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EL SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868-1874)

INTRODUCCIÓN
El Sexenio Revolucionario (o Sexenio Democrático) se inicia con la revolución de septiembre de
1868 y significó el final del reinado de Isabel II. Fue intento de ampliar el liberalismo e instaurar la
democracia en el que tuvo protagonismo fundamental la pequeña burguesía de las ciudades y se
desarrolló el movimiento obrero en España.
Fueron seis años de gran inestabilidad en los que se produjeron conflictos de diversa índole, como
un nuevo levantamiento carlista, el estallido de la guerra en Cuba o la aparición del federalismo. El
obrerismo socialista y anarquista inicia su implantación en España.
Durante el Sexenio se sucedieron diferentes regímenes políticos: una regencia, la monarquía
democrática de Amadeo I de Saboya y una república. Todos ellos fracasaron en el intento resolver los
diversos conflictos.
DESARROLLO
1. Revolución de 1868
Durante el último período del reinado de Isabel II, entre 1863 y 1868, se produjeron una serie de
crisis económicas y políticas que mostraban, por una parte, las deficiencias del sistema liberal, y por
otra la debilidad de la economía capitalista en España.
A mediados de la década de 1860 se inicia una importante crisis económica en toda Europa que
va a afectar también a España. A una crisis de subsistencia que ocasionó escasez de alimentos y el
incremento de los precios se sumó la crisis financiera provocada por el desplome del valor de las
acciones en bolsa de las empresas del ferrocarril. La construcción de la red ferroviaria exigió una gran
inversión de capital, pero su rendimiento económico fue menor del esperado y el valor de las acciones
se desplomó. Los inversores exigieron subvenciones al gobierno, pero éste carecía de fondos. Por su
parte, la industria textil algodonera se vio muy afectada por la caída de la demanda, en un momento
en que, debido a la Guerra de Secesión en Estados unidos, había subido el precio del algodón . La crisis
económica originó un aumento del paro y, con ello, el descenso del nivel de vida de las clases
trabajadoras, creándose a un clima de fuerte violencia.
Junto con la crisis económica, se produjo una crisis política. A la escasa representatividad del
régimen, se unió la acción represiva de los gobiernos. Los liberales moderados, no había sido capaces
de resolver los problemas del país y reprimían duramente cualquier revuelta que pidiera reformas. La
presencia de camarillas de influencia en torno a la reina y el súbito enriquecimiento de las clases
dirigentes con la Bolsa o el ferrocarril generaron críticas en el pueblo y la oposición.
Ante la imposibilidad de acceso al poder por mecanismos legales, los progresistas pasan a la
conspiración. En 1867, el Partido Progresista, dirigido por Prim, y el Partido Demócrata firmaron el
Pacto de Ostende Pretendían el fin del reinado de Isabel II. Tras el fallecimiento de O´Donnell, se une
al pacto la Unión Liberal, ahora liderados por Serrano
La Revolución se inició en septiembre de 1868, cuando la escuadra de Cádiz dirigida por el
almirante Topete se sublevó contra Isabel II. Prim y Serrano se reunieron con los sublevados y
consiguieron el apoyo de la población gaditana, tras la publicación de un manifiesto que se conoce
con el nombre de “España con honra” en el que pedía a los ciudadanos que acudiesen a las armas
para defender la libertad el orden y la honradez. En los días sucesivos se unen a la sublevación otras
ciudades. Las tropas isabelinas son derrotadas en la batalla de Alcolea. El gobierno se ve obligado a
dimitir y la reina debe marcharse al exilio en París.

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2. Gobierno provisional
Tras entrar en Madrid, los sublevados nombran un gobierno provisional. El general Serrano es
nombrado regente, y el general Prim, presidente de un gobierno integrado por progresistas y
unionistas, que margina al resto de las fuerzas políticas
El nuevo gobierno provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes, por sufragio universal
masculino por primera vez en la historia de España, que se celebraron en enero de 1869. Dieron la
victoria a la coalición gubernamental, pero en el nuevo parlamento participarán diversas fuerzas
políticas, como los carlistas, los liberales moderados, fieles a Isabel II, los liberales progresistas, los
unionistas y los demócratas. También cobran protagonismo los republicanos, aunque éstos surgen
divididos entre los benévolos, partidarios de un federalismo impulsado desde el gobierno y sin
insurrección, los intransigentes, que apoyaban la insurrección popular como medio de proclamar la
república federal, y los unitarios, defensores de una república unitaria y centralista.
El primer objetivo de las nuevas Cortes será redactar una nueva Constitución que sería aprobada
el 1 de junio de 1869. La Constitución de 1869 es la primera democrática en la historia de España,
reconociendo un amplio número de derechos y libertades, aunque el Estado debe mantener el culto
católico. Establece la soberanía nacional: la potestad de hacer leyes reside exclusivamente en las
Cortes y, aunque el Estado se proclama monárquico, el rey no las podía vetarlas y su poder quedaba
bastante limitado. Las Cortes estarían formadas por Congreso y Senado. Cuba y Puerto Rico gozaban
de los mismos derechos que el resto de provincias peninsulares. Filipinas quedaba gobernada por una
ley especial.
3. Reinado de Amadeo de Saboya (1870-1873)
La constitución del 69 defendía la monarquía democrática. Había que buscar un rey para España
que, además contara con la aprobación internacional. Triunfa el candidato de Prim, Amadeo de
Saboya, joven y con auténtico sentido del constitucionalismo monárquico. Es nombrado rey por las
Cortes en 1870. Tres días antes de su llegada a España es asesinado Prim.
Los dos años del reinado de Amadeo de Saboya se vieron marcados por dificultades constantes.
Los problemas económicos del Estado seguían siendo acuciantes y hubo de recurrir a más emisión de
deuda pública. A esto se suman dos conflictos armados: la insurrección en Cuba iniciada en 1868 y una
nueva guerra carlista, iniciada en1872. Así mismo, son constantes los enfrentamientos entre los
grupos políticos y las insurrecciones republicanas. Pero la causa fundamental que provocó el final del
reinado de Amadeo de Saboya fue la falta de apoyos de la nueva monarquía. El rey sufre la oposición
de los moderados, que consideran ilegítima la nueva dinastía y continúan fieles a los Borbones. Los
carlistas pretenden sentar en el trono al candidato carlista Carlos VII mientras que los republicanos
defienden la implantación de la república. También cuenta con el rechazo de la nobleza, que lo
consideran un usurpador y de parte del ejército.
Tras la muerte de Prim se produce la desintegración de la coalición gubernamental. Amadeo
pierde su único apoyo para hacer frente a los graves problemas del país. Se suceden seis gobiernos y
tres convocatorias de elecciones en los dos años de su reinado. Privado de todo apoyo, Amadeo de
Saboya renuncia al trono el 11 de febrero de 1873.
4. Primera República
Tras la renuncia de Amadeo de Saboya, los diputados y senadores optaron mayoritariamente
por proclamar la República el mismo día. Para presidir el gobierno fue elegido el republicano federal
Estanislao Figueras. Ahora bien, gran parte de la Cámara era monárquica y su voto republicano fue
una estrategia para ganar tiempo y organizar el retorno de los Borbones al trono. Además, la nueva
República tuvo que soportar el aislamiento internacional. El nuevo régimen era considerado
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revolucionario y temían que pusiera en peligro la estabilidad de una Europa mayoritariamente
burguesa y conservadora.
Se convocaron elecciones constituyentes. Ganaron ampliamente los republicanos, pero fue una
victoria engañosa ya que más de un 60% del electorado se abstuvo. En junio de 1873 las Cortes
proclamaron la República Democrática Federal.
Estanislao Figueras dimite de manera inesperada y Pi y Margall es nombrado presidente. En julio
se presentó a las Cortes un proyecto de Constitución Republicana Federal de tipo democrático. Lo más
novedoso era la conversión de España en un Estado federal, organizada en diecisiete Estados
regionales (Asturias, Aragón, Murcia, Navarra, etc., Cuba y Puerto Rico incluidas), con amplia
autonomía política, administrativa, legislativa y económica, que elaborarían sus propias constituciones.
Así mismo, se establece la libertad de culto y la completa separación de Iglesia y Estado.
Ni la constitución, ni las reformas que se intentaron realizar entraron en vigor por la corta
duración de la República y los graves problemas los que tuvo que enfrentarse. Por un lado, se
intensifica la guerra carlista y continúa extendiéndose la guerra con Cuba. Por otro lado, se
multiplicaron las huelgas y las ocupaciones de fincas por parte de los jornaleros andaluces. Los
obreros anarquistas extendieron sus actividades preparando una huelga revolucionaria. Pero el
conflicto más grave al que tuvo que hacer frente la República fue la sublevación cantonal. En julio
varias ciudades se proclamaron cantones o estados regionales independientes. Al oponerse a reprimir
el conflicto por las armas Pi y Margall fue sustituido por Nicolás Salmerón, quien inició la actuación
militar contra los cantones. Acabó rápidamente con la insurrección (excepto la de Cartagena,
amparada en su arsenal), pero dio un inmenso poder a los militares y volvió a colocar al ejército en el
papel de único garante del orden y barrera contra la revolución social
Salmerón dimitió también al negarse a firmar las penas de muerte impuestas por los militares a
los líderes cantonales. Le sustituyó Emilio Castelar. Su política más autoritaria consiguió plenos poderes
de las Cortes y cerró el Parlamento. Cuando e día 3 de enero de 1874 se abrieron de nuevo las Cortes,
Castelar fue derrotado por una moción de censura y, ante la inminencia de un gobierno de izquierdas,
el general Pavía dio un golpe de Estado, invadiendo el Congreso con fuerzas de la Guardia Civil.
Se estableció un gobierno provisional presidido por el general Serrano, quien disolvió las Cortes
y estableció una dictadura, lo que significó de hecho el fin de la República. Éste se consumó unos
meses después, cuando el 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos se pronunció en
Sagunto proclamando a Alfonso XII rey de España.
CONCLUSION
La experiencia democrática del Sexenio fracasó por la constante inestabilidad política y social. La
regencia, la monarquía democrática de Amadeo I de Saboya y la República no pudieron controlar los
diversos conflictos que se presentaron. El Sexenio fracasó en su intento de modernización política del
país y se impuso de nuevo la solución monárquica, que condujo al período de la Restauración de los
Borbones, en la persona de Alfonso XII. Anteriormente Isabel II ya había abdicado en su hijo. El 1 de
diciembre de 1874, Alfonso de Borbón había firmado el Manifiesto de Sandhurst, redactado por
Cánovas del Castillo, que sintetizaba el programa de la nueva monarquía alfonsina: un régimen liberal
conservador y católico, que restablecería el orden político y social.

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