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TOMA DE DECISIONES

La toma de decisiones en una empresa es el proceso por el que se escoge


una opción entre varias posibles a la hora de afrontar un problema y
solucionarlo o para determinar cómo se llevará a cabo determinadas
acciones que afecten a la empresa, tanto en su conjunto como en áreas
más pequeñas de la misma.
La toma de decisiones es una actividad inherente a la gestión de la
empresa. De hecho, no es difícil encontrar profesionales que aseguren que
“dirigir es decidir continuamente”. Decidir es elegir entre diversos cursos
de acción y, en la mayor parte de los casos esta decisión conlleva
aparejadas otras muchas de las cuales van a depender los resultados
finales de la actividad, grupo, proyecto, estrategia o empresa que
acometamos.

ETAPAS DEL PROCESO

1. Detectar el problema: El primer paso del proceso reside en


identificar el problema o la pregunta que debe abordarse para tener
clara la naturaleza de la decisión a tomar.

2. Recopilar información: Una vez que se ha definido el problema, hay


que recopilar información y datos sobre las posibles soluciones. Las
fuentes de información pueden ser tanto internas como externas,
incluyendo encuestas, entrevistas, grupos focales, observación,
simulaciones, artículos e informes.

3. Identificar y analizar las alternativas: Hay que saber cuáles son las
opciones para tomar una decisión informada. Posteriormente, se
analiza cada alternativa sopesando beneficios e inconvenientes para
ver cuál permite alcanzar con mayor eficacia la meta fijada.

4. Seleccionar la opción adecuada: Una vez analizadas todas las


opciones y tras crear una imagen visual sólida de las repercusiones
de cada una, la empresa estará preparada para tomar la decisión
más adecuada.

5. Implementar y evaluar: Con la decisión clara, hay que tomar acción


e implementarla en la organización. Tras ello, es importante revisar
los resultados para ver si se ha logrado solucionar el problema o es
necesario realizar ajustes en caso de que la propuesta haya
resultado errónea.

CERTEZA, RIESGO E INCERTIDUMBRE. CRITERIOS PARA LA TOMA DE


DECISIONES.

En el momento de diseñar las decisiones, pero sobre todo a la hora de


establecer criterios con los que adoptar un curso de acción, tres son las
situaciones que se le pueden presentar al decisor:

Certeza: Esta es la situación ideal para la toma de decisiones. Se tiene la


total seguridad sobre lo que va a ocurrir en el futuro. Desde un punto de
vista estrictamente económico se trata de elegir el curso de acción que va
a proporcionar los mejores resultados de acuerdo con el criterio
establecido (beneficios, rentabilidad, cifra de ventas…). No es, sin
embargo, una situación habitual.

Riesgo: Esta situación se aproxima bastante más que la anterior a las


situaciones habituales en la empresa. El decisor, bien porque se ha
procurado información, bien por su experiencia, puede asignar
probabilidades a los estados de la naturaleza de los que depende la
efectividad de su decisión. De esta forma, puede valorar, al menos
asociándolos a una probabilidad, los resultados promedio de sus
decisiones. Por supuesto, que eso sea suficiente para tomar una decisión
depende de los criterios que se definan para tomarla.

Incertidumbre: Al igual que con el riesgo, los decisores en muchas


ocasiones se enfrentan a decisiones en las que no pueden efectuar
suposiciones sobre las condiciones futuras en las que se desarrollarán los
cursos de acción elegidos. Ni siquiera es posible asignar probabilidades
razonables a dichos sucesos futuros. En estos casos la decisión, además de
por criterios políticos y económicos, se ve orientada por la orientación
psicológica del decisor. variables incontrolables

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