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CAPITULO III

MISIONES JESUTICAS

Y COMUNIDADES AGRARIAS

Cuando se menciona las reducciones de indígenas llamadas Misiones Jesuiticas


suele y con mucha frecuencia- generalizarse este régimen especial con el
desarrollado en el Paraguay.

Las que se implantaron y desarrollaron en el entonces territorio de la Audiencia de


Charcas, hoy Bolivia, tienen dos diferencias principales con las de Paraguay:

1. Se trata de comunidades cerradas, casi completamente desvinculadas del


mercado externo. En cambio, las paraguayas, eran una suerte de factoria
que surtía al mercado colonial con manufacturas de algodón (encajes, telas,
hamacas, etc.), mimbre, madera (muebles, instrumentos musicales,
máquinas de imprenta y fabricación de vino, etc.,

2. Se trata de comunidades de enclave estratégico para detener el avance de


los bandeirantes lusitanos que buscaban extender su frontera occidental
hasta el Pacifico. Las paraguayas, eran parte articulada de uno de los
centros políticos y militares principales de la Colonia: el Virreinato del Río
de La Plata.

En 1595 el jesuita Jerónimo de Andion realizó una expedición a las tierras de


Chiquitos y a las de Moxos. Posteriormente, en 1675 los padres Pedro Marbán y
Cipriano Barace ingresarían a esas tierras para quedarse, fundando la primera
Misión de Moxos, Nuestra Señora de Loreto, el 25 de marzo de 1682.

Con mucho esfuerzo y hasta con la ofrenda de su propia vida los misioneros
tomaron contacto con las poblaciones originarias muchas de ellas nómadas y
utilizando métodos pacíficos los convirtieron en comunidades sedentarias.

Tres fueron las etapas fundacionales: la primera en las márgenes del río Mamoré
y las pampas occidentales (1682-1698); la segunda en las
Pampas-Baures (1703-1720) y la tercera en Baures - Iténez - Santa Cruz (1723-
1754. Varias Misiones fueron abandonadas, como lo registra el Memorial del
Padre Manuel Vergara, visitador enviado por el Provincial de la Compañía de
Jesús del Perú, en 1765 por causales diversas: "peste", "dispersión", "huida de los
Guarayos", "apostasía de los neófitos", "traslado", etc.

Estas Misiones producían, principalmente, azúcar, melaza, guarapo, yuca, maiz,


carne vacuna, artesanías, etc., procurando-en primer lugar la seguridad
alimentaria y la satisfacción de otras necesidades básicas. mediante un sistema
de trabajo en familia que era la unidad productiva, de consumo y
aprovisionamiento, articulada a la comunidad mediante lazos de interdependencia
y de socialización colectiva. La distribución del producto era equitativa y los
excedentes estaban reservados a mantener a los misioneros y a los impedidos.
Como lo apunta el misionero autor del más importante informe de que disponemos
al respecto, se acostumbraba realizar un reparto de liberalidad a todas las familias
de provisiones como carne y guarapo, para Navidad, Pascua, San Javier, Habeas,
etc., y a los ancianos, viudas y huérfanos, todos los días, además de recompensas
por prestación de trabajos comunales. (Cfr. EDER)

No existía la noción de propiedad privada sobre la tierra ni sobre los instrumentos


de producción (herramientas, animales de tracción y de carne, etc.), que eran
provistos por el gobierno misional de acuerdo a las necesidades.

El titular del gobierno espiritual y material, era el hermano Superior de la Orden,


pero existia un Cabildo, compuesto por un Cacique, un Alférez y dos tenientes,
dos alcaldes de familias y dos alcaldes de pueblo. Además existía un Fiscal.

Aunque sin disposición legal específica que lo respaldara, las Misiones eran
autónomas tanto del gobierno colonial, cuanto de la autoridad eclesial (Obispo.
Los jesuitas aplicaron, para ello, el principio del nullius diócesis que la Sacra
Congregación de Propaganda FIDE reconociera como facultad misionera en
tierras inexploradas. Esto les permitió acumular poder social y político que provocó
los celos del Rey y de las autoridades eclesiásticas, hasta 1767 en que fueron
expulsados los jesuitas de las colonias españolas.
Las misiones fueron disueltas y se instituyeron gobiernos militares que tenían,
como lo afirma Bautista Saavedra, "el propósito de fomentar el progreso de las
misiones de Moxos y sobre todo de precautelar los derechos territoriales de la
Corona, contra los avances silenciosos, pero de eficaz usurpación, que los
portugueses hacían por el lado de los ríos Paraguay, Iténez y Mamoré"

La Misión se tornó ciudadela y muy pronto fue penetrada por las prácticas
coloniales que disgregaron las comunidades y las convirtieron en haciendas y
estancias.

ESTRUCTRURA SOCIAL DE LAS MISIONES.

El debate sobre la comunidad agraria existente en las Misiones jesuíticas, no ha


arribado a conclusiones definitivas, por cuanto además de las determinaciones
económicas y políticas que permiten definir el régimen existente en las colonias,
se producen ciertas sobredeterminaciones (Althuser) locales más o menos
profundas en coyunturas distintas.

Tal es el caso de la sobredeterminación religiosa que hace de los misioneros


titulares del monopolio del poder, aunque respetando la democracia comunitaria.

Otra sobredeterminación es la geopolítica que otorga ciertos elementos de


autonomía respecto a la metrópoli y al Virreinato, por ser una lejana frontera de
contención a la "marcha hacia el oeste" que es una línea de ocupación territorial
lusitana convertida en constante geopolítica, desde el siglo XVI hasta ahora, con
cambios cosméticos, pero esencialmente invariable.

La ocupación del espacio amazónico y chaqueño por las Misiones, a la larga


permitiría reivindicar ese territorio como parte de la Audiencia de Charcas, en el uti
posidetis, sobre el que se fundaron las repúblicas liberadas de la colonia ibérica y
para el caso, la República de Bolivia.
La eliminación del tributo de capitación ("por cabeza") en las misiones puso en
conflicto los intereses de encomenderos con los de aquellas, por cuanto los
señores, integrantes del poder económico y político en la colonia, se sentían
agraviados por la exención acordada para los reducidos en las misiones, pero no
llegaron a reponer ese tributo, sino en una proporción mínima (un peso año por
cabeza) y celosos por la autonomía de que gozaban los "selvícolas" como
denominaban a los reducidos en las Misiones.

Otros privilegios politicos acentuarían las contradicciones entre el sistema colonial


y el de las misiones jesuíticas, en base a la autarquía de que gozaban. Se trata de
una expresión autonómica muy nítida, ya que, además de tener virtual gobierno
propio, estaba prohibida la ingerencia del sistema colonial, al punto de que, por
ejemplo "las ordenanzas (reales) de la población del Perú, fueron dictadas el 20 de
diciembre de 1536 para prohibir a los españoles la permanencia por más de dos
dias en los pueblos de indios' estableciendo una multa de cincuenta pesos de ore
por cada dia de infracción" (Parejas)

La administración y el gobierno de las misiones no era simétrica respecto al poder


colonial y, por el contrario, tiene rasgos más parecidos al sistema precolonial
(incaico, Maya, Azteca, etc.), como lo afirma Orestes Popescu siguiendo a Max
Weber- al sostener que "La aristocracia misionera no se funda en la esclavitud ni
en la servidumbre, sino en el tutelaje (...) que no se reduce, sin duda, sólo en su
compatibilidad, con el principio de libertad económica y con la institución de la
propiedad individual, sinó, y mucho más consiste en el cambio radical de la
finalidad económica misma. Mientras en el oicos y en la economía señorial la
actividad económico se lleva a cabo primariamente en el interés del señor, en las
Misiones toda la actividad económica se lleva a cabo primariamente en el interés
de la comunidad".

En segundo lugar, sería un gobierno carismático-teocrático, lo que permite


"comprender lo incomprensible' de su estructura".

En tercer lugar, según el mismo Popescu, "Mientras en el oicos y en la economía


señorial se trata generalmente de unidades económicas relativamente pequeñas,
y verdaderas economías con dirección central simple, en los Misiones eran
reunidas en un gran organismo todas las reducciones guaraníticas
circunscribiendo económicamente una comunidad de tipo 'nacional". ¿Un afluente
de la ratio autonomista de la llamada media luna?.

Alcides Parejas Moreno realiza un apunte revelador al respecto:

"estos pueblos no conocían la propiedad individual del suelo e incluso no


estaba muy claro el concepto de propiedad colectiva(...)

"Las tierras de propiedad colectiva -el Tupu-mbaé o propiedad de Dios de


los guaranies eran trabajadas por toda la comunidad y los frutos obtenidos
eran destinados para mantener a los miembros no productivos (enfermos e
incapacitados, viudas, huérfanos), a proveer de semillas a las cabezas de
familia para cultivos particulares, para la acumulación de alimentos en
previsión de épocas de emergencia, para el sostenimiento de los
misioneros y, llegado el caso, para pagar el tributo real" (...)

"Todo varón que formaba un hogar tenía derecho a que se le señalase una
parcela que debía cultivar éste en el aba-mbaé (propiedad del hombre)"
suficiente para proveer a su familia de acuerdo al tamaño de ésta.

Por su parte, Miguel Bonifaz sugiere que el sistema misional es una respuesta
antimonárquica de la Iglesia, una suerte de poder paralelo, en el marco de la lucha
de clases europea enmascarada en la "lucha religiosa", lo que determinó la
expulsión de los jesuitas por el Rey.

Aguirre Achá, uno de los pioneros en el estudio de la ocupación del espacio


amazónico-chaqueño, sugiere la conformación de una suerte de subsoberanía en
el territorio de las Misiones a las que califica como "pequeñas republicas 'sui
géneris' organizadas por estos (se refiere a los Jesuitas) sobre la base de un
comunismo teocrático" (negrillas nuestras).

Walter Hermosa Virreira, sostiene que la causa de la guerra colonial contra las
Misiones Jesuíticas "fue que su tutelar y teocrático sistema comunista para
manejar a los selvicolas era una barbaridad sin nombre, casi aún lo podría ser en
el presente" (negrillas nuestras).

René-Moreno también habla del "régimen teocrático y comunal" de las Misiones


jesuíticas.

Enrique Finot, apunta que en las Misiones "No existía la propiedad privada ni la
libertad de comercio. Los indios eran considerados iguales",

Finalmente citaremos a Rene-Moreno, cuando sostiene:


"Nadie estaba ocioso alli, todos trabajaban en común, bojo la tutela de los
sacerdotes sin peculio individual, sin conocer el uso de la moneda, ni el
contrato de compra-venta, recibiéndose todo de manos de los padres;
desde el alimento y los vestidos para la familio hasta la santificación y la
doctrina religiosa. Desde la enseñanza del oficio y el ejemplo del trabajo
hasta el castigo temporal y las eternidades del cielo y del infierno (...)
Tejian, curtion, tallaban, fundian, sembraban, cosían, torneaban,
apareaban, tocaban, cantaba, cultivaban y labraban el cacao, apacentaban
las tres especies de ganadería. Producían todo lo necesario para el propio
consumo de su vida rudimentaria civilizada. Producían además efectos
apetecidos" como la miel, el algodón, el azúcar, los cueros (petacas,
monturas, botas, cintos, etc.), cera, madera, lencería y textiles de hermosa
factura. Cuya realización en el mercado colonial, después de surtir a la
propia comunidad, servía para redistribuir el excedente entre los miembros
de la comunidad. ¿De cada quien de acuerdo a su capacidad y a cada cual
de acuerdo a sus necesidades?.

Hay quienes sostienen que el de las misiones era un verdadero "sistema


anticolonial" (Barnadas).

Cualquiera que sea la definición precisa del modo de producción en las Misiones,
éste era incompatible con el régimen colonial que busco destruir las bases y
tradiciones comunitarias e imponer el sistema de la hacienda señorial que la
república terminaría por consolidar.

Quizá, por ello, la reivindicación del territorio indígena, más que un retorno a la
fase tribal originaria, que, en la generalidad de los casos era nómada, es una
rememoración de la tentativa comunitaria del periodo misional, con todas las
imprecisiones y vicios que éste tuvo

LAS MISIONES FRANCISCANAS

Las misiones franciscanas, algunas coetáneas a las jesuíticas, otrasnsucesivas, a


éstas, se desarrollaron hasta la época republicana tardia, integradas al sistema
imperante, bajo la modalidad de Colegios de propaganda FIDE, más que como
cabeza de comunidades autónomas. Las más importantes son las de Apolobamba
y del Chaco (Colegio Misional-Tarija). Francisco Pifarré, en su estudio histórico
sobre los Chiriguanos(en verdad Ava y otros pueblos), destaca que los
franciscanos siguieron el modelo jesuitico, pero se diferenciaron, entre otras
cosas, por:
1. Excesiva flexibilidad con los hacendados vecinos, enemigos del sistema
comunitario, quienes reclutaban personal calificado y semicalificado
formado en la Misión, debilitándola, pero sobre todo porque permitían "la
intromisión, casi permanente, comerciantes, vagabundos y mestizos en el
ámbito interno de la vida misional" cuya influencia perversa provocaba la
desorganización de la comunidad, introduciendo, además, vicios y
degradaciones morales. La presencia de fortines militares a su alrededor,
acentuaba esta "intromisión" perniciosa.2
2. . Conflictividad con otras comunidades libres. Además de la natural rivalidad
exacerbada por la pretensión de los neófitos (integrantes) de la Misión) de
imponer reglas de conducta suyas a comunidades no misionales, habiendo,
en varios casos, apoyado la "represión española en contra de las
comunidades".

Los neófitos fueron también aliados de los karai, en la guerra de 1799-1800, en la


que alrededor de 10.000 kereimba (combatientes), dirigidos por sus mburubicha
(jefes locales)entre los que se destacaron Guarey, Tarupaju, Guarikaja y
Sakuarao, provenientes de más de 30 comunidades que comprometían toda la
Cordillera y los ríos Pilcomayo y Parapeti, iniciaron en Taypýtá (Charagua-
Saipurú) una campaña bélica para "expulsar del territorio chiriguano a todos los
dueños de hacienda y eliminar la presencia de fortines y misiones", la misma que
nunca fue totalmente derrotada por las tropas del Gobernador Viedma, dirigidas
por el Coronel Seoane, quien recibió apoyo de indígenas provenientes

de las misiones de Guapay, Masavi, Takurú y Ymiri.

Por todas estas razones, el "comunismo teocrático" en las misiones franciscanas


fue devorado por la angurria colonial.

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