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MENINGES CRANEALES

Las meninges craneales son unas coberturas membranosas del encéfalo que se
hallan inmediatamente por dentro del cráneo (figs. 8-15 A y 8-28). Las meninges
craneales:
 Protegen el encéfalo.
 Constituyen la trama de soporte de arterias, venas y senos venosos.
 Engloban una cavidad llena de líquido, el espacio subaracnoideo, que es
vital para la función normal del encéfalo.

Las meninges están compuestas por tres capas de tejido conectivo membranoso
(fig. 8-28 A, B y D)

1. Duramadre (dura), capa fibrosa externa, fuerte y gruesa.


2. Aracnoides, capa intermedia delgada.
3. Piamadre (pia), capa interna delicada y vascularizada.

Las capas intermedia e interna (aracnoides y piamadre) son membranas continuas


que reciben en conjunto la denominación de leptomeninge (del griego, membrana
fina) (fig. 8-28 B). La aracnoides está separada de la piamadre por el espacio
subaracnoideo (leptomeníngeo), que contiene el líquido cerebroespinal (LCE).
Este espacio lleno de líquido ayuda a mantener el balance del líquido extracelular
en el encéfalo. El LCE es un líquido transparente cuya constitución es similar a la
del plasma; proporciona nutrientes, pero tiene menos proteínas y una
concentración
iónica diferente. El LCE se forma en los plexos coroideos de los cuatro ventrículos
del encéfalo (fig. 8-28 A). Este líquido abandona el sistema ventricular y penetra
en
el espacio subaracnoideo entre la aracnoides y la piamadre, donde la almohadilla
y
nutre el encéfalo.

Duramadre

La duramadre craneal es una membrana bilaminar, densa y gruesa; se denomina


también paquimeninge (fig. 8-28 A). Está adherida a la tabla interna de la calvaria.
Las dos capas de la duramadre craneal son una capa perióstica externa, formada
por el periostio que cubre la superficie interna de la calvaria, y una capa meníngea
interna, o membrana fibrosa fuerte que se continúa en el foramen magno con la
duramadre espinal que cubre la médula espinal.
La capa perióstica externa de la duramadre se adhiere a la superficie interna del
cráneo; su fijación es intensa a lo largo de las suturas y en la base del cráneo
(Haines, 2013). La capa perióstica externa se continúa en los forámenes craneales
con el periostio de la superficie externa de la calvaria (fig. 8-28 C). Esta capa
externa no continúa con la duramadre de la médula espinal, que consta sólo de la
capa meníngea.
FIGURA 8-28. Meninges y relación con la calvaria, el encéfalo y la médula
espinal. A) La duramadre y el espacio subaracnoideo (lila) rodean el encéfalo y se
continúan con los que rodean la médula espinal. B) Las dos capas de la
duramadre se separan para formar los senos venosos de la duramadre, como el
seno sagital
superior. Las granulaciones aracnoideas sobresalen a través de la capa meníngea
de la duramadre en los senos venosos de la duramadre y transfieren líquido
cerebroespinal (LCE) al sistema venoso. C) El espacio epidural espinal normal
(extradural) lleno de grasa y venas no se continúa con el espacio epidural craneal
potencial o patológico. La duramadre craneal tiene dos capas, mientras que la
duramadre espinal sólo tiene una. D) Se ha retirado la calvaria para mostrar la
capa externa (perióstica) de la duramadre. En el plano medio, se ha cortado y
retirado una parte del grueso techo del seno sagital superior; lateralmente se
reflejan partes del delgado techo de dos lagunas laterales (L), para mostrar las
abundantes granulaciones aracnoideas, que son las encargadas de la absorción
de LCE. A la derecha se ha reclinado hacia delante un colgajo angular de
duramadre; se ven los giros de la corteza cerebral a través de la aracnoides. E) La
cara interna de la calvaria muestra fositas (líneas de puntos, fositas granulares) en
los huesos frontal y parietal, producidas por granulaciones aracnoideas
aumentadas de tamaño o agrupaciones de otras más pequeñas (como en D).
Muchas pequeñas venas emisarias pasan entre el seno sagital superior y las
venas del díploe y la piel cabelluda a través de pequeños forámenes emisarios
(flechas) localizados a ambos lados de la sutura sagital. El surco vascular sinuoso
(M) en la pared lateral está formado por la rama frontal de la arteria meníngea
media. La falce del cerebro se fija por delante a la cresta frontal (CF).

Excepto en los senos y repliegues de la duramadre (fig. 8-28 B), la capa


meníngea interna está íntimamente fusionada con la capa perióstica y no es
posible
separarlas (fig. 8-28 B y C). En la calvaria, las capas externa e interna de la
duramadre fusionadas pueden desprenderse con facilidad de los huesos del
cráneo (p. ej., al retirar la calvaria en una autopsia). En la base del cráneo, las dos
capas durales están firmemente unidas y resulta difícil separarlas de los huesos.
En vida, esta separación en la interfase duramadre-cráneo sólo ocurre
patológicamente con la creación de un espacio epidural real (lleno de sangre o
líquido).

REPLIEGUES O REFLEXIONES DE LA DURAMADRE


La capa meníngea interna de la duramadre es una capa de soporte que se
refleja
separándose de la capa perióstica externa para formar repliegues (reflexiones) de
la duramadre (figs. 8-28 B y 8-29). Los repliegues de la duramadre dividen la
cavidad craneal en compartimentos al formar separaciones parciales (septo de la
duramadre) entre ciertas partes del encéfalo, y proporcionan soporte a otras
partes. Los repliegues de la duramadre son:
 Falce (hoz) del cerebro.
 Tentorio del cerebelo.
 Falce del cerebelo.
 Diafragma de la silla.
La falce del cerebro es el mayor repliegue de la duramadre. Está situada en la
fisura longitudinal del cerebro que separa los hemisferios cerebrales derecho e
izquierdo. La falce del cerebro se adhiere en el plano medio a la superficie interna
de la calvaria, desde la cresta frontal del hueso frontal y la crista galli del etmoides,
anteriormente, hasta la protuberancia occipital interna, posteriormente (figs. 8-29 A
y 8-30). La falce del cerebro termina posteriormente continuándose con el tentorio
del cerebelo.

El tentorio (tienda) del cerebelo, el segundo mayor repliegue de la duramadre,


es un amplio septo semilunar que separa los lóbulos occipitales de los hemisferios
cerebrales del cerebelo (fig. 8-29 A y B). El tentorio del cerebelo se une
anteriormente a los procesos clinoides del esfenoides, anterolateralmente a la
porción petrosa del temporal, y posterolateralmente a la cara interna del hueso
occipital y a parte del hueso parietal.

La falce del cerebro se une al tentorio del cerebelo y tira de él hacia arriba, lo que
le confiere el aspecto de una tienda de campaña. El tentorio del cerebelo divide la
cavidad craneal en los compartimentos supratentorial e infratentorial. La falce del
cerebro divide el compartimento supratentorial en dos mitades, derecha e
izquierda.

El borde anteromedial cóncavo del tentorio del cerebelo es libre y presenta una
hendidura denominada incisura del tentorio, a través de la cual el tronco del
encéfalo (mesencéfalo, puente y médula oblongada) se extiende desde la fosa
craneal posterior hasta la fosa craneal media (fig. 8-31 A y B).

La falce del cerebelo es un repliegue vertical de la duramadre que se sitúa


inferior al tentorio del cerebelo en la parte posterior de la fosa craneal posterior
(figs. 8-29 y 8-30). Está unida a la cresta occipital interna y separa parcialmente
los
hemisferios del cerebelo.

El diafragma de la silla, el menor de los repliegues de la duramadre, es una


lámina circular de duramadre que está suspendida entre los procesos clinoides,
formando un techo incompleto sobre la fosa hipofisaria en el esfenoides ( fig. 8-29
A).

El diafragma de la silla cubre la hipófisis en esta fosa y tiene una abertura para el
paso del infundíbulo y las venas hipofisarias.

SENOS VENOSOS DE LA DURAMADRE

Los senos venosos de la duramadre son espacios revestidos de endotelio


situados entre las capas perióstica y meníngea de la duramadre. Se forman allí
donde se adhieren los septos de duramadre a lo largo del borde libre de la falce
del cerebro y en relación con ciertas formaciones de la base del cráneo (figs. 8-29,
8-31 y 8-32). Las grandes venas de la superficie del encéfalo drenan en estos
senos, y la mayor parte de la sangre del encéfalo drena a través de ellos en las
venas yugulares internas. El seno sagital superior se sitúa en el borde convexo
de adhesión de la falce del cerebro (fig. 8-29). Se inicia en la crista galli y finaliza
cerca de la protuberancia occipital interna (fig. 8-30) en la confluencia de los
senos, lugar de encuentro de los senos sagital superior, recto, occipital y
transversos (fig. 8-32). El seno sagital superior recibe las venas cerebrales
superiores y se comunica a cada lado, a través de orificios semejantes a
hendiduras, con las lagunas venosas laterales, expansiones laterales del seno
sagital superior (fig. 8-29 D).

Las granulaciones aracnoideas (acúmulos de vellosidades aracnoideas) son


prolongaciones en forma de penacho de la aracnoides, que protruyen a través de
la capa meníngea de la duramadre en los senos venosos de la duramadre,
especialmente en las lagunas laterales, e influyen en el paso del LCE al sistema
venoso (figs. 8-29 B y D, y 8-35). El aumento de tamaño de las granulaciones
aracnoideas (a menudo denominadas cuerpos de Pacchioni) puede erosionar el
hueso y formar depresiones en la calvaria denominadas fositas granulares (fig.
8-28 E). Habitualmente se observan cerca del seno sagital superior, pero también
puede presentarse en los senos venosos petroso superior y recto de la
duramadre. Las granulaciones aracnoideas están adaptadas estructuralmente
para el transporte de LCE desde el espacio subaracnoideo hasta el sistema
venoso.
FIGURA 8-29. Repliegues (reflexiones) y senos venosos de la duramadre. Se
muestra el lado izquierdo tras la bisección de la cabeza. A) En el plano medio se
orientan verticalmente dos repliegues (septos) de la duramadre en forma de falce:
la falce del cerebro y la falce del cerebelo; horizontalmente se sitúan dos pliegues
a modo de techo: el tentorio del cerebelo y el diafragma de la silla. B) Senos
venosos de la duramadre y sus comunicaciones cercanas a la línea media.
El seno sagital inferior es mucho más pequeño que el seno sagital superior (fig.
8-29). Discurre por el borde libre cóncavo inferior de la falce del cerebro y finaliza
en el seno recto. El seno recto está formado por la unión del seno sagital inferior
con la vena cerebral magna. Discurre inferoposteriormente a lo largo de la línea de
unión de la falce del cerebro con el tentorio del cerebelo, donde se une a la
confluencia de los senos.

FIGURA 8-30. Interior de la base del cráneo. La protuberancia occipital interna


se forma en relación con la confluencia de los senos (fig. 8-31 A), y los surcos se
forman en la base del cráneo por los senos venosos de la duramadre (p. ej., seno
sigmoideo). El tentorio del cerebelo se fija a lo largo de la longitud de los senos
transversos y petrosos superiores (línea de trazos).

Los senos transversos discurren lateralmente desde la confluencia de los senos


y
forman un surco en cada hueso occipital y los ángulos posteroinferiores de los
huesos parietales (figs. 8-30 a 8-32). Los senos transversos cursan a lo largo de
los bordes posterolaterales de unión del tentorio del cerebelo y luego se
transforman en los senos sigmoideos cerca de la cara posterior de la porción
petrosa de los huesos temporales.
La sangre que llega a la confluencia de los senos drena en los senos transversos,
aunque raras veces de un modo igual, pues habitualmente predomina el izquierdo
(cuyo tamaño es mayor).

Los senos sigmoideos siguen un recorrido en forma de S en la fosa craneal


posterior, formando profundos surcos en los huesos temporales y occipital. Cada
seno sigmoideo gira anteriormente y luego continúa inferiormente como vena
yugular interna después de atravesar el foramen yugular. El seno occipital se
sitúa en el borde de adhesión de la falce del cerebelo y finaliza superiormente en
la confluencia de los senos (fig. 8-29 B). El seno occipital comunica inferiormente
con el plexo venoso vertebral interno (figs. 8-29 B y 8-33).

Los senos cavernosos, grandes plexos venosos, se sitúan a cada lado de la silla
turca en la cara superior del cuerpo del esfenoides, que contiene el seno (aéreo)
esfenoidal (figs. 8-29 B y 8-31). El seno cavernoso se compone de un plexo
venoso
de venas con paredes extremadamente delgadas, que se extiende desde la fisura
orbitaria superior, anteriormente, hasta el vértice de la porción petrosa del hueso
temporal posteriormente. Recibe sangre de las venas oftálmicas superior e
inferior, la vena cerebral media superficial y el seno esfenoparietal. Los conductos
venosos de los senos cavernosos comunican entre sí a través de los senos
intercavernosos, anterior y posteriormente al tallo hipofisario (fig. 8-31 A y B), y a
veces mediante venas inferior-mente a la hipófisis. Los senos cavernosos drenan
posteroinferiormente a través de los senos petrosos superior e inferior, y por
medio de venas emisarias en los plexos basilar y pterigoideos (fig. 8-29 A).

Dentro del seno cavernoso se halla la arteria carótida interna, con sus pequeñas
ramas, rodeada por el plexo carotídeo nervioso simpático y el nervio abducens
(NC
VI) (fig. 8-31 C). Los nervios oculomotor (NC III) y troclear (NC IV), así como dos
de las tres divisiones del nervio trigémino (NC V), se hallan englobados en la
pared lateral del seno. La arteria, portadora de sangre caliente desde el interior del
cuerpo, atraviesa el seno que está lleno de sangre más fría que retorna de los
capilares periféricos del cuerpo, lo que permite el intercambio de calor para
conservar la energía o enfriar la sangre arterial. Este mecanismo no es tan
importante en el ser humano como en los animales corredores (p. ej., el caballo y
el guepardo), cuya carótida interna sigue un curso más largo y tortuoso a través de
los senos cavernosos, lo que permite el enfriamiento de la sangre antes de
penetrar en el encéfalo. Se afirma que las pulsaciones de la arteria dentro del
seno cavernoso favorecen la propulsión de la sangre venosa de los senos, al igual
que ocurre con la fuerza de la gravedad (Standring, 2016).
FIGURA 8-31. Senos venosos de la duramadre. La sangre del encéfalo drena
en los senos de la duramadre. A) Se ha retirado el encéfalo y parte de la calvaria
para mostrar los senos relacionados con la falce del cerebro y el tentorio del
cerebelo. B) La vista del interior de la base del cráneo muestra la mayoría de las
comunicaciones de los senos cavernosos (la comunicación inferior con el plexo
venoso pterigoideo es una excepción notable) y el drenaje de la confluencia de los
senos. Las venas oftálmicas drenan en los senos cavernosos. C) La orientación y
la colocación de esta sección de los senos cavernosos y el cuerpo del esfenoides
se indican en las partes A y B. El seno cavernoso se sitúa de forma bilateral en la
cara lateral del cuerpo hueco del esfenoides y la fosa hipofisaria. Las arterias
carótidas internas, que presentan ángulos agudos, se han cortado dos veces.
Inferiormente se han seccionado las partes cavernosas de las arterias a su paso
anteriormente a lo largo del surco carotídeo hacia el ángulo agudo de la arteria
(algunos radiólogos denominan a este ángulo «sifón carotídeo»); superiormente,
las partes cerebrales de las arterias están seccionadas al pasar posteriormente
desde el ángulo para unirse al círculo arterial del cerebro.
Los senos petrosos superiores discurren desde los extremos posteriores de las
venas que componen los senos cavernosos hasta los senos transversos en el
punto
donde estos senos se incurvan inferiormente para formar los senos sigmoideos
(fig. 8-32 B). Cada seno petroso superior está situado en el borde de adhesión
anterolateral del tentorio del cerebelo, que se une al borde superior (cresta) de la
porción petrosa del hueso temporal (v. fig. 8-30).

Los senos petrosos inferiores también comienzan en el extremo posterior de


cada seno cavernoso (fig. 8-31 A y B). Cada seno petroso inferior discurre por un
surco situado entre la porción petrosa del hueso temporal y la porción basilar del
hueso occipital (v. fig. 8-30). El seno petroso inferior drena el seno cavernoso
directamente en la transición del seno sigmoideo a la vena yugular interna en el
foramen yugular (fig. 8-31 B). El plexo basilar conecta los senos petrosos
inferiores y comunica inferior-mente con el plexo venoso vertebral interno (figs. 8-
29 B y 8-33).
FIGURA 8-32. Proyección de máxima intensidad que muestra una venografía
por RM de los senos venosos durales y las venas cerebrales. Cuando existe
sospecha de trombosis venosa intracraneal se pueden observar los senos
venosos durales y las venas cerebrales utilizando técnicas de RM que no
requieren la inyección de material de contraste. La señal brillante (blanca) está
producida por la sangre venosa en los senos y las venas.

Venas emisarias conectan los senos venosos de la duramadre con venas


situadas
fuera del cráneo. Aunque carecen de válvulas y la sangre puede fluir en ambas
direcciones, el flujo en las venas emisarias habitualmente se aleja del encéfalo. El
tamaño y el número de las venas emisarias son variables; muchas pequeñas
venas no tienen nombre. Una vena emisaria frontal está presente en los niños y
algunos
adultos. Atraviesa el foramen ciego del cráneo y conecta el seno sagital superior
con las venas del seno frontal y las cavidades nasales. Una vena emisaria
parietal, que puede ser par bilateralmente, atraviesa el foramen parietal en la
calvaria y conecta el seno sagital superior con las venas externas a él,
particularmente las de la piel cabelluda (v. fig. 8-8 A y C). Una vena emisaria
mastoidea atraviesa el foramen mastoideo y conecta cada seno sigmoideo con la
vena occipital o auricular posterior (fig. 8-33). También puede haber una vena
emisaria condílea posterior, que pasa a través del conducto condíleo y conecta
el seno sigmoideo con el plexo venoso suboccipital.

VASCULARIZACIÓN DE LA DURAMADRE

Las arterias de la duramadre aportan más sangre a la calvaria que a la


duramadre.
El mayor de estos vasos, la arteria meníngea media, es una rama de la arteria
maxilar (v. fig. 8-28 D). Transcurre por la fosa craneal media a través del foramen
espinoso (v. fig. 8-30), discurre lateralmente en la fosa y gira superoanteriormente
sobre el ala mayor del esfenoides, donde se divide en las ramas anterior y
posterior
(v. fig. 8-28 D). La rama frontal de la arteria meníngea media discurre
superiormente al pterión y luego se incurva posteriormente para ascender hacia el
vértice del cráneo. La rama parietal de la arteria meníngea media discurre
posterosuperiormente y se ramifica sobre la cara posterior del cráneo. Pequeñas
áreas de la duramadre reciben irrigación de otras arterias: ramas meníngeas de
las arterias oftálmicas, ramas de las arterias occipitales y pequeñas ramas de las
arterias vertebrales.
FIGURA 8-33. Disección profunda de la región suboccipital. El sistema venoso
vertebral externo cuenta con numerosas intercomunicaciones y conexiones,
algunas de las cuales se muestran aquí. Superiormente, el sistema se comunica
con las venas de la piel cabelluda y los senos venosos intracraneales, a través del
foramen magno, los forámenes mastoideos y los conductos condíleos. En sentido
anteromedial, pasa entre las láminas y por los forámenes intervertebrales, para
comunicarse con el plexo venoso vertebral interno y las venas que rodean la
arteria vertebral.

Las venas de la duramadre acompañan a las arterias meníngeas, a menudo por


pares. Las venas meníngeas medias acompañan a la arteria meníngea media,
abandonan la cavidad craneal a través del foramen espinoso o el foramen oval, y
drenan en el plexo venoso pterigoideo (v. fig. 8-29 B).

INERVACIÓN DE LA DURAMADRE

La duramadre, que cubre la fosa craneal anterior y media y forma el tentorio


(techo)
sobre la fosa craneal posterior, está inervada por ramos meníngeos que surgen
directa o indirectamente del nervio trigémino (NC V) (fig. 8-34). Existen tres
divisiones del NC V (NC V1, NC V2 y NC V3), cada una de las cuales aporta uno o
varios ramos meníngeos. Los ramos meníngeos anteriores de los nervios
etmoidales (NC V1) y los ramos meníngeos de los nervios maxilar (NC V2) y
mandibular (NC V3) inervan la duramadre de la fosa craneal anterior. Los dos
últimos nervios inervan también la duramadre de la fosa craneal media (fig. 8-34
B). Los ramos meníngeos de NC V2 y NC V3 se distribuyen en forma de plexos
periarteriales que acompañan a las ramas de la arteria meníngea media (fig. 8-34
A, recuadro).
La duramadre que forma el tentorio de la fosa craneal posterior (tentorio del
cerebelo) y la parte posterior de la falce del cerebro está inervada por el nervio
tentorial (un ramo del nervio oftálmico), mientras que la parte anterior de la falce
del cerebro es inervada por ramos ascendentes de los ramos meníngeos
anteriores (fig. 8-34 A). La duramadre de la fosa craneal posterior recibe fibras
sensitivas de los ganglios espinales de C2 y C3, vehiculadas por dichos nervios
espinales o por fibras transferidas a ellos y que discurren centralmente con los
nervios vago (NC X) e hipogloso (NC XII). Las terminaciones sensitivas son más
numerosas en la duramadre a lo largo de ambos lados del seno sagital superior en
el tentorio del cerebelo que en las fosas del cráneo.

Las fibras de la sensibilidad dolorosa son más numerosas allí donde las arterias y
las venas discurren por la duramadre. El dolor de origen dural es en general
referido,
percibido como una cefalea iniciada en las regiones cutáneas o mucosas
inervadas por el nervio cervical o la división del trigémino implicada.

Aracnoides y piamadre

La aracnoides y la piamadre (leptomeninges) se desarrollan a partir de una capa


única de mesénquima que rodea al encéfalo embrionario, y se convierten en las
partes parietal (aracnoides) y visceral (piamadre) de la leptomeninge (fig. 8-35). La
procedencia de la aracnoides-piamadre de una capa embrionaria única viene
indicada en el adulto por las numerosas trabéculas aracnoideas existentes entre la
aracnoides y la piamadre, que semejan una telaraña y otorgan su nombre a la
aracnoides. Las trabéculas se componen de fibroblastos aplanados de formas
irregulares que hacen de puente en el espacio subaracnoideo (Haines, 2013). La
aracnoides y la piamadre están en continuidad inmediatamente proximal a la
salida de cada nervio craneal desde la duramadre. La aracnoides contiene
fibroblastos, fibras de colágeno y algunas fibras elásticas. Aunque delgada, la
aracnoides es lo suficientemente densa como para poder manejarla con pinzas.

La aracnoides avascular, pese a que está estrechamente adosada a la capa


meníngea de la duramadre, no se encuentra adherida a ella, sino que el contacto
se mantiene por la presión que ejerce el LCE en el espacio subaracnoideo.
FIGURA 8-34. Inervación de la duramadre. A) Se ha retirado el lado derecho de
la calvaria y se ha disecado el NC V. Los ramos meníngeos de los nervios maxilar
(NC V2) y mandibular (NC V3) se distribuyen por la duramadre y la parte lateral de
las fosas craneales anterior y media, en forma de plexos periarteriales que
acompañan a las ramas de la arteria meníngea media junto con fibras simpáticas
vasomotoras del ganglio cervical superior (recuadro). B) La cara interna de la base
del cráneo muestra la inervación de la duramadre por ramos del trigémino y fibras
sensitivas de los nervios espinales cervicales (C2, C3) que pasan directamente
desde estos nervios o a través de ramos meníngeos de los nervios vago (NC X) e
hipogloso (NC XII).
La piamadre es una membrana aún más delgada que la de la aracnoides,
ricamente vascularizada por una red de finos vasos sanguíneos. La piamadre
resulta difícil de ver, pero otorga un aspecto brillante a la superficie del encéfalo,
se adhiere a ella y sigue todos sus contornos. Cuando las arterias cerebrales
penetran en la corteza cerebral, la piamadre las sigue durante una corta distancia
y forma una cubierta de piamadre y un espacio periarterial (fig. 8-35).

FIGURA 8-35. Leptomeninges. La sección frontal (arriba) indica la localización


del bloque tisular (abajo). El espacio subaracnoideo separa las dos capas de las
leptomeninges, la aracnoides y la piamadre. La presión del LCE mantiene la
aracnoides en aposición con la capa meníngea de la duramadre, y en la región del
seno sagital superior y de las lagunas venosas adyacentes (fig. 8-28 D) las
granulaciones aracnoideas se proyectan a través de la duramadre en el seno
venoso de esta lleno de sangre.
Espacios meníngeos
De los tres «espacios» meníngeos que suelen mencionarse habitualmente en
relación con las meninges craneales, sólo uno de ellos existe realmente en
ausencia de patología:
 La interfase duramadre-cráneo («espacio» extradural o epidural) no es un
espacio natural entre el cráneo y la capa perióstica externa de la
duramadre,
debido a que esta se halla unida a los huesos. Se convierte en un espacio
extradural patológicamente, por ejemplo cuando la sangre de vasos
sanguíneos desgarrados se acumula y separa el periostio del cráneo (v. fig.
C8-28 C). El espacio epidural potencial o patológico no tiene continuidad
con el espacio epidural espinal (un espacio natural ocupado por la grasa
epidural y un plexo venoso), pues el primero es externo al periostio que
tapiza el cráneo, y el segundo es interno al periostio que recubre las
vértebras
.
 La unión o interfase duramadrearacnoides («espacio subdural») tampoco
es un espacio natural entre ambas meninges. Puede desarrollarse un
espacio en la capa celular limitante dural a consecuencia de traumatismos
craneales (Haines, 1993, 2013).
 El espacio subaracnoideo entre la aracnoides y la piamadre es un espacio
real que contiene LCE, células trabeculares, arterias y venas.

Aunque se afirma habitualmente que el encéfalo «flota» en LCE, en realidad está


suspendido por las trabéculas aracnoideas en el espacio subaracnoideo lleno de
LCE.

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