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Andrea Alliaud 1
RESUMEN
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* Licenciada en Ciencias de la Educación, Universidad de Buenos Aires (UBA) y Master en Sociología y Educación
(FLACSO). Es miembro del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación y ejerce la docencia universitaria en el
Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Este trabajo presenta algunas de las
ideas desarrolladas en Los maestros y su historia. Un estudio socio-histórico sobre los orígenes del magisterio argentino, Tesis
de Maestría, FLACSO/ ICE/UBA, 1992.
La “misión” de ser educadores
Desde sus orígenes, a fines del siglo pasado, el magisterio presentó una
serie de rasgos particulares que hicieron de esta actividad una “misión”1 antes
que una profesión. Aunque se puede sostener que con la creación y desarrollo
de las escuelas normales (instituciones especializadas para la formación
docente) surge la “profesión”, ésta de inmediato se desdibuja al considerar
ciertas características a partir de las cuales iba cobrando existencia un nuevo
puesto: el de maestro.
Nuestra escuela debe tener una misión más educadora que instructiva,
por las condiciones peculiares de nuestra organización social, (...) y la
consiguiente imposibilidad de confiar exclusivamente esa misión a la familia.
(...) [Nuestra escuela] debe ser una reunión de futuros ciudadanos, y el
maestro, mirando a sus alumnos a través del patriotismo, que es el más
poderoso lente inventado por la óptica de los sentimientos, debe ver a éstos
preparados por su acción y por su ejemplo....5
Sólo nos resta señalar que el “modelo dominante” de maestro exigía que
el maestro “modelo” poseyera, además de ciertas cualidades morales,
vocación por la enseñanza. La vocación, entendida como “llamado interno”, no
racional, promueve consagración, entrega, sacrificio, en pro de una “gran”
causa. Ser maestro por vocación implica consagrarse a la enseñanza “por
amor a...”, cualesquiera que sean las necesidades personales y las
condiciones objetivas en que ésta se desarrolle. Y eso no es todo. Tal como el
obrar del sacerdote, cuanto más sacrificada, humilde y silenciosa sea la tarea
del maestro pareciera ser más merecedora de elogio. Si bien la ideología de la
vocación se contradice con las demandas de cientificidad, propias de una
formación profesional, veremos cómo en las escuelas normales se conjugaron
ambos requerimientos.
La formación “normal”
A modo de conclusión
NOTAS