contrapuesto al rígido
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Historia de España 2º de Bachillerato. Profesor Antonio Luis Díaz García
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Con el triunfo de los republicanos federales surgieron entre ellos discrepancias sobre los
pasos que debían seguirse en la organización de la España federal. Unos -los transigentes
o benévolos, que constituían la mayoría, encabezada por Pi y Margall- consideraban
primordial conseguir la estabilidad social y política para luego proceder a construir una
república federal desde arriba; otros -los intransigentes- defendían que se debía comenzar
por la construcción de la federación desde abajo, lograda la cual llegarían la paz y el
orden. Ambos grupos presentaron a las Cortes sus propios proyectos para una Constitución
federal en los que España aparecía dividido en 17 estados, entre los que figuraban como tales
Cuba y Puerto Rico; pero el de los intransigentes fue rechazado, por lo que estos se retiraron de
las Cortes el 1 de julio.
La retirada de los intransigentes fue el punto de partida de una sublevación cantonal,
que comenzó en Cartagena y luego se extendió por las ciudades del sur y el levante
peninsular: Murcia, Valencia, Sevilla, Cádiz, Castellón, Granada, Béjar, etc. (mapa pág.
148). Esta sublevación cantonal pretendía organizar la República Federal desde los
municipios que se van federando libremente, dando el poder de decisión a las regiones y
cantones para acabar con el centralismo. Las clases populares, creyendo encontrar en el
federalismo la solución de sus males – con igualdad plena y un mayor reparto de la riqueza-,
apoyaron a los cantonalistas.
Pi y Margall, al no poder alcanzar la aprobación del proyecto de Constitución y
viéndose desbordado por la revolución de los cantones, y las guerras carlistas y de Cuba
dimitió el 18 de julio.
Con la dimisión de Pi y Margall, la única salida que le queda a la República es el control
del orden público. Tras la elección de Nicolás Salmerón (julio-septiembre-73) como
Presidente, éste encargó a los generales Pavía y Martínez Campos acabar con la sublevación
cantonalista. De 1873 a 1874, los cantones fueron cayendo; a la vez que la República perdía
atractivo para las clases populares y lo ganaba para los sectores burgueses y financieros,
que veían cómo se alejaba el peligro revolucionario. La República iba girando hacia
posiciones más conservadoras para salvarse como régimen. En septiembre Salmerón dimitió, al
no querer firmar penas de muerte impuestas por la autoridad militar contra varios
cantonalistas.
Se hace cargo de la presidencia Emilio Castelar (septiembre-73-enero-74). El giro a la
derecha de Castelar que pretendía una república unitaria, conservadora y “de orden”
para tranquilizar a la nobleza y a la burguesía y su llamada al Ejército para que mantuviera el
orden llevaron a los diputados de izquierdas a procurar su dimisión para que la República
virara de nuevo hacia la izquierda. Sin embargo, cuando Castelar fue derrotado por una
moción de la izquierda se produjo el golpe de Estado del general Pavía -noche del 2 al 3 de
enero de 1874-, quien, con fuerzas de la Guardia Civil, entró en las Cortes y las disolvió,
finalizando así la Primera República.