Machine Translated by Google
Crunch o no
Crunch: una evidencia
Examen basado en
Ejercicios de flexión de la columna,
sus riesgos potenciales, y
Su aplicabilidad a
Diseño de programa
Bret Contreras, MA, CSCS1 y Brad Schoenfeld, MSc, CSCS2
1 2
Universidad Tecnológica de Auckland, Auckland, Nueva Zelanda; y
RESUMEN
EL CRUNCH Y SUS MUCHOS VAR
LAS IACIONES HAN SIDO ESTAFAS
CONSIDERÓ UN EJERCICIO BÁSICO EN
PROGRAMAS DE ENTRENAMIENTO. SIN EMBARGO,
RECIENTEMENTE, ALGUNOS
PROFESIONALES DEL FITNESS HAN CUESTIONADO
LA SABIDURÍA DE REALIZAR
EJERCICIOS DE LA COLUMNA BASADOS
EN LA FLEXIÓN, COMO EL CRUNCH.
LAS PREOCUPACIONES SE PREDICAN POR
LO GENERAL SOBRE LA CREENCIA DE QUE EL
LA COLUMNA TIENE UN NÚMERO FINITO DE
CICLOS DE FLEXIÓN Y QUE EXCEDER ESTE
LÍMITE SE ACELERARÁ
EL INICIO DE LA GENERACIÓN VERTEBRAL.
ESTE ARTÍCULO
BUSQUE REVISAR LA INVESTIGACIÓN
RELATIVO A LOS RIESGOS DE
RENDIMIENTO DE LA ESPINAL DINÁMICA
EJERCICIOS DE FLEXIÓN Y VOLUNTAD
DISCUTA LA APLICACIÓN DE
ESTOS HALLAZGOS PARA EJERCITAR
ACTUACIÓN.
8 VOLUMEN 33 | NÚMERO 4 | AGOSTO 2011
Servicios globales de fitness, Scarsdale, Nueva York
viviendo como atarse los zapatos en lugar de
ciones han sido consideradas durante mucho tiempo que "desperdiciado" en abdominales y otras
El crunch er
y sus muchas variantes
un ejercicio básico en fitness Ejercicios abdominales basados en flexión. Los
programas Estos ejercicios implican opositores a la teoría replican que un
flexión dinámica de la columna vertebral en el existe una discrepancia alarmante entre
resultados de laboratorio y lo que ocurre en
plano sagital y se realizan para
aumentar la fuerza abdominal y el desarrollo (124), gimnasios e instalaciones deportivas
en todo el mundo con respecto al total
particularmente en el
músculos rectos del abdomen y oblicuos. Fuerza ciclos de flexión y lesión espinal y citar
y acondicionamiento falta de pruebas que demuestren cualquier
los entrenadores incluyen con frecuencia tales perjuicio. Por lo tanto, el propósito de este
ejercicios como un componente de atletismo artículo será triple: primero, para revisar
rutinas diseñadas para potenciar el deporte la investigación pertinente relacionada con el
rendimiento (45). riesgos de realizar ejercicios espinales dinámicos
ejercicios de flexión; segundo, para explorar
Recientemente, sin embargo, algunos profesionales
los beneficios potenciales asociados con
del fitness han cuestionado la sabiduría
ejercicios de flexión de la columna; y tercero, a
de realizar ejercicios de columna basados en
discutir la aplicación de estos hallazgos
flexión, como el crunch (23, 75, 110).
para ejercitar el diseño del programa.
Las preocupaciones generalmente se basan en la
creencia de que la columna vertebral tiene un número finito
de ciclos de plegado y la que supere
este límite acelerará la aparición del disco
PALABRAS CLAVE:
daño (75). Los defensores de la teoría
flexión espinal; crujido; flexión del tronco;
afirmar que la flexión de la columna por lo tanto
biomecánica espinal
debe reservarse para las actividades de la vida diaria
Copyright Asociación Nacional de Fuerza y Acondicionamiento
Machine Translated by Google
DESCRIPCIÓN GENERAL DE LA ENFERMEDAD
DEGENERATIVA DEL DISCO Los discos
intervertebrales forman articulaciones cartilaginosas
entre las vértebras adyacentes, que estabilizan la columna
anclando las vértebras entre sí. Los discos también
facilitan el movimiento espinal multiplanar y ayudan a
absorber el impacto vertebral.
Los discos tienen 3 porciones distintas: una
capa externa fibrosa anular, un núcleo pulposo
central y 2 placas terminales de cartílago hialino
(64). El anillo, que tiene un componente interno
y externo, consta de múltiples capas de
fibrocartílago, principalmente una combinación
de colágeno tipo I y tipo II (39). El anillo sirve
para resistir la presión hacia afuera, también
conocida como tensión o tensión circunferencial,
durante la compresión axial y para estabilizar la
articulación vertebral durante el movimiento
(138). El anillo también sirve para contener el
núcleo interno, que es una estructura similar a
un gel compuesta por una mezcla de
condrocitos, colágeno, elastina y proteoglicanos
(130). Los proteoglicanos sirven para resistir la
carga de compresión debido a su contenido de
glicosaminoglicanos (GAG) (114). Los
glicosaminoglicanos son polisacáridos de
ramificación larga que atraen y se unen al agua
y proporcionan presión osmótica. El núcleo
funciona como una «almohada de agua», que
ayuda a proteger las vértebras de las cargas
axiales y distribuye las presiones uniformemente
sobre las placas terminales vertebrales
adyacentes (111). Las placas terminales
contienen principalmente colágeno tipo II (55),
tienen menos de 1 mm de espesor y contienen
fibras que se extienden hacia el interior del
disco (138). Además de evitar que el núcleo
sobresalga hacia las vértebras adyacentes, las
placas terminales también ayudan a absorber
la presión hidrostática causada por la carga
espinal (26,81) y permiten la difusión de
nutrientes (131).
La enfermedad degenerativa del disco es un
proceso multifactorial que involucra factores
genéticos, mecánicos, biológicos y ambientales
(59). Los primeros signos comunes de
degeneración del disco a menudo aparecen
entre los 11 y los 16 años de edad, y
aproximadamente el 20 % de los adolescentes
muestran una degeneración leve del disco (79).
Sin embargo, signos menores de degeneración,
como formación leve de hendiduras y cambios
investigación
granulares en el núcleo, aparecen en el disco de niños de 2 años. para dilucidar la
(21). Los discos tienden a deteriorarse
progresivamente con la edad, y la mayoría de
los discos muestran signos de degeneración
cuando la persona tiene 70 años (79).
La degeneración relacionada con la edad
implica una reducción en los niveles de
proteoglicano y colágeno (114), una reducción
de 5 veces en la densidad de carga fija (una
medida de la fuerza mecanoelectroquímica) de
los GAG en el núcleo (60) y una reducción de
2 veces en hidratación entre discos de
adolescentes y discos de 80 años (129), lo que
disminuye la altura y la capacidad de carga del
disco (8,22). Los hombres tienden a exhibir más
degeneración del disco que las mujeres, lo que
se cree que se debe a una combinación de
mayor fuerza en el tronco, mayor resistencia en
los brazos de palanca que aumentan las fuerzas
y tensiones de la columna, mayor carga pesada
y mayor distancia para el viaje de nutrientes
(79).
La degeneración del disco intervertebral puede
manifestarse a partir de una alteración
estructural en el anillo, el núcleo o la placa terminal (7).
El envejecimiento, la apoptosis, las anomalías
del colágeno, el crecimiento vascular, la carga
mecánica y las anomalías de los proteoglucanos
pueden contribuir a la degeneración del disco
(71). A medida que los discos degeneran,
surgen defectos focales en la placa terminal
del cartílago, los núcleos se vuelven cada vez
más consolidados y fibrosos, y disminuye el
número de capas en el anillo (119). Se ha
demostrado que esto altera la altura del disco,
la biomecánica espinal y la capacidad de carga
(99) y, en última instancia, puede provocar
estenosis espinal, una forma avanzada de
enfermedad degenerativa del disco que causa
la compresión del contenido del canal espinal,
particularmente las estructuras neurales (93).
La calcificación de la placa terminal también
contribuye a la degeneración del disco al
disminuir la difusión de nutrientes que interfiere
con el equilibrio del pH y aumenta las respuestas
inflamatorias en el núcleo (34). Sin embargo, a
pesar de una clara asociación entre los cambios
espinales degenerativos y una mayor incidencia
de dolor lumbar (LBP) (65), muchas personas
afectadas son, no obstante, menos asintomáticas
(19, 20, 139).
¿LA FLEXIÓN ESPINAL CAUSA LESIÓN DE
DISCO?
Se han utilizado una variedad de enfoques de
Revista de fuerza y acondicionamiento | www.nsca-lift.org
biomecánica y su impacto en la fisiopatología
del disco, incluido el uso de modelos in vivo
animales y humanos (es decir, dentro de los
seres vivos), modelos in vitro animales y
humanos (es decir, dentro del vidrio) y modelos
in silico basados en computadora (63) . En
particular, la investigación in vitro ha implicado
a la flexión lumbar repetitiva como el mecanismo
principal de la hernia de disco (protrusión del
material del disco más allá de los límites del
revestimiento anular) y el prolapso (un
abultamiento del núcleo pulposo a través del
anillo fibroso) porque la evidencia muestra que
estas patologías proceder progresivamente
desde el interior hacia el exterior a través de la
migración nuclear hacia la región más débil del
anillo, la porción posterolateral (62, 127).
La mayoría de los estudios in vitro sobre la
biomecánica de la columna que son aplicables
al ejercicio de contracción han utilizado modelos
cervicales porcinos (30, 35, 36, 70, 123).
Estos modelos implican el montaje de
segmentos de movimiento espinal en aparatos
personalizados que aplican cargas de
compresión continuas combinadas con
momentos dinámicos de flexión y extensión.
Los ciclos de flexión totales han oscilado entre
4400 y 86 400, con cargas de compresión
equivalentes a aproximadamente 1500 N.
Teniendo en cuenta que Axler y McGill (13)
encontraron que una variación básica de
contracción provocaba alrededor de 2000 N de
compresión, la cantidad de compresión en los
diversos estudios es razonable para hacer
comparaciones con el ejercicio de contracción.
En cada uno de los estudios antes mencionados,
la mayoría de los discos experimentaron
herniaciones parciales o completas,
particularmente en el anillo posterior. Esto
sugiere una relación causa-efecto entre la
flexión de la columna y el daño del disco. Los
resultados de los estudios se resumen en la
Tabla.
Aunque los estudios antes mencionados
parecen dar crédito a los riesgos potenciales
de la flexión repetida de la columna, existen
varios problemas al intentar extrapolar las
conclusiones de un entorno de laboratorio al
gimnasio. En primer lugar, los estudios en
cuestión se realizaron in vitro, lo que está
limitado por la eliminación de la musculatura y
no replica la respuesta in vivo a la
9
Machine Translated by Google
Triturar o no crujir
Resumen de estudios in vitro sobre biomecánica espinal que informan fuerzas de compresión espinal aplicables al crunch
Tipo de
Estudiar Columna vertebral
Callaghan y McGill (30) cervical porcino
Drake et al. (35) cervical porcino
Tampier et al. (123) cervical porcino
Drake y Callaghan (36) cervical porcino
Marshall y McGill (70) cervical porcino
columna vertebral humana durante el movimiento normal
(98,141–143,147). Como con todos los vivos
tejido, las vértebras y su soporte
Las estructuras se remodelan cuando se someten a
tensión aplicada (24). Consistente con
Leyes de Wolff y Davis, deformación
de los tejidos celulares se encuentran con un
aumento correspondiente en la rigidez de la
matriz, que a su vez ayuda a resistir
deformación futura (102,103). los
Las vértebras y los discos intervertebrales son
ninguna excepción porque han sido
se ha demostrado que se fortalece adaptativamente cuando
expuesto al ejercicio progresivo
(2,24,66,92). El tejido cadavérico no
No tiene capacidad para remodelar.
Otro punto importante a tener en cuenta
al interpretar los resultados de in vitro
estudios que involucran carga espinal cíclica
es que el flujo de fluido natural se ve comprometido.
Van der Veen et al. (132) encontrado
que aunque el movimiento lumbar porcino
Los segmentos mostraron una salida de fluido
durante la carga, la entrada no se produjo durante
la descarga, lo que disminuyó
altura del disco e interfiriendo con normal
biomecánica del disco.
Las comparaciones in vitro se complican aún más
por el uso de modelos animales.
Aunque los modelos animales tienen
similitudes estructurales con el ser humano
espina dorsal (146,29), especialmente la porcina
columna cervical en comparación con la
columna lumbar humana, numerosas variaciones
anatómicas y fisiológicas
sin embargo existen (130). de particular,
relevancia para los estudios de flexión es el hecho
que los rangos absolutos de movimiento son
más pequeños en sujetos porcinos en comparación
con humanos (10). Estas variaciones son
10 VOLUMEN 33 | NÚMERO 4 | AGOSTO 2011
Mesa
ejercicio
Número de Cantidad de
Asignaturas Compresión, N
26 260–1472
9 1,472
dieciséis 1,472
8 1,500
10 1,500
más prominente en flexión y extensión, lo que
puede mitigar la capacidad de
sacar conclusiones aplicables a humanos
Ejercicio dinámico de columna.
Además, los estudios en cuestión
intentó imitar los patrones de carga de
trabajadores ocupacionales al someter los
segmentos espinales a miles de continuas
ciclos de flexión, que es mucho más allá de lo que
normalmente se realiza en el transcurso de
un programa de ejercicio dinámico. Típico
rutinas de fortalecimiento de la base utilizan un limitado
número de repeticiones dinámicas, y en
completar una serie, los alumnos luego descansan para
un período determinado antes de realizar otro
conjunto. Por lo tanto, los ciclos de doblado totales por
sesión en última instancia ascienden a una fracción de
los utilizados en los protocolos de investigación
citados, y estos ciclos se realizan
intermitentemente en lugar de continuamente.
Rodacki et al. (97) encontraron que a pesar de la
valores moderados de compresión asociados con
el crunch tradicional, el
naturaleza transitoria de la carga (es decir, el corto
período máximo de fuerza espinal compresiva)
no indujo la pérdida de líquidos. En realidad,
El ejercicio de flexión abdominal fue en realidad
resultó ser superior a la de Fowler
posición (una posición semi-recostada
utilizado en terapia para aliviar la presión sobre
la columna vertebral) con respecto a la descarga
espinal, presumiblemente mediada por una mayor
tasa de entrada de fluidos que cuando se mantiene
una postura reclinada estática (97).
También hay que tener en cuenta que después
una sesión de ejercicio, los tejidos espinales son
permitió que se recuperara hasta el próximo
sesión de entrenamiento, aliviando así
estrés del disco y proporcionando las estructuras
hora de remodelar. Disco inducido por ejercicio
Número de Número de
Ciclos hernias
86,400 15
6,000 7
4,400–14,00 8
10,000 8
6,000 4
el daño se produce cuando falla la fatiga
supera la tasa de remodelación adaptativa, que
depende de la intensidad de
carga, la brusquedad de su aumento, y
la edad y la salud del aprendiz (2).
Siempre que el ejercicio espinal dinámico
se realiza de una manera que no
exceder la capacidad de carga del disco individual,
la evidencia parecería sugerir
una adaptación positiva del apoyo
tejidos En apoyo de esta afirmación,
Videman et al. (136) encontró que
la carga física moderada resultó en
la menor patología discal, con la
mayor degeneración vista en el extremo
niveles de actividad e inactividad.
Además, el papel de la genética debe
ser tomado en consideración. A pesar de la
creencia comúnmente sostenida de que la
degeneración espinal es causada con mayor frecuencia por la
desgaste por carga mecánica,
esto parece jugar sólo un papel menor en
el proceso (17). En cambio, ha sido
mostró que aproximadamente el 74% de los
la varianza se explica por herencia
factores (15). Battie et al. (17) identificado
formas genéticas específicas asociadas con el disco
degeneración que acelera la degeneración
Cambios vertebrales en ausencia de
trauma repetitivo. Factores hereditarios,
como el tamaño y la forma de la columna
estructuras y constituyentes bioquímicos
que construyen o descomponen el disco puede
gran influencia en la patología del disco, al igual que
interacciones gen-ambiente (17).
En un estudio de casos y controles con 45
pares de gemelos masculinos monocigóticos, Battie
et al. (16) encontraron que los sujetos que pasaban
más de 5 veces más horas conduciendo
y manejó más de 1,7 veces más
Machine Translated by Google
El levantamiento ocupacional no mostró aumentos
en la degeneración del disco en comparación con
sus hermanos gemelos y, aunque los valores no
alcanzaron significación estadística, en realidad
mostraron menos hernias de disco lumbar inferior.
Además, Varlotta et al. (133) encontraron que el
riesgo relativo de hernia discal lumbar antes de los
21 años es aproximadamente 5 veces mayor en
sujetos con antecedentes familiares positivos.
Además, las personas físicamente activas parecen
experimentar menos dolor de espalda que las
personas sedentarias (44,78).
Además, los estudios en cuestión no replican
necesariamente el movimiento de la columna durante
el ejercicio dinámico de flexión lumbar. Por ejemplo,
el ejercicio de contracción tradicional implica flexionar
el tronco a aproximadamente 30 de flexión de la
columna de modo que solo la cabeza y los hombros
se levanten del suelo, lo que hace que la columna
torácica sea la región de mayor movimiento de flexión
(105,117). Además, Adams y Hutton (6) demostraron
que tomando una columna lumbar flexionada desde
un rango final de flexión de 13 a 11 de flexión, un
diferencial de 2, resultó en una reducción del 50% en
la resistencia al momento de flexión y por lo tanto una
reducción del 50% en la tensión de flexión en el anillo
posterior y los ligamentos intervertebrales. Por lo
tanto, tanto la ubicación como el grado de flexión
tendrán un impacto significativo en la cinética de la
columna.
Finalmente, aunque los ejercicios abdominales crean
fuerzas de compresión a través de la contracción
muscular, también aumentan la presión intraabdominal
(PIA)
(32). Los modelos biomecánicos tridimensionales
predicen reducciones en las fuerzas de compresión
de aproximadamente un 18 % cuando la PIA se
incluye en los esfuerzos de flexión de la columna
(118). Por lo tanto, la IAP producida durante el
ejercicio de flexión de la columna puede servir para
moderar las fuerzas de compresión, lo que ayuda a
descargar la columna y facilita la absorción de
líquidos en los discos (97). Debido a que los modelos
de investigación in vitro hasta la fecha no han
incorporado IAP, las conclusiones extraídas pueden
ser limitadas con respecto a la seguridad de los
ejercicios de flexión de la columna. Sin embargo,
debe tenerse en cuenta que los efectos de descarga
de IAP pueden disminuir con niveles altos
de la coactivación de los músculos abdominales (12).
Se necesita investigación adicional para arrojar más
luz sobre este tema, con especial atención enfocada
en evaluar los efectos de la IAP en las fuerzas de
compresión en sujetos que realizan ejercicios de
flexión de la columna, incluido el crunch.
También se debe tener en cuenta que algunos
estudios epidemiológicos muestran un mayor riesgo
de lesiones en la columna en atletas que participan
en actividades deportivas que requieren flexión
espinal repetida. Se ha encontrado que las lesiones
de la columna vertebral, incluida la degeneración del
disco y las hernias, ocurren con mayor frecuencia en
gimnastas, remeros y jugadores de fútbol
(120,122,135,144). Además, los deportistas de élite
experimentan este tipo de lesiones con más
frecuencia que los deportistas que no son de élite
(88,120). Sin embargo, no se ha establecido una
relación causa-efecto entre la flexión de la columna
y la lesión en estos atletas, y la naturaleza balística
de tales actividades deportivas tiene poca aplicabilidad
a los ejercicios abdominales dinámicos controlados.
BENEFICIOS DE LOS EJERCICIOS DE
FLEXIÓN DE LA COLUMNA Si los ejercicios
dinámicos de flexión de hecho no presentan un riesgo
significativo de lesiones en ausencia de patología
espinal, entonces la pregunta natural es si realizar
estos movimientos confiere beneficios más allá de
los ejercicios estáticos. Se pueden identificar los
siguientes beneficios potenciales.
En primer lugar, se ha demostrado que el movimiento
de la columna facilita el suministro de nutrientes a los
discos intervertebrales (50,51). Se teoriza que el
mecanismo de acción está relacionado con una
acción de bombeo que aumenta el transporte y la
difusión de moléculas en los discos. El movimiento
hace que fluya más líquido fuera del disco, lo que se
invierte cuando la columna vertebral está descargada
(5). El flujo de fluidos es mejor para transportar
moléculas grandes, mientras que la difusión es mejor
para transportar moléculas más pequeñas (128). Esto
tiene un significado particular para el tejido espinal
dado que las disminuciones relacionadas con la edad
en el estado nutricional del disco se consideran una
causa principal de la degeneración del disco, lo que
lleva a una acumulación de productos de desecho
celular, degradación de las moléculas de la matriz y
una caída en los niveles de pH que aún más.
Revista de fuerza y acondicionamiento | www.nsca-lift.org 11
comprometer la función celular y posiblemente iniciar
la apoptosis (27,52,71,130).
Las posturas que involucran la flexión de la columna
vertebral son superiores a las posturas neutrales y
extendidas en términos de promover un mayor
intercambio de fluidos en el disco, especialmente en
el núcleo pulposo (5).
Una deficiencia de la postura neutra es que favorece
la difusión en la porción anterior del disco sobre la
porción posterior. Las posturas flexionadas invierten
este desequilibrio al estirar el anillo posterior, lo que
reduce la distancia que recorren los nutrientes. La
región posterior del disco contiene una región
deficiente en suplementos de nutrientes de todas las
fuentes (69), y la flexión reduce el grosor de la porción
posterior del disco en un 37 %, lo que asegura un
suministro suficiente de glucosa a toda la región
posterior del disco. el disco (5). La flexión aumenta la
difusión de solutos pequeños y el flujo de fluido de
solutos grandes. Esto es importante considerando
que la degeneración del disco se ha relacionado con
el transporte inadecuado de metabolitos (51,83) y que
las poblaciones que adoptan posturas flexionadas
muestran una menor incidencia de enfermedad del
disco (40). El ejercicio de contracción produce
tensiones de tracción en el anillo posterior (en flexión,
se ha demostrado que el anillo posterior se extiende
hasta un 60 % de su altura original (90)) y se ha
demostrado que la tensión de tracción ejerce un
efecto protector sobre las células del disco al disminuir
la expresión de mediadores catabólicos durante la
inflamación (107). Al mejorar la absorción de nutrientes
y limitar el catabolismo de base inflamatoria, el
ejercicio de flexión reglamentado en realidad puede
conferir un efecto positivo en la salud de la columna
a largo plazo y promover la curación del disco en la
periferia (9).
De hecho, la investigación sugiere que los ejercicios
de flexión y extensión de la columna pueden ser
valiosos para reducir el dolor lumbar (38,43,96).
Aunque el dolor o la falta de dolor no es
necesariamente un indicador de la salud de la
columna, es interesante especular que los
movimientos de flexión de la columna pueden en
realidad conferir beneficios terapéuticos siempre que
el ejercicio no exceda la capacidad de adaptación del
tejido.
Además, los ejercicios de flexión de la columna
pueden ayudar a mejorar la función de la columna.
Machine Translated by Google
Triturar o no crujir
flexibilidad y por lo tanto reducir la aparición
de LBP. Múltiples estudios han encontrado
que la falta de flexibilidad espinal en el plano
sagital se asocia con una mayor incidencia de
dolor lumbar (28,37,73,89). Se ha demostrado
que el ejercicio de resistencia sirve como una
forma activa de entrenamiento de la flexibilidad,
ayudando a mejorar la movilidad de las
articulaciones dentro de un rango de
movimiento funcional (14,80,106), y se ha
demostrado que los ejercicios de flexión de la
columna aumentan la movilidad de la columna
en el plano sagital (38) . La flexibilidad
mejorada asociada con el entrenamiento de
resistencia se ha atribuido a una mayor fuerza
del tejido conectivo, mayor fuerza muscular y
mejor aprendizaje motor y/o coordinación
neuromuscular (80). Al mismo tiempo, el
fortalecimiento dinámico de la musculatura de
sostén y el tejido ligamentoso puede atenuar
la hiperlaxitud de la columna en los afectados,
que también se ha implicado como causa del
dolor lumbar (119). Por lo tanto, se puede
argumentar que un programa de entrenamiento
de resistencia bien diseñado que incluya flexión
espinal dinámica puede otorgar un efecto
preventivo contra el dolor lumbar. Sin embargo,
cabe señalar que algunos estudios no han
logrado revelar diferencias significativas en la
flexibilidad de la columna en el plano sagital
entre sujetos sin dolor y aquellos con dolor
lumbar (94), y 1 estudio indicó que la flexibilidad
de la columna lumbar está asociada con la
degeneración del disco (48). Además, no
podemos determinar necesariamente una
relación de causa-efecto entre la mala
flexibilidad de la columna y un mayor riesgo de
lesión. Se requiere más investigación para
sacar conclusiones pertinentes sobre el tema.
Finalmente, los movimientos de la columna
basados en la flexión ayudan a optimizar la
hipertrofia del músculo recto del abdomen. Se
ha demostrado que el ejercicio de contracción
y sus variaciones se dirigen al recto abdominal
en una medida mucho mayor que a los otros
músculos centrales. McGill (74) encontró que
una variante del crunch activaba el 50% de la
contracción voluntaria máxima (MVC) del recto
abdominal pero solo el 20%, 10%, 10% y 10%
de la MVC de los oblicuos externos, oblicuos
internos, trans. verso abdominal y psoas
mayor, respectivamente. Dado que se ha
observado una asociación directa entre el área
transversal muscular y la fuerza muscular
12 VOLUMEN 33 | NÚMERO 4 | AGOSTO 2011
(42,72), la hipertrofia muscular tiene una
relevancia específica para los atletas que
requieren una gran fuerza central. Además, la
hipertrofia muscular del recto abdominal
también es parte integral de la apariencia
estética de la musculatura abdominal y, por lo
tanto, es muy deseada por los culturistas y
otros entusiastas del fitness.
La superioridad hipertrófica del movimiento
dinámico puede atribuirse en parte al
componente excéntrico, que ha demostrado
tener el mayor efecto en la promoción del
desarrollo muscular (41,49,53,100). El ejercicio
excéntrico se ha relacionado con un
reclutamiento preferencial de fibras musculares
de contracción rápida (85,112,121) y quizás
con el reclutamiento de unidades motoras
previamente inactivas (77,84). Dado que las
fibras de contracción rápida tienen el mayor
potencial de crecimiento, su reclutamiento
necesariamente contribuiría a mayores
aumentos en el área transversal del músculo.
El ejercicio excéntrico también se asocia con
un mayor daño muscular, que se ha demostrado
que media una respuesta hipertrófica (77,108).
El daño muscular inducido por el ejercicio
excéntrico aumenta la expresión del ARN
mensajero de MyoD (57) y se ha implicado en
la liberación de varios factores de crecimiento
que regulan la proliferación y diferenciación de
células satélite (126,137).
Además, se ha demostrado que las acciones
musculares dinámicas inducen un estrés
metabólico significativamente mayor que las
contracciones estáticas (25). Específicamente,
se ha demostrado que la acumulación de
metabolitos, como el lactato, el ion de
hidrógeno y el fosfato inorgánico, media una
respuesta hipertrófica (101,109,116), y algunos
investigadores han especulado que el estrés
metabólico puede ser más importante que el
desarrollo de una gran fuerza en el estado
óptimo. mizando el desarrollo muscular (113).
Los mecanismos inducidos por el estrés
teorizados para aumentar la hipertrofia
muscular incluyen alteraciones en el entorno
hormonal, inflamación celular, producción de
radicales libres y aumento de la actividad de
los factores de transcripción orientados al
crecimiento (108). Russ (104) mostró que la
fosforilación de Akt, una proteína quinasa
asociada con la señalización de la vía mTOR y, por lo tanto, laa regulación
columna
de la síntesis de proteínas, es significativamente
mayor en las contracciones excéntricas en
comparación con las contracciones isométricas.
Esto puede deberse a un mayor estrés
metabólico, un mayor daño muscular o una
combinación de ambos.
APLICACIONES PRÁCTICAS
Teniendo en cuenta todos los factores,
parecería que los ejercicios dinámicos de
flexión de la columna brindan una relación
riesgo-recompensa favorable siempre que los
alumnos no tengan lesiones de la columna o
contraindicaciones asociadas, como hernia de
disco, prolapso de disco y/o intolerancia a la
flexión. Sin embargo, se deben tener en cuenta
varias advertencias para maximizar la salud
de la columna.
En primer lugar, debido a que los factores
hereditarios tienen un tremendo impacto en la
degeneración del disco, es difícil saber la
cantidad precisa de volumen, intensidad y
frecuencia suficientes para estimular las
adaptaciones de fortalecimiento de los tejidos
blandos sin exceder la capacidad de
recuperación de la columna vertebral. Se ha
teorizado que existe una "ventana segura" de
carga mecánica tisular que facilita el
mantenimiento saludable de los discos
espinales (119). Hay evidencia que respalda
esta teoría porque se relaciona con la
compresión espinal (145); sin embargo, se
necesita más investigación para determinar si
esto se aplica a otros tipos de carga espinal,
incluida la flexión.
Un estudio epidemiológico de Mundt et al. (82)
encontraron que la participación en deportes
como béisbol, sóftbol, golf, natación, buceo,
jogging, aeróbicos, deportes de raqueta y
levantamiento de pesas no están asociados
con un mayor riesgo de hernia de disco lumbar,
e incluso pueden ofrecer un efecto protector
contra hernia Kelsey et al. (58) reportaron
hallazgos similares con respecto al prolapso
de disco. Muchos de estos deportes involucran
una alta frecuencia de movimiento de la
columna, incluida la flexión, lo que arroja dudas
sobre la teoría de que los humanos tienen un
número limitado de ciclos de flexión.
Desafortunadamente, no hay forma de
determinar cuándo el volumen y/o la intensidad
del entrenamiento de un individuo se salen de
este rango y, por lo tanto, predisponen a la
una lesión por sobrecarga localizada.
Machine Translated by Google
Dado que la columna vertebral y la musculatura
central se cargan durante la ejecución de
ejercicios no basados en máquinas, como
sentadillas, peso muerto, dominadas y flexiones,
la mayoría del entrenamiento puede considerarse
"entrenamiento central". Por lo tanto, es mejor
errar por el lado de la precaución y limitar la
cantidad de ejercicio de flexión lumbar para
garantizar que el tejido permanezca en
"eustress" y no se "angustien". Con base en los
datos actuales, los autores recomiendan que
un núcleo sano la rutina de fortalecimiento no
debe exceder aproximadamente 60 repeticiones
de ciclos de flexión lumbar por sesión de
entrenamiento. Las personas no entrenadas
deben comenzar con un volumen sustancialmente
más bajo. Una estimación conservadora sería
comenzar con 2 series de 15 repeticiones y
aumentar gradualmente la tolerancia con el
tiempo.
Además, es importante permitir un descanso
suficiente entre las sesiones dinámicas de
flexión de la columna. El curso temporal de la
síntesis de proteínas musculares posterior al
ejercicio dura aproximadamente 48 horas (67).
Entrenar un grupo muscular antes de que la
síntesis de proteínas haya completado su curso
puede afectar el desarrollo muscular (47) y
como la rotación de la columna, son prominentes
conducir potencialmente a un sobreentrenamiento localizado.
Por lo tanto, la noción de que es óptimo realizar y se exceden los volúmenes de los ciclos de
ejercicios abdominales dinámicos a diario es
errónea. Debido a que los discos intervertebrales
están pobremente vascularizados con bajos
niveles de transporte de metabolitos, su tasa
de remodelación va a la zaga de la de otros
tejidos esqueléticos (69,115), lo que puede
requerir un tiempo aún mayor para la
recuperación. Teniendo en cuenta todos los
factores, se debe permitir un mínimo de 48
horas entre las sesiones de ejercicios dinámicos
de flexión de la columna, y puede ser prudente
permitir 72 horas o más dependiendo de la
respuesta individual.
Aunque algunos programas de entrenamiento
básico incluyen series de abdominales con
repeticiones ultraaltas, por ejemplo, series
múltiples de cien repeticiones o más, este tipo
de protocolo tiene poca aplicabilidad funcional.
Después de todo, ¿cuándo necesita un individuo
flexionar continuamente la columna en la vida
cotidiana? Por lo tanto, se recomienda que los
ejercicios de columna basados en flexión se
reserven para mejorar la fuerza y/o la hipertrofia
de la columna vertebral.
la musculatura abdominal en lugar de aumentar
la resistencia muscular. Se recomienda un
rango de repetición de aproximadamente 6 a
15 repeticiones para lograr este objetivo (108).
La resistencia externa debe usarse cuando sea
necesario para provocar una respuesta de
sobrecarga dentro de este rango de repetición
objetivo. Quienes busquen mejoras en la
resistencia muscular local se beneficiarán más
realizando ejercicios estáticos de postura neutra
que se mantengan durante períodos
prolongados. Las pautas específicas variarán
dramáticamente de acuerdo con las necesidades
y habilidades del individuo, pero una
recomendación general para individuos no
entrenados sería realizar 3 o 4 series de 10 a
15 segundos en múltiples planos. Los deportistas
avanzados que buscan aumentos en la
resistencia estática pueden realizar de 3 a 4
series de 60 segundos o más en varios planos,
mientras que los deportistas avanzados que
buscan aumentos en la potencia estática pueden
apegarse a las retenciones de 10 a 15 segundos
pero realizar variaciones más desafiantes o
aumentar la resistencia externa. resistencia para
promover una mayor adaptación. Los atletas
que practican deportes en los que el ejercicio
de flexión de la columna u otros movimientos
intrínsecamente peligrosos para los discos,
flexión y las frecuencias de entrenamiento por
encima de nuestras recomendaciones, deben
considerar la posibilidad de excluir el ejercicio
de flexión de la columna. de sus rutinas.
El ritmo del ejercicio es otra consideración
importante. Varios estudios han demostrado
que las repeticiones realizadas a una velocidad
de 1 segundo provocan una mayor activación
muscular que las realizadas más lentamente
(134), y las repeticiones más rápidas pueden
reclutar selectivamente el recto abdominal (87).
Dado el principio de especificidad, las
velocidades rápidas de movimiento también
tenderían a tener una mayor transferencia a las
actividades atléticas que requieren una potencia
central dinámica, como la lucha libre (54), lanzar
una pelota de béisbol (56), tenis (33), gimnasia
(91), fútbol (125), natación (68) y atletismo (46).
Sin embargo, una mayor velocidad de repetición
podría someter los tejidos de la columna a
fuerzas excesivas que pueden provocar lesiones
(6,86). para no deportistas
Revista de fuerza y acondicionamiento | www.nsca-lift.org 13
poblaciones, los riesgos de repeticiones más
rápidas parecen superar las recompensas
potenciales y, por lo tanto, un ritmo ligeramente
más lento de aproximadamente 2 segundos
puede ser más apropiado con respecto al
mantenimiento de la salud de la columna. En
cuanto a las poblaciones atléticas, se necesita
más investigación para mostrar si los ejercicios
básicos dinámicos explosivos conducen a
adaptaciones positivas que fortalecen los tejidos
y previenen lesiones o si someten al atleta a un
mayor riesgo de lesión al agregar más estrés a
los tejidos.
También es importante considerar los efectos
de la variación diurna en la cinética espinal.
Durante el sueño, se reduce la carga sobre los
discos, lo que les permite absorber más líquido
y aumentar de volumen (129). Luego se expulsa
líquido a lo largo del día a medida que se
produce la carga espinal diaria normal.
Temprano en la mañana, la presión intradiscal
es un 240 % más alta que antes de acostarse
(140), y las tensiones de flexión aumentan en
los discos en un 300 % y en los ligamentos del
arco neural en un 80 % debido a la hidratación
y la ausencia de fluencia ( 4). A medida que
avanza el día, los discos se abultan más, se
vuelven más rígidos al comprimirse, se vuelven
más elásticos y flexibles al doblarse, aumenta
la afinidad por el agua y disminuye el riesgo de
prolapso discal (1). Después de solo 30 minutos
de despertar, los discos pierden el 54 % de la
pérdida diaria de altura y contenido de agua del
disco y el 90 % en la primera hora (95). Por esta
razón, los ejercicios de flexión de la columna
deben evitarse al menos 1 hora después de
levantarse. Para ser conservadores, los atletas
pueden querer esperar un mínimo de 2 horas o
más antes de realizar ejercicios que involucren
la flexión de la columna.
Existe alguna evidencia de que los ejercicios
de flexión de la columna también deben evitarse
después de estar sentado durante mucho
tiempo. Se ha demostrado que los discos en
realidad ganan altura después de sentarse
(11,61) y disminuyen el rango de movimiento
lumbar (31), lo que reduce la holgura en las
estructuras resistentes a la flexión, incluidos los
ligamentos y el anillo posterior, al tiempo que
aumenta el riesgo de lesión en esas estructuras. (4,18).
Sin embargo, como señalaron Beach et al. (18),
las diferencias individuales en la postura
sentada conducen a grandes variaciones en el tejido
Machine Translated by Google
Triturar o no crujir
respuesta. Algunas personas en realidad ganan
rango de movimiento lumbar al sentarse, lo que
también puede aumentar el riesgo de lesiones
debido a la fluencia viscoelástica (76), la
relajación del estrés (3) o la pérdida de líquidos
(5), lo que aumenta la laxitud de las articulaciones (4).
Teniendo en cuenta que aproximadamente el
50% de la rigidez se recupera dentro de los 2
minutos de levantarse después de 20 minutos
de flexión completa (76), parece prudente dejar
que transcurran al menos varios minutos, tal vez
5 o más, antes de realizar ejercicios de flexión
de la columna después de un período. de
sedentarismo prolongado y caminar para facilitar
la deshidratación del disco.
CONCLUSIÓN
Basado en la investigación actual, es prematuro
concluir que la columna vertebral humana tiene
un número limitado de ciclos de flexión. La
afirmación de que los ejercicios de flexión
dinámica son perjudiciales para la columna
vertebral en individuos por lo demás sanos
sigue siendo altamente especulativa y se basa
en gran medida en la extrapolación de datos
animales in vitro que tienen una relevancia
cuestionable para la biomecánica espinal
humana in vivo. Aunque parece que una gran
cantidad de ciclos continuos de flexión pueden,
en última instancia, tener un efecto perjudicial
en los tejidos de la columna, no existe evidencia
de que una rutina de ejercicios de bajo volumen
basada en la fuerza que incluya movimientos
dinámicos de flexión de la columna acelere el
inicio de la degeneración del disco. y se puede
argumentar que tales ejercicios pueden, de
hecho, producir un efecto beneficioso en términos de salud del disco.
Las contraindicaciones para los movimientos
de flexión de la columna solo parecerían
aplicables con respecto a aquellos con patología
espinal existente, como hernia/prolapso de
disco o intolerancia a la flexión.
Hasta la fecha, los autores no tienen conocimiento
de ningún estudio que haya investigado los
efectos del ejercicio de flexión espinal en la
columna vertebral humana in vivo. Se necesita
más investigación para evaluar los efectos
agudos y crónicos de los ejercicios dinámicos
de flexión de la columna en sujetos humanos in
vivo para poder sacar conclusiones más
definitivas sobre el tema.
Esta investigación debe incluir imágenes de
resonancia magnética de los discos
intervertebrales para evaluar la salud del disco
antes y después de los protocolos de flexión de
la columna humana de diferentes cargas, repeticiones,
14 VOLUMEN 33 | NÚMERO 4 | AGOSTO 2011
tempos y rangos de movimiento. Se espera que
este artículo sirva para impulsar nuevas
investigaciones en esta área.
Con respecto al diseño del programa, la fuerza
y la resistencia básicas del núcleo se realizarán
mediante la realización de la mayoría de los
ejercicios que no se basan en máquinas, como
sentadillas, remo, peso muerto y flexiones.
Dicho esto, los ejercicios centrales dirigidos
pueden servir para mejorar el rendimiento
deportivo, la capacidad funcional y la estética
física. De acuerdo con el principio de
especificidad, el diseño del programa central
debe tener en cuenta las metas y habilidades
individuales del deportista con respecto a su
necesidad de hipertrofia muscular, potencia,
fuerza y/o resistencia, y los tipos de acciones
conjuntas involucradas en su deporte. . Se
necesita una variedad de ejercicios abdominales
para trabajar suficientemente la musculatura
abdominal, y estos ejercicios diferirán según los
objetivos de entrenamiento (13). La variedad en
la carga espinal se asocia con un menor riesgo
de patología espinal (136). Se justifica un
enfoque multiplanar equilibrado para el
entrenamiento de la zona media que incorpore
una combinación de ejercicios isométricos y
dinámicos para evitar que un segmento de la
columna en particular sufra un estrés acentuado
y para garantizar una biomecánica de
estabilización adecuada de la columna.
Bret Contreras
actualmente está
realizando su
doctorado en la Universidad AUT.
Brad
Schoenfeld es el
propietario/director
de Global Fitness
Services.
REFERENCIAS
1. Adams A, Dolan P, Hutton W y Porter R.
Cambios diurnos en la mecánica espinal y
su clínica
significado. J Bone Joint Surg 72B: 266–270,
1990.
2. Adams MA y Dolan P. Cambios dependientes del
tiempo en la resistencia de la columna lumbar a la
flexión. Clin Biomech (Bristol, Avon) 11: 194–200,
1996.
3. Adams MA y Dolan P. Podría repentino
aumentos en la actividad física causan la
degeneración de los discos intervertebrales?
Lancet 350: 734–735, 1997.
4. Adams MA, Dolan P y Hutton WC.
Variaciones diurnas en las tensiones sobre la
columna lumbar. Spine (Phila Pa 1976) 12: 130–
137, 1987.
5. Adams MA y Hutton WC. El efecto de
postura sobre el contenido líquido de los discos
intervertebrales lumbares. Spine (Phila Pa
1976) 8: 665–671, 1983.
6. Adams MA y Hutton WC. El efecto de
postura en la difusión en los discos intervertebrales
lumbares. J Anat 147: 121–134, 1986.
7. Adams MA, May S, Freeman BJ, Morrison HP y
Dolan P. Inicio mecánico de la degeneración del
disco intervertebral. Spine (Phila Pa 1976) 25:
1625–1636, 2000.
8. Adams MA, McNally DS y Dolan P.
Distribución del estrés dentro de los discos
intervertebrales: los efectos de la edad y la
degeneración. J Bone Joint Surg Br 78: 965–972,
1996.
9. Adams MA, Stefanakis M y Dolan P.
La curación de un disco intervertebral doloroso
no debe confundirse con la reversión de la
degeneración del disco: implicaciones para las
terapias físicas para el dolor de espalda
discogénico. Clin Biomech (Bristol, Avon) 25:
961–971, 2010.
10. Alini M, Eisenstein SM, Ito K, Little C,
Kettler AA, Masuda K, Melrose J, Ralphs J, Stokes
I y Wilke HJ. ¿Son útiles los modelos animales
para estudiar los trastornos/degeneración del
disco humano? Eur Spine J 17: 2–19, 2008.
11. Althoff I, Brinckmann P, Frobin W,
Sandover J y Burton K. Un método mejorado de
medición de estatura para
determinación cuantitativa de la carga
espinal. Spine (Phila Pa 1976) 17: 682–693,
1992.
12. Arjmand N y Shirazi-Adl A. Papel de la presión
intraabdominal en la descarga y estabilización de
la columna vertebral humana durante tareas de
levantamiento estático. Eur Spine J 15: 1265–
1275, 2006.
13. Axler CT y McGill SM. Cargas bajas en la espalda
sobre una variedad de ejercicios abdominales:
Buscando el desafío abdominal más seguro.
Med Sci Sports Ejercicio 29: 804–811, 1997.
14. Barbosa AR, Santarém JM, Filho WJ y
Marucci Mde F. Efectos de la resistencia
entrenamiento en la prueba sit-and-reach en ancianos
Machine Translated by Google
mujeres. J Fuerza Cond Res 16: 14–18,
2002.
15. Battie´ MC y Videman T. Disco lumbar
degeneración: Epidemiología y genética.
J Bone Joint Surg Am 88 (suplemento 2):
3–9, 2006.
16. Battie´ MC, Videman T, Gibbons LE, Manninen H,
Gill K, Pope M y Kaprio J. Conducción ocupacional
y degeneración del disco lumbar: un estudio de
casos y controles. Lanceta 360: 1369–1374,
2002.
17. Battie´ MC, Videman T, Kaprio J, Gibbons
LE, Gill K, Manninen H, Saarela J y Peltonen L. El
estudio de la columna vertebral gemela: contribuciones
a una visión cambiante de la degeneración del disco.
Columna J 9: 47–59, 2009.
18. Playa TA, Parkinson RJ, Stothart JP,
y Callaghan JP. Efectos de la sedestación
prolongada sobre la rigidez de flexión pasiva de la
columna lumbar in vivo. Columna vertebral J 5: 145–
154, 2005.
[ PubMed ] 19. Boden SD, Davis DO, Dinah TS.
Patronas NJ y Wiesel SW. Exploraciones anormales
de resonancia magnética de la columna lumbar en
sujetos asintomáticos. Una investigación prospectiva.
J Bone Joint Surg Am 72: 403–408, 1990.
20. Boos N, Rieder R, Schade V, Spratt KF, Semmer N y
Aebi M. 1995 Premio Volvo en ciencias clínicas. La
precisión diagnóstica de la resonancia magnética, la
percepción del trabajo y los factores psicosociales
en la identificación de hernias de disco sintomáticas.
Spine (Phila Pa 1976) 20: 2613–2625, 1995.
21. Boos N, Weissbach S, Rohrbach H,
Weiler C, Spratt KF y Nerlich AG.
Clasificación de los cambios relacionados con la
edad en los discos intervertebrales lumbares. Spine
(Phila Pa 1976) 27: 2631–2644, 2002.
22. Boxberger J, Orlansky A, Sen S y Elliot D. El
contenido reducido de glicosaminoglicanos del
núcleo pulposo altera la mecánica viscoelástica
dinámica del disco intervertebral. J Biomecánica 42:
1941–1946, 2009.
23. Boyle M. Avances en Entrenamiento Funcional:
Técnicas de Entrenamiento para
Entrenadores, Entrenadores Personales y Atletas.
Aptos, CA: Publicaciones On Target, 2010. págs. 88.
24. Brickley-Parsons D y Glimcher MJ. ¿Es la química del
colágeno en los discos intervertebrales una expresión
de la Ley de Wolff? Un estudio de la columna lumbar
humana. Spine (Phila Pa 1976) 9: 148–163, 1984.
25. Bridges CR, Clark BJ, Hammond RL y Stephenson LW.
Bioenergética del músculo esquelético durante la
frecuencia
fatiga dependiente. Soy J Physiol 1260: C643–
C651, 1991.
26. Broberg KB. en lo mecanico
Comportamiento de los discos intervertebrales.
Columna vertebral (Phila Pa 1976) 8: 151–165, 1983.
27. Buckwalter JA. Envejecimiento y degeneración del disco
intervertebral humano. Spine (Phila Pa 1976) 20:
1307–1314, 1995.
28. Burton AK, Tillotson KM y Troup DG.
Variaciones en la movilidad sagital lumbar con
problemas de espalda baja. Spine (Phila Pa 1976)
14: 584–590, 1989.
29. Busscher I, Ploegmakers JJ, Verkerke GJ y Veldhuizen
AG. Dimensiones anatómicas comparativas de la
columna completa humana y porcina. Eur Spine J
19: 1104–1114, 2010.
30. Callaghan JP y McGill SM.
Hernia de disco intervertebral: estudios sobre
un modelo porcino expuesto a movimientos
de flexión/extensión altamente repetitivos con
fuerza de compresión. Clin Biomech (Bristol, Avon)
16:28–37, 2001.
31. Callaghan JP y McGill SM. Carga y cinemática de las
articulaciones de la espalda baja durante la
bipedestación y la sedestación sin apoyo.
Ergonomía 44: 280–294, 2001.
32. Cholewicki J, Ivancic P y Radebold A.
¿Se puede desvincular el aumento de la presión
intraabdominal en los seres humanos de la co-
contracción de los músculos del tronco durante los
esfuerzos isométricos en estado estacionario? Eur J
Appl Physiol 87: 127–133, 2002.
33. Chow JW, Shim JH y Lim YT.
Actividad de los músculos del tronco inferior
durante el servicio de tenis. J Sci Med Sport 6:
512–518, 2003.
34. DeWald RL. Deformidades de la columna vertebral:
el texto completo. Nueva York, NY: Thieme,
2003. págs. 213.
35. Drake JD, Aultman CD, McGill SM y Callaghan JP. La
influencia del torque axial estático en carga
combinada en la mecánica de falla de la articulación
intervertebral usando un modelo porcino. Clin
Biomech 20: 1038–1045, 2005.
36. Drake JD y Callaghan JP. intervertebral
deformación del foramen neural debido a dos
tipos de carga combinada repetitiva. Clin Biomech
24: 1–6, 2009.
37. Dvorak J, Panjabi MM, Novotny JE, Chang DG y Grob
D. Validación clínica de la flexión-extensión funcional
radiografías de la columna lumbar. Spine (Phila Pa
1976) 16: 943–950, 1991.
38. Elnagger MI, Nordin M, Sheikhzadeh A,
Parnianpour M, y Kahanovitz N. Efectos de los
ejercicios de flexión y extensión de la columna sobre
el dolor lumbar y la movilidad de la columna en
Revista de fuerza y acondicionamiento | www.nsca-lift.org 15
pacientes con dolor lumbar mecánico
crónico. Spine (Phila Pa 1976) 16: 967–972,
1991.
39. Eyre DR y Muir H. Análisis cuantitativo de colágenos de
tipo I y II en discos intervertebrales humanos a
diversas edades.
Biochim Biophys Acta 492: 29–42, 1977.
40. Fahrni WH y Trueman GE.
Estudio radiológico comparativo de las espinas
de una población primitiva con los norteamericanos
y los del norte de Europa.
J Bone Joint Surg 47B: 552–555, 1965.
41. Farthing JP y Chilibeck PD. Los efectos del entrenamiento
excéntrico y concéntrico a diferentes velocidades en
el músculo
hipertrofia. Eur J Appl Physiol 89: 578–586,
2003.
42. Se ajusta a RH, McDonald KS y Schluter JM.
Los determinantes de la fuerza y la potencia del
músculo esquelético: su adaptabilidad con los
cambios en el patrón de actividad. J Biomech 24:
111–122, 1991.
[ PubMed ] 43. Francxa FR, Burke TN, Hanada ES
Marqués AP. Estabilización segmentaria y
fortalecimiento muscular en la lumbalgia crónica: un
estudio comparativo. Clínicas (Sao Paulo) 65: 1013–
1017, 2010.
44. Frymoyer JW. Epidemiología. En: Nuevo
Perspectivas en el dolor lumbar. Frymoyer JW,
Gordon SL, eds. Park Ridge, IL: Academia
Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos, 1989.
págs. 19–34.
45. Gadeken SB. Fuerza fuera de temporada,
potencia y entrenamiento pliométrico para voleibol
de Kansas State. Fuerza Cond J 21(6): 49–55, 1999.
46. Gainor BJ, Hagen RJ y Allen WC.
Biomecánica de la columna vertebral en el
saltador de pértiga en relación con la espondilólisis.
Am J Sports Med 11: 53–57, 1983.
47. Haddad F y Adams GR. Seleccionado
contribución: aguda celular y molecular
Respuestas al ejercicio de resistencia. J Appl Physiol
93: 394–403, 2002.
48. Haughton VM, Schmidt TA, Keele K,
Un HS y Lim TH. La flexibilidad de los segmentos
de movimiento de la columna lumbar se correlaciona
con el tipo de desgarros en el anillo fibroso.
J Neurosurg 92: 81–86, 2000.
49. Higbie EJ, Cureton KJ, Warren GL III,
y anterior BM. Efectos de concéntrico y
entrenamiento excéntrico sobre la fuerza
muscular, el área transversal y la activación
neural. J App Physiol 81: 2173–2181, 1996.
50. Holm S y Nachemson A. Nutricional
cambios en el disco intervertebral canino después
de la fusión espinal. Clin Orthop Relat Res 169: 243–
258, 1982.
Machine Translated by Google
Triturar o no crujir
51. Holm S y Nachemson A. Variaciones en la nutrición
del disco intervertebral canino inducidas por el
movimiento. Spine (Phila Pa 1976) 8: 866–874,
1983.
52. Horner HA y Urban JP. volvo 2001
Ganador del Premio en Estudios de Ciencias Básicas:
Efecto del suministro de nutrientes sobre la
viabilidad de las células del núcleo pulposo del
disco intervertebral. Spine (Phila Pa 1976) 26:
2543–2549, 2001.
53. Hortoba´gyi T, Barrera J, Barba D,
Braspennincx J y Koens J. Mayores
adaptaciones iniciales al alargamiento muscular
submáximo que al acortamiento máximo.
J Appl Physiol 81: 1677–1682, 1996.
54. Iwai K, Okada T, Nakazato K, Fujimoto H, Yamamoto
Y y Nakajima H. Características específicas del
deporte de los músculos del tronco en luchadores
universitarios y judokas. J Fuerza Cond Res 22:
350–358, 2008.
55. Jackson AR y Gu WY. Transporte
Propiedades de los tejidos cartilaginosos. Curr
Rheumatol Rev 5: 40–50, 2009.
56. Jacobs P. El lanzamiento de béisbol por encima de la
cabeza. Un análisis kinesiológico y una programación
de acondicionamiento de fuerza relacionada.
Fuerza Cond J 9 (1): 5-13, 1987.
57. Jensky NE, Sims JK, Dieli-Conwright CM, Sattler FR,
Rice JC y Schroeder ET.
El ejercicio no influye en la expresión del ARN
mensajero de miostatina y folistatina en mujeres
jóvenes. J Fuerza Cond Res 24: 522–530, 2010.
58. Kelsey JL, Githens PB, O'Conner T,
Weil U, Calogero JA, Holford TR, White AA III,
Walter SD, Ostfeld AM y Southwick WO. Prolapso
agudo de disco intervertebral lumbar: un estudio
epidemiológico con especial referencia a la
conducción de automóviles y el tabaquismo. Spine
(Phila Pa 1976) 6: 608–613, 1984.
59. Larson J, Levicoff E, Gilbertson L y Kang J.
Modificación biológica de modelos animales de
disco intervertebral
degeneración. J Bone Joint Surg 88: 83–87,
2006.
60. Lawrence JS. La epidemiología de
enfermedades reumáticas. En: Libro de texto de
la enfermedad reumática. WSC Copeman.
Edimburgo, Reino Unido: Churchill Livingstone,
1969. págs. 163–181.
61. Leivseth G y Drerup B. Espinal
encogimiento durante el trabajo en una postura sentada
en comparación con el trabajo en una postura de pie.
Clin Biomech 12: 409–418, 1997.
62. Li SZ, Hu YG y Chen PX. Estudio sobre el colágeno
en las diferentes regiones del disco y diferentes
discos sigmentales. Zhonghua Wai Ke Za Zhi 32:
670–672, 1994.
16 VOLUMEN 33 | NÚMERO 4 | AGOSTO 2011
63. Lotz JC. Modelos animales de intervertebral
degeneración del disco: Lecciones aprendidas.
Spine (Phila Pa 1976) 29, 2742–2750, 2004.
64. Lotz JC, Hsieh AH, Walsh AL, Palmer EI y Chin JR.
Mecanobiología del disco intervertebral. Biochem
Soc Trans 30 (Pt 6): 853–858, 2002.
65. Luoma K, Riihimaki H, Luukkonen R,
Raininko R, Viikari-Juntura E y Lamminen
A. Dolor lumbar en relación con la degeneración
del disco lumbar. Spine (Phila Pa 1976) 25: 487–
492, 2000.
66. Luoma K, Riihima¨ ki H, Raininko R,
Luukkonen R, Lamminen, A y Viikari Juntura E.
Degeneración del disco lumbar en relación con
la ocupación. Scand J Work Environ Health 24:
358–366, 1998.
67. MacDougall JD, Gibala MJ, Tarnopolsky MA,
MacDonald JR, Interisano SA y
Yarasheski KE. El curso de tiempo para la síntesis
de proteínas musculares elevadas después del
ejercicio de resistencia intenso. Can J Appl Physiol
20: 480–486, 1995.
68. Magnusson SP, Constantine NW,
McHugh MP y Gleim GW. Perfiles de fuerza y
rendimiento en nadadores de nivel Master. Am J
Sports Med 23: 626–631, 1995.
69. Maroudas A, Stockwell RA, Nachemson A y Urban J.
Factores implicados en la
Nutrición del intervertebral lumbar humano.
disco: Celularidad y difusión de glucosa in vitro. J
Anat 120: 113–130, 1975.
70. Marshall LW y McGill SM. El papel del torque axial en
la hernia discal. Clin Biomech (Bristol, Avon) 25: 6–
9, 2010.
71. Martin MD, Boxell CM y Malone DG.
Fisiopatología de la degeneración del
disco lumbar: una revisión de la literatura.
Enfoque de neurocirugía 13: E1, 2002.
72. Maughan RJ, Watson JS y Weir J.
Fuerza y área transversal del músculo
esquelético humano. J Physiol 338: 37–49, 1983.
[ PubMed ] 73. Mayer T, Tencer A, Kristiferson S, et al.
Mooney V. Uso de técnicas no invasivas para la
cuantificación del rango de movimiento de la
columna en sujetos normales y pacientes con
disfunción lumbar crónica. Spine (Phila Pa 1976)
9: 588–595, 1984.
74. McGill SM. Trastornos de la espalda baja.
Champagne, IL: Cinética humana. 105.
75. McGill SM. Entrenamiento básico: Evidencia
traduciéndose en un mejor rendimiento y
prevención de lesiones. Fuerza Cond J 32(3): 33–
45, 2010.
76. McGill SM y Brown S. Creep respuesta de la columna
lumbar a la completa prolongada
flexión. Clin Biomech (Bristol, Avon) 7: 43–46,
1992.
77. McHugh MP, Connolly DA, Eston RG y Gleim GW.
Análisis electromiográfico del ejercicio que
resulta en síntomas de daño muscular. J Sports
Sci 18: 163–172, 2000.
78. McKenzie R y Donelson R. Mecánica
Diagnóstico y tratamiento del dolor lumbar.
Hacia una mejor comprensión. En: La Columna
Lumbar (2ª ed). Weisel SW, Weinstein JN,
Herkowitz H, eds.
Filadelfia, Pensilvania: WB Saunders, 1996. págs.
998–1011.
79. Miller J, Schmatz C y Schultz A.
Degeneración del disco lumbar: correlación con
la edad, el sexo y el nivel de la columna vertebral
en 600 especímenes de autopsia. Spine (Phila
Pa 1976) 13: 173–178, 1988.
80. Mookerjee S y Ratamess NA.
Comparación de las diferencias de fuerza y la
duración de la acción conjunta entre el ejercicio de
press de banca de rango de movimiento completo y parcial.
J Fuerza Cond Res 13: 76–81, 1999.
81. Moore RJ. El platillo vertebral: degeneración discal,
regeneración discal. Columna vertebral europea
J 15: S333–S337, 2006.
82. Mundt DJ, Kelsey JL, Golden AL,
Panjabi MM, Pastides H, Berg AT, Sklar J y Hosea
T. Un estudio epidemiológico de los deportes y el
levantamiento de pesas como posibles factores de
riesgo de hernia lumbar y cervical
discos Am J Sports Med 21: 854–
860, 1993.
83. Nachemson A, Lewin T, Maroudas A y Freeman MA.
Difusión in vitro de tinte a través de las placas
terminales y el anillo fibroso de los discos
intervertebrales humanos.
Acta orthop Scand 41: 589–607, 1970.
84. Nardone A, Romano` C y Schieppati M.
Reclutamiento selectivo de unidades motoras
humanas de alto umbral durante el alargamiento
isotónico voluntario de músculos activos.
J Physiol 409: 451–471, 1989.
85. Nardone A y Schieppati M. Cambio de actividad
de músculo lento a rápido durante las
contracciones de alargamiento voluntario de los
músculos tríceps surae en humanos.
J Physiol 395: 363–381, 1988.
86. Norris CM. Entrenamiento de los músculos
abdominales en el deporte. Br J Sports Med 27: 19–27, 1993.
87. Norris CM. Entrenamiento abdominal con carga
funcional: Parte 1. Phys Ther Sport 2: 29–39,
2001.
88. Ong A, Anderson J y Roche J. Un estudio piloto de
la prevalencia de la degeneración del disco
lumbar en atletas de élite con dolor lumbar en los
Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
Br J Sports Med 37: 263–266, 2003.
Machine Translated by Google

89. Pearcy MJ. Radiografía estereoscópica del movimiento
de la columna lumbar. Acta Orthop Scand 212: 1–
45, 1985.
90. Pearcy MJ y Tibrewal SB. Deformaciones del
disco intervertebral lumbar y del ligamento
medidas in vivo.
Clin Orthop Relat Res 191: 281–
286, 1984.
91. Peltonen JE, Taimela S, Erkintalo M,
estímulo de entrenamiento. Med Sci Sports
Ejercicio 26: 1160–1164, 1994.
102. Rubin L y Schweitzer S. El uso de
parches de tejido biológico acelular en cirugía de
pie y tobillo. Clin Podiatr Med Surg 22: 533–552,
2005.
103. Ruff C, Holt B y Trinkaus E. ¿Quién es
¿Miedo al malvado Wolff?: ''Ley de Wolff'' y
adaptación funcional ósea. Am J Phys Anthropol
[Artículo gratuito de PMC] [PubMed] [Referencia cruzada] 114.
Singh K, Masuda K, Thonar E, An H y Cs-Szabo G.
Cambios relacionados con la edad en la matriz
extracelular del núcleo pulposo humano y el anillo fibroso
disco intervertebral. Spine (Phila Pa 1976) 34: 10–
16, 2009.
115. Skrzypiec D, Tarala M, Pollintine P, Dolan P y Adams
MA. ¿Cuándo son los discos intervertebrales más
fuertes que sus vértebras adyacentes? Spine

Salminen JJ, Oksanen A y Kujala UM. 129: 484–498, 2006. (Phila Pa 1976) 32: 2455–2461, 2007.

Área transversal de los músculos extensores de

la espalda y psoas, entrenamiento físico previo y
fuerza de los músculos del tronco: un estudio
longitudinal en niñas adolescentes. Eur J Appl
Physiol 77: 66–71, 1998.
92. Porter RW, Adams MA y Hutton WC.
La actividad física y la fuerza de la columna
lumbar. Spine (Phila Pa 1976) 14: 201–203, 1989.
93. Postacchini F. Manejo de la estenosis espinal
lumbar. J Bone Joint Surg (Br) 78: 154–164, 1996.
94. Rae P, Venner RM y Waddell G. Una técnica
clínica simple para medir la flexión lumbar. JR
Coll Surg Edinb 29: 281–284, 1981.
95. Reilly T, Tyrrell A y Troup JD, Variación circadiana de
la estatura humana. Cronobiol Int
1: 121–126, 1984.
96. Revel M. Rehabilitación de espalda baja
pan paciente. Rev Rhum Engl Ed 62: 35–44,
1995.
97. Rodacki NC, Rodacki LF, Ugrinowitsch C, Zielenski D
y Budal da Costa R.
Descarga espinal después de ejercicios
abdominales. Clin Biomech (Bristol, Avon) 23: 8–
14, 2008.
98. Rohlmann A, Bauer L, Zander T, Bergmann
G y Wilke HJ.
Determinación de las fuerzas musculares del tronco para
104. Russ DW. La tensión activa y pasiva interactúan
116. Smith RC y Rutherford OM. El rol de
para promover la señalización de Akt con la
Metabolitos en el entrenamiento de fuerza.
contracción muscular. Med Sci Sports Ejercicio
I. Una comparación de contracciones excéntricas
40: 88–95, 2008.
y concéntricas. Eur J Appl Physiol Occup Physiol
105. Sands WA y McNeal JR. Una comparación
71: 332–336, 1995.
cinemática de cuatro dispositivos de
117. Sternlicht E. y Rugg S.
entrenamiento abdominal y una contracción abdominal tradicional.
Análisis electromiográfico de la
J Fuerza Cond Res 16: 135, 2002.
actividad de los músculos abdominales utilizando
106. Santos E, Rhea MR, Sima˜o R, Dias I,
dispositivos portátiles de ejercicio abdominal y
de Salles BF, Novaes J, Leite T, Blair JC y Bunker
un crujido tradicional. J Fuerza Cond Res 17: 463–
DJ. Influencia del entrenamiento de fuerza
468, 2003.
moderadamente intenso sobre la flexibilidad en
mujeres jóvenes sedentarias. J Fuerza Cond Res 118. Stokes IA, Gardner-Morse MG y Henry SM.
24: 3144–3149, 2010. Presión intraabdominal y función muscular de
la pared abdominal:
107. Sowa G y Agarwal S. La tensión de tracción cíclica
Mecanismo de descarga espinal. Clin
ejerce un efecto protector sobre las células del
Biomech (Bristol, Avon) 25: 859–866, 2010.
disco intervertebral. Am J Phys Med Rehabil 87:
537–544, 2008.
119. Stokes IA y Iatridis JC. Mecánico
108. Schoenfeld BJ. Los mecanismos de
condiciones que aceleran intervertebral
hipertrofia muscular y su aplicación al entrenamiento
degeneración discal: sobrecarga versus
de resistencia. J Fuerza Cond Res 24: 2857–2875,
inmovilización. Spine (Phila Pa 1976) 29: 2724–
2010.
2732, 2004.
109. Schott J, McCully K y Rutherford OM.
120. Swa¨rd L, Hellstro¨m M, Jacobsson B,
El papel de los metabolitos en el
Nyman R y Peterson L. Degeneración
entrenamiento de fuerza. II. Contracciones
del disco y anomalías asociadas de la
isométricas cortas versus largas. Eur J Appl
Physiol 71: 337–341, 1995. columna vertebral en gimnastas de élite.
Un estudio de resonancia magnética. Spine (Phila
110. Schuler L y Cosgrove A. El nuevo
Pa 1976) 16: 437–443, 1991.
Reglas de levantamiento de abdominales: un mito que rompe
Plan de acondicionamiento físico para hombres y mujeres

flexión y extensión mediante el uso de un modelo
de elementos finitos validado de la columna lumbar
y datos medidos in vivo. J Biomech (Bristol, Avon)
39: 981–989, 2006.
111. Schuenke M, Schulte E y
99. Rohlmann A, Zander T, Schmidt H,
Wilke HJ y Bergmann G. Análisis de la influencia
de la degeneración del disco en el comportamiento
mecánico de un movimiento lumbar
segmento por el método de los elementos finitos.
112. Shepstone TN, Tang JE, Dallaire S, Schuenke
J Biomech (Bristol, Avon) 39: 2484–
2490, 2006.
[Artículo gratuito de PMC] [PubMed] 100. Roig M, O'Brien K, Kirk G, Murray R, et al.
McKinnon P, Shadgan B y Reid WD.
Los efectos del entrenamiento de resistencia
excéntrico versus concéntrico sobre la fuerza y la
masa muscular en adultos sanos: una revisión
113. Shinohara M, Kouzaki M, Yoshihisa T y Fukunaga T.
sistemática con metanálisis. Br J Sports Med43:
556–558, 2009.
101. Rooney KJ, Herbert RD y Balnave RJ.
La fatiga contribuye a la fuerza.
Que quieren un núcleo fuerte y una espalda sin
dolor. Nueva York, NY: Avery, 2010. págs. 20.
Schumacher U. Atlas of Anatomy: General
Anatomy and Musculoskeletal System New York,
NY: Thieme, 2006. pp. 93.
MD, Staron RS y Phillips SM. El
entrenamiento de alargamiento isocinético de
alta velocidad versus baja velocidad a corto
plazo da como resultado una mayor hipertrofia
de los flexores del codo en hombres jóvenes.
J Appl Physiol 98: 1768–1776, 2005.
Eficacia de la isquemia del torniquete para el
entrenamiento de fuerza con baja resistencia. Euro
J Appl Physiol 77: 189–191, 1998.
121. Takarada Y, Takazawa H, Sato Y,
Takebayashi S, Tanaka Y e Ishii N.
Efectos del ejercicio de resistencia combinado
con oclusión vascular moderada en
Función muscular en humanos. J Appl Physiol
88: 2097–2106, 2000b.
122. Tall RL y DeVault W. Lesión espinal en
deporte: Consideraciones epidemiológicas. Clin
Sports Med 12: 441–448, 1993.
123. Tampier C, Drake JD, Callaghan JP y McGill SM.
Hernia discal progresiva: una investigación del
mecanismo utilizando técnicas de disección
radiológica, histoquímica y microscópica en un
modelo porcino. Spine (Phila Pa 1976) 32: 2869–
2874, 2007.
124. Thomas TR y Ridder MB. Resistencia
efectos del programa de ejercicios sobre la
función abdominal y el físico. J Sports Med Phys
Fitness 29: 45–48, 1989.

Revista de fuerza y acondicionamiento | www.nsca-lift.org 17

Machine Translated by Google
Triturar o no crujir
125. Togari H y Asami T. Un estudio del entrenamiento
de saque de banda en el fútbol. Actas del
Departamento de Educación Física, Facultad
de Educación General, Universidad de Tokio,
Tokio, Japón (vol 6). 1972. págs. 33–38.
126. Toigo M y Boutellier U. Nuevo ejercicio
de resistencia fundamental
determinantes moleculares y celulares
adaptaciones musculares. Eur J Appl Physiol
97: 643–663, 2006.
127. Tsuji H, Hirano N, Ohshima H, Ishihara H,
Terahata N y Motoe T. Variación estructural
del anillo fibroso anterior y posterior en el
desarrollo del disco intervertebral lumbar
humano. A
factor de riesgo para la ruptura del disco intervertebral.
Spine (Phila Pa 1976) 18: 204–
210, 1993.
128. Urban JP, Holm S, Maroudas A y Nachemson
A. Nutrición del disco intervertebral: efecto
del flujo de fluidos en el transporte de solutos.
Clin Orthop Relat Res 170: 296, 1982.
129. Urban JP y McMullin JF. Presión hinchada
de los discos intervertebrales lumbares:
Influencia de la edad, nivel espinal,
composición y degeneración. Spine (Phila
Pa 1976) 13: 179–187, 1988.
130. Urban JP y Roberts S. Degeneración del disco
intervertebral. Artritis Res Ther
5: 120–130, 2003.
131. Urban JP, Smith S y Fairbank JC.
Nutrición del disco intervertebral.
Spine (Phila Pa 1976) 29: 2700–
2709, 2004.
132. Van der Veen A, Mullender M, Smit T,
Kingma I y Van Dieen J. Mecánica del disco
intervertebral relacionada con el flujo: la
validez de un modelo in vitro. Spine (Phila Pa
1976) 30: E5340–E539, 2005.
18 VOLUMEN 33 | NÚMERO 4 | AGOSTO 2011
133. Varlotta GP, Brown MD, Kelsey JL y Golden AL.
Predisposición familiar a la hernia de disco
lumbar en pacientes menores de veintiún años.
J Bone Joint Surg Am 73: 124–128, 1991.
134. Vera-García FJ, Flores-Parodi B, Elvira JL y Sarti
MA. Influencia de la velocidad de curl-up del
tronco en el reclutamiento muscular. J Fuerza
Cond Res 22: 684–690, 2008.
135. Videman T, Battie´ MC, Gibbons LE,
Manninen H, Gill K, Fisher LD y
Koskenvuo M. Ejercicio y disco de por vida
degeneración: un estudio de resonancia
magnética de gemelos monocigóticos. Med Sci Sports
Ejercicio 29: 1350–1356, 1997.
136. Videman T, Nurminen M y Troup JD.
1990 Premio Volvo en ciencias clínicas.
Patología de columna lumbar en material
cadavérico en relación con antecedentes de
dolor de espalda, ocupación y carga física.
Spine (Phila Pa 1976) 15: 728–740, 1990.
137. Vierck J, O'Reilly B, Hossner K, Antonio J, Byrne
K, Bucci L y Dodson M. Regulación de células
satelitales después del miotrauma causado por
el ejercicio de resistencia. Cell Biol Int 24: 263–
272, 2000.
138. Walker J III, El Abd O, Isaac Z y Muzin S.
Discografía en la práctica: una visión
clínica e histórica. Revisión actual
Musculoesquelético Med 1: 69–83, 2008.
139. Wiesel SW, Tsourmas N, Feffer HL,
Citrin CM, y Patronas N. Un estudio de
tomografía asistida por computadora. I. La
incidencia de tomografías computarizadas
positivas en un grupo de pacientes
asintomáticos. Spine (Phila Pa 1976) 9: 549–551, 1984.
140. Wilke HJ, Neef P, Caimi M, Hoogland T y Claes L.
Nuevas mediciones de presión intradiscal in
vivo durante
actividades. Spine (Phila Pa 1976) 24: 755–
762, 1999.
141. Wilke HJ, Rohlmann A, Neller S,
Schultheiss M, Bergmann G, Graichen F y
Claes LE. ¿Es posible simular condiciones de
carga fisiológicas aplicando momentos puros?
Una comparación de los componentes de carga
in vivo e in vitro en un fijador interno. Spine
(Phila Pa 1976) 26: 636–642, 2001.
142. Wilke HJ, Wolf S, Claes LE, Arand M y Wiesand
A. Influencia de las diferentes fuerzas musculares
en la presión intradiscal: un estudio in vitro. J
Biomech 29: 549–55, 1996.
143. Wilke HJ, Wolf S, Claes LE y
Wiesend A. Aumento de la estabilidad de
la columna lumbar con diferentes grupos
musculares. Spine (Phila Pa 1976) 20:
192–198, 1995.
144. Wilson F, Gissane C, Gormley J y
Simms C. Un estudio de cohorte prospectivo de
12 meses de lesiones en remeros internacionales.
Br J Sports Med 44: 207–214, 2010.
145. Wuertz K, Godburn K, MacLean JJ, Barbir A,
Donnelly JS, Roughley PJ, Alini M y Iatridis JC.
Remodelación in vivo de los discos
intervertebrales en respuesta a la compresión
dinámica a corto y largo plazo.
J Orthop Res 27: 1235–1242, 2009.
146. Yingling VR, Callaghan JP y McGill
SM. La columna cervical porcina como modelo
razonable de la columna lumbar humana
columna vertebral: una comparación
anatómica, geométrica y funcional. J Trastornos
espinales 12: 415–423, 1999.
147. Zander T, Rohlmann A, Calisse J y
Bergmann G. Estimación de las fuerzas musculares
en la columna lumbar durante la inclinación de la
parte superior del cuerpo. Clin Biomech (Brístol, Avon)
16 (Suplemento 1): S73–S80, 2001.