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Ser mejores padres

Hoy en día es muy difícil ser padre/madre, sobre todo un buen padre/madre. Con el aumento de los
cambios sociales y avances tecnológicos que vivimos, las nuevas formas de vida, las aspiraciones
personales que nos planteamos, así como las familias en las que el padre y la madre trabajan fuera
de casa, el tiempo que queda para los hijos es muy escaso. Sin embargo, independientemente del
ritmo de trabajo o de la situación vital de cada miembro de la familia, es posible ser mejor padre de
lo que se es. Siempre hay tiempo para mejorar.

Se puede ser mejor padre, aunque no sea sencillo conseguirlo, siguiendo unos pocos principios que
hay que poner en práctica a diario. Se los proponemos a continuación:

Principios a tener en cuenta:

• Principio 1: No se empeñe en luchas de poder, en enfrentamientos de los que es probable


que nadie salga victorioso.
• Principio 2: Diga cosas agradables a sus hijos de vez en cuando, sobre todo si no se lo
esperan.
• Principio 3: Es importante ser raro. Acepte usted ser raro. No deje que los hijos piensen que
son más raros que sus padres.
• Principio 4: No haga cosas por sus hijos que ellos sean capaces de hacer por sí mismos, a
menos que esté seguro de que le devolverán el favor.
• Principio 5: Hay que tener una autoestima alta. Si los padres no la tienen, sus hijos tampoco.
• Principio 6: Aprenda a pedir disculpas cuando no cumpla sus propias cotas de exigencia al
tratar a sus hijos.

2.2.2 Qué es ejercer de padres.

2.2.2.1. Roles tradicionales frente a roles actuales.

• El padre coco: “Ya te puedes preparar cuando venga tu padre, se te va a caer el pelo”.
• El Papá Noel: Reparte regalos y golosinas para compensar su ausencia.
• El padre “autoridad”: Que da los permisos y el dinero: “Pregúntaselo a tu padre”.
• El perfecto desconocido: “No le digas eso a papá”.
• El padre inalcanzable: “No molestes a tu padre”.
• El hombre invisible: O padre ausente, siempre está trabajando.
• El padre oposición: “No, no y no”.
• El padre “abuelo cebolleta: “Yo a tu edad..., en mi época...”.
• El dictador: “Aquí el único que manda soy yo”.
• En el huésped de hotel: Las faenas de casa no son cosas de los hombres, son cosas de
mujeres.

En definitiva, un elemento extraño que no acaba de encajar en la familia. Es un padre que


supuestamente trabaja por el bienestar de la misma. Sin embargo, ese mismo trabajo le impide
disfrutar de ella. Y cuando quiere hacerlo es ya tarde.

Rol de madre

Por “rol” de madre se entiende el conjunto de características típicas que ha desempeñado la madre.
Aunque tipificar no es bueno para vivir creemos importante ofrecer a las madres la ocasión de
reconocer algunos perfiles. Por si todavía estamos a tiempo (y siempre lo estamos) de mejorar
nuestro perfil personal a continuación veremos algunos tipos de madres.

Mostramos cuatro prototipos de caracteres (según Le Gall) que nos pueden servir de puntos de
referencia para extraer los dos tipos de madres que presentamos después:

• Las madres posesivas: con las notas dominantes de autoritarismo, intransigencia, búsqueda
de éxito, explotadoras de los demás en provecho propio, que imponen todo, desde los
puntos de vista hasta los gustos...
• Las madres tiránicas: dominadoras como reacción de autodefensa o autoafirmación: lo que
necesitan es un dominio total sobre el hijo, no tanto el éxito del hijo o que el éxito del hijo
se deba a ellas.
• Las madres quisquillosas: desconfiadas, escrupulosas, inquisidoras, infatigables, incapaces
de confianza abierta y franca, arruinadoras de todo diálogo por convertir todo intento de
diálogo en un interrogatorio inacabable y valorativo, y casi siempre amenazador.
• Las madres blandas: súper protectoras, sin frontera entre los caprichos y el mimo,
incapaces e incapacitadoras para el sufrimiento y el esfuerzo

Algunos roles paternos característicos

Tipos de Padres.

Los padres inconsistentes.

- En ocasiones son rechazadores, otras hipercríticos y en otras demasiado cariñosos.


- No hay una pauta de conducta que regule la totalidad de sus actos.
- Sus reacciones se basan mis en sentimientos personales que en la realidad de los
hechos.
- Son poco constantes en los hechos, no siempre cumplen sus compromisos.
• -Sus estados de ánimo, priman sobre la actitud reflexiva acerca de lo que sus hijos necesitan.
- Actúan como «improvisando», reaccionan siempre en forma impulsiva.

Generan en sus hijos:

- Inseguridad, angustia. y desconfianza, pues carecen de criterios estables para


diferenciar lo que es correcto o incorrecto. Aprenden a percibir los estados de
ánimo de sus padres y actúan de acuerdo a su conveniencia.

Los padres permisivos

- Procuran intervenir lo menos posible, dejan hacer a sus hijos por su cuenta, no
toman decisiones ni orientan.
- Con el pretexto de lograr algo bueno de sus hijos, los dejan hacer los que él los
quieran.
- En ocasiones, opinan que la mejor manera de educar a sus hijos es no controlarlos
en absoluto.
- Todo lo resuelven cómodamente a base de votaciones, sin permitir a sus hijos
reflexionar las decisiones ni buscar consensos.
- Impiden que sus hijos, consigan lo que ellos han conseguido.
- Actúan como «bonachones», pretendiendo complacer y dar la razón a todos, sin
disgustarse con ningún miembro de la familia.

Generan en sus hijos:

- Desconcierto, desamparo, angustia y en muchos casos frustración pues en la casa


se impone el que más grita, hay un ambiente de desorganización y tensión que
favorece el individualismo.

Los padres sobreprotectores

- Apelan a argumentos de tipo sentimental para garantizar la adhesión de sus hijos.


- Son amables y entretenidos, promueven el dialogo y la discusión, pero ellos deciden
cuales son las respuestas correctas.
- A menudo evitan discordias, se resienten si sus hijos les hacen observaciones o si
discuten sus decisiones.
- Consideran a sus hijos como seres inmaduros y faltos de recursos.
- Mantienen a sus hijos en estado de hibernación; no les dan oportunidad de decidir,
de arriesgarse de ser ellos mismos.
- Actúan como «protectores>», a la vez que hacen valer su condición de expertos.

Generan en sus hijos:

- Dependencia, inseguridad y temor. Producto de la falta de protagonismo no tienen


oportunidad de madurar.

Los padres autoritarios

- Son guardianes celosos de la autoridad y la disciplina, aplican reglamentos y


castigan sin dar lugar a explicaciones.
- Dan soluciones, entregan recetas. Indican conductas, señalan lo que es y lo que
debe ser.
- Tienden a desconfiar de las capacidades de sus hijos por lo que impiden su
participación...
- Consideran sus propias necesidades, ideas y valores antes que las de sus hijos.
- Ejercen el control mediante la ironía, la humillación ridiculizando a sus hijos.
- Actúan como «caciques», distribuyendo trabajo y exigiendo

Generan en sus hijos:

- Angustia, temor, dependencia y agresividad pues se sienten permanentemente


fiscalizados. Menor creatividad, debido a que existe un ambiente de conformismo,
obediencia y sumisión. Escaso desarrollo del autocontrol como pauta de conducta,
ya que dependen del control externo para regir su comportamiento.

Los padres democráticos.

- Permiten y estimulan la participación de sus hijos a nivel de planeacion y ejecución


de las actividades de la familia.
- Confían en sus hijos para analizar y buscar solución a los problemas.
- Crean un clima de confianza para que las opiniones de todos los miembros de la
familia, sean valoradas en su justa medida.
- Aclaran los malos entendidos suprimen los obstáculos y contribuyen al desarrollo
de la discusión proponiendo a sus hijos problemas para discutir, en lugar de
soluciones.
- Les preocupa que sus hijos se acepten y respeten mutuamente.
- Actúan corno «facilitadores», permitiendo el desarrollo de las características
individuales de cada uno de sus hijos.

Generan en sus hijos:

- Automonia, interdependencia, creatividad y desarrollo del autocontrol y de la


responsabilidad. Al existir posibilidad de participar activamente, haciendo y
discutiendo, reemplazan la competitividad por la solidaridad

3. ª PARTE PRINCIPIOS EDUCATIVOS.

3.1. El respeto

El respeto es muy importante, ya que consideramos que está estrechamente relacionado con las
pautas educativas que debe ejercer la familia y que condiciona, en gran manera, la forma de
comportarse del niño, tanto individual como socialmente, con los adultos y con su grupo de iguales.
El respeto debe estar presente en todas las situaciones, en todos los comportamientos y en todas
las circunstancias, empezando por los padres entre sí. Desde pequeño, el niño debe comprender
que ante todo debe respetar los hechos, las personas (y sobre todo a las personas mayores), los
objetos.

3.1.1. Disciplina.

¿Qué significa disciplina?

El ser humano no nace enseñado, para aprender se necesitan predisposición por parte del niño, y
reglas o principios por parte de los padres que faciliten el aprendizaje. Entre estas se encuentra la
disciplina que ayuda a los niños a desarrollar sus aprendizajes y su autocontrol.

Todos empezamos nuestra vida sin saber controlarnos y teniéndolo que aprender para convertirnos
en personas independientes, responsables, felices, miembros bien adaptados de la sociedad
democrática. Como padres, ustedes deben enseñar a sus hijos autocontrol para que puedan valerse
por sí mismos. A medida que crecen asumirán más responsabilidades y disfrutarán de mayores
privilegios. La transmisión de conocimientos y de requerimientos está relacionada con la edad. La
disciplina es la regla o norma que utilizan los padres para hacer, desde la responsabilidad en su
función de enseñar, y de los hijos en su obligación de aprender, que estos adquieran los aprendizajes
básicos para construirse como personas. Esta regla se debe utilizar con decisión, firmeza (no
violencia), seriedad, consistencia, y con respeto y valoración hacia el niño.

Disciplina no significa castigo


Disciplinar es guiar con decisión, hacer cumplir estimulando y razonando, construir autoestima y a
la vez corregir el mal comportamiento. El objetivo de la disciplina es enseñar a los niños a hacer las
cosas bien; el objetivo del castigo es enseñarles a no hacer las cosas de forma incorrecta.

La educación requiere también que los niños experimenten las consecuencias de su mal
comportamiento, y eso incluye castigos esporádicos, pero el castigo es sólo un elemento más para
disciplinar, el razonamiento y la seriedad al decir las cosas son otros. Cuando les enseñan disciplina
estableciendo límites, les dan responsabilidades, estimulan su amor propio y les enseñan a resolver
problemas y a decidir correctamente.

Algunos ejemplos de aspectos donde aplicar disciplina

• La organización. El orden es importante en la vida. Lograrlo nos puede ahorrar un sinnúmero de


horas de amenazas, ruegos y castigos. Enseñar que cada cosa tiene su lugar permite a los niños
poner las cosas en su sitio. Los niños pueden habituarse a poner las cosas en su sitio si sus
pertenencias tienen sitios establecidos que sean adecuados. Perchas y ganchos junto a la puerta
para las mochilas; cestos en sus habitaciones, en lugar de en el baño, posibilitan que la ropa sucia
no acabe en el suelo de su habitación. Sin embargo, tener modos de organización no basta para
evitar la pesadilla del orden: hay que enseñar a los niños a usarlos

• El tiempo: Las cosas indicadas en los momentos indicados. Los horarios establecidos ayudan a los
niños a saber qué tienen que hacer, qué se espera de ellos y cuándo. Si se establece horarios, los
niños saben qué se espera de ellos y pueden practicar el comportamiento adecuado a diario. Los
hábitos se establecen con la práctica. Fijar horarios para ir a la cama, comer, y hacer los deberes
elimina muchas discusiones. Además el hábito hace que los niños se sientan seguros.

Los hábitos son útiles pero no tienen que ser algo rígido pues se puede llegar a la intransigencia. A
veces se puede ser un poco flexible en algunos temas, como por ejemplo en los horarios y en
aquellas situaciones excepcionales, pero explicando cuándo y por qué de los cambios.

Algunas sugerencias para usar horarios de forma que ayuden a evitar problemas de disciplina:

Intente tener claramente establecidos horarios para:

 Comer: a qué hora se come, cuando se lavan las manos, etc.


 Dormir: la hora de ir a la cama, cuándo hay que dejar de hacer cosas, hasta cuando leer en
la cama.
 Los deberes: el tiempo, el lugar.
 Ver la televisión: cuánto tiempo, qué programas.
 Trasnochar: cuántas veces, qué noches.
 Comprobar si sus hijos entienden el modelo de sus horarios. Si no, explíqueselo. (A los
mayores nos puede parecer muy obvio, pero a los niños no).
 Cuando cambie el horario, tanto si es temporalmente o en una ocasión especial (como
cuando hay invitados y la hora de ir a la cama se retrasa), explique claramente a sus hijos
que son cambios excepcionales.

Algunas observaciones sobre el respeto y la sinceridad:


El respeto es como un bumerán. Si lo lanzamos, volverá a nosotros. Si hablan educadamente a sus
hijos, ellos harán lo mismo con Uds. Si son honestos con sus hijos, ellos serán honestos con ustedes.
Si hablan con amabilidad y sensibilidad, harán lo mismo. Si les toman en serio, les tomarán en serio.
Quien siembra, recoge. Pero sean realistas, no esperen que sus hijos les traten siempre con el
máximo respeto. Muchos factores pueden incidir para que a veces se “olviden”: que se hagan los
“interesantes” delante de sus amigos, que estén frustrados y enfadados y pierdan el control. Afronte
comprensivamente dichas situaciones directamente cuando sucedan y soluciónelas con decisión.

3.1.2. Normas y límites.

Las normas son reglas que determinan nuestro comportamiento, nuestras relaciones sociales y de
convivencia. Los límites marcan hasta donde deben llegar nuestros comportamientos para que no
interfieran en los de los demás.

Cada edad o periodo de la vida de su hijo requiere de unas normas y de unos límites.

Lógicamente no deben ser las mismas para un niño que para un adolescente: no le podemos pedir
a un niño de un año que colabore en la dinámica de la casa y se comporte de determinada manera
en la mesa, lo que sí se debe hacer con un adolescente. Por tanto las normas y límites se irán
estableciendo a medida que su hijo avanza en su proceso de desarrollo, así como la exigencia del
cumplimiento de las mismas.

¿Por qué establecer normas y límites?

Establecemos normas y límites por diferentes motivos:

- por motivos de salud,


- por motivos de seguridad,
- por motivos de convivencia,
- para vivir en armonía,
- por valores morales y religiosos.

Elegir las propias normas

Ustedes deben establecer las normas que deben regir su vida familiar y la de sus hijos. La elección
estará basada en las que le han transmitido sus padres y hayan ido elaborando a lo largo de su vida,
así como las de la sociedad en la que viven.

Algunas consideraciones sobre las normas y límites

1. Dedique tiempo para elaborar las normas que considera importantes para su familia. Ustedes los
padres marcarán las categorías y su importancia, como pueden ser las referidas a:

- La salud y seguridad de su hijo.


- El respeto a los demás y a las cosas.
- La colaboración en la dinámica de la casa.
- Los valores morales y/o religiosos.
2. Revise las normas y límites y asegúrese que tienen importancia y que vale la pena mantenerlas.
Inculque las normas y límites adecuados, pero sin extralimitarse, no imponga tantas que impida la
libertad de su hijo.

3. Sea flexible. Sus normas y limitaciones podrán variar a medida que sus necesidades y las de sus
hijos vayan cambiando, a medida que vayan creciendo y haciéndose mayores los hijos) o del entorno
social (el grupo de pertenencia y las relaciones que se producen puede afectarle emocionalmente).

3.1.3. Qué hacer después de un mal comportamiento.

3.1.3.1. El castigo

Sobre el uso de premios y castigos en el hogar

Los premios y los castigos son necesarios, forman parte de nuestra vida relacional. Es de destacar
las ventajas de los premios, las alabanzas y los reconocimientos por encima de los castigos, las
reprimendas, las correcciones desvalorizándolas y los reproches como medios de control de los
comportamientos y como elementos de aprendizaje.

Pero hemos de tener en cuenta que la formación del auto concepto “realista” en el niño no sólo
requiere el reconocimiento de sus virtudes, sino también el de sus defectos. Sin embargo, el uso de
sanciones negativas requiere un cuidado especial para que no produzcan rechazo, ineficacia,
ansiedad en los hijos o distanciamiento entre padres-hijos.

El uso de premios y alabanzas es en principio un medio menos arriesgado de control y cumple la


función de fortalecer el auto concepto positivo y la autoconfianza del niño/a. Aunque también
hemos de tener en cuenta que los mensajes positivos pueden llegar a convertirse en ineficaces
(ejemplo: los elogios sin mesura pueden perder su función positiva) o incluso en contraproducentes
(cuando los padres dan premios a los hijos por hacer algo espontáneamente pueden eliminar la
motivación espontánea que ya existía). Como en todo, la clave es la justa medida; es decir, que la
tendencia de funcionamiento de los padres sea la utilización de las alabanzas y los premios pero
también aplicar los castigos cuando sean necesarios.

Premiar. Los premios son considerados una forma positiva de motivar a los niños a hacer lo que
queremos, especialmente en ocasiones en que no lo harían por sí solos de forma natural. Tanto el
premio planificado como el espontáneo tienen su papel en el aprendizaje de la disciplina.

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