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MANEJO LOCAL
Las mejores condiciones locales deben ser aseguradas, para que el área quemada
logre rápidamente la epitelización necesaria. Los objetivos para el manejo local de la
quemadura incluyen el control de la infección, favorecer la epitelización y ayudar al
control del dolor.
Desde el momento inicial de la quemadura, debe evitarse el contacto del área
lesionada con sustancias sin indicación médica, que puedan alterar el curso de la
cicatrización normal, como el uso de telarañas, crema dental, clara de huevo, café,
etc.
La inmersión en agua fría de la zona corporal quemada ha evidenciado claros
beneficios en la prevención de la formación de edema, mejoría de la epitelización y
del umbral del dolor, como lo demuestra estudios de Altintas et al. La recomendación
actual es lavar el área quemada durante un mínimo de 30 minutos, con agua a
temperatura cercana a los 15ºC en el término de la primera hora postquemadura.
El manejo básico hospitalario debe incluir un primer lavado quirúrgico, con el fin de
realizar la primera inspección del área quemada, tomar muestras para estudio
anatomopatológico y microbiológico, según indicaciones, y hacer una primera barrida
mecánica microbiana. Idealmente debe realizarse irrigación con un Jelco grueso que
garantice una presión sostenida, y disminución del conteo bacteriano local. Este
lavado debe incluir la eliminación de contaminantes en el lecho de la herida, detritus,
materiales de curación, cuerpos extraños, exudados y costras locales.
No existe indicación clara sobre el uso de antisépticos en esta primera medida, así
como no está demostrado beneficios de algunas soluciones sobre otras en tasas de
infección, o tasas de cicatrización final. Sin embargo, si es recomendado el uso de
soluciones antibióticas después de lavados quirúrgicos, con el fin de minimizar
migración de microorganismos a la circulación general, o a tejidos periféricos sanos.
Cooper et al, demostraron el beneficio del uso de solución salina estéril sobre el uso
de agua de grifo en el primer lavado postquemadura, sin embargo, la metodología de
irrigación fue diferente en ambos casos. Se deben rasurar las zonas o áreas pilosas
quemadas, con el fin de prevenir la colonización por microorganismos Gram positivos
localmente encontrados. Durante este primer lavado se debe realizar el
desbridamiento y dermoabrasión de tejido desvitalizado, valorando en primera
instancia la necesidad de continuar el tratamiento por medio de curaciones, o si hay
indicaciones de manejo quirúrgico y cobertura temprana (ver capítulo manejo
quirúrgico).
El manejo de las flictenas en quemaduras de espesor parcial aun es tema de debate.
La mayoría de los autores recomiendan desbridar las flictenas, y cubrir con apósitos
modernos o biológicos, su fundamento es tasas de epitelización más rápidas del área
quemada en comparación con el no desbridamiento. Sin embargo, la evidencia no
respalda claramente estas recomendaciones. El estudio más grande sobre este
aspecto fue llevado por Swain et al, ellos concluyen que la ventaja más importante al
desbridar las ampollas de una quemadura de espesor parcial es la diminución de la
intensidad de dolor, mientras que, a favor de dejar las flictenas intactas, hay una
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relación menor de procesos infecciosos asociados. Estudios de Murphy et al,
corroboran los resultados descritos por Swain. Otros autores han manifestado que la
decisión final de dejar intacta o desbridar las flictenas, debe estar basada en el riesgo
de infección, resultado estético y funcional final, facilidad para la curación y la
comodidad del paciente, relación costo-efectividad, y el objetivo curativo que pueda
tener esta decisión.
Cuando no existe indicación quirúrgica, se inicia manejo con curaciones. Existen
múltiples apósitos con nueva tecnología, y antimicrobianos de terapia tradicional, que
son útiles en el manejo de quemaduras.
Con respecto al primer objetivo del manejo local, debemos recordar la microbiología
cronológica de la quemadura. En las primeras 48 horas los Gram positivos son los
microorganismos dominantes, por lo cual durante este tiempo los antibióticos tópicos
deben tener el espectro específico. En la primera semana, aparecen los Gram
negativos, y después de la segunda semana, los hongos y virus tienen una presencia
más importante. El Biofilm es una estructura compleja, ubicada en la superficie de
quemaduras colonizadas o contaminadas, que retrasan efectivamente el proceso de
cicatrización. La separación de este durante la irrigación es un proceso vital en el
manejo inicial.
La indicación de tratamiento tópico antimicrobiano debe fundamentarse idealmente en
resultados del estudio anatomopatológico8 (la clasificación del estado microbiológico
se muestra en la siguiente figura). Sin embargo, cuando no se tiene la opción de este
último, la indicación se basa en el manejo empírico.