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Gratitud por la familia

30/4/2023

 El mundo que nos rodea tiene muchas ideas diferentes


acerca de la familia. Los amigos, la sociedad y las
redes sociales nos presentan conceptos distintos,
algunos buenos y otros no. También nos han llegado
varios mitos acerca de la familia. Se cuenta la historia,
por ejemplo, de un niño que fue a preguntarle a su
madre de dónde había venido.
 Su madre le contó una hermosa historia acerca de una
cigüeña que llegó con un bebé envuelto en ropas
blancas, acostado en una canasta. El niño no dijo nada,
pero luego fue y le preguntó a su abuela cómo había
nacido su mamá, y la abuela le contó algo parecido
acerca de una enorme ave.
 Después de escuchar a su madre y a su abuela, salió a
jugar con uno de sus amiguitos y le comentó: Sabes, no
ha nacido un bebé de la forma normal en nuestra
familia desde hace tres generaciones. Si queremos
conocer la verdad acerca de la familia, no debemos
basarnos en tradiciones o en cosas que escuchamos
por allí. Más bien, debemos basarnos en lo que Dios
nos dice en su Palabra.
 A fin de cuentas, Dios diseñó a la familia. Hay tres
cosas que vamos a considerar hoy acerca del diseño de
la familia para poder vivir en familia con gratitud a Dios.
La primera cosa que debemos comprender es que la
familia es una bendición de Dios. Regresemos al
principio para verlo.
 Cuando leemos el relato de la creación del mundo en
Génesis 1, encontramos un refrán constante. Es la
frase, Y Dios consideró que esto era bueno. La luz es
buena. El sol y las estrellas son buenos. Los peces, las
aves y los animales terrestres son buenos. Cuando el
ser humano entra en escena, la creación es muy buena.
Pero llegamos a Génesis 2, y por primera vez, hay algo
que no es bueno.
 En Génesis 2:18, leemos: Luego Dios el Señor dijo: No
es bueno que el hombre esté solo. En esta creación tan
buena se ha introducido un elemento que no es bueno.
¿Cuál es? Es la soledad del hombre. Dios entonces
provee la solución. El mismo versículo continúa,
diciendo: Voy a hacerle una ayuda adecuada. La
creación vuelve a ser buena cuando Dios une al
hombre con su mujer.
 La familia es una gran bendición de Dios. La familia es
la base de la sociedad. La familia es nuestro refugio
frente a un mundo frío e inhóspito. La familia es un
lugar de discipulado. La familia es donde encontramos
apoyo y ayuda. Dios le dio a Adán una ayuda idónea,
porque todos necesitamos ayuda.
 Sin embargo, aunque Dios lo creó todo bueno, los
miembros de esa primera familia decidieron
desobedecer sus órdenes. Como resultado, el pecado
entró al mundo. El pecado nos afecta hasta lo más
profundo de nuestro ser. El pecado nos hace egoístas y
duros. Nos lleva a lastimarnos a nosotros mismos y a
otros. Nos separa de Dios y de otras personas.
 Por este motivo, ninguna familia es perfecta. A veces
los hombres somos insensibles, como el marido que
llevó a su mujer al hospital para que se hiciera una leve
cirugía. En el hospital había una liga de béisbol, y un
trabajador pasó por la sala de espera con varios bates
en la mano.
 El marido lo señaló y le dijo a su mujer: Mira, querida,
allí va tu anestesiólogo. La comunicación matrimonial
no siempre es perfecta. A veces surgen problemas que
se tienen que enfrentar. Pero a pesar de los problemas,
la familia sigue siendo algo bueno. Es más, frente al
pecado, Dios se ha propuesto traernos restauración.
Fue por lo que Jesús vino al mundo. Cuando nos
entregamos a él, comienza a restaurar toda nuestra
vida – incluyendo a nuestra familia.
 Para los que, por algún motivo, se hallan sin familia,
también hay que decir que Dios nos invita a ser parte
de su familia. La iglesia es una familia que debe recibir
y abrazar a todos. Hagamos lugar en nuestra familia
para los que no tienen familia, porque esto también es
bueno.
 Cuando volvemos a la base de la familia, descubrimos
que la familia es una bendición de Dios. Debemos darle
gracias a Dios por la familia. Debemos disfrutar de la
familia. A los acusados les ponen esposas para ir a la
prisión. Pero cuando un hombre encuentra halla
esposa, halla bendición.
 Sólo el matrimonio trae la bendición de Dios. El Salmo
128 describe la bendición de Dios sobre la familia que
se somete a él y sigue sus normas.
 Dice así: Dichosos todos los que temen al Señor, los
que van por sus caminos.
2 Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás
de dicha y prosperidad.
3 En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena
de uvas;
alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos
de olivo.
4 Tales son las bendiciones de los que temen al Señor.
 5 Que el Señor te bendiga desde Sión, y veas la
prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida.
6 Que vivas para ver a los hijos de tus hijos. ¡Que haya
paz en Israel!
 Este salmo se encuentra entre una serie de cantos que
entonaban los peregrinos cuando subían para adorar a
Dios en el templo de Jerusalén. Estos cantos describían
su vida como pueblo de Dios. Este salmo describe la
vida en familia de los que están en pacto con Dios. Por
eso dice que son dichosos los que temen al Señor y
van por sus caminos.
 Cuando tememos al Señor y le entregamos nuestra
vida familiar, cuando nos esforzamos por vivir en familia
como él quiere, podemos confiar en que él también nos
bendecirá. Temer al Señor significa vivir en amor,
fidelidad y justicia. El hombre que teme al Señor es un
hombre de integridad. Cuando vivimos así, Dios nos
bendecirá.
 Nos bendecirá con su provisión. No nos promete
grandes riquezas, pero sí nos promete que nuestro
trabajo será fructífero y traerá bendición al hogar. En la
familia que teme al Señor, la maldición que vino sobre
el trabajo como resultado del pecado se hace más leve.
El trabajo puede ser duro, pero también será
bendecido.
 De igual modo, la mujer será una fuente de bendición.
La vid era una de las plantas principales en la
agricultura judía. Una vid llena de uvas era una señal de
prosperidad y alegría. Una buena mujer, como una vid
cargada de uvas, trae mucha bendición al hogar, con su
esfuerzo, su cariño, su sabiduría y los talentos que Dios
le da. Cuando el hombre es fiel al Señor y le teme, su
esposa queda libre para dar fruto dentro y fuera del
hogar. La bendición se multiplica.
 Los hijos, como vástagos de olivo, crecen fuertes y
producen fruto. Lo interesante del olivo como árbol es
que tarda mucho tiempo en dar su fruto. Sin embargo,
cuando comienza a producir, puede dar fruto por
cientos de años. Así son los hijos que crecen bajo la
bendición de Dios. A diferencia del pasto, que rápido
crece y rápido se seca, llegarán a dar un buen fruto a
su tiempo.
 Hace algunos años, salió una canción cuyas letras
decían: Dios, bendice a mi familia. Cada creyente en
Jesús puede repetir confiadamente esas palabras,
porque Dios bendice a las familias que se unen por la fe
en él y que buscan caminar por sus sendas de fe,
justicia, bondad y amor. ¡Gracias a Dios, porque él
bendice a la familia!
 Hemos visto, entonces, que la familia es una bendición
de Dios. Hemos visto también que Dios bendice a la
familia cuando confiamos en él y andamos en sus
pasos. Pero además de esto, la familia también puede
ser de bendición.
 La primera conversión que la Biblia nos relata en todo el
continente europeo es la historia de una mujer llamada
Lidia. Era una mujer de dinero, porque vendía telas de
púrpura, un producto muy costoso. Cuando oyó al
apóstol Pablo predicar acerca de Jesús, el Señor le
abrió el corazón y ella creyó el evangelio.
 También su familia creyó. Leamos lo que sucedió
entonces. Hechos 16:15 nos cuenta la historia. Cuando
fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente
invitación: «Si ustedes me consideran creyente en el
Señor, vengan a hospedarse en mi casa». Y nos
persuadió. No sabemos por qué estaba sola Lidia.
Quizás fue viuda.
 Pero lo que podemos ver es que ella y su familia fueron
de bendición porque hospedaron a Pablo y a todos sus
acompañantes. Se convirtieron en parte del plan de
Dios para la evangelización de toda su región. ¡Imagina
la bendición que habrá sido desayunar con el apóstol
Pablo en la mesa de su hogar!
 Hay otras familias nombradas en la Biblia que llegaron
a ser de bendición. El carcelero en la ciudad de Filipos
creyó con toda su familia, y tuvo el privilegio de atender
a Pablo y a Silas. La familia de Zaqueo recibió a Jesús
en su hogar. Cuando seguimos a Cristo, no sólo
recibimos bendición para nuestra familia. Nuestra
familia también se puede convertir en una bendición.
 ¿Qué puedes hacer para que tu familia sea una
bendición? La cosa más importante que puedes hacer
es amar a Cristo y entregarte sinceramente a él. Esto
traerá bendición a tu hogar, y también comenzará a
convertir tu hogar en un lugar de bendición. Enséñales
a tus hijos de Cristo, con tu ejemplo y tus palabras.
 Dedícale tu hogar, y ten cuidado con lo que dejas entrar
allí. Disfruta de la bendición de la familia. Que tu hogar
sea un lugar de gozo. Haz tiempo para jugar con tus
hijos, para salir en familia y para divertirse sanamente.
 Busca las maneras de convertir tu hogar en una fuente
de bendición para otros. Podrías invitar a los que no
tiene familia a pasar algún día festivo en tu casa, por
ejemplo. Podrías ofrecer tu casa para ser usado como
lugar de reunión de célula o estudio bíblico. Podrías
invitar a tus amigos a ver alguna película cristiana con
tu familia.
 La familia está bajo ataque. El enemigo busca destruir
la bendición que Dios nos ha dejado. El individualismo
del mundo moderno disuelve los lazos familiares. El
pecado nos lleva a dañar a nuestras familias. Sin
embargo, no todo está perdido.
 Con Cristo al centro de tu hogar, puedes vivir
agradecido por la bendición que es la familia, puedes
saber que Dios bendice a tu familia, y puedes convertir
tu familia en un lugar de bendición. Dios, bendice a mi
familia.

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